Un Diciembre

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UN DICIEMBRE Por Nelson E. Barrios Debourg

I Diciembre, mes de la alegría, la amistad, el amor; es cuando todos olvidan sus rencores y se dan la mano, cuando todas las familias se reúnen para esperar con alegría la venida del niño Dios y la entrada del año nuevo. Faltan dos días para la Noche Buena y la mayoría de las personas están haciendo sus preparativos para la cena de Navidad; todos compran regalos para sus seres queridos, los que viven lejos viajan a donde se reunirán todos sus familiares. Por todas partes se siente la alegría, las casas están vestidas con luces multicolores y en el interior de cada una un pesebre, en mil formas y con arreglos diferentes, representando el glorioso nacimiento de Jesús. --Luis, te esperamos Decía una madre a su hijo por teléfono Lucy preguntó por ti. --Descuida mamá, esta misma tarde saldré de viaje y mañana al medio día estaré con ustedes, dale mis saludos a Lucy y dile que la quiero Contesta el entusiasmado hijo. Muchas escenas similares se producen en todas partes, pero no todas las personas tienen la misma dicha; Veamos la otra cara de la moneda. En un hospital, se encuentra Antonio Montes, sentado a un lado de la cama de su esposa Kathy. Este es un matrimonio al que la vida le deparaba la mayor felicidad, hasta que Kathy sufriera el accidente que la mantenía en grave estado en cuarto de terapia intensiva. Ellos tienen seis meses de casados y estaban esperando un hijo. Esa tarde, Kathy salió a hacer unas compras, antes de que llegara Antonio a la casa, quería darle una sorpresa. En una de las avenidas de la ciudad, Kathy cruzó la calle a toda prisa para salvar a una niña de que fuera atropellada, pero fue ella la que recibió el golpe del auto. Kathy perdió la criatura y quedó en estado de coma. Esta vez, no podría reunirse con los familiares para pasar esa Navidad. Fernando Bastello, se encuentra en una despedida en la empresa en la que trabaja, él observa como todos se divierten, beben y bailan, mientras él toma otro trago de su vaso. Una mujer se acercó hasta él. --Fernando, ven, bailemos dijo la chica


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--no gracias, no tengo deseos de bailar mientras él toma otro sorbo de su vaso con whisky. --¿Dónde vas a pasar esta Navidad? preguntó la chica buscando tema de conversación. --No lo se, aquí en la ciudad ¿Dónde más? --¿No vas a viajar a ver a tu familia? yo sí, me están esperando. --Esa es la diferencia, a mi nadie me espera. Fernando había dejado el hogar hacía ya varios años, luchó y consiguió superarse por sus propios medios y a su manera. El estaba cansado de luchar con su familia que quería cambiar su vida y su carácter, no quiso seguir los pasos de sus hermanos y eso, le trajo como consecuencia, convertirse en el blanco de muchas críticas. --¿por qué? le decían constantemente. Los padres querían tener a todos sus hijos con el mismo patrón de formación. Fernando, ya cansad, decidió marcharse, y así lo hizo. --Algún día les demostraré de lo que soy capaz. --Tonterías dijo el padre Tus locuras serán tu ruina. --Está bien papá, lamento no llenar los requisitos de hijo modelo, así que me voy. Quédate con tus hijos ejemplares, yo no hago falta aquí. Si por lo menos pudieras entenderme, quiero ser yo, con mis arranques y mis bromas, no que trates de vivir a través de mi, como lo has hecho con mis hermanos, puede ser que algún día regrese y te dé la razón, pero ahora yo me voy. --No creas que me vas a enternecer, eso no te resultará, ya lo has dicho otras veces. --Tal vez tengas razón contestó Fernando. A la mañana siguiente, la madre de Fernando, después de servir el café, se acercó a su habitación. --¡Alfonso, Alfonso! gritó--¡despierta! --¿Qué quieres mujer? Contestó Alfonso, todavía medio dormido. --¡Fernando se fue! --Pamplinas, seguro es otra de sus bromas y está escondido en alguna parte. --¡No!, dejo esta nota y su ropa no está. --¡¿Qué?! Déjame ver.


