Biodiversidad
Alejandro Carlos Tracchia
La BIODIVERSIDAD comprende la diversidad biológica constituida por las múltiples variedades de formas de vida desde los microorganismos (bacterias, virus, hongos, protozoarios) a la macrofauna existente en el planeta, encuadrado en los ecosistemas terrestres, aéreos y acuícolas. La Biodiversidad garantiza el equilibrio de los ecosistemas y, al mismo tiempo, estos nichos ecológicos dependen de esta biodiversidad para sobrevivir. Los ecosistemas son dinámicos porque son dinámicos sus integrantes que están en constantes cambios lo que, finalmente, determinan lo que se llama la evolución.
La Biodiversidad constituye un patrimonio biológico, genético, médico/sanitario, socioeconómico, histórico, y cultural.
Cada ser vivo (animal o vegetal) es un ecosistema en sí mismo, constituido por una microbiota (bacterias, hongos, virus, protozoarios) y una macrobiota (parásitos macroscópicos internos y externos, semillas, polen, musgo, etc.) equilibrados, controlados y resguardados por un sistema inmunológico efectivo. Muchos de los organismos que conforman la microbiota o macrobiota son beneficiosos y, en muchas ocasiones fundamentales para su hospedador.
La efectividad del sistema inmunológico depende de factores como el hospedador, el entorno del hospedador y las características del organismo, patógeno o no.
Un ejemplo de esto lo constituyen los murciélagos. Ellos tienen un alto metabolismo por su hábito de vuelo lo que se refleja por en sus altas cargas de antioxidantes y alta temperatura corporal que oscila entre 38 a 41 grados centígrados, factor que determina en forma directa un sistema inmunológico siempre activo. El sistema inmune mencionado se caracteriza por dosificar las citoquinas (no se produce la tormenta de citoquinas emergente dado en el hombre) y presentar interferones constantes en sangre.
Los murciélagos son reservorios de numerosos virus (Coronavirus, virus rábia, virus Nipah, virus Menangle, virus Ebola, virus Hendra, virus Marburg, Flavivirus, etc,) de los cuales, pocos son patógenos para su hospedador y que, ante las defensas inmunológicas del quiróptero, están en constante replicación para sobrevivir y dando lugar a nuevas
transcripciones o mutaciones virales.
Los murciélagos presentan una longevidad tres veces mayor en relación a otro mamífero de su mismo tamaño, por lo tanto, la carga viral será mantenida por largo tiempo mientras dure su ciclo de vida. Durante el letargo diario y la hibernación estacional, estos animales descienden su metabolismo, disminuye su temperatura corporal, su sistema inmunológico baja en eficacia, pero también disminuyen las cargas virales. Existen, por lo tanto, variaciones dinámicas en las poblaciones de patógenos zoonóticos en sus reservorios silvestres, que determina distintos grados de patogenicidad a hospedadores patógeno/inducido u hospedadores incidentales.
Los murciélagos habitan en cuevas permanentes o transitorias, compartiendo el hábitat junto a otras especies de murciélagos, roedores, aves (vencejos), artrópodos, y reptiles. Por lo dicho, diferentes ecosistemas comparten no solo un mismo hábitat, sino que también comparten microorganismos sean estos patógenos o no, a través de secreciones nasales, bucales, deyecciones o inclusive por vía inhalatoria. El hombre, al destruir sus hábitats donde descansan o se resguardan y donde se alimentan (selvas, bosques) ocasiona que los quirópteros migren portando su complejo ecosistema, posiblemente a esta altura, desequilibrado dentro de su hospedador.
Estos animales fueron una de las primeras especies de mamíferos en aparecer en la historia evolutiva del planeta Tierra, infiriendo, que existe una COEVOLUCION del hospedador mamífero y su micro y macrobiota. Esta coevolución entre hospedador y su ecosistema continúa y continuará en los tiempos que el planeta siga con vida. Un claro ejemplo de coevolución se evidencia entre hospedador y sus parásitos. En una investigación a campo en cérvidos, se comprobó, que en el 75% de la población presentaba cargas parasitarias mínimas a leves y el 25% restante presentaba cargas de leves a moderadas, predisponiendo a éste grupo a mayor susceptibilidad de debilidad o enfermedades ante una disminución de nutrientes, presión de predadores o cambios medio ambientales o climáticos. Los parásitos actúan como seleccionadores naturales en las especies silvestres
Factores estresantes como el cautiverio, destrucción de nichos ecológicos, cambio climático, etc., afectan el sistema inmunológico del individuo o del grupo de
individuos, se desequilibran las poblaciones de la micro y macrobiota del hospedador y éstos organismos pueden convertirse de mutualista o simbiótico a patógeno para ese animal de determinada especie o ser patógeno para otras especies, inclusive para el Homo sapiens sapiens.
