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Celebrating Forty Years Celebra sus 40 años By / por Julia P. Herzberg (New York)

he mission of El Museo del Barrio (EMBD) is to present and preserve the art and culture of Puerto Ricans and all Latin Americans in the United States1. In its fortieth year, El Museo celebrates its unique position as a premier museum in this country as it reflects on its humble beginnings as an alternative space.2 Thanks to its scholarly publications, high-quality exhibitions, extensive education outreach, film, video, music, and spoken-word programs, attendance has grown from fewer than 20,000 annual visitors 12 years ago to 125,000 visitors annually when the museum closed for renovation in May 2008. Success is also reflected in the budget, which has multiplied four times from $2,000,000 to $8,000,000 over the last ten years.3 Its extraordinary programming represents a broad spectrum of Latino artists in this country. On October 17th El Museo reopened with a modernist insertion that includes a dramatic renovation of the interior and exterior spaces on the ground level of the Heckscher Building, a New York City owned building in the 1921 Beaux-Arts style on Fifth Avenue between 104th and 105th streets, at the top of Museum Mile. The design changes that took place during the last year and a half when the museum was closed include a reconfigured and expanded lobby, renovated art galleries, a new café, a glass façade, a redesigned courtyard with a decorative metal canopy, in addition to innumerable design gestures. To commemorate the museum’s opening weekend, the Empire State Building was illuminated with the museum’s signature mango-yellow color. Gruzen Samton Architects, selected by the city, executed the renovation for which they won the 2003 NYC Art Commission Excellence in Design award. This significant project was realized through the tireless efforts of Susana Torruella Leval, director emerita (1994–June 2002), and Julián Zugazagoitia (director and CEO, November 2002 to present) in consultation with their staffs, the board of directors, and the City of New York.4 The first design plans got under way in 1999 with a smaller project earmarked at two million dollars. From the end of 2002, the design plans

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a misión de El Museo del Barrio (EMBD) consiste en presentar y preservar el arte y la cultura de los puertorriqueños y de todos los latinoamericanos que viven en Estados Unidos.1 En su cuadragésimo aniversario, El Museo celebra su posición excepcional como destacada institución museística en este país, al tiempo que reflexiona sobre sus humildes comienzos como espacio alternativo.2

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Gracias a sus publicaciones especializadas, sus exposiciones de calidad, sus programas de extensión educativa, cine, video, música y expresión de la palabra hablada, el número de visitantes anuales se ha incrementado de menos de 20.000 doce años atrás a 125.000 cuando el museo cerró para ser remodelado en mayo de 2008. El éxito también se refleja en su presupuesto, que se ha cuadruplicado, pasando de $2.000.000 a $8.000.000 en el transcurso de los últimos diez años.3 Su extraordinaria programación representa a un amplio espectro de artistas latinos en este país. El 17 de octubre El Museo reabrió sus puertas con una modernización que incluye una dramática remodelación del espacio interior y exterior de la planta baja del Edificio Heckscher, una construcción de estilo Beaux-Arts de 1921, perteneciente a la Ciudad de Nueva York y situado en la Quinta Avenida, entre las calles 104 y 105, en la cabecera de La Milla de los Museos. Los cambios en el diseño que se realizaron durante el último año y medio en que el museo estuvo cerrado al público incluyen un vestíbulo remodelado y ampliado, salas de exposición remozadas, un nuevo café, una fachada transparente, un patio rediseñado con un toldo ornamental de metal, además de innumerables detalles de diseño. Para conmemorar el fin de semana de la apertura del museo, el Edificio Empire State se iluminó con el emblemático color amarillo-mango, característico de la institución. La firma de arquitectos Gruzen Samton, seleccionada por la ciudad, llevó a cabo la remodelación, por la que se hizo acreedora, en 2003, al Premio a la Excelencia en Diseño que otorga la Comisión de Arte de la Ciudad de Nueva York. Este significativo proyecto se implementó gracias a los infatigables esfuerzos de Susana Torruella Leval, directora emérita (1994–junio de 2002) y de Julián Zugazagoitia (director y CEO,