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Papá, Mamá, los quiero mucho y no saben cuanto, pero mi vida apenas comienza y ustedes ya vivieron la suya, lamento no poderlos complacer, porque eso sería luchar contra mi mismo, y eso no lo voy a hacer; como mi conducta les molesta pues me voy. Creo que no hace falta qué les diga que no se preocupen por mi, les escribiré de vez en cuando Los Ama Su hijo Fernando

Desde el día en que se escribió esa nota hasta el momento, han transcurrido cinco años. Fernando les escribe cada año sin dejar remitente, ni detalles de su vida o actividad, simplemente les manda sus saludos. Después de la reunión, Fernando se dirigió al correo para mandar la tarjeta de navidad que acostumbraba enviarles cada año, jamás dejaba remitente. Irvin, un joven guitarrista bohemio, era el alma de su barrio, todo el vecindario lo conocía y en navidad, él formaba siempre un pequeño grupo para tocar aguinaldos. El vivía solo con su madre y en esa época, su casa se llenaba de amigos que les traían regalos como muestra del sincero aprecio que les tenían, todos los vecinos disfrutaban con sus canciones que les llenaba de alegría en esas fechas decembrinas. Pero este año no habría canto ni alegría para él, porque a principios de este año que finalizaba, su madre enfermó y murió. Fue tanto su dolor, que no volvió a tocar en esas fechas en si vecindad para no sufrir con el recuerdo de su amada madre.

II

Llegó la Noche Buena, muchas personas se encuentran con sus familiares, los niños se acuestan temprano para que el niño Jesús les traiga sus regalos, en la sala de estar se encuentran los padres, abuelos y tíos, conversando y recordando las navidades pasadas. Muchos de nosotros nos acordamos de cuando éramos niños e ilusionados nos acostábamos a dormir, yo mismo tengo un hermoso recuerdo de un regalo que pedí, esperaba en la cama sin dormirme, algún ruido que tendría que hacerlo para colocarlo, pero aunque parezca fantástico, o me


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quedé dormido o apareció porque en la madrugada vi el regalo al pie de mi cama. Yo prefiero seguir creyendo que fue el Niño Jesús, a pesar de mi edad. Pero seamos realistas en otras mientras para muchas personas, todo es alegría para otros no es así. Nuestro amigo Fernando se acostó temprano, sin cenar, en la casa de sus padres, hay un puesto desocupado en la mesa; los hermanos comen en silencio a petición de la señora Cecilia, por la ausencia de su hijo. Antonio Montes sigue en el hospital, pendiente de Kathy. Esa noche, Irvin se encontraba solo en un parque, pensando en su madre, pensando en los niños abandonados que no tendrían ni que comer, sin una ilusión en sus ojos, sin esperanza alguna para con todas las personas que esa noche, estarían como él. La pregunta de sus pensamientos... ¿Por qué Dios mío? . Irvin miró al cielo donde las estrellas titilaban radiantes. --¡¡Dame una respuesta! gritó, rompiendo en llanto.

III 26 de Diciembre La mañana estaba fresca y las actividades volvieron a su rutina. Los comerciantes abrieron sus puertas, en una de las calles de Sabana Grande, Eduardo esperaba a Carlos para abrir la tasca. Buenos días, ¿Cómo pasó la Navidad? era la pregunta de todos. Bien gracias , era la respuesta. --Buenos días saludó Sergio cuando llegó--¿Y Carlos? --No debe tardar. Un pequeño vehículo se estacionó frente a la tasca y de él bajó un joven corpulento. --Buenos días muchachos saludó--¿Cómo pasaron la Navidad? --Igual que tú dijo Eduardo --No me digas eso, yo no quisiera acordarme, de ese día, tuve un problema grande con la familia de mi esposa. Pero bueno, no importa olvidemos eso y divirtámonos en Don Pedrito. --Si, hagamos nuestra fiesta. Así, la tasca Don Pedrito abrió sus puertas; Carlos, Sergio y Eduardo, se sentían dichosos cuando trabajaban, era la manera como ellos olvidaban cualquier problema, más que trabajo era como una diversión, era una rutina que los alegraba.


