Resumen 'Historia, período 1852 - 1874' Consignas: 1) Realizar una cronología del período 1852 a 1874. 2) Hacer una síntesis de lo pactado en el Acuerdo de San Nicolás. Analizar los motivos políticos y económicos del rechazo por parte de Buenos Aires. 3) En un cuadro comparativo sintetizar la situación económica y política de la Confederación Argentina y del Estado de Buenos Aires hacia 1860. Explicar a partir de allí qué ventajas tenía Buenos Aires sobre la Confederación y cuáles éstas sobre aquella. 4) Hacer un resumen de los problemas políticos que enfrentaban los gobiernos entre 1862 y 1880. 5) ¿Qué pasó en el Pacto de San José de Flores? 6) ¿Cuáles fueron los problemas que debió enfrentar el presidente Mitre con relación a los caudillos del interior? 7) Relatar cómo terminó la historia de Justo José de Urquiza. Respuestas 1)1852: El 3 de febrero de este año Rosas es vencido en Caseros y el 31 de mayo se firmó en San Nicolás el acuerdo por el cual se convocaban a un Congreso Constituyente. 1853: Urquiza ordenó que la Constitución fuese jurada en todo el país el 9 de julio. 1854 y 1860: Urquiza ejerció el cargo de presidente de la Confederación 1859: El 23 de octubre Urquiza invadió Buenos Aires y venció en Cepeda al ejército de Mitre. 1861: Las fuerzas de la Confederación se enfrentaron a las de Buenos Aires en la batalla de Pavón. Buenos Aires resultó triunfante. 1862: Mitre resulta presidente electo. 1864: En abril de este año Buenos Aires votó su primera constitución provincial. 1868: Sarmiento resulta presidente electo. 1870: Es asesinado Urquiza 1874: Avellaneda resulta presidente electo. 1879: Expedición de Roca al desierto 1880: Roca resulta presidente electo. El 21 de septiembre se declaró la ciudad de Buenos Aires capital federal. 1882: 19 de noviembre se funda La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. 2) El 8 de abril de 1852, dos días después de firmado el Protocolo de Palermo, fueron invitados los gobernadores de las provincias a una reunión a efectuarse en San Nicolás de los Arroyos el 20 de mayo, con el propósito de convenir las bases de la organización nacional. A fines de mayo se reunieron en la mencionada ciudad diez gobernadores. Catamarca designó representante al general Urquiza –gobernador de Entre Ríos-, mientras que Entre Ríos, Jujuy y Córdoba firmaron más tarde su adhesión. En consecuencia, el acuerdo contó con el apoyo de todas las provincias. El 29 de mayo se iniciaron oficialmente las deliberaciones. El acuerdo de San Nicolás consta de 19 artículos dispositivos y uno adicional. En el primero se renovó el Pacto Federal, en el segundo, se convocó a un congreso federativo y, en el cuarto, se determinó que la elección de diputados se haría conforme a las leyes vigentes en cada provincia debiendo enviar, cada una, dos diputados. Por los artículos catorce, quince y dieciséis se facultó a Urquiza a restablecer la paz si ésta se viera afectada, a organizar el ejecutivo nacional, a legislar sobre la navegación de los ríos interiores y a administrar los correos. En el artículo dieciocho, lo nombraron Director Provisorio de la Confederación Argentina. Una cláusula adicional invitaba a firmarlo a los gobernadores ausentes. Trece provincias, exceptuando a Buenos Aires, ratificaron el Acuerdo que constituyó un precedente fundamental para la promulgación de la Constitución en 1853 El Acuerdo suprime los “derechos de tránsito” sobre las mercaderías que pasaban de una provincia a otra y dispone –por parte del Director Provisorio- reglamentar la navegación de nuestros ríos interiores. Para sufragar los gastos generales de la administración, las provincias debían aportar proporcionalmente, con el producto de sus aduanas exteriores. Esta cláusula fue más tarde resistida por Buenos Aires, pues sólo su aduana –debido a la posición geográfica- estaba en condiciones de responder a esa exigencia. Buenos Aires veía en este Pacto la quita de muchos privilegios. Mitre inició un debate y manifestó que no rechazaba la idea de la organización del país, pero que el acuerdo le otorgaba a Urquiza poderes dictatoriales. Además, Buenos Aires quería tener más de dos diputados, lo que le daría más ventaja a la hora de votar. También rechazaba la idea de una aduana nacional. El 1° de mayo de 1.853, los representantes de todas las provincias con excepción de Buenos Aires, sancionaron la Constitución Nacional Argentina. El Congreso Constituyente proclamó a Urquiza Presidente de la Confederación Argentina. La Constitución, en su artículo 1, establecía la forma Representativa, Republicana y Federal y la eliminación de poderes. Establecía, también, la federalización de la ciudad de Buenos Aires. Y la nacionalización de los ingresos de la aduana. Pero la conformación no estuvo en condiciones de imponerle a Buenos Aires estas medidas. El País se dividió:
Buenos Aires con su ciudad Puerto, por un lado, y la Confederación con capital en Paraná, en la provincia de Entre Ríos, por el otro. 3) Situación
P O L Í T I C A
E C O N Ó M I C A
Buenos Aires Se desató una fuerte competencia entre fuerzas relativamente nuevas, compuestas por jóvenes políticos, como Mitre y Adolfo Alsina (hijo de Valentín), que aspiraban a liderar la sociedad, y las dirigencias más tradicionales, vinculadas a las clases dominantes. Las nuevas fuerzas se lanzaron al ruedo con mucha inventiva y procuraron crear bases diferentes y organizar agrupaciones –los llamados clubes- para movilizar fuerzas electorales. En 1857, estos se unieron para formar el Partido de la Libertad para enfrentar a un tercer sector, que favorecía la integración a la Confederación. Este partido ganó las elecciones.
Confederación Argentina Urquiza consiguió establecer su hegemonía en las provincias confederadas, que presidió desde Paraná entre 1854 y 1860. El Partido Federal pareció consolidarse con el triunfo armado de las fuerzas confederadas sobre Buenos Aires en la batalla de Cepeda, en 1859, y la integración de la provincia rebelde a la Nación. Sin embargo, Cepeda no modificó la situación política porteña, donde el liberalismo siguió dominando y contó con apoyo entre las clases propietarias más amplias de la población. Muy pronto, en cambio, el federalismo se vio debilitado y, poco a poco, fue perdiendo posiciones.
Poseía la aduana y un importante tráfico comercial que le permitía contar con importantes ingresos.
Durante el gobierno de Urquiza se produjo la llamada “crisis rentística de la Confederación” a causa de que la aduana estaba en Buenos Aires, y ésta era la principal fuente de recursos. Además, las embarcaciones extranjeras tenían problemas en llegar hasta el puerto de Rosario, puesto que el río Paraná poseía escaso calado, que dificultaba la navegación. En 1854 se estableció el Banco Nacional, pero debió ser clausurado. Urquiza se vio forzado a contratar empréstitos a fin de resolver los problemas económicos. El presidente dio gran importancia a la obra colonizadora y creó establecimientos agrícolas con inmigrantes europeos y fábricas.
Buenos Aires estaba en ventaja sobre las demás provincias porque poseía la aduana, en cambio, la Confederación estaba en superioridad gracias a los adelantos en lo agropecuario y el desarrollo de fábricas. 4) En 1862 Bartolomé Mitre, quien fuera Gobernador de Buenos Aires, asume como primer Presidente constitucional de la Argentina unida. Inicia una política codificación, sanciona importantes leyes, promueve la inmigración y la educación. Derrota al caudillo Peñaloza y se alía con uruguayos y brasileños contra el Paraguay en La Guerra de la Triple Alianza sería sucedido por Domingo Faustino Sarmiento. La supuesta causa es la Dictadura de Francisco Solano López en ese país, aunque luego se supo de la existencia del Tratado de la triple alianza. En 1870 se logra su derrocamiento y la derrota paraguaya. En 1868, Domingo Faustino Sarmiento asume la Presidencia, realiza el Primer Censo Nacional de Población, promueve la educación popular, la cultura, los telégrafos, derrotado a los últimos caudillos federales y se firman tratados importantes, además de finalizar La Guerra de la Triple Alianza. Tras una pequeña crisis económica,
Sarmiento fue sucedido por Nicolás Avellaneda (1874), quien se empeñó en controlar los territorios aún ocupados por los indígenas. Además, fomentó la inmigración y nuevas industrias. Llevó a cabo la Campaña del Desierto que quitó millones de hectáreas de la Patagonia y el Chaco a los indígenas, y redujo su población. Esta campaña benefició a ciertos estancieros y la lideró Julio Argentino Roca, quién asumió la Presidencia en 1880. Poco antes se sancionó la Ley de Capitalización que federaliza la Ciudad de Buenos Aires transformándola en capital del País. Esto y el gran fraude electoral, habitual en la segunda mitad del Siglo XIX en el país, generaron la sublevación de Carlos Tejedor y de Bartolomé Mitre contra el Gobierno del país. Fueron derrotados y así se inició un período de más de 3 décadas de gobiernos conservadores, liberales, aunque con políticas fraudulentas y muy especiales en la historia del País. 5) El Pacto de San José de Flores fue firmado el 11 de noviembre de 1859. Según este, Buenos Aires se declaraba “parte integrante de la República Argentina” y con el objeto de incorporarse al resto del país debía reunirse una Convención provincial a fin de estudiar la Constitución promulgada en mayo de 1853. En caso de reformas a dicha Carta Fundamental, se reuniría una Convención Nacional, cuyas resoluciones serían aceptadas por la provincia de Buenos Aires. Esta aseguraba la integridad de su territorio –“que no podía ser dividido sin el consentimiento de la Legislatura”- como también la propiedad de sus establecimientos oficiales, no así de la Aduana, que desde ese momento pertenecía a la Confederación. 6) El peculiar orden gestado en Pavón a través de la alianza entre Urquiza y Mitre contaba con el respaldo otorgado por varios gobiernos liberales en las provincias. No obstante, el cuadro de las provincias después de Pavón distaba de ser homogéneo. Ciertos caudillos y gobernadores provinciales resistían la autoridad del vencedor de Pavón e incluso esperaban un nuevo "pronunciamiento" de Urquiza, esta vez contra Mitre. Entre estos caudillos provinciales que desafiaban el orden mitrita estaba el riojano Ángel Vicente Peñaloza, apodado el "Chacho", quien inició desde La Rioja a principios de 1862 un movimiento contra los liberales que deponían gobernadores urquicistas. Los jefes enviados por el gobierno de Buenos Aires procedieron con extremo rigor, en una acción represiva que atizó el descontento y encendió nuevamente –en 1862- la guerra civil en el norte y oeste del territorio. Las luchas contra las montoneras se extendieron a Catamarca, Córdoba, San Luis y San Juan, a cuyo gobernador Sarmiento le fue encomendada la dirección de la guerra. El caudillo riojano debió enfrentar a los efectivos mejor armados del general Paunero y del los coroneles Rivas y Sandes. Un armisticio tuvo corta duración y las hostilidades se reanudaron en marzo de 1863. el 20 de mayo Peñaloza fue derrotado por Sandes en Lomas Blancas, pero el caudillo logró rehacer sus efectivos y marchó a la ciudad de Córdoba, donde fue alcanzado por las tropas a las órdenes de Paunero y volvió a caer derrotado en el sangriento encuentro de Las Playas (28 de junio). El Chacho huyó a su provincia natal (La Rioja), pero fue apresado en Olta y ajusticiado de inmediato (noviembre de 1863). La cabeza del rebelde fue colocada en una pica (espada) y exhibida a modo de escarmiento. A fines de 1866 se originó otra revuelta contra las autoridades nacionales en las provincias de Cuyo, esta vez a las órdenes de Juan Saá, apodado “Lanza Seca”. Al frente de unos 5.000 hombres emprendió la marcha sobre Buenos Aires, pero fue vencido en San Ignacio, el 1º de abril de 1867, por tropas nacionales destacadas en la guerra que en esas épocas se libraba contra el Paraguay. A causa de revueltas estalladas en el interior del país, el general Mitre decretó durante su mandato intervenciones a las provincias de Córdoba, Catamarca, La Rioja, Mendoza, Santa Fe y Corrientes. 7) En el año 1866, Urquiza había sido reelegido gobernador de Entre Ríos y desde tiempo atrás habitaba en el palacio San José. Sus relaciones con el gobierno nacional eran cordiales y a comienzos de febrero de 1870 Sarmiento llegó hasta el palacio, donde vínculos de amistad surgieron entre el presidente y el gobernador de Entre Ríos, donde se encendieron nuevamente las pasiones al amparo del sentimiento localista. Ricardo López Jordán acusó a Urquiza de “entregarse a los porteños” y dispuso que varios de sus hombres eliminaran de la escena política al vencedor de Caseros. En la noche del 11 de abril de 1870, un grupo de unos setenta individuos dominó la pequeña guardia del palacio de San José y a los gritos de “¡Viva López Jordán!” irrumpió dentro de la vivienda. Ante la certeza de un atentado, Urquiza trató de buscar un arma, pero fue alcanzado por un tiro en pleno rostro y una vez moribundo ultimado por Nico Coronel. A los pocos días del crimen la Legislatura de Entre Ríos nombró gobernador a López Jordán, quien asumió la responsabilidad del grave suceso. Ante la situación creada, el gobierno nacional decretó la intervención de aquella provincia, medida que sería apoyada por las fuerzas militares. Considerando avasallada su autonomía, los entrerrianos dispusieron resistir, bajo las órdenes de López Jordán, actitud que encendió una nueva guerra civil en el litoral. López Jordán fue vencido en 1871. Publicado 25th June 2011 por Cortito y Conciso Análisis periodo 1852-1862: Desde el fin del régimen rosista hasta la formación del estado nacional
Enviado por Gisella M. Enciso T.
Partes: 1, 2 Rosas caen en 1852, cuando fue derrotado en la batalla de caseros (3 de febrero de 1852). Este fue derrotado por el Ejército Grande comandado por el general Urquiza. El general Urquiza, que también era gobernador de Entre Ríos, reasume el ejercicio de las facultades inherentes a su territorial soberanía en 1851. Con este Pronunciamiento provoco la capitulación de Oribe y termino con el "Sitio Grande de Montevideo", Ya que Urquiza (Pudiendo manejar las relaciones exteriores de su provincia) firmo una alianza con Brasil y el gobierno de Montevideo para ayudar a Rivera (Primer presidente de La Republica Oriental del Uruguay que conspiro con ayuda de Lavalle a derrocar a Oribe en 1838). Y con esto Rosas, le declara la guerra al brasil. Después de la capitulación de Oribe se firma un nuevo tratado entre Entre Ríos, Corrientes, Brasil y Uruguay para poner fin al gobierno de rosas. Y con esto se conforma el Ejercito Grande, en el cual el mando supremo le corresponde al General Urquiza. Los sucesos desarrollados en el párrafo anterior tienen un transfondo político y económico lo que llevo a Urquiza a tomar esas decisiones. El transfondo político era sin duda lograr la Organización Nacional, con la creación de una constitución en la cual Bs. As. no imponga su hegemonía a las demás provincias. El transfondo económico era la clausura de los ríos interiores al comercio extranjero, asegurando la supremacía de Buenos Aires. Una vez que Rosas fue derrocado, Urquiza debió hacerse cargo de todo el poder político nacional que poseía Rosas (de facto y no de jure). El 6 de abril de 1852 se firmo el Protocolo de Palermo en el cual le da un marco jurídico a las facultades extraordinarias que manejaba Urquiza en lugar de Rosas y armar una reunión de gobernadores en San Nicolás de los Arroyos para arreglar las bases de la organización nacional y firmar el acuerdo de San Nicolás. Esta era la primera vez que el ejercicio de las facultades extraordinarias estaba en mano de un gobernador que no fuera de Buenos Aires. Mientras tanto en la Buenos Aires se acomodaban las ideas políticas en diferentes grupos: Los grupos políticos surgidos después de la caída de rosas: Urquicista o Federal: Son los hombres que van a apoyar el tratado de San Nicolás y la unión de Buenos Aires a la confederación. En este grupo político se encuentran representantes como Francisco Pico, Vicente Fidel López, Vicente López y Planes, Marcos Paz, Hilario Lagos, Juan María Gutiérrez, etc. Aislacionista o Segregacionistas: Respondían al mas crudo provincialismo y sostenían las libertades de Buenos Aires a toda costa. Representantes de este grupo político son: Carlos Tejedor, los Obligado, José Mármol, Adolfo Alsina, Valentín Alsina. Nacionalistas: Se declararon adeptos al sistema federal y proclamaron que Buenos Aires debía ser la cabeza de esa organización federal. Este grupo respondía a las iniciativas de Bartolomé Mitre, a quien seguían a Sarmiento, Elizalde y otros. Los últimos 2 grupos se unieron en un partido único en contra del General Urquiza. Formando el partido liberal. Pero en poco tiempo se dividieron en el partido Autonomista, dirigido por Adolfo Alsina, y el partido Nacional o conocido también como Mitrismos El 31 de mayo se firmo el Acuerdo de San Nicolás. En el cual este establecía: La vigencia del pacto federal de 1831 La convocatoria a un Congreso General Constituyente que estaría integrado por 2 diputados de cada provincia y que tendría lugar en Santa Fe Se designaba a Urquiza, Director Provisoria de las Provincias unidas. Con este acuerdo se le daba un marco legal los poderes que ya poseía de facto Urquiza. En Buenos Aires se había empezado a armar varias opiniones al respecto de este acuerdo. Por un lado estaban lo que apoyaban a Urquiza, como Vicente Fidel López, Juan María Gutiérrez, Hilario Lagos y otros Los autonomistas defendían los derechos de Buenos aires sobre la confederación. Se oponían a que se distribuyeran las rentas de la aduana. Los nacionalistas estaban de acuerdo con la organización nacional pero bajo la dirección de Buenos Aires. En las llamadas jornadas de junio se discutió, en La legislatura porteña y se resolvió el rechazo del acuerdo. Urquiza resolvió intervenir militarmente Buenos aires pero el 11 de septiembre de 1852 una revolución impuso la secesión de Buenos Aires de la organización nacional. El nuevo gobernador electo después de la revolución fue Valentín Alsina (que pertenecía al partido liberal) y sus primeras medidas fueron: Desconocer en Congreso Constituyente de Santa Fe. Despojo de la representación de Urquiza en la representación de relaciones exteriores Reconocer la independencia de Paraguay Leer más: http://www.monografias.com/trabajos71/analisis-periodo-fin-rosas-formacion-estado/analisis-periodo-fin-rosasformacion-estado.shtml#ixzz509PcHdQe Proclamación de la libre navegación de los ríos interiores Creación de Ministerio de Relaciones Exteriores
Paralelamente a estos sucesos, la reunión del Congreso. Las sesiones comenzaron el 20 de noviembre de 1832. Este congreso sanciono una Constitución Nacional el 1 de mayo de 1853. Promulgada por Urquiza el 25 de mayo y jurada el 9 de julio por todas las provincias (menos Buenos Aires). La constitución nacional de 1853 fue redactada en base a la Constitución Nacional de Los Estados Unidos, las constituciones sancionadas en 1819 y 1826, el pacto Federal de 1831, la propuesta de Alberdi y la Asociación de Mayo. El resultado fue una constitución del tipo federal atenuado, ya que debían darle fuerza al poder centrar y por otro lado fue del tipo liberal en su formulación y en la existencia de toda una sección de derechos y garantías (Libertad de trabajo, de prensa, de reunión, de asociación, defensa de la propiedad, igualdad ante la ley, etc.). Sin embargo habían 3 que antes no se había tratado: La inclusión de la Libertad de Navegación de los ríos interiores, el anatema contra quienes concediesen la suma del poder público y el tratamiento a la religión católica que pasaba a ser la religión protegida del estado. Aunque la constitución del 53 condiciona el pleno uso de la ciudadanía para todos los integrantes de la nación. Ya que el Presidente debía ser elegido por un Colegio Electoral; y para integrarlo el sanado puso una renta minima anual para poder postularse. El control judicial de las leyes recaía en jueces elegidos indirectamente, pudiendo esa minoría bloquear las leyes de una mayoría. Finalmente no existía una participación directa o semidirecta del pueblo. Después de la jura de la constitución se dispuso la elección presidencial. Urquiza asume como presidente y Salvador María Carril como vicepresidente el 5 de marzo de 1854. Gobernaron desde Paraná (cede provisoria de la capital de la nación). Durante su gobierno: Comenzó a institucionalizar el país, convocando a elecciones para integrar el Congreso y el Poder Judicial. Nacionalizo la universidad de Córdoba y los colegios de Monserrat y Concepción del Uruguay Puso en práctica postulados de la Constitución como el impulso de colonias de inmigrantes. Reconoció la independencia del Paraguay Firmo un tratado de libre navegación con Brasil Sin embargo en su gobierno tenía intenciones de modernizar al país. Pero carecía de capital para lograrlo. Este gobierno fue condicionado por 2 factores: Las dificultades económicas y la no integración de Buenos Aires a la Confederación (por los ingresos de la aduana que traía el puerto de Buenos Aires) En 1854 se completo la segregación de Buenos Aires con la presentación de un texto constitutivo provincial que proclamaba a la provincia como un estado provincial libre e independiente, con total ejercicio de su soberanía en el interior y el exterior de ella. Para este entonces ya habían sucedido varios enfrentamientos relacionado con la encomia entre Buenos Aires y la confederación por eso se firmaron pactos de convivencia, para aminorar las confrontaciones entre ambos estados. Sin embargo ambos estados deseaban predominar económicamente para poder manipular al otro estado y unirse, se disputaba la hegemonía. Para esto Urquiza implementa Los Derechos Diferenciales de Aduana; esto sucede porque la confederación tenía grandes problemas financieros y se trataba de adjudicar nuevos impuestos que no afectara a los sectores más pudientes y si a las urbanos y pequeños comerciantes. Esto no dio mucho resultado en la práctica porque aumento el tráfico ilegal de las importaciones de Montevideo y Buenos Aires y el arancel que entraba a la Confederación era casi nulo. Mientras que la confederación estaba en crisis, Buenos Aires estaba muy lejos de ese punto. Se realizaban obras públicas: agua corriente, el muelle, la aduana nueva y el primer ferrocarril con una empresa nacional que daba frutos. Buenos Aires se estaba modernizando y se podían dar el lujo de prescindir de capitales extranjeros. En la parte política de Buenos Aires ocurren sucesos muy importantes. Pastor Obligado asume el control de la provincia en 1853. Es un separatista intransigente, siguió una política intolerante hacia los opositores, desterrando a muchos de ellos y destituyo a los miembros del Supremo Tribunal de Justicia, por razón de ideas políticas. En esta época los indios asolaban constantemente a las poblaciones además que habían batido al ministro de guerra en Sierra Chica. Hacia 1857 la renovación de la legislatura marco posiciones, Valentín Alsina por el oficialismo y Juan Bautista Peña por los moderados. Apareciendo, además el partido federal reformado dirigido por Nicolás Calvo, sin olvidar el partido Liberal. Como las elecciones favorecían a la oposición, el gobierno altero los padrones, utilizo la policía, permitió agresiones en los comicios (fraude patriótico) y triunfo el oficialismo (Valentín Alsina). Todo continúo igual hasta que episodios aislados actuaron como detonante en 1858. Cesar Díaz (Colorado y general uruguayo) invade su país con el apoyo del gobierno porteño. La Confederación auxilia al Uruguay con fuerzas militares, Fracasaron los invasores y fueron fusilados. La relación entre Buenos Aires y la Confederación comienza agravarse aun mas cuando el gobernador de San Juan acusa, encarcela, asesina y ultraja el cadáver del caudillo san Juanino de Nazario Benavidez. El gobierno acusa a Sarmiento por incitador. En 1859, Urquiza es encargado por el Congreso Nacional, establecido en Paraná de resolver la cuestión de la unidad nacional "por medio de negociaciones o de la guerra". Buenos Aires se prepara militarmente para la contienda. La Confederación, con un crédito de Brasil equipa un gran ejército. Y Buenos Aires nombra a Mitre como general de su ejército; mientras tanto el ministro plenipotenciario Benjamín Jansey intento mediar pero la intransigencia de Alsina frustro el intento.
El 23 de octubre las fuerzas porteñas son derrotadas en Cepeda por la Confederación. Mitre se retira hacia San Nicolás. Y de alli se embarca hacia Buenos Aires. Mientras Urquiza avanzaba con su ejército hacia Buenos Aires. Esta situación para la ciudad se trasformo en un triunfo. Alsina fortifico la ciudad y Mitre asumió el mando de su defensa. Urquiza se sitúo en San José de Flores. Empiezan las negociaciones pero Urquiza pone como condición que Alsina no estuviera en el gobierno. Además de humillar y provocar a los habitantes de Buenos Aires que supieron encontrar la cordura cuando renuncio Alcina el 8 de noviembre y la Legislatura nombre como gobernador provisorio a Felipe Llavaliol. Encargándose de las tratativas de paz. Las condiciones eran que Buenos Aires se reincorporara a la nación y aceptara la constitución el 10 de noviembre se firma el Pacto de Unión Nacional en San José de Flores teniendo como mediador a Francisco Solano López. Buenos Aires acepta la constitución pero propone reformas que serán examinadas por un Congreso General Constituyente Nacional. El pacto es la derrota de los Alsina, Obligado y Tejedor, de sus separatismos. En cambio Mitre por su flexibilidad y su paciencia política siguió unido al partido oficial y se trasformaría en el ultimo recurso del partido liberal y se vería luego en su participación para la reforma de la Constitución de 1853. A duras penas, Urquiza logro su aspiración máxima, una Constitución establecida y una Republica unida. A continuación de algunas de las modificaciones: La capital de la Republica debía ser establecida por una ley especial del Congreso Nacional, previa cesión hecha por una o mas legislaturas provinciales del territorio que haya de federalizarse. Se limito la facultad de gobierno central de intervenir en las provincias. Los impuestos sobre las exportaciones solo serian hasta 1866; que es hasta cuando Buenos Aires tenia asegurado el presupuesto de acuerdo al Pacto de Unión. Se agregaron algunos de derechos. El nombre del país aceptado oficialmente. Mientras transcurrida la batalla de Cepeda el país estaba en víspera de elecciones. Santiago Derqui y Juan Esteban Pedernera fueron proclamados presidente y vicepresidente por el congreso y asumieron el 5 de marzo de 1860. Durante su presidencia se hicieron las reformas ya mencionadas a la Constitución Nacional, sancionada el 23 de septiembre de 1860. Retirado Urquiza de la presidencia, permaneció federalizada la ciudad de Paraná. La legislatura entrerriana decidió que la capital provincial fuera Concepción de Uruguay y que el nuevo gobernador fuera Urquiza; Mientras tanto en Buenos Aires se elige gobernador a Bartolomé Mitre que sostenía que la incorporación de Buenos Aires a la confederación, se realizara junto con el ingreso de los senadores y diputados porteños al Congreso Nacional. Mitre realiza una sutil tarea convenciendo a unos y conteniendo a otros. Reduciendo al mínimo las diferencias y dando muestras de gran elasticidad política. Con esto queda claro que los fuertes eran Urquiza y Mitre. El primero esperaba que Derqui se recostara en su poder y así continuar dirigiendo el gobierno nacional. Como Derqui se mantuvo independiente, Mitre trato de sacar provecho a esa rivalidad. En San Juan, el gobierno pasó a estar a cargo del liberal Antonino Averastain, amigo de Sarmiento, (encabezo una revolución que asesinaría al gobernador Virasoro quien contaba con el apoyo de Urquiza). Él resistió la intervención federal, en consecuencia fue apresado y fusilado. Derqui nombra interventor a coronel Juan Saá, Gobernador de San Luis. El dialogo se hizo mas difícil. Mitre desde un principio había procurado el apoyo de las provincias interiores para invertir el esquema geopolítico de Cepeda, en el que Buenos Aires se encontró sola frente a todas la provincias. En 1861 una línea de provincias con gobiernos liberales o simpatizantes atravesaba todo el país de sur a norte y devidia en 2 sectores a los federales. El litoral fuerte y dirigido por Urquiza y cordillerano débil y que aislado dejaba de ser temible (Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán respondía a la influencia liberal y salta y Jujuy eran potenciales adherentes) Esto a mitre no se le escapaba. Buenos Aires en pleno descuerdo con el gobierno nacional, elige a sus diputados para el congreso según la ley provincial. Por lógica el Congreso Nacional no los acepta, si aceptaron a los dos senadores; en consecuencia se retiran enojados. A Mitre la situación le rebela inconsistencia política del apoyo presidencial, midiendo la insuficiencia del apoyo liberal, temiendo la presión de los amigos de Urquiza, no contando con el apoyo de Derqui prepara las tropas en Bueno Aire. Mitre y Urquiza se enfrentan en la Batalla de Pavón de 1861. El ejército de la confederación estaba triunfando parcialmente a pesar de que el cuerpo central había sido descalabrado. Urquiza como se cree derrotado retira su ejército dejando los cañones en el campo de batalla. Y sorprende con esta actitud. Sin obedecer a los pedidos del presidente cruzo a Entre Ríos para negociar con Mitre la paz para Entre Ríos y Corrientes mientras derribaba el gobierno nacional. En octubre Mitre avanza sobre Santa Fe y se apodera de Rosario. Derqui sin poder renuncia y el vicepresidente se hace cargo. En Córdoba una revolución liberal apoyaba a Mitre. El 1 de diciembre Urquiza como gobernador de Entre Río reasume la soberanía del antes federalizado territorio de Paraná. Si sede para gobernar Pedernera declara caduca las autoridades nacionales el 12 de diciembre. Finalmente en enero de 1862 Urquiza en nombre de Entre Ríos le encomendó a Mitre la convocatoria al Congreso Legislativo Nacional. Comenzaba "la paz y la unión" bajo la hegemonía de Buenos Aires. Para imponer el proyecto liberal había que someter a los gobiernos del litoral; Mitre se debatía entre su propia idea que era mas conciliatoria que la nueva postura de Urquiza y la de los porteños que querían una masacre a los vencidos y la anulación de los pactos y la derogación de la Constitución. Unifico el estado a costa la persecución de los opositores queriendo dar a los métodos apariencia legal y con respecto a esto Sarmiento, su director de guerra, le escribía que procure no comprometer al gobierno nacional en una campaña militar, mas bien una simple campaña de policía. Mitre
asume como presidente constitucional el 12 de octubre de 1862 pero no sorprende por que es conocido el fraude imperante en el país hasta la sanción de la ley Sáenz Peña. Su gobierno tuvo como eje la organización institucional de los 3 poderes. Bibliografía: EGGRERS-BRASS, Teresa. Historia Argentina Contemporánea (1810-2002), Buenos Aires, Editorial Maipue FLORIA, Carlos Alberto. GARCIA BELSUNCE, Cesar A. Historia de los Argentinos. Buenos Aires. Editorial Larrouse Argentina S.A.I.C. Autores: Gisella M. Enciso T. Florencia A. Antonik Fecha de entrega: Viernes 3 de abril del 2009 Leer más: http://www.monografias.com/trabajos71/analisis-periodo-fin-rosas-formacion-estado/analisis-periodo-fin-rosasformacion-estado2.shtml#ixzz509Pm9oqu PRESIDENCIAS HISTÓRICAS: MITRE SARMIENTO AVELLANEDA LEY DE INMIGRACIÓN CAPITULO 6: PRIMERAS PRESIDENCIAS PRESIDENCIALES Se puede decir que inicialmente hubo tres presidencias históricas desde el punto organizativo del país: Bartolomé Mitre: (1862-1868) Domingo F. Sarmiento (1868-1874)
Nicolás Avellaneda (1874-1880) En el plazo de estos 18 años se logra la unidad política buscada y se crean las instituciones que darían consolidación al estado. Se inicia una etapa de modernización tecnológica para permitir el ingreso de capitales (británicos) y también poder entrar a competir con los mercados internacionales.
Se amplían las fronteras al luchar contra los indios.
Se fomenta la inmigración en algunos lugares del litoral, ley Avellaneda.
Comienza una etapa de crecimiento en la economía porque se aumentaron los volúmenes de mercadería y productos exportados. Se organiza en ejército y se distribuyen 6000 soldados por todo el país. Se organiza la administración nacional y se crean instrumentos nacionales tales como correos, telégrafos, ferrocarril, escuelas, oficinas administrativas para el cobro de impuestos. Se toman empleados locales, pero dependientes del estado, es decir los empleados públicos. Se organiza el pode judicial dando un marco de seguridad a los habitantes, se adoptó el código civil de Vélez Sarsfield y Acevedo. Se unificó la moneda. Se realizaron obras públicas como la extensión de caminos, vías férreas, puentes y puertos.
Se apoyaron desde el estado las economía regionales, otorgando créditos blandos, financiando materia prima, también se impulsó el comercio. Algunas veces se aseguraron los negocios con garantías y privilegios, como la exención de impuestos.
Se adoptó un sistema unificado de medición, el sistema métrico decimal, de esta manera se normalizaron los procesos técnicos.
Se crearon numerosas escuelas de distintos niveles educativos. Bartolomé Mitre: Tuvo que soportar la triste Guerra contra el Paraguay, Argentina, Uruguay y Brasil formaron la Triple Alianza y unidas lucharon contra las fuerzas de Solano López presidente de Paraguay. Argentina tuvo que entrar en guerra al ser capturados por las tropas de Paraguay, dos buques argentinos que estaban anclados en un puerto de Corriente. También enfrentó a los conflictos internos que aún algunos caudillos locales (en este caso el Chacho Peñaloza) seguían generando porque se oponían a la organización constitucional del país. En la etapa de su gobierno se crearon numerosas escuelas, se reorganizó la Suprema Corte de Justicia nacional, se ampliaron vías férreas, se inauguró la primera línea de tranvías y se fundó la Sociedad Rural.
Domingo Faustino Sarmiento Este gobierno también pasó por difíciles momentos provocados por: El avance de los malones indígenas, Por el asesinato de Urquiza por parte de López Jordán, caudillo que se había sentido traicionado en la batalla de Pavón, cuando Urquiza se retira del campo de acción. Grandes inundaciones y sequías que costaron la muerte de millones de cabezas de ganado. La terrible epidemia de fiebre amarilla que asoló a la ciudad de Bs.As. y provocó la muerte de 13500 ciudadanos sobre una población de 180.000 habitantes. Pese a estos tristes momentos las obras de gobierno de Sarmiento fue muy fructífera y logró vencer las adversidades. Algunas de sus obras fueron: Nacionalizó los correos provinciales.
Determinó el límite con Chile.
Fundó la Faculta de Ciencias Exactas.
Fundó el Observatorio Astronómico de Córdoba.
Se levantó un mapa del cielo austral.
Se extendieron líneas telegráficas y líneas de ferrocarril, se llegó a Córdoba.
Se colocaron faros en algunas rutas marítimas.
Se importaron plantas extranjeras como el eucaliptos y el mimbre.
Se instalaron oficinas meteorológicas.
Apoyó la industria vitivinícola.
Apoyó la industria de las carnes congeladas.
Se importó alambres para cercar los campos.
Se fundaron varios colegios nacionales en algunas provincias.
Se crearon bibliotecas populares.
Se fundaron las primeras escuelas normales.
Se fundó el Colegio Militar y la Escuela Naval.
Se realizó el primer censo escolar.
Se creó el Jardín Zoológico.
Se comenzó con los cursos nocturnos para adultos.
Se imprimieron muchos libros de textos para las escuelas.
Se explotaron los ríos Negro y Neuquén, Limay.
Se realzaron estudios de suelos en busca de riquezas para ser explotadas.
Realizó el primer censo nacional.
Nicolás Avellaneda: Obras: Continuó con la fundación de escuelas normales por todo el país. También construyó muchas escuelas primarias. Apoyó la industria y el comercio, con créditos baratos. Se mejoraron los servicios postales de la época de Sarmiento. Se ampliaron las vías férreas. Se fundaron pueblos y colonias, pues con la Ley Avellaneda fomento notablemente la inmigración europea. Como Ministro de Guerra estaba Julio Argentino Roca que realizó una importante campaña al sur del país, logrando contener a los indígenas y además recuperó miles de leguas de tierras para su explotación. Para Ampliar: Gobierno de Nicolás Avellaneda En este período se federalizó la ciudad de Bs.As. y pasó a ser la capital de la república. Por otro lado las autoridades provinciales fueron permitidos a permanecer hasta tanto se funde la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Bs.As., por Dardo Rocha. Las limitaciones de la colonización agrícola: […] hacia 1883 las grandes propiedades seguían predominando en la campaña santafesina. Tal como sucediera anteriormente, la tierra ganada a los indios entre 1872 y 1883 había ido a parar, generalmente, a manos de unas pocas personas. En el norte una casa bancaria londinense, Murrieta y Cía., obtuvo la propiedad de 1 .400.000 hectáreas. En el sur más de 1 .000.000 de hectáreas pasaron a manos de empresarios bonaerenses, como Cernadas, Casey, Randel y Villanueva. Este viejo predominio había sido, sin embargo, significativamente reducido.