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Exterior view toward the south of the courtyard, outdoor café, canopy, pylon, banner, Central Park. Courtesy © Gruzen Samton Architects. Vista exterior hacia el sur del patio, café al aire libre, toldo de metal, torre, cartel, pared de vidrio, vestíbulo de entrada. Cortesía de Gruzen Samton Arquitectos © Seong Kwo

Exterior view from Fifth Avenue of courtyard, metal canopy, glass wall, the entry-vestibule. Courtesy Gruzen Samton Architects © Seong Kwon. Vista exterior desde el patio sobre la Quinta Avenida, toldo de metal, pared de vidrio, vestíbulo de entrada. Cortesía de Gruzen Samton Arquitectos © Seong Kwon

expanded, until the enlarged scope of work was approved at thirty-five million dollars. In addition to working with the architects, the museum also worked closely with the Department of Cultural Affairs and the New York Department of Design and Construction. In reconstructing the interior space, the design team removed the exterior masonry wall surrounding the former entrance doors on the ground level to create a new glass wall located outside the original portico columns west toward Fifth Avenue. This reconfiguration enabled the architectural team to enlarge the lobby’s footprint and create the “Link” inside the lobby adjacent to the glass wall, a passageway that connects the café on the south end to the new entrance of the renovated galleries on the north end. The glass façade functions as a transparent screen uniting the inside and the outside. From the inside the visitor looks out at Fifth Avenue and Central Park: from the outside the visitor can read the stone entablature that identifies the building that once housed orphans: “Heckscher Foundation for Children.”5

noviembre de 2002 hasta la fecha), con la colaboración de su personal, de la Junta Directiva y de la Ciudad de Nueva York.4 Los primeros planes de diseño se pusieron en marcha en 1999, con un proyecto menor al que se le asignó un monto de dos millones de dólares. A fines de 2002 se ampliaron estos planes de diseño hasta aprobarse la obra ampliada a un costo de treinta y cinco millones de dólares. Además de trabajar con los arquitectos, el museo también trabajó en estrecha colaboración con el Departamento de Asuntos Culturales y el Departamento de Diseño y Construcción de la Ciudad de Nueva York. Al reconstruir el espacio interior, el equipo de diseño desmontó la pared externa de mampostería que rodeaba las antiguas puertas de entrada en la planta baja para crear una nueva pared de vidrio por fuera de las columnas del pórtico original, al oeste, hacia la Quinta Avenida. Esta nueva configuración permitió al equipo de arquitectos ampliar la planta del vestíbulo y crear el “Link” (un área de interconexión) dentro del vestíbulo, adyacente a la fachada transparente -- un pasillo que une el café en el extremo sur con la nueva entrada a las galerías remodeladas en el extremo norte. La fachada de vidrio funciona como una pantalla transparente que une el interior y el exterior. Desde el interior, el visitante puede ver la Quinta Avenida y el Central Park: desde el exterior, puede leer el entablamento de piedra que identifica el edificio que una vez albergó huérfanos: “Heckscher Foundation for Children.” (“Fundación Heckscher para Niños”) 5 Se demolieron dos paredes interiores a ambos lados del vestíbulo para hacer lugar a la nueva entrada a las galerías remodeladas, el guardarropa, la boletería en el extremo norte y la nueva tienda del museo en el extremo sur. Una sensación de luz, color y amplitud distingue ahora al vestíbulo. La nueva marca institucional incluye el logo de El Museo en el exterior del guardarropa y la boletería, junto con bandas de color -- mango, naranja, magenta, rojo, verde claro, verde, celeste, azul, azul oscuro -- algunas de las cuales aparecen en el vestíbulo, la nueva tienda de regalos y el café, animando esos espacios de forma llamativa. La tienda del museo, con sus dos paredes transparentes, parece

