DOCUMENTO
EL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA (MIR) VISTO POR EL MIR (PRIMERA PARTE) Cristián Pérez
INTRODUCCIÓN
A
continuación presentamos una selección de documentos provenientes de la compilación de Víctor Farías recientemente publicada por el Centro de Estudios Públicos (CEP), La Izquierda Chilena (1969-1973): Documentos Para el Estudio de su Línea Estratégica. En esta selección incluimos los documentos relativos al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Por razones de espacio la hemos dividido en tres partes. En esta primera se recogen documentos del período que va desde el mes de mayo de 1970 hasta diciembre de 1971. En la segunda parte, que aparecerá en Estudios Públicos N° 84, se incluirán los documentos de la etapa comprendida entre enero y noviembre de 1972. Finalmente, en el N° 85 publicaremos los escritos del año 1973. La selección que presentamos resulta particularmente importante pues el MIR, partido que no pertenecía a la Unidad Popular, realizaba extensos y detallados análisis que comprendían las más importantes materias tácticas y estratégicas del período. Las cursos de acción diseñados de acuerdo a estos análisis, en algunos puntos presentaban similitudes con las propuestas del Partido Socialista y la Izquierda Cristiana, organizaciones que pertenecían a la Unidad Popular. Por otro lado, estos documentos nos CRISTIÁN PÉREZ. Candidato a magister en historia, Universidad de Santiago de Chile. Estudios Públicos, 83 (invierno 2001).
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permiten ver las relaciones especialmente conflictivas que el MIR mantenía con el Partido Comunista, y a veces con el Presidente Allende, como resulta evidente en el debate sostenido con Nelson Gutiérrez, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción, durante la visita que el Primer Mandatario realizó a esa casa de estudios en junio de 1971. Los textos escogidos comprenden llamamientos, críticas, cartas y polémicas. Muestran las posiciones del MIR en materias económicas; sobre el diálogo Unidad Popular-Democracia Cristiana respecto al Área de Propiedad Social (APS); y sobre el Paro de Octubre y la posterior incorporación de las Fuerzas Armadas en el gobierno. Tomando en cuenta estos criterios, se presentan los documentos por orden cronológico. La gran mayoría de los escritos no están completos. De ellos hemos rescatado los párrafos más significativos y que permiten tener una idea general de todo el contenido del documento. A su vez, son nuestras las notas explicativas que aparecen entre corchetes a pie de página. Aquellas que no van entre corchetes son del original extraído de la compilación de V. Farías. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fue fundado en la ciudad de Concepción a mediados de la década de los sesenta. Concurrieron al acto diversas organizaciones izquierdistas, entre las que destacó la Vanguardia Revolucionaria Marxista (VRM), constituida por jóvenes renunciados de la Federación Juvenil Socialista (FJS), en 1964. Desde sus inicios el Movimiento tuvo como objetivo central realizar una revolución socialista en Chile, para ello resultaba esencial enfrentar a la burguesía en todos los terrenos. Durante 1969, después de que el grupo radicalizó su acción política realizando una serie de recuperaciones (asaltos) a entidades bancarias, fueron perseguidos por el gobierno de Eduardo Frei M. y debieron pasar a la clandestinidad. Profundamente desconfiados de la política electoralista de la izquierda tradicional, en 1969 no integraron la Unidad Popular. Sin embargo, participaron en el grupo de seguridad personal de Salvador Allende. Durante el gobierno de Salvador Allende realizan grandes esfuerzos para convencer a la izquierda tradicional de la conveniencia de radicalizar el proceso, para materializar una verdadera revolución socialista. Caída la Unidad Popular, se niegan a asilarse1, permaneciendo en el país donde combaten al gobierno militar del general Pinochet utilizando 1 La
consigna que utilizaron fue “el MIR no se asila”.
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todas las formas de lucha. En esta etapa los militantes del grupo fueron perseguidos por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), detenidos, asesinados y cientos de sus integrantes debieron exiliarse. En los primeros años de la década del 90, prácticamente desaparecieron como organización política con influencia.
ÍNDICE Trabajador Manual: Trabajo de masas y lucha armada. (Punto Final N° 99, 3 de marzo de 1970.) (Tomo 1, pp. 240-241.) 343 MIR (Secretariado Nacional): El MIR y las elecciones presidenciales. (Punto Final 104, 12 de mayo de 1970.) (Tomo 1, pp. 274-287.) 346 Augusto Carmona (MIR). Elección de Allende: cambio en el esquema. (Cir355 ca, septiembre de 1970.) (Tomo 1, pp. 403-406.) El MIR frente a la situación política: A los obreros, campesinos, pobladores, estudiantes y soldados. (Circa, octubre de 1970.) (Tomo 1, pp. 407-409.) 358 MIR: Documento interno sobre resultado electoral. (Septiembre 1970.) . (Tomo 1, pp. 410-424.) 361 MIR (Secretariado Nacional): Declaración sobre la muerte de A. Ríos. (Di368 ciembre de 1970.) (Tomo 1, p. 541.) Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR/MIR): Cuenta orgánica del Secretariado Nacional a la Conferencia Nacional del 29 al 30 de enero de 1971. (Documento Confidencial Interno.) (Tomo 1, pp. 672-676.) 369 Nelson Gutiérrez (Secretario Nacional del MIR): Debate con Salvador Allende en la Universidad de Concepción. (Punto Final N° 132 del 8 de junio de 1971.) (Tomo 2, pp. 877-883.) 373 Salvador Allende: Respuesta a Nelson Gutiérrez en el debate sostenido en la Universidad de Concepción. (Punto Final N° 132, 8 de junio de 1971.) (Tomo 2, pp. 884-887.)* 380 Miguel Enríquez: “Hay que crear una nueva legalidad”. Discurso del 26 de julio de 1971 en homenaje a la Revolución Cubana. (Punto Final N° 136, 3 de agosto de 1971.) (Tomo 2, pp. 998-1006.) 384 MIR: Boletín de la Comisión de Organización. Documentos Internos de septiembre de 1971. (Tomo 2, pp. 1056-1080.) 390
* [Hemos incluido la respuesta de Allende para comprender las diferencias entre la postura del MIR y la estrategia del Presidente.]
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Miguel Enríquez: “A conquistar el poder revolucionario de obreros y campesinos”. Discurso en homenaje a Moisés Huentelaf. (1° de noviembre de 400 1971.) (Tomo 2, pp. 1217-1226.) Nelson Gutiérrez: Discurso de recepción a Fidel Castro en la Universidad de 407 Concepción. (18 de noviembre de 1971.) (Tomo 3, pp. 1303-1307.) Frente de Trabajadores Revolucionarios, FTR/MIR: Declaración de Principios. (Diciembre de 1971.) (Tomo 3, pp. 1506-1509.) 411 Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR-MIR). Programa del FTR. Documento confidencial de discusión interna. (Diciembre de 1971.) (Tomo 413 3, pp. 1510- 1521.) MIR: ¿Qué es el fascismo? (El Rebelde N° 10, 22 de diciembre de 1971.) 423 (Tomo 3, pp. 1741-1743.)
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SELECCIÓN DE DOCUMENTOS
TRABAJADOR MANUAL: TRABAJO DE MASAS Y LUCHA ARMADA (Punto Final Nº 99, 3 de marzo de 1970)* (Tomo 1, pp. 240-241)
Al hablar de trabajo de masas o movilización de masas por lo general, y aunque esta tarea se plantee bajo la perspectiva revolucionaria, se tiende mecánicamente a separarla de la lucha armada, a anteponerla como un paso o etapa previa a la acción armada. Quienes razonan de esta forma lo hacen pensando en la necesidad que existe de crear las condiciones subjetivas en las masas para la lucha armada revolucionaria, para ganarse el apoyo de las masas de la ciudad y el campo hacia la guerra revolucionaria; guerra que inevitablemente deberá ser librada por los trabajadores chilenos para liberarse definitivamente de la explotación capitalista e implantar el régimen socialista en nuestro país. Analizando este planteamiento en profundidad, veremos que se separa en dos aspectos distintos el trabajo político de masas (movilización de masas a nivel ideológico) de la lucha armada. He aquí un error muy serio en el trabajo revolucionario; la lucha armada revolucionaria es una acción política ciento por ciento; la lucha armada tiene como objetivo fundamental la organización, educación y movilización de las masas para su incorporación a la lucha revolucionaria. Vo Nguyen Giap (quien algo entiende de estas cosas) dice: “La propaganda armada consiste en utilizar las fuerzas armadas para hacer propaganda política, sembrar la confianza entre la población para convencerla del poder de nuestras fuerzas. Después de haberle inspirado confianza hay que instruirla políticamente. Debe tener confianza en la solidaridad de todo el pueblo. A los elementos poco resueltos o indecisos hay que mostrarles nuestro poder para atraerlos. En cuanto a los traidores, si permanecen recalcitrantes a pesar de las advertencias o si rehúsan reivindicarse, hay que aniquilarlos resueltamente”. (“Por qué triunfa el Vietcong”, PF Nº 96).
* [La revista Punto Final tenía estrechas relaciones con el MIR.]
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Sobre este mismo problema Lin Piao dice: “Sólo mediante la guerra de guerrillas es posible movilizar completamente y poner en pleno juego la fuerza de todo el pueblo para la lucha contra el enemigo, robustecer y desarrollar nuestras propias fuerzas en el curso de la guerra, desgastar y debilitar al enemigo, alterar paulatinamente la correlación de fuerzas entre éste y nosotros, pasar de la guerra de guerrillas a la guerra de movimientos y terminar por vencer completamente al adversario”. (“Viva el triunfo de la Guerra Popular”, pp. 32-33). “A nosotros nos incumbe organizar al pueblo. En cuanto a los reaccionarios chinos, nos incumbe a nosotros organizar al pueblo para derribarlos. Lo mismo ocurre con todo lo reaccionario: si tú no lo golpeas no se cae. Esto es igual que barrer el suelo; por regla general, donde no llega la escoba el polvo no desaparece solo. Algunos de nuestros camaradas sólo se fían de la influencia política, considerando que la mera influencia basta para resolver los problemas. Es esa una fe ciega: Nuestra escoba es el Partido Comunista, el Octavo Ejército y el Nuevo Cuarto Cuerpo de Ejército”. (Mao, “La situación y nuestras tareas”). “Aparte de la lucha armada, aparte de la guerra de guerrillas, es imposible comprender nuestra línea política ni la construcción de nuestro partido. Un importante elemento de nuestra línea política es precisamente la lucha armada”. (Mao, “Acerca de la aparición de la revista ‘El Comunista’”). La experiencia de la Revolución Cubana también confirma que es a través de la lucha armada cómo se organiza, se educa y se moviliza por medio del Ejército del Pueblo a las masas en la lucha contra sus enemigos. Aquellos que plantean que “la lucha electoral” es un medio necesario para crear las condiciones subjetivas de la revolución entre las masas, consciente o inconscientemente caen en el oportunismo y no es la revolución su mayor preocupación. Otros sostienen que previo a la iniciación de la lucha armada, está la “etapa de construcción del partido”, construcción que se realiza al margen de la lucha revolucionaria y tratando de “educar” políticamente a los trabajadores a través de consignas “sesudamente” elaboradas por quienes pretenden transformarse por obra de la influencia política en vanguardia de la revolución. Desconocer el profundo contenido político de la lucha armada revolucionaria en la organización, educación y movilización de las masas, es desconocer y postergar innecesariamente la iniciación de ella.
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Es agitar el concepto de la revolución armada para, en última instancia, oponerse a ella. Es una de las tantas manifestaciones del oportunismo, es pensar crédulamente que los revolucionarios gozamos de libertad política para organizar, educar y movilizar de manera revolucionaria a las masas dentro del actual sistema. Significa desconocer que la libertad es un problema ligado a la clase que detenta el poder, que es un problema de clase, que sólo gozan de libertad política las clases explotadoras y aquellos que han entrado en compromisos políticos con ellas asegurando su permanencia en el control del Estado burgués. Sólo a través de la lucha armada se pueden crear las condiciones subjetivas de la revolución. Sólo a través de la guerra de guerrillas se pueden crear las condiciones para la construcción de un Ejército del Pueblo, que sea capaz de organizar a las masas para la lucha armada, esté en condiciones de educarlas políticamente y las impulse a la lucha revolucionaria por la implantación del socialismo en Chile. ***
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MIR (SECRETARIADO NACIONAL): EL MIR Y LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES (Punto Final 104, 12 de mayo de 1970) (Tomo 1, pp. 274-287)
En enero de 1969 dimos a conocer nuestros lineamientos políticos fundamentales frente a las elecciones parlamentarias de ese año en el documento “No a las elecciones, lucha armada único camino”. Se hace necesario precisar nuestra posición frente a las elecciones presidenciales de 1970. [...] I. El deterioro económico En el documento antes citado (ver PF N° 74), sostuvimos que en 1967 se inició un período de deterioro económico cuya tendencia era el agravamiento. Hoy podemos afirmar que las características consideradas negativas en el plano económico para 1967 y 1968 fueron similares en 1969. [...] En resumidas cuentas Chile se ha endeudado en más de 2.000 millones de dólares en diez años y aunque han entrado al país alrededor de dos mil millones de dólares extras por mayor precio del cobre en los últimos cinco años, nos hemos estancado en crecimiento económico, ha aumentado nuestra dependencia del capital extranjero, la inflación ha seguido empobreciendo a los chilenos y los niveles desocupacionales han persistido muy altos, no apreciándose síntomas de recuperación por parte alguna. II. Las movilizaciones de masas [...] Después de un relativo repliegue en los años 65 y 66, el movimiento de masas retomó conciencia y se comenzó a movilizar activamente. Se abrió todo un período caracterizado por un ascenso en las movilizaciones populares; en lo cuantitativo por la magnitud de la masa integrada a los conflictos, y en lo cualitativo por los métodos no tradicionales utilizados en sus luchas. Muchas veces los trabajadores en el curso de estas movilizaciones, para poder seguir adelante tuvieron que vencer los frenos impuestos por direcciones reformistas que trataron de desviarlas por el camino legalista, tradicional y burocrático.
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En 1969 el movimiento obrero continuó sus movilizaciones en la forma de combativas y prolongadas huelgas (Madeco, Mademsa, Fensa, Insa, etc.), llegando a veces a la huelga con ocupación de fábricas (Metalpar, Famela, Somela, Arrigoni, etc.). Los pobladores retomaron la combatividad que los caracterizaba y se movilizaron en Arica, Puerto Montt, Concepción, Santiago (Barrancas, La Reina, Conchalí, La Granja, etc.). Seis mil campesinos en Coquimbo llevaron a cabo una de las huelgas más combativas de este sector, ocupando fundos y enfrentando a Carabineros. Los estudiantes secundarios estuvieron el año pasado a la vanguardia del sector estudiantil en Santiago y Concepción, en Valparaíso, Talcahuano y Copiapó. Los estudiantes universitarios mantuvieron una larga huelga en Concepción defendiendo la autonomía universitaria, la Universidad Técnica también participó en esta movilización. En lo que va corrido de 1970 se puede apreciar la misma tendencia: varias huelgas obreras están en pleno desarrollo, (Chilectra, las salitreras, Helvetia, ENAP, Bata, IANSA, Huachipato, etc.), y ya se produjo una combativa huelga campesina en Ñuble y otra en la provincia de Coquimbo; existen hoy más de 250 mil pobladores “sin casa” rodeando Santiago, muchos de ellos en campamentos ocupando terrenos, con la “26 de Enero” y su Congreso Provincial a la cabeza. Las movilizaciones antialessandristas en Lota, Coronel, Concepción, Tomé y Talcahuano, son también expresiones de la misma combatividad. [...] Los trabajadores del campo también están sufriendo los efectos de la ofensiva patronal. Hace poco los latifundistas acordaron no pagar los aportes patronales al Servicio de Seguro Social, no pagar el 2 por ciento de aporte patronal para el financiamiento de las organizaciones campesinas ni tampoco los impuestos por avalúo de propiedades Los despidos arbitrarios afectan a numerosos trabajadores agrícolas, especialmente a los dirigentes sindicales. Las tres Confederaciones Campesinas, que agrupan a más de 100 mil campesinos, preparan un paro nacional de protesta para este mes. El asesinato del funcionario de CORA por los latifundistas en Linares es, por último, expresión de la misma agudización de la lucha de clases en el campo. La creciente magnitud de la masa plegada a estas movilizaciones, tanto como los métodos de lucha empleados (toma de fábricas, de fundos, de terrenos y de escuelas, luchas en barricadas en los campos, combates callejeros de obreros y estudiantes, violencia en las contramanifestaciones, etc.), si bien no colocan a las masas en la preinsurgencia, indican eso sí un marcado y persistente ascenso en el movimiento de masas en los últimos
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tres años. Este es el fenómeno más relevante del panorama social y político actual, el que caracteriza el período y evidentemente será el que enmarcará el proceso electoral y le definirá su papel. III. Las respuestas de la clase dominante y las fisuras en la superestructura Las clases dominantes no permanecen impasibles frente a este proceso de ascenso de la lucha de masas. El aparato represor de los dueños del poder y la riqueza se decide a frenar por la fuerza las movilizaciones de obreros, campesinos, pobladores y estudiantes. Construyen la política de “mano dura”, surge la siniestra figura de Pérez Zujovic y aparecen las tristes hazañas del Grupo Móvil. Comienza una escalada represiva, se hacen frecuentes los apaleos callejeros, la prisión de dirigentes gremiales, los desalojos violentos de fábricas, terrenos, fundos y escuelas. El desalojo de la fábrica de SABA, la represión ejercida en el fundo “San Miguel” de Aconcagua y sobre los campesinos y estudiantes de Ñuble, el allanamiento de la U. de Concepción no son excepciones. No se detienen allí, se “escarmienta” a la masa con las masacres de El Salvador en 1966, de Santiago el 23 de noviembre de 1967, de Puerto Montt, de Copiapó y de San Miguel en Santiago, en 1969. Se reprime decididamente a los sectores más radicalizados de la izquierda tradicional, encarcelando incluso a algunos de sus senadores y diputados y se aplica la Ley de Seguridad Interior del Estado a la prensa revolucionaria, a la Revista Punto Final y al periódico del MIR “El Rebelde”; se abre proceso a la izquierda revolucionaria (proceso al “terrorismos”) donde se aprovecha tanto de perseguir como de golpear y encarcelar a militantes del MIR y de otras organizaciones. Luego cuando las organizaciones revolucionarias comienzan a desarrollar acciones armadas, la tortura y las flagelaciones, la persecución política, la prisión a sus dirigentes se convierten en tareas rutinarias de los encargados de reprimir. [...] Todo indica que durante el proceso electoral y apoyando la ofensiva patronal en desarrollo, el gobierno buscará endurecer su política, comenzando por reprimir a la izquierda revolucionaria; luego tenderá a agredir a toda la izquierda, e incluso a las organizaciones gremiales de los trabajadores, golpeando también a las universidades. El progresivo enfrentamiento entre los que luchan por sus intereses y los que explotan el trabajo de los primeros, golpea también a las instituciones del sistema, a los templos del régimen capitalista, la superestructu-
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ra se resiente. Primero fueron las universidades, luego la Iglesia con la aparición del movimiento “Iglesia Joven”, que llegó a ocupar la Catedral con el Che Guevara y Camilo Torres como emblemas. Luego fue el Poder Judicial; los encargados de administrar la justicia a los poderosos rompieron la ley y fueron a la huelga. Más aún, una crisis moral descompone a los que gobiernan, se denuncian créditos millonarios a los parlamentarios del régimen, negociados de amigos y familiares del Presidente de la República, contrabando de empresas cercanas al gobierno y extorsión a empresas privadas para aumentar la caja electoral del partido de gobierno. Finalmente el proceso sacude a los aparatos encargados de asegurar el actual estado de cosas: las Fuerzas Armadas. El ejército, la aviación, carabineros y la marina son conmovidos por los procesos políticos; entre los militares irrumpen las ideas y opiniones políticas. De general a recluta se polarizan las fuerzas en bandos distintos; aparecen golpistas financiados por la CIA, partidarios del autogolpe freísta y fuerzas racionalistas confusas y de todo pelaje, donde se entremezclan los de derecha y los de izquierda. La baja oficialidad y sobre todo la suboficialidad opina y se moviliza por sus intereses, como también discute y “delibera” sobre problemas políticos y nacionales. La serie de acontecimientos que se sucedieron (“presión” militar en 1967, el “Tacnazo” y sus consecuencias, los intentos frustrados de la CIA y de los “nacionalistas” en 1969 y la opereta de Gamboa en 1970) dejaron un importante saldo político. Por un lado la sombra de un golpe militar reaccionario se hizo tangible como posible salida política para la derecha, y por el otro la efervescencia política de la baja oficialidad, suboficialidad y tropa se tornó en proceso irreversible. Consciente de ello la Comandancia en Jefe de las Fuerzas Armadas ha comenzado la represión interna, y así en los últimos días de abril dio de baja a dos oficiales y catorce suboficiales del ejército por sus ideas de izquierda. Todo lo anterior es lo que sin todavía aproximarse a lo que constituye un “derrumbe” de la institucionalidad, configura un cuadro de serias fisuras en la superestructura capitalista, que permite afirmar que Chile vive la crisis institucional más grave desde la década de 1930. IV. Los partidos políticos y el desarrollo de la izquierda revolucionaria [...] Sujetos a las mismas presiones sociales se han dividido los partidos políticos centristas y policlasistas. Así se han quebrado la Democracia Cristiana y el Partido Radical en sus tendencias de derecha e izquierda.
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Han crecido y se han conmovido a su vez las izquierdas tradicionales, los reformistas han recibido el refuerzo de los centristas que se inclinaron a la izquierda. En el Partido Socialista y en el MAPU por un lado se afirmaron sus tendencias más moderadas ante la perspectiva electoral, y por el otro sus juventudes y sectores más radicalizados asumieron lineamientos revolucionarios de lucha: sus sectores campesinos, pobladores y estudiantiles se lanzaron a empujar el proceso social que les rodea. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria se decantó y junto a otras organizaciones revolucionarias abandonó la institucionalidad, superó su etapa puramente agitativa y verbalista y rompió el equilibrio político al desafiar abiertamente los aparatos represivos. Comenzó a realizar acciones revolucionarias armadas, expropiando el dinero robado al trabajo ajeno por los bancos; desarrolló niveles organizativos clandestinos y comenzó a fortalecerse militarmente. [...] V. La “conquista” del poder por las elecciones La serie de fenómenos sociales y políticos que antes resumidamente enunciamos pueden enmarcarse en lo que llamamos un proceso de agudización de la lucha de clases. [...] Si por alguna circunstancia, extremadamente difícil, la burguesía viera peligrar sus posibilidades de mantenerse en el poder, no vacilaría en romper las normas impuestas por ella, y con violencia desatada combatiría a quien la amenace. Veinte siglos de historia enseñan con qué decisión y brutalidad las clases dominantes defienden sus intereses. La historia reciente muestra con qué sanguinaria fuerza se defienden de la conquista del poder por los pueblos: golpes militares, represiones sangrientas, guerra civil, intervenciones extranjeras directas, genocidios, etc., son sus métodos. Los poseedores de la riqueza y del poder harán enormemente difícil un triunfo electoral popular. Montarán campañas de propaganda millonarias, levantarán el fantasma del “terror”, utilizarán las creencias religiosas, controlarán la mayoría de los medios de comunicación de masas, utilizarán los recursos del aparato estatal, recibirán ayuda norteamericana, instrumentalizarán instituciones de caridad extranjeras y nacionales, etc. Por último, si ven que con dos candidaturas que representen sus intereses (Alessandri y Tomic) pueden ser derrotados, no dudarán en retirar uno de ellos o al menos volcarán la votación de uno sobre el otro.
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Si aun así se llegara a evidenciar la posibilidad de un triunfo electoral popular, las clases dominantes chilenas y extranjeras se decidirán por el golpe militar de derecha, cualquiera sea su costo. El golpe militar en Chile desde hace tiempo ya no es un mito ni un fantasma irreal. No es un arma que la derecha y los yanquis rechacen. La CIA desde hace tiempo se organiza y prepara en el seno de las Fuerzas Armadas; eso es de público conocimiento y el año pasado, incluso, se produjo un intento frustrado de esos agentes. [...] VII. El MIR y las elecciones presidenciales Hace ya casi un año que nuestra Organización se desarrolla en la ilegalidad. Nuestros dirigentes y muchos militantes son perseguidos y si son detenidos se les tortura y encarcela. Varios de nuestros compañeros llevan meses en las celdas de la cárcel y la penitenciaría. Muchos más han sido torturados y flagelados, detenidos arbitrariamente e incomunicados, allanados sus domicilios, etc. No nos quejamos, nosotros elegimos este camino, pero la realidad objetiva es que de la legalidad sólo conocemos la persecución, la tortura y la cárcel. [...] Por todo ello el Movimiento de Izquierda Revolucionaria no desarrollará ninguna actividad electoral. Como ya hemos dicho, el proceso electoral estará inmerso en un marcado ascenso de la movilización social, pero no creemos que las elecciones vayan a expresar este proceso en toda su magnitud y fuerza potencial. [...] Es aquí donde centraremos nuestra actividad, y no en el proceso electoral, buscando crear una alternativa relativa a las elecciones, que si bien no impedirá que enormes contingentes de masas se vuelquen a las urnas, afirmará a los que en el curso de las luchas de los últimos años han madurado políticamente, radicalizará a otros e influenciará positivamente a quienes desarrollen su actividad en el seno de la Unidad Popular. Nuestra tarea fundamental, entonces, será ayudar a empujar el auge que la lucha social evidencia desde hace más de dos años; evitaremos en la medida de nuestras fuerzas que el proceso electoral frene estos fenómenos y repararemos desde ya los modelos políticos, orgánicos y militares que ayudarán a mostrar el camino frente al desenlace de septiembre, cualquiera que sea.
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Seguiremos por el camino que ya nos hemos trazado. Hace casi un año que comenzamos a avanzar por el atajo revolucionario de la acción armada. La receptividad que nuestras acciones han tenido entre obreros campesinos y estudiantes ha sido mucho más positiva de la que esperábamos, especialmente después de vincular nuestras acciones a sus intereses de clase. Hemos buscado financiar los aparatos armados que puedan defender a los trabajadores en sus luchas; fortaleceremos nuestros lazos con obreros y campesinos, realizaremos acciones que los beneficien, trataremos de defenderlos de los abusos de sus patrones y de quienes los agreden. En la medida de nuestras fuerzas intentaremos impulsar movilizaciones de los trabajadores del campo y la ciudad por sus intereses, utilizando métodos revolucionarios de lucha. La acción revolucionaria armada y la movilización combativa de masas será nuestra tarea. La defensa de los que nada tienen y la lucha contra los que les roban, será nuestro camino. Sólo a partir de allí, de esa etapa de acciones directas, podremos mañana junto con los obreros y campesinos construir un ejército revolucionario, que combatiendo por la conquista del poder desarrolle una guerra revolucionaria en el campo y la ciudad. [...] IX. El MIR y la Unidad Popular Los que allí están buscan la conquista del poder por la vía electoral. Creemos que ese es un camino equivocado, por lo menos no es el nuestro. Pero el hecho de diferir en los métodos no los convierte en nuestros enemigos. Sólo hace evidente que marchamos por caminos distintos. Sólo la derecha y los que quieren seguir su juego, buscan provocar enfrentamientos entre la Unidad Popular y el MIR. [...] En la Unidad Popular vemos distintos sectores. Por un lado está la gran mayoría de los obreros, campesinos, pobladores y empleados que buscan por ese camino el socialismo, y por el otro los cuadros y militantes de la izquierda tradicional que aún creen que conquistarán un gobierno de obreros y campesinos por esa vía. Creemos que están equivocados, diferimos de los métodos que utilizan y estamos seguros de que pronto recapacitarán de su error. Creemos que lo importante en el caso de esos sectores, no es el hecho de votar o no, sino de comprender que un triunfo electoral popular no acarreará de inmediato un gobierno de obreros y campesinos y el
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socialismo. La tarea de ellos es educar políticamente a las masas en el seno de los comités de Unidad Popular; enseñarles sus derechos, mostrarles sus enemigos, entregarles formas de organización y de lucha. Evidentemente la mejor escuela para las masas, la que les enseña a confiar en sus propias fuerzas y las radicaliza, es la movilización combativa, es la lucha directa por sus intereses con métodos no tradicionales. No detener las movilizaciones reivindicativas en aras de un hipotético triunfo electoral, empujar e impulsar las movilizaciones sociales por todos los medios, ésa es la tarea. Es la única forma que a los obreros y campesinos, hoy o mañana, les permitirá madurar y luchar por el socialismo. Será fundamental comprender que un triunfo electoral popular no entregará el poder a los trabajadores, sino que a lo más provocará una “impasse” entre las clases dominantes, nacionales y extranjeras y los trabajadores. Esta “impasse” sólo podrá ser resuelta por un enfrentamiento armado. Los enfrentamientos armados por el poder entre clases sociales, esto es, las revoluciones, no se improvisan, y menos aún se pueden realizar con las masas adormecidas en la ilusión de un fácil triunfo electoral. Es necesario concientizar al pueblo, organizarlo y prepararlo política y militarmente desde ya para ese enfrentamiento; a las balas no se las detiene colocándole como escudo la “serenidad de la clase trabajadora”; la técnica militar no se adquiere de la noche a la mañana. [...] Frente a la izquierda tradicional el MIR no olvida que muchos de sus cuadros no han vacilado en expresar su solidaridad con los compañeros torturados o presos; que incluso muchos nos han ayudado en el desarrollo de nuestras tareas. Otros, sin dejar de diferir de nuestro camino, no se han sumado al coro de los que nos persiguen y torturan y sosteniendo sus diferencias no han caído en la agresión verbal y política que azuzan el gobierno y la prensa de derecha. [...] Si bien el programa de la Unidad Popular representa postulados de izquierda en sus definiciones fundamentales, abunda en imprecisiones y ambigüedades. Llama a la formación de un “Estado Popular y Democrático” y no a un gobierno revolucionario de obreros y campesinos. Asegura la supervivencia de sectores de industria privada durante el futuro gobierno popular sin definir su magnitud y peso económico y se cuenta como fuerzas aliadas a empresarios “medianos”, sector social que no se entra a definir. No se precisan los mecanismos de movilización, acceso y defensa del poder por las masas, sino en términos puramente formales y generales. Estas y otras limitaciones no alcanzan, en todo caso, a invalidar la tendencia esencialmente reformista de izquierda del programa.
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Si el resultado electoral llevara a un triunfo de la Unidad Popular, lo que creemos enormemente difícil, partimos de la base que un golpe militar reaccionario tratará de impedir acceso popular al poder. En ese caso no vacilaremos en colocar nuestros nacientes aparatos armados, nuestros cuadros y todo cuanto tenemos, al servicio de la defensa de lo conquistado por los obreros y campesinos. Cualquiera que sea el desenlace electoral, estamos ciertos de que no se detendrá el avance de la revolución ni se hipotecará la necesidad de una estrategia revolucionaria, sino que, al contrario, se abrirá un nuevo período que con renovado vigor nos llevará hacia la revolución socialista en Chile. Secretariado Nacional del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. MIR Abril-mayo de 1970. ***
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AUGUSTO CARMONA (MIR) ELECCIÓN DE ALLENDE: CAMBIO EN EL ESQUEMA* (Tomo 1, pp. 403-406)
Triunfador el Dr. Salvador Allende el 4 de septiembre, cambian las condiciones materiales para hacer la revolución socialista en Chile. Esta es la consecuencia más importante de la elección recién pasada. El Partido Comunista —que sostuvo enconada polémica con la izquierda revolucionaria, sosteniendo que el país no estaba preparado para iniciar un proceso revolucionario, afirmó que el método electoral era válido, en el caso chileno, para imponer un gobierno que evolucionara pacíficamente hacia el socialismo. Esta táctica supone que el factor subjetivo para la instauración del socialismo, vendrá en la forma de un “convencimiento” por las ventajas que aportan las nacionalizaciones y otras medidas populares. Estas, sin ser necesariamente profundas, prepararían el ánimo de la mayoría del pueblo al mostrarle un nuevo estilo de gobierno, acorde a las conveniencias nacionales. Esta táctica del Partido Comunista chileno, sostenida y profundizada a lo largo de casi toda su existencia, demostró ser justa en cuanto se dio un triunfo electoral concreto e irrefutable. El éxito resulta más espectacular, si se examinan los comentarios de la prensa extranjera que coinciden en destacar que “por primera vez en la historia del mundo” un marxista ganó una elección realizada mediante voto universal y secreto. [...] El gobierno de la Unidad Popular cambia el esquema político, pero no automáticamente, sino en la medida que sea conducido con criterio revolucionario, si margina las actitudes empatistas y echa afuera cualquier temor injustificado que los electores de Allende evidenciaron no compartir. Los documentos de la Unidad Popular y las declaraciones del Presidente Electo, antes y después del 4 de septiembre, dejan en claro que el nuevo gobierno no será socialista, sino una “transición” al socialismo. En el programa de la UP se expresa: “terminar con el dominio de los imperialistas, de los monopolios, de la oligarquía terrateniente e iniciar la construcción del socialismo en Chile”. Aún más, Allende fue categórico en señalar el 1º de septiembre, en su última proclamación, que el gobierno de la UP será “un Estado de derecho” con “sentido social distin* [Circa mediados de septiembre de 1970.]
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to”. En este “estado de derecho” se mantendrá el aparato político y militar heredado del Estado burgués, con algunas reformas de carácter técnico que lo harán más eficiente. “La Nación”, el martes 8, expresó su satisfacción por la conferencia de prensa de Salvador Allende y señaló que ella devolvía la tranquilidad al país. [...] Las declaraciones en tal sentido, sin duda que contribuyen a amortiguar el desasosiego de sectores reformistas de las capas burguesas, pero de ninguna manera acercan al gobierno popular al socialismo. Tal vez la única novedad que presenta la UP, según declaraciones de Allende, es la incorporación del Comando Nacional, o sea, el bloque pluriclasista de partidos como factor informal al aparato político del gobierno. Será el elemento de decisión más importante y en el cual basará su gestión el nuevo Presidente. Evidentemente, puede ser el germen de una futura transformación de la estructura política del Estado, y aún funcionando como método de transición representa un esquema original en el camino que recorre nuestro pueblo en su búsqueda del socialismo. Esto si aquel comando opera como receptáculo de las líneas políticas que están fijando los organismos de base, que al transmitírselas al Jefe del Estado lo conviertan en un “ejecutor” de la voluntad popular. Una revisión esquemática de las bases comunes del socialismo (los sistemas en la URSS, Cuba o China), determina claramente las diferencias con el programa de la Unidad Popular. Estos elementos comunes1 son: 1) La acción directiva nacional de un partido vanguardia de la clase obrera, que establece la alianza, considerada básica, con el campesinado u otros sectores en el momento de la toma del poder; 2) El cambio revolucionario de la naturaleza clasista del Estado burgués, reemplazándolo por otro aparato que no es sino “ejecutivo” de la política definida por la clase obrera y su vanguardia, en lo que se llama la DICTADURA DEL PROLETARIADO; 3) La expansión del sector económico público (nacionalizaciones) hasta el punto de dirigir y controlar la economía nacional, pues domina los bienes de producción, el comercio interior y exterior y el sistema bancario; y 4) Una reforma o revolución agraria que elimina las relaciones de producción capitalista en el campo y las sustituye por relaciones de producción socialistas. [...] 1 Condensado
de Charles Bettelheim: “La Construcción del Socialismo en China”.
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El 8 de septiembre “Puro Chile” publicó una información sobre las condiciones del PDC para apoyar a Allende en el Congreso Pleno y que demuestran la filiación democristiana con el status. Las condiciones serían: 1) autoridades generadas democráticamente; 2) prescindencia política de las FF.AA.; 3) autonomía universitaria; y 4) libertad de prensa. La oportunidad que se le presenta al pueblo chileno para tomar el poder, no obstante, no puede ser despilfarrada. Aún como período de “transición”, el gobierno de la Unidad Popular fija obligaciones políticas que lo irán poniendo a prueba. Una de ellas es el cambio del lenguaje de los líderes de la alianza, muchos de los cuales, antes y después de la elección, no se distinguían de los demás políticos burgueses. [...] La transición no podrá estar basada solamente en el factor económico. Quiérase o no, el pueblo iniciará un amplio proceso político que debe servir para ideologizarlo al máximo. [...] Nosotros creemos que servimos a la causa de los demás pueblos en la medida en que trabajemos bien, en la medida en que seamos sinceros, en la medida en que seamos honestos, en la medida en que erradiquemos la demagogia y la mentira del seno de la política, en la medida en que eliminemos la componenda y el engaño. Porque una revolución es precisamente eso: no sólo voltear radicalmente la sociedad. No sólo golpear a los de arriba, a los poderosos, a los explotadores, sino voltearlos o golpearlos también en sus vicios, entre los cuales la componenda, la mentira y el engaño eran uno de los más caracterizados. Cuando nosotros hablamos de descontento o de inconformidad, hablamos de descontento dentro de la revolución, no contra la revolución; para mejorar la revolución, no para destruir la revolución; ¡para hacer más fuerte la revolución y no para liquidar la revolución! Esa es la diferencia, la radical diferencia que hay entre los procesos revolucionarios y entre los descontentos dentro de procesos revolucionarios y los descontentos fuera de los procesos revolucionarios. (Fidel Castro, discurso del 23-8-70 [PF Nº 112].)
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EL MIR FRENTE A LA SITUACIÓN POLÍTICA: A LOS OBREROS, CAMPESINOS, POBLADORES, ESTUDIANTES Y SOLDADOS* (Tomo 1, pp. 407-409)
I. Las agresiones de la derecha [...] 2. La derecha y el imperialismo, derrotados en el campo electoral, no se conforman. Por defender su riqueza y privilegios intentan arrebatar el triunfo a la izquierda tratando de crear el caso económico y financiero, aumentando la cesantía, robando votos en los colegios escrutadores, planeando elegir el segundo en el Congreso e incluso preparando atentados personales contra el candidato triunfante. Por defender sus cochinos intereses no dudarán en empujar a los sectores reaccionarios de las FF.AA. a dar un golpe militar o en impulsar una intervención extranjera. II. La DC: los derrotados quieren administrar el triunfo 1. Los democratacristianos, asesinos de El Salvador y Puerto Montt, torturadores de revolucionarios, los que vendieron el cobre chileno a los norteamericanos, después de ser derrotados en las urnas pretenden con descaro aparecer de portaestandartes de la defensa de la “democracia” y buscan castrar el gobierno y el programa de la UP, negociando sus votos en el Parlamento. [...] III. Significado del triunfo electoral de la izquierda [...] 2. Sostenemos también que esta mayoría electoral ha formalizado un impasse entre los trabajadores, por un lado y los patrones de fundos y de fábricas por el otro. Esto sólo será resuelto por un enfrentamiento entre los pobres del campo y la ciudad, con los dueños del poder y la riqueza. ESTE ENFRENTAMIENTO HOY ESTÁ POSTERGADO, PERO TARDE O TEMPRANO TENDRÁ QUE DARSE Y SEGURAMENTE SERÁ VIOLENTO. Los hoy poderosos no cederán sus riquezas y privilegios * [Circa septiembre u octubre de 1970.]
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gratuitamente. La estrategia de la lucha armada, hoy más que nunca, está plenamente vigente. [...] IV. La posición del MIR 1. El MIR no llama a engaño a nadie, ni se sube a carro electoral victorioso alguno. En mayo de este año nos propusimos públicamente no llamar a la abstención, pero no desarrollar actividad electoral propiamente tal y no dedicarnos a la búsqueda de votos por los clásicos métodos de la izquierda; así lo hicimos. Como lo afirmáramos entonces, desarrollamos una intensa actividad política en los sectores más empobrecidos del movimiento de masas y pusimos nuestro esfuerzo en empujar las movilizaciones de los trabajadores por sus reivindicaciones por métodos revolucionarios. En la medida de nuestras fuerzas, lo hicimos en las luchas obreras de Helvetia, el caucho, Polycrón, Sigdo Koppers, muebles Roma, entre los campesinos de Melipilla y Colchagua, entre los mapuches de Cautín, entre los obreros del carbón, los textiles de Tomé, entre los pobladores en las tomas de Santiago, Concepción, Coronel, Chillán y Los Ángeles, y entre los estudiantes secundarios y universitarios a lo largo de todo el país. Como lo dijimos en mayo y en agosto, desarrollamos nuestros nacientes aparatos armados y los pusimos al servicio de una eventual defensa de un triunfo electoral de la izquierda. Así fue durante 1970, así fue el 4 de septiembre y así es actualmente. [...] 3. Desde ya fijamos nuestra posición frente a un gobierno de la UP si éste asume sin mediar alianza con la DC y sin conciliar el programa. Si bien el programa de la UP no es idéntico al nuestro, se propone golpear núcleos vitales del sistema capitalista, como son las empresas extranjeras, la industria monopólica, el capital financiero y el latifundio. Mas, aunque en la UP existen partidos que representan distintos intereses, es un hecho que predominan las fuerzas de la izquierda. [...] V. Proponemos un qué hacer 1. La tarea fundamental de este momento es detener a los monopolios y defender el triunfo electoral; frente a las maquinaciones de la derecha preparar a las masas política, orgánica y militarmente para el enfrentamiento que seguramente vendrá antes o después del 4 de noviembre.
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Debe desplazarse el centro de decisiones desde los pasillos del Congreso y La Moneda a los sindicatos obreros y campesinos, a los centros estudiantiles y los comités de pobladores, única garantía de la defensa del triunfo y la realización posterior del programa. [...] 3. Debe entregarse una estrategia general a las masas para la defensa del triunfo. Así, ante un desconocimiento declarado y represivo, los obreros deben ocupar sus fábricas, los campesinos sus fundos, los pobladores a hacer barricadas en las calles. —¡A defender el triunfo! —¡A rechazar la alianza con la Democracia Cristiana! —¡A luchar por la conquista del poder por los trabajadores! ***
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MIR: DOCUMENTO INTERNO SOBRE RESULTADO ELECTORAL (septiembre 1970) (Tomo 1, pp. 410-424) INTRODUCCIÓN
Aumentar la cohesión interna a través de la discusión La situación política producida por el triunfo electoral de la UP de una forma y otra ha repercutido en la perspectiva política que visualizamos. En los compañeros con menor formación y madurez política, la repercusión ha sido mayor y tiende a desconcertarlos políticamente. Por esto se hace imprescindible iniciar un proceso de discusión interna, de cómo el panorama político actual cambia las premisas de lo que era nuestro quehacer, pero a la vez mantiene intactas nuestras concepciones estratégicas. Esta discusión debemos realizarla a partir de este primer documento y sobre la base del análisis objetivo de esta situación. Hoy más que nunca adquiere validez la frase de Lenin “corazón ardiente y cabeza fría”. [...] ESTO NO ES NUESTRA VICTORIA, PERO TAMPOCO ES UNA DERROTA
I. Perspectivas estratégicas de la izquierda revolucionaria Por qué nuestros postulados estratégicos siguen siendo válidos El triunfo electoral de la Unidad Popular no es una victoria nuestra, pero tampoco es una derrota. Los postulados estratégicos de nuestra organización siguen siendo válidos. El capitalismo y el socialismo son sistemas antagónicos, porque representan intereses de clases distintos. El primero representa los intereses de una minoría (en el caso chileno, el imperialismo y la burguesía dependiente), en cambio el socialismo representa los intereses de la mayoría (obreros urbanos, rurales y trabajadores medios). El establecimiento de uno de estos sistemas significa el dominio de una clase. Nosotros hemos elaborado un programa que contempla como solución inmediata para los trabajadores chilenos la apropiación de los medios de producción (fábricas, tierras, etc.) por la clase trabajadora. Pero,
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también, hemos establecido como condición necesaria para esta apropiación la toma del poder político por los trabajadores. La toma del poder político para los trabajadores en Chile significa desplazar a la burguesía y al imperialismo. El poder político de la burguesía es la representación de su poder económico y es este último el que la hace realmente poderosa. La burguesía defiende su poder a través de las leyes que ella misma ha creado y a través de la fuerza que significa ser dueños de la tierra y las fábricas. Ellos deciden a quién contratan y cómo lo contratan, es decir, ellos son los que deciden quién come o quién no come. Por otro lado están las Fuerzas Armadas atentas y vigilantes al respeto a la Constitución, dispuestas a imponerla a sangre y fuego. El Estado en una sociedad capitalista, como la nuestra, es el organismo conciliador o negociador entre los intereses de las clases antagónicas, porque representa los intereses de la clase que lo creó, en el caso nuestro, la burguesía y el imperialismo. Por esto para que el poder político llegue a manos de los trabajadores, éstos deberán destruir el estado de la burguesía y construir el estado de los trabajadores (socialismo). [...] Si se transa el programa Si la UP no altera las estructuras fundamentales del sistema actual, fundamentalmente la estructura del Estado (Parlamento, FF.AA., Constitución), la burguesía puede impedir a nivel parlamentario y constitucional las reformas que plantea la UP dentro de las normas de juego “democrático”, como lo plantea la Democracia Cristiana. Si la UP no altera las estructuras de las Fuerzas Armadas, éstas mantendrán con su presencia un freno constante a las medidas revolucionarias que ésta ponga. Esto llevaría a la UP al fracaso de su gobierno, pues las limitaciones estructurales del sistema capitalista exigen la rápida aplicación de su programa (salarios, viviendas, alimentación, etc.), realizando una redistribución del ingreso, lo que significa incorporar a sectores marginados hasta este momento a la vida económica y política del país, alterando las estructuras sociales y políticas actuales. [...] Esta situación creará situaciones favorables para que los sectores revolucionarios dentro y fuera de la UP tomen la vanguardia del proceso
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orientando a las masas en su lucha, radicalizando los objetivos de ésta y desplazando a la Social Democracia cada vez más a la derecha. Ante esa misma situación las Fuerzas Armadas tratarán de canalizar el descontento popular con un sentido nacionalista, interviniendo con el proceso político, dando un golpe o instalando un civil de confianza, prometiendo elecciones y la vuelta a la democracia, tratando de establecerse como alternativa política. Sin embargo, independientemente del apoyo popular que pueda despertar en una situación conflictiva, primará su carácter reaccionario y tradicionalista en lo político, tratando de revitalizar la ideología de la burguesía. Sus planteamientos políticos se harán cada vez más antagónicos con los intereses y objetivos de la clase trabajadora, que en alguna medida había entrado en un proceso revolucionario, teniendo por tanto que recurrir a la represión violenta de manera sistemática, agudizando la situación, provocando y obligando al pueblo a combatir y resistir de manera violenta la represión, pasando paulatinamente a la ofensiva derecho hacia la conquista del poder. La izquierda revolucionaria ante el triunfo de la UP se ve enfrentada a un proceso político que no controla, ni dirige, lo que no cuestiona en absoluto sus planteamientos estratégicos fundamentales, transformando su quehacer, desde una actividad netamente combativa en contra de la burguesía, en una actitud vigilante ante las posibles reacciones de la burguesía y el imperialismo en contra del Gobierno Popular, sin perder de vista sus objetivos. [...] III. Posibilidades de reacción del imperialismo, la burguesía y las FF.AA. Si bien el triunfo de la UP condiciona una reacción violenta de la burguesía y el imperialismo, esta reacción está sujeta a varias condiciones. De este triunfo popular no se puede esperar, por un lado, la mecánica respuesta de un golpe de estado preparado por una burguesía hoy débil y dividida, ni por otro lado, se puede esperar la aceptación de un triunfo en forma pasiva que puede costarle al imperialismo y a la burguesía la destrucción de su razón vital. [...] La situación actual la define la concentración de fuerzas existentes. Por un lado tenemos a la UP con un programa popular que representa y tiene el apoyo del pueblo, pero que su asentamiento en el gobierno depende de las posibilidades de maniobras de sus dirigentes; por otro, de
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la transacción que pueda hacer con la DC, debido a su debilidad producto de su estrecho margen de ventaja de la votación y su imposibilidad de enfrentamiento en caso necesario. [...] Pero la suerte de la Unidad Popular no sólo depende de las negociaciones con la DC, pues de otra parte tenemos a la derecha, que si no tiene capacidad de reacción inmediata por estar dividida y no representar a nadie, salvo sus intereses, empezó su reagrupación iniciando el boicot económico y trata de imponer un clima de caos. La derecha irá agotando recursos, desde aferrarse al legalismo, en una primera instancia, hasta una posible agrupación en torno a las FF.AA. para cerrar el triunfo popular por un golpe de estado, golpe que iría abonando los grupos derechistas armados en concomitancia con los sectores más reaccionarios de las FF.AA. y los conspiradores internacionales. Y, finalmente, tenemos a las Fuerzas Armadas que serán en definitiva los árbitros del conflicto. Pero las FF.AA., actualmente, no son un grupo homogéneo, ni están preparadas para denominarse alternativa. Su reacción depende de una clara conciencia y disposición de lo que les correspondería hacer para presentarse como alternativa política. Deberán tener una política claramente reformista, buscar el apoyo popular y tener o crear un clima propicio para actuar en este sentido. Y esto en gran parte dependerá también de la UP, de la forma táctica como enfrente el problema, de su capacidad de presión y de su firme intención de sentar las bases de una sociedad socialista y tomar las tareas que esta finalidad exige.
IV. Nuestro quehacer 1. Acentuar el trabajo en frentes de masas El trabajo en frentes de masas ha sido nuestro contacto más directo con el pueblo. En esta situación de indefinición de la situación política nacional, este trabajo se deberá acentuar, ya sea para explicar qué es el socialismo en aquellos frentes que sea fuerte la idea de la consolidación del gobierno de la UP, o bien, a un nivel mayor, para preparar gente militarmente en aquellos frentes que por su claridad ideológica visualizan el enfrentamiento de clases que tendrá que producirse. [...]
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2. Acentuar el trabajo de propaganda [...] Durante nuestro accionar, nuestra propaganda, así como la de la Izquierda Revolucionaria en general se ha desarrollado fundamentalmente en función de la repercusión de nuestras acciones. Esto provoca la subestimación del valor de la propaganda ideológica hacia las masas, y la subutilización de los recursos de propaganda escrita con que contamos. Hemos logrado una gran capacidad en términos de propaganda escrita: Central de Propaganda por estructura. Mimeógrafo de mano o medio similar en muchas unidades, incluso hay estructuras que cuentan con un mimeógrafo unidad. Esta capacidad nos permite sin grandes esfuerzos un tiraje de 10.000 hojas por semana, capacidad que ni en una décima parte hemos utilizado. [...] Resumiendo: Nuestra principal arma, en esta situación y sobre todo en caso del mantenimiento del gobierno de Allende, será la propaganda impresa. En términos de trabajo significa: Activar nuestros recursos de propaganda. La definición en la práctica de nuestra forma de propaganda, y La creación de un lenguaje propio. A nivel de la dirección de la organización, la primera tarea será editar uno o más folletos sobre lo que es el socialismo, para usarlos en el trabajo de frentes. Las unidades y estructuras deben planificar en base a las consideraciones expuestas, un plan de propaganda, la edición de hojas explicatorias y folletos. Meta a lograr para concentrar los esfuerzos de toda la organización es la edición de un diario impreso por nuestros propios medios. [...] 3. Acentuar la instrucción militar La situación actual se caracteriza por no haberse producido el enfrentamiento de clases. Sin poder predecir con seriedad cuándo se puede producir y qué forma asumirá, existen posibilidades de que se produzca a
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corto plazo. En esta situación la mayor parte del peso de la resistencia armada caería sobre nosotros (MIR), sobre todo por la irresponsabilidad de la izquierda tradicional respecto a una posible defensa del triunfo. [...] Nuestra tarea entonces, en función de un posible golpe o desconocimiento del triunfo, a corto o mediano plazo, es preparar tanto a la organización como a los sectores más radicalizados del pueblo para una resistencia organizada. En términos de la organización, la labor es homogeneizar la instrucción militar entre todos los militantes y lograr a plazo breve la instrucción de todos los militantes, como cuadros técnicos, no solamente en términos de autodirigirse, sino a lograr la capacidad de dirigir a cinco o más compañeros. En el trabajo externo la instrucción técnica toma principal importancia en esta etapa. La instrucción se debe dar a sectores vinculados a la organización tomando dos vías orgánicas: a) Para sectores organizados pequeños, pero con más de dos unidades (grupos u organizaciones gremiales que quieran mantener su independencia), se dará con la aprobación de las direcciones de estructuras. b) Las unidades deben tener autonomía e independencia para dar instrucciones a unidades que formen en sus trabajos de masas. Sin pasar estas unidades por el tiempo de selección acostumbrado y sin plantearse como condición su ingreso a la organización. En resumen, la instrucción militar se orientará a fortalecer nuestra capacidad interna y a volcarla hacia el exterior en aquellos sectores o bases de partidos tradicionales que lo soliciten. 4. Acentuar las tareas comunes de la organización. Tareas de infraestructura e información La posibilidad de enfrentamiento a corto o mediano plazo obliga a no descuidar la guardia, en lo que se refiere a tareas de infraestructura. Infraestructura operativa, que nos dé capacidad de movimiento operativo rápido en caso de coyuntura inesperada. Infraestructura técnica, que nos permita producir los materiales necesarios, e infraestructura de funcionamiento, que nos permita tener locales, casas de seguridad y todos los elementos necesarios. Las alternativas de la situación actual que pueden indicar en algún momento que no exista posibilidad de enfrentamiento a corto plazo, no nos pueden orientar a suspender las tareas que nos dan capacidad para
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actuar, ya que correríamos el riesgo de estar “desarmados” y en total incapacidad para responder en caso de una ofensiva de la derecha. Al igual, las tareas de información deben, ahora, continuar con mayor intensidad. Información respecto a toda organización de derecha, nombres, direcciones, planteamientos, recursos con que cuentan, etc. Información sobre el ejército, sectores de derecha, movimientos extraños y situación política interna. En Información Operativa, terminar todas aquellas que se estaban realizando, sean de cualquier carácter y buscar información orientada a los tipos de acción que nos planteamos. La buena información nos puede permitir determinar a tiempo un golpe o una acción operativa de la derecha. La buena información nos permitirá descubrir una coyuntura antes de producirse, desenmascararla o reaccionar correctamente ante ella. La buena información operativa nos puede posibilitar el realizar una acción que repercuta positivamente en la situación actual. ***
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MIR (SECRETARIADO NACIONAL): DECLARACIÓN SOBRE LA MUERTE DE A. RÍOS (Diciembre de 1970) (Tomo 1, p. 541)
Declaración del MIR 1.— En el día de ayer cuando un grupo de militantes del MIR defendía su propaganda política de Concepción se produjo un choque de jóvenes comunistas, resultando muerto por arma de fuego Arnoldo Ríos y gravemente herido Estanislao Lynch, militante de nuestra organización. 2.— Durante meses hicimos todo tipo de intentos a todo nivel frente a la Unidad Popular, buscando la unidad de toda la izquierda; en todas partes para enfrentar en conjunto la sedición derechista y democratacristiana. Desgraciadamente por todo un período nuestros propósitos no encontraron eco en todas las fuerzas de la Unidad Popular y finalmente se llegó a los trágicos resultados que todos lamentamos. La muerte de un antiguo militante y compañero nuestro en un lamentable accidente ha permitido que todos entendieran la necesidad de unir fuerzas en la izquierda frente al enemigo fundamental. 3.— Entendemos que la serie de acontecimientos que llevaron a la muerte del compañeros Ríos no representa la línea política del Partido Comunista ni de la Unidad Popular. También entendemos hoy como siempre que el enfrentamiento entre la izquierda, sólo favorece a la derecha y al imperialismo que hoy busca crear las condiciones para una contraofensiva reaccionaria y sediciosa, lo que evidentemente intentarán aprovechar el incidente para servir sus reaccionarios intereses. 4.— Sobre la base de lo anterior hemos buscado todo tipo de acuerdo que permitan superar esta situación. Como primer paso a un entendimiento que en el futuro evite este tipo de incidentes y que permita la unidad de la izquierda para enfrentar al enemigo fundamental como forma de expresión del espíritu con que toda la izquierda ha enfrentado esta situación. Se ha logrado constituir una lista única en la Federación de Estudiantes de Concepción encabezada por el MIR e integrada por las fuerzas de la Unidad Popular y el MUI, lo que termina con las causales que originaron este enfrentamiento. ***
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FRENTE DE TRABAJADORES REVOLUCIONARIOS (FTR/MIR): CUENTA ORGÁNICA DEL SECRETARIADO NACIONAL A LA CONFERENCIA NACIONAL DEL 29 AL 30 DE ENERO DE 1971 (Documento Confidencial Interno) (Tomo 1, pp. 672-676)
Secretariado Nacional: Cuenta Orgánica Desde el mes de octubre a esta fecha, para el FTR ha sido un período de consolidación y de robustecimiento de sus bases, y de sus direcciones que se han ido generando paulatinamente. Durante todo el período anterior los FTR se desarrollan en forma rápida en gran cantidad de frentes de masas, pero sin tener una dirección orgánica centralizada del FTR mismo. 1. Los Encuentros Provinciales del FTR A fines del mes de octubre se realiza en Santiago el primer Encuentro Provincial, lográndose así elegir una dirección provincial denominada Comando Coordinador de los FTR de la provincia de Santiago, elegidos por ramas de la producción y por áreas geográficas. En este mismo congreso se discuten y aprueban la Declaración de Principios y el Programa del FTR. Estos documentos fueron impresos y repartidos en todo Santiago y en las provincias donde había bases FTR. Este Encuentro Provincial Santiago fue llamado y organizado por el FTR del diario “Clarín”. Posteriormente se realizaron los Encuentros Provinciales FTR en Concepción y Valparaíso, obteniéndose, tal como en Santiago, direcciones provinciales de la organización; y además en estos encuentros se discutió la forma de la participación del FTR en las respectivas Conferencias Provinciales de la CUT, realizadas con anterioridad al VI Congreso Nacional. [...] 3. El FTR en el VI Congreso CUT Previamente a la realización del VI Congreso CUT el FTR participa como corriente política en las diferentes conferencias provinciales, haciendo un anticipo de lo que sería su participación en dicho congreso. Durante el desarrollo del VI Congreso CUT, la fracción FTR del congreso llegó a ser la tercera fuerza política después del PC y del PS y,
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más aún, la única fuerza que presentó una posición alternativa coherente y completa frente a la posición oficialista de la directiva CUT, gracias a lo cual logró captar un buen número de delegados sin partido y logró llevar hasta sus posiciones a una parte de los delegados socialistas concurrentes al congreso. Cabe destacar que en el trabajo de una de las comisiones (N° 2), ante la absoluta falta de garantías de democracia proletaria entregadas por los comunistas (que eran mayoría en el congreso), los compañeros nuestros se retiraron de esa reunión acompañados por toda la corriente socialista. [...] A través del trabajo en comisiones el FTR logró aprobar algunas, muy pocas, de sus posiciones, tales como la necesidad de un nuevo Código del Trabajo, elaborado, discutido, aprobado y aplicado por los trabajadores mismos; la solidaridad con los campesinos que se encuentran presos por el delito de luchar por la tierra que les corresponde; y otras que, por supuesto, no aparecen ni por casualidad en las resoluciones oficiales del congreso, publicadas por la CUT en su periódico. En el Congreso CUT se logró también que un compañero quedara en el Presidium del Congreso (Gladys Díaz) y un compañero quedara en la Comisión Nacional Electoral de la CUT (Alejandro Ortega). 4. Cuenta de la participación FTR en la Comisión Nacional Electoral de la CUT El Frente de Trabajadores Revolucionarios está representado en la comisión por el compañero Alejandro Ortega, del diario “Clarín”, luego de un acuerdo político gestado en la última plenaria del VI Congreso Nacional. El representante FTR ha debido sortear una serie de maniobras gestadas por el PC en el sentido de restarle posibilidades de participación a la izquierda revolucionaria en las próximas elecciones nacionales de la CUT. [...] El Comando Nacional discutió un proyecto de “Estatutos del FTR”, presentado por el compañero Clotario Blest, que fue discutido y modificado en algunas de sus partes para ser representados a esta conferencia; que los modificará o aprobará en definitiva, en la segunda parte de esta conferencia. Acompañan a esta cuenta la proposición de Estatutos. [...]
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6. Situación orgánica actual En este momento en el FTR existen los siguientes organismos: a) El Secretariado Nacional, que está compuesto por ocho secretarios, que son los ochos miembros del Coordinador Nacional residentes en Santiago, elegidos en el Encuentro Nacional de diciembre. Este Secretariado Nacional está constituido de la siguiente manera: Secretario General, Waldemar Antognini, del FTR del diario “Clarín”. Secretario de Organización, Alexis Gaete, de CUT Intercomunal Ñuñoa. Secretario de Seguridad, Humberto Valenzuela, de los OO.MM. Secretario de Prensa y Propaganda, Gladys Díaz, presidenta Sindicato de Periodistas Radiales. Secretario de Conflictos, José García, del FTR Comandari. Secretario de Relaciones, Ramón Vidal, del FTR ex Yarur. Secretario de Finanzas, Víctor Soto, del FTR de Lan-Chile. Secretario de Estudios Sindicales y Socioeconómicos, Clotario Blest, ex presidente de la CUT. b) El Directorio Nacional formado por los 8 miembros del Secretariado Nacional más todos los jefes de los comandos provinciales, este organismo deberá constituirse inmediatamente después de finalizada esta conferencia para adoptar todas las medidas orgánicas conducentes a llevar a cabo los acuerdos de esta conferencia. c) Comandos Provinciales. Hasta antes de esta conferencia existen tres de estos comandos constituidos, que son: 1. Comando Provincial Santiago, que cuenta con los siguientes comandos locales constituidos: 1. Santiago-Centro 2. San Miguel 3. Vicuña Mackenna 4. Cerrillos 5. Renca 6. Estación Central 7. Macul 8. Las Condes-La Reina 2. Comando Provincial Concepción 3. Comando Provincial Valparaíso [...]
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Las formas orgánicas de la dirección del FTR están de acuerdo a lo que plantea el Proyecto de Estatutos del FTR y, por lo tanto, sujetas a su modificación o aprobación por parte de los compañeros asistentes a esta conferencia. Secretariado Nacional Secretaría de Organización FTR. ***
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NELSON GUTIÉRREZ (SECRETARIO NACIONAL DEL MIR): DEBATE CON SALVADOR ALLENDE EN LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN (Punto Final N° 132 del 8 de junio de 1971) (Tomo 2, pp. 877-883)
Nosotros queremos hacer un largo saludo a la revolución chilena y a nuestro compañero Presidente. Este saludo va acompañado también de una reflexión acerca de lo que hoy vive el país y las tareas que nosotros, como movimiento estudiantil, debemos cumplir en esta fase del desarrollo de la lucha de clases en Chile. La tradición de lucha del movimiento estudiantil de Concepción y del movimiento estudiantil chileno, el grado de autoconciencia, organización y autonomía que ha logrado, nos exigen definir permanentemente las tareas de esta fuerza social auxiliar en la lucha que libran la clase obrera y el campesinado por la toma del poder político en nuestro país. [...] Después del 4 de septiembre, la lucha de clases se intensifica en Chile, se eleva el nivel de enfrentamiento social en la ciudad y el campo, la actividad de las masas se acrecienta y desarrolla. Empieza a ser claro para todos después del 4 de septiembre, después del 4 de noviembre y durante estos meses de gobierno, que las masas no van jamás a la revolución, ni empiezan a construir su propia historia, con un plan preconcebido y perfectamente estructurado de la sociedad nueva, sino tan sólo con un sentimiento de la imposibilidad de seguir soportando al viejo orden. Sólo el sector dirigente de su clase tiene un programa político, programa que requiere ser sometido a la prueba de los acontecimientos y a la aprobación de las masas; la dinámica de la lucha de clases va ejerciendo un proceso de izquierdización de las masas y desplazamiento del liderazgo político, que exigen a los sectores dirigentes el deber de interpretar los sentimientos de las clases explotadas y canalizarlos hacia una política que permita ganar fuerzas y seguir avanzando, mediante una conducción correcta. Es notoria la continuidad del avance del movimiento popular desde el 4 de septiembre. El pueblo se ha fortalecido y unificado en forma creciente a través de sus luchas; esto se expresa en la acción directa en el campo, la toma de tierras y ocupación de centros productivos que ha fortalecido la alianza obrero-campesina en el seno de la estructura agraria. El avance de la clase obrera urbana sobre las grandes industrias. El desarrollo de los Consejos Comunales campesinos como formas embrionarias
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de poder local, la incorporación de los obreros a la administración de la producción, etc. El pueblo ha logrado a través de enfrentamientos con sus enemigos de clase, grados más altos de conciencia y organización y ha ido ganando fuerza para el enfrentamiento definitivo; sin embargo, hay un modelo burocrático que postula restringir la lucha de las clases populares al uso de la ley y del control parcial que el movimiento popular ejerce sobre el Estado, desconociendo la imprescindible necesidad de desarrollar la actividad y la iniciativa en las masas, de entender que las conquistas de obreros y campesinos deben ser el producto de sus luchas y enfrentamientos. Sólo a través de ellos la clase obrera y el campesinado desarrollan su conciencia, ganan en organización y en disposición de lucha. La lucha se extiende Es indudable que el campo de lucha de las clases populares se ha extendido en la ciudad y el campo. En la estructura agraria el foco de conflicto se ha extendido desde los pequeños productores de subsistencia, mapuches y chilenos, a los asalariados agrícolas y a los cesantes agrarios. La lucha se ha extendido desde la zona sur del país, al centro y al norte. El conflicto irrumpe en los principales centros urbanos-industriales y los obreros expresan cada vez con más radicalidad la necesidad de extender el proceso expropiatorio sobre la industria y desarrollar el control obrero de la producción. Es indudable que el pueblo va asumiendo el control de una parte de la vida social, de la vida nacional, pero es cierto también que el actual proceso sólo puede hacerse irreversible a través de medidas que creen una situación nueva de poder para las masas. Esto sólo es posible si las masas a través de sus propias fuerzas se convierten en las protagonistas de la historia, si el obrero, el poblador, el campesino, avanzan sobre el poder, empiezan a ejercer directamente el poder en la fábrica, en el fundo. Pero la instrumentalización del control parcial del aparato del Estado para llevar adelante el programa de gobierno y dar satisfacción a las aspiraciones de las masas tiene límites objetivos más allá de los cuales no puede ir. Esos límites empiezan hoy a sentirse. Después del 4 de septiembre, después del 4 de abril, del 21 de mayo, la sociedad chilena se polariza en dos campos enemigos, en dos bloques cada vez más irreconciliables: por una parte las clases dominantes nacionales y extranjeras y sus órganos políticos, la DC, el PN, la DR, por otra, las clases populares, los obreros, los campesinos, la pequeña burgue-
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sía radicalizada y sus expresiones políticas, la izquierda revolucionaria y la izquierda tradicional. Esta situación de polarización, unida a una correlación de fuerzas todavía desfavorable a nivel nacional e internacional para el campo de la revolución, exige más que nunca la unidad del pueblo, la unidad de la izquierda para enfrentar a sus enemigos comunes y definir una táctica que permita desarrollar la unidad del pueblo en el avance y la lucha permanente contra sus enemigos de clase. Esta polarización de fuerzas se transforma en una guerra velada o abierta de las clases explotadoras contra los intereses del pueblo, que se expresa en el funcionamiento del Parlamento, en la actividad del Poder Judicial que sigue encarcelando dirigentes campesinos y dirigentes estudiantiles, en la ineficacia del aparato burocrático administrativo, en la oposición cerrada de los partidos de la reacción a la decisión del pueblo de avanzar hacia la toma del poder total y la construcción del socialismo; en el boicot de la producción en la ciudad y el campo, en el desarrollo de una política sediciosa. Sabemos que las clases dominantes nacionales y el imperialismo han utilizado el Parlamento para boicotear la ley de la nacionalización del cobre, la ley y el Parlamento vulneran los intereses del pueblo, estableciendo una forma de nacionalización lesiva al interés nacional, porque la ley y el Parlamento tienen un carácter de clase. [...] La polarización de fuerzas en la sociedad chilena se expresa en el boicot a la producción que realizan la burguesía industrial y agraria y el imperialismo. Por qué, preguntémonos: ¿Acaso la producción baja porque los obreros se toman las fábricas? ¿Acaso la producción baja porque los campesinos ocupan las tierras? Todo el pueblo puede contestar que no, que no es así; que son los imperialistas y los burgueses los que sabotean la producción, lo que no quieren elevar la producción, ni hacer trabajar las industrias a la totalidad de su capacidad instalada, los que no quieren reinvertir, los que no quieren hacer producir la tierra, etc. [...] Pero no es sólo eso, compañeras y compañeros, compañero Presidente, la justicia sigue siendo una justicia de clase, los mismos que amparan a los conspiradores, a los Morales Adriazola, a los Camilo Valenzuela, etc., encarcelan dirigentes campesinos en Llanquihue, Valdivia, Cautín, Malleco, Ñuble, etc. Esos mismos detienen a dirigentes estudiantiles de
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Concepción por el “delito” de haberse incorporado a la lucha que libran los campesinos contra la burguesía agraria. La burguesía chilena aislada, sin apoyo, busca como única salida, la sedición y el golpe de Estado, la oposición violenta a la pérdida de sus privilegios. El Partido Nacional, compañero Presidente, ha contestado a su 1er Mensaje con el cinismo y la agresividad que les caracteriza, señalando que éste es una amenaza al sistema democrático, que ellos se opondrán por todos los medios legales e ilegales a la construcción de Chile de un régimen socialista. Que el único realismo que reconocen en el Congreso es el realismo que les exige la defensa de sus intereses de clase, que no se sujetarán a establecer una legalidad socialista y que no votarán en el Parlamento su autoeliminación como clase como se les pide. Sabemos nosotros que la burguesía se prepara en el terreno militar, en el terreno armado para enfrentar a las clases populares. [...] El problema de la toma del poder por obreros y campesinos Es posible que una fuerza social en que el proletariado-campesinado ha establecido una alianza con la pequeña burguesía, alcance el control sobre una porción del aparato del Estado. Pero la toma del poder político por una fuerza social revolucionaria, la alianza obrero-campesina, sólo es posible como consecuencia de que la lucha de clases llegue a su máximo enfrentamiento, por tanto al terreno del enfrentamiento armado. El enfrentamiento decisivo puede darse en condiciones favorables creadas por el desarrollo previo de un movimiento popular; el control del gobierno y el uso de una parte del aparato del Estado y la neutralización de otra, genera condiciones favorables para la movilización de las masas y permite ir cambiando la correlación de fuerzas para el momento del encuentro definitivo entre las fuerzas en pugna. Esa es la tremenda originalidad de la situación chilena. La originalidad de la situación crea condiciones para ir desarrollando una fuerza social revolucionaria capaz de realizar la transición al socialismo, transición que tiene un carácter clasista y que sigue rigurosamente las leyes de la lucha de clases, todo lo cual no nos permite hablar de la posibilidad de una transición al socialismo pluripartidista, pluralista y democratizante. Esto supondría la existencia de una sociedad sin clases. El pasaje hacia el socialismo pasa por el enfrentamiento en su punto máximo entre la alianza obrero-campesina y las actuales clases dominantes, su derrota, la instauración de la dictadura del proletariado, la realización de la democracia proletaria que es democracia para la gran
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mayoría del pueblo y dictadura para una minoría. Para romper la actual correlación de fuerzas a escala nacional es necesario que seamos capaces de desarrollar y fortalecer la alianza obrero-campesina; en esta tarea histórica debemos estar todos unidos, debemos fortalecer el avance del pueblo y desarrollar su unidad y combatividad. Es el pueblo que nos está invitando y exigiendo que lo acompañemos en su avance, que se expresa en el desarrollo de la alianza obrero-campesina. Es el pueblo, con los pobres de la ciudad y del campo, la clase obrera y el campesinado los que nos invitan a todos a que los acompañemos en su avance; a nosotros los estudiantes, a los intelectuales, a su gobierno popular, a sus representantes; a los soldados. Es el pueblo el que va desarrollando su propia estrategia para la toma del poder a través de sus sectores más claros y avanzados. El pueblo nos convoca para apoyar su avance hacia aquellas zonas de la sociedad chilena en donde aún no se ha librado combate con las fuerzas burguesas, a fortalecer la lucha en las zonas donde hoy se combate, a fortalecer lo ya conquistado. Todo lo cual significa entender que la unidad de las clases revolucionarias se quiebra cuando se frena su avance. La necesidad de fortalecer y extender la lucha para superar el estancamiento actual [...] Es necesario fortalecer el combate en las zonas agrarias y extender el proceso de movilización, organización campesina y el proceso expropiatorio de la tierra a todas las zonas agrarias del país, combatiendo aún más fundamentamente a la burguesía agraria. Es necesario extender la lucha a otros frentes, a otras zonas de la estructura social, impulsando la batalla del proletariado urbano contra la burguesía industrial y el capital extranjero, aumentando el área de propiedad social, deteniendo así el boicot a la producción e incorporando al obrero al control de la producción. [...] La lucha económica de la clase obrera y el campesinado asume hoy un carácter clasista, pues se identifica con la toma de tierras, fábricas y centros productivos. Es necesario entender que en el campo, la lucha económica no puede limitarse a los marcos que establece la ley y la instrumentalización del aparato del Estado, pues en el caso de la lucha de los campesinos por la tierra, limitar la movilización campesina a los límites de la actual Ley de Reforma Agraria es renunciar a movilizar el sector
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más importante del campesinado y proletariado agrícola y es de hecho fragmentar y dividir el movimiento campesino y debilitar el conjunto del proceso, es de hecho movilizar a una parte del campesinado. [...] Entender la necesidad de construir una fuerza social revolucionaria capaz de originar la transición hacia el socialismo es la tarea más urgente del momento. Entender que el pueblo fortalece su unidad ideológica y orgánica en la lucha, avanzando sobre fábricas y fundos, sobre el ejercicio del poder, entender la necesidad de preparar a todos los sectores del movimiento de masas para los enfrentamientos tácticos y el enfrentamiento decisivo que se avecina, es tarea de todos los revolucionarios y de todo el pueblo. En este contexto podemos decir que en Chile estamos viviendo los inicios de un proceso que puede desembocar en una revolución, estamos en una situación como Ud. señalaba en su Mensaje, compañero Presidente, muy parecida a la Rusia del 17, pero estamos todavía muy lejos de octubre; las masas comienzan a asomarse en la historia y a caminar con paso decidido hacia la conquista del poder. Se ha avanzado desde el 4 de septiembre, pero ahora sólo se puede seguir avanzando a costa de aumentar el conflicto social y la participación política y material de las masas en el proceso, única forma de romper la actual correlación de fuerza. Las tareas del movimiento estudiantil [...] Abrir la propia Universidad y la educación al avance de la clase obrera y el campesinado, terminar con la actual Universidad y el actual sistema educativo clasista y selectivo para convertirlo en un instrumento al servicio de los trabajadores, de su liberación económica, social, política y cultural. Suprimir la educación privada, establecer un sistema educativo estatal, centralizado y dirigido por profesores, estudiantes y trabajadores, abrir la Universidad a los hijos del pueblo; iniciar la segunda etapa del proceso de Reforma Universitaria, la etapa de la Universidad Militante, la etapa en que en el seno de la Universidad se tornan hegemónicos los intereses de la clase obrera y el campesinado. [...] Es la lucha del Che, ejemplo máximo de la juventud contemporánea.
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Nuestra lucha es la lucha que libran en Chile y en América los pueblos, los obreros y los campesinos por la conquista del poder, por iniciar en esta generación, por vivir nosotros y ayudar nosotros a conquistar y construir el socialismo, en Chile y en América. Reciba usted, compañero Presidente, el saludo solidario y combativo de los estudiantes de Concepción, y reciba el compromiso de integrarnos a esta lucha hasta conquistar con usted, con el gobierno popular y con toda la izquierda, el poder político para la clase obrera y el campesinado chileno. ***
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SALVADOR ALLENDE: RESPUESTA A NELSON GUTIÉRREZ EN EL DEBATE SOSTENIDO EN LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN* (Punto Final Nº 132, 8 de junio de 1971) (Tomo 2, pp. 884-887)
En el Gobierno que presido, se abren para ustedes, jóvenes universitarios, las posibilidades de estudiar y de luchar, como decía el compañero militante del MIR. Pero algo más, se abren las posibilidades de estudiar, de luchar, de criticar y de crear. Pero, al mismo tiempo, estas posibilidades son más profundas, porque dentro de los cauces de este Gobierno, ustedes están luchando junto al pueblo, porque éste es un Gobierno del pueblo, elegido por la voluntad popular que buscó el camino de las urnas para derrotar a los sectores tradicionales de este país y a las minorías que había detentado el Gobierno y el poder, más que centenariamente. Es fundamental entender la diferencia que hay para la juventud hoy día, entre el derecho justo y legítimo que tenían ayer de criticar un régimen y un sistema y la obligación que tiene hoy que comprender que en este país y en esta hora hay un proceso social que lucha por cambiar el régimen capitalista y substituirlo por una sociedad que conduzca al socialismo, y por lo tanto, que se requiere una actitud sociológica comprensiva muy clara para darse cuenta también que es obligación de los estudiantes que algo saben de teoría, distinguir entre la táctica y la estrategia. Reclamo la presencia de los jóvenes en la tarea indispensable de concientización de las masas populares. ¡Cuánto pueden contribuir ustedes a elevar la conciencia política de aquellos que no pudieron, siquiera, aprender a leer! ¡Cuánto pueden contribuir ustedes a abrir un horizonte distinto al campesino, al obrero y sobre todo a la mujer de nuestra patria! ¡Cuánto deben ustedes entregar para afianzar en un nivel político superior a la Unidad Popular, base granítica en que descansan las posibilidades creadoras de este Gobierno! Pero para ello se requiere romper el sectarismo y no sentirse depositario implacable de la verdad. Y los jóvenes tienen la obligación de respetar a los que teniendo como yo, tanto años, por lo menos demuestran todavía la flexibilidad suficiente para entender las inquietudes de la juventud.
* [Hemos incluido la respuesta de Allende para apreciar las diferentes estrategias. Nótese la actitud del Presidente de la República.]