En todas partes, entre 1872 y 1883, muchas de las grandes propiedades habían comenzado a dividirse y su lugar comenzaba a ser ocupado por estancias lanares de dimensiones medianas y por las colonias agrícolas.” PROGRAMA DE REFORMAS DEL ESTADO: Este programa se caracterizaba en lo político por organizar un modelo de Estado nacional fuerte, reconocido como autoridad suprema y legítima, para lo cual debía: a) Imponer su autoridad a los gobiernos provinciales, acabando con los caudillos federales. b) Extender su soberanía a todo el territorio, terminando con las fronteras interiores que dividían las zonas dominadas por indios y blancos. c) Establecer en forma definitiva el ámbito de su funcionamiento, fijando la capital de la República. d) Garantizar el orden jurídico mediante la vigencia de las instituciones constitucionales y la sanción de normas jurídicas básicas para todo el ámbito nacional. e) Civilizar siguiendo el modelo europeo (francés e inglés), o norteamericano, en el caso de Sarmiento. f) Fomentar la inmigración para poblar el “desierto”, acelerar el proceso civilizador y el desarrollo económico. g) Educar a las masas para que pudiesen acceder al ejercicio de sus derechos, mientras tanto el poder debía ser ejercido por los grupos capacitados: la élite dirigente. h) Desarrollar la economía atrayendo capitales extranjeros. i) Dar prioridad a las actividades agro ganaderas destinadas a la exportación. j) Promover obras públicas que asegurasen la unión y la rapidez en las comunicaciones: ferrocarriles, caminos, puentes, puertos. EZEQUIEL GALLO. La pampa gringa. Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1983. GOBIERNO DE BARTOLOMÉ MITRE LA ORGANIZACIÓN NACIONAL: Entre 1862 y 1880, los sucesivos presidentes fueron estableciendo las bases para La construcción del Estado central argentino, lo cual significó que las autoridades nacionales expandieron su control sobre el territorio y subordinaron a las provincias a su autoridad. Para llevar a cabo estos objetivos, los gobiernos tuvieron tres herramientas fundamentales: el Ejército nacional, la administración pública y el manejo de los principales recursos económicos. En relación con este último punto, en julio de 1862 Mitre tomó una medida fundamental: nacionalizó la Aduana de Buenos Aires, decisión que le permitió disponer de los recursos necesarios para sostener los gastos del gobierno nacional. PRESIDENCIA DE MITRE (1862-1868) El 12 de octubre de 1862 Mitre asumió la presidencia luego de haber ejercido desde el 12 de abril el poder nacional por delegación de las provincias lo acompaño corno vicepresidente Marcos Paz. Ya se había producido la separación dentro del liberalismo de los nacionalistas de Mitre (partidarios de la autoridad del gobierno central por sobre el de las provincias) y los autonomistas de Valentín Alsina (defensores de la autonomía de los privilegios provinciales de Buenos Aires). El objetivo de Mitre fue realizar la unidad nacional sobre la base de la pacificación interior. Contra su gobierno, en La Rioja. se sublevó la montonera federal, acaudillada por Ángel V. Peñaloza, El Chacho, que extendió su influencia sobre San Luis, Córdoba, Catamarca, Salta y Tucumán. Para derrotarlo se destinaron fuerzas nacionales que resultaron triunfantes en San Francisco (mayo 26 de 1863) y Lomas Blancas (agosto de 1863). Finalmente, El Chacho fue capturado y asesinado por uno de los jefes militares que lo perseguían en Olla (La Rioja) en noviembre de 1863. El caudillo riojano Ángel Vicente Peñaloza era el jefe de las “montoneras”, que utilizaban el método de ‘la guerra de guerrillas”, es decir, ataques a caballo sorpresivos, veloces y contundentes, seguidos de una huida igualmente rápida para evitar los contraataques. Finalmente, en 1 863, y luego de varios combates, el “Chacho” —así se lo llamaba a Peí5aloza— fue derrotado y muerto. Más tarde, todas las provincias cuyanas se alzaron al mando del caudillo Felipe Varela, en oposición a la guerra contra el Paraguay (1 865-1 870). En 1 868, las montoneras de Varela también fueron vencidas por tropas nacionales. La oposición al centralismo de Buenos Aires y a la guerra del Paraguay —totalmente impopular en las provincias, donde se producían deserciones masivas entre los reclutados para el ejército nacional— estalló en 1867 con la revolución de los Colorados, encabezada por Juan Saa y Felipe Varela. El apoyo de Mitre con el interior era el caudillo santiagueño Antonio Taboada quien venció a Varela en Pozo de Vargas y retuvo así el control del norte. Para poder encauzar al país dentro del proceso de la organización nacional e integrarlo en la política mundial, el presidente entendió como una necesidad la no intervención en los problemas americanos. Por eso no participó del Congreso Panamericano reunido en Lima en 1862 para considerar la intervención francesa en México y la reincorporación de la República Dominicana a España. y se mantuvo prescindente en el conflicto planteado entre Perú y España al no reconocer ésta la independencia peruana. Mientras Bartolomé Mitre estaba ocupado por los numerosos conflictos internos y por la guerra contra el Paraguay, el Presidente también se dedicó a la organización institucional del Estado y la sociedad. Durante su mandato se dio un fuerte impulso a la educación y a la justicia. Se organizó la Corte Suprema, se aprobó el Código de Comercio y se comenzaron a redactar los Códigos Civil y Penal. LA CUESTIÓN ELECTORAL. Al aproximarse la renovación de las autoridades nacionales se postularon distintos candidatos. El localismo porteño estaba representado por Adolfo Alsina el federalismo del interior, por Urquiza. El partido nacionalista sostenía a Elizalde. resistido por la opinión general debido a sus simpatías hacia el Brasil. También surgió como candidato Sarmiento, apoyado por varias provincias del interior y, sobre todo. por la oficialidad del ejército. Mitre no apoyó abiertamente a ninguno de ellos. Desde Curuzú Cuatiá envió una carta a José María Gutiérrez,
publicada en el periódico Iba Nación Argentina. que se conoce como testamento político de Mitre. Donde, pese a anunciar su prescindencia en la cuestión. se manifiesta contrario a la candidatura de Alsina: tampoco está de acuerdo con la de Urquiza, si bien no brinda su apoyo a Sarmiento, tampoco le hace mayores objeciones. Dentro del partido simpatizaba con Elizalde, Alsina sintiéndose anulado por Mitre y su apoyo en el interior para poder vencer a los nacionalistas, se unió a Sarmiento. Así se integró la fórmula Sarmiento-Alsina que triunfó en las elecciones del 2 de abril de 1868. En mayo de 1862 se reunió el Congreso Nacional de Buenos Aires para encontrar una solución al problema de la Capital Federal. El proyecto de la federalización de Buenos Aires fue enviado a la Legislatura bonaerense en agosto de 1862, pero la provincia se negó a entregar su ciudad capital, tras varios debates, no se llegó a un acuerdo, por lo cual se apeló a una solución temporaria. El gobierno nacional se instaló en la ciudad de Buenos Aires en calidad de ‘huésped”, coexistiendo en la misma ciudad con el gobierno provincial bonaerense. Como este acuerdo sólo duraba cinco años, tuvo que ser renovado periódicamente hasta 1880, cuando se llegó a una solución definitiva. GOBIERNO DE NICOLAS AVELLANEDA LA ORGANIZACION NACIONAL ARGENTINA LIBERAL Inicio » Grandes Biografías » Gobierno de Nicolás Avellaneda La Organización Nacional Argentina Liberal GOBIERNO DE NICOLÁS AVELLANEDA: LA ORGANIZACIÓN NACIONAL ARGENTINA LIBERAL Nicolás Avellaneda ejerció la presidencia entre 1874 y 1880, acompañado por Mariano Acosta como vicepresidente. La política conciliadora de Avellaneda constituyó el último tramo en el proceso de consolidación estatal. PRESIDENCIA DE AVELLANEDA (1874-1880) El 12 de octubre de 1874 Avellaneda asumió el mando. Continuó la línea progresista de sus antecesores, pero tuvo que recurrir a las intervenciones para mantener el orden en las provincias (Jujuy, Salta. La Rioja); también debió sofocar movimientos revolucionarios en Santa Fe y Corrientes. LA CRISIS ECONÓMICA. El país afrontó la primera crisis económica grave a consecuencia. de la crisis mundial que afectó a la Bolsa de Comercio de Viena y a Estados Unidos de América. En el mercado internacional se produjo la baja de precios de los productos agrícolas y el alza de los manufacturados, lo cual afectó nuestra balanza comercial. Avellaneda pidió al pueblo que realizara economías, redujo los sueldos, decretó cesantías y restringió las importaciones. La inestabilidad económica provocó descontentos sociales manifestados a través de organizaciones gremiales que reflejaban los intereses de los obreros. LA CONCILIACIÓN: Políticamente el interior era controlado por el oficialismo: en Buenos Aires el ambiente se manifestaba tumultuoso: La fracción mitrita del viejo partido liberal se abstuvo sistemáticamente de concurrir a los comicios. Alegando que se carecía de garantías electorales. Se Preparaba una nueva revolución. Avellaneda entendió que debía atraer a los opositores a los comicios por medio de una conciliación nacional. Mitre apoyó esta política. Vencida la resistencia de Alsina, la unión se realizó en 1877 sobre la base de concesiones mutuas. El presidente decretó una amnistía general. Reincorporó al ejército los jefes y oficiales que habían participado en la revolución del 74. Por su parte los nacionalistas accedieron a concurrir a los comicios Y suspender todo intento revolucionario. Hombres de su partido. Como Rufino de Elizalde y José María Gutiérrez. Fueron incorporados al ministerio de Avellaneda. Una parte del autonomismo. Encabezada por Bernardo de Irigoyen y Leandro N. Alem se opuso a este acercamiento. La muerte de Alsina (29 de diciembre de 1877) privó al autonomismo del único candidato posible de ser aceptado por el interior. Carlos Tejedor. Gobernador electo de la provincia de Buenos Aires. Fue apoyado por los elementos de la conciliación porteña como futuro presidente. El interior lo rechazó y el autonomismo nacional se impuso a través de la liga de gobernadores, respaldando la candidatura de Julio A. Roca. de gran prestigio por su éxito en la campaña del desierto. Los partidarios de la conciliación porteña se dividieron, postulando diversos nombres (Rawson, Dardo Rocha, Sarmiento. Bernardo de Irigoyen). Para contrarrestar su oposición. Avellaneda apoyó a Roca, a quien los porteños vejan como representante de los intereses del interior y dispuesto a avasallar a la provincia bonaerense. Líder de una alianza política cada vez más poderosa, Avellaneda inició su gestión con lo que llamó la conciliación nacional, destinada a terminar con los conflictos entre los partidos. También amnistió a los revolucionarios mitritas. Como resultado de esta política, una parte del mi trismo y del autonomismo alsinista se sumaron a la coalición oficial. Entre los autonomistas, un grupo liderado por Leandro N. Alem y Aristóbulo del Valle se negó a aceptar el acuerdo y fundó el Partido Republicano. Por su parte, el oficialismo formó el Partido Autonomista Nacional (PAN), llamado a hegemonizar la política argentina por casi tres décadas. Durante el gobierno de Avellaneda ya no se produjeron los levantamientos federales de las provincias, como había sucedido con sus dos antecesores. Sin embargo, se destacaron dos problemas que reclamaron la intervención de fuerzas armadas: la llamada ‘conquista del desierto” y la rebelión de la provincia de Buenos Aires. LA CONQUISTA DEL DESIERTO: Durante la década del ‘70 resurgió la preocupación por la situación de las fronteras con los indígenas, en particular las del sur y del sudoeste. Este interés se debía a varias causas. Por un lado, la necesidad de incorporar nuevas tierras para la explotación ganadera. Por otro, los malones —ataques rápidos destinados fundamentalmente a tomar el ganado como botín— provocaban una creciente inseguridad para los productores. Además, las aspiraciones chilenas para dominar los territorios indígenas pusieron en alerta a las autoridades argentinas, que consideraban dichos territorios como propios. El ministro de guerra, Adolfo Alsina, mandó a excavar una larga zanja, conocida como la zanja de Alsina”, cuyo objetivo era consolidar la frontera y evitar los malones; por el plan fue un fracaso. A la muerte de Alsina, en diciembre de 1877, se designó como ministro de Guerra al general Julio A. Roca, cuyo plan era mucho más agresivo. Su estrategia consistía en realizar una campaña ofensiva que evitara el reagrupamiento de los indígenas hasta fijar la frontera en el río Negro. Este plan estaba acompañado de modernas ametralladoras que marcaron una fuerte desigualdad en el combate: el Ejército
exterminó sin distinción a hombres, mujeres y niños.En abril de 1879 comenzaron las operaciones al mando de Roca. En mayo, Roca llegó a Choele-Choel y estableció el cuartel general; desde allí se dirigieron hacia los valles cordilleranos. REVOLUCIÓN DE 1880: En Buenos Aires creció el prestigio de Tejedor. sostenido por los autonomistas disidentes y los nacionalistas. Sintiéndose fuerte, el gobernador porteño no aceptó el triunfo de Roca en las elecciones del 11 de abril de 1880. Disponiendo la movilización de las milicias provinciales. La tensión aumentó y el choque se hizo inevitable; el gobierno nacional se instaló en Belgrano y declaró rebelde al gobierno provincial (4 de abril de 1880). Las tropas nacionales sitiaron la ciudad; hubo encuentros sangrientos y las fuerzas que apoyaban a Tejedor fueron vencidas en Los Corrales y Puente Alsina. La mediación de Mitre posibilitó las negociaciones de paz sobre la base de la renuncia de Tejedor y una amnistía general. LA FEDERALIZACIÓN DE BUENOS AIRES Avellaneda entendió que había llegado el momento de terminar con la arrogancia de Buenos Aires convirtiéndola en capital del país. El problema había dificultado la organización de la nación, y desde la época de Rivadavia sólo se habían procurado soluciones transitorias a causa de la oposición de la provincia de Buenos Aires a federalizar parte de su territorio. El 8 de octubre de 1862 la ley de compromiso dispuso que el gobierno nacional residiera durante cinco años en la ciudad de Buenos Aires junto con el poder provincial. Al finalizar este periodo se rechazó como posible sede de las autoridades nacionales a Rosario, Córdoba y San Fernando, y el gobierno central quedó como huésped de la provincia de Buenos Aires. Esta imprecisa situación se prolongó a lo largo de tres presidencias. La revolución de 1880, al afirmar la autoridad del gobierno nacional, permitió que el Congreso votara la ley Capital, por la cual se declaraba a la ciudad de Buenos Aires capital de la República. En 1882 se fundó la ciudad de La Plata para darle una capital a la provincia. EL PRESIDENTE ROCA ANUNCIA LA FEDERALIZACIÓN DE BS.AS. El 6 de diciembre de 1880 el presidente Roca dirigió al pueblo una proclama anunciando la designación de Buenos Aires como ciudad capital permanente de la república: “[…] La gran cuestión queda terminada. Desde Rivadavia que la inició como una solución, hasta el Congreso de 1880, que la declaró una necesidad política y social, todos los argentinos la hemos buscado […]. Desde este momento nos sentimos con la conciencia de nuestro ser y en plena posesión de todos los atributos que dan consistencia, poder, riqueza, orden y libertad a un pueblo. De hoy en adelante, seguros de nuestros destinos que ayer, por falta de unión, vagaban a merced de lo imprevisto y de las pasiones de partido, podremos seguir tranquilamente por el ancho camino que conduce a los pueblos libres a la grandeza […] Ya se manifiestan los signos visibles de la vida, del crédito y de la prosperidad, como otros tantos precursores de una época que se aproxima henchida de esperanzas […]. Una nueva vida, la vida de la Constitución en toda su plenitud, comienza para la Nación desde este día. ¡Felices aquellos que puedan contemplar a la República Argentina dentro de cincuenta años con cincuenta millones de almas, después de medio siglo de paz no interrumpida, en el apogeo de su gloria y poderío! […]” CARRANZA, ARTURO B., op. cit., pp. 677-678. La Ley de colonización” o Ley Avellaneda”, sancionada en 1876 sobre un proyecto del presidente Nicolás Avellaneda, reglamentó la ocupación y la apropiación del suelo por casi sesenta años. La ley autorizaba varios sistemas de colonización (entre ellos, la colonización por empresarios privados amparados por el Estado) y fijaba el tamaño mínimo y máximo de las parcelas de tierras públicas por venderse (25 a 400 ha), así como la extensión de las colonias (40.000 ha), la cantidad de familias por instalar, etcétera. Aunque uno de los objetivos de la ley era limitar la especulación y favorecer el poblamiento del país, fracasó como instrumento para establecer colonos — pequeños propietarios— y evitar la especulación, sobre todo por la libertad de acción que otorgó a las empresas privadas de colonización. Por otro lado, una serie de leyes dictadas en la provincia de Buenos Aires disponiendo la venta de tierras públicas permitieron la transferencia a manos privadas de 3,6 millones de hectáreas en 1867; entre 2 y 3 millones en 1870 y casi 4 millones en 1880. La Ley Avellaneda era también una ley de inmigración En su parte primera, establecía las funciones del Departamento General de Inmigración. También definía el concepto de “inmigrante” (para ser beneficiario de las facilidades otorgadas por el Estado):“Repútase de inmigrante para los efectos de esta ley, todo extranjero jornalero, artesano, industrial, agricultor, o profesor, que siendo menor de sesenta años, y acreditando su moralidad y sus aptitudes, llegase a la República para establecerse en ella, en buques a vapor o a vela, pagando pasaje de segunda o tercera clase, o teniendo el viaje pagado por cuenta de la Nación, de las provincias o de las empresas particulares, protectoras de la inmigración y la colonización”. Citado por JOSÉ PANETTIERI, La política inmigratoria”, en Historia Integral Argentina, Vol. 3, Buenos Aires, CEAL, 1975(Ver: Creación de la Comisión de Inmigración)OTROS ASPECTOS: Favoreció intensamente la enseñanza primaria. En 1875 la “Sociedad Rural” inauguró sus Exposiciones ganaderas anuales, con premios para los criadores de las mejores razas. En 1876 un primer ensayo de exportación de carne congelada aunque fracasó por defectos técnicos, abrió el camino de la poderosa industria frigorífica. En 1873 comenzó, la exportación continuada de trigo, progresó la industria harinera. En 1876 una ley fomentó la inmigración y; para atenderla fue creado un “Departamento General de Inmigrantes”, encargados de recibirlos en sus primeros tiempos y procurarles empleos.En 1880 otra ley fomentó la venta de tierra pública a colonos. Durante la presidencia de Avellaneda entraron al país 250000 pobladores. El riel llegó a Tucumán acontecimiento celebrado por Avellaneda con uno de sus más brillantes discursos. Los dos hechos culminantes del período fueron la conquista del desierto y la capitalización de Buenos Aires. PARA SABER MÁS… CRÓNICA DE LA ÉPOCA El Bicentenario Fasc.N°4 Período 1870-1889 Nota del Historiador Alejandro Fernández
… se reputa inmigrante al extranjero jorlanero, artesano, industrial, agricultor o profesor que, siendo menor de 60 años y acreditado su moralidad y aptitudes, llega al país en buque de vela o vapor, viajando en segunda o tercera clase, con el propósito de establecerse en la República. Como puede advertirse, se trata de fomentar la presencia de los inmigrantes en un amplio arco de oficios, si bien en los debates del proyecto de ley fue muy frecuente la asociación entre inmigración y colonización, que de hecho se sanciona al aprobarlo. Por lo que atañe al segundo de esos términos, la ley ordena la creación de una Oficina de Tierras y Colonias, que tendrá a su cargo la exploración y subdivisión de los territorios nacionales, haciendo practicar la mensura de las tierras aptas para colonizar. La división básica, denominada sección, será un cuadrado de 20 kilómetros de lado, dividido en cuatrocientos lotes de cien hectáreas. En cada sección se reservarán cuatro lotes destinados a la fundación de un pueblo. Luego, a través del Departamento de Inmigración, se enviarán las familias de los colonos. Las cien primeras de cada sección recibirán de manera gratuita un lote, enajenándose la tierra restante a plazos, a dos pesos fuertes la hectárea, no pudiendo reunir una misma persona más de cuatro lotes. El gobierno, con obligación de reembolso, adelantará lo necesario para habitación, víveres, animales de labor y de cría, semillas y útiles de trabajo, hasta que los colonos puedan producir. Una vez que estén establecidas cincuenta familias en una sección, elegirán de entre sus miembros a un juez de paz y cinco municipales. En las secciones otorgadas a particulares, se reservan tierras sin subdividir con el objeto de entregarlas a empresas colonizadoras o colonias de pastoreo. También se ordena al Poder Ejecutivo que procure por todos los medios el establecimiento en las secciones de las tribus indígenas, en lotes de cien hectáreas por familia, creando misiones religiosas y auxiliándolas de la forma que considere más conveniente. La diversidad de los medios creados por la ley se completa con el apoyo que estipula para la fundación de colonias en tierras provinciales y para las establecidas por particulares. En ambos casos, una vez que la Nación sea informada de la superficie y características de las tierras a colonizar, enviará las familias que sean solicitadas para el trabajo, aunque en el caso de las empresas deberán responsabilizarse por el adelanto del importe del pasaje desde el exterior a la República. El fomento de la inmigración, que figuraba como uno de los 22 puntos del programa electoral del presidente Avellaneda, ha sido por lo tanto objeto de la legislación más completa con la que se cuenta hasta ahora, en la cual se integran las diferentes experiencias realizadas en las últimas décadas por la Nación y las provincias. Según se espera, la nueva ley impulsará el avance de la frontera sur, extendiendo a la provincia de Buenos Aires las evidentes ventajas que ha acarreado la incorporación de campesinos europeos a la agricultura santafesina, cordobesa y entrerriana. Asimismo, debería contribuir a la superación de la profunda crisis económica que se vive en la actualidad, ya que más inmigración significa incremento de la producción, el consumo, las exportaciones y la recaudación fiscal. Por último, aunque la ley no hace distinciones en cuando a los grupos nacionales de inmigrantes, se espera promover la llegada de corrientes del norte y del este de Europa, que hasta el momento no han sido las que más contribuyeron al aumento de la población del país. Las limitaciones de la colonización agrícola: […] hacia 1883 las grandes propiedades seguían predominando en la campaña santafesina. Tal como sucediera anteriormente, la tierra ganada a los indios entre 1872 y 1883 había ido a parar, generalmente, a manos de unas pocas personas. En el norte una casa bancaria londinense, Murieta y Cía., obtuvo la propiedad de 1 .400.000 hectáreas. En el sur más de 1 .000.000 de hectáreas pasaron a manos de empresarios bonaerenses, como Cernadas, Casey, Randel y Villanueva. Este viejo predominio había sido, sin embargo, significativamente reducido. En todas partes, entre 1872 y 1883, muchas de las grandes propiedades habían comenzado a dividirse y su lugar comenzaba a ser ocupado por estancias lanares de dimensiones medianas y por las colonias agrícolas.” PROGRAMA DE REFORMAS DEL ESTADO: Este programa se caracterizaba en lo político por organizar un modelo de Estado nacional fuerte, reconocido como autoridad suprema y legítima, para lo cual debía: a) Imponer su autoridad a los gobiernos provinciales, acabando con los caudillos federales. b) Extender su soberanía a todo el territorio, terminando con las fronteras interiores que dividían las zonas dominadas por indios y blancos. c) Establecer en forma definitiva eí ámbito de su funcionamiento, fijando la capital de la República. d) Garantizar el orden jurídico mediante la vigencia de las instituciones constitucionales y la sanción de normas jurídicas básicas para todo el ámbito nacional. e) Civilizar siguiendo el modelo europeo (francés e inglés), o norteamericano, en eí caso de Sanniento. f) Fomentar ía inmigración para poblar el “desierto”, acelerar eí proceso civilizador y el desarrollo económico. g) Educar a las masas para que pudiesen acceder al ejercicio de sus derechos, mientras tanto el poder debía ser ejercido por los grupos capacitados: la élite dirigente. h) Desarrollar la economía atrayendo capitales extranjeros. i) Dar prioridad a las actividades agro ganaderas destinadas a la exportación. j) Promover obras públicas que asegurasen la unión y la rapidez en las comunicaciones: ferrocarriles, caminos, puentes, puertos. EZEQUIEL GALLO. La pampa gringa. Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1983
Construcción del Estado Nacional 1862-1880 Durante el período que va de 1810 a 1862, distintas circunstancias impidieron la unificación del territorio y la consolidación de una organización estatal común. Fue entre 1862 y 1880 que se solucionaron algunos obstáculos para la constitución del Estado Nacional argentino. La autoridad estatal pudo consolidarse sobre la base de: La formación de la nacionalidad –a través sobre todo de la escuela y la enseñanza de la Historia, mediante un relato casi mítico de próceres, hazañas heroicas, batallas, efemérides y rituales escolares La incorporación de las oligarquías provinciales – a través de su representación en el Senado Nacional La imposición de un orden interno – reprimiendo los levantamientos en contra de las autoridades nacionales y haciendo desaparecer a las poblaciones indígenas mediante el exterminio o la lenta agonía El afianzamiento de la economía agroexportadora –que brindó los recursos para solventar los gastos estatales, permitiendo así construir las bases materiales para la integración territorial Beneficios a la clase dirigente – a través de obras públicas, préstamos y reparto de tierras El avance de las comunicaciones, que acortaron las distancias e integraron el territorio -correo, telégrafo, ferrocarril. El Estado Nacional Se construyó a través de un proceso de centralización de las decisiones políticas y de incremento de la fuerza y de la legitimidad de las autoridades nacionales para aplicar esas decisiones. Entre 1862 y 1880 las autoridades nacionales expandieron su control sobre las provincias, reprimieron y derrotaron los levantamientos de los caudillos federales, vencieron oposiciones internas y enfrentaron conflictos externos. Para imponer su autoridad, el incipiente Estado utilizó: el ejército, la administración pública y los subsidios económicos. Formación de un ejército regular nacional: monopolio legítimo de la violencia En el proceso de conformación estatal, el componente represivo tuvo un papel fundamental, neutralizando la acción de los opositores. Las autoridades nacionales expandieron su control sobre las provincias gracias en particular a la formación del ejército nacional, cuyas tropas se ampliaron durante la Guerra del Paraguay (1865-70), cuando se aplicó un sistema de reclutamiento forzoso. Esta Guerra contribuyó al fortalecimiento y la consolidación del ejército y del Estado Nacional, ya que fortaleció los mecanismos de sujeción violenta de grupos locales al poder nacional y consolidó el poder del ejército como organismo del Estado independiente del gobierno de turno. Constituye una de las fases de construcción del Estado porque: Dividió a la elite dirigentes –ya que una parte importante mantenían vínculos comerciales y políticos con Paraguay Acentuó la presencia del Estado Nacional en las provincias a través de sus funcionarios civiles y militares, contribuyendo así a la sujeción al Estado nacional Al incentivar la división interna de las elites locales al fortalecer la presencia de funcionarios nacionales, constituyó, a mediano plazo, un nuevo factor de debilitamiento de la autonomía local y de reforzamiento del poder nacional. La guerra y los funcionarios nacionales que llegaron con ella acentuaron el proceso de nacionalización de la política local. El Estado utilizó al ejército para: Reprimir la resistencia de algunas provincias al proyecto de organización nacional desde Buenos Aires: en distintas provincias los caudillos federales aún tenían popularidad. Para ellos, el triunfo de Buenos Aires significaba la ruina de las provincias del interior, por eso resistían a la organización nacional implementada desde Buenos Aires. Así, el Estado enfrentó con violencia los levantamientos de los caudillos riojanos Chacho Peñaloza y Felipe Varela y del entrerriano López Jordán. La derrota de los caudillos significó la extensión del control efectivo sobre el interior del país por parte del Estado, gracias a la fuerza que le otorgaba el control del ejército. Asegurar la frontera indígena para “mantener el orden” - Para los dirigentes el “problema indígena” se eliminaba con su derrota, por eso se realizaron incursiones militares apresando y matando a miles de indígenas y usurpando sus tierras Asentar regimientos en las provincias para intervenir en la política local y controlar elecciones. Imponer por la fuerza a la ciudad de Buenos Aires como capital de todo el territorio La Guerra del Paraguay – Uruguay, Brasil y Argentina enfrentados con Paraguay. Formación de una administración pública de carácter nacional En este período creció el número de empleados nacionales y las instituciones estatales fueron adquiriendo una creciente autonomía e independencia. Se crearon instituciones (ministerios, juzgados, Congreso, Suprema Corte, etc.) que, junto con sus empleados, reforzaban la presencia del Estado en las provincias, y la capacidad de control del mismo desde la capital. Se llevo a cabo también un proceso de organización y extensión del poder judicial y un proceso de codificación (código de comercio, civil, penal) que contribuyeron a la unificación jurídica de la nación. Subsidios Los subsidios del Estado a las provincias fue uno de los factores que aseguró su hegemonía, ya que estas los necesitaban por sus problemas financieros. Fueron así otro elemento clave, ya que al tener un papel esencial en los presupuestos provinciales, comprometían la autonomía local. Desde 1862 el Estado Nacional envió subsidios a las provincias que
tenían necesidades financieras para ayudarlas a cubrir sus gastos, los cuales creaban una dependencia de las provincias de menores recursos con el Estado. Orden interno/economía agroexportadora La centralización del poder del Estado sobre el territorio se completó a fines de las década de 1870, cuando se expandió la frontera política y productiva hacia el sur en la mal llamada conquista del desierto, que fue la masacre, prisión y usurpación de las tierras aborígenes para incorporar al territorio bajo autoridad del Estado toda la Patagonia, habitada por las distintas sociedades aborígenes, legítimos dueños de esas tierras. Formación de la nacionalidad La construcción de la Nación requirió de la elaboración de una identidad colectiva homogénea, que integrara a los diversos grupos humanos del territorio; una comunidad nacional que se debía reconocer por la existencia de un pasado y una cultura comunes, y por la formación de una ciudadanía política vinculada al naciente Estado-Nación. El sistema escolar contribuyo a este fin mediante la enseñanza y celebración de un pasado que adopto la forma de un relato casi mítico basado en próceres, hazañas heroicas, batallas, efemérides y rituales escolares. Así, la historia nacional se identifico con la de la patria, reforzando la adhesión al Estado-Nación y procurando integrar una población muy heterogénea compuesta por aborígenes, criollos e inmigrantes –ultramarinos y de países vecinos- en la civilización occidental moderna que las elites pretendieron construir. Inversión en comunicaciones Las obras de infraestructura ejecutadas por el Estado contribuyeron a consolidar la unificación territorial, mejorando las comunicaciones y facilitando los intercambios económicos. Para la estructuración de los vínculos entre el Estado y las provincias, era fundamental la articulación del territorio a partir del fortalecimiento del sistema de comunicaciones: desarrollo y construcción de obras ferroviarias; caminos terrestres; reorganización del sistema de postas y correos – eliminando progresivamente los provinciales- ; puentes; telégrafo; reorganización de las aduanas. La Guerra de la Triple Alianza
Autor: Felipe Pigna La guerra que enfrentó a la Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay, entre 1865 y 1870, respondió más a los intereses británicos y de acabar con un modelo autónomo de desarrollo como el paraguayo, que podía devenir en un "mal ejemplo" para el resto de América latina, que a los objetivos de unificación nacional y defensa del territorio proclamados por sus promotores. El conflicto que terminó por enfrentar al Paraguay con la Triple Alianza, formada por Argentina, Brasil y Uruguay, tuvo su origen en 1863, cuando el Uruguay fue invadido por un grupo de liberales uruguayos comandados por el general Venancio Flores, quienes derrocaron al gobierno blanco, de tendencia federal y único aliado del Paraguay en la región. La invasión había sido preparada en Buenos Aires con el visto bueno del presidente Bartolomé Mitre y el apoyo de la armada brasileña. El Paraguay intervino en defensa del gobierno depuesto y le declaró la guerra al Brasil. El gobierno de Mitre se había declarado neutral pero no permitió el paso por Corrientes de las tropas comandadas por el gobernante paraguayo, Francisco Solano López. Esto llevó a López a declarar la guerra también a la Argentina. Brasil, la Argentina y el nuevo gobierno uruguayo firmaron en mayo de 1865 el Tratado de la Triple Alianza, en el que se fijaban los objetivos de la guerra y las condiciones de rendición que se le impondrían al Paraguay. Hasta 1865 el gobierno paraguayo, bajo los gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano López, construyó astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles y líneas telegráficas. La mayor parte de las tierras pertenecía al Estado, que ejercía además una especie de monopolio de la comercialización en el exterior de sus dos principales productos: la yerba y el tabaco. El Paraguay era la única nación de América Latina que no tenía deuda externa porque le bastaban sus recursos. Decía Alberdi: "Si es verdad que la civilización de este siglo tiene por emblemas las líneas de navegación por vapor, los telégrafos eléctricos, las fundiciones de metales, los astilleros y arsenales, los ferrocarriles, etc., los nuevos misioneros de civilización salidos de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, etc., etc., no sólo no tienen en su hogar esas piezas de civilización para llevar al Paraguay, sino que irían a conocerlas de vista por la primera vez en su vida en el ‘país salvaje’ de su cruzada civilizadora" 1. La impopularidad de la Guerra de la Triple Alianza, sumada a los tradicionales conflictos generados por la hegemonía
porteña, provocó levantamientos en Mendoza, San Juan, La Rioja y San Luis. El caudillo catamarqueño Felipe Varela lanzó una proclama llamando a la rebelión y a no participar en una guerra fratricida diciendo: "Ser porteño es ser ciudadano exclusivista y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Esta es la política del gobierno de Mitre. Soldados Federales, nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la amistad con el Paraguay y la unión con las demás repúblicas americanas" 2. A pesar de contar con un importante apoyo popular, Varela fue derrotado por las fuerzas nacionales en 1867. Como decía la zamba de Vargas, nada podían hacer las lanzas contra los modernos fusiles de Buenos Aires. La participación argentina en la guerra respondía también al interés del gobierno en imposibilitar una posible alianza entre las provincias litorales y el Paraguay. La guerra era para los paraguayos una causa nacional. Todo el pueblo participaba activamente de una guerra defensiva. Los soldados de la Triple Alianza peleaban por plata o por obligación. Esto llevó a los paraguayos a concretar verdaderas hazañas militares, como el triunfo de Curupaytí, donde contando con un armamento claramente inferior, tuvieron sólo 50 muertos frente a los 9.000 de los aliados, entre ellos Dominguito, el hijo de Domingo Faustino Sarmiento. Decía La Nación, el diario de Mitre, decía: "Algunos miopes creen que el fanatismo de los paraguayos es el temor que tienen al déspota (Solano López) y explican su servilismo por el sistema rígido con que son tratados. Soy de diferente opinión: ¿cómo me explica usted que esos prisioneros de Yatay, bien tratados por los nuestros y abundando en todo, se nos huyan tan pronto se les presenta la ocasión para ir masivamente a engrosar las filas de su antiguo verdugo?" 3 Mitre trataba de explicar las dificultades de la guerra echándole la culpa a la creciente oposición interna: "¿Quién no sabe que los traidores alentaron al Paraguay a declararnos la guerra? Si la mitad de la prensa no hubiera traicionado la causa nacional armándose a favor del enemigo, si Entre Ríos no se hubiese sublevado dos veces, si casi todos los contingentes de las provincias no se hubieran sublevado al venir a cumplir con su deber, si una opinión simpática al enemigo extraño no hubiese alentado a la traición ¿quién duda que la guerra estaría terminada ya?"4 En nuestro país, la oposición a la guerra se manifestaba de las maneras más diversas, entre ellas, la actitud de los trabajadores correntinos, que se negaron a construir embarcaciones para las tropas aliadas y en la prédica de pensadores que, como Juan Bautista Alberdi y José Hernández, el autor del Martín Fierro, apoyaban al Paraguay. En 1870, durante la presidencia de Sarmiento las tropas aliadas lograron tomar Asunción poniendo fin a la guerra. El Paraguay había quedado destrozado, diezmada su población y arrasado su territorio. Mitre había hecho un pronóstico demasiado optimista sobre la guerra: "En veinticuatro horas en los cuarteles, en quince días en campaña, en tres meses en la Asunción" 5. Pero lo cierto es que la guerra duró casi cinco años, le costó al país más de 500 millones de pesos y 50.000 muertos. Sin embargo, benefició a comerciantes y ganaderos porteños y entrerrianos cercanos al poder, que hicieron grandes negocios abasteciendo a las tropas aliadas. El general Mitre declaró: "En la guerra del Paraguay ha triunfado no sólo la República Argentina sino también los grandes principios del libre cambio (...) Cuando nuestros guerreros vuelvan de su campaña, podrá el comercio ver inscripto en sus banderas victoriosas los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han proclamado" 6. Por el tratado de la Triple Alianza, se establecía que los aliados respetarían la integridad territorial del Paraguay. Terminada la guerra, los ministros diplomáticos de los tres países se reunieron en Buenos Aires. El ministro de Relaciones Exteriores de Sarmiento, Mariano Varela expresó: "La victoria no da a las naciones aliadas derecho para que declaren, entre sí, como límites suyos los que el tratado determina. Esos límites deben ser discutidos con el gobierno que exista en el Paraguay y su fijación será hecha en los tratados que se celebren, después de exhibidos, por las partes contratantes, los títulos en que cada una apoya sus derechos". 7 El embajador del Brasil en Argentina, Barón de Cotepige, negoció separadamente con el Paraguay tratados de límites, de paz, de comercio y navegación. Esto provocó el enojo de la Argentina, que decidió enviar a Río una misión diplomática encabezada por Mitre. Al ser recibido por el ministro brasileño, dijo el delegado: "Me es grato hacer los más sinceros votos por la prosperidad y el engrandecimiento de la Gran Nación Brasileña, unida a la Argentina, sin olvidar la República Oriental del Uruguay, y por la gloria y sacrificios comunes de dos décadas memorables de lucha contra dos bárbaras tiranías que eran el oprobio de la humanidad y un peligro para la paz y la libertad de estas naciones".8 Lo cierto es que Brasil sí pensaba que la victoria daba derechos: saqueó Asunción, instaló un gobierno adicto y se quedó con importantes porciones del territorio paraguayo. El regreso de las tropas trajo a Buenos Aires, en 1871, una terrible epidemia de fiebre amarilla contraída por los soldados en la guerra. La peste dejó un saldo de trece mil muertos e hizo emigrar a las familias oligárquicas hacia el Norte de la ciudad, abandonando sus amplias casonas de la zona Sur. Sus casas desocupadas fueron transformadas en conventillos. Referencias: 1 Milcíades Peña, La era de Mitre. De Caseros a la Triple Infamia, Buenos Aires, Fichas, 1972, págs. 56-57. 2 Norberto Galasso, Felipe Varela: un caudillo latinoamericano, Editorial del Noroeste 1975, pág 50. 3 Milcíades Peña, Op. cit., págs. 80-81. 4 Milcíades Peña,Op. cit., pág. 92. 5 Miguel Ángel de Marco, La guerra del Paraguay, Buenos Aires, Planeta, 2003, pág. 39. 6 Bartolomé Mitre, Arengas, Buenos Aires, Librería de Mayo, 1889. 7 Andrés Cisneros y Carlos Escudé, Historia general de las relaciones exteriores de la República Argentina, Tomo VI, Buenos Aires, Comité Argentino de Relaciones Internacionales-Grupo Editor Latinoamericano, 1999. 8 Archivo del general Mitre, Buenos Aires, Biblioteca de la Nación, 1911. Artículos relacionados: La batalla de Curupaytí y la Guerra del Paraguay Biografía de Bartolomé Mitre
La batalla de Curupaytí y los Sarmiento Juan Bautista Alberdi sobre los estragos ocasionados por la Guerra del Paraguay Fuente: www.elhistoriador.com.ar “La conquista del desierto”