Ninguna especie vegetal o animal deja de ser afectada directa o indirectamente por el accionar antrópico.
El estado sanitario de un individuo depende de su adaptibilidad y del vigor híbrido. El estado sanitario de un ecosistema natural o nicho ecológico depende de la integridad, estabilidad y coevolución de sus miembros animales y vegetales y de la resiliencia general. Todo esto constituye la biosfera evolutiva.
Se conoce muy poco sobre los diferentes integrantes del ecosistema animal o vegetal de vida libre y como así tampoco sobre las enfermedades que pueden desencadenar. Un ejemplo de esto es la Rabia, enfermedad instalada hace cientos de años, con muchos interrogantes para la comunidad científica sobre el papel del virus rábico en los animales silvestres. No más de un 20% de las especies animales y vegetales están identificadas taxonómicamente y este porcentaje no llega al 10 % cuando se consideran todas las formas vivas planetarias.
Hace 3.500 millones de años surgieron las células procariontes (células sin núcleo con ADN disperso en el citoplasma, como bacterias, micoplasma y algas cianófitas), hace 2.000 millones de años aparecieron las células eucariontes (células con núcleo, citoplasma organizado y organelas membranosas, con múltiples cromosomas) y hace 600 millones de años surgen surgieron los primeros organismos pluricelulares. Las bacterias (procarionte) estuvieron dominando el planeta y evolucionando durante 3.000 millones de años y aún lo siguen haciendo. Tanto las bacterias como los virus constituyen las muestras vivientes más exitosas en la historia evolutiva del planeta, gracias a su gran potencial biológico, resistencia adaptativa y mutaciones.
Enfermedades reemergentes:
Enfermedad de etiología conocida desde hace
décadas o centurias, controladas en su momento, reducidas en su expansión, e inclusive casi extintas, pero que vuelven a aparecer nuevamente en la misma región y/o en otras. Ejemplo: Tuberculosis, Malaria, Fiebre Amarilla, Leptospirosis, Rabia, Dengue, etc.
Enfermedades emergentes:
Enfermedades de etiología desconocida o recientemente conocida que aparece en determinadas regiones, con una distribución, incidencia y signología nueva o modificada, con reservorios conocidos o nuevos. Ejemplo: HIV SIDA, NIPAH, HENDRA, MENANGLE, SARS, MERS, Coronavirus (SARS, MERS, COVID 19), EBOLA, MARBURG, nuevas cadenas de E. coli, bacterias intrahospitalarias resistentes, encefalopatía espongiforme por PRIONES, INFLUENZA AVIAR, etc.
El 75% de las enfermedades emergentes y reemergentes son zoonóticas y el 68% de éstas provienen de la fauna silvestre. Las enfermedades virales presentan 4 cuatro veces más incidencia que las enfermedades bacterianas, micóticas y parasitarias. Tanto las enfermedades emergentes como reemergentes inciden económica y socialmente en el planeta, con importante afectación en la Salud Pública.
Amenazas de la biodiversidad:
1) Pérdida, fragmentación y aislamiento de los ecosistemas (insularismo): ocasionados por el accionar antrópico a través del avance agropecuario, industria maderera, minería, incendios intencionales, represas e inundaciones, y en menor grado debido a fenómenos naturales como terremotos. Reflejo de esto es el insularismo del Parque Nacional Los Palmares, aislado por cultivos. Esto produce una endogamia de especies ante la imposibilidad de las migraciones, mayor susceptibilidad a patógenos o fenómenos naturales y número limitado de animales por kilómetro cuadrado.
La disminución de la biodiversidad de nichos ecológicos prístinos afecta el fenómeno de dilución
de patógenos. En un ecosistema virgen existen especies vegetales y animales denominados K y R.
Las especies K son aquellas de tasas reproductivas bajas o medias, de alimentación específica (son especies que realizan una utilización de recursos en forma sustentable), de talla generalmente mediana a grande, muy sensibles a cambios medio ambientales, mayormente amenazadas, dominantes sobre las especies R. Las especies K indican la calidad del ecosistema. Ejemplo de especies K son el yaguareté (Panthera onca), oso hormiguero (Myrmecophagatridactyla), tamanduá (Tamanduatetradactyla), águila harpía (Harpiaharpyja), carayá (Allouatacaraya), dorado (Salminusbrasiensis), boa constrictor (Boa constrictoroccidentalis), etc.
