TO Ñ O
BARREIRO
TO Ñ O
BARREIRO
TO Ñ O B A R R E I R O I R R E G U L A R I D A D E S
GALERIA LUIS ADELANTADO Enero - Febrero 2003
MEDITACIONES
MATERIA CIEGA El mundo en que vivimos está hecho de materia ciega. ¿Y nuestros ojos, su materia para quién ve? ¿ Qué otra materia les llama, les pide luz y enfoque? ¿Qué necesidad tiene de salir al exterior con la mirada? Todos los objetos están fuera, pero no su imagen. Todo en mí y yo en todo. VIVO O MUERTO I La muerte es un estado de conocimiento esencial. Cuando mueres, regresas al estado del ser común. La concienTEXTOS cia individual altera tanto la percepción de la existencia que sólo la recuperará cuando regrese al conocimiento esencial. La muerte es volver al estado en que siempre has estado, donde el concepto de la vida es el intervalo entre dos muertes. La sofisticación de la cultura y el conocimiento humano es la mayor prueba de la terrible visión del hecho de la muerte y de la incertidumbre de la verdad de tal pensamiento. La única función de la vida es poder experimentarla. Poder percibir al idea del YO pensante es una casualidad irrepetible, por ese nos ensimismamos y la materia que nos conforma se emociona y, seguro de este hecho, se sorprende de su manera de percepción, sin lugar ni materia que la contenga. La violencia es un rechazo del individuo a la comunicación y el sometimiento a las ideas externas. El Yo rechaza por sistema las ideas externas siempre que el pensamiento conlleve la transmisión de un supuesto placer. Nuestro cerebro rechaza por sistema toda emoción no vivida, por la simple razón de que la desconoce en esencia. La aproximación a la emoción ajena ha motivado, sin embargo, el énfasis en la vida y en la conexión emocional a través de las ideas. El espíritu del YO sabe que no perdurará y aún así nos proyectamos en nuestro actos para que nos entiendan o nos interpreten.
El arte es otra forma de creerse inmortal, consciente de que la idea sólo existe cuando se piensa y sin embargo sabe que su eternidad consiste en el concepto de verdad y no de tiempo. Estos dos conceptos no están en el mismo nivel, aunque sea imposible concebir el uno sin el otro. Cuando trabajo siempre trato de obtener una sensación integral, algo que sorprenda todas las habilidades de la mente sin tener que pasar por la estimulación necesaria de todos los sentidos. No se trata de simular música, sino de crear al misma emoción que la música produce cuando ya hemos olvidado la causa. Mi deseo es estimular la sinestesia y eso no creo que sea nada impositivo. Trato de ofrecer la posibilidad de compartir la facultad de vrear significados sin pretender que sus emociones sean las mismas que las mías. La estimulación estética me parece un fin es sí mismo, aunque como tal, puede ser instrumentalizada para ser puesta en función de otros fines ajenos a sí misma. No creo que la estética sea la sintaxis del concepto sino el concepto mismo. ¿Podría ser la vida la sintaxis de algo más que la vida? La estética es una atracción irresistible TEXTOS hacia los conceptos que se elaboran a partir de experiencias emocionantes, cuyo recuerdo evoca la respuesta espontánea de la tensión más espiritual de la conciencia. La estética es un ensimismamiento placentero, distinto a otros ensimismamientos dolorosos que también conducen al conocimiento esencial a través de las emociones nihilistas. La exploración de los límites del placer también nos ha llevado a especular con la idea de la muerte. Este tipo de sentimiento también trata de propagarse por la vida estética y sólo podrá convertirse en arte si mantiene con claridad su distancia con lo expresado. La idea de la muerte es una cosa y la muerte es otra muy distinta. El arte es una idea que se vive al mismo tiempo que se produce, sin distanciamiento ni sensación de otreidad o de distinción sobre lo observado. La estética es un tipo de sentido que se elabora a partir de los sentidos sensoriales, para poder percibir un tipo de experiencia que los sentido no pueden percibir. Si de la historia del arte quitásemos todo lo que hay de especulación e instrumentalización, nos quedaríamos con lo que podríamos considerar arte verdadero. Cuando la expresión formal y la conceptual se aúnan provocando una única emoción, son se trata sólo de una simbiosis asombrosa entre continente y contenido,
sino también de una casualidad. Cada cosa existe por separado. La inclinación estética del individuo trata incansablemente de controlar el futuro pretendiendo hacer de esa casualidad una “posibilidad cierta” ¿No se percibe la muerte con similar incertidumbre? El instinto estético está presente en todo ser pensante y su desarrollo va parejo al saber que se adquiere sobre el mundo. El inclinarse por lo espiritual lleva al individuo a elevarse tanto como las ideas que produce. Así, llegamos a deducir que la idea de Dios conlleva la imposibilidad de negarlo y la evidencia total de no poder emular su principio creativo. El ansia por conocer es en definitiva, un instinto religioso, aunque esto sea instinto que no presuma un ser irreconciliable con la idea de individuo. Todo sentimiento religioso tiende a la común unión a través de unos principios de unión generacional, o condición primera y última de la creación. El arte debe plantearse las mismas cuestiones esenciales que el ser religioso plantea excepto que el artes es una experiencia que permite al hombre escapar del determinismo que genera el instinto religioso. Si fuese así, podríamos pensar que el arte no es una vía de conocimiento, TEXTOS y sólo podríamos aceptarlo si creemos que el sentido o instinto estético es el