Autor: Felipe Pigna. Los primitivos dueños de la tierra venían resistiendo la conquista del hombre blanco desde la llegada de Solís, en 1516. Don Pedro de Mendoza debió abandonar Buenos Aires en 1536 por la hostilidad de los pampas. Sólo a partir de la creación del virreinato y la consecuente presencia de un poder político y militar fuerte, fue posible establecer una línea de fronteras con el “indio” medianamente alejada de los centros urbanos. Rosas, haciéndose eco de las demandas de sus colegas estancieros sobre los constantes robos de ganado por parte de los indios, encabezaron la primera “conquista al desierto”. Entre 1833 y 1834, al concluir su primera gobernación, Juan Manuel de Rosas, emprendió la primera campaña financiada por la provincia y los estancieros bonaerenses preocupados por la amenaza indígena sobre sus propiedades. La expedición contó con el apoyo de las provincias de Córdoba, San Luis, San Juan y Mendoza. Rosas combinó la conciliación con la represión. Pactó con los pampas y se enfrentó con los ranqueles y la Confederación liderada por Juan Manuel Calfucurá. Según un informe que Rosas presentó al gobierno de Buenos Aires a poco de comenzar la conquista, el saldo fue de 3.200 indios muertos, 1.200 prisioneros y se rescataron 1.000 cautivos blancos. Hasta la caída de Rosas se vivió en una relativa tranquilidad en las fronteras con el indio, pero a partir de 1853 reaparecieron los malones. En marzo de 1855, el gobierno de la provincia envió una expedición militar hacia la zona de Azul al mando del coronel Bartolomé Mitre. Mientras acampaba en Sierra Chica, la división fue cercada y diezmada por los lanceros del cacique Calfucurá. Calfucurá (significa piedra azul) era el jefe indígena más importante. Había nacido en Lloma (araucania chilena) en 1785. En 1834 logró imponerse sobre los araucanos de Masallé (La Pampa) y se proclamó "cacique general de las pampas". El cacique araucano sometió a todas las tribus del Sur. Calfucurá, dotado de una gran inteligencia y una notable capacidad de organización, organizó en 1855 la "Gran Confederación de las Salinas Grandes", en la que confluyeron las tribus pampas, ranqueles y araucanas. Mantendrá en vilo a los sucesivos gobiernoshasta ser derrotado en marzo de 1872 en la batalla de San Carlos, en el actual partido de Bolívar. Calfucurá murió un año más tarde con casi cien años en la isla de Chiloé. Tomará el mando su hijo, Namuncurá, quien secundado por sus bravos guerreros, Cachul, Catriel, Caupán y Cañumil, se dispuso a cumplir el mandato de defender sus tierras, pero no tendrá la tenacidad de su padre. La consolidación del Estado nacional hacía necesaria la clara delimitación de sus fronteras con los países vecinos. En este contexto, se hacía imprescindible la ocupación del espacio patagónico reclamado por Chile durante décadas. Sólo la pacificación interior impuesta por el Estado nacional unificado a partir de 1862, permitió a fines de la década del 1870, concretar estos objetivos con el triunfo definitivo sobre el indio. El gobierno de Avellaneda, a través del ministro de Guerra, Adolfo Alsina impulsó una campaña para extender la línea de frontera hacia el Sur de la Provincia de Buenos Aires. El plan de Alsina era levantar poblados y fortines, tender líneas telegráficas y cavar un gran foso, conocido como la "zanja de Alsina", con el fin de evitar que los indios se llevaran consigo el ganado capturado. Antes de poder concretar del todo su proyecto, Alsina murió y fue reemplazado por el joven general Julio A. Roca. La política desarrollada por Alsina había permitido ganar unos 56 mil kilómetros cuadrados, extender la red telegráfica, la fundación de cinco pueblos y la apertura de caminos. El nuevo ministro de Guerra aplicará un plan de aniquilamiento de las comunidades indígenas a través de una guerra ofensiva y sistemática. El propio Roca había definido con sus palabras la relación de fuerzas: "Tenemos seis mil soldados armados con los últimos inventos modernos de la guerra, para oponerlos a dos mil indios que no tienen otra defensa que la dispersión ni otras armas que la lanza primitiva". 1 Los teóricos de la modernización del país proponían poblar el "desierto" que se suponía deshabitado. No eran numerosos los habitantes, pero había pobladores previos a esta postulación. Estos habitantes eran los indígenas. Un testigo de la época, el Ingeniero Trevelot, opinaba: “Los indígenas han probado ser susceptibles de docilidad y disciplina. En lugar de masacrarlos para castigarlos sería mejor aprovechar esta cualidad actualmente enojosa. Se llegará a ello sin dificultades cuando se haga desaparecer ese ser moral que se llama tribu. Es un haz bien ligado y poco manejable. Rompiendo violentamente los lazos que estrechan los miembros unos con otros, separándolos de sus jefes, sólo se tendrá que tratar con individuos aislados, disgregados, sobre los cuales se podrá concretar la acción. Se sigue después de una razzia como la que nos ocupa, una costumbre cruel: los niños de corta edad, si los padres han desaparecido, se entregan a diestra y siniestra. Las familias distinguidas de Buenos Aires buscan celosamente estos jóvenes esclavos para llamar las cosas por su nombre". 2 El plan de Roca se realizaría en dos etapas: una ofensiva general sobre el territorio comprendido entre el Sur de la
Provincia de Buenos Aires y el Río Negro y una marcha coordinada de varias divisiones para confluir en las cercanías de la actual ciudad de Bariloche. En julio de 1878, el plan estaba en marcha y el ejército de Roca lograba sus primeros triunfos capturando prisioneros y recatando cautivos. El 14 de agosto de 1878, el presidente Avellaneda envió al Congreso un proyecto para poner en ejecución la Ley del 23 de agosto de 1867 que ordenaba la ocupación del Río Negro, como frontera de la república sobre los indios pampas. El Congreso sancionó en octubre una nueva ley autorizando una inversión de 1.600.000 pesos para sufragar los gastos de la conquista. Con la financiación aprobada, Roca estuvo en condiciones de preparar sus fuerzas para lanzar la ofensiva final. La expedición partió entre marzo y abril de 1879. Los seis mil soldados fueron distribuidos en cuatro divisiones que partieron de distintos puntos para rastrillar la pampa. Dos de las columnas estarían bajo las órdenes del propio Roca y del coronel Napoleón Uriburu, que atacarían desde la cordillera para converger en Choele Choel. Las columnas centrales, al mando de los coroneles Nicolás Levalle y Eduardo Racedo, entrarían por la pampa central y ocuparían la zona de Trarú Lauquen y Poitahue. Todo salió según el plan con el acompañamiento de la armada que con el buque El Triunfo, a las órdenes de Martín Guerrico, navegó por el Río Negro. El 25 de mayo de 1879 se celebró en la margen izquierda del Río Negro y desde allí se preparó el último tramo de la conquista. El 11 de junio las tropas de Roca llegaron a la confluencia de los ríos Limay y Neuquén. Pocos días después, el ministro debió regresar a Buenos Aires para garantizar el abastecimiento de sus tropas y para estar presente en el lanzamiento de su candidatura a presidente de la República por el Partido Autonomista Nacional. Lo reemplazaron en el mando los generales Conrado Villegas y Lorenzo Vintter, quienes arrinconaron a los aborígenes neuquinos y rionegrinos en los contrafuertes de los Andes y lograron su rendición definitiva en 1885. El saldo fue de miles de indios muertos, catorce mil reducidos a la servidumbre, y la ocupación de quince mil leguas cuadradas, que se destinarían, teóricamente, a la agricultura y la ganadería. Las enfermedades contraídas por el contacto con los blancos, la pobreza y el hambre aceleraron la mortandad de los indígenas patagónicos sobrevivientes. El padre salesiano Alberto Agostini brindaba este panorama: "El principal agente de la rápida extinción fue la persecución despiadada y sin tregua que les hicieron los estancieros, por medio de peones ovejeros quienes, estimulados y pagados por los patrones, los cazaban sin misericordia a tiros de winchester o los envenenaban con estricnina, para que sus mandantes se quedaran con los campos primeramente ocupados por los aborígenes. Se llegó a pagar una libra esterlina por par de oreja de indios. Al aparecer con vida algunos desorejados, se cambió la oferta: una libra por par de testículos". 3 El general Victorica no andaba con rodeos al explicar los objetivos de la conquista: "Privados del recurso de la pesca por la ocupación de los ríos, dificultada la caza de la forma en que lo hacen, que denuncia a la fuerza su presencia, sus miembros dispersos se apresuraron a acogerse a la benevolencia de las autoridades, acudiendo a las reducciones o a los obrajes donde ya existen muchos de ellos disfrutando de los beneficios de la civilización. No dudo que estas tribus proporcionarán brazos baratos a la industria azucarera y a los obrajes de madera, como lo hacen algunos de ellos en las haciendas de Salta y Jujuy". El éxito obtenido en la llamada “conquista del desierto” prestigió frente a la clase dirigente la figura de Roca y lo llevó a la presidencia de la república. Para el Estado nacional, significó la apropiación de millones de hectáreas. Estas tierras fiscales que, según se había establecido en la Ley de Inmigración, serían destinadas al establecimiento de colonos y pequeños propietarios llegados de Europa, fueron distribuidas entre una minoría de familias vinculadas al poder, que pagaron por ellas sumas irrisorias. Algunos ya eran grandes terratenientes, otros comenzaron a serlo e inauguraron su carrera de ricos y famosos. Los Pereyra Iraola, los Álzaga Unzué, los Luro, los Anchorena, los Martínez de Hoz, los Menéndez, ya tenían algo más que dónde caerse muertos. Algunos de ellos se dedicarán a la explotación ovina poblando el desierto con ovejas; otros dejarán centenares de miles de hectáreas sin explotar y sin poblar, especulando con la suba del precio de la tierra. Aún hoy, el territorio de Santa Cruz tiene un porcentaje de medio habitante por kilómetro cuadrado. Roca había dicho: "Sellaremos con sangre y fundiremos con el sable, de una vez y para siempre, esta nacionalidad argentina, que tiene que formarse, como las pirámides de Egipto, y el poder de los imperios, a costa de sangre y el sudor de muchas generaciones". 4 Referencias: 1 Ante la posteridad - Personalidad marcial del teniente general Julio A. Roca - Segunda Parte “El Conductor”, Comisión Nacional Monumento al teniente General don Julio A Roca, Buenos Aires, 1938, págs. 221-231. 2 Álvaro Yunque, Historia de los argentinos, Buenos Aires, Editorial Futuro, 1957. 3 Pigna Felipe, Los mitos de la historia argentina 2, Buenos Aires, Editorial Planeta, 2005, pág. 398. 4 Pigna Felipe, op. cit., pág. 312. Artículos relacionados: Biografía de Julio Argentino Roca Conquista del desierto Mensaje al Congreso Nacional de Nicolás Avellaneda sobre la “conquista del desierto”
Fuente: www.elhistoriador.com.ar La campaña del desierto del general Roca 1880 / Argentina VER La campaña del desierto fue una larga serie de operaciones militares llevadas a cabo a partir del año 1880 por el gobierno argentino, al mando del general Julio Argentino Roca. Esta lucha contra los pueblos de la cultura mapuche y tehuelche tuvo por principal finalidad la apropiación de los territorios de la región pampeana y patagónica de los que estos pueblos eran originarios. EL MODELO AGROEXPORTADOR América La campaña del desierto del general Roca 1880 / Argentina El gobierno argentino estaba interesado en los territorios de la Pampa y la Patagonia y los reclamaba como herencia colonial pese a que aún vivían allí los pueblos originarios. Los mapuches y los tehuelches eran considerados improductivos, poco útiles para el desarrollo económico del país, además de ser vistos como símbolo de una barbarie impropia para un Estado que aspiraba al modelo cultural europeo. Estos motivos llevaron a que el ministro de Guerra argentino, el general Roca, emprendiese una campaña contra los mapuches y tehuelches, para expulsarlos y hacerse con el dominio de sus extensos territorios. Con este fin, varias divisiones del ejército llevaron a cabo una serie de acciones militares sobre los indígenas. Se estima que cerca de 14.000 indígenas murieron, aunque actualmente varias organizaciones de reivindicación de los pueblos originarios afirman que fueron muchos más. Los grupos que sobrevivieron fueron desplazados a zonas estériles de la Patagonia, donde la tierra no producía casi ningún cultivo. Cerca de 10.000 indígenas fueron tomados como prisioneros y otros 3.000 fueron enviados a Buenos Aires. En la actualidad se han hecho muchas denuncias sobre estas matanzas y se las declara una campaña de exterminio, al punto de llegar a usar el término genocidio para referirse a ella. Entre los daños causados a estos pueblos, además de la expulsión de sus tierras, estaba el traslado y la separación de las familias por sexo, para que no tuvieran hijos. Las mujeres eran destinadas a trabajar como sirvientas y los hombres fueron recluidos en la isla Martín García. El gobierno argentino justificó sus acciones militares contra los indígenas argumentando que eran necesarias para el progreso del país, pues el camino de la solución pacífica había fracasado. GENOCIDIO EL MODELO AGROEXPORTADOR América La campaña del desierto del general Roca 1880 / Argentina
GENOCIDIO Planificación y organización para la matanza de un pueblo. Actualmente se lo considera un crimen en contra de la humanidad. El crecimiento del sistema de transportes: el rol protagónico del ferrocarril
Como hemos visto en los párrafos anteriores, los procesos de unificación política y económica -por la creación de un mercado interno de alcance nacional-, expansión económica y modernización, que operaron en forma convergente a partir de la llegada de Bartolomé Mitre a la presidencia nacional en 1862 fueron factores que estuvieron vinculados al proceso de colonización. También estos procesos estuvieron indisolublemente ligados al crecimiento del sistema de transportes. La expansión ferroviaria en la Argentina tuvo su comienzo en 1857, cuando fue inaugurado el Ferrocarril del Oeste por parte del gobierno del Estado de Buenos Aires. Aunque pertenecía al gobierno provincial, este emprendimiento no estaba enteramente libre de la influencia británica. Las locomotoras y vagones habían sido adquiridos de segunda mano en Inglaterra -algunos de ellos habían sido usados en Sebastopol durante la guerra de Crimea-. La línea se construyó con aporte de capitales privados. Los primeros integrantes de la empresa del Ferrocarril del Oeste fueron Gowland, Llavallol, Balbín, Van Praet, Larroudé, Rams y Miró y dejó buenos dividendos desde el principio, pues las zonas de quintas, tambos, explotaciones cerealeras y ovinas le proporcionaban la suficiente carga como para que la empresa fuese rentable (1). Mientras en la región del Litoral el tendido ferroviario mostró una diagramación lineal y de largo alcance, en la provincia de Buenos Aires las líneas adoptaron un dibujo de abanico, desde el puerto hacia el sur, el oeste y el norte. La situación económica bonaerense -a diferencia de la del Litoral e Interior- necesitaba menos del transporte ferroviario como polo generador de actividades económicas que como vía de salida para la producción ya existente. De esta realidad económica se derivó en el caso de Buenos Aires la posibilidad de avanzar por tramos cortos de líneas férreas que cubrieran la máxima superficie. Así, se formó una compañía inglesa para construir y explotar la línea del sur, sobre la zona de cría de ovinos. En 1865 Chascomús había sido conectado por ferrocarril con Buenos Aires y se proyectaba extender la línea férrea a Dolores, a la vez que un ramal de tranvía unía la estación terminal con el centro de la ciudad. Este último hecho ponía de relieve la importancia conferida al transporte de pasajeros en el área y confirmaba la existencia de condiciones más ventajosas para la extensión del ferrocarril en Buenos Aires que en la región del Litoral, factor clave en la diferencia de rentabilidad entre los Ferrocarriles del Sur y Central Argentino. Gorostegui de Torres cita la siguiente situación de los ferrocarriles argentinos en lo referente a extensión construida y en proyecto, tomando datos del Registro Estadístico de la República Argentina y una publicación del Banco Tornquist del año 1920 titulada "El desarrollo económico argentino en los últimos veinte años", fuentes que arrojan las siguientes cifras para 1866 (2):
CUADRO SITUACION DE LAS DISTINTAS LINEAS EN 1866 en metros
Líneas
explotación en metros
Oeste (de Bs. As. 160.000 a Chivilcoy) de Merlo a Lobos, ramal
-------
Norte (de Bs. As. 31.146 a Las Conchas) de Las Conchas a Zárate
-------
Sud (de Bs. a Chascomús)
-------
As. 114.000
Ensenada (de Bs. As. 6.000 a Boca y Barracas) de Barracas a Ensenada Central Argentino de Rosario a Córdoba)
112.000
6
construcc. en metros ------68.000 ------78.000 ------9.000
45.000 288.000
-------
E. Ríos (de Gualeguay 9.654 a Pto. Ruiz) de Paraná a Nogoyá -------
-------
-------
-------
102.743
E. Ríos y Corrientes (de ------Concordia a Mercedes)
-------
313.755
333.000
652.498
432.800
proyecto
El capital líquido obtenido por el Ferrocarril del Oeste entre 1862 y 1867 confirmaba la rentabilidad de la empresa desde sus comienzos, al arrojar las siguientes cifras (3):
CUADRO PRODUCTO LIQUIDO OBTENIDO POR EL F. DEL OESTE (1862-1867) 1862
$ m / corriente
1863
"
1.120.157
1864
"
2.008.731
1865
"
1.960.070
1866
"
5.742.614
1867
"
5.286.646
7
475.000
Montos similares registró el Ferrocarril del Sur, destacándose en sus estadísticas el creciente número de pasajeros así como el aumento en el tonelaje transportado. Tanto el gobierno de la provincia de Buenos Aires como el nacional otorgaron a las empresas constructoras de ferrocarriles ciertas concesiones que aseguraban una ganancia mínima al capital invertido y que fueron muy criticadas en el transcurso de la historia argentina. Sería conveniente observar estas "concesiones" a la luz de la necesidades políticas del gobierno de Mitre de generar confianza al inversor extranjero luego de un ciclo de casi cinco décadas de continuas guerras civiles, de construir un mercado nacional y de organizar un Estado nacional. Al respecto, sostiene Oscar Oszlak:
Es evidente que los juicios contemporáneos sobre el "entreguismo" y los "vende patrias" -que sin duda, también existieron- pasan por alto tanto los factores contextuales y circunstanciales que restringían la capacidad de acción de estos agentes estatales, como la complejidad de los intereses mediatos e inmediatos que intervenían en sus decisiones. Sobre todo, la urgencia de acelerar la formación de un mercado nacional y hacer sentir, en ese mismo proceso, la presencia articuladora del estado.Vale también reparar en el hecho de que el ramal Rosario-Córdoba, a diferencia de la línea del Oeste en Buenos Aires, no ofrecía al inversor beneficios inmediatos. Como sostiene Gorostegui de Torres, su construcción a través de zonas despobladas sólo permitía esperar ganancias una vez conectados los dos puntos extremos y creado un mercado a lo largo del trayecto. Este hecho, más el elevado costo de instalación, no contribuía por cierto a despertar el interés de los posibles inversores y el gobierno por su parte carecía de las sumas necesarias para afrontar directamente una obra de tal envergadura. En tal alternativa, las condiciones ofrecidas parecieron justas para atraer al capital extranjero y no son básicamente cuestionables si se acepta la necesidad de una política expansionista en esos momentos; la discrepancia debería en efecto plantearse en torno de la oportunidad de esa política y no sobre alguna de sus parciales consecuencias A partir de la década de 1870 la influencia del Central Argentino sobre la región que transitaba fue indiscutible: el trazado de esta línea implicó el aumento del valor de las tierras, el crecimiento de núcleos urbanos a lo largo de su trazado, la aceleración en el ritmo del movimiento colonizador -la compañía ferroviaria actuaba a su vez como ente empresario en este aspecto-, y la expansión agrícola. Cumplida la primera etapa, el Estado nacional tomó a su cargo la prolongación de la línea Rosario-Córdoba a Tucumán y a las provincias cuyanas, en concordancia con el credo liberal que sostenía la obligación del gobierno nacional de asumir por sí mismo el costo de aquellas obras que por su baja rentabilidad o riesgos no resultaban atractivas para la empresa privada. El impacto que tuvo la prolongación del Central Argentino hacia las provincias de Cuyo fue particularmente marcado hacia las décadas de 1870 y 1880, estimulando el intercambio de las provincias cuyanas con el Litoral y Buenos Aires. Los costos de transportar vino de Cuyo hacia Santa Fe o Córdoba disminuyeron, lo que llevó a los productores cuyanos a introducir nuevas variedades de vinos y perfeccionar técnicas de elaboración, logrando hacia 1881 importantes incrementos en la producción y exportaciones de vinos (6). Liberado del peso que implicó la guerra del Paraguay y más estabilizado políticamente, el gobierno de Sarmiento contrató un empréstito para financiar la empresa e inició los trabajos que se prolongarían más allá de 1874. El rol de intermediario que jugó el Estado en este caso se repitió en muchos otros, relacionados con la construcción de obras públicas, especialmente desde 1873 en adelante. Dicho rol de Estado intermediario respondía al perfil adoptado por la inversión extranjera. Los inversores se mostraban más partidarios de colocar capitales en papeles del gobierno que de arriesgarlos en aventuras directas. Por último, y para completar el cuadro de situación de los transportes en la Argentina a partir de la década de 1860, cabe mencionar el incremento de la navegación a vapor, que permitió una combinación más orgánica entre el transporte terrestre y fluvial, conectando aún en forma más estrecha los puertos mesopotámicos con los porteños. Pero las limitaciones geográficas y la permanencia del sistema de explotación individual de las embarcaciones constituyeron dos factores que conspiraron contra el poder transformador de la navegación a vapor, que jugó un rol de mucho menor importancia en este sentido que el desempeñado por el ferrocarril.
NOTAS
1. Frederic M. Halsey, Railway Expansion in Latin America, New York, 1916, 10, cit. en Ann Elizabeth O'Quinn, British Interest in Argentina and Paraguay during the First Gladstone Administration, University of Georgia, 1965, p. 118. Ver también H. Gorostegui de Torres, op. cit., p. 59. 2. H. Gorostegui de Torres, op. cit., p. 115. 3. Ibid., p. 115. 4. Oscar Oszlak, La formación del Estado argentino, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1982, p. 148. 5. H. Gorostegui de Torres, op. cit., p. 113. 6. Consultar al respecto P.B. Goodwin Jr., op. cit., pp. 630-632. Aclaración: Las obras citadas (op. cit.) que no se mencionan explícitamente en este listado de citas, se encuentran en las páginas inmediatamente anteriores. Para ello, haga un click en el botón "Anterior". También puede utilizar la opción "Búsqueda" , ingresando el nombre del autor de las obras respecto de las cuales se requiere información. Síntesis de Historia Argentina (página 2)
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b- Problemas económicos: las economías regionales se veían perjudicadas por el sistema de monopolio comercial. Los criollos pretendían comerciar libremente con el extranjero. c- Cuestiones ideológicas: se divulgaron nuevas ideas acerca de la igualdad, la libertad y la soberanía del pueblo. d- Enfrentamiento entre las potencias europeas: España perdió supremacía, Francia dominaba el continente europeo e Inglaterra tenía el control sobre los mares y gran parte del mundo. e- La situación política de España: el rey español Fernando VII fue obligado a renunciar por Napoleón en 1808. Los españoles formaron Juntas encargadas del gobierno de las regiones. Los criollos consideraron que al no existir el rey español tenían el derecho de elegir su propia forma de gobierno. La Revolución de Mayo de 1810: A mediados de mayo, un barco inglés trajo la noticia de los últimos acontecimientos en España. Al saber que había desaparecido la Junta Central española los criollos ya no aceptaron la autoridad del rey y exigieron la reunión de un Cabildo Abierto para discutír la formación de un nuevo gobierno. Finalmente, el 25 de mayo de 1810, luego de tres intensas jornadas políticas, se formó la Primera Junta de gobierno patrio. La mayoría de sus integrantes pertenecían a los grupos militares (Cornelio Saavedra y Miguel de Azcuenaga) e intelectuales (Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli) que habían preparado el movimiento revolucionario. Se contaba también con la presencia de un representante de la iglesia católica (Manuel Alberti) y de comerciantes españoles de importancia, como Domingo Matheu y Juan Larrea, que podían gestionar la obtención derecursos económicos y disminuir las quejas de los españoles en el Río de la Plata. Los primeros gobiernos patrios (1810-1820) Los años que siguieron a la Revolución de Mayo fueron de gran inestabilidad política: se estaba organizando un nuevo estado y no se lograba concretar un acuerdo sobre las formas de gobierno a adoptar. Después de la revolución de 1810, surgieron diferentes ideas respecto de la forma en que debía organizarse el país. Desde la instalación de la primera junta se sucedieron varios gobiernos: la Junta Grande (1810-1811), el Primer Triunvirato (1811-1812), el Segundo Triunvirato (1812-1814) y el Directorio (1814-1820). La guerra por la independencia tuvo graves consecuencias en vidas humanas y recursos económicos, además de generar inestabilidad política. El Congreso de Tucumán de 1816: A comienzos de 1816 la situación era muy difícil para los patriotas. La contrarrevolución de los españoles avanzaba por todo el continente americano. El gobierno de Buenos Aires convocó entonces a un Congreso en Tucumán, donde el 9 de julio se declaró solemnemente la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En el Congreso de Tucumán se debatió también sobre la instalación de una república o monarquía. Quienes preferían una monarquía argumentaban que un sistema de este tipo lograría el rápido reconocimiento de la independencia por parte de las potencias europeas; la instalación de una republica, podría ser mal vista en la cortes europeas por su vinculación a los ideales de la revolución francesa. Entre 1817 y 1820 la política del Directorio se encaminó a concretar esta proyecto. La separación de las provincias, 1820-1829 En 1820, luego de la batalla de Cepeda y la disolución del Directorio, Buenos Aires dejó de ser la capital del estado nacional. En la mayoria de las provincias los caudillos de la zona, personas influyentes, fueron elegidos como gobernadores. Algunos se habían destacado en la defensa de las fronteras o la lucha por la independencia. Otros eran importantes hacendados, convertidos en comandantes de milicias. Partidarios de las ideas federales, pretendían un gobierno central que respetara las autonomías de las provincias: que cada una pudiera elegir a sus propios gobernantes y manejar los recursos económicos de sus territorios. Entre los caudillos más representativos se encuentran: José G. Artigas (lider de la Banda Oriental y Entre Ríos), Francisco Ramírez (Entre Ríos), Estanislao López (Santa Fe), Juan B. Bustos (Córdoba), Facundo Quiroga (La Rioja), Manuel Dorrego y posteriormente Juan Manuel de Rosas (Buenos Aires). Durante todo este período de separación de las provincias, se establecieron diferentes tratados y pactos interprovinciales con el fin de aunar diversos objetivos políticos y económicos. Entre los mas importantes, podemos mencionar: Tratado de Pilar (23 de febrero de 1820): este tratado estableció la paz entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Invitaba a las provincias a reunirse en un Congreso en San Lorenzo (Santa Fe) y declaraba la libre navegación de los ríos. Tratado de Benegas (24 de noviembre de 1820): este tratado puso fin a las hostilidades entre Buenos Aires y el Litoral. Estableció también la reunión de un Congreso en Córdoba y cancelaba así lo dispuesto en el Tratado del Pilar. Buenos debía pagar como recompensa económica a Santa Fe 25.000 cabezas de ganado El hacendado Juan Manuel de Rosas se hizo cargo de la obligación. Tratado del Cuadrilátero (25 de enero de 1822): se firmó entre Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, para poner fin a los conflictos armados, conciliar intereses económicos y defenderse de la amenaza que representaba la presencia portuguesa en la Banda Oriental. En relación con la organización nacional, se determinaba no concurrir a la reunión del congreso de Córdoba prevista en el tratado de Benegas, pero quedaba abierta la posibilidad para la reunión de un futuro Congreso general. Se aceptaba la libre navegación de los ríos.
En 1824 se inauguró el Congreso Constituyente en la provincia de Bs. As. El mismo, dictó la Ley de Presidencia (que establecía un gobierno unificado) y la Ley de Capitalización (por el cual gran parte de la provincia de Bs. As. se convirtió en capital nacional) En 1826, Bernardino Rivadavia fue elegido Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El Congreso también sancionó la Constitución de 1826, que establecía la forma Representativa y Republicana bajo la unidad de régimen (mediante el cual los gobiernos provinciales quedaban bajo la total dependencia del presidente de la nación). Rivadavia llevó a cabo un plan de reformas con el fin de crear un estado moderno, y para eso necesitaba mejorar la situación financiera, política, militar y cultural del país. Sus reformas estaban influenciadas por el liberalismo: libertades políticas, garantías de la propiedad privada, incorporación al mercado mundial y limitación del poder de la Iglesia. Su política económica se orientó a sostener la expansión de la ganadería, y por eso aplicó el sistema de enfiteusis, por el cual el gobierno bonaerense entregó importantes extensiones de tierras públicas en arrendamiento de largo plazo o perpetuidad a ricos propietarios. Por diversos motivos, Rivadavia renunció a la presidencia en 1827. Unitarios y Federales Desde 1810 un problema constante fue la forma de organización política del estado. En relación a esto existieron dos posturas diferentes, cuyo enfrentamiento a caracterizado la política argentina hasta nuestros días. 1- Régimen centralizado o unitario: sus partidarios querían organizar el país con un sistema liberal y centralizado. Querían transformar la cultura económica, social y política del país de acuerdo con los ideales del liberalismo político y económico. Defendían un gobierno central fuerte que administraría las provincias. Consideraban esencial dictar una constitución. 2- Régimen descentralizado o federal: sus partidarios querían organizar el país en varios estados menores autónomos. Rechazaban el sistema liberal y centralizo. Querían conservar las estructuras económicas, sociales y políticas del país. No consideraban una necesidad la redacción de una constitución, antes optaron realizar pactos interprovinciales. Las ideas unitarias tuvieron mayor éxito en Buenos Aires y las federales en las provincias. Ambos sectores formaron bloques provinciales, que se mantuvieron enfrentados por muchos años. 1- Liga unitaria: fue formada en 1830 bajo la hegemonía de José Maria Paz entre las siguientes provincias: Córdoba, La rioja, Mendoza, San Juan, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán y Salta. Conformaron una alianza ofensivo-defensivo y se comprometieron a no realizar tratados unilaterales y establecieron como objetivo común la constitución del estado nacional y la reunión de un congreso. 2- Pacto Federal: fue firmado en 1831 entre Buenos Aires, Santa fe, Entre Ríos y Corrientes. La primacía política la tuvo el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. Las provincias conformaron una alianza ofensivodefensiva para auxiliarse militarmente. Adoptaron la forma republicana y federal. Establecieron la libertad de navegación de los ríos y acordaron la reunión de una comisión representativa. La época de Rosas (1829-1852) Rosas gobernó la provincia de Buenos Aires en dos periodos: 1829-1832 y 1835-1852, y se convirtió en la figura de mayor relevancia política del país. La legislatura le otorgó facultades extraordinarias (manejo de las relaciones exteriores) y la suma de poder público (manejo de los tres poderes del estado: ejecutivo, legislativo y judicial). Rosas restableció el orden en Buenos Aires e impuso su hegemonia sobre el resto de las provincias, sobre todo cuando los ejércitos federales derrotaron al ejercito unitario (luego de la derrota del General Paz, las provincias de la liga unitaria se adhirieron al pacto federal. En lo político, Rosas consideraban que todavía no era necesario dictar una Constitución, sino simplemente establecer Pactos Interprovinciales. En lo económico no aceptaba nacionalizar los ingresos que generaban las rentas de aduana en Buenos Aires. En lo ideológico, Rosas consideraba que el gobernante ideal era el autócrata paternal: el que ejerce el gobierno absoluto, pero actúa en forma protectora con sus seguidores. En lo social, Rosas contó con el apoyo de los sectores adinerados de Buenos Aires, vinculados a las actividades ganaderas y al comercio exterior, pero también tuvo gran adhesión de los sectores populares. Entre sus opositores estaban los unitarios exiliados del país y un grupo de jóvenes intelectuales (generación del 37") que defendían una política que tomaba elementos tanto del federalismo como de los unitarios. Su representante mas conocido fue Esteban Echeverría. En cuanto a la política exterior, Rosas tuvo dos enfrentamientos con Francia e Inglaterra: 1- Bloqueo francés: a raíz de una ley de 18821 que obligaba al enrolamiento militar a los extranjeros, los franceses iniciaron el bloque del puerto de Buenos Aires. Buenos Aires cedió ante la presión francesa en 1840. 2- Bloqueo anglo francés: a raíz del sitio de Montevideo por parte de Buenos Aires, los comerciantes británicos y franceses se vieron perjudicados en sus negocios. A raíz de esto iniciaron un bloqueo de los puertos del Río de la Plata. Rosas defendió los intereses nacionales y no cedió a las presiones extranjeras. A raíz de esto, los ingleses se retiraron en 1847 y los franceses lo hicieron en 1849.
Rosas fue vencido en la batalla de Caseros (1852) por el ejército de Justo José de Urquiza. Este gobernador de Entre Ríos se opuso a la política de Rosas y organizó el Ejército Grande (integrada por fuerzas argentinas, uruguayas y brasileñas) para hacerle frente. Buenos Aires y la confederación Argentina: (1852-1862) Luego de la derrota de Rosas en Caseros, se inició una nueva etapa para sentar las bases de la organización nacional. Varios factores dificultaron esta tarea: Los conflictos entre Buenos Aires el litoral y el interior. La falta de una autoridad nacional. El atraso de los medios de transportes y comunicación. La inestabilidad económica y política. En esas circunstancias era necesaria una alianza entre los sectores diligentes de las provincias. En 1852, Urquiza se reunió con los representantes de Santa Fe, Corrientes y Buenos Aires para firmar el Protocolo de Palermo, por el cual: Se entregaba a Urquiza el manejo de las relaciones exteriores Se proponía la reunión de un Congreso nacional Ese mismo año se firmó el Acuerdo de San Nicolás Que estableció la reunión de un Congreso Nacional en Santa Fe para dictar una constitución y nombrar a Urquiza como Director Provisorio de la Confederación. Además, el acuerdo determinaba la libertad de comercio, la libre navegación y la distribución proporcional de las rentas aduaneras. De esta manera, a pesar de los conflictos con Buenos Aires, las provincias lograron llegar a un entendimiento que hizo posible el dictado de la Constitución de 1853 y la organización nacional bajo el sistema federal. Constitución Nacional de 1853 La misma estableció el sistema representativo, republicano y federal de gobierno, que garantizaba los derechos de los ciudadanos y las autonomías provinciales. Dispuso además la libre navegación de los ríos y la distribución de las rentas nacionales. El 9 de Julio de 1853 todas las provincias, menos Buenos Aires (que dictó su propia constitución), juraron la Constitución Nacional de 1853. Situación económica: - Buenos Aires: poseía el puerto, un activo comercio y los ingresos de la aduana. Contaba además con la organización institucional de la provincia, con una población elevada y con el importante desarrollo ganadero. - La Confederación: tuvo que enfrentar diversos problemas económicos, al no contar con los ingresos de la aduana y no poder atraer capitales extranjeros para invertir en la región. Tanto en lo financiero como en lo político, la Confederación dependía de la provincia de Entre Ríos, y sus recursos eran escasos para sostener al estado nacional. La creciente tención entre Buenos Aires y la Confederación llevó al enfrentamiento de los ejércitos. Las fuerzas de Buenos Aires, dirigidas por Mitre, y las de la Confederación dirigidas por Urquiza, protagonizaron la batalla de Cepeda (1859) en la que Mitre fue derrotado. Como consecuencia de este enfrentamiento se firmó el Pacto de San José de Flores, por el cual: Buenos Aires se declaraba integrante de la Confederación y aceptaba revisar la constitución de 1853 La aduana pasaba al poder de la nación. Nuevos desacuerdos entre Buenos Aires y la Confederación llevaron a un segundo enfrentamiento en la batalla de Pavón (1861), en la que triunfaron las fuerzas de Mitre, quien ese mismo año fue elegido presidente del país, que tomó el nombre de República Argentina. La consumación de la unidad nacional (1862-1880) En esta etapa se inició la construcción del estado, proceso que se prolongó después de 1880 hasta alcanzar su consolidación definitiva. Bueno Aires logró el consenso de los grupos sociales representativos del litoral y el interior. La democracia era todavía un tema pendiente, pues las elecciones se realizaban con una mínima participación del electorado y estaban dominadas por los jefes de partidos locales vinculados a los sectores mercantiles y propietarios de tierra. El curso de la organización nacional estuvo dirigido por tres personalidades que ejercieron la presidencia y que, pese a sus diferencias, compartieron objetivos comunes: Bartolomé Mitre (1862-1868) político, historiador y militar. Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) político, docente y escritor. Nicolás Avellaneda (1874-1880) político, jurista y escritor. Los objetivos primordiales de sus gobiernos fueron: Afianzar las instituciones del estado: para ello se mejoró el sistema administrativo y fiscal, reorganizó el poder judicial y se dictaron los códigos de comercio, civil y penal, se fundaron escuelas y se dio un fuerte impulso a las ciencias en general. Integrar la economía nacional al mercado mundial: el país se convirtió en un exportador de bienes primarios. Es por eso que se dio un fuerte impulso a la producción agropecuaria y sus exportaciones, mediante: a- La atracción de capitales para invertir en obras y producciones.
b- La atracción de mano de obra (inmigrante). c- Desarrollo de los medios de transportes y comunicación (ferrocarriles). d- Incorporación de nuevas tierras ("conquista del desierto"). Mientras tanto, el resto de las provincias conformó la llamada Liga de los Gobernadores, que logró el nombramiento de su candidato para la presidencia nacional en 1880 (Julio Argentino Roca). En dicho año se dictó la Ley de Federalización de Buenos Aires, por la cual la principal ciudad de esta provincia se convirtió en la capital del estado. Historia argentina contemporánea La Generación del 80` A partir de 1880 se dieron grandes transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales que marcaron el inicio de la Argentina moderna: 1- Se consolidó la organización del estado nacional: - Se creó un gobierno central fuerte. - Se federalizó Buenos Aires. - Se formó un ejército nacional. - Se organizó un sistema fiscal. - Se delimitaron las fronteras. - Se aplicó la intervención federal en las provincias. - El poder se concentró en un sector social adinerado. - Se practicó el fraude electoral, cambiando los resultados de las elecciones. - Este orden fue llamado "El Régimen". 2- La economía argentina se incorporó al mercado mundial como productora de materias primas (carnes y cereales): con el llamado Modelo Agroexportador. - Se estimuló la inversión de capitales extranjeros en infraestructura (ferrocarriles, puertos, caminos, puentes, frigoríficos) y producción. - Se extendió notablemente la red ferroviaria. - Se estimuló la producción vacuna y ovina en la pampa húmeda. - Se extendieron las tierras cultivables, lo que permitió un desarrollo del cultivo de cereales. - Aumentaron notablemente las exportaciones de trigo. - Se estimularon la formación de colonias agrícolas en el interior. - Cobraron importancia los frigoríficos, que monopolizaron la producción y venta de la carne. 3- La sociedad se modificó por el aporte inmigratorio europeo: - A partir de 1880 se produjo la inmigración aluviones. Llegaron a nuestro país más de 6 millones de inmigrantes, principalmente hombres. En su mayoría eran italianos y españoles, y en menor número, franceses, alemanes, ingleses y suizos; que se asentaron en las ciudades de Buenos Aires, Rosario y Córdoba. - El sector social más poderoso estaba integrado por los grandes propietarios de tierras y comerciantes. - El sector social medio estaba integrado por medianos propietarios, pequeños ganaderos, funcionarios, profesionales y comerciantes menores. - El sector popular estaba integrado por los trabajadores rurales y urbanos. - Disminuyó el analfabetismo gracias a la aplicación de la Ley de Educación 1.420 común primaria, obligatoria, laica y gratuita. - Se fundaron diversas organizaciones obreras, socialistas y anarquistas. Durante 1890 se produjo una fuerte crisis económica que afectó al país y desencadenó los graves conflictos políticos. La crisis afectó al crecimiento económico, produjo la quiebra de numerosas empresas, la suba de los precios y el aumento de la huelgas. Diferentes sectores opositores se unieron para realizar una revolución que tuvo como resultado la renuncia del entonces presidente Juárez Celman. Surgió un nuevo partido político. Unión Cívica, que en 1881 se dividió en dos tendencias. Unión Cívica Nacional (liderada por Mitre) y Unión Cívica Radical (liderada por Leandro Alen). En 1910 fue elegido presidente Roque Sáenz Peña quien promulgó en 1912 la Ley Electoral, que estableció el voto universal, secreto y obligatorio. Esta reforma electoral permitió a la Unión Cívica Radical acceder a la presidencia del país El radicalismo en el poder (1916-1930) Con la aplicación de la ley Sáenz Peña, el radicalismo pudo llegar al poder a través de elecciones limpias: Hipólito Yrigoyen ocupó la presidencia ente 1916 y 1922, y nuevamente entre 1928 y 1930, mientras que Marcelo T. de Alvear ocupó el periodo intermedio entre 1922 y 1928. Durante esta etapa la democracia restringida dio paso a un sistema más amplio de participación, mediante la intervención de los sectores populares. El lema de Yrigoyen fue la reparación nacional: enmendar las injusticias impuestas por el gobierno conservador anterior, mediante la democratización política, la vigencia de la constitución, elecciones limpias, sufragio universal y acceso político de todos los grupos al gobierno.