Two interior walls on both sides of the lobby were demolished to make room for the new entrance to the renovated galleries, the coat-check and admissions facility on the north end, and the new museum shop on the south end. A sense of light, color, and openness now distinguish the lobby. The museum’s new branding includes El Museo’s logo on the exterior of the coat-check and admissions room together with bands of colors—mango, orange, magenta, red, light green, green, light blue, blue, dark blue—some of which appear in the lobby, the new gift shop, and the café, enlivening those spaces in a bold manner. The museum shop, with two transparent walls, seems to float in the lobby. The minimalist-designed café is an upbeat, inviting place with varied cuisines from the Americas. The room can be divided on the far end to accommodate smaller-scale events than those for the Heckscher Theater. The exterior features as many innovative changes as the interior. The deteriorated courtyard was demolished and a new 4,500-foot space created at the same elevation as the new lobby. The former

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Courtyard view from the lobby Link with the original portico columns. Courtesy Gruzen Samton Architects / © Seong Kwon. Vista del patio desde el “Link” entre el vestíbulo y las columnas del pórtico original. Cortesía de Gruzen Samton Arquitectos © Seong Kwon.

sidewalk grade flooring was replaced with multicolored pigmented cement laid out in an unusual grid pattern, resulting in a most interesting configuration to the new entrance. The courtyard will also be used for video, film, dance, and live concerts, events that attract thousands of visitors every year. The new wood entry vestibule with glass doors is centered in the middle opening of the portico columns. A decorative metal canopy framing the courtyard at the Fifth Avenue perimeter extends along the café wall (on the southeast side of the courtyard) and crosses the top of the glass wall where it meets the ironwood slats on the north wall of the courtyard. Those slats anticipate the beautiful ash wood ceiling in the lobby. A metal tower, known as a light pylon, contrasts with the horizontal metal canopy at the north side of the courtyard stairs while illuminating the museum’s banner that announces the institution’s presence on Fifth Avenue. The newly redesigned galleries are for both the permanent collection and temporary exhibitions. Named in honor of the museum’s beloved trustee and benefactor, the Carmen Ana Unanue Galleries are now dedicated to the permanent collection. Voces y Visiones: Four Decades through El Museo del Barrio’s Permanent Collection highlights selections from the permanent collection, now over 6,500 objects, including Pre-Columbian Taíno works now on display after a several-year hiatus. The artworks, documentation, and memorabilia narrate the artistic, political, and cultural milestones of EMDB’s forty-year history. Nexus New York: Latin/American Artists in the Modern Metropolis (Nexos de Nueva York: Artistas de las Américas en la metrópoli moderna) in the temporary galleries, is an exhibition that examines the complex relationships, influences, and responses of Latin American and Caribbean artists who worked in New York City in the first half of the 20th-century and contributed to the diverse strands of American modernism. In concluding, what a joy it has been to observe the sea change over the last two decades. Leval keenly remembers that when she first went to El Museo most people did not know what the institution was, much less where it was located. After years of very demanding administrative work, outstanding solo exhibitions (Carmen Herrera, Pepón Osorio, Juan Sánchez, José Morales, Antonio Martorell); loan shows (Re-Aligning Vision: Alternative Currents in South American Drawing); the ground-