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Eran las siete de la noche, había poca gente, pero se mantenía la alegría, de repente, la puerta se abrió y entró una mujer rubia. --Llegó la novia de Don Pedrito dijo Eduardo --Hola Eduardo dijo la rubia. --Hola Laura, ¿Qué te pasa? --Terminé con Gabriel..., dame una cerveza. --¿otra vez? dijo Eduardo mientras sacaba una cerveza del enfriador. Ese es un cuento de nunca acabar. --No te burles. --De ninguna manera, pero yo creo que eso es lo que los ha mantenido juntos por tanto tiempo. En resumidas cuentas, ustedes son felices así, hoy terminan, mañana vuelven. ¡Que Romántico! dijo Eduardo sonriendo con picardía Dime una cosa, ¿Cómo son las reconciliaciones? --¡No te importa, déjame tranquila! dijo Laura poniendo cara de brava, rompiendo en una carcajada después. --¿Te enojaste? --Sabes que no puedo enojarme contigo, siempre me haces reír y olvidar los problemas. --Si, es verdad, voy a pensar si le mando una facturita a Gabriel por servicios especiales contigo. --Estas loco, Eduardo, ¿Qué otra cosa se te ocurrirá? --Cuando se me ocurra te digo. No conocerse en Don Pedrito no es común, todos los clientes que iban por primera vez, regresaban para consagrarse como clientes fijos. Era una tasca muy pequeña que solo tenía de una barra en forma de U , que ocupaba la mitad del local y el resto era ocupado por seis pequeñas mesas que tenían como asiento unos taburetes, Eduardo, Sergio y Carlos, convertían a todos en sus amigos, y todos eran clientes especiales que eran bautizados con un apodo, y ninguno se iba sin su trago por la casa, cada día había algo nuevo que animaba la tasca, hecho por ellos mismos, además contaban con Iván, el showman que cantaba , decía chistes o se metía con los clientes haciéndoles bromas, ese era el secreto de la pequeña tasca, hasta los mismos clientes participaban con alguna canción. Había libertad de inventar, eran como una gran familia. Ya la ciudad estaba casi desierta, sólo quedaban los que no tenían recursos para viajar o los que tenían que trabajar todos esos días, mientras que los pueblos se llenaban de turistas que visitaban a sus familiares y se preparaban para recibir el Año Nuevo.


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27 de Diciembre Irving llegó al nightclub donde trabajaba, hoy habría show y se encontraba preparando el equipo para ensayar con las bailarinas. --¿Están listas chicas? --En un instante estamos allá. Uno de los meseros se le acercó a Irving. --Te llama el jefe. Irving se dirigió a la oficina. La puerta estaba entreabierta, tocó y escuchó una voz grave Pase . En la oficina se podía apreciar un estante lleno de libros de contabilidad algo desordenados y frente a él un escritorio todo rayado y detrás un hombre gordo de bigotes, sentado y con un sobre en la mano. Este fue directamente al grano --Irving, estás despedido, aquí está lo que te corresponde dijo, colocando el sobre en el escritorio. Irving mantuvo la calma todo el tiempo, sólo hizo una pregunta. --¿Cuál es la razón? --Simplemente que ya no te necesitamos. No dijo nada más, Irvin dio media vuelta y salió. Comenzó a empacar su guitarra y el resto del equipo. --¡Oye! ¿Qué haces? preguntó Delia cuando lo vio. --Me voy Delia. --¿Qué pasó? --Me despidieron. ¡Bah! No importa; ve a preparar lo tuyo, tienes trabajo. --¿Y crees que me voy a quedar tranquila? Tú eres nuestro músico estrella dijo Delia alterada Es injusto, ya vuelvo. --¡Espera! Trató de detenerla sin conseguirlo. Delia se dirigió a la oficina, a los cinco minutos estaba de vuelta. --¡Vamos Irvin! dijo ella Este lugar empieza a apestar. --¿Qué hiciste? --Renuncié, nada más. Si tu no estás aquí, yo tampoco. --Estás loca, tú necesitas el trabajo. --¿Y tu? respondió ella Eres un buen músico, el mejor que hemos tenido. En realidad, Delia estaba enamorada de Irvin, pero algo la separa de él, y era su vida pasada. Ella había tenido que recurrir a la prostitución para poder vivir e Irvin lo sabía. Delia se había enamorado de él, desde el día que llegó al nightclub y no sabía cómo llamar su atención, así que un día se le insinuó. --No Delia le respondió él, esa vez No lo voy a hacer, y sabes muy bien por qué, sé una buena chica, te aprecio bastante, no me lo hagas más difícil.