A pesar de sus intenciones debió enfrentar un serio problema: los representantes del régimen conservador tenían mayoría en el congreso y el poder judicial, y obstaculizaron continuamente los intentos de reformas del radicalismo. El radicalismo era un movimiento político que agrupaba un sector amplio de la población, era el único partido con alcance nacional y masivo, y era aceptado tanto en los sectores medios como en los sectores humildes. El programa del partido radical se basaba en el respeto a la constitución nacional. Entre los acontecimientos más importantes que ocurrieron en esta etapa, podemos mencionar: 1- La reforma universitaria de 1918: los estudiantes de las universidades nacionales y provinciales reclamaron una renovación académica, mediante nuevos planes y métodos de estudio, mayor participación de los estudiantes y renuncia de profesores desacreditados. 2- La semana trágica de 1919: comenzó siendo una huelga de los obreros de una empresa metalúrgica de Buenos Aires (en reclamo por una jornada laboral de 8 horas y aumento salarial), pero se convirtió en un enfrentamiento entre la policía y los obreros. Esta huelga impulsó movimientos similares en varias ciudades del interior. Aunque finalmente se aceptaron los reclamos de los obreros, se persiguió a sus dirigentes y se destruyeron sus locales. 3- Los sucesos de la Patagonia en 1920: se organizaron huelgas de protesta en reclamo de la falta de pago de sueldos por parte de los estancieros. El gobierno envió tropas para reprimirlos dejando un alto saldo de muertos (entre 300 y 1500 obreros). Tal suceso marcó negativamente la imagen de Yrigoyen. El impacto de la Primera Guerra Mundial en la Argentina Ante el enfrentamiento bélico mundial, Yrigoyen mantuvo la neutralidad, que implicó continuar con el abastecimiento de carnes y cereales a los aliados. Esta situación benefició a los sectores ganaderos, ya que produjo un aumento de las exportaciones de carne enlatada y frazadas, sin embargo se estancaron las exportaciones de maíz y carne refrigerada, ocasionando una fuerte disminución de los ingresos de la aduana. La guerra paralizó las importaciones de bienes industriales y de capitales que venían de Europa. El gobierno procuró entonces proteger la industria con el fin de favorecer el proceso de sustitución de importaciones: que consistía en remplazar los productos extranjeros importados por productos de fabricación nacional. Como consecuencia de la imposibilidad de importar combustible, en 1922 el gobierno creó los yacimientos petrolíferos fiscales (YPF). El impacto de la crisis económica mundial de 1929 Esta crisis económica mundial, afectó duramente a nuestro país: cayeron las ganancias de las exportaciones, disminuyeron las reservas de oro, se redujeron los sueldos, aumentó el desempleo, subieron los precios y aumentaron las huelgas. Distintos sectores, descontentos con el gobierno de Yrigoyen organizaron un golpe de estado en 1930 para derrocarlo. El golpe de estado de 1930 El 6 de Septiembre de 1930 se realizó el golpe de estado que desplazó a Yrigoyen. El mismo fue liderado por José Félix Uriburu, con el apoyo de cadetes del colegio militar. Yrigoyen fue obligado a renunciar y, por vez primera en nuestro país, se rompió el orden constitucional y comenzó un fenómeno político de alternancia entre democracias populares y dictadura militares que se mantuvo hasta 1983. Uriburu disolvió el congreso, destituyó a la mayoría de los gobernadores y encabezó un gobierno integrado por conservadores propietarios y financistas. La restauración conservadora (1930-1943) La década de 1930 comenzó con la ruptura del orden constitucional e inició un periodo de inestabilidad política. El golpe de estado de 1930 reveló las aspiraciones políticas y el poder que tenían las Fuerzas Armadas. Se considera al gobierno de 1930 como una "Restauración Conservadora", porque retornó al poder, aquel grupo social minoritario y privilegiado que lo había tenido antes del gobierno radical. Este gobierno excluyó de la participación política a la mayor parte de la población e implementó nuevamente el fraude electoral. La intervención del estado en la economía Los gobiernos de Uribúru y Justo implementaron una serie de medidas para aumentar el control de la producción, el comercio, y la recaudación de impuestos. Dicha planificación económica terminó con el periodo económico liberal, sustituyéndolo por la práctica de la dirección económica por el Estado. La preocupación principal fue: regular el nivel de producción y de consumo para evitar gastos e inflación. Para tal fin se instalaron Juntas Reguladoras de la producción: de granos, carnes, yerba mate, algodón y vino. Las mismas entregaban subsidios a los productores y establecían los procedimientos de producción y venta. Para aumentar los ingresos estatales se crearon nuevos impuestos y se aumentaron los existentes. El tratado Roca-Runciman Fue firmado entre Argentina e Inglaterra en 1933. Dicho tratado establecía: - Para la Argentina: que Inglaterra no impondría restricciones a las importaciones de carne de la Argentina, y en el caso de verse obligada a reducirlas se comprometía a consultarlo con el gobierno argentino. - Para Inglaterra: este país obtenía impuestos más bajos para la importación de productos industriales y obtenía un trato privilegiado para sus empresas establecidas en Argentina. Además obtenía el monopolio del transporte en Buenos Aires y del transporte de la carne. El impacto de la Segunda Guerra Mundial en nuestro país
Al estallar la II Guerra Mundial (1939-1945), ocupaba la presidencia de nuestro país Roberto Ortiz, quien apoyaba fuertemente a los aliados. Sin embargo ante el avance y la expansión alemana, muchos sectores mostraban mayor simpatía por las ideologías fascistas. Ante tal situación, la Argentina optó por declararse "nación no beligerante", es decir: neutral. La II Guerra Mundial aumentó la importancia política de los sectores militares y llevó a la formación de dos bandos entre las fuerzas políticas: los conservadores y nacionalistas se inclinaron a favor del eje y los radicales y socialistas a favor de los aliados. En 1940, Ortiz delegó el poder en Ramón Castillo, quien gobernó sin tener en cuenta al congreso, estableció el estado de sitio y cedió a las demandas del ejército. Mantuvo la neutralidad durante la segunda guerra, por miedo a que el comercio marítimo se viera amenazado por la guerra en el Atlántico. La industria nacional se desarrolló durante la II Guerra Mundial, debido a las bajas de las importaciones de Gran Bretaña y al crecimiento de las industrias nacionales livianas y de artículos de consumo (textiles y alimentos). Sin embargo, se continuaba necesitando del exterior: los metales, las máquinas y el combustible. Durante esta etapa se persiguió continuamente a los dirigentes obreros, socialistas y anarquistas. Se reprimieron las huelgas y se anuló la legislación laboral del gobierno de Yrigoyen. Para hacer frente a esta situación, los obreros organizaron en 1930 la Confederación General del Trabajo (CGT). El golpe de estado de 1943 A partir de 1930, el Ejército se fue transformando en una fuerza política más. Sin embargo, dentro del mismo existían dos tendencias: 1- Una corriente mayoritaria: partidaria de un golpe de estado que impusiera un gobierno liberal y se inclinara hacia los Estados Unidos. 2- Una corriente minoritaria: partidaria de un golpe de estado, pero pretendía mantener la neutralidad y buscar la industrialización del país. Esta última corriente se agrupó en una logia militar nacida en el ejército entre 1942 y 1943: Grupo de Oficiales Unidos (GOU), siendo uno de sus integrantes más destacados el coronel Perón. En junio de 1943, un golpe de estado desplazó a Castillo del poder y ocupó su lugar una Junta Militar, encabezada por el general Arturo Rawson, sustituido a los dos días por P. P. Ramírez. El gobierno de facto (de hecho): disolvió los partidos políticos, censuró la prensa, intervino las provincias, impuso la enseñanza religiosa, prohibió las huelgas e intervino las universidades. A fines del mismo año, Ramírez fue desplazado por el ejército y remplazado por el general Edelmiro Farell (miembro del GOU). En febrero de 1945, la Argentina declaró la guerra a Alemania y el Japón, con el fin de obtener reconocimiento diplomático por parte de EE.UU. Los tiempos del peronismo (1943-1955) El coronel Juan Domingo Perón se destacó por su habilidad política, su capacidad de estadista, su carisma, elocuencia y habilidad en el trato con grupos antagónicos. Durante la presidencia de Farell fue Ministro de Guerra y luego Vicepresidente. Sin embargo, el cargo que le dio mayor popularidad fue el de Secretario de Trabajo y Previsión Social, desde donde realizó una intensa actividad en defensa de los trabajadores. Perón quería evitar una revolución obrera de izquierda, realizando desde el Estado una "revolución pacifica", asegurando la protección laboral (aumento salarial, vacaciones pagas, pensiones y jubilaciones, pago por accidentes de trabajo y planes de viviendas, disminución de la desocupación). En septiembre de 1945, diversos sectores opositores a Perón (empresarios, radicales, socialistas, progresistas, conservadores y militares profesionalitas) organizaron una marcha en la que exigían: elecciones libres, libertad de prensa y renuncia de Perón. Ante ésta presión, Perón fue destituido y encarcelado. El 17 de octubre de 1945 una manifestación de trabajadores avanzó por la ciudad de Buenos Aires hacia la Plaza de Mayo exigiendo la liberación de Perón y la restitución de sus cargos. Esta fecha se convirtió en un símbolo para el peronismo. Perón organizó el Partido Laborista (más tarde transformado en Partido Peronista) integrado por sectores sindicales y obreros y un sector del partido radical. Dicho partido ganó las elecciones de 1946 con la fórmula presidencial: PerónQuijano. El proyecto de Perón se basaba en la construcción de una Nueva Argentina (diferente de la Argentina oligárquica anterior), que estaba fundada en tres pilares fundamentales: 1- Justicia social: distribuir equitativamente los ingresos, terminar con la riqueza concentrada en unos pocos y terminar con la explotación de los obreros. 2- Soberanía Política: rechazar las influencias exteriores en las decisiones políticas nacionales. 3- Independencia Económica: lograr un desarrollo económico autónomo, aumentar la producción y nacionalizar los servicios públicos y el comercio exterior. El gobierno peronista se caracterizó por estimular la participación directa del estado en las cuestiones económicas. Para eso, creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción Industrial) con el fin de monopolizar el comercio exterior y redistribuir el ingreso del sector agrícola al sector industrial.
El gobierno peronista consideraba que la planificación de la economía era esencial para lograr el desarrollo del país. Por eso es que la política económica se basó en la aplicación y evaluación de Planes Quinquenales, que establecían las medidas a tomar en materia económica durante cinco años. El apoyo principal del gobierno peronista fueron los sectores populares. Controlados mediante el sindicalismo y la CGT, cuyos dirigentes eran seguidores de Perón. Además tuvo el apoyo de desempleados, ancianos, amas de casa y peones rurales, a través de la Fundación Eva Duarte (fundada en 1948). A raíz de las medidas peronistas, muchos sectores hasta ese entonces marginados, mejoraron su nivel de vida y su participación política. En 1949, el gobierno realizó una Reforma Constitucional, que posibilitaba la reelección y la legitimación de las reformas sociales. Perón comenzó su segundo mandato presidencial en 1952, sin embargo la situación era muy distinta a la de su primer gobierno. En esta etapa debió hacer frente a diversos problemas: disminuyeron las exportaciones de carne y productos industriales, aumentó la deuda externa con EEUU, aumentó la inflación y decayó la producción petrolera. En este contexto, la oposición al peronismo creció fuertemente: Los empresarios no estaban de acuerdo con los beneficios sociales que se les había otorgado a los obreros. Los propietarios rurales estaban desconformes por la falta de ayuda del gobierno al sector agrario. Las Fuerzas Armadas se oponían a las movilizaciones obreras y a la subordinación al poder ejecutivo. La Iglesia Católica se distanció del peronismo por su fuerte intervención en materia educativa y reaccionó ante la prohibición de la enseñanza religiosa en las escuelas. En junio de 1955, fuerzas de la Marina bombardearon la Casa de Gobierno, ante lo cual el gobierno estableció el estado de sitio y se incendiaron varias iglesias. El Ejército también se movilizó en septiembre, y tras un golpe de estado exigió la renuncia del general Perón (quien permaneció fuera del país por 18 años). La Argentina entre el derrocamiento y el regreso de Perón (1955-1973) Tras el golpe de 1955, asumió como presidente provisional el general Eduardo Lonardi, cuyo lema de gobierno fue: "ni vencedores ni vencidos". Pero fue reemplazado ese mismo año por el general P. E. Aramburu, un anti-peronista. El objetivo del nuevo gobierno (identificado como Revolución Libertadora) era "desperonizar" la sociedad, para lo cual: disolvió el Partido Justicialista, intervino la CGT, despidió empleados públicos y docentes, persiguió y fusiló a los opositores, modificó la política económica y reimplantó la Constitución de 1853. En lo económico, adoptó un programa liberal basado en la apertura del país a las empresas y capitales extranjeros. Se solicitaron préstamos al FMI (Fondo Monetario Internacional), comenzando una deuda externa que se extendió y multiplicó por años. Se implementó entonces el Plan Prebish (por el economista que lo estipuló), que intentó: disminuir los salarios y el gasto público, devaluar el peso, fomentar las exportaciones de carnes y cereales y terminar con las subvenciones a las empresas. En las elecciones de 1958, resultó elegido presidente Arturo Frondizi (1958-1962) por la Unión Cívica Radical Intransigente, gracias al apoyo decisivo de Perón y el voto de sus seguidores. Su gobierno se caracterizó por la imposición de un programa económico desarrollista, que proponía: el desarrollo industrial acelerado, la entrega de préstamos a las industrias y la reducción de importación de petróleo (que ocasionó graves problemas al gobierno). Aunque en un principio se obtuvieron algunos logros económicos; debido a la falta de capital para invertir, la economía se estancó, y aumentaron los problemas sociales y el malestar en las Fuerzas Armadas que, en 1962, tras un golpe de estado exigieron la renuncia de Frondizi (quien fue reemplazado por el presidente del Senado: José María Guido). Durante el gobierno de J.M.Guido, tuvo lugar un enfrentamiento entre dos sectores de las Fuerzas Armadas: Los Azules o Legalistas, que proponían el respeto a la Constitución y al peronismo. Los Colorados, un grupo de oficiales antiperonistas. Finalmente, se impusieron los azules. En las elecciones presidenciales de 1963, resultó elegido Arturo Illia (candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo). Su gobierno otorgó importancia a la actividad del parlamento y se caracterizó por la obediencia de las normas constitucionales. En lo económico, buscó defender el mercado interno y el capital nacional. Era partidario de la intervención del estado en la economía, y por eso decidió ejercer un fuerte control sobre los precios. Según algunos historiadores, el error de Illia fue no intentar obtener el apoyo del peronismo (como Frondizi), razón por la cual no tenía respaldo alguno de la clase obrera y del sindicalismo, ni de los sectores rurales e industriales. Sólo contaba con el apoyo de la clase media radical. A la oposición, se sumaron las Fuerzas Armadas, que en junio de 1966 realizaron un golpe de estado que desplazó a Illia y puso en su lugar al general Juan Carlos Onganía. A partir de entonces se inició la llamada: "Revolución Argentina". Con la Revolución Argentina, el gobierno decidió reformar el estado. Para ello, disolvió el Congreso y los partidos políticos, destituyó los jueces, gobernadores e intendentes, censuró la prensa, disminuyó el número de empleados, confiscó bienes. Era un gobierno de ideología autoritaria y burocrática. En lo económico, se devaluó la moneda, se redujeron los salarios, se cobró impuestos a las exportaciones, se fomentó las inversiones extranjeras y la instalación de multinacionales (empresas que actúan en varios países).
Diversos sectores se opusieron al autoritarismo de este gobierno: agroexportadores, industriales, políticos, militares y estudiantes. En 1969, estalló en Córdoba un movimiento de oposición conocido como "Cordobazo". Comenzó siendo una protesta de estudiantes y obreros que se covirtió en un duro enfrentamiento entre la multitud protestante, la policía y el ejército. Este movimiento se extendió a varias provincias. En la década de 1960 surgieron numerosas agrupaciones contrarias al gobierno: Montoneros (provenientes de sectores católicos y nacionalistas que luego se volcaron al peronismo) y el Ejército Revolucionario del Pueblo ( ERP- de tendencia marxista). Esto llevó a que en la década de 1970 se multipliquen los secuestros, asesinatos, robos, etc. Entre la oposición al gobierno militar, se destacó una importante corriente dentro del partido justicialista: la Juventud Peronista. La visita de Perón a la Argentina en 1972, permitió formar una coalición entre partidos opositores a los militares, agrupados en el FREJULI (frente justicialista de liberación), cuya fórmula (con Cámpora como presidente) ganó en las elecciones de 1973. Sin embargo renunció a los meses. Se relaizaron nuevas elecciones y resultó triunfante la fórmula: Perón-María Estela Martínez de Perón. El regreso del peronismo (1973-1976) La estrategia de Perón se basó en un acuerdo entre los sectores políticos y sociales. Para detener la inflación se estableció un aumento salarial inicial, para luego suspender los incrementos durante dos años. El Programa de Reconstrucción y Liberación Nacional preparado por el gobierno pretendía lograr el crecimiento de la economía, pero la crisis de 1973 (por el aumento del precio del petróleo en el mundo) lo impidió. El primero de julio de 1974 murió Perón. Su esposa, María Estela Martínez, ocupó la presidencia. Durante su gobierno se profundizó la crisis económica: el ministro de economía (Celestino Rodrigo) impuso una devaluación de más del 100% y un alza igual en los precios, lo que provocó una gran conmoción conocida como el "rodrigazo". A esta crisis, se sumó un clima de violencia generado por las acciones de los Montoneros, el ERP y la Triple A (alianza anticomunista argentina), una organización para policial integrada por peronistas de ultra derecha, matones sindicales y grupos de las fuerzas de seguridad. El 24 de marzo de 1976, la Junta de Comandante en Jefes (integrada por Videla, Masera y Agosti) tomó el poder mediante un golpe de estado y organizó el denominado Proceso de Reorganización Nacional. El regreso de los militares (1976-1983) El gobierno militar realizó una acción sistemática de represión contra la oposición, iniciada en la provincia de Tucumán y extendida luego a todo el país. El ministro de economía (Martínez de Hoz), pretendía lograr una apertura completa de la economía nacional al mercado mundial. Las bases de su propuesta eran: la liberación de la economía, la expansión del sector financiero y adquisición de préstamos externos y el ingreso de capitales del exterior. En los inicios de 1980 este proyecto económico entró en crisis: quebraron muchos bancos, cerraron empresas, bajaron los salarios y aumentaron las manifestaciones. Videla fue remplazado por Viola, y éste fue remplazado por Galtieri. En este clima se inició la Guerra de Malvinas. En abril de 1982, unidades de las fuerzas armadas argentinas desembarcaron en las islas e izaron la bandera nacional. El gobierno inglés ordenó el envío de una flota para recuperarlas. Se inició así la contienda militar entre la Argentina y Gran Bretaña por la posesión de las islas. El gobierno ocultaba la marcha desfavorable del enfrentamiento, hasta que el 14 de junio los militares presentaron su rendición. Esta guerra dejó como saldo más de 700 muertos y alrededor de 1.500 heridos. Galtieri renunció y fue remplazado por el General Bignone, que puso en marcha el proceso de democratización. El regreso de la Democracia (1983-2001) El 30 de octubre de 1983, luego de siete años de dictadura militar, se realizaron nuevas elecciones democráticas, que otorgaron el triunfo al candidato radical: Raúl Alfonsín. Su gobierno debió enfrentar serios problemas económicos, especialmente la hiper-inflación, razón por la cual entregó el poder antes de la finalización del periodo. En 1989 fue elegido presidente Carlos Saúl Menem. En 1991 se puso en marcha el plan de convertibilidad ideado por Domingo Caballo (fue la relación establecida entre la moneda nacional y el dólar). En 1993, el gobierno convocó a una Convención Nacional para reformar la constitución y permitir la reelección presidencial. Esta medida permitió a Menem ser reelegido presidente en 1995. En las elecciones de 1999 fue elegido presidente Fernando de la Rúa, cuyo gobierno atravesó una grave crisis económica y política. Para detener la fuga de dinero, el ministro Caballo impuso el llamado corralito, con lo que desató una protesta general en diciembre de 2001 que provocó la renuncia de De la Rúa. Bibliografía
Alonso, M.E. y otros. "Historia: el mundo contemporáneo". Aique. Bs. As. 2005. Carlos Floria y García Belsunce. "Historia de los argentinos". Larousse, Buenos Aires, 1993. Jose Luis Romero. "Breve historia de la Argentina". FCE, Buenos Aires, 2004. Silvia Vázquez de Fernández. "Desde fines de la modernidad hasta los tiempos contemporáneos". Kapelusz. Buenos Aires. 2003. Silvia Vázquez de Fernández. "La Argentina: una historia para pensar". Kapelusz. Buenos Aires. 2003.
- HISTORIA ARGENTINA COLONIAL: Descubrimiento y conquista del Río de La Plata El Virreinato del Río de la Palta. - HISTORIA ARGENTINA INDEPENDIENTE: El largo proceso de la Independencia. La Revolución de Mayo de 1810. Los primeros gobiernos patrios (1810-1820). La separación de las provincias (1820-1829). La época de Rosas (1829-1852). Buenos Aires y la Confederación Argentina (1852-1862). La consumación de la unidad nacional (18621880). - HISTORIA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA: La Generación del 80`. El radicalismo en el poder (1916-1930). La restauración conservadora (1930-1943). Los tiempos del peronismo (1943-1955). La Argentina entre el derrocamiento y el regreso de Perón (1955-1973). El regreso del peronismo (1973-1976). El regreso de los militares (1976-1983). El regreso de la Democracia (1983-2001). Autor: Tomás Elias Zeitler Profesor en Historia - Facultad de Humanidades- Universidad Nacional del Nordeste- Chaco- Argentina. http://www.monografias.com/trabajos81/sintesis-historia-argentina/sintesis-historia-argentina2.shtml#ixzz509ny17R9 b- Problemas económicos: las economías regionales se veían perjudicadas por el sistema de monopolio comercial. Los criollos pretendían comerciar libremente con el extranjero. c- Cuestiones ideológicas: se divulgaron nuevas ideas acerca de la igualdad, la libertad y la soberanía del pueblo. d- Enfrentamiento entre las potencias europeas: España perdió supremacía, Francia dominaba el continente europeo e Inglaterra tenía el control sobre los mares y gran parte del mundo. e- La situación política de España: el rey español Fernando VII fue obligado a renunciar por Napoleón en 1808. Los españoles formaron Juntas encargadas del gobierno de las regiones. Los criollos consideraron que al no existir el rey español tenían el derecho de elegir su propia forma de gobierno. La Revolución de Mayo de 1810: A mediados de mayo, un barco inglés trajo la noticia de los últimos acontecimientos en España. Al saber que había desaparecido la Junta Central española los criollos ya no aceptaron la autoridad del rey y exigieron la reunión de un Cabildo Abierto para discutir la formación de un nuevo gobierno. Finalmente, el 25 de mayo de 1810, luego de tres intensas jornadas políticas, se formó la Primera Junta de gobierno patrio. La mayoría de sus integrantes pertenecían a los grupos militares (Cornelio Saavedra y Miguel de Azcuénaga) e intelectuales (Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli) que habían preparado el movimiento revolucionario. Se contaba también con la presencia de un representante de la iglesia católica (Manuel Alberti) y de comerciantes españoles de importancia, como Domingo Matheu y Juan Larrea, que podían gestionar la obtención de recursos económicos y disminuir las quejas de los españoles en el Río de la Plata. Los primeros gobiernos patrios (1810-1820) Los años que siguieron a la Revolución de Mayo fueron de gran inestabilidad política: se estaba organizando un nuevo estado y no se lograba concretar un acuerdo sobre las formas de gobierno a adoptar. Después de la revolución de 1810, surgieron diferentes ideas respecto de la forma en que debía organizarse el país. Desde la instalación de la primera junta se sucedieron varios gobiernos: la Junta Grande (1810-1811), el Primer Triunvirato (1811-1812), el Segundo Triunvirato (1812-1814) y el Directorio (1814-1820). La guerra por la independencia tuvo graves consecuencias en vidas humanas y recursos económicos, además de generar inestabilidad política. El Congreso de Tucumán de 1816: A comienzos de 1816 la situación era muy difícil para los patriotas. La contrarrevolución de los españoles avanzaba por todo el continente americano. El gobierno de Buenos Aires convocó entonces a un Congreso en Tucumán, donde el 9 de julio se declaró solemnemente la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En el Congreso de Tucumán se debatió también sobre la instalación de una república o monarquía. Quienes preferían una monarquía argumentaban que un sistema de este tipo lograría el rápido reconocimiento de la independencia por parte de las potencias europeas; la instalación de una republica, podría ser mal vista en las cortes europeas por su vinculación a los ideales de la revolución francesa. Entre 1817 y 1820 la política del Directorio se encaminó a concretar este proyecto. La separación de las provincias, 1820-1829 En 1820, luego de la batalla de Cepeda y la disolución del Directorio, Buenos Aires dejó de ser la capital del estado nacional. En la mayoría de las provincias los caudillos de la zona, personas influyente, fueron elegidos como gobernadores. Algunos se habían destacado en la defensa de las fronteras o la lucha por la independencia. Otros eran importantes hacendados, convertidos en comandantes de milicias. Partidarios de las ideas federales, pretendían un gobierno central que respetara las autonomías de las provincias: que cada una pudiera elegir a sus propios gobernantes y manejar los recursos económicos de sus territorios. Entre los caudillos más representativos se encuentran: José G. Artigas (líder de la Banda Oriental y Entre Ríos), Francisco Ramírez (Entre Ríos), Estanislao López (Santa Fe), Juan B. Bustos (Córdoba), Facundo Quiroga (La Rioja), Manuel Dorrego y posteriormente Juan Manuel de Rosas (Buenos Aires). Durante todo este período de separación de las provincias, se establecieron diferentes tratados y pactos interprovinciales con el fin de aunar diversos objetivos políticos y económicos. Entre los más importantes, podemos mencionar:
Tratado de Pilar (23 de febrero de 1820): este tratado estableció la paz entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Invitaba a las provincias a reunirse en un Congreso en San Lorenzo (Santa Fe) y declaraba la libre navegación de los ríos. Tratado de Benegas (24 de noviembre de 1820): este tratado puso fin a las hostilidades entre Buenos Aires y el Litoral. Estableció también la reunión de un Congreso en Córdoba y cancelaba así lo dispuesto en el Tratado del Pilar. Buenos debía pagar como recompensa económica a Santa Fe 25.000 cabezas de ganado El hacendado Juan Manuel de Rosas se hizo cargo de la obligación. Tratado del Cuadrilátero (25 de enero de 1822): se firmó entre Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, para poner fin a los conflictos armados, conciliar intereses económicos y defenderse de la amenaza que representaba la presencia portuguesa en la Banda Oriental. En relación con la organización nacional, se determinaba no concurrir a la reunión del congreso de Córdoba prevista en el tratado de Benegas, pero quedaba abierta la posibilidad para la reunión de un futuro Congreso general. Se aceptaba la libre navegación de los ríos. En 1824 se inauguró el Congreso Constituyente en la provincia de Bs. As. El mismo, dictó la Ley de Presidencia (que establecía un gobierno unificado) y la Ley de Capitalización (por el cual gran parte de la provincia de Bs. As. se convirtió en capital nacional) En 1826, Bernardino Rivadavia fue elegido Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El Congreso también sancionó la Constitución de 1826, que establecía la forma Representativa y Republicana bajo la unidad de régimen (mediante el cual los gobiernos provinciales quedaban bajo la total dependencia del presidente de la nación). Rivadavia llevó a cabo un plan de reformas con el fin de crear un estado moderno, y para eso necesitaba mejorar la situación financiera, política, militar y cultural del país. Sus reformas estaban influenciadas por el liberalismo: libertades políticas, garantías de la propiedad privada, incorporación al mercado mundial y limitación del poder de la Iglesia. Su política económica se orientó a sostener la expansión de la ganadería, y por eso aplicó el sistema de enfiteusis, por el cual el gobierno bonaerense entregó importantes extensiones de tierras públicas en arrendamiento de largo plazo o perpetuidad a ricos propietarios. Por diversos motivos, Rivadavia renunció a la presidencia en 1827. Unitarios y Federales Desde 1810 un problema constante fue la forma de organización política del estado. En relación a esto existieron dos posturas diferentes, cuyo enfrentamiento a caracterizado la política argentina hasta nuestros días. 1- Régimen centralizado o unitario: sus partidarios querían organizar el país con un sistema liberal y centralizado. Querían transformar la cultura económica, social y política del país de acuerdo con los ideales del liberalismo político y económico. Defendían un gobierno central fuerte que administraría las provincias. Consideraban esencial dictar una constitución. 2- Régimen descentralizado o federal: sus partidarios querían organizar el país en varios estados menores autónomos. Rechazaban el sistema liberal y centralizo. Querían conservar las estructuras económicas, sociales y políticas del país. No consideraban una necesidad la redacción de una constitución, antes optaron realizar pactos interprovinciales. Las ideas unitarias tuvieron mayor éxito en Buenos Aires y las federales en las provincias. Ambos sectores formaron bloques provinciales, que se mantuvieron enfrentados por muchos años. 1- Liga unitaria: fue formada en 1830 bajo la hegemonía de José María Paz entre las siguientes provincias: Córdoba, La rioja, Mendoza, San Juan, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán y Salta. Conformaron una alianza ofensivo-defensivo y se comprometieron a no realizar tratados unilaterales y establecieron como objetivo común la constitución del estado nacional y la reunión de un congreso. 2- Pacto Federal: fue firmado en 1831 entre Buenos Aires, Santa fe, Entre Ríos y Corrientes. La primacía política la tuvo el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. Las provincias conformaron una alianza ofensivodefensivo para auxiliarse militarmente. Adoptaron la forma republicana y federal. Establecieron la libertad de navegación de los ríos y acordaron la reunión de una comisión representativa. La época de Rosas (1829-1852) Rosas gobernó la provincia de Buenos Aires en dos periodos: 1829-1832 y 1835-1852, y se convirtió en la figura de mayor relevancia política del país. La legislatura le otorgó facultades extraordinarias (manejo de las relaciones exteriores) y la suma de poder público (manejo de los tres poderes del estado: ejecutivo, legislativo y judicial). Rosas restableció el orden en Buenos Aires e impuso su hegemonía sobre el resto de las provincias, sobre todo cuando los ejércitos federales derrotaron al ejercito unitario (luego de la derrota del General Paz, las provincias de la liga unitaria se adhirieron al pacto federal. En lo político, Rosas consideraban que todavía no era necesario dictar una Constitución, sino simplemente establecer Pactos Interprovinciales. En lo económico no aceptaba nacionalizar los ingresos que generaban las rentas de aduana en Buenos Aires. En lo ideológico, Rosas consideraba que el gobernante ideal era el autócrata paternal: el que ejerce el gobierno absoluto, pero actúa en forma protectora con sus seguidores.
En lo social, Rosas contaron con el apoyo de los sectores adinerados de Buenos Aires, vinculados a las actividades ganaderas y al comercio exterior, pero también tuvo gran adhesión de los sectores populares. Entre sus opositores estaban los unitarios exiliados del país y un grupo de jóvenes intelectuales (generación del 37") que defendían una política que tomaba elementos tanto del federalismo como de los unitarios. Su representante más conocido fue Esteban Echeverría. En cuanto a la política exterior, Rosas tuvieron dos enfrentamientos con Francia e Inglaterra: 1- Bloqueo francés: a raíz de una ley de 18821 que obligaba al enrolamiento militar a los extranjeros, los franceses iniciaron el bloque del puerto de Buenos Aires. Buenos Aires cedió ante la presión francesa en 1840. 2- Bloqueo anglo francés: a raíz del sitio de Montevideo por parte de Buenos Aires, los comerciantes británicos y franceses se vieron perjudicados en sus negocios. A raíz de esto iniciaron un bloqueo de los puertos del Río de la Plata. Rosas defendió los intereses nacionales y no cedió a las presiones extranjeras. A raíz de esto, los ingleses se retiraron en 1847 y los franceses lo hicieron en 1849. Rosas fueron vencidas en la batalla de Caseros (1852) por el ejército de Justo José de Urquiza. Este gobernador de Entre Ríos se opuso a la política de Rosas y organizó el Ejército Grande (integrada por fuerzas argentinas, uruguayas y brasileñas) para hacerle frente. Buenos Aires y la confederación Argentina: (1852-1862) Luego de la derrota de Rosas en Caseros, se inició una nueva etapa para sentar las bases de la organización nacional. Varios factores dificultaron esta tarea: Los conflictos entre Buenos Aires el litoral y el interior. La falta de una autoridad nacional. El atraso de los medios de transportes y comunicación. La inestabilidad económica y política. En esas circunstancias era necesaria una alianza entre los sectores diligentes de las provincias. En 1852, Urquiza se reunió con los representantes de Santa Fe, Corrientes y Buenos Aires para firmar el Protocolo de Palermo, por el cual: Se entregaba a Urquiza el manejo de las relaciones exteriores Se proponía la reunión de un Congreso nacional Ese mismo año se firmó el Acuerdo de San Nicolás, que estableció la reunión de un Congreso Nacional en Santa Fe para dictar una constitución y nombrar a Urquiza como Director Provisorio de la Confederación. Además, el acuerdo determinaba la libertad de comercio, la libre navegación y la distribución proporcional de las rentas aduaneras. De esta manera, a pesar de los conflictos con Buenos Aires, las provincias lograron llegar a un entendimiento que hizo posible el dictado de la Constitución de 1853 y la organización nacional bajo el sistema federal. Constitución Nacional de 1853 La misma estableció el sistema representativo, republicano y federal de gobierno, que garantizaba los derechos de los ciudadanos y las autonomías provinciales. Dispuso además la libre navegación de los ríos y la distribución de las rentas nacionales. El 9 de Julio de 1853 todas las provincias, menos Buenos Aires (que dictó su propia constitución), juraron la Constitución Nacional de 1853. Situación económica: - Buenos Aires: poseía el puerto, un activo comercio y los ingresos de la aduana. Contaba además con la organización institucional de la provincia, con una población elevada y con el importante desarrollo ganadero. - La Confederación: tuvo que enfrentar diversos problemas económicos, al no contar con los ingresos de la aduana y no poder atraer capitales extranjeros para invertir en la región. Tanto en lo financiero como en lo político, la Confederación dependía de la provincia de Entre Ríos, y sus recursos eran escasos para sostener al estado nacional. La creciente tención entre Buenos Aires y la Confederación llevó al enfrentamiento de los ejércitos. Las fuerzas de Buenos Aires, dirigidas por Mitre, y las de la Confederación dirigidas por Urquiza, protagonizaron la batalla de Cepeda (1859) en la que Mitre fue derrotado. Como consecuencia de este enfrentamiento se firmó el Pacto de San José de Flores, por el cual: Buenos Aires se declaraba integrante de la Confederación y aceptaba revisar la constitución de 1853 La aduana pasaba al poder de la nación. Nuevos desacuerdos entre Buenos Aires y la Confederación llevaron a un segundo enfrentamiento en la batalla de Pavón (1861), en la que triunfaron las fuerzas de Mitre, quien ese mismo año fue elegido presidente del país, que tomó el nombre de República Argentina. La consumación de la unidad nacional (1862-1880) En esta etapa se inició la construcción del estado, proceso que se prolongó después de 1880 hasta alcanzar su consolidación definitiva. Bueno Aires logró el consenso de los grupos sociales representativos del litoral y el interior. La democracia era todavía un tema pendiente, pues las elecciones se realizaban con una mínima participación del electorado y estaban dominadas por los jefes de partidos locales vinculados a los sectores mercantiles y propietarios de tierra.
El curso de la organización nacional estuvo dirigido por tres personalidades que ejercieron la presidencia y que, pese a sus diferencias, compartieron objetivos comunes: Bartolomé Mitre (1862-1868) político, historiador y militar. Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) político, docente y escritor. Nicolás Avellaneda (1874-1880) político, jurista y escritor. Los objetivos primordiales de sus gobiernos fueron: Afianzar las instituciones del estado: para ello se mejoró el sistema administrativo y fiscal, reorganizó el poder judicial y se dictaron los códigos de comercio, civil y penal, se fundaron escuelas y se dio un fuerte impulso a las ciencias en general. Integrar la economía nacional al mercado mundial: el país se convirtió en un exportador de bienes primarios. Es por eso que se dio un fuerte impulso a la producción agropecuaria y sus exportaciones, mediante: a- La atracción de capitales para invertir en obras y producciones. b- La atracción de mano de obra (inmigrante). c- Desarrollo de los medios de transportes y comunicación (ferrocarriles). d- Incorporación de nuevas tierras ("conquista del desierto"). Mientras tanto, el resto de las provincias conformó la llamada Liga de los Gobernadores, que logró el nombramiento de su candidato para la presidencia nacional en 1880 (Julio Argentino Roca). En dicho año se dictó la Ley de Federalización de Buenos Aires, por la cual la principal ciudad de esta provincia se convirtió en la capital del estado. Historia argentina contemporánea La Generación del 80` A partir de 1880 se dieron grandes transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales que marcaron el inicio de la Argentina moderna: 1- Se consolidó la organización del estado nacional: - Se creó un gobierno central fuerte. - Se federalizó Buenos Aires. - Se formó un ejército nacional. - Se organizó un sistema fiscal. - Se delimitaron las fronteras. - Se aplicó la intervención federal en las provincias. - El poder se concentró en un sector social adinerado. - Se practicó el fraude electoral, cambiando los resultados de las elecciones. - Este orden fue llamado "El Régimen". 2- La economía argentina se incorporó al mercado mundial Como productora de materias primas (carnes y cereales): Con el llamado Modelo Agroexportador. - Se estimuló la inversión de capitales extranjeros en infraestructura (ferrocarriles, puertos, caminos, puentes, frigoríficos) y producción. - Se extendió notablemente la red ferroviaria. - Se estimuló la producción vacuna y ovina en la pampa húmeda. - Se extendieron las tierras cultivables, lo que permitió un desarrollo del cultivo de cereales. - Aumentaron notablemente las exportaciones de trigo. - Se estimularon la formación de colonias agrícolas en el interior. - Cobraron importancia los frigoríficos, que monopolizaron la producción y venta de la carne. 3- La sociedad se modificó por el aporte inmigratorio europeo: - A partir de 1880 se produjo la inmigración aluviones. Llegaron a nuestro país más de 6 millones de inmigrantes, principalmente hombres. En su mayoría eran italianos y españoles, y en menor número, franceses, alemanes, ingleses y suizos; que se asentaron en las ciudades de Buenos Aires, Rosario y Córdoba. - El sector social más poderoso estaba integrado por los grandes propietarios de tierras y comerciantes. - El sector social medio estaba integrado por medianos propietarios, pequeños ganaderos, funcionarios, profesionales y comerciantes menores. - El sector popular estaba integrado por los trabajadores rurales y urbanos. - Disminuyó el analfabetismo gracias a la aplicación de la Ley de Educación 1.420 común primaria, obligatoria, laica y gratuita. - Se fundaron diversas organizaciones obreras, socialistas y anarquistas. Durante 1890 se produjo una fuerte crisis económica que afectó al país y desencadenó los graves conflictos políticos. La crisis afectó al crecimiento económico, produjo la quiebra de numerosas empresas, la suba de los precios y el aumento de la huelgas. Diferentes sectores opositores se unieron para realizar una revolución que tuvo como resultado la renuncia del entonces presidente Juárez Celman.
