USA CUBREBOCAS
Preámbulo
La comunicación epistolar resguarda una buena parte de nuestros ideales y deseos. Las cartas en el siglo XIX eran herramientas de comunicación profundas y poderosas que dejan entrever la personalidad y voluntad de sus autores. Los intercambios escritos entre Benito Juárez y Margarita Maza develan las preocupaciones y problemas de dos personas: un hombre y una mujer que lejos del pedestal en que la historia oficial los encumbró, dialogan y discuten en torno a sus problemas familiares y revelan una visión clara de una mujer que plena de convicción histórica, no sólo acompaña sino aconseja a su compañero en los intrincados caminos de la política y la defensa de la patria. El Museo Panteón de San Fernando conmemora el 150 aniversario de la muerte de Margarita Maza de Juárez, con la exposición Una retrospectiva epistolar. Da cuenta, por medio de imágenes y cartas personales, de momentos excepcionales de la época que le tocó vivir.
“[…] Hemos visto a la Sra. de Juárez, y nos hemos remontado a los tiempos en que nuestra heroica ciudad le sirvió de asilo durante cerca de tres años: es la misma. Los años transcurridos han respetado su tranquila hermosura, y sin embargo, a través del velo que cubría sus facciones hemos adivinado la huella del sufrimiento que debe haber experimentado fuera de su país natal y separada de su esposo. Hemos visto a nuestro pueblo, y francamente, nos ha cogido de nuevo la expresión de su entusiasmo”.
El Boletín Republicano, “Recepción de la esposa del C. Presidente”, Veracruz. 23 de julio de 1867.
Margarita Maza, cuya fortaleza mantuvo unida a la familia Juárez Fotografía Ca. 1870 Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez Secretaría de Hacienda y Crédito Público
Margarita Eustaquia Maza Parada nació el 29 de marzo de 1826 en la ciudad de Oaxaca. Hija de Antonio Maza, rico genovés que se dedicaba al comercio de la grana, y Petra Parada, oaxaqueña.
ARRIBA Catedral de Oaxaca José María Velasco Óleo sobre tela 1887 MUNAL / INBAL ABAJO Vista de Guelatao, Estado de Oaxaca José María Velasco Óleo sobre tela 1887 MUNAL / INBAL
A los 17 años, el 31 de julio de 1843, contrae nupcias con el abogado Benito Juárez, de 37, quien ya contaba con una ascendente carrera política. Con el tiempo Margarita se convirtió en el apoyo más importante del futuro presidente de la República.
Benito Juárez, acompañado por su hermana María Josefa Juárez y Margarita Maza el día de su boda Fotografía Plata/ gelatina sobre papel Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez Secretaría de Hacienda y Crédito Público
En 1853 al ocupar por última vez la presidencia, Antonio López de Santa Anna ordenó la aprehensión de Juárez. Fue trasladado a San Juan de Ulúa y enviado al exilio a La Habana y posteriormente a Nueva Orleans. En una lamentable situación económica y ante el asedio de José María Cobos, encargado militar de Oaxaca, Margarita huyó de su hogar para evitar ser arrestada. Ante estas adversidades, se dedicó a varias labores para atender a sus hijos: tejió ropa y se hizo cargo de un expendio de pan en Etla, Oaxaca.
Juárez trabajando en una tabacalera en Nueva Orleans, E.U. Alberto Beltrán S/F Colección Taller de Gráfica Popular
El matrimonio conoció escasos momentos de paz y unión; la guerra civil entre liberales y conservadores y la intervención francesa los mantuvieron alejados. En 1864, dejando a su esposo y escapando del asedio de las fuerzas francesas, Margarita se trasladó a Nueva York. El frío inclemente le arrebató a José, su amado “Negrito”, a la edad de 7 años; dos meses después, Antonio, el más pequeño, sufriría la misma suerte. La pérdida de sus hijos y la incertidumbre de saber si volverá a ver a su esposo afectaron la fortaleza de Margarita. Nueva York, noviembre 10, 1865. “Mi estimado Juárez: […] Yo estoy sin ninguna enfermedad, pero la tristeza que tengo es tan grande que me hace sufrir mucho; la falta de mis hijos me mata. Desde que me levanto los tengo presentes, recordando sus padecimientos y culpándome siempre y creyendo que yo tengo la culpa de que hayan muerto […] “[…] Ese tiempo peco de llorar de día y de noche y de haber perdido la esperanza de volver a tener no digo gusto, tranquilidad de espíritu siquiera, de manera que, si Dios no me remedia esto, que no me lo remediará porque no me ha de volver a mis hijos, qué sería lo único que me daría la vida, me queda otra esperanza, y es que tú te vengas con nosotros. Será para mí gran consuelo”.