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flotar en el vestíbulo. El café, de diseño minimalista, es un sitio alegre y acogedor que ofrece la variada cocina de las Américas. La habitación puede dividirse al fondo para acomodar eventos de menor escala que los que se presentan en el Teatro Heckscher. El exterior presenta tantos cambios innovadores como el interior. El deteriorado patio fue demolido y se creó un nuevo espacio de 1400 metros a la misma altura que el nuevo vestíbulo. El antiguo piso de las aceras fue reemplazado por cemento pigmentado multicolor dispuesto en un original diseño de cuadrícula, dándole una configuración muy interesante a la nueva entrada. El patio también será utilizado para la proyección de videos y películas, espectáculos de danza y conciertos en vivo, presentaciones que atraen a miles de visitantes anualmente. El nuevo vestíbulo de entrada, en madera con puertas de vidrio, se alinea con la abertura central que encuadran las columnas del pórtico. El toldo ornamental de metal que enmarca el patio a lo largo del perímetro de la Quinta Avenida se extiende a lo largo de la pared del café (en el lado del patio que se encuentra al sudeste) y cruza la parte superior de la pared de vidrio, donde ésta se une con los listones de palo fierro en la pared norte del patio. Estos listones preanuncian el bellísimo cielorraso de madera de fresno del vestíbulo. Una torre metálica tipo columna de alumbrado, contrasta con la estructura metálica horizontal en el lado norte de las escaleras del patio, al mismo tiempo que ilumina el cartel del museo, que anuncia la presencia de éste en la Quinta Avenida. Las galerías recientemente rediseñadas están destinadas a albergar a la colección permanente y también a la presentación de exposiciones temporarias. La colección permanente cuenta ahora con un espacio dedicado exclusivamente a ella en las salas que llevan el nombre de Carmen Ana Unanue, en honor a la muy querida benefactora y miembro de la Junta Directiva del museo. Voces y Visiones: Four Decades through El Museo del Barrio’s Permanent Collection pone de relieve diversas selecciones de obras de la colección permanente, compuesta en la actualidad por más de 6500 piezas que incluyen obras de la civilización taino precolombina, actualmente en exposición luego de un paréntesis de varios años. Las obras de arte, documentación y objetos de interés histórico narran los hitos artísticos, políticos y culturales de los cuarenta años de historia de EMDB. Nexos de Nueva York: Artistas de las Américas en la metrópoli moderna, exhibida en las salas de exposiciones temporarias, es una muestra que analiza las


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breaking historical Taíno: Pre-Columbian Art and Culture from the Caribbean; the site-specific installations of the Contemporánea series; and The Museo’s Biennial: The S- Files, the public finally became interested in the museum’s programs. And the press began to pay close attention. El Museo at last figured significantly on the city’s cultural map. So much so that before Leval’s exit, Robert Littman, director of the Gelman Collection in Mexico, offered El Museo the exhibition Frida Kahlo, Diego Rivera, and Twentieth-Century Mexican Art: The Jacques and Natasha Gelman Collection (2002) and Glenn Lowry, director of MoMA, the exhibition MoMA at El Museo: Latin American and Caribbean Art from the Collection of The Museum of Modern Art (2004). The transition from Leval’s tenure to Zugazagoitia’s represents a model of collaboration and collegiality. If, as the present director claims, the stage had been set when he arrived, Zugazagoitia has further engaged his staff in all areas of programming, marketing, and fund raising. He successfully oversaw the plans for the beautiful renovation and enlarged the board to include philanthropic trustees from many countries in the Americas who support cultural institutions. In recent years the curatorial department has also presented several notable exhibitions including No lo llames performance/Don’t Call it Performance (2004); Mexico 1900 – 1940: The Casasola Archive (2005); Arte – Vida: Actions by Artists of the Americas, 1960-2000 (2008) Compared in size to the other institutions on Museum Mile, El Museo is still the “little kid” on the block. The museum’s next goal would be to increase the gallery space, perhaps by going upward. Available space depends on the needs of neighbor institutions in the Hecksher Building. Going forward Zugazagoitia will continue to lead with the conviction that the art exhibited at El Museo is on a par with the best of world art. As he describes it: “What we are doing is rescuing art history,

Interior view from the Link in the lobby, stone entablature “Heckscher Foundation for Children,” store, and coat-check and admissions facility. Courtesy © Gruzen Samton Architects. Vista del interior desde el “Link” en el vestíbulo, entablamento de piedra que reza “Heckscher Foundation for Children,” tienda, guardarropa y boletaría. Cortesía de Gruzen Samton Arquitectos © Seong Kwon.