Surgió un nuevo partido político. Unión Cívica, que en 1881 se dividió en dos tendencias. Unión Cívica Nacional (liderada por Mitre) y Unión Cívica Radical (liderada por Leandro Alen). En 1910 fue elegido presidente Roque Sáenz Peña quien promulgó en 1912 la Ley Electoral, que estableció el voto universal, secreto y obligatorio. Esta reforma electoral permitió a la Unión Cívica Radical acceder a la presidencia del país El radicalismo en el poder (1916-1930) Con la aplicación de la ley Sáenz Peña, el radicalismo pudo llegar al poder a través de elecciones limpias: Hipólito Yrigoyen ocupó la presidencia ente 1916 y 1922, y nuevamente entre 1928 y 1930, mientras que Marcelo T. de Alvear ocupó el periodo intermedio entre 1922 y 1928. Durante esta etapa la democracia restringida dio paso a un sistema más amplio de participación, mediante la intervención de los sectores populares. El lema de Yrigoyen fue la reparación nacional: enmendar las injusticias impuestas por el gobierno conservador anterior, mediante la democratización política, la vigencia de la constitución, elecciones limpias, sufragio universal y acceso político de todos los grupos al gobierno. A pesar de sus intenciones debió enfrentar un serio problema: los representantes del régimen conservador tenían mayoría en el congreso y el poder judicial, y obstaculizaron continuamente los intentos de reformas del radicalismo. El radicalismo era un movimiento político que agrupaba un sector amplio de la población, era el único partido con alcance nacional y masivo, y era aceptado tanto en los sectores medios como en los sectores humildes. El programa del partido radical se basaba en el respeto a la constitución nacional. Entre los acontecimientos más importantes que ocurrieron en esta etapa, podemos mencionar: 1- La reforma universitaria de 1918: los estudiantes de las universidades nacionales y provinciales reclamaron una renovación académica, mediante nuevos planes y métodos de estudio, mayor participación de los estudiantes y renuncia de profesores desacreditados. 2- La semana trágica de 1919: comenzó siendo una huelga de los obreros de una empresa metalúrgica de Buenos Aires (en reclamo por una jornada laboral de 8 horas y aumento salarial), pero se convirtió en un enfrentamiento entre la policía y los obreros. Esta huelga impulsó movimientos similares en varias ciudades del interior. Aunque finalmente se aceptaron los reclamos de los obreros, se persiguió a sus dirigentes y se destruyeron sus locales. 3- Los sucesos de la Patagonia en 1920: se organizaron huelgas de protesta en reclamo de la falta de pago de sueldos por parte de los estancieros. El gobierno envió tropas para reprimirlos dejando un alto saldo de muertos (entre 300 y 1500 obreros). Tal suceso marcó negativamente la imagen de Yrigoyen. El impacto de la Primera Guerra Mundial en la Argentina Ante el enfrentamiento bélico mundial, Yrigoyen mantuvo la neutralidad, que implicó continuar con el abastecimiento de carnes y cereales a los aliados. Esta situación benefició a los sectores ganaderos, ya que produjo un aumento de las exportaciones de carne enlatada y frazadas, sin embargo se estancaron las exportaciones de maíz y carne refrigerada, ocasionando una fuerte disminución de los ingresos de la aduana. La guerra paralizó las importaciones de bienes industriales y de capitales que venían de Europa. El gobierno procuró entonces proteger la industria con el fin de favorecer el proceso de sustitución de importaciones: que consistía en remplazar los productos extranjeros importados por productos de fabricación nacional. Como consecuencia de la imposibilidad de importar combustible, en 1922 el gobierno creó los yacimientos petrolíferos fiscales (YPF). El impacto de la crisis económica mundial de 1929 Esta crisis económica mundial, afectó duramente a nuestro país: cayeron las ganancias de las exportaciones, disminuyeron las reservas de oro, se redujeron los sueldos, aumentó el desempleo, subieron los precios y aumentaron las huelgas. Distintos sectores, descontentos con el gobierno de Yrigoyen organizaron un golpe de estado en 1930 para derrocarlo. El golpe de estado de 1930 El 6 de Septiembre de 1930 se realizó el golpe de estado que desplazó a Yrigoyen. El mismo fue liderado por José Félix Uribúru, con el apoyo de cadetes del colegio militar. Yrigoyen fue obligado a renunciar y, por vez primera en nuestro país, se rompió el orden constitucional y comenzó un fenómeno político de alternancia entre democracias populares y dictadura militares que se mantuvo hasta 1983. Uribúru disolvió el congreso, destituyó a la mayoría de los gobernadores y encabezó un gobierno integrado por conservadores propietarios y financistas. La restauración conservadora (1930-1943) La década de 1930 comenzó con la ruptura del orden constitucional e inició un periodo de inestabilidad política. El golpe de estado de 1930 reveló las aspiraciones políticas y el poder que tenían las Fuerzas Armadas. Se considera al gobierno de 1930 como una "Restauración Conservadora", porque retornó al poder, aquel grupo social minoritario y privilegiado que lo había tenido antes del gobierno radical. Este gobierno excluyó de la participación política a la mayor parte de la población e implementó nuevamente el fraude electoral. La intervención del estado en la economía Los gobiernos de Uribúru y Justo implementaron una serie de medidas para aumentar el control de la producción, el comercio, y la recaudación de impuestos. Dicha planificación económica terminó con el periodo económico liberal, sustituyéndolo por la práctica de la dirección económica por el Estado. La preocupación principal fue: regular el nivel de
producción y de consumo para evitar gastos e inflación. Para tal fin se instalaron Juntas Reguladoras de la producción: de granos, carnes, yerba mate, algodón y vino. Las mismas entregaban subsidios a los productores y establecían los procedimientos de producción y venta. Para aumentar los ingresos estatales se crearon nuevos impuestos y se aumentaron los existentes. El tratado Roca-Runciman Fue firmado entre Argentina e Inglaterra en 1933. Dicho tratado establecía: - Para la Argentina: que Inglaterra no impondría restricciones a las importaciones de carne de la Argentina, y en el caso de verse obligada a reducirlas se comprometía a consultarlo con el gobierno argentino. - Para Inglaterra: este país obtenía impuestos más bajos para la importación de productos industriales y obtenía un trato privilegiado para sus empresas establecidas en Argentina. Además obtenía el monopolio del transporte en Buenos Aires y del transporte de la carne. El impacto de la Segunda Guerra Mundial en nuestro país Al estallar la II Guerra Mundial (1939-1945), ocupaba la presidencia de nuestro país Roberto Ortiz, quien apoyaba fuertemente a los aliados. Sin embargo ante el avance y la expansión alemana, muchos sectores mostraban mayor simpatía por las ideologías fascistas. Ante tal situación, la Argentina optó por declararse "nación no beligerante", es decir: neutral. La II Guerra Mundial aumentó la importancia política de los sectores militares y llevó a la formación de dos bandos entre las fuerzas políticas: los conservadores y nacionalistas se inclinaron a favor del eje y los radicales y socialistas a favor de los aliados. En 1940, Ortiz delegó el poder en Ramón Castillo, quien gobernó sin tener en cuenta al congreso, estableció el estado de sitio y cedió a las demandas del ejército. Mantuvo la neutralidad durante la segunda guerra, por miedo a que el comercio marítimo se viera amenazado por la guerra en el Atlántico. La industria nacional se desarrolló durante la II Guerra Mundial, debido a las bajas de las importaciones de Gran Bretaña y al crecimiento de las industrias nacionales livianas y de artículos de consumo (textiles y alimentos). Sin embargo, se continuaba necesitando del exterior: los metales, las máquinas y el combustible. Durante esta etapa se persiguió continuamente a los dirigentes obreros, socialistas y anarquistas. Se reprimieron las huelgas y se anuló la legislación laboral del gobierno de Yrigoyen. Para hacer frente a esta situación, los obreros organizaron en 1930 la Confederación General del Trabajo (CGT). El golpe de estado de 1943 A partir de 1930, el Ejército se fue transformando en una fuerza política más. Sin embargo, dentro del mismo existían dos tendencias: 1- Una corriente mayoritaria: partidaria de un golpe de estado que impusiera un gobierno liberal y se inclinara hacia los Estados Unidos. 2- Una corriente minoritaria: partidaria de un golpe de estado, pero pretendía mantener la neutralidad y buscar la industrialización del país. Esta última corriente se agrupó en una logia militar nacida en el ejército entre 1942 y 1943: Grupo de Oficiales Unidos (GOU), siendo uno de sus integrantes más destacados el coronel Perón. En junio de 1943, un golpe de estado desplazó a Castillo del poder y ocupó su lugar una Junta Militar, encabezada por el general Arturo Rawson, sustituido a los dos días por P. P. Ramírez. El gobierno de facto (de hecho): disolvió los partidos políticos, censuró la prensa, intervino las provincias, impuso la enseñanza religiosa, prohibió las huelgas e intervino las universidades. A fines del mismo año, Ramírez fue desplazado por el ejército y remplazado por el general Edelmiro Farell (miembro del GOU). En febrero de 1945, la Argentina declaró la guerra a Alemania y el Japón, con el fin de obtener reconocimiento diplomático por parte de EE.UU. Los tiempos del peronismo (1943-1955) El coronel Juan Domingo Perón se destacó por su habilidad política, su capacidad de estadista, su carisma, elocuencia y habilidad en el trato con grupos antagónicos. Durante la presidencia de Farell fue Ministro de Guerra y luego Vicepresidente. Sin embargo, el cargo que le dio mayor popularidad fue el de Secretario de Trabajo y Previsión Social, desde donde realizó una intensa actividad en defensa de los trabajadores. Perón quería evitar una revolución obrera de izquierda, realizando desde el Estado una "revolución pacífica", asegurando la protección laboral (aumento salarial, vacaciones pagas, pensiones y jubilaciones, pago por accidentes de trabajo y planes de viviendas, disminución de la desocupación). En septiembre de 1945, diversos sectores opositores a Perón (empresarios, radicales, socialistas, progresistas, conservadores y militares profesionalitas) organizaron una marcha en la que exigían: elecciones libres, libertad de prensa y renuncia de Perón. Ante ésta presión, Perón fue destituido y encarcelado. El 17 de octubre de 1945 una manifestación de trabajadores avanzó por la ciudad de Buenos Aires hacia la Plaza de Mayo exigiendo la liberación de Perón y la restitución de sus cargos. Esta fecha se convirtió en un símbolo para el peronismo. Perón organizó el Partido Laborista (más tarde transformado en Partido Peronista) integrado por sectores sindicales y obreros y un sector del partido radical. Dicho partido ganó las elecciones de 1946 con la fórmula presidencial: PerónQuijano.
El proyecto de Perón se basaba en la construcción de una Nueva Argentina (diferente de la Argentina oligárquica anterior), que estaba fundada en tres pilares fundamentales: 1- Justicia social: distribuir equitativamente los ingresos, terminar con la riqueza concentrada en unos pocos y terminar con la explotación de los obreros. 2- Soberanía Política: rechazar las influencias exteriores en las decisiones políticas nacionales. 3- Independencia Económica: lograr un desarrollo económico autónomo, aumentar la producción y nacionalizar los servicios públicos y el comercio exterior. El gobierno peronista se caracterizó por estimular la participación directa del estado en las cuestiones económicas. Para eso, creó el IAPI (Instituto Argentino de Promoción Industrial) con el fin de monopolizar el comercio exterior y redistribuir el ingreso del sector agrícola al sector industrial. El gobierno peronista consideraba que la planificación de la economía era esencial para lograr el desarrollo del país. Por eso es que la política económica se basó en la aplicación y evaluación de Planes Quinquenales, que establecían las medidas a tomar en materia económica durante cinco años. El apoyo principal del gobierno peronista fueron los sectores populares. Controlados mediante el sindicalismo y la CGT, cuyos dirigentes eran seguidores de Perón. Además tuvo el apoyo de desempleados, ancianos, amas de casa y peones rurales, a través de la Fundación Eva Duarte (fundada en 1948). A raíz de las medidas peronistas, muchos sectores hasta ese entonces marginados, mejoraron su nivel de vida y su participación política. En 1949, el gobierno realizó una Reforma Constitucional, que posibilitaba la reelección y la legitimación de las reformas sociales. Perón comenzó su segundo mandato presidencial en 1952, sin embargo la situación era muy distinta a la de su primer gobierno. En esta etapa debió hacer frente a diversos problemas: disminuyeron las exportaciones de carne y productos industriales, aumentó la deuda externa con EEUU, aumentó la inflación y decayó la producción petrolera. En este contexto, la oposición al peronismo creció fuertemente: Los empresarios no estaban de acuerdo con los beneficios sociales que se les había otorgado a los obreros. Los propietarios rurales estaban desconformes por la falta de ayuda del gobierno al sector agrario. Las Fuerzas Armadas se oponían a las movilizaciones obreras y a la subordinación al poder ejecutivo. La Iglesia Católica se distanció del peronismo por su fuerte intervención en materia educativa y reaccionó ante la prohibición de la enseñanza religiosa en las escuelas. En junio de 1955, fuerzas de la Marina bombardearon la Casa de Gobierno, ante lo cual el gobierno estableció el estado de sitio y se incendiaron varias iglesias. El Ejército también se movilizó en septiembre, y tras un golpe de estado exigió la renuncia del general Perón (quien permaneció fuera del país por 18 años). La Argentina entre el derrocamiento y el regreso de Perón (1955-1973) Tras el golpe de 1955, asumió como presidente provisional el general Eduardo Lonardi, cuyo lema de gobierno fue: "ni vencedores ni vencidos". Pero fue reemplazado ese mismo año por el general P. E. Aramburu, un anti-peronista. El objetivo del nuevo gobierno (identificado como Revolución Libertadora) era "desperonizar" la sociedad, para lo cual: disolvió el Partido Justicialista, intervino la CGT, despidió empleados públicos y docentes, persiguió y fusiló a los opositores, modificó la política económica y reimplantó la Constitución de 1853. En lo económico, adoptó un programa liberal basado en la apertura del país a las empresas y capitales extranjeros. Se solicitaron préstamos al FMI (Fondo Monetario Internacional), comenzando una deuda externa que se extendió y multiplicó por años. Se implementó entonces el Plan Prebish (por el economista que lo estipuló), que intentó: disminuir los salarios y el gasto público, devaluar el peso, fomentar las exportaciones de carnes y cereales y terminar con las subvenciones a las empresas. En las elecciones de 1958, resultó elegido presidente Arturo Frondizi (1958-1962) por la Unión Cívica Radical Intransigente, gracias al apoyo decisivo de Perón y el voto de sus seguidores. Su gobierno se caracterizó por la imposición de un programa económico desarrollista, que proponía: el desarrollo industrial acelerado, la entrega de préstamos a las industrias y la reducción de importación de petróleo (que ocasionó graves problemas al gobierno). Aunque en un principio se obtuvieron algunos logros económicos; debido a la falta de capital para invertir, la economía se estancó, y aumentaron los problemas sociales y el malestar en las Fuerzas Armadas que, en 1962, tras un golpe de estado exigieron la renuncia de Frondizi (quien fue reemplazado por el presidente del Senado: José María Guido). Durante el gobierno de J.M.Guido, tuvo lugar un enfrentamiento entre dos sectores de las Fuerzas Armadas: Los Azules o Legalistas, que proponían el respeto a la Constitución y al peronismo. Los Colorados, un grupo de oficiales antiperonistas. Finalmente, se impusieron los azules. En las elecciones presidenciales de 1963, resultó elegido Arturo Illia (candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo). Su gobierno otorgó importancia a la actividad del parlamento y se caracterizó por la obediencia de las normas constitucionales.
En lo económico, buscó defender el mercado interno y el capital nacional. Era partidario de la intervención del estado en la economía, y por eso decidió ejercer un fuerte control sobre los precios. Según algunos historiadores, el error de Illia fue no intentar obtener el apoyo del peronismo (como Frondizi), razón por la cual no tenía respaldo alguno de la clase obrera y del sindicalismo, ni de los sectores rurales e industriales. Sólo contaba con el apoyo de la clase media radical. A la oposición, se sumaron las Fuerzas Armadas, que en junio de 1966 realizaron un golpe de estado que desplazó a Illia y puso en su lugar al general Juan Carlos Ongania. A partir de entonces se inició la llamada: "Revolución Argentina". Con la Revolución Argentina, el gobierno decidió reformar el estado. Para ello, disolvió el Congreso y los partidos políticos, destituyó los jueces, gobernadores e intendentes, censuró la prensa, disminuyó el número de empleados, confiscó bienes. Era un gobierno de ideología autoritaria y burocrática. En lo económico, se devaluó la moneda, se redujeron los salarios, se cobró impuestos a las exportaciones, se fomentó las inversiones extranjeras y la instalación de multinacionales (empresas que actúan en varios países). Diversos sectores se opusieron al autoritarismo de este gobierno: agroexportadores, industriales, políticos, militares y estudiantes. En 1969, estalló en Córdoba un movimiento de oposición conocido como "Cordobazo". Comenzó siendo una protesta de estudiantes y obreros que se convirtió en un duro enfrentamiento entre la multitud protestante, la policía y el ejército. Este movimiento se extendió a varias provincias. En la década de 1960 surgieron numerosas agrupaciones contrarias al gobierno: Montoneros (provenientes de sectores católicos y nacionalistas que luego se volcaron al peronismo) y el Ejército Revolucionario del Pueblo ( ERP- de tendencia marxista). Esto llevó a que en la década de 1970 se multipliquen los secuestros, asesinatos, robos, etc. Entre la oposición al gobierno militar, se destacó una importante corriente dentro del partido justicialista: la Juventud Peronista. La visita de Perón a la Argentina en 1972, permitió formar una coalición entre partidos opositores a los militares, agrupados en el FREJULI (frente justicialista de liberación), cuya fórmula (con Campora como presidente) ganó en las elecciones de 1973. Sin embargo renunció a los meses. Se realizaron nuevas elecciones y resultó triunfante la fórmula: Perón-María Estela Martínez de Perón. El regreso del peronismo (1973-1976) La estrategia de Perón se basó en un acuerdo entre los sectores políticos y sociales. Para detener la inflación se estableció un aumento salarial inicial, para luego suspender los incrementos durante dos años. El Programa de Reconstrucción y Liberación Nacional preparado por el gobierno pretendía lograr el crecimiento de la economía, pero la crisis de 1973 (por el aumento del precio del petróleo en el mundo) lo impidió. El primero de julio de 1974 murió Perón. Su esposa, María Estela Martínez, ocupó la presidencia. Durante su gobierno se profundizó la crisis económica: el ministro de economía (Celestino Rodrigo) impuso una devaluación de más del 100% y un alza igual en los precios, lo que provocó una gran conmoción conocida como el "rodrigazo". A esta crisis, se sumó un clima de violencia generado por las acciones de los Montoneros, el ERP y la Triple A (alianza anticomunista argentina), una organización para policial integrada por peronistas de ultra derecha, matones sindicales y grupos de las fuerzas de seguridad. El 24 de marzo de 1976, la Junta de Comandante en Jefes (integrada por Videla, Massera y Agosti) tomó el poder mediante un golpe de estado y organizó el denominado Proceso de Reorganización Nacional. El regreso de los militares (1976-1983) El gobierno militar realizó una acción sistemática de represión contra la oposición, iniciada en la provincia de Tucumán y extendida luego a todo el país. El ministro de economía (Martíinez de Hoz), pretendía lograr una apertura completa de la economía nacional al mercado mundial. Las bases de su propuesta eran: la liberación de la economía, la expansión del sector financiero y adquisición de préstamos externos y el ingreso de capitales del exterior. En los inicios de 1980 este proyecto económico entró en crisis: quebraron muchos bancos, cerraron empresas, bajaron los salarios y aumentaron las manifestaciones. Videla fue remplazado por Viola, y éste fue remplazado por Galtieri. En este clima se inició la Guerra de Malvinas. En abril de 1982, unidades de las fuerzas armadas argentinas desembarcaron en las islas e izaron la bandera nacional. El gobierno inglés ordenó el envío de una flota para recuperarlas. Se inició así la contienda militar entre la Argentina y Gran Bretaña por la posesión de las islas. El gobierno ocultaba la marcha desfavorable del enfrentamiento, hasta que el 14 de junio los militares presentaron su rendición. Esta guerra dejó como saldo más de 700 muertos y alrededor de 1.500 heridos. Galtieri renunció y fue remplazado por el General Bignone, que puso en marcha el proceso de democratización. El regreso de la Democracia (1983-2001) El 30 de octubre de 1983, luego de siete años de dictadura militar, se realizaron nuevas elecciones democráticas, que otorgaron el triunfo al candidato radical: Raúl Alfosin. Su gobierno debió enfrentar serios problemas económicos, especialmente la hiper-inflación, razón por la cual entregó el poder antes de la finalización del periodo. En 1989 fue elegido presidente Carlos Saúl Menem. En 1991 se puso en marcha el plan de convertibilidad ideado por Domingo Caballo (fue la relación establecida entre la moneda nacional y el dólar). En 1993, el gobierno convocó a una Convención
Nacional para reformar la constitución y permitir la reelección presidencial. Esta medida permitió a Menem ser reelegido presidente en 1995. En las elecciones de 1999 fue elegido presidente Fernando de la Rúa, cuyo gobierno atravesó una grave crisis económica y política. Para detener la fuga de dinero, el ministro Caballo impuso el llamado corralito, con lo que desató una protesta general en diciembre de 2001 que provocó la renuncia de De la Rúa. Bibliografía
Alonso, M.E. y otros. "Historia: el mundo contemporáneo". Aique. Bs. As. 2005. Carlos Floria y García Belsunce. "Historia de los argentinos". Larousse, Buenos Aires, 1993. Jose Luis Romero. "Breve historia de la Argentina". FCE, Buenos Aires, 2004. Silvia Vázquez de Fernández. "Desde fines de la modernidad hasta los tiempos contemporáneos". Kapelusz. Buenos Aires. 2003. Silvia Vázquez de Fernández. "La Argentina: una historia para pensar". Kapelusz. Buenos Aires. 2003. - HISTORIA ARGENTINA COLONIAL: Descubrimiento y conquista del Río de La Plata El Virreinato del Río de la Palta. - HISTORIA ARGENTINA INDEPENDIENTE: El largo proceso de la Independencia. La Revolución de Mayo de 1810. Los primeros gobiernos patrios (1810-1820). La separación de las provincias (1820-1829). La época de Rosas (18291852). Buenos Aires y la Confederación Argentina (1852-1862). La consumación de la unidad nacional (1862-1880). - HISTORIA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA: La Generación del 80`. El radicalismo en el poder (1916-1930). La restauración conservadora (1930-1943). Los tiempos del peronismo (1943-1955). La Argentina entre el derrocamiento y el regreso de Perón (1955-1973). El regreso del peronismo (1973-1976). El regreso de los militares (1976-1983). El regreso de la Democracia (1983-2001). Autor: Tomás Elias Zeitler Profesor en Historia - Facultad de Humanidades- Universidad Nacional del Nordeste- Chaco- Argentina. Partes: 1, 2 Leermás: http://www.monografias.com/trabajos81/sintesis-historia-argentina/sintesis-historiaargentina2.shtml#ixzz509oG7HsF NACE LA REPÚBLICA UNIFICADA Entre 1860 y 1880 aconteció en el país el proceso de organización constitucional definitiva. Antes de 1860 se suscitaron guerras civiles tremendas, y aún por 1870 aunque hubo enfrentamientos, tendieron a mitigarse. Los presidentes que se sucedieron, establecieron el sistema republicano –al menos en su forma, aunque no tanto en su contenido-. Mitre, luego de la batalla de Pavón prácticamente manejo el país, aunque en las estadísticas figura desde 1863 a 1868; Sarmiento desde 1868 a 1874 y Avellaneda entre 1874 y 1880. fue indiscutible la continuidad constitucional, se superó el caudillismo, las revoluciones o alzamientos y las dictaduras. A pesar que no fueron procesos electorales totalmente limpios, se afirmó la constitución y un cierto respeto por las leyes. Mitre, apoyado en sus ideas liberales, -ideología que avanzaba a pasos agigantados por el mundo “civilizado”- abordó la difícil tarea de organizar el Estado nacional desde sus cimientos. Se exigía para lograrlo, una orientación nueva para sacar a las provincias del aislamiento recíproco al que estaban acostumbradas a vivir. Además debió fijarse la jurisdicción del estado Nacional. No fue esta tarea concluida por Mitre, sino que la prosiguieron Sarmiento y Avellaneda, secundados por una elite culta y propiciaba esos objetivos. Ahora bien, el partido liberal se encontró con un grave problema: el lugar de establecimiento de la capital de la Nación. Los porteños eran renuentes a entregar Buenos Aires y ya no verla convertida en la capital de la provincia del mismo nombre, sino en la capital de la Nación. “...para resolver el problema, se hizo una suerte de triquiñuela jurídica: la provincia de Buenos Aires se convirtió en anfitriona del gobierno de la Nación, invitándolo a instalarse y permanecer allí durante un tiempo determinado. Mediante esa Ley de Compromiso, buenos Aires fue la capital provisoria.” Además, hubo que solucionar problemas entre las provincias, y uno de los principales fue el tema de los límites. Luego de varias organizaciones y reorganizaciones, quedan legisladas y decretadas las normativas para solucionar los trastornos provinciales. Una inmensa región no estaba encuadrada dentro de la autoridad del Estado, sino bajo el poder de los caciques indios que provocaban a las fuerzas nacionales, y fue recién en 1879 cuando el General Roca, fusil en mano, encabezó una expedición al desierto, alejando a los indios al otro lado del Río Negro. Así logro apoderarse de unas 2.000 leguas de Patagonia. Buenos Aires, entre tanto, procuraba defender su posición dentro de la República. El país seguía dividido en tres zonas claramente diferenciadas: buenos Aires, las provincias del litoral y las provincias del interior. Esta fragmentación se daba porque tenían intereses y opiniones dispares. Dos fueron los partidos políticos que se enfrentaban: el Partido Federal, que reunía a las oligarquías provincianas y a cuyo frente estaba Urquiza; y el Partido Liberal, que a su vez estaba dividido en dos grupos: Los Autonomistas con Valentín Alsina a la cabeza y los Nacionalistas con Mitre.
Una vez que la República se unificó, los partidos pactaron. Los federales corrían con más ventajas, y el país estuvo en sus manos, denominándose Partido Nacional. En torno a él, se agruparon todas las minorías ya sea porteñas o provincianas que aspiraban al poder. La Argentina comienza a mirar decididamente hacia el exterior. LA ECONOMÍA EXOGENA Y EL SURGIMIENTO DE UN PAÍS NUEVO Fueron varios los factores que confluyeron para transformar la economía y la sociedad argentina a lo largo de la década de 1860 y fundamentalmente 1870. “Mientras decrecía la demanda de carnes saladas en los países esclavistas, aumentaba la de lana y cereales en los países industrializados, que desarrollaban una vigorosa industria textil [...]. Lana y cereales fueron, pues, los productos que pareció necesario producir.” Los dueños de los saladeros poco a poco fueron vencidos por la competencia de ganaderos mas progresistas que habían comenzado a importar reproductores de raza de Europa para cruzarlos con los suyos y mejorar el pedigree. Otra medida fue cercar los campos para asegurar la cría y la selección. Todo parecía mostrar que el país estaba ante las puertas de un mercado que le ofrecía posibilidades extraordinarias. Se establecieron nuevos vínculos con el mercado internacional, a causa de los cuales se produjeron cambios importantes, tanto en la demografía como en las cuestiones de producción. Los cambios fueron desiguales en extensión y en fuerza, además se localizaron prioritariamente en las provincias del Litoral pampeano: Buenos Aires, Santa FE, Entre Ríos y sudeste cordobés; y en otras zonas vinculadas con la litoraleña. Buenos Aires y Santa Fe, en ese orden de importancia, se constituyeron como centros activos de crecimiento económico, basado en el desarrollo de la producción agropecuaria destinada al mercado local e internacional. Las tierras se revalorizaron y se anexaron nuevas zonas, como consecuencia del corrimiento de la frontera y la adjudicación de tierras públicas a privadas. No solo se sostuvo la expansión, sino que se concentró la propiedad de las tierras en una pocas manos. Entre 1863 y 1880, el comercio exterior argentino había triplicado su volumen de exportación. Las producciones lanares superaron a las de cueros y tasajos, aunque éstos también aumentaron. Buenos Aires estaba en la cima de producción de lana, seguida por las provincias del Litoral. También prosperó la cría de ovinos como actividad rentable, incluso se desplazó hacia el sur la producción ganadera. La política librecambista predominaba en perjuicio de las actividades manufactureras. Lo obtenido de la exportación de materias primas se invertía en productos manufacturados ingleses. Sarmiento pretendió estimular la extracción de minerales, especialmente de carbón, pero los resultados fueron escasos porque se carecía de capitales, conocimientos técnicos y/o por la propia naturaleza de los yacimientos. “Es indudable que la dotación interna de recursos y la geografía constreñían la actividad productiva interna casi exclusivamente al desarrollo de la ganadería.” La única fábrica textil que se instaló en 1873, debió cerrar al poco tiempo ante la imposibilidad de competir con los productos importados. Solo el ferrocarril y los talleres de imprenta alcanzaron una mediana organización industrial. “Y a pesar de que en 1876 se intentó establecer algunas tarifas proteccionistas, el mercado de productos manufacturados siguió dominado por los importadores, con lo que se acentuaba el carácter comercial y casi parasitario de los centros urbanos que crecían con la inmigración.” Un hecho que luego analizaré con detenimiento y que es el eje de este trabajo, fue fundamental para llevar a cabo todas estas transformaciones: la inmigración europea. El crecimiento de Buenos Aires fue propiciado por la expansión paralela de la actividad comercial, financiera y los novedosos sistemas de transporte: ferrocarriles y tranvías; además de la incorporación de otros servicios. Hasta 1862, con excepción del ferrocarril del Oeste en Buenos Aires, el transporte terrestre era el tradicional, aunque se advierte una clara preocupación por mejorar los servicios y regularizar las frecuencias. Si es notoria la mejora del transporte fluvial, donde se cuentan cada vez más embarcaciones a vapor que a vela. En el año 1869, cuando se realizó el primer censo nacional, la mitad de la población se concentraba en las provincias correspondientes a la zona pampeana, sobre todo en Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires; coincidiendo con las provincias que causaban mayores atractivos migratorios, no solo de los nativos, sino también de los extranjeros. LA INMIGRACIÓN EN LA ARGENTINA ANTECEDENTES DE LA POLÍTICA INMIGRATORIA “Nuestra emancipación nacional se caracteriza en sus comienzos por la trascendental obra de don Bernardino Rivadavia. En primer término se destaca su brega a favor de la inmigración extranjera, base de la futura grandeza de la República.” Rivadavia quería una República moderna que estuviera a la altura de las europeas, pero la realidad argentina era diferente a sus planes. En una carta que envía a un amigo en Perú, el 14 de marzo de 1830, se perfilan claramente las dos frases que marcarían el siglo XIX: “gobernar es poblar” y “educar al soberano”, además de la fobia que sentía por todo lo español y se vislumbra la necesidad de atraer al extranjero, cuestión que iniciaría con el empréstito que solicitó. En una misiva dice lo siguiente: “Las causas del mal no son las formas, los principios ni los sistemas, son la desproporción del territorio con la población, la falta de capitales, la ignorancia e imperfección racial de los individuos, y las consecuencias del sistema colonial y de la guerra de la independencia.” Para lograr sus objetivos puso la mirada en cultivar la tierra y la inteligencia, dependiendo para ello del extranjero. Su deseo era atraer al labriego y al sabio. Para cumplir con el doble fin de su proyecto –producir y civilizar- debía
transformar al nativo para que asimilara la modernidad que estaba llegando, vencer el desierto, hacerlo producir y seducir al extranjero. Supo que toda esta problemática quedaría superada con la europeización del país. En el decreto del 4 de septiembre de 1812 prometía donar terrenos a los extranjeros que se establecieran en el país, además se les aseguraban derechos y se les garantizaba igualdad con respecto a los nativos. Los acontecimientos del país por ese entonces hicieron que estos proyectos tuvieran que esperar un tiempo. Rivadavia, en su ausencia del país, aprovechó la estadía en Europa para realizar tratativas enfocadas a su proyecto. En una carta que le envía a Pueyrredón habla de la conveniencia de realizar propaganda con el fin de favorecer la venida a la Argentina de los labradores, comerciantes y demás hombres “útiles”. Entró en conversaciones con la casa Hullet de Londres para traer agricultores. También trató con John Thomas Beaumont, de cuyo contacto surgió la Asociación Agrícola del Río de la Plata, que tenía como objetivo fomentar la inmigración. En 1821 asume Rivadavia como Ministro de Martín Rodríguez. Los ingleses solicitaban al gobierno la donación de tierras para ser pobladas con colonos ingleses, pero Rivadavia le había asignado otro lugar a la tierra: recurso fiscal. Las tramitaciones se prolongaron indefinidamente. En abril de 1824 se crea la Comisión de Inmigración, que atendería todas las cuestiones inherentes a inmigración. Fue un antecedente muy valioso para la política inmigratoria posterior. Fueron varios los elementos que favorecieron el arribo de los grupos colonizadores en 1825 y 1826, a saber: la formación de entidades tales como la Sociedad Entrerriana, la Asociación Agrícola del Río de la Plata y la misma Comisión de Inmigración; además de disposiciones legales, que apuntaban a proteger civil y comercialmente a los británicos. En febrero de 1825 partió de Glasgow el primer contingente de colonos ingleses. A su arribo fueron trasladados a San Pedro, pero la colonia tuvo una vida efímera. Regresaron a Buenos Aires y se integraron al segundo contingente de 220 escoceses que llegó el 11 de agosto de 1825, que se instalaron en la zona de Monte Grande. Otro intento fue llevado a cabo por el Sr. Carlos Heine, representante de la casa Zimmermann y Cía. Llegaron en mayo de 1826 alemanes que se instalaron y fundaron un pueblo llamado Chorroarín, pero no sobrevivió. “Cuando se alude al fracaso de la colonización rivadaviana, los autores coinciden en señalar algunas causas: 1. El sistema de distribución de la tierra pública que no permitía su inmediata obtención en propiedad. 2. El estado social del país, sus hábitos religiosos y sus actividades económicas. 3. El Estado político relacionado con el servicio militar y las luchas internas. La Nación tardaría en organizarse y ello incidiría para que una efectiva política inmigratoria demorara en concretarse.” CARACTERÍSTICAS SOCIALES ARGENTINAS La sociedad de este período estaba dividida en dos grupos “...el pequeño grupo urbano de la ciudad cosmopolita, dirigido hacia Europa (la civilización), y las masas populares del interior todavía sumergidas en la etapa colonial (la barbarie).” Las características del hombre de los estratos populares no era precisamente la imagen de un hombre sometido por la autoridad tradicional aunque su vida marchaba acorde a pautas culturales tradicionales. Se puede decir que era más bien un tipo anárquico, individualista, ferviente defensor de su independencia personal y dispuesta solo a reconocer a quién lo excediera en las cualidades que él más respetaba: El valor y la destreza. Este hombre era el gaucho. “El gaucho estima sobre todas las cosas, las fuerzas físicas, la destreza en el manejo del caballo y, además, el valor [...]. El gaucho anda armado del cuchillo que ha heredado de los españoles [...] a la par del jinete, hace alarde de valiente, y el cuchillo brilla a cada momento [...]. El gaucho argentino desenvaina para pelear, y hiere solamente.” Llegó a tener características rayanas en el mito nacional y personificó la tradición del país. Era cuidador de ganado y trabajaba en relación de dependencia del estanciero. Poseedor de una libertad concreta. Se movía a lo largo y a lo ancho de los territorios de las estancias, que hasta ese momento no conocían los avances modernos de explotación del ganado, como fue luego la fijación de límites dado por los alambrados. “Su trabajo se basaba únicamente en su habilidad personal, en su capacidad de jinete, en su coraje. Carece de hábitos de regularidad, de ahorro, de previsión y cálculo racional en su comportamiento. No tiene aspiraciones de ascenso social; en particular, no desea poseer tierras en propiedad.” Sus sentimientos de lealtad, fidelidad y admiración están dirigidos hacia el estanciero, y no está visto como una relación patrón-asalariado. La vida dedicada a la ganadería era nómada y los trabajos agrícolas y sedentarios eran vistos, generalmente, como inferiores. “Cuando la noche había pasado, después de haber dormido a la intemperie, sobre su mismo recado y con la cabeza al naciente para no perderse, recomenzaba la jornada junto con el sol...” La élite argentina estaba formada por las familias tradicionales vinculadas al comercio de exportación de carnes y cereales. Eran en su mayoría hacendados, comerciantes, funcionarios civiles y militares. Ocupaban altos cargos en la administración y en las legislaturas nacionales y provinciales. No era un grupo homogéneo, sus diferencias estaban dadas por el poder político y las riquezas que poseían. Estaba formada por unas 400 familias ligadas entre sí por pautas culturales y por las relaciones que establecían en los sitios sociales exclusivos a los que pertenecían, tales como clubes y asociaciones privadas. Exaltaban su carácter patricio de origen, a lo que se añadía su larga tradición hispana. “El hombre de la ciudad viste el traje europeo, vive de la vida civilizada tal como conocemos en todas partes allí están las leyes, las ideas de progreso, los medios de instrucción...” La clase alta parecía vivir en Jauja (según Arturo Jauretche, es sinónimo de un país imaginario donde se cumplen todos los deseos). Era la poseedora del dinero que le permitía ausentarse del país en forma casi permanente, residiendo en Europa como se fuera su propio país. Sus hijos se educaban y se relacionaban con la nobleza europea. Todo el refinamiento se
instala en Buenos Aires y de ello dan crédito los lujosos palacios afrancesados del barrio Norte, las residencias de los Anchorena y Paz, que hoy son bienes del Estado y ocupan los Ministerios de Relaciones Exteriores y Círculo Militar. Muebles, decoraciones y objetos de arte eran los elementos que se importaban para engalanar las casas. “Si el estilo de los palacios y los modos de los salones se afrancesaban vertiginosamente con la introducción de la cultura por millones y millones de pesos, las misses y madamoiselles se encargaban de la educación de los niños, completada en los high schools y en los colegios religiosos de categoría [...] e integrada después en Eton y Oxford, [...] para obtener el gentleman, o en el internado francés o suizo para lograr una madame...” “GOBERNAR ES POBLAR” Desde 1827 hasta 1852, nuestro país no recibía inmigrantes, contrariamente a los que sucedía con los demás países del continente americano. El 1° de mayo de 1852 Juan Bautista Alberdi publica la primera edición de “Bases y Puntos de Partida para la Organización de la República Argentina”, mejor conocido como “Bases”, estaba influenciado por los ideales del liberalismo anglosajón. Para él, el progreso vendría solamente de la mano de los anglosajones que se dignaran poblar nuestra patria. Como dice José María Rosa, había, según el criterio de Alberdi, que hacer el cuerpo para el traje y no el traje para el cuerpo. Así en el Capítulo XXX de Bases, expresa lo siguiente: “Con tres millones de indígenas, cristianos y católicos, no realizareis la República ciertamente. No la realizareis tampoco con cuatro millones de españoles peninsulares porque el español puro es incapaz de realizarla allá o acá. Si hemos de componer nuestra población para el sistema de gobierno, si ha de sernos posible hacer la población para el sistema proclamado, que el sistema para la población, es necesario fomentar en nuestro suelo la población anglosajona. Ella está identificada al vapor, al comercio, la libertad, y nos será posible radicar estas cosas entre nosotros sin la cooperación activa de esta raza de progreso y de civilización.” Queda claro que se pretende cambiar de raíz la naturaleza del pueblo. Un rasgo indiscutible e su discurso es el fuerte racismo que se evidencia, pretendía como mejor y civilizado lo extranjero, subestimando lo autóctono, esto se ve claramente en el capítulo XV donde dice: “Haced pasar el roto, el gaucho, el cholo, unidad elemental de nuestras masas populares, por todas las transformaciones de mejor sistema de instrucción: en cien años no haréis de él un obrero inglés que trabaja, consume, vive digna y confortablemente.” Este argumento es refutado por Efimov cuando cita a Engels describiendo los hogares ingleses, dice: “No es extraño encontrar a un hombre con su mujer y cuatro o cinco niños, y algunas veces también los abuelos, viviendo todos en un cuarto redondo de diez o doce pies de lado, donde comen, duermen y trabajan. [...] Estas habitaciones – escribió uno de los funcionarios públicos a propósito de las casas de obreros de Glasgow-, son generalmente tan sucias y húmedas que no sirven ni para establos.” Alberdi, Sarmiento y todos los hombres que dirigieron al país después de Caseros, estaban sumamente esperanzados en la posibilidad de que miles de europeos llegaran a nuestro país a poblar y enseñar a nuestros habitantes hábitos de trabajo, ahorro y respeto por la autoridad, costumbres que no tenían los nativos y que según la valoración que hacían estos célebres hombres de gobierno, eran fundamentales para gobernar. De allí la exposición que hace Alberdi en el capítulo XXXII: “La cuestión argentina de hoy es la cuestión de América del Sud, a saber: buscar un sistema de organización conveniente para obtener la población de sus desiertos, con pueblos, no en las ciencias, no en la astronomía –eso es ridículo por anticipado y prematuro- sino en la industria y en la libertad práctica.” LEYES Y POLÍTICA INMIGRATORIA La importancia real de la inmigración se da en el período comprendido entre 1852 y 1862, o sea cuando se organiza la Nación Argentina. Ya en el Preámbulo de la Constitución Argentina de 1853 puede verse claramente la intención de cobijar a los extranjeros en nuestro suelo “...y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino...” El artículo 25 estableció los derechos y garantías de los extranjeros y convocaba expresamente a los inmigrantes europeos. El 26 de septiembre de 1854 la Legislatura de Buenos Aires sancionó una ley que establecía la jurisdicción de los jueces de paz encargados de intervenir en los problemas relacionados con los inmigrantes que arribaran al país. En 1857 se alquiló el local que sería utilizado como asilo de inmigrantes. En 1868 se creó la Comisión Central de Inmigración. En 1869 se dictó la Ley N°346 que versaba sobre la ciudadanía y mantenía el mismo criterio de la Constitución del ’53. Distinguía la ciudadanía por nacimiento, por opción o por naturalización. La primera se refiere a los nacidos en el territorio argentino o bajo la soberanía argentina; la segunda, a los hijos de argentinos nacidos en el extranjero que opten por la ciudadanía de origen, y la tercera, a los extranjeros que reúnan ciertas condiciones, tales como: antigüedad de residencia, servicios prestados en la República, etc. En 1872 se creó la oficina de trabajo como dependencia de la Comisión Central de Inmigración. La misma se encargaba de colocar a los jornaleros y las empleadas domésticas en la Capital y posteriormente en el interior del país. El 6 de octubre de 1876 se sancionó la Ley 817 de Inmigración y Colonización, conocida como “Ley Avellaneda”, que pretendió regular todo lo referido al tema. LA INMIGRACIÓN MASIVA
“La inmigración, se suponía, iba a producir con el transcurso del tiempo, la fragua de un hombre nuevo; un argentino distinto, laborioso, que entendiese de máquinas, que no tuviese esa vocación indisciplinada, libre y dilapidadora del paisano.” Se suponía que la inmigración, -luego de que el gaucho del Martín Fierro está en su ocaso y el de Estanislao del Campo ha sido ridiculizado-, sería el elemento clave e imprescindible para que nuestro país se pueble de etnias que mejorarían el nivel racial y mental de los argentinos. No podría comprenderse el cambio que se produjo en la Argentina si no se tuviera en cuenta la inmigración masiva. No solo se transformó la sociedad argentina en una nación moderna, sino que también “...la intensidad y el volumen de la inmigración, en relación con la población nativa residente, fue tal que en un sentido metafórico podría hablarse de una renovación sustancial de la población del país, en particular de las zonas de mayor significación económica, social y política.” La inmigración intensa se inició con la presidencia de Mitre (1862-1868), pero es en la presidencia de Avellaneda (18741880) cuando se produce un movimiento racional y coherente entre las colonias, gracias a la Ley 817, la que al ser complementada con la creación de los fortines y pueblos en las líneas nuevas de fronteras con los indios por medio de la Ley 752 del año 1875 y la intensificación de la conquista del desierto, para la que se destinaron 1.600.000 pesos, mediante la Ley 947 de 1878. El esfuerzo que realizaron las élites dirigentes del país inspiradas en los modelos de los países europeos, no solo se basó en la inmigración masiva, sino también en la educación obligatoria y universal; y en la importación de capitales y el desarrollo de modernas formas de producción agrícola, ganadera e industrial, acompañado de una red de transportes adecuada. Entre 1853 y 1880, la Argentina se dispuso a recibir un aluvión inmigratorio. En primera instancia, los inmigrantes que hipotéticamente poblarían las zonas rurales, se concentraron en las ciudades más importantes del litoral y en Buenos Aires, que se convirtió en una ciudad cosmopolita. Solo pequeños grupos se trasladaron al centro y oeste del país y otros aún más pequeños a la Patagonia. Esto muestra claramente las diferencias que se establecieron entre el interior y la zona litoraleña. De los casi 60 millones de europeos que emigraron, la Argentina recibió un 11%. Si se relaciona este porcentaje con el que recibió Estados Unidos, se puede comprobar que en este último, la proporción fue mayor, pero nuestro territorio recibió más qué, por ejemplo: Canadá (8,7%), Brasil (7,4%), Australia (5%) y Sudáfrica (1,3%). Argentina se cuenta como un caso excepcional dado que la población autóctona era inferior en número a la que ingresó por la inmigración. No puede, lamentablemente, establecerse un número exacto de ingresos y egresos por ultramar de extranjeros a nuestro país, pero si aproximado. Se estima que entre 1857 y 1890 ingresaron en 2° y 3° clase 1.281.577 de inmigrantes, y en el mismo período egresaron 471.094, según datos consignados por el Ministerio de Agricultura de la Nación. Casi la mitad de los inmigrantes llegados de ultramar eran italianos. “Como una aspiradora enorme tironeada por un ama de casa prolija, atrajo primero a los del norte: los caffoni, trabajadores del Piamonte, Lombardía y Friuli; los de la zona de Véneto, Emilia y Liguria. Después siguió con los del centro: Umbría, Toscana y Lazio. Por fin llegaron los napolitanos, calabreses y sicilianos, notablemente más ruidosos y desaforados.” Una tercera parte correspondía a los españoles y del resto –que sumaban una quinta parte en total-, se contaban polacos, rusos, franceses, ingleses y alemanes. CLASIFICACIÓN DE LOS INMIGRANTES SEGÚN SU OCUPACIÓN No todos los inmigrantes que llegaron a la Argentina permanecieron en ella, no se dio en los primeros tiempos la denominada inmigración “golondrina”, puesto que ésta es propia de los países en los que se cosechan diferentes productos en diversas regiones, que generalmente se exportan; y en nuestro país no había posibilidades para este tipo de inmigrantes, ya que el volumen que se exportaba era de 75.000 toneladas. Pero se hace necesaria una clasificación de los inmigrantes, no para encasillarlos dentro de un determinado sitio, sino para lograr una síntesis aclaratoria de las particularidades de cada uno. Pérez Amuchástegui los divide en: pobladores, llamados, artífices, jornaleros y profesionales; medieros, braceros y mereciendo un párrafo aparte los colonos. Los Pobladores eran aquellos inmigrantes que poseyendo bienes arribaron a nuestro país con el firme propósito de aprovechar las condiciones agropecuarias, encarar el desierto y lograr copiosas ganancias. Llegaban sin destino prefijado, no importando si éste lindaba con la frontera de la civilización. Todo era válido con tal de lograr fortunas. Contaban con fondos necesarios para comprar buenas tierras, animales, caballos, maquinarias agrícolas y asumir el pago de sueldos de los peones. Resumiendo, los Pobladores eran los estancieros de frontera. Los Llamados, como su nombre lo indica, llegaban atraídos por los que ya se habían asentado. Podían pasar a ser comerciantes, esto se daba en el caso en que no se instalaran por cuenta propia y adquirían algún comercio en funcionamiento. Asó éstos llamaban a sus parientes de Europa para que trabajaran con ellos, ofreciéndoles empleos y ganancias ventajosas. En realidad se producía una especie de cadena, pues un llamado convocaba a otro y así sucesivamente. Por lo general se ubicaban en el interior del país. Entre los Llamados más importantes se encontraba Richard B. Newton, “educado en el National Blue Coat School de Londres, llamado por su padre para emplearse en la Casa Gibson y Cía. de Ramos Generales. [...] años más tarde pudo instalarse por su cuenta, adquirió la estancia Santa María, colocó el primer alambre, inició la crianza de vacunos y ovinos de pedigree, fue uno de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina y financió el primer ensayo de fábrica de extracto de carne.”