único órgano sensorial directamente conectado con la conciencia espiritual. El arte también es la tensión hacia la consecución de ese estado en el que el ser necesita de herramientas más sofisticadas para poder sorprenderse de sí mismo, como si no conociera límites y sin embargo avanza temiendo encontrarlos. ¿Acaso no hay metáforas esclarecedoras suficientes en toda la historia de la humanidad? El arte de hoy en día tiene el reto de estimular el sentido estético más sofisticado sin olvidar que tal proceso debe basarse en el aprendizaje de los estímulos estético básicos. Confundir los estímulos estéticos básicos con la elaboración de las ideas básicas es como no distinguir las dos caras de una misma moneda, o no distinguir entre el reflejo y el objeto reflejado. El espejo sabemos que nos devuelve la mirada, conceptualmente también. Por extensión, cualquier acto consciente nos devuelve la mirada y con ella un cierto conocimiento de nosotros mismos a través de una mirada ajena. Con el arte te conviertes en el otro o en lo otro, pero a la vez sobrecogido por al nítida certeza de haberte identificado en lo observado. Nuestra materia se observa en la mate-
ria que nos rodea, dejando parte de nosotros como vamos dejando cabellos en al ducha, pero sólo con ciertas actividades como el arte podemos pensar que al vida no es una cuestión de tiempo, aunque esta sensación son dure poco tiempo. Cada vez que pensamos de manera estética, sentimos fuera de toda lógica, pues experimentamos la atemporalidad de ese tipo de certeza. De otra manera deberíamos poder comprender cómo se puede concebir una lógica indemostrable. Ni la lógica de al idea de Dios encierra mayor complejidad. El impulso y el sentido estético está basado en principios asombrosos, hasta el más insignificante acontecimiento estético es imposible de ser explicado de manera que no sea referida, de la misma manera que de la muerte sólo se puede hablar de una forma referida. Por eso creo que el arte debería ser aquel fenómeno donde no se pueda distinguir entre la experiencia y lo que se dice de ella. Todo lo demás es irregular, sospechoso. Para todo ese tipo de mentiras está el tiempo como refutación. II Cualquier manifestación artística que piense que se mueve en el entorno de lo real confunde el heTEXTOS cho de ver y el hecho de concebir. Todas las manifestaciones artísticas se dirigen hacia un mismo objetivo y por lo tanto la integración de todas las disciplinas no difiere en sus fines, por lo que en suma no es más que otra manera de manifestarse e igualmente difícil evaluar la eficacia de las nuevas estrategias constructivas. III El arte está basado en la creencia. La conciencia está basada en una capacidad de crear sentencias lógicas improbables, por lo que llegamos a creer en aquello que no podemos percibir u observar. Cuando miramos una obre de arte contemplamos algo que nunca antes hemos visto. Ante ello, la teoría del arte despliega sus hipótesis y teorías para poder demostrar un hecho. Lo sorprendente es que si falla la deducción, lo que se invalida es la obra y no la teoría. Ninguna ciencia podría mantenerse si hiciera lo mismo, pues tiene asumido
que los fenómenos se pueden explicar pero no necesitan ningún tipo de demostración para convertirse en hechos consumados. IV La pintura es un acto positivo y, por lo tanto, se experimenta como un suceso lleno de positividad. Cuando esto ocurre, se produce un cúmulo de sensaciones maravillosa, entre las cuales la libertad es la sensación más profunda y a la vez más frustrante. LA LÓGICA Y LA INDETERMINACIÓN La conciencia se manifiesta como sentimiento y todo lo demás es lógica, cómputo y lenguaje, y a través de ella es cómo la conciencia se representa a sí misma su percepción del mundo. La conciencia es azarosa y por eso crea la emoción artística, como una forma lógica que se percibe como algo extremadamente placentero y lo considera belleza, sublime placer que se experimenta al reconocerse sorprendido por una percepción intelectual de lo imposible. Un simple contrasentido no sería capaz de causar tal ruptura del conocimiento y a la vez producir tan elaborado placer. El arte aparece cuando esa elaboración es totalmente necesaria y cuando se convierte en un hecho no necesita demostración. El no poder rechazar un objetivo que uno mismo se propone es significativo de lo azaroso del ser, que pudiendo evitar sus destino, convierte uno en algo inevitable. Ante tanta inevitabilidad, el ser se refugia en el arte para tratar de escapar del determinismo. El arte le devuelve al ser la inmensa sensación de libertad que contagia lo azaroso, pero esta vez, creando, somete a ser necesarios cierto pensamientos que se exteriorizan por medio de la voluntad, convirtiendo en suceso sensible lo que en origen era una invención intelectual no premeditada, impredecible. El arte sólo tiene sentido cuando observamos una imagen como algo totalmente impredecible y sin embargo necesario, posible y emocionante. RECTIFICACIÓN El arte es un mundo donde se produce una constante liberación de las ideas estéticas y donde el artista transgrede las normas sin el más mínimo sentimiento de culpa. La historia del arte refleja los mismo conflictos generacionales que la vida social de los humanos. El arte, como la historia, es el producto de la acumulación y el sincretismo. Su esencia es el relativismo y su inevitable futuro será siempre
rectificarse. Mitificarnos como creadores sería soberbio. La huida del origen es otra constante biológica e incluso universal. La civilización huye porque piensa que volver al origen significaría haberlo perdido todo.