complejas relaciones, influencias y respuestas de los artistas latinoamericanos y caribeños que trabajaron en la ciudad de Nueva York en la primera mitad del siglo XX y que hicieron su aporte a las diversas tendencias del modernismo estadounidense. Como comentario final, ¡qué alegría ha sido observar el cambio que se ha producido a lo largo de las últimas dos décadas! Leval recuerda vivamente que cuando recién llegó a El Museo, la mayoría de la gente no sabía de qué institución se trataba, mucho menos dónde estaba ubicado. Luego de muchos años de exigente tarea administrativa, destacadas exposiciones individuales (Carmen Herrera, Pepón Osorio, Juan Sánchez, José Morales y Antonio Martorell); exposiciones de obras a préstamo (Re-Aligning Vision: Alternative Currents in South American Drawing); la innovadora exposición histórica, Taíno: Pre-Columbian Art and Culture from the Caribbean; las instalaciones específicas para el lugar de la serie Contemporánea y El Museo’s Bienal: The S-Files, el público comenzó a interesarse, finalmente, en los programas del museo. Y la prensa comenzó a prestar cuidadosa atención. El Museo al fin figuraba significativamente en el mapa cultural de la ciudad. Tan es así que, antes de la salida de Leval, el director de la Colección Gelman de México, Robert Littman, ofreció presentar en El Museo la muestra Frida Kahlo, Diego Rivera, and TwentiethCentury Mexican Art: The Jacques and Natasha Gelman Collection (2002) y Glenn Lowry, director del MoMA, ofreció la exposición MoMA at El Museo: Latin American and Caribbean Art from the Collection of The Museum of Modern Art (2004). La transición de la dirección de Leval a la de Zugazagoitia constituye un modelo de colaboración y camaradería. Si como asegura el actual director el marco ya había sido creado antes de su arribo, también es cierto que Zugazagoitia ha logrado incrementar el compromiso de su personal en las áreas de programación, mercadeo y recaudación de fondos. Supervisó con éxito los planes para llevar a cabo la hermosa remodelación y amplió la Junta Directiva para incluir como miembros a filántropos de muchos países de América que brindan apoyo a instituciones culturales. En los últimos años, el departamento curatorial también ha presentado varias exposiciones notables, entre ellas, No lo llames performance/Don’t Call it Performance (2004); Mexico 1900 – 1940: The Casasola Archive (2005); Arte – Vida: Actions by Artists of the Americas, 1960-2000 (2008). Comparado en tamaño con las otras instituciones que se


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View of Carmen Ana Unanue Galleries with titles of the two inaugural exhibitions, Voces y Visiones y Nexus New York/Nexos de Nueva York. Courtesy © Gruzen Samton Architects. Vista de las galerías Carmen Ana Unanue con los títulos de las dos muestras inaugurales: Voces y Visiones y Nexus New York/Nexos de Nueva York. Cortesía de Gruzen Samton Arquitectos © Seong Kwon.

creating scholarship, analyzing things from the vantage point of how to enrich and better the understanding of Latino culture, and at the same time affirming the ways in which Latinos participate in the vast and global making of art and creativity in a universal manner.” Julia P. Herzberg, Ph.D., was a guest curator at EMDB in 1996 and a consulting curator from 1998 to 2001. I wish to thank Tony Bechara, chairman of the board of directors; Elizabeth Cook, secretary of the board; Susana Del Valle, director of external affairs; Susana T. Leval; William Singer, lead architect and partner in Gruzen Samton Architects; and Julián Zugazagoitia who, in extended conversations, generously provided me with background information relevant to this article, which could easily be twice this length. 1 This reflects the mission statement as of 2000. In 1994 the board of directors and former director Leval expanded it from one that exclusively recognized Puerto Ricans to one that also included all Latin Americans in the United States. In Bechara’s view: “With the growing awareness of the new demographics in the city and the nation, this [change] became a key decision, one that to this day continues to propel the organization to dramatic growth and international recognition.” 2 El Museo del Barrio was founded in 1969 by the artist and educator Raphael Montañez Ortiz, who, together with a coalition of parents, educators, artists, and activists recognized that art by Puerto Ricans and other Latinos in the United States was all but invisible in the broader New York arts communities. El Museo del Barrio’s first office was in the department of education before it moved to a storefront in East Harlem. In 1977 it moved to its present location in the city-owned Heckscher Building. 3 In 1995 the museum received a grant from the National Arts Stabilization Fund, and since then it has operated in the red. 4 The design and construction component of the renovation of EMDB was funded by the City of New York with the support of the state and federal governments. The programming and operational components were supported by the board of trustees, private individuals, corporations, and foundations. 5 The Heckscher Foundation for Children was established by August Heckscher in 1921, to promote the welfare of children in New York and elsewhere. In the mid1960s the foundation turned the building over to New York City; in 1977 the original school component was reconstituted as Boys and Girls Harbor. The Central Park Conservancy and the New York City Parks Department, among various nonprofits, are also tenants.

encuentran en La Milla de los Museos, El Museo es aún el “pequeñín” de la cuadra. El próximo objetivo del museo sería incrementar el espacio de las salas de exposición, tal vez creciendo hacia arriba. La disponibilidad de espacio depende de las necesidades de instituciones vecinas situadas en el Edificio Hecksher. De cara hacia el futuro, Zugazagoitia continuará conduciendo la institución con la convicción de que el arte que se exhibe en El Museo está a la par del mejor arte del mundo. Como él lo describe: “Lo que estamos haciendo es rescatar la historia del arte, crear conocimiento sólido sobre el tema, analizar las cosas desde la perspectiva de cómo enriquecer y mejorar la comprensión de la cultura latina. Pero confirmando, al mismo tiempo, que los latinos participan en la producción de arte y en la creatividad vasta y global de una manera universal”. Julia P. Herzberg, Ph.D., fue curadora invitada en EMDB en 1996 y curadora asesora de 1998 a 2001. Deseo agradecer a Tony Bechara, presidente de la Junta Directiva; Elizabeth Cook, secretaria de la Junta; Susana Del Valle, Directora de Asuntos Externos; Susana T. Leval; William Singer, arquitecto principal y socio en Gruzen Samton Arquitectos; Julián Zugazagoitia, quienes, en prolongadas conversaciones, me proporcionaron generosamente la información de referencia relevante para la redacción del presente artículo, que podría fácilmente duplicar su extensión. 1 Esto refleja la declaración de objetivos de 2000 en adelante. En 1994, la Junta Directiva y la anterior directora, Susana Leval, ampliaron esa declaración, que reconocía exclusivamente a los puertorriqueños, a una que incluía a todos los latinoamericanos que vivían en Estados Unidos. En la opinión de Bechara, “Con la creciente conciencia de una nueva demografía en la ciudad y la nación, esto [este cambio] se convirtió en una decisión clave, una decisión que hasta la fecha continúa impulsando a la organización hacia un crecimiento dramático y hacia el reconocimiento internacional”. 2 El Museo del Barrio fue fundado en 1969 por el artista y educador Raphael Montañez Ortiz, quien junto a una coalición de padres, educadores, artistas y activistas reconoció que el arte de los puertorriqueños y de otros latinos residentes en Estados Unidos era poco menos que invisible en el contexto más amplio de las comunidades artísticas de Nueva York. La primera sede de El Museo del Barrio estaba situada en el Departamento de Educación, antes de que se mudara a un local comercial en East Harlem. En 1977 se trasladó a su actual ubicación en el Edificio Heckscher, propiedad de la Ciudad de Nueva York. 3 En 1995, el museo recibió un subsidio del Fondo Nacional para la Estabilización de las Artes y desde entonces ha operado en rojo. 4 El componente de diseño y construcción de la remodelación de EMDB fue financiado por la Ciudad de Nueva York, con el apoyo de los gobiernos estatal y federal. Los componentes de programación y funcionamiento contaron con el respaldo económico de la Junta Directiva, así como de particulares, corporaciones y fundaciones. 5 La Fundación Heckscher para Niños fue creada por August Heckscher en 1921, con el fin de promover el bienestar de los niños en Nueva York y en otros sitios. A mediados de la década de 1960, la Fundación cedió el edificio a la Ciudad de Nueva York; en 1977, la escuela que funcionaba originalmente se reconstituyó bajo el nombre de “Boys and Girls Harbor”. También son inquilinos el Central Park Conservancy y el Departamento de Parques de la Ciudad de Nueva York, entre varias organizaciones sin fines de lucro.

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