Los Artífices, los Jornaleros y Profesionales llegaron a nuestro país para realizar tareas específicas. Para la construcción del ferrocarril era necesaria mano de obra especializada y ante la falta en Argentina, debió ser importada. Arquitectos, agrimensores, técnicos, topógrafos, carpinteros, etc., todos venían de Europa, incluyendo el material necesario. Los franceses se contaban entre los profesionales destacados –recuérdese que Francia era la cuna de la Civilización para nuestros antepasados-, por ende, era un honor contarlos entre la población. No solo arribaron especialistas en la construcción de todo lo referente a los ferrocarriles, sino también boticarios, médicos, maestros, profesores, etc., que luego con el crecimiento de Argentina se fueron instalando en el interior, pero también llegaron para quedarse aquellos que en Europa no tenían posibilidades. Con el correr del tiempo, este tipo de inmigrantes formaría parte de la clase media urbana. Los Medieros fueron la “solución” de los estancieros que no querían dejar la ganadería para dedicarse a la agricultura. “Ponerse a hacer sembrados de alfalfa era algo que escapaba a sus costumbres, entendimientos y gustos. Y entonces... recurrió al gringo para lograr solución a sus problemas.” Se necesitaba de la alfalfa para el pastoreo del ganado de invernada, estos animales se engordaban antes de entregarlos al mercado para la exportación, ya sea en pie o bien en los primeros buques frigoríficos que llegaron al país para llevar carne congelada a Europa. Los estancieros arrendaban a los Medieros o chacareros italianos una parcela de tierra de 200 hectáreas para ser cultivada por el término de 3 años, con el compromiso de dejarla sembrada de alfalfa al finalizar el contrato. De este modo el dueño de la tierra se evitaba todos los trabajos y los gastos que proporcionaba la misma al ser sembrada, con la ganancia del pastoreo gratuito. El gringo también se beneficiaba, pues hacía tres cosechas, ya sea de trigo o maíz. O sea, que todos se quedaban satisfechos por este convenio “a medias”. Este sistema se dio recién después de 1890, pero vale la pena dejarlo asentado, pues fue ésta la colonización que más se generalizó. Los Braseros llegaban para levantar la cosecha, y luego se volvían a sus países de origen o bien a otros para realizar las mismas tareas. Estos inmigrantes fueron también conocidos con el mote de “golondrinas”, y al igual que en el caso anterior, se dio a partir de 1900. El Colono, tal como su apelativo lo indica, fue quién dio el nombre a la colonización, por eso merece un párrafo aparte. PECULIARIDADES DEL INMIGRANTE Aquellos europeos que dejaban no solo sus tierras sino también sus afectos, venían a la Argentina buscando mejorar su situación socio-económica. Traían el propósito de hacerse ricos en el menor tiempo posible, ya sea para radicarse en nuestro país o bien regresar a su patria con las ganancias recogidas. La mayoría llegó con esas miras y no a sacar a nuestros antepasados de la “barbarie” con el esfuerzo de sus brazos y sus mentes, transmisores de cultura. Pertenecían en su gran mayoría a las clases empobrecidas y desocupadas de Europa, como consecuencia de la Revolución Industrial, pero eran estos hombres y mujeres ricos de espíritu y de voluntad. Por el contrario, y según dice Martínez Estada (citado por Pérez Amuchástegui en “Mentalidades Argentinas”), vinieron los más audaces, los más voluntariosos e intrépidos; esos se hicieron ricos a fuerza de ahínco, prevención y cooperación familiar, los que estaban mal armados para luchar contra las adversidades seguramente regresaron. Es interesante también, tener en cuenta la visión que tenía el gaucho del “gringo”, no le tenían afecto y se ve reflejado claramente en el “Martín Fierro”: “Yo no sé porque el Gobierno Nos manda aquí a la frontera, Gringada que ni siquiera Se sabe atracar un pingo.” Otro elemento importante que muestra el canto que se transcribe a continuación, es que el indio tampoco veía con buenos ojos al inmigrante, dado que lo acusaba de las enfermedades que asolaban a la toldería. “Había un gringuito cautivo, Que siempre hablaba del barco, y lo augaron [sic] en un charco Por causante de la peste.” LA COLONIZACIÓN EN NUESTRO PAÍS La colonización planificada se dio mediante los contratos de colonización. En el tiempo de Rivadavia ya se realizaban estas contrataciones, pero luego con la Ley Avellaneda, puede hablarse de un planeamiento que hizo posible su concreción. “En su mensaje del año 1874, el mismo Sarmiento expresaba que hay que “colonizar, fomentar la inmigración y asegurar el establecimiento permanente y la prosperidad de los colonos por medio de la mejor distribución y más provechosa explotación de la tierra. La colonización se dio de varias maneras, según Pérez Amuchástegui, tomando como referente a Schopflocher; estas son: · Colonización directa por el Estado en territorios nacionales y tierras cedidas por los gobiernos de las provincias. · Colonización indirecta, mediante empresas privadas en tierras ya medidas y divididas, o en sitios no explotados. · Colonización por iniciativa personal. · Colonización de los gobiernos provinciales apoyados por el gobierno nacional.
· Colonización de particulares amparados por el gobierno. El país no contaba con límites precisos y eran enormes los espacios desocupados. Las grandes extensiones de tierra, donadas por la Corona Española durante la colonización y recibidas sin determinación de fronteras por parte de las autoridades nacionales, permanecían despobladas y se las denominaba “tierras públicas”. Estas tierras le sirvieron al gobierno para premiar a los expedicionarios que con su esfuerzo, y formando parte de los ejércitos, habían desplazado las fronteras luchando contra los indios, sobre todo en la Pampa. Por esta razón, los mayores contingentes de inmigrantes se establecieron en las zonas costeras de la Pampa y a orillas de los ríos. Fuera de las fronteras aún dominaba el indio y las tierras vírgenes. “Las primeras colonias fueron avanzadas de arados y fusiles en las regiones naturales del indio y del gaucho. El ferrocarril permitió además un rápido desplazamiento de las fronteras agrícolas llevándolas cada vez más hacia el interior. En 1876, las líneas férreas que unían Rosario y Córdoba, permitieron una gran integración de toda esa zona agrícola por excelencia. La colonización de tierras estuvo íntimamente ligada a la agricultura. En cada provincia, la evolución tuvo diferentes sentidos, de acuerdo con las situaciones que se dieron. “La mayoría de las colonias prosperaron y muchos de quienes las organizaron hicieron fortuna especulando con la tierra cuyo valor aumentó considerablemente con el trabajo de los inmigrantes. A partir de 1853, habían comenzado a establecerse colonos en Corrientes, traídos por el Doctor Brougnes, formando las colonias de Santa Ana y San Martín de Yapeyú. En enero del mismo año, Domingo Crespo, gobernador de Santa Fe, firmó un contrato de inmigración con Aarón Castellanos. Éste contrató 200 familias de colonos en Friburgo, que al llegar a ésta provincia, fundan la colonia de Esperanza. En 1856, en Buenos Aires, se crea Baradero, colonia suiza, sobre un antiguo asentamiento aborigen creado por Hernandarias en 1615. El francés Juan Lellong, arribó con 700 personas, primero pasaron por Corrientes (1857), y luego se internaron en la provincia de Entre Ríos, fundando la colonia San José. En 1858, se funda la colonia San Carlos (provincia de Santa Fe), el precursor fue Carlos Beck Bernard. Los galeses llegaron a Chubut en 1865 y fundaron la Colonia Escalante. Modesto Rodríguez Freire trazó en 1870 un pueblo llamado Micaela Cascallares, cerca de Tres Arroyos. Carlos Casado estableció la colonia La Candelaria y Villa Casilda. En Buenos Aires, se concentró la propiedad de la tierra en unas pocas manos. Puede decirse que hubo tres factores que condicionaron la distribución agraria en esa provincia: 1. La tierra se entregó para solucionar problemas de déficit fiscal. 2. La decisión efectiva de la adjudicación de tierras generalmente estaba a cargo de los jefes de fronteras y los caudillos y no del gobierno central que se mostraba débil al respecto. 3. A la oferta de tierras públicas concurrieron aquellos que ya contaban en su haber con grandes extensiones territoriales, acrecentando su poderío. El caso de la provincia de Santa Fe fue excepcional dentro del proceso inmigratorio y de colonización, ya que se dio en forma diferente a Buenos Aires. “Allí las consecuencias de las medidas gubernamentales se acercan más a lo sucedido en Estados Unidos. El pequeño propietario tuvo posibilidades de acceso a la tierra desde el comienzo de la explotación de la misma. IMPLICANCIAS DE LA INMIGRACIÓN EN LA ARGENTINA IMPACTO DEMOGRÁFICO: en un país de poca densidad poblacional como Argentina, evidentemente la inmigración resultó definitiva para el crecimiento demográfico. Además ese crecimiento se concentró en determinadas zonas del país, sobre todo en las ciudades como Buenos Aires y las provincias del Litoral. La inmigración de ultramar fue la base del crecimiento urbano en la Argentina. “La inmigración extranjera en la Argentina fue, pues, principalmente un fenómeno urbano, aún cuando también se radicó en las áreas rurales.” A pesar de que la procedencia de los inmigrantes era rural, la mayoría se instaló en las ciudades (aproximadamente un 50%) y el resto se radicó en el campo. Se logró poblar las zonas despobladas, pero ese hecho hubiese sido más importante si el latifundio no hubiese predominado. IMPACTO SOCIAL Y ECONÓMICO: la inmigración y la agricultura elevaron el precio de la tierra. Otro elemento traído por los europeos fue el alambrado, con el que se modificó radicalmente la vida del gaucho, que pasó de ser hombre libre a peón asalariado. “Los gauchos que no terminaban en peones a sueldo, acababan enganchados en la fuerza de la Guardia Nacional. Ya en 1813 y 1815 se habían dictado decretos declarando vagos y sujetos al servicio militar a los hombres del campo que no fueran propietarios o trabajaran como empleados en alguna estancia.” La expansión de la fuerza de trabajo extranjera fue destacada en el crecimiento económico y social. La inmigración proporcionó la mano de obra necesaria para trabajar la tierra no explotada y desarrollar una producción agrícola que permitió a la Argentina a partir de 1870 convertirse en uno de los principales exportadores del mundo. Además brindó el elemento humano que construyó los ferrocarriles, obras públicas y viviendas. La población inmigrante proporcionó la mano de obra necesaria para el comienzo del crecimiento industrial. A medida que se desarrollo la agricultura y la ganadería, la tierra se valorizó cada vez más. Un aporte valioso que produjeron los inmigrantes, fue la división del trabajo y el hábito del ahorro. En cuanto a lo social, se estableció un sistema de estratificación social que modificó los valores tradicionales, desplazando a la antigua ascendencia criolla. “La sociedad argentina se hizo más compleja, y el cambio progresivo de su cultura política [...] fue acompañado por el aumento de los estratos más populares y sobre todo de los sectores medios.” La movilidad social fue cambiando, no solo entre la clase baja y la clase media, sino también entre ésta y el alta, se fue
transformando el carácter nacional, la identidad. El gaucho sigue como tal, termina desarraigado, y si no, se hace “paisano”, con lugar y trabajo fijos. IMPACTO DE LAS NUEVAS IDEOLOGÍAS EUROPEAS: el denominado proletariado industrial, fue un fenómeno desconocido por los argentinos hasta la llegada de la inmigración masiva. El centro de sus actividades fue el sindicato. En la primera etapa dominaron tres corrientes ideológicas: el anarquismo, el socialismo y el sindicalismo. En el anarquismo predominaron los italianos y los españoles. Contó con la adhesión de los obreros sin oficio, predominantemente los portuarios. Esta ideología influyó en la formación de los sindicatos. Lo hicieron por oficio y no por industria. Un representante importante del anarquismo en Argentina fue el italiano Enrique Malatesta. En cuanto al socialismo, las primeras ideas se difundieron de la mano de los europeos que emigraron luego de la revolución de 1848. Entre los que llegaron se contaban: Alejo Peyret y el español Bartolomé Voctory. Este último difundió obras comunistas y periódicos con propaganda antirreligiosa y anticlerical. El socialismo se mostró como una fuerza moderadora dentro del incipiente movimiento obrero de izquierda. El sindicalismo fue inspirado en George Sorel. Era una actitud intermedia entre el anarquismo y el socialismo. Su instrumento de lucha contra el Estado era la huelga general. En 1878 surgió como organización la Unión Tipográfica que al año siguiente se fusionó con la Tipográfica Bonaerense. IMPACTO EDUCATIVO: el gobierno implementó un programa de educación para asimilar, sino al inmigrante, a los hijos de éstos a nuestra cultura. Mitre, junto con su ministro Eduardo Costa, procuraron implementarla, pero solo fue para unas minorías selectas, y crearon institutos de educación secundaria. En 1863, se fundó el Colegio Nacional de Buenos Aires, dirigido por Amadeo Jacques y al año siguiente se abrieron en Catamarca, Tucumán, Mendoza, Salta y San Juan. Sarmiento, por su parte, pretendió alfabetizar a las clases populares, “educar al soberano”, educar en la escuela pública donde se mezclara toda la población del país. Fundó numerosas escuelas y en 1869 dictó una ley por medio de la cuál se otorgaban subvenciones a las provincias para crearlas. “Un censo escolar que Sarmiento ordenó realizar mostró la existencia de un 80% de analfabetos en el país, En 1870 se fundó la Escuela Normal de Paraná y se crearon bibliotecas públicas. Una labor fundamental en el terreno educativo fue realizada por los religiosos extranjeros (órdenes y congregaciones) que se instalaron en nuestro país, provenientes de Europa. Colegios religiosos reconocidos, se pueden contar, entre otros: Colegio Santa Brígida, Saint George’s College, Colegio Lacordaire. Los jesuitas “...en 1859 vuelven a Córdoba y en años posteriores fundan los importantes colegios de la Inmaculada Concepción, en Santa Fe (1862), y del Salvador, en Buenos Aires (1862). IMPACTO EN LAS COSTUMBRES: la ciudad se europeizó, convirtiéndose en una ciudad cosmopolita. La clase dirigente criolla se consideraba aristocrática y en cierta medida rechazaba el inmigrante europeo. Aunque le gustaba imitar todo lo que de allí provenía, poco a poco fue incorporando ese elemento nuevo en su sociedad y las costumbres nativas fueron replegándose ante el avance de las nuevas modalidades. Los grupos de genoveses que se establecieron en la Boca (buenos Aires), se dedicaron a la navegación de cabotaje y las actividades pesqueras, dando una fisonomía particular a ese sector de la ciudad. Como un modo de apagar la nostalgia, se formaron entre los inmigrantes, sociedades de ayuda mutua, culturales, etc. Muy diferente fue el desarrollo de las comunidades en el interior del país, sobre todo en la Pampa, donde por su influencia y las excepcionales condiciones ecológicas, se transformó completamente la región. La familia argentina se caracterizaba por tener un arquetipo liberal, o sea patriarcal. El hombre era el eje fundamental de la familia, y en torno a él giraba la vida familiar. Con la llegada de los inmigrantes, esto cambiará paulatinamente. Aportará “...una valorización de la mujer a través de la valorización de la familia, que la convierte en un instrumento en el cambio de la estructura tradicional. Para el gringo, la base de la familia comienza en un matrimonio legítimo. IMPACTO IDIOMÁTICO: El idioma argentino es básicamente el español. Con la inmigración se harán notables las transformaciones del habla argentino. “Corresponde ponderar la influencia de la lengua italiana sobre la argentina, a través de múltiples dialectos de inmigrantes y la reactualización de la presión dialectal española, en especial el gallego y el catalán y sus variantes. Buenos Aires es el lugar que más transformaciones lingüísticas va a sufrir. La presencia del inmigrante determina la aparición de dos nuevos productos idiomáticos: el cocoliche y el lunfardo. El cocoliche es un híbrido entre el español y el italiano. Es el habla del inmigrante que se empeña en copiar el habla autóctona haciendo un esfuerzo por incorporarse al medio. Ejemplos de esto: “pensó a te”, por pienso en ti; “me la dica” por dígamelo. El lunfardo es el habla popular, especialmente del arrabal y del conventillo. Se puede afirmar que el lunfardo es el resultado de la influencia que los inmigrantes ejercieron sobre el modo de hablar de los porteños. Se siente como algo propio, como algo que identifica al hombre e Buenos Aires. Se señalan tres factores que influenciaron en la disolución idiomática argentina: existencia de un español afrancesado; influencia de un español agauchado y finalmente influencia de la inmigración cosmopolita. Las entonaciones y acentos, sobre todo en Buenos Aires y Santa Fe, son influencias de la inmigración. En el aspecto morfológico, son innumerables los ejemplos de influencia italiana que pueden citarse, entre otros: morfoni, paganini, el hecho de hablar al revés: feca por café, pero los más comunes dentro del lunfardo son: atenti, bacán, laburo, mina, etc.
Pero en el lunfardo no solo influyó el italiano, sonó el español, el inglés, el francés, el lusitano, y los regionalismos e indigenismos propios de nuestro país. Puede resumirse en lunfardo “...como un habla corriente y natural de proyección universal. IMPACTO RELIGIOSO: la Iglesia se considera peregrina en la tierra, como el hombre. Las relaciones entre la Iglesia y la inmigración son recíprocas. La Iglesia no solo colaboró en el aspecto religioso, sino también en el asistencial y el educativo. A pesar de los gobiernos liberales, se mantuvo el carácter católico del país. Pero a situación del clero nacional era precaria a mediados del siglo XIX. “Si bien, en un principio, por tratarse de un país católico, en Europa no se tuvo la precaución de enviar sacerdotes con los inmigrantes, [...]. Cuando la inmigración fue un hecho y comenzaba a presentar sus problemas, tanto las autoridades eclesiásticas europeas como las argentinas manifestaron una evidente preocupación y dispusieron, auspiciaron o facilitaron la venida de sacerdotes, religiosos y religiosas. Los sacerdotes seculares que vinieron, en su mayoría españoles e italianos, ejercieron su magisterio en forma más o menos anónima en parroquias y capellanías. Entre las órdenes y congregaciones religiosas de varones que arribaron a nuestro país, se encuentran los Padres Franciscanos de Propaganda FIDE (1854), los Jesuitas y los Bayonetas (1856), los Lazaristas (1859), los Salesianos (1875) y los Pasionistas (1880). Entre las congregaciones y órdenes de mujeres se cuentan: Hermanas de la Misericordia (1856), las Vicentinas y de Nuestra Señora del Huerto (1859), Carmelitas descalzas (1874), Dominicas de Albi y de la Misericordia (1875), de la Visitación (1876), de María Auxiliadora (1879) y del Sagrado Corazón (1880). IMPACTO URBANÍSTICO: la inmigración tuvo una influencia indudable dentro de la arquitectura. Los extranjeros y algunos argentinos, inspirados en bibliografía foránea, construían con materiales importados, salvo lo que constituía la mampostería. Revestimientos, pisos, sanitarios, vidrios, puertas, ventanas, muebles, etc., todo provenía de Europa o de Estados Unidos. Incluso el papel de dibujo y los útiles. Los nuevos criterios urbanísticos se aplicaron no solo a las ciudades, sino también a los pueblos que se fundaban, estando a la vanguardia los ferrocarriles, carreteras, puentes, empedrados de bloques de granito, y la implementación de la red de “tranways”. En materia de comunicaciones, el telégrafo y el teléfono permitió el contacto no solo interurbano sino también internacional, al instante. Con el ferrocarril llegaron las estaciones que se convirtieron en los nuevos centros de atracción. El boulevard, típico canal de circulación de carruajes europeos, llegó a la Argentina. “El nuevo modo de vida ‘a la europea’ de la élite porteña y luego del resto de las capitales argentinas, promovió el paseo por el parque y, en la medida de lo posible, la transformación de toda la ciudad en un parque. Así se asistió el embellecimiento y arbolado de las viejas plazas virreinales y el arbolado de calles... Arquitectos llegados de Europa construyeron numerosos templos, como el piamontés Antonio Mansella, que edificó la catedral de Buenos Aires, o los italianos Mai, que en nuestra ciudad de Santa Fe (Argentina) construyeron la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, de Santo Domingo y del Carmen. IMPACTO CULTURAL: en lo que a música se refiere, puede decirse que los primeros tangos tuvieron aires de zarzuelas, los autores y compositores si no eran inmigrantes, eran hijos de inmigrantes. Nombres como Contursi, Manzi, Discépolo y Gardel, son conocidos por todos los argentinos. En teatro, el sainete es lo más representativo de la pluralidad de naciones. Los primeros payadores y verseadores fueron italianos, y el querido bandoneón es alemán, traído por Heinrich Band. En los deportes, “:::ellos se trajeron el ‘tiro al segno’ y la ‘pelota vasca’. El fútbol comenzó siendo un deporte de colegios ingleses pero ya nadie lo registra cuando dice ‘orsai’. INMIGRACIÓN Y COLONIZACIÓN EN SANTA FE MEDIDAS NECIONALES Y PROVINCIALES QUE FOMENTAN LA INMIGRACIÓN Fueron desde 1853, varias las medidas implementadas para favorecer la inmigración en nuestra provincia. La Confederación, atendiendo el artículo 25 de la Constitución Nacional, comienza a realizar diferentes tratativas. En 1853, la provincia realiza un contrato con Aarón Castellanos, donde se lo autoriza a traer 1000 familias europeas. El plazo era de diez años para concretar el traslado, que se realizaría en grupos de 200 personas. “El negocio de Castellanos consistía en el interés que percibía de los adelantos hechos a los inmigrantes en concepto de pasajes, vestido, herramientas, etc., deuda exigible a cada beneficiario, en un tercio de las cosechas que debían pagar todos los colonos durante cinco años, entregándosele limpio el producto; con la donación, por parte del Gobierno de 32 leguas cuadradas de tierra en las condiciones mencionadas. Como resultado de este contrato, se funda Esperanza. Los inmigrantes que arribaron eran oriundos de los cantones de Valais, de Vaud, de Argovia, de Berna, de Zurcí y de Ginebra, además de saboyanos, alemanes y franceses. En 1856 el gobierno de Santa Fe, firma con Augusto Gundluck, representante de la casa de los res. Beck y Herzog del Cantón Bale de Suiza, un contrato donde se comprometía a traer 200 familias suizas o saboyanas para establecer una colonia agrícola; pero este contrato quedó sin efecto y se firmó otro, el que dio como resultado la fundación de San Carlos. En 1857, el gobierno sancionó la ley por la cual se autorizaba al Poder Ejecutivo a donar tierras a los inmigrantes espontáneos. Estas no debían exceder de 20 cuadras, así como tampoco se les exigía compensación alguna. En 1862 la Asamblea Legislativa de la Provincia de Santa Fe aprobó un contrato de colonización con la Compañía Werner. Según el contrato se traerían de Alemania 10.000 familias en un lapso de 10 años. Fueron numerosos los contratos
de colonización financiados por el gobierno y por particulares, aunque muchos de ellos no llegaron a concretarse. Debe aclararse que la mayoría contaba con cláusulas en las que se establecían ciertas ventajas para las familias inmigrantes europeas. Uno de los grandes impulsores de la inmigración en la provincia de Santa Fe , fue el Dr. Nicasio Oroño, quién ejerció su cargo de gobernador entre 1865 y 1868. Hombre de espíritu progresista. “Por su acción afanosa por ‘actualizar el futuro’, ‘forzar el tiempo’, consignas de la política rivadaviana, Oroño fue llamado el ‘Rivadavia chico’. En éste período se dictaron leyes que aliaban dos sistemas en cuanto a la distribución de las tierras: donación gratuita y venta a precios bajos y largos plazos. En el año 1869, siendo gobernador de la provincia Mariano Cabal, en un mensaje ante la Asamblea Legislativa dice, entre otras cosas: “Sacrificios ha hecho el Gobierno para cumplir con las promesas que por las leyes se han hecho a los extranjeros [...] pero no hay sacrificio que no deba hacerse para fomentar la inmigración, pues dando ella tan poderoso incremento a la riqueza pública, serán esos sacrificios en breve compensados. En este año se generan dos polos de colonización. Por un lado, el de Esperanza, San Jerónimo y San Carlos; y por el otro, el del sur, colonias que funda el ferrocarril General Argentino, bordeando su línea férrea: Bernstandt (Roldán), Carcaraña, Correa, Cañada de Gómez y Tortugas. Simón de Iriondo en su primer gobierno, tomó medidas fundamentales: “La eximisión de impuestos para las colonias (ley de 1871), comenzar a fomentar la educación en las colonias y crear la Inspección de Colonias... En 1876 se dictó la Ley de Inmigración (ver Anexo documental), la que pretendió regular los temas atinentes a la inmigración, pero la provincia de Santa Fe había realizado su propia política a favor del ingreso de extranjeros a sus tierras. “Le toca a D. Nicolás Avellaneda, hombre del interior, tomar el toro por las astas. [...] Han pasado 23 años desde la Constitución de 1853, y ya es hora de concretar el llamado a ‘todos los hombres del mundo’. Oscar Ensinck en su libro “Hisotira de la inmigración y colonización en la provincia de Santa Fe2, transcribe un informe del inspector de colonias Jonás Larguía, que en 1876 clasifica en tres categorías los sistemas de colonización, los que resumidos sintetizan lo siguiente: 1. Colonización realizada por pobladores extranjeros traídos desde Europa, recibiendo de parte del gobierno en forma gratuita tierras y animales, herramientas y subsistencia para colonos, a rembolsar en un período de años a establecer. Así se fundó Esperanza. Fue la base de la colonización. 2. Colonización hecha por empresas particulares encargadas de suministrar las provisiones. Fundaron San Carlos, Helvecia, Alejandra, Emilia, San Justo, Candelaria, Jesús María, Germanía, Hanzen (desaparecida), Caridad y las colonias del Ferrocarril General Argentino. 3. Colonización hecha por empresarios particulares sin suministrar provisiones, vendiendo tierras mediante hipotecas con plazos que iban de 3 a 10 años. Fundaron Las Tunas, San Agustín, Franck, Gruttly, Gessler, Oroño, San Martín, Pilar, Santa María, Pujol, Bustinza, Nuevo Torino, Teodelina y Piamontesa. La primera modalidad es la oficial, mientras que la segunda y la tercera es denominada espontánea particular. COMISIÓN DE INMIGRACIÓN El gobernador de la provincia, por decreto del 28 de julio de 1857, crea la Comisión de Inmigración, que tendría asiento en la Capital. El objeto era recibir y colocar las familias que arribaran con el propósito de radicarse en ella, ya sea que hubiesen contratado con el gobierno o con particulares. Esta comisión contaba con inspectores que recorrían las colonias ya establecidas, elevando luego un informe pormenorizado de las visitas. En 1864, Rosario pretendió tener una Comisión Protectora del Inmigrante. A fines de ese año se establece efectivamente la comisión que relacionaba los agentes europeos con las provincias argentinas, con el objeto de fomentar la inmigración, poniendo como ejemplo de ese proyecto a las tres colonias santafesinas. Tuvo un gran inconveniente en su labor esta comisión, no contaba con recursos, por lo que su tarea se limitó a difundir noticias y sugerencias para estimular la inmigración. El representante de la comisión era Carlos Beck, cuyo asiento era Alemania y Suiza. En el año 1867 y en vistas de no contar con alojamiento temporario, la comisión crea un asilo para inmigrantes. Se instaló en la zona portuaria de Rosario, hasta que en 1870 se estableció una casa adecuada. Los periódicos de la época se encargaban de publicar la cantidad de inmigrantes que se instalaban en el asilo, así como sus capacidades y características generales, para que los empresarios dueños de colonias, supieran con que mano de obra podían contar. Además en Rosario estaba la Oficina de Trabajo, cuyo objetivo era conseguir trabajo a los inmigrantes, especialmente a los que llegaban espontáneamente a las ciudades y además perseguían el abuso que cometían las agencias particulares que explotaban a los recién llegados. Luego de que el inmigrante conseguía trabajo, esta Comisión cumplía la función de tramitar los contratos para evitar los problemas legales, en caso de suceder, es la encargada de conseguirle un abogado idóneo que para que lo defienda. En realidad los servicios que presta no se terminan nunca, como dice Hugo Mataloni, pasa a ser el “consulado”. COLONIA ESPERANZA ¿Quién TE bautizó Esperanza?, ¿Qué pecho la exclamó primero?. ¿Qué espíritu, manso de gracia y hechizo de futuro, la eligió entre todas las virtudes?
La historia de esta ciudad no registra este hecho en forma tan terminante. Por él, es doble pensar, que el nombre brotó con el anhelo unánime de vencer y de labrar una patria nueva, para los hijos que en argentina tierra habrían de florecer” Con la fundación de Esperanza se inicia una etapa decisiva para la provincia de Santa Fe. El salteño Aarón Castellanos, opinaba que las razas latinas o mediterráneas no eran comparables a los sajones y alemanes. Era un hombre emprendedor, en 1856 estaba instalada en la provincia la primera colonia suiza. La zona geográfica elegida fue el Chaco santafesino, entre los ríos Salado, Bermejo y Paraná. De más está decir que esta región todavía estaba plagada de indios. La llamaron Colonia Esperanza. Fue a experiencia piloto, “...abuela de todas las colonias futuras.” El 15 de junio de 1853, castellano firmó un contrato con el gobierno de la provincia, que pretendía promover la inmigración para explotar la riqueza de la zona, e impulsar el comercio y la industria agrícola. Castellanos fue autorizado a llevar 1.000 familias europeas honestas y trabajadoras, elegidas por él. Cada familia debía componerse de 5 personas, mayoría de hombres con 10 años cumplidos, aunque se admitían matrimonios con hijos menores. También queda autorizado a firmar contratos privados con colonos a fin de percibir una recompensa por los trabajos hechos en pos de establecer la colonia, facilitarles el dinero para los pasajes, vestimentas y herramientas y por pagar a gentes e intérpretes en Europa. Además recibía durante 5 años una tercera parte de lo producido. Las obligaciones del gobierno eran entregar a cada familia un terreno de 20 cuadras cuadradas con un rancho plantado, que quedaba de su propiedad al cabo de cinco años. A Castellanos se le prometió a dale 32 leguas cuadradas de tierra elegidas por él. Éste se instaló en Europa y comenzó su campaña de propaganda en Suiza, Francia y Alemania. Los que en realidad se interesaron fueron suizos de cantones alemanes y franceses. Cuando retorna, se encuentra con la novedad de que el gobierno pretende desconocer los términos del contrato, dado que si la colonia se había instalado en territorios indios, los colonos para defenderse del malón, se proveyeron de armas para defender sus campos. Si se tiene en cuenta que la proyección de 2.000 o más extranjeros en un plazo de 10 años, los conflictos que se suscitarían serían graves. En los siguientes contratos el gobierno garantizó el auxilio militar a los colonos en caso de necesidad, pero los suizos se defendieron solos, sus armas eran modernas y su deporte favorito era el tiro. A principios de 1856, llegaron las primeras 200 familias que había embarcado en Normandía, agrupadas por idiomas. En general era pobre gente y poco experimentada. “Los diferentes grupos tenían características disímiles: los suizos del este alpino eran de carácter reservado, paciente, sobrio y práctico [...] La familia era un círculo cerrado pero trabajador [...] La religión formaba parte de sus vidas. Los suizos franceses [...] eran dinámicos, locuaces y afectos a las muestras externas de sensibilidad. Tenían in gran sentido del honor [...] Los de Baviera y Badén [...] pasión e inteligencia para el trabajo, menos afectos a la exteriorización, [...] algo fríos en apariencia. El viaje duró tres meses. Llegaron a la ciudad de Santa Fe donde permanecieron 10 días, luego en una caravana de carretas tiradas por bueyes, se marcharon a la colonia. Obviamente que la casa alpina, los puentes y las palmeras del folleto de propaganda, no aparecieron. Cuando la colonia quedó constituida, se nombró un juez de paz, que era suizo y se designaron dos suplentes: uno francés y uno alemán. Las diferencias de nacionalidad no suscitaron tantas discusiones como las diferencias religiosas. “El contingente era un mosaico: de las 200 familias, 77 eran protestantes de ambas lenguas, 68 católicos de habla francesa y 55 católicos de habla alemana; los católicos, a su vez, se dividían en intolerantes y moderados.” Organizaron su trabajo dividiéndolo en profesiones y oficios. En los primeros ubicaron al juez y al maestro, y en el segundo a los herreros, cultivadores, carpinteros, ladrilleros, etc. Esta división posibilitó el progreso posterior. La ocupación principal fue la agricultura y la ganadería. Los lotes se adjudicaron por sorteo, pero la colonia se dividió en dos, 105 lotes para cada lado. Cinco parcelas estaban destinadas a la administración, en la franja central se formó la plaza pública y el pueblo. Las casas se dispuso que se agruparían de a cuatro para defenderse de los indios, pero en realidad esto no tuvo mucha razón de ser, ya que cuando los indios se encontraron un par de veces con los diestros tiradores, desistieron de llevarse el ganado. Cuando se hizo la primera siembra, aparecieron dos azotes: la sequía y la langosta. Durante tres años la langosta se comió la cosecha. El sol se oscurecía por la manga, que arrasaba con todo a su paso. Nada lo combatía ni espantaba. Un día de octubre pasaba por allí un padre franciscano, y aprovecharon para celebrar una misa de campaña, de pronto llegó la langosta en medio de la ceremonia; los colonos, ante la impotencia, se encomendaron a Santa Teresa que era justo su día y le prometieron celebrar su fiesta todos los años, aunque la patrona de Esperanza es la Virgen María, Santa Teresa es su suegunda protectora. La sequía que marchitaba los sembrados traía otro problema: el incendio y así a eso se le sumaba el viento pampero, todo quedaba hecho cenizas. A los cinco años de fundada, la colonia tuvo municipalidad. Al año siguiente se otorgó la posesión de las tierras a sus ocupantes. Se iniciaba la presidencia de Mitre y con ella la estabilidad constitucional. Pero era necesario integrar culturalmente a los colonos. El primer maestro de Esperanza se llamó Johann Helbing. Evidentemente tenía que cumplir una condición indispensable: ser políglota, y lo era: hablaba alemán, inglés, francés y castellano. Pero se encontró con un serio obstáculo, no solo se resistían los niños para ir a clases, sino que sus padres los apoyaban.