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Una revolución política, jóvenes, se puede hacer en un día. Una revolución social no la ha hecho ningún pueblo jamás en un día, ni un año, sino que en muchos años, y ¡caramba! que es distinto una revolución en un país situado en este continente, y es innecesario que detalle lo que representa en el ejercicio del Gobierno en los distintos países que lo componen. Es muy distinto una revolución en el Cono Sur de América Latina, en un continente dependiente en lo económico y presionado en lo político. Es muy diferente una revolución —jóvenes estudiantes— en un país de 10 millones de habitantes, a la revolución que realizaron otros países en otros continentes. Es muy distinta la revolución que queremos hacer nosotros, sin costo social y de acuerdo a nuestra historia, a la heroica y dramáticamente pujante revolución cubana que yo conozco a fondo, porque he estado más de diez veces en Cuba y porque sí tengo derecho a decir que fui amigo del “Che” Guevara, soy amigo de Fidel Castro, lo cual no implica que separe y que distinga la realidad de Cuba, luchando contra la dictadura abyecta y brutal de ayer de Batista y la realidad chilena que no combatió contra una dictadura, sino contra un régimen y un sistema. Una revolución que alcanzó el poder con las armas en las manos y una revolución que vamos a hacer por los cauces legales, de acuerdo con el compromiso del pueblo. Quiero referirme al proceso que vive Chile y ubicarlo frente a la realidad, como respuesta respetuosa, pero como respuesta, a las palabras del compañero presidente de la Federación de Estudiantes. Mi respuesta que es necesario darla, no sólo por venir de un joven honrado en sus planteamientos, aunque equivocado, a mi juicio, en gran parte de ella, sino porque me interesa calificar muy claramente cuál es la actitud. Yo no quiero que nadie preste apoyo a este Gobierno, si no comparte la realidad de la táctica y el camino que nos hemos fijado. Y debo anticiparles que no me inquietan ni los silbidos ni los aplausos. Tengo demasiados años en la lucha social para sentirme intranquilo frente a la represión parcial que puedan tener mis palabras. Y si acaso los jóvenes que expresan aparentemente un repudio, quieren que discutamos en el terreno teórico, yo les digo que vengo preparado para ello, y tengo nada menos que aquí algunas citas de Lenin que le pueden refrescar la memoria a algunos. Empezaré por la más cruda y no silben porque van a silbar a Lenin, a mí no. Dice: “El extremismo revolucionario es traición al socialismo...” Silben a Lenin, no a mí...” Lenin, por ejemplo, dice: “El triunfo es seguro y tenemos nueve posibilidades sobre diez de obtenerlo, sin derramamiento de sangre”. Y
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agrega que dependerá de la reacción de los sectores heridos en sus intereses, para que se desate la violencia. ¿Qué etapa está viviendo Chile, compañeros jóvenes y asistentes a este acto? Está viviendo una etapa a la cual hemos llegado no por un hecho casual. La victoria alcanzada en septiembre y reafirmada en abril, señalan un proceso de maduración política, que comienza hace muchos años. La mayoría de ustedes no había nacido, me refiero a los estudiantes, cuando ya las grandes batallas de estudiantes y trabajadores se daban en Chile, para hacer posible conquistas políticas que nosotros debemos preservar. Si hay un hecho que es conveniente no olvidar, es que la teoría marxista de la historia nos enseña que es indispensable superar progresiva y efectivamente cada etapa, y que hay que dejar que perduren los aspectos positivos de una sociedad para aprovecharla en el proceso de creación de la otra sociedad. En el caso concreto de Chile, nosotros queremos transformar las conquistas en conquistas sociales. Y ello se alcanzará cuando el hombre haya terminado su alienación, cuando deje el hombre de ser una mercancía en el trabajo, y cuando la explotación del hombre por el hombre cese. La realidad histórica nos demuestra que aquí y en nuestro país, hemos utilizado un camino que nuestra realidad ha permitido que se emplee; y este camino ha sido la lucha dentro del sufragio. Muchas veces, y lo puedo decir, estuve solo defendiendo esta posibilidad, en mi propio partido. Los hechos han demostrado que tenía razón, la conquista del Gobierno por las fuerzas populares es un hecho que ha sacudido y muy fuertemente a este país, que ha sacudido y muy fuertemente la conciencia de muchos pueblos de éste y de otros continentes. Hay una minoría que implacable, internacional y nacionalmente, buscará todos los cauces, legales o ilegales, que le permitan obstaculizar la consolidación de la victoria popular. Cuántos años lleva un país, que es medio mundo, como China Popular, y sin embargo, compañeros jóvenes, por qué no se preguntan ustedes, que la realidad es más fuerte que la teoría, ¿cómo un país de 900 millones de habitantes tiene que aceptar Hong Kong?, ¿por qué acepta que esté presente Formosa y Chiang Kai Shek? porque la correlación de fuerzas políticas le obliga a aceptar esa realidad. ¿Quién de ustedes me va a discutir a mí, sobre el contenido revolucionario de Cuba? ¿Y quién de ustedes se atrevería a pedirle a Fidel Castro que mañana tomara la bahía de Guantánamo, que está en poder de los americanos? Si lo hiciera, la revolución sufriría su más grande derrota. “Jamás he negado lo necesario, lo indispensable que es la participación activa de otras fuerzas revolucionarias que no están en la Unidad
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Popular. Pero jamás he aceptado ni aceptaré que la conducción política de la Unidad Popular y del Gobierno la lleven otras fuerzas. Ser dirigente y ser gobernante implica responsabilidad y esa responsabilidad no me la va a enseñar nadie a mí. Así como cumpliré implacablemente el Programa que el pueblo aprobó el 4 de septiembre y reafirmó el 4 de abril, así también no me voy a separar de lo que aquí dije, y por eso es que tienen que entender los estudiantes de la Universidad de Concepción, que tenemos etapas que recorrer y una de ellas, fundamentalmente, es la lucha en que estamos empeñados. En este país no hay un solo preso político. ¿Cuántos son los países que pueden decirlo? En este país no hay nadie que pueda decir que no hay libertad de reunión, de asociación, de prensa y de radio. En este país la libertad, en este aspecto, ha llegado a ser una licencia para atacar implacablemente. No nos inquieta. Tenemos confianza en el pueblo y en su nivel político, que sabe de los ataques que aviesamente defienden bastardos intereses. [...] Por eso también, sin reticencia, he dicho: serán respetados los derechos de nuestros adversarios políticos, mientras ellos se expresen por los cauces legales; si ellos rompen la ley, que en este caso, oíganlo bien, y puede que a algún revolucionario le parezca mal, el título legal que tengo es la mejor defensa frente a un mundo que quisiera, desde el punto de vista de un sector pequeño, vernos aplastados. Este título de legalidad alcanzado en las urnas, amarra las manos a los que utilizaron la fuerza para invadir países, cuando golpes insurgentes revolucionarios alcanzaron transitoriamente el Gobierno. Nosotros respetaremos los derechos porque son legítimos, porque el pueblo conquistó sus derechos políticos, para que los ejerza la oposición. Pero si se rompe el dique de los cauces legales y si otra gente utiliza la contrarrevolución, y quiere usar la violencia reaccionaria, lo he dicho como candidato y lo he dicho como Presidente, utilizaremos la fuerza de la ley y si no hay tiempo para aplicarla, a la violencia reaccionaria opondremos la violencia revolucionaria. ***
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MIGUEL ENRÍQUEZ: “HAY QUE CREAR UNA NUEVA LEGALIDAD” DISCURSO DEL 26 DE JULIO DE 1971 EN HOMENAJE A LA REVOLUCIÓN CUBANA (Punto Final N° 136, 3 de agosto de 1971) (Tomo 2, pp. 998-1006)
[...] La Revolución Cubana es revolución, y la saludamos hoy aquí, porque golpeó implacablemente a los dueños del poder y la riqueza y porque puso ese poder y riqueza al servicio de los intereses de los trabajadores del campo y la ciudad. La Revolución Cubana es revolución porque golpeó, denunció, destruyó y aplastó el poder norteamericano en Cuba. Es revolución porque comprendió que no se pueden hacer revoluciones hoy en el mundo sin entrar a enfrentar y combatir al imperialismo norteamericano. No se limitó a cambiar el régimen de propiedad jurídica; no se limitó simplemente a cambiar de propietario las empresas norteamericanas que había en Cuba sino que, además, denunció al imperialismo como el principal enemigo de los trabajadores del mundo; además llamó al pueblo, a los dos mil millones de humillados y ofendidos del mundo, no solamente de Cuba, a combatir al principal enemigo de los trabajadores: el imperialismo norteamericano. [...] La Revolución Cubana es revolución porque golpeó, destruyó y denunció a los dueños de los fundos, a los terratenientes que había en Cuba, a los dueños de la tierra, a los que explotaban a los campesinos. La Revolución Cubana es revolución porque golpeó, destruyó, denunció y aplastó implacablemente a los dueños de las fábricas, a los que explotaban obreros en Cuba. La Revolución Cubana es una revolución de verdad, porque golpeó y denunció a los dueños de los bancos, porque golpeó y destruyó la propiedad sobre los bancos privados, porque avanzó por el camino destruyendo enemigos, golpeando enemigos y mostrando enemigos. Es revolucionario el proceso cubano porque hizo propiedad de todo el pueblo la tierra, porque entregó a la campesinos la tierra, no de algunos fundos, sino de todos los fundos. Entregó las fábricas a los obreros, no algunas fábricas, sino que todas las fábricas, todas las grandes fábricas a todos los obreros. Es revolucionario el proceso cubano porque entregó los bancos a propiedad de todo el pueblo, porque hizo del pueblo cubano dueño de todas las fábricas, todos los fundos y todos los bancos. [...]
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Sólo es revolución la que enfrenta y combate públicamente, la que denuncia a los yanquis, la que denuncia como enemigos del pueblo a los dueños de las fábricas, a los dueños de los fundos, a los dueños de los bancos. “Sólo destruyendo la legalidad y las instituciones que impidan el avance de los trabajadores, puede avanzarse en el camino de la revolución” Pero, para hacer una revolución en Cuba, no bastó exclusivamente la intención, no bastó solamente denunciar, no bastó solamente pronunciar cuál era el camino del pueblo cubano, sino que la revolución cubana, al mismo tiempo su dirección, Fidel Castro y el Partido Comunista Cubano, fueron destruyendo la legalidad, las ataduras que el sistema tenía. Para poder avanzar el pueblo, para poder construir el socialismo, fueron avanzando y caminando al mismo tiempo que iban destruyendo todas las ataduras, toda la legalidad, todo el sistema que era anterior a ellos. Ese fue el camino de la revolución, ese es el único camino en América, el único camino en Chile, el único camino en Cuba. Cuando en Cuba se tomó el poder, todas las leyes, todas las instituciones, toda la justicia, todas las Fuerzas Armadas del régimen anterior estaban intactos. Existía un régimen anterior que era el que definía cuáles eran las relaciones, cuál era el camino, qué es lo que era legítimo y qué es lo que era ilegítimo. Los revolucionarios cubanos no sólo fueron golpeando a los enemigos, no sólo fueron caminando por el camino de la revolución. Los revolucionarios cubanos fueron rompiendo y destruyendo todas las ataduras que impedían el avance del pueblo, todo lo que impedía el camino de los trabajadores al socialismo. Rompieron amarras, destruyeron limitaciones; barrieron con las barreras que les impedían avanzar; rompieron y crearon nuevas leyes; las leyes que les impedían avanzar fueron destruidas y aniquiladas. Toda muralla, todo obstáculo al avance de los trabajadores fue roto, fue pasado a llevar. La Revolución Cubana sabía dónde iba, sabía lo que tenía que hacer y rompió toda muralla que se le puso en el camino. Nada podía impedir en Cuba el avance de los trabajadores, el avance del pueblo. Sabían los revolucionarios cubanos que las leyes, las instituciones, todo lo que heredaron del régimen anterior fue construido por los dueños de los fundos y las fábricas, fue construido por los norteamericanos, fue construido por los que vivían del goce del privilegio y la riqueza. Sabían los revolucionarios cubanos que todo el régimen, todas las leyes, todas las
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instituciones fueron construidas para defender la riqueza de unos pocos. Sabían que todas las leyes, todas las instituciones, todo lo que era el régimen legal y jurídico de Cuba, estaba construido para oprimir al pueblo, para explotarlo, para mantenerlo en la miseria, para que unos pocos gozaran de la riqueza a costa de muchos que trabajaban. Por eso destruyeron las instituciones del régimen anterior y crearon nuevas, al servicio del pueblo, al servicio de los trabajadores. Destruyeron el Estado, destruyeron las leyes; construyeron nuevas leyes, construyeron un nuevo Estado, nuevas Fuerzas Armadas, construyeron nuevas instituciones, que se pusieron al servicio del avance de los trabajadores. Crearon una nueva legalidad, crearon una nueva justicia, crearon un nuevo gobierno, crearon un nuevo Estado. La justicia, el Estado y la legalidad de los revolucionarios. La justicia, el Estado y la legalidad de los trabajadores. Sólo así se pudo hacer una revolución, destruyendo la ley que había sustentado la riqueza de unos pocos, destruyendo las instituciones que amparaban el lujo y los privilegios de unos pocos, creando otras nuevas, creando los caminos que los trabajadores necesitaban para hacer una revolución. Sólo así se hacen revoluciones en el mundo y en América. Sólo así es posible hacer revoluciones en Chile, en Cuba, en Vietnam, en China o en la Unión Soviética. Sólo destruyendo las limitaciones al avance de los trabajadores, puede avanzarse en el camino de la revolución. Los trabajadores conquistarán el poder, los trabajadores realmente terminarán con el régimen de explotación cuando destruyan todo lo que los limite, todo lo que los frene, todo lo que impida su avance. Eso es lo que debemos aprender de Cuba. Esas son las lecciones de la Revolución Cubana; por eso Cuba es una Revolución; por eso Cuba es la vanguardia de América; por eso Cuba es la vanguardia de los movimientos revolucionarios de América Latina; por eso Cuba es atacada; por eso Cuba sufre el cerco económico del imperialismo; por eso Cuba es combativa; por eso Cuba tiene que defender del imperialismo y de las agresiones; por eso respetamos a Cuba, por eso saludamos a Cuba, por eso hoy día rendimos un homenaje a Cuba. [...] Lo fundamental del 4 de septiembre en adelante es la capacidad de iniciativa y movilización ganada por los trabajadores Como dijimos, no es posible hoy en Chile saludar a la Revolución Cubana, hacer ningún tipo de homenaje a la Revolución Cubana, si no nos referimos al proceso revolucionario que recién comienza en Chile. No es posible hablar de Cuba sin hablar de Chile hoy. No es posible hablar de
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Cuba sin hablar de los logros, los avances, que ha hecho el pueblo en Chile hoy y las tremendas dificultades y las tareas que tienen los trabajadores por delante. El 4 de septiembre, el pueblo y la izquierda chilena conquistaron el gobierno. Conquistaron una porción de poder, una parte del acceso a niveles de decisión. No conquistaron el poder. Los trabajadores de Chile no tienen aún el poder en sus manos. Tienen un instrumento eficaz, tienen en sus manos un instrumento importante que es el gobierno, y que si es bien utilizado, si es tomado como un instrumento de los trabajadores y de los revolucionarios podrá constituir un elemento, un instrumento que desarrolle el trabajo y el camino hacia la revolución. Eso es importante. Y por eso el Movimiento de Izquierda Revolucionaria defiende la estabilidad del gobierno. Desde el 4 de septiembre el gobierno ha venido tomando una serie de medidas en el cobre, sobre los bancos que eran de unos pocos, ha venido golpeando algunas industrias y pasándolas a propiedad de todo el pueblo; algunos fundos han pasado a propiedad de los campesinos y de todo el pueblo. Esas son cuestiones que aplaudimos en el gobierno, y que los trabajadores apoyan y defienden. Por eso, defendemos la estabilidad del gobierno, defendemos al gobierno contra las agresiones de la reacción y apoyamos las medidas positivas que toma este gobierno. [...] Desde septiembre las clases dominantes han venido tratando de frenar, detener y combatir el avance de los trabajadores [...] Los obreros y los campesinos han seguido avanzando, pero las clases dominantes, los dueños del poder y la riqueza, desde el 4 de septiembre en adelante han venido levantando sus banderas; las banderas de la legalidad, las banderas del orden, las banderas de la propiedad privada, las banderas que esconden el derecho de unos pocos a gozar de la riqueza mientras otros viven en la miseria y el oprobio. Eso han venido haciendo los democratacristianos, los freístas, los nacionales, la Democracia Radical. [...] Desde el Parlamento, la mayoría democratacristiana y nacional desfigura los proyectos de gobierno; cuando el Gobierno lanza un proyecto que busca permitir que Chile no pague a los ladrones norteamericanos, que no pague ninguna indemnización como todos los trabajadores de Chi-
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le reclaman, cuando se presenta un proyecto que permita defender la riqueza del país, la que han producido los trabajadores, e impida que los ladrones norteamericanos tengan derecho a indemnización que no merecen, que se han robado más de lo que es el patrimonio nacional, entonces la mayoría democratacristiana y nacional desfigura el proyecto, lo transforma, lo debilita, y lo llena de ambigüedades, lo llena de debilidades, para que el pueblo de Chile tenga que pagar. Y desde ese instrumento, que ya es más débil, tratan de forzar al gobierno y al pueblo a que tenga que pagar mayores cantidades a los imperialistas, a los que han robado por décadas a Chile. Desde el Poder Judicial, los jueces, la Corte Suprema, Méndez Braña y compañía, persiguen obreros, detienen campesinos que se toman fundos, llenan las cárceles de estudiantes e impiden la movilización de los trabajadores. Buscan con la represión impedir la movilización de los trabajadores del campo y de la ciudad por sus derechos. Desde los aparatos represivos, donde todavía conservan algunas posiciones importantes, golpean a los campesinos que luchan por la tierra o detienen estudiantes que van a concientizar campesinos y a enseñarles el camino. Se toman de la ley y tratan de dificultar el avance del pueblo. A través de la Contraloría dificultan hacer las fábricas propiedad de todo el pueblo. Impiden el avance de los obreros por sus fábricas, impiden que la propiedad de las fábricas sea de todo el pueblo, tratan de detener, frenar y amarrar el avance del pueblo. A través de la prensa, de los grandes consorcios periodísticos, tratan de impedir que el pueblo conozca la verdad, desfiguran y engañan al pueblo, tratan de mentirles sobre lo que ocurre, elevan a primer plano problemas que son secundarios, elevan a primer plano problemas que tratan de dañar la causa del pueblo sobre la base de la propiedad de los medios de producción. [...] La fuente fundamental de fuerza que tiene la izquierda son las masas movilizadas No basta sólo la intención de transformar el país, no basta solamente convocar al pueblo en plazas, no basta sólo mostrar a los enemigos siquiera, no basta sólo mostrar lo que hay que hacer. Cada paso, cada avance que el pueblo dé, tiene que estar de acuerdo a la fuerza que los trabajadores hoy día tengan en Chile. La burguesía, la clase dominante, los dueños del poder y la riqueza todavía tienen fuerza en Chile. Los
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trabajadores deben acumular la fuerza suficiente para combatirlos en el momento necesario, con la fuerza suficiente. Más aún: la única fuente posible de fuerza de los trabajadores, la única fuerza que puede destruir a la burguesía, la fuente fundamental de fuerza que tiene la izquierda son los trabajadores, son las masas, son los obreros, son los campesinos, son los pobladores, son los estudiantes. Sólo la fuerza de los trabajadores puede romper las barreras que hemos mencionado. Sólo movilizando, organizando, elevando la conciencia de los trabajadores, es posible combatir a las clases dominantes en las posiciones que todavía sustentan. La única forma de movilizar al pueblo es por sus intereses y reivindicaciones. A partir de sus frentes, en contra de sus patrones, mostrándoles al enemigo. El MIR apoya e impulsa las formas de lucha que movilizan al pueblo Por eso, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria apoya las formas de lucha que el pueblo levanta. Por eso, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria apoya cuando los campesinos se toman el fundo de un terrateniente que sabotea la producción, que no siembra, que disminuye la producción, que no cosecha, que combate las movilizaciones del pueblo, que impide el aumento de la producción. Por eso, el Frente de Trabajadores Revolucionarios y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria apoyan las fábricas que son tomadas por los obreros, cuando éstos combaten un patrón, un dueño de una gran fábrica, que no aumenta la producción, que despide a los obreros, que aumenta la cesantía, que no levanta las líneas de producción que deben satisfacer las necesidades de los trabajadores. Por eso, el MIR proclama el derecho de los trabajadores del campo y la ciudad, a movilizarse, a levantar las formas de lucha que son necesarias. Si son las tomas de fundos, si son las tomas de fábricas, ése es un camino justo, si se está combatiendo el sabotaje de los momios, si se está combatiendo a la derecha y al imperialismo. ***
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MIR: BOLETÍN DE LA COMISIÓN DE ORGANIZACIÓN Documentos Internos de septiembre de 1971 (Tomo 2, pp. 1056-1080)
Nota preliminar Compañeros: Por resolución del Comité Central se estimó conveniente imprimir y distribuir mensualmente después de cada reunión del Comité Central un Boletín de la Comisión de Organización a todos los militantes de la organización a menos que existieran limitaciones de índole material como sucede con el presente Boletín. [...] El propósito fundamental del Boletín consiste en difundir internamente una serie de información y documentación política que contribuyan a la formación y elevación de la conciencia política de los militantes respecto de la actual coyuntura de la lucha de clases. También constituye propósito importante el de contribuir a mejorar el necesario nivel de cohesión política orgánica del conjunto de los militantes y de la organización. Es necesario precisar que este Boletín tiene un carácter estrictamente interno, y que su lectura y discusión debe ser tarea obligatoria para todos los militantes. [...] Comisión de Organización del Comité Central Memorándum del Comité Central N° 1 (Resumen de acuerdos y discusión de la reunión de Comité Central del 4, 5 y 6 de septiembre de 1971) [...] 2.— Análisis de la situación política de septiembre. La situación más delicada y que más preocupa a nuestra organización es la concentración de tropas militares en Santiago y provincias, acontecimiento ya tradicional y legítimo, alrededor del 18 y 19 de septiembre. Esta situación crea condiciones objetivas para un intento de golpe; “abre los apetitos” de toda las fuerzas sediciosas que operan a nivel nacional desde hace largo tiempo y que la organización ha denunciado sistemáticamente.
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En este sentido existen dos poderosos antecedentes que nos obligan a preocuparnos acerca de los apetitos golpistas que ya se han abierto respecto de la concentración de tropas militares el 19 de septiembre: a) El primero de estos antecedentes dice relación con las líneas anteriores que fundamentalmente se estaba planteando la sedición y que en general apuntaban a septiembre como fecha importante en la consecución de la totalidad o de una parte sustancial de sus planes conspirativos. Los objetivos generales que las clases dominantes se venían planteando eran: “cristalizar” la “unidad democrática” de todas las fuerzas sediciosas (en gran medida conseguida después de la muerte de Pérez Zujovic, caída de la mesa de la Cámara, elecciones de la Universidad de Chile y de Valparaíso); crear un abismo de separación entre la UP y el MIR; intentar la creación de un sector socialdemócrata de contrapeso al interior de la UP; ir a la consolidación política y orgánica de las organizaciones gremiales y corporativas de la derecha; intensificar la campaña de desabastecimiento y sabotaje de la producción en áreas importantes de la economía; aumentar la base social de apoyo de la sedición incluso a expensas de sectores populares; en este mismo plano debería ser considerado el triunfo de las fuerzas fascistas en Bolivia y la presión abierta del Eximbank a raíz de créditos solicitados por el Gobierno de Chile. Todos estos objetivos serían debidamente publicitados en la prensa mediante campañas sistemáticas. Es necesario decir que estos objetivos generales se han conseguido en una medida importante. [...] Para la DC (aunque con diferencias internas: freísmo y castillismo) de lo que se trata es de aislar y dividir al “marxismo” mediante la política de ganar fuerza civil y militar, con predominio de las fuerzas civiles, aumentar la base social de apoyo popular, provocar todas las situaciones posibles para crear condiciones favorables a la división abrupta entre el MIR y la UP, para enseguida encajonar al Gobierno en sus propias contradicciones, hacerlo conciliar para luego plantearse más seriamente la posibilidad de derrocarlo utilizando algunos de los mecanismos institucionales y legales. Esto último obviamente mediante el uso de posiciones de poder que hegemónicamente detenta la burguesía en el Parlamento, el aparato jurídico y las Fuerzas Armadas como fiel guardián del orden y la legalidad institucional. [...] b) El segundo de estos antecedentes dice relación con los factores políticos que configuran el cuadro más reciente de la situación política nacional: la DC impulsó a algunas fracciones del campesinado a la calle;
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ofensiva de prensa claramente perceptible, reuniones poco menos que públicas de oficiales en ciudades importantes de Chile, los funerales de Luciano Cruz que denotaron una gran influencia de sectores populares, actividad creciente de la derecha en el seno de las Fuerzas Armadas, “clima nacional del golpe”, etc. Por lo tanto y en cuanto se desprende de este somero análisis las principales tareas permanentes del partido son todas aquellas que dicen relación con la “sobrevida del partido” y la capacidad de implementar medidas de respuesta a esta eventual perspectiva: medidas de seguridad mínimas, alertas, comunicaciones, redes y otras medidas de emergencia. La conclusión a la cual llega el Comité Central es que, si bien la fecha pudiera no ser exacta puesto que ella depende en última instancia de una multitud de variables sumamente complejas que la sedición aún no maneja totalmente, no hay como contrapartida antecedentes suficientemente serios y fundados para negar de plano dicha fecha. Por lo tanto, la organización no debe descansar hasta descartar prácticamente esta posibilidad y prepararnos desde ya. Lo que sí sabemos a ciencia cierta que un nuevo proceso de golpe ha comenzado y este contexto debe presidir la actividad cotidiana fundamental de todos los miembros de la organización. [...] 5.—Problema político-policial a raíz de la muerte de Luciano Cruz. A partir del hecho de que la justicia que investiga la muerte de Luciano Cruz tendría supuestos graves antecedentes, la prensa de derecha en contubernio con la justicia burguesa están tratando de crear toda una campaña orientada a provocar la detención “legal” de algunos dirigentes del MIR como otra de las líneas coyunturales favorables de la sedición para iniciar una persecución al MIR en su conjunto. Pero esta intención por parte de la derecha es tan burda, ya que todos los antecedentes de peritaje médico y legal comprueban la muerte accidental de Luciano Cruz por intoxicación con gas, que incluso hasta la Corte de Apelaciones negó la constitución de un ministro en visita. [...] 6.—Incorporación de militantes del MR-2. A raíz de un congreso que esta organización mantenía y que reunía alrededor de 50 congresales, alrededor de un 30 a 40% se retiró de tal evento y planteó su ingreso al MIR. Se trataría de aproximadamente de 20 a 25 cuadros políticos, algunos de ellos ex militantes nuestros y una base orgánica de aproximadamente 100 a 120 militantes que trabaja en los frentes de masas más importantes que el MR-2 controlaba: trabajo de pobladores en la comuna
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de La Reina, José María Caro, Puente Alto, trabajo estudiantil en la Universidad de Chile, y en menor medida, trabajo campesino. Las condiciones de ingreso son prácticamente ninguna y, por el contrario, desde todo punto de vista constituye un saldo positivo, ya que no sólo amplía el trabajo de masas del MIR, sino que también se refuerza la cantidad de cuadros políticos tan necesarios para nuestra organización. Desde otro ángulo es necesario señalar que este acontecimiento viene a consolidar al MIR como polo único de reagrupación de las fuerzas de la izquierda revolucionaria. [...] 8.— Política de masas. a) Pobladores: Se informa que estaría redactado el programa y la plataforma de lucha de pobladores a nivel regional Santiago para ser discutido y aprobado en una Conferencia Nacional de Pobladores. Este programa no solo incluye al sector denominado de “los sin casa”, sino también al resto de los sectores de pobladores como así mismo sus respectivos problemas de organización. Este programa no fue expuesto al Comité Central pero se imprimirá en el Boletín de la Comisión de Organización para realizar discusión posterior en el próximo C.C. [...] Volviendo al frente de masas de pobladores se informó acerca de la última concentración de pobladores que organizó la JPR de Santiago y a la cual asistieron 1.300 pobladores, la mayoría de ellos de la Población Nueva Habana. Se destaca que fue mucho más pequeña de lo presupuestado y esto fundamentalmente porque no se movilizó a todo el frente. Desde un principio no se tuvo claro la cantidad que se esperaba y a pesar de que la explosividad social de este sector es muy grande se reconoció la incapacidad orgánica para movilizar las cantidades inicialmente propuestas. Se plantearon algunas críticas al Comité Regional Santiago, porque en general no se integró ni se empleó a fondo en esta concentración, a pesar de que el partido financió 3.000 afiches y 30.000 volantes. [...] 9.— Problemas orgánicos. b) El Secretariado Nacional emitirá un Boletín que resume sus principales discusiones y actividades. Este Boletín sólo podrá ser conocido hasta la jefatura de GPM*. [...]
* [GPM: Grupo Político Militar.]
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f) Se leyó y discutió el Manual de Seguridad y Alerta. Se insistió en el cumplimiento riguroso de las medidas mínimas de seguridad que incluyen sin excepción a todos los militantes en un plazo muy breve. Este documento será entregado aparte. [...] 11.— Tareas para la coyuntura. Gran parte de la reunión de CC giró alrededor de entregar los objetivos y las tareas más importantes a realizar durante la actual coyuntura definida al principio de este informe. Se insistió principalmente en las tareas agrupadas bajo el nombre de “sobrevida del partido”, que incluyen medidas de seguridad, alertas y comunicaciones. En cuanto a las tareas que dicen relación con la posibilidad de un enfrentamiento propiamente tal se hizo hincapié en que éste debe alcanzar el carácter necesariamente nacional (lo cual obliga a que todas y cada una de las estructuras orgánicas de la organización a nivel nacional deben fijarse objetivos al respecto). Se insistió en el hecho de que lo que se trata es de llevar el enfrentamiento de tal forma que ligándose profundamente a las masas permita continuar la lucha bajo otras formas. Dada la actual correlación de fuerzas es poco probable que en el corto plazo se plantee la posibilidad de la conquista del poder, pero al mismo tiempo no hay que descartar que en el transcurso del enfrentamiento la dinámica se modifica permanentemente lo cual abre nuevas y variadas perspectivas. Insistiendo acerca de la posibilidad de un enfrentamiento a corto plazo se dijo que en el curso de éste tiene distintas etapas, que imponen objetivos distintos a cada fuerza participante y a cada zona geográfica del país. Sobre esto se recabó en profundidad. [...] Proyecto de Programa de Pobladores [...] 2. Los pobladores y la lucha por la vivienda a) El MIR sostiene que el derecho a la vivienda confortable y sólida es un derecho de todo el pueblo. Las clases dominantes y los momios en general, principalmente sectores de las empresas de la construcción han hecho un negocio descarado de esta necesidad vital de nuestro pueblo. Para esto:
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b) El MIR luchará por la expropiación de todo el complejo de la construcción y de las grandes empresas constructoras agrupadas en la Cámara Chilena de la Construcción. c) El MIR sostiene que reemplazará a las empresas privadas que boicotean los planes de vivienda de los pobladores; sólo una empresa nacional estatal de la construcción, que sobre la base de la participación y control de las organizaciones propias de los pobladores, cesantes y obreros de la construcción, podrán poner en marcha un acelerado plan de viviendas para todo el pueblo de Chile: Brigadas de Trabajadores, Comités de Cesantes, Comités de Impulso y Vigilancia de la Construcción, Comités contra el Boicot y el Sabotaje, Comités de Lucha por la Urbanización. d) El MIR luchará por la expropiación de los grandes rentistas propietarios de viviendas, y por que pasen a manos de todo el pueblo; se luchará también por la expropiación de las grandes mansiones de lujo y por la ocupación de éstas para fines educacionales y culturales. [...] 3. Los pobladores y la salud El MIR sostiene que la salud es un derecho de todo el pueblo y que las clases dominantes han usado este derecho como instrumento para fines de lucro personales. El MIR luchará por la creación del Servicio Único de Salud, como la única forma de terminar con la división clasista de la salud, hoy imperante. Sólo el S.U.S garantizará una buena atención médica y dental gratuita, preventiva y curativa sin burocracia y de rápida expedición. Para lograr el S.U.S. el MIR luchará: a) Por la expropiación de las industrias farmacéuticas nacionales y extranjeras para poner a disposición de todo el pueblo la producción de sustancias químicas para prevenir y curar enfermedades. b) Por impulsar los Frentes de Salud y los Comités de Salud, que son los organismos que permitirán la participación de los pobladores, que junto a los trabajadores de la salud irán destruyendo las estructuras burocráticas del actual servicio. c) Por que se preparen pobladores, obreros y campesinos en el desempeño de las labores de prevención y curación de enfermos. Las universidades como se sabe, al igual que las escuelas para profesionales y técnicos, influidas por la ideología burguesa, no han sido creadas para darnos una respuesta adecuada en la formación de técnicos que sirvan a la salud del pueblo. Con la participación del pueblo deben formarse más médicos y técnicos, pero en menos tiempo.
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d) Por que los profesionales, médicos, dentistas y enfermeras deban trabajar como mínimo 8 horas al servicio de los trabajadores y no como la ley actual lo estipula. e) Por que se construyan más establecimientos de salud utilizando la reforma urbana y realizando para esto expropiaciones de edificios en poder de sociedades o explotadores individuales. 4. Los pobladores y la educación El MIR considera que la educación es un derecho de todo el pueblo. Sin embargo las clases dominantes han hecho de ella un privilegio y la han instrumentalizado al servicio de sus propios intereses de clase. El MIR luchará por que el Estado asuma todo el control de la educación garantizando el acceso a ella a todos los trabajadores y sus hijos. Que la educación sea gratuita en todos los niveles, asegurando a quienes la reciban, por medio de un adecuado sistema de becas, capaz de solucionar los problemas de hogar, vestuario, alimentación y materiales de estudio. Solamente cuando el Estado asuma todo el control de la educación, cuando se haya eliminado la educación particular y cuando los pobladores, obreros, campesinos, entren a participar directamente en la elaboración, planificación y control de la educación estarán echadas las bases para que la educación sea un beneficio para todo el pueblo. El MIR luchará además para que se marche hacia la creación de Centros de Capacitación Obrera, que en lo fundamental preparen política e ideológicamente al pueblo, a los trabajadores para la conquista del Poder y los capaciten para la tarea de la construcción del socialismo y en la cual los estudiantes revolucionarios jugarán un papel importante. [...] 6. Los pobladores ante el comercio El MIR luchará por el control estatal del comercio interior y exterior, para lo cual se precisará la expropiación de todas las grandes firmas comerciales, supermercados y monopolios de distribución y su reemplazo por grandes almacenes del Estado que deben ser administrados por los propios trabajadores con el objeto de mejorar los mecanismos de distribución, abaratar los precios y solucionar progresivamente el problema de los intermediarios. [...]
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8. Los pobladores ante la cesantía La cesantía es el producto del sistema capitalista que requiere de un ejército de cesantes para abaratar la mano de obra. Este fenómeno se ve agravado hoy en Chile por el boicot económico a todo nivel y el temor financiero desatado por el gobierno de Frei y su pandilla en los meses de septiembre, octubre de 1970. El MIR propone declarar a la cesantía calamidad pública. Crear brigadas de trabajadores que incorporen masivamente a los cesantes, a las actividades de la construcción, a la Empresa Nacional de la Construcción, eliminando la mediación de los grandes empresarios y contratistas particulares, crear un subsidio de cesantía automático con cargo a las empresas privadas. 9. Los pobladores ante las Fuerzas Armadas Los pobladores deben darse la tarea de liquidar o neutralizar el ascendiente de las clases dominantes sobre sectores de las Fuerzas Armadas. Para ello los trabajadores deben confraternizar con los soldados, conversando de la profunda justicia de la lucha de los explotados y así evitar que las influencias de maniobras del PDC y el PN puedan arrastrar al conjunto de la tropa a un enfrentamiento con los trabajadores. Los pobladores deben comprender que el ascendiente de los partidos políticos de los patrones frente a sectores de las Fuerzas Armadas se fundamenta, en última instancia, en el aislamiento de los soldados respecto del pueblo, originado por la vida en el cuartel, y también en las rígidas diferencias jerárquicas establecidas en el seno de las Fuerzas Armadas entre la oficialidad y la tropa. Por lo tanto, en la medida en que el PDC y el PN preparen su asalto sobre los trabajadores, el MIR debe llevar a los soldados a la lucha por la democratización de las Fuerzas Armadas, por la igualdad de los derechos cívicos para todos sus miembros, por el escalafón único, por la incorporación de los soldados junto a las organizaciones del pueblo y los trabajadores en general a los planes de desarrollo económico y social, y desde luego a la lucha contra el intento sedicioso, tanto nacional como extranjero. En la lucha contra los enemigos del pueblo los trabajadores también deben organizarse ellos mismos, para la defensa de sus derechos, su sobrevivencia como clase y su papel histórico. Comisión de Pobladores de Santiago. [...]
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Principales tácticas empleadas por los conspiradores Podemos resumirlas en tres grandes grupos: a) Las tendientes a demostrar que dentro del Gobierno existen partidos que están actuando al margen de la Constitución. Esto se intenta a través de la prensa y radio. Al frente de esta campaña se encuentra principalmente el PN y Patria y Libertad. Se refieren al PC y al PS. El primero por sus medidas económicas. Esto culminó con la acusación constitucional contra Vuskovic. Y contra el segundo por la participación de algunos sectores de él, coludidos con el MIR, en las “tomas indiscriminadas de predios agrícolas”. b) Las tendientes a demostrar que el Gobierno no cuenta con el apoyo de los trabajadores, y que en realidad lesiona sus intereses. Al frente de éste se encuentra la DC que, a través de sus departamentos sindical y campesino, está movilizando a sus masas en este sentido, a la vez que las prepara material e ideológicamente para un eventual enfrentamiento con “el totalitarismo marxista”. Esto mismo hace el PN con los empresarios (en relación con el punto a)). c) Las tendientes a demostrar que el MIR inicia la lucha por la toma del poder utilizando cualquier tipo de maniobras. En esta situación el Gobierno sería incapaz de ponerle atajo, a la vez que habría sectores que serían cómplices. Esto les permite plantear la posibilidad de un autogolpe. Para crear el clima adecuado a esto han planificado llevar a cabo atentados contra personeros de derecha (PN y DC) y contra dirigentes comunistas y socialistas. Estos asesinatos llevarían la firma del MIR. Estos últimos (contra PC y PS) asegurarían el rompimiento entre esos partidos y el MIR. El plazo para estas medidas está programado para septiembre. Ya se ha iniciado la campaña de prensa que prepara el terreno. Detrás de esto está la mano del PN y la DC. En el desarrollo de estas técnicas es donde se observa la acción conjunta de todos los conspiradores. Esto se debe a que abonan el terreno para cualquiera de las dos salidas estratégicas. Nuevamente vemos en esto la habilidad de la CIA. Situación interna de las FF.AA. En este punto seremos breves. Sólo nos referimos a situaciones generales. El trabajo de los conspiradores, durante once meses, en el seno de las Fuerzas Armadas, les ha permitido, según ellos, contar con un apoyo
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bastante grande dentro de ellas. Cuentan con oficiales de las más altas posiciones, así como con gran número de oficiales medios, en las 3 ramas y Carabineros. Los uniformados sediciosos se dividen, igual que los civiles, en los que apoyan el golpe clásico y los que están por el “camino constitucional” para derribar a Allende. Además hay que agregar la fracción de los que piensan que el Ejército debe ser el grupo dominante de un nuevo Gobierno. Estos son los militares que se autodenominan desarrollistas, o sector nasserista. Rol jugado por la CIA En estos momentos puede afirmarse que la CIA está detrás directamente de todos los instrumentos de la conspiración, no importa el sector al cual pertenezcan. Tanto en el plano político como económico; civil o militar; este es un fenómeno que se observa a partir del 4 de abril. Para llevar a cabo su trabajo cuentan con la colaboración de numerosas embajadas, tanto de Latinoamérica como de Europa, cuentan con la pantalla de diversas instituciones internacionales, muchas de ellas de las Naciones Unidas y desde luego con la participación activa de la Embajada de Estados Unidos. De hecho, todas las tácticas empleadas por la sedición, son directamente creadas por ella, o bien cuentan con su visto bueno. El control más alto de la conspiración está en manos de ella. Tanto en el plano internacional como en el nacional. El reciente golpe en Bolivia fue acelerado por los intereses de la CIA en Chile. Este es un ejemplo de la magnitud de la enorme maquinaria que han montado en nuestro país. [...] ***
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MIGUEL ENRÍQUEZ: “A CONQUISTAR EL PODER REVOLUCIONARIO DE OBREROS Y CAMPESINOS” DISCURSO EN HOMENAJE A MOISÉS HUENTELAF (1° de noviembre de 1971) (Tomo 2, pp. 1217-1226)
Compañeros campesinos de Cautín y de todo Chile. Compañeros del Movimiento Campesino Revolucionario y del Frente de Trabajadores Revolucionarios. Compañeros militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Compañeros: A nombre de la Dirección Nacional del MIR hemos venido a rendir un homenaje a Moisés Huentelaf; campesino, mapuche, revolucionario y militante de nuestro movimiento, asesinado por los momios latifundistas el viernes 22 de octubre en el fundo Chesque. La forma en que encontró la muerte Moisés Huentelaf resume gran parte de lo contradictorio y confuso del período porque atraviesa nuestro país. Como ocurre a lo largo de todo el campo chileno, campesinos pobres, sin tierra, se organizan para conquistar ellos mismos lo que la ley les niega: la tierra. Explotados por décadas, marginados de los beneficios de la sociedad, desarmados, unidos sólo por su miseria y decisión, se tomaron un fundo donde no se explotaba la tierra. Los dueños del fundo, enriquecidos a costa de la explotación de los campesinos, gozando de la riqueza y el privilegio, que no trabajaron la tierra para crear el hambre en Chile; impunemente, bien armados y organizados, atacaron, dispararon, hirieron y asesinaron campesinos; así se defiende el derecho de algunos a la riqueza y un destino de miseria para otros. Los campesinos fueron desalojados, Moisés Huentelaf fue asesinado, otros campesinos fueron heridos. Es un episodio de la lucha entre los dueños del poder y la riqueza por un lado y los trabajadores por el otro, en la forma que adopta hoy en Chile. Pero eso no fue todo. Tres carabineros ayudaron a los terratenientes a desalojar a los campesinos, el Gobernador de Loncoche fue llamado tres veces para que interviniera, pero se abstuvo, no acudió y dejó que los
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terratenientes acribillaran por tres horas a los campesinos. Y no terminó allí el incidente. Esa noche, cuando un campesino fue asesinado por los terratenientes, el juicio que comenzó fue el juicio a los campesinos: fueron cazados en los caminos y en sus chozas; decenas de ellos fueron detenidos, al menos uno de ellos fue torturado, fueron allanadas las casas campesinas a la búsqueda de las armas que no mataron a nadie, fueron golpeadas sus mujeres y sus niños. Un campesino ha sido asesinado por los terratenientes: la prensa reaccionaria informa al país que son guerrilleros, que los campesinos desatan un clima de terror en los campos, que están armados. Un campesino ha sido asesinado por los terratenientes, y el Ministro del Interior, horas después, aprovecha de condenar las tomas de fundos por los campesinos. Las concesiones del Gobierno [...] Así perdió la vida Moisés Huentelaf, campesino, mapuche y revolucionario. A los 24 años de edad, después de tres años de militancia en el MIR, deja una compañera y dos hijos. Tenía tierra, la había conquistado poco tiempo antes, pero había dedicado su vida a luchar por conquistar la tierra para todos los trabajadores y a combatir a los terratenientes. Moisés Huentelaf, héroe de la lucha de los campesinos, une su nombre al de los asesinados en la Coruña, San Gregorio, Ranquil y Lonquimay, El Salvador y Puerto Montt. [...] El mejor homenaje que podemos rendirle es a partir de su muerte explicar a los campesinos y al pueblo qué ocurre hoy en Chile, en qué consiste este proceso lleno de avances y retrocesos. [...] Nosotros no confundimos al enemigo [...] Desde que este período se inició, dijimos que el ascenso de la Unidad Popular al gobierno era un hecho positivo, pues incorporaba a grandes sectores de masa a la lucha por el socialismo, pues abría grandes posibilidades de organización y movilización de los trabajadores y porque cristalizaba el alineamiento de dos grandes campos: el de los dueños del
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cobre, de las fábricas y los fundos por un lado; y por el otro el de los trabajadores. Dijimos entonces, como muchos, que grandes dificultades aparecían en el camino y que grandes debilidades afectaban el avance de los trabajadores; entre los fundamentales: el poder económico, político y militar de las clases dominantes, el imperio de la ley construida por los patrones, la supervivencia de un Parlamento reaccionario y de una justicia de clases. Planteamos desde un principio que sólo podían avanzar los trabajadores y el gobierno a través del uso de las dos grandes palancas que le entregarían fuerza: la unidad de todo el pueblo y de la izquierda y la movilización de las masas a partir de sus reivindicaciones, contra sus patrones, para desde allí acumular la fuerza suficiente para conquistar el poder. Eso pensábamos desde el comienzo, y hoy después de un año de gobierno de la Unidad Popular seguimos pensando básicamente lo mismo. [...] La represión contra trabajadores Pero no todo es tan claro para los trabajadores, hay hechos y medidas del gobierno que los confunden, que los desconciertan, que no entienden, que nadie les explica y que sólo unos pocos intentan justificar. En los campos de Chile se ordena a carabineros que desaloje y reprima a campesinos que luchan por la tierra. En Santiago se apalea a los estudiantes cuando protestan contra las agresiones del gobierno norteamericano. Se reprime a los pobladores del Campamento Nueva Habana cuando protestan contra el sabotaje de la Cámara Chilena de la Construcción y el trámite burocrático de la Contraloría. [...] El gobierno comenzó tomando algunas medidas económicas que abrieron un camino en el terreno de la gran minería del cobre, de la banca y de la industria. En este terreno queda, como es evidente, un largo y el más difícil trecho por recorrer: erradicar las inversiones norteamericanas en la industria, redistribuir efectivamente el crédito, incorporar a la propiedad de todo el pueblo la totalidad de la gran industria, etc. Las contradicciones del período No fue tan clara la política agraria del gobierno y fueron de más graves consecuencias las medidas adoptadas, dada la mayor intensidad de
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las luchas campesinas. Desde el comienzo, el gobierno aceptó la Ley de Reforma Agraria democratacristiana y no presentó otro proyecto de ley. Al limitar también el camino de las intervenciones, el gobierno sólo pudo proponerse la expropiación de los predios que tenían más de 80 hectáreas de riego básico, existiendo gran propiedad agraria también en predios de menor cabida. Por este camino el gobierno se vio obligado a conceder la reserva a los terratenientes, a tener que indemnizarlos cuando los expropiaba y a todo un procedimiento tecnocrático y burocrático de acceso a la tiera por los campesinos. La situación se hizo más grave aún al limitar el gobierno las expropiaciones en 1971 a 1.300 predios del total de 3.800 que tenían sobre 80 hectáreas de riego básico. Esto llevó al gobierno a graves contradicciones con el movimiento campesino, y obligó a éste a buscar por todos los medios, a pesar de la política del gobierno, formas para poder seguir avanzando. Así se desarrolló la movilización campesina primero en el sur de Chile y después en el centro del país. El gobierno intentó resolver esta contradicción ideológica y políticamente las formas que adoptaba el avance de los trabajadores en el campo y después cayó en las incursiones represivas a las movilizaciones campesinas, las que hoy son cada vez más frecuentes. Los terratenientes a su vez, algunos expropiados y otros amenazados, pero la mayoría impunes, pudieron sabotear la producción agropecuaria a su gusto, desmantelar los fundos, etc., y así lograron crear desabastecimiento en algunos rubros. El gobierno no movilizó a las masas El resultado de una política débil en el sector agrario y el hecho de que el gobierno no haya asumido el liderazgo del movimiento campesino en ascenso, obligó al movimiento campesino, al serle negados los instrumentos legales por medio de los cuales encauzar su lucha, a acudir a formas ilegales de movilización, entre las que están las tomas de fundos, que hemos encabezado. El MIR no inventó la lucha de clases en el campo, sólo hemos organizado y liderado las únicas formas posibles de movilización campesina dadas las condiciones impuestas por la política agraria del gobierno. [...] Así el gobierno de la Unidad Popular si bien hirió intereses de la clase dominante, si bien comenzó a tomar medidas positivas en el terreno económico en general y mucho más limitadamente en el sector agrario, al
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no incorporar las masas al proceso y al no golpear el aparato del Estado y sus instituciones, no ganó fuerza y se hizo cada vez más débil. Ahora bien, son precisamente estas dos medidas: la incorporación de las masas al proceso y los golpes al aparato del Estado las que definen un proceso como revolucionario y lo hacen irreversible si se llevan a cabo. Pero no por ser menos fuerte el gobierno disminuyó la agresividad de las clases dominantes, las que directamente heridas o viendo amenazados sus intereses, con más fuerza aún acataron al gobierno y los trabajadores. En esa circunstancia se abrió el camino a las concesiones del gobierno frente a las presiones de los dueños del poder y la riqueza. [...] Las concesiones le pavimentan el camino a la sedición Compañeros: [...] Los patrones, los dueños de los fundos y las fábricas, los mismos que hace un año temblaban ante el avance de los trabajadores, los mismos que ayer sabían que el pueblo reconquistaría lo que es suyo, hoy comienzan a levantar cabeza. Retoman la iniciativa y abren una contraofensiva reaccionaria en todos los niveles: se pasean armados por los campos de Chile, desalojan y asesinan campesinos, insultan por sus diarios, conspiran descaradamente. Atrincherados en el Parlamento, escondidos detrás de las banderas de la ley y el orden golpean a los trabajadores, avanzan y logran retomar algunas posiciones. Incluso llegan a confundir a sectores del pueblo. [...] Al mismo tiempo los trabajadores del campo y la ciudad combaten diariamente por sus intereses y contra los patrones. Nunca ha sido mayor la movilización campesina, obrera y pobladora. A lo largo de todo el país los campesinos les arrebatan la tierra a los terratenientes, los obreros luchan en sus fábricas, los pobladores combaten a la Cámara Chilena de la Construcción y los legalismos y burocratismos que dificultan su avance. Pero si los patrones se logran unir y pasan a la contraofensiva, no siempre los trabajadores muestran el mismo grado de decisión y unidad. Las contradicciones del período, las concesiones de otros, las agresiones de los patrones, por momento les desconciertan. [...]
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¡A disolver el Parlamento! Obreros, campesinos, pobladores y estudiantes entienden, y cada vez más irán comprendiendo, que lo que frena su avance en todos los terrenos es la legalidad construida por los patrones. Primera tarea será disolución del Parlamento. Terminar con la mayoría democratacristiana y nacional que desde allí dispara contra los trabajadores. Su reemplazo por una Asamblea del Pueblo en la que estén representados los obreros, los campesinos, los pobladores, los estudiantes y los soldados. Creación de formas de poder local de los trabajadores en el campo y en la ciudad, a través de las cuales vayan asumiendo tareas que sienten las bases de un poder revolucionario y popular. Será tarea de los campesinos impulsar estas tareas a nivel de los Consejos Comunales Campesinos. Sólo de esta forma se irán ganando la fuerza suficiente, para enfrentar la gran tarea del período: la conquista del poder por los trabajadores. Unidad de la izquierda Para empujar estas movilizaciones, para combatir la legalidad de los patrones, es imprescindible la unidad de todos los sectores del pueblo. Y ella exige la unidad de las fuerzas más importantes de la izquierda. La única alternativa hoy en Chile es socialismo o fascismo. Estamos todos comprometidos con el resultado de este proceso. No es posible que se pierdan Federaciones estudiantiles en Santiago, en Temuco y en Ñuble exclusivamente por el sectarismo de algunas fuerzas de la Unidad Popular que han impedido la unidad de la izquierda, entregando así victorias a la Democracia Cristiana. [...] ¿Cómo no quisieran las clases dominantes que el pueblo se dividiera definitivamente? ¿Cómo no quisieran “El Mercurio”, “La Prensa”, “La Tribuna”, que la izquierda comenzara una lucha fratricida? ¿Cómo no quisieran los reaccionarios que entre la izquierda revolucionaria y el gobierno se abriera un nivel de enfrentamiento que en su desarrollo llevara inexorablemente al hundimiento del proceso? El Movimiento de Izquierda Revolucionaria busca la unidad de todo el pueblo y de toda la izquierda para enfrentar en definitiva a las clases dominantes nacionales y extranjeras.
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¡A expropiar sin indemnización toda la inversión norteamericana en Chile! ¡A conquistar todas las grandes fábricas para el pueblo! ¡Por el control obrero de la producción en la pequeña y mediana industria! ¡A expropiar todas las grandes empresas de la construcción! ¡A construir la Empresa Nacional de la Construcción! ¡Por la estatización y democratización de la enseñanza en Chile! ¡Derecho a voto y a ser elegidos, los suboficiales y soldados y clases! ¡A expropiar toda la gran propiedad agraria sin indemnización, sin reserva a través de los Consejos Comunales Campesinos! ¡A conquistar el poder para los trabajadores, a instaurar un gobierno revolucionario de obreros y campesinos! ***
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NELSON GUTIÉRREZ: DISCURSO DE RECEPCIÓN A FIDEL CASTRO EN LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN (18 de noviembre de 1971) (Tomo 3, pp. 1303-1307)
El movimiento estudiantil de Concepción recibe hoy, en esta Universidad, escenario de tantas batallas, al Comandante Fidel Castro, líder de la revolución obrero-campesina cubana. Los estudiantes y trabajadores reciben a Fidel en esta zona de combate de la sociedad chilena, donde se cruza la dureza de la lucha del minero, del obrero textil, del obrero urbano con la agitación campesina de Arauco y la frontera. Este recibimiento, lleno de calor y afecto, está marcado por una honda trayectoria de combate contra los explotadores de los trabajadores y estudiantes de esta región. [...] En esta Universidad, Bob Kennedy, agente de la mafia internacional, que explota y mantiene en la miseria a los países semicoloniales, fue escupido, golpeado y expulsado del recinto universitario. Esta fue la primera Universidad que se liberó, por la fuerza, de los Cuerpos de Paz, en Chile. Bastión antiburgués inclaudicable, recibió también el ataque represor de Frei y su camarilla de asaltantes de los intereses del pueblo. Fue violada su autonomía, fueron apaleados, perseguidos y encarcelados los estudiantes. Esta Universidad, esta región y sus luchas, ha sido cuna de expropiadores de bancos y de revolucionarios como Luciano Cruz Aguayo. Cantera que forja, constantemente, agitadores, propagandistas y organizadores de la lucha revolucionaria chilena. Profesionales de la revolución. Este movimiento estudiantil, en el camino de su historia, ha tenido que entregar su cuota de mártires al sectarismo, como Arnoldo Ríos. Los estudiantes de Concepción fuimos la primera voz en Chile, que se levantó para señalar a Salvador Allende las debilidades del proceso político chileno y la necesidad de aclararlos abiertamente ante las masas, como única forma de recobrar fortaleza y seguir avanzando. Son estos estudiantes, forjados en los rigores de la lucha de clases, educados en un odio implacable contra el enemigo, los que dan una bienvenida entusiasta, fraternal y revolucionaria al Comandante Fidel Castro, representante de un pueblo hermano, dueño de su destino, que ha desarrollado una lucha implacable contra sus enemigos internos y contra el gran enemigo de la humanidad, el imperialismo norteamericano. Esta Universidad, los estudiantes y el proletariado combatiente, con alegría revoluciona-
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ria, saludan en Fidel la decisión de un pueblo, de sus guajiros, de sus obreros, de sus estudiantes armados, de llevar una revolución hasta sus últimas consecuencias, al socialismo. Porque Cuba expresa su decisión de lucha sin cuartel a los explotadores en su internacionalismo proletario, en el Che, que en su entrega y en su ejemplo, mostró el carácter continental de la lucha que Cuba abrió con el proceso armado, que habrá de llevar a todos los pueblos al triunfo definitivo de nuestra segunda independencia. [...] Este es un país en guerra Comandante, este es un país en guerra. Un país partido por una guerra de clases, encubierto a veces, abierto otras, que no podrá terminar sino con la victoria o la derrota de uno de los dos grandes campos en pugna. El de los trabajadores de la ciudad y del campo y el de las clases poseedoras nacionales y extranjeras. Esta es una guerra que el proletariado y el campesinado podrán ganar sólo si a través de una táctica adecuada van infligiendo constantes derrotas a las fuerzas enemigas, movilizando la energía revolucionaria del pueblo, fortaleciendo la unidad de todas las clases y capas oprimidas de la sociedad chilena, hasta transformarlas en una fuerza social, política y militar, capaz de quebrar en toda línea el dominio burgués imperialista. En esta guerra, los trabajadores avanzan con fuerza cuando nos nacionalizan el cobre y deciden no pagar un peso a los saqueadores yanquis. Cuando nacionalizan la banca, cuando toman el control de la tierra a través de sus propias movilizaciones, cuando aceleran el proceso de expropiación de la gran industria y exigen el control y la administración obrera de la fábrica, cuando empiezan a exigir la destrucción del viejo aparato del Estado y la construcción del Estado popular de un Estado de los trabajadores. Así, las masas obreras y campesinas van destruyendo y debilitando el poderío de los dueños de la tierra y de las fábricas y sus socios extranjeros, van confiando en su propia fuerza y desarrollando su propio poder. [...] Así también, todo el pueblo sabe que esta guerra sin cuartel, que no terminará sino con el triunfo del ejército de las clases explotadas o de la restauración burguesa bajo las formas del fascismo más abyecto. [...]
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Sectarismo impide la lucha ideológica Creen que a través de estas conciliaciones será posible neutralizarlos por algún tiempo, como si al enemigo que los obreros y campesinos han amenazado de muerte, pudiera conformarse con la promesa de una muerte a más largo plazo. Pero, además, quienes han intentado encubrir las concesiones y de justificarlas ideológicamente han hecho resurgir al sectarismo en el seno de la izquierda, impidiendo, dentro de un ambiente unitario, desarrollar la lucha ideológica que permita corregir los defectos del proceso y asegurar el camino de los trabajadores hasta la conquista del poder político. [...] Hoy más que nunca, cuando los dueños de las fábricas y de la tierra están a la ofensiva, cuando pretenden desgastar políticamente al Gobierno, amarrarlo y desgastarlo en mil artimañas legales, quitarle la iniciativa, etc., los trabajadores entienden que la única alternativa política correcta es responder con la unidad de todo el pueblo y de toda la izquierda y con su decisión de avanzar sin tregua sobre sus objetivos, imponiendo él las reglas del juego a los explotadores. Unidad para golpear al enemigo Se ha dicho que la izquierda revolucionaria ha roto con la Unidad Popular y con el Gobierno, que la izquierda se habría dividido y habría en el seno de ella una lucha fratricida. Nosotros sabemos y podemos responder que no es así, porque la izquierda revolucionaria, siguiendo la inteligencia popular, sabe que en la unidad de los obreros y de los campesinos de todo el pueblo, y sólo allí está la fuerza que le dará las victorias y la gran victoria final definitiva. Es por eso que hoy, nuevamente, nosotros planteamos la unidad de todo el pueblo y la unidad de toda la izquierda, unidad para luchar con más fuerza contra nuestros enemigos fundamentales, los explotadores nacionales y extranjeros, unidad para luchar por construir un poder popular, un poder de los trabajadores que reemplace al poder de la burguesía y al actual Estado, que levante la asamblea del pueblo y el estado de los trabajadores. Unidad de todo el pueblo para expropiar a la burguesía propietaria de la tierra y de las fábricas. Unidad de los obreros y de los campesinos y el pueblo entero para acelerar la reforma agraria, para establecer una nueva ley de reforma agraria que permita movilizar a todos los trabajadores agrícolas.
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Unidad para expropiar todas las inversiones del imperialismo yanqui en Chile. Unidad para que el poder pase a manos de los trabajadores de la ciudad y del campo. Por eso, porque en esto se juega el destino de los trabajadores chilenos, el futuro de la lucha de clases en Chile, llamamos a todo el pueblo y a toda la izquierda a deponer todo sectarismo y a unirnos a la lucha contra nuestros enemigos de clase, a golpearlos juntos, a acorralarlos y a derrotarlos hasta hacer de Chile un segundo territorio libre de explotaciones, como la Cuba de Fidel y el Che. Por eso, queremos terminar llamando a corear todos como un solo hombre, La izquierda unida, jamĂĄs serĂĄ vencida. Ciudad Universitaria, 18 de noviembre de 1971.
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FRENTE DE TRABAJADORES REVOLUCIONARIOS, FTR: DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS (Diciembre de 1971) (Tomo 3, pp. 1506-1509)
1. El FTR, corriente de opinión política que agrupa a los sectores revolucionarios de los trabajadores chilenos, se organiza para impulsar desde el seno mismo del movimiento obrero, la lucha por la consecución de los objetivos históricos del proletariado: La conquista del poder, para instaurar un Gobierno obrero y campesino, que destruya el régimen capitalista y haga posible el inicio de la construcción del socialismo en Chile. 2. El FTR considera que la clase obrera es la clase motriz de la revolución chilena y que, bajo su dirección, agrupará el conjunto de los trabajadores, campesinos, soldados, pobladores y estudiantes, para el cumplimiento de su misión histórica: conquistar el Poder, instaurando un Gobierno revolucionario obrero y campesino, para destruir el régimen capitalista, y construir, a través del socialismo, la sociedad sin clases del comunismo. 3. El FTR considera que los enemigos fundamentales de los trabajadores y de la revolución chilena, por ser los que han mantenido y defienden este régimen de opresión, explotación y miseria, son: —El imperialismo, representante de los intereses de la burguesía internacional, que ejerce una sanguinaria dominación económica, política, ideológica y militar sobre los pueblos explotados del mundo; —La burguesía, propietaria de la tierra, de los bancos, de las minas, del comercio, de las fábricas, dependiente y estrechamente ligada a los intereses del imperialismo. —El Estado burgués, que bajo las condiciones del régimen capitalista, es el principal instrumento de dominación del imperialismo y las clases explotadas. 4. El FTR considera que la destrucción del régimen capitalista y la construcción de la nueva sociedad, sólo será posible a través de la movilización combativa de las clases explotadas, que bajo una conducción revolucionaria, enfrentarán a sus explotadores. Este enfrentamiento directo adquirirá caracteres de violencia que exigen de los trabajadores la organización armada para la defensa de sus intereses. En este sentido, nada ni nadie podrá reemplazar el papel fundamental que les corresponde a las clases trabajadoras en la lucha por la conquista de sus objetivos históricos.
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5. El FTR considera que las luchas reivindicativas son un arma valiosa contra la explotación, pero que deben orientarse en un sentido revolucionario, que permita transformar esa lucha reivindicativa en una lucha política por la destrucción del régimen capitalista. 6. El FTR reconoce a la CUT como el organismo máximo de los trabajadores chilenos, pero combatirá en el seno de ella, contra las tendencias burocráticas, sectarias y reformistas, considerando que su deber es luchar por conquistarla e imprimir una orientación revolucionaria a las luchas de la clase obrera y sus aliados. 7. El FTR declara como uno de sus principios básicos el internacionalismo proletario, entendido como la solidaridad combativa del proletariado de un país con las luchas del proletariado de todo el mundo por su liberación. El FTR considera que el triunfo pleno del socialismo en Chile sólo será posible en su totalidad, con la derrota total del imperialismo y sus aliados y con el triunfo del socialismo en todo el mundo. FTR, diciembre de 1971. [...] ***
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FRENTE DE TRABAJADORES REVOLUCIONARIOS (FTR-MIR). PROGRAMA DEL FTR DOCUMENTO CONFIDENCIAL DE DISCUSIÓN INTERNA (Diciembre de 1971) (Tomo 3, pp. 1510-1521)
El FTR, corriente de opinión política que agrupa a los sectores revolucionarios de los trabajadores chilenos, se organiza para impulsar desde el seno mismo del movimiento obrero, la lucha por la consecución de los objetivos históricos del proletariado: la conquista del Poder, para instaurar un gobierno de trabajadores, que destruya el régimen capitalista y haga posible la construcción del socialismo en Chile. [...] Si desde septiembre adelante, los enemigos del pueblo han logrado mantener la casi totalidad del poder y la riqueza en sus manos, hoy es preciso luchar por conquistar todo el poder para los trabajadores, y restituir las riquezas a manos de todo el pueblo, como única forma de destruir el régimen capitalista y marchar resueltamente hacia la construcción del socialismo en nuestro país. [...] El FTR impulsará esta batalla por el poder a través de la organización y la movilización directa de los trabajadores contra sus enemigos de clase, a partir de sus reivindicaciones inmediatas, a partir de su disposición actual de lucha, de su conciencia política presente, preparando así las condiciones para un ascenso revolucionario general de los trabajadores, que pondrá finalmente, a la orden del día, el aniquilamiento político de la burguesía y el ascenso al poder del proletariado triunfante. La lucha por la conquista del poder requiere que los trabajadores luchen contra los enemigos del pueblo en todos los lugares en que éstos se encuentren. La conquista del poder y la construcción del socialismo es tarea de los trabajadores, y nada ni nadie podrá reemplazarlos en el cumplimiento de esta misión histórica. “La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”. El FTR impulsará la solidaridad combativa de los trabajadores chilenos con la lucha de los trabajadores de todo el mundo en contra del imperialismo y las clases dominantes. El FTR entiende que el triunfo pleno del socialismo en Chile sólo será efectivo con el triunfo de los trabajadores de América Latina y de todos los pueblos oprimidos con el triunfo del socialismo en todo el mundo.
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El programa del FTR, que se anuncia a continuación, es una bandera de lucha para encabezar las primeras etapas de este combate del proletariado hacia los objetivos históricos de la clase trabajadora. Es un programa de transición, adecuado a la situación política actual de Chile y cuya agitación por el FTR, en el seno mismo de las masas, llevará a comprender progresivamente la necesidad del programa socialista y a luchar resueltamente por éste. Programa del FTR La construcción del socialismo requiere como paso fundamental que las fábricas, fundos y riquezas del país les sean expropiadas a los explotadores para que éstas, en manos del Estado, y administradas por los propios trabajadores, sirvan a los intereses de todo el pueblo. Por tanto el FTR luchará por: —La expropiación sin pago de las minas del cobre, hierro y de todas las empresas en manos del imperialismo yanqui. —La expropiación sin pago de todas las grandes industrias y monopolios industriales, así como también de todas las empresas en manos de los grandes capitalistas nacionales. —La expropiación de todas las industrias que realicen sabotaje, boicot, desabastecimiento o despidos arbitrarios de trabajadores. —La expropiación de todas aquellas empresas importantes para la planificación y el control de la economía por parte del Estado. —El FTR llama a impulsar la lucha por la expropiación de todos los bancos, compañías de seguros, así como también de todo el comercio exterior y los monopolios comerciales y de distribución en el mercado interno. El FTR frente a la reforma agraria suscribe plenamente el programa del Movimiento Campesino Revolucionario (MCR) que plantea: —Expropiación de todas las tierras de la burguesía agraria chilena (7.000 fundos). —Expropiación rápida del casco, maquinaria, animales, sin indemnización. —No derecho a reserva. —Toma de posesión inmediata de las tierras expropiadas. —Fortalecimiento y desarrollo de los Consejos Comunales Campesinos, como órganos de poder obrero-campesino, que tomen a su cargo las tareas de los organismos del agro.
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Todo esto implica el establecimiento de una nueva ley de reforma agraria. [...] Los problemas de los trabajadores Los grandes capitalistas nacionales y extranjeros, los dueños de las fábricas, fundos, minas, etc., han explotado durante años a los trabajadores chilenos y las riquezas del país en su propio beneficio, sin preocuparse jamás de las condiciones de vida de los trabajadores. De esta forma, han creado graves problemas, tales como los de la salud, la educación, la cesantía, la vivienda, etc. Estos problemas, en la medida que son un producto de la sociedad capitalista, en que unos pocos son los dueños de las riquezas, mientras que la mayoría se ve obligada a trabajar para ellos, sólo serán resueltos definitivamente cuando los trabajadores conquisten el poder, terminen con la propiedad privada de los medios de producción y empiecen así a construir el socialismo. En las actuales condiciones, los trabajadores deben luchar por mejorar sus condiciones de vida, dando estas luchas en función de las tareas por la conquista del poder. Por lo tanto el FTR plantea: Ante la cesantía: La cesantía es provocada por el sistema capitalista, el cual requiere un ejército de cesantes para abaratar la mano de obra. Este problema se ha visto agravado por el boicot económico de los grandes empresarios desde que asumió el Gobierno de la Unidad Popular. El FTR considera, por tanto, que la cesantía debe enfrentarse esgrimiendo las siguientes soluciones: —Declarar la cesantía calamidad pública. —Exigir que las industrias trabajen con toda su capacidad instalada, contratando para ello, mayor personal. —Poner a plena producción todo el agro. —Desarrollar un rápido plan de industrialización, tendiente en lo fundamental, a crear nuevas fuentes de trabajo. —Desarrollar un vasto plan de obras públicas y viviendas que permita absorber en parte la cesantía. —Crear brigadas de trabajadores que incorporen masivamente a los cesantes a la actividad de la construcción, sobre la base de la Empresa Nacional de la Construcción, eliminando así la mediación de los empresarios y contratistas particulares.
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—Crear un subsidio de cesantía automático con cargo a las empresas privadas. Todas estas medidas podrán ser puestas en práctica tan solo, si no se paga a los yanquis el cobre ni a los patrones las fábricas y fundos. Ante la vivienda: El FTR considera que el derecho a la vivienda confortable, higiénica y sólida es un derecho esencial de todo el pueblo. Las clases dominantes, los empresarios de la construcción, han hecho de esta necesidad de los trabajadores un negocio suculento para sus bolsillos. Por lo tanto el FTR plantea: —La expropiación de todas las grandes empresas privadas de la construcción, la que, sobre la base de las brigadas de trabajadores, deberá resolver a corto plazo el problema de la vivienda. —La expropiación de los grandes rentistas propietarios de viviendas y de grandes mansiones de lujo, destinando estas últimas a fines culturales, educacionales o de utilidad pública. —La congelación de los arriendos. El monto de estos no debe exceder del 10% del presupuesto familiar. La obligación de pago debe terminar una vez cumplido un plazo de cinco años, después del cual el Estado garantizará el uso de la vivienda sin necesidad de pago a todos los trabajadores. Ante las remuneraciones: El FTR apoya la lucha de los trabajadores por conseguir mejores salarios, pues los trabajadores tienen el derecho a exigir remuneraciones que les permitan alcanzar mejores condiciones de vida. Por tanto el FTR plantea: —Debe existir una remuneración mínima vital que permita satisfacer todas las necesidades del grupo familiar, es decir, alimentación, salud, cultura, educación, recreación, vivienda, vestuario, movilización, etc. —Esta remuneración debe ser reajustada automáticamente de acuerdo al alza del costo de la vida y en forma escalonada. —Debe fijarse una escala única de remuneraciones para el sector público que sea válida para los diferentes grupos del sector. —Debe fijarse una remuneración tope, tanto para el sector público como privado, que termine con los sueldos millonarios y con la desnivelación que existe actualmente.
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—Debe lucharse por la nivelación de salarios exigiendo, por lo pronto, igualdad de salarios para quienes desempeñan un mismo oficio o profesión. A igual trabajo igual salario. —El FTR considera justo que los trabajadores luchen por que una parte de las utilidades obtenidas por el Estado a través del control sobre las industrias estatizadas, la nacionalización del cobre u otros mecanismos, se destinen al mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y especialmente a aumentos salariales. Ante la previsión social y la salud: El FTR luchará por un sistema previsional único para todos los asalariados. —Un sistema general de subsidios para toda la población activa, por interrupción temporal del ingreso (enfermedad, accidente, maternidad), cuyo monto sea el equivalente a los salarios, sueldos y rentas de actividad. Para los sectores de ingresos indeterminados, el monto del subsidio debe fijarse en relación al sueldo mínimo vital. —Un sistema general reajustable de pensiones por término de la capacidad de trabajo (invalidez o vejez), constituido por una pensión mínima equivalente al sueldo vital fijado. —Un sistema de asignación familiar único para toda la población. —Un sistema de pensiones para sobrevivientes, que proteja a los familiares de toda la población activa, en igualdad de condiciones en lo concerniente a la calidad de beneficiarios, cálculo del monto de beneficio y requisito para obtenerlo. —El FTR luchará por una atención médica gratuita, integral y oportuna, tanto en sus aspectos curativos como preventivos para todo el pueblo. —Una subvención alimentaria en especies, a toda la población infantil y a las madres embarazadas y puerperas hasta dos años. —Establecimiento de salas cunas en todos los lugares de trabajo. —El FTR considera necesario impulsar un proceso que culmine en la socialización de la medicina, eliminando el negociado que con la salud realizan las clínicas particulares, al mismo tiempo que luchará por el establecimiento de un Servicio Nacional de Salud que mejore el nivel de salud de la clase trabajadora y de toda la población. Esto requiere que el Estado destine un mayor presupuesto a estas tareas.
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—El FTR apoya al mismo tiempo la lucha por la democratización del SNS que impulsan los trabajadores de ese servicio. Al mismo tiempo que luchará por que la atención médica se extienda a todo el pueblo, creando policlínicas en los centros laborales o poblaciones. Ante la educación: El FTR considera que la educación es un derecho de todo el pueblo. Sin embargo las clases dominantes han hecho de ella un privilegio y la han utilizado en beneficio de sus propios intereses. Por tanto el FTR luchará por: —Que el Estado asuma el control de toda la educación, garantizando el acceso a ella de los trabajadores y sus hijos. —Que la educación sea obligatoria en los niveles básicos, parvularios y enseñanza media. —Que la educación sea absolutamente gratuita en todos sus niveles y que se asegure a los estudiantes, mediante un adecuado sistema de becas, hogar, vestuario, alimentación y los materiales necesarios para el estudio. —Que se realice una reforma integral de la educación que en lo fundamental garantice: a) Formación integral del individuo, suprimiendo las diferencias en la enseñanza media, entregando a la juventud una educación uniforme, eliminando la especialización prematura entre carreras técnicas y humanistas, que vincule la teoría y la práctica, el trabajo intelectual y el manual, el estudio y la producción. b) Que se vincule estrechamente a los problemas de la comunidad y de la sociedad en su conjunto; a los sindicatos, fábricas, fundos, juntas de vecinos, organizaciones laborales, etc. c) Que la educación sea permanente y alcance todos los niveles, y que en lo esencial garantice el acceso a ella de los trabajadores, creando centros de estudios en todos los lugares de trabajo, fábricas, fundos, empresas, poblaciones, etc. —El FTR apoyará la lucha de los profesores y estudiantes por la democratización de las estructuras del sistema educacional chileno. —El FTR apoyará las luchas que por la proletarización de la educación libran los estudiantes revolucionarios agrupados en el Frente Estudiantil Revolucionario y en el Movimiento Universitario de Izquierda (FERMUI), por considerar que la lucha por rescatar a la educación del control de las clases dominantes y ponerla al servicio de los trabajadores,
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es parte de la lucha de los trabajadores por la conquista del poder y por la transformación revolucionaria de la sociedad. Organización de los trabajadores Organización sindical: En su lucha por la conquista del poder y la construcción del socialismo, los trabajadores deben asumir formas de organización que les permitan enfrentarse exitosamente a los explotadores. Esto requiere, fortalecer las actuales organizaciones de trabajadores, fundamentalmente la organización sindical. Los sindicatos son organizaciones de masas del movimiento obrero, que deben abarcar en su seno a los más amplios sectores. Los sindicatos que siguen una orientación de clase, una orientación revolucionaria, deben ligar permanentemente las luchas económicas inmediatas con la educación y la propaganda, con las tareas socialistas, con las tareas de la conquista del poder. La organización sindical debe permitir la expresión democrática y revolucionaria de las bases y ser capaz de cumplir la tarea de educar, disciplinar, organizar a todas las masas trabajadoras; en el caso chileno, definir su papel frente al Estado y frente a las tareas de la revolución. La organización sindical debe conservar su independencia frente al Gobierno y frente a las organizaciones políticas. El FTR considera que la actual estructura de la organización sindical chilena no cumple efectivos criterios democráticos ni de eficacia en su funcionamiento. En Chile hoy el movimiento obrero necesita una nueva estructura sindical construida sobre la base de una reorganización de la actual. —Necesitamos una organización democrática que sea fiel expresión de la decisión combativa de sus bases. —Una organización que incorpore a las amplias masas de trabajadores que hoy carecen de organización. —Una estructura sindical centralizada, no burocrática que la haga más poderosa y termine con la atomización de la actual. Por tanto el FTR plantea: —Establecer el principio de funcionamiento de acuerdo al ejercicio de la democracia directa de las bases, a través de las asambleas de bases, o de asambleas de delegados de organismos de bases. Elección universal y directa de los dirigentes nacionales, regionales y locales de la CUT.
