La tradición de la quema de Judas

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La tradición de la Quema de Judas


La tradición de la Quema de Judas L

a tradición de quema de Judas en nuestro país es el resultado de la mezcla de las culturas española-católica con las indígenas americanas. Es un jolgorio de muchos colores y estruendos en la cual el pueblo aprovecha para expresar su sentir acerca de la realidad, como crítica o inconformidad hacia las figuras públicas. Se realiza el Sábado de Gloria o Sábado Santo dentro del ritual de la Semana Santa del calendario religioso católico, conocido también como cuaresma. En un principio su uso fue netamente religioso, como un lenguaje alegórico que demostraba en específico el castigo que recibió Judas Iscariote por vender a Jesucristo a los judíos fariseos. Con el paso del tiempo se ha personificado de Iscariote a distintos personajes populares, algunos aborrecidos por la sociedad en general, otras veces a apreciadas figuras públicas simplemente con el afán de divertirse viendo quemar a muñecos que simulan a los reales. Sus antecedentes se encuentran en España, en distintas festividades religiosas; la primera las Fallas de Valencia o fiesta de San José del 19 marzo en las que se queman muñecos de madera rellenos de pólvora, en alusiva burla a vecinos o colegas del oficio carpintero, la segunda teoría propone que la quema de monigotes era una costumbre de diferentes regiones españolas, la cual se celebraba durante la “Pasión y Muerte de Jesucristo” y representaba la lucha del bien

contra el mal. Ambas conmemoraciones parecen estar estrechamente ligadas con la costumbre mexicana. Con exactitud no se sabe cuándo se introdujo a América la tradición de quema de muñecos llamados judas. Algunos comentan que vino con los misioneros franciscanos a principios del siglo XVI como forma simbólica de evangelización, pues mostraba claramente que el traidor del Mesías recibía su castigo con las llamas del infierno. En cuanto a la técnica cartonera, se argumenta que ya se conocía pues para entonces se fabricaban piñatas hechas a base de cartón y una olla de barro para las “fiestas de aguilando” que terminarían llamándose “posadas”, las cuales fueron una creación de Fray Diego de Soria prior del Convento de San Agustín de Acolman por bula papal de Sixto V. En cambio algunos otros investigadores exponen que fue hasta el siglo XVIII cuando se trajo de España la técnica y costumbre de dar cascos de cartón y espadas de madera a los niños en día de reyes, es decir el 6 de enero. Así se formaron personas en exclusiva dedicadas a la creación de estas artesanías, las cuales a su vez crearon grupos o gremios de artesanos que definían las características o métodos que se necesitaban para realizar las figuras moldeadas a base de carrizo, tule, caña, hojas de totomoxtle de maíz y varitas de parra, en concreto a estos creadores se les llamó juderos.


Los judas

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urante el siglo XIX el uso de los judas fue transitando a cuestiones más políticas, al fabricarse muñecos en su mayoría de personajes políticos. Por ejemplo en 1832 se prohibió en la Ciudad de México ponerle a los monigotes nombres de personas determinadas, pues el encono social podría crear sublevaciones. Recordemos que por entonces el presidente Anastasio Bustamante generó antipatía después del fusilamiento de Vicente Guerrero. Uno de los testimonios que narran esta festividad en el siglo XIX fue la hecha por Frances Erskine Inglis, Madame Calderon de la Barca, en su visita a México en los años de 1840-1842:

Vendedores de Judas y otras mercancías en puestos ambulantes 1915-1920 Colección Casasola SINAFO/INAH

La mañana siguiente, Sábado de Gloria, no tuve ánimos de ir a la Plaza para ver quemar a los Iscariotes. Oímos a lo lejos el silbido y los tronidos de los fuegos artificiales, el repicar de las campanas y los estampidos de la artillería; y por el tumulto de voces, y el rodar de los coches, nos dimos cuenta de que la Semana Santa ya formaba parte del pasado.