Los niños trabajaban junto con sus padres en el campo y para éstos, eran más provechosos haciendo eso que yendo a la escuela. Sí eran afectos a la música, por lo que no le fue difícil al maestro formar un coro. Luego llegó María Teresa de Hohenfels, venida de Suiza a pedido de los colonos. Las escuela de primeras letras fue fácil de lograr, con el correr del tiempo surgieron los colegios privados con reglamentos severos y programas de formación humanística, afirmado siempre en el dogma cristiano. CONCLUSIÓN La Revolución Industrial europea, principalmente en Inglaterra, dio origen a cambios económicos, sociales y demográficos que posteriormente se expandieron a todo el mundo. Los países industrializados aumentaron sus demandas de materias primas para sus industrias y su población en franco crecimiento. Simultáneamente, buscaron colocar sus excedentes en nuevos mercados. Los intelectuales liberales argentinos pretendieron imitar las experiencias capitalistas de Europa y de Estados Unidos con sus modelos de progreso económico y social. En Argentina, el proyecto tenía sus bases en el aporte inmigratorio y en los capitales extranjeros, que pondrían a producir las grandes extensiones de tierra fértil e improductiva hasta el momento, y consecuentemente la trasformación de la sociedad. Llegaría la civilización para vencer la barbarie. Era perentorio establecer un orden político y social estable, organizado por el Estado. Después de Caseros, la unificación del país se veía con más posibilidades de lograrse, aunque a la postre, demoró más tiempo. La Constitución de 1853, de tendencia liberal, manifestaba en sus líneas las aspiraciones de unidad y progreso del mundo moderno europeo. Alberdi y Sarmiento en sus dos obras literarias plasmaron claramente las necesidades de cambiar la idiosincrasia de la Argentina. No hace falta realizar un árbol genealógico muy extenso, para darnos cuenta que todos los argentinos tenemos nuestras raíces en la inmigración. Nuestra identidad, nuestra cultura, no pueden considerarse genuinamente criollas, todo tiene la impronta inmigratoria. Nuestra raza argentina, es producto del cruzamiento entre lo europeo y lo criollo. Como resultado de ese contacto y el aporte de ambas razas, surgió una con características propias. La vida rural exigió que el gringo se acriolle, llegando algunos a equiparar sus destrezas camperas con el gaucho. Debió acomodarse al nuevo ambiente y al relacionarse con él, adquirió nuevos hábitos, modalidades, vestimentas, perdió el miedo al caballo, aprendió a tomar mate y a comer carne asada; uso botas y bombachas y hasta aprendió a usar el lazo. Si tenemos en cuenta las modificaciones que surgieron en el ámbito ganadero, se puede decir que el gaucho se agringó. Porque tuvo que aprender a usar implementos de labranza, y tuvo que amoldar sus vestimentas a las nuevas tareas. Dejó la bota d potro, el calzoncillo cribado y le chiripa. Pero cada uno, gringo y criollo, arrastró su tradición cultural, amalgamando ambas, y dando así paso a una sincronización, un nuevo mestizaje, similar al producido en América en la época de la conquista y colonización española. El resultado de ese intercambio llevo a la construcción de una nueva forma de vida, la del hombre argentino que se gestaba. En América Latina no sucedió lo mismo que en Argentina, sobre todo con los inmigrantes chinos llevados al Perú. Dada la diferencia cultural y el maltrato laboral al que eran sometidos, no lograron integrarse. En México sucedió lo mismo, con el agravante de que fueron víctimas de actos xenófobos. Brasil fue similar a nuestro país. La impronta esclavista fue desplazada por la inmigración europea. El espectro racial fue variado y las consecuencias se vislumbraron en todos los aspectos de la vida nacional, al igual que en Argentina, el resultado fue la “construcción” de un hombre nuevo, diferente al brasileño de la época anterior a 1850; a tal punto que pasa a ser un país predominantemente blanco en su etnia. Uruguay y Chile también pueden incorporarse a las consecuencias anteriores, aunque contaron con un número inferior de inmigrantes. El impacto de la inmigración en la sociedad argentina fue enorme. El crecimiento dio lugar a nuevas necesidades. Se organizaron en asociaciones de ayuda mutua que no solo tenían por objeto el fortalecer los vínculos solidarios y de contención, sino también suavizar el desarraigo. La introducción de ideas tales como la división del trabajo, las organizaciones gremiales, favoreció a los argentinos que desconocían por completo esta mirada diferente de la relación patrón-empleado. Fueron los inmigrantes los que dieron el puntapié inicial al gremialismo, que luego daría paso a la creación de los sindicatos, con el aporte de otros sectores sociales, amén de otros factores políticos y económicos. Hubo elementos positivos y negativos que confluyeron, tanto en el contexto mundial como en el nacional, con los cambios sociales, políticos y económicos que se fueron produciendo; pero todo llevó a la elaboración de un país con una identidad propia, que determinaría su lugar en el abanico internacional que surgía por aquellos años para los países latinoamericanos. Hubo cambios realmente rápidos y profundos; por un lado se urbaniza el país y se modifica la estructura social, pasando de un partón dual (clase alta y clase baja) a un patrón multiclase característico de las sociedades modernas, donde surge claramente la clase media; aumenta considerablemente la demografía, no solo en las ciudades, sino también se puebla, aunque no en la medida deseada por los gobiernos, el desierto. “La Argentina actual sería inimaginable sin la contribución de la gran inmigración de fines del siglo XIX. La transformación vertiginosa de nuestro país a partir de entonces en sus formas de vida, costumbres, concepción del mundo, economía, letras, ciencias, artes, lengua, fisonomía de las ciudades y de los campos, vida religiosa y política. Ha
sido muy grande, y en algunos sentidos, radicales. Es difícil hallar en nuestros días un argentino que no sea testimonio viviente, y más o menos directo, en su propia sangre, de ese formidable y único fenómeno histórico.” [1] DAPPE, María Victoria. En Universidad Nacional de Tucumán. “La inmigración en la Argentina”. Tucumán, U.N.T. 1979, Pág. 59. [2] WELLS, H.G. “Esquema de la historia universal”. Ed. Anaconda. Bs. As. 1949. Pág. 105. [3] DAPPE. Ob. Cit. Pág. 60[4] Enciclopedia Microsoft Encarta 98. 1993-1997. Microsoft Corporación. [5] WELLS. Ob. Cit. Pág. 102. [6] RUDE, George. “La multitud en la historia” Siglo XXI. Bs. As. 1971. Pág. 180. [7] Liberalismo: política partidaria de la no-intervención del estado en el plano económico. Se proclama la defensa de la libertad y la igualdad, la soberanía y la justicia como valores imprescindibles para la organización social. [8] RUDE, George. Ob. Cit. Págs. 185 y 186. [9] BRAUDEL, Fernand. “Las civilizaciones actuales”. 3° reimpresión. Editorial Tecnos. Madrid. 1971. Págs. 335-336. [10] EFIMOV, A. Y FREIBERG, N. “historia de la época del capitalismo industrial.” Editorial Problemas. Bs. As. 1941. Pág. 177 [11] GARCÍA PELAYO Y GROSS, Ramón (Dir.). “Enciclopedia Metódica Larousse” T.2. París. Larousse. 1964. Pág. 397. [12] Capitalismo: sistema económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción, la búsqueda de los máximos beneficios y la división de clases sociales. [13] WELLS, H.G. Ob. Cit. Pág. 116. [14] Ídem. Pág. 64. [15] Ídem. Pág. 65. [16] BARNES, H. Ob. Cit. Pág. 66. [17]“Latinoamérica” en Microsoft Ob. Cit. [18] BEYHAUT, Gustavo y Helene. “América Latina III. De la independencia a la segunda guerra mundial.” En Historia Universal Siglo XXI. Vol. 23. siglo XXI Editor. 1989. [19] LUNA, Félix. “Crónica de América” S/D. Pág. 409. [20] Latifundio: gran extensión de tierras en manos de pocos propietarios o terratenientes que la explotan. [21] BEYHAUT, Gustavo y Helene. Ob. Cit. Pág. 35. [22] DI TELLA, GERMANI, GRACIARENA Y OTROS. “Argentina, sociedad de masas”. Eudeba. Bs. As. 1971. Pág. 89. [23] HALPERÍN DONGHI, Tulio. “Historia contemporánea de América Latina”. 2° ed. Alianza Editorial. Bs. As. Pág. 193. [24] CHAUNÚ, Pierre. “Historia de América Latina”. 8° ed. Eudeba. Bs. As. Pág. 118. [25] LUNA, Félix. Ob. Cit. Pág. 410. [26] ROMERO, José Luis. “Latinoamérica: las ciudades y las ideas”. Siglo XXI. 1976. Págs. 176 – 178. [27] Ídem. Pág. 183. [28] Idem. Pág. 195. [29] BEYHAUT, G. Y H. Ob. Cit. Pág. 80. [30] HALPERIN DONGHI, Tulio. Ob. Cit. Pág. 199. [31] Colonia: se denomina así al asentamiento que realiza un grupo mas o menos numeroso de personas provenientes de un país, en otro, con el objeto de poblarlo y hacerlo producir. [32] BEYHAUT, G. Y H. Ob. Cit. Pág. 86. [33] Idem. Pág. 87. [34] CHAUNÚ, Pierre. Ob. Cit. Pág. 112. [35] Inmigración: es el cambio de residencia más o menos permanente, por lo general debido a factores económicos, laborales, sociológico o político. Debe distinguirse emigración de inmigración, y el punto está dado desde el lugar donde se mire el fenómeno. Si es desde el país que abandona el individuo para establecerse en otro diferente, se denomina emigrante. La inmigración se da cuando se contempla desde la perspectiva del país donde arriba el individuo. [36] CHAUNÚ, P. Ob. Cit. Pág. 118. [37] BEYHAUT, G. Y H. Ob. Cit. Pág. 93. [38] CHAUNÚ, P. Ob. Cit. Pág. 113. [39] ROMERO, Losé Luis. “Breve historia de la Argentina” 1° reimpresión. Fondo de la Cultura Económica. Bs. As. 1997. Pág. 8 [40] Ídem, Pág. 94. [41] LUNA, Félix. “Breve historia de los argentinos”. 12° ED. Planeta. Bs. As. 1996, Pág. 118. [42] Oligarquías: gobierno de unos pocos, que tienen el control de todo, especialmente lo político y lo económico. [43] ROMERO, J. L. Ob. Cit. Pág. 102. [44] VITELLI, Guillermo. “Los dos siglos de la Argentina. Historia económica comparada”. Prendergast. Bs. As. 1999. Pág. 104. [45] ROMERO, J. L. Ob. Cit. Pág. 107.
[46] SONSOGNI, Elida, en “Anuario del Instituto de Investigaciones Históricas N° II”. U.N.L. Rosario. 1957. Pág. 400. [47] GARCÍA DE SALTOR, Irene en U.T.N. Ob. Cit. Pág. 27. [48] Ídem. Pág. 39. [49] GERMANI, Gino. “América Latina”. 4° ED. Paidos. Bs. As. Pág. 308. [50] SARMIENTO, Domingo. “Facundo”. 9° reimpresión. Colihue. Bs. As. 1998. Págs. 75 y 76. [51] GERMANI, G. Ob. Cit. Pág. 275. [52] HERNÁNDEZ, José. “Martín Fierro”. 2° ED. Rosario, Editorial Apis, 1941. Pág. 11. [53] SARMIENTO, D. F. Ob. Cit. Pág. 56. [54] JAURETCHE, Arturo. “El medio pelo en la sociedad argentina.” Peña Lillo Editor. Bs. As. Págs. 76 y 77. [55] ALBERDI, Juan Bautista. “Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina.” Editorial Tor S.R.L. Bs. As. 1948. Pág. 138. [56] Ídem. Pág. 51. [57] EFIMOV, A. Y FREIBERG, N. “Historia de la época del capitalismo industrial.” ED. Problemas, Bs. As. 1941. [58] ALBERDI, J. B. Ob. Cit. Pág. 143. [59] “Constitución de la Nación Argentina”. Diario El Litoral. Santa Fe, 1994, Pág. 1. [60] LUNA, F. “Breve historia.....” Ob. Cit. Pág. 122. [61] GERMANI, G. Ob. Cit. Pág. 239. [62] WOLF, E. Y PATRIARCA, C. “La gran inmigración”. 4° ED. Sudamericana. Bs. As. 1996. Pág. 77. [63] PÉREZ AMUCHÁSTEGUI, A. J. “Mentalidades argentinas (1860-1930).” 4° ED. Eudeba. Bs. As. 1977. Pág. 389. [64] Ídem. Pág. 403. [65] HERNÁNDEZ, J. Ob. Cit. Pág. 38. [66] Ídem. Pág. 73. [67] DR. BOREA, Domingo. “La colonización oficial y particular en la República Argentina.” Imprenta Gadola. Bs. As. 1923. Pág. 22. [68] GORI, Gastón. En U:N:T: Ob. Cit. Pág. 139. [69] CHRISTENSEN, Juan Carlos. “Historia Argentina sin mitos”. Grupo Editor Latinoamericano. Buenos Aires. 1990. Pág. 542. [70] CORBBLIT, O.; GALLO, E.; O’CONNELL, A. En U.N.T. Ob. Cit. Pág. 20. [71] GERMANO, Gino. Ob. Cit. Pág. 252. [72] CHRISTENSEN, Juan Carlos. Ob. Cit. Pág. 543. [73] FLORIA, A. Y GARCÍA BELSUNCE, C. Ob. Cit. Pág. 176. [74] ROMERO, José Luis. Ob. Cit. Pág. 105. [75] Fr.Rubén GONZÁLEZ, en U.N.T. Ob. Cit. Págs. 103 y 104. se debe aclarar que el Colegio Inmaculada Concepción se refundo en 1862, ya que su fundación data de la época de la colonización española. Evidentemente hay un error de redacción. [76] JAURETCHE, Arturo. Ob. Cit. Pág. 136. [77] AGUIRRE, José María. En U.N.T. Ob. Cit. Pág. 220. [78] Ídem. Pág. 230. [79] Fr. Rubén GONZÁLEZ O.P. en U.N.T. Ob. Cit. Pág. 94. [80] NICOLINI, Alberto. Ídem. Pág. 273. [81] WOLF, E. Y PATRIARCA, C. Ob. Cit. Pág. 215. [82] GORI, Gastón. En ENSINCK, Oscar. “Historia de la inmigración y la colonización en la provincia de Santa Fe.” F.E.C. y C. Bs. As. Pág. 29. [83] GIANELLO, Leoncio. “Historia de Santa Fe”. 3° ED. Editorial Plus Ultra. Bs. As. 1978. Pág. 317. [84] ENSINCK, Oscar. Ob. Cit. Pág. 39. [85] CECHINI DE DALLO, Ana. En RENNA, Amilcar (Dir.) “Nueva enciclopedia de la Provincia de Santa Fe” t. 1. Ed. Sudamericanas. Santa Fe, 1992. Pág. 251. [86] MATALONI, Hugo. “La inmigración entre 1886-1890” Colmegna. Santa FE. 1992. Pág. 25. [87] HEER DE BEAUGÉ, Isabel. “Esperanza”. Castellví S.A. Santa Fe, 1956, Pág. 17. [88] WOLF, E. Y PATRICARCA, C. Ob. Cit. Pág. 59. [89] HERE DE BEAUGÉ, I. Ob. Cit. Pág. 25. [90] WOLF, E. Y PATRIARCA, C. Ob. Cit. Pág. 65. [91] U.N.L. Ob. Cit. Pág. 7. BIBLIOGRAFÍA · ALBERDI, Juan Bautista. “Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina.” Editorial Tor S.R.L. Bs. As. 1948. · “ANUARIO DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS N°II. U.N.L. Rosario. 1957. · AVILÉS, Víctor. “Gobernantes de Santa Fe desde 1810 hasta 1960.” Rosario. 1960. · BEYHAUT, Gustavo y Helene. “América Latina III. De la independencia a la segunda guerra mundial.” En Historia Universal Siglo XXI. Vol. 23. siglo XXI Editor. 1989.
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Francisco y Pedro Guerri que confesaron haber sido contratados por hombres de López Jordán. El atentado falló porque a Francisco Guerri se le reventó el trabuco en la mano. Sarmiento salió ileso del atentado y se enteró porque se lo contaron después. Al finalizar su mandato en 1874, Sarmiento se retiró de la presidencia pero no de la política. En 1875 asumió el cargo de Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires y continuó ejerciendo el periodismo desde La Tribuna
. Poco después fue electo senador por San Juan. En esa época vivía con su hermana, su hija y sus nietos en la calle Cuyo, actual Sarmiento1251.En 1879 asumió como ministro del Interior de Avellaneda, pero por diferencias políticas con el gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor, renunció al mes de haber asumido. Durante la presidencia de Roca ejerció el cargo de Superintendente General de Escuelas del Consejo Nacional de Educación. En la época en que Sarmiento fomentaba la educación popular, el índice de analfabetos era altísimo. En el campo había muy pocas escuelas porque la mayoría de los estancieros no tenían ningún interés en que los peones y sus hijos dejaran de ser ignorantes. Cuanta menos educación tuvieran más fácil sería explotarlos. Pero Sarmiento trataba de hacerles entender que una educación dirigida según las ideas y los valores de los sectores dominantes, lejos de poner en peligro sus intereses, los reproducía y confirmaba. "Para tener paz en la República Argentina, para que los montoneros no se levanten, para que no haya vagos, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, enseñarles a todos lo mismo, para que todos sean iguales... para eso necesitamos hacer de toda la república una escuela."De todas formas le costó muchísimo convencer a los poderosos de que les convenía la educación popular y recién en 1882, logró la sanción de su viejo proyecto de ley de educación gratuita, laica y obligatoria, que llevará el número 1420.Una de sus últimas actuaciones públicas data de 1885. El presidente Roca prohibió a los militares emitir opiniones políticas. Sarmiento, que no podía estar sin expresar su pensamiento, decidió pedir la baja del ejército, y opinar libremente a través de las páginas de su diario El Censor .En el invierno de 1888 se trasladó al clima cálido del Paraguay junto a Aurelia Vélez, la hija de Dalmasio Vélez Sarsfield, autor del Código Civil. Aurelia fue la compañera de Sarmiento durante los últimos años de su vida. Murió el 11 de septiembre de ese año, en Paraguay, como su hijo Dominguito. Pocos años antes había dejado escrito una especie de testamento político: "Nacido en la pobreza, criado en la lucha por la existencia, más que mía de mi patria, endurecido a todas las fatigas, acometiendo todo lo que creí bueno, y coronada la perseverancia con el éxito, he recorrido todo lo que hay de civilizado en la tierra y toda la escala de los honores humanos, en la modesta proporción de mi país y de mi tiempo; he sido favorecido con la estimación de muchos de los grandes hombres de la Tierra; he escrito algo bueno entre mucho indiferente; y sin fortuna que nunca codicié, porque ere bagaje pesado para la incesante pugna, espero una buena muerte corporal, pues la que me vendrá en política es la que yo esperé y no deseé mejor que dejar por herencia millones en mejores condiciones intelectuales, tranquilizado nuestro país, aseguradas las instituciones y surcado de vías férreas el territorio, como cubierto de vapores los ríos, para que todos participen del festín de la vida, de que yo gocé sólo a hurtadillas". Nicolás Avellaneda (1837-1885) Nicolás Avellaneda, el gran promotor de la inmigración, la universidad pública y la federalización de Buenos Aires, nació en Tucumán el 3 de octubre de 1837.Avellaneda acababa de cumplir cuatro años cuando su padre, Marco Avellaneda, fue degollado por un lugarteniente de Rosas. Su madre, Doña Dolores Silva y Zavaleta, tomó la decisión de trasladarse con su familia a Bolivia. Ya adolescente, cursó la carrera de Derecho en la Universidad de Córdoba sin llegar a graduarse. De regreso a su provincia fundó el periódico el Eco del Norte y afines de 1857 se trasladó a Buenos Aires. A poco de llegar comenzó a trabajar como periodista en El Nacional y a colaborar con El Comercio del Plata , fundado en Montevideo por Florencio Varela durante la época de Rosas. En Buenos Aires pudo completar sus estudios de derecho e iniciarse en el ejercicio de su profesión. Conoció a Sarmiento, con quien mantuvo una estrecha amistad. El sanjuanino lo ayudó a acceder a la cátedra universitaria como destacado profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, desde donde iniciará su carrera política. En 1865 publicó una de sus obras más importantes: Estudio sobre las leyes de tierras públicas , donde examina la legislación argentina al respecto y propone, basándose en el ejemplo norteamericano, la entrega de propiedades a los verdaderos productores, abreviando trámites y eliminando obstáculos. Plantea que la distribución de la tierra garantiza el asentamiento de población estable y contribuye al aumento del caudal demográfico. "La propiedad territorial fácil y barata -decía en el Estudio - debe ser la enseña de leyes venideras, para vencer en su nombre y con su obra el desierto, cambiando el aspecto bárbaro de nuestras campañas". Fue electo diputado a la Legislatura de Buenos Aires y al poco tiempo debió abandonar la banca para ocupar el cargo de ministro de Gobierno de la Provincia, durante la gobernación de Alsina, cuando todavía no había cumplido 29 años. En 1868, Sarmiento fue electo presidente y designó a Nicolás Avellaneda en la cartera más importante en la estrategia del sanjuanino: el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. Desde allí llevará adelante los ambiciosos proyectos educativos de Sarmiento: centenares de escuelas primarias, decenas de escuelas normales y colegios nacionales en todo el país. En 1874, al finalizar la presidencia de Sarmiento, fue electo presidente de la República. Mitre, el candidato derrotado, denunció fraude y se levantó en armas contra el triunfo de Avellaneda. A los pocos meses fue derrotado en el combate de La Verde por las fuerzas del General Roca. Mitre fue condenado a prisión por un tribunal
militar, pero fue indultado por el presidente Avellaneda quien además, como muestra de su voluntad de pacificación incorporó al Gabinete a Rufino de Elizalde y José María Gutiérrez, dos reconocidos metristas. Siguiendo la consigna de Alberdi "gobernar es poblar", Avellaneda promovió en 1876 la sanción de la Ley de Inmigración conocida como Ley Avellaneda, que aparecía como una promesa interesante de tierras y trabajo para los campesinos europeos. En pocos años, duplicó el flujo inmigratorio. Avellaneda enfrentó los efectos perdurables de la grave crisis económica que se había desatado a fines de la presidencia de Sarmiento, con medidas extremas como la disminución del presupuesto, suspensión de la convertibilidad del papel moneda a oro, la rebaja de sueldos y los despidos de empleados públicos. Decía en 1877 " Los tenedores de bonos argentinos deben, a la verdad, reposar tranquilos. La República puede estar dividida hondamente en partidos internos; pero no tiene sino un honor y un crédito, como sólo tiene un nombre y una bandera ante los pueblos extraños. Hay dos millones de argentinos que economizarían hasta sobre su hambre y sobre su sed, para responder en una situación suprema a los compromisos de nuestra fe pública en los mercados extranjeros. "En diciembre de 1876 llegó al país el primer barco frigorífico, Le Frigorifique , equipado con dos cámaras que mantenían una temperatura de 0 grados centígrados. En 1877 llegó Le Paraguay , sus cámaras enfriaban hasta 30° bajo cero. Esto modificaba notablemente el panorama de las exportaciones argentinas e incrementaba el valor del ganado. El periódico El Mosquito Satirizaba así la llegada del frigorífico:" Yo me quedo asombrado cuando pienso en todas las ventajas que se pueden sacar del invento del frigorífico. Las mujeres podrán construir cada una en su casa un retrete frigorífico, sea sencillo o sea adornado como un elegante tocador, y si tienen la constancia de no salir de él, sino para ir a las tiendas, recibir visitar y comer, conservarán una juventud eterna, y a los 80 parecerán mozas de 25 años. El sistema frigorífico aplicado a la política, producirá también efectos benéficos; las revoluciones serán más raras, si encierran a los autores de revoluciones en calabozos frigoríficos, porque la baja temperatura de su prisión calmará sin duda su ardor revolucionario. "La restricción de las compras al exterior como producto de la crisis, estimuló un tímido desarrollo de la industria local. En 1877 se fundó el Club Industrial, por iniciativa de Carlos Pellegrini, Vicente Fidel López, José Hernández y Roque Sáenz Peña. El club logró que se establecieran tarifas proteccionistas para algunos productos, fortaleciendo la industria harinera, la vitivinícola, la del vestido y otras producciones. En ese mismo año, se produjo la primera huelga de nuestra historia protagonizada por el primer gremio organizado: la Sociedad Tipográfica Bonaerense, fundada en 1857. La huelga fue dirigida por dos inmigrantes, un francés, Gauthier, y un español, Álvarez, que traían su experiencia sindical europea. La huelga fue exitosa y logró el establecimiento de la jornada de diez horas en invierno y doce en verano, una importante conquista para la época. El periódico El Nacional , dirigido por Dalmasio Vélez Sarsfield, calificó a la huelga como "recurso vicioso, inusitado e injustificado". El gobierno de Avellaneda, a través del ministro de Guerra, Adolfo Alsina impulsó una campaña al desierto para extender la línea de frontera hacia el Sur de la Provincia de Buenos Aires. El plan de Alsina era levantar poblados y fortines, tender líneas telegráficas y cavar un gran foso, conocido como la "zanja de Alsina", con el fin de evitar que los indios se llevaran consigo el ganado capturado. Antes de concretar su proyecto, Alsina murió. Fuere emplazado por el joven general Julio A. Roca, quien aplicará un plan de aniquilamiento de las comunidades indígenas a través de una guerra ofensiva y sistemática. El éxito obtenido en la llamada “conquista del desierto”, llevada a cabo entre 1878 y 1879, prestigió frente a la clase dirigente la figura de Roca y significó la apropiación por parte del estado nacional de millones de hectáreas que serán distribuidas entre una minoría de familias vinculadas al poder. Al finalizar su presidencia, Avellaneda envió al parlamento un proyecto de federalización de la ciudad de Buenos Aires, con la intención de poner fin a la histórica disputa por la residencia de las autoridades nacionales, que estaban de hecho sometidas a la autoridad y jurisdicción del gobernador de la provincia de Buenos Aires. El proyecto provocó la reacción del gobernador, Carlos Tejedor, quien se sublevó contra las autoridades nacionales en tanto se llevaban a cabo las elecciones presidenciales que dieron el triunfo a la fórmula Roca-Madero, partidarios de la federalización. El presidente Avellaneda abandonó la ciudad e instaló el gobierno en el vecino pueblo de Belgrano. Buenos Aires fue sitiada y Tejedor, derrotado por las tropas leales a Avellaneda comandadas por Roca. Finalmente en agosto de 1880 la legislatura nacional declaró disuelta al cuerpo legislativo bonaerense y sancionó la Ley de federalización de la ciudad de Buenos Aires. Al concluir su mandato presidencial, en 1880, Avellaneda fue electo senador por Tucumán. Desde allí proyectó y logró la sanción de la Ley Universitaria, que les garantizó la autonomía a las universidades nacionales. Poco después fue electo rector de la Universidad de Buenos Aires. En junio de 1885, se embarcó hacia Europa junto a su esposa, Carmen Lóbrega, en busca de un tratamiento médico para la nefritis que lo afectaba. Murió en altamar, de regreso de su viaje, el 24 de noviembre de 1885, a los 48 años
El 9 de julio de 1816, tras seis años de idas y venidas, se declaró la independencia “del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”. Diez días más tarde, el 19 de julio, el diputado por Buenos Aires Pedro Medrano hizo aprobar un agregado a la fórmula de juramento que decía: “y de toda otra dominación extranjera”. Es que el rumor de que se tramaba la
entrega
del
país
a
la
corona
portuguesa
o
a
los
ingleses
se
había
extendido
hasta
Tucumán.
De hecho, el emisario norteamericano escribía a su gobierno: “El gobierno de estas provincias es demasiado sumiso a Gran Bretaña para merecer el reconocimiento de los Estados Unidos como potencia independiente”. El artículo seleccionado en esta oportunidad apareció el domingo 9 de julio de 1972 en La Opinión cultural. En él, Juan Carlos Grosso se refiere a los intereses británicos y a la sutil diplomacia inglesa con relación al movimiento independentista rioplatense. Los intereses británicos y la independencia del Río de la Plata Fuente: Juan Carlos Grosso, La Opinión cultural, domingo 9 de julio de 1972. Pocos días después que el Congreso de Tucumán de 1816 declaró solemnemente la ruptura de “los violentos vínculos” que unían las “Provincias del Sud América” a la Corona española, los comerciantes ingleses residentes en Buenos Aires decidieron reconocer de hecho la independencia del Río de la Plata nombrando un representante ante el nuevo Estado americano. Seis años atrás los barcos de guerra británicos que se hallaban estacionados en el Río de la Plata habían saludado entusiastamente, con una salva de cañonazos, la destitución del virrey y el establecimiento del gobierno revolucionario. Ambos hechos pusieron de manifiesto el no oculto interés de los sectores mercantiles y políticos de Gran Bretaña por el proceso emancipador de América. Desde los últimos decenios del siglo XVIII el gobierno británico había demostrado gran preocupación por los asuntos políticos de la América Hispana, deseoso de romper las barreras legales que el orden colonial había impuesto al comercio británico. Los círculos mercantiles y financieros de Londres y Liverpool presionaron constantemente sobre el Office para que llevara adelante una política tendiente a abrir los mercados americanos a la producción manufacturera de Inglaterra y Gales. Las posibilidades abiertas por el contrabando y, posteriormente, por las reformas liberales de los Borbones pronto se mostraron insuficientes ante la constante expansión industrial de Gran Bretaña. Por otra parte, la emancipación de sus colonias americanas y las conquistas europeas de Napoleón habían reducido considerablemente la capacidad consumidora de sus mercados tradicionales. Las invasiones inglesas habían demostrado los graves inconvenientes de una acción militar sobre los dominios españoles de América. Pero al mismo tiempo, la aventura de Popham permitió comprobar el alto valor económico del Río de la Plata: los comerciantes que siguieron el camino abierto por las tropas inglesas vendieron en 1806 y 1807, mientras duró la ocupación de Buenos Aires y Montevideo, artículos por valor de un millón de libras. La experiencia del fracaso militar de la expedición al Río de la Plata fue rápidamente asimilada por el gobierno británico. “Estoy convencido –afirmó el duque de Wellington en 1806- de que cualquier intento por conquistar las provincias de Sud América con vistas a su futuro sometimiento a la corona británica seguramente fracasaría y por lo tanto considero que el único modo de que ellas puedan ser arrancadas a la corona de España es por una revolución y por el establecimiento de un gobierno independiente dentro de ellas”. Un año atrás el ministro Castlereagh había desarrollado una posición similar en su Memorándum para el gabinete relativo a Sud América. Luego de señalar las inconveniencias de una ocupación militar, Castlereagh aconsejó “la creación y el apoyo de un gobierno local amigo, con el que puedan subsistir esas relaciones comerciales que es nuestro único interés”. Ambos políticos ingleses delinearon el principio fundamental que habría de regir la política americana del Foreign Office: fomentar el cambio revolucionario en América, aprovechando el interés de algunos sectores nativos por emanciparse de la tutela española. Inglaterra sólo intervendría como auxiliar y protectora a cambio de beneficios para su comercio ultramarino. Quedaban así desarrollados los principales postulados teóricos del “neocolonialismo”: la dominación sobre América no tendría que basarse necesariamente en la conquista territorial. La expansión comercial y financiera del capitalismo británico lograría cumplir el mismo fin. Para consolidar su dominio económico, los intereses británicos encontraron un poderoso aliado interno en los sectores de las clases dominantes cuya producción se orientaba hacia el mercado exterior. En el Río de la Plata la unión del capitalismo inglés con la oligarquía terrateniente y los sectores de la alta burguesía vinculados al comercio de importación y exportación, ha sido una constante que se mantuvo casi invariable en la historia de la “dependencia económica” de nuestro país desde los primeros días en que éste asumió el ejercicio formal de su soberanía política. Si se acepta que la política del Office tendió a estimular los movimientos americanos que se propusieran modificar el
orden político y económico impuesto por España en sus colonias, cabe preguntarse por qué Gran Bretaña demoró el reconocimiento de la independencia del Río de la Plata hasta fines de 1824. Para responder a este interrogante es necesario tener en cuenta la situación política de Europa en las dos primeras décadas del siglo XIX. La guerra contra la Francia napoleónica y los conflictos políticos que se suscitaron en Europa luego de la Restauración, obligaron a Gran Bretaña a desarrollar una política ambigua con respecto a los asuntos americanos. Aliada a España en la lucha contra Napoleón luego que el pueblo español se sublevara contra José Bonaparte, Gran Bretaña no podía respaldar abiertamente la rebelión de los súbditos de Fernando VII. Más aún: en los primeros años del proceso revolucionario propició más de una vez la reconciliación de la metrópoli con sus colonias sublevadas. En 1811 el Office formuló los principios sobre los que debía basarse esa política conciliatoria, para la cual Inglaterra se ofrecía como mediadora: las colonias debían compartir el gobierno del Reino de España a través de las Cortes; se otorgaría una amnistía general a favor de los insurgentes americanos; se les aseguraría una debida gravitación en la administración colonial y, desde luego, el libre comercio, con una razonable situación preferencial, para los productos españoles, que no competían ciertamente con las manufacturas británicas. Aclaremos que esta política no contradecía necesariamente los principios formulados por Castlereagh en 1807; más bien constituía una adecuación de los mismos a la realidad del momento: garantizado el libre comercio, los gobiernos “autónomos” –y no independientes- de América caerían indefectiblemente dentro de la órbita económica de Gran Bretaña. El plan fue rechazado reiteradamente por las Cortes españolas y por Fernando VII después de su restauración. Sin embargo, a lo largo de la década de 1810, Gran Bretaña hizo girar su política americana sobre este proyecto de mediación. La necesidad de conservar la paz y el concierto europeo, le impidieron momentáneamente alejarse del principio del “legitimismo”, por el cual no podía reconocer los gobiernos surgidos de movimientos revolucionarios. Empero, el gobierno inglés continuó estimulando y protegiendo la expansión mercantil de sus súbditos hacia América y advirtió reiteradamente a España que no permitiría ninguna interrupción de su comercio con América del Sur. La intransigencia de España y el absolutismo de Fernando VII, quien había restaurado el viejo monopolio comercial en sus dominios americanos, obligaron al Office a abandonar paulatinamente la aparente neutralidad de su política americana: ahora más que nunca el capitalismo británico deseaba conservar su control sobre los mercados americanos. A partir de 1814 Castlereagh concentró sus esfuerzos diplomáticos en la Santa Alianza para impedir que las potencias europeas extendieran su brazo armado contra los insurrectos de América. Su política obtuvo un importante triunfo en los tratados celebrados por la Santa Alianza en 1814 y 1815: al mismo tiempo que logró excluir a la Alianza de los asuntos trasatlánticos obtuvo un tácito reconocimiento del derecho que se atribuía Gran Bretaña para actuar libremente y de acuerdo a sus intereses en América latina. Paralelamente puso en conocimiento del gobierno español que su país no sólo no le prestaría ayuda militar para reconquistar sus dominios sino que también impediría que otras potencias lo hicieran. Cuando Belgrano, al regreso de su misión diplomática, informó al Congreso “sobre el estado actual de Europa”, pudo afirmar que el poder de España “era demasiado débil e impotente”, existiendo “poca probabilidad de que el gabinete inglés la auxiliase para subyugarnos”. De este modo, Belgrano –e indirectamente la diplomacia británica- contribuyeron a disipar la incertidumbre de algunos diputados que consideraban prematura la declaración de la Independencia. En 1818, en el Congreso de Aquisgrán, Castlereagh logró derrotar el intento de Fernando VII de introducir a España en la Alianza. Con respecto a los asuntos americanos, cuyo tratamiento no pudo evitar, obtuvo un nuevo éxito al lograr que el Congreso aceptara los términos del antiguo proyecto de mediación británica, dejando a España en una situación totalmente adversa. Sin embargo, se redujo su libertad de acción al quedar tácticamente comprometida a no emprender nuevas negociaciones sin previa consulta y asentimiento de las restantes potencias. Fue Francia quien liberó a Gran Bretaña de este compromiso al entrar en secretas negociaciones con los representantes del Río de la Plata, mediante la conocida misión diplomática de Valentín Gómez. Castlereagh supo aprovechar este procedente francés para independizarse de la política de la Alianza y orientarse hacia el reconocimiento de la independencia americana. A Canning le correspondió concretar este hecho. En los primeros años de la década de 1820 se había acentuado la presión de los círculos comerciales y financieros de Londres y Liverpool para que Gran Bretaña reconociera la independencia del Río de la Plata. En Buenos Aires los comerciantes ingleses dominaban el sistema de comercialización interno y externo… (…) La política orientada por Rivadavia ofrecía amplias perspectivas a los inversores británicos. En 1822 se habían inaugurado la Bolsa de Comercio1 y el Banco de la Provincia, cuyos principales accionistas se reclutaron entre los comerciantes ingleses, tres de los cuales formaban parte del directorio de la institución. En 1824 las exportaciones británicas al Río de la Plata alcanzaron un monto superior al millón de libras; en ese mismo año se firmó en Londres el famoso empréstito Baring Brothers. La euforia de los comerciantes ingleses en Buenos Aires se había extendido a Londres, donde numerosos inversionistas se mostraron interesados en los títulos del gobierno porteño y en las compañías creadas para explotar los yacimientos mineros del Río de la Plata. El reconocimiento de la independencia americana por parte del gobierno norteamericano en 1822 y la nueva política de Francia, en busca de un acercamiento con las antiguas colonias españolas, contribuyeron a acelerar el reconocimiento
británico: “Cada día estoy más convencido –afirmaba Canning en 1822- de que, en el presente estado del mundo, de la península española y de nuestro país, las cosas y asuntos de la América Meridional valen infinitamente más para nosotros que los de Europa, y que si ahora no aprovechamos, corremos el riesgo de perder una ocasión que pudiera no repetirse”. En 1823 Canning obtuvo de Francia la declaración de que no emplearía su fuerza militar en contra de las colonias españolas. Ese mismo año envió representantes a Colombia, México y Buenos Aires para ultimar las negociaciones que culminarían en el reconocimiento de la independencia. El método empleado fue el de la celebración de tratados comerciales con los estados americanos que les asegurara a los súbditos británicos la libertad de comercio. El 31 de diciembre de 1824 el Office comunicó a sus representantes en Europa que Gran Bretaña había reconocido la independencia de Buenos Aires, México y Colombia. Dos meses después*2 se firmaba el “Tratado de Amistad, Comercio y Navegación” entre el gobierno de Buenos Aires y el plenipotenciario británico, Woodbine Parish. En una carta fechada en 1824 y dirigida al embajador francés en París, Canning se encargó de aclarar el significado de la independencia de los estados americanos que Gran Bretaña había reconocido: “La cosa está hecha, el clavo está puesto, Hispanoamérica es libre; y si nosotros no desgobernamos tristemente nuestros asuntos, es inglesa”. Referencias: 1 La Bolsa Mercantil se creó a instancias de Bernardino Rivadavia en 1821. 2 El tratado se firmó un mes después, el 2 de febrero de 1825. La del Paraguay, llamada por Alberdi de la “Triple Infamia”, fue la primera guerra del Estado nacional unificado tras la derrota del interior en Pavón y en ella se estrenó el ejército que había hecho sus primeras armas apuntado contra los propios argentinos que habían osado oponerse al modelo centralista del puerto de Buenos Aires. Las campañas represivas de los coroneles de Mitre contra los montoneros del Chacho Peñaloza y Felipe Varela asolaron los llanos riojanos y catamarqueños, arrasando poblaciones enteras que intentaban una última defensa de sus artesanías y su forma de ganarse la vida ante la invasión de los productos importados. La historia autodenominada “seria” nos enseñó que el Paraguay era la tierra del atraso gobernada por una monstruosa dinastía de dictadores. Para esa versión de los hechos, lo mejor que le podía pasar al Paraguay era la cruzada civilizadora de sus vecinos que le llevarían las ventajas del mundo moderno. Uno de los “civilizadores”, el Brasil, era el último imperio esclavista de América, gobernado por una dinastía coronada. En él, la mayoría de la población no gozaba de los más elementales derechos humanos. En el Paraguay no había un solo esclavo, en Brasil había dos millones. El otro civilizador, la Argentina, estaba gobernado por un poder impuesto por el puerto al resto del país mediante la violencia. Nadie votaba libremente en la Argentina de los años sesenta del siglo XIX. La mayoría de la población no accedía a la educación elemental y estaba muy por debajo de los niveles básicos de subsistencia. El Paraguay, constituía entonces un modesto intento por conformar un capitalismo de Estado. Comparado con los de sus poderosos vecinos, los logros del Paraguay eran notables. Hasta 1865 el gobierno paraguayo, bajo Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano López, construyó astilleros, fábricas metalúrgicas, ferrocarriles y líneas telegráficas. El Paraguay era la única nación de América Latina que no tenía deuda externa. No es cierto que los paraguayos eligieran vivir aislados. Sus proyectos de infraestructura se concretaron gracias a la importación de maquinaria y técnicos ingleses que hasta 1865 cubrían el 75% de las importaciones paraguayas. La diferencia estaba en la decisión del gobierno de utilizar la técnica importada para intentar un desarrollo nacional. En Ibicuy se construyó una de las primeras acerías y fundiciones de América Latina bajo la dirección del ingeniero inglés John William Whitehead. Se tendieron líneas telegráficas entre Asunción y Paso de la Patria, dirigidas por el ingeniero alemán Roberto von Fisher Trevenfeldt, y se construyó el ferrocarril que unía la capital con Trinidad. 1 Desde la época de Gaspar Rodríguez de Francia, el Paraguay no se cansaba de pedirles a los “liberales” de Buenos Aires “la libertad del Río de la Plata, el Paraná, el Uruguay y el Paraguay como vías internacionales” sin obtener ningún resultado.
