LA ARMONICA DORADA Por Nelson E. Barrios D.
Tenía poco tiempo de haber salido del trabajo y me dirigía a casa a descansar. La calle estaba algo oscura por lo tarde de la noche, la actividad nocturna de ese sector se terminaba prácticamente a las doce, cuando los restaurantes culminaban sus labores, y yo trabajaba en uno de ellos. Yo caminaba distraído en mis pensamientos, cuando de repente, sentí detrás de mí, unas lejanas pisadas, De seguro es otro de mis compañeros , pensé, pero algo me hizo desistir de mi suposición, puesto que comencé a escuchar una melodía, muy bonita por cierto. Los sonidos emitidos, me hacían sentir bien, algo tenia esa extraña música que hacia que mi estado de ánimo cambiara por completo. Movido por la curiosidad, me detuve y miré hacía atrás, rápido, en décimas de segundo, quise saber quien tocaba esa melodía; al verme voltear, la persona se detuvo y retiró de su boca el instrumento dejando al descubierto una sonrisa. El instrumento era una armónica dorada como nunca antes había visto en alguna otra parte, pero r la primera vez que escuchaba esas melodías. --¿Vives por aquí, por casualidad? le pregunté --Yo vivo en todas partes, cualquier sitio es mi hogar. __Me gustó mucho la melodía que tocaste, ¿Cómo se llama? --No tiene nombre, acabo de componerla. --¿Podrías tocar otra pieza, quisiera volver a escuchar ese instrumento. Se limitó a sonreír otra vez, sin decir nada, tomo la armónica, se la llevó a la boca y comenzó a tocar, era otra melodía diferente, tan suave como la otra, pero esta vez me hizo sentir un corrientazo que estremeció mi cuerpo, me sentí relajado, contento, ¿Por qué? No lo sé, sentí hasta deseos de llorar, pero de alegría ¿Qué explicaciones puedo tener para esta cantidad de sensaciones, tan especiales? Imposible compáralas con algo común. Era curioso, pude notar que ningún auto pasaba por la calle, ni persona alguna, a lo lejos se veía movimiento, pero justo en la esquina donde nos encontrábamos, todo era silencio y quietud, por un momento creí ver un auto que se acercaba, pero en realidad no llegó, Que extraño es todo esto pensé. El joven terminó de tocar y yo iba a aplaudir cuando él hizo un ademán negativo, mientras decía