ARRIBA José María Juárez Maza Fotografía Plata/gelatina sobre papel Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez Secretaría de Hacienda y Crédito Público ABAJO Antonio Juárez Maza Fotografía Plata/gelatina sobre papel Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez. Secretaría de Hacienda y Crédito Público
La estancia de Margarita Maza de Juárez en Estados Unidos no pasó desapercibida para la prensa norteamericana. Al atender una invitación que le realizó Matías Romero, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del gobierno juarista en Estados Unidos, a una recepción en Washington, The Washington Herald relató que asistió elegantemente vestida y con joyas. Al tener noticia de ello, Margarita desmintió tal ofensa: Washington, marzo 28, 1866. “Mi estimado Juárez: Mañana es el día terrible en que cumpliré 40 años y tendría mucho gusto en pasarlo a tu lado, pero no es posible y no hay más que conformarse como se conforma con la muerte porque no hay otro remedio. […] Antes de anoche me llevó Romero a la recepción del Presidente y, como verás en el Herald, dicen que estuve yo elegantemente vestida y con muchos brillantes. Eso no es cierto; toda mi elegancia consistió en un vestido que me compraste en Monterrey poco antes de salir y con tantos cuidados y pesares, no me había puesto el único vestido que tengo regular y lo guardo para cuando tenga que hacer alguna visita de etiqueta nomás. Respecto de brillantes no tenía más que mis aretes que tú me regalaste un día de mi santo, porque mis demás cositas las tengo en Nueva York. Te digo todo esto porque no vayan a decir estando tú en El Paso con tantas miserias, yo esté aquí gastando lujo; todo esto lo ha hecho la novedad y que a ti te quieren y tienen simpatía por mí”. Margarita
Margarita Maza de Juárez con sus hijas Manuela, Felícitas y María de Jesús Fotografía Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez Secretaría de Hacienda y Crédito Público
Para inicios de 1866 comenzó el retiro escalonado de las fuerzas francesas por orden de Napoleón III. El débil imperio de Maximiliano se sostenía con los líderes del partido conservador: Miguel Miramón, Tomás Mejía y Leonardo Márquez. Ante la presión de conseguir ayuda para sostener el efímero imperio mexicano, Carlota marchó a Europa buscando apoyo. New Rochelle, julio 26, 1866. Mi estimado Juárez: “Las noticias de Mejía son buenas, porque Carlota dicen que salió el día 13 para Europa, y eso indica que piensan huir, lo que a mí me parece imposible: lo he de ver y todavía no lo creeré.” “No podrás acercarte tan pronto como yo quisiera, pero si así sucediere, ya te dije en mi anterior, que estoy resuelta a irme contigo donde quisieras: si a Chihuahua o cualesquiera otro que te puedas mover. No tengas cuidado por los caminos, que no los puede haber peores que el de Cualimulco, y lo hice en un mes con todos mis hijos chicos, y teniendo que cargar con todo lo que se había de comer”. Margarita
Benito Juárez y Margarita Maza José Escudero y Espronceda Óleo sobre tela 1890 Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec
El 23 de julio de 1867 Margarita regresó con su familia a México. El periódico veracruzano La Concordia la nombró la verdadera madre del pueblo. Pocos meses pudo disfrutar de la compañía de toda su familia y de los paseos en la Alameda. A inicios de 1868 su salud había decaído y la familia Juárez decidió trasladarse a las afueras de la ciudad, en San Cosme, esperando que el cambio de aires lograra aliviar los pesares de Margarita, pero el 2 de enero de 1871, falleció. El periódico El Federalista le dedicó las siguientes líneas: “Modesta y afable con todo el mundo, y especialmente con los pobres. La elevación de la Sra. Juárez en nada influyó en cambiar su carácter. Jamás tomó parte alguna en la política, ni tuvo la más insignificante injerencia en los negocios de gobierno, y si alguna vez interpuso su influjo respetable de señora, fue a favor de un desvalido, de una viuda o de un ciudadano ameritado”.
Familia del presidente Benito Juárez, tarjeta de visita. Ca. 1870 Colección Felipe Teixidor SINAFO/INAH
El funeral fue austero a petición del presidente Juárez, pero la sociedad se volcó a despedir a Margarita en el panteón de San Fernando. Guillermo Prieto declamó la siguiente oración fúnebre: “Modesta y casi pidiendo excusas de tu legítima grandeza en los palacios, jovial, humana y casi orgullosa bajo un árbol del desierto y en medio de las privaciones de una peregrinación dolorosísima, te he contemplado, señora, con muda admiración …” “Adiós, señora… adiós… permita el cielo que a los que dejas el tesoro valioso de tu memoria querida, no los persigan nuevos infortunios, que hagan de tu tumba la fuente de su consuelo: que tus hijos conviertan la losa de tu sepulcro en el altar sagrado en que ofrezcan a tu recuerdo las virtudes que tú les enseñaste”.
En Margarita Maza de Juárez. Colección de artículos publicados por los periódicos de México con motivo del fallecimiento de la señora esposa del C. Presidente de la República Benito Juárez, México, enero de 1871, Imprenta del Gobierno, en Palacio a cargo de José María Sandoval.
ARRIBA La Orquesta. Periódico omniscio, de buen humor y con estampas 4 de enero de 1871 Tomo IV Hemeroteca Nacional. UNAM ABAJO Esquela sobre la muerte de Margarita Maza de Juárez Díaz de León y White. Imp 2 de enero de 1871 Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez Secretaría de Hacienda y Crédito Público
“La ciudad se cubrió de luto por instinto. El pueblo se apoderó de su cadáver, y lo condujo como en triunfo al palacio del silencio y de la soledad. No hubo ostentaciones vanas de riqueza y de poder. Todos sabían lo que se perdía en aquellos instantes. ¡Duerme, mujer benéfica, al poético y eterno sueño de la muerte! Algún día te seguiremos todos, y si algo puedo hacer que levantes el luctuoso velo que te cubre en esa mansión del reposo, mira hacia nosotros, y verás que en el corazón de todos los mexicanos hay para ti una bendición, un suspiro, una lágrima...
Palabras de Andrés Clemente Vázquez, El Porvenir de la Niñez, en Colección de artículos publicados por los periódicos de México con motivo del fallecimiento de la señora esposa del C. Presidente de la República Benito Juárez, México, enero de 1871, Imprenta del Gobierno, en Palacio a cargo de José María Sandoval.
Margarita Maza de Juárez Mercedes Lazo Sánchez Juárez 1957 Óleo sobre tela Recinto Homenaje a Don Benito Juárez Secretaría de Hacienda y Crédito Público
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