El despertar

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El despertar

LAS CRÓNICAS SEXUALES

Emisión nocturna

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C AP Í TU L O 8

Emisión Nocturna

En esta aventura de mi sexualidad viví muchas cosas que se asemejaron a este brusco y doloroso despertar. Ante estas situaciones me sentía todo perdido: por un lado tenía curiosidad y me producía placer; pero a la vez sentía raro y hasta temor. Estoy seguro que también te pasó. Estabas soñando algo tan hermoso, y parecía tan real, que no hubieses notado que era un sueño, a no ser porque el personaje principal te miró de frente y de pronto su voz cambió, como si hubiese sido una pelícu-

la de El Exorcista, y te dijo: “¡Levántate!, ya es hora de ir a la escuela”. Lo peor de todo es que eso pasó justo en el momento más hermoso del sueño. Despertaste, abriste los ojos y de vuelta a la realidad. ¡Qué triste! 1


Bueno, pues déjame contarte que en esta aventura de mi sexualidad viví muchas cosas que se asemejaron a este brusco y doloroso despertar. Por ejemplo: el día de la primera fiesta.

La vestimenta era otro problema, ya que mi camisa favorita estaba sucia, y ¿cómo no?, si por ser la favorita no dejaba de usarla toda la semana. Pero seamos sinceros, no se compara en nada al sufrir de las chicas.

Mis padres lo pensaron tanto, me dieron tantas vueltas, mi hicieron un minucioso interrogatorio con preguntas tales como: ¿dónde será?, ¿por qué allí?, ¿quiénes irán?, ¿y el hijo (ñoño) de la amiga de mamá no va a ir, porque quizás puedan ir juntos?, ¿a qué hora comienza? Después de entrar a una sesión de acuerdo accedieron y me dieron permiso. Eso sí, siempre y cuando regresara a las 10 de la noche.

A ellas las verás con el problema de escoger, entre no se cuántas docenas de prendas, aquella que considere que nadie en esa fiesta se la ha visto antes, además de considerar la posibilidad de que nadie más lleve la misma o una prenda similar. Y cuando por fin elige una, viene el problema de buscar una falda o jeans con los que combine. Y si creías que eso era todo, pues te equivocas, porque luego viene el trauma de no tener zapatos o bolso que le combine.

Estuve emocionado todo el día, checando una y otra vez el reloj, sintiendo que las horas, en ese día en especial, pasaban muy lentamente. ¡Ya quería que fuese el momento de la fiesta! Horas antes ya estaba bañado, cosa que extrañó muchísimo a mi mamá, y después me vacié todo el perfume encima. Y no sé porque, pero los barros tienen un tino para salir justo los días de fiesta o de citas. Así que allí me vez haciendo la cirugía facial reconstructiva, extirpando tumores en la nariz y en la frente.

Cuando tú como hombre crees que ya está lista, es el indicio de que tan solo le falta otra media hora para terminar de arreglarse, porque falta el alaciado si es colochita, o el encolochamiento si es de cabello liso. Y el cuchareo en las pestañas y el maquillaje, etc. Pero lleguemos al punto importante: la fiesta. Los hombres llegan emitiendo el olor de su perfume desde media cuadra antes por vaciarse la botella encima, mientras que las chicas nos dejan a los hombres saboreando 2


LAS FIESTAS ¿Has notado que todos aseguran que van a la fiesta a divertirse, pero la mayoría termina bien aburrido y más de alguno frustrado o decepcionado?

el perfume después de saludarlas porque se ponen hasta en los cachetes.

cia ella, se le acerca al oído, obvio ella pensando que es porque le dirá ‘cosas lindas al oído’, pero la realidad es que el chavo se acerca a su oído porque de otra forma no le escuchará de tan fuerte que está la música y le dice casi gritando: ‘Oye, preséntame a tu amiga, ¿no?’, o cosas como: ‘¿Tiene novio, no sabes?’ ‘¿Si le pido que salga a bailar conmigo tú crees que acepte?’ Y el más arrojado dice: ‘¡Háblale bien de mí, ¿no?’. O en el mejor de los casos le dirá: “¿Puedo tomar esta silla?” Plop. ¡Despierta!