PREGUNTAS SOBRE LO ÚNICO QUE SE ESTÁ PREGUNTANDO En última instancia, lo único que me interesa realmente es el origen de la vida. La vida basada en un criterio de evolución. Toda evolución, desde la primera molécula que empezó a reproducirse, se ha basado en el crecimiento y la expansión. Simetrías y geometría acompañando el crecimiento de cada ser del universo, de todo lo vivo y de todo lo inerte. La evolución y la selección basada en lo dominante ha generado la vida que ahora conocemos. Qué formas de dominación están ahora desarrollándose para seguir evolucionando. Cómo se va a seleccionar ahora lo que debe dominar. Cuándo será la inteligencia el último estadio de la evolución. Será entonces el fin o tal vez otro principio. Y de empezar de nuevo, volveríamos a entender el arte como ahora lo entendemos. El arte es la percepción intelectual, solamente mental, de una fascinación del propio individuo contemplándose como creador de ideas a partir de la nada, o si se prefiere, a partir de lo absoluto. Pues si supiéramos de dónde vienen en última instancia los pensamientos, también conoceríamos el porqué. El arte tan sólo propone conocer preguntándose. Cómo si no, existirían respuestas. Y ¿qué se pregunta el arte? ¿La belleza es la pregunta o la respuesta? Cuando trabajo, no sé si empiezo o termino. Nunca sé si lo que comienza, lo que crece es lo opuesto de lo imposible. Y si fuese así, el arte, ¿es una manifestación de la vida o la percepción de lo imposible? Y si fuese imposible ¿cómo se podría explicar o demostrar? Todo mi trabajo trata en última instancia sobre el origen de la vida, que evolucionando desde un primer momento ha llegado a conformar seres capaces de pensar sobre el sentido de su existencia. Desde esta perspectiva, el arte escoge y sólo se dará esa posibilidad en las situaciones apropiadas, tal como sucede en el resto del universo. El arte existe porque la naturaleza humana ha decidido conservar este suceso como un elemento decisivo para su evolución. Lo que con el arte se ofrece, se reproduce en el que lo toma. El carácter de rotunda idealidad que presenta el arte conlleva la responsabilidad de decidir qué ideas potenciales se harán realidad. Podemos decir que todo está predestinado o que todo será fruto del azar. Entre un punto y otro sólo cabe el conocimiento. Averiguar sobre nosotros mismos es indagar en lo profundo del concepto de incertidumbre. ¿Pensa-
S.T. Ă“leo sobre papel. 34,5x24,5 cm. 2002
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S.T. Ă“leo sobre papel. 24,5x17cm. 2002
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S.T. Ă“leo sobre papel. 34,5x24,5 cm. 2002
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S.T. Ă“leo sobre papel. 24,5x17cm. 2002
S.T. Ă“leo sobre papel. 34,5x24,5 cm. 2 002
S.T. Ă“leo sobre papel. 24,5x17cm. 2002
TAXIDERMIA X. Acrílico sobre tela. 161x182cm. 1996
DEFORME V. Acrílico sobre tabla. 135x112cm. 1998
EMBRIONARIO I. Acrílico sobre tela. 227x195 cm. 1998
SIMBIOTICO I. Acrílico sobre tabla. 135x112cm. 1998
SIMBIOTICO III. Acrílico sobre trabla. 100x74cm. 2000
SIMBIOTICO IV. Acrílico sobre tela. 235x195cm. 2002
SIMBIOTICO V. Acrílico sobre tela. 175x122cm. 2002
SIMBIOTICO V.I Acrílico sobre tela. 120x92cm. 2003
SIMBIOTICO VII. Acrílico sobre tela. 245x225cm. 2003