Las especies R son aquellas de tasas reproductivas altas, de talla media a chica, presentan una alimentación generalista, muy resistentes y adaptables a cambios medio ambientales, son las especies colonizadoras de ecosistemas destruidos y constituyen parte de la fauna urbana o periurbana. Las especies R indican cantidad dentro del ecosistema. Son especies que ceden ante el dominio y presión de especies K. Ejemplos de este grupo de animales son zorros (Lycalopex griseus, Cerdocyon thous, Pseudalopex culpeus), roedores, artrópodos (insectos mayormente), comadreja (Didelphis albiventris), calandria (Mimus saturninus), chancho de monte (Tayassu pecari), virus, bacterias, hongos y parásitos mayormente zoonóticos (de transmisión a humanos). En un ecosistema prístino se produce el efecto de dilución de éstos patógenos ya que las especies generalistas están bajo constante presión y dominancia de las especies especialistas.
El accionar antrópico que destruye o fragmenta los ecosistemas ocasiona la disminución de especies K y una consecuente sobrepoblación de las especies R con la correspondiente diseminación de patógenos. A nivel planetario, es el SE asiático el que es víctima de la mayor aniquilación de los ecosistemas, no siendo casualidad la aparición de enfermedades emergentes o reemergentes que afecta a las poblaciones humanas y de animales domésticos. En nuestro país las áreas más afectadas por la destrucción de los nichos ecológicos son la selva paranaense, selva de yungas, espinal, chaco seco y área pampeana.
La fragmentación y el aislamiento de los ecosistemas dejan expuesta una frontera entre flora y fauna por un lado y humanos y animales domésticos
(animales de compañía, de producción y de granja) por el otro. En esta zona, aparte de haber cambios físico/químicos (mayor acidez del substrato, mayor temperatura y disminución del gradiente hídrico), es una región de extrema vulnerabilidad por la mayor exposición entre animales domésticos y humanos con la fauna silvestre, con un correspondiente flujo de patógenos de ambas márgenes fronterizas. La incursión humana para quemas, o caza o tala también deja expuesto a la especie Homo sapiens sapiens a numerosos patógenos existentes en los nichos ecológicos.
Durante la colonización de nuestro país el ganado bovino introdujo la fiebre aftosa que produjo la aniquilación de miles de venados de las pampas (Ozotocerosbezoarticus).
El moquillo o distemper canino se está extendiendo actualmente en la fauna sudamericana con consecuencias mortales para muchas especies. Familias enteras de leones (Felis leo) han sido diezmadas por la tuberculosis transmitida por el ganado de tribus africanas en varias regiones de ese continente. La rabia ha cooperado a poner al licaon (Lycaon pictus) y lobo etíope (Canis simensis) al borde de la extinción.
Es necesario recalcar que los animales domésticos son amplificadores de patógenos. Enfermedades como Ebola, Nipah, SARS e Influenza aviar son claros ejemplos de flujo de patógenos desde la fauna a animales domésticos y humanos.
2) Introducción de especies exóticas o foráneas o alóctonas:
Las consecuencias de la introducción de especies exóticas en un ecosistema prístino son numerosas. El ingreso de una especie no correspondiente a esa región, país o continente implica la introducción de su propio ecosistema, constituido por su la micro y macrobiota, que ese individuo alberga. Estos micro o macroorganismos pueden constituir un patógeno para las especies autóctonas. Otras consecuencias pueden ser la predación, hibridación y la competencia por nutrientes y espacios.
La introducción de especies constituye la denominada globalización biológica que atenta contra la biodiversidad surgida de la evolución.
Ejemplos de introducción de especies exóticas en
nuestro país son notorias y numerosas. Entre los animales contamos con castor (Castor canadensis), trucha arcoíris (Oncorhynchus sp), trucha de arroyo (Salvelinus fontinalis), visón americano (Neovison vison), liebre europea (Lepus europaeus), abeja africana (Apis mellifera scutellata), chaqueta amarilla (Vespula germánica), faisán común (Phasianus colchicus), salamanquesa de Mauritania (Tarentola mauritanica), tortuga de orejas rojas (Trachemys scripta elegans), codorniz californiana (Callipepla califórnica), estornino pinto o europeo (Sturnus vulgaris), ardilla colorada asiática (Sciurus vulgaris), rata almizclera (Ondrata zibethicus), mejillón dorado (Limnoperna fortunei), jabalí (Sus scrofa), ciervo colorado (Cervus elaphus), ciervo dama (Dama dama), ciervo axis (Axis axis), gorrión común (Passer domesticus). etc. Dentro de las especies vegetales citamos como ejemplo rosa mosqueta (Rosa rubiginosa), paraíso (Elaeagnus angustifolia), Pinustaeda, Pinus ponderosa, Pinus contorta, Crataegussp., madreselva (Lonicera sp.), etc.
En Europa se destina 15.000 millones de euros para controlar y tratar de erradicar especies invasoras introducidas