Otra cosa de las fiestas: ¿Has notado que todos aseguran que van a la fiesta a divertirse, pero la mayoría termina bien aburrido y más de alguno frustrado o decepcionado? Porque la realidad es que a la fiesta llegan con la loca idea de que quizás allí se le declare; o le pida bailar; o salir a platicar con aquella persona que tanto les gusta. Y allí comienzan los despertares bruscos. Porque varias chicas, por ejemplo, ven de pronto al ‘chiqui papi’ venir hacia donde están ellas. Se emocionan, le preguntan a su amiga si se ve bien, si no tiene pintura en los dientes, si no se le nota lo nerviosa, y la amiga diciéndole: ‘No, estás bien’. Y cuando finalmente el chavo llega ha-

A los hombres nos suele ir peor, resulta que ves a una chica que te late un buen. Te le acercas y comienzas a hacerle plática. Tú estás emocionadísimo porque sí te responde, está a gusto platicando contigo, sonriendo con cada chiste que le cuentas, aceptándote las bebidas que le traes, com3


partes o le invitas. Pero como en los cuentos de hadas, resulta que tiene que retirarse temprano porque ‘lamentablemente’ sus padres no le dieron permiso para quedarse toda la noche o tiene un compromiso, entonces tú le pides su número telefónico para seguir en contacto, y obviamente te lo anota o lo anotas y al otro día, bien emocionado marcas para escuchar: ‘El número que usted marcó no existe’. Obvio que el pobre hombre termina creyendo que anotó mal el número. ¡Despierta!

te vergonzoso. ¡Sí! Esos despertares húmedos, cuando existe una emisión nocturna o polución nocturna. ¿Ya sabes de qué estoy hablando?, cuando se produce una eyaculación involuntaria de semen, en el caso de los hombres, que tiene lugar mientras duermes. O se experimenta lubricación vaginal en el caso de las mujeres. Aún recuerdo lo que me pasó a mí. Fue terrible despertar y sentirme húmedo y ver las sábanas y la ropa mojada. De inmediato me levanté a cambiarme la ropa, a quitar las sábanas y tratar de esconderlas. Y es que me resultaba terrible la idea de que mi mamá entrara y descubriera las sábanas manchadas.

O qué decir de aquél o aquella que se le pasan las copas y termina enseñando las bubis a todo mundo haciendo show sobre la mesa o en cualquier tubo que se le cruce; o haciéndola de payaso, o quizás dormido en un rincón, o volviendo la botana, o finalmente llevado a su casa “de aguilita”, llorando como niño: “no me lleven a mi casa así, me van a matar mis papás”. ¡Despierta!, con un dolor de cabeza fatal y para descubrir que quedó el registro de todas y cada una de sus acciones en el face, instagram, o cualquier red social a la que estén sus amigos.

Me fui a lavar todo y ponerlo en el lugar de la ropa sucia. Y una vez que me deshice del cuerpo del delito me fui a la escuela. Pero, ¿nunca te ha dicho tu mamá: “¡En lo que tú vas, yo vengo de regreso!”? Pues resulta muy cierto, ¿verdad? Cuando regresé de la escuela mi madre estaba esperándome en la sala. Tú sabes perfectamente que algo anda mal, porque es raro que te estén esperando, y máximo si te dicen: ¿Podemos hablar?

Pero bueno, en cuanto a la sexualidad, hay un despertar que, más que doloroso o frustrante, resulta bastan4


¿ESO ES DEL DIABLO? Investigando, descubrí que en los siglos XVIII y XIX, la consideraron enfermedad e intentaban curar esa ‘enfermedad’ con drogas; y si eso no resultaba, entonces se recurría a la castración. ¡Difícil de creer!

Bueno, afortunadamente mi madre supo qué hacer con esta situación: ¡platicó conmigo acerca de lo que me estaba pasando! Me dijo que era algo natural, que