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—El establecimiento de los Consejos de Delegados por comuna o provincia, integrados por los delegados de los organismos de base, ante los cuales rendirán sus cuentas permanentemente los dirigentes de la CUT. —La creación de los sindicatos únicos nacionales por ramas industriales, que agrupen a todos los trabajadores de un mismo rubro (por ejemplo, el Sindicato Único de los Mineros del Carbón). [...] El FTR reconoce a la CUT como la máxima organización sindical de los trabajadores chilenos, lucha por su fortalecimiento y desarrollo y combate todo intento de paralelismo sindical ante ella. El FTR luchará, sin embargo, por imprimir una orientación revolucionaria a las luchas de la clase trabajadora y combatirá resueltamente las tendencias reformistas, burocráticas y sectarias en el seno de las organizaciones laborales, que entraban y dificultan las luchas revolucionarias de los trabajadores. [...] Participación de utilidades Mediante diversos mecanismos contables y financieros a las empresas les es muy fácil eludir el pago de la participación de utilidades, estando además este derecho reservado tan sólo para los trabajadores ya organizados con sindicato. El FTR plantea como consigna el hacer obligatorio el pago de participaciones de utilidades señalándose como un límite mínimo el 6 por ciento de los salarios pagados en un año, extendiéndose este beneficio a todos los trabajadores, sea que estén organizados en sindicatos o con delegados de empresas. [...] Administración y control obrero Las características del período actual en que los trabajadores luchan por conquistar las fábricas y fundos para todo el pueblo exigen que sean los propios trabajadores quienes asuman la responsabilidad de, junto con luchar por la expropiación de las industrias en manos de la burguesía, participen en la administración de las fábricas estatizadas y mantengan la vigilancia revolucionaria sobre aquellas no estatizadas. El FTR luchará por desarrollar y mejorar la aplicación del convenio CUT-Gobierno respecto a la administración de empresas estatizadas, e impulsará la efectiva y democrática participación de los trabajadores en
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ella, tanto en sus aspectos técnicos como político, combatiendo las prácticas burocráticas y tecnocráticas en la dirección de las empresas y en la relación de los trabajadores con sus dirigentes. Para que esto sea posible los organismos directivos de las empresas, comités de empresas, comités de administración, etc., deberán dar cuenta periódicamente del funcionamiento de tales organismos, a la vez que los trabajadores tendrán derecho a destituir aquellos malos funcionarios y dirigentes que no cumplen con la obligación de defender los derechos de los trabajadores en su conjunto. Control obrero En aquellos sectores de la industria donde subsistan los empresarios privados, los trabajadores deben establecer un sistema de fiscalización y vigilancia, mediante los Comités de Vigilancia de la Producción. Los trabajadores deben intervenir en la decisión del qué producir, cuándo y cómo producir, conocer si se está produciendo con la totalidad de la capacidad instalada, conocer la contabilidad y utilidades de la empresa, establecer la cuota que deben destinar a la inversión, etc. Los Comités de Vigilancia deben constituir una eficaz herramienta para el ejercicio del control obrero de la producción. [...] El FTR y los métodos de lucha La defensa de sus intereses de clase y la conquista de los objetivos históricos del proletariado exige que los trabajadores revolucionarios utilicen todos aquellos métodos de lucha que signifiquen golpear al enemigo y permitan organizar, educar y movilizar a sus hermanos de clase. El FTR apoyará todos aquellos métodos de lucha que permitan integrar a las más amplias capas de trabajadores a las luchas revolucionarias por la conquista del poder. De este modo el FTR apoyará las huelgas legales e ilegales, tomas de fábricas, paros de brazos caídos, etc., que se ajusten a los principios anteriormente señalados. [...] Tomas de industrias El FTR considera que las tomas de industrias son un método legítimo de lucha, cada vez que han sido utilizadas en la defensa de los intereses de la clase trabajadora. La toma de industrias es un arma valiosa en la
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lucha contra el boicot, el sabotaje, el desabastecimiento, los despidos arbitrarios, etc., provocados por los patrones. Ha sido un arma efectiva contra los abusos patronales y las largas tramitaciones burocráticas y legales. El FTR considera además que, en momentos de enfrentamiento, contra las agresiones de las clases dominantes y el imperialismo, las tomas de industria juegan un importante papel, que junto a la movilización combatiente de los trabajadores y sus organizaciones revolucionarias, permiten oponer una fuerte resistencia a los reaccionarios, así como también, en un momento de ascenso revolucionario general de las clases trabajadoras, permitirán entregar el control del país a las fuerzas revolucionarias. [...] ***
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MIR: ¿QUÉ ES EL FASCISMO? (El Rebelde N° 10, 22 de diciembre de 1971) (Tomo 3, pp. 1741-1743)
¿Por qué aparece el fascismo? El fascismo surge siempre como una reacción de la burguesía contra el avance de las masas revolucionarias, que ganan o amenazan ganar posiciones de poder. En tiempos normales, cuando la lucha de clases no es muy aguda y la dominación burguesa no está amenazada, la burguesía puede ejercer esa dominación de manera velada, disfrazada. Para esto está la democracia parlamentaria burguesa, con sus leyes, sus tribunales, su burocracia, su aparato represivo, su Congreso. Pero al agudizarse la lucha de clases, la legalidad burguesa tiende a verse sobrepasada por las masas trabajadoras. El viejo Estado burgués se muestra incapaz de detener la ofensiva revolucionaria. Entonces, la burguesía recurre al fascismo. El fascismo aparece como un movimiento cuyo centro son los sectores políticos más reaccionarios, la extrema derecha. Pero el fascismo va mucho más allá de ese núcleo: se infiltra en los partidos tradicionales burgueses, sometiéndolos a su control; penetra en los círculos de la alta burguesía industrial y financiera, de donde extrae fondos; trata de ganar posiciones en la política y en las Fuerzas Armadas; extiende su influencia al conjunto de las instituciones burguesas, como la prensa, el Parlamento, los tribunales, etc. El fascismo actúa así como un factor de aglutinación y de organización de las fuerzas que se oponen a los cambios revolucionarios. [...] ¿Cuál es la táctica del fascismo? La táctica del fascismo consiste en combinar la violencia y el terror, ejercidos directamente por sus bandas armadas, con la utilización del Estado burgués. Apoyados en esas dos patas, los fascistas tratan de ganar el poder, que es su verdadero objetivo, para, utilizando la fuerza del Estado, aplastar a las masas revolucionarias. Cuando éstas han logrado ya conquistar posiciones importantes en el aparato de Estado, el fascismo procura desalojarlas, a través de la guerra civil, si el movimiento de masas es fuerte (como en España), o del golpe militar si ese movimiento es débil (como en Brasil o Bolivia).
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Lo esencial en la táctica del fascismo es crear un clima de anarquía y terror con el fin de intimidar a la pequeña burguesía y someterla a su liderazgo; esto es lo que tratan de hacer en Chile las bandas de Patria y Libertad, de la DC y del PN. Simultáneamente el fascismo —sin abandonar sus métodos de terror— utiliza la legalidad burguesa, mediante ofensivas parlamentarias, elecciones, etc.; en Chile, este es el papel que cabe a los políticos profesionales DC, PN y DR. Se quiere repetir así los métodos de Hitler y Mussolini, quienes golpeando por abajo y por arriba, lograron finalmente hacerse cargo del poder. [...] ¿Qué hace el fascismo en el poder? Una vez en el poder, el fascismo transforma al mismo Estado burgués que se había mostrado débil en la lucha contra la revolución. El viejo Estado, con su constitución y su legalidad, ya no sirve y los fascistas crean un nuevo Estado burgués, más fuerte y más represivo: se liquida al antiguo Parlamento, donde la izquierda podía entrar; se eliminan los partidos de izquierda, pero también los partidos burgueses tradicionales; se suprimen las libertades democráticas, como la inviolabilidad del domicilio, etc., se refuerza el aparato represivo del Estado. En suma, se institucionaliza el terror. Pero el terror no va dirigido a las clases poseedoras. Su blanco es el movimiento obrero y campesino, los estudiantes, las organizaciones de izquierda. Apoyados en la fuerza del Estado, los fascistas incendian los locales populares (sedes sindicales, partidarias, etc.); encarcelan, torturan y asesinan dirigentes obreros y campesinos; clausuran los universidades; imponen trabajos forzados; promueven la concentración monopolística de la propiedad industrial y agraria, liquidando a la pequeña burguesía que los apoyó. [...] ***
DOCUMENTO
EL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA (MIR) VISTO POR EL MIR (SEGUNDA PARTE) Cristián Pérez
En esta segunda parte de la selección de documentos relativos al MIR, preparada por Cristián Pérez, se recogen textos del año 1972. Estos documentos, así como los de la primera parte, fueron extraídos de la compilación (en seis volúmenes) de Víctor Farías, La Izquierda Chilena (1969-1973): Documentos para el Estudio de su Línea Estratégica (Santiago: Centro de Estudios Públicos, 2000). La primera parte de esta selección y la introducción a la misma fueron publicadas en Estudios Públicos N° 83 (otoño 2001). Los documentos correspondientes al año 1973 se presentan en la tercera parte, que aparecerá en Estudios Públicos N° 85 (verano 2002). Las notas explicativas entre corchetes a pie de página son de Cristián Pérez; las que no van entre corchetes, son de la compilación de Víctor Farías.
CRISTIÁN PÉREZ. Candidato a magister en historia, Universidad de Santiago de Chile.
Estudios Públicos, 84 (primavera 2001).
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ÍNDICE Segunda Parte MIR (Secretariado Nacional): El MIR responde los ataques del Partido Comu411 nista. (29 de enero de 1972.) (Tomo 3, pp. 1879-1884.) MIR (Secretariado Nacional): La política del MIR en el campo. (6 de febrero 416 de 1972.) (Tomo 3, pp. 1897-1913.) Miguel Enríquez (MIR): Conferencia de prensa sobre los acontecimientos de Concepción y la política general (22 de mayo de 1972). (Punto Final 425 N° 142 de mayo de 1972.) (Tomo 3, pp. 2373-2389.) Manuel Cabieses (MIR): Las tareas de los revolucionarios en la etapa actual. 434 (Punto Final N° 160, 20 de junio de 1972.) (Tomo 4, pp. 2515-2526.) MIR (Comisión Política): El reformismo y el MIR. (11 de julio de 1972.) 444 (Tomo 4, pp. 2643-2649.) MIR: Informe de la Comisión Política al Comité Central. (10 de agosto de 451 1972.) (Tomo 4, pp. 2869-2872.) MIR: Texto de introducción a la colección de Documentos Internos 1972. 455 (Agosto de 1972.) (Tomo 4, pp. 2873-2875.) MIR: Mensaje de los pobladores de Lo Hermida a los pobres de todo Chile. 457 (8 de agosto de 1972.) (Tomo 4, pp. 2944-2952.) Petitorio de los pobladores de Lo Hermida1 . (9 de agosto de 1972.) (Tomo 4, 465 pp. 2967-2968.) MIR: Declaración sobre la política de alzas de precios del gabinete MillasMatus. (27 de agosto de 1972.) (Tomo 4, pp. 2936-2939.)
467 MIR: Informe de la Comisión Política al Comité Central Restringido sobre “la crisis de agosto”. (Documento Interno del 8 de septiembre de 1972.) 471 (Tomo 4, pp. 3015-3061.) MIR (Secretariado Nacional): El MIR frente a la situación política. (19 de 495 octubre de 1972.) (Tomo 5, pp. 3263-3264.) MIR: Informe de la Comisión Política al Comité Central Restringido sobre la crisis de octubre y nuestra política electoral. (Documento Confidencial 497 interno del 3 de noviembre de 1972.) (Tomo 5, pp. 3447-3493.) MIR: Anexos al Informe de la Comisión Política al Comité Central Restringido sobre “La crisis de octubre”. (3 de noviembre de 1972.) (Tomo 5, 512 pp. 3494-3510.)
1 Este documento no está firmado por el MIR, sin embargo es de conocimiento público que esa organización dirigía a los pobladores de Lo Hermida.
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Manuel Cabieses: Las FF.AA. ¿aliado o convidado de piedra? (Punto Final 520 N° 170, 7 de noviembre de 1972.) (Tomo 5, pp. 3512-3516.)
Primera Parte (en Estudios Públicos N° 83, otoño de 2001) Trabajador Manual: Trabajo de masas y lucha armada. (Punto Final N° 99, 3 343 de marzo de 1970.) (Tomo 1, pp. 240-241.) MIR (Secretariado Nacional): El MIR y las elecciones presidenciales. (Punto Final 104, 12 de mayo de 1970.) (Tomo 1, pp. 274-287.) 346 Augusto Carmona (MIR). Elección de Allende: cambio en el esquema. (Circa, 355 septiembre de 1970.) (Tomo 1, pp. 403-406.) El MIR frente a la situación política: A los obreros, campesinos, pobladores, estudiantes y soldados. (Circa, octubre de 1970.) (Tomo 1, pp. 407-409.) 358 MIR: Documento interno sobre resultado electoral. (Septiembre 1970.) 361 (Tomo 1, pp. 410-424.) MIR (Secretariado Nacional): Declaración sobre la muerte de A. Ríos. (Di368 ciembre de 1970.) (Tomo 1, p. 541.) Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR/MIR): Cuenta orgánica del Secretariado Nacional a la Conferencia Nacional del 29 al 30 de enero de 1971. (Documento Confidencial Interno.) (Tomo 1, pp. 672-676.) 369 Nelson Gutiérrez (Secretario Nacional del MIR): Debate con Salvador Allende en la Universidad de Concepción. (Punto Final N° 132 del 8 de junio 373 de 1971.) (Tomo 2, pp. 877-883.) Salvador Allende: Respuesta a Nelson Gutiérrez en el debate sostenido en la Universidad de Concepción. (Punto Final N° 132, 8 de junio de 1971.) (Tomo 2, pp. 884-887.) 380 Miguel Enríquez: “Hay que crear una nueva legalidad”. Discurso del 26 de julio de 1971 en homenaje a la Revolución Cubana. (Punto Final N° 136, 3 de agosto de 1971.) (Tomo 2, pp. 998-1006.) 384 MIR: Boletín de la Comisión de Organización. Documentos Internos de septiembre de 1971. (Tomo 2, pp. 1056-1080.) 390 Miguel Enríquez: “A conquistar el poder revolucionario de obreros y campesinos”. Discurso en homenaje a Moisés Huentelaf. (1° de noviembre de 400 1971.) (Tomo 2, pp. 1217-1226.) Nelson Gutiérrez: Discurso de recepción a Fidel Castro en la Universidad de Concepción. (18 de noviembre de 1971.) (Tomo 3, pp. 1303-1307.) 407
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Frente de Trabajadores Revolucionarios, FTR/MIR: Declaración de Principios. 411 (Diciembre de 1971.) (Tomo 3, pp. 1506-1509.) Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR-MIR). Programa del FTR. Documento confidencial de discusión interna. (Diciembre de 1971.) (Tomo 3, 413 pp. 1510- 1521.) MIR: ¿Qué es el fascismo? (El Rebelde N° 10, 22 de diciembre de 1971.) 423 (Tomo 3, pp. 1741-1743.)
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SELECCIÓN DE DOCUMENTOS
MIR (SECRETARIADO NACIONAL): EL MIR RESPONDE LOS ATAQUES DEL PARTIDO COMUNISTA (29 de enero de 1972) (Tomo 3, pp. 1879-1884)
Durante años el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) ha venido siendo objeto de ataques injuriosos por parte de la dirección del Partido Comunista. En las últimas semanas, a través del diario “El Siglo”, la dirección del PC ha pasado otra vez a la ofensiva, atacándonos e injuriándonos diariamente. Durante todo el último período, nosotros habíamos sido en extremo cuidadosos, evitando la polémica pública y habíamos buscado siempre conversar con estos dirigentes antes de responder a sus agresiones. En verdad, rara vez fue posible hacerlo. [...] Nosotros no hacemos lo que siempre hacen algunos dirigentes del PC, que antes que la discusión ideológica, fraternal y respetuosa, prefieren aprovechar los montajes publicitarios que los reaccionarios han levantado contra el MIR, acusándonos de estridencia, desquiciamiento y extremismo. Nosotros no caeremos en esas prácticas; jamás discutiremos con los dirigentes del PC aprovechando en nuestro favor las campañas de propaganda anticomunista montadas por los imperialistas y sus sirvientes nacionales a través de décadas. Más claro aún: el MIR sólo guarda enorme respeto y admiración por Vladimir Ilich Lenin, fundador del Primer Partido Comunista del mundo, por Luis Emilio Recabarren, fundador del Partido Comunista chileno, por los mártires gloriosos del Partido Comunista y por los abnegados y sacrificados militantes del partido y de la Juventud Comunista chilenos. Pero tampoco esta vez aceptaremos injurias de parte de la dirección del PC. Nadie entre los trabajadores tiene derecho a injuriar a los revolucionarios, menos derecho y autoridad moral tienen para hacerlo los generales y estrategas de los grave reveses que sufre hoy la Unidad Popular. [...] Más aún, lo que se ha producido no es un desastre. Al contrario, nosotros como MIR apreciamos el enorme crecimiento orgánico, político y
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de la movilización de los campesinos para toda la Izquierda en Linares. Cuestión distinta es exigirles a las elecciones más de lo que pueden dar. Lo que se produjo fue un avance objetivo de la izquierda entre los trabajadores del campo y entre los pobladores, a la vez que la representación electoral de este fenómeno fue desfavorable. Es posible que las diferentes apreciaciones deriven de que nosotros estuvimos y estamos trabajando en Linares y que los dirigentes del PC, en cambio, estuvieron casi ausentes o llegaron a última hora. Algunos dirigentes del Partido Comunista han querido culpar al MIR de la derrota en Linares. Nos limitaremos a responderles. No deben existir confusiones: ésta no es una derrota de los trabajadores; ésta es una derrota de la estrategia política aplicada en el último año, estrategia que es fundamentalmente la estrategia del PC. [...] La estrategia que fracasó es la que primero aplaude a la Democracia Cristiana como progresista y aliada, confundiendo así al pueblo respecto de quiénes son sus enemigos y que luego, en las elecciones, pretende convencer a los trabajadores que no voten por esa misma Democracia Cristiana y lo hagan por la Izquierda. Es esa inteligencia política la que hasta aquí les ha regalado la victoria a los democratacristianos, primero en Valparaíso y recientemente en el centro del país. Entendámonos: si se trata de establecer que en la DC hay trabajadores y otros sectores engañados, ello no es misterio para el pueblo y es entendido fácilmente por él; pero lo que sí crea confusión en el pueblo es no definir al PDC como un partido que representa políticamente los intereses del imperialismo y de los patrones. Si existen sectores progresistas en el PDC, esos sólo abandonarán un partido que sea desenmascarado como fascista y reaccionario. [...] La estrategia que ha mostrado tan grandes debilidades es la que sostiene que es preciso ser mayoría para después avanzar y no, como saben los trabajadores, que es necesario primero avanzar para ganar a la mayoría del pueblo. Es la estrategia de los que no entienden que es necesario ganarse a los obreros, campesinos, pobladores y estudiantes, resolviendo sus aspiraciones, liderando los combates por sus intereses y contra sus enemigos. No es frenando su avance por exigencia del PDC como se gana a los trabajadores, al pueblo en su conjunto. [...] El PC ha confundido el desarrollar la iniciativa combativa y movilizadora de las masas con la protección a la iniciativa privada de algunos grandes empresarios.
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Lo más grave no es sólo que esté cuestionada una estrategia, sino que se persista en la misma política y no se abra la discusión política en el seno de la Unidad Popular, con un sentido honesto y autocrítico. Ejemplo clarificador de esto es la actitud tomada en Linares donde toda la UP de la provincia, incluido el PC y sumado el MIR, levantaron un programa campesino revolucionario en el que estaban incluidos, es cierto, algunos de los puntos fundamentales del programa agrario del MCR y del MIR. El compañero Orlando Millas de la Comisión Política del Partido Comunista, en vez de abrir la discusión interna con los sectores de la UP y sus militantes que aprobaron ese programa, y también con el MIR, prefirió desconocer el apoyo de la UP de Linares al programa y responsabilizar exclusivamente al MIR. Nosotros, el MIR, estaríamos orgullosos de representar a todos los que apoyan un programa campesino revolucionario, pero ello no es así. Lo que ocurre es que algunos dirigentes del Partido Comunista no quieren reconocer que ésta no es una polémica entre el MIR y la UP, sino una polémica entre las corrientes revolucionarias de la Izquierda —de las que el MIR es sólo una parte y en tanto que otra parte importante está dentro de la propia UP— con una línea más moderada y pusilánime de la Izquierda. [...] Pero eso no es todo. Se nos acusa de entregarle armas al enemigo. Analicémoslo. ¿Qué aleja más del campo de la Izquierda a las clases medias y a los oficiales honestos de las FF.AA.: el avance revolucionario de los trabajadores o el lujo, la ostentación y el despilfarro? Si se quiere ganar a las clases medias, a los oficiales y al pueblo, preocúpense de mostrar una imagen cristalina de austeridad y sobriedad. ¿Qué aleja más a las clases medias, el avance revolucionario del pueblo o la triste imagen del cuoteo, de los enfrentamientos fútiles entre los partidos por los cargos públicos? [...] ¿Cómo pretenden ganarse a los sectores medios si todo el país sabe y conoce que el PC, movido sólo por mezquinos y sectarios intereses de partido, en el momento en que toda la Izquierda concentraba sus esfuerzos en el centro del país para enfrentar al fascismo DC-PN, el PC prefería concentrar sus cuadros en la Federación de Estudiantes de Concepción para arrebatarle a una organización revolucionaria de la izquierda la dirección de esa Federación, abriendo así divisiones y enfrentamientos secundarios en el seno del pueblo y de la izquierda, que a todos desconciertan?
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Por otra parte, el temor a no definir claramente quiénes son los verdaderos pequeños propietarios, disfrazando así a los grandes propietarios de pequeños, mediante la Ley de Reforma Agraria democratacristiana, limitó e hizo lento el avance sobre los grandes fundos de la burguesía agraria. Así, fue la propia política agraria del PC la que creó las condiciones objetivas para que los pobres del campo tuvieran que luchar por sí mismos, recurriendo a su propia iniciativa, para conquistar la tierra de los grandes propietarios. Estas luchas, que la UP se negó a conducir, fueron la mayor parte de las veces lideradas por el MCR. Al mismo tiempo, por ese procedimiento pusilánime, por esa falta de decisión política, se crearon las condiciones para que algunos campesinos, en su lucha espontánea, golpearan erradamente a pequeños propietarios. Nunca el MCR o el MIR encabezaron movilizaciones contra pequeños propietarios, a los que sólo buscamos proteger. Al contrario, si el MCR y el MIR no hubieran asumido la dirección de esas luchas que espontáneamente daba el campesinado, la lucha de clases en el campo podría haber derivado en anarquía. [...] Este es un momento en el cual el conjunto de la Izquierda, todos los militantes de la Izquierda, deben abrir la discusión claramente. Este es un momento de grandes definiciones políticas: o se frena el proceso para “ganarse las clases medias”, aliándose con el PDC y rompiendo con las corrientes revolucionarias en el seno de la Izquierda, o se profundiza y radicaliza el avance de los trabajadores, se denuncia al PDC como partido de los patrones y fascistas y se establece la más férrea alianza de los revolucionarios en la Izquierda. Es un momento en el que la crítica a ciertos métodos de trabajo, a estilos, imágenes públicas y actitudes, además de las políticas de fondo, deben someterse rigurosamente al análisis crítico. Lo que de fondo está ocurriendo en Chile es que la Unidad Popular se ha ido deteriorando, en la medida en que no se decide a ganar fuerza movilizando a las masas, señalándoles el enemigo y avanzando sobre los fundos y fábricas. Más aún, mientras más concesiones se hagan al PDC, mientras más se frene el proceso, mientras más se negocie con los partidos de los dueños de los fundos y fábricas, mayor será la debilidad de la Izquierda y mayor fortaleza adquirirá la clase dominante. [...] No es en las negociaciones, en las deslealtades y en los pasillos donde se encontrarán las formas de frenar al fascismo. Es en el seno del pueblo, es en la movilización de las masas, en la elevación de sus niveles de conciencia y organización, en la lucha a partir de sus intereses de modo que se les permita avanzar y golpear a sus enemigos de clase, donde se ganará el combate contra el fascismo DC-PN. No es en los pasillos y en las nego-
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ciaciones donde está la solución, sino en cada fábrica, en cada fundo, en cada población, universidad y liceo. Por último, claramente dicho: el MIR desea y buscará por todos los medios la más férrea unidad de toda la Izquierda y de todo el pueblo para avanzar, para golpear con la fuerza de las masas movilizadas a los enemigos del pueblo. Pero, al mismo tiempo, queremos fijar públicamente nuestro pensamiento acerca de la unidad en este momento. Jamás habrá unidad para frenar el avance del pueblo, aunque se lo disfrace de “consolidación”. Jamás habrá unidad para negociar el avance del pueblo con el PDC. Jamás habrá unidad para desmovilizar a los trabajadores. Jamás habrá unidad para amparar a grandes empresarios agrarios e industriales disfrazándolos de medianos. Jamás habrá unidad para perdonar desfalcos aduaneros de los reaccionarios, para esconder robos y estafas de los freístas democratacristianos o para dar garantías crediticias a explotadores, por exigencia del PDC. Jamás habrá unidad para desalojar campesinos de fundos que les pertenecen a ellos y a todo el pueblo. Siempre habrá unidad para golpear a los dueños del poder y la riqueza. Siempre habrá unidad para golpear y denunciar al fascismo del PDC y PN. Siempre habrá unidad para hacer propiedad de todo el pueblo las grandes fábricas y fundos. Siempre habrá unidad para avanzar superando las limitaciones que imponen el Parlamento fascista, la justicia de clases y la legalidad de los patrones. Siempre habrá unidad para organizar y movilizar a los trabajadores del campo y la ciudad. Siempre habrá unidad para defender la estabilidad del Gobierno ante las agresiones fascistas. Santiago, 29 de enero de 1972. ***
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MIR (SECRETARIADO NACIONAL): LA POLÍTICA DEL MIR EN EL CAMPO (6 de febrero de 1972) (Tomo 3, pp. 1897-1913)
Introducción La dirección del Partido Comunista ha tomado como una de las tareas fundamentales del período el ataque sistemático y reiterativo al MIR. No saben hacia dónde deben dirigir el golpe principal. Se niegan a conducir los combates de las masas obreras y campesinas, y se concentran en una lucha frontal contra el MIR y las corrientes revolucionarias, mientras dialogan con los enemigos del pueblo, el fascismo de los patrones, el fascismo democratacristiano. Una vez más hemos tenido que soportar una andanada de ataques injuriosos y desleales a raíz de la última reunión agraria del PC. Bernardo Araya y Orlando Millas rivalizaron para calificar a los campesinos revolucionarios y al MIR de aventureros, matones y blanquistas, para finalmente inculparlos de todos sus desaciertos y derrotas en el campo. Al parecer, algunos de los dirigentes máximos del PC, incapaces de reconocer sus errores y defender su política ante el pueblo no tienen más camino que utilizar el engaño. Para esto han recurrido al expediente de convertir al MIR en el espíritu maléfico que siempre derrota las estrategias maravillosas que elaboran las fuerzas del bien, representadas por algunos dirigentes del PC. 1. ¿Por qué atacan al MIR? ¿Por qué atacan al MIR? Porque en el MIR atacan y combaten a las corrientes revolucionarias de dentro y fuera de la Unidad Popular. Así lo reconoce explícitamente el documento que la Comisión Política del PC diera a conocer a través de “El Mercurio” en días pasados. Allí el PC reconoce la existencia de corrientes de izquierda en el interior de la UP y las denomina corrientes de ultraizquierda. Dice textualmente el documento: “Algunos efectos negativos se producen como consecuencia del resultado electoral en el PS. Hay indicios de una ofensiva de los sectores ultraizquierdistas, de discusiones internas agudas que exigirán un fuerte trabajo político de nuestra parte”. ¿Qué es lo que ocurre en el fondo? Lo que ocurre es que el PC empieza a perder la conducción ideológica que hasta aquí ha impuesto en el seno de la UP acallando a todo trance las posiciones de las corrien-
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tes revolucionarias. Meses y meses de aplicación de una política incorrecta, abren los ojos y desatan la crítica. Entonces algunos dirigentes del PC llaman a reforzar por todos los medios la lucha ideológica, para evitar que se les escape la dirección de la UP por el fortalecimiento de las posiciones revolucionarias. Pero el PC no tiene argumentos reales para ganar la lucha ideológica en el seno de la izquierda. Por ello debe recurrir a trucos ideológicos, a la creación de mitos, como el de la deformación de la estructura de clases en el campo. Así ha inventado el mito de un campo plagado de oligarcas de la tierra, de señores terratenientes, propietarios ausentistas que viven en Europa y que poseen propiedades de más de 80 hás. De allí ha concluido que las otras fracciones de la gran burguesía agraria tienen contradicciones con los terratenientes, y que, por tanto, hay que unir a todas las clases del campo para aislar y derrotar a ese enemigo tan poderoso. Como consecuencia de la aplicación de este brillante análisis de las clases en el campo, levantan una política equivocada que le quita autonomía al movimiento campesino, lo subordina a la política burguesa. Con el poder que les da esta “inmensa fuerza teórica” sujetan y restringen la lucha de los trabajadores del campo a la lucha contra los terratenientes. Así desmovilizan al movimiento campesino, intentan frenar la lucha de los pobres del campo, los dejan sin conducción y golpean ideológicamente a aquellos campesinos que luchan contra sectores de la gran burguesía agraria que no sean los terratenientes. Convierten en delito político incluso la movilización de los campesinos contra los propietarios de fundos de más de 80 HRB (hectáreas de riego básico), fundos los cuales, algunos dirigentes del PC no quieren expropiar en este primer año de gobierno. [...] 2. La estructura de clases en el campo La contradicción fundamental en el campo chileno está planteada entre la gran burguesía agraria y los pobres del campo; el proletariado agrícola y los campesinos pobres. El eje fundamental de esta contradicción está constituido por las relaciones de explotación que se establecen a partir del monopolio sobre los medios de producción —principalmente la tierra— que detenta la gran burguesía agraria. La gran burguesía agraria La gran burguesía agraria está constituida principalmente por la burguesía empresarial agraria; aquella que es a la vez propietaria de tierras y
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empresaria capitalista, aquella que obtiene su ingreso de la renta del suelo, es decir, del simple hecho de ser propietaria de tierras y de la ganancia capitalista, es decir, de la explotación de mano de obra asalariada, de la explotación de los trabajadores. Existe otro sector constituido por la burguesía arrendataria de tierras; éstos son empresarios agrícolas que arriendan la tierra a la burguesía terraniente y que obtienen sus ingresos de la ganancia capitalista, es decir, del trabajo no pagado a los obreros agrícolas. Por último tenemos el sector de la burguesía terrateniente, sector en declinación, que entrega en arrendamientos sus tierras y obtiene sus ingresos de la renta del suelo, del simple hecho de ser propietario de la tierra. El sector mayoritario y más importante de la burguesía agraria está constituido por el empresario capitalista que es a la vez propietario de tierra. Estas tres fracciones de la gran burguesía agraria que hemos distinguido las encontramos tanto en los fundos que tienen más de 80 hectáreas como en los fundos que tienen entre 40 y 80 hectáreas. [...] Pequeña y mediana burguesía agraria Existe también en el campo una mediana y pequeña burguesía agraria que tiene contradicciones de carácter secundario con la gran burguesía. Estas contradicciones se establecen en función de la política de precios agrícolas, el dominio de los canales de comercialización, el acceso al crédito, el control de la agroindustria, etc. También existe en el campo una pequeña y mediana burguesía comercial, una pequeña burguesía propietaria y capas medias. El campesinado pobre y el semiproletario En el campo chileno no sólo existe el fundo como forma productiva, existe otra forma productiva, de bienes materiales de enorme importancia: la pequeña producción de subsistencia. Esta forma de producción da origen a los campesinos pobres o pequeños propietarios de subsistencia y al semiproletariado agrícola o campesinos sin tierra. Los campesinos pobres El problema fundamental de este sector es la escasez de medios de producción, principalmente la escasez de tierras. Estos campesinos trabajan
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con mano de obra familiar, no explotan mano de obra asalariada. Producen apenas lo necesario para subsistir. Tienen una contradicción antagónica con la burguesía agraria que es la que detenta el monopolio sobre la tierra. Su reivindicación fundamental es el acceso a la tierra. El semiproletariado agrícola La economía campesina en crisis genera al semiproletariado agrícola. Estos trabajadores tienen una doble vinculación al aparato productivo, por una parte, como asalariados que venden su fuerza de trabajo en forma ocasional o temporal, por otra, como pequeños productores de subsistencia. El semiproletariado o campesinado sin tierra, posee una reducidísima cantidad de tierra extremadamente pobre. La explotación de ese pedazo de tierra no le alcanza para sobrevivir, por lo cual debe vender su fuerza de trabajo. Constituyen una de las bases sociales del afuerinaje, son un sector extremadamente explosivo en el campo. Este es un sector de los pequeños productores de subsistencia que sufren un intenso y acelerado proceso de proletarización. La reivindicación fundamental que levantan no es tanto su acceso a la tierra como el derecho a un trabajo permanente y estable. El proletariado agrícola El proletariado agrícola en sus distintos sectores (inquilinos, voluntarios y afuerinos), constituye la inmensa mayoría de la población activa en el campo chileno. Son trabajadores que viven de la venta de su fuerza de trabajo principalmente a los dueños de los grandes fundos. De esta forma las causas de la miseria y el atraso del campo chileno es el monopolio sobre la tierra y demás medios de producción que detenta la gran burguesía agraria. Esto echa las bases para la alianza objetiva por la coincidencia de intereses entre el proletariado agrícola y los campesinos pobres. Alianza para combatir a la gran burguesía agraria para arrancarle el monopolio sobre la tierra. [...] 3. El movimiento campesino El otro factor que siempre los marxistas deben analizar para fijar una política correcta en el campo, es el carácter de las luchas campesinas, la
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historia de movilizaciones, la forma en que se plantea el enfrentamiento, la psicología y la conciencia de clase alcanzada por los trabajadores del campo. El movimiento campesino está constituido por un inmenso contingente de inquilinos, voluntarios, afuerinos, semiproletarios y campesinos pobres, distribuidos a lo largo de toda la estructura rural chilena. Estos sectores se han despertado a la lucha social y política en el curso de los últimos años. El campesinado ha sido sin lugar a dudas uno de los principales protagonistas de la lucha social en nuestro país, a partir de la última década y durante la actual. [...] Las huelgas y las tomas de tierra se fueron haciendo cada vez más frecuentes, pronto las movilizaciones empezaron a escapar al control de la DC y del populismo burgués. El movimiento campesino fue logrando una creciente autonomía de clase, una creciente independencia ideológica, las luchas del campesinado dejaron de ser fundamentalmente parte de la lucha entre fracciones de la burguesía para convertirse en un enfrentamiento cada vez más abierto y masivo entre proletariado-campesinos pobres y gran burguesía agraria. El movimiento del campesinado fue logrando una clara conciencia de sus objetivos, de sus enemigos de clase, de ser potenciales aliados y de las formas de lucha que debía utilizar. El movimiento campesino en el Gobierno de la UP
OCUPACIONES ILEGALES DESDE EL 1°-I-1968 HASTA EL 15-VI-1971
Ocupaciones de terrenos por pobladores Ocupación de industrias por obreros Ocupaciones de fundos por campesinos Ocupaciones de establecimientos por estudiantes
1968
1969
1970
1971
8 5 16 166
23 24 121 10
220 133 368 102
175 339 658 382
El cuadro muestra el claro ascenso de las luchas campesinas y sobre todo la rápida aceleración que sufren éstas entre 1970 y 1971. El desarrollo de un enorme movimiento extralegal de masas, indica muy claramente que la política agraria del PC y del Gobierno —la ley DC de Reforma Agraria— es un marco insuficiente para canalizar, orientar y dirigir las luchas de los pobres del campo. Las luchas recientes del campesinado muestran que
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los inquilinos ya no son el único sector movilizado, sino que se han sumado afuerinos, campesinos sin tierra, mapuches, pequeños productores de subsistencia a lo largo de todo el país. Esto convirtió al movimiento campesino chileno, en un movimiento socialmente distinto al de la década anterior, movimiento que adquirió una autonomía creciente y un claro carácter revolucionario. [...] En realidad el despertar de las luchas campesinas ha sido enorme en estos dos últimos años. Largos años de explotación y de miseria, de explotación y de injusticia, décadas y más décadas, casi un siglo de miseria acumularon en el seno de las masas campesinas un odio de clases, un potencial revolucionario, un material inflamable inmenso. Las fuerzas del aparato represivo y el populismo burgués se combinaron durante años para paralizar y adormecer la iniciativa revolucionaria de las masas. Pero apenas éstas encontraron una rendija por donde escaparse, un verdadero torrente se descolgó en los campos de Chile, la agitación se extendió como un reguero; se fueron uniendo y uniendo fuerzas, despertando sectores y sumando a la gran masa campesina a la lucha contra los grandes explotadores. La insurgencia campesina se desató en Cautín entre los mapuches, campesinos sin tierra acosados por la miseria y el hambre que los amenazaba ya de exterminio. Allí los mapuches demostraron su capacidad y decisión revolucionaria. La agitación se extendió rápidamente hacia el sur; la región de la Frontera y Los Lagos vieron despertarse y alzarse a los pobres del campo. Se levantaron en lucha los madereros de Panguipulli, los obreros agrícolas de Valdivia, Río Bueno, Llanquihue y Puerto Montt. Los campesinos pobres se sumaron a la lucha y a veces fueron los más explosivos. La movilización de los pobres del campo y su amenaza de muerte a la gran burguesía agraria impregnó todo el sur y volvió cabalgando con más fuerza sobre los hombros de miles y miles de campesinos y obreros agrícolas despertados a la lucha. La agitación pasó por Malleco, Traiguén, Concepción y Arauco. Se desplazó a Ñuble, llegó a Linares, creció y se fortaleció entre los obreros agrícolas y hoy camina segura sobre todo el Valle Central. Campesinos sin tierra, pequeños productores de subsistencia, afuerinos, inquilinos, voluntarios, semiproletarios, cesantes agrarios y mujeres campesinas se unen cada vez más en una estrecha lucha contra los grandes explotadores del campo. Avanzan hoy hacia Santiago, los campesinos quieren cercar la capital para presentar sus demandas y lograr el apoyo de los obreros y trabajadores urbanos. El Movimiento Campesino es una fuerza arrolladora con una inmensa potencialidad de lucha; fuerza que el PC se negó a conducir ayer y que hoy quiere frenar. El PC jamás quiso entender
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que si se hubiera apoyado en los campesinos movilizados orientando sus luchas, habría acumulado fuerza de sobra para golpear sin problemas a toda la gran burguesía. El Movimiento Campesino ha ido organizando sus fuerzas dispersas, las ha ido uniendo y disciplinando y traduciéndolas orgánicamente en embriones de un poder obrero campesino: los Consejos Comunales Campesinos organizados por la base democráticamente, por decisión de los propios campesinos, y que hoy esperan ejercer el poder en sus localidades. Y para ello no tendrán problemas en recurrir nuevamente a su propia fuerza e iniciativa directa si es necesario. [...] 5. La política agraria del MIR Como hemos dicho muchas veces, el objetivo de nuestra política en el campo no es mantener el equilibrio entre explotadores y explotados: no es tampoco proteger a sectores de la gran burguesía agraria ni pretender en esta etapa expropiar a la pequeña y mediana burguesía. No se trata tampoco para nosotros de intentar aumentar la fuerza de unos pocos, llamando a los trabajadores a ganar la batalla de la producción, mientras se mantiene la explotación de la gran burguesía. El objetivo central de nuestra política en el campo es ganar fuerza política, es cambiar la correlación de fuerzas movilizando a los obreros agrícolas y a los campesinos pobres para golpear frontalmente a la gran burguesía agraria, mientras buscamos neutralizar a la pequeña y mediana burguesía. Se trata para nosotros, a través del fortalecimiento de las luchas campesinas, el fortalecimiento de la alianza obrero-campesina, ir desarrollando las bases de un nuevo poder en el campo, el poder de los trabajadores, el poder de los pobres del campo, el poder obrero-campesino. Nuestra política se orienta, en consecuencia, a golpear las masas movilizadas al conjunto de la gran burguesía que posee más de 40 hectáreas de riego básico, ir destruyendo las bases del poder social, económico y político de la gran burguesía. Neutralizar a la burguesía pequeña y mediana, manteniéndole la propiedad de la tierra, entregándole crédito y asistencia técnica, pero al mismo tiempo, buscando mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros de esos pequeños fundos. El programa de los pobres del campo Los pobres del campo luchan por: 1) Expropiar rápida y masivamente todos los fundos de la burguesía agraria. 2) Rebajar la cabida de ochenta
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a cuarenta hectáreas de riego básico. 3) Terminar con el derecho a reserva, expropiar la tierra, los animales y las herramientas. Buscar condiciones favorables para no pagar la tierra. 4) Establecer las formas de propiedad más avanzadas que permitan los niveles de conciencia alcanzados por los obreros agrícolas y los campesinos pobres. Usar formas de propiedad estatal para los obreros agrícolas y formas de propiedad cooperativa para los campesinos pobres u otras avanzadas si éstos se los plantean. 5) Otorgar más atribuciones a los Consejos Comunales Campesinos para que estos problemas sean resueltos a través de estos consejos por los propios trabajadores. Los Consejos Comunales Campesinos Los Consejos Comunales Campesinos deben convertirse en órganos locales de poder obrero-campesino. Deben funcionar democráticamente por la base a través de la asamblea. Deben integrar a todas las clases y capas explotadas del sector. El Consejo Comunal debe tener atribuciones para resolver sobre los fundos a expropiar en la comuna, sobre pago o no pago de la tierra, sobre las formas de propiedad y organización de la producción. Deben controlar los pequeños fundos, las pequeñas propiedades, exigir respeto y mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de los asalariados agrícolas. Los consejos deben retener atribuciones en el campo de la salud, de la educación, deben ejercer formas de justicia popular. Finalmente los consejos deben controlar y poner bajo su tuición a los organismos del agro que trabajan en la localidad. Los campesinos no sólo exigen participar en el poder sino que empezar a ejercerlo directamente. Las formas de lucha El Movimiento Campesino continuará su lucha contra el conjunto de la burguesía agraria tratando de echar las bases para un poder alternativo para un poder popular en el campo. En su lucha los trabajadores del campo recurrirán a las formas legales de lucha que existan y a su propia iniciativa a su fuerza y a su acción, cuando el aparato institucional o cuando la legalidad existente se revele incapaz de solucionar sus problemas de establecer un marco para sus luchas. Está claro que el Movimiento Campesino no puede sujetarse a los enfrentamientos y posibilidades de movilización que le ofrece la actual ley de reforma agraria. Esta como ya lo dijimos se ha convertido en una camisa de fuerza para los obreros agrícolas y los campesinos pobres. Estos ya han roto muchas veces esta camisa de fuerza y la
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seguirán rompiendo cada vez con mayor intensidad, si no se establece pronto una ley revolucionaria de Reforma Agraria. Esta ley debe reflejar plenamente los intereses de los pobres del campo, permitir su más amplia movilización. El Movimiento Campesino seguirá recurriendo a la lucha extralegal, a la toma de tierras, como único camino ante la negativa de la política del PC y de la Unidad Popular a establecer una política agraria correcta. En esta etapa los campesinos, no sólo se plantean la movilización directa para exigir la expropiación de los fundos de la gran burguesía, sino también para exigir que se entregue a los Consejos Comunales Campesinos atribuciones reales de poder. El MIR llama a las masas de la ciudad y del campo y a todas las corrientes revolucionarias a unirse, a sumar fuerzas para apoyar la lucha del campesinado que exige la expropiación de todos los fundos de más de 80 hectáreas de riego básico, sin reserva y a puertas cerradas para acumular la fuerza necesaria para expropiar la tierra sin pagar. El MIR llama a unirse para avanzar, para desarrollar un poder alternativo en el campo, construido desde la base, a través de los Consejos Comunales Campesinos. El MIR en esa hora particular de la historia de la lucha de clases en Chile, en que distintas corrientes de la izquierda luchan unas por hacer avanzar el proceso, otras por estancarlo; en esta hora llena de vacilaciones, de claudicaciones, de indecisión de algunos sectores, llama a todas las corrientes revolucionarias de la izquierda a tener muy presente lo que pensaba Lenin en septiembre de 1917: “Falta de fe en las masas, miedo a su iniciativa, miedo a que actúen por sí mismas, estremecimiento ante su energía revolucionaria, en lugar de un apoyo total y sin reservas, tales han sido los mayores pecados de los jefes socialistas revolucionarios y mencheviques. Ahí está una de las raíces más profundas de su indecisión, de su vacilación, de sus interminables e infinitamente estériles intentos de verter vino nuevo en los viejos odres del aparato estatal burgués”. Secretariado nacional del Mir Santiago, 6 de febrero de 1972. ***
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MIGUEL ENRÍQUEZ (MIR): CONFERENCIA DE PRENSA SOBRE LOS ACONTECIMIENTOS DE CONCEPCIÓN Y LA SITUACIÓN POLÍTICA GENERAL (22 de mayo de 1972) (Punto Final Nº 142 de mayo de 1972) (Tomo 3, pp. 2373-2389)
A partir de una movilización callejera en la ciudad de Concepción, en la cual participaron entre 15 y 20 mil personas, se ha creado toda una serie de interpretaciones y una serie de actitudes por parte del Gobierno, por parte de algunas fuerzas de la izquierda, por parte del movimiento de masas, por parte de la clase dominante y sus partidos, que han ido pronunciándose en distintos sentidos, planteándose fundamentalmente un nuevo enfoque de todo lo que ocurre en este país. Y desde allí, planteando, también, distintas líneas de avance, o distintas líneas de desarrollo del proceso político en Chile. ¿Qué ocurrió en Concepción? En Concepción se reunió la Unidad Popular con el MIR. Toda ella acordó junto con el MIR —ante el anuncio de una marcha de la oposición, DC, PN y DR— impedir la ocupación de las calles, impedir los desmanes de las bandas fascistas del PN, la Democracia Cristiana, Patria y Libertad. Este fue un acuerdo en el cual posteriormente hubo modificaciones. La línea central que guiaba esa actitud era la línea que se había derivado por el conjunto de la izquierda en diciembre de 1971. La primera semana de diciembre del año pasado, la clase dominante y sus partidos ocuparon las calles a través de lo que llamaron “la marcha de las cacerolas”, ocasionando desmanes, asaltando locales de distintos partidos de la izquierda, disparando contra la residencia del Presidente en Tomás Moro y provocando incidentes callejeros graves, ante los cuales los distintos sectores de la izquierda se pronunciaron en términos de nunca más permitir aquello. Más aún, el Secretario General del Partido Comunista, Luis Corvalán, prometió en aquel tiempo en una cadena radial nacional nunca más permitir la ocupación de las calles por los fascistas, salir a la calle a combatirlos, e incluso expresó la fórmula de “sacarle la cresta” en la calle a los fascistas. Sobre la base de estos acuerdos y sobre la base de esta línea central, planteada también por Fidel Castro en Chile, el conjunto de la izquierda en Concepción había acordado impedir los desmanes de estas bandas. Posteriormente el Partido Comunista y el API, como únicas dos fuerzas de la izquierda, se restaron a esta movilización. El Partido Socialista, el MAPU, la Izquierda Cristiana, el Partido Radical, el MIR, acordaron movilizar al conjunto de pueblo, paralelamente a la concentración de la DC
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y el PN en Concepción para impedir los desmanes. Apoyaron esta movilización y llamaron a la convocatoria de movilización callejera la Central Única de Trabajadores, el Consejo Campesino, las federaciones estudiantiles, etc. [...] ¿Quiénes llamaron a la movilización callejera de la izquierda y del pueblo? Decíamos: partidos de la Unidad Popular, el primer partido más grande de la UP, el Partido Socialista, el Partido Radical, el MAPU, la Izquierda Cristiana y el MIR. En segundo lugar la CUT, en representación provincial del conjunto de todos los obreros de Concepción; el Consejo Provincial Campesino, que representaba al conjunto de los pobres del campo en la provincia de Concepción; la Federación de Estudiantes Universitarios de Concepción, todos los estudiantes secundarios de Concepción, agrupados en la FEPRESCO, la FENATS, que agrupaba a todos los trabajadores de la salud; el SUTE, a los de la educación, y un conjunto de sindicatos que sería muy largo de enumerar, incluido Lota-Schwager, Huachipato, etc. ¿Quiénes marcharon por las calles? Entre 15 y 20 mil personas, hecho reconocido incluso por el Gobierno; marcharon por las calles y expresaron su protesta. ¿Cuánto reunió o cuánta gente logró arrastrar o engañar la DC y el Partido Nacional? [...] ¿Qué hizo el Gobierno a través del Intendente? Entregó órdenes a carabineros de reprimir la manifestación de izquierda. No operó o casi no operó sobre las manifestaciones y desmanes de la derecha. Puso a carabineros de contrapunto con el pueblo. Reprimió —y podemos decirlo con toda honestidad y seriedad— salvajemente a la manifestación de la izquierda: a los obreros textiles, a los pobladores, a los estudiantes universitarios y secundarios, a los campesinos que habían acudido a expresar su protesta y su deseo de golpear a su enemigo. Fueron golpeados, fueron reprimidos por el aparato del Estado. Más todavía. ¿Qué situación se creó dentro de esto? Ochenta detenidos, más del 90 por ciento eran de izquierda. Cincuenta heridos, cuatro de ellos graves. Un compañero murió en los incidentes. Ese fue el resultado de lo que acá se ha planteado como “evitar desmanes”. [...] Pero el Subsecretario del Interior, Daniel Vergara, falseó los hechos. Quiso colocar las cosas como que había sido sólo el MIR, cómo que habían sido sólo algunos grupos de estudiantes los que habían salido a las calles, que el pueblo en su conjunto no había participado. Si bien es cierto responsabilizó de los desmanes mayores a la ultraderecha, faltó a la verdad también. No sólo la ultraderecha hizo desmanes. Los desmanes
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mayores los hizo carabineros que respondían a las órdenes del Intendente, quien responde al Ministerio del Interior. [...] ¿Quiénes tuvieron que decirle mentiroso al Subsecretario del Interior de este Gobierno? ¿Quién tuvo que rechazar las falsedades que desarrollaba el aparato publicitario del Gobierno? El Partido Socialista de Concepción, el MAPU de Concepción, la Izquierda Cristiana, el Partido Radical, el MIR. En conjunto emitieron declaraciones que ustedes tienen en sus manos. Tuvieron que desmentir lo que era una falsedad. ¿Quién era el responsable según estas fuerzas de Concepción? No era el MIR: era la mayor parte de las fuerzas de la UP de Concepción. ¿Quiénes establecieron quién tenía la culpa? No el MIR, no algunos estudiantes; el conjunto de masas y la mayor parte del frente político que está en el Gobierno. ¿Qué dijeron? La responsabilidad del Intendente comunista, Chávez, al que exigieron su destitución, y del Grupo Móvil que seguía existiendo a pesar de las promesas del Gobierno de disolverlo. Esta es la verdad de los hechos. [...] ¿Qué ocurre actualmente? ¿Qué es lo que ha cambiado que el aparato represor de nuevo se reactiva? ¿Qué es lo que ocurre en este país que la represión de nuevo aparece? ¿Qué es lo que ocurre que en este minuto el Gobierno comienza a tomar una relación con el movimiento de masas en la cual aristas represivas comienzan a representarlo y comienzan a aparecer en el primer plano? ¿Por qué hay estudiantes muertos por carabineros en un Gobierno de la Unidad Popular? ¿Por qué hay campesinos baleados por carabineros en un Gobierno de la Unidad Popular? Ese es el problema en este minuto, o uno de los problemas importantes. Lo que ocurre es que la presión de la clase dominante, su fuerza, y luego explicaremos su origen, su presión represiva, el chantaje constante que hace sobre este Gobierno, han tenido un grado de éxito. El Gobierno se ha debilitado. El Gobierno ha sufrido deterioro. No es capaz de controlar el aparato represivo: se le escapa de sus manos. Cuando el movimiento de masas pasa a la ofensiva, cuando el movimiento de masas exige la reivindicación de sus intereses y sus derechos, cuando el movimiento de masas se organiza y combate, el aparato represor se escapa. Entonces el Gobierno, débil, no es capaz de controlarlo. El debilitamiento del Gobierno aqueja también las relaciones entre el Gobierno y el aparato represor. La inercia represiva de quienes fueron entrenados por décadas para reprimir al pueblo, de quienes siempre vieron como enemigos a los campe-
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sinos y a los pobladores, a los obreros y a los estudiantes, se desencadena. Se liberan en ese momento. Eso es exactamente lo que ocurre. Si eso sólo fuera, el problema en cualquier caso, si bien sería grave, no lo sería tanto. Lo más grave del problema es que la Unidad Popular, y fundamentalmente algunos sectores de la Unidad Popular y del Gobierno, no asumen la responsabilidad de estos hechos. No quieren reconocerlos ante el pueblo. Entre carabineros que balean campesinos, eligen a los carabineros. Antes que reconocer que hay malos oficiales, prefieren afirmar que hay malos campesinos. [...] Si sólo mintieran, ya sería algo menor. Pero además de eso, prefieren legitimar la represión. Y en el mismo momento en que hay un estudiante muerto en Concepción por carabineros, en el mismo minuto en que hay ochenta heridos de obreros y pobladores de Concepción, en que hay ochenta detenidos en Concepción y que hay seis campesinos heridos graves en Lautaro, en ese mismo instante prefieren legitimar la represión. Entonces, es el minuto de lanzar la consigna nacional. “A combatir las provocaciones de la ultraizquierda. La ley tiene que imperar en Chile”. El orden de los patrones, el orden de los dueños de fundos y fábricas. Aquel orden que escribieron los yanquis y los dueños de fundos y fábricas, hace décadas, es el que tiene que imperar. Lo que hay que terminar en Chile es a “la ultraizquierda”. Con lo cual les dan legitimidad política a los hechos accidentales o coyunturales que están ocurriendo. Su falta de valor moral los lleva a la mentira y los lleva incluso a traicionar sus propios principios. Esa es la situación fundamental planteada en este minuto. [...] Entonces, nace la nueva Ley Maldita. La Ley de Defensa de la Democracia, disfrazada en 1972, en el proyecto Carmona. Control de los “grupos armados”. ¡Como si los grupos armados fueran el problema de este país! ¡Como si el problema fuera que la izquierda se arma! Cuando el problema son las bandas fascistas de la derecha. Entonces se plantea el problema en el Parlamento, con la pompa del cuello y la corbata, de los ex ministros que no pueden mostrar las manos al pueblo porque las tienen bañadas en sangre obrera. Ellos plantean la necesidad de orden. Terminar con el caos. Y el problema es reprimir al MIR. Y buscar la fórmula que lo permita. Han creado el clima publicitario, el clima político, han logrado vencer las conciencias, han logrado arrastrar incluso a sectores de masas. Han engañado lo suficiente. Entonces, ahora pueden hacer el proyecto Carmona. Juan de Dios Carmona, Ministro de Defensa del Gobierno de Frei,
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responsable público del asesinato de mujeres y mineros en el mineral de El Salvador, el hombre que desde su escritorio mandaba asesinar mineros y mandaba masacrar mujeres embarazadas. Hoy, está insatisfecho. Añora los tiempos pasados. Cuando desde su escritorio con un botón podía asesinar mujeres, podía asesinar mineros impunemente, podía hacer reprimir a quien reclamara. El senador está insatisfecho. La sangre no corre en este país. No han sido fusilados pobladores por la espalda, como en Puerto Montt. No han sido fusilados obreros en Santiago como el 23 de noviembre. No se ha torturado a los estudiantes. Juan de Dios Carmona está insatisfecho. Entonces nace la Ley Maldita. Entonces nace la nueva ley de Defensa de la Democracia. El control de los grupos armados. En un clima publicitario en que pareciera que los problemas de este país son los pobres de este país, hay que reprimir, hay que terminar con quien dice la verdad. Hay que terminar con quien encauza la lucha de los trabajadores, hay que controlar al MIR. Ese es el sentido esencial del proyecto. Ese es el objetivo y esa es la nueva situación planteada. No sólo a esto. A través del proyecto, Juan de Dios Carmona, el ministro de El Salvador, el ministro que tiene que responder a todos los chilenos y a América Latina y al mundo entero por haber masacrado mineros, ese mismo ex ministro ¿qué es lo que desea en el fondo? Quiere arrastrar a las Fuerzas Armadas a controlar el gobierno interior del país, que sean las Fuerzas Armadas las que rijan el gobierno interior. Las que rijan las relaciones entre este Gobierno y el movimiento de masas. En que los obreros, los campesinos, las fuerzas políticas tengan que enfrentarse directamente con las Fuerzas Armadas. Quiere arrastrar a las Fuerzas Armadas a colocarse contra el pueblo. Esta situación la han conseguido algunos. Existen Juan de Dios Carmonas victoriosos en algunos países de América Latina. En Brasil por ejemplo, en Uruguay. En distintos países. En Grecia, en Indonesia Juan de Dios Carmona triunfó. En Chile, no debe triunfar. ¿Qué quiere más todavía? El pueblo eligió un Presidente y eligió un Gobierno. Con ello eligió una cantidad de preceptos políticos y eligió en concreto un Gobierno que controlaría las relaciones del gobierno interior. Carmona pretende restringir las facultades de este Gobierno, pretende entregar a quienes nunca fueron elegidos por este pueblo, a las Fuerzas Armadas, el control del gobierno interior. Quiere restringir las facultades del pueblo. El pueblo no ha votado por esto. Algunos politicastros de cuello y corbata, enriquecidos en los gobiernos anteriores, pretenden imponer las normas de relación, de lo que ocurra en el interior del país.
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Por último, don Juan de Dios Carmona, los partidos de la clase dominante, a través de este proyecto, ¿qué es lo que pretenden? Pretenden desarrollar y colocar a las Fuerzas Armadas a través de un articulado en que coloca la posible denuncia de grupos armados a partir de todos los parlamentarios. ¿Qué pretenden, conociéndolo como lo conocemos todos? Colocar a las Fuerzas Armadas detrás de sus pequeños odios. Sus rencillas, sus rencores, sus pequeños odios, lo que han venido manejando la DC y el PN todas las últimas décadas. Colocar a las Fuerzas Armadas al servicio de las querellas parlamentarias. Bastará con que un parlamentario acuse a una fuerza política, una organización gremial y cualquier organización de masas de tener una pistola, un guatapique o un cortaplumas para que las Fuerzas Armadas se vean arrastradas a enfrentamientos importantes en los cuales esté cuestionado el gobierno interior. No debe sorprendernos que la clase dominante pretenda todo esto. Juan de Dios Carmona no sorprende a nadie porque pida la represión en este país. [...] Gasten ese dinero, gasten ese espacio en combatir a la clase dominante. No pierdan tiempo engañando al pueblo, ni engañando a los campesinos. No avalen la represión de la clase dominante. No ayuden a reprimir al pueblo. Con eso, nada obtienen. De rodillas frente a la clase dominante, no hay nada que esperar. Sólo podemos concluir, siendo cuidadosos con las palabras, que algunos dirigentes del Partido Comunista, se han dejado tentar por el montaje publicitario de la clase dominante. No pensamos que el conjunto de la izquierda, ni siquiera que el conjunto de los militantes del Partido Comunista, coincidan con esta política. Es más, esperamos que el conjunto del Partido Comunista no siga por la pendiente represiva. [...] Esta es la Ley Maldita. El proyecto Carmona debe ser recordado por el conjunto del movimiento obrero, por los militantes del Partido Comunista, Socialista y el conjunto de la Unidad Popular, como la Ley Maldita, la Ley de Defensa de la Democracia disimulada, la represión a los sectores de izquierda que en un momento dado quieren combatir, y la represión a ciertos sectores del pueblo que se movilizan. Más aún, el pueblo marcará a fuego tanto a los que presenten este proyecto como a quienes lo legitimen. A todos los que apoyen, cualquiera sea la modificación del articulado, todos los que apoyen la represión a los revolucionarios, la represión al pueblo, serán marcados por el pueblo. El pueblo no olvidará, como nadie olvidó a Gabriel González Videla en este
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país. Más todavía, no creen, y cuídense de crear un abismo infranqueable en el seno de la izquierda. No creen trincheras insuperables. Entiendan, en definitiva, tanto los reformistas como los vacilantes de la izquierda. Un abismo infranqueable no es gratuito de crear, en un proceso con este desarrollo, en este caso y en este país. Por último, entiendan claramente: la dinámica que desarrolla un fenómeno represivo, la dinámica de reprimir una fuerza política, la dinámica de querer instaurar la represión contra el pueblo en este minuto, en pleno ascenso de las masas, terminará con este proceso, lo hundirá en definitiva. [...] Pensamos, para terminar, que ante la situación actual, existen sólo dos alternativas. Si bien es cierto que hay sectores reformistas dentro del Gobierno, que buscan el camino de conciliación, este camino represivo, este camino que se pone en dinámica contra el pueblo, es cierto también que existen grandes corrientes revolucionarias dentro de la UP, fuera de la UP y en el seno del movimiento de masas. Sólo dos alternativas quedan: el Gobierno está arrinconado, o al menos se siente arrinconado en su esquema parlamentario. Para sostenerse en el Gobierno, tiene dos caminos, y tiene que elegir entre ellos. No elegirá el Gobierno. Quienes decidirán esto serán los trabajadores y el conjunto de la izquierda. Un camino reformista, un camino pusilánime, el camino del retroceso, el camino que envuelve aliarse con el Partido Demócrata Cristiano y encontrar el apoyo institucional del Parlamento. Para ello, el segundo aspecto también se hace importante: es necesario frenar el avance del proceso. El tercero, si es necesario frenar el avance del proceso, debe reprimirse al movimiento de masas que quiere empujar para adelante, y debe reprimirse a la izquierda revolucionaria. En concreto, el camino reformista se dibuja por una tríada siniestra: la tríada de Indonesia, de Brasil o de cualquier país en que el pueblo es derrotado y masacrado, la tríada de la derrota, la alianza con la burguesía —en Chile con la DC—, freno al proceso y su estancamiento, y la represión a sectores del pueblo y la izquierda revolucionaria. Esa es la tríada que comienza a tentar a algunos sectores del Gobierno y a algunos dirigentes de algunos partidos. La otra alternativa, la revolucionaria, aquella que asegura el éxito o por lo menos lo permite o lo posibilita; aquella que asegura el sostén del pueblo, aquella que se hace de pie y no de rodillas, ya que permite al pueblo avanzar; aquella que en el fondo contiene por lo menos tres elementos: —Apoyarse en el movimiento de masas, empujar sus movilizaciones y canalizarlas, defender sus intereses, pasar a la ofensiva, hacer un viraje en
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el momento de las políticas de la Unidad Popular, golpear al conjunto de todos los enemigos y a toda la clase dominante, incorporar al conjunto del pueblo, resolver los problemas de todas las capas de los pobres del campo y la ciudad; movilizar, luchar, organizar por las formas que se hagan necesarias sin mirar la aprobación de Juan de Dios Carmona o los democratacristianos. —El segundo elemento: para eso, devolver la confianza a las masas, que cada vez la pierden más. Para eso, transformar el aparato del Estado, reconocer que hay una contradicción entre el aparato burocrático del Estado, construido por la burguesía y el movimiento de masas; incorporar al pueblo a las tareas de poder. Disolver el Parlamento, crear la Asamblea del Pueblo, verdaderamente representativa; en la base, crear los Consejos Comunales de Trabajadores, por comuna, que unan a obreros, pobladores y campesinos, estudiantes, les den tareas de poder, les entreguen tareas, los unan, los organicen, los dirijan y les permitan combatir. En el campo, entregar las tareas de poder a los Consejos Comunales Campesinos ya creados, desarrollarlos y a partir de ellos movilizar al pueblo en el campo. —Por último, el tercer elemento: todo ello exige redefinir la política de alianza de la izquierda. Redefinir el campo de la izquierda. Abandonar los lazos. No mirar más la cara al Consejo Nacional del PDC. No siempre pensar en los votos del Parlamento, en la mayoría parlamentaria de la DC. No siempre ir mirando a cada parlamentario DC o a la Contraloría y decidirse a crear una alianza revolucionaria dentro de las fuerzas de la izquierda, que existe. Unir al pueblo, unir a los revolucionarios, abandonar los lastres, dentro y fuera de la UP. Para nosotros, esas son las alternativas y aquí terminamos: —O combatir al PDC como enemigo de clase, o ceder a su presión. —O movilizar al movimiento de masas, o reprimir al movimiento de masas. —O unir a los revolucionarios, o reprimir a los revolucionarios. Ese es el camino. Son dos políticas. La de los reformistas o la de los revolucionarios. La izquierda y los trabajadores tienen la palabra. [...] Pregunta: Pero, según el Mensaje, ¿cómo ven al Presidente Allende, como reformista o revolucionario? Respuesta: Ese es un problema que tiene que resolver el conjunto de la izquierda, y el Presidente Allende es parte del conjunto de la izquierda. Y dependerá de la correlación de fuerzas en el seno de la izquierda. Comprenderá que no estamos en sesión de sicoterapia para hacer análisis individuales ni de personas. Lo estoy planteando en términos generales. Hay una
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correlación de fuerzas en la izquierda. Cada cual, cada sector y cada personero tiene dos opciones. Están comenzando a plantearse. Evidentemente hay rasgos anteriores de los cuales cada uno tendrá que responder. Sería inoficioso plantearnos sobre ello. El Presidente Allende es un componente más, un personero de la izquierda, un hombre que quiere conducir un proceso adelante. Serán el movimiento de masas y el conjunto de las fuerzas de izquierda los que establecerán la correlación de fuerzas entre reformistas y revolucionarios. Y allí tendrán que ubicarse el Presidente Allende y sus partidarios. [...] ***
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MANUEL CABIESES (MIR): LAS TAREAS DE LOS REVOLUCIONARIOS EN LA ETAPA ACTUAL
(Punto Final Nº 160, 20 de junio de 1972) (Tomo 4, pp. 2515-2526)
Dijimos que en nuestro país teníamos un Gobierno de los trabajadores pero que no sólo bastaba eso. Que lo importante era el control de todo el poder político y que el poder político era la manta que cubría los intereses de los patrones, llamándose Parlamento, Justicia, Leyes, Fuerza Represiva, etc. Señalamos que el socialismo se consigue quitando sin conciliaciones el poder político a los patrones. (Declaración del Consejo Comunal Campesino de Nueva Imperial).
“Punto Final” ha procurado recoger en sus páginas —en todas sus dimensiones— el trascendental debate ideológico que tiene lugar en el seno de la izquierda chilena. Nuestra única limitación ha sido el espacio que se hace insuficiente para registrar tan variadas posiciones políticas. Por eso, lamentablemente, sólo hemos podido publicar aquellos documentos, discursos y declaraciones que cubren lo substantivo de la discusión. Esta lucha ideológica se polariza —básicamente— entre dos posiciones antagónicas, representadas por reformistas y revolucionarios, respectivamente. Entre ambos polos a veces se tienden hilos de comunicación y aún de circunstancial entendimiento. Pero, en realidad, ni con la mejor buena voluntad puede llegarse a una fórmula de conciliación permanente entre ambas posiciones. El debate puede —como ocurre muchas veces— tener reflujos pacíficos, pero las diferencias son tan grandes que no tardan en saltar al primer plano, superando los entendimientos tácticos. Esta divergencia insalvable entre reformistas y revolucionarios se ha dado en todo episodio histórico en que las masas proletarias vislumbraron la conquista del Poder. El triunfo de los revolucionarios en su confrontación ideológica con los reformistas significó enseguida la victoria del proletariado en su enfrentamiento armado con la burguesía. O sea, una cosa está ligada a la obra, dialécticamente por así decirlo. La lucha ideológica que precede a una revolución, es condición sine qua non para hacer madurar las condiciones subjetivas del proceso revolucionario. Dicho de otra manera, el proletariado necesita, antes de pasar a la ofensiva revolucionaria contra la burguesía, derrotar al reformismo que actúa en su propio seno. Otra característica singular, que se reproduce una y otra vez en todo caso histórico, es la minoría inicial en que se encuentran los revolucionarios dentro del país donde se plantean condiciones revolucionarias objetivas.
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Contrariamente a lo que pudiera suponerse —ya que los reformistas, mayoría inicial, se empeñan en difundir esa idea falsa—, el proceso revolucionario no se inicia con un aplastante respaldo político y ni siquiera con el apoyo cohesionado y orgánico de las masas obreras y campesinas. La voluntad revolucionaria de las masas trabajadoras corre por cauces profundos que irrumpen en la superficie después que se ha definido la lucha ideológica entre reformistas y revolucionarios. Es en ese instante —el “momento revolucionario”— cuando los trabajadores toman en sus manos la conducción del proceso, bajo consignas revolucionarias. Las masas se lanzan a la lucha, vencen a sus enemigos de clase y conquistan el Poder. Así ha ocurrido siempre en la historia de las revoluciones y en cada nuevo episodio se repite el esquema señalado. Desde 1917, cuando los bolcheviques derrotaron previamente a los reformistas (mencheviques y social-revolucionarios), que probaron hasta la saciedad ser agentes de la burguesía, a cuyo lado se pusieron en la guerra civil, la lucha ideológica entre revolucionarios y reformistas, y la minoría inicial aparente de los primeros, viene formando parte del cuadro general de toda revolución. [...] I “El problema principal de toda revolución —escribió— es, indudablemente, el problema del poder estatal. ¿Qué clase es la que tiene el poder en sus manos? Ello decide todo. No se puede esquivar ni apartar el problema referente al poder, pues precisamente este es el problema fundamental que lo determina todo en el desarrollo de la revolución, en la política exterior e interna. El hecho de que nuestra revolución haya “gastado en vano” seis meses de vacilaciones respecto a la organización del poder, es indiscutible, y está determinado por la política vacilante de los socialistasrevolucionarios y de los mencheviques. Pero, a su vez, la política de estos partidos se ha determinado, en última instancia, por la posición de clase de la pequeña burguesía, por su inestabilidad económica en la lucha entre el capital y el trabajo. El interrogante reside ahora en saber si la democracia pequeñoburguesa ha aprendido algo o no en estos tan importantes seis meses, extraordinariamente ricos en contenido. Si la respuesta es negativa, entonces la revolución ha perecido y sólo una insurrección victoriosa del proletariado podrá salvarla. Si la respuesta es afirmativa, hay que empezar con la inmediata creación de un poder firme y estable”. “...Sólo el poder soviético podría ser estable, sólo a él no se le podría derrocar, aún en las horas más agitadas de la revolución más violenta...”
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“Pero la consigna “El poder a los soviets” se entiende, con mucha frecuencia, si no en la mayoría de los casos, de una manera completamente equivocada, en el sentido de “un ministerio formado con los partidos mayoritarios de los soviets”; y en esta opinión profundamente equivocada desearíamos detenernos con más detalle”. “Un ministerio formado por los partidos mayoritarios de los soviets implica un cambio de personas en el cuerpo ministerial, conservando intangible todo el viejo aparato del poder gubernamental, aparato íntegramente burocrático, íntegramente no democrático, incapaz de llevar a cabo reformas serias que constan incluso en los programas de los socialistas-revolucionarios y de los mencheviques”. “El poder a los soviets significa una transformación radical de todo el viejo aparato del Estado, aparato burocrático que frena todo lo que es democrático; significa la eliminación de dicho aparato y su reemplazo por otro nuevo, popular, o sea, auténticamente democrático, el de los soviets, que implica una mayoría organizada y armada del pueblo: obreros, soldados y campesinos; significa ofrecer la iniciativa y la independencia a la mayoría del pueblo, no sólo en la elección de los diputados, sino también en el manejo del Estado y en la realización de reformas y transformaciones”. [...] Cabe, sin embargo, una reflexión adicional. Con todo lo esclarecedor que resulta buscar inspiración y lecciones en el leninismo, es imposible insertar calculadamente una situación histórica determinada —como la chilena— en el contexto peculiar que abordaron Lenin y los bolcheviques. Eso es justamente otro rasgo característico de todo proceso revolucionario. Cada situación histórica que coloca a las masas en posición de avanzar a la conquista del Poder, abre nuevos y multifacéticos problemas, y plantea una diversidad de aspectos importantes o adjetivos, que el genio y lucidez de los revolucionarios de cada país deben resolver por sí mismos. Creemos que conviene insistir en este punto no sólo porque el propio Lenin rechazó convertirse en “ícono sagrado”, sino porque, además, en la lucha ideológica entre reformistas y revolucionarios que trae aparejado el proceso chileno, se suelen confundir los “tiempos históricos”. Por ejemplo, el dirigente del Partido Comunista, Orlando Millas, en un artículo que insertamos más adelante, ha buscado inspiración para sus tesis reformistas en la Nueva Política Económicoa (NEP) que los bolcheviques bajo la dirección de Lenin aplicaron en 1921. Aunque el diputado Millas se apresura al aclarar que “sería absurdo comparar circunstancias históricas tan disímiles como ésa y la de Chile de 1972”, calificando antici-
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padamente de “torpeza” copiar las medidas tomadas en la URSS hace más de medio siglo, lo evidente es que él toma pie de la cita de Lenin para propiciar un “golpe de timón” que sería el equivalente de la NEP. Así por lo menos lo han entendido la mayoría de los lectores del artículo de Millas. Pues bien, el principal y no único error que comete Millas al citar a Lenin, consiste en que cuando los bolcheviques diseñaron por necesidad imperiosa la NEP, hacía ya cuatro años que controlaban el Poder y eran la única nación socialista del mundo. Estos detalles trastrocan todo el cuadro y convierten el “golpe de timón” en Chile en algo muy distinto al que dio Lenin en 1921. Repitamos la pregunta que hacía Lenin en la extensa cita que reprodujimos más arriba: “¿Qué clase es la que tiene el poder en sus manos? Ello decide todo”. En la URSS, cuando se planteó la NEP, después de remontar aislado una sangrienta guerra civil en que la burguesía fue apoyada directamente por el imperialismo, el proletariado ruso tenía todo el Poder en sus manos. Los obreros, soldados y campesinos revolucionarios eran la inmensa mayoría del país. Habían quedado atrás esos meses de la primera mitad de 1917, cuando al partido bolchevique lo seguía una minoría de la clase obrera. [...] En Chile de 1972, después de veinte meses de gobierno con participación de ministros comunistas y socialistas, ni siquiera se ha producido el quiebre de las viejas instituciones burguesas, como el Parlamento, los Tribunales y la Contraloría, y mucho menos el aparato armado se ha fracturado en beneficio de las clases revolucionarias. Por el contrario, es perceptible claramente que la institucionalidad burguesa vive una época de “renacimiento”. En términos proporcionales, podría afirmarse que instituciones como el Parlamento, los Tribunales y la Contraloría son en este momento mucho menos cuestionadas que hace dos años. El dominio de la ideología burguesa —mediante el método casi pueril de infundir miedo con una dictadura proletaria que en su fuero íntimo consideran remota—, resulta demasiado ostensible como para subrayar ese aspecto de la oposición burguesa. Chile de 1972 no es ni la solitaria URSS de 1921, que obligue a un repliegue táctico del proletariado, ni es Rusia de 1917 con los bolcheviques combatiendo al ejército reaccionario y a la intervención militar extranjera, y aplicando con todo rigor la dictadura del proletariado. Ni una ni la otra cosa. [...] Los reformistas serán desplazados por los revolucionarios, además, por un imperativo ineludible. El propio Lenin advirtió que el tránsito de la democracia al socialismo, mediante formas orgánicas, sólo se puede conce-
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bir bajo la dictadura del proletariado. Está archiprobado como para abundar en eso. Pero vale la pena añadir que los objetivos puramente democráticos, como los que se plantearon inicialmente los revolucionarios rusos o cubanos, fueron superados en cuanto el proletariado cobró conciencia de su fuerza. En el proceso chileno hay también un potencial emergente en el seno de la clase obrera, que se orienta hacia el socialismo. Esa fuerza que está naciendo a ojos vista en las fábricas y en el campo, se plantea metas mucho más elevadas que una NEP. En la medida en que eso existe, cobra cuerpo otra amenaza peor para los reformistas: la aparición de una fuerza de rechazo al proletariado, dirigida por el fascismo. Esto también se da en el caso chileno y es indiscutible —ahí está el caso español para probarlo— que únicamente con métodos de lucha proletarios, o sea revolucionarios, se puede contrarrestar el peligro fascista. El reformismo es incapaz por sí solo de atajar al fascismo y mucho menos de conquistar el apoyo de las masas para vencerlo en un combate frontal. El reformismo, como método de transición al socialismo, es perfectamente incapaz, por todas estas razones, de suplantar a la dictadura del proletariado.
