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LA ORDEN FRANCISCANA Y EL SAGRADO CORAZ`ÓN
from Piedad - Junio
by nelson95
POR FÉLIX BECERRA O.F.S.
La Orden Franciscana tiene títulos muy particulares le que atan fuerte y dulcemente al Sagrado Corazón. Es la Orden Seráfica. Es natural que por ello el mismo Sagrado Corazón dijera a Santa Margarita, Terciaria Franciscana y formada en una Casa Franciscana, que su modelo era el Serafín de Asís. Sin duda San Francisco era “el Santo más especialmente identificado con su adorable Corazón”, y que se lo daba por “guía de su espíritu”.
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Pudiera llamarse esta Orden con toda propiedad la “Orden del Sagrado Corazón”, con sus Tradiciones, Leyes, Armas, Historia, Hijos… Santa Margarita de Cortona, Mística y Terciaria Franciscana, en el Siglo XII, vio en éxtasis al Sagrado Corazón y profetizo que sería Devoción conocida más adelante.
Sin duda por ello, desde tiempos muy antiguos, mucho antes de Santa Margarita María, en el Escudo Oficial de la Orden Franciscana estaba entronizado el Sagrado Corazón.
San Antonio de Padua fue visto como perla preciosa dentro del Corazón de Jesús. San Buenaventura hablo con dulzura del Sacratísimo Corazón de Jesús en el Siglo XIII, e hizo pintar su imagen, rodeándole de una Corona de Espinas.
Santa Margarita María de Alacoque pidió al Señor le mostrase un Santo que le sirviese de guía y modelo en su Devoción y Amor a su Corazón Sacratísimo, y Jesucristo, el día 04 de octubre de 1686, se le apareció en compañía de San Francisco de Asís y se lo propuso a la Santa como ejemplar de su verdadero devoto, asegurándole, además, que el Seráfico Fundador de los Menores “era el Santo más amante de su Corazón”.
(Ob. Cit. “ Vamos tras el…”/P. Juan R. de Legisima & P. Gaspar Calvo Moralejo/ Págs. 385-386/ Biblioteca Franciscana/Madrid, 1972, octava edición/transcripción y adaptación del texto por el Hno. Félix Becerra O.F.S. Año 2020 )
MES DE JUNIO, CONSAGRADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. CONSAGRACIÓN DE LAS TRES ÓRDENES FRANCISCANAS AL SANTÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS:
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En el año de 1873 las Ordenes Franciscanas fueron consagradas al Corazón Santísimo de Jesús, por el Rmo P Bernardino de Portogruaro, general de la Orden de Frailes Menores, en el sepulcro de Santa María Alacoque El Asistente Espiritual de cada Fraternidad de la O.F.S. en un día determinado, leerá en voz alta el siguiente:
Acto De Consagraci N
Aquí me tenéis, oh Divino Corazón de mi Jesús, ante vuestra real presencia, en este Sacramento del Altar. Os adoro y os bendigo como mi Criador y Redentor, como Padre y Esposo de mi alma, redimida por Vos con el precio de vuestra preciosísima Sangre. Pero
¿y quién soy yo, oh Señor para que me améis tanto? Por mi os habéis humanado; por mi habéis sufrido las más graves injurias, los más crueles tormentos; por mi os hicisteis obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz. No obstante, todo esto no fue suficiente para desahogar vuestro amor hacia mí. Vuestro Santísimo Corazón, inflamado de la más ardiente caridad, os obligo a dejarme una perpetua y preciosísima prenda de amor, y antes de morir instituiste este Divino Sacramento, con el cual me comunicáis vuestro Cuerpo, vuestra Sangre, vuestra Alma y vuestra misma Divinidad.
¡Oh Dulcísimo y Tiernísimo Corazón de mi Jesús¡ Yo me lleno de admiración al solo recordar los inmensos prodigios que habéis obrado por mi amor. Sin embargo, yo hasta ahora he correspondido a ese amor vuestro con ingratitudes y pecados. Pero penetrado del más vivo dolor, os pido humildemente perdón, y os ruego aceptéis el ofrecimiento que os hago de este mi pobre corazón, desprendido de cuanto pueda seros desagradable, un corazón enteramente libre de amor propio, un corazón todo abrazado de vuestro amor. Y este corazón, os lo ofrezco, lo dedico y lo consagro enteramente a vuestro Sacratísimo Corazón, y con mi corazón os consagro también el de mis Hermanos y Hermanas de las Tres Órdenes de N.P. San Francisco. Bendecid, Señor, tan bellas instituciones de vuestro Seráfico Siervo, hacedlas crecer siempre en perfección, y bendecid al mismo tiempo a vuestra amada Esposa la Iglesia Católica, a su cabeza suprema, vuestro Vicario en la tierra, a todos los sacerdotes, vuestros ministros y en particular a esta mi Fraternidad. Sostened a los justos, convertid a los pecadores, asistid a los moribundos, librad a las almas del Purgatorio y extended a todos los corazones el dulce imperio de vuestro amor. Así sea.
Padrenuestro, Avemaría y Credo.
Dulce Coraz N De Mi Jes S
Haced que yo os ame siempre con nuevo fervor, Querida María, Madre de mi Señor, Hacedme amante de su Sagrado Corazón.