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Delia comprendió muy bien lo que le quiso decir y no lo volvió a intentar, pero decidió estar pendiente de él de cualquier manera. Ahora estaban los dos sin empleo. --No debiste renunciar, ahora me siento culpable. --No te preocupes, sé nos darán trabajo a los dos. 27 de diciembre en otro lugar. ¡Doctor Ramírez, doctor Ramírez, lo solicitan en Terapia intensiva! Se escuchaba el intercomunicador, las enfermeras se apresuraban por el pasillo al llegar el doctor. --Salga por favor. Era Antonio Montes, el señor que salía de la habitación. --¡Sálvela doctor!, por lo que más quiera suplicó. Una enfermera salió a toda prisa y regresó con una camilla, un momento después, salió el doctor con la señora Montes. --¿Qué pasa doctor? preguntó Antonio. --Hay que intervenirla dijo el doctor mientras caminaba al lado de la camilla, hacia el quirófano. No le pudo dar más explicaciones. Antonio daba vueltas y vueltas por el pasillo, una enfermera le dio un calmante, que al principio, el se negaba a recibir. --Es por su bien señor Montes, tómelo. El tomó la pastilla y se la tragó de un golpe. Dos horas después, salió el médico, quitándose el gorro y la mascarilla. --¿Qué pasó doctor, como salió? ¿Dígame por favor? El doctor inclinó un poco la cabeza y antes de decir una palabra, escuchó un grito. --¡No! ¿Por qué, Dios mío, por qué? --Lo siento se limitó a decir el doctor. El señor Montes se había quedado sólo. 29 de diciembre. El televisor estaba encendido y al frente, estaba una pareja acostada en la cama, fumando un cigarrillo, después de hacer manifiestos sus sentimientos. --Por Dios Martha, no soporto más esta situación, ¿cuándo mi amor, vas a decidir divorciarte? --Es muy difícil para mí, no sé cómo lo puedan tomar los niños. --Es peor para ellos, verlos a ustedes en constante riña, yo te amo y quiero que siempre estemos juntos, sabes que adoro a tus hijos.


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--Pero ellos jamás sospecharían que tu y yo... --Sólo es cuestión de tacto, sabes bien lo mal que se tratan tú y él. Mauricio y Martha son amantes desde hace un año, se conocieron de la manera más original. Martha se encontraba en una tasca escribiendo algo en su agenda, mientras tomaba una cerveza, Mauricio que entraba en aquel momento, tropezó con su mesa, derramando parte de la cerveza en su vestido. Como cosa extraña, Martha no se enojó, pero Mauricio se sintió muy apenado, le rogó que le disculpara y para enmendar su falta la invitó a cenar. A Martha le pareció divertida la propuesta. --Si yo fuera usted, me habría perdido del mapa dijo ella sonriendo para mí la vergüenza sería mucha. --No lo es menos para mí, pero sería una descortesía y perdería una gran oportunidad de conocer a una mujer tan bella como usted. Martha se echó a reír de la ocurrencia. --Esta bien, pero que sea ahora mismo, me muero de hambre. Los dos se rieron. De esta manera comenzó un bello romance. Y en esos seis meses, Martha vivió lo más hermoso de su vida, Mauricio tenía imaginación y cada día, le ponía algo original a los paseos y al amor. Pero algo que no pudo lograr fue, pasar la Navidad con ella y sería igual al recibir el año.

IV 31 de diciembre. Es el último día de cada año y todos nos preparamos para despedir al viejo año y darle la bienvenida al que llega. Nos vestimos con nuestras mejores galas y preparamos una excelente cena para todo el que viene a nuestra casa, el pesebre se ve ese día más hermoso, yo diría especial, si señor, cuantos sueños se vuelven a formar, cuantas esperanzas e ilusiones. Mientras las ciudades quedan desoladas por la afluencia de gente hacia sus pueblos natales, para recibir el año nuevo con la familia reunida, en los pueblos la noche es mágica, ya que todos se tratan como una sola familia. Al sonar el cañonazo, después de dar gracias a Dios y de abrazar a nuestros familiares, salíamos a la calle a mezclarnos con toda la gente del pueblo. Es la fecha en que todos los rencores desaparecen y los peores enemigos se abrazan. Todo es alegría y esperanza. Pero veamos que tal, es en la ciudad. Los pocos que quedan, están encerrados en sus casas, algunos hacen fiestas, otros se acuestan a la hora, las