II [...] El extenso artículo de Orlando Millas —que reproducimos más adelante— tiene una gran importancia política. Por una parte, la línea que allí se traza es más o menos la que, en definitiva, adoptó el gobierno, a juzgar por los hechos conocidos al cierre de esta edición. De otra parte, el artículo de Millas se ha convertido en el eje de una confrontación dentro de la Unidad Popular entre posiciones reformistas y revolucionarias. También al interior de la UP los revolucionarios están en minoría, como reflejo del marco nacional en que opera esa coalición política. Por último, el artículo de Millas hay que analizarlo con la seriedad que merece la voz oficial de la Dirección del partido más orgánico de la UP. Hay aspectos en ese artículo con los cuales no se puede estar en desacuerdo. Por ejemplo, en lo que se refiere a las limitaciones del capitalismo de Estado, aspecto que “Punto Final” ha abordado más de una vez atrayendo sobre sí muy poco fraternales ataques de sectores del PC que hoy expresan parecidas reservas. Tampoco disentimos de las críticas que hace Millas a las deficiencias de la participación obrera en las empresas del área social. Creemos que el problema es mucho peor a como él lo pinta y que, sin duda, aparte del
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economicismo y de la burocracia sindical, herencias de medio siglo de práctica política de la izquierda tradicional, hay una peligrosa y fuerte tendencia tecnocrática entre interventores y otros funcionarios, que amenaza fortalecer todavía más el capitalismo de Estado, cerrando el paso a relaciones auténticamente socialistas de producción. Pero Millas busca el ejemplo de la abortada revolución nacionalista de Bolivia, en la década del 50, para disparar contra “la fraseología sobre el control obrero...” Y es aquí donde empiezan a aparecer las orejas reformistas de su artículo. Porque justamente es a partir del control obrero donde se forma el poder del proletariado. Los trabajadores encuentran en esos comités y consejos la mejor escuela para aprender a ejercer su dictadura de clase que habrá de suplantar a la dictadura de la burguesía. Todavía más: solamente el control obrero en las áreas mixta y privada podrá evitar los desajustes y problemas reales que crea el proceso y que se traducen en boicot, escasez de productos de consumo popular, especulación, mercado negro, etc. Las Juntas de Abastecimientos y Precios (JAP), una excelente iniciativa, no tendrán eficacia si no están apoyada en el control obrero a nivel de la producción. [...] Lo que ocurre con esto del control obrero es que a los reformistas les atemoriza porque lo confunden con los soviets, o consejos de obreros, soldados y campesinos, cuya formación requiere que esté a la orden del día la lucha por el poder. Lenin advierte que sería un error formar los consejos industriales obreros “sólo con obreros partidarios de la dictadura del proletariado. La tarea del Partido Comunista —añade— consiste, por el contrario, en aprovechar la desorganización económica para organizar a los obreros y ponerlos en la necesidad de combatir por la dictadura del proletariado ampliando la idea de la lucha por el control obrero, idea que todos comprenden ahora”. (Id.). Es aproximadamente lo que ha ocurrido en la industria manufacturera de metales MADEMSA. Obreros partidarios de la dictadura del proletariado decidieron tomarse esa industria, que pertenece a uno de los más influyentes clanes financieros del país. En la asamblea en que se aprobó pedir un interventor al gobierno, los obreros democristianos votaron en contra. Pero acataron la decisión de la mayoría y entregaron su apoyo valioso. El planteamiento de ellos para sumarse a la nueva fase del trabajo en la industria, fue participar sin discriminaciones sectarias en los comités que harán posible el control obrero en la fábrica. Un inteligente manejo de la situación en MADEMSA, desde los niveles del “equipo económico” del
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gobierno, hasta los obreros revolucionarios de la industria, ha deshecho todas las maniobras publicitarias y políticas montadas por el clan propietario de la fábrica. [...] La burguesía aparece salvada de culpa hasta el extremo que Millas plantea que sea el proletariado el que haga concesiones, o sea, que concilie y pida perdón. Para el articulista “la correlación de fuerzas ha sido afectada, en contra de la clase obrera y del Gobierno Popular, por errores políticos y económicos que podemos resumir diciendo que constituyen transgresiones al programa de la UP”. Lo mismo que dicen partidos de la burguesía, como el PDC. Pero ha sido, en cambio, la excesiva observancia de un Programa que necesariamente debería ser dinámico (quizás por eso se le apellido “Básico”), lo que ha producido la actual debilidad de la UP. La receta de Millas no hará, pues, sino debilitarla todavía más. Un miembro del “equipo económico” que dirige el Ministro Pedro Vuskovic parece refutar la acusación de Millas cuando dice: “El Programa planteado por la izquierda en 1970 y aprobado por el pueblo de Chile, es por lo tanto de un claro contenido revolucionario contrapuesto a todo intento de reformismo desarrollista. El Programa es no sólo antimperialista y antioligárquico, sino sobre todo anticapitalista, y por ende, de transición al socialismo... En consecuencia, el problema fundamental que plantea el Programa Básico no es un problema de carácter técnico-económico, sino el problema político de la transformación revolucionaria. Esta es la razón por la cual la política económica del Gobierno Popular es de naturaleza esencialmente política”. (Pío García, “La política económica del Gobierno Popular”, revista “Sociedad y Desarrollo” del CESO N° 1, 1972). En efecto, en el Programa Básico se plantea “iniciar la construcción del socialismo” en Chile y el accionar económico del gobierno debe contribuir a que la lucha decisiva por el poder, que es política, se libre en las mejores condiciones para el proletariado. El aporte del gobierno a esa lucha de clases debe consistir en lo que define el mismo autor: “suprimiendo en esta etapa la propiedad privada sobre los medios de producción fundamentales; nacionalizando las riquezas básicas del país; desarrollando la reforma agraria; nacionalizando el sistema bancario y financiero; nacionalizando el comercio exterior y los centros monopólicos y estratégicos de la industria y de la distribución” (Pío García, id.). “...Esto requiere —añade— establecer principios de organización y dirección socialista al interior del área de propiedad social, asegurar a ésta el carácter de dominante en la economía, subordinar a ella el área de la propiedad mixta y someter a sus condiciones el área de la propiedad privada; en suma, reemplazar el funcionamiento de
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la economía según la ley de la ganancia capitalista por su funcionamiento según la planificación socialista”. El desplazamiento hacia la derecha que ha sufrido el eje político en el seno de la Unidad Popular, como efecto del planteamiento formulado por Millas, hace que la cita anterior —como estará pensando más de algún lector— parezca más la de un “ultraizquierdista” que el razonamiento de un técnico del “equipo de Vuskovic”. Y es que por efecto de la presión reformista en el interior de la UP, que no ha sido bien contrarrestada por la minoría revolucionaria, el “equipo económico” como suele llamarse al grupo que encabeza el ministro Vuskovic, ha terminado por situarse en la vanguardia de las fuerzas de la UP que luchan por poner al gobierno al servicio de los objetivos estratégicos del proletariado. [...] El cumplimiento del Programa Básico de la UP no tiene —como se cree— un margen de aplicación de seis años, lo que haría posible detenerse ahora para seguir después. Ni siquiera mirado desde un ángulo estricto de política económica es prudente apagar el motor o reducir la velocidad para ceñirse a las normas de tránsito al socialismo que permite la burguesía. Completar el área social, estimulando la movilización de los propios trabajadores donde se pueda y con ayuda del aparato de gobierno donde se requiera; alentar el control obrero en las dos mil empresas industriales y comerciales, medianas y grandes de la burguesía no monopólica; completar la reforma agraria rebajando a 40 hectáreas la reserva; brindar seguridad de abastecimiento y precios a la pequeña burguesía productora y comercial; crear Consejos de Trabajadores Urbanos tal como en el campo, y dotarlos de facultades; y otras medidas que han señalado tanto el Partido Socialista como el MIR y el “equipo económico” del propio gobierno, echarían a andar un verdadero proceso revolucionario. La solidaridad activa y concreta de los países socialistas, al mismo tiempo, seguramente se pondría en acción si Chile se plantea de verdad crear un Estado proletario y antimperialista. Pero al margen de lo que se desea que hiciera el gobierno, a los revolucionarios les están planteadas tareas propias. La principal es ganar a las masas para conquistar el poder, ampliando sus reivindicaciones democráticas de hoy. Para esa tarea no sirven las sectas. Hay que ver lo que hicieron organizaciones revolucionarias del pasado. Los bolcheviques, por ejemplo, se fusionaron en 1917 con varios grupos y tendencias que les eran afines y a las cuales antes habían combatido. La vida interna del partido bolchevique fue extraordinariamente rica y esa lucha no lo dividió sino que, al contrario, lo hizo más fuerte para afrontar la gloriosa tarea de llevar a
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cabo la primera revolución socialista. El Movimiento “26 de Julio” de Cuba, hizo otro tanto, reagrupando sectores revolucionarios hasta ganar el apoyo de las masas urbanas y campesinas que decidieron la revolución. En Chile, esta tarea también está planteada. El proletariado necesita una dirección revolucionaria consecuente. Para lo cual hay que “unir, unir y unir”, como aconsejaba Fidel Castro en su visita a Chile. III “El deber de todo revolucionario es hacer la revolución”. Declaración general de OLAS, agosto de 1966. “Las fuerzas populares unidas buscan como objetivo central de su política reemplazar la actual estructura económica, terminando con el poder del capital monopolista nacional y extranjero y del latifundio, para iniciar la construcción del socialismo”. Programa Básico del Gobierno Popular, diciembre de 1969. Si bien es ilógico pedirle peras revolucionarias al olmo reformista, tampoco es justo aceptar el criterio tecnocrático y desarrollista que opone Orlando Millas al libre curso de un proceso de contenido revolucionario. Su artículo pone el acento en la desorganización de la economía que se ha producido como resultado de las nacionalizaciones y cambios en marcha. Aun cuando esa desorganización no revista los caracteres dramáticos que parecen fluir del artículo de Millas, es cierto que existe. Pero de qué otra manera se podría “reemplazar la actual estructura económica”, como plantea el Programa Básico de la UP, si no es provocando algunos desajustes transitorios. Lo grave no está en los errores que ha cometido el “equipo económico” y ni siquiera en el peso que tiene el economicismo dentro de la clase trabajadora, factor que gravita seriamente y que no tardó en lanzar por la borda el Convenio CUT-Gobierno sobre remuneraciones. Lo serio es que los problemas económicos que afectan más intensamente a la población son el resultado del sabotaje deliberado, implacable y bien calculado de la burguesía y del imperialismo norteamericano. Ellos son los grandes responsables que no aparecen enjuiciados en el artículo de Millas. Sin embargo, él hace recaer la culpa en la clase trabajadora que lucha “transgrediendo” el Programa. Se trata de los obreros que se toman las fábricas boicoteadas o de los campesinos que ocupan los fundos desmantelados por los latifundistas. Millas se salta olímpicamente el fenómeno de la lucha de clases, reactivado a partir de la instalación de un gobierno que se
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compromete a terminar “con el poder del capital monopolista nacional y extranjero y del latifundio, para iniciar la construcción del socialismo”. Cae así, en forma por demás visible, en planteamientos puramente económicos y desarrollistas que compartiría sin vacilaciones hasta el más moderado experto de la CEPAL. No es extraño, pues, que la Democracia Cristiana los acoja jubilosamente. Por la vía que dibuja Millas es imposible “reemplazar la actual estructura económica”, aunque ciertamente su alternativa puede traer orden y desarrollo. Si a esto se agrega que un programa reformista está en capacidad de obtener amplio apoyo internacional, comenzando por el respaldo del imperialismo, se entiende por qué los planteamientos de Millas fueron acogidos con tanto entusiasmo por el reformismo burgués representado por la Democracia Cristiana. “El imperialismo —ha dicho Fidel Castro— alienta el reformismo. Y en la medida en que su desprestigio crezca y su influencia se pierda, su esfuerzo será para desalentar revoluciones y alentar reformas, pero que mantengan su dominio en la medida de lo posible” (PF N° 158). Está de más decir que Cuba no alienta políticas reformistas. (“¡Nosotros dentro de nuestro país, y en el contexto del movimiento internacional, apoyamos la política revolucionaria! ¡Y en América Latina somos partidarios de políticas revolucionarias! Porque sabemos que el reformismo no resuelve nada, que los problemas son muy serios y muy profundos y sólo verdaderas revoluciones los pueden resolver”). En el esquema que plantea Millas, y que parece imponerse en la Unidad Popular, poco importa el apoyo de Cuba, ciertamente. Hay otras naciones, muy poderosas, que sí están dispuestas a prestar su contribución a una fórmula reformista para Chile. En ese sentido el programa del reformismo puede obtener éxito en la misma medida que lo logró el pasado gobierno de la Democracia Cristiana, o sea, dejará abierto el camino a una alternativa revolucionaria y antimperialista verdadera. Hacia ese momento, apoyados por las masas organizadas de trabajadores, deben apuntar los revolucionarios y prepararse en forma consecuente para la conquista del poder. Para ello no bastan los buenos propósitos y ni siquiera ayuda mucho hacer conocer previamente al enemigo cada paso organizativo que se dé. Se trata, en cambio, de un trabajo silencioso, diario, que sin descuidar la lucha ideológica, más necesaria que nunca, ponga el acento principal en la organización. Manuel Cabieses Donoso. ***
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MIR (COMISIÓN POLÍTICA): EL REFORMISMO Y EL MIR (11 de julio de 1972) (Tomo 4, pp. 2643-2649)
Declaración de la Comisión Política del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) a todo el pueblo: 1. Dos hechos de gran importancia han ocurrido durante las últimas semanas: el llamado cónclave UP y las conversaciones DC-UP. Ambos hechos están íntimamente vinculados; se complementan recíprocamente. Concretadas las principales consecuencias a que, necesariamente, debían conducir las acciones de los que confunden la realidad con sus propias ilusiones, los trabajadores están en óptimas condiciones para sacar las conclusiones debidas. Ha llegado el momento de que los dirigentes reformistas del PC y de algunos sectores de la UP, le den las correspondientes explicaciones al pueblo. Aquellos que hicieron todo lo posible por delegar en los sirvientes políticos de los patrones y del imperialismo, la determinación respecto de cuánto deben hoy avanzar los trabajadores, les deben una explicación a los trabajadores. [...] Los vendedores de ilusiones, los que sueñan con el entendimiento con los dueños de las fábricas y de los fundos han cosechado, una vez más, sólo reveses: ha sido desaforado el Intendente de Santiago, acusado constitucionalmente el segundo Ministro del Interior y han sido rechazados los vetos... Se han cubierto de oprobio los reformistas, corriendo por los pasillos del Congreso en busca de inexistentes partidarios de los cambios, mientras en la sala de sesiones de la Cámara los Diputados de la DC, del PN, de la DR y del PIR desaforaban a Joignant y acusaban constitucionalmente a Del Canto, mientras en el Senado los parlamentarios de esos mismos partidos rechazaban alegremente, entre risas y pantomimas vergonzosas, cada uno de los vetos del Presidente de la República a la Reforma Constitucional fraguada por Fuentealba y por Hamilton. 2. ¿Pueden sorprender estos resultados a los trabajadores? Nosotros pensamos que no. La UP no llegó a estas conversaciones —por haber renunciado a ello—, en la cima de un incontenible avance de las masas, a la cabeza de un movimiento trabajador fuerte, organizado, unido nacionalmente y con un
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gran desarrollo de su conciencia política. Este renunciamiento ha sido su más grave error, más aún si se considera que todavía subsisten intactas las condiciones para lograrlo. No llegó la UP a imponer sus condiciones a un adversario a la defensiva, debilitado y desmoralizado, que sólo tuviera como alternativa aceptar las condiciones que el proletariado, a la vanguardia de las fuerzas de todo el pueblo, le imponía o, bien, a resignarse a ser derrotado sin contemplaciones. Por el contrario. Producto de una conducción que se ha caracterizado por su renuencia a golpear al conjunto de la gran burguesía, limitándose a herir ciertos intereses, que se ha caracterizado por su persistencia en tratar de proteger a inmensos sectores de los dueños de las fábricas y de los fundos, la UP y el Gobierno se han puesto en contradicción con importantes sectores de las masas y han provocado la dispersión del movimiento obrero y campesino. Por otra parte, la insistencia en permanecer en el camino único del acuerdo parlamentario con la DC, ha llevado a la desmoralización de las masas, a la pérdida de la visión y la confianza de éstas en sus propias y enormes fuerzas. [...] 3. Por lo demás y como lo saben los trabajadores, no fue la clase dominante la que buscara anhelante estas conversaciones. Fue necesario para que se produjeran, que la dirección del PC y algunos otros dirigentes de la UP buscaran imponer dentro de esta última un viraje hacia la derecha, un golpe de timón en la conducción económica y política que permitiera a los “negociadores” de la DC poder venir a cumplir dignamente su papel de amarre y de freno. Volodia Teitelboim y luego Orlando Millas fueron los encargados de crear el marco adecuado. El primero, en el terreno político, creó la ficción, profundamente mentirosa, de dos extremos buscando la guerra civil y el baño de sangre y, por otra parte, un amplio frente del centro y de izquierda, partidario del mantenimiento de la democracia y de los cambios sociales y económicos. Había entonces, según esta descripción burda y falsa de la realidad política, condiciones más que suficientes para un entendimiento entre la DC y la UP. El antagonismo real, que atraviesa este país de arriba a abajo, es el que existe entre el conjunto del proletariado y todo el pueblo, que lucha por conquistar sus reivindicaciones de décadas, y la resistencia implacable de una minoría explotadora, que se resiste por todos los medios a su alcance a
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abandonar sus mezquinos privilegios. Esta, que es la verdadera y única línea demarcatoria, fue mañosamente ocultada. Orlando Millas se encargó de la parte material, concreta, ofreciendo en su artículo del 5 de junio garantías a la burguesía agraria e industrial, no sólo de permanencia sino, de progreso económico, de enriquecimiento, para que acumulara sus ganancias en paz y tranquilidad. El combate al “mirismo” fuera y en el interior de la Unidad Popular, la lucha por impedir que continuaran produciéndose “trasgresiones al programa de la Unidad Popular” era el complemento, en lo político, de las garantías económicas ofrecidas. El empuje de los sectores de las masas abandonados progresivamente por las concesiones anteriores, cuyo aprovechamiento para fortalecer las propias fuerzas es imprescindible, es así deslegitimado y recibe el tratamiento de “ultra”, “termocéfalo”, acompañante de la derecha. Millas además establecía que la reforma agraria debía finalizar ahora mismo y, pasadas algunas empresas al área social y devueltas a sus “legítimos dueños”, las que habían sido requisadas o intervenidas indebidamente, el grueso de la burguesía agraria y la inmensa mayoría de la gran burguesía industrial podrían dedicarse a cumplir, sin sobresaltos, su rol histórico de explotadores de la clase obrera. Ambos planteamientos pavimentaron el camino del inicio de las conversaciones, a pesar que dentro de la propia UP no estaba resuelta, y aún no lo está, la controversia entre esta línea reformista y otra que, apoyándose en las corrientes revolucionarias de dentro y fuera de la UP, busca desatar la energía de las masas para profundizar y empujar hacia adelante el proceso. La favorable acogida que este modelo de concesión y freno encontrara inicialmente en el ala reformista burguesa de la DC, zanjó transitoriamente la controversia dentro de la UP en favor de los reformistas. Estos encontraron en el sector burgués reformista de la DC la fuerza de que habían carecido hasta ese momento, para lograr imponer temporalmente la conciliación y el freno al conjunto de la UP. La debilidad permanente e insuperable del ala reformista burguesa de la DC impidió, igual que en innumerables ocasiones anteriores, que el entendimiento UP-DC se concretizara. El sector mayoritario de la DC hizo valer, una vez más y con la oportunidad de siempre, los intereses de la gran burguesía y del imperialismo que representa y sirve, provocando el fracaso del entendimiento UP-DC. Los grandes derrotados de esta jornada son el reformismo pequeñoburgués de la UP (Teitelboim, Millas, etc.), y el ala reformista burguesa de la DC (Fuentealba, Leighton, etc.).
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Su éxito habría significado, en todo caso, peores retrocesos, pues se habría impuesto el freno a la reforma agraria, las garantías e impunidad a la mayoría de los dueños de las industrias, la concreción de una política de salarios y precios contraria al interés de las grandes masas, a la vez que se habrían hecho irresistibles las tentaciones de renunciar a la estatización completa de los bancos, de la Papelera y un número no conocido aún de grandes monopolios, al mismo tiempo que se habría impuesto el financiamiento, con el dinero de los trabajadores, a la prensa y radio desde los que se les calumnia y ataca diariamente. En suma: el cogobierno desde el Parlamento de los patrones nacionales y extranjeros. Se habría legitimado, además, una forma y estilo de conducción que se funda en las negociaciones a espaldas de la masa, en el combate a sus movilizaciones, en la represión política y puntualmente física a los sectores de las masas que no se resignan al inmovilismo y la pasividad. Se habría legitimado una política de concesiones a la burguesía y al imperialismo, de freno al avance de los trabajadores sobre las fábricas y fundos y sobre la institucionalidad de los patrones, de represión al movimiento de masas y a los revolucionarios; política que se habría disfrazado de avance, de consolidación, de revolución. Sin embargo, pese a este fracaso, el capítulo de la conciliación, el freno y la represión no se ha cerrado definitivamente. Aún los Millas y los Fuentealba, cada uno desde su propia posición, insisten y reiteran que el entendimiento UP-DC no ha fracasado. Detrás de la insistencia de Fuentealba está el intento del amarre definitivo, del debilitamiento máximo del Gobierno de la Unidad Popular. El intento de perseverar en la táctica doble que la DC ha empleado con pleno éxito hasta hoy; mientras unos amarran, los otros golpean, acumulando fuerzas de derecha en su conjunto. Detrás de la insistencia de Millas, está el propósito de conseguir a cualquier precio, aunque sea claudicando, el triunfo de la política que se disfraza de avance, de consolidación y de revolución. 4. Por todo lo anterior, el MIR reitera que la alternativa reformismo o revolución en el seno de la izquierda persiste como la disyuntiva fundamental del período. El combate en el seno de la izquierda por aislar y derrotar al reformismo encuentra, en este momento, su mejor terreno, su mejor oportunidad y su mayor urgencia. Los enormes sectores de la UP —cuadros medios, militantes y dirigentes— que rechazaron el entendimiento con la DC, que se marginaron de las conversaciones y que descartan hoy todo intento de proseguirlas, junto a
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los que han denunciado permanentemente el entendimiento con los sirvientes DC de los patrones nacionales y extranjeros, encontrarán en esta lucha las mejores condiciones sociales y políticas para alcanzar sus objetivos. Es que no sólo las corrientes revolucionistas, de dentro y fuera de la UP, han combatido en esta jornada los intentos del reformismo de los dirigentes del PC y de algunos dirigentes de la UP. Los trabajadores de Santiago y Concepción, los mineros, los campesinos y los obreros del campo y la ciudad continuaron sus luchas y movilizaciones en defensa de su salario, de la salud, contra la burocracia y la justicia de los patrones. En el transcurso de estos combates, formas superiores de organización de masas y nuevas alianzas políticas que cuentan con el apoyo mayoritario de los trabajadores, han aparecido. Elementos componentes primarios de los Consejos Comunales de Trabajadores, como fórmula alternativa al Parlamento, a la Justicia y a todas las restantes instituciones de los patrones comienzan a aparecer. Sin duda, las vanguardias de la clase obrera rural y urbana, de los pobladores, de los campesinos y de los estudiantes, han hecho caso omiso de la política de la conciliación, del freno y la represión que, a espaldas del conjunto de pueblo, algunos pretenden imponer. 5. Las enseñanzas que de todo esto debemos recoger son claras. Sólo la fortaleza de un movimiento de masas vertebrado orgánicamente, que golpee nacionalmente a los grandes patrones del campo y la ciudad, que sea conducido por un programa revolucionario, puede garantizar el curso del proceso hacia el socialismo. Sólo una nueva alianza política que una a todos los revolucionarios, de dentro y fuera de la UP, puede formular un programa que, por reflejar nítida y precisamente los intereses de los pobres del campo y la ciudad y los de la pequeña burguesía propietaria y asalariada, sea capaz de proporcionar la fuerza suficiente para continuar el avance en el terreno económico y comenzar a golpear la institucionalidad de los patrones, principal freno del momento actual. Una nueva institucionalidad debe comenzar a crearse, simultáneamente. Las masas deben comenzar a dotarse, ellas mismas, de formas orgánicas propias que les posibiliten el ejercicio directo y creciente del poder político, en todos sus aspectos. Ellas son los Consejos Comunales de Trabajadores, en la ciudad y el campo. Si la energía de las masas, movilizada tras sus intereses inmediatos, debe encauzarse y adquirir la perspectiva de transformación revolucionaria de la sociedad, al mismo tiempo, en el combate contra el actual orden de
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los patrones, las masas deben poder resolver, ahora mismo, sus problemas de salarios, salud, justicia y defensa general de sus intereses. La única alternativa posible y concreta capaz de realizar esa síntesis son los Consejos Comunales de Trabajadores. Toda expresión de lucha de las masas contra el Parlamento, la Justicia de los patrones o la burocracia, debe darse unida a la perspectiva de crear y fortalecer éstos, sus propios órganos de poder. Toda lucha de masas de carácter reivindicativo debe vincularse a la creación y fortalecimiento de éstos, sus propios órganos de poder económico. 6. El programa revolucionario que se levante debe contener, a lo menos, los siguientes puntos: —Expropiación de todas las empresas de la gran burguesía industrial, comercial y financiera. Inmediato traspaso al área social de todas las empresas con un capital igual o mayor de 14 millones de escudos. Defensa irrestricta de las industrias requisadas, intervenidas o pasadas al área social. —Expropiación sin indemnización, al más corto plazo, del capital norteamericano en la industria, las finanzas y el comercio. —Expropiación sin indemnización de la tierra, sin reserva y a puertas cerradas de todos los fundos de la gran burguesía agraria. —Establecimiento del control obrero en la gran industria privada, en la mediana y pequeña industria y en los fundos de la mediana y pequeña burguesía agraria. —Dirección y control obrero en las empresas estatales, servicios públicos y en el conjunto de la economía. —Apoyo de todo tipo, bajo condiciones de control obrero, a la pequeña y mediana burguesía del campo y la ciudad, y del comercio. —Creación de los Consejos Comunales de Trabajadores en el campo y en la ciudad. —Disolución del Parlamento y creación, en su lugar, de una Asamblea del Pueblo. —Reajuste automático de los sueldos y salarios, semestralmente o cada vez que el costo de la vida sube más de un 5%, a través de un bono compensatorio. Pago inmediato del reajuste hasta hoy acumulado. —Adopción de las medidas que permitan eliminar de inmediato la cesantía y la desocupación disfrazada en el campo y la ciudad. 7. El rechazo de los vetos a la Reforma Constitucional de Fuentealba y Hamilton y el ataque iniciado en contra de los más altos funcionarios del Gobierno UP son indicativos de la escalada con que la gran burguesía inicia y prepara sus futuras agresiones al movimiento de masas y al Gobierno.
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Sus sirvientes políticos, la DC, el PN, el PIR y la DR persisten en la utilización de su estrategia combinada que busca la devolución de las fábricas y fundos de los antiguos explotadores y del cobre y otras riquezas básicas al imperialismo norteamericano, la represión brutal del movimiento de masas, la aniquilación de sus organizaciones gremiales y políticas y el derrocamiento del Gobierno. La defensa de la estabilidad del Gobierno constituye una tarea fundamental en la medida en que su mantenimiento posibilita el más amplio desarrollo de las luchas de las masas, su organización y su conciencia política. Al mismo tiempo, en función de asegurar la victoria definitiva de los trabajadores, la lucha por aislar y derrotar el reformismo no puede sufrir, bajo ningún concepto ni condiciones, menoscabos que signifiquen la menor confusión entre las masas respecto de los objetivos de la revolución, del carácter de las alianzas de clase y de los métodos de lucha que permiten lograrlos. Comisión Política. Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Santiago, 11 de junio de 1972. ***
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MIR: INFORME DE LA COMISIÓN POLÍTICA AL COMITÉ CENTRAL (10 de agosto de 1972) (Tomo 4, pp. 2869-2872)
Situación actual y perspectivas El tratamiento que haremos aquí de la situación actual y sus perspectivas, será, necesariamente, general y esquemático. Pretende ser sólo una minuta que oriente en general la discusión alrededor de la nueva situación, que actualice la discusión desarrollada en el último CC, y que verbalmente podrá ser expuesta más extensamente en el CC mismo. 1. La política de la clase dominante: Rotas las conversaciones entre la UP y el PDC pareciera, a primera vista, que la política de la clase dominante y sus alianzas hubieran vuelto a reajustarse en forma idéntica al período anterior a la apertura de dichas conversaciones. Sostenemos que no es así. Si bien es cierto que se han decidido los sectores más importantes de la clase dominante (PN y PDC) a mantener su unidad frente al gobierno y como forma de combatirlo, a la vez este reencuentro se hace sobre la base de una nueva situación, que mantiene importantes trizaduras. Distintos factores determinan la existencia de una alianza de nuevo tipo (todo esto será y está siendo desarrollado con mayor profundidad en los documentos para el Congreso Nacional). Estos factores son: a) Una correlación de fuerzas en general y estratégicamente favorable para la clase dominante, que abre las condiciones para que su desesperada unidad de 1971 pueda hoy permitirse el juego de diferentes políticas e incluso choques entre sí en plena alianza. b) La definición tomada en los primeros meses de este año por las clases dominantes, de desarrollar su enfrentamiento con el gobierno enmarcado en el camino institucional: plebiscito y acusación constitucional. (Informe CC de mayo). Hoy la clase dominante ha ido más allá. La dinámica de los hechos la ha llevado a tener que aceptar el enfrentamiento electoral de 1973. Esto obliga a los partidos de la clase dominante a tener que buscar los votos de la pequeña burguesía propietaria y no propietaria, e incluso a sectores de la clase obrera, y, de esta manera, a tener que hacerles concesiones a estos sectores en sus formulaciones políticas. Desde aquí nacen distintas convocatorias políticas en la disputa por el liderazgo de la clase dominante.
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c) Una situación con rasgos de prerrevolucionaria que se abrió en 1970 y que en el curso del proceso no maduró a revolucionaria (Informe CC de junio), pero que en cualquier caso colocó en ebullición al conjunto de la sociedad, hizo que distintos sectores y clases sociales se ordenaran políticamente en forma distinta a como lo hace en períodos de “normalidad” política y social. Siempre en general, podríamos decir que la ebullición del conjunto de la sociedad abrió en abanico a sus componentes: las clases sociales (incorporándose enormes sectores a la vida política, cohesionándose cada capa y sector, expresando cada capa directamente sus intereses, etc.); el Estado (resquebrajándose su unidad estructural, representando estructuras distintas y distintos intereses de clase, disociándose sus niveles superiores con los inferiores, etc.); los partidos políticos (creciendo todos ellos, diferenciándose uno del otro incluso dentro de cada bloque, dentro de cada partido abriéndose el espectro de las tendencias internas y distintos sectores sociales buscando expresarse directamente, por sí mismos, o cuestionando la representatividad tradicional de sus intereses a los diferentes partidos). De todo esto, que veremos con mayor profundidad y extensión en otros documentos, aquí nos interesa destacar tres elementos importantes que condicionan el comportamiento político de la clase dominante: —La relativa autonomía alcanzada por las FF.AA. después que un sector “constitucionalista” logró la hegemonía decantándola relativamente de los extremos “politizados” de izquierda y de derecha, enfrentando hoy como fuerza autónoma tanto a la clase dominante como al gobierno (CC de febrero y CC de junio). Ello obliga a importantes sectores de la clase dominante que están decididos a mantener la estabilidad del gobierno hasta las elecciones de 1973 a tener que hacer concesiones al gobierno, por temor a que el gobierno, debilitado como está en su base social y política de apoyo, busque ganar estabilidad y fortaleza a través de la incorporación de militares al gabinete. —Por otro lado, por diferentes razones (CC febrero) los dueños de los medios de producción (empresarios de la industria y el agro) ganaron una relativa autonomía de los partidos políticos que tradicionalmente los representaban. El desarrollo de un grado de cohesión, organización y conciencia que les permite intentar expresarse políticamente por sí mismos, aprovechando sus tradicionales y nuevas organizaciones (SOFOFA, SNA, Sindicato Empleadores Agrícolas, Confederación de la Producción y el Comercio, FRENAT, etc.), o bien hacer exigencias imperativas a los partidos políticos que, en distinto grado, dependiendo a qué sectores tradicionalmente influenciaban, se ven obligados a tener que hacerles concesiones.
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—El otro sector importante que se activó políticamente, se organizó y cohesionó en este período, fue la pequeña burguesía. Este probablemente es uno de los factores fundamentales que determinará las perspectivas. Las capas medias en Chile deben ser analizadas teniendo en consideración que su comportamiento es distinto al comportamiento político que han tenido en situaciones prerrevolucionarias que maduran rápidamente a situación revolucionaria (Rusia, 1917). En dichas situaciones, en la medida en que el proletariado toma fuerza y avanza con rapidez, la agudización de la lucha de clases más bien tiende a debilitar y dividir a la pequeña burguesía. Pero en Chile, al menos en este momento, estaría ocurriendo lo contrario: amplios sectores de la pequeña burguesía estarían alcanzando un grado relativo de autonomía y de fortaleza, y así, de alguna manera estarían condicionando su posible apoyo a la clase dominante o a los trabajadores. Así también, obligan a la clase dominante a tener que hacerle concesiones. Todos estos factores generales dan origen actualmente a, por lo menos, tres convocatorias políticas en la clase dominante que tienen como base común, entre otros, dos factores: el establecimiento de la alianza y la lucha en el interior de ella por el liderazgo (polémica entre Claudio Orrego y Onofre Jarpa, réplica de P. Rodríguez a E. Frei, etc.). Expuestas en lo general, las tres convocatorias son las siguientes: —La del PDC que categóricamente se propone mantener la estabilidad del gobierno hasta las elecciones parlamentarias, siempre que esté asegurada la permanencia irrestricta de los elementos superestructurales que sostienen el actual sistema de dominación capitalista (el Moscú de C. Orrego V. y los Seis Pilares de la democracia de A. Zaldívar), y una defensa no tan categórica de cada medio de producción en particular. Se propone una convocatoria de tipo más bien populista y participacionista que está dispuesta hacer concesiones a la pequeña burguesía, e incluso a sectores del proletariado y del pueblo, con tal de lograr conservar los cauces institucionales y, en particular, los instrumentos que le permitan detener y revertir el proceso. —La del PN que, aceptando el enfrentamiento en las elecciones del 73, no se compromete categóricamente con la mantención de la estabilidad del gobierno hasta esa fecha. Proclama la defensa irrestricta de cada bien de producción amenazado y enmarca su convocatoria a la pequeña burguesía en una política más bien de rasgos fascistoides. —Un sector de empresarios agrícola-industriales y fracciones del PN y del PDC que no sólo no se comprometen con esperar el 73, sino que incluso insinúan la posibilidad de precipitar las definiciones a través de un plebiscito. De menor gravitación, esta convocatoria se expresa a través del
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artículo de la revista “Qué Pasa” reflotando a Patria y Libertad, persistentes editoriales de El Mercurio exigiendo un plebiscito, declaraciones de algunos parlamentarios del PDC y PN en el mismo sentido, etc. Probablemente el conjunto de estas convocatorias políticas lleven a una política resultante que intente conciliar la representación política de extensos sectores de la clase dominante, de la pequeña burguesía, e incluso del pueblo, que se caracterice al menos por cuatro cuestiones fundamentales: —Que por encima de sus divisiones se mantenga la unidad de la clase dominante en determinados niveles. —Que la lucha por el liderazgo en el seno de la alianza y las distintas convocatorias políticas abran el campo a polémicas, diferencias y choques entre sus distintos sectores. —Que en su conjunto, salvo la aparición de factores y hechos no perceptibles hasta aquí, se mantenga la institucionalidad y estabilidad del gobierno y se llegue al enfrentamiento electoral de 1973, al menos. —Que aprovechando su fuerza económica, política, social e institucional, desarrolle una ofensiva en contra del gobierno, golpeándolo de acuerdo a sus distintas convocatorias políticas. —Que este conjunto de factores, políticas y sectores, termine por entregar a la clase dominante una política de conjunto que le permita neutralizar al gobierno a la vez que golpearlo, y que probablemente en el curso de los meses tienda a definirse más precisamente en favor de una de las distintas convocatorias de la clase dominante. [...] ***
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MIR: TEXTO DE INTRODUCCIÓN A LA COLECCIÓN DE DOCUMENTOS INTERNOS 1972 (AGOSTO DE 1972)* (Tomo 4, pp. 2873-2875)
Introducción La publicación de esta serie de documentos internos representa un enorme esfuerzo destinado a ayudar a la discusión interna y al armamento político de la organización. No queremos dejar de insistir en la necesidad de su estudio acucioso y de destacar el esfuerzo puesto en la redacción, impresión y publicación para una organización pequeña como la nuestra. [...] El Informe del C.C. de fecha 8 de septiembre busca fundamentalmente explicar el origen y las formas que asumió la crisis de agosto y establece también algunas precisiones en nuestras políticas de alianza en general, y en terrenos concretos electorales, de masas, alzas, orgánicos, etc. Fue llamado de urgencia y tuvo el carácter de restringido. El Informe del C.C. de fecha 3 de octubre buscó, a su vez, analizar el carácter de la “crisis de septiembre”, definir el carácter potencialmente explosivo de la situación subsiguiente (casi anuncia la crisis de octubre) y configurar las dos fracciones de la clase dominante. También en este informe intentamos definir algunos problemas del partido y abrir el camino a algunas soluciones. En ese Comité Central se rindió también un informe sobre el problema electoral, orientado más bien a perfilar lo que debe ser una correcta política electoral de un partido revolucionario y a corregir insuficiencias que teníamos como organización, en lo ideológico y político, con respecto a esa forma específica de actividad política de las masas. En el Informe del Comité Central de fecha 3 de noviembre más bien se intentó analizar y evaluar la “Crisis de Octubre”. Su resolución a través de la constitución del Gabinete UP-Generales, sólo fue estudiada desde el punto de vista de contrastar y adecuar a la forma y carácter que realmente tomó la constitución del nuevo gabinete, las apreciaciones y previsiones que anteriormente habíamos formulado acerca del carácter que asumiría un “gabinete militar”. El C.C. aludido fue realizado 24 horas después de constituirse el nuevo gabinete y 48 horas antes que ese gabinete formulara su política. Días después emitimos nuestra declaración pública sobre el carácter de ese gabinete. Fue también llamado de urgencia y tuvo el carácter de restringido. * [El título de este documento indica que se trata de textos del año 1972, reunidos en agosto de 1972. Sin embargo, aparecen aquí documentos de meses posteriores a agosto de 1972, e incluso correspondientes a los primeros meses de 1973.]
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También en ese Comité Central discutimos la táctica electoral del partido frente a las elecciones de marzo del 73. Consideramos allí útil para el armamento político de los militantes publicar el texto de las intervenciones fundamentales de los miembros del C.C. Creemos necesario aclarar un aspecto. En estos Comités Centrales hemos convenido utilizar una determinada terminología provisoria para denominar los sectores de la clase dominante y de las FF.AA. Así, designamos como “precipitante” y “no precipitante” a las fracciones políticas fundamentales de la burguesía y como “golpista” y “no golpista” a los dos grupos fundamentales de las FF.AA. Con ello no se pretende más que utilizar una terminología más bien descriptiva y que guarde relación con la manifestación táctica de las fracciones y grupos aludidos en lugar de usar una terminología que signifique adelantar juicio prematuro y/o intuitivamente respecto de la política definitiva de estas fracciones o grupos. Por ejemplo, en lugar de decir “gorilas”, lo que —en rigor— aludiría a agentes hipotéticos de un modelo específico de dominación política, preferimos decir “golpista”, lo que más bien reconoce la táctica evidente que este grupo impulsa. Del mismo modo, en lugar de decir “fascista”, lo que —en rigor— corresponde a una política o un modelo de dominación política específica (que no es, ni mucho menos, claro que alcance su desarrollo cabal en Chile o que sea en definitiva el modelo de dominación que se instaure en Chile), preferimos hablar del “jarpismo”, “los duros” o los “precipitantes”, lo que hace más bien a los líderes que encabezan estos sectores o la táctica que estos sectores impulsan. [...] Se agregaron también dos documentos más: una minuta resumen que se presentó al C.C. de julio, en la que se analizan algunos instrumentos conceptuales y la situación de la clase dominante entonces. También se incluyó un documento construido a partir de la transcripción de una grabación de una exposición hecha a un Ampliado del Comité Regional Santiago, días antes de la constitución del Gabinete UP-Generales, de la que aprovechamos la parte que corresponde a la caracterización del período. Nos parece que ambos documentos desarrollan, si bien de manera general, instrumentos conceptuales que son utilizados en los tres informes del C.C. y que no son aplicados allí, por haber sido discutidos en otros C.C. anteriores. Recomendamos leerlos antes de los informes del C.C. Otro documento incluido es uno de la Comisión Nacional Sindical que analiza el comportamiento del movimiento de masas en los dos semestres de 1971 y el primero de 1972. ***
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MIR: MENSAJE DE LOS POBLADORES DE LO HERMIDA A LOS POBRES DE TODO CHILE (8 de agosto de 1972) (Tomo 4, pp. 2944-2952)
“Nosotros, los pobladores de los Campamentos “Vietnam Heroico”, “Lulo Pinochet”, “Asalto al Cuartel Moncada” y “Trabajadores al Poder”, queremos informar al país de los salvajes hechos desatados por la policía en el sector Lo Hermida, que culminaron con el asesinato de nuestro compañero René Saravia Arévalo, y más de seis heridos a bala. Queremos relatarles a nuestros hermanos trabajadores la verdad sencilla y honesta sin tapujes ni chivas, de esta horrible tragedia que sufrió nuestra población. Los pobladores de Lo Hermida hemos sido difamados y calumniados por la prensa de derecha y por diarios irresponsables de la izquierda. Nos han acusado a los pobladores de provocadores, de delincuentes comunes, de ser los culpables de la masacre. Pero nosotros no estamos dispuestos a aceptar el guardar silencio frente a los mentirosos, a ser humillados en forma tan injusta. Tenemos el derecho a defendernos, a decirles a todos los chilenos la verdad. El día jueves 3 de agosto, los pobladores observamos con extrañeza cómo un helicóptero sobrevolaba nuestros campamentos. No imaginábamos a qué obedecía ni lo que vendría después. A las doce de la noche, seis patrulleras de Investigaciones entraron al Campamento “Asalto al Cuartel Moncada”, se dirigieron a la casa de un dirigente y procedieron a allanarla sin mostrar orden judicial alguna. Al no encontrarlo, pusieron dos metralletas en el pecho de su compañera y groseramente la presionaron para que dijera dónde estaba. Al no lograr intimidarla, quisieron hacerlo maltratando a su guagua de tres meses. Compañeros que vieron la violenta acción de los policías avisaron a los vecinos. Los que intentamos acercarnos fuimos amenazados de muerte con las metralletas, provocando la respuesta airada de parte nuestra, produciéndose un incidente en el cual la policía utilizó el máximo de violencia, tras lo cual procedió a retirarse disparando ráfagas de metralletas que nos obligaron a tirarnos al suelo para no sufrir las consecuencias. Queremos decir a nuestros hermanos de clase, que no hubo ningún detenido en el campamento esa noche y que dentro de una camioneta de Investigaciones estaba el detenido el día anterior, Héctor Prieto Cayupil. Queremos dejar en claro también que esa misma noche recibimos la solidaridad de los otros campamentos ante la violencia policial.
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El día viernes 4 a las 10 de la mañana nuestros dirigentes tenían una reunión con el Ministro de la Vivienda, acordada una semana antes, para plantear una vez más el problema de nuestros campamentos. Allí, nuestros dirigentes le plantearon al Ministro de la Vivienda, como encargado de los problemas de los pobladores nuestra fuerte protesta y extrañeza por lo ocurrido el día anterior, ya que nosotros no comprendíamos por qué había sucedido todo eso. ¿Por qué se allanaban nuestras casas, humillándonos y golpeándonos en la forma que lo hicieron? ¿Por qué para entrar a la mansión de un rico se avisa al jefe de casa, se muestran autorizaciones, se hace con una serie de cuidados y por qué a nosotros los pobres, no sólo se nos avisa, sino que se nos golpea, tanto a nosotros como a nuestras compañeras y a nuestros hijos y, además, se nos rompe lo poco que tenemos? ¿Qué razón habría para todo esto? El Ministro habló por teléfono con el señor Paredes, Jefe de Investigaciones, y le preguntó todo esto. El señor Paredes respondió que lo que había pasado en Lo Hermida se había hecho cumpliendo instrucciones de la Justicia por el caso de unos remedios y de una camioneta que había sido asaltada. Ahí fue donde por primera vez, se nos dijo la razón de por qué habían sido allanadas en forma humillante nuestras casas. Luego el señor Paredes citó a los dirigentes nuestros que estaban allí para ir a hablar con él a las once y media. Los dirigentes haciendo caso de los presentimientos y las razones de los pobladores, no fueron, pues no tenían garantías, ni les ofrecía confianza el señor Paredes. Un día más tarde los presentimientos de desconfianza se los iban a confirmar en forma brutal. En la tarde del mismo viernes, reunidas las jefaturas de los campamentos “Vietnam Heroico”, “Asalto al Cuartel Moncada”, “Lulo Pinochet”, “Trabajadores al Poder”, “Villa Los Lagos”, “René Schneider” y dos dirigentes del campamento “Guillermo Manuel Rodríguez”, resolvimos que esta situación no se podía permitir. Que era nuestro deber protestar y denunciarles a nuestros hermanos de clase, el atropello de que habíamos sido víctimas y la represión que se comenzaba a dejar caer sobre nosotros, pobladores y militantes revolucionarios. Queríamos también exigir la libertad del compañero Víctor Toro, junto a la de los demás detenidos por la represión en San Bernardo. Para ello decidimos bajar a la Plaza Egaña, desde donde informamos a la prensa, televisión y radio de estos hechos y exigimos que las autoridades dieran una explicación. Durante el mitin, que fue por espacio de una hora, bloqueamos las calles para impedir provocaciones y no hubo vandalismo ni enfrentamientos con la policía. Durante el mitin fueron identificados tres agentes de Investigaciones dispuestos a provocarnos y con eso
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justificar una represión. Sin embargo, no nos dejamos provocar, pusimos guardia donde los detectives huyeron (un bar), donde permanecieron hasta nuestra ida. Es falso que los hayamos agredido. Cuando cumplimos los objetivos de la movilización y nos retirábamos, una camioneta de Investigaciones se encontró de frente a la marcha. A pesar de que nuestra indignación era enorme, nos contuvimos para no provocar una masacre, ya que nos apuntaban metralletas y un detective amenazaba con tirar a matar. Es falso que hayamos enfrentado con armas de fuego a los detectives, como lo señalan los diarios de derecha y de izquierda. Al llegar a nuestras casas, no imaginábamos que al otro día estaríamos viviendo los resultados de una masacre. Horas después de lo ocurrido en la Plaza Egaña, aproximadamente a las cuatro y treinta de esa madrugada, que no se nos olvidará jamás, se empezó a tender un amplio cerco con una cantidad inconcebible de personal policial, civil y uniformado a todo el sector de Lo Hermida que rodea nuestros campamentos. Compañeros que a esa hora tienen que salir a sus trabajos fueron los que después nos contarían de este hecho que nosotros no podíamos ni siquiera imaginar por qué se producía. A las seis de la madrugada, aproximadamente, las barricadas que habíamos puesto como defensa por el allanamiento anterior, fueron barridas por una tanqueta de la policía y el cerco mortal se dejó caer con una furia increíble hacia nuestros campamentos “Asalto al Cuartel Moncada”, “Lulo Pinochet”, “Vietnam Heroico” y “Trabajadores al Poder” y los sectores alrededor de ellos donde dos mil quinientas familias trabajadoras todavía dormíamos sin pensar que íbamos a ser despertados de una manera tan inhumana. Treinta y siete camionetas de Investigaciones, cuatro micros de carabineros, dos camiones de transporte de caballos (donde se llevaron posteriormente a los detenidos), una tanqueta y ambulancias, o sea, de trescientos a trescientos cincuenta hombres armados de metralletas, fueron los que después de haber rodeado silenciosamente el sector, cayeron sobre nosotros, cortaron la luz y lanzaron luces de bengala; prendiendo reflectores se abalanzaron sobre nosotros y nuestras familias. Los detectives, quienes resultaron ser nuestros verdugos, nos empezaron a gritar a través de megáfonos cosas que resultaban sólo ser gran desengaño y crueles mentiras para que nosotros saliéramos de nuestras mediaguas y quedáramos aún más indefensos a sus insultos, golpes y balas. Los pobladores salimos de nuestras casas, si a lo que tenemos le podemos llamar casas, con la ropa con que dormíamos, tratando de prote-
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ger a compañeras y a nuestros niños y tanto nosotros como nuestras mujeres fuimos golpeados brutalmente e insultados en forma humillante una y otra vez. A los pobladores que no alcanzaron a salir, los detectives se metieron a sus casas, y los expulsaron de ellas a puntapiés y a cachazos de metralleta, tratando a nuestras compañeras en la forma más baja imaginable y también golpeándolas, mientras afuera todo era ruido de balas y bombas lacrimógenas. Tratamos de defendernos con lo único que podíamos defendernos, con nuestras manos, con las mismas que mediante nuestro trabajo creamos riqueza para el país y de la cual sacan su sueldo los señores policías que, sin que nosotros nos explicáramos por qué, ahora se convertían en nuestros sanguinarios castigadores. Pero ellos estaban armados hasta los dientes y empezamos a ver caer a nuestros compañeros e incluso a una compañera. Una bala en el muslo hacía caer en la calle Tres de Octubre del “Lulo Pinochet”, a nuestra compañera Ana Núñez Núñez, de 42 años de edad, que en este momento se encuentra grave en el Hospital El Salvador. También caía con una bala en el abdomen y otra en la mandíbula nuestro compañero Luis Molina, quien se encuentra más grave aún en la Posta 4, luchando contra la muerte y para quien hemos estado pidiendo desesperadamente sangre, pues, se ha desangrado demasiado. Luego Luis Herrera, después Bernardico Cofré, Manuel Gómez, ambos en la Posta Central, etc. Y mientras corría a protegerse detrás de un viejo camión, herramientas de subsistencia de un compañero poblador, caía cobardemente asesinado de un balazo en la frente el compañero René Saravia Arévalo, de 22 años de edad, obrero de la construcción, hijo de campesinos, inquilinos del fundo “Butalón” de Carahue, donde Elías Manríquez, su dueño, los explota de tal manera que una familia de doce hijos ya no podía subsistir. Es por eso que René Saravia, en la flor de su vida, se viene a Santiago a buscar trabajo para ayudar a su familia. Había encontrado trabajo y estaba ahorrando para traer a su gente a Santiago. Para darles una casita pobre, pero digna, había participado tres días antes en la toma de los terrenos del campamento “Trabajadores al Poder”. Pero los señores detectives dispusieron otra cosa. Fue muerto a mansalva por el delito de luchar por sus compañeros, por su familia a quienes les mandaba el dinero que podía juntar. Así como el compañero Saravia, los heridos y ultrajados pobladores en su generalidad, tenemos motivos similares para luchar por un sitio y una casa. De alguna manera todos nos llamamos, y ahora con dolor, pero con orgullo, lo decimos, todos nos llamamos René Saravia. Y estos René Saravia, nosotros, que tenemos que luchar por la vida día a día, somos los provocadores,
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bandidos y “ultras” que los detectives debían reprimir por ser delincuentes según sus jefes que ordenaron esa acción maldita con gran despliegue policial. Y estos éramos la horda de malhechores que había que combatir hasta las últimas consecuencias, según los funcionarios que se hicieron cómplices de los asesinos, al apoyarles y falsear y deformar los hechos. Así fuimos separados de nuestras mujeres, puestos de boca al suelo, tragando tierra y amenazados de muerte si nos levantábamos, para luego ser empujados sin importar los heridos y golpeados que estábamos, en los camiones para transportar caballos y a las micros, para ser llevados detenidos al cuartel de Investigaciones de Zañartu. Allí estuvimos, sin mediar explicación alguna, siendo golpeados cuando los señores detectives querían hacerlo. Allí los señores detectives se ensañaron con el compañero Ramón Serrano, obrero de la construcción, quien fue vejado, flagelado, golpeado, incluso en los testículos, llegando al colmo de la crueldad al arrancarle uno por uno los pelos de esa zona. Laura Allende, Arsenio Poupin y el Ministro de la Vivienda con nuestros dirigentes, al permitirlo el Presidente, pudieron ser testigos al visitar Zañartu, de cómo quedó el compañero Serrano. Todo esto fue hecho para intimidar a los compañeros pobladores, para llevarlos a traicionar a sus compañeros y denunciar a los dirigentes. Pero de nuestros campamentos, todos los pobladores mantuvieron una actitud digna de miembros de la clase obrera. Quizás los que dirigían la inhumana operación, trataron de convertirnos en lo que ellos son, traidores al pueblo, pero en eso fracasaron y fracasarán. La dignidad de un trabajador consciente sobrepasa en mucho a la bajeza de los que los golpean. Luego, al no tener resultados, los fueron soltando sin tener excusas, sin tener nada. Si piensan que a nosotros los trabajadores se nos puede golpear y seguir impunes, se equivocan medio a medio. Compañeros trabajadores: ésta, y nada más que ésta, es la verdad de la masacre de Lo Hermida. Sin embargo, la derecha de los ricos y privilegiados, interesada en atacar a los revolucionarios y al pueblo, ha aplaudido a los culpables directos de esta masacre, con el propósito de seguir empujándolos en este camino contra los trabajadores. Los culpables en su cobardía han coincidido con los señores de la derecha, desatando una ola de calumnias contra los pobladores; han tratado de esconder la verdad y así evitar la responsabilidad criminal que tienen por la muerte de nuestro compañero René Saravia y el asalto brutal a nuestra población. El señor Paredes, Director de Investigaciones, y el señor Toro, Subdirector de Investigaciones, los responsables de estos hechos, secundados
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por los diarios “El Mercurio”, “La Segunda”, “La Tribuna”, “El Siglo” y “Puro Chile” nos han acusado con toda desvergüenza de que somos nosotros los pobladores de Lo Hermida, los que provocamos esta masacre. Los pobladores preguntamos: ¿Cómo pudimos provocar esta masacre si cuando la policía invadió nuestra población disparando y lanzando bombas contra nosotros, estábamos durmiendo en nuestros hogares? ¿Acaso hemos asaltado alguna vez a la policía en sus cuarteles? ¿Acaso las metralletas que asesinaron e hirieron a nuestros compañeros, las tanquetas y las bombas que dañaron nuestras casas las teníamos los pobladores? ¿Para qué, con qué fin, vamos los pobladores a provocar y a enfrentar un verdadero ejército de policías civiles y uniformados? ¿Qué podíamos ganar con ello? Los jefes de Investigaciones, nuevamente aplaudidos por la derecha explotadora que toda la vida inventa la existencia de grupos armados en las poblaciones para justificar su política de reprimir al pueblo, dijeron que nosotros resistimos la acción de la policía, emboscados en los techos, con armas de fuego. Los pobladores preguntamos: ¿Cómo podíamos emboscarnos sobre los techos, cuando nuestras casas son mediaguas con fonolas que se desarman y se caen si uno se sube a ella? ¿Dónde están las metralletas, las bombas, los arsenales que la policía dijo que teníamos? Nosotros queremos que los chilenos de corazón bien puesto, conozcan la verdad, que la policía muestre las armas que dijo haber encontrado, que se den a conocer públicamente los partes de Carabineros e Investigaciones donde aparecen los resultados de la vandálica acción policial. El asalto de la policía contra nuestra población fue brutal y cayó en forma indiscriminada sobre nosotros. Es verdad que hubimos algunos que nos defendimos contra la brutalidad policial que golpeaba nuestras mujeres, que amenazaba nuestros hijos, destruía nuestras casas. Pero nos defendimos contra las ráfagas de ametralladora y las bombas, con piedras, con palos y con nuestros puños. ¿Acaso lo que quiere el señor Paredes, el señor Toro, es que nos dejemos matar sin defendernos? ¿Que nos dejáramos matar como perros? ¿Es justo que se nos pida eso? Se nos acusa de haber disparado contra la policía, de haber herido a bala a varios policías. Pero la verdad es que lo único que hemos encontrado en la población son las vainillas de las balas de metralleta, los restos de las granadas lanzadas por la policía. Los únicos heridos que conocemos por los periódicos, son compañeros pobladores. Pues aún no hemos visto las fotos de los policías heridos. [...] Estas son las falsedades que los culpables y los interesados de la derecha han inventado con tanta maldad y cobardía para culparnos a noso-
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tros de la masacre de Lo Hermida. Nosotros les hemos relatado la verdad. Los pobladores estamos convencidos que el asalto a nuestra población que culminó tan trágicamente no tiene otra explicación que ser una represalia policial. Los señores Paredes y Toro quisieron hacer un escarmiento en nuestra población al igual que en el pasado lo hicieron los jefes de la policía de los gobiernos de los patrones, de los ricos. Los señores Paredes y Toro son unos malos funcionarios, que debiéndose a un gobierno elegido por el pueblo escucharon las presiones de los ricos y traicionaron a los trabajadores. Señores como éstos, le hacen un daño enorme al Gobierno de la Unidad Popular. Sólo favorecen a los enemigos del pueblo. [...] Y no nos equivocamos. El Presidente Allende fue el primero en atender nuestros deseos de justicia, fue él el primero en guardar una actitud de respeto hacia nuestro dolor e indignación, hacia nuestros dirigentes y en mostrar una disposición a investigar los hechos y ubicar a los responsables, en lugar de culparnos a nosotros o a la mal llamada “ultraizquierda”. Así el Presidente dio un tapabocas a aquellos burócratas y diarios irresponsables de la izquierda que nos han acusado a los pobladores y a nuestros dirigentes de culpables de la masacre. [...] La masacre de Lo Hermida no se puede olvidar. La vida de ese compañero no se puede recuperar. Su recuerdo nos impulsa a continuar en forma más intensa y decidida la lucha por la causa de los pobladores de Chile, que es nuestra causa, por la lucha, por los derechos de los pobres de Chile, que son nuestros derechos. Derecho de los pobres a organizarse y exigir respeto a sus organizaciones y dirigentes. Derecho de los pobres a rebelarse contra las injusticias. Derecho de los pobres a combatir la burocracia insensible y tramitadora. Derecho de los pobres a culpar a quienes nos provocan daños y exigir castigo para ellos. Derecho de los pobres a restituir la verdad de los hechos, cada vez que ellos sean falseados, calumniados o atacados injustamente. Derecho de los pobres a defenderse, cuando son agredidas sus mujeres y sus hijos, destruidas sus viviendas y golpeados ellos. Derecho de los pobres a combatir por sí mismos la delincuencia y a organizarse para ello.
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Derecho de los pobres a movilizarse en defensa de los intereses del pueblo en contra de los reaccionarios y enemigos del pueblo. Derecho de los pobres a ser revolucionarios, sin ser postergados, perseguidos, reprimidos ni torturados. El derecho de los pobres a la vivienda y a organizarse para conseguirla y construirla. El derecho de los pobres a luchar por una sociedad justa en que aquellos que hemos construido la patria, seamos quienes decidamos los destinos de ella. El derecho de los pobres a la vida, derecho que no tuvo el compañero Saravia”. ¡PATRIA O MUERTE! ¡VENCEREMOS! ***
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PETITORIO DE LOS POBLADORES DE LO HERMIDA* (9 de agosto de 1972) (Tomo 4, pp. 2967-2968)
“Petitorio presentado por el Comité Coordinador de todos los campamentos de “Lo Hermida”, víctimas del asalto policial entregado al Presidente de la República hoy, 6 de agosto de 1972, por los dirigentes de los pobladores en entrevista pedida por el señor Presidente de la República, Salvador Allende, a los pobladores para conocer su versión de los hechos como cuestión previa a cualquier diálogo. [...] 1.- Libertad inmediata de los detenidos, incluyendo los de San Bernardo. 2.- Término de la incomunicación de los heridos. 3.- Conocer la verdad: el número de muertos, heridos, detenidos. 4.- Término de la persecución a dirigentes y pobladores. 5.- Destitución y cárcel de los asesinos, estén donde estén, sean el Ministro del Interior, el Subsecretario del Interior, Ministro en Visita que dio la orden, Director y Subdirector de Investigaciones y Carabineros. 6.- Llamado de atención del Presidente de la República al Subsecretario del Interior por las declaraciones mentirosas, injuriosas y provocadoras. Desmentido público de todas las falsedades y calumnias propaladas por personeros de Gobierno. 7.- Red nacional de la OIR que difunda una declaración conjunta de los campamentos, en que se establecerá la verdad de los hechos y el desmentido a los diarios “El Mercurio”, “La Segunda”, “La Prensa”, “El Siglo”, “Puro Chile” y otros. Esta declaración debe ser leída por un dirigente de los pobladores y el espacio sólo debe referirse a esta lectura. 8.- La Asamblea estima que sus dirigentes deben ir a informar al Gobierno y deben exigir que todo acuerdo y explicación del Gobierno debe ser dada en una gran asamblea de pobladores de “Lo Hermida”, adonde el Gobierno debe concurrir a dar las explicaciones. 9.- Pensión de gracia para las viudas o familiares de los muertos o heridos que queden imposibilitados para ganarse la vida. 10.- Que se forme una comisión investigadora que identifique a los culpables, con participación de los pobladores en la comisión. * [Este documento no está firmado por el MIR, sin embargo es de conocimiento público que esa organización dirigía a los pobladores de Lo Hermida.]
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11.- Investigación en el SNS para determinar las responsabilidades administrativas por la presencia de ambulancias del SNS en el allanamiento. 12.- Devolución de todas las especies robadas por Investigaciones y Carabineros. Indemnización por las especies destruidas en el curso de la masacre. Petitorio aprobado a las 21 horas del 6 de agosto de 1972, por la Asamblea General de los Campamentos de ‘“Lo Hermida”. ***
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MIR: DECLARACIÓN SOBRE LA POLÍTICA DE ALZAS DE PRECIOS DEL GABINETE MILLAS-MATUS (27 de agosto de 1972) (Tomo 4, pp. 2936-2939)
Una avalancha de alzas ha caído sobre el pueblo Además, en los últimos días los problemas del desabastecimiento se han agravado por la acción de los acaparadores y especuladores. Los mismos que procaron, bajo falsos pretextos, el paro del comercio que culminó en Santiago con una asonada fascista. Los dueños del poder y la riqueza son los verdaderos responsables; gozan con este espectáculo y tratan de sacar aún más partido de la situación. Unos preparando el derrocamiento del Gobierno para después de las elecciones del 73. Otros más impacientes, desatan una escalada sediciosa que busca definir el problema del poder lo más pronto posible. El desconcierto de las masas es muy grande Es muy grande para que pueda ser remediado por el reajuste del 100% que ofrece el Gobierno. Las alzas han golpeado muy duramente los ingresos populares. Y las capas más pobres del pueblo, que no tienen empleos estables, ni siquiera tienen la posibilidad de ser beneficiados por este reajuste. Esto exige una clara definición ante los trabajadores
• La raíz del problema está en el hecho de que las clases dominantes retienen todavía importantes posiciones en el aparato de producción y distribución. • Industrias fundamentales para el control de la economía siguen en manos de los patrones. • La mayor parte de la producción agropecuaria continúa bajo el control de la burguesía agraria que posee fundos con más de 40 hectáreas de riego básico. • El sistema de comercialización es esencialmente privado.
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Los patrones son los que se han enriquecido con las ganancias obtenidas por el aumento de la producción en 1971. Y se niegan a invertir esas ganancias para aumentar la capacidad productiva. • Los patrones son los mayores responsables de que no se producen ni distribuyen los bienes esenciales de consumo. • La actitud de los patrones es igual a la del imperialismo yanqui, que corta los créditos a Chile, que baja el precio al cobre y que impone sus condiciones para renegociar la deuda externa. Hace poco tiempo en la reunión de Lo Curro, las corrientes revolucionarias de la UP, representadas por Vuskovic, la Izquierda Cristiana, sectores del MAPU y del PS dejaron clara la actitud de los patrones y levantaron una política revolucionaria para hacerles frente. Pero los reformistas se han alzado contra esta política para imponer la suya: – No seguir expropiando a la gran burguesía. – No imponer controles al sector privado. – Ofrecer a los patrones posibilidades de enriquecerse más para incentivarlos a aumentar la producción. Las alzas son el resultado necesario de la política reformista El propósito de los señores reformistas es entregar al mercado capitalista, entregar a los patrones la tarea de restablecer el equilibrio entre lo que se produce y lo que se consume, o sea, entre la oferta y la demanda, así como aumentar la rentabilidad de las inversiones. Y no les importa sacrificar el consumo del pueblo. Porque de esto se trata. ¿O pretenden hacer creer que con el reajuste compensatorio también van a recuperar su nivel de vida los artesanos, los feriantes, los semiproletarios y cesantes? Las alzas se decidieron a espaldas del pueblo Se decidieron a espaldas del pueblo, sin darles ni siquiera el derecho a informarse. Se negó a los trabajadores y organizaciones populares la capacidad efectiva de participar en los problemas de abastecimiento y precios. Esto quiere decir, a nivel de política económica, la total renuncia del reformismo a la movilización de masas.
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Para resolver este problema se necesita una política revolucionaria Para resolver la situación crítica provocada por los patrones y agravada por los reformistas se necesita: Una política revolucionaria
• Significa empezar a recuperar la confianza del pueblo. • Significa conceder un reajuste capaz de reponer el nivel de vida de los trabajadores. • Significa encontrar los mecanismos para que el efecto de las alzas no haga más pobres a los sectores más pobres. • Significa incorporar a las masas al control directo de la producción, la distribución y los precios única medida que puede resolver los problemas más inmediatos del pueblo. Pero una política revolucionaria no se puede sostener si no se entra a golpear duramente a los patrones y al imperialismo. • Expropiando las grandes fábricas y los grandes fundos. • Expropiando el gran comercio. • Atajando las presiones yanquis sobre el sector externo de nuestra economía y poniendo así en las manos del pueblo los resortes básicos que le permitan ejercer su control. Por todo esto exigimos: 1. Reajuste compensatorio inmediato del 100% del alza del costo de la vida, que favorezca sobre todo a los asalariados más pobres y que se aplique cada vez que el costo de la vida sobrepase el 5%. Y que esto no limite la legítima lucha de los trabajadores por arrebatarle a los patrones partes crecientes de sus ganancias. Por otro lado, establecer a precios subvencionados un sistema estatal de comercialización de bienes esenciales que beneficia principalmente a las capas más pobres que carecen de empleo estable. 2. Control obrero de las empresas del sector privado sobre la base de supresión del secreto comercial y bancario. Y la dirección obrera de las empresas estatales. 3. Control popular sobre el abastecimiento y los precios, que incluye si es necesario el racionamiento de los bienes esenciales a ser aplicado por los sindicatos, las JAP, las Juntas de Vecinos y demás organizaciones de masas, agrupadas en los Consejos Comunales de Trabajadores.
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4. Establecimiento de una canasta de consumo popular cuyos precios no puedan ser aumentados. Alzas discriminatorias sobre los productos que consumen los ricos. Política de precios que transfiera eficazmente recursos del área privada hacia el área de propiedad social. 5. Expropiación inmediata de los grandes comerciantes minoristas (Almac, Unicoop, etc.). 6. Expropiación de la gran burguesía industrial. Sólo el pueblo puede producir para el pueblo. 7. Expropiación de los fundos de más de 40 HRB a puertas cerradas sin reserva, sin pago de la tierra. Con la entrega inmediata de la tierra a los campesinos bajo la conducción de los Consejos Comunales Campesinos. 8. Control de los trabajadores sobre los medios de comunicación de masas para detener la campaña de terror respecto al desabastecimiento. 9. Suspensión inmediata del pago de la deuda externa a los norteamericanos y apertura de negociaciones bilaterales con los países que estén dispuestos a colaborar con Chile. Necesitamos los dólares para alimentar al pueblo. Secretariado Nacional del Movimiento de Izquierda Revolucionaria ***
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MIR: INFORME DE LA COMISIÓN POLÍTICA AL COMITÉ CENTRAL RESTRINGIDO SOBRE “LA CRISIS DE AGOSTO” (Documento Interno del 8 de septiembre de 1972) (Tomo 4, pp. 3015-3061)
Compañeros: Hemos citado este C.C. Restringido para informarles acerca de los acontecimientos que se han precipitado en las últimas semanas. No citamos a un C.C. propiamente tal, para no desarticular el trabajo en los C.R. trayendo a Santiago más compañeros en una situación como ésta. El informe será necesariamente extenso, pues, fuera de los acontecimientos vinculados a la crisis de agosto (de los que ustedes recibieron información periódica por medio de los boletines, pero que no analizamos ni discutimos), tendremos —por lo menos— que informarles y discutir sobre otros tres importantes problemas que se produjeron vertiginosamente en el mes de agosto: el análisis de los acontecimientos de Lo Hermida, la lucha en apoyo de los revolucionarios argentinos y la política de precios y salarios desarrollados por el Gobierno. [...] II. Resultado de la política UP en 1971 En forma sintética, se trata del desarrollo en Chile de una situación que hemos analizado como la de la creación en septiembre de 1970 de una “situación pre-revolucionaria” que no madura a “revolucionaria”, pero que todavía no revierte a la “normalidad”. Se abre así el abanico de la nueva situación, que podríamos caracterizar para 1972 a través de 8 factores: a) Agudización de la lucha de clases. Esto debe entenderse no esquemáticamente. Enorme aumento de los enfrentamientos y de la agudización de esos enfrentamientos sociales y políticos, en todos los niveles tanto cualitativa como cuantitativamente. b) Lo que en febrero llamamos “extensión a social del proceso” y en otros momentos hemos llamado “autonomización relativa de las clases”. Tiende a referirse a la incorporación de cada vez más contingentes y capas de distintos sectores sociales a la actividad política. A la vez que a la organización, cohesión y búsqueda de representación directa de sus intereses, etc. c) Autonomización relativa y cohesión relativa de importantes sectores de la pequeña burguesía, especialmente propietaria y también asalariada, urbana y rural (“enardecimiento”).
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d) Autonomización relativa de los militares (entendemos que estos conceptos fueron explicados en el C.C. anterior). e) Fortaleza de la clase dominante, a la vez que una feroz lucha por el liderazgo que los diferentes sectores libran en su interior (por lo tanto crisis interna). f) Debilidad del Gobierno y de la UP. g) División de la izquierda, división de los revolucionarios y división del pueblo. h) Contradicción permanente e incluso en momento pasando a primer plano —propia del sistema capitalista y de cualquier sistema social, pero aquí agudizada— entre el aparato del Estado y el movimiento de masas (explicada en el C.C. de marzo). Todo esto nadando en una crisis económica —muchas veces analizada—, en una inestabilidad del sistema, entendido como la inestabilidad del Gobierno, de la inestabilidad de las alianzas políticas, de la inestabilidad de la relación entre el movimiento de masas y los partidos; es decir, una inestabilidad en casi todos los planos. III. La política reformista para 1972 [...] b) Evolución de la política reformista durante 1972 [..] Al parecer sectores importantes del PC (sectores “más” reformistas) comienzan, desde fines de diciembre de 1971, a plantearse el modelo explícitamente formulado por Millas y Teitelboim en junio. (Durante el año 71 hay una pugna dentro del PC y del conjunto de la UP, pero aquí nos interesa la de los comunistas). Posteriormente, a fines de diciembre, un sector se decide y realiza un primer intento de plantear su política de combate a las políticas revolucionarias y de búsqueda de alianzas explícitas y públicas con la DC. En el mes de enero, después de las elecciones de Linares, lo impulsan decididamente. A partir de ese momento se encuentran con dificultades en diferentes planos: —En primer lugar, con resistencias en el seno mismo del PC. —En segundo lugar, con diferencias en la UP. —En tercer lugar, con dificultades con los partidos de la burguesía que no muestran “comprensión” para estas políticas.
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—También con el movimiento de masas, que no estaba todavía “ablandando” en función de un esquema reformista. Se les había ofrecido una revolución y ahora había que frenarla y transformarla en otra cosa. Debido a ello, estos sectores del PC se repliegan durante los meses de enero, febrero y marzo hasta los primeros días de abril. En este último mes hay dos plenos del PC: uno público, en el cual se enfrentan las dos corrientes y no se logra imponer una sobre la otra, y otro privado, que se realiza, más o menos, en el período en que estábamos conversando nosotros con el PC, en el cual triunfa la política más reformista. En ese momento (abril-mayo) el PC comienza a crear las condiciones para la conciliación y el freno, cuyos resultados hoy estamos midiendo. —En primer lugar, busca establecer una alianza más estrecha con Allende, crear dentro de la UP un eje Allende-PC, que sólo logra afianzarse públicamente a partir de la carta pública de Allende sobre la Asamblea del Pueblo, pero es evidente que ésta existe desde antes. —En segundo lugar, intenta someter al PS a sus posiciones, lo que logra en alguna medida durante las elecciones de la CUT, paralelamente a la prosecución de estas medidas está dando un cerrado, inescrupuloso y descarnado ataque contra la Izquierda Revolucionaria, que desencadena en definitiva y como nunca a partir de las elecciones de la CUT (un poco antes, se morigera luego con las conversaciones y luego vuelve a la ofensiva). —Desde esas posiciones busca, entonces, un grado de alianza con la DC y se abren públicamente las conversaciones UP-DC. Si bien estas conversaciones fracasan desde el punto de vista de su estridencia original y formalidad pública, la verdad es que se mantienen hasta hace muy poco a través del Parlamento (a nivel casi público, puesto que lo advierten públicamente). De este modo, tienen conversaciones periódicas por intermedio de los parlamentarios, especialmente en el Senado, sobre las mismas cuestiones que se discutieron cuando constituyeron las comisiones bilaterales. —Más todavía, desde allí el PC ya logra tomar el control de la UP y se comienza a hablar del “golpe de timón”, de la “hegemonía” del PC dentro del Gobierno donde imponen sus políticas. —Ofrecen un modelo político que fue analizado por nosotros en una declaración del Secretariado Nacional, publicada internamente y en los diarios (inserción en “La Tercera”). Todo esto señala cómo el PC fue configurando el modelo político de “ultra-izquierda/ultra-derecha”; luego cómo fueron buscando las alianzas con la burguesía, y cómo entraron a ofrecer garantías a sectores de la burguesía empresarial. Ya el 5 de junio, O. Millas podía decirlo públicamente. Para ese entonces el sector “más” reformista
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había podido resolver la amplia gama de problemas anteriores, cuestión requerida para iniciar esa determinada política. De este modo el PC pudo abrir el combate virulento y ciego contra el MIR; pues con su modelo político Patria y Libertad y el MIR aparecían como los dos grandes elementos antinómicos al “proceso”, entre ellos se abría una “franja democrática y constructiva”, a partir de la cual era posible golpear fuertemente al MIR. Esto es lo que el PC comienza a realizar y esa es la situación que antecede a la crisis. El PC controla el manejo del movimiento de masas con el aparato policial y controla, además, las relaciones con la burguesía y el imperialismo a través del Ministerio de Hacienda (O. Millas). Así “el modelo Millas” tiene ya condiciones favorables para comenzar a operar, y lo hace. En cuanto a los resultados, como veremos más adelante, al mes y medio casi se cayó el Gobierno. Ese fue el resultado final de la política reformista ejecutada como nunca y como nunca tan claramente expuesta por ellos, con absoluta hegemonía en el Gobierno y en la UP. IV. Cuál fue la política de los revolucionarios en 1972 Se verá la política de los revolucionarios, entendiendo las corrientes que están “dentro y fuera de la UP”. Posteriormente vamos a hacer distingos entre los que llamamos “vacilantes” y los que llamamos “consecuentes”, pero por ahora hablaremos en general de la política de “los revolucionarios”. Entiendo que en el terreno económico son conocidas aquí las posiciones que se plantearon: —No someterse al poder económico y político de la burguesía; tratar de canalizar a la inversión ese excedente económico no invertido, a través de la expropiación y del control obrero; tanto en el campo como en la ciudad, golpear al conjunto de la clase dominante a partir de movilizaciones del pueblo. Esta formulación programática fue sostenida también por corrientes de la UP dentro del “cónclave”. —En segundo lugar, una formulación más precisa por parte nuestra en cuanto al tratamiento a dar a la Cámara Chilena de la Construcción; a la burguesía agraria; al conjunto de los sectores sociales que había que golpear y movilizar. La alianza del proletariado agrícola y urbano con aquellos que llamamos “pobres”, y el problema de levantar una actitud política que entregara fortaleza política con la cual enfrentar a la burguesía en todos los planos.
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—En tercer lugar, comenzar a levantar la necesidad de resolver la contradicción entre el aparato burocrático del Estado y el movimiento de masas a favor del pueblo, a partir de lo que llamamos “tareas de poder”: consejos comunales de trabajadores (organizando a sectores que tradicionalmente no lo están, movilizando a sectores no “incorporados”). Incluso posteriormente —al elaborar más— observamos que a través de este mecanismo era posible incorporar a la pequeña burguesía bajo la conducción del proletariado agrícola y urbano. Entregando a estos consejos las tareas para resolver las reivindicaciones programáticas levantadas por cada uno al Estado, para que —de acuerdo a la correlación de fuerzas— lograran estos sectores, la unidad de ellos y a partir de ellos el control del aparato ir constituyéndose en embriones de poder. —En cuarto lugar, planteamos la reagrupación de las fuerzas revolucionarias, cuestión que con cierta lentitud comenzó a mostrar sus primeros resultados en Concepción, más tarde —y en forma larvaria también— en Santiago y otras provincias. Pero todavía a un ritmo lento, un tanto endeble y “por arriba”. —En quinto lugar, levantamos “el combate contra el reformismo”, batalla en la que hemos sido combatientes solitarios pero que continuamos y continuaremos dando, ya que entendemos que nada de lo anterior puede darse sin combatir las políticas reformistas. [...] VI. Evolución de la situación hasta la crisis de agosto Lo primero que habría que plantearse es cómo distintos hechos fueron cuestionando el esquema fundamental planteado por los reformistas. a) Las conversaciones entre el MIR y la UP Estas conversaciones expresaron dos cosas: un débil intento del sector “izquierdista” del PC por tratar de lograr un grado de entendimiento, de acuerdo con la Izquierda Revolucionaria, sector que fracasa al interior del PC siendo reemplazada su política, en el transcurso de las conversaciones, por otra que más bien hace un intento por utilizar al MIR y someterlo a sus políticas. Esto interesa en el sentido de que sectores del reformismo quisieron en un momento buscar un grado de sometimiento del MIR a sus políticas, fracasando en ella.
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b) Las conversaciones de la UP con el PDC Posteriormente abre conversaciones con la DC; intenta estridentemente “sumar fuerzas” y así “ganar” estabilidad para el Gobierno. Fracasa en ese grado, pero mantiene las conversaciones. En cualquier caso no obtiene el resultado esperado. c) Los hechos de Concepción Si bien ellos logran amarrar mucho más férreamente a Allende y, en cierta medida, al conjunto de la UP, a las políticas del PC, evidencian —por otro lado— y como nunca la crisis de la UP en su base. d) Lo Hermida En lo concreto, aquí, se llevó a la práctica un modelo reformista que había declarado que “la ultraizquierda” era un tumor para el proceso, externo a él, autonómico con “la convivencia” y “la democracia”; un modelo en el cual nosotros éramos “enemigos de la revolución”; en el cual se sostenía que, en el terreno de las clases, no había que hacer alianza con “los pobres” y más bien éstos eran “lumpen” o “poblada”. Ese esquema reformista creó las condiciones para el exceso de estupidez stalinista de algunos. Nosotros no tenemos claro si lo de Lo Hermida fue planificado por el PC como tal, pero de no ser así en todo caso lo fue por un poderoso sector de PC, pues: —En primer lugar, no se trata del error de dos “funcionarios”: hay un modelo reformista que permite esto, hay un importante sector del PC que lo planifica, y luego hay dos estúpidos que son los funcionarios que tenían que exagerar el error en lo concreto. —Los antecedentes que tenemos, y que ustedes no conocieron en ese tiempo, nos dicen que, en segundo lugar, este fue un plan preparado por Daniel Vergara, Carlos Toro y Eduardo Paredes, que contempló también un intento para comprometer a Jaime Suárez. —En tercer lugar, este plan contemplaba el allanamiento de Lo Hermida, para luego allanar el Nueva La Habana, en la misma noche: es decir, esto fue planificado, fría y calculadamente. No es solamente la premeditación de Lo Hermida, sino que hay mucho más que eso: es un plan escalonado que empezó en San Bernardo, siguió con Lo Hermida y que en la misma noche pretendió terminar en Nueva La Habana.
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—En cuarto lugar, la configuración de este plan se da simultáneamente con la orden dada por el PC a sus militantes para que estudien al MIR como quien estudia una fuerza enemiga. —Por último, el día antes de la conferencia de prensa, se plantea un intento de allanamiento y detención en contra nuestra. Incluso fuimos avisados de ello. Y fue consenso generalizado en el Gobierno que todo “fue una estupidez del PC y de Carlos Toro”. O sea, constituyó un intento de amedrentamiento o de algo más. Aprovechándose un procedimiento de rutina policial Carlos Toro montó una maniobra desde la oficina de la Dirección General de Investigaciones, no siendo ya Subdirector. En definitiva, aquí tenemos expresada la ofensiva del reformismo en todos sus planos: el PC o su sector más reformista cree tener ya las condiciones necesarias para golpear definitivamente al MIR y a sectores radicalizados del pueblo. La verdad es que el fracaso es rotundo, y que Lo Hermida constituye su primer gran error. Algunas consecuencias se harán entonces evidentes: 1. El PC se quedó relativamente aislado de la UP. No creo que valga la pena que conozcan los detalles de cómo fue pero, en esencia, el PC lanzó una ofensiva inmediata y les exigió a todos los partidos de la UP que emitieran la siniestra declaración que se conoció entonces (6 de agosto). En ese mismo momento mayores antecedentes se iban acumulando y continuaba creciendo la repulsa general de cuadros de izquierda, de partidos, de masas, de movimiento obrero. La imagen que se había creado era tan siniestra y nuestra denuncia tan categórica, al mismo tiempo que no aparecía la “comprensión” DC que habían buscado durante meses que, en resumen, se les desarma el cuadro anterior y el PC queda relativamente aislado en la UP y como único responsable. En ese preciso instante sobreviene la “pirueta” de Allende, forzada por las circunstancias en que se encuentra. Quedando así el PC, públicamente, como masacrador. 2. Por otro lado, estamos nosotros que no dejamos de desenmascararlos, de denunciarlos públicamente para, finalmente, evidenciarlos como los responsables en la conferencia de prensa (1) y (2). La evolución que tomaron los acontecimientos se encuentra en el folleto que está editándose. Lo recomendamos desde el punto de vista: es útil observar cuál es la forma de enfrentar al reformismo. Cómo se puede ser enormemente duro, agresivo, golpearlos con toda fortaleza cuando se va siguiendo una secuencia política y de masas ordenada. Queremos finalmente señalar que cuando un problema de este tipo se enfrenta con rigor y cuidado puede golpearse al reformismo hasta el extremo.