Multitud observa la quema de judas 1925-1930 Colección Casasola SINAFO/INAH

Quema de judas en Sábado de Gloria ca. 1890 Ciudad de México Colección Felipe Teixidor SINAFO/INAH


La prohibición de los judas

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nos años después, en 1847, durante la Guerra de Intervención de los Estados Unidos en México, la política volvió a inmiscuirse en la tradición de la quema de efigies, cuando Juan María de Terán gobernador del Distrito Federal vetó este festejo, probablemente para evitar que alguno que otro judero o persona opositora al gobierno aprovechara el momento para manifestarse o hasta sublevarse, dado que gran parte del territorio se encontraba invadido. Un año después el 1848 con la venta de la mitad del territorio (Alta California, Arizona y Texas), la ira social estaba en su cúspide por lo que nuevamente la prohibición de judas hizo su aparición. Para 1850 tenemos noticia que se volvió a permitir el festejo tan esperado del Sábado Santo, aunque con restricciones y prevenciones en su ejecución. Sin embargo para el

Vendedor de judas ca. 1914 Colección Casasola SINAFO/INAH

17 de marzo de 1853 otra vez el gobernador del Distrito Federal negó la venta de estos artefactos de burla social, lo que se interpretó como una forma de proteger al ya dictador Antonio López de Santa Anna, quien tenía muchos detractores. Años después, durante la Guerra de Intervención Francesa y el II Imperio, ocurrió algo similar en la ciudad capital cuando se quiso hacer mofa de algunas derrotas imperiales frente a los republicanos, siendo igualmente prohibida la festividad de las efigies ardiendo. Pero como los judas tomaron el papel de ser un símbolo de golpe social contra los políticos no importando su bando, para 1868 ya con el triunfo liberal republicano de Benito Juárez, también fueron negadas sus quemazones, alegando que se evitaba ridiculizar algún personaje en específico.

Image of Judas for sale in Mexico ca. 1906 Colección C. B. Waite SINAFO/INAH


La tradición

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n 1906 el periodista Ángel del Campo nos cuenta que para entonces la tradición de los judas y cuetes había disminuido, no obstante continuaba como parte del folclor mexicano, pues los iscariotes que se hacían de pedazos de periódico, gacetas, catálogos de droguería, esquelas y junto a los carrizos formaban cuerpos deformes ya sea con cabezas grandes y cuerpos pequeños o viceversa, eran tan esperados tanto por los niños como por los mayores que veían en este día una jornada para salir a reírse de los amigos y vecinos, pues ya abundaba el judas de carnicero, charrito, gendarme, etc. Por entonces Gerardo Murillo el Doctor Atl, relató la esperada fecha del Sábado Santo o de Gloria: Los judas son un juguete para los pequeños y para los grandes. Se fabrican al terminar

Vendedor de judas rodeado por gente en un lugar público Ciudad de México 1945-1950 Colección Casasola SINAFO/INAH

la Semana Santa, y sirven de diversión el Sábado de Gloria en los patios de las casas y en las mismas calles de las ciudades.

En la segunda década del siglo XX en el centro de la Ciudad de México, los barrios de Santo Tomás a la altura del puente y San Pablo en el templo o en la calle de San Miguel, eran de los más recurridos para la quema de monigotes. La barriada en que brotan los muñecos irrisorios que antes de las 12 del sábado entrante será humo y llamarada, es una de las verdaderamente típicas que hay en la ciudad. En celebraciones como éstas veíamos el folclor en su más auténtica expresión, no faltaban fritangas, paletas, pulques, aserrín de colores, así como chorizo y dulces que adornaban a los muñecos iscariotes y a los cuales corrían los niños por sus caramelos momentos después de estallar en pedacitos.

Quema de judas S/F Colección Fotográfica de Propiedad Artística y Literaria, Charles B. Waite Archivo General de la Nación


Los cartoneros

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armen Caballero fue una de las grandes maestras en este arte popular que aprendió el oficio de Gregorio PiedraSanta. Carmen, de orígenes humildes, elaboraba toda clases de figuras de cartón como animales, cruceros, muertes, cabezas-ídolo, niños dios, payasos, charros, rábanos, alcachofas, etc., mismas que vendía en el Mercado Abelardo L. Rodríguez. Su peculiaridad y destreza en el manejo del papel, la llevó a ser reconocida por los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, quienes fueron asiduos compradores de sus figuras manieristas. Recordemos que justo al término de la Revolución Mexicana en el país se dio una oleada de nacionalismo, un aprecio por el folclor, por lo nuestro y la cartonería era una de las artes populares mexicanas. La familia Linares y Carmen Caballero fueron algunos de los principales artesanos cartoneros a los cuales se les dio una valoración de artistas, dignos de que sus obras estuviesen en galerías, museos o en cualquier casa de quien gusta de este arte tradicional. Poco a poco los muñecos de Judas pasaron a ser un objeto valioso por los compradores de arte, sus precios se elevaron volviéndose difícil comprar para la mayoría de la población. En la Ciudad de México el 20 de marzo de 1961 se prohibieron los cohetes, situación que se refrendó en diciembre de 1988 cuando se quemó el mercado de la Merced a causa de los juegos pirotécnicos ahí almacenados. Duro golpe a la tradición popular en la capital del país, porque al no explotar los muñecos de cartón dejó de ser atractiva la costumbre para el pueblo, lo que orilló aún más a los artesanos a ver sus creaciones sólo como objetos de exhibición.