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calles parecen las de un pueblo fantasma, en donde se distingue algún vagabundo caminando solo, buscando algo de comer en los cestos de basura. Algún borracho con la botella en la mano, festeja las visiones de su ebriedad, otros simplemente caminan ahogados en sus pensamientos. Ha muerto un día y un año, y yo todavía estoy aquí , piensan. Muchos esperan el gran acontecimiento, a otros les da igual. Quien sabe cuantos estarán así. No nos engañemos, nosotros mismos estamos allí, en uno u otro bando. En la casa de un pueblo se encuentra una señora, observando el pesebre con sus luces de colores y sus ojos llenos de lágrimas. --Ya, mujer decía el marido No llores más, ven afuera para que te calmes, los muchachos no te quieren ver triste. --Otro año más, otro año sin mi Fernando dijo la señora Cecilia--¿Cuándo regresará?, es nuestra culpa que él se haya marchado. --Lo sé vieja, pero él está bien, así lo dice la tarjeta que llegó ayer, él es todo un hombre y se sabe cuidar. 7:45, en una fuente de soda del Boulevard. --Caballero dijo el mesero Disculpe, pero ya vamos a cerrar. --Está bien respondió el cliente Dame seis latas de cerveza, si tienes. --Muy bien, señorEl mesero trajo el encargo y la cuenta, éste pagó y se marchó. El caballero se dirigió hacia el este, sin ningún rumbo aparente, su mirada fija en el suelo por donde caminaba. Era Antonio Montes, nuestro viudo amigo, este año que se iba, se había llevado con él a su amada, dejándolo abandonado, perdido en este mundo que para él ya no tenía sentido, todo era una cruel incertidumbre sin ninguna luz esperanzadora. Se terminaron las cervezas y él quería seguir bebiendo, quería perder el conocimiento, quería morir. A la vuelta de una esquina, encontró extrañamente un local abierto, Que raro , pensó, y sin pensarlo dos veces, entró. 8:40 En un teléfono público se escuchaba repicar un número de teléfono determinado sin recibir respuesta; vuelve a marcar otro número, pero ocurre lo mismo. El sujeto cuelga y se marcha, pensando: Todos se fueron de la ciudad . Es Fernando Bastello; desde una esquina, escucha música y risas y decide ir a ver de que se trata, ve una puerta de rejas con vidrios, en su interior hay mucha gente y decide entrar.


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El la Plaza Venezuela encontramos a Irvin y a Delia, sentados en la grama, Irvin toca su guitarra, mientras Delia lo escucha, ella lo imagina en casa como su esposo, mientras ella lo atiende. Algún día , piensa ella Algún día tendrás que darte cuenta de que no estoy jugando y que te amo, ojala me pudieras aceptar, pero entiendo tu aislamiento, no importa, no me daré por vencida, tu lo vales , suspira sus anhelos pero no dice nada. Cuando Irvin terminó la canción, se quedó mirando la guitarra que muchos años antes su madre le regalara, su pesar por su muerte era grande. --Gracias por tu invitación, Delia, pero no creas que por esto voy a dejar de sentirme culpable por tu renuncia. --No importa Irvin, ni podía dejar que cometieran esa injusticia contigo, tú eres muy especial y todas estuvimos en contra de ese despido pero ninguna me quiso seguir y solo no te iba a dejar. Además, trabajo sobra en esta ciudad, yo conozco a muchas personas. Irvin no dijo nada, pero él sabía que lo había hecho por no perderlo, pues conocía los sentimientos de ella, pero el pasado de Delia le impedía acercarse a ella. --Cambia esa cara, no quiero verte triste y apuesto a que tu mamá no le gustaría verte así tampoco. Ven, caminemos un rato, falta poco para que el año termine. --¿a dónde vamos? --No preguntes. Se levantaron y se dirigieron al boulevard de Sabana Grande, solo se podía ver algún vagabundo acostado en la entrada de algún edificio, los pasos de ellos retumbaban en el silencio de la noche. En algunos balcones se podía apreciar las luces multicolores, pero no se lograba ver a persona alguna. Dieron la vuelta en la esquina y se detuvieron frente a una puerta con el letrero ABIERTO . Irvin se sorprendió de que ese local estuviera abierto a esa hora, los dos entraron y fueron recibidos con una lluvia de aplausos por parte de los clientes. Pues todos los que se encontraban en ese lugar era porque ninguno de ellos tenía a donde ir a pasar su soledad.

V Dentro del local, el ambiente estaba alegre, divertido, la barra estaba adornada con copas con azúcar coloreada, que daba un hermoso aspecto, en la parte superior se extendía in cable de luces navideñas, cualquiera que entraba sentía un cambio total, era difícil no dejarse llevar por el entusiasmo.