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Consideren ustedes las primeras declaraciones nuestras, el petitorio de los pobladores, el hecho de que por primera vez una población masacrada se levante con voz política propia, como organismo censor que enfrenta, potencia a potencia, al Presidente de la República y a todos los partidos de la izquierda y la prensa, dando conferencias de prensa en la puerta de La Moneda, transformándose en tribunos que son escuchados porque se encuentran respaldados por un movimiento de masas y una situación objetiva y concreta. La labor del Regional Santiago permitió crear las condiciones de masas para dicha acción de los pobladores de Lo Hermida. Planteamos todo esto, ya que a menudo el problema de la batalla contra el reformismo es confuso. Para nosotros no se trata de cuán “duro” se sea, sino de qué condiciones se crean para poder ser “duros”. No existe ningún riesgo si se actúa, respaldado por el movimiento de masas y frente a cuestiones concretas y evidentes, con rigor y con cuidado. Posteriormente, el funeral. Nuevamente el esfuerzo del Regional Santiago consigue una movilización notable (alrededor de 15.000 personas en un día de semana y cuando sólo se juntan entre 3 y 5 mil personas para actos similares). Más tarde, se da la visita de Allende al campamento. Nuevamente hay que destacar la secuencia de petitorios y el enfrentamiento de los pobladores a Allende. Cuestión en la cual fue la importancia el trabajo de los compañeros. (Salvo la información del PCR —Bandera Roja— la asamblea fue un éxito). A continuación la entrevista de los pobladores con Allende en La Moneda (donde los pobladores establecen una forma dura y exigente de relación sin llegar a ser groseros). El comportamiento que tuvieron en Investigaciones, donde exigen ver a los detenidos, donde se enfrentan con los directivos de Investigaciones, ganándose un respeto y un fuero. Finalmente, la Conferencia de Prensa que corona políticamente todo lo anterior. Considerando también las alianzas que se establecen con la IC, el PS e incluso a veces con el MAPU. Creemos que todo ello constituye un modelo de manejo de situaciones que podría repetirse en otras condiciones adecuadas. 3. Se triza la alianza Allende-PC. 4. Se resiente la subordinación socialista al PC. 5. Aparecemos con voz independiente y respaldados por masas, por encima de las alianzas con otras fuerzas, como fuerza propia. A pesar de la avalancha de ataques de los primeros días se mantiene y se levanta una opinión y actitud independiente, que más tarde se irá extendiendo en alianzas con otros sectores. Cuestión que sólo puede darse a partir de la fortale-
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za y claridad con que estamos enfrentando el problema y, básicamente, a la reacción del movimiento de masas. [...] f) El problema de las alzas 1. ¿Cuál es en lo fundamental la política reformista al respecto? La esencia de su política, analizada en sus propósitos finales, es dar garantías de precios y salarios a la burguesía. Buscando de este modo bajar los ingresos reales de los trabajadores y aumentar la cuota de plusvalía de los empresarios, para hacer más rentable la explotación capitalista en la industria y en el campo. El segundo propósito de su política, que “El Mercurio” aplaude todos los días, es resolver el problema de desabastecimiento por la vía del aumento de los precios de los productos. Si hay poca carne, no se trata ni remotamente de racionarla, o sea, de distribuirla de acuerdo a algún mecanismo igualitario; se trata en el fondo y descarnadamente de “que coman los que tienen más plata”. Se sube el precio de la carne con lo cual sólo pueden consumirla los pocos que tienen un nivel de ingresos que se los permita. Se “soluciona” así el problema de desabastecimiento y del desequilibrio entre la oferta y la demanda, por la vía del aumento de los precios. Hay muchas otras implicancias, pero lo fundamental en este plano es que en vez de “tomar” el excedente económico obtenido del aumento de la producción —hoy no invertido por la burguesía—, o sea, aumentar la capacidad productiva a través de la inversión de ese excedente por medio de la expropiación o del control de las empresas privadas, se prefiere solucionar el desequilibrio existente entre la oferta y la demanda ofreciendo garantías de precios y salarios para que la burguesía se “tiente” e invierta ese excedente que hoy saca del país o lanza al mercado a competir con el consumo de las capas de más bajos ingresos. [...] VII. Evolución de las crisis de agosto a) Asonada de los comerciantes Al parecer originalmente ni el PN como tal, ni el PDC, en su conjunto, estuvieron interesados en provocar e impulsar la asonada del comercio. Más bien fueron sectores de los propios comerciantes, lo que corresponde a
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ese enardecimiento de la pequeña burguesía del que hablamos, con conducción explícita sólo aceptada por Patria y Libertad. Esa es la sintomatología que pesquisamos en los inicios, incluso hay declaraciones de la Juventud Nacional y de otros sectores, en que piden disculpas por los desmanes y donde “aseguran” que ellos no participaron en la asonada. Es probable que la raíz fundamental de la asonada estuviera en el enardecimiento de la pequeña burguesía y que, en segundo lugar, fuera precipitada por sectores empresariales que tomaron la iniciativa. “El Siglo” denuncia una supuesta reunión, 48 horas antes de la asonada, entre Fontaine (Conf. Prod. y Comercio) y “El Mercurio”, cuyos acuerdos habrían sido consultados con Hamilton, Juan de Dios Carmona y entendemos que también Amunátegui, en el sentido de impulsar la asonada y combinarla con una ofensiva de “El Mercurio” ese lunes 21 de agosto. Nosotros tenemos también información en el mismo sentido. Así se explicaría la ruptura inesperada y unilateral de los acuerdos entre el comercio y el Gobierno, por Cumsille y compañía. En segundo lugar, esa fue una asonada con notorios rasgos fascistas. Cualquiera sea la apreciación que se tenga acerca de la política predominante en la clase dominante, si es contrarrevolución, gorilismo, etc..., esa asonada, al menos, tuvo claros rasgos fascistas y no cabe confusión. Otra cosa es que esa sea la política que predomine en definitiva en la clase dominante. [...] Ante esto, la reacción predominante en el Gobierno no fue apoyarse en el movimiento de masas y desde allí pasar a la ofensiva sino que, al contrario, fue fundamentalmente represiva. Al respecto, nosotros no estamos cuestionando los golpes que desde el aparato burocrático del Estado puedan darse en contra de la clase dominante y sus aliados; no es eso lo que se cuestiona, lo que cuestionamos es que el Gobierno no reconozca la raíz del problema en las alzas que exageradamente decretó y que no tome así las medidas necesarias para recuperar la confianza de las masas. Al no hacer esto, no puede apoyarse en el movimiento de masas. Queremos ser precisos: sería muy torpe de nuestra parte si levantáramos como problema fundamental que “no había que reprimir” a los comerciantes en huelga; no es esa nuestra forma de analizar la política del Gobierno. Nuestra crítica reside en la política de precios y salarios decretada por el Gobierno antes de la crisis y en la forma de enfrentar la crisis ese día, por no haber llamado al movimiento de masas a movilizarse, a enfrentar como fuerza social a esa pequeña burguesía enardecida. Por el contrario, en ese momento, el PC a través de O. Millas está insistentemente planteando que no hay problemas con la
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política de alzas porque “el reajuste va a resolver todo”, y “este es el reajuste más revolucionario” que se ha hecho nunca, y que estas “son alzas de precios revolucionarias” porque se “han protegido los intereses del pueblo”. (Entiendo que ustedes manejan nuestra política frente al reajuste, el que entre otras cosas, además de no ser discriminatorio no es tampoco automático. Sobre esto no nos referiremos porque fue analizado en el C.C. pasado y se encuentra en otros documentos). Ver (7). [...] b) Marcha en Concepción En Concepción, el PN se planteó realizar una concentración para el miércoles 30 de agosto. Los compañeros socialistas y MAPU comienzan a plantearse la necesidad de realizar una movilización para impedir esa concentración. El MIR en ese momento estaba planteando la lucha contra las alzas y por la constitución de los consejos comunales al interior del “grupo de los cinco”, como cuestión fundamental. Para sorpresa nuestra, y de todos, el PC también comienza a plantear la idea de “impedir que los momios ocupen la calle”, si bien no emite declaraciones. De modo que en los hechos está citada una concentración del PN y de hecho también está convocada para el mismo día otra, con el fin de impedir la anterior, por el “grupo de los cinco” más el PC esta vez. [...] Durante esos días estamos también recibiendo información que nos preocupa, sobre las FF.AA.: Oficiales que hablaban contra el Gobierno, descontento y desconcierto en los suboficiales. Se realiza la concentración. Asisten 15 mil personas, hay una buena participación del MIR, está comprometido el PS e implícitamente el resto de la izquierda para permitir que Félix Hueltelaf hable como representante del MCR. La concentración está rodeada directamente por Carabineros. Se produce un incidente que le quita toda conducción a la concentración: el sectarismo PC opera en el sentido de impedir que hable Huentelaf, a pesar de que lo está pidiendo gran parte de la concentración. Insistimos en esto porque hay responsabilidad del PC en las consecuencias posteriores, ellos crean las condiciones de anarquía en la concentración. Esta tiene que disolverse para evitar incidentes, originándose así a lo menos tres marchas: Un grupo comunista que se va a su local, un grupo socialista con parte FER se enfrenta al Partido Nacional, frente a su local; y un grupo socialista-MIR que se queda en la concentración ante la cual habla Huentelaf (éste estima
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que un 40 a un 50% de la concentración se quedó). Finalmente, los socialistas se van a su local y en el camino les tiran piedras y les tocan cacerolas. A esto, responden tirando piedras y de alguna parte disparan. En ese momento llegan carabineros y los socialistas arrancan a su local. Carabineros asalta el local del PS disparando al cuerpo con bombas lacrimógenas, se produce el enfrentamiento y muere un carabinero. Hay dos socialistas heridos en la cabeza con bombas lacrimógenas. El resto lo conocen a través de la prensa. Pocas horas antes de esos hechos, socialistas, comunistas, MAPU, recorren en la tarde del miércoles 30, las comunas de Santiago pidiendo “hombres en condiciones de empuñar armas para ir a defender Tomás Moro que va a ser asaltado por Patria y Libertad”. A nosotros que ya se nos había complicado bastante el cuadro con las noticias de Concepción, nos llega esta información, que no teníamos, que no nos parecía seria y efectivamente no lo era. Se produce una movilización hacia allá, en la que nosotros no participamos como organización. [...] c) La asonada del viernes 1° de septiembre El viernes al mediodía, se produce una marcha de la FESES. Se provocan algunos incidentes en el centro, y ahora la iniciativa la toma Patria y Libertad, que ocupa las calles del centro con unos dos mil momios organizados, en grupos de 50 a 60 en cada esquina, con walkies talkies, por todo el centro de Santiago. Ocupan la calle impunemente. Al mediodía después de los incidentes de los secundarios, carabineros se retiran del centro y quedan sólo los del tránsito. Carabineros abandona el centro a los momios. Durante aproximadamente una hora y media a dos horas, los momios dominan el centro, se corta el tránsito, se prenden fogatas; desde todas las ventanas de los edificios los empleados públicos les tiran papeles. No hay resistencia, ni policial ni de izquierda. Hay relativa desesperación en el Gobierno. Comparan la situación a la del 2 de abril de 1957. Vacilan si decretar Estado de Emergencia y poner a las tropas de la guarnición de Santiago a cargo del orden en el centro. No tanto por la magnitud de los desórdenes, sino por la impunidad del momiaje y por el hecho que carabineros no está presente. Por mientras, nosotros tenemos constancia de que unidades militares se trasladan al menos desde Valparaíso y que también hay desplazamientos de tropas al interior de Santiago. (Cuyo motivo real no conocimos). Ante la impunidad del momiaje y la pasividad del Gobierno, estuvimos a punto de movilizar compañeros trabajadores a despejar el centro. Es
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útil que tengan la experiencia que tuvimos nosotros. Después de discutirlo llegamos a la conclusión, que en casos así es mejor no enviar masas al centro, salvo que se manden grupos grandes, bien organizados, bien delimitados y siempre que se controle la posibilidad de movilizar al resto permaneciendo en la periferia. El centro es una ratonera; eso es especialmente claro aquí en Santiago, creo que en Concepción, Antofagasta y Valparaíso, la situación debe ser similar. Nosotros no podemos pretender llevar enfrentamientos al centro. Si en un momento decidimos destacar un sector de pobladores por ejemplo, a un determinado frente, ese es un problema táctico, pero nadie puede confundirlo con una perspectiva estratégica. Posteriormente nos conectamos con el Gobierno, la preocupación allí era importante, pero ya estaba resuelto que Carabineros iba a actuar. [...] En síntesis el PN se ha incorporado de lleno a la ofensiva, hay problemas con Carabineros, la situación en las FF.AA. es incierta. Por todo esto, nuestra evaluación nos indica que hay riesgos que merecen preocupación en la coyuntura. [...] d) La marcha del 4 de septiembre [...] La marcha del 4 de septiembre en Santiago y en provincias, fue la coronación de ese proceso. La de Santiago al menos fue la más grande, combativa y organizada que se hubiera dado, al menos en los últimos años. Hizo evidente un nivel de conciencia y combatividad de la clase obrera y el pueblo, al recoger la convocatoria por encima del golpe a sus ingresos que recién habían sufrido. A partir de esta marcha podría asegurarse, que si el curso de los acontecimientos futuros no lleva a la desarticulación del movimiento de masas, si la clase dominante intentara derrocar al Gobierno, obtendría como resultado, al menos el inicio de la guerra civil. Aquella tarde, la clase dominante adoptó una astuta política que fue la de intentar neutralizar el impacto de esa marcha llamando al paro total en todo el país. Otro elemento es que a partir de ese intento consiguieron reorganizar y fortalecer lo que han llamado PROTECO, la organización de defensa por manzana del barrio alto. Agitando que esa noche habría asalto de “pobladas” al barrio alto. Su organización en ese momento creció y fue relativamente eficiente: sus acuartelamientos, sus unidades, su actitud de vigilancia. Así como tenemos nosotros al partido convulsionado y alerta,
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también extensas capas de la burguesía y de la pequeña burguesía están en la misma actitud. Es decir, no será fácil que se alivie la tensión, en el país, así ya polarizado y activado, aunque en la apariencia se resuelva esta crisis. [...] IX. Políticas planteadas en la izquierda como salidas a la crisis [...] a) La política reformista Que tiene dos variantes: 1. La que preconizan algunos personeros de Gobierno, tecnócratas, políticos, burócratas, que nosotros reconocemos como representantes de la “pequeña burguesía reformista”. Probablemente su diferencia fundamental con el “reformismo obrero”, estribe, fuera de su origen y rol histórico concreto y su base social fundamental de apoyo; en su posible relación con el imperialismo. Estos se plantean como salida un gabinete militar, o un gabinete con democratacristianos, o un gabinete conjunto. Probablemente tienden mucho más a un gabinete con militares: lo indican así empíricamente las informaciones con que contamos desde hace meses. Paralelamente irían las concesiones a la burguesía, directamente, ya que estos sectores son renuentes a hacer concesiones a representantes políticos de la clase dominante como tales; ya que ellos aspiran asumir por sí mismos la representación política; incluso de capas como aquellas. [...] Si triunfara una variante de este tipo, conduciría —según nuestra evaluación— a una división de la UP (dependiendo de la forma y en perspectiva). Se ha planteado, pero es dudoso, que el PC podría retirarse del Gobierno; no está claro, pero parecería que al menos se opone a la constitución de un gabinete con militares. También en perspectiva y dependiendo de la forma que adopte el PS se dividiría y extensos sectores tenderían a irse del Gobierno, y también, importantes sectores —hay que reconocer— se quedarían. El resto de la UP también se resentiría seriamente. La represión a las organizaciones revolucionarias y a sectores del pueblo, sería una norma de un Gobierno de ese tipo; no sabemos qué velocidad o ritmo adopte.
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El camino militar sería irreversible y terminaría en definitiva por intentar copar todo el poder; después de desarticular y confundir al pueblo. Un gobierno de este tipo produciría un progresivo alejamiento del movimiento de masas; en la medida de la aplicación concreta de su política. Hay un aspecto a destacar en esta variante: que es la más desconcertante y difícil de enfrentar para el movimiento de masas y los revolucionarios, lo que no la hace imposible de enfrentar; pero hará necesario construir todo un esqueleto conceptual, político y agitativo que pudiera demostrar que ese Allende, en el que el pueblo de hecho delega una importante cuota de conducción, fuera una pieza en el juego que interese a la clase dominante, y que esos militares no están en el gabinete producto de una “astucia” de Allende. [...] 2. La que podríamos llamar reformismo obrero propiamente tal. Esta tiende mucho más a aliarse con la DC que con los militares. Si bien no podemos afirmar su actitud definitiva frente a un gabinete militar, en ningún caso lo impulsa y más bien lo rechaza. En cuanto a la política de precios y salarios, tiende a mantenerse en los marcos generales que ya han sido formulados por el Gobierno; lo mismo en cuestiones programáticas y en este terreno su disposición a las concesiones a la burguesía, son también importantes. A diferencia del reformismo pequeño-burgués prefiere hacerlo con los representantes políticos de la clase dominante. Otro aspecto en el que se diferencian, al reformismo obrero le interesa fortalecer las organizaciones de masas para así mantener un grado de fortaleza con el cual enfrentar cualquier alianza con la burguesía (sindicatos, federaciones campesinas, etc.), pues a diferencia del otro sector reformista, no aspira a representar los intereses de capas de la burguesía. [...] b) Las corrientes revolucionarias En las cuales voy a distinguir, sólo con fines de aclaración, entre los sectores “vacilantes” y los “sectores consecuentes”. Creo que es importante porque siendo los sectores vacilantes aliados nuestros en esta vertiente o “corriente revolucionaria” general, tienden a influir a nuestros cuadros y tienden nuestros cuadros a identificar nuestra política, a veces, con las vacilaciones de esos sectores, que si bien están enmarcados en una “corriente revolucionaria”, no están directamente identificados a nuestras políticas e incluso tenemos importantes diferencias con ellos.
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1. Las corrientes revolucionarias vacilantes: Cuáles son las coincidencias: ellos son partidarios y levantan criterios programáticos genéricos, formas de lucha, objetivos de poder, etc., similares al nuestro; pero ya en el terreno de la práctica vacilan en dos aspectos que definen si esa formulación se lleva a cabo o no: practicarla y denunciar a quienes no lo hacen. Me explico por medio de una caricatura: una cosa es “ser bueno” y “predicar el bien” y otra “hacer el bien” y “combatir el mal” (cuestión mucho más eficiente). Probablemente, “intentar” hacer el “bien” y proponérselo lleva a muy poco. De esta manera, en el terreno de las alzas, coinciden con nuestros criterios generales, pero no son capaces de denunciarlas y levantar una política alternativa. Así, es muy fácil entenderse con ellos entre cuatro paredes para una política sobre precios y salarios, pero es enormemente difícil llevar a la práctica una política que realmente permita combatir las alzas, o que permita denunciar el carácter antipopular de las políticas que el reformismo ha estado levantando en este terreno. En las “políticas de poder” son bastante más fáciles los acercamientos. La formulación de los Consejos Comunales que, de acuerdo a nuestra concepción, irán asumiendo tareas de poder en relación a la correlación de fuerzas que vayan desarrollando; y que no pasan por una ruptura del bloque político de la UP sino que más bien pasivamente permiten acumular fuerzas, les hace mucho más fácil aceptar en este plano el acuerdo e incluso hacer agitación por la constitución de los Consejos Comunales urbanos (como ellos los llaman). Pero ya caminar concretamente en la construcción de un Consejo Comunal Urbano es hasta aquí difícil. Una de las razones es que —al no denunciar ellos, en términos programáticos, la política preciossalarios del Gobierno y al no buscar resolver ese problema a las masas— no se pueden realmente construir Consejos Comunales, a pesar de su posible buena disposición. De este modo, a lo más, vamos a tener Consejos Comunales burocráticos sin verdadera y significativa representación de base. Ya que no es posible hoy incorporar al pueblo casi a ninguna tarea, si no se le resuelve uno de sus principales problemas: como han sido golpeados sus ingresos por la ola de alzas. A estos sectores es posible convocarlos con alguna facilidad para una coyuntura aguda: por ejemplo, una en la cual pueden combatir fascistas que buscan la lucha callejera; pero no van mucho más allá. Ellos rechazan también el entendimiento con los democratacristianos y los militares, pero, otra vez, es más bien entre cuatro paredes. En finales, hasta aquí, vacilan. Todo esto obedece más bien a un fenómeno de desarme ideológico que los conduce con rapidez a un análisis “cuantitativo” de sectores, capas sociales
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y “tendencias”, y no a un análisis con criterio de clase cuando entran a analizar la DC, sin un criterio público categórico. Así a pesar de que en la cúspide se oponen cuando prosperan conversaciones con la DC, estos sectores de hecho le hacen el juego a esa fórmula al no denunciarla públicamente. En privado comentan que “no les gusta”, para poder decirlo después —cuando ya fracasan— en un discurso; pero no las combaten oportuna y públicamente. Con rapidez informan a sus partidos de que entre los DC “hay también obreros”, mientras otros sólo entonces recuerdan a “los campesinos democratacristianos”, a los cuales habían olvidado antes. De allí, nace una actitud de “crítica de pasillo”, que intenta a veces realizar en la práctica una política distinta, pero sin denunciar a quienes hacen lo contrario. En definitiva, a los fines de una política revolucionaria, vacilan. En relación a la política de “reagrupación de los revolucionarios”, también vacilan. Más bien les interesa la “unidad de la izquierda”. Como se encuentran en la práctica con una cerrada oposición del PC a cualquier apertura con la Izquierda Revolucionaria, puntualmente entran en acuerdos con nosotros, pero, estratégicamente trabajan en alianza y, en los hechos, subordinados a los reformistas. (Precisamos esto porque tenemos la impresión de que en distintos lugares se está produciendo confusión en la apreciación que se hace sobre estos “sectores revolucionarios vacilantes”. Lo hemos hecho muy apresuradamente, sin sistematización, sin atreverme a prometer un documento, si bien lo ideal sería poder enfrentar este problema con un grado de precisión y rigor mayor). Su actitud frente a la movilización de masas es evidentemente más favorable, también en la práctica. Sobre esto es posible, con mayor facilidad, implementar acciones conjuntas en los frentes de masas para golpear determinados enemigos y, con algunas limitaciones, usar determinados métodos de lucha, defender ciertas movilizaciones. En esencia, estas “corrientes revolucionarias vacilantes” no se plantean el combate contra el reformismo y así, si en los otros niveles de acción política revolucionaria vacilan, esto simplemente ni lo intentan como práctica política. 2. Una política revolucionaria, poco rigurosamente llamada aquí, “consecuente”. Pero, al menos en la práctica, distinta por ser más clara y categórica. Esta política se plantearía los siguientes aspectos: 1. Resolver los problemas de ingresos de las masas combatiendo la política de alzas y precios, salarios y reajuste del Gobierno de la UP, planteando lo que está contenido en la declaración y el documento que ustedes conocen (5) y (9).
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Aquí nos interesa precisar un problema: no podemos oponernos a una ofensiva fascistoide sin convocar a las masas a resolver este problema. Si no lo hacemos, las masas no nos siguen. Puede ser más cómodo, para obtener más fácilmente la “unidad de la izquierda”, pero obtenemos una unidad —sin exagerar— casi de fachadas formales ya que, en ese caso, las masas se alejan de nosotros. Necesitamos recuperar la confianza de masas, si no en lo concreto —porque no tenemos la fuerza suficiente para imponer una modificación en los hechos de la política de precios y salarios— por lo menos debemos colocarnos a la cabeza de su descontento. Esa es una condición imprescindible para llegar a entendimientos con otras fuerzas de la izquierda y enfrentar en conjunto la reacción patronal. Hay a veces tentación en algunos compañeros de relegar a segundo plano este problema. Se plantean que cuando la ofensiva reaccionaria aparece, es mejor “cerrar filas” y “olvidar diferencias”. Eso es un anhelo teórico y éste, en cambio, es un problema concreto, un problema de masas. No se trata de un problema de simples luchas entre “los comunistas y nosotros”, se trata aquí de construir una relación revolucionaria entre el movimiento de masas y los revolucionarios, cuestión en la que nosotros no podemos fallar. Si fallamos en esto, perdemos el apoyo de masas, nos aislamos de ella y nos quedamos disputando con los reformistas las mismas capas sociales ya ganadas para la izquierda: pequeña burguesía y clase obrera organizada y de más altos ingresos. Con lo cual toda una amplia gama de capas y sectores sociales que están desconcentrados quedan sin conducción y se las regalamos al fascismo. A pesar de lo anterior, nuestra política no es rígida sino flexible en cuanto a la forma, pero no puede modificarse su esencia, a riesgo de desarmarnos. Es posible que en un momento dado la condición de ofensiva reaccionaria sea muy evidente y aguda, podemos no tener entonces que denunciar explícitamente al reformismo, como responsable de la situación de todos los pronunciamientos públicos. Esto para una muy determinada coyuntura, pero en general debemos hacerlo. Si apreciáramos una fuerte ofensiva reaccionaria podemos convocar a las masas a enfrentarla, pero también necesitamos llamarlas a luchar por mejores salarios, contra las alzas, siendo posible que no busquemos en esa precisa coyuntura destacar la responsabilidad del reformismo. Sin embargo, todavía no hemos tenido ninguna coyuntura aguda en la que nos hayamos visto obligados a no precisar, por lo menos, la cuota de responsabilidad del reformismo. En efecto, a lo más que hemos llegado es a que en algunas declaraciones no hemos nombrado a los comunistas como tales.
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En síntesis, sobre esto, una ofensiva reaccionaria no puede confundir nuestra política. No por un problema de rigidez en los principios o puramente ético, no por buscar artificialmente la alternativa, o para recoger demagógicamente descontento o para convertirnos en ala estridente de la izquierda. La lucha por la defensa de los niveles de ingresos de las masas es, para nosotros, la única forma de recuperar la confianza de masas; siendo, por eso, además, el punto de partida de la formulación de cualquier otra política. 2. El segundo elemento, al que tampoco podemos renunciar, es el objetivo programático de golpear al conjunto de la burguesía, luchando así por resolver el conjunto de los problemas del pueblo. Porque ni podemos resolver los problemas de alzas y salarios, ni tampoco podemos incorporar a sectores del pueblo a la actividad política si no les proponemos la solución de sus problemas fundamentales. Además, no se puede limitar la agitación y la organización del pueblo en la lucha contra la agresión patronal: “hay que golpearlos donde más les duela”; “quitémosle las fábricas y los fundos” que es la fórmula que queremos plantear públicamente. “Golpear a la clase dominante donde le duele”: no se trata de un esquema teórico, ni de estridencias políticas, ni de ultraizquierdismo: se trata de un manejo elemental de las leyes de la lucha de clases. En el fondo se trata, con este criterio, de entregarle un claro contenido de clases a nuestra política contra la ofensiva reaccionaria porque, bajo esa formulación aparentemente tan pragmática, estamos estableciendo en el terreno de lo concreto, que frente a la contrarrevolución burguesa sólo hay una alternativa: la revolución socialista. En vez de formularlo en forma esquemática o teórica buscamos hacerlo de una forma que es fácilmente más agitable y mucho más perceptible a nivel de masas, pero la idea es exactamente la misma (fue por último, el problema central planteado en la Revolución Española). Se trata en el fondo, de que cualquiera sea la coyuntura, no podemos renunciar al combate contra el reformismo, a la defensa de los intereses de las masas y a la lucha por el socialismo. 3. El tercer elemento que define nuestra política, y que tiene mucho que ver con la coyuntura (y éstas no son puras proposiciones “acerca del método”, tienen que ver con lo que está ocurriendo en Chile), es el problema de los militares. Esta crisis no se resuelve operando como si los militares no existieran, que es aproximadamente lo que hace la UP. Es decir, olvidándose por un tiempo de su importancia, para poder “jugar con los fascistas en la calle y con el PN y PL como enemigos fundamentales”. Tenemos que resolver el
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problema de la fuerza militar enemiga y de la debilidad militar nuestra. Y para ello tenemos que operar neutralizando sectores o ganando a nuestro lado fuerzas del otro campo. Para eso estamos esperando el momento apropiado (lo malo es que la agudización de la situación nos lo impide) de plantear el derecho a voto de los suboficiales para las elecciones del 73. En todas las declaraciones tratamos de acercarnos al problema: se las dirigimos a los soldados, hablamos de que “sabemos que los soldados no dispararán contra el pueblo, porque son del pueblo”; jugamos con una fórmula u otra. No se trata, en todo caso, de llamar a los soldados a levantarse contra los oficiales, o de llamar “al levantamiento” o “al motín”; se trata de evitar cuidadosamente incluso lo que mañosamente pueda ser presentado como provocación, pero, tampoco puede ser el camino, ignorar su existencia e importancia. 4. El otro elemento en nuestra política, guarda relación con las formas que se han estado planteando en la organización de las masas. De hecho el PC y la CUT plantearon los Comités de Autodefensa y Vigilancia y luego a partir de esos Comités, propusieron una tarea orgánica que es la ocupación de los frentes de trabajo en caso de intentarse un golpe de Estado. Para nosotros el problema no es tan simple. Antes que estas nuevas formas de organización de masas existieran como realidades concretas, existían otra serie de organismos que no se pueden desconocer: sindicatos, consejos comunales campesinos, JAP, comités de pobladores, comités sin casa, etc. Consideramos fundamental que estas estructuras sean aprovechadas e incorporadas a las nuevas tareas. Si tenemos dentro de ellas representación reaccionaria predominante podemos entonces crear allí un Comité de Autodefensa que vincule a todos los sectores de izquierda, sin dejar de dar la batalla política e ideológica en la organización gremial. Queremos ser cuidadosos con este problema orgánico, porque tememos que tienda a desarticularse la estructura orgánica de masas. Supongamos que existe un sindicato, que allí hay un 30% DC y un 70% de izquierda; nosotros no desconocemos la existencia del sindicato, y dentro de él damos la batalla ideológica, en la asamblea sindical frente al conjunto, frente a los DC. Pero, como también hay cuestiones que no podemos discutir frente a los DC —como la toma de las fábricas— creamos entonces comités de autodefensa, que vienen a ser la “asamblea de la izquierda”. La creación del Comité de Autodefensa no significa olvidar que el sindicato existe; no podemos abandonar ese frente. Pero a la vez la existencia del sindicato no tiene por qué impedirnos buscar una vinculación más estrecha con los sectores que están más decididos, en un plano superior.
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Existen también frentes de masas absolutamente controlados por la izquierda o por nosotros: fundos, poblaciones, incluso fábricas. En ese caso la asamblea misma del sindicato puede constituirse en comité de autodefensa. Lo importante es que estemos en todos los frentes y niveles. El Comité de Autodefensa o cómo se quiera llamar, es también un instrumento para organizar a “los pobres”, a “los no incorporados”: por manzana, por área, por junta vecinal; todo esto debe ser para nosotros enormemente importante. Debemos incorporar a ellos las estructuras que ya existen, si son de “izquierda” y organizarlos allí donde no existen. La organización de los Consejos Comunales de Trabajadores no lanzarla sólo como si fue el momento de imponer nuestra anterior formulación de constituir los Consejos Comunales, sino que llamar a la constitución de los “Comités Coordinadores Comunales” (que está indicado en nuestra declaración). Esta es una forma de presentar el problema mucho más fácilmente aceptable por el resto de la izquierda. Hacerlo como surgiendo de la realidad misma, a partir de la existencia de numerosas organizaciones de masas en la comuna y, de allí, la necesidad de coordinar al conjunto de ellas en un solo organismo. Creemos que eso es posible en muchas comunas del país. De hecho en Santiago y Concepción están surgiendo. Ahí estará el embrión de lo que en su desarrollo y democratización será, posteriormente, el Consejo Comunal de Trabajadores. Es decir, hay que diferenciar la organización por la clase (hasta allí llega el PC) de la coordinación comunal que para nosotros es básica, pues será el embrión de los futuros órganos de poder popular. 5. Otro es el problema de las movilizaciones de masas contra el fascismo. Este problema lo desarrollará otro compañero de la C.P. mañana; pero la idea central es la siguiente: existe toda una experiencia que hemos ido ganando para enfrentar las coyunturas “agudas” pero hasta aquí, hemos tendido normalmente a orientar nuestra actitud en dos sentidos: una política pública difusa por un lado y, por el otro, una política orgánica de acuartelamiento, de red, de afirmamiento orgánico y de constitución de masa organizada. A veces se ha hecho algo —en Santiago algunas cosas y entendemos que en Concepción y otras provincias también—, pero no muy bien estructurado y organizado, en cuanto a desarrollar una vertiente de la movilización activa de las masas frente a estas situaciones de ofensiva reaccionaria. Este problema hay que elaborarlo y desarrollarlo, discutirlo en conjunto, escuchando primero al compañero y luego la experiencia de cada provincia. Con alguna razón se planteó en la C.P. que nuestra política en este tipo de coyunturas sería un tanto defensista, y hay algo de real en eso. De allí que debemos precisar muy bien en qué quedan las luchas por las reivindicacio-
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nes en una coyuntura como ésta; en qué pie quedan las formulaciones de tipo programático; en qué pie quedan y se insertan las llamadas “tareas de poder” y qué carácter preciso tienen “las alertas orgánicas”; qué carácter tiene también la constitución de la “masa organizada”. 6. Existe otro problema —que no dejamos resuelto en el C.C. pasado— en cuanto a la política de alianzas. Allí dijimos que si bien definíamos la reagrupación de los revolucionarios y el combate al reformismo como formas de definir nuestras relaciones con la izquierda, no clarificamos una política para el conjunto de la UP. Hoy, hemos agregado otro elemento para precisar el carácter de las alianzas con el conjunto de la UP, que formulamos como “marchar separados y golpear juntos”. Esta fórmula ha buscado, en especial, resolver el problema con el PC y el reformismo. Nos parece que, por un lado, ella no oscurece nuestro combate con el reformismo y, por el otro, no debilita nuestra política de reagrupación revolucionaria, permitiéndonos —en lo concreto— golpear juntos frente a ofensivas de la clase dominante, estando separados por profundas diferencias. Nótese entonces que aquí no ha sido levantada la “unidad de la izquierda” como política de alianza. No creemos que esté planteado en este momento considerar la unidad de la izquierda como objetivo fundamental; preferimos hablar de “unidad de los revolucionarios” y con el conjunto de la izquierda “marchar separados y golpear juntos”. Esto nos parece importante, porque no creemos sea el momento de desconcertar al pueblo y a la izquierda con fórmulas utópicas e irreales. Sigue planteado, evidentemente, el problema de la reagrupación de los revolucionarios y el combate al reformismo en la fórmula precisa que estamos planteando aquí. Indudablemente será más fácil establecer contacto con las corrientes revolucionarias que con los reformistas y, si fuera necesario establecer alguna alianza de carácter más amplio, será necesario establecerla en forma bilateral con aquellos que están más cercanos a nosotros. Es cierto que en el curso de las discusiones debemos evitar, por todos los medios, que se rompan los coordinadores a raíz de discusiones entre partidos o al interior de ellos; debemos mantener la lucha ideológica y política con el reformismo sin hacer concesiones que nos parezcan fundamentales, pero enormemente flexibles en lo formal y secundario. 7. Otra precisión que debemos hacer dice relación con la política de la clase dominante. En el manejo incluso agitativo del problema nunca debe dejarse de plantear la existencia de dos sectores en su interior: “uno que quiere derrocar al Gobierno después de las elecciones, otro que quiere derrocarlo hoy día”. Porque, si no se explicita que el primero lo quiere derrocar después del 73, no sólo faltamos a la verdad y nos desarmamos,
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sino que también damos base a la política comunista —que influye entre los vacilantes— de que habría “progresistas democratacristianos”, que están con la legalidad y con el fair play electoral, y de allí nace la política de la conciliación. (Nos preocupamos de este proyecto de las precisiones formales porque no dejan de ser importantes). Constituyen, de alguna forma, el armamento ideológico, cuando son expresados pública y agitativamente. 8. Un último problema, importante de discutir, es nuestra política frente a las elecciones de marzo de 1973. Entendiendo que el problema fue tratado en el C.C. anterior (julio) aquí sólo nos interesa precisar un aspecto del problema, más en función del enfrentamiento con las posiciones que a este respecto levanta el reformismo. El PC y especialmente Allende han venido sosteniendo que ganando una mayoría parlamentaria se estaría, en los hechos, prácticamente conquistando el poder; pues a partir de allí se podría desde disolver el Parlamento, modificar el aparato judicial, hasta llevar a cabo todas las políticas hoy frenadas por el Parlamento y otras instituciones del aparato del Estado que controla la clase dominante. Para demostrar que eso es así, tendremos que partir de un problema más general. De aquí a marzo de 1973 el proceso social y político se desarrollará en los hechos por dos vertientes: una será la actividad social y política del pueblo, en la lucha por la defensa de sus ingresos, por los fundos, por las fábricas, por la participación, por obtener mayores cuotas de poder en sus manos, etc., que golpeando al enemigo de clase y elevando los niveles de conciencia y organización del pueblo, acumulará fuerzas. Y, la otra, será la electoral, la que en su resultado —de alguna forma— será un indicador que ayudará a medir la fuerza acumulada en la otra vertiente pero que, por sí misma, no entregará, en lo fundamental, mayor fuerza; constituyendo su resultado, en cualquier caso, un importante antecedente que en gran medida puede definir el curso de los acontecimientos futuros en Chile. Quien busque fuerza como tal, en el resultado electoral, estará cometiendo un similar error al que busca gas en el medidor de éste y no en la llave. La verdad es que si se obtuviera una mayoría parlamentaria, se originaría una situación similar a la que hoy enfrenta el Gobierno, que contando con el Decreto 11.520 que, desde el punto de vista legal, le permitiría requisar todas las grandes empresas, no puede hacerlo por no contar con la fuerza política, de masas, militar e institucional para hacerlo. Así, pues, el problema fundamental aquí es de fuerza y no de instrumentos legales, para poder ejecutar una política u otra.
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Ahora, será la vertiente de la lucha del pueblo, en todos los niveles la que entregará esa fuerza y la otra, la vertiente electoral, en lo fundamental medirá la fuerza acumulada. Nosotros participaremos activamente en ambas vertientes y buscaremos cruzarlas, hacerlas empujar en un mismo sentido, participando en las elecciones a partir de levantamiento de un Programa, que será el mismo que orientará nuestra participación en las luchas del pueblo. De esta forma buscando además romper la polaridad electoral actual: gobierno-oposición, tratando que ésta adopte un carácter de clase: clase dominante-trabajadores. [...] XII. Sobre la actitud de la organización ante la crisis Un último concepto de manejo orgánico, instrumental y conceptual: una cosa es nivel de agudización objetivo y coyunturalmente presente en la situación, otra cosa es la actitud y la compulsión que como organización tomamos. La gravedad de la situación no se proyecta mecánicamente en el nivel de activación militante que nosotros tomamos. Nosotros tenemos que estar en un grado de activación superior, preventivo a la gravedad de la situación objetiva que se está dando. Si en los escritos de Lenin, no encuentran estos esquemas de “alerta”, de “acuartelamientos”, etc., es porque Lenin tenía una fuerza acuartelada permanente que era su “regimiento de ametralladores” o su flota del Báltico, o su fortaleza Cronstadt, pues la crisis del sistema les abrió a los bolcheviques esas posibilidades, no así a nosotros. Tenían miles de soldados concentrados en los cuarteles con las armas en la mano, durmiendo en los cuarteles bajo régimen militar de funcionamiento, así pues, preparados para reaccionar ante cualquier eventualidad. Nosotros en esta situación tenemos que hacer el esfuerzo nosotros mismos y así nuestros grados de compulsión siempre tienen que ser en grado superior al que la coyuntura aparentemente requiere. Cuando ustedes vean que baja la “presión” y “el clima” de crisis difícilmente verán que les digamos que bajen la compulsión a cero, mientras el período no se modifique y los factores que originaron la crisis no desaparezcan o se modifiquen sustancialmente. [...] ***
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MIR (SECRETARIADO NACIONAL): EL MIR FRENTE A LA SITUACIÓN POLÍTICA (19 de octubre de 1972) (Tomo 5, pp. 3263-3264)
Los patrones nacionales y extranjeros, han desencadenado una nueva y más fuerte ofensiva. Bajo la consigna de la “resistencia civil” han desencadenado un extenso paro patronal de actividades con el que pretenden paralizar el país, cercar por hambre al pueblo y crear el caos para así precipitar el derrocamiento del Gobierno o, a lo menos, lograr un desplazamiento decisivo y permanente del poder desde la esfera civil a la militar. [...] El enfrentamiento actual se da entre el pueblo y los grandes capitalistas. Por ello, los trabajadores tienen que tomar en sus propias manos la solución del actual enfrentamiento. Si los patrones se niegan a producir, transportar, distribuir y comercializar, el pueblo puede y debe tomar en sus manos esas actividades. La clase obrera no necesita a los grandes capitalistas para llevar adelante estas tareas. Si la falta de “democracia y libertad” para explotar y enriquecerse ahogan la iniciativa de los capitalistas, la democracia obrera puede hacer producir las industrias y los fundos y poner en marcha el comercio y el transporte. La tarea de fondo que tienen los trabajadores para resolver las crisis y eliminar las causas que las originan es la expropiación de los grandes capitalistas de la industria, el comercio, transporte, la agricultura y la minería, y los medios de comunicación de masas que les sirven. Esta tarea debe ser complementada con el control obrero de las actividades que permanezcan en el sector privado. [...] Lo anterior sólo podrá realizarse si se desarrolla un poder popular alternativo al poder patronal y burgués. Este poder popular sólo puede surgir de la lucha y movilización del pueblo, de su unificación desde abajo y su organización a nivel comunal, creando los Consejos Comunales de Trabajadores. En lo inmediato, el pueblo no puede permitir que los patrones logren paralizar el país y crear el caos. Por eso mediante la acción organizada de la clase obrera y del resto del pueblo, apoyada por el aparato del Gobierno, las Fuerzas Armadas y los soldados, debe normalizarse el transporte, el comercio, la producción, la atención médica al pueblo, etc. [...]
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Llamamos a la clase obrera y al pueblo y a la izquierda en su conjunto a responder de esta manera al paro capitalista. Frente a la “resistencia civil” de los patrones y el fascismo las llamamos a abrir el cauce de la actividad de los trabajadores, su movilización y sus luchas, para golpear en conjunto al fascismo. Es necesario golpear juntos, no obstante nuestras diferencias y la necesidad de intensificar la lucha ideológica y la lucha por la conducción de las masas en el seno del pueblo y sus organizaciones. [...]
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MIR: INFORME DE LA COMISIÓN POLÍTICA AL COMITÉ CENTRAL RESTRINGIDO SOBRE LA CRISIS DE OCTUBRE Y NUESTRA POLÍTICA ELECTORAL
(Documento Confidencial Interno del 3 de noviembre de 1972) (Tomo 5, pp. 3447-3493)
Hemos citado a este CC restringido para analizar la crisis de octubre y algunos problemas puntuales. Sólo podremos ver uno en profundidad, el problema electoral, sobre el cual hay que tomar algunas decisiones. Hay además otros tres problemas sobre los cuales se entregará información, un tanto apresurada y general: el problema de la crisis de octubre; el problema de la ley de control de grupos armados; y el problema del Congreso. [...] II. Evolución de la crisis de octubre Esta vez nos extenderemos entregándoles antecedentes concretos, que no pudimos seguir entregando por teléfono, luego de tener confirmación de que los teléfonos estaban intervenidos. Sólo pudimos entregarles consideraciones generales y no antecedentes puntuales y concretos. Se trata, por tanto de entregar en esta parte información concreta, lo que después nos va a permitir formarnos un cuadro evaluativo. [...] a) El origen de la crisis: Aquí nos referiremos fundamentalmente a lo que ocurrió en septiembre y durante los primeros 10 días de octubre. Al momento de comenzar octubre, dos estrategias se perfilaron dentro de la clase dominante. —Por un lado, la política de evitar el derrocamiento del Gobierno, mantener su estabilidad, e incluso ofrecerse como mediadores a fin de poder frenar cualquiera crisis grave o un posible derrocamiento del Gobierno. Esta política fue planteada el 8 de septiembre por el PDC, en el Consejo Nacional Ampliado. Fue la política que predominó durante septiembre y los 10 primeros días de octubre. —Por otro lado, la política del PDC fue rechazada en distintas oportunidades por el PN: en el Consejo General de Panimávida, en los discursos de Onofre Jarpa y Fernando Maturana y en una concentración en el Teatro Pedro de Valdivia. Frente al planteamiento DC de esperar las elecciones de marzo del 73, y plantearlas como un plebiscito (aunque entonces esto todavía no se perfilaba bien), el Partido Nacional y la convocatoria jarpista
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planteó otro camino: sostuvo que el problema no podía ser dirimido exclusivamente por la cuestión electoral y que la CODE debía dejar de ser una alianza puramente electoral y transformarse en una alianza para todo tipo de actividad, en todos los niveles, y en todos los planos. Se refería a la actividad gremial, a la actividad institucional-parlamentaria, y también a la electoral. Sostuvo, además, que las elecciones no resolvían el problema, y que lo único que podía definirlo era la movilización activa de los gremios y de las fuerzas políticas. Reivindicó y desenterró como nunca —pues hacía tiempo que lo venía planteando— la táctica de la “resistencia civil”, orientada a crear una crisis inmediata. [...] b) La primera etapa de la crisis (primera semana del paro): Corresponde aproximadamente del 10 ó 12 de octubre al 15 de octubre. Aquí lo dividiremos entre lo que ocurría en la clase dominante, lo que ocurría en los militares, la actitud del Gobierno y la UP, el movimiento de masas y, por último, la política que nosotros levantamos. 1. La clase dominante 1° En primer lugar la resistencia civil casi logró la paralización general del país, a partir de una fuerza inusitada de los gremios, originalmente del comercio y del transporte, sumadas todas las agrupaciones gremiales empresariales y esta vez incorporada la Cámara Chilena de la Construcción. Se movilizaron fundamentalmente la gran burguesía empresarial y pequeña burguesía propietaria, componente fundamental de lo que hemos llamado la pequeña burguesía “enardecida”. Este fue el origen del problema. [...] 3° Esta táctica obtuvo, después, el apoyo de algunos sectores de la pequeña burguesía asalariada, no propietaria (bancarios, etc.); de los colegios profesionales; de algunos sectores campesinos y estudiantiles. Luego de haber obtenido la subordinación del PDC, que es el que controla fundamentalmente estos sectores. No lograron arrastrar a ningún sector de la clase obrera. De aquí surgió una característica que distingue a esta crisis de todas las anteriores: se constituyó un bloque de clases en el cual estaban la gran burguesía empresarial, una enorme proporción de la pequeña burguesía propietaria y algunos sectores de la pequeña burguesía asalariada, media y alta.
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4° Dos estrategias surgieron en esa etapa, sobre la base de que la forma de lucha fundamental era la resistencia civil. Se intentó poner esa táctica al servicio de dos estrategias de “copamiento” del poder (porque otra característica de esta crisis es que desde la partida comenzó a plantearse un cuestionamiento del poder). Estas dos estrategias fueron: a) La primera de ellas fue el intento de crear las condiciones para quebrar las FF.AA. e intentar un golpe de Estado. Estrategia golpista que incluso estuvo por momentos dispuesta a asumir el costo de una guerra civil, al ser consciente de que constituía una minoría al interior de las FF.AA. b) La otra estrategia, que se cruzó con la primera, fue obtener una especie de “infiltración militar” del Gobierno, que consistía en crear las condiciones para que el poder civil se desplazara al militar. Esto cruzando varias líneas de acción, lo que implicaba de hecho tratar de arrastrar al sector no golpista, a un copamiento del poder civil por la vía de la infiltración por medio de los decretos de zonas en estado de emergencia en todo el país. Esto estimulado por la vía del intento de crear el caos ante la prolongación del paro asumiendo así las FF.AA. el control del país dada una situación de gravedad interna que comience a alterar la seguridad nacional. [...] La verdad es que ambas estrategias no aparecieron simultáneamente: primero apareció la estrategia golpista; pero después, vistos los roces que el Gobierno comenzó a tener con el general Bravo, visto el éxito del paro, que fue inusitado incluso para quienes dirigían la resistencia civil; y vista también —como veremos en otro capítulo— la política de desmovilización de masas que había levantado la UP, se estaba abriendo objetivamente las posibilidades para la estrategia de “infiltración” y “copamiento” militar del poder. 2. Los militares En esta primera etapa, entre los militares se daba una situación de este tipo: los golpistas eran minoría. Los “no golpistas” eran predominantes en el Alto Mando y la mayoría entre la oficialidad media y baja, entendido mayores, capitanes y tenientes. En el nivel de coroneles, si bien eran mayoría, había una influencia importante del sector golpista. A nivel de suboficiales se producía el fenómeno inverso según nuestras informaciones. Probablemente como nunca se producía una radicalización de la suboficialidad: de “cabreamiento” con los momios, de “cabrea-
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miento” por estar acuartelados, deseos de “poner orden” y “correrle balas” a los momios, y en algunos sectores el deseo de apoyar directamente la lucha del pueblo, etc. [...] En esta etapa también se hizo evidente aquello que discutimos en el CC de septiembre: que no bastaba diferenciar “golpistas” y “no golpistas” sino que al interior de estos últimos había que distinguir que una enorme mayoría eran efectivamente “no golpistas”, pero enormemente agresivos contra el Gobierno. [...] Durante todo el desarrollo de la crisis el general Bravo se negó a abrir el comercio y se negó a requisar; si la huelga empezó un miércoles, entre miércoles y viernes hubo absoluto fracaso de la zona de emergencia. Bravo se negó a actuar sobre el momiaje y fue finalmente entre un lunes y un miércoles de la semana siguiente —cuando se requisan algunas industrias— donde se produce recién el acuerdo de Bravo a aceptar algunas medidas. Posteriormente, el general Bravo ordenó el desalojo de la fábrica Elecmetal, que fue desalojada a las 5 ó 6 de la tarde, y requisada por el Gobierno esa misma noche, a las 23:45 y por eso se resolvió el problema. En concreto, ahí se ilustra aquello que decíamos de los oficiales no golpistas, pero agresivos contra el Gobierno y los trabajadores. Esto es importante para conocer la correlación de fuerzas al interior de las FF.AA., lo que hoy día tiene una importancia mayor de la que tenía antes. 3. La actitud del Gobierno y la Unidad Popular El Gobierno y la UP al principio entendieron la resistencia civil y esta ofensiva de la clase dominante aliada con la pequeña burguesía, como problemas que tenían casi exclusiva atingencia con los problemas del transporte y del abastecimiento. Y no comprendiendo la estrategia de “copamiento” militar del poder entendieron esta ofensiva como orientada sólo por una estrategia similar a las que habían sido las estrategias de la clase dominante durante el 71: buscar el caos para quebrar a las FF.AA. Entonces los problemas del transporte y del abastecimiento fueron los fundamentales para ellos. De allí elaboraron una estrategia que tenía dos partes y que la impuso Allende primero con la resistencia y luego con la aceptación del PC: en concreto, que el movimiento de masas no debía movilizarse y debía delegarse al plano de mantener la producción; la juventud, entendida como fuerza dinámica y movilizable, que podía salir a las calles a enfrentar las bandas reaccionarias, tenía que ser relegada al trabajo
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voluntario; y de los problemas de la mantención del orden y de la resolución política de la crisis, se encargaban el aparato burocrático del Gobierno y las FF.AA. [...] La situación global produjo desconcierto en el pueblo y los primeros días estuvieron a punto de producirse incidentes serios, tanto en el centro de Santiago como en los supermercados periféricos. La masa, no la clase obrera aún, sino fundamentalmente dueñas de casa y pobladores rodearon los supermercados en varias partes de Santiago, y estuvieron esperando el día entero, horas y horas, que llegaran órdenes de Dirinco para requisar. Entendemos que situaciones semejantes se estaban dando ese mismo día en otras ciudades. [...] En esos primeros días (viernes 13 de octubre), reconocido el fracaso de la estrategia aplicada, se planteó en la UP la posibilidad de abrir una contraofensiva: levantar la zona de emergencia, y movilizar la clase obrera a abrir el comercio, a limpiar de momios el centro y a requisar camiones. [...] De esta manera, en la segunda semana, se abre una primera “ofensiva” del Gobierno en base a querellas y detenciones de dirigentes, requisiciones de empresas constructoras y de industrias electrónicas en el norte; se rompe el taco de Curicó y Talca con fuerza militar, se produce también la apertura forzosa del comercio en Santiago, un poco histórica al principio porque no había requisición de locales comerciales (sólo 10 locales en Santiago hasta hace 4 días), y lo que los dueños hacían era abrir cuando venía Dirinco y cerrar cuando se iba. En cuanto a camiones, se requisaron varios miles. [...] Entonces, la UP planteó como políticas fundamentales en los hechos: 1° Desmovilización de masas. 2° Alianza de Gobierno y FF.AA. 3° Resolución de abastecimiento y transporte (importante, pero insuficiente). 4° Negociación con dirigentes gremiales (concesiones). 5° Negociación con partidos (buscaron a los DC). Esa fue fundamentalmente su política. Las características de esta crisis habían desconcertado al PC: al principio se le habían cerrado las puertas para negociar con la DC como siempre lo habían hecho; en segundo lugar, existía un bloque social en contra y no veía cómo quebrarlo (trataron
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de resolver los problemas coimeando y sobornando a los dirigentes gremiales, y no entendían por qué, a las horas de sobornarlos, volvía el paro a aparecer y eran derrocadas esas directivas). En tercer lugar, no entendieron que lo que estaba en cuestión —al principio, al menos— era el poder. Que no era una crisis cualquiera, ni era una simple exigencia de “garantías”, sino que iba más allá: por lo menos una fracción importante de la clase dominante se proponía más que eso. [...] c) La segunda etapa de la crisis (dos últimas semanas) 1. Clase dominante Aquí se producen algunos fenómenos distintos: por un lado un relativo quiebre de la huelga, no tanto en términos de su fuerza social, sino en términos de su eficacia. Los problemas del transporte fueron resueltos; lo mismo los del abastecimiento a la población; quienes vendían productos perecibles abrieron sus negocios, y no siguió expandiéndose el paro. Por otro lado, está la alianza que logra el Gobierno con los militares, que le permiten abrir la ofensiva de esa segunda semana: las requisiciones, las querellas, etc. Se produce, probablemente ayudado por estas razones, una nueva situación en la clase dominante. Si antes había una hegemonía casi absoluta del PN y una subordinación del PDC, esto deja de ser así. Se produce por lo menos tres fenómenos: —En primer lugar, reaparecen públicamente dos políticas distintas en la clase dominante. —En segundo lugar, la conducción del PDC clara y públicamente se desplaza del Consejo DC, al “freísmo” como tal. Renán Fuentealba se subordina y Frei pasa a dirigir la política fundamental del PDC. —En tercer lugar, Frei endurece la política que hasta ese momento había tenido la DC. [...] Las dos políticas que aparecen son más o menos: —Una de Jarpa y del PN que busca directamente el golpismo y propone la acusación constitucional al Presidente, no para triunfar en esa acusación, lo que no es posible, sino para crear la situación dentro de las FF.AA. de ver a un Gobierno que se mantiene como tal por un voto en el
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Senado. Y así que las FF.AA. le deban obediencia —según la doctrina Schneider— por el voto de un solo senador. —Otra es la de Frei, que se plantea como estrategia el gabinete militar. Frei logra el liderazgo político, en cuanto a la estrategia. Así impide la acusación constitucional al Presidente de la República, que proponía el jarpismo, disminuye las exigencias del pliego de Chile al pliego de la CODE (entre los cuales hay diferencias importantes). E incluso habría ganado la conducción directa de los gremios a través del H. León Puelma (presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, que fue el representante del conjunto de los gremios cuando se abren las negociaciones con el Gobierno). Más aún, incluso intenta dirigir a Bravo. [...] Una tercera política comienza a desarrollarse al interior de la clase dominante, pero mucho más débil: Tomic, Claudio Huepe, Ignacio Palma, Alejandro Noemí, Fernando Sanhueza, Bernardo Leighton, los rectores de las UCs, algunos obispos, tratan de crear un bloque que exija sólo concesiones políticas a Allende: gabinete civil con concesiones políticas importantes, pero no gabinete militar. Su peso fue muy pequeño, pero al menos se sumaban a Frei en contra del jarpismo. [...] 2. Los militares El Alto Mando comienza a pronunciarse a favor de un gabinete cívico-militar. No tenemos buena información acerca de cuál es la actitud de la oficialidad media y baja. Así el Alto Mando de las FF.AA. y Allende, más Frei, se manifiestan a favor del gabinete cívico-militar; (si bien algunos dentro de la oficialidad siguen manteniendo la estrategia golpista). 3. El Gobierno y la UP ¿Cómo se da el problema del gabinete militar? En concreto, a las 48 horas de iniciado el paro, Allende plantea por primera vez la necesidad de imponer un gabinete militar como única forma de resolver la crisis y dar fortaleza al Gobierno. En esa oportunidad, comunistas, socialistas, toda la UP, menos el API, le contestan categóricamente que NO. Posteriormente, una semana después Allende vuelve a plantear el gabinete militar. Un poco porque se ha producido un empate: la ofensiva está disminuyendo, el paro se está resquebrajando, y se está produciendo
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una especie de empate en la huelga, un equilibrio que no se resuelve, y los militares han perdido el empuje que tuvieron al principio de la semana. Esta vez, al plantearlo nuevamente, Allende ya no lo hace por lo grave de la crisis, sino más bien porque su objetivo político pasa a ser constituir un gabinete militar, la crisis más bien le sirve a ese objetivo. Pasa a ser la estrategia preferente de Allende. En esa oportunidad ya se produce un cambio; si bien el API le sigue diciendo sí, el PR vacila; el MAPU, el PS y la IC dicen NO; pero el PC hace un aporte y dice: “esa es una carta para una situación más grave que ésta”, y así por primera vez se abre a la posibilidad de llegar a un GM. Se dejó abierta la posibilidad para una situación más grave. En la tercera oportunidad —viernes pasado—, el PC vira sorpresivamente y apoya, obviamente junto con el MAPU, la idea de constituir un gabinete cívico-militar, sobre la base de que la situación se ha agravado. El PS se opone y plantea su posible retiro del Gobierno, junto con la IC; los demás son todos partidarios del gabinete cívico-militar. El martes hay Pleno del PS. El PS empieza a perfilar mejor su política: no es el retiro del Gobierno lo planteado como posibilidad, sino sólo el retiro del gabinete, siguen en la lista electoral de la Federación, siguen en la Unidad Popular, y se mantienen en todos los cargos del Gobierno, menos en los del gabinete. Están horquillados por el hecho que el día 4 de noviembre se cierra la posibilidad de plantear inscripciones de listas a las elecciones parlamentarias y esa es otra poderosa razón para no poder romper la UP, máxime si gran parte de los cuadros medios del PS son candidatos a diputados. Además, enorme cantidad de militantes y cuadros medios son funcionarios y tendrían que hacer abandono de sus puestos si se llegara a esa ruptura. Todo esto creó una situación de equilibrio. Los socialistas realizan un pleno, que terminó hace dos días, donde se decidió permanecer en el Gobierno. Tres informaciones confluentes hacen apoyar la votación. 1° Se estarían concentrando tropas bolivianas en el norte. 2° Allende dice que “vamos a la guerra civil” de hecho: no porque queramos, sino porque el momiaje lo va a imponer y el gabinete militar coloca a los militares de “nuestro lado”. 3° El gabinete es prácticamente un paso irreversible, porque Allende ya se lo propuso el día lunes (el Pleno es el martes) el gabinete a los militares. Entonces el PS elabora la estrategia de que no se pueden oponer al gabinete militar, primero porque es un hecho, segundo por todas estas
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razones, y tercero porque ellos no pueden aparecer públicamente diciendo que no entren militares al gabinete ni que, porque entran militares, ellos se van del Gobierno, cuando los que entran son precisamente los militares “derechos”. Entonces para ellos se trata de imponerle medidas al Gobierno que surge y si el Gobierno y ese gabinete no cumplen esas medidas, entonces ellos se retiran del gabinete. (Lo que de hecho significó apoyar el gabinete). Entonces la votación se hace sobre la base de que el gabinete ya está constituido, y se hace entre si se van del Gobierno o se quedan, y se produjo una mayoría aplastante por quedarse, condicionados. 4. Nuestra apreciación ¿Cuál fue la posición nuestra ante el Gabinete Militar? Nosotros siempre sostuvimos —desde abril del año pasado— que Allende podía estar tentado en la posibilidad de gabinete militar. Pero lo que nosotros entonces llamábamos gabinete militar no era la presencia de un par de militares dentro del Gobierno. Palacios, para nosotros, no fue un “gabinete militar”, y esto, si bien es mucho más que el gabinete de Palacios, no es todavía todo lo que nosotros analizamos entonces como un GM. Entendíamos un “gabinete militar” si por lo menos presentaba tres características: (Este aspecto fue tratado en este CC un día después de constituido el gabinete cívico-militar y 48 horas antes de que el Ministro del Interior, general Carlos Prats, por cadena nacional de radio y televisión, definiera el contenido y la forma que el nuevo gobierno levantaría como política). A raíz de esa declaración, emitidos, días después, una declaración del Secretariado Nacional en la que definimos nuestra actitud y política frente al nuevo gabinete. (Ver (5). En este CC más bien buscábamos precisar la forma que, hasta ese momento, adoptaba la inclusión de militares en el gabinete, y no el carácter de fondo y definitivo de ese gabinete y de nuestra política frente a él). 1° El predominio militar, con un peso notoriamente favorable a los militares en el gabinete, y con cambio abrupto de carácter del Gobierno por la inclusión de los militares en el Gobierno. 2° Que ese gabinete adoptara inmediatas medidas y tareas que nada tuvieran que ver con las líneas de acción y tareas que desarrollaba antes el Gobierno. Que su inclusión violentara claramente el programa y las tareas políticas a cumplir. 3° Que ese gabinete fuera claramente represivo contra el movimiento de masas y contra los sectores revolucionarios de la izquierda.
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4° Que todo eso produjera división en la UP, incluso entendido aquí el retiro de los comunistas del Gobierno; además de los socialistas. La verdad es que la forma en que el gabinete militar se ha constituido no tiene estas características. Si bien desplaza una enorme cuota de poder civil al militar, si bien el peso de Carlos Prats es enorme, como Comandante en Jefe y Jefe de Gabinete, también es cierto que ese gabinete se da en un contexto en que aún no toma medidas concretas y que incluso intenta ensayar las posibilidades de un equilibrio al interior del gabinete, al incluirse el presidente y el secretario general de la CUT, y al mantenerse las cuotas en el gabinete y el gobierno de los partidos PS, PC y MAPU. Eso hace, no tanto que el gabinete militar deje de ser en perspectiva, el “copamiento” de un vacío de poder por los militares y no por el pueblo —sigue siendo similar por tanto su rol a lo que antes estudiamos—, sino que no ha tomado todavía el carácter de veloz quiebre de las políticas que desarrollaban el Gobierno y los partidos previamente. [...] 6. Nuestra política Continuamos en la perspectiva de los Comités Coordinadores, y levantamos lo que llamamos “el Pliego del Pueblo”. O sea, tratar de unificar y levantar un programa alternativo que, de hecho, enfrentara el Pliego del Pueblo con el pliego fascista y permitiera también superar las limitaciones programáticas del reformismo. Afirmara así que esta convocatoria orgánica que eran los Comités Coordinadores y su desarrollo, no se canalizaran por la vía de los objetivos programáticos que le había entregado tradicionalmente la UP y armarlos política y programáticamente a un nivel superior. Tuvo dos efectos ese pliego: el primero, se demoró, por su extensión. El segundo, es que fue demasiado extenso. [...] El tercer nivel que intentamos alcanzar y que no fuimos capaces —por lo menos en Santiago— fue pasar a un grado de movilización de masas más agresivo. Pasar desde una convocatoria fundamentalmente orgánica y programática, en realidad defensiva, a una convocatoria movilizadora de masas. La verdad es que pareciera que no estaban dadas las condiciones como para eso y que, más bien estaban, incluso con dificultad, para concentraciones comunales, de tipo más pasivo. Nosotros nos formulamos un tipo de movilización —es bueno tenerlo presente por si se nos repite el problema— que consistía en saltar desde las tareas orgánicas y programáticas de masas, de inmediato a la toma de las calles y caminos en todas las
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comunas donde había un Comité Coordinador, por un tiempo limitado de 10 minutos, 15 minutos, controlado, y con objetivos muy limitados. La experiencia y la realidad hicieron evidente que no estaban las condiciones para eso. Más bien estaban para que esto fuera la culminación de una movilización progresiva, que pasara por concentraciones comunales para llegar totalmente a esos objetivos. Entiendo que incluso esta convocatoria de concentraciones comunales se vio debilitada por rasgos de sectarismo y repliegue socialista y por las dificultades de los tiempos un tanto tardíos en que nos propusimos aquella tarea. [...]
IV. El gabinete militar [...] Es importante analizar su origen, porque debe definirse que el gabinete militar fue impuesto por la clase dominante. A diferencia de todas las otras coyunturas, en las cuales Allende quiso hacerlo como una pirueta, en términos de imponerlo él como una salida, esta vez Allende no hizo nada más que someterse a las imposiciones de la clase dominante. Pareciera que eso no es importante, pero en realidad eso hace al rol histórico y político que puede cumplir el gabinete; es distinto si la clase obrera impone un gabinete militar estando ella a la ofensiva, que si la clase obrera está a la defensiva, la clase dominante a la ofensiva y esta impone un gabinete militar. Cumple este gabinete un rol político e histórico distinto. En segundo lugar, es importante resituar lo que planteábamos antes: nosotros teníamos la expectativa de un gabinete militar con ciertas características: las tiene, pero en general se trata de un gabinete que no tomó aún esas características. Esto, a pesar de ser impuesto por la clase dominante; a pesar de ser un gabinete notoriamente distinto a la inclusión de Palacios como ministro hace seis meses; a pesar de tener esta vez el Gobierno interior en manos del Comandante en Jefe del Ejército (que sigue siendo Comandante en Jefe en comisión de servicio); a pesar de todos estos factores, y a pesar de que el sector incluido en el gabinete ganó una mayor hegemonía al interior de las FF.AA. en octubre. Ahora bien: en sentido contrario opera la composición general del gabinete, y la presencia socialista y todo ello en un intento de equilibrar el gabinete. Este gabinete se diferencia del de Palacios en términos de que fue impuesto por la clase dominante, que tiene al Comandante en Jefe de ministro; este es el Ministerio del Interior y, además, el sector de las FF.AA. que
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entró en el gabinete tiene una hegemonía, mayor, como grupo, al interior de las Fuerzas Armadas. Esto hace que se haya desplazado una cuota importante de poder civil al poder militar y por tanto se aproxima a la concepción que nosotros teníamos del rol político que cumpliría un gabinete militar. [...] Luego esto se concreta con la inclusión de dos ministros, que simbólicamente buscaron representar a la CUT (Figueroa y Calderón), y en la mantención de la UP dentro del gabinete (no entraron ni Del Pedregal, ni Felipe Herrera, ni militares retirados) fundamentalmente el PC, PS y MAPU. En resumen, hay factores que acercan este gabinete a la concepción de gabinete militar, que nosotros estudiamos, que era en el fondo el primer paso hacia el gorilismo. Pero en la realidad concreta hay también factores que lo diferencian. Es por eso que en estos momentos se produce un precario equilibrio e indefinición. Ahora, evidentemente la correlación de fuerzas en el Gobierno se la lleva el Ejército. Pero se da también una especial situación, la que Prats asume después de tener roces con la clase dominante: fue criticado por Diez, por Tomás Pablo, tuvo enfrentamientos con Ignacio Palma; es decir, se da una particular situación en lo concreto. [...] Enfrentaremos tres posibles evoluciones de este gabinete militar. (Me voy a pronunciar casi personalmente por la opción que me parece más probable). 1° Una de las posibilidades planteadas es que la crisis de la clase dominante y la crisis de conducción del movimiento de masas lleve a un empate de las fuerzas políticas y sociales, y de allí surja una forma de arbitraje de tipo bonopartista. Yo creo que no, que la entrada de los militares difícilmente puede ser el punto de partida de un bonapartismo como tal, que la correlación de fuerzas sociales y al interior de las FF.AA. dificultan que este gabinete pueda ser el punto de partida de un bonapartismo. (Este análisis me lo reservo para verlo en detalle en otra ocasión). 2° Una segunda fórmula es que sea el punto de partida del gorilismo. Me parece que es posible, pero que en cualquier caso, no está así planteado hoy. Hoy no es el punto de partida del gorilismo. Si las cosas evolucionaran en una determinada forma mañana, podría serlo. ¿Cuál podría ser la forma en que llegara a ser gorilismo? —Que la fracción de la clase dominante, que no ha sido neutralizada en esta coyuntura (“los precipitantes”) retome la ofensiva y provoque “la crisis de noviembre”. Con los militares ya en el Gobierno; con el cuadro polarizado: practicando los gremios y los partidos durante este período la “desobediencia civil”; todo lo resuelven con los ministros militares, y nada
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resuelven con los civiles (el esquema Cumsille del primer sábado de paro del comercio); conversar con Prats los problemas de la agricultura, los problemas del trabajo, los problemas del cobre, los problemas de la deuda externa, etc. No considerar lo que Allende diga. (Es la forma que en octubre adoptó la “desobediencia civil”). Si esa fracción de la clase dominante tuviera la fuerza para crear de nuevo una crisis (cuestión dudosa y sujeta a estudio) es posible que empujen a Prats al gorilismo o, al contrario, que lo pierdan definitivamente acusándolo constitucionalmente. (Los Comandantes en Jefe del Ejército están sometidos a la acusación constitucional del Congreso, igual que los ministros). Y una acusación constitucional al Comandante en Jefe del Ejército, es una operación política al interior de las FF.AA. que puede tener dos resultados: o cierra y cohesiona como bloque a las FF.AA. (tendencia que sería probable si el debilitamiento del sector golpista de las FF.AA. es serio) o produce lo contrario: quiebra a las FF.AA. en dos sectores. Puede producirse antes una acusación constitucional a Allende, o ir acusando constitucionalmente a los ministros civiles, aunque pareciera que la DC no va a dar la fuerza parlamentaria para eso. Por eso decimos: puede ser el punto de partida del gorilismo a partir de crisis y convulsiones “no controlables” que pueden convertir a Prats en pivote inicial del gorila, que cumpliría entonces el papel de resolver los problemas de dirección a la clase dominante. En este caso la crisis que tiene la clase dominante no es capaz de resolverla por sí misma y la resuelven los militares (inicio de gorilismo). Reprime al movimiento de masas, le entrega más que garantías a la clase dominante y va surgiendo el gorilismo como variante fundamental. 3° La tercera posibilidad es que se produzca otra situación, que es la situación en la cual el equilibrio tenga un grado de solidez, que este gabinete militar no sea capaz de dar las garantías suficientes a la clase dominante. Si resultara que esa pequeña burguesía enardecida, esa clase dominante cohesionada y organizada, esa fracción política y social de la clase dominante pura y “precipitante”, cobre peso. Y lo puede cobrar justamente a partir de que el general Prats no pueda imponerle con rapidez al Gobierno, por ejemplo, la devolución de las empresas; el desalojo de las fábricas; la disolución de los grupos armados porque resisten, el PS, el movimiento de masas, en menor grado el PC o grupos del PS. O más que no “poder” tenga más bien que ser lento en “poder” y hacerlo, que no lo pueda hacer con la velocidad suficiente. En ese caso es posible que la clase dominante lo arrincone, y coloque a los miembros de ese gabinete —por lo menos a Prats— al “otro lado”, con la generación de una “zanja” entre la clase
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dominante y Prats. (Este es el esquema de sectores de la UP, se basan en los roces de la oposición con Prats. Suponen que los enfrentamientos sociales y políticos van a seguir y que ellos van a controlar el Gobierno y no van a dar garantías a la burguesía). Yo creo que no hay que descartar esa posibilidad. Yo diría que probablemente una mezcla de ambas se va a dar; una combinación de las dos últimas. Cuál será la tendencia definitiva, no depende más bien de que haya gabinete militar o no; depende de la perspectiva global: de cuál sea el comportamiento de las clases, la fuerza del movimiento obrero, nuestra fuerza, la correlación de fuerzas al interior de la clase dominante y eso se verá después. Yo no descartaría una mezcla de ambas: que haya un grado de equilibrio, que haya un grado de neutralización del rol para el que está llamado en definitiva el GM, pero que, con alguna velocidad, tomando mayor ritmo, en concreto los generales se vean obligados a golpear al movimiento de masas, so pena de no dar garantías, y empecemos a sufrir una política que sibilinamente vaya neutralizando y golpeando a la clase obrera y al pueblo. Que es perfectamente posible llegar a marzo con esta política, pero que en el transcurso de ella favorezca objetivamente a la clase dominante. [...] V. La Ley de Control de Grupos Armados [...] En primer lugar, es necesario establecer claramente que esta fue una concesión del Gobierno, que lo negoció. No deben caber dudas al respecto. a) Se “equivocó” en un determinado artículo al vetarlo. b) Se dio “la coincidencia” que el resto de las indicaciones, no asistiendo los parlamentarios de la UP necesarios para dar el tercio, no se pudo vetarlas. c) Cuando el Gobierno tenía aproximadamente, 10 días para promulgarla, la promulgó en 12 horas. En resumen, fue una negociación del Gobierno con la clase dominante. Hay dos versiones: una según la cual el primer punto que los DC impusieron, para empezar las conversaciones, fue la inmediata promulgación de la ley; hay otra que dice que lo pidió Prats (pueden haber ocurrido ambas, porque hubo un momento en que los DC hicieron exigencias al Gobierno a través de Prats).
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En segundo lugar, y lo dejo sólo planteado, esta ley es de gravedad extrema, porque no toca sólo a las organizaciones políticas, sino también al movimiento de masas. Es mucho más grave de lo que ustedes se imaginan (y dejo al compañero para que explique esta gravedad). Es de las tres tareas prioritarias que nos planteamos hoy como CP. Hay todo un estudio y reconocimiento que tendremos que hacer nosotros y parte de ustedes en sus estructuras. En segundo lugar, van a tener que promover una campaña agitativa en contra, que tiene que ser nacional y masiva, con participación del movimiento de masas. En tercer lugar, las medidas de seguridad a tomar son de un esfuerzo increíble. En concreto, afecta toda la concepción de trabajo orgánico y envuelve un esfuerzo muy grande. Y es irrebatible. Esta es una fuerza contra la cual hay que luchar y hay que hacer todo el esfuerzo necesario. [...] ***
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MIR: ANEXOS AL INFORME DE LA COMISIÓN POLÍTICA AL COMITÉ CENTRAL RESTRINGIDO SOBRE “LA CRISIS DE OCTUBRE” (3 de noviembre de 1972) (Tomo 5, pp. 3494-3510)
1. Declaración del Secretariado Nacional: Frente al aniversario de la muerte del Che. 8 de octubre de 1972 El 8 de octubre, el Comandante Ernesto Che Guevara cayó luchando en Bolivia. No era su patria, como tampoco lo había sido Cuba: la patria del Che estaba allí donde hubiera un explotado junto al cual luchar. En contra del reformismo que pretendía convertir al marxismo-leninismo en una caricatura, los revolucionarios cubanos lo rescataron para las masas trabajadoras de América Latina y del mundo. Con ellos, el marxismo-leninismo mostró su verdadera cara: el combate implacable a los patrones y al imperialismo, la conquista del poder político, como objetivo central de la lucha, la solidaridad internacional y la construcción con las masas de una sociedad más justa y más humana. Esto es lo que el Che nos dejó como herencia. Una vida de revolucionario, un ejemplo de revolucionario consecuente hasta la muerte. Hoy, más que nunca, el Che revive acrecentado y magnificado en cada combate de los pueblos por su liberación. Le rendimos nuestro homenaje en un momento en que los trabajadores chilenos levantan en alto las banderas que el Che supo forjar. [...] Frente a ellos los obreros y campesinos de Chile recuerdan las palabras del Che. “Devolver golpe por golpe, avanzar sin retroceder”. El MIR hace suyo ese sentir de las masas y une su voz a la del pueblo para decir: ¡Comandante Che Guevara, hasta la victoria siempre! Secretariado Nacional del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Santiago, 8 de octubre de 1972 2. Artículo de “El Rebelde”: Frente a la agresión yanqui. “El Rebelde” N° 51, 8-15 de octubre de 1972. La semana pasada un tribunal de justicia de Francia ordenó embargar cobre chileno. El tribunal atendía a reclamaciones de la Kennecott, y la acción constituye una descarada intervención contra Chile.
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Esa intervención, ese golpe a los intereses de los trabajadores chilenos, debe entenderse como una parte de las maniobras yanquis en contra de la economía chilena. Esa escalada busca favorecer a los patrones nacionales y defender a toda costa los bienes yanquis en este país. La agresión imperialista Las maniobras yanquis no han terminado. Todo lo contrario, como Estados Unidos posee muchos instrumentos y gran poder, sólo es posible esperar que sus golpes sean día a día más atrevidos y duros. Chile depende de EE.UU., todavía, en el plano económico, en el plano técnico y en el plano militar. Resulta sencillo entonces a los yanquis boicotear créditos, impedir una renegociación favorable de la deuda externa, bloquear económicamente al país, impidiendo la venta de repuestos y máquinas necesarios para mantener la producción de determinados bienes en Chile. Ahora, los imperialistas pretenden impedir que Chile venda cobre en el exterior. Si lo consiguen, entonces el país carecerá de dinero para adquirir en otros países bienes y artículos que le son indispensables. Los golpes del imperialismo van contra el pueblo de Chile. Única respuesta De nada valen declaraciones de funcionarios, de parlamentarios de izquierda o de derecha. De nada valen las declaraciones si es que no hay, para sostenerlas, la fuerza y los actos de un pueblo movilizado. Al pueblo sólo lo defiende el pueblo, movilizado tras consignas y propuestas revolucionarias. Esto lo enseñó el Che, esto lo enseñó el pueblo de Cuba. Ante la agresión yanqui, es preciso que los revolucionarios agiten en el seno del pueblo la conciencia antiimperialista, que la conduzcan decidida y rápidamente a golpear al enemigo y eviten que “El Mercurio” y los patrones chilenos engañen a las masas, apareciendo como defensores de nuestros intereses económicos. Ante la agresión, el pueblo debe pasar a la ofensiva: Expropiar toda la propiedad yanqui en Chile, suspender los tratados y pactos culturales, militares o de cualquier tipo que nos aten a los EE.UU. Suspender el pago de la deuda a los yanquis de inmediato, defender con actos de masas, no la soberanía de los patrones, sino la soberanía revolucionaria. [...]