Acto De Consagraci N De La Orden
FRANCISCANA SEGLAR AL SAGRADO
CORAZÓN DE JESÚS
¡Dulcísimo Corazón de Jesús! Postrados ente vuestra divina presencia, llenos de humildad y de amor, os adoramos con el Padre y el Espíritu Santo como nuestro Creador, Redentor y Glorificado. ¡Vos sois, Señor, el Santo; Vos sois el Altísimo; vos el Rey de los cielos y de la tierra! ¡Vos sois el Bien, el sumo Bien!
Os alabamos y bendecimos desde lo íntimo de nuestro ser y os damos gracias por todos los beneficios que de día en día amorosamente nos dispensáis, especialmente por la singular merced que nos hicisteis llamándonos a militar en las filas de la Tercera Orden de vuestro siervo el bienaventurado San Francisco de Asís, el cual, brasa encendida en el divino amor, mereció ser propuesto por Vos a Santa Margarita María como modelo en el culto y veneración a vuestro adorabilísimo Corazón. ¡Oh amadísimo Jesús! Henchidos de gratitud y de amor, nos consagramos hoy públicamente a vuestro sacratísimo Corazón; nuestras personas, nuestras familias y nuestras casas, con toda la Orden Franciscana Seglar. Queremos ser completamente vuestros, ya que por nosotros os ofrecisteis Vos al Eterno Padre como hostia propiciatoria en el ara de la Cruz, y cada día renováis vuestra inmolación en el Sacrificio de nuestros altares. A Vos, Rey nuestro, queremos siempre servir, estar donde Vos estéis, querer lo que Vos queráis y aceptar lo que Vos, con paternal Providencia, queráis enviarnos. Y así como pusisteis vuestra delicias en estar con los hijos de los hombres, así haced, Señor, que las delicias de los Hijos de San Francisco se cifren en estar con Vos, ya oremos, ya trabajemos, ya asistamos a los Divinos misterios o meditemos el Santo Evangelio, ya ejerzamos la caridad con el prójimo, ya nos sonría la fortuna o nos pruebe la adversidad. Y para dar a nuestra consagración mayor eficacia, renovamos ahora públicamente nuestra Profesión.
Yo…, en presencia de Dios Omnipotente, a honra de la Inmaculada Virgen María y del Bienaventurado Padre San Francisco y de todos los Santos, prometo observar todo el tiempo de mi vida los Mandamientos de Dios y de la Regla de la Orden Franciscana Seglar, instituida por el mismo Bienaventurado Padre San Francisco y confirmada por los Sumos Pontífices Honorio III, Gregorio XI, Nicolás IV, León XIII y Pablo VI. Prometo, además, satisfacer, según la voluntad del Asistente Espiritual, por las transgresiones contra la misma Regla. Así, pues, penetrados del espíritu de penitencia de vuestro Evangelio, nos aplicaremos con desvelo a la santificación de nuestras almas; ofrecemos nuestros corazones al Vuestro, saturado de oprobios, en reparación por todas las maldades con que el mundo continuamente lo aflige, y trabajaremos para que las familias y las naciones, redimidas por el precio infinito de vuestra Sangre, vuelvan al seno de vuestro reino, que es el reino de la fe y de la sabiduría, de la justicia y de la caridad, de la abnegación y de la paz. Mas, siendo pecadores, poco o nada podemos sin vuestra ayuda. Suplid Vos, Señor, todo lo bueno que nos falta y dignaos aceptar esta consagración que hacemos hoy a vuestro Corazón sacratísimo por mediación de vuestra Madre, la Inmaculada Virgen María, que lo es también nuestra. Por la intercesión de Nuestro Padre San Francisco, de los Bienaventurados San Luis y Santa Isabel, nuestros celestiales Patronos, os rogamos nos concedáis la gracia de cumplir fielmente nuestras promesas hasta la muerte. Haced, ¡Oh dulcísimo Corazón de Jesús, generoso con los que os invocan! Que todos los miembros de la Orden Franciscana Seglar nos amemos como verdaderos hermanos, vivamos como un solo corazón y una sola alma y demos a todos buenos ejemplos que los guíen por la senda del bien. Bendecid y multiplicad a la Orden Franciscana Seglar; iluminad y proteged a Vuestro Vicario en la tierra, el Papa N.; a los Prelados de la Iglesia y a las Autoridades que nos gobiernan; conducid a vuestro redil a las ovejas descarriadas; dad paciencia y salud a los enfermos, consuelo a los afligidos, socorro a los pobres, y a los fieles difuntos la vida eterna.
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No nos abandonéis, Jesús Señor nuestro, fuente de paz y de bondad, sino permaneced con nosotros y atraednos hacia vuestro Divino Corazón, para que, sirviéndoos con fidelidad en la tierra, podamos amaros, alabaros y glorificaros en el cielo, en unión con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen.
(Ob. Cit. “Oficio Parvo de la Tercera Orden de San Francisco: El Oficio Parvo de Nuestra Señora, El Oficio de la Semana Santa el Oficio de Difuntos y el Ordinario de la Santa Misa”, por el Padre Juan Crisóstomo Piquer, 4ta edición, corregida por el P. Fray Sebastián Font, Quito, Fundición de tipos de M. Rivadeneira, 1886/ Págs. 527-529)(Ob. Cit. “Manual de los Terciaros Franciscanos”/Págs. 246- 249 / Quito, Ecuador /Edit. “Fray Jodoco Ricke” / 1960, adaptación y transcripción del texto por el Hno. Félix Becerra O.F.S. Año 2020)
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