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En una pequeña mesa, encontramos a Irvin y a Delia, con una cerveza cada uno, en un extremo de la barra, estaba Antonio Montes mirando como las burbujas de su cerveza emergían de ella, pensaba en su amada Kathy, no decía una palabra, ni intentaba conversar con nadie, estaba oculto en su desolado mundo. Fernando, al contrario, buscaba entretenerse, disfrutaba de la música, compartía los chistes, se negaba a sentirse solo, no quería aceptar la depresión que muy en lo profundo de su ser lo agobiaba. En un rincón del local, Iván deleitaba a los clientes con su música y sus chistes, nadie se escapaba de sus bromas. Mauricio, de la misma manera que Fernando, entablaba conversación con Fernando para no pensar en Martha, pues sabía que en esa fecha ella no podía estar con ella. En la barra, el barman observaba el reloj y le hace una señal a Iván, quien dejó de tocar. El radio fue encendido. --Señores, quedan seis minutos para que el año termine dijo Eduardo desde la barra, dejando que el radio continuara su cuenta. ¡Solo faltan dos minutos! . ¡Solo falta un minuto para que termine el año 1990! ¡Diez, nueve, ocho,.........tres, dos, uno...! ¡Ha culminado el año 1990, de parte de todo el personal que labora en esta emisora, tengan un Feliz Año 1991! ¡Feliz Año! , gritaron todos y comenzaron a darse el fraternal abrazo como si fuera una sola familia, afuera se podía escuchar los petardos y cohetes que eran detonados anunciando la entrada del nuevo año. Irvin recordó a su madre y comenzó a llorar en los brazos de Delia, ella lo acariciaba tiernamente, mientras pensaba, Por lo menos, tuviste una madre, mi amor, yo en cambio no conozco ni siquiera quien fue la mía . Antonio se encontraba en la misma situación llorando en silencio a su amada. A pesar de la aparente alegría, que muchos reflejaban, cada uno tenía su desdicha, soledad, esa soledad que mata el corazón alegre y lo sumerge en un mar de amargura, muchos la ocultan detrás de la sonrisa y los festejos, pero a quien pretenden engañar. -- Amigos míos, desde este momento hasta el cierre todo corre por cuenta de la casa, por primera vez me siento dichoso, y también por poder compartir con ustedes este momento. Carlos había hablado, junto con Sergio y Eduardo planearon la celebración. Habían creado esa noche una familia que no tenían, una familia que llenaría de consuelo a todos los que estaban allí. Se le dio la oportunidad a quien quisiera hablar así dijera solo estupideces, lo importante era sentirse


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bien. Delia fue quien tomó la iniciativa, un deseo muy grande la impulsó, El Amor . --Me llamo Delia Sánchez y quiero contar algo de mi hizo una pausa y tomo aire Soy bailarina de cabaret. En la vida todos tenemos algún sueño y a veces no logramos realizarlo, llenándonos de frustración y pesar, nos vemos en la necesidad de tomar caminos tortuosos, pero llega el día que una luz se enciende y nos muestra que todo puede cambiar, que podemos seguir adelante y lograr ese sueño y aún muchos sueños más, simplemente con la fuerza que encontramos en esa luz, el deseo de cambiar aparece en nosotros y decidimos dar ese paso, esa luz llegó a mi y me dio la fuerza necesaria para cambiar, esa fuerza se llama Amor en ese momento ella volteó y vio a Irvin, este no salía de su asombro por las palabras que Delia decía porque sabía que se refería a él Ese amor lo encontré en una persona muy especial que me ha ayudado a salir adelante y atreverme a desafiar las circunstancias, esa persona es este caballero que en esta noche me acompaña, mi amor es tuyo Irvin, desde que te conocí haz hecho de mi una mujer nueva, ahora sé que es amar de verdad, aunque tengamos a veces que callar, Irvin, yo....., yo te amo en ese momento las lágrimas corrieron por sus mejillas como nunca había amado a alguien. Irvin se levantó y se acercó a ella y la abrazó con una ternura que nunca había experimentado. --Delia, perdóname por mi terquedad, no quería ver más allá de mis narices. --Perdóname tú a mí, por no haber vivido como tú hubieras deseado. --Eso es pasado, es año nuevo y podemos comenzar juntos una nueva vida. Los aplausos se hicieron sentir, era la primera escena de amor del año y todos brindaron por ellos. Eduardo, desde la barra, observaba en silencio, un suspiro se le escapó pero siguió trabajando sin dejarse llevar por los sentimientos. Nadie más quiso hablar, Irvin tomó la guitarra y le pidió a Iván que lo acompañara y así le cantó una canción a Delia. Pasaron dos excelentes hora y las personas comenzaron a sentirse pesadas, poco a poco se iban quedando dormidas en sus lugares y en poco tiempo, no quedó nadie despierto, todo quedó en silencio. Antonio abrió los ojos y una enceguecedora luz, no le permitió distinguir por un momento que pasaba. --¿Qué es esto? se preguntó, sus ojos se fueron adaptando y lo primero que vio, fue a una persona vestida con una bata rosada y otra más pequeña vestida igual, él miró para los lados a ver si había alguien más, pero no sólo estaban los tres--¿Adonde se fueron todos? pensó, siguió observando las figuras y su