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4. Declaración Secretariado Nacional: Frente al paro patronal. 18 de octubre de 1972. El MIR a los obreros, campesinos, pobladores y estudiantes: 1. Las clases dominantes han pasado nuevamente a la ofensiva y han puesto en marcha la estrategia de la resistencia civil levantada individualmente por el PN, hoy apoyada por la DC, por toda la oposición y organizaciones empresariales y el propio imperialismo. [...] Tácticas de los patrones 2. La lucha directa de los patrones toma la forma de huelga del capital y de los intereses creados. Pretenden paralizar al país, quebrar la economía, cercar por hambre al pueblo, crear el caos y la anarquía. Para todo esto se proponen todo un plan de acción progresivo. a) Agresión imperialista de la Kennecott. b) Huelga de los empresarios del transporte terrestre y del comercio, de los grandes empresarios industriales, agrícolas y de la construcción. c) Intentos de paralizar la locomoción colectiva, las actividades portuarias, el transporte marítimo, la actividad financiera y bancaria y la atención médica, tratando de arrastrar a sectores de profesionales y empleados reaccionarios. d) Huelga de los estudiantes reaccionarios de FESES, FEUP, FEUC y algunas escuelas de la Universidad de Chile. Huelga campesina de los sectores controlados por la DC. e) Levantar al Parlamento como alternativa de poder al Ejecutivo y así intentar quebrar a las FF.AA. f) Acciones de sabotaje y terrorismo realizadas por elementos de Patria y Libertad y Rolando Matus, como corte de vías férreas y caminos, puertos, sabotaje en sectores estratégicos de la producción, transporte, comunicaciones, energías y combustible. Intento de acciones provocativas sobre las Fuerzas Armadas de Patria y Libertad y Rolando Matus, haciéndose pasar por miembros del MIR. [...] El paro es un paro capitalista, una huelga de los patrones y de sectores medios privilegiados, no es un paro de los trabajadores, del pueblo. [...]
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El pueblo exige tareas de poder 5. El enfrentamiento actual es entre el pueblo y los grandes capitalistas. Los trabajadores tienen que tomar en sus manos la solución del actual enfrentamiento político. El cual sólo puede resolverse conquistando mayor poder para la clase obrera, los trabajadores y el pueblo. Si los patrones se niegan a producir, transportar, distribuir y comercializar el pueblo debe y puede tomar en sus manos esas actividades. La clase obrera y el pueblo no necesitan a los grandes capitalistas para llevar adelante esta tarea. Si la falta de “democracia y libertad” para explotar y enriquecerse ahoga la iniciativa de los capitalistas y explotadores, la democracia obrera puede hacer producir las industrias y los fundos y poner en marcha el comercio y el transporte. [...] El pueblo y los revolucionarios no se oponen a que los militares, oficiales y soldados, ayuden a poner orden y a combatir al fascismo y a impulsar la puesta en marcha de las actividades paralizadas. Al contrario, en eso golpearemos juntos. Pero eso no puede ser limitante de la movilización y lucha de los trabajadores contra los patrones, única forma de resolver en definitiva la crisis. Qué son los Comités Coordinadores Comunales 7. Para lograr esto es necesario poner en actividad a las masas y desarrollar su iniciativa política, bajo la dirección de la clase obrera y los revolucionarios, impulsando la realización de asambleas permanentes en las fábricas, oficinas, liceos, escuelas, fundos y poblaciones, para discutir la situación política estableciendo la necesidad de que los trabajadores resuelvan los problemas planteados a partir de su propia iniciativa y fuerza. Es necesario impulsar en cada fábrica, lugar de trabajo, estudio o residencia, los Comités de Vigilancia y Autodefensa. Pero sobre todo lo que requiere el movimiento actual, es que en cada comuna se formen Comités Coordinadores de todas las organizaciones de la clase obrera y el pueblo, que permita unificar su actividad y lucha. El Comité Coordinador debe partir por la coordinación de los obreros de una comuna, incorporando a los pobladores, Juntas de Vecinos, JAP, Comités de Autodefensa y Vigilancia, Centro de Madres, organizaciones de los estudiantes, profesores y salud, etc. Cada Comité Coordinador en la comuna debe formar comisiones de: organización, transporte, abastecimiento, autodefensa y vigilancia, propaganda, salud, etc.
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—Asegurar que todas las industrias funcionen en la comuna; ocupar y hacer producir las industrias que paralicen faenas. —Asegurar el funcionamiento del comercio, hacer trabajo político hacia el comercio pequeño, dar protección junto al aparato de Gobierno a los comerciantes que están dispuestos a hacer funcionar el comercio. Organizar a los empleados del comercio para que con el apoyo de las masas y el Gobierno, requisen y abran las casas comerciales que están en el paro. —Asegurar el funcionamiento del transporte de carga y locomoción colectiva, hacer trabajo político hacia los transportistas, proteger a los dueños de camiones y microbuses que están trabajando; organizar a los choferes y empadronar los vehículos de la comuna y actuar con las masas exigiendo el apoyo del aparato estatal, para requisar todos los vehículos que están paralizados. —Asegurar el funcionamiento de hospitales y policlínicos. —Asegurar la actividad de los liceos. —Organizar la vigilancia contra la actividad de sabotaje y de los reaccionarios. —Preparar planes de defensa de la comuna ante la eventual agresión fascista. Pasar a la ofensiva 8. Llamamos a la clase obrera y al pueblo, a la izquierda en su conjunto, a responder de esta manera al paro capitalista apoyándose en sus propias fuerzas a derrotar los intentos de la reacción patronal. Frente a la resistencia civil de la reacción y el fascismo llamamos a la izquierda y al pueblo a abrir el cauce a la actividad de la clase obrera, a la movilización de las masas y del pueblo, a golpear juntos al fascismo. Es necesario golpear juntos no obstante nuestras diferencias y la necesidad de intensificar la lucha ideológica y la lucha por la conducción de las masas en el seno del pueblo. Contra la resistencia civil y fascismo llamamos a desarrollar el poder popular, impulsando la lucha de la clase obrera y las masas, unificando al pueblo desde abajo en los Consejos Comunales. Estos consejos son la herramienta que permitirá a la clase obrera y al pueblo acumular la fuerza necesaria que le permita derrotar definitivamente a la reacción patronal y fascista y al imperialismo.
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[...] Secretariado Nacional del Movimiento de Izquierda Revolucionaria 18 de octubre de 1972 5. Declaración del Secretariado Nacional: Frente al gabinete UP-Generales. El MIR a la clase obrera, a los pobres del campo y la ciudad, a todo el pueblo. [...] Se constituye el gabinete UP-Generales Nosotros en declaración pública llamamos a la clase obrera y al pueblo a rechazar la constitución de ese gabinete por varias razones: 1. Porque el vacío de poder que llenaron los generales lo debió haber llenado la fuerza de la clase obrera y del pueblo, su organización y movilización, nuevos órganos de un naciente poder popular. 2. Porque es enormemente peligroso para la clase obrera y el pueblo aceptar alianzas efectuadas en su nombre con algunos altos oficiales de las FF.AA., sin asegurarse garantías y sin condicionar tal alianza a un programa común revolucionario y del pueblo. 3. Pues esta alianza significa que el avance de la clase obrera y del pueblo, que antes era graduado, por encima de las limitaciones reformistas, de acuerdo a la correlación de fuerzas en el conjunto de la sociedad, de la que las FF.AA. son sólo una parte; ahora será limitado de manera importante por la correlación de fuerzas al interior de las FF.AA.; estructura vertical y cerrada, que se defiende de que el pueblo pueda influir en su interior. 4. Porque la clase obrera y el pueblo quieren aliarse y fundirse con todos los uniformados, oficiales y soldados, que estén dispuestos a luchar contra la explotación patronal e imperialista por un programa revolucionario y del pueblo y por abrir hoy más que nunca el camino a la construcción de un poder popular que culmine en un gobierno revolucionario de obreros y campesinos. 5. Porque por último una alianza de esta naturaleza nadie puede tomarla en nombre del pueblo, sin consultarle, ni menos aun predicar la confianza popular irrestricta en ella. El pueblo no sólo no discutió previa-
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mente esta alianza, sino que sus autores ni siquiera le informaron con anterioridad. [...] La política del pueblo y de los revolucionarios frente al Gobierno UP-Generales ¿“Es justo” devolver el arma incautada a los agresores? Eso constituye una transgresión tan flagrante de elementales normas de justicia como sería por ejemplo ante un caso de agresión con un arma, frustrada por la decisión y la resistencia de la víctima pretender devolver el arma al agresor en nombre del “retorno a la normalidad” y de la “propiedad jurídica” del arma. La clase obrera no puede, pues, renunciar a quedarse con los instrumentos de las agresiones patronales, las grandes empresas, ni a su deber de ponerlas al servicio de todo el pueblo, ya sea a través de su expropiación definitiva o de su control y fiscalización por los propios trabajadores. En esto no se puede intentar arbitrar; o se entrega definitivamente al pueblo lo conquistado o se favorece y fortalece la sedición patronal. O se está contra el pueblo o a su favor. Así lo expresaron ya otras organizaciones políticas de la izquierda y centenares de organizaciones de masa. Nosotros llamamos a todos los trabajadores, campesinos y estudiantes a rechazar estas medidas, a denunciar este retroceso, a movilizarse activamente en todos los terrenos para impedirlo. A defender las empresas conquistadas. Pues la clase obrera, el pueblo y los revolucionarios no luchan solamente por impedir el golpismo, por derrotar un paro patronal, sólo contra los monopolios y el imperialismo, o sólo por algunas transformaciones económicas; sino por una revolución socialista, que transformando las estructuras económicas vaya también construyendo un poder popular que culmine en un gobierno revolucionario de obreros y campesinos. [...] 4. Por último, cuando ya se aprecian síntomas de nuevos intentos de contraofensiva de los patrones, más que nunca el camino revolucionario de la clase obrera y del pueblo deberá empujarse hacia adelante. Si el nuevo Gobierno cuestiona la forma y ritmo del avance del pueblo e impide el camino a la contraofensiva popular hoy más que nunca los trabajadores deberán levantar el programa revolucionario de los obreros, de los campesinos, los pobladores y los estudiantes: El programa del pueblo.
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Si los reformistas intentan, con la constitución del Gobierno UPGenerales, cerrar el camino a la creación de un poder popular, hoy más que nunca la clase obrera y el pueblo deberán luchar por fortalecer y desarrollar los Comités Coordinadores, para convertirlos en embriones de poder, en los Consejos Comunales de Trabajadores, que culminarán en una Asamblea del Pueblo y en un gobierno revolucionario de obreros y campesinos. —Llamamos a la clase obrera y al pueblo a discutir ampliamente estos problemas en cada fábrica, fundo, población o liceo y a hacer suyos los siguientes objetivos de lucha: —¡Luchemos por derrotar la política del nuevo Gobierno UP-Generales encaminada a reglamentar y paralizar la lucha del pueblo y a hacer concesiones a los patrones! ¡Vigilancia obrera y popular sobre el nuevo Gobierno UP-Generales! ¡Vivan los Comités Coordinadores y los Consejos Comunales de Trabajadores! ¡Abramos el camino a la contraofensiva de la clase obrera y del pueblo! ¡Abramos el camino al Poder Popular! ¡Control obrero inmediato de las pequeñas y medianas empresas requisadas o tomadas durante el paro patronal! ¡Expropiación definitiva de las grandes empresas requisadas o tomadas durante el paro patronal! Secretariado Nacional movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Santiago, 8 de noviembre de 1972. [...] ***
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MANUEL CABIESES: LAS FF.AA. ¿ALIADO O CONVIDADO DE PIEDRA? (Punto Final N° 170, 7 de noviembre de 1972). (Tomo 5, pp. 3512-3516)
La formación de un gabinete en que participan las Fuerzas Armadas y la Central Única de Trabajadores cerró, en la noche del 2 de noviembre, la primera fase de la crisis que a partir del 11 de octubre desencadenaron, en conjunto, la burguesía y el imperialismo. El nuevo gabinete se constituyó la víspera del segundo aniversario del Gobierno de la Unidad Popular y en sí mismo constituye el hecho político más significativo de los últimos años. Momentos después de prestar juramento como Ministro del Interior el general Carlos Prats González, Comandante en Jefe del Ejército, clarificó el carácter de la incorporación de las FF.AA. al gabinete. Dijo que su participación, del almirante Ismael Huerta (Obras Públicas y Transportes) y del general de brigada aérea Claudio Sepúlveda Donoso (Minería), tiene como objetivo lograr la “paz social” y agrupar a “todos los chilenos” en un frente para resolver los graves problemas nacionales. Preguntado si la participación de las FF.AA. significaba un apoyo al programa de la Unidad Popular, el general Prats respondió evasivo que era una “colaboración patriótica” con el Gobierno del Presidente Allende. La meta de las FF.AA., añadió, es garantizar un clima adecuado para que las elecciones parlamentarias de marzo se realicen con normalidad. En cambio, los ministros que representan a la CUT, Luis Figueroa (Trabajo) y Rolando Calderón (Agricultura), expresaron los puntos de vista de sus respectivos partidos, el Comunista y Socialista. Los partidos básicos de la UP piensan que el nuevo gabinete debe profundizar el programa de gobierno, apretar las tuercas a la burguesía y —explícitamente dicho por el PS— conservar en el área social de la economía las principales empresas que fueron requisadas durante la huelga patronal. Las FF.AA. y la construcción del socialismo [...] Las FF.AA. han entrado a colaborar —y el Comandante en Jefe del Ejército a desempeñar el principal cargo político del gabinete— en un gobierno popular y antimperialista. [...]
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Las FF.AA. son parte inseparable de la contienda social y política; ellas mismas lo están reconociendo al ingresar al Gobierno en un momento extremadamente difícil. La presencia militar no puede entenderse sólo como un factor regulador de la conducta de las clases sociales, pero ajeno a la lucha que ellas libran. El “Pliego del Pueblo” En los mismos instantes en que los tres ministros militares y los dos dirigentes de la CUT juraban sus cargos, en el local del Sindicato de Cristalerías Chile se entregaba a discusión de las bases el “Pliego del Pueblo”, una réplica revolucionaria al mal llamado “Pliego de Chile” que el 22 de octubre dieron a conocer los organismos empresariales. Uno de los planteamientos más importantes del “Pliego del Pueblo” es que permanezcan definitivamente en el área social de la economías las empresas requisadas o intervenidas durante la huelga patronal. Esta cuestión fue adelantada por los dirigentes sindicales del PS en una declaración que exige “pasar todas estas empresas y consorcios al área de propiedad social, definitiva e irreversiblemente” (Semanario “Posición”, N° 29, 31/10/ 72). [...] La “paz social” La “paz social” es una utopía en una sociedad dividida en clases. Sólo un hipócrita como Frei —por ejemplo— puede decir que “no era así nuestro país antes... no había odio en Chile”. El responsable de tres masacres que arrojaron casi 40 víctimas, es el mismo que el 22 de octubre pasado propuso por televisión lo que llamó “las bases para volver a un estado de paz social en el país”. En breve, las bases propuestas por Frei consisten en que las FF.AA. apliquen con “rigor y eficiencia” la nueva ley sobre control de armas de que es autor el senador Juan de Dios Carmona, ex Ministro de Defensa; que se tenga “la conciencia de que en Chile va a haber elecciones verdaderamente libres”; que se amplíe de 2 a 4 días “el plazo de entrega del control público de las FF.AA. durante las elecciones”; y otra serie de medidas que pongan término a la “incertidumbre en el proceso de estatización”. Finalmente, Frei planteó darles “valor de un plebiscito” a las elecciones de marzo de 1973. [...]
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La lucha de clases [...] El presidente y el secretario general de la CUT que ingresaron al gabinete junto con las FF.AA. saben que no es posible pedirle al proletariado que renuncie a la lucha de clases. Es difícil creer que Figueroa y Calderón están en el gabinete para garantizar la “paz social que buscan implantar el general Prats, el almirante Huerta y el general Sepúlveda. Aún en el supuesto negado que los dirigentes de la CUT quisieran contribuir a la “paz social”, ellos saben por directa experiencia —el uno como obrero y el otro como campesino— que quien hable de “una política que no sea de clase” o “de un socialismo que no sea de clase”, “merece simplemente que se le meta en una jaula y se le exhiba junto a un canguro australiano” (Lenin). [...] La clase trabajadora, en especial los obreros, percibió esto con enorme claridad y adoptó medidas de movilización, como los comités coordinadores comunales, que marcan el surgimiento de un poder popular alternativo. Sería un suicidio para los intereses de la clase trabajadora que, en nombre de la inexistente “paz social”, se intentara ahogar en su cuna esa iniciativa de las masas. Lo mismo sucede con el “Pliego del Pueblo” cuya elaboración final, recogiendo el sentir de las masas, puede ser un eficaz programa movilizador, tanto como lo es en el otro extremo el pliego de la burguesía. El rol de las FF.AA. Las FF.AA., al margen de sus deseos de mantener una neutralidad que no corresponde a las características del proceso chileno, se verán obligadas a escoger. Su participación en el Gobierno de la UP da a oficiales y soldados la oportunidad de sumarse a la histórica misión de los trabajadores. Las FF.AA. juegan de manera permanente un papel político. En este momento han pasado a tomar un rol activo que revela otra utopía: el carácter “no deliberante” que les atribuye la Constitución. Las FF.AA. tienen un papel verdaderamente patriótico y democrático que jugar junto al pueblo, apoyando a los trabajadores en su lucha contra la explotación de la burguesía y respaldando el desafío que significa para Chile liberarse del imperialismo. En la construcción de un nuevo Estado, de una nueva sociedad, las FF.AA. pueden en verdad jugar un gran papel, protegiendo a los trabajadores y la seguridad del país. Si así ocurriera —y es lo que la clase trabajado-
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ra espera al ver a las FF.AA. formando parte de este Gobierno—, se darĂa la posibilidad de superar una sociedad gastada e injusta como la actual, manteniendo a raya a los enemigos del pueblo [...].
DOCUMENTO
EL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIO (MIR) VISTO POR EL MIR (TERCERA PARTE) Cristián Pérez
En esta tercera parte de la selección de documentos relativos al MIR, preparada por Cristián Pérez, se recogen los textos del período final de la Unidad Popular (1973). Estos documentos, así como los de la primera y segunda parte, fueron extraídos de la compilación (en seis volúmenes) de Víctor Farías, La Izquierda chilena (1969-1973): Documentos para el Estudio de su Línea Estratégica (Santiago: Centro de Estudios Públicos, 2000). La primera y segunda parte ya fueron publicadas en Estudios Públicos N° 83 (invierno, 2001) y 84 (primavera, 2001) respectivamente. La tercera parte, que presentamos en este número, abarca el año 1973, hasta el final del gobierno de Allende. A través de estos escritos, el lector puede apreciar la visión crítica que el MIR tenía respecto a las políticas implementadas por la administración. Por otro lado, importante resulta leer la explicación que el MIR da, para justificar su apoyo a los candidatos del Partido Socialista, en los comicios de marzo de 1973. En el documento se aprecia con nitidez las coincidencias tácticas de ambas colectividades. Hacia el final de la etapa (agosto de 1973), puede verse que el MIR no confía en el gobierno. Categóricamente, afirma que Allende “ha capitulado” y que, de ahí en adelante, las masas sólo podrán confiar
CRISTIÁN PÉREZ. Candidato a magister en historia, Universidad de Santiago de Chile. Estudios Públicos, 85 (verano 2002).
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en sus propias fuerzas. Esta posición explicaría por qué el MIR, el 11 de septiembre, no desplegó significativos esfuerzos en la defensa del gobierno. Sin embargo, en el último documento que hemos seleccionado (septiembre de 1973), el MIR llama al pueblo a prepararse para luchar en “todos los terrenos” contra el golpismo y la burguesía. Además, en esta tercera parte, el lector encontrará una breve síntesis histórica del MIR, elaborada por ellos mismos (véase “Contribuciones para una historia del MIR”, en documento “Anexos a los Documentos 2-A...”, pp. 334-343), reveladora de la naturaleza y objetivos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria.
ÍNDICE Tercera Parte MIR: Comandos de Juntas de Abastecimientos y Precios. (16 de enero de 1973.) (Tomo 5, pp. 3791-3793.) 312 Miguel Enríquez (MIR): Discurso en apoyo de los candidatos del Partido Socialista y la Izquierda Cristiana. (24 de enero de 1973.) (Tomo 6, pp. 4165-4170.) 314 MIR (Secretariado Nacional): Carta al Partido Socialista apoyando a sus candidatos (Punto Final N° 176 del 30 de enero de 1973). (Tomo 6, pp. 320 4151-4159.) MIR: Anexos a los Documentos 2-A correspondientes a 1973. (Sin fecha.) (Tomo 5, pp. 3829-3924.) 330 Luis Vargas (MIR): La formación del Área Social: del Programa de la UP a la lucha de clases en Marxismo y Revolución N° 1. (Abril de 1973.) (Tomo 6, pp. 4473-4492.) 345 MIR: Resoluciones del Comité Central sobre la situación política nacional. Documento confidencial interno. (Mayo de 1973.) (Tomo 6, pp. 4672359 4677.) MIR (Secretariado Nacional): Manifiesto Público. (10 de junio de 1973.) 364 (Tomo 6, pp. 4696-4699.) Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR/MIR), Movimiento Campesino Revolucionario y Movimiento de Pobladores Revolucionarios: Respuesta a los señores Canales y Tulio Marambio, y a los círculos de generales, almirantes y coroneles (r) de las FF.AA. y Carabineros. (Junio de 1973.) (Tomo 6, pp. 4700-4702.) 368 Miguel Enríquez (Secretario General del MIR): “Abrir la contraofensiva revolucionaria y popular”. (Discurso en el Teatro Caupolicán el 14 de junio de 371 1973.) (Tomo 6, pp. 4703-4711.)
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MIR (Secretariado Nacional): Declaración. (29 de junio de 1973.) (Tomo 6, pp. 4777-4780.) 379 Miguel Enríquez: Entrevista en Punto Final. (Punto Final, N° 189 del 31 de julio de 1973.) (Tomo 6, pp. 4828-4833.) 383 Edgardo Enríquez (Comisión Política del MIR): Nadie tiene derecho a decidir por el pueblo y su destino. (Discurso radial del 4 de agosto de 1973.) (Tomo 6, pp. 4885-4897.) 386 MIR: Todo el que dispara contra el pueblo es y será un asesino y será marcado por el pueblo. (El Rebelde N° 94, 7 al 13 de agosto de 1973.) (Tomo 6, 394 pp. 4924-4926.) MIR: A pesar de la capitulación, el pueblo seguirá luchando. (El Rebelde N° 94, 7 al 13 de agosto de 1973.) (Tomo 6, pp. 4929-4932.) 396 MIR (Secretariado Nacional): Contra las persecuciones en la Armada. (12 de 398 agosto de 1973.) (Tomo 6, pp. 4971-4973.) MIR: (Secretariado Nacional): Declaración sobre el nuevo gabinete y la situación política. (13 de agosto de 1973.) (Tomo 6, pp. 4963-4968.) 401 MIR: No acallarán a los revolucionarios. Querellas y detenciones contra el MIR para proteger a oficiales golpistas. (El Rebelde N° 95, 14-20 de agosto de 1973.) (Tomo 6, pp. 4974-4975.) 405 MIR: El Gobierno ha capitulado. Las masas sólo podrán confiar en sus propias fuerzas. (Editorial, El Rebelde N° 95, 14 de agosto de 1973.) (Tomo 6, pp. 4976-4979.) 407 MIR: Prepararse para luchar en todos los terrenos. (El Rebelde N° 97, 27 de agosto al 3 de septiembre de 1973.) (Tomo 6, pp. 5009-5012.) 411
Segunda Parte (en Estudios Públicos N° 84, primavera de 2001) MIR (Secretariado Nacional): El MIR responde los ataques del Partido Comu411 nista. (29 de enero de 1972.) (Tomo 3, pp. 1879-1884.) MIR (Secretariado Nacional): La política del MIR en el campo. (6 de febrero 416 de 1972.) (Tomo 3, pp. 1897-1913.) Miguel Enríquez (MIR): Conferencia de prensa sobre los acontecimientos de Concepción y la política general (22 de mayo de 1972). (Punto Final 425 N° 142 de mayo de 1972.) (Tomo 3, pp. 2373-2389.) Manuel Cabieses (MIR): Las tareas de los revolucionarios en la etapa actual. (Punto Final N° 160, 20 de junio de 1972.) (Tomo 4, pp. 2515-2526.) 434 MIR (Comisión Política): El reformismo y el MIR. (11 de julio de 1972.) 444 (Tomo 4, pp. 2643-2649.)
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MIR: Informe de la Comisión Política al Comité Central. (10 de agosto de 1972.) (Tomo 4, pp. 2869-2872.) 451 MIR: Texto de introducción a la colección de Documentos Internos 1972. (Agosto de 1972.) (Tomo 4, pp. 2873-2875.) 455 MIR: Mensaje de los pobladores de Lo Hermida a los pobres de todo Chile. (8 de agosto de 1972.) (Tomo 4, pp. 2944-2952.) 457 Petitorio de los pobladores de Lo Hermida . (9 de agosto de 1972.) (Tomo 4, pp. 2967-2968.) 465 MIR: Declaración sobre la política de alzas de precios del gabinete MillasMatus. (27 de agosto de 1972.) (Tomo 4, pp. 2936-2939.) 467 MIR: Informe de la Comisión Política al Comité Central Restringido sobre “la crisis de agosto”. (Documento Interno del 8 de septiembre de 1972.) 471 (Tomo 4, pp. 3015-3061.) MIR (Secretariado Nacional): El MIR frente a la situación política. (19 de 495 octubre de 1972.) (Tomo 5, pp. 3263-3264.) MIR: Informe de la Comisión Política al Comité Central Restringido sobre la crisis de octubre y nuestra política electoral. (Documento Confidencial 497 interno del 3 de noviembre de 1972.) (Tomo 5, pp. 3447-3493.) MIR: Anexos al Informe de la Comisión Política al Comité Central Restringido sobre “La crisis de octubre”. (3 de noviembre de 1972.) (Tomo 5, 512 pp. 3494-3510.) Manuel Cabieses: Las FF.AA. ¿aliado o convidado de piedra? (Punto Final N° 170, 7 de noviembre de 1972.) (Tomo 5, pp. 3512-3516.) 520
Primera Parte (en Estudios Públicos N° 83, otoño de 2001) Trabajador Manual: Trabajo de masas y lucha armada. (Punto Final N° 99, 3 de marzo de 1970.) (Tomo 1, pp. 240-241.) 343 MIR (Secretariado Nacional): El MIR y las elecciones presidenciales. (Punto Final 104, 12 de mayo de 1970.) (Tomo 1, pp. 274-287.) 346 Augusto Carmona (MIR). Elección de Allende: cambio en el esquema. (Circa, septiembre de 1970.) (Tomo 1, pp. 403-406.) 355 El MIR frente a la situación política: A los obreros, campesinos, pobladores, estudiantes y soldados. (Circa, septiembre u octubre de 1970.) (Tomo 1, 358 pp. 407-409.) MIR: Documento interno sobre resultado electoral. (Septiembre 1970.) (Tomo 1, pp. 410-424.) 361
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MIR (Secretariado Nacional): Declaración sobre la muerte de A. Ríos. (Diciembre de 1970.) (Tomo 1, p. 541.) 368 Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR/MIR): Cuenta orgánica del Secretariado Nacional a la Conferencia Nacional del 29 al 30 de enero de 1971. (Documento Confidencial Interno.) (Tomo 1, pp. 672-676.) 369 Nelson Gutiérrez (Secretario Nacional del MIR): Debate con Salvador Allende en la Universidad de Concepción. (Punto Final N° 132 del 8 de junio de 1971.) (Tomo 2, pp. 877-883.) 373 Salvador Allende: Respuesta a Nelson Gutiérrez en el debate sostenido en la Universidad de Concepción. (Punto Final N° 132, 8 de junio de 1971.) 380 (Tomo 2, pp. 884-887.) Miguel Enríquez: “Hay que crear una nueva legalidad”. Discurso del 26 de julio de 1971 en homenaje a la Revolución Cubana. (Punto Final N° 136, 3 de agosto de 1971.) (Tomo 2, pp. 998-1006.) 384 MIR: Boletín de la Comisión de Organización. Documentos Internos de septiembre de 1971. (Tomo 2, pp. 1056-1080.) 390 Miguel Enríquez: “A conquistar el poder revolucionario de obreros y campesinos”. Discurso en homenaje a Moisés Huentelaf. (1° de noviembre de 400 1971.) (Tomo 2, pp. 1217-1226.) Nelson Gutiérrez: Discurso de recepción a Fidel Castro en la Universidad de Concepción. (18 de noviembre de 1971.) (Tomo 3, pp. 1303-1307.) 407 Frente de Trabajadores Revolucionarios, FTR/MIR: Declaración de Principios. (Diciembre de 1971.) (Tomo 3, pp. 1506-1509.) 411 Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR-MIR). Programa del FTR. Documento confidencial de discusión interna. (Diciembre de 1971.) (Tomo 413 3, pp. 1510- 1521.) MIR: ¿Qué es el fascismo? (El Rebelde N° 10, 22 de diciembre de 1971.) 423 (Tomo 3, pp. 1741-1743.)
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SELECCIÓN DE DOCUMENTOS*
MIR: COMANDOS DE JUNTAS DE ABASTECIMIENTO Y PRECIOS (16 de enero de 1973) (Tomo 5, pp. 3791-3793)
“El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), a los obreros, campesinos, estudiantes y soldados: 1. Detrás de la situación actual, que se caracteriza por una agudización creciente de los enfrentamientos entre la clase dominante y el movimiento de masas, está en desarrollo un intenso proceso de acumulación de fuerzas, que llevan a cabo tanto la clase dominante nacional y extranjera como el conjunto de los explotados y oprimidos de nuestra sociedad, como forma de preparación para futuras y trascendentales definiciones. La proximidad del enfrentamiento electoral de marzo refuerza de manera creciente esta tendencia, pues el resultado de dicha confrontación marcará decisivamente la forma y el carácter que asuma la lucha subsiguiente y abierta por el poder. [...] 5. Combatir al reformismo para derrotar a los patrones [...] Esta tarea supone, como cuestión imprescindible, la denuncia y el combate a las vacilaciones y concesiones reformistas en los términos más claros y enérgicos. En este sentido, la defensa de las empresas agrícolas e industriales amenazadas de ser devueltas a los patrones por el reformismo por la solidaridad militante con los obreros que las conquistaron para todo el pueblo, debe ser entendida como el ejemplo de las luchas de este momento: lucha de la clase obrera y los revolucionarios por derrotar el poder patronal en las fábricas y fundos y lucha de la clase obrera y todos los revolucionarios por impedir las concesiones de los reformistas. Lo fundamental dentro del combate que debe dar la clase obrera por fortalecer y lograr hacer prevalecer su propio poder político y el de sus aliados es la creación, el desarrollo y fortalecimiento, en todo el país, de los * Las notas explicativas entre corchetes a pie de página son de Cristián Pérez; las que no van entre corchetes son de la compilación de Víctor Farías. (N. del E.)
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Comandos Comunales de trabajadores, como organismos de poder, alternativo al aparato del Estado burgués y autónomo del Gobierno. [...] 6. La consigna de conquistar un “gobierno de trabajadores” en marzo, tiene ese específico sentido y se concretiza en la constitución de un gobierno que sea una eficaz y decidida herramienta de apoyo de las luchas de las masas en contra de los patrones y por la conquista del poder. Esto será posible sólo si dicho gobierno hace de los Comandos Comunales de Trabajadores su columna de apoyo fundamental y del programa que éstos se den, su propio programa. Secretariado Nacional Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) ***
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MIGUEL ENRÍQUEZ (MIR): DISCURSO EN APOYO DE LOS CANDIDATOS DEL PARTIDO SOCIALISTA Y LA IZQUIERDA CRISTIANA (24 de enero de 1973) (Tomo 6, pp. 4165-4170)
Dedicamos este acto a Vietnam “El pueblo de Vietnam logró una gran victoria sobre el imperialismo yanqui, al obligar a éste a firmar el cese del fuego”. “Ha sido una victoria político-militar del pueblo vietnamita sobre los yanquis”. “El pueblo de Vietnam ha probado que es posible derrotar al enemigo principal de los pueblos del mundo: a la Roma Imperial de nuestros días, al imperialismo norteamericano. La actual victoria del Vietnam constituye un triunfo de la Revolución Mundial y de los pueblos oprimidos que luchan por su liberación”. “Dedicamos, en consecuencia, este acto a esta nueva victoria conquistada por el pueblo de Vietnam, avanzada de la Revolución Mundial”. Un azote golpea al pueblo “Hoy día un azote golpea al pueblo: la inflación y el desabastecimiento. Ya decíamos que la vida se hace más difícil y dura para la clase obrera y los pobres del campo y la ciudad. Sin auto para recorrer el comercio, sin refrigeradores ni dinero para comprar gran cantidad de alimentos de una vez, sin tiempo libre para esperar en las colas, las dificultades para aprovisionarse de alimentos y otros productos esenciales se tornan dramáticas para la clase obrera y las capas más pobres del pueblo”. Los patrones son los culpables del desabastecimiento “Engañan al pueblo los especuladores del hambre. Jarpa y Frei cuando no dicen que los sectores reformistas del Gobierno le permiten a su clase, los patrones, conservar en sus manos grandes fábricas y establecimientos industriales; cuando no explican que los patrones no han invertido para ampliar la capacidad productiva de sus fábricas ni siquiera una parte de las utilidades que obtienen de ellas; cuando no dicen que los patrones volcaron estas unidades al mercado disputándole allí el consumo a la clase obrera y a las capas más pobres del pueblo; engañan al pueblo cuando no le
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dicen que hoy los patrones se enriquecen acaparando y especulando con las riquezas que el reformismo les permitió en sus manos. ¡No será posible terminar con el desabastecimiento y la especulación si los reformistas imponen su política de amparar a un sector de los grandes patrones de la industria!”. El socialismo no ha fracasado en Chile porque no existe socialismo “Esta no es la crisis del socialismo. Esta es la crisis del sistema capitalista que aún impera en Chile. Lo que han intentado los sectores reformistas del Gobierno no ha sido una revolución obrera y campesina o la instauración del socialismo”. “Lo que han ensayado en Chile ha sido un débil y pacato intento reformista. Se ha enfrentado la crisis del capitalismo respetando las normas del Estado burgués y con medidas que siempre han amparado a un sector de los grandes patrones”. Frei quiere engañar al pueblo otra vez “Señor Frei: Guárdese sus pretensiones de pontificar y de aparecer como el curandero de la “Reconstrucción Nacional”. El pueblo chileno no es un pueblo de tontos ni tiene tan mala memoria. Si hoy fracasa el reformismo de izquierda, ayer usted como reformista burgués, quiso encalar también la crisis del capitalismo. Encaramado en las aspiraciones y esperanzas del pueblo, tuvo ya su oportunidad. Y fracasó. “De lo único que fue capaz de ceder y a bajo precio el patrimonio y la soberanía nacional al imperialismo; de enriquecerse usted, sus parientes y sus amigos. Bajo su Gobierno fueron masacrados decenas de trabajadores. Señor Frei, no logrará engañar al pueblo otra vez”. Los reformistas son responsables del desabastecimiento al amparar a los patrones “Los reformistas evaden los problemas de fondo y así provocan su agravamiento. Pretenden imponer la paz social sobre la base del respeto al orden burgués y las garantías a un sector patronal, en la esperanza de que éstos se “comporten mejor” y “cooperen al desarrollo nacional”. “Así los reformistas les dieron garantías de precios a los patrones y generaron la inflación”.
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“Devolvieron las empresas tomadas durante el paro de octubre, fortaleciendo así a los patrones”. “Hoy vemos las consecuencias. A través de una declaración reciente el Gobierno anuncia que se dispone a devolver centenares de empresas intervenidas o requisadas y a invitar a los patrones a participar en la dirección de las empresas que no sean devueltas”. “Sabemos que los reformistas no son enemigos de la clase obrera, ni miembros de fracciones burguesas ni agentes de la contrarrevolución, pero su política conciliadora hace un enorme daño a la clase obrera y al pueblo”. La crisis de Chile tiene solución “La crisis por la que atraviesa Chile sin duda tiene solución. Pero sólo será resuelta fuera y contra el sistema capitalista. El camino del pueblo no será la reconstrucción nacional freísta o jarpista ni tampoco los retrocesos reformistas. La clase obrera y el pueblo están ya encontrando su propio camino. Y es el que reclaman los Comandos Comunales, los Consejos Comunales Campesinos. No respetando a un poderoso sector de los patrones sino, al contrario, arrebatándoles los instrumentos con los que siembran el hambre, la escasez, el acaparamiento y la especulación. Arrebatándoles las grandes fábricas, arrebatándoles la tierra, las maquinarias y el capital a la gran burguesía agraria, haciendo propiedad de todo el pueblo las empresas constructoras, las grandes distribuidoras y el gran comercio, terminando así con el gran especulador; comprando alimentos con los dólares que hoy pagamos a los yanquis por la deuda externa, quitándoles a los patrones el poder y la riqueza que hoy emplean contra el pueblo, imponiendo el control obrero en la pequeña y mediana empresa, para obligar a estos capitalistas a invertir las ganancias que obtiene de sus fábricas y para vigilar que su producción vaya a los canales normales de distribución. Un programa revolucionario, el Programa del Pueblo, el Manifiesto del Pueblo, que levantaron los Comandos Comunales a lo largo del país debe ser reafirmado en toda su vigencia y actualidad. Un programa que golpee al conjunto de los patrones y que incorpore a la lucha al conjunto del pueblo”. “Por eso decimos que la única solución es: el Programa de la Revolución Obrera y Campesina”. El gabinete UP-Generales defiende la ley de los patrones “¿Qué se propone ese gabinete? La reafirmación del orden burgués. El respeto a la legalidad de los patrones. El “Estado de Derecho”, que es
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precisamente la muralla que limita el avance de los trabajadores y el instrumento fundamental del sistema de dominación capitalista y patronal. La paz social. Que no es otra cosa que la paz y tranquilidad de los patrones para explotar, no invertir, para sabotear la producción, para acaparar, para especular, para dominar y someter a los trabajadores. Es la paz que exige el amo al esclavo”. “El retroceso: La devolución de las empresas electrónicas, constructoras, grandes almacenes, diarios de Talca y Concepción, que el pueblo había arrebatado a los patrones. Los irritantes privilegios y garantías al más poderoso monopolio: la Papelera; las seguridades al gran comercio; la reapertura de la Radio Agricultura de Los Ángeles”. “Más aún, como ya dijimos —en una reciente declaración pública— el gabinete UP-Generales se propone devolver centenares de empresas a los patrones. En declaraciones y actos del Gobierno de los últimos días, el gabinete UP-Generales ha avanzado más aún al limitar la movilización y participación activa de las masas en el control popular del abastecimiento, reemplazándolo por el control burocrático de las Fuerzas Armadas”. “Hoy queremos llamar a terminar con la discriminación más odiosa, arcaica y retrógrada que hoy se da en Chile y en las Fuerzas Armadas. Hoy, en 1973, cuando caminamos hacia un enfrentamiento electoral decisivo, cuando votan las mujeres, los jóvenes desde los dieciocho años y los analfabetos, decenas de miles de soldados, clases y suboficiales, es decir, obreros y campesinos con uniforme, no pueden votar, no pueden opinar ni influir en los destinos de Chile. Sin embargo, como también lo reconoce el propio programa de la UP, ellos están sometidos a una odiosa discriminación. Los patrones los han colocado como ciudadanos de segunda clase. Ellos no pueden votar”. “Nosotros llamamos a todo el pueblo a luchar por el derecho a voto de los soldados y suboficiales. A terminar con la discriminación. A luchar por la dignidad de esta parte del pueblo que viste de uniforme. Los Jarpa, los Frei, los yanquis y los patrones, los quieren convertir en simples perros guardianes de sus riquezas, sin voz, sin pensamiento. El pueblo, la clase obrera y los revolucionarios los vemos dignos y pensantes”. “Estas elecciones serán particularmente importantes. Su resultado, es decir, la fuerza que el pueblo exprese en las urnas, dará mayor o menor legitimidad a los combates futuros del pueblo. Estas elecciones tendrán, además, un carácter movilizador y organizador del pueblo. Todas las fuerzas políticas buscan en estas elecciones afirmar y fortalecer un camino. Los Jarpa buscan votos para legitimar la guerra y la represión al pueblo. Los Frei pretenden “rectificar” al Gobierno, amarrarlo, hacerlo retroceder, para
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luego derrocarlo. Los reformistas, convencidos aún que por las elecciones se puede conquistar el poder, llaman a conquistar “un Parlamento para el pueblo” y así afirman que se fortalece al Gobierno y que se asegura el avance del pueblo. Este es el cretinismo parlamentario de los reformistas”. “No es sólo en la mayoría parlamentaria donde se obtendrá la fortaleza del pueblo y se asegurará el avance de los trabajadores. Una eventual mayoría parlamentaria no sería útil si no se apoya en la fuerza y organización del pueblo mismo para imponer su voluntad”. “Luchemos, entonces, por ser mayoría en el pueblo, para disolver el Parlamento y levantar la Asamblea del Pueblo”. El MIR y las elecciones de marzo “¿Por qué entonces participamos en estas elecciones? Participamos en ellas para ganar a través suyo toda la fuerza que podamos en esta forma de actividad del pueblo. Vamos a intentar unir la lucha y actividad del pueblo en los fundos, fábricas y poblaciones, con las luchas electorales, por medio de un programa revolucionario. Participaremos en estas elecciones buscando ganar la fuerza para hacer entrar en crisis el Parlamento y el orden burgués”. “Apoyaremos electoralmente al Partido Socialista y a la Izquierda Cristiana en las elecciones de marzo. Apoyaremos a estas dos organizaciones detrás de acuerdos políticos que sin ser idénticos a nuestros planteamientos, coinciden en aspectos importantes y abran el camino a políticas revolucionarias”. “Las bravuconadas de las pandillas fascistas no asustan a los trabajadores. La clase obrera y el pueblo ya en octubre los han notificado que no triunfarán impunemente. Sólo tienen dos caminos: o no logran ir más allá de lo que hicieron en octubre; o tendrán que tomar la decisión de asumir la responsabilidad de desencadenar la guerra civil en el país”. “Pero esta vez ni los reformistas ni las “zonas en Estado de Emergencia” les protegerán de la indignación de los trabajadores”. Tareas inmediatas para el pueblo y los revolucionarios “Sólo la fuerza del pueblo, su conciencia, organización y decisión pueden derrotar a los intentos reaccionarios de someterlo otra vez a la dominación política y represiva de la burguesía. Levantar y practicar un programa revolucionario, movilizar a las masas para golpear a los yanquis y a toda la burguesía industrial, agraria y comercial.
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— Impulsar y no temer a la acción directa de las masas. — Desarrollar un poder revolucionario, popular y alternativo frente al Estado burgués. — Fortalecer y democratizar los Comandos Comunales de Trabajadores. — A luchar por el control popular del abastecimiento. — A combatir el mercado negro y la especulación. — A fortalecer las JAP. — A luchar por la distribución igualitaria y equitativa de los alimentos para el pueblo. — A luchar con todo el pueblo por la dignidad de los suboficiales y soldados y por el derecho a voto para ellos. — Unir al pueblo y los revolucionarios de dentro y fuera de la Unidad Popular. — Desarrollar al máximo la actividad electoral con una política revolucionaria. — A defender las empresas en poder de los trabajadores. — A resistir los retrocesos, devoluciones y desalojos de empresas”. La revolución recién comienza “Compañeros trabajadores: Digámosle a los patrones, a los imperialistas, a los Jarpa y a los Frei, a los reformistas y a los vacilantes, que no estamos asistiendo al fracaso del socialismo. Que estamos sufriendo el fracaso del reformismo de la crisis del capitalismo y del fracaso del reformismo surgirá la revolución obrera y campesina”. “Compañeros: Proclamemos desde aquí, a todo Chile, América Latina y el mundo que: No estamos asistiendo al crepúsculo de una revolución. El largo y difícil camino de la revolución obrera y campesina recién comienza. Reagrupémonos para los combates decisivos que se avecinan”. ***
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MIR (SECRETARIADO NACIONAL): Carta al Partido Socialista apoyando a sus candidatos (Punto Final N° 176 del 30 de enero de 1973) (Tomo 5, pp. 4151-4159)
Compañeros de la Comisión Política del Partido Socialista: 1. Introducción Como es de conocimiento público, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria no ha inscrito candidatos para las elecciones generales de parlamentarios de marzo próximo. La decisión de no llevar candidatos propios en dicha elección no significa que el MIR vaya a marginarse del proceso electoral. Por el contrario, públicamente hemos manifestado que, aún sin llevar nuestros propios candidatos, participaríamos de lleno en las próximas elecciones desarrollando el máximo esfuerzo político, ideológico y orgánico, en todos los niveles en que se dé el enfrentamiento electoral. De acuerdo con esto, es nuestro propósito establecer acuerdos bilaterales de carácter nacional con algunas organizaciones de la izquierda, como forma de efectivizar nuestra participación. Le asignamos el carácter de eje central de nuestra actividad al acuerdo que proponemos se alcance entre el MIR y el Partido Socialista. Estos acuerdos no deben surgir alrededor de candidatos o nombres, sino a partir de posiciones políticas, pues pensamos que por sobre las diferencias y discrepancias existentes, han surgido en el último tiempo posiciones coincidentes que configuran una base suficiente para la acción común en una serie de campos y también en el particular de la lucha electoral de marzo. 2. El MIR y las formas electorales de lucha Las elecciones, el sufragio universal, fueron levantadas por la clase dominante como un mecanismo de consolidación de la dictadura de la burguesía en la forma de la democracia representativa. Se levantaron como instancias a través de las cuales las clases dominantes libran su lucha política, convocando al pueblo a elegir los gobernantes de turno, entre los representantes políticos de las distintas fracciones de las clases poseedoras. Esto, independientemente de que un movimiento popular pueda, eventualmente, derrotar en el enfrentamiento electoral a las fuerzas burguesas.
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En particular, el Parlamento, constituye un componente del aparato del Estado capitalista y es uno de los instrumentos a través de los cuales se realiza la dominación de la burguesía sobre las clases subalternas. Por todo ello, y por otras razones de sobra conocidas, un triunfo electoral o una mayoría parlamentaria, jamás, por sí mismos, permitirán la conquista del poder y la destrucción del sistema de dominación burgués. Quien pretenda, por la vía de una sumatoria de triunfos electorales, ir conquistando “porciones” de poder al interior del aparato del Estado, y viva así la ilusión de estar conquistando el “poder” de “a poco” en el marco de la institucionalidad burguesa, para ir realizando progresivas “reformas” del aparato del Estado y de la economía, no sólo no estará “construyendo el socialismo”, sino que estará formulando hoy, torpemente, lo que en el pasado otros “marxistas”, los brillantes reformistas Bernstein, Kautsky y Plejánov ya formularon; y en la práctica, estará desarrollando lo que Marx y Engels calificaron de “cretinismo parlamentario”. Pero por otra parte, como enseña la teoría y la práctica mundial de la lucha revolucionaria, si bien la lucha electoral, por sí misma no “entrega el poder”, los revolucionarios no pueden, por su parte, abstenerse de participar en ella “por principio”, pues es una de las formas a través de las cuales se desarrolla la lucha política del proletariado. Las formas electorales de lucha pueden y deben ser utilizadas, entonces, por los revolucionarios como instrumentos tácticos que, puestos al servicio de una política revolucionaria, desarrollen y fortalezcan la lucha de la clase obrera y el pueblo por la conquista del poder político. En este sentido, los revolucionarios no pueden concebir la lucha electoral y parlamentaria como un fin en sí misma, sino como una tribuna para la agitación revolucionaria; como otro instrumento para despertar el interés de las masas por la lucha política; para movilizarlas y organizarlas. Por otra parte, los revolucionarios no pueden dejarse arrastrar por la dinámica de la lucha electoral y parlamentaria y caer en el “acomodo” y “pactismo” con el sistema, substituyendo la lucha y acción de las masas por la pura acción parlamentaria. La lucha parlamentaria debe ser entendida como un punto de apoyo secundario a la acción revolucionaria, pues el método fundamental de lucha del proletariado contra la burguesía, es decir, contra el poder del Estado, es, ante todo, el de la lucha directa de las masas, bajo sus distintas formas. La evaluación y la forma concreta de participación que los revolucionarios asuman frente a cada enfrentamiento electoral es ya una cuestión
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táctica, y como tal debe ser enfrentada cada elección particular (país, período, coyuntura, alianza, carácter de ellas, etc.). 3. Las elecciones parlamentarias de marzo de 1973 El proceso político y social desde hoy hasta marzo del próximo año se desarrollará de acuerdo a dos grandes vertientes. Una es la lucha y actividad social y política del pueblo: la movilización por sus reivindicaciones, por la tierra, por las fábricas, por la casa, por el control obrero de la producción, por la dirección obrera de las fábricas del área social, por la generación democrática de los Consejos Comunales Campesinos, por la creación y fortalecimiento de los Comandos Comunales de Trabajadores, etc. Esta vertiente, la de la agudización del enfrentamiento social, será la que entregue lo fundamental de la fuerza política y de masas, pues permitirá ampliar la base social del bloque popular y, a la vez, elevar sus niveles de conciencia y organización. La otra vertiente es la electoral, que será fundamentalmente un indicador de la fuerza acumulada en otra vertiente y, además, una fuente secundaria de acumulación de fuerzas en función de su carácter de proceso movilizador. En ningún caso su resultado abrirá el camino a un hipotético tránsito pacífico al socialismo o a la realización del “Segundo Modelo de Transición”. A lo más, si se alcanzara una mayoría electoral y el control del Parlamento (lo que parece difícil), sólo se estaría abriendo la posibilidad de un tránsito legal, legitimado por una mayoría electoral conseguida en el seno de la democracia burguesa. Pues esta posibilidad no asegura un eventual tránsito pacífico, porque ello supondría la existencia de clases dominantes dispuestas a renunciar pacíficamente a sus intereses y posiciones y, lo que indica, el caso chileno, es precisamente lo contrario: una burguesía dispuesta a todo trance a defender sus privilegios por la fuerza, a través del asesinato, intentos sucesivos de golpe de Estado, paro patronal, implementación de la estrategia de la “resistencia civil”, etc. Por otra parte, la falta de control sobre el aparato burocrático militar del Estado, desarrollándose el proceso aún en el marco de la actual institucionalidad burguesa, la ausencia de control efectivo sobre el aparato burocrático civil, el antagonismo declarado del resto de las instituciones del Estado y, por último, la decisión de resistencia a todo precio demostrada por el conjunto de la burguesía, determinan que la transformación socialista
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de la sociedad chilena más bien descarta el “tránsito pacífico” como camino. Pudiera pensarse en que al menos una fracción burguesa se viera obligada a tolerar tácticamente las consecuencias de una mayoría electoral y parlamentaria, pero, aún en ese caso, una mayoría sólo abrirá la posibilidad de modificar legalmente la Constitución, lo cual exigiría, de todas formas, acumular una enorme cuota de fuerza social y política para aplicar eventualmente las modificaciones legales. A pesar de esto, estas elecciones no constituirán sólo “un indicador”. Este enfrentamiento electoral tendrá enorme importancia en el curso que adopten los acontecimientos. No sólo por la convocatoria política y movilizadora que generará, sino también por sus consecuencias, desde el momento que su resultado influirá sustancialmente en la forma que tomen en el futuro los enfrentamientos políticos y sociales en Chile. Sus resultados influirán no sólo en la forma que adopten los enfrentamientos entre los trabajadores y la clase dominante sino que, también, influirán decisivamente en la conducción que predomina en la izquierda, en el choque permanente entre las políticas reformistas y las políticas revolucionarias. Será decisivo también para el Gobierno que se establezca en Chile después de marzo o para el carácter que asuma el actual, alejándose cada vez más de los trabajadores o pasando a jugar efectivamente un papel como palanca de apoyo a la lucha obrera y popular. La lucha de marzo es también la lucha por un gobierno con un determinado carácter. Si por poder entendemos la capacidad de una clase por imponer y realizar sus intereses, en marzo está en pugna el poder de las distintas clases, bloques y alianzas, para imponerle un determinado contenido al Gobierno. Así, para el Partido Nacional se trata de conseguir una mayoría electoral para exigir un nuevo gobierno, que pasa por la destitución y derrocamiento del actual, bajo cualquier forma. Para el PDC, entretanto, y al menos formalmente, se trata también de la conquista de un nuevo gobierno, pero a través de una “rectificación” institucional que lleva a redefinir los objetivos, el programa y métodos del actual gobierno de la UP. Para otras fuerzas, se trata de defender en marzo la “democracia y la constitucionalidad”, “hoy defendida”, como dice Luis Corvalán, por las nuevas fuerzas que ingresaron al gabinete: las FF.AA. Señala Luis Corvalán que “con la formación de este gabinete se ha producido un cambio cualitativo muy importante, cierta modificación en la correlación de fuerzas. Sin duda que el gabinete en el cual están las tres ramas de las FF.AA. y la clase obrera tiene presencia relevante, constituye un dique contra la sedición”. De
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esta forma, en marzo, dependiendo de los resultados electorales, puede plantearse la necesidad de una alianza más amplia que la de la UP, con fuerzas civiles y militares, bajo el común objetivo de la “defensa de la democracia”. Para otros sectores, se trata de alcanzar en marzo la fuerza electoral necesaria para volver a una situación de gobierno como la que existía antes del ingreso de los militares al gabinete y proponen luchar, entonces, por un gabinete basado en las fuerzas orgánicas de la UP. Son los que confieren un carácter táctico al gabinete UP-Generales. Para nosotros, se trata de luchar para que la clase obrera y el pueblo conquisten en marzo la constitución y funcionamiento de un gobierno de los trabajadores que apoyándose en la fuerza y movilización de la clase obrera y el pueblo y en sus instituciones de clase y en vinculación de nuevo tipo con los oficiales, suboficiales, clases y tropas, se comprometa en la realización de un programa que permita al pueblo avanzar, contando con sus propias fuerzas y encontrando un punto de apoyo en la acción gubernamental. Así pues, por un lado apreciamos las enormes dificultades que hoy se dan para que la izquierda obtenga una mayoría parlamentaria y, conscientes de las consecuencias de este hecho, consideramos necesario hacer todos los esfuerzos para contribuir a superar esa debilidad, luchar por conquistar y alcanzar la mayoría en el seno de la clase obrera y el pueblo. Pero, por otro lado, estamos ciertos que esas enormes dificultades no surgen “del cielo” y encuentran su origen tanto en las condiciones generales y particulares en que se desarrolla la lucha de clases en Chile, como también en los errores de la conducción del gobierno predominantemente en el movimiento de masas. Por consiguiente, nos planteamos también, en estas elecciones, fortalecer las políticas revolucionarias en el pueblo y apoyar a quienes las comparten o a quienes al menos abran el camino para su desarrollo. 4. Nuestra táctica electoral Con el propósito de desarrollar la política antes esbozada nos proponemos: a) Participar activamente en las elecciones de marzo de 1973, desarrollando todo tipo de actividad electoral y volcando importantes recursos a esta actividad, pues el pueblo participará masivamente en esta elección y lo entiende como un enfrentamiento de carácter decisivo. b) Nosotros nos disponemos a participar detrás del objetivo de que las masas conquisten un gobierno de los trabajadores de la ciudad y el
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campo ya que, en la situación actual asumir una posición defensista frente a la ofensiva burguesa, es crear las condiciones para la derrota del proletariado. Por eso debemos levantar una consigna para el enfrentamiento de marzo que permita movilizar a la totalidad de la clase obrera y el pueblo, despertar su interés e iniciativa, movilizar a las capas políticamente más atrasadas del pueblo, unificar a las masas y fortalecerlas. Tal es el objetivo de la consigna de un gobierno de los trabajadores, entendido como un gobierno que permita a la clase obrera y al pueblo utilizar el aparato estatal como palanca de apoyo de sus luchas, que profundice sus enfrentamientos con la burguesía y facilite el tránsito hacia la dictadura del proletariado. Para lograr la fuerza necesaria para realizar la consigna o al menos para luchar por ella con posibilidades reales, es imprescindible para nosotros levantar un Pliego del Pueblo que permita enfrentar a la burguesía y movilizar al conjunto del pueblo. Estas posiciones debieran permitir, en las condiciones concretas de Chile, cruzar las dos vertientes en que se desarrollará la lucha política y social de aquí a marzo, llamando así a la clase obrera, a los pobres del campo y la ciudad, al pueblo en general, a votar en las elecciones por el mismo programa que orienta sus movilizaciones en su lucha política y social diaria. Este pliego debe recoger los intereses del conjunto de los sectores del pueblo, con el propósito de romper así los actuales bloques de clase y crear las condiciones para que la clase obrera pueda jugar su papel de vanguardia sobre el resto de las clases aliadas. La crisis de octubre generó bloques de clase de este último tipo aislando, por ejemplo, al PDC de la base popular que había logrado ganar anteriormente. El programa de lucha con el cual nos proponemos enfrentar esta coyuntura debe estar formulado de acuerdo al nivel actual del enfrentamiento por las masas, comprendiendo al menos los siguientes puntos: 1. Nacionalización del conjunto de las grandes empresas industriales, comerciales, financieras, de la construcción, el transporte, etc., monopólicas y no monopólicas. Establecimiento de la dirección obrera en la industria nacionalizada. 2. El control obrero de la producción en las empresas del sector privado, industriales, comerciales, financieras, del transporte y la construcción, etc. 3. Una nueva ley de reforma agraria que establezca la expropiación de todos los fundos entre 40-80 hectáreas de riego básico, a puertas cerradas, sin reserva y, como dice el programa del MCR, sin indemnización de la tierra. El control obrero de los fundos que permanezcan en el área privada y que exploten trabajo asalariado en forma estable.
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4. El control obrero y popular de la distribución y el abastecimiento. 5. La suspensión unilateral del pago de la deuda externa al imperialismo norteamericano, la apertura de negociaciones bilaterales con el resto de los países acreedores y el llamado a la solidaridad a los países socialistas, especialmente a los más desarrollados. 6. La defensa del no pago de indemnización a las compañías del cobre. 7. La defensa irrestricta de la soberanía nacional frente a las agresiones imperialistas. 8. La defensa del nivel de vida de las masas. El derecho irrenunciable a sueldos y salarios justos, a reajustes automáticos cada vez que el alza del costo de la vida suba más allá de un 5%, como sostuvo el programa de la UP. 9. La lucha por el derecho a voto en las próximas elecciones de marzo de los suboficiales, clases y tropas. 10. El establecimiento de los derechos de la mujer y la creación inmediata de las condiciones para la liberación material de la mujer del yugo y la esclavitud del trabajo doméstico. 11. El establecimiento de los derechos de la juventud al estudio, al trabajo, la recreación y el deporte. 12. El desarrollo de un poder popular a través de los Comandos y Consejos Comunales de Trabajadores y Consejos Comunales Campesinos. 13. La lucha contra el parlamentarismo y por el establecimiento de la Asamblea del Pueblo. 14. La lucha por una nueva justicia. 15. La lucha por una nueva educación y por un sistema único nacional de salud. c) Los objetivos planteados, Gobierno de los Trabajadores y Pliego del Pueblo, sólo son posibles si nacen de la lucha de las propias masas, de la agudización de los enfrentamientos sociales, de la movilización general del pueblo; si se afirman orgánicamente sobre organismos obreros y populares, capaces de conducir y organizar las luchas inmediatas y los combates generales del pueblo; sobre organismos creados a través de la incorporación de las más amplias capas de las masas explotadas y oprimidas de la sociedad chilena. En ese sentido, la campaña electoral de marzo debe servir al objetivo de fortalecer los Comandos Comunales de Trabajadores, entendidos como organizaciones del pueblo que permitan incorporar a la lucha política a los sectores más pobres y atrasados, que permitan superar la fragmentación actual del pueblo por unidad de producción o sector social y permitan,
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por tanto, unir al pueblo; organismos que permitirán también controlar el aparato burocrático del Estado y desarrollar la lucha antiburocrática. Sólo organismos de este tipo serán capaces de acumular y vertebrar fuerzas suficientes para que se vayan desarrollando tareas de poder y generando órganos de poder popular, primero a nivel comunal, para después coronarse en una Asamblea del Pueblo que reemplace al Parlamento. Sólo a partir de la movilización general del pueblo, de los obreros, los campesinos, los pobladores, las mujeres, la juventud, los oficiales honestos, los suboficiales, clases y tropas, los pobres de la ciudad y el campo, será posible la constitución de los órganos de un naciente poder obrero y popular: Comandos Comunales de Trabajadores. Así será posible establecer una nueva relación de fuerzas entre la clase obrera y el Gobierno, situación que permite imponer, a través de la fuerza de la clase obrera y las masas populares basada en su independencia y autonomía ideológica, programática, política y organizativa, un determinado rumbo y contenido a la acción del Gobierno. Se trata de crear las condiciones para el establecimiento de un gobierno de los trabajadores de la ciudad y el campo, un gobierno de los obreros y campesinos, que desencadenen con más fuerza la lucha contra la burguesía. d) El eje de la lucha política electoral de marzo del 73 debe ser la lucha por redefinir socialmente los policlasismos en que actualmente se libra el enfrentamiento: Code-Partido Federado UP, Oposición-Gobierno, con el fin de transformarlo en un enfrentamiento clasista que permita ampliar las bases sociales, de apoyo del bloque popular, del frente proletario. Esto sólo se puede lograr poniendo en movimiento las distintas clases y capas populares, agudizando el enfrentamiento social, recurriendo a la iniciativa directa de las masas y utilizando en su apoyo la acción gubernamental. En este sentido, la lucha electoral detrás del pliego del pueblo, por la constitución de un gobierno de los trabajadores de la ciudad y el campo, y a partir de los Comandos Comunales de Trabajadores, necesita expresarse en un plan político concreto de nivel regional y comunal, que comprenda a todos los sectores sociales populares, que impulsa la lucha de la clase obrera y el pueblo por sus objetivos, como única forma de movilizar al pueblo en la práctica. e) Para nosotros, el MIR, se trata de convertir la lucha políticoelectoral de marzo del 73 en un amplio proceso de movilización social, en gestar en torno a ella un verdadero movimiento de las fuerzas obreras y populares detrás de determinados objetivos y se trata, además, de forjar una
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alianza de nuevas fuerzas sociales. Es lógico, entonces, que ese movimiento tenga una forma orgánica: los Comandos del Pueblo, forma orgánica en la que nos proponemos incorporarnos a la lucha electoral. Nos parece que los Comandos del Pueblo, integrado por todas las fuerzas sociales, políticas y gremiales que participen en la lucha electoral bajo esta forma, deben ser los órganos de base y el instrumento de dirección de la lucha electoral de estas fuerzas. Estos Comandos del Pueblo, comandos político-electorales, deben constituirse con representantes de todas las fuerzas políticas que apoyen las candidaturas específicas, con dirigentes de masas, con representantes de organismos e instituciones que apoyen esto; los sindicatos, centros de madres, juntas de vecinos, CERA, asentamientos, etc. 5. Naturaleza y carácter del acuerdo que proponemos El MIR, detrás del objetivo fundamental del período, la conquista del poder, ha luchado y seguirá impulsando la lucha por las posiciones, el programa y la táctica antes desarrollado, expresado hoy fundamentalmente por el carácter de la alianza social que proponemos y por el impulso al desarrollo y fortalecimiento de un poder popular. A partir de eso, dada nuestra apreciación acerca del carácter y la importancia que asumirán estas elecciones de marzo, por encima de las discrepancias existentes; sobre la base del desarrollo de algunos acuerdos tácticos y dada la existencia de acuerdos en algunos aspectos programáticos, básicos, aspirando a que en el curso de la lucha social y política misma éstos se acrecentarán, proponemos enfrentar esta lucha electoral conjuntamente. Con plena conciencia de las diferencias y discrepancias que mantenemos en una serie de campos y que tendrán que seguir planteándose en el campo de la lucha ideológica, creemos que el enfrentamiento político electoral de marzo permitirá crear las condiciones para una acción conjunta sobre la base de impulsar intransigentemente la acción revolucionaria de las masas y su avance permanente. En este sentido, las coincidencias políticas verificadas en el último tiempo entre nuestras organizaciones; los puntos de coincidencias puestos de manifiesto durante la última rueda de conversaciones UP-MIR, la valoración positiva que en particular hacemos del apoyo socialista a los CCT, el “manifiesto del pueblo” levantado por los trabajadores del Cordón Vicuña Mackenna, los acuerdos para enfrentar en conjunto las fuerzas de la izquierda las elecciones de la FEC, las de la FENATS; el impulso que socia-
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listas han dado a los Consejos Comunales Campesinos; nos mueven, de acuerdo a la política antes diseñada y por encima de nuestras discrepancias, a plantear la lucha conjunta en las elecciones de marzo y postular apoyo a candidaturas socialistas en las elecciones generales de parlamentarios de marzo. Formuladas nuestras apreciaciones acerca de la lucha electoral, del carácter que estas elecciones parlamentarias asumirán, la táctica electoral que proponemos desarrollar en la campaña electoral próxima, conocidas públicamente el resto de nuestras posiciones políticas, establecidas nuestras coincidencias con algunas políticas del PS, por encima de las discrepancias, nos resta establecer las candidaturas que apoyaremos. Creemos que ese nivel de posiciones corresponde más bien hacerlos después de la respuesta de ustedes, en un primer nivel de intercambio de apreciaciones políticas. Naturalmente, apoyaremos en las distintas zonas en que se hayan expresado en la práctica posiciones coincidentes con nuestro trabajo político y en las zonas que se haya realizado ya una experiencia de trabajo común y donde se hayan reflejado objetivamente las posiciones políticas más radicales al interior de la clase obrera y el pueblo. También tendremos que considerar la fuerza política, orgánica y de masas que representemos en cada zona y los posibles acuerdos a que lleguemos, además, con otras organizaciones de la izquierda. Dispuestos seriamente a volcar capacidad política y orgánica de nuestro partido a la lucha electoral, para impulsar la acción revolucionaria de las masas, para unir y fortalecer las luchas de la clase obrera y para fortalecer la política revolucionaria en el seno del movimiento obrero y las masas populares, y sobre la base de la certeza de nuestra participación orgánica en la campaña, quedamos a la espera de vuestra decisión de enfrentar en conjunto esta lucha. Con saludos revolucionarios, Secretariado Nacional Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Santiago, enero de 1973. ***
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MIR: ANEXOS A LOS DOCUMENTOS INTERNOS 2-A CORRESPONDIENTES A 1973* (Tomo 5, pp. 3329-3924)
[...] 4. POBLADORES EN EL ESTADIO CHILE UNA POLÍTICA REVOLUCIONARIA PARA TERMINAR CON EL MERCADO NEGRO. (DECLARACIONES DEL CAMARADA VÍCTOR TORO AL PERIÓDICO “EL REBELDE”)
(diciembre de 1972)
1. Convocamos a las masas y a sus vanguardias para presionar y crear una ley contra la especulación, ley que será discutida, redactada y sancionada por las asambleas de masas, tal como el ejemplo que nos entrega el pueblo cubano con la dictación de leyes contra la vagancia o contra la prostitución. 2. Establecimiento de una canasta popular que contenga los productos elementales de consumo y con sus precios congelados. 3. Que las distribuidoras estatales realicen periódicamente ferias populares con el fin de regular los precios y la distribución. 4. Que se realicen ferias permanentes en las poblaciones de las industrias del área social a través de los compañeros de los sindicatos de tales industrias. 5. Exigir del Gobierno que los organismos de control, DIRINCO, Ministerio del Interior, etc., cumplan con la vigilancia y control de precios del comercio y que se publiquen las listas de precios en toda la prensa, que se realicen programas publicitarios en TV, radio y diarios en donde se denuncie a los especuladores, se entreguen las listas de precios y se indiquen los lugares de distribución de productos. Estas fueron algunas de las medidas planteadas por el dirigente Víctor Toro en una concentración realizada el domingo 17 de diciembre en el Estadio Chile, ante miles de pobladores de todo Santiago. En el acto, organizado por el Consejo Comunal de Abastecimiento de Las Condes, participó también el compañero Carlos Altamirano, el presidente del Consejo Local de Pobladores de Las Condes y otros dirigentes locales. El compañero Víctor Toro planteó además los siguientes puntos: * [No obstante lo que señala el encabezado, estos anexos corresponden a documentos que datan de mayo de 1971 al 21 de febrero de 1973, aunque la mayoría de ellos son del año 1972.]
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—Que el Gobierno tome bajo su responsabilidad el control de los productos populares desde la producción hasta la distribución. —Convocar al pueblo, a todos sus sectores; y en especial a los pequeños comerciantes y empleados de comercio, a integrarse en el trabajo por la creación de Almacenes Populares que deberán ser abastecidos con regularidad por los organismos estatales como DINAC, SOCOAGRO, ENAVI, ENAGRI, etc. —Establecer el control obrero de la producción industrial y agraria y fortalecer la unidad obrero-campesina, como única arma para asegurar la producción y el abastecimiento. —Expropiar los consorcios imperialistas que manejan los productos alimenticios, como Indus Lever, Corn Products, Chiprodal, etc., y que además desarrollan el boicot y provocan el desabastecimiento. —Crear una propiedad social agraria, expropiar la burguesía agraria y establecer control obrero en la mediana propiedad agrícola. [...]
12. EDITORIAL: “EL REBELDE” N° 66, DE FECHA 23-29 DE ENERO DE 1973: “A IMPULSAR LAS ACCIONES DE MASAS CONTRA LOS HAMBREADORES DEL PUEBLO”
Un fantasma corre en estos días por Chile. El del anuncio que hizo el Gobierno de medidas correctas, basadas en la acción de los mecanismos de gobierno y en la movilización directa de las masas, para combatir el acaparamiento y la especulación. Las medidas anunciadas no eran novedad en este país. Ellas y muchas otras articuladas en una política revolucionaria, habían sido levantadas y agitadas en el seno de las masas desde tiempo atrás. Por eso los patrones se asustaron: desde sectores del Gobierno amenazaba el fantasma de una política más radicalizada. Griterío patronal No bien el ministro Flores terminó de leer su discurso, comenzó la agresión publicitaria de la reacción. La mafia patronal se dio cuenta que sectores del Gobierno proponían la organización de un sistema más equitativo de distribución de bienes esenciales, y dejaba abierta la puerta “a la acción directa del pueblo”. El fantasma de la acción del pueblo dejó histéricos a los dueños de la riqueza.
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El pueblo dispuesto a avanzar El movimiento de masas, los obreros, campesinos, pobladores chilenos, duramente golpeados por el desabastecimiento, la carestía y el “mercado negro”, prestaron un oído atento al anuncio del Gobierno. Se preguntaban ¿es que para el Gobierno ha llegado, por fin, la hora de la acción? Endurecidos por la experiencia de octubre, los trabajadores entendían que sectores del Gobierno estaban recogiendo una parte de sus aspiraciones más inmediatas en la lucha contra los patrones. Entendían también que la propuesta significaba el compromiso de golpear a los dueños de grandes fábricas, poner bajo el control del pueblo a los pequeños y medianos comerciantes, aplicar con fuerza medidas que castigasen los delitos económicos contra el pueblo. Por eso, en las poblaciones, en las fábricas y los fundos, los explotados de este país se dispusieron a impulsar más abiertamente sus acciones para avanzar en el control obrero, en el control popular de la distribución, en la liquidación de los monopolios patronales de distribución. Para el pueblo, el discurso del ministro Flores aparecía como una posibilidad adicional para avanzar. Los reformistas, por su parte, no estuvieron atentos a las exigencias del pueblo. Sí lo hicieron con el griterío de los patrones, y se asustaron. Alejados por completo del movimiento de masas y sus necesidades, ansiosos por “resolver”, como en octubre, a espaldas del pueblo, los problemas de fondo, los reformistas de la UP y del Gobierno sintieron que el discurso de Flores cuestionaba su comportamiento vacilante, acostumbrado a negociar, a retroceder, a transar. Los patrones pusieron el grito en el cielo: “¡racionamiento!”, y los reformistas salieron rápidamente a consolarlos: “¡nadie habló aquí de semejante cosa!”. En lugar de responder a las expectativas del movimiento de masas, se disculparon ante los patrones. Y más todavía teniendo en sus manos el público apoyo de sectores “no partidistas” del Gobierno los reformistas insistieron en sus concesiones: sintiéndose culpables que desde el Gobierno se hubiera intentado abrir las puertas a la acción revolucionaria de las masas pretendieron compensar de hecho a los patrones con la promesa de devolución de empresas superior al centenar. De manera tal que el discurso del ministro no solamente desató el fantasma que ya corría por Chile. Abrió también en el interior de la UP y del Gobierno una pugna de los reformistas por hacer olvidar los aspectos más positivos de ese discurso. Dos semanas después, esos reformistas han
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conseguido obstaculizar una vez más la posibilidad de llevar adelante, desde el Gobierno, las medidas que los revolucionarios y el pueblo exigen en contra de la mafia patronal. Las tareas del momento A los revolucionarios de dentro y fuera de la UP, al pueblo en su conjunto, corresponde hacer que el fantasma que asustó a los patrones se convierta en hechos, en acciones concretas, en victorias inmediatas. Nada sino la acción de las masas, constituyéndose en sus propios garantes de la distribución adecuada de los productos existentes, puede hacer fracasar la concesión reformista. Nada sino esa acción, guiada por los revolucionarios, puede evitar que los obstáculos del reformismo consigan una vez más debilitar al pueblo y beneficiar a los patrones. Por eso resulta indispensable tomar el ejemplo de los pobladores del Nueva La Habana, de Lo Hermida, de más de 3.000 familias del sector La Reina. Estos compañeros se han dado una organización comunal para el abastecimiento. Han establecido cuáles son las necesidades de cada familia y han creado las formas más eficaces de distribución de productos. Movilizándose, han golpeado a las puertas de la distribuidora nacional, exigiendo la entrega en tiempo de los artículos de consumo popular. Además, es preciso expropiar todas las grandes distribuidoras en manos privadas, impulsar la toma de grandes empresas para imponer su expropiación, y la presión sobre la mediana y pequeña industria para imponer el control obrero. Es decir, se trata de avanzar en la población organizando el control popular del abastecimiento y de avanzar en fábricas y fundos para establecer la dirección obrera de la producción. Sólo esta acción permitirá resolver en lo inmediato el problema del abastecimiento y asegurar para el pueblo la posibilidad de cambiar el carácter de la producción. Hacerlo estableciendo formas locales o comunales de poder popular fortaleciendo y desarrollando los Consejos Comunales de Trabajadores, es la clave para acumular fuerzas en el combate contra los patrones. La acción de las masas en este sentido hará, en los hechos, que en las pocas semanas que restan hasta el 4 de marzo, fracasen las tentativas de los patrones para dividir al pueblo y recuperar el poder por completo. Los días que restan hasta la elección parlamentaria son, qué duda cabe, decisivos. Para discutir y resolver la mejor manera de enfrentarlos en
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la perspectiva revolucionaria, el 24 de enero el pueblo revolucionario se reúne en un gran acto de masas en el Teatro Caupolicán. Con el “Pliego del Pueblo”, nacido de las luchas de octubre, avancemos contra los grandes productores y distribuidores, que hambrean al pueblo, fortalezcamos el poder popular en las comunas, y conquistemos un verdadero gobierno de los trabajadores. [...] CONTRIBUCIONES PARA UNA HISTORIA DEL MIR 1. ALGUNOS ANTECEDENTES DEL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA (MIR) (mayo de 1971)
I. Orígenes (65-67) 1. La organización nace en agosto de 1965 a partir de distintos grupos, de historias distintas y de diferentes “generaciones” (1). Ya entonces se podían diferenciar dos sectores: a) Tradicionales: trotskystas de 1938, comunistas marginados de 1946, grupos trotskystas disidentes de 1952, comunistas disidentes de 1957, etc. b) No tradicionales: Marginados de las juventudes comunistas de 1962 en adelante, influidos por el conflicto chino-soviético y disidentes de las juventudes socialistas de 1963 por la “derechización” de la campaña de Allende de 1964 (este último grupo era el más numeroso, predominante de la ciudad de Concepción y hoy constituye gran parte de la Dirección Nacional). 2. El movimiento se desarrolló entre 1965 y diciembre de 1967 marcado por las siguientes características: a) Era una “bolsa de gatos”, de grupos, fracciones, disputas, etc. b) No había niveles orgánicos mínimos. c) Predominaba el más puro “ideologismo”. d) No había estrategia y menos aún táctica (2). e) Aislados de las masas. f) No se intentaron seriamente realizar acciones armadas, si bien se hablaba de ellas y el movimiento se definía por la lucha armada. 3. Paradojalmente, al mismo tiempo, en Concepción el movimiento crecía en la Universidad y en las poblaciones, tenía algún mayor nivel
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orgánico y homogeneidad política. En Santiago en 1967 un pequeño grupo de estudiantes se comenzaba a agrupar también. II. Cambio de Dirección Nacional (67-69) 1. En el Congreso Nacional de diciembre de 1967 (el tercero del movimiento y el último realizado hasta aquí), los “no tradicionales” (de Concepción y Santiago) asumieron la mayoría del Comité Central (10 de 15), la totalidad del Secretariado Nacional (5) y la Secretaría General. A raíz de ello se marginaron voluntariamente algunos “tradicionales”, el resto se organizó como “oposición” (aquí se incluyen viejos trotskystas y comunistas, y también gente más joven que les seguían). 2. Si bien se ganó en presencia política nacional, aumentó el número de militantes, se tuvo éxito en algunos frentes de masas, se creció en algunas provincias del norte, centro y sur, y se realizaron intentos por desarrollar algún trabajo especial; en realidad no se logró avanzar y más bien siguieron presentes los mismos defectos del período anterior. En realidad, se pretendió “desde” el Secretariado Nacional transformar en revolucionaria una organización que: a) Estaba constituida por varios “partidos”, “grupos”, “fracciones”, con políticas divergentes en pensamiento, y en el último período, incluso orgánicamente diferenciadas. b) Que tenía por base todo tipo de “militantes”, donde no se realizaba ningún tipo de selección para el ingreso, así habían “aficionados” a la revolución, descomprometidos, intelectualoides, etc. c) Sin niveles de organización y especialización aceptables. d) Que contaba con una concepción general estratégica relativamente correcta a largo plazo (Tesis político-militar 1967) (3), pero sin una adecuación táctica y concreta al país y al período. e) Donde no se llevaba a cabo ninguna medida de seguridad; era una organización “abierta” en todo sentido. 3. Se intentó hacer mucho, pero el instrumento básico era malo (la organización) y así todo no resultó o fue deficiente, o “conflictivo” internamente, no importando cuánto esfuerzo y desgaste se pusiera en las tareas. Así: a) Se intentó desarrollar algunos niveles orgánicos en Santiago y Concepción, obteniéndose resultados mediocres. b) Se creció en distintas provincias del país. c) Se ganó influencia y algunos niveles orgánicos en algunos frentes de masa. En Concepción, estudiantil, poblador y minero, en Santiago poblador y estudiantil, y en Ñuñoa campesino.
