34
35 próximo mes de noviembre la Universidad San Pablo CEU de Madrid realizará un congreso internacional con motivo del 60 aniversario de la primera edición de 'Las cosas del campo'. También está prevista la creación de un museo con sus objetos personales y gran parte de su obra y de su inmensa biblioteca en su antiguo despacho de la antequerana calle Comedias, donde se ubicará la Fundación que lleva su nombre; mientras su Casería del Conde, el cortijo al que tanto amó y en el que crecieron sus hijos, se mantiene como el mejor recuerdo de Muñoz Rojas en sus casi cien años de vida que comenzaron y acabaron en Antequera: Pero que el escritor aprovechó para otras muchas cosas más que escribir poesía. Fue un hombre de mundo. Tras estudiar en colegios de Antequera, Málaga y Madrid, Muñoz Rojas fue universitario e investigador en Cambridge, a donde viajó primero para realizar su tesis doctoral y más tarde para escapar de la Guerra Civil a través de Gibraltar, a bordo del Worcester, con un pasaporte falso. Con un gran dominio «Muñoz Rojas atrapa al del inglés y con lector hasta trasladarlo interés por autoa su entorno rural» res como Yeats, Moore o Wilson, desconocidos casi en España, Muñoz Rojas volvió a Málaga al final del conflicto nacional donde conocería a su esposa, Marilu y se convertiría en impresor literario. Volvería a Antequera, donde rehabilitaría la Casería del Conde, pero
poco más tarde se marcharía a vivir a Madrid. Por un lado, por intentar dar a sus cinco hijos más expectativas de vida de las que podría tener en aquella época en tierras antequeranas; y por otro, porque fue llamado por el Banco Urquijo para que se pusiera al frente de la Sociedad de Estudios y Publicaciones, entidad a través de la que apoyó a numerosos jóvenes de la cultura española a lo largo de varias décadas. Y tuvo tiempo para dejar los trazos de tinta que se convertirían en algunos de los poemas más hermosos escritos en castellano. Pero resumir los cien años de intensa vida de Muñoz Rojas es también dejar en el tintero numerosas anécdotas, palabras, gestos. Y muchas personas. Porque a su fiel amistad con Vicente Aleixandre o Dámaso Alonso, hay que unir su relación con autores tanto de la generación del 27 como de la del 36, a la que los historiadores suelen adscribirle. Y a un sinfín de nombres que van desde su encuentro con Unamuno hasta sus amistades en los años 40 con los que compartía tardes de ocio en su piso de calle Espalter de la capital madrileña hasta sus últimos paseos por el campo de la mano de la investigadora y secretaria personal Clara Martínez Mesa. Ella decía que para conocer a Muñoz Rojas había que pasear con él por el campo, recoger nardos, rosas. Nadie puede hacerlo ya, pero siempre nos quedará sentirlo en algunas de las más bellas páginas de prosa escrita en castellano. | Nacho Sánchez
‘AFRICANUS, EL HIJO DEL CÓNSUL’ Santiago Posteguillo, 2008
‘LAS CIEGAS HORMIGAS’ Ramiro Pinilla, 1960
EL SUEÑO DE GAIMAN
POR CARMEN ALCARAZ.
TUSQUETS. 19€. 320 PÁG.
EDICIONES B. 21'50€. 720 PÁG. Casi nunca es en vano el esfuerzo de mirar la moneda por sus dos caras. Gisbert Haefs nos aproximó en ‘Aníbal’ a la segunda guerra púnica desde la vertiente cartaginesa, ahora Santiago Posteguillo cuenta la historia reservando el protagonismo para Roma y su ejército, comandado por Publio Cornelio Escipión hijo. ‘Africanus, el hijo del cónsul’, primer título de la trilogía que narra la victoria romana sobre uno de los enemigos más temibles que jamás se adentró en el Lacio, conduce el resurgir del Águila, desesperada por el poder de los Barca y cuyo único consuelo brotaba de la fina ironía de Plauto, merced al coraje y habilidad de un jovencísimo Escipión, forzado por las muertes de su padre y de su tío a combatir contra los cartagineses en Hispania y contra Fabio Máximo, dictador y cinco veces cónsul, en el Senado de Roma. | J. Peña
Reeditada en 2010 por Tusquets, 'Las ciegas hormigas', del autor vasco Ramiro Pinilla, se distingue, al paso de 50 años, como una obra moderna. Una carga de carbón desparramada por los acantilados de Getxo le sirve a Pinilla para diseccionar las tensiones latentes en el seno de una humilde familia, azotada por la necesidad y el infortunio. Estructurada con un estilo que recuerda al de la maravillosa 'Mientras agonizo' de William Faulkner, los distintos miembros de la familia van presentando sus impresiones por capítulos para configurar, finalmente, el desenlace de la historia, lleno de amargura. Pinilla seguiría esta misma línea narrativa en 'La higuera', una inolvidable historia sobre paraísos perdidos, juventudes lastradas y venganzas incomprensibles. | M. Pradas
¿Qué ocurre con los dioses cuando dejamos de creer en ellos? ¿Puede una deidad buscar un nuevo empleo? ¿Hay algo más allá de la eternidad de un ser? Estos son algunos de los interrogantes sobre los cuales gira en buena medida la obra del británico Neil Gaiman, un autor que bebe de las influencias de los más grandes y sabe aunar modernidad, tradición, realidad y surrealismo, conformando un universo tan propio como cautivador. Todo en él es raro y encantador, una lectura que se torna por momentos delirante y que nos presenta hechos cotidianos de una manera insólita y perturbadora, a través de personajes propios o reinventados que se presentan cada vez, como si fuera la primera, ante un lector que no puede más que esbozar una sonrisa a su llegada. Poéticamente salvaje, Gaiman ofrece al lector una mezcla de historias y ensoñaciones que pueden olerse, palparse y que deja en los labios un sabor particular, el de la complicidad. Porque cuando sueñas que caes, a veces despiertas; otras, la caída te mata; y en ocasiones, vuelas.