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sorpresa fue grande al ver que se trataba de Kathy, con un hermoso niño al lado. --¿Kathy?? Preguntó sin poder dar crédito a sus ojos--¿Eres tu?, no..., no puede ser. --Si Antonio, soy yo Kathy. --Pero tu...,--tartamudeó tu..., estas... --Aparentemente Antonio, estoy aquí, en tu corazón. He venido para que veas a nuestro hijo y a decirte que no estés triste, anímate, que tienes cosas hermosas que realizar. ¿Te acuerdas de lo que me dijiste una vez?, aquel sueño de formar una fundación para los niños, pues es hora de que lo pongas en marcha y realices tu sueño, estarás haciendo una obra muy bella. Te amamos Antonio, ese sueño será una gran realidad, sé feliz amado mío, que nosotros estamos bien. Siempre estaremos en tu corazón guiándote en todos tus pasos, aquieta tu mente y sólo piensa en nosotros cuando necesites ayuda, estamos contigo. --Kathy, yo quiero estar con ustedes. --Lo estarás cuando llegue el momento, pero ahora debes trabajar en ese proyecto, es tu misión, por ahora, estaremos en tu corazón animándote en todo y llegado el tiempo te reunirás con nosotros para siempre. Kathy y el niño fueron rodeados por una esfera dorada, que poco a poco se fue elevando hasta desaparecer. En el ambiente, Antonio percibió un suave olor a rosas y volvió a quedarse dormido. Irvin se estremeció al escuchar una suave melodía, las notas tenían tal grado de pureza que ningún instrumento podría igualarlo. Irvin abrió los ojos y lo primero que vio fue a su madre sonriente. --Dios te bendiga, hijo mío. --¡Mamá! exclamó Estás aquí. --Si mi pequeño, vine a darte un regalo de año nuevo. Irvin trató de moverse, pero su madre lo detuvo porque Delia dormía en su hombro. --Es una hermosa muchacha y su corazón es noble, cuídala bien, su amor por ti es grande y será una excelente esposa. Irvin no pudo contener las lágrimas de felicidad por haber visto a su madre. --El destino te dará muchas cosas buenas, ya es hora de que tu tiempo comience, de ahora en adelante, se te presentarán acontecimientos favorables, no los dejes pasar, son los que llevarán a tu éxito y recuerda cultiva el espíritu. Dios te bendiga hijo.