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d) Se publicó un periódico que llegó a ser mensual, y de 5 mil ejemplares (El Rebelde) (se emitieron 4 ó 5 ejemplares, desde fines de 1968 a principios de 1969). e) Se hicieron varias escuelas nacionales y regionales de tipo “especial”. f) Se realizaron mediocres “escuelas rurales” (más de 15) y urbanas (unas 2). g) Se montó un taller de “artefactos” caseros y un “aparato de información” mediocre también, etc. 4. Ya en marzo de 1969 el resultado era desastroso: a) El rendimiento de todas las tareas no pasaba del 50%. b) Se habían desarrollado enormes tensiones y conflictos internos que hacían imposible el trabajo. c) Fundamentalmente no se había logrado romper el círculo vicioso: no acciones armadas por no organizaciones clandestinas–no organización clandestina por “innecesaria”, por ausencia de acciones armadas, y no vinculación orgánica significativa con el movimiento de masas. 5. En esa fecha el Secretariado Nacional se decidió a definir la situación a base de: (4) a) Discusión interna que permitiera la separación con los otros sectores. b) Redefinición de militantes y selección en el ingreso. c) Comenzar acciones, que rompiendo el círculo vicioso nos permitieran ampliar nuestra penetración en los frentes de masas. d) Reestructuración político-especial. De hecho fuimos lentos en el proceder y por ello se acumularon tensiones internas. III. Crisis interna (junio 69) 1. En ese contexto la Dirección Regional de Concepción, sin consultar a la Dirección Nacional “entró en conflicto” con un periodista reaccionario. El Gobierno lo aprovechó y lanzó una ofensiva represiva sobre nosotros, allanando más de 200 casas en una semana en Concepción y allanando también la Universidad de esa ciudad. Eso nos tomó por sorpresa y hubo que pasar a la clandestinidad en horas. 2. La “oposición interna” creyó que era “su momento” y organizó un “congreso fraccional”. Poco tiempo después un pequeño grupo de estudiantes impacientes ante la magnitud de los problemas, y sin la solidez ni decisión para encarar la resolución de las dificultades, se marginó también
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“por la izquierda” (algunos meses después este grupo hizo un asalto que fracasó, la mitad cayó preso y el resto mantuvo el grupo; hoy son el “MR2”). 3. Entonces (julio 69) se marginó a toda la “oposición interna”. Se fue de la organización entre un 15 y un 20% (la mayor parte de ella, el 90%, con los grupos tradicionales) (6). 4. Comenzó la reorganización de inmediato (7). a) Se organizaron los GPM en Santiago que eran estructuras orgánicas, tienen un nivel operativo, un nivel de bases políticas y un nivel de técnicas e infraestructuras (red). Cuentan con un jefe, subjefe y unidades de 5 personas: operativa, de información operativa, de infraestructura, de técnicas (una de cada una de ellas), y las unidades políticas. b) Se “limpió” la organización y para ingresar desde entonces es necesario pasar por un mes de simpatizantes (no organizados), dos meses de aspirantes (organizados) y luego militantes de unidades políticas (normalmente pasan entre 5 y 6 meses antes de ser militantes) (8). c) Comenzaron las acciones armadas y después la penetración de frentes de masa. IV. Período “operativo” y de “masas” (69-70) Saliendo de esa crisis (9) nos reorganizamos y nos desarrollamos en tres etapas: 1. Junio-octubre 1969 (reorganización). Esta fue una etapa de organización y preparación fundamentalmente, que en realidad por necesidad también combinada con operaciones (asaltos de bancos, etc.), pero los esfuerzos fundamentales se los llevaron los primeros aspectos. Las tareas aquí fueron de dos tipos: a) De consolidación política, buscando elevar la moral y homogeneizar el pensamiento político. Se trataba de elaborar una estrategia y una táctica adecuada para Chile como país concreto, tratando de combinar la acción armada, el trabajo en frente de masas y las características de Chile (democracia representativa, clases medias, país industrial minero, predominio de población urbana, etc.). b) Reorganización político-especial, con estructuración de los GPM y desarrollo orgánico con otras provincias (Valparaíso, Ñuble, Arauco, Cautín, Osorno y Valdivia). 2. Octubre 69-marzo 70 (de acciones). Aquí el peso predominante en las tareas se lo llevaron las acciones armadas (asaltos de bancos, acciones directas); el desarrollo de infraestructuras (casa de seguridad, depósitos,
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locales, etc.), y el desarrollo de nivel técnico. Estas tareas se combinan con los esfuerzos orgánicos internos que continuaron y la penetración de frentes de masas que ya comenzaba a tomar vigor. 3. Marzo 70-septiembre 70 (“de masas”). En este período la actividad política pasó a un nivel superior, conséchanse los frutos de las dos etapas anteriores; tomando ya un peso significativo nuestra organización en el plano nacional. Nuestra influencia y desarrollo orgánico en los frentes de masa, poblador. V. Período postelectoral (septiembre 70-marzo 71) Aquí sólo detallaremos algunos aspectos, pues documentos anteriores publicados ya tomaron parte de lo ocurrido en este período. Aquí, para mayor claridad, subdividiremos todo en: a) Etapas: 1. Política electoral, que sólo veremos en general (mayo 70). 2. Período preelectoral, que corresponde al inmediatamente anterior a las elecciones presidenciales, donde veremos la ampliación de las tareas “relaciones políticas” y con algún detalle mayor que antes las tareas de la defensa de un eventual triunfo electoral (julio-agosto 70). 3. Política y tareas inmediatamente posteriores a las elecciones, antes de que Allende asumiera, en que veremos fundamentalmente las tareas anticonspirativas (septiembre-octubre 70). 4. Allende en el Gobierno, en su período de mayor iniciativa (noviembre 70 hasta mediados de enero 71). 5. Período reciente, donde apreciamos un relativo estancamiento (mediados de enero-mediados de marzo). b) Desarrollo de la organización. Aquí veremos más en detalle los niveles de desarrollo alcanzados en este período de los puntos de vista: 1. Orgánico y de masas. 2. De la comisión de “informaciones” (anticonspirativo). a) Etapas: 1. Político-electoral (mayo 70) 1. De ese momento apreciábamos como definiendo el período un proceso de agudización de la lucha de clases, un ascenso de las movilizaciones de masas, presumíamos que ante la convocatoria electoral las masas de izquierda irían a ellas y que nuestro objetivo fundamental era no colocar
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a los trabajadores en la disyuntiva categórica de “estar con el MIR” o “estar con Allende”. También estábamos ciertos que a través de un proceso electoral no era posible la conquista del poder, la que sólo sería posible pasando por un enfrentamiento armado. 2. Para ello formulamos una política que, en general, consistió en no llamar masivamente a la abstención electoral, en no proponernos el sabotaje electoral y en no desarrollar nosotros actividad electoral propiamente tal, pero al mismo tiempo reconocer, en el terreno electoral, a Allende la representación de los intereses de los trabajadores y a Tomic y Alessandri la de los intereses de la clase dominante. Proclamar que si Allende triunfaba se desarrollaría una contraofensiva reaccionaria, y que nosotros, en ese caso, asumiríamos la defensa de lo “conquistado por los trabajadores”. Para todo ello nos propusimos las tareas de trabajo y movilización de los distintos sectores de masas, desarrollo de nuestra capacidad operativa, técnica e infraestructura, a la vez que seguir desarrollando operaciones por un período. También la preparación de un plan masivo de defensa ante la posibilidad de un triunfo de Allende y para ello la ampliación de nuestras relaciones políticas con otras organizaciones de izquierda. En general, estas tareas se llevaron a cabo con un rendimiento aceptable (10). 2. Tareas preelectorales (julio-agosto 1970) 1. En primer lugar buscamos crear un “frente” de las distintas fuerzas de la izquierda, definido por el objetivo de defender un eventual triunfo de Allende de un golpe militar reaccionario. Para ello en primer lugar estrechamos nuestras relaciones, buscando emprender tareas conjuntas, con las organizaciones conocidas como “izquierda revolucionaria”. En segundo lugar, estrechamos relaciones con lo que llamamos “sectores revolucionarios”, refiriéndonos a grupos “fraccionales o tendenciales” que existen dentro de la izquierda tradicional. En tercer lugar, se abrió la relación con altos personeros de la Unidad Popular (que se venía desarrollando en realidad con cierta regularidad desde diciembre de 1969), con los que se llegó a algunos acuerdos. No debe olvidarse que entre diciembre del 69 y agosto del 70 el MIR estaba en la ilegalidad, asaltando bancos y sufriendo por lo menos el más alto grado de represión del período. En cuarto lugar, se buscó estrechar la relación con el PS, especialmente con el sector de “izquierda”. No hubo relación con el Partido Comunista, sí con el MAPU a nivel de Dirección Nacional, si bien en algunas
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provincias y en frentes de masa se produjeron ocasionalmente algunos contactos. 2. En los frentes de masa, como lo explicaremos posteriormente, éste fue un período de un relativo desarrollo, especialmente entre pobladores y estudiantes en todo el país y de comienzo de desarrollo entre obreros, campesinos y mapuches. 3. Las operaciones continuaron hasta los primeros días de julio (la última fue un intento de volar puestos de carabineros vacíos como respuesta a la muerte de dos estudiantes secundarios por represión policial en Santiago, en pleno paro nacional de la CUT. Fue un fracaso, fueron detenidos tres compañeros durante la primera de las bombas y fue también el hecho que reveló los riesgos políticos que envolvía realizar operaciones en este período). 4. Tareas “estratégicas”, mal controladas y ya explicadas anteriormente. 5. Plan de defensa (lo detallamos a pesar de haberlo mencionado anteriormente, pues muchos de sus elementos pueden ser aún válidos para una situación similar en la actual etapa). —En primer lugar, la constitución del frente común de las fuerzas de izquierda, bajo una estrategia común también que partiera de dos bases: primero, que el objetivo era resistir frente a un posible golpe militar o por lo menos al asegurar el desarrollo de una guerra revolucionaria de largo alcance, si no se obtenía el primer objetivo; y segundo, una estrategia que contemplara dos niveles de acción: “conspirativo” y el “de masas”. —Esta estrategia estaba constituida por 4 niveles: a) La parte operativa (y conspirativa), la instrucción a mayor nivel a las unidades operativas y a las jefaturas del GPM y comisiones, el acopio de autos operativos por estructura y el estudio de situaciones operativas y de objetivos considerados importantes, operaciones de abastecimiento, contemplaba también el desarrollo de estas mismas tareas a distinto nivel en las provincias. b) El nivel “de masas” que contemplaba el trabajo en los frentes para constituir las “milicias” y las organizaciones intermedias (FTR, MUI, MCR, JPR, etc.), para ampliar el nivel de conducción, fundamentalmente orgánico en los frentes de masa; la entrega de tareas para cada frente en una situación de golpe de Estado: a los obreros la toma de fábricas y las barricadas en las calles, a los pobladores las barricadas en las calles, a los estudiantes la barricada callejera y su traslado a otros frentes de masa y a los campesinos la toma de fundos y el corte de caminos, lo que se difundió entre el 1° y el 3 de septiembre en un manifiesto en todo el país (12). Se
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llegó a estudiar por frente de masa y por ciudad, las calles y los lugares de trabajo en que esto se haría, coordinando con la izquierda revolucionaria y con el PS e incluso habiendo ensayado para los desórdenes callejeros del 8 de julio. Contemplaba también la fabricación de artefactos caseros. Por último envolvía también la instrucción AGP (agitativa), que involucraba lucha callejera, ocupación de fundos, de fábricas, etc. Se hicieron manuales para todo ello y se dio instrucción a todas las unidades políticas y en gran medida a las milicias. c) Tareas de red que buscaban conectar rápidamente las distintas provincias, el desarrollo de una red de casas de seguridad para una clandestinización masiva, y la conexión entre los distintos sectores dentro de cada ciudad. Si bien es un hecho que no hubo golpe de Estado esa noche del 4 de septiembre, hoy se sabe que entre las 12 y las 3 de la mañana, el jefe de plaza, Camilo Valenzuela, con el Ministro del Interior y con el jefe de Carabineros, estaban tratando de convencer a Frei que lo diera, y que ante su vacilación, a las 2 A.M., por vía telefónica, declararon vencedores a Alessandri y a Allende, permitiéndoles a ambos una concentración en el mismo lugar, buscando que se enfrentaran, al tiempo que desplegaron tropas por todo Santiago, lo que se frustró porque Alessandri se informó y no siguió el juego... d) La organización de un grupo escolta para Allende. 3. Política postelectoral (septiembre-octubre 1970) 1. Inmediatamente después del resultado electoral las tareas se centraron en definir nuestra actitud política frente al triunfo electoral, plantear la lucha por avanzar desde el triunfo electoral al Gobierno y de allí al poder, y contra la ofensiva reaccionaria cada vez más evidente (13). 2. En septiembre formulamos una política (14) que se definía en general por tres aspectos: de reconocimiento y de apoyo, en el sentido de reconocer en el triunfo de Allende una conquista de los trabajadores que abría enormes posibilidades al proceso revolucionario; de defensa del triunfo electoral que envolvía las tareas de lucha contra la sedición en los planos políticos (otorgamiento de reivindicaciones, denuncia pública de la conspiración, etc.), de masas (movilización de ellas en concentraciones, mitines de apoyo al Gobierno, de repudio a la conspiración, etc.), económico (destrucción de la base económica del poder de la clase dominante) y militar y anticonspirativa (reivindicaciones a las FF.AA., trabajo de seguridad); de profundización y radicalización (apoyo en capas más pobres, rechazo a las garantías constitucionales pedidas por la DC).
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3. Esta política nos llegó a tener que formular declaraciones y documentos públicos, actos y marchas en las universidades y poblaciones y polémicas con la Unidad Popular alrededor de las garantías constitucionales, produciéndose después de un entendimiento con ellos, un distanciamiento con la Unidad Popular (incidente del monumento a Baquedano y ataque sectario y falaz del PC a Víctor Toro). 4. En este período reforzamos y reorganizamos lo que era un “equipo de informaciones”. Alrededor de todo esto se comenzaron a recoger informaciones acerca de la preparación de un golpe de Estado reaccionario para mediados de octubre. En esos días se tuvo información dispersa en el sentido de que entre el 18 y el 22 de octubre éste se produciría; a raíz de eso se hizo la denuncia pública del 21 de octubre (de que se daba un golpe de Estado). Esa noche el gobierno de Frei se vio obligado a allanar el local de “Patria y Libertad” y todo el país permaneció alerta. Al otro día, a las 8 de la mañana, era asesinado el general Schneider y se frustraba un golpe de Estado (15). Por último, a fines de diciembre, ante el desarrollo de la conspiración, la pasividad del Gobierno y su sensación de tener “la situación bajo control”, y al mismo tiempo que se iniciaba una ola de tomas de fundos dirigidas por nosotros para empujar la reforma agraria, hicimos otra denuncia pública demostrando que la sedición no estaba aplastada, y que no eran los campesinos sino los terratenientes los sediciosos (16). 4. Allende en el Gobierno (noviembre del 70 a mediados de enero del 71) 1. En este período el Gobierno lanza las primeras medidas populares, envía los proyectos de nacionalización del cobre y nacionalización de la banca. El Gobierno busca la movilización popular como fuente de fuerza. En esta etapa la iniciativa está de parte del Gobierno, los distintos sectores de la clase dominante, a través de las medidas del Gobierno, las concentraciones, las denuncias del MIR, están confusas, se dividen y retroceden. La relación con Allende y la Unidad Popular comienza a pasar de los planos puramente anticonspirativos a los planos políticos, limitada ésta sólo por las discrepancias PC-MIR e ilegalidad del MIR, Allende impulsa la amnistía al MIR, después de un difícil proceso se produce un acuerdo en la FECH y finalmente ¡la muerte de Arnoldo Ríos en Concepción, a manos de las Juventudes Comunistas! Se origina posteriormente una relación entre el Secretario Nacional del MIR y la Comisión Política del PC (17).
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2. A pesar de lo anterior, en este período se aprecia la ausencia de siquiera medidas “tibias” frente al problema agrario y la gran industria. A raíz de ello comenzamos a liderar las tomas de fundos en las provincias del sur del país. Al principio se logra empujar a Allende y el PC a apoyarnos o por lo menos a guardar silencio, y fundamentalmente a tener que empujar la reforma agraria en esas zonas (diciembre). Posteriormente este problema va tomando cada vez más un carácter conflictivo, lo mismo que las huelgas y las tomas de fábricas en que participamos en Concepción y Santiago. [...] 3. DISCURSO DE BAUTISTA VAN SCHOUWEN EN EL ACTO DE HOMENAJE AL PRIMER ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE LUCIANO CRUZ AGUAYO (14 de agosto de 1972)
Señora Elba Aguayo de Cruz. Señor Mario Cruz, aquí presentes y a quienes agradecemos su generosa presencia. Compañeros de la Comisión Política. Compañeras y compañeros trabajadores. Compañeras y compañeros campesinos, pobladores y estudiantes: Hace un año atrás, hace exactamente un año atrás, nos dirigíamos como Secretariado Nacional del MIR, en representación de todos sus militantes, a los obreros, campesinos, pobladores, estudiantes y soldados, de la siguiente manera: “Informamos al pueblo que ha perdido la vida Luciano Cruz. Ha muerto un gran revolucionario, el pueblo ha perdido un líder. Nosotros no contamos ya con un compañero de lucha y un amigo de muchos años y decenas de combates. Podemos hoy asegurar casi con certeza, después de practicado el examen médico legal, que su muerte se debió a causas accidentales. Por años se preparó para morir combatiendo por las banderas de la Revolución Socialista. No fue así su muerte. Llamamos a los obreros, campesinos, pobladores y estudiantes, a cuyos intereses Luciano dedicó su vida, a seguir el camino por él señalado, a unir nuestras fuerzas, movilizarnos hasta la victoria final”. En efecto, hace un año atrás moría un gran revolucionario. Y a nombre del Comité Central y del Secretariado Nacional del MIR, nos hemos convocado aquí todos nosotros, militantes y no militantes, para rendir homenaje a la memoria y a la figura generosa de Luciano Cruz Aguayo,
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muerto a la edad de 27 años, profesional de la revolución, un infatigable agitador y propagandista del pueblo, miembro de la Comisión Política del Comité Central del MIR hasta su muerte. Hemos querido convocarnos aquí para decir algunas cosas, para reseñar, aunque sea brevemente, algunos trazos de un pasado muy reciente. No más de seis, siete u ocho años preñados de ricos acontecimientos y en cuyo seno Luciano se desarrolló, se preparó, se engrandeció. Hemos creído también conveniente que este acto signifique fundamentalmente hacer un alto en el camino buscar en este pasado algunos hechos y algunas cuestiones fundamentales, que presidieron el nacimiento del MIR, que conformaron las condiciones objetivas en que se desarrolló y maduró un compañero revolucionario: Luciano Cruz. Por tanto, no queremos en esta oportunidad referirnos tanto a los acontecimientos más cercanos, a los acontecimientos de la coyuntura presente. No se trata, por supuesto, ni mucho menos, de tratar de rellenar con algún contenido concreto ese “lugar común” que dice que todo tiempo pasado fue mejor. No es ésta nuestra misión y no queremos hablar en ese sentido. Queremos hacer un alto en el camino para recordar a hombres y acontecimientos. Buscar en esos acontecimientos y en esa historia los hechos fundamentales que hoy día subsisten y se proyectan en el presente de hoy y en el futuro del mañana. Hemos querido también en esta oportunidad recordar a la compañera de Luciano Cruz Martine Huges. En efecto, hace alrededor de un año ella murió de una forma que todos ustedes conocen. Se suicidó a raíz de la muerte de Luciano Cruz. Y nosotros, independientemente de la forma en que ella murió, que la condenamos, queremos recordarla. Y para ese efecto queremos dar a conocer por primera vez ante ustedes, ante todas las compañeras y compañeros, una carta póstuma que ella le envió a nuestro compañero Secretario General Miguel Enríquez y que por diversas razones y por diversas dificultades no lo habíamos hecho antes. [...] ***
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LUIS VARGAS (MIR): LA FORMACIÓN DEL ÁREA SOCIAL: DEL PROGRAMA DE LA UP A LA LUCHA DE CLASES EN MARXISMO Y REVOLUCIÓN N° 1 (Santiago, 1973) (Tomo 6, pp. 4473-4492)
Una de las características de la llamada “vía chilena al socialismo” sería la puesta en marcha de un proceso que entregaría al proletariado la hegemonía en la sociedad de forma gradual, en un proceso de transición sin rupturas. Ese proceso de transferencia de la hegemonía política tendría su carácter particular en el papel jugado por la realización de las reformas económicas del régimen capitalista. Estas serían el instrumento de un cambio cuantitativo en relación de fuerzas entre las clases a nivel objetivo, preparando las condiciones de su consolidación a nivel de la superestructura de la sociedad. Esta consolidación vendría simplemente a dar forma a un proceso histórico que ya se habría realizado en lo esencial: la transferencia del poder de la vieja clase dominante a la nueva. Es la dinámica de las relaciones entre las transformaciones económicas y políticas que se subvertiría, conforme a los patrones que presentaron ellas en las revoluciones proletarias de Rusia, China, Vietnam y Cuba. De ahí que, aunque actúe “con un aparato estatal de tipo burocrático burgués”, el gobierno de la Unidad Popular estaría en condiciones de cambiar el carácter de las relaciones de producción en la sociedad, empezando a construir la economía socialista. El papel clave en este proceso estaría en la constitución y desarrollo de un área estatal de la economía —el APS— cuya dinámica de crecimiento subordinaría a sí misma al conjunto de la economía, a través de dos factores: en primer lugar, el hecho de que esa área de capitalismo de Estado incluiría a los sectores claves del proceso de acumulación; en segundo, la dinámica de reproducción de las empresas de ese sector consolidaría su hegemonía en el conjunto de la economía, subordinando y circunscribiendo las condiciones de existencia del sector privado. [...] Si el APS tiene el papel central en la transición gradual de un modo de producción a otro, de una sociedad a otra, en este momento su papel sería particularmente relevante, porque “lo que hoy y este año es lo fundamental: lograr la cohesión política y la dirección económica única que nos permita superar con éxito las dificultades y llevar nuestra revolución”. La resolución de las apremiantes cuestiones económicas y de la necesidad de una dirección política unificada tienen su eje en la elaboración de un Plan
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económico, puesto en práctica por una dirección económica centralizada, la ordenación del APS, sea desde el punto de vista del aprovechamiento total de la capacidad instalada y de los recursos disponibles, sea desde el punto de vista de la “eliminación de la indisciplina social” en ese sector de la economía, es una meta central en lo que sería un “saneamiento de la economía” y, en consecuencia, del comportamiento de los agentes sociales que la sostienen —los trabajadores. En el mismo documento se propone —de forma aparentemente materialista— el encaminamiento prioritario de las tareas de la llamada “batalla de la producción”, resolviendo así, en la base material, las cuestiones que agobian la sociedad chilena en su conjunto. La misma necesidad de imponer una dirección política unificada se subordina a la tarea de resolver los problemas económicos, que son clasificados como los fundamentales. El problema del poder iría encontrando su solución en la medida misma de la resolución de esas tareas económicas, “la política siguiendo dócilmente a la economía”. La transferencia de hegemonía económica a nivel de las relaciones de producción de la sociedad encaminaría —con sólo algunos ajustes, apuntados por Luis Corvalán— la imposición de la hegemonía del proletariado al conjunto de la sociedad chilena. Esta forma —muy particular históricamente— de resolver las tareas de poder en la sociedad, supone una dinámica de la lucha de clases que se amolde a las necesidades —fijadas geométricamente en las oficinas— del equilibrio necesario al cumplimiento de etapas bien distintas unas de las otras, en el desarrollo de las transformaciones revolucionarias. No es un esquema que resulte del análisis de la dinámica de las contradicciones objetivas del sistema y de sus desdoblamientos a nivel de la lucha de clases, sino, al revés, un molde que trata de imponerse desde arriba al desarrollo de los choques inevitables y contradictorios entre las clases. Estas, en sus afanes de realizar históricamente sus intereses, de resolver la crisis de hegemonía política en la sociedad chilena conforme a sus propios objetivos históricos, parecen respetar muy poco esos esquemas. Lo que aparece, por lo tanto, a los ojos perplejos de algunos burócratas como la lucha entre la anarquía y el plan económico salvador, entre el espontaneísmo y la lógica histórica que cumple las varias etapas del largo recorrido de la revolución, entre las mentes afiebradas de los que quieren realizar todo a la vez y de inmediato, y los que saben que solamente la planificación rigurosa puede salvar la revolución —todo eso no son sino reflejos de la insubordinada lucha de clases, que insiste en desbordar los límites previstos por la “ciencia” de los burócratas. [...]
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En este artículo, se discuten algunos problemas de las relaciones entre la clase obrera y la constitución del APS, desde los planes para su constitución, pasando por el proceso real de su conformación, hasta abordar algunas cuestiones de su funcionamiento y su significado dentro de una estrategia proletaria de poder. La perspectiva en que se abordan esas cuestiones es la de que la revolución proletaria es un proceso que se apoya fundamentalmente en la movilización de las masas por la solución de las contradicciones básicas del sistema capitalista, en todos sus niveles. La tarea de la vanguardia política es encauzar esas movilizaciones en la perspectiva de la resolución de la cuestión del poder en la sociedad. Si no sucede así, los planes de las direcciones pueden no lograr captar el potencial de lucha de las masas, y así aislarse, debilitándose frente al enemigo de clase; o plantearse más allá de esas movilizaciones, produciendo así históricamente soluciones que corresponden a intereses sociales de clases otras que el proletariado. Lenin y el capitalismo de Estado Dado que el programa UP intenta hacer del problema de la conquista de la hegemonía proletaria en la sociedad un problema que gira alrededor de la imposición de la hegemonía de un sector económico estatal sobre el sector privado, él trae implícito una serie de supuestos. Se atribuye de partida al Área de Propiedad Social un carácter que hay que demostrar: el de que las relaciones de producción en ese sector de la economía tengan un carácter cualitativamente distinto de las que rigen en el resto de la vida económica. Si se tratara al APS como un área de capitalismo de Estado, eso implicaría en transferir hacia el nivel político, y del poder en la sociedad, los problemas centrales del período, como se tratará de demostrar más adelante. Hacer pasar al APS como un área donde las relaciones de producción se distinguen fundamentalmente de las del área privada —es decir, hacerlas pasar por relaciones de producción socialistas— es inherente al proyecto UP, una vez que es a este nivel que se estaría dando la transferencia del poder real en la sociedad. La lucha entre la vieja y la nueva sociedad se expresaría esencialmente por la dinámica APS-APP. Los otros niveles de contraposición de clases son absolutamente dejados de lado, tales como la oposición aparato de Estado burgués-órganos de poder proletario, la lucha contra la ideología burguesa en todas sus manifestaciones, la destrucción del aparato educativo burgués, etc. Todas estas instancias son subestimadas, son consideradas simples superestructuras, que mecánica-
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mente se transformarían, una vez lograda la consolidación y hegemonía del APS. Además de las deformaciones que introduce en la comprensión de la dinámica de lucha de clases y en los enfrentamientos políticos por el poder, esa concepción tiene reflejos en el campo de las prácticas de clases y en el de la práctica política, que debilitan el proceso de organización del bloque histórico de clases revolucionarias y su lucha concreta por el poder. Como toda política que privilegia fundamentalmente la instancia económica, perdiendo la perspectiva de que la política —vale decir, las cuestiones del poder en la sociedad— tiene que ocupar el puesto de comando, el programa UP no toma en cuenta las necesidades apuntadas arriba. Su problemática del período de transición es fundamentalmente económica. El aparato de Estado actual sirve, en la medida en que no obstaculiza o incluso ayuda a desarrollar las transformaciones económicas del programa UP. El criterio no es jamás la medida en que ese aparato político sirve para expresar la fuerza del proletariado, para unificarlo, para imponer su hegemonía a las clases burguesas. El Estado, los órganos de poder tendrían que ser los objetos privilegiados, de preocupación de una estrategia proletaria, socialista, y no la constitución de las bases económicas de la nueva sociedad, como es concebido el APS. De lo que se trata aquí es de apuntar algunas de las deformaciones políticas que la orientación UP sobre el APS trae para la clase obrera y para su lucha política por el poder. [...] De las 253 empresas que inicialmente eran consideradas estratégicas (por monopólicas o por su papel en la economía) se pasa a un listado de 155, que se reduce a las 91, y se termina con las 90 actuales. Se deduce ya, desde un comienzo, que el concepto que la preside no es de controlar la economía en sus resortes fundamentales, sino que es determinado por las correlaciones de fuerzas que determinan qué empresas pueden y qué empresas no pueden ser traspasadas al APS. Así, el concepto mismo de un conjunto de empresas que dominan estratégicamente la economía se encuentra relativizado y a punto de diluirse. Sin embargo, lo que aquí nos interesa es determinar el significado que tiene para la clase obrera, desde el punto de vista de su lucha por la toma del poder, el proceso y la constitución del APS. Siendo ésta un área de capitalismo de Estado en la economía, su significado de clase no se determina por sí misma, sino por el papel que juega en las luchas concretas del proletariado por el socialismo. El capitalismo de Estado no es, por sí solo, la “antesala del socialismo”, como una lectura superficial de Lenin podría hacer suponer. En La
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catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla, Lenin afirma: “El capitalismo monopolista de Estado es la preparación material más completa para el socialismo, su antesala, el peldaño de la escalera histórica entre el cual y el peldaño llamado socialismo no hay ningún peldaño intermedio”. La proposición de Lenin se refiere al grado de desarrollo máximo del capitalismo que, todavía dentro de sus marcos, representa el mayor avance histórico en dirección al socialismo. Sin embargo, la simple presencia del capitalismo de Estado no sirve para diagnosticar globalmente un período político, una vez que se trata de una forma de organización de la producción introducida y desarrollada por el mismo capitalismo, particularmente durante la primera guerra mundial, y consagrada en las décadas posteriores. [...] A ese respecto, Lenin aclara, en Sobre el infantilismo de izquierda y las ideas pequeño-burguesas, el criterio que define el papel histórico del capitalismo de Estado. Después de realzar el capitalismo de Estado en Alemania como “la ‘última palabra’ de la moderna técnica capitalista y de la organización planificada, subordinada al imperialismo junker-burgués”, él sustituye el carácter del Estado alemán, del “Estado militar, junker, burgués, imperialista”, por “otro Estado”, de contenido de clase distinto, “el Estado soviético, es decir, proletario”, y así se cambia radicalmente el contenido histórico del fenómeno. De instrumento burocrático, reaccionario, opresor, éste se vuelve la “antesala” indispensable para la construcción del socialismo. Radicalmente distinto es, pues, el papel del capitalismo de Estado en manos del proletariado en el poder, del capitalismo de Estado en manos de la burguesía financiera, del aparato del Estado burgués vigente, en el caso de Alemania. La discusión sobre el papel de un área estatal de la economía en la transición al socialismo es una cuestión cuya resolución nos remite a la lucha política por el poder, al nivel de desarrollo del aparato del poder proletario. Hay que analizar la constitución del sector estatal de la economía no en sí misma, conforme sus leyes propias, sino referida a la evolución de la resolución de la cuestión del poder en la sociedad. Así hay que enfocar la constitución del APS desde distintos puntos de vista: —Como resorte que empuja la dinámica anticapitalista de la lucha de los trabajadores; —Como elemento unificador del proletariado en su lucha por el poder;
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—Como instrumento que, antes desarticula que refuerza al viejo aparato del Estado burgués y al proceso de acumulación privada de capital, contribuyendo a la constitución del nuevo aparato del poder. El primer aspecto atañe al contenido de las luchas de los trabajadores, a su programa. El segundo se refiere a la lucha contra las divisiones en el seno de los trabajadores, producidas por las relaciones de producción capitalistas, y reforzadas por la ideología burguesa bajo sus distintas formas, particularmente el reformismo. El tercero se refiere a las cuestiones de poder, a las tareas de destrucción del aparato de dominación burgués y la puesta en marcha de los órganos de poder que lo sustituirán. Bajo estos tres aspectos trataremos de analizar el proceso de constitución del APS.
CUADRO 1:
IMPORTANCIA DE LAS 74 EMPRESAS INDUSTRIALES EN EL TOTAL DEL SECTOR INDUSTRIAL MANUFACTURERO -% EMPLEO
Rama
Alimentos Bebidas Tabacos Textiles Calzado y Vestuario Madera Muebles Papel y Celulosa Imprenta y Editoriales Cuero Caucho Química Derivados del petróleo Minerales no metálicos Metálicas básicas Productos metálicos Maquinaria no eléctrica Maq. y accesorios eléct. Material de transporte Diversas Total industria
Ocupación en las 74 empresas
6.443 3.844 1.296 15.128 4.045 490 4.420 – 1.322 – 2.555 – 3.771 1.962 5.465 1.783 3.360 – – 55.884
Total ocupación 1970
70.000 17.000 1.600 53.000 111.400 32.600 34.000 7.000 14.600 7.700 5.600 22.500 4.400 18.500 18.300 41.400 18.000 19.800 48.100 17.400 562.900
% empresas
9 23 81 29 4 1,5 – 63 – 17 – 11 – 20 11 13 10 17 – – 10
% fuera del APS
91 67 19 71 96 98,5 100 37 100 83 100 89 100 80 89 87 90 83 100 100 90
Fuente: ODEPLAN, “Antecedentes sobre las 91 empresas que serán incorporadas al Área de Propiedad Social”, Revista Nueva Economía, N° 2, enero-abril 1972, p. 134.
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Revolucionarios y reformistas La clase obrera, en su lucha por el poder, tiene que enfrentarse a la realización de la alianza de clases que, dirigida por ella, se hace cargo de las tareas revolucionarias. Este proceso pasa, inicialmente, por la unificación de la misma clase obrera, para que ella pueda constituirse realmente en el eje del bloque de clases revolucionario. La correlación de fuerzas desfavorable a la clase obrera en el capitalismo descansa, por último, en la capacidad de las clases dominantes de mantener y profundizar las divisiones generadas por el mismo capitalismo en el seno de la clase obrera. Un fenómeno paralelo de competencia, que es esencial a la existencia de la burguesía como clase, existe en el seno de la clase obrera, en la lucha por el empleo, por mejoras salariales, etc. Hay una forma específicamente burguesa, su más elemental forma de penetración en el proletariado, que es la de hacer enfrentarse un sector de los trabajadores —los empleados— contra los desempleados, y viceversa, además de plantear la cuestión de las mejoras salariales a un nivel individual, de ascenso personal en la empresa y en la sociedad. Estos mecanismos son engendrados por la misma estructura de la sociedad capitalista, y buscan aislar a los individuos entre ellos, atomizarlos en la masa de la población, impidiendo su acción conjunta, impidiendo su identificación en tantos hombres que tienen intereses de clase idénticos, y se oponen a la misma minoría dominante y explotadora. En los países periféricos del capitalismo —en América Latina en particular— esas posibilidades de acción de las clases dominantes se multiplican, por el hecho de existir una mano de obra desempleada o semiempleada permanente. No es que se trate de fuerza de trabajo excedente, en el sentido de que sean trabajadores innecesarios para el funcionamiento de la sociedad. Se trata de fuerza de trabajo excedente para las capacidades de absorción del capitalismo, para su dinámica lenta, deformada, excluyente. Sin embargo, dado que nuestro continente surgió históricamente bajo el signo del capitalismo, las reglas generales que rigen para las relaciones entre las clases provinieron de éste, y así, gran parte de los trabajadores del continente están colocados en la categoría de mano de obra excedente, desempleada. La crisis permanente de la agricultura expulsa mano de obra hacia las ciudades, lo que, sumado al crecimiento vegetativo de la población, crea una masa de trabajadores que no encuentran empleo en una estructura económica que está muy abajo de las posibilidades de absorberlos. La existencia de ese inmenso ejército industrial de reserva ofrece las
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condiciones objetivas para una acción neutralizadora del proletariado, y se reflejaría en una elevada tasa de ganancia. Una estrategia política proletaria tiene pues que incluir, necesariamente, una acción permanente de unificación interna de la clase obrera, sea a nivel orgánico y político, sea a nivel ideológico, combatiendo las ideas burguesas individualistas en el seno de los trabajadores. Esta acción sirve de respaldo a la consolidación del papel de vanguardia de la clase obrera en la lucha anticapitalista y contribuye decisivamente para la gestación de su vanguardia política. [...] Será en función de la necesidad fundamental de unión del pueblo en la lucha revolucionaria por el poder, que es preciso juzgar las cuestiones ligadas al área de propiedad social, el proceso de su constitución, los criterios de expropiación, el funcionamiento interno del área. La diferenciación entre reformistas y revolucionarios no está en el número de empresas a expropiar o en la forma de pago de las expropiaciones. No hay solamente una diferencia de cantidad o de forma entre las dos políticas. Teniendo orígenes de clase distintos, las políticas reformistas y revolucionarias hacia el APS se diferencian fundamentalmente en contenido y en calidad, y apuntan hacia objetivos históricos de diferente naturaleza. ¿A qué sector obrero beneficia directamente el APS? En su versión más reciente, el proyecto del Gobierno incluiría en el APS 90 empresas, de las cuales 74 serían empresas industriales. Las 74 empresas industriales ocupan a 55.884 personas, vale decir, solamente 10% de las personas ocupadas en el sector industrial. Para que se tenga una idea acerca de la magnitud del sector de la clase obrera que sería incorporado al APS, reproducimos abajo el cuadro de las 74 empresas, por sector, y su porcentaje en términos de empleos, en relación al conjunto de los empleados en 1970. El cuadro 1 demuestra que solamente el 10% de la clase obrera industrial estaría incluida en el APS, conforme los planes originales de la UP. Estos 55 mil trabajadores serían beneficiados con la eliminación del patrón, la incorporación al área estatal de la economía y un sistema de participación en la dirección de la empresa, conforme contempla el convenio CUT-Gobierno. Los otros 507 mil obreros seguirían en empresas privadas o mixtas, teniendo pues, como límite para sus movilizaciones, la permanencia de las relaciones de propiedad privada. Las luchas del conjunto de los trabajadores por desbordar los límites del sistema capitalista, la lucha
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por el poder y el socialismo, no se reflejaría, para el 90% del proletariado industrial —a quien cabe el papel de vanguardia en esas luchas— en la destrucción de la propiedad capitalista sobre las empresas. [...] Al dejar el 90% de la clase obrera en las áreas privadas y mixta y, en la práctica, sin conducción política, se limita sectores fundamentales de la clase obrera en sus movilizaciones. El 96% de los trabajadores textiles —o sea, 107 mil trabajadores— quedarían excluidos de una lucha que cuestionara las bases mismas de la propiedad privada de las empresas. Lo mismo pasaría con el 91% de los trabajadores en industrias de alimentos —63 mil trabajadores en total—; con el 98% de los madereros —82 mil trabajadores—; con el 100% de los trabajadores en muebles, en imprentas y editoriales, en caucho, derivados del petróleo y materiales de transporte. El único sector que, una vez incluidas todas las 74 empresas al APS, tendría allí más del 50% de los trabajadores, sería el del papel y celulosa, si el Gobierno llegara a resolver el problema de la Cía. Manufacturera de Papeles y Cartones. Esta empresa ocupaba, en 1971, 4.147 trabajadores, o sea, casi un 60% de la ocupación total del sector. En todos los otros sectores, los porcentajes de incorporación son siempre bajos. Casi la mitad —el 48%— de los trabajadores que compondrían el APS serían de 3 sectores: alimentos, textiles, productos metálicos. Sin embargo, esta composición no es ni siquiera una muestra de lo que es la composición global de la clase obrera. El criterio tecnocrático de la elaboración de los planes de Gobierno privilegiaron a los sectores considerados más monopolizados de las industrias manufactureras, lo que entregó justamente las más amplias capas de trabajadores, que están en las pequeñas y medianas empresas, a la explotación patronal. Así es que el sector de calzado y vestuario, que representa casi el 20% del total de la fuerza de trabajo de la industria manufacturera —el 19,8—, poseería el 7% de la fuerza de trabajo manufacturera del APS. El sector maderero, representando el 5,8% de la fuerza de trabajo manufacturera, tendría el 0,9% de la fuerza de trabajo manufacturera del APS. La fuerza de trabajo del sector de materiales de transporte, representando el 8,5% de la fuerza de trabajo manufacturera, no estaría incluida en el APS. [...] El porqué del control obrero Frente a ese “monstruo” que es la actual configuración del área estatal de la economía —incluidas todas las empresas que, de una forma o
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de otra, definitiva o transitoriamente, están bajo el control del Gobierno— ¿qué actitud toma la Unidad Popular? El proyecto original de constitución del APS se ve cambiado por el desarrollo de los conflictos y las movilizaciones que protagonizan las masas. El Gobierno se encuentra presionado entre dos perspectivas; sea seguir sus planes originales, y chocar con las movilizaciones e intereses del movimiento de masas, debilitándose incluso para utilizar esas movilizaciones en función de sus planes; sea aceptar esa dinámica, expropiando las empresas en que los conflictos preparan las condiciones para tal intervención, lo que termina por llevar al Gobierno a imponer otra dinámica al proceso de transformaciones actual, rompiendo con la legalidad vigente, con las alianzas de clase reinantes. Así se plantean, a nivel general, las disyuntivas que tiene el Gobierno: una dinámica que, terminando por ser represiva frente al movimiento de masas, debilita al Gobierno frente a las clases dominantes; otra, que amenaza con jugarle encima la coalición amplia de todas las clases dominantes, acrecida de las fuerzas intermedias hasta ahora neutralizadas por la “legalidad” del proceso político. Sin embargo, si las dos dinámicas son reales, si aclaran el punto débil de equilibrio en que busca sostenerse el Gobierno, quizás haya de por medio cuestiones que no estén colocadas correctamente. La alternativa presente del Gobierno, de obtener una “legalización” del APS, al precio de la devolución de más de 200 empresas —como se propone el llamado “proyecto Millas”— supone una forma determinada de “cercar a la burguesía”, de destruir las bases del capitalismo. La estrategia de la UP implica: a) que a partir del APS es posible no solamente imponer la hegemonía al conjunto de la economía, sino que en ese sector se cambian las relaciones de producción; b) que es posible y necesario mantener una diferenciación neta entre el APS y el área privada de la economía; c) que se debe mantener y reforzar la centralización de tareas económicas en el aparato de Estado vigente. Esas tres tesis, si no agotan la estrategia económica de la UP, por lo menos resumen algunos de sus aspectos importantes, que hay que analizar. [...] Son medidas netamente de capitalismo de Estado, cuya preocupación fundamental no es la expropiación, sino el control de la economía. Vale decir, la cuestión fundamental para impedir el sabotaje de la burguesía, el problema central de interés de los trabajadores, es controlar al con-
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junto de la economía. Una de las formas de controlarla es su expropiación inmediata, la más avanzada desde el punto de vista del capitalismo de Estado que se quiere constituir. Pero, como lo fundamental es lograr el control de la economía, el conjunto de medidas posibilita la regulación centralizada por el Estado de todos los resortes básicos de la misma, a través de otras formas de “atentado a la propiedad privada”, que tienen como efecto principal el impedir que la vida económica, en cualquiera de sus momentos, siga pendiente de decisiones privadas. [...] Sin embargo, el capitalismo será el peldaño más avanzado en la lucha por el socialismo, conforme su inserción en la lucha política del proletariado por el poder. Si no, puede constituirse en elemento de fundamental refuerzo político y económico al capitalismo monopolista. Y como, para Lenin, se trataba de utilizar la catástrofe económica también como palanca para la organización y movilización del pueblo en su lucha por el poder, y no como forma de resoldar el viejo sistema, la clave de sus planteamientos se encuentra en el control obrero. “La ‘clave’ de la cuestión no consistirá siquiera en la confiscación de bienes de los capitalistas, sino precisamente en el control obrero general, ejercido en escala nacional, sobre los capitalistas y sus posibles adeptos. La confiscación por sí sola no basta, pues no encierra ningún elemento de organización y de cálculo de una distribución equitativa”. [...] El control obrero será, por lo tanto, una condición esencial para que el capitalismo de Estado sea un instrumento que el proletariado haga volcarse contra el mismo sistema de dominación y de explotación burgués, y no un instrumento para su revigorización, al cambiar su forma. La centralización de todas las medidas de control económico en el Estado no puede significar una nueva consolidación del viejo aparato de dominación de clase. De ahí que Lenin no aísle, ni un minuto, las medidas eficaces económicamente de combate a la catástrofe, y la implantación de órganos políticos de control obrero, que vayan sustrayendo al aparato burocrático-represivo del Estado burgués su poder de decisión. Esta es la diferencia entre la posición de Lenin y la de los socialistas revolucionarios: para éstos se trataba de imponer un control estatal de la economía, mientras que, para Lenin, se trataba del control obrero. Entre esas diferencias aparentemente nominales, pasan dos concepciones de clase distintas sobre el carácter de la revolución y el papel del Estado. Reforzar a éste, centralizando más y más tareas en sus manos, sin ninguna contrapartida, es suponerle una neutralidad
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de clase en tanto aparato, un carácter de instrumento técnico, que nada tiene que ver con el marxismo. [...] La concepción leninista de la transición está indisolublemente ligada a la cuestión del control obrero, por varios motivos. Inicialmente, porque se trata de una dinámica anticapitalista ininterrumpida, que parte de necesidades inmediatas del proletariado, profundizándolas en dirección a medidas netamente anticapitalistas, inabsorbibles por el sistema. No se trata, por lo tanto, de consolidar cualquier peldaño intermedio entre el capitalismo y el socialismo, entre el régimen burgués y la dictadura del proletariado, sino de imponer políticas que justamente posibiliten el tránsito sin interrupción entre las transformaciones de democratización del Estado y de la sociedad, y el poder proletario. El control obrero, como elemento esencial de un programa de transición, impide cualquier intento de estabilizar el proceso en etapas intermedias. El control obrero sobre el conjunto de la economía rebaja así cualquier muralla china entre las etapas de la revolución, así como entre las llamadas áreas de la economía. Justamente para hacer de la creación de un área estatal de la economía un instrumento en la lucha por el poder proletario, hay que impedir la consolidación de un área estatal al lado de un área privada, coexistiendo pacíficamente. La dinámica anticapitalista de la revolución tiene necesidad del control obrero también como instrumento de contestación de la propiedad privada, incluso donde ella tiene que seguir existiendo por un cierto tiempo. De ahí viene su subordinación a un sector estatal de la economía, y no del simple juego libre del mercado, de la mecánica ciega de las fuerzas económicas. [...] El control obrero, como consigna que prepara la toma del poder por el proletariado, contesta así interrogantes centrales al proceso chileno hoy día. En primer lugar, se replantea en su debido lugar la tarea principal a nivel económico: se trata de controlar el conjunto de la economía. La estatización de las empresas es una de las formas de obtener ese control. Sin embargo, si no se trata de estabilizar el proceso en una etapa intermedia entre el capitalismo privado y el socialismo, entre el Gobierno de la burguesía y el nuevo Estado del proletariado, entonces el control obrero de la producción, la dirección obrera en el APS, junto al control popular de la distribución, son los instrumentos más eficaces que tienen hoy día los trabajadores. Tanto desde el punto de vista de la eficiencia del control de la economía como en el sentido de ir creando los órganos de poder popular alternativo. Un plan económico que atienda a las necesidades básicas de los
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trabajadores no tiene por qué dejar de determinar tareas a las empresas que siguen bajo la propiedad de los patrones. El control obrero será la forma de imponer su cumplimiento. La legitimidad del plan surge de decisiones democráticas y ampliadas, tomadas por el conjunto de los trabajadores, que propician las condiciones de su implementación. En segundo lugar, si no se trata de estabilizar el proceso de transformaciones en la etapa definida por el PC como “antiimperialista, antimonopólica y agraria” en su programa, no hay por qué aceptar la trampa burguesa de definir los límites entre el APS y el área privada de la economía, y —peor que eso— comprometerse legalmente con esa definición. Sería remitir a una de las ramas más representativamente burguesas del aparato del Estado de las clases dominantes —el Parlamento— apoyado por otra que no le debe nada en lo que a defensa de los intereses burgueses se refiere —la Contraloría— una cuestión extremadamente importante para los trabajadores. Sería preferir la correlación de fuerzas que se da a nivel institucional con las clases dominantes y hacer depender de ella el carácter mismo del proceso de transformaciones, al revés de depender de las movilizaciones concretas de la masa, y de la correlación de fuerzas que el movimiento de masas moviéndose a partir de sus reales intereses, logra imponer a los patrones. El control obrero significa no imponer ningún límite institucional al avance en el control de la economía, porque tampoco se va a necesitar de la expropiación de una empresa para lograrse el control de sus actividades. No es el título de propiedad lo que interesa ahora, sino la utilización, el destino de la producción, como lo afirmara Lenin. En tercer lugar, si no se trata de construir y estabilizar un capitalismo de Estado, no hay por qué celar por la centralización absoluta de las tareas económicas en manos del aparato de Estado vigente. Si la centralización posibilita eficacia en el cumplimiento de un cierto número de tareas, es dudoso que, sin la existencia de órganos de poder popular independientes de ese aparato, esa eficacia pueda ser lograda. El aparato burocrático del Estado chileno se ha mostrado más bien un obstáculo, una traba en la realización de las transformaciones que preveía el programa de la UP o que el movimiento de masas fue imponiendo. La dinámica misma de las transformaciones anticapitalistas solicita órganos que dan el tono particular de la revolución proletaria: una revolución que va construyendo, en la práctica, su legalidad, sus órganos de democracia y de poder proletario, que manifiestan su carácter de revolución más radical en la historia, y la primera revolución que se apoya directamente en la inmensa mayoría del pueblo. El fortalecimiento de la centralización del Estado, para los revolucionarios, depende del tipo de Estado vigente. “Cuando el Estado sea proletario...
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entonces seremos, íntegra e incondicionalmente, partidarios de un poder firme y del centralismo. . .”. Confundir el Gobierno de la UP con el aparato de Estado vigente, lleva a las disyuntivas más radicales: fortalecer a uno y a otro a la vez, o combatirlos juntos. Mientras el reformismo siga identificando estrechamente a los dos en sus planteamientos, mientras el Gobierno prefiera apoyarse en el aparato de Estado, al revés de buscar su debilitamiento, apoyándose en órganos embrionarios de poder popular, será más bien la confusión y el desconcierto en el movimiento de masas lo que se estará introduciendo. La subordinación de las tareas democráticas a las socialistas, de la economía privada y del capitalismo de Estado al poder proletario, de las capas pequeño-burguesas al proletariado, se juegan decisivamente en la destrucción del aparato de Estado vigente, y en la construcción del nuevo Estado. Así lo hizo la Revolución Cubana. Así lo hará la Revolución Chilena. ***
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MIR: RESOLUCIONES DEL COMITÉ CENTRAL SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA NACIONAL. (Documento confidencial interno) (Mayo de 1973) (Tomo 6, pp. 4672-4677)
1. Antes de marzo Durante los meses de enero y febrero de este año los sectores reformistas del Gobierno y la UP levantaron un proyecto político de colaboración de clases, que perseguía asegurar la estabilidad del Gobierno, abriendo un cauce institucional que permitiera resolver los graves enfrentamientos políticos planteados. Este proyecto requería de un entendimiento entre el Gobierno y sectores importantes de la burguesía y el PDC, tendría como aval a las Fuerzas Armadas, que permanecerían dentro del Gobierno, y presuponía el freno del proceso de reformas y la garantía de que el capitalismo de Estado, reforzado por dichas reformas, volviera a estar al servicio de aquella fracción burguesa. Tal entendido significaba estabilizar, reafirmar el control sobre la base de ofrecer a la burguesía el compromiso político de someter las medidas fundamentales del Poder Ejecutivo al visto bueno y las enmiendas del Congreso Nacional. [...] Expresiones de este propósito del reformismo fueron el proyecto que limitaba el área social y pretendía devolver una gran cantidad de empresas a los antiguos patrones; el primitivo proyecto de reajuste a los trabajadores a través de un bono, y las limitaciones que se pretendía imponer al desarrollo del control popular del abastecimiento. La resistencia de los sectores más radicalizados de la UP, el rechazo de los revolucionarios y la movilización de importantes sectores de la clase obrera y el pueblo en contra de estas concesiones, obligaron al reformismo a replegarse y a desatar, posteriormente, una ofensiva al interior de algunos partidos de la UP, enfrentar duramente la movilización del pueblo y aislar, para luego aplastar, a la Izquierda Revolucionaria. Así, como forma de preparar las condiciones en la izquierda para materializar su proyecto político después de las elecciones de marzo, el reformismo levantó un montaje publicitario destinado a convencer a los trabajadores y a la masa izquierdista de la existencia de un “polo externo a la UP”, que se planteaba como alternativa de poder al Gobierno y que buscaba (precipitar ese momento) la destrucción de la UP y el quiebre de sus partidos. [...]
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2. Después de marzo El movimiento de masas, estimulado por el resultado electoral, aumentó sus niveles de actividad en todos los terrenos, reclamando de hecho la conducción que permitiera encauzar su fuerza y entusiasmo hacia una ofensiva popular y revolucionaria. Las vacilaciones del reformismo, la ofensiva patronal y el agravamiento progresivo de la crisis económica, le confirieron posteriormente a su accionar elementos de dispersión, desarticulación, economicismo y espontaneísmo. Hoy, evidenciada la ofensiva burguesa, el pueblo tiende a buscar conducción en los comandos y consejos comunales y cordones industriales y a incorporar a su actividad consignas y reivindicaciones de carácter clasista, lo mismo en el campo que en la ciudad. [...] Superado su desconcierto inicial, la respuesta de la clase dominante fue la ofensiva política, institucional y publicitaria, la búsqueda de una nueva definición estratégica. Golpeando en varios frentes simultáneamente y recurriendo a todas las formas de lucha, la clase dominante fue logrando cierta unidad en la acción que, aunque precaria, le habría de ser muy útil. Entre sus éxitos tácticos figuran el haber logrado sumar a su ofensiva publicitaria a ciertos sectores de la alta jerarquía eclesiástica y altos oficiales reaccionarios de las Fuerzas Armadas en servicio activo. El reformismo, por su parte, vistos los fracasos manifiestos de su “acción de limpieza” sobre el MAPU, y sobre todo el PS; de su propósito de amedrentar al movimiento de masas y de su proyecto de aplastar a la Izquierda Revolucionaria, comenzó a tomar conciencia de que la fuerza de masas le obliga, a la vez que le permite, resistir las imposiciones patronales. A despecho de los deseos de los sectores reformistas, el Gobierno se vio obligado ante la nueva situación (agresiones patronales, imperialistas y la presión del movimiento de masas) a tomar algunas iniciativas que hieren objetivamente a sectores de la clase dominante. De este modo surgieron el decreto de insistencia con respecto a las 41 empresas, la denuncia de la vinculación del Gobierno norteamericano a las actividades de la ITT, las indicaciones al proyecto de devolución de empresas, etc. Incluso el general Bachelet, que en febrero fue el vocero de las limitaciones al control popular del abastecimiento, por encima de la lentitud y vacilaciones de la política que mantiene el Gobierno, apareció apoyando públicamente medidas que facilitan la labor que las masas desarrollan tras la imposición de su propio control sobre la distribución.
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Al mismo tiempo se efectuaban llamados a buscar un grado de acuerdo con la Izquierda Revolucionaria. Retomaba de este modo el Gobierno el perfil que mantuviera antes del ingreso de las Fuerzas Armadas al gabinete. 3. La política de la clase dominante [...] En medio de la ofensiva desatada dos proyectos políticos, dos estrategias comenzaron a plasmarse. Aun cuando mantienen una serie de puntos de contacto y coincidencias, en particular respecto de la necesidad de desalojar al Gobierno antes de 1976, difieren en importantes cuestiones. La estrategia jarpista es partidaria de desatar un paro patronal masivo, de acusar constitucionalmente a todo el gabinete y, si es posible, al propio Allende. Esta estrategia considera que ya existen condiciones suficientes para intentar el “asalto al Gobierno” que su “ilegitimidad e ilegalidad” son manifiestas y que es posible reunir la fuerza militar necesaria para el intento, aun a sabiendas que todo esto produciría un quiebre de las FF.AA. y la reacción inmediata de la clase obrera y el pueblo. Busca por esta vía la implantación de un gobierno ferozmente represivo, que aplaste toda resistencia, permitiendo a aquellos sectores patronales, que son su base social, mantener y recuperar la totalidad de sus privilegios. Por su parte, la estrategia freísta busca también el desalojo del Gobierno, pero a diferencia de la otra estrategia, se proponen llenar previamente una serie de requisitos que aminoren el riesgo de desatar la guerra civil, aunque no la descarta por principio. Con este fin quiere acumular una fuerza y fachada institucional y legal, base de apoyo social y, fuerza, militar que sean incontrarrestables, de modo de aproximarse a un óptimo en el cual la caída del Gobierno verificada de modo “constitucional” sería prácticamente un “desplome”. Por eso se opone al paro patronal masivo, más bien mediante el trabajo en la “base social” busca constituir un bloque social policlasista y reaccionario compuesto por la propia burguesía, la pequeña burguesía, los más amplios sectores de estudiantes y empleados, y aun, sectores de la clase obrera y del movimiento popular. Algunos de estos sectores ya están objetivamente en la estrategia patronal y el freísmo espera engrosar sus filas a través de la demagogia desatada, operando en medio de la desesperación creciente que la crisis capitalista y la crisis de la economía provoca entre las masas populares. Busca confundir y desmoralizar a los trabajadores para
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dividirlos y lograr incorporar a su bloque social reaccionario el mayor contingente posible de la masa más confundida y desmoralizada. En razón de tal propósito, es que se opone al quiebre de las FF.AA. Si bien realiza un activo trabajo hacia ellas, incluso público, atenúa los ataques que se dirigen a algunos de sus miembros. Por el contrario, más bien trata a toda costa de mantener a las FF.AA. “unidas, constitucionalistas, prescindentes en política y profesionales”. Busca como condición indispensable el uso de toda su fuerza militar y valor moral de su unidad para respaldar su propia acción contra el Gobierno UP y el pueblo. La clase dominante después de marzo concluyó que el compromiso ofrecido por el Gobierno no tenía ninguna base real y que, por lo tanto, necesitaba imponerle al Gobierno su capitulación; garantizada formalmente por las normas mismas del Estado burgués; o su desalojo. Sería problema del Gobierno aplacar o reprimir la resistencia que su capitulación provocaría en la clase obrera y el pueblo. Llenados estos requisitos, llegaría el momento de precipitar el conflicto institucional; en el cual el Parlamento, la Corte Suprema, la Contraloría, declararían ilegítimo el Gobierno y así independizarían a las FF.AA. del Gobierno. Esta última estrategia es la que ha predominado en el último período. 4. Una nueva situación [..] Alertamos a los sectores más radicalizados de la izquierda y a los sectores más conscientes del pueblo de no caer en esquematismos y rigideces que le impidan valorar la fortaleza de las tendencias más radicales de la izquierda y las dificultades objetivas que tienen los proyectos reformistas para concretarse. Hoy, como nunca antes, es necesario luchar por imponerle a los sectores más vacilantes y reformistas del Gobierno una contraofensiva popular y revolucionaria. Pero a la vez debemos combatir el que se depositen falsas ilusiones en los sectores reformistas, temporalmente impedidos a concretar sus propósitos colaboracionistas. Por razones que hacen a su definición ideológica, estarán siempre a la espera de condiciones objetivas que les permitan la conciliación y frente a las agresiones patronales reaccionarán siempre con políticas defensistas que desarmen a la clase obrera. Sus iniciativas por agresivas que parezcan, estarán siempre marcadas por el burocratismo, el legalismo y el sectarismo. A pesar de lo cual, aquellas iniciativas, sacadas
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de su marco burocrático e institucional, pueden ser transformadas en herramientas de lucha del movimiento de masas. A pesar del carácter agudo y polarizado de la nueva situación, la perspectiva no pierde su carácter ambiguo. La política reformista sigue marcada por la ilusión de llegar a acuerdos con sectores patronales, más allá de algunas iniciativas a que se ve forzada. Esto a pesar de no concretarse, le imprime a la política reformista el sello de la vacilación y de la resistencia a las aspiraciones de las masas, que sumadas a su esquema parlamentario y burocrático, desarman al pueblo y lo desconciertan. Ejemplo claro de esto ha sido el contenido profundamente defensista de los llamados a “impedir la guerra civil”. [...] 5. La política de la clase obrera y el pueblo La tarea política fundamental planteada hoy a la clase obrera y al pueblo es pasar a una posición esencialmente ofensiva frente a la arremetida patronal en desarrollo. Es acumular la fuerza de masas necesarias para impedir o ganar la guerra civil, si los patrones y los sectores reaccionarios deciden desatarla; para impedir la capitulación reformista frente al peligro de la guerra civil, y para conquistar posiciones decisivas en la lucha por la conquista del poder para la clase obrera y sus aliados, imponiendo un verdadero Gobierno de Trabajadores. Este proceso de acumulación de fuerzas persigue la constitución de un bloque social revolucionario donde la clase obrera dirija socialmente a los pobres de la ciudad y del campo y a la pequeña burguesía y reconozca como su conducción a una alianza política en la cual los revolucionarios y los sectores radicalizados de la izquierda sean predominantes. La construcción de este bloque social revolucionario y el desplazamiento de la conducción reformista del movimiento de masas requiere de un impulso decisivo a la agitación del Programa Revolucionario del Pueblo en el seno del movimiento de masas y la creación de los Comandos Comunales de Trabajadores como tareas principales. [...] Comité Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Santiago, segunda quincena de mayo de 1973. ***
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MIR (SECRETARIADO NACIONAL): MANIFIESTO PÚBLICO (10 de junio de 1973) (Tomo 6, pp. 4696-4699)
[...] Política desmovilizadora y burocrática del reformismo La Unidad Popular, apoyada en la fortaleza de la clase obrera y el pueblo, y también obligada por aquélla, resistió la ofensiva reaccionaria, pero a la vez abrió negociaciones. Los sectores reformistas de la UP pasaron de una política sin contenido de clase (“no a la guerra civil”, batalla de la producción, etc.), a un “endurecimiento” legalista y burocrático, desligado de las masas y evidentemente insuficiente. Así, acusan de economicismo a todo sector de trabajadores que defienda sus niveles de ingreso, decretaron la Zona de Emergencia para Rancagua y la reanudación de faenas en El Teniente, etc. Además, permitieron que el conflicto institucional adquiriera una forma fundamentalmente legalista y constitucionalista, impulsaron sus iniciativas fundamentalmente en el terreno parlamentario, donde la oposición es mayoría, etc. Es decir, subordinaron el papel de la clase obrera y el pueblo dejándolos de espectadores del conflicto político “gobierno-oposición”; renunciando a proponerles objetivos políticos movilizadores que los incorporaran al conflicto. Por ello, la clase obrera y el pueblo quedaron ubicados en una posición defensista, todo lo cual generó no pocos síntomas de confusión y dispersión. Actividad de las masas Bajo la conducción de las corrientes revolucionarias, los sectores de avanzada del movimiento de masas entraron en un proceso de reactivación; fortaleciéndose y activándose los Comandos Comunales de Trabajadores, incorporándose a ellos en definitiva los obreros de la gran industria; comenzaron a predominar los conflictos por objetivos políticos sobre los puramente económicos (traspaso al APS; Control obrero en el área privada; por Dirección Obrera en el área social, etc.); continuó el fortalecimiento de las JAP, de los Comandos Populares de Abastecimiento; se inició un proceso de reanimación del movimiento estudiantil, y se desarrollaron importantes movilizaciones campesinas en el centro del país. Al mismo tiempo, en
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algunos sectores del movimiento poblador, aislados orgánicamente de la clase obrera, azotados por el desabastecimiento y la inflación, sufriendo las lentitudes de la política de abastecimiento del Gobierno y la especulación patronal, se generaron manifestaciones de fragmentación y división, a través de los cuales intenta penetrar la clase dominante. No a las salidas de compromiso Esta reanimación de los sectores más avanzados de la clase obrera y el pueblo fortalece a los revolucionarios y a las corrientes más radicales de la izquierda, dificulta objetivamente cualquier intento reformista de establecer alianza con alguna fracción burguesa y abre la posibilidad objetiva de la precipitación del enfrentamiento. En estas circunstancias, la única salida capaz de aplastar la ofensiva reaccionaria y asegurar la continuidad revolucionaria del proceso consiste en desatar una resuelta contraofensiva popular, basada fundamentalmente en una vigorosa movilización de la clase obrera y el pueblo. [...] Contraofensiva popular y revolucionaria Hay condiciones objetivas que permiten desarrollar una contraofensiva popular. Hay fuerza de masas. La tarea es articular las movilizaciones actuales, organizar al pueblo, unir orgánicamente a la clase obrera con las capas pobres para que pueda ejercer su papel de vanguardia. La tarea de los revolucionarios es dar conducción a la actividad del pueblo. La tarea es abrir la contraofensiva popular encendiendo el entusiasmo y ganando a la mayoría de la clase obrera y el pueblo; resolviendo sus reivindicaciones inmediatas a costa de los privilegios de la clase dominante; articulando a través de los Comandos Comunales la movilización de los trabajadores y orientándolos a terminar con el poder económico y político de la clase dominante; democratizando a las FF.AA. para incorporarlas al impulso popular. Esta contraofensiva puede y debe estar regida por una nueva relación “izquierda-pueblo” que articule a las corrientes revolucionarias y reformistas de la izquierda detrás de un programa revolucionario del pueblo que, a partir de una plataforma inmediata y sobre la base del desarrollo del poder popular y la democratización de las FF.AA., genere las condiciones para establecer un verdadero gobierno de los trabajadores. Este debe ser una palanca de las luchas del pueblo que articule la acción del
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Gobierno con la movilización de las masas y un instrumento para aplastar la ofensiva patronal y abrir el camino a la conquista del poder por los trabajadores. A luchar por el programa revolucionario Por eso llamamos a la clase obrera, al pueblo y a la izquierda a luchar por el Programa Revolucionario del Pueblo: 1) Establecer la dirección y el control de la clase obrera y el pueblo sobre el conjunto de la economía; nacionalizando todas las inversiones del imperialismo en Chile; expropiando el conjunto de las grandes empresas industriales, comerciales, financieras y constructoras; confiscando la tierra y expropiando las empresas de la gran burguesía agraria; para establecer un área social hegemónica. 2) Oponer a la agitación sediciosa hacia las FF.AA. y Carabineros de los Canales y los Tulio Marambio la lucha del pueblo por la democratización de las FF.AA. que resuelva los problemas de ingreso, de trabajo, de formación profesional de sus miembros y termine con las discriminaciones que aún existen en ellas. 3) Desarrollar el Poder Popular, luchando por imponer el control obrero en el área privada y la dirección obrera en el área social; desarrollando los Comandos Comunales de Trabajadores como órganos de un nuevo poder; la lucha incansable contra el Parlamento y el parlamentarismo, para establecer la Asamblea del Pueblo; el combate al derecho burgués y por una nueva justicia de carácter popular. 4) Estos objetivos programáticos deben convertirse en objetivos de lucha de todo el pueblo promoviendo su discusión masiva en los lugares de trabajo y en los Comandos Comunales. De esta discusión del pueblo debe surgir el programa que realice el “Gobierno de los Trabajadores”. Para ello debe lanzarse a la discusión de las masas un conjunto de anteproyectos de reformas constitucionales a los que las masas darán forma definitiva y que posteriormente lleven a un plebiscito, dándoles así carácter de clase a los conflictos institucionales que se generen. Tareas inmediatas Llamamos a la clase obrera y al pueblo, y al conjunto de la izquierda, a luchar por imponer las siguientes medidas inmediatas; a exigirlas del Gobierno e imponerlas a los reformistas: 1. A realizar asambleas en todos los lugares de trabajo y poblaciones, en los Comandos Comunales y Consejos Campesinos para discutir la ofensiva reaccionaria en curso y tomar las medidas para combatirla; a estar
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alertas e impedir todo compromiso del Gobierno que no tenga a la clase obrera y al pueblo como eje. 2. A fortalecer el Poder Popular, desarrollando y multiplicando los Comandos Comunales de Trabajadores en todas las comunas del país. A establecer por decreto la constitución de los sindicatos únicos por rama. 3. A defender los ingresos de los trabajadores, estableciendo la escala móvil de salarios, financiada con las ganancias de los capitalistas. 4. A expropiar de inmediato CENADI y CONCI; a establecer el estanco de los productos agrícolas bajo el control de los Consejos Campesinos; a fortalecer las JAP, los Almacenes Populares, los Comandos de Abastecimiento, a extender la Canasta Popular a todo Chile. 5. A exigir el paso inmediato al área social, por medio de decretos de requisición, de todas las grandes empresas que tengan un capital superior a los 14 millones de escudos, sin excepción; a rechazar el proyecto Hamilton-Fuentealba y a exigir la reposición del proyecto de nacionalización de las financieras y Asociaciones de Ahorro y Préstamos. A luchar y exigir la confiscación inmediata de la tierra y la expropiación de las empresas de todos los fundos mayores de 40 HRB, tomados por los campesinos. 6. A confiscar la ITT. A suspender de inmediato el pago de la deuda externa al imperialismo yanqui, a renegociar bilateralmente con los otros países y acudir a la cooperación económica del campo socialista. 7. Frente a la agitación golpista reaccionaria de los Canales y los Labbé, la clase obrera y el pueblo deben exigir tomar medidas contra los oficiales reaccionarios públicamente comprometidos en la sedición; que no se restrinjan los derechos ciudadanos de las FF.AA. y Carabineros y se les permita participar en las organizaciones populares, y exigir que el Parlamento apruebe, con cargo a las utilidades de los capitalistas, una política de reajustes justa para las FF.AA. Secretariado Nacional Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Santiago, 10 de junio de 1973 ***
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FRENTE DE TRABAJADORES REVOLUCIONARIOS (FTR/MIR), MOVIMIENTO CAMPESINO REVOLUCIONARIO Y MOVIMIENTO DE POBLADORES REVOLUCIONARIOS: RESPUESTA A LOS SEÑORES CANALES Y TULIO MARAMBIO, Y A LOS CÍRCULOS DE GENERALES, ALMIRANTES Y CORONELES (R) DE LAS FF.AA. Y CARABINEROS (Junio de 1973) (Tomo 6, pp. 4700-4702)
1. Nosotros, los miles de trabajadores que nos agrupamos a través de todo Chile bajo las banderas revolucionarias del Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR), del Movimiento Campesino Revolucionario (MCR) y del Movimiento de Pobladores Revolucionarios (MPR), hemos decidido levantar nuestra voz de denuncia y de advertencia contra la prensa, los políticos y los oficiales reaccionarios que han orquestado una desembozada campaña propagandística en contra de los oficiales que resisten las presiones sediciosas y hacen un abierto llamado a sectores de las FF.AA. y Carabineros al golpismo y a la represión contra la clase obrera y el pueblo. 2. Se han prestado para estas campañas sediciosas los oficiales reaccionarios, los generales (R) Tulio Marambio y Alfredo Canales, así como el Cuerpo de Generales y Almirantes en Retiro, y el Círculo de Coroneles en Retiro de Carabineros. Estos oficiales que nada hicieron por recuperar nuestras riquezas básicas, mal pueden hoy rasgar vestiduras por la soberanía y a la seguridad nacional. ¿Cómo puede permitirse el señor Tulio Marambio, ministro del gobierno represor de Frei, y causante por su torpe desempeño como ministro de la más grave crisis que han tenido las FF.AA. en los últimos 30 años (el Tacnazo), venir ahora a pretender dictar cátedra sobre el comportamiento de las Fuerzas Armadas? Menos aún puede el general Canales, golpista fracasado que está confabulando con la sedición que opera con apoyo extranjero, enseñar cómo se defiende la “Seguridad Nacional”. [...] Es hora ya que los oficiales reaccionarios tomen conciencia que el uniforme que ellos visten y que las armas de las unidades, cuyo mando se les ha asignado, han sido producidas y adquiridas con nuestro trabajo. Ello nos da el derecho a los trabajadores de exigir que tal uniforme y tales armas sean empleadas al servicio de la clase obrera y el pueblo. [...]
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3. [...] Los trabajadores emplazamos a los parlamentarios reaccionarios que tanto parecen hoy preocuparse de la situación económica de los miembros de las Fuerzas Armadas a que, en vez de despachar un reajuste desfinanciado, propongan una política económica justa para las FF.AA. y Carabineros, financiada con cargo a las utilidades de los sectores patronales de altos ingresos: a) Aumento del salario real. b) Reajuste mensual igual al alza del costo de la vida. c) Pago a todos los miembros de dichas instituciones igual sueldo base para los que tienen iguales años de servicio, respetando el derecho a recibir mayores ingresos que deriven de la calificación profesional y especialidad. d) Respeto de la jornada de 8 horas y pago de las horas extraordinarias. e) Término de la discriminación en las formas indirectas de recibir ingresos (casino, vivienda, bienestar social, etc.). f) Respeto del derecho ciudadano a participar en las organizaciones populares que se preocupan de los problemas del abastecimiento (JAP), vivienda, salud, etc. 4. La ofensiva sediciosa de los patrones sobre las Fuerzas Armadas nos reafirma más que nunca a los trabajadores la necesidad de que en nuestro país, junto con las transformaciones revolucionarias, se vaya también a una reforma institucional que contemple la democratización de las Fuerzas Armadas que debería considerar en sus aspectos fundamentales: a) El establecimiento del Escalafón Único dentro de las instituciones armadas y la integración de las escuelas profesionales por rama. b) El derecho a la participación paritaria del personal en las Juntas Calificadoras y de Disciplina. c) El respeto a los derechos ciudadanos; derecho a voto; derecho a leer libremente toda la prensa y literatura social; el derecho a participar en las organizaciones populares; el derecho del personal a reunirse para tratar sus problemas. d) La participación de todos los miembros de las FF.AA. y Carabineros, junto a las organizaciones trabajadoras, en las tareas que realiza el pueblo a través de su lucha para resolver los problemas inmediatos (Reforma Agraria, área social, educación, abastecimiento, vivienda, etc.), estableciendo así una concepción eficaz y revolucionaria de la Seguridad Nacional. e) Término del empleo represivo de las FF.AA. y Carabineros contra las luchas y movilizaciones del pueblo.
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5. Llamamos a todos los compañeros obreros, campesinos, pobladores, a impulsar a través de los sindicatos, los Consejos Comunales Campesinos, los Comandos Comunales en las ciudades, las organizaciones pobladoras, etc., a movilizarse para vigilar y combatir la agitación sediciosa derechista sobre las instituciones armadas, exigiendo al Gobierno tomar medidas contra los oficiales reaccionarios que se han manifestado públicamente favoreciendo la sedición. Llamamos a todos los compañeros trabajadores a reafirmar la unidad con el pueblo uniformado y a luchar por la democratización de las Fuerzas Armadas y Carabineros Frente de Trabajadores Revolucionarios (FTR) Movimiento Campesino Revolucionario (MCR) Movimiento de Pobladores Revolucionarios (MPR) ***
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MIGUEL ENRÍQUEZ (SECRETARIO GENERAL DEL MIR): “ABRIR LA CONTRAOFENSIVA REVOLUCIONARIA Y POPULAR” (Discurso en el Teatro Caupolicán el 14 de junio de 1973) (Tomo 6, pp. 4703-4711)
Compañeros trabajadores; compañeros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria; compañeros dirigentes de organizaciones de masas y de partidos de izquierda, presentes; compañeros del PS, de la IC, de la JRR y del MAPU, presentes en este acto; compañeras y compañeros: Vivimos momentos de extraordinaria gravedad y decisiones fundamentales. Los enfrentamientos sociales y políticos toman una forma cada vez más extensa y más aguda. La clase patronal, usando todas las armas a su alcance y en todos los terrenos, desata lo que define como el intento de una ofensiva final. Se cierra toda una etapa. Termina el ciclo de las ilusiones reformistas de la “vía chilena al socialismo”, de “la revolución sin costo social”. [...] Las clases dominantes por encima de sus diferencias se proponen desalojar al Gobierno y aplastar al movimiento de masas Intentan hacerlo a través de la movilización de un bloque social de gremios empresariales, gremios pequeño-burgueses e incluso sectores populares retrasados y confundidos; a través de la agitación golpista en las Fuerzas Armadas y generando conflictos institucionales que obliguen al Gobierno o a capitular o a ser desalojado. Forrados en las banderas de la libertad, el orden y la democracia, especulan y acaparan, no invierten sus suculentas ganancias, mienten y asesinan, realizan atentados y asonadas callejeras. [...] Lacayos de intereses extranjeros y patronales, delincuentes políticos, politicastros de cuello y corbata; todos ellos se aprestan a empujar la ofensiva final, a caer encima a la clase obrera y al pueblo, a aplastarla y a arrebatarle sus conquistas. [...] Han dislocado la economía, agudizando la crisis capitalista, cerrándonos el acceso a los créditos externos, no invirtiendo, saboteando la producción, especulando y acaparando.
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Hoy empujan el desarrollo de conflictos, institucionales que, intentando arrebatar fábricas y fundos conquistados por los trabajadores, terminen, o por establecer la dictadura de la mayoría reaccionaria del Parlamento, o les permita acusar constitucionalmente a Allende y así independizar a las Fuerzas Armadas del Gobierno. Pero la clase obrera y el pueblo no temen las ofensivas del pijerío y sus politicastros. El pueblo no está dispuesto a aceptar más que un puñado de parásitos y haraganes decidan el destino del país y los trabajadores. El pueblo sabe que su fuerza se multiplica en la lucha y en el combate y que esa es la única fuerza que debe decidir su destino. Por eso la clase obrera y el pueblo han notificado a lo largo del país a la clase patronal y al reformismo que están dispuestos a convertir esta ofensiva reaccionaria, y que la convertirán cueste lo que cueste en el punto de partida de una gran contraofensiva revolucionaria y popular, que ponga fin al avance de las bandas reaccionarias y abra el camino a su aplastamiento definitivo. [...] El reformismo llevó a la clase obrera y al pueblo a la situación actual y, como tal, no es capaz de ofrecer a las masas una salida [...] Desgastaron a la izquierda y a los trabajadores en la lucha contra un montaje publicitario: “el polo alternativo”. Intentaron ofrecer garantías a sectores patronales renunciando a luchar por el poder en este período, como no fuera a través de las elecciones presidenciales de 1976. En vez de mostrar como responsables fundamentales de la crisis económica a los dueños de las fábricas y los fundos, pretendieron sanear una economía dislocada por la agresión patronal, exclusivamente a través de “el aumento de la producción”, la “planificación”, “la dirección única”, “el plan de siembras”. Le dieron a la clase patronal las semanas suficientes para que desatara su ofensiva y cuando esto ocurrió levantaron como consigna fundamental “no a la guerra civil”, una buena intención que hoy en Chile es criminalmente insuficiente por defensista y apolítica. [...] Pretender detener la arremetida patronal con el escudo de la democracia burguesa y sus instituciones, es un camino que puede llevar inevitablemente a las masas a un callejón sin salida e incluso puede llevar a un suicidio como en Brasil o Indonesia. Por eso es necesario que desenmasca-
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remos el carácter de la política reformista, que mostremos sus resultados y destino a la clase obrera y al pueblo. Por eso es necesario que impulsemos una política revolucionaria, única forma de evitar el fracaso y dar un salto adelante, no con las armas prestadas de la democracia burguesa y de la “vía chilena”, sino con las armas del pueblo, las armas del combate social y de la lucha revolucionaria. La clase obrera y el pueblo no están derrotados. Lo que fracasa en Chile no es el socialismo. Asistimos a la crisis del capitalismo y al fracaso del reformismo Hay fuerza de masas más que suficiente para aplastar la ofensiva reaccionaria y dar un salto revolucionario hacia adelante. Marzo lo evidenció electoralmente. La actividad del pueblo en los campos y ciudades de Chile es cada vez mayor. La clase obrera ha dado importantes pasos adelante: está decidida a defender las empresas incorporadas al área social y luchar por aumentar su control sobre el área privada a través del control obrero. Aumenta el número de conflictos políticos por sobre los objetivos puramente económicos; se han reactivado los Comandos Comunales y se han creado otros; la clase obrera agrícola del centro del país se ha puesto en marcha y ha comenzado el asalto a las trincheras de la gran burguesía agraria en los fundos de 40 a 80 HRB. Ha continuado la multiplicación y fortalecimiento de las JAP, de los Comandos de Abastecimiento y los Almacenes Populares. [...] La clase obrera y el pueblo tienen fuerza social más que suficiente. El problema es desplazar la conducción reformista del movimiento de masas y darle conducción revolucionaria Esto comienza a expresarse en recientes votaciones sindicales en las que aumenta importantemente la Izquierda Revolucionaria en el carbón, en la construcción en Valparaíso, en Rayón Said, en Socometal, en Prodinsa, en la Peugeot de Los Andes, en el Congreso de Ejecución Directa de la CORVI de Santiago. [...] La única salida que permite aplastar la ofensiva reaccionaria, desarrollar la lucha de la clase obrera y el pueblo, es abrir ahora una contraofensiva revolucionaria y popular [...]