Carmen Caballero sostiene bote de pintura junto a un judas, retrato 1955 Colección Nacho López SINAFO/INAH

Carmen Caballero arma judas en el estudio de Diego Rivera 1955 Colección Nacho López SINAFO/INAH


El proceso de fabricación

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a cartonería es un arte popular mexicano realizado con papel, engrudo, pinturas a base de anilina o vinílicas, en ocasiones con armazones de carrizo, alambre o moldes de yeso, barro, madera o globos, al cual las manos de los artesanos dan forma al pegar papel en capas a los que después se pintan de color blanco para dar textura y finalmente decoran con los colores que más les plazca o los que sean propios a las efigies que aluden. Se crean así figuras de la vida cotidiana tal vez no tan exactas a las reales aunque sí se vislumbran las formas que aluden; máscaras, cascos, muñecos, caballitos, tumbas, esqueletos, judas, juguetes en general, frutas, verduras, etc. Otras veces son creaciones extrañas dignas de sueños donde las dimensiones de ancho, alto y fondo se mezclan dando como resultado seres que parecen ser míticos conocidos como alebrijes. Los materiales son cartulina, cartón, alambre, barniz, carrizo, hilo cáñamo, periódico, papel manila, papel de china, papel estaño, yeso, etc., y herramientas como agujas, pinzas, pinceles, martillos, seguetas entre otras.

Artesano observa a un niño pintar un judas ca. 1955. Colección Nacho López SINAFO/INAH

Juderos en Temixo, Morelos 1977. Colección Centro de Información Documental “Alberto Beltrán” Museo Nacional de las Culturas Populares

Juderos en Temixo, Morelos 1977. Colección Centro de Información Documental “Alberto Beltrán” Museo Nacional de las Culturas Populares


Cartonería

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os monigotes hechos para quemarse en Cuaresma, se empiezan a fabricar en enero y febrero. Existen distintos tipos de iscariotes: ya sea los grandes que pueden alcanzar a medir dos o más metros o pequeños juditas que apenas llegan a los 60 cm, algunos otros con movimiento o de una sola pieza. Las técnicas utilizadas son dos, la de molde en la cual la estructura ya está dada y se le van pegando capas de papel para después pintarlos o la técnica de armazón de carrizo donde el trabajo del artesano es mayor y comienza desde formar el esqueleto con las varas, proceso que se le dice dar alma a la figura, para después seguir el mismo proceso de cubrir con capas al armazón de la efigie y finalmente decorar con pinturas. Artísticamente los judas son figuras genuinas que muestran cómo se pueden conjuntar conocimientos populares y materiales comunes muchas veces baratos para formar obras dignas de cualquier artista académico. Es un arte fugaz en el cual se puede trabajar por meses y solo durar un día exhibido al ser convertido en cenizas; es una breve satisfacción para el creador de estas obras que quedan como recuerdo de una creación efímera. La tradición de la quema de judas ha sido un acto no sólo de ver chamuscado al personaje o enemigo del pueblo, sino de burlarse del amigo o del vecino, representado de muy diversas formas como ya se ha dicho. La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, a través del Museo Panteón de San Fernando, recuerda con esta muestra una parte de nuestras tradiciones típicas de estas fechas.

Fotografía de un Judas S/F. Colección Centro de Información Documental “Alberto Beltrán” Museo Nacional de las Culturas Populares

Fotografía de un judas charrito S/F. Colección Centro de Información Documental “Alberto Beltrán” Museo Nacional de las Culturas Populares



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