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Con estas palabras, la madre de Irvin se fue desvaneciendo mientras se dejaba escuchar una melodía celestial. Delia le puso el brazo alrededor del cuello y le preguntó medio dormida. --¿Qué pasa? --Nada mi amor, nada respondió él. Fernando se sobresaltó y se levantó al escuchar voces, lo primero que vio fue a su madre, sentada frente a un pesebre. --¿Qué hago aquí?--se preguntó--¿Mamá? llamó, pero sin obtener respuesta que extraño. Alfonso Bastello se acercó a donde se encontraba la señora, pasando justo al lado de Fernando. --¡Papá! dijo, pero tampoco hubo respuesta. Entonces comprendió que no lo veían ni lo escuchaban, pero él a ellos sí. --Vamos mujer, ya es muy tarde dijo Alfonso tienes que descansar. --No-- contestó ella No tengo sueño. --Es lo mismo cada año, un día de estos te vas a enfermar. --Lo prefiero, no sé como está mi Fernando, por culpa nuestra él se fue y sólo, porque quisimos hacer de él lo que tú no fuiste, es posible que él quisiera ser como tú, tiene el mismo carácter, nunca le dijiste que él era igual a ti, cuando tuviste su edad. --Lo único que quería era evitarle todas las dificultades que yo pasé para poder llegar donde estamos y aun así me doy cuenta que todo es lo mismo. --Lograste una familia que te quiere, no tendremos mucho pero vivimos tranquilos, ¿acaso tu no estas satisfecho? --Por supuesto que sí, y ahora creo que estoy más orgulloso de Fernando de lo que me hubiera podido imaginar, se puede decir que me retó y aquí me vez, sufriendo por él, ¡ah! Mi muchacho, haría lo que fuera para que regresara. Fernando vio todo aquel espectáculo, sorprendido por las palabras de sus padres, se sintió culpable por el sufrimiento que estaba causando por su ausencia. De todas maneras había que hacerlo , pensó, Fue la única manera de que me entendieran. En ese momento, Fernando sintió como si lo elevaran por el aire, después la sensación cambió. --¿Qué pasa? se preguntó, sintió que comenzaba a caer, no podía ver nada todo estaba oscuro, Fernando sentía el escalofrío de tan extraña caída--¿Qué es esto?, ¿a dónde voy? Esa madrugada del primer día del año, vivieron una extraña experiencia similar; supuestamente era un sueño. Uno de los invitados que estaba


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recostado, levantó la cabeza y vio a todo el mundo dormido. Iván estaba dormido encima del teclado, Delia en los brazos de Irvin quien la abrazaba tiernamente. Poco a poco se fueron incorporando de su letargo, miraban a todos lados y se asombraban de que todos los demás estuvieran en las mismas condiciones. --¿Qué pasó? --Nos quedamos dormidos. --¡Eh!, Carlos, ¿qué le pusiste a la cerveza? ¿Somnífero? dijo uno por allá. --Di la verdad, que tu no aguantas un trago. Uno por allá se echó a reír al escucharlos, otros no sabían ni siquiera donde estaban. --Bueno dijo uno de los clientes es hora de ir a casa. Gracias por todo Carlos, se me olvidaba preguntarte, ¿Cuándo abres? --Pasado mañana contestó Carlos. Todos se habían ido, Carlos, Sergio y Eduardo quedaron solo arreglando el local, en la tarde solo descansarían. Don Pedrito cerró sus puertas, su trabajo había terminado. Eduardo tomó camino hacia el boulevard después de despedirse de sus compañeros. Apenas comenzaba a amanecer, los primeros rayos del sol ya se dejaban ver, la amplia calle estaba sin un alma, excepto él. Había basura por todos lados, papeles, cajas, botellas de cerveza, etc. Sus pensamientos comenzaron a dar vueltas. Año nuevo, es un día tan común como los demás, nada especial ocurre, después de cada fiesta, es cansancio y todo sigue como si nunca se hubiera acabado ningún año . Eduardo trataba de analizar lo que sentía, pero no lograba tener una respuesta. De repente, comenzó a silbar una melodía navideña, sin darse cuenta, hasta que sintió un extraño cambio en él. Se puso a escucharse a sí mismo, en ese momento Eduardo comprendió, Ya entiendo , se dijo a sí mismo, La Navidad es un estado dentro de mí, está en el corazón , comenzó a sentir una extraña felicidad sin comprensión, no tenía motivos para estar así pero lo cierto era que era feliz inmensamente. Muchos dicen Yo no creo en nada de estas cosas, yo no creo en ningún espíritu de navidad , pero no es creer es sentir y en ciertos momentos de nuestra vida hemos sentido esa fe, esa alegría que no comprendemos, pues esa alegría solo hay que sentirla sin analizarla, simplemente, es un estado de dicha, es la manifestación de Dios en nosotros, es la paz insuperable, agradezcamos a Dios ese regalo que Él nos da haciendo sentir de la misma


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manera a todos nuestros semejantes con una palabra o un pensamiento de Amor, de esa manera habremos contribuido con la humanidad. Aquella madrugada, cada uno de los integrantes de la tasca, se preguntó si lo que vivió fue un simple sueño, cada uno tuvo su experiencia pero nadie dijo nada, cada quien guardo su secreto el resto de su vida, un secreto que les cambió la vida un secreto que les mostró que la vida es algo más que simple trabajo para vivir, que la vida es una renovación cada día y que solo sintiendo Amor podemos llegar a nuestra verdadera meta. Para e resto del mundo la vida no se entiende.

FIN


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