Un año antes de comenzar la guerra, el propio presidente Mitre reconocía los logros del Paraguay y elogiaba a su colega Francisco Solano López, comparándolo con el rey Leopoldo I de Bélgica: “V.E. se halla bajo muchos aspectos en condiciones más favorables que las nuestras. A la cabeza de un pueblo tranquilo y laborioso que se va engrandeciendo por la paz y llamando en este sentido la atención del mundo; con medios poderosos de gobierno que saca de esa misma situación pacífica, respetado y estimado por todos los vecinos que cultivan con él relaciones proficuas de comercio; su política está trazada de antemano y su tarea es tal vez más fácil que la nuestra en estas regiones tempestuosas, pues como lo ha dicho muy bien un periódico inglés de esta ciudad, V.E. es el Leopoldo de estas regiones, cuyos vapores suben y bajan los ríos interiores enarbolando la bandera pacífica del comercio.” 2 Al Paraguay lo fueron encerrando y así se fue consolidando un modelo proteccionista y donde el Estado tomó un rol protagónico. Así se fue creando un modelo de propiedad muy particular basado en las “Estancias de la Patria”, de propiedad estatal, que explotaban monopólicamente los rubros más rentables de la exportación: la yerba y el tabaco. El modelo brasileño era muy diferente, casi antagónico, como señalaba Alberdi: “En vez de consagrar una parte al cultivo de cereales y animales para la subsistencia de la población, lo destinan todo a la producción de azúcar, de tabaco, de café, que los enriquece a ellos a expensas del pueblo trabajador, que muere de hambre. 3 Nadie quería ir a pelear contra el Paraguay. Para los hombres del interior estaba claro que se trataba de una guerra fratricida. Ante la oposición generalizada, el gobierno de Mitre decidió lanzar una violenta represión y obligar a los díscolos a incorporarse al ejército como sea. León Pomer publica en su libro sobre la guerra un recibo extendido por un herrero catamarqueño cuyo texto es el que sigue: “Recibí del gobierno de la provincia de Catamarca, la suma de 40 pesos bolivianos por la construcción de 200 grillos para los voluntarios [sic] catamarqueños que marchan a la guerra contra el Paraguay”. 4 Así marchaban los soldados argentinos al frente, esposados, encadenados, absolutamente contra su voluntad. Mitre había hecho un pronóstico demasiado optimista sobre la guerra: “En 24 horas en los cuarteles, en 15 días en campaña, en 3 meses en la Asunción”. Lo cierto es que la guerra duró casi cinco años, le costó al país más de 500 millones de pesos y 50.000 muertos. Benefició a comerciantes y ganaderos porteños y entrerrianos cercanos al poder, que hicieron grandes negocios abasteciendo a los ejércitos aliados. El jefe de las tropas brasileñas decía: “Nuestros aliados no quieren acabar la guerra, porque con ella están lucrado y empobreciendo al Brasil. Desde que Mitre llegó ha procurado por todos los medios posibles demorar la marcha de las operaciones.” 5 Al pueblo paraguayo le fue quedando claro que su supervivencia dependía del resultado de la guerra, que se prolongará hasta marzo de 1870 por su heroica resistencia. Francisco Solano López con lo que quedaba de su ejército, su inseparable compañera, Elisa Lynch, la “princesa de la selva”, sus cuatro hijos y sus últimos seguidores que se negaban a entregarse, llegó a Cerro Corá el 14 de febrero de 1870. Su ejército estaba compuesto mayoritariamente por niños y mujeres, y tenía el jefe de estado mayor más joven de la historia, su hijo Panchito, de sólo 14 años. Las campanas de las iglesias se habían transformado en cañones que, a falta de balas, disparaban piedras, huesos y arena. Al mediodía del 1º de marzo, las tropas brasileñas llegaron al lugar. La lucha era demasiado desigual y la batalla duró poco. López, al frente de lo que quedaba de su heroico pueblo, fue herido de un lanzazo. Le ordenó a Panchito proteger a su madre y sus hermanos. Varios soldados se abalanzaron sobre el hombre más buscado por la Triple Alianza. Nadie quería perderse las 100.000 libras que los “civilizadores” ofrecían por la cabeza del mariscal. El presidente paraguayo se defendió como un tigre acorralado y mató a varios de sus atacantes. El general Cámara, a cargo del pelotón atacante, lo intimó a que se rindiera y le garantizó su vida. Pero a López ya no le importaba sino su dignidad, siguió peleando, bañado en sangre, hasta que Cámara ordenó “maten a ese hombre”. Un certero disparo le atravesó el corazón. Los soldados atacaron los carruajes que trataban de huir. Panchito montó guardia frente al que ocupaban sus hermanos y su madre, Madame Lynch. Los brasileños le preguntaron si allí estaban la “querida” de López y sus bastardos. Panchito defendió el honor nacional y familiar y fue fusilado en el acto. A Elisa Lynch le tocó dar la última batalla de esta guerra miserable y despareja. Con toda su enorme dignidad, descendió de su carro, cargó el cadáver de su hijo y buscó el de su marido. Cavó con sus manos una fosa y enterró los dos cuerpos y parte de su vida.
El Paraguay había quedado destrozado, diezmada su población, que pasó de unos 500.000 habitantes a 116.351, 6 de los cuales sólo el 10% eran hombres en edad de trabajar y el resto, viejos, mujeres y niños. Su territorio fue arrasado. Alberdi hacía su propio balance de la guerra: “la destrucción de los telégrafos, de los vapores, de los ferrocarriles, del gobierno que dotó a Paraguay de esas cosas, de su población de más de un millón de habitantes, los mismos de que ha sido despoblado, libertándolo de López, que no le dejó deuda, para dejarlo en feudo o hipoteca del Brasil y del Stock Exchange,7 sus acreedores actuales por más millones de pesos fuertes que los que vale todo el Paraguay.”8 Un documento reservado dirigido por el marqués de Caxías al emperador del Brasil: nos informa que “El general Mitre está resignado de lleno y sin reserva a mis órdenes; él hace cuanto yo le indico, como ha estado muy de acuerdo conmigo, en todo aun en cuanto a que los cadáveres coléricos, se arrojen a las aguas del Paraná, ya de la escuadra como de Itapirú para llevar el contagio a las poblaciones ribereñas, principalmente a las de Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe que le son opuestas […]. El general Mitre está también convencido que deben exterminarse los restos de las fuerzas argentinas que aún le quedan, pues de ellas no divisa sino peligros para su persona.” 9 Al terminar la guerra, en un rapto de sinceridad, Mitre declaró: “Hijo de un pueblo que todo lo debe al comercio, y que funda en él la prosperidad del presente, es natural que mis simpatías le pertenezcan y que mi razón esté a su servicio. En la guerra del Paraguay ha triunfado no sólo la República Argentina sino también los grandes principios del libre cambio. Cuando nuestros guerreros vuelvan de su campaña, podrá el comercio ver inscripto en sus banderas victoriosas los grandes principios que los apóstoles del libre cambio han proclamado.” 10 Referencias: 1 El Paraguay fue el tercer país sudamericano en tener ferrocarril. El primero fue el Brasil: la línea Río de JaneiroPetrópolis fue inaugurada el 30 de abril de 1854. El segundo fue la Argentina, con el tramo Plaza del Parque-Floresta, puesto en funciones el 29 de septiembre de 1857. El Paraguay inauguró su primera línea el 21 de septiembre de 1861.
El asesinato del Chacho Peñaloza
El 12 de noviembre de 1863 moría asesinado el caudillo riojano general Ángel “Chacho” Peñaloza luchando contra el centralismo del entonces presidente Bartolomé Mitre. Mitre desarrolló una política de alianzas con los sectores conservadores del interior a fin de subordinar las provincias a los intereses porteños. Esto provocó numerosos levantamientos armados. En junio de 1863, Peñaloza fue derrotado por el ejército nacional. El caudillo huyó entonces a Los Llanos, en La Rioja. Más tarde invadió San Juan, pero el coronel Irrazábal lo derrotó en Los Gigantes. Peñaloza volvió a refugiarse en Los Llanos y, pese a que se rindió, fue asesinado por Irrazábal quien hizo que sus soldados lo acribillaran a balazos. Su cabeza fue cortada y clavada en la punta de un poste en la plaza de Olta. Transcribimos a continuación un fragmento de libro Los Mitos de la Historia Argentina 2, adaptado para El Historiador.
Fuente: Adaptación para El Historiador del libro de Felipe Pigna Los Mitos de la Historia Argentina 2, Buenos Aires, Planeta. 2004.
El país estaba dividido. Mientras el Estado de Buenos Aires prosperaba disfrutando en forma exclusiva de las rentas aduaneras, la Confederación languidecía sin poder desarrollarse por falta de capitales. Tras casi 10 años de negociaciones y enfrentamientos, las fuerzas porteñas, encabezadas por Mitre se impusieron a las de la Confederación, comandadas por Urquiza, en la batalla de Pavón el 17 de septiembre de 1861, un combate dudoso y confuso del que Urquiza retiró sus tropas casi sin pelear. En mayo de 1862, se reunía un nuevo congreso nacional que legitimará la situación de Mitre confirmándolo como encargado del Poder Ejecutivo Nacional. Se convocó a elecciones nacionales y triunfó la fórmula Bartolomé Mitre y Marcos Paz, que asumió en octubre. Mitre se propuso unificar al país. Lo hizo a través de diferentes medios. Creó una moneda nacional única (en algunas provincias se usaban hasta cuatro monedas distintas), un organismo nacional para que recaudara los impuestos en todo el
país. Difundió la educación primaria y secundaria, lo que fomentó la unificación de la enseñanza según los contenidos y valores que le interesaba transmitir a la clase dirigente porteña. Finalmente, creó un ejército nacional que tuvo como primera misión reprimir los levantamientos populares del Chacho Peñaloza y Felipe Varela, que representaron la última resistencia del interior a la política de Buenos Aires. La Argentina aceleró a partir de este momento su incorporación al mercado mundial como exportadora de materias primas (cereales, lana, carne y cuero) e importadora de productos elaborados (muchas veces con nuestras lanas y carnes). Nuestro principal comprador y vendedor seguía siendo Inglaterra, que siempre tendrá un saldo a su favor porque las manufacturas siempre son más caras que las materias primas. Los ingleses realizarán inversiones en ferrocarriles que serán generosamente garantizadas por los sucesivos gobiernos argentinos. En estas circunstancias, asumió Sarmiento la gobernación de San Juan. A poco de asumir dictó una Ley Orgánica de Educación Pública que imponía la enseñanza primaria obligatoria y creaba escuelas para los diferentes niveles de educación, entre ellas una con capacidad para mil alumnos, el Colegio Preparatorio (más tarde llamado Colegio Nacional de San Juan) y la Escuela de Señoritas, destinada a la formación de maestras. Sarmiento no paraba de hacer cosas. En sólo dos años cambió la fisonomía de su provincia. Abrió caminos, ensanchó calles, construyó nuevos edificios públicos y hospitales, fomentó la agricultura y apoyo la fundación de empresas mineras. Y para no aburrirse, volvió a editar el diario El Zonda. Sin embargo, las provincias continuaban sufriendo las consecuencias de una política que privilegiaba los intereses del puerto de Buenos Aires por sobre los del resto del país. La llegada masiva de productos importados terminó por liquidar lo poco que quedaba de las industrias locales. La desocupación era enorme y casi la única posibilidad de empleo la ofrecían los nuevos puestos de la administración nacional creada por Mitre. Fue creciendo de esta forma un sector de empleados públicos cuya suerte estaba atada a la de los diferentes gobiernos, lo que garantizaba a los partidos gobernantes los votos de los empleados públicos de todo el país. En 1863 se produjo en la zona de Cuyo el levantamiento del Chacho Peñaloza. Antes de lanzarse a la lucha, el Chacho le escribía al presidente Mitre: “Es por esto señor Presidente, que los pueblos, cansados de una dominación despótica y arbitraria, se han propuesto hacerse justicia, y los hombres, todos, no teniendo más ya que perder que la existencia, quieren sacrificarla más bien en el campo de batalla, defendiendo sus libertades y sus leyes y sus más caros intereses atropellados vilmente por los perjuros. Esas mismas razones y el verme rodeado de miles de argentinos que me piden exija el cumplimiento de esas promesas, me han hecho ponerme al frente de mis compatriotas y he ceñido nuevamente la espada, que había colgado después de los tratados con los agentes de V.E. No es mi propósito reaccionar al país para medrar por la influencia de las armas, ni ganar laureles que no ambiciono. Es mi deber el que me obliga a sostener los principios y corresponder hasta con el sacrificio de mi vida a la confianza depositada en mí por los pueblos”. El gobernador Sarmiento decretó el estado de sitio y, como coronel que era, asumió personalmente la guerra contra el caudillo y lanzó la siguiente proclama: “Conciudadanos: Peñaloza se ha quitado la máscara. Desde la estancia de Guaja, secundado por media decena de bárbaros oscuros, que han hecho su aprendizaje político en las encrucijadas de los caminos, se propone reconstruir la República sobre un plan que él ha ideado, por el modelo de Los Llanos. Bajo su dirección e impulso, estas provincias serán luego un vasto desierto, donde reinen el pillaje, la barbarie sin freno, y la montonera constituida en gobierno. No es un sistema político lo que estos bárbaros amenazan destruir. Es todo orden social, es la propiedad tan penosamente adquirida, toda esperanza de elevar a estos pueblos al goce de aquellas simples instituciones que aseguran a más de la vida, el honor, la civilización y la dignidad del hombre. Conciudadanos: Vosotros conocéis La Rioja, donde han imperado por años hombres que eran todavía algo más adelantados que Chacho. Es hoy un desierto poblado por muchedumbres que sólo el idioma adulterado conservan de pueblos cristianos. Habéoslo visto en 1833 en San Juan, incendiando inútilmente las propiedades y robando cuanto atraía sus miradas para cubrir su desnudez y saciar sus instintos rapaces. Tendráis otra vez a esas chusmas en San Juan, no sólo para robaros vuestros bienes, sino para hacerse de medios con que llevar la guerra y la desolación a otros puntos de la República. Vuestras mercaderías, vuestras mulas, vuestros caballos, vuestros ganados, vuestros trabajadores, vuestro dinero arrancado por las extorsiones y la violencia, son el elemento con que cuentan para llevar adelante sus intentos salvajes, porque mal los honraríamos con llamarlos planes de subversión. San Juan, por la cultura de sus habitantes, por la posición que ocupa en esta parte de la República, tiene algo más que hacer que defender sus hogares y su propiedad. Débelo a la patria común, a la dignidad humana, salvar la civilización amenazada por estos vergonzosos levantamientos de la parte más atrasada de la población que quisiera entregarse sin freno a sus instintos de destrucción. San Juan reducido a la barbarie, San Juan saqueado, San Juan gobernado por el Chacho y sus asociados, desaparecerá del mapa argentino el día en que se aprestaba por sus propios recursos, por su propia industria y esfuerzo, a contarse entre las provincias más adelantadas y ricas de la República. […]
Conciudadanos: A las armas y que San Juan sea un ejército, un baluarte contra la barbarie, y ejemplo para todos los pueblos argentinos. Esto es lo que espera de vosotros vuestro compatriota y amigo D.F. Sarmiento”. Los coroneles de Mitre, enviados a reprimir al pueblo riojano, no salían de su asombro sobre los niveles de miseria de aquel pueblo y valentía del Chacho y su gente: “No sé, señor, de qué palabras valerme para hacerle una descripción que pinte con bastante verdad la provincia de La Rioja y temo parecer exagerado. Bástele, señor, saber que aquí no han conocido nunca un médico y que la mujer del ex gobernador es oída como un oráculo porque es la única ‘médica’ que hay en La Rioja toda”. El Chacho, tras rendirse al mayor Irrazábal, fue cobardemente asesinado en presencia de su familia. Los que combatían la barbarie expusieron su cabeza en una pica en la plaza de Olta, en La Rioja, durante varios días. Poco después del cobarde crimen, el “padre del aula” y “guía de la niñez argentina”, el que había escrito “las ideas no se matan”, le decía a Mitre: “No sé lo que pensarán de la ejecución del Chacho. Yo inspirado por el sentimiento de los hombres pacíficos y honrados aquí he aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se abrían aquietado en seis meses. ‘Murió en guerra de policía’, ésta es la ley y la forma tradición de la ejecución del salteador”.
Urquiza y la organización nacional El general Justo José de Urquiza, después de Caseros, convocó a los representantes de los pueblos hermanos para firmar el Acuerdo de San Nicolás. En 1853 y gracias a su inquebrantable voluntad de servir a la patria, llevó adelante el proceso histórico que finalizó con la jura de la Constitución Nacional. En marzo de 1854 asumió como primer presidente de la Confederación Argentina, oportunidad en que se declaró federalizado todo el territorio de la provincia de Entre Ríos y se instalaron las autoridades de los respectivos poderes en la ciudad de Paraná, convertida por entonces en una referencia ineludible en el momento de lograr la organización del país. Cabe destacar que al término de este período, y luego de los abreviados mandatos de los presidentes Derqui y Pedernera, el gobierno federal, con sede en la capital de Entre Ríos, clausuró esta etapa tan significativa para la República y, así, el Estado provincial recuperó su autonomía, que por voluntad de los ciudadanos aprobó su Constitución en 1860. CAMPAÑAS EN ENTRE RÍOS
Año 1870 - Primera rebelión de López Jordán en Entre Ríos 11 de abril: Asesinato del General Urquiza, gobernador de Entre Ríos, por partidarios de Ricardo López Jordán. 14 de abril: Asumió López Jordán como gobernador de Entre Ríos.El presidente Sarmiento intervino militarmente en la provincia con fuerzas a órdenes del General Emilio Mitre, luego reemplazado por el General Gelly y Obes. Las fuerzas se organizaron en tres ejércitos: el del Uruguay, a órdenes del comandante en jefe de las fuerzas y luego del General Ignacio Rivas; el del Paraná, a órdenes del General Emilio Conesa, y el de Corrientes, a órdenes del Coronel Santiago Baibiene. El Ejército Nacional llegó a empeñar hasta 16.000 soldados de línea , además de unidades de la Guardia Nacional de varias provincias. Las fuerzas rebeldes entrerrianas contaban con 12.000 jinetes deficientemente armados e instruidos. 20 de mayo: Combate de Sauce. El General Conesa, con 3.960 hombres (1.200 infantes, 160 artilleros y 2.600 jinetes), derrotó a 9.000 hombres de López Jordán, quien intentaba tomar Paraná. 12 de julio: López Jordán tomó Concepción del Uruguay. 19 de julio: Ataque rebelde a Gualeguaychú. Fue rechazado por tropas nacionales. 23 de agosto a 17 de septiembre: Los rebeldes fueron derrotados en los combates de Villa Urquiza (al noreste de Paraná), Diamante-Palmar (al este de Villaguay), Tala (al oeste de Villaguay), Don Cristóbal (al noroeste de Nogoyá) y Rincón del Quebracho (al este de Paraná).
12 de octubre: Batalla de Santa Rosa (al este sureste de Villaguay). El ejército del Uruguay, 4.000 hombres con armamento moderno al mando del General Rivas, derrotó a López Jordán, que contaba con 9.000 hombres. El Ejército Nacional tuvo 36 muertos y 13 heridos y los jordanistas, aproximadamente el triple de bajas. 18 de noviembre: Toma de Villaguay. La ciudad, defendida por 200 guardias nacionales, fue tomada por 1.200 hombres del bando jordanista. 5 de diciembre: Ataque rebelde a Paraná. El Coronel Francisco Borges rechazó el ataque de 3.000 jordanistas. Año 1871 A principios de año, López Jordán invadió la provincia de Corrientes. 26 de enero: Batalla de Ñaembé (12 kilómetros al este de Goya). López Jordán: 7.000 hombres (6.000 jinetes, 1.000 infantes y 9 cañones). Teniente Coronel Santiago Baibiene: 3.000 hombres (7 batallones de Infantería y 6 cañones).Derrota de López Jordán, cuyas fuerzas fueron perseguidas hasta el río Corrientes. Pérdidas: Baibiene: 190 entre muertos y heridos.López Jordán: 600 muertos, 550 prisioneros y toda su artillería. 14 de febrero: Combate de Gená (sobre el arroyo del mismo nombre, al oeste de Concepción del Uruguay). Derrota de una agrupación jordanista de 1.500 hombres por el General Arredondo. 6 de marzo: Combate de Punta del Monte (al norte de Gualeguay). El Coronel Donato Álvarez, con 600 hombres, derrotó a 900 jordanistas. Después de este combate, López Jordán abandonó la lucha y se exilió, primero en el Uruguay y luego en el Brasil. Año 1873 - Segunda rebelión de López Jordán 1 de mayo: López Jordán invadió Entre Ríos y logró reunir una fuerza de 18.000 hombres sin instrucción y mal armados. 16 de mayo: El presidente Sarmiento designó jefe de las fuerzas de represión al ministro de Guerra, Coronel Martín de Gainza, quien las organizó en tres agrupaciones, al mando del General Julio de Vedia y de los Coroneles Luis María Campos y Juan Ayala. Las fuerzas nacionales contaban con armamento Remington, ametralladoras Gatling y cañones Krupp. Como dato de interés histórico, debe mencionarse que en esta campaña participaron los primeros cuatro oficiales egresados del Colegio Militar, los cuales prestaron sus servicios como alféreces en el Regimiento 1 de Caballería de Línea. Operaciones de la Agrupación del Coronel Campos: 9 de mayo: Combate de Gualeguaychú. 13 de mayo: Combate de Arroyo Ayuí. 29 de junio: Combate de Arroyo Lucas. 17 de octubre: Combate de Gualeguaychú. 25 de octubre: Combate de Arroyo Atencio. En las cinco acciones precedentes, la Agrupación del Coronel Campos derrotó a los rebeldes jordanistas. 31 de octubre: Toma de La Paz. Los rebeldes, con un efectivo de 3.000 hombres, tomaron La Paz, que había sido conquistada el 3 de agosto por el Coronel Nicolás Levalle. Los defensores, 500 guardias nacionales al mando del Teniente Coronel Ricardo Méndez, abandonaron la ciudad sin ofrecer resistencia. Fue ésta la única derrota del Ejército Nacional en esta campaña. Operaciones de la agrupación del Coronel Ayala Derrotó a los rebeldes en las siguientes acciones: 23 de junio: Combate del Arroyo de Las Tunas (al este de Paraná). 30 de agosto: Combate del Arroyo Espinillo (25 kilómetros al este de Paraná). 8 de diciembre: Combate de Arroyo Talita (al noreste de Paraná). 9 de diciembre: Batalla de Don Gonzalo (sobre el arroyo del mismo nombre, 120 kilómetros al noreste de Paraná).
El ejército jordanista, que contaba con 6.500 hombres (5.000 jinetes y entre 8 y 10 cañones), fue atacado por el Ejército del Paraná a órdenes directas del ministro de Guerra, Coronel Gainza, que lo derrotó en una acción que duró un poco más de cuatro horas. Los rebeldes tuvieron 250 muertos y otros tantos prisioneros y perdieron todos sus cañones. A estas bajas debieron agregarse 300 jordanistas que se ahogaron en el crecido arroyo Don Gonzalo, cuando lo franquearon en retirada. El Ejército Nacional tuvo 100 bajas. 22 de diciembre: Combate de Nogoyá. Derrota del General jordanista Caraballo (600 hombres), por el Coronel Villar con 300. Año 1874 A principios de este año, finalizó la campaña - luego de otros combates desfavorables a los jordanistas - con la huida de López Jordán al Uruguay. Año 1876 - Tercera y última rebelión de López Jordán en Entre Ríos. López Jordán preparó, durante su exilio en el Uruguay, una nueva invasión a Entre Ríos, coordinada con un movimiento revolucionario que estallaría en la provincia para deponer al Gobernador. Esta conspiración estaba en conocimiento del comisionado nacional, Coronel José Inocencio Arias. 27 de noviembre: López Jordán invadió Entre Ríos con un reducido grupo de partidarios y no encontraron el apoyo previsto, pues la revolución no se produjo. Al internarse en la provincia, chocó con un escuadrón, al que rechazó, pero en vista de que había alcanzado reunir no más de 800 hombres -con los que pasó por Concepción del Uruguay, Tala, Nogoyá y Paraná-, se dirigió con su fuerza hacia Corrientes. 7 de diciembre: Combate de Alcaracito (al sur de La Paz). La pequeña fuerza revolucionaria fue sorprendida por tropas nacionales del Ejército del Paraná del Coronel Juan Ayala, a las que derrotó completamente en menos de una hora de combate.López Jordán disolvió los restos de su fuerza y se dirigió a Corrientes, en donde fue tomado preso. Fue conducido a Rosario, pero logró fugarse y pasó nuevamente al Uruguay. 19 de marzo: El Ejército del Norte ocupó La Rioja.
10 de abril: Combate de Pozo de Vargas (a 2,5 kilómetros de La Rioja). El Ejército del Norte, al mando del General Antonino Taboada (2.100 hombres), derrotó a las fuerzas de Felipe Varela (4.000 hombres), que se dispersaron.
5 de junio al 4 de agosto: Nuevas operaciones de Felipe Varela. El Teniente Coronel Charras, con fuerzas nacionales del Ejército del Norte, libró varios combates contra Varela, que había reorganizado sus fuerzas, en Ducito, Cuesta de Miranda, Cuesta de Chilecito y Saujil. El resultado de estos combates fue que el caudillo derrotado debió refugiarse en Bolivia. Muerte de Ricardo López Jordán El 22 de junio de 1889 es asesinado en Buenos Aires por Aurelio Casas, quien es arrestado y declara haber obrado bajo un designio de venganza por el fusilamiento de su padre Zenón Casas, oficial "florista" durante la segunda rebelión jordanista. La familia Urquiza le hace llegar a la esposa del matador una donación de 35.000 pesos y la gente comenta fundadamente el regalo. La verdad es que el padre de Casas había sido muerto por orden del comandante oriental Cornelio Oviedo por el mes de mayo de 1873. Desde el 29 de noviembre de 1995, los restos del General Ricardo López Jordán son trasladados hasta el su Mausoleo erigido en la plaza Carbó de la ciudad de Paraná. En un acto de estricta justicia histórica, el General de la Nación, Gobernador Constitucional y Caudillo del Pueblo Entrerriano, descansa como Dios manda, en su tierra entrerriana por la que tanto luchó. La sabiduría y estatura moral de Don Ricardo fue la de respetar, comprender y amar a su pueblo. Leonardo Castagnino
Copyright © La Gazeta Federal Bibliografía: - Castagnino Leonardo Guerra del Paraguay. La Triple Alianza contra los paises del Plata - Leonardo Castagnino Juan Manuel de Rosas. La ley y el orden - Castagnino Leonardo Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades - Chávez, Fermín. Vida y muerte de López Jordán. Edit. Theoría - Saldías, Adolfo. Historia de la Confederación Argentina. Eudeba. Bs.As. 1978 - Rosa, José Maria. Historia Argentina. Editorial Oriente. Bs.As. - Rosa, José Maria. Rosas y el Imperialismo - La caída. Offsetgrama. Bs.As. 1974. - Federico de la Barra. La vida de un traidor. Emp. Reimpresora y Adm. de Obras Americanas. Bs.As.1915 - Obras citadas - La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar VIDEO https://youtu.be/yJlpdVhkgUM La rebelión de López Jordán en Entre Ríos Categoría: La rebelión de López Jordán en Entre Ríos La reacción entrerriana, incubada desde 1861 y alimentada en 1865, estalló en 1870, dirigida por Ricardo López Jordán. Encerrado en un provincialismo estrecho, no comprendió la dimensión del gesto nacional de Urquiza, cualesquiera que hayan sido las críticas a su gestión local. El estilo de la insurrección definía -en verdad- la época en que, mentalmente, se situaba López Jordán. Dos meses después de la visita del presidente Domingo F. Sarmiento, el 11 de Abril de 1870, Justo José de Urquiza, y dos de sus hijos, son asesinados; el primero, en el Palacio San José. Es un crimen político trascendente que registra la historia argentina, aunque no sea el último crimen político. El jefe sedicioso se hizo nombrar gobernador, pero Sarmiento intervino la provincia y ordenó la reducción militar de la insurrección, misión encomendada al general Emilio Mitre, a quien dio por segundos a Juan Andrés Gelly y Obes y Emilio Conesa. La energía del presidente, su presión sobre los jefes militares para que actuaran rápidamente, sugiriéndoles planes de acción, así como las cuestiones de prerrogativa, motivaron rápidos reemplazos en el Comando nacional: Gelly y Obes, José Miguel Arredondo, Ignacio Rivas. Pero, entretanto, el Ejército Nacional obtenía costosas victorias: Los Santos, Santa Rosa y Don Cristóbal. Por fin, el general López Jordán es derrotado en Ñaembé, el 26 de Enero de 1871. La larga rebelión ha sido vencida, en gran parte por los progresos técnicos del Ejército, el fusil Remington y los cañones Krupp. Con el de López Jordán, desaparece el único Ejército provincial sobreviviente en el país, cuyo poder hacía temible a su gobernador y jefe. - La rebelión jordanista La rebelión jordanista se desarrolló en la provincia de Entre Ríos y -en menor medida- en la provincia de Corrientes entre el 11 de Abril de 1870, fecha del asesinato de Justo José de Urquiza, y 16 de Diciembre de 1876, fecha de la captura de Ricardo López Jordán, jefe de la sedición. Ricardo López Jordán fue colaborador de Justo José de Urquiza en el Gobierno de Entre Ríos y durante la presidencia de éste en Paraná, capital de la Confederación Argentina. Cuando Urquiza se retiró de la batalla de Pavón, el 17 de Septiembre de 1861, López Jordán no perdonó la acción de su jefe, quien había pactado con el porteño Bartolomé Mitre y posibilitó el triunfo de Buenos Aires y la disolución de la Confederación. En 1870 finalizó la Guerra del Paraguay, a la que López Jordán se opuso y Urquiza recibió en su Palacio San José al presidente Domingo Faustino Sarmiento, el más encarnizado enemigo de los federales, por lo que López Jordán -ya distanciado de él- se preparó para la insurrección. El 11 de Abril de 1870 estalló la rebelión; como primer paso, una partida de 50 hombres -al mando de Simón Luengopenetró en el Palacio San José con el supuesto objeto de apresar a Urquiza, pero éste se defendió a tiros y terminó muerto. Ese mismo día eran asesinados en Concordia también sus hijos Justo Carmelo y Waldino Urquiza, ambos amigos íntimos de López Jordán. Tres días más tarde, López Jordán era elegido gobernador por la Legislatura entrerriana por medio de la ley N ro. 29, para completar el período de gobierno de Urquiza. En su discurso de asunción apoyó la rebelión y apenas mencionó de paso que “he deplorado que ... no hubiesen hallado otro camino que la víctima ilustre que se inmoló”.
- Desafío al presidente Sarmiento Domingo Faustino Sarmiento tomó la insurrección y el asesinato como una provocación en su contra y envió a Entre Ríos -en el buque “Pavón”- un Ejército de Observación con 400 veteranos de la Guerra del Paraguay al mando de Emilio Mitre, que llegó a Gualeguaychú el 19 de Abril de 1870. López Jordán consideró la llegada de tropas nacionales como un acto de guerra y declaró la guerra al Gobierno de Sarmiento en una Proclama del 23 de Abril: “(...) ¡Entrerrianos! “Vuestros Representantes me han elegido para defender la Constitución y esos infames enemigos desconocen y pisotean vuestro Gobierno, vuestros Representantes y la Constitución. “¡La guerra pues! Esto mandan el honor y la libertad. “¡Soldados! ¡Pueblo todo de Entre Ríos! “La guerra, ya que no han querido la paz! ¡La guerra heroica que nos dará en breves días la libertad y el progreso! “¡El que no defienda a Entre Ríos es un traidor! (...)”. Sarmiento, mientras el Congreso Nacional debatía si Intervenir o no a la provincia de Entre Ríos, directamente dictó un decreto -el 25 de Abril de 1870- por el que le declaró la guerra como a un país enemigo y denunció a López Jordán y a quienes lo acompañen reos de rebelión. En carta a los gobernadores -ese mismo día- Sarmiento expresaba: “Acompaño a V. E. la declaración de guerra que López Jordán, el aleve asesino del gobernador de Entre Ríos, acaba de dar a luz. “No contento con el crimen con que ha deshonrado a la República proclamándolo por el contrario, como un acto digno de pueblos civilizados, establece por causa de su nuevo atentado el haber penetrado tropas nacionales en Entre Ríos, como en las demás provincias. “Si tal pretensión hubiera de tolerarse en una de ellas, sería aceptar que (Entre Ríos) es un simple aliado de la Nación y que las leyes de ésta no rigen en aquélla, sin recabar primero el beneplácito de las autoridades locales, aún las nacidas de un acto execrado. “La declaración de guerra de López Jordán convenció a los legisladores, que el 10 de Agosto autorizaron al Poder Ejecutivo a intervenir la provincia de Entre Ríos por sedición”. - Operaciones militares Tres generales pentraron en suelo entreriano al mismo tiempo: Emilio Mitre desembarcó en Gualeguaychú y envió a Ignacio Rivas hacia el norte por la costa del Uruguay; Emilio Conesa entró en Paraná; y Juan Andrés Gelly y Obes entró desde Corrientes. Las fuerzas entrerrianas -estimadas por diversos historiadores desde 5.000 a 15.000 hombres- eran mucho más móviles al contar con cabalgaduras, triunfando en pequeños encuentros, pero las nacionales eran superiores en armamento y dirección(1). (1) Citado por Bernardo Ignacio Salduna. “La Rebelión Jordanista” (2005), p. 280. Editorial Dunken, Buenos Aires. Una estimación moderna rebaja las fuerzas rebeldes a cinco o seis mil gauchos, a pesar del apoyo de la población entrerriana a López Jordán. A estos hay que incluir al menos mil orientales, ochocientos cordobeses, santiagueños y santafesinos, igual número de correntinos, trescientos brasileños (en su mayoría desertores de la Guerra del Paraguay), quinientos paraguayos (entre refugiados y prisioneros de Yatay y Uruguayana). Esto dejaria sólo unos dos mil combatientes de origen puramente entrerriano. Entre los jordanistas se hallaban unos 500 paraguayos, 800 correntinos, 300 brasileños y 1.800 uruguayos, santiagueños y santafesinos. Muchos de ellos eran desertores de la Guerra del Paraguay y pertenecientes al partido blanco uruguayo. López Jordán dictó un Bando por el cual imponía “la pena capital a todo argentino -desde los 17 a los 50 años- que no se incorporase a las armas en el término de cuatro días”. El jordanista Mariano Querencio dominaba Concordia desde el 11 de Abril. El Ejército Nacional llegó a empeñar hasta 16.000 soldados de línea, además de unidades de la Guardia Nacional de varias provincias. Las fuerzas rebeldes entrerrianas contaban con 12.000 jinetes deficientemente armados e instruidos. Los hechos de armas más sobresalientes -en 1870- fueron los siguientes: *.- 20 de Mayo: combate de Sauce (en el Departamento Nogoyá, cerca del límite con el de Tala). El general Emilio Conesa, con 3.960 hombres (1.200 infantes, 160 artilleros y 2.600 jinetes), derrotó a 9.000 hombres de López Jordán, quien intentaba tomar Paraná. Es la primera batalla de la historia argentina en que se usaron ametralladoras. Ese mismo día, el coronel Jerónimo Romero ocupaba Paraná. *.- 20 de Junio: el presidente Sarmiento nombró por decreto a Apolinario Benítez como gobernador de Entre Ríos. López Jordán abandona las ciudades y se retira al campo y a los montes. *.- 27 de Junio: López Jordán toma y saquea Federación. Sarmiento reemplaza a Emilio Mitre por Ignacio Rivas.
*.- 12 de Julio: López Jordán tomó Concepción del Uruguay, en ese tiempo capital de Entre Ríos. Se retiró inmediatamente *.- 19 de Julio: Ataque rebelde a Gualeguaychú. Fue rechazado por tropas nacionales. *.- 23 de Agosto a 17 de Septiembre: los rebeldes son derrotados en los combates de Villa Urquiza (al nordeste de Paraná); Diamante-Palmar (al este de Villaguay); Tala (al oeste de Villaguay); Don Cristóbal (al noroeste de Nogoyá); y Rincón del Quebracho (al este de Paraná). *.- 12 de Octubre: batalla de Santa Rosa (al este-sudeste de Villaguay). El Ejército del Uruguay, 4.000 hombres con armamento moderno al mando del general Ignacio Rivas, derrota a López Jordán, que contaba con 9.000 hombres. El Ejército Nacional tuvo 36 muertos y 13 heridos y los jordanistas aproximadamente el triple de bajas. *.- 18 de Noviembre: toma de Villaguay. La ciudad -defendida por 200 guardias nacionales- fue tomada por 1.200 hombres del bando jordanista. *.- 5 de Diciembre: ataque rebelde a Paraná. El coronel Francisco Borges -al mando de 1.000 soldados- rechazó el ataque de 3.000 jordanistas. - López Jordán pasa a Corrientes. Año 1871 A principios de 1871, López Jordán invadió la provincia de Corrientes. El caudillo entrerriano confió en sus propias fuerzas y atacó Corrientes con la intención de reponer al ex gobernador Evaristo López. *.- 26 de Enero: batalla de Ñaembé (12 kilómetros al este de Goya). López Jordán: 7.000 hombres (6.000 jinetes, 1.000 infantes y 9 cañones); teniente coronel Santiago Baibiene (su segundo era el coronel Julio Argentino Roca, futuro presidente de la Nación, jefe del regimiento 7 de línea que regresaba del Paraguay): 3.000 hombres (7 batallones de infantería y 6 cañones). Derrota de López Jordán, cuyas fuerzas fueron perseguidas hasta el río Corriente, perdiendo 700 muertos y 550 prisioneros y toda su artillería; Baibiene tuvo 190 bajas entre muertos y heridos. *.- 14 de Febrero: combate de Gená (sobre el arroyo del mismo nombre, al oeste de Concepción del Uruguay). Derrota de una agrupación jordanista de 1.500 hombres por el general José Miguel Arredondo. *.- 6 de Marzo: combate de Punta del Monte (al norte de Gualeguay). El coronel Donato Alvarez, con 600 hombres, derrotó a 900 jordanistas al mando del coronel Alejandro Leiva, dispersándose los rebeldes por los montes e islas del sur. Después de este combate y ante estas derrotas, con 1.500 hombres, López Jordán abandonó la lucha, huyó y se exilió en el Uruguay primero y luego pasó al Brasil. En su ausencia habrá elecciones en Entre Ríos, pero sin candidatos federales -que estaban prohibidos- y con muy pocos votantes. El gobernador Emilio Duportal hizo desplazar a todos los federales de todos los puestos públicos, incluso a los sacerdotes y los maestros. Las tierras públicas fueron vendidas en subastas “públicas”, reservadas a los amigos del Gobierno; muchos colonos fueron expulsados de sus tierras y la Policía, formada por forasteros, cometió toda clase de atropellos y crímenes. Avergonzado, Duportal renunció y la provincia quedó en manos de Leónidas Echagüe, hijo del ex gobernador Pascual Echagüe, que no tuvo los problemas morales del anterior. Pronto, los federales de Entre Ríos, incluso los que no habían apoyado a López Jordán, lo llamaron en su auxilio. En Marzo de 1871 cruzó el río Uruguay por Federación para sostener encuentros con sus partidarios y luego regresó al Brasil, instalándose en Santana do Livramento, acompañado -entre otros- por José Hernández, autor del “Martín Fierro”.
Ramón Febre
Ramón Febre
Gobernador de la Provincia de Entre Ríos 1 de mayo de 1875-1 de mayo de 1879 Predecesor
Leonidas Echagüe
Sucesor
José F. Antelo
Senador de la Nación Argentina1 por Entre Ríos
03 de mayo de 1880-30 de abril de 1889 Predecesor
Leonidas Echagüe
Sucesor
Antonio F. Crespo Información personal
Nacimiento
1830 Victoria,
Argentina
Fallecimiento
Agosto de 1902 Paraná, Argentina
Nacionalidad
Argentina
Partido político Partido Unitario Partido Autonomista Nacional Información profesional Ocupación
Abogado
[editar datos en Wikidata] Ramón Febre (Victoria, Argentina, 1830-Paraná, Argentina, 1902) fue un abogado y político argentino. Entre 1875 y 1879 se desempeñó como Gobernador de la Provincia de Entre Ríos.
Biografía[editar] Cursó sus estudios de derecho en Córdoba y se recibió de abogado. En 1868 fue elegido legislador provincial por el muy débil Partido Unitario; al producirse el asesinato de Urquiza en 1870, fue uno de los dos únicos diputados que se opusieron a votar a Ricardo López Jordán para sucederlo. Huyó por poco tiempo de Paraná, regresando con las tropas invasoras del general Conesa. Quedó al mando del partido "liberal" de Entre Ríos y apoyó la guerra contra el gobernador legítimo. Al término de ésta, fue elegido diputado provincial y presidente de la legislatura, en unas elecciones en las que los federales estuvieron proscriptos y ni siquiera se les permitió votar. Desde mediados de 1872 fue ministro de gobierno del gobernador Leonidas Echagüe y fue electo gobernador en mayo de 1875. Fundó algunos pueblos, como Villa Rocamora, en el viejo campamento militar de Calá; y fundó también el Banco de la Provincia de Entre Ríos. En 1876 la provincia se vio envuelta en la tercera revolución de López Jordán, que fracasó sin ayuda.
El partido liberal perdió las elecciones de 1879 contra el coronel Antelo. Una persona nombrada casi a dedo por Roca, pero los entrerrianos no sentían ninguna simpatía por los unitarios y prefirieron a los autonomistas. Al terminar su mandato, fue electo senador nacional, puesto que, durante muchos años, los conservadores tuvieron reservados para que los ex gobernadores no molestaran. En el senado se hizo amigo del presidente Roca, pero su amistad no duró mucho. Se retiró de la política en 1888 y se dedicó a la explotación ganadera. Murió en Paraná en agosto de 1902.