BASADO EN LA OBRA DE D.L.MOODY
ESTUDIO “LA ORACIÓN QUE PREVALECE” CAPÍTULO 2: CONFESIÓN Otro elemento de la verdadera oración es la confesión. Los cristianos tenemos muchos pecados que confesar. Si volvemos a las Escrituras, veremos que los hombres que han vivido más cerca de Dios y han tenido más poder en Él eran los que confesaban sus pecados y fracasos. Daniel confesó sus pecados y los de su pueblo (Leer Daniel 9:3-19). Era uno de los mejores hombres sobre la faz de la tierra, y a pesar de ello hace una de las confesiones de pecado más profundas y humildes de que se tiene memoria. «En estas palabras tenemos siete circunstancias que Daniel usa en la confesión de sus pecados y los del pueblo; y todas para hacerlos resaltar y agravarlos. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.
"Hemos pecado"; "hemos cometido iniquidad"; "hemos obrado perversamente'; "hemos sido rebeldes"; "nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas"; "no hemos obedecido a tus siervos los profetas"; "ni nuestros príncipes ni todo el pueblo de la tierra".
DIOS MUESTRA SU MISERICORDIA CUANDO CONFESAMOS Creo firmemente que la Iglesia de Dios tendrá que confesar sus propios pecados antes de que pueda tener ninguna gran obra de gracia. Daniel 9:20-23 20 Yo seguí orando y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo, rogándole al Señor mi Dios por Jerusalén, su monte santo. 21 Mientras oraba, Gabriel, a quien había visto en la visión anterior, se me acercó con rapidez a la hora del sacrificio vespertino. 22 Él me explicó: «Daniel, he venido hasta aquí para darte percepción y entendimiento. 23 En cuanto comenzaste a orar, se dio una orden y ahora estoy aquí para decírtela, porque eres muy precioso para Dios. Presta mucha atención, para que puedas entender el significado de la visión. Fue cuando David dijo: «¡He pecado!», que Dios le mostró su misericordia. «Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad». Dije: «Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado» (Salmo 32:5).
Adaptado por @JonathanHedz
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¿QUÉ HACE LA CONFESION EN NOSOTROS? Ésta es la manera de dar gloria a Dios: cuando hemos abierto nuestras almas a Dios y acumulado contra nosotros todo cuanto el diablo podría decir, puesto que hemos de pensar que el satanás pondría todo aquello a nuestro cargo en la hora de la muerte y el día del juicio. El diablo nos acusaría de todo aquello, así que acusémonos nosotros, como él haría antes de poco. Cuanto más nos acusamos y nos juzgamos, y ponemos un tribunal en nuestro corazón, más segura se seguirá una paz increíble. • Jonás fue echado al mar, y el barco se quedó tranquilo; • Acán fue apedreado, y terminó la plaga. • Fuera Jonás, y fuera Acán; y habrá paz y calma en nuestra alma. Dios es honrado por la confesión de todos los pecados de cualquier clase que sean; esto hace honor a su omnisciencia, pues Él lo ve todo: ve todos nuestros pecados y escudriña nuestros corazones, y nuestros secretos no están escondidos de El. De las palabras de Faraón: «Orad a Jehová para que quite las ranas de mí» (Éxodo 8:8), Esta súplica u oración tiene una falta fatal: No contiene confesión de pecado. No dijo: "Me he rebelado contra el Señor; ruego que se me perdone." Nada semejante; sigue amando el pecado como antes. Una oración sin penitencia es una oración que no es aceptada. Si no va regada con lágrimas se marchita. Has de venir a Dios como pecador por medio de un Salvador, no hay otro camino. El que viene a Dios como un fariseo, con: "Dios te doy gracias que no soy como los demás hombres", nunca llega muy cerca de Dios; pero el que grita: "Señor, ten misericordia de mí, pecador", ha llegado a Dios por el camino que Él mismo ha designado. Tiene que haber confesión de pecado ante Dios, o nuestra oración es defectuosa. DIOS ESCUDRIÑA, PRUEBA Y NOS CONOCE Salmo 139:23: «Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos, y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno». Si pudiéramos hacer sinceramente una oración así cada día, habría un gran cambio en nuestras vidas. «Escudríñame» a mí, no a mi vecino. Es muy fácil orar por otra gente, pero es tan difícil ponernos nosotros como blanco de la oración... En este salmo, David habla de sí mismo. Hay una gran diferencia entre el examen que nosotros hacemos de nosotros mismos y el que hace Dios. Yo puedo escudriñar mi corazón y declarar que soy recto y justo, pero cuando Dios me escudriña bajo su luz, aparecen muchas cosas que yo desconocía.
Adaptado por @JonathanHedz
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«Pruébame.» David fue probado cuando cayó, porque había apartado sus ojos de Dios. «Conoce mis pensamientos.» Dios mira nuestros pensamientos. ¿Son nuestros pensamientos puros? ¡Oh, que Dios nos escudriñe, a cada uno! No conozco ninguna oración mejor que ésta de David.
Usado con permiso
Adaptado por @JonathanHedz
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