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Abramos una contraofensiva revolucionaria y popular. Exijámosla del Gobierno, impongámosla a los reformistas. Impulsémosla desde ahora, los revolucionarios de fuera y dentro de la Unidad Popular. Nosotros por nuestra parte estaremos con todas las movilizaciones de los trabajadores en contra de sus patrones, les guste o no les guste a los vacilantes y reformistas. Encendamos el entusiasmo de las masas, ganemos a la mayoría de la clase obrera. Resolvamos los problemas inmediatos de las masas, los legítimos problemas de ingresos y desabastecimiento, a costa de los patrones. Y no es economicismo asumir la defensa del nivel de vida de las masas si lo hacemos a costa de las ganancias capitalistas que los reformistas vacilan en arrebatar. Articulemos las movilizaciones del pueblo en los Comandos Comunales, donde podamos unir orgánicamente a la clase obrera y el pueblo, donde la clase obrera pueda ejercer efectivamente su papel de vanguardia. Empujemos la movilización de las masas, no centrándola exclusivamente en la defensa del Gobierno, sino orientándola a terminar con el poder económico de la clase dominante en fábricas, fundos y constructoras; a terminar con el poder político de los grandes patrones en el Parlamento, la Justicia y la Contraloría. Armemos a la clase obrera y al pueblo con un programa [...] —Nacionalizando todas las inversiones del imperialismo en Chile. —Expropiando el conjunto de las grandes empresas industriales, comerciales, financieras y constructoras. —Confiscando la tierra y expropiando las empresas de la gran burguesía agraria. —Estableciendo con todo esto una poderosa área social hegemónica. —Opongamos a la agitación golpista hacia las Fuerzas Armadas de los Canales, los Labbé, los Tulio Marambio, los Círculos en Retiro, la lucha del pueblo por la democratización de las Fuerzas Armadas, que resuelva los problemas de ingreso, de trabajo, de formación profesional de sus miembros y que termine con las discriminaciones que aún subsisten en ellas. —A la dualidad institucional de los politicastros, Frei, Pareto, Hamilton y Moreno, opongamos el desarrollo del poder popular: imponiendo
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el Control Obrero en el área privada; la Dirección Obrera en el área social; desarrollando y multiplicando los Comandos Comunales, como órganos de un nuevo poder; impulsemos la lucha contra el Parlamento y el parlamentarismo y por establecer la Asamblea del Pueblo; combatamos la justicia y el derecho burgués y luchemos por una justicia revolucionaria y popular. Armados con este programa, digámosle a los politicastros y reaccionarios de Frei, Hamilton, Moreno que no le tememos al plebiscito. Que vamos al plebiscito, pero no en cuestiones parciales y confusas —Plebiscitemos entre el pueblo: que nadie puede ganar en Chile más de 20 vitales ni menos de tres. —Plebiscitemos el monopolio de la propiedad privada, de los grandes fundos y fábricas y el derecho de los patrones a explotar a los obreros. —Plebiscitemos si todo el pueblo debe pagar, a costa de desabastecimiento e inflación, la deuda externa contraída y despilfarrada por Frei y su pandilla. —Plebiscitemos si deben existir como privadas las empresas constructoras y las sociedades de ahorro y préstamos, que han hecho del problema de la vivienda para el pueblo el más lucrativo de los negocios, construyendo una ciudad para los ricos y una ciudad para los pobres. —Plebiscitemos si debe mantenerse la propiedad privada sobre las grandes distribuidoras y el gran comercio, que impulsando el mercado negro impone el racionamiento a los pobres, o si bien deben expropiarse estableciendo una distribución igualitaria y equitativa a través de la extensión de la canasta popular. —Plebiscitemos si los capitalistas tienen derecho a disponer libremente de sus ganancias, a no invertirlas, a especular con ellas; o si los obreros a través del control obrero pueden controlar y dirigir las empresas. —Plebiscitemos si debe existir una educación para los ricos y otra para los pobres. Lancemos estos problemas como plataformas a la discusión de la clase obrera y el pueblo, que ellos les den forma definitiva y convirtámoslos después en reformas constitucionales que lleven al plebiscito si es necesario. Démosle de esta manera carácter de clase al conflicto institucional, incorporemos a los trabajadores a él y desarrollemos desde allí el más grande de los conflictos, el conflicto y la lucha de la clase obrera y el pueblo contra el Parlamento y el orden burgués.
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Nosotros impulsaremos la contraofensiva revolucionaria y popular del programa revolucionario del pueblo, del poder popular y la democratización de las Fuerzas Armadas. Empujemos la contraofensiva en conjunto con los sectores más radicales y consecuentes de la izquierda. No retrocedamos ante los montajes publicitarios del reformismo de la “división de la UP” o del “polo alternativo a la UP”. Hagamos como partidos lo que los obreros, campesinos, pobladores y estudiantes de las corrientes más radicales de la izquierda hacen en las fábricas, fundos, poblaciones, liceos y universidades. Impulsemos la contraofensiva. [...] Profundicemos la lucha de las masas y abramos ahora una gran contraofensiva revolucionaria y popular, levantando una plataforma de siete medidas inmediatas Impulsemos estas medidas, exijámoslas al Gobierno, impongámoselas a los reformistas: 1. Abramos la discusión en asambleas, en las fábricas, en los fundos, las poblaciones, liceos y universidades; en los Comandos Comunales y en toda la izquierda para combatir la ofensiva reaccionaria, para impedir salidas reformistas que suplanten a las masas y para impulsar la contraofensiva revolucionaria y popular. Lo que hoy se decide no es patrimonio de algunos dirigentes, es el destino histórico de la clase obrera y el pueblo. 2. Fortalezcamos y multipliquemos los Comandos Comunales en todas las comunas del país, en la perspectiva del desarrollo del poder popular. Rechacemos las confusiones que el reformismo siembra en torno a su generación. El poder popular será independiente del Gobierno como son los sindicatos y federaciones, y establezcamos de una vez por todas que será alternativo al orden burgués, pues se propone históricamente destruirlo. 3. No nos dejemos arrastrar por el amedrentamiento que el reformismo hace, acusando de economicismo a todo sector de trabajadores que lucha por defender sus niveles de ingreso. Rechacemos el economicismo que hacen los reaccionarios. Luchemos por la escala móvil de salarios y el mejoramiento de los ingresos de los trabajadores como clase, a costa de las ganancias capitalistas, comenzando por las capas más pobres y de menor poder de negociación. 4. No sigamos esperando que el Parlamento apruebe la ley contra el delito económico. Luchemos por imponer la expropiación de CENADI y
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CONCI de inmediato: el estanco de los productos agropecuarios bajo el control de los Consejos Campesinos. Fortalezcamos y multipliquemos las JAP, los Comandos de Abastecimiento y los Almacenes Populares. Luchemos por extender la Canasta Popular a todo Chile. Luchemos por imponerlo e impulsémoslo por medio de la lucha directa de las masas. No esperemos la autorización del Parlamento y superemos las limitaciones del aparato burocrático, sólo las masas pueden resolver sus problemas de abastecimiento. 5. Rechacemos las reformas constitucionales de Hamilton-Fuentealba y Rafael Moreno. Pasemos al Área Social todas las empresas de más de 14 millones de escudos de capital sin excepciones, por medio de la lucha de las masas y exijamos su legitimación por medio de decretos de requisición, les guste o no les guste al Contralor, al Parlamento y a la SOFOFA. Por medio de la lucha de los campesinos terminemos con la burguesía agraria entre 40 y 80 HRB y exijamos su legitimación por medio de decretos de intervención, confiscando la tierra y expropiando la empresa, grite lo que grite la Sociedad Nacional de Agricultura y el Parlamento. 6. Exijamos la inmediata confiscación de la ITT y la suspensión del pago de la deuda externa a los norteamericanos y abramos negociaciones bilaterales con el resto de los países. 7. Frente a la agitación golpista hacia las Fuerzas Armadas de los Canales y los Labbé, luchemos por imponer que el Parlamento apruebe, con cargo a las utilidades patronales, un reajuste adecuado para las Fuerzas Armadas y Carabineros, que reconozca la jornada de ocho horas y el pago de horas extraordinarias. Exijamos que se tomen medidas contra los oficiales reaccionarios públicamente comprometidos con la sedición. Que no se restrinjan los derechos ciudadanos de los miembros de las Fuerzas Armadas y Carabineros y se les permita participar en las organizaciones populares. [...] Compañeros: estamos en uno de los momentos más importantes y difíciles de la lucha de los trabajadores. [...] Compañeros: que la crisis del capitalismo, el fracaso del reformismo y la ofensiva reaccionaria puedan ser transformados en el punto de partida de una contraofensiva revolucionaria y popular, que paralice la ofensiva reaccionaria y abra una nueva etapa en la lucha de clases; dependerá fundamentalmente que una política revolucionaria se imponga en la conducción de las masas desplazando la política reformista.
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Luchemos con más fuerzas que nunca, entonces, por generar las condiciones para imponer un verdadero gobierno de los trabajadores que apoye la lucha de clase obrera y las masas populares por la conquista del poder y la revolución proletaria. ***
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MIR (SECRETARIADO NACIONAL): DECLARACIÓN (29 de junio de 1973) (Tomo 6, pp. 4777-4780)
En el día de hoy un sector reaccionario de las Fuerzas Armadas, encabezado por el Comandante del Regimiento Blindado N° 2, Roberto Souper, intentó un golpe de Estado ocupando desde tempranas horas las calles cercanas a La Moneda. La intentona golpista fracasó La ultraderecha chilena, el Partido Nacional y sectores ultrarreaccionarios de la Democracia Cristiana apoyaron este intento golpista llamando a los gorilas criollos a llevar a cabo la acción golpista contra el pueblo y que costó la vida a numerosos trabajadores inocentes. Sin embargo, el pueblo contestó con la movilización inmediata, ocupando las fábricas, los fundos y lugares de trabajo e impulsando decididamente el Poder Popular a través de la creación de los Comandos Comunales de Trabajadores. Al mismo tiempo, las Fuerzas Armadas y Carabineros leales al Gobierno, se movilizaron decididamente y aplastaron el intento de ocupación del Palacio de La Moneda, controlando la situación. Pero el intento golpista tiene raíces y ramificaciones más amplias. En esta acción sediciosa y golpista están comprometidos políticos y parlamentarios de derecha y militares ultrarreaccionarios. Están comprometidos el PN, la ultrarreacción democratacristiana, la SOFOFA, la CUPROCH, la SNA y el imperialismo. Ofensiva a fondo contra los reaccionarios La clase obrera y el pueblo deben desencadenar ahora una ofensiva a fondo contra la reacción y la ultrarreacción chilena. El pueblo tiene fuerza más que suficiente para resolver la crisis planteada en su favor. Sólo la movilización y organización independiente de los trabajadores y el combate decidido e inmediato contra la reacción patronal e imperialista pueden derrotar definitivamente esta intentona golpista y cualquiera intentona posterior. La clase obrera y el pueblo tienen claro que la crisis actual, no la pueden resolver otras fuerzas que no sean las fuerzas de la clase obrera y los trabajadores. Es la clase obrera y los trabajadores organizados en los Comandos Comunales, los Comités de Autodefensa y Brigadas de Vigilancia, bajo la
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dirección de los Comités de Defensa de los Comandos Comunales, los que deben tomar el control de las comunas, barrios, ciudades y campos del país. Alerta y poder popular Por eso convocamos a la clase obrera, a los trabajadores y al pueblo a mantenerse en estado de alerta y movilización. A mantener la ocupación de las fábricas y fundos y lugares de trabajo, reforzando los Comités de Autodefensa y desarrollando en forma masiva la organización de Brigadas de Vigilancia. No devolver ninguna de las grandes empresas tomadas por los trabajadores y a imponer el Control Obrero en el resto. [...] Impulsar los Comités de Vigilancia y Autodefensa El Comando Comunal debe asumir de inmediato el control y vigilancia de la comuna. Llamamos a que los Comités Directivos de los Comandos Comunales se declaren en sesión permanente. A crear y hacer funcionar de inmediato un Comité de Defensa de Comando Comunal, para que tome a su cargo el control del orden y la vigilancia en la comuna, organizando el plan de defensa y creando brigadas de masas organizadas para la vigilancia y la defensa. A organizar el Comité de Salud, el Comité de Abastecimiento, el Comité de Agitación y Propaganda y todos los comités que sean necesarios para el funcionamiento efectivo del Comando Comunal. Cárcel para los oficiales reaccionarios y golpistas Llamamos a la clase obrera y al pueblo a vigilar y encarcelar de inmediato a los oficiales reaccionarios y golpistas y a luchar por la democratización de las Fuerzas Armadas y Carabineros. El MIR llama a fortalecer la unidad de la clase obrera y el pueblo con el pueblo uniformado, con los oficiales honestos, los suboficiales, soldados y carabineros. A quebrar el poder de los patrones El MIR llama a pasar de inmediato todas las fábricas de más de 14 millones de escudos de capital a poder de los trabajadores, a pasar a manos de los trabajadores los fundos de 40 HRB y a exigir su intervención.
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A expropiar CENADI y CONCI y todas las grandes distribuidoras y almacenes y que el pueblo tome de inmediato en sus manos la distribución y el abastecimiento de la población. A expropiar todos los bienes del imperialismo y a suspender el pago de la deuda externa. A cerrar, expropiar y pasar a manos y al control del pueblo todas las radios, diarios y canales de televisión que hoy están al servicio del golpismo. A expropiar de inmediato la cadena “El Mercurio”, “Tribuna”, Radio Agricultura y el Canal 13. Unidad de toda la izquierda y los revolucionarios [...] El MIR saluda a la clase obrera, a los trabajadores y al pueblo, a los oficiales honestos, soldados y carabineros, al conjunto de la izquierda y a nuestros militantes que supieron enfrentar a los golpistas, en los cuarteles, en la calle, en las fábricas, en las poblaciones, en las ciudades y campos de Chile. Al mismo tiempo, los llamamos a permanecer alertas y a seguir combatiendo a la reacción y al golpismo, en la lucha diaria que libran los trabajadores y el pueblo contra sus enemigos, a través de las tareas aquí planteadas. A desencadenar una gran contraofensiva revolucionaria y popular El MIR llama a desencadenar una vasta ofensiva revolucionaria y popular contra los enemigos del pueblo, contra la reacción patronal y el golpismo. El MIR llama a luchar por el Programa Revolucionario del Pueblo, por la plataforma inmediata destinada a resolver los problemas más urgentes de las masas. A crear y fortalecer el Poder Popular, creando los Comandos Comunales de Trabajadores en todas las comunas del país, asumiendo el control y la vigilancia de la comuna y la dirección de las luchas de la clase obrera y el pueblo; a luchar por la democratización de las Fuerzas Armadas y Carabineros y por la vigilancia y encarcelamiento de la oficialidad reaccionaria y golpista; a impulsar de esta forma con más fuerza que nunca la lucha por sustituir el Parlamento burgués por la Asamblea del Pueblo y
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por imponer el establecimiento de un verdadero Gobierno de los Trabajadores. Santiago, 29 de junio de 1973. Secretariado Nacional Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). ***
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MIGUEL ENRÍQUEZ: ENTREVISTA EN PUNTO FINAL (Punto Final, N° 189 del 31 de julio de 1973) (Tomo 6, pp. 4828-4833)
[...] P.F.: Quienes propician la búsqueda del “consenso mínimo” lo hacen a partir de un análisis de la correlación de fuerzas y de allí concluyen que es necesario el diálogo y ganar tiempo. ¿Cuál es su apreciación de este factor? M.E.: Empecemos por lo último. El problema de ganar tiempo fue planteado inmediatamente después del 29 de junio, hace ya casi un mes. Este problema no necesita ser teórico, tenemos una serie de experiencias, en este mes de respiro. Veamos si hemos ganado o perdido fuerza del 29 de junio pasado hasta hoy. ¿Cuándo teníamos más fuerza? ¿Ayer, con el golpismo replegado y en retroceso, u hoy con el golpismo asociado al emplazamiento, esperando mejores condiciones para caerle encima a los trabajadores? ¿Cuándo éramos fuertes, ayer con todas las fábricas y fundos tomados y la clase obrera y el pueblo en pie de guerra, u hoy con la clase obrera sometida a desalojos, allanamientos o discusiones acerca de la “conformación de las tres áreas”? ¿Cuándo teníamos más fortaleza, ayer con el pueblo y las FF.AA. unidas contra el golpismo, u hoy con toda una maniobra en desarrollo que, a través de la ley de grupos armados, está intentando generar roces y choques entre las Fuerzas Armadas y los trabajadores? ¿Cuándo había más fuerza, ayer con los golpistas y reaccionarios escondidos o dando explicaciones, u hoy insolentados, a la ofensiva, chantajeando y emplazando a los trabajadores y al Gobierno? Por último, y lo más grave: ¿cuándo éramos más fuertes? Ayer, unida la clase obrera y el pueblo, cerrando filas la izquierda frente a la agresión patronal y golpista, u hoy comenzado la división y polémica en el seno del pueblo y de la izquierda, abierta por los vacilantes. El “respiro” y la “tregua” reciente no nos han dado más fuerza, al contrario. Todo el que proponga ganar tiempo debe primero explicar su táctica reciente y debe explicitar para qué quiere ganar más tiempo. En cuanto a la correlación de fuerzas. Creemos, al menos, que es más favorable a la clase obrera y al pueblo hoy frente al golpismo, que mañana, después de entregar concesiones a las clases patronales y frente a un emplazamiento progresivo.
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Las semanas recientes han evidenciado la fortaleza, el nivel de conciencia y disposición de lucha de la clase obrera y el pueblo, y la fuerza de los sectores de la oficialidad, suboficialidad, clases y soldados antigolpistas de las FF.AA. Por último, lo fundamental no es la medición pasiva de la correlación de fuerzas actual, sino la celérica acumulación de fuerzas que puede generarse detrás de una táctica adecuada y audaz; y cuánta fuerza puede perderse y se está perdiendo con una táctica vacilante y defensista. P.F.: Pero entonces, ¿ustedes predican una táctica que precipite de inmediato el enfrentamiento armado? M.E.: No. Esa es la forma equivocada en la que se han planteado el problema los sectores vacilantes de la izquierda. Sostenemos que es posible ganar tiempo. Pero no sobre la base de hacerlo a costa de perder fuerza propia; sino sobre la base de una táctica que permita rápidamente acumular fuerza, y con ella paralizar al golpismo para luego desarticularlo. Impulsamos una táctica que recoja como fuente fundamental de fuerzas al movimiento de masas y que reconozca que aún es posible acumular más fuerzas entre la clase obrera y el pueblo. Una táctica que no retroceda ante las protestas y gritos históricos del golpismo y la reacción, y que asuma con valor y decisión las tareas de llamar a los miembros de las FF.AA. a desobedecer las incitaciones al golpismo. Esa táctica es la de la Contraofensiva Revolucionaria y Popular que enarbolando el Programa Revolucionario del Pueblo, luchando por la democratización de las Fuerzas Armadas y desarrollando el Poder Popular, permita acumular rápidamente fuerzas. Una táctica que impulse la movilización de masas, y la acción directa de masas. Un táctica que culmine en un llamado por la CUT a un paro nacional que paralice al golpismo, desbarate el emplazamiento, permita fortalecer y multiplicar los Comandos Comunales y el Poder Popular, extender su desarrollo a provincias e incorporarse a pobladores, campesinos y estudiantes a los niveles de movilización a que ha llegado la clase obrera, que exija la adopción de una serie de medidas inmediatas, que resuelvan los problemas de abastecimiento e ingresos de los trabajadores y de las FF.AA. y Carabineros, a costa de las ganancias capitalistas, que termine con la propiedad privada de todos los grandes fundos, fábricas, distribuidoras y constructoras y que, con la fuerza allí acumulada, desarticule al golpismo, esté donde esté.
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Una táctica que resista las concesiones, que pase al área social todas las grandes empresas bajo dirección obrera e imponga el control obrero sobre el área privada. Una táctica que permita la reagrupación de los revolucionarios y la acción común de toda la izquierda. Una táctica, en definitiva, que termine con las vacilaciones y el defensismo, que paralice al golpismo. La única táctica que permitirá evitar catástrofe y vencer. Todavía es tiempo. Mario Díaz B. ***
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EDGARDO ENRÍQUEZ (COMISIÓN POLÍTICA DEL MIR): NADIE TIENE DERECHO A DECIDIR POR EL PUEBLO Y SU DESTINO (Discurso radial del 4 de agosto de 1973) (Tomo 6, pp. 4885-4897)
Compañeros trabajadores, compañeros militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, compañeros militantes de la izquierda chilena: Una grave y compleja situación enfrentan hoy la clase obrera y el pueblo Dijimos, denunciamos y reiteramos que el diálogo llevaría al pueblo a un callejón sin salida, porque las clases dominantes no estaban ni están interesadas en el diálogo para establecer un consenso mínimo democrático, sino para crear las condiciones que le permitan llevar al Gobierno a la capitulación. El diálogo para las clases patronales tenía y tiene por objeto conseguir una tregua que detenga la lucha social, la lucha de las masas y conseguir de esta forma más fácilmente sus objetivos. [...] El pueblo está decidido a resistir la capitulación, pero sus conducciones tradicionales flaquean, no se deciden a emprender el camino de la lucha para defender los intereses de la clase obrera y el pueblo amenazados por el conjunto de la reacción patronal y buscan el camino del acuerdo con sectores de la burguesía, de la burguesía no golpista, de la llamada oposición democrática, aunque eso signifique sacrificar los intereses de los trabajadores y el pueblo. De esta forma por la debilidad y la flaqueza de las conducciones tradicionales, a la ofensiva obrera de las primeras semanas del mes de julio, ha seguido una política defensista en el seno de las masas y una situación de expectativa. Pero los trabajadores están dispuestos a resistir y luchar La clase obrera no está dispuesta a aceptar la capitulación y se observan los primeros síntomas de una nueva ofensiva en la actividad de las masas. Hay fuerza suficiente para resistir los emplazamientos civiles y militares, para generar una vasta contraofensiva popular que detenga y aplaste al golpismo.
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En este contexto de la lucha de clases nacional tres perspectivas se abren hacia adelante para los trabajadores y el pueblo: La perspectiva de la capitulación, esto es que la táctica del diálogo conduzca finalmente a la capitulación del Gobierno frente a las exigencias de la Democracia Cristiana, de los militares reaccionarios y de la reacción patronal en su conjunto. La perspectiva del golpe militar reaccionario, que se impondría como salida si la capitulación no se produce y a la vez el pueblo y la izquierda no desatan una amplia contraofensiva revolucionaria y popular. La perspectiva del golpe militar, del establecimiento de un gobierno gorila, de una dictadura militar, es una amenaza presente en la política nacional. La perspectiva de la contraofensiva revolucionaria y popular inmediata que ponga en actividad a todo el pueblo, que levante la lucha de masas, que desarrolle la organización del Poder Popular, que profundice la unidad de pueblo trabajador con el pueblo uniformado, es la única que puede paralizar el emplazamiento civil y militar reaccionario que busca la capitulación del Gobierno, y, al mismo tiempo, levantar una barrera a las intenciones del golpismo gorilista. La contraofensiva revolucionaria y popular es la única salida correcta, es la única salida proletaria, es la única salida consecuente y revolucionaria en el momento actual. [...] Afirmamos que la capitulación del Gobierno ha comenzado Es la carta del Presidente de la República al Partido Demócrata Cristiano, publicada recientemente en la cual el Gobierno en buenas cuentas establece que está abierto a buscar un entendimiento mínimo con el PDC alrededor de las cuatro exigencias de éste, siempre y cuando ese partido reaccionario esté dispuesto, por su parte, a aprobar previamente en el Congreso Nacional una enmienda constitucional que resguarde prerrogativas del Presidente de la República frente al Congreso, que contengan disposiciones encaminadas a solucionar problemas prácticos derivados de la entrada en vigencia de las dos reformas constitucionales exigidas por el PDC y que este último apruebe una serie de leyes específicas, entre las cuales están la referida a las garantías a la pequeña y mediana empresa, el estatuto de requisiciones e intervenciones, la que delimita el Área de Propiedad Social, etc. En una palabra, el Presidente de la República manifiesta su disposición a aceptar las exigencias fundamentales del PDC, aunque las condicio-
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na a una serie de acuerdos previos con este partido y a algunas limitaciones en el alcance de estas exigencias. Es decir, la contraoferta de Allende contenida en la carta del jueves 2 de agosto, constituye un primer paso de la capitulación del Gobierno ante las exigencias del PDC. [...] Cualquier grado de capitulación del Gobierno abre una nueva situación en la lucha política y social del pueblo Sólo la experiencia podrá decirnos si el Gobierno del Presidente Allende se prestará para ceder a la exigencia del PDC en lo que se refiere a reprimir selectivamente a los revolucionarios y a los destacamentos obreros de vanguardia mediante la utilización de la ley de control de armas y para la devolución de las empresas tomadas por los trabajadores desde el 29 de junio en adelante. En todo caso, si bien todavía no podemos precisar hasta dónde llegará el repliegue del Gobierno ante la voluntad de la burguesía, sí está completamente claro que cualquier grado de capitulación del Gobierno, abre una nueva situación en la lucha política y social de los pobres del campo y la ciudad y les obligará a redefinir sus objetivos, sus formas de lucha y sus direcciones políticas de acuerdo a la nueva realidad, como única forma de no ser arrastrados al desastre por el reformismo y de mantener en alto firmemente las banderas de la revolución proletaria. Pero la capitulación no se ha consumado todavía. Pero en la situación actual todo se encamina hacia la capitulación. Sin embargo, ésta no se consuma porque la presión del pueblo en contra de la capitulación es fuerte y cada vez se hace más fuerte y amplia, esto mismo obliga a los partidos y fuerzas de la Unidad Popular, a plantearse algunos la resistencia a la capitulación total o a una capitulación demasiado marcada y a otros a continuar oponiéndose al diálogo y a la capitulación. Sin embargo, es preciso alentar al pueblo y a la propia izquierda que una pura resistencia pasiva, que la sola declamación y llamamientos verbales a la resistencia, no resuelven el problema de las presiones golpistas y del emplazamiento civil y militar reaccionario, como tampoco cierran paso a las tentaciones capituladoras y a la disposición a desertar de algunos personajes y actores. La resistencia pasiva no sirve de nada, sólo la contraofensiva popular y revolucionaria asegura una salida a la actual situación
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Es preciso entender que estamos sentados en un barril de pólvora y que no hay más salida que el golpe reaccionario, la capitulación total o la contraofensiva popular y revolucionaria; no hay salidas intermedias, no hay posibilidad de una conciliación o de una transacción a medias. Las salidas intermedias, las salidas del consenso democrático mismo, no tienen posibilidades históricas de concretarse en las condiciones actuales de la lucha de clases en Chile. Una resistencia pasiva, sin contraofensiva que evite la capitulación inmediata, no evita el golpe militar gorila. Al contrario, si no hay contraofensiva y no hay capitulación, la alternativa más real e inmediata será la del golpe militar. Por eso es necesario que se entienda definitivamente que no se puede seguir alimentando ilusiones en un diálogo democrático que en un mes de conversaciones sólo ha conseguido desarmar al pueblo, hacerlo perder fuerza y a fortalecer las posiciones de la reacción patronal del emplazamiento patronal de la Democracia Cristiana y los militares reaccionarios, y a seguir permitiendo que el golpismo se incube y se desarrolle en las sombras y también abiertamente. Un análisis realista de la situación, una actitud consecuente y la disposición de lucha mínima, nos indican que todavía es posible la contraofensiva, que todavía hay una última posibilidad, que el pueblo no sea conducido al callejón sin salida de la capitulación o de la resistencia pasiva que conduce al golpismo. La contraofensiva debe impulsarse ahora Por eso la tarea de la clase obrera, del pueblo y de los revolucionarios de la izquierda, no puede ser otra que impulsar de inmediato la contraofensiva popular y revolucionaria como salida; pero la contraofensiva debe implementarse ahora, no con el permiso de los que están dispuestos a capitular, sino debe ser empujada directamente por todas las fuerzas que están dispuestas a resistir, partiendo de su propia iniciativa aunque sea el margen y en contra de la voluntad de algunos. En este sentido, la disposición de la CUT a iniciar una amplia movilización del pueblo, a poner de pie a la clase obrera y alentar al pueblo en contra de una posibilidad golpista, debe encauzarse hacia el desarrollo de una contraofensiva que cierre paso también a la capitulación. Es necesario que los sectores revolucionarios más consecuentes de la Unidad Popular obliguen al reformismo y lo arrastren hacia una política
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de contraofensiva, como también es necesario que el centrismo se decida a impulsar una política de contraofensiva en los hechos. En este minuto es necesario la unidad de todos los revolucionarios y sectores más consecuentes de la izquierda y el impulso de la acción común con el reformismo. Pero debemos ser realistas, las cartas ya están echadas, varias jugadas ya se han concretado y han sido realizadas al margen y en contra de los intereses del pueblo; pero el pueblo puede invertir la situación; pero esto sólo es posible si ahora nos decidimos, si ahora la clase obrera y el pueblo se ponen en pie de lucha en todo Chile y toman ellos en sus manos el curso de los acontecimientos. [...] Sólo así se podrá cerrar paso definitivamente a la capitulación y al golpismo Por eso, frente a la situación actual, frente al inicio de una capitulación no consumada, a la disposición que presenta a la capitulación el Gobierno y el Jefe del Estado, llamamos a la clase obrera y el pueblo, y a toda la izquierda a resistir la capitulación, a no aceptar el retroceso que significa la promulgación de la Reforma Constitucional Hamilton-Fuentealba y de la Ley de Tenencia de Tierra. Llamamos a la clase obrera y a los trabajadores a pronunciarse en las asambleas de fábricas y de fundos, en contra de estas leyes, de estas reformas reaccionarias, en contra de las proposiciones de reforma constitucional contenidas en la carta de Allende, porque encubre la capitulación. [...] Nadie tiene el derecho a decidir por el pueblo y su destino Son los obreros de las fábricas, son los obreros que conquistaron el derecho a hacer propiedad de todo el pueblo las grandes empresas, son los obreros de los Cordones Industriales, son los sindicatos, es la CUT y los Comandos Comunales los que deben decidir el destino de las 300 y tantas empresas ocupadas por los trabajadores a través de la lucha, requisadas o intervenidas en el día de hoy. Son los obreros los que deben decidir si se devuelven las grandes empresas a los patrones para que éstos sigan explotando a los trabajadores, para que éstos sigan especulando y desarrollando el mercado negro, o si las empresas deben permanecer en manos de los trabajadores y el pueblo,
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incorporarse nuevas empresas al Área Social, establecer el Control Obrero en el Área Privada y la Dirección Obrera en el Área Social para que la economía sirva a los intereses de los trabajadores, para que se resuelvan los problemas de producción y abastecimiento para el pueblo [...] No es el momento de retroceder, no es el momento de dar tregua No es el momento de consolidar lo conquistado, no es el momento de dar garantías a la burguesía. Es el minuto de la lucha y la contraofensiva. Las fuerzas que se desplieguen en la contraofensiva deben canalizarse y estructurarse orgánicamente en los Comandos Comunales de Trabajadores, como órganos de un naciente poder de los trabajadores. Por eso llamamos a la clase obrera y a toda la izquierda a entender definitivamente que hoy es más necesario que nunca que pasemos de las palabras a los hechos en la organización del Poder Popular. Llamamos a la clase obrera, a los trabajadores y a la izquierda, a convertir los Cordones Industriales en Comandos Comunales. A crear Comités Coordinadores de Comandos Comunales, Cordones y Consejos, en todas las provincias más importantes del país y principalmente en Santiago. La contraofensiva revolucionaria y popular debe expresarse también en una profundización de la unidad del pueblo trabajador con el pueblo uniformado. Debemos impulsar con más fuerza que nunca la lucha por la democratización de las FF.AA., por salarios justos y la jornada de ocho horas, como forma concreta de ganar a los amplios sectores del pueblo uniformado para luchar junto al pueblo contra el golpismo y el gorilismo, contra los emplazadores que quieren hacer capitular al Gobierno, contra la oficialidad reaccionaria golpista. Es necesario que el pueblo lo diga categóricamente a los oficiales golpistas de las Fuerzas Armadas, que han demostrado un comportamiento gorila en estos días en el allanamiento de fábricas y poblaciones, que el gorilaje como práctica sólo puede operar en condiciones de una dictadura militar sanguinaria, sólo puede operar en condiciones políticas que dan estatuto legal a la represión y a la eliminación de todas las libertades, en esas condiciones el pueblo y las vanguardias saben cómo responder y cómo combatir a las dictaduras militares y al gorilaje cavernario. [...]
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Es necesario que el pueblo dé una respuesta consistente y definitiva, organizando en las fábricas y en los fundos, en las poblaciones, en los Cordones Industriales y principalmente en los Comandos Comunales, brigadas para requisar micros, liebres y taxis y poner el transporte bajo control del pueblo. Sólo la clase obrera y el pueblo, a través de sus organizaciones y principalmente a través de los Comandos y Cordones puede resolver, puede enfrentar el paro patronal reaccionario. [...] La contraofensiva popular y revolucionaria en su desarrollo debe conducir a la preparación de un gran paro nacional que sea el punto culminante de la movilización del pueblo en esta etapa, que permita dar un gran salto adelante en la organización de Comandos Comunales de Trabajadores y en los órganos de defensa de la clase obrera y el pueblo. Un gran paro nacional que corte la intentona de las clases patronales de repetir el paro de octubre y de cercar al pueblo por hambre. Un gran paro nacional que exija al Gobierno la remoción inmediata de la oficialidad golpista, un paro que permita crear las condiciones para iniciar una nueva etapa en la lucha de los trabajadores y el pueblo. La capitulación hoy día no se ha consumado plenamente. Pero nadie puede llamarse a engaño. El producto de la capitulación no será un gobierno de izquierda, un gobierno popular o un gobierno pequeño-burgués de izquierda. [...] La clase obrera y el pueblo seguirán luchando, movilizándose en contra de sus enemigos de clase Construyendo y fortaleciendo sus órganos de poder popular, empujando su contraofensiva revolucionaria y popular, perfilándose claramente como oposición proletaria, como oposición obrera y campesina al gobierno, rompiendo con las conducciones pequeño-burguesas, reformistas y centristas, fortaleciendo las posiciones y conducción revolucionarias. Pero insistimos y reiteramos, para que nadie se confunda, la capitulación se ha iniciado, pero la capitulación no se ha consumado todavía. Se ha iniciado una resistencia a la capitulación de algunos sectores de la Unidad Popular.
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El reformismo todavía resiste la capitulación; los sectores más consecuentes de la izquierda resisten la capitulación, los revolucionarios resistimos la capitulación, la clase obrera y el pueblo resisten la capitulación. Por eso la alternativa del golpismo sigue siendo una amenaza presente y real para los trabajadores, por eso la única táctica correcta en el momento inmediato es la táctica de la contraofensiva popular y revolucionaria. Llamamos a la clase obrera, al pueblo, a los revolucionarios, a la izquierda consecuente, y a toda la izquierda, a resistir la capitulación e iniciar de inmediato el camino de la contraofensiva popular y revolucionaria. El pueblo, la clase obrera, tienen fuerzas suficientes todavía, para resistir y enfrentar el golpismo, para evitar la capitulación y para organizar su lucha sobre otras bases que le permitan mañana conquistar en plenitud sus intereses. Santiago, 4 de agosto de 1973. ***
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MIR: TODO EL QUE DISPARA CONTRA EL PUEBLO ES Y SERÁ UN ASESINO Y SERÁ MARCADO POR EL PUEBLO
(El Rebelde N° 94, 7 al 13 de agosto de 1973) (Tomo 6, pp. 4924-4926)
Durante las últimas semanas, las clases patronales han desatado una ofensiva sediciosa y terrorista; sus grupos armados asesinan y siembran la destrucción. A pesar de ello, altos oficiales reaccionarios de las FF.AA. han persistido en dirigir la aplicación de la Ley de Control de Armas en contra del movimiento obrero y la izquierda. [...] A pesar de todo ello, sin razón ni justificación alguna, algunos altos mandos reaccionarios de las FF.AA., utilizando la Ley de Control de Armas han venido allanando fábricas y poblaciones, montando dispositivos operativos ridículos por su magnitud, y que no tienen otro objetivo que amedrentar a los trabajadores. En ellos se ha amenazado, injuriado y golpeado a trabajadores, se ha destruido maquinaria e instalaciones de las fábricas. [...] En los últimos días, la acción de la oficialidad reaccionaria colmó el vaso. Los jefes de las tres ramas de las FF.AA. en Punta Arenas, primero declararon que los Cordones Industriales son ilegales, y luego con un dispositivo militar masivo, con participación de helicópteros, aviones y tanques, como un ejército de ocupación en país extranjero, allanaron varias fábricas, injuriaron y golpearon a centenares de trabajadores, hirieron con bayoneta a un obrero y, finalmente, ametrallaron al obrero Manuel Gómez Bustos, de 27 años, el que perdió la vida al caer asesinado bajo la Ley de Control de Armas. El freísmo, en su táctica chantajista, exige el copamiento militar del Gobierno y la aplicación de la Ley de Control de Armas, pues según la DC sólo las FF.AA. son “garantía”. ¿Garantía de qué? ¿Es garantía el general Manuel Torres de la Cruz, que allana fábricas buscando armas, pero que rompiendo todas las normas de la propia Ley de Control de Armas, permite que las esposas de los oficiales hagan instrucción de tiro? ¿Es garantía la Inteligencia Naval, cuyo jefe en Talcahuano, Capitán de Fragata René Gajardo Alarcón, mantiene reuniones periódicas con Patria y Libertad? ¿De qué es garantía el coronel Cristián Aeckernecht que participa en reuniones con el diputado del PN Patricio Mekis y con FNPL, donde se habla de futuras acciones terroristas en Rancagua? ¿Garantía de qué tipo ofrece el
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coronel Luciano Díaz Medina, Jefe del Estado Mayor del Cuartel General de la III División del Ejército, en Concepción, quien por instrucción del general Washington Carrasco, se reúne en las oficinas de la III División con Patria y Libertad? ¿Es garantía el capitán de Carabineros Germán Esquivel, que montó junto a otros oficiales reaccionarios la siniestra provocación policial que trató de implicar a militantes del FTR, del PS y el MIR en el asesinato del capitán Araya? ¿Garantía de qué, sino de defensa incondicional de los intereses de las clases patronales son actitudes como las del general Nicanor Díaz Estrada, que trata de esconder la clara y ya demostrada filiación de derecha de los asesinos del Comandante Araya? [...] Pero la clase obrera, el pueblo y la izquierda saben que los responsables de estas agresiones represivas a los trabajadores, mediante la utilización de la Ley de Control de Armas, no son los carabineros, soldados, clases, suboficiales, ni los oficiales honestos y antigolpistas, sino directamente los oficiales golpistas y gorilas de las FF.AA. y Carabineros. Por ello éstos no lograrán su propósito de separar y enfrentar a los trabajadores con los soldados, clases, suboficiales y carabineros. [...] Llamamos a realizar asambleas en todos los frentes de trabajo y poblaciones para emitir pronunciamientos en contra de la nueva ley maldita disfrazada de “control de armas” y contra los brotes de gorilaje impulsados por oficiales reaccionarios de las FF.AA. Llamamos a la clase obrera y al pueblo a luchar porque su movilización del jueves próximo levante como exigencia inmediata la derogación de la Ley de Control de Armas y la destitución del general Manuel Torres de la Cruz. ¡Todo el que dispara contra el pueblo es y será un asesino, y será marcado por el pueblo! ¡Impulsemos la contraofensiva revolucionaria y popular! ¡Impulsemos la unidad de la clase obrera y el pueblo con el pueblo uniformado! ¡Impulsemos que la CUT convierta la movilización del jueves en un paro nacional que fortalezca los Comandos Comunales y aplaste al golpismo y al gorilismo, esté donde esté! Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) Secretariado Nacional Santiago, 6 de agosto de 1973 ***
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MIR: A PESAR DE LA CAPITULACIÓN, EL PUEBLO SEGUIRÁ LUCHANDO
(El Rebelde N° 94, 7 al 13 de agosto de 1973) (Tomo 6, pp. 4929-4932)
El Gobierno ha estado dialogando con los patrones a espaldas de las masas, sin consultarles para nada. La clase obrera y el pueblo han sido los grandes ausentes en las decisiones que se han venido tomando, en los pasillos de La Moneda y el Congreso. Triste espectáculo el de un Presidente que no manda porque no quiere, y que prefiere rogar al señor Aylwin, que le otorgue “la graciosa” concesión de dialogar en vez de afirmarse directamente en la clase obrera y el pueblo para dar una batida a fondo contra todos los reaccionarios. En términos generales, la carta-respuesta de Allende a Aylwin, del 3 de agosto, constituye en el fondo, una apología al Estado burgués, una defensa a las normas que rigen el Estado de Derecho de los patrones. Refleja la adoración del reformismo por la legalidad burguesa, como principio preestablecido de conducta política; expresa la impotencia reformista para optar por un camino alternativo que la misma clase obrera y el pueblo están construyendo piedra sobre piedra, todos los días. Proyecta la angustia reformista que, en un momento de grandes definiciones como la actual, es incapaz de sacudirse las formas de lucha legal y parlamentaria; es la incapacidad y el temor para comprender lo nuevo que surge hoy de las masas y que en virtud de un acto de creación política independiente empiezan, ellas mismas, a construir su propia legalidad revolucionaria. [...] Las condiciones son favorables [...] La revolución proletaria no está vencida; persisten en Chile las condiciones prerrevolucionarias del período que vivimos. Más aún, hoy es más posible que ayer superar uno de los obstáculos más serios que hasta aquí habían dificultado la maduración de condiciones más favorables para el triunfo de la revolución proletaria. Ese obstáculo es el reformismo que había logrado escabullir su descrédito y su papel de agente del orden burgués. Ahora comprometido como está el reformismo en la capitulación a las exigencias patronales, la clase obrera y el pueblo podrán apreciar la verdadera naturaleza de él, siempre y cuando los revolucionarios sean intransi-
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gentes en la tarea de desenmascararlo ante las masas y evitar así el desconcierto momentáneo que la decisión del reformismo tenderá a provocar en el seno del pueblo. Las condiciones son favorables para la política revolucionaria, pero sólo a condición de desarrollar como nunca las tareas que hoy plantea la lucha política y social a las masas: la tarea de desarrollar el Poder Popular a través de los Comandos Comunales, la lucha por conquistar efectivamente un verdadero Gobierno de los Trabajadores, la lucha por agitar el Programa Revolucionario del Pueblo entre las masas, la lucha por unir al pueblo y los soldados, la lucha por desarrollar una amplia contraofensiva revolucionaria y popular ahora.
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MIR (SECRETARIADO NACIONAL): CONTRA LAS PERSECUCIONES EN LA ARMADA (12 de agosto de 1973) (Tomo 6, pp. 4971-4973)
1. La denuncia reciente de la Superioridad Naval y del propio Presidente de la República de que se han detectado “intentos de organización celular ultraizquierdista” entre los marineros de la Armada de Chile, ha servido a la oficialidad naval reaccionaria para ocultar al pueblo la verdad, para acusar a los marineros antigolpistas de “intentos subversivos” y de “vinculaciones con la ultraizquierda”, en circunstancias que, por el contrario, es precisamente un extenso sector de los oficiales reaccionarios de la Armada el que ha propiciado realmente los intentos subversivos y golpistas, ha establecido vinculaciones estrechas con grupos terroristas de la ultrarreacción y se ha hecho asesorar en estos planes nada menos que por la Inteligencia Naval norteamericana. El único “delito” de los marineros antigolpistas de la Armada fue el de prepararse para resistir y desobedecer las incitaciones golpistas que ha venido realizando en forma cada vez más frecuente y abierta hacia sus subordinados este sector de la oficialidad naval reaccionaria. 2. Esta denuncia de la superioridad naval también ha servido a la oficialidad naval reaccionaria para justificar el desencadenamiento de persecuciones y detenciones sobre los marineros antigolpistas y trabajadores civiles de la Armada que ya han significado brutales torturas a varios de los detenidos. Estamos en condiciones de denunciar que a los detenidos y torturados encerrados actualmente en la prisión naval “Silva Palma” de Valparaíso, se han sumado últimamente varios marineros y trabajadores internados en el Hospital Naval de Talcahuano a raíz de las lesiones sufridas en las torturas a que han sido sometidos. 3. Sin embargo, la respuesta de la clase obrera y de los revolucionarios no se ha hecho esperar. Anteayer los trabajadores de ASMAR Talcahuano se reunieron en una asamblea a la que asistieron representantes del Comando Comunal de Talcahuano, de la CUT y de sindicatos de la comuna. En esa asamblea los trabajadores acordaron realizar en la próxima semana un paro comunal de protesta por las detenciones y torturas y exigir la destitución del Contralmirante Paredes de la II Zona Naval (Talcahuano), por la responsabilidad que le cabe en estos hechos represivos hacia los marineros y trabajadores antigolpistas de la Armada.
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Asimismo ayer se reunieron estos representantes del Comando Comunal de Talcahuano y de la CUT con el Contralmirante Paredes y su Estado Mayor. En esa reunión, el contralmirante reconoció que había muchos detenidos, estableció que esas detenciones continuarían adelante bajo su responsabilidad y se negó a que los detenidos fueran vistos por la delegación. Por su parte, los dirigentes de los trabajadores le comunicaron los acuerdos de la asamblea de ASMAR, le protestaron por las torturas practicadas a los detenidos y le comunicaron que promoverían un paro provincial si no se ponía en libertad a los detenidos. Esta ha sido y será en todo el país la respuesta de los trabajadores a los oficiales navales reaccionarios que están reprimiendo y torturando a los marineros y trabajadores antigolpistas de la Armada. 4. Sin embargo, estamos en condiciones de denunciar que algunos altos oficiales reaccionarios de las FF.AA. —entre los cuales, naturalmente, están los de la Armada—, están actualmente coordinando con grupos de derecha una gran operación de autoatentado o atentado terrorista para los próximos días, la que será ejecutada por estas bandas reaccionarias, pero que pretenderá aparecer como una represalia del MIR y de la izquierda por la detención y tortura de los marineros y trabajadores antigolpistas. Esta operación consistirá en atentados dinamiteros que se realizarán en varias ciudades del país sobre servicios de utilidad pública, como el agua potable o la energía eléctrica, o sobre instalaciones de las FF.AA. Esta operación es la que están ambientando: a) “El Mercurio”, “Tribuna” y “La Prensa”, cuando mienten burdamente diciendo que la voladura del oleoducto en Curicó la realizó el MIR con otros sectores de la izquierda. Esta noticia busca evadir la responsabilidad de la derecha en ese sangriento atentado y poner al MIR y a la izquierda bajo sospecha de actos terroristas futuros que estos diarios reaccionarios conocen o que están impulsando. b) El Departamento de Relaciones Públicas de la FACh, cuando sostiene “inocentemente” que “extremistas vestidos de uniformes de la FACh” están realizando allanamientos “ilegales” a casas particulares. Esta medida contribuye a preparar el ambiente para este autoatentado que la derecha se propone hacer con bandas reaccionarias probablemente disfrazadas con uniformes de alguna rama de las FF.AA. Pues si no fuera este el propósito del Departamento de Relaciones Públicas de la FACh, podría haberse tomado la molestia de agregar en su declaración que el allanamiento que la FACh no reconoce como suyo fue realizado, en todo caso, por elementos de derecha, ya que los supuestos uniformados allanaron la casa de un militante del Partido Socialista y no de un partido de derecha.
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c) Thieme, el jefe de “Patria y Libertad”, cuando anuncia públicamente que las operaciones de su grupo están suspendidas y cuando accede a devolver al Ejército algunas de las ametralladoras pesadas robadas el 29 de junio por sus secuaces en el Blindado N° 2. Esta medida —sin duda aconsejada a Thieme por sus “amigos” uniformados— pretende sacar de sospecha a “Patria y Libertad” de la operación que se prepara y mejorar las condiciones para inculpar de ella al MIR y a la izquierda. d) La prensa reaccionaria de Concepción cuando pretende achacar al MIR y a la izquierda una serie de atentados realizados recientemente por la derecha en las cercanías del domicilio del Fiscal naval de Talcahuano. e) Declaraciones, noticias, etc., de la prensa y radio reaccionaria del país, encaminadas a presentar al MIR y otros sectores de la izquierda como elementos terroristas. No perderemos el tiempo reiterando una vez más lo que todo Chile conoce: el MIR no realiza atentados ni acciones terroristas. Nada ni nadie nos podrá impedir que denunciemos los preparativos golpistas y reaccionarios que los marineros de la Armada neutralizaron, ni las detenciones y torturas que han caído sobre ellos como represalia de los oficiales navales reaccionarios. Nada ni nadie nos logrará amedrentar en nuestra firme decisión de impulsar paros y protestas de los trabajadores en contra de las detenciones y torturas en la Armada y por la destitución de los oficiales reaccionarios responsables de estas medidas. Advertimos a la clase obrera y al pueblo que la reacción prepara atentados y autoatentados con los cuales busca inculpar al MIR y a la izquierda y poner a los trabajadores a la defensiva. Llamamos a la clase obrera a permanecer alerta y vigilante frente a estas maniobras reaccionarias que no tienen otro propósito que abrirle el paso al golpismo. Secretariado Nacional Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) 12 de agosto de 1973. ***
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MIR (SECRETARIADO NACIONAL): DECLARACIÓN SOBRE EL NUEVO GABINETE Y LA SITUACIÓN POLÍTICA
(13 de agosto de 1973) (Tomo 6, pp. 4963-4968)
A la clase obrera, al pueblo y al conjunto de la izquierda: 1. En plena amenaza golpista, durante el desarrollo de un paro patronal, después de un emplazamiento militar, y en curso de un chantaje político institucional freísta, el reformismo instauró el gabinete ministerial exigido por el freísmo: el gabinete de la capitulación. Para enfrentar a una fracción patronal en semiinsurrección la UP eligió el camino del “fortalecimiento de la autoridad” del Gobierno a través del fortalecimiento del orden burgués y patronal, renunciando así al afianzamiento del Gobierno mediante el aumento de la autoridad de la clase obrera y el pueblo. La disposición de los reformistas más recalcitrantes de la UP a la alianza con sectores patronales se impuso gracias al derrotismo del reformismo obrero y del propio centrismo de izquierda pasando por encima de la fortaleza y decisión de resistencia y de lucha evidenciada de la clase obrera y el pueblo, por un lado, y por los soldados, carabineros, marinos, suboficiales, y oficiales antigolpistas por el otro. Sus consecuencias serán similares, pero más profundas y graves que las generales bajo el gabinete UP-Generales entre octubre y mayo: división del pueblo y de la izquierda, confusión y desconcierto de las masas. Ahora el Gobierno se defenderá del golpismo fundamentalmente a través de la velocidad y extensión de las concesiones que otorgue a las clases patronales, pues si la capitulación no fuera suficientemente veloz y profunda, el golpismo y el gorilaje se pondrán nuevamente a la orden del día en inmejorables condiciones, dividida la izquierda y el pueblo por responsabilidad del reformismo. Hoy las clases patronales se están jugando por seguir imponiéndole progresivamente sus exigencias al Gobierno el que ahora difícilmente podrá resistirlas, después de haber desmovilizado a los trabajadores, confundido a la izquierda y de haber renunciado a fortalecer el control de la clase obrera sobre el Gobierno. [...] 4. La instauración del nuevo gabinete no fue consultada a los trabajadores y se ha ocultado a la clase obrera, al pueblo, al conjunto de la izquierda, el verdadero significado de este gabinete. Mentir al pueblo es confundirlo con el verbalismo inconsecuente [...] ha sido la actitud predominante de las direcciones de la Unidad Popular.
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El Sr. Allende, para justificar su nuevo gabinete, se permitió afirmar que había “subversión ultraizquierdista” entre los marineros de la Armada y que “una vez más la extrema izquierda se da la mano con la extrema derecha y con el fascismo”. La verdad es que el único personero de izquierda que públicamente se ha “dado la mano” con un reaccionario, ha sido el Sr. Allende, cuando inició su capitulación con Patricio Aylwin. Esos marineros, para conocimiento del Sr. Allende, algunos de ellos hoy encarcelados y torturados, no están por “subversivos” o por “darle la mano a los golpistas”, sino justamente por defender su Gobierno y resistir el golpismo de algunos oficiales. Más aún, su solo descubrimiento, fue lo que en realidad ayudó a paralizar decisivamente el golpismo inmediatista. [...] Otros han pretendido justificar sus vacilaciones diciendo que el nuevo gabinete es un retroceso necesario, pues es la única forma de impedir la guerra civil y la única alternativa “viable”. No es así. A través de la contraofensiva popular era posible paralizar el golpismo y luego desarticularlo. Había y hay fuerza en los trabajadores y entre soldados, marineros, carabineros, suboficiales y oficiales honestos. Era y es poderosa la decisión antigolpista. Los trabajadores sin duda no desean la guerra civil y aspiran también a impedirla; pero no al precio de someterse a las imposiciones de las clases patronales. [...] 6. Llamamos a los trabajadores de la ciudad y del campo y a todo el pueblo, a discutir en sus asambleas de base y a fijar su posición frente al establecimiento del gabinete de capitulación. Llamamos a rechazar el gabinete de capitulación. A desarrollar la independencia de la clase obrera y del pueblo frente a los llamados colaboracionistas del reformismo. A rechazar el programa proburgués que pretende imponer el PDC y a levantar con fuerza el Programa Revolucionario del Pueblo. A rechazar la Reforma Constitucional de Hamilton-Fuentealba y la SOFOFA y la Reforma Constitucional de tenencia de la tierra de Rafael Moreno y la SNA. Llamamos a todos los militantes de la izquierda a enjuiciar la conducta de sus dirigentes y la política que impusieron o aceptaron. A enjuiciar la política reformista que pretende arrastrar a los trabajadores a la conciliación con sectores de las clases patronales y las inconsecuencias del centrismo de izquierda que hasta aquí lo ha tolerado. A fortalecer las corrientes revolucionarias de dentro y fuera de la UP. A forjar una conducción revolucionaria independiente. [...]
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8. La clase obrera y el pueblo no deben retroceder un paso, deben organizar la defensa de las posiciones conquistadas. Llamamos a resistir los [...] y fundos desalojados, a tomar nuevos fundos o fábricas por cada fundo o fábrica desalojada. A no devolver ninguna gran industria, ningún fundo de más de 40 HRB ocupado por los trabajadores. A imponer el Control Obrero en las fábricas y fundos ocupados, medianos y pequeños, como condición para su devolución. A fortalecer las JAP, los Almacenes del Pueblo y todas las formas de Control Popular sobre el abastecimiento y la distribución. Llamamos a la defensa irrestricta del nivel de vida de las masas, a exigir la escala móvil de salarios, a luchar por el mejoramiento de los sueldos y salarios de los trabajadores con cargo a las ganancias de los capitalistas. A imponer la distribución igualitaria, estableciendo la Canasta Popular. 9. Las libertades políticas han comenzado a restringirse; centenares de trabajadores y marineros están presos o procesados, acusados unos de sublevación, otros de usurpación de tierras, otros de usurpación de micros y camiones, otros de atentados contra la Ley de Seguridad Interior del Estado o de trasgresión a la Ley de Control de Armas. Esta ley se ha convertido en la peor amenaza contra las libertades democráticas. Aplicada contra los trabajadores se ha revelado como una nueva ley maldita, que reprime, humilla y asesina trabajadores. Llamamos a iniciar un movimiento amplio por la libertad de los presos políticos y por la defensa de las libertades democráticas hoy amenazadas. A exigir el cese inmediato de la aplicación de la Ley de Control de Armas y a luchar por su derogación. A responder cada allanamiento con paros y movilizaciones comunales y provinciales. 10. Llamamos a combatir el golpismo desarrollando la fuerza del pueblo, denunciando y combatiendo el gorilismo de civiles y uniformados. A exigir la destitución de los oficiales golpistas de las FF.AA. A exigir la destitución del general Torres de la Cruz, responsable de la muerte del obrero Manuel González Bustos. A impulsar con más fuerza que nunca la lucha por la democratización de las FF.AA. y Carabineros. A fortalecer la unidad entre los trabajadores y el pueblo uniformado. A apoyar la lucha antigolpista de los marineros, carabineros, de los soldados, de los clases, de los suboficiales y de los oficiales honestos. Llamamos a todas las organizaciones de los trabajadores y el pueblo a apoyar y a defender a las tripulaciones antigolpistas de la Armada, hoy perseguidas, reprimidas y torturadas a incorporarse al Comité de Defensa de las Tripulaciones antigolpistas.
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Llamamos a combatir el paro patronal de los camioneros y transportistas y toda utilización del paro como forma de lucha patronal, a través de la movilización y acción directa de las organizaciones del pueblo. A requisar y poner bajo control del pueblo las empresas del transporte, los camiones y micros que paren. A requisar y poner bajo control del pueblo las casas comerciales, distribuidoras, fundos y fábricas que paralicen. 11. La tarea de las tareas del pueblo y sus vanguardias es la reagrupación de todos los revolucionarios de dentro y fuera de la UP para forjar una nueva vanguardia obrera y popular, capaz de ponerse a la cabeza de la clase obrera y las masas populares y conducir sus luchas. Santiago, 13 de agosto de 1973. Secretariado Nacional Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) ***
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MIR: NO ACALLARÁN A LOS REVOLUCIONARIOS. QUERELLAS Y DETENCIONES CONTRA EL MIR PARA PROTEGER A OFICIALES GOLPISTAS
(El Rebelde N° 95, 14-20 de agosto de 1973) (Tomo 6, pp. 4974-4975)
Junto con la aplicación de la Ley de Control de Armas —nueva ley maldita— contra los trabajadores, los sectores golpistas y reaccionarios de las Fuerzas Armadas están reprimiendo a los revolucionarios. Esta es otra de las condiciones exigidas por los patrones. Es parte de la capitulación del Gobierno. Por eso los reformistas no sólo no protestan cuando militantes revolucionarios son detenidos por hacer propaganda antigolpista, sino que anuncian que ellos se sumarán a esta persecución. Quieren dejar en la impunidad a los golpistas Desde el intento de golpe del 29 de junio, el MIR está haciendo un público llamado a los suboficiales, clases y soldados a desobedecer a los oficiales golpistas y a unirse a las luchas del pueblo. Este justo llamado ha servido para que los oficiales reaccionarios y golpistas desaten una implacable represión, que tiene por objeto dejar en la impunidad a quienes forjan sus planes golpistas o emplazan al Gobierno a capitular a la luz pública. Esta acción represiva ha contado con el cómplice silencio del Gobierno y otras veces con su desembozado apoyo. Querellas y detenciones El 22 de julio son detenidos en Talca 4 militantes del MIR por pegar propaganda callejera contra los golpistas. El mismo día el Cuarto Juzgado Militar de Valdivia comienza a sustanciar un proceso contra el MIR por la misma razón y en Iquique, el Intendente presenta una querella contra el MIR, por su propaganda antigolpista. Al día siguiente, son detenidos 2 militantes del MIR en San Antonio y en Concepción el Intendente presenta una querella contra el MIR, por un programa radial y la Fiscalía Militar comienza a instruir un proceso por una declaración del Instituto de Sociología, que protestaba contra la detención y vejación, por parte de efectivos militares, de 3 militantes del MIR que pegaban propaganda callejera.
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El 28 de julio son detenidos en Iquique 6 militantes revolucionarios del MIR y el FER por participar en un programa radial, que denunció la acción de los sectores golpistas de la oficialidad de las Fuerzas Armadas. El 2 de agosto en Temuco, por petición del coronel Pablo Iturriaga, la Fiscalía Militar instruye un proceso contra el MIR, por un programa radial, ordenándose la detención de un grupo de militantes revolucionarios. Hace pocos días, se interrumpió, en la misma ciudad, un programa de radio con efectivos militares que detuvieron a un dirigente campesino. En los últimos días, las querellas y detenciones han recrudecido. En Quillota, fueron detenidas 2 compañeras revolucionarias por vender “El Rebelde”, en la calle, cerca de un regimiento. En Valparaíso fue detenido un grupo de militantes del MIR y el MAPU, por pegar propaganda callejera contra los intentos golpistas. Las querellas de los generales La culminación de este proceso represivo han sido las querellas presentadas contra el MIR por el general Manuel Torres de la Cruz, que dirigió la represión en Magallanes, el general César Ruiz Danyau, a nombre de la FACh y el Comandante en Jefe del Ejército, general Carlos Prats. La razón que esgrimen es la enérgica protesta y denuncia efectuada por el MIR contra la represión desatada en Punta Arenas y que provocó el asesinato de un obrero. ***
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MIR: EL GOBIERNO HA CAPITULADO LAS MASAS SÓLO PODRÁN CONFIAR EN SUS PROPIAS FUERZAS (Editorial, El Rebelde N° 95, 14 de agosto de 1973) (Tomo 6, pp. 4976-4979)
Estamos rodeados por todas partes de enemigos y tenemos que marchar casi siempre bajo su fuego. Nos hemos unido en virtud de una decisión libremente adoptada precisamente para luchar contra los enemigos y no caer dando un traspié al pantano vecino, cuyos moradores nos reprochan desde un principio el que nos hayamos separado en un grupo aparte y el que hayamos escogido. El camino de la lucha y no el de la conciliación (Lenin). El Gobierno ha capitulado significativamente frente a un sector de los patrones: así es de simple y cruda la verdad. Y esta verdad, sin tapujos de ninguna especie, debe ser proclamada al pueblo de Chile y a los pueblos del mundo. Comienza a desmoronarse la esperanza que un día las masas desposeídas de este país depositaron en este Gobierno. Se derrumba el castillo de palabras ilusorias con que el reformismo impotente y el centrismo vacilante trataron de encubrir hasta ahora su fracaso. El sueño de la colaboración de clases sólo ha resultado un fetiche para desarmar a las masas. Pero la dura realidad se ha abierto paso: un sector de la burguesía ha impuesto importantes condiciones y seguirá exigiendo más; el reformismo ha claudicado y se desenmascara ante los ojos de las masas. Se nos dirá que exageramos. Sin embargo, las masas explotadas empezarán a comprender rápidamente, en carne propia, el dramático sentido de la palabra “capitulación”. Gabinete de capitulación Es necesario llamar las cosas por su nombre para no seguir engañando, nunca más, a la clase obrera y al pueblo. El Gobierno ha capitulado significativamente, y ésa es la verdad. El Gobierno no se ha fortalecido; en verdad, sólo se ha fortalecido el Estado burgués, el poder de los patrones. Veamos. ¿Cuál es el origen del actual gabinete con representación institucional de las FF.AA. y Carabineros? El actual gabinete se origina en medio de un agudo conflicto de clases y responde no a una salida estrictamente proletaria, sino a una salida
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de colaboración con un sector de la burguesía. Se origina como producto de la política chantajista del PDC y las exigencias patronales. Se origina en un momento en que el pueblo y los soldados estaban dispuestos a oponerse a la capitulación reaccionaria o al golpismo gorila. Se origina en la carta del señor Allende al presidente del PDC donde le ofreciera, entre otras cosas, la promulgación de la reforma Hamilton-Fuentealba, y que el señor Aylwin rechazara insatisfecho exigiendo la constitución de un gabinete cívico-militar. En resumen, es un gabinete cuyo origen es la imposición burguesa, a espaldas y en contra de las masas, y como expresión de la incapacidad del reformismo. [...] Afirmar, entonces, que la instalación de este gabinete constituye un fortalecimiento del Gobierno no sólo significa decir una mentira, sino que algo más grave: un intento de disfrazar la verdad y hacer una apología del retroceso para engañar a las masas, lo que llevará a desarmarlas y a entregarlas atadas de pies y manos a los patrones. independientemente de las luchas por sobrevivir o resistir las concesiones que al interior del gabinete establezca el reformismo o el centrismo, frente a fuerzas representantes del orden burgués, lo claro es que este gabinete le facilita enormemente a un sector de la burguesía ir consumando sus planes de capitulación y de restauración del Estado burgués aun cuando este aspecto de la situación quede momentáneamente oscurecido por la tremenda agresividad del sector golpista de la burguesía. Ataques groseros a la izquierda revolucionaria para justificar la capitulación Más aún. En la ceremonia de constitución de este gabinete cívicomilitar de capitulación, el señor Allende hizo groseros ataques al MIR, tomando prestados términos manoseados hace ya mucho tiempo por el reformismo stalinista. Señor Allende, señores reformistas: no ha sido el MIR el que se ha dado la mano con la ultrarreacción y el fascismo. No fueron “aliados del fascismo”, señor Allende, los que integraron su primera guardia personal para defender su vida. No son “aliados del fascismo” los militantes revolucionarios que han caído combatiendo al fascismo en las ciudades y campos de Chile. No fueron “aliados del fascismo” los militantes revolucionarios que para el conato del 29 de junio lucharon en las calles y estuvieron dispuestos a ponerlo todo al servicio de la estabilidad de este Gobierno. No ha sido “aliado del fascismo” un partido revolucionario como el MIR que
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se ha ganado la adhesión de las masas en la lucha, y no por medio de prácticas conciliadoras o entreguistas. No ha sido “aliado del fascismo” una organización revolucionaria que precisamente lucha por impulsar un poder auténticamente obrero y popular contra el poder de los patrones. No han sido “aliados del fascismo” quienes denunciaron al mayor Marshall, hoy día agente al servicio del fascismo y del ejército boliviano; no han sido “aliados del fascismo” quienes denunciaron la falsa desaparición de Roberto Thieme. En fin, la historia sería muy larga de contar. Pero que nadie se llame a engaño: nunca nos hemos hecho falsas ilusiones acerca de nada ni de nadie. Han sido las leyes de la lucha de clases y la tarea de hacer la revolución las que han impuesto a los revolucionarios cierto comportamiento táctico frente al reformismo; comportamiento que, adecuado a las nuevas circunstancias de hoy, no perderá de vista la necesidad de seguir luchando por la unidad de todo el pueblo para avanzar y luchar contra el golpismo y la capitulación. Señor Allende, señores reformistas: los revolucionarios, aun en las circunstancias más difíciles no han apelado ni apelarán jamás a la tergiversación o a la imputación injuriosa para decir lo que constituye en verdad la base real de sus diferencias políticas e ideológicas con el reformismo. Señor Allende, señores reformistas: no ha sido el MIR el que se ha dado la mano con la ultraderecha y el fascismo; no han sido los marineros antigolpistas los que han hecho “subversión” en la Armada para combatir legítimamente a los oficiales golpistas que han proliferado y que se mantienen impunes por la debilidad del Gobierno. Más bien hay que decir que son los reformistas los que se han dado la mano con el Estado burgués y las exigencias patronales contra el pueblo. Señor Allende, señores reformistas: no ha sido el Gobierno el que se ha fortalecido; es el Estado burgués el que se ha hecho más fuerte con la constitución del actual gabinete cívico-militar de capitulación. Confiar en sus propias fuerzas La clase obrera y el pueblo desde ahora tienen que saber que ya no pueden contar progresivamente con un instrumento adicional a sus luchas. La constitución de este gabinete debe colocar a la clase obrera y al pueblo en permanente estado de alerta, y emitir pronunciamientos acerca de su parecer respecto de este gabinete para el cual no fue consultado. Las masas deben denunciar todos los intentos que este gabinete realice para mellar sus conquistas de clase. Los militantes de la izquierda deben meditar profunda-
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mente sobre el significado de este gabinete y disponerse a vigilar cada vez más críticamente a sus dirigentes. La clase obrera y el pueblo deben saber que la única salida reside en sus propias fuerzas, en prepararse para resistir la devolución de empresas y de fundos, en desarrollar el instrumento de combate que responda directamente a sus intereses: el Poder Popular. Los revolucionarios deben convertir la constitución de este gabinete en una señal determinante para desarrollar a toda marcha la reagrupación de los revolucionarios. La clase obrera y el pueblo deben transformarse toda ella en miles y miles de activistas de la causa por la unidad con los soldados, marineros, carabineros, suboficiales y oficiales honestos. La clase obrera y el pueblo deben saber que la única salida de victoria es, efectivamente, impulsar la contraofensiva revolucionaria y popular, la organización de su propio poder, el desarrollo de las formas de lucha más adecuadas a las actuales circunstancias. Los revolucionarios deben saber aprovechar las actuales condiciones para desenmascarar el reformismo ante las masas y poder así construir un solo bloque social revolucionario que le asegure el triunfo a la clase obrera y al pueblo. ***
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MIR: PREPARARSE PARA LUCHAR EN TODOS LOS TERRENOS (El Rebelde N° 97, 27 de agosto-3 de septiembre de 1973) (Tomo 6, pp. 5009-5012)
Al cierre de esta edición (viernes) la Fiscalía Naval emitió una orden de detención contra Miguel Enríquez, Secretario General del MIR. También exige el desafuero de Carlos Altamirano, Secretario General del PS, y Óscar Garretón, Secretario General del MAPU. Este hecho es de extraordinaria gravedad, que muchos creyeron que jamás se produciría bajo este Gobierno. Pero la realidad es así, y es hora ya que se convenzan y dejen de ser cómplices de los momentos represivos que se avecinan. Más aun cuando lo que se pretende juzgar se hace sobre la base de una supuesta subversión en las Fuerzas Armadas, a partir de declaraciones intencionadamente montadas por la Armada, a punta de golpes y torturas de decenas y decenas de heroicos y valientes marineros antigolpistas. Subversión, término que intenta calificar con odio de clase lo que en realidad ha sido una legítima lucha antigolpista de los marineros y que nosotros seguiremos apoyando incansablemente, les guste o no les guste a los oficiales reaccionarios de la Armada. La reacción de los gorilas y golpistas de la Armada era de esperar. Es parte de la lucha de clases y los revolucionarios, a diferencia de otros, no nos hacemos ilusiones acerca de ella. Complicidad del Gobierno Pero esto no es todo. Lo más grave es que ha sido precisamente el Gobierno, prisionero de su impotencia y su debilidad, el que dio luz verde a través de un requerimiento por Ley de Seguridad Interior del Estado por esta supuesta subversión, lo que le ha permitido a este Fiscal ordenar la detención del Secretario General del MIR y la petición de desafuero a Altamirano y Garretón. Sectores del Gobierno han creído que haciendo este tipo de concesiones monstruosas era posible calmar la voracidad de los apetitos golpistas. No sólo no lo han conseguido —precisamente porque han usado la táctica de la cobardía y la estupidez— sino que además se hacen históricamente cómplices del pretexto para perseguir revolucionarios y dirigentes de la izquierda. Que se cubran de vergüenza quienes de una u otra forma han permitido, facilitado o no se han opuesto oportunamente a estas maniobras que
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los golpistas aspiran a convertir rápidamente en una cacería de los revolucionarios y dirigentes de la izquierda. Quienes así lo han hecho que lo sepan ahora mismo: no se han ganado el perdón de los patrones, pero sí el desprecio de los revolucionarios y el derecho histórico de éstos a combatirlos frontalmente. Esta situación no admite atenuantes ni disculpas de ninguna especie. Es deber de todos los revolucionarios combatir con la mayor dureza cualquier intento tímido de justificación que algunos harán de seguro. Por de pronto, con la orden de detención de Miguel Enríquez, el MIR y los revolucionarios chilenos quedan notificados desde ya cuál es el giro que han tomado los acontecimientos políticos y cuál es el sentido categórico que asume la perspectiva inmediata. Los revolucionarios deben estar atentos En esto no hay que perderse ni equivocarse; no puede haber dudas ni vacilaciones. De la orden de detención a Miguel Enríquez a la orden de detención de sus cuadros dirigentes o incluso al MIR en su conjunto puede estribar sólo un paso, más aún cuando el MIR no renuncia ni está dispuesto a renunciar a la lucha y el combate implacable contra el orden y el privilegio burgués. De esto se deduce que el MIR y los revolucionarios deben tomar rápida y plena conciencia de esta situación, no hacerse ilusiones acerca de ella, poner en tensión todos sus recursos y prepararse para una nueva etapa de la lucha. Sin embargo, sería un suicidio político entender que esta nueva situación debe ser asumida por los revolucionarios con una concepción conspirativa de la lucha y abandonar lo que hoy continúa siendo el aspecto fundamental y decisivo del combate de clases: la lucha política abierta y de masas. El hecho de que la detención o represión a los revolucionarios esté planteada como amenaza inmediata no puede ser entendido, bajo ningún pretexto, como que automáticamente la lucha política de masas ha desaparecido. Represión a los revolucionarios y eliminación de la lucha política de masas no son sinónimos. Por el contrario, la represión a los revolucionarios es precisamente una tarea preventiva que la burguesía se plantea para dejar su conducción a las masas, para mejor reprimirlas después. Este es precisamente el objetivo que persigue la burguesía y el Estado patronal con la orden de detención y la represión a los revolucionarios.
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Una nueva situación Ahora bien, lo que estamos señalando es sólo uno de los síntomas —por demás sugestivo— de lo que está sucediendo a escala global. En efecto, en los últimos quince días se han producido cambios sustanciales en el panorama de la política chilena. En el terreno de las clases dominantes, la directiva del PDC se ha desplazado al campo del golpismo. El presidente del Senado, Eduardo Frei, dirigió personalmente el ensayo golpista protagonizado por el general en retiro y ex Comandante en Jefe de la FACH, César Ruiz Danyau, cuyo objetivo era provocar pronunciamientos militares de apoyo a Ruiz Danyau, que llevaran en su dinámica al golpe gorila y al derrocamiento del Gobierno. Fracasada, temporalmente, esta tentativa inmediatista de golpe, el golpismo se desplaza al terreno civil y parlamentario para volver a la carga con nuevas fuerzas. Tal es el sentido de la maniobra reaccionaria de la DC y el PN en la Cámara para aprobar el “acuerdo”, que establece en sus considerandos la ilegalidad del Gobierno y que en sus conclusiones declara que éste ha quebrantado gravemente la Constitución. El objetivo del acuerdo no es otro que independizar a las FF.AA. del Gobierno, impulsando la desobediencia y los pronunciamientos militares contra éste. Y, sobre todo, fortalecer las posiciones de los sectores golpistas dentro de los institutos armados desplazando a un lugar secundario a la alta oficialidad antigolpista. El próximo paso del golpismo civil y parlamentario es declarar en el Parlamento la inhabilidad de Allende para desempeñarse como Presidente de la República, con lo cual buscan provocar el derrocamiento del Gobierno a través de un golpe blanco o golpe institucional. El golpismo en las Fuerzas Armadas En las últimas semanas ha hecho eclosión violenta el golpismo y el gorilismo desembozados en las filas de las tres ramas de las Fuerzas Armadas. Especialmente se ha puesto en evidencia la radicalización gorila de los mandos medios del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. Coroneles, tenientes coroneles, capitanes, han adoptado una posición golpista y desarrollan con fuerza una práctica gorila. Esta radicalización gorila de los mandos medios ha orientado al conjunto de las Fuerzas Armadas en una dirección francamente golpista que varía entre el golpe gorila abierto y sanguinario y el golpe blanco. La oficialidad gorila ya
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comenzó a hacer su experiencia en la represión masiva al pueblo en Antofagasta, Punta Arenas, Concepción, Quillota, Temuco, Linares, etc. El avance del golpismo en el seno de las Fuerzas Armadas se ha expresado en importantes cambios en la correlación de fuerzas entre la alta oficialidad, cuya primera repercusión pública ha sido la renuncia del general Prats a los cargos de Comandante en Jefe del Ejército y Ministro de Defensa. El Gobierno y la UP han perdido sus últimas defensas institucionales y uniformadas. El golpismo en su versión chilena dirige y comanda las Fuerzas Armadas. La capitulación del Gobierno abre paso al golpe blanco La vida misma se ha encargado de demostrar que el camino del diálogo con la DC y la capitulación del gabinete cívico-militar conducen inevitablemente al pueblo a un callejón sin salida. El gabinete de capitulación se ha revelado incapaz de contener el alzamiento semiinsurreccional de una fracción burguesa en paro, de calmar las presiones gorilas y golpistas de civiles y militares y los chantajes de sectores patronales. Al contrario los ha exacerbado. En verdad la capitulación progresista y el gabinete cívico-militar han desmovilizado, desarticulado y desanimado en lo inmediato a la clase obrera y al pueblo y con ello han servido para abrir paso y fortalecer el golpismo y sobre todo y principalmente han creado una nueva variante golpista: la de la transformación de la capitulación en golpe blanco, en golpe institucional. El camino de la clase obrera, el pueblo y los revolucionarios El Gobierno y el reformismo han abandonado a la clase obrera a su propia suerte, han confiado el destino de los trabajadores al cuerpo de oficiales de los aparatos armados del Estado burgués, al resguardo de una constitucionalidad que hoy se vuelve contra el pueblo y al intento de idílicas alianzas con fracciones burguesas supuestamente democráticas y antigolpistas. El reformismo y la UP han fracasado como conducción política de las masas populares. Las alternativas intermedias no tienen más papel en la lucha de la clase obrera chilena. En 1970 el MIR dijo a Salvador Allende en Concepción recordando a Saint Just: “Quien hace revoluciones a medias no hace más que cavar su propia tumba”.
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El reformismo cavó su propia tumba y en su irresponsabilidad pretende arrastrar al pueblo a un destino de derrota. La clase obrera y el pueblo no han sido derrotados. Ha fracasado el reformismo como conducción y alternativa. Hoy la lucha se hace más difícil, pero más despejada. La clase obrera y el pueblo deben organizarse ahora para combatir sobre otras bases y bajo una nueva conducción política. ¡A reagrupar a los revolucionarios de dentro y fuera de la Unidad Popular! ¡A construir una conducción alternativa e independiente! ¡A prepararse para enfrentar al golpismo en todos los terrenos!