DISEÑO 3D
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FLANEUR · Apfelhotel Torgglerhof
LA MANZANA PERMITIDA
En las colinas del norte de Italia, el estudio noa* remodeló una antigua granja y la convirtió en un espacio de hospedaje híbrido, integrado por un hotel, un spa y un restaurant. La vegetación a la vista y la plantación de manzanas dan vida y nombre al proyecto: Apfelhotel Torggelerhof.
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Todas las cosas cumplen su ciclo de vida y, a veces, se transforman en algo diferente. En 2014, se abrió un concurso para la expansión del hotel asentado en la localidad de Saltaus, en St. Martin in Passeier, donde Italia se encuentra con Alemania: el objetivo era mantener la tradición e historia del edificio, pero con un giro moderno y de vanguardia. La propuesta ganadora fue presentada por el estudio noa* network of architecture, el equipo fundado por LUKAS RUNGGER y STEFAN RIER, de Bolzano y Berlín. El proyecto comenzó en 2016 y concluyó en mayo de este año: Torgglerhof yace en la boca de Passeier Valley, donde la tradición de plantaciones de manzana corre profundo por las raíces del paisaje italiano, rasgo característico y eje de la remodelación del espacio.
Un refugio de ficción
El lugar más preciado de Apfelhotel Torggelerhof es el Brunnenhaus, o espacio de relax, donde el diseño arquitectónico y la selección de plantas decorativas crean un exuberante jardín. El edificio se funde con una colina, se esconde en la tierra y luego continúa, de modo que la construcción y el terreno se vuelven uno. El acceso al spa se realiza a través de un gran portal de madera antigua y tallada, que transporta a los paisajes bucólicos creados por TOLKIEN en El Señor de los Anillos.
"La arquitectura fue creada con el claro objetivo de integrar los elementos de este espacio particular, que se convirtió en una sola unidad con la naturaleza, se ató a su propia historia y mantiene su identidad a través del diseño aplicado", explica Barbara Jahn-Rösel.
El lado sur de la construcción se abre al paisaje con una fachada de acero y vidrio, que luego parece desvanecerse debajo de las plantas de la terraza y confundirse con el paisaje. La pileta, enmarcada en piedra brasileña Lucerne
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“Era esencial para nosotros poder traer al interior el encanto del jardín. Diferentes elementos de la historia de la cosecha de manzanas inspiraron el diseño", cuenta Christian Rottensteiner.
Gneiss, comienza en el interior del edificio y se extiende hacia el exterior hasta fusionarse con el paisaje con un borde infinito. El piso superior del spa cuenta con un lounge de relax y una sauna finlandesa con vista panorámica a la plantación de manzanas. Tres edificios de techo a dos aguas conforman el nuevo sector de hotelería: suman en total 18 habitaciones. La fachada integra elementos geométricos típicos de una arquitectura moderna, con un color oscuro que reivindica la estética de los antiguos graneros. La naturaleza circundante jugó un papel relevante en la ambientación del hotel, cuyas paredes interiores están revestidas en madera y las fibras naturales son protagonistas.
Una cita dulce
El área de restaurant fue ampliada para incluir nuevos sectores y el jardín: el concepto de la remodelación se centró alrededor de la idea de crear tres cubos con paredes de vidrio y distintos tipos de iluminación natural y nivel de cerramiento. Simulando un jardín de invierno, el techo cuenta con estructuras especiales de las cuales cuelgan luces y plantas. El espacio abierto está dividido por antiguos anaqueles con libros y manjares de manzana producidos en la cocina del mismo hotel.
Imágenes cortesía de Alex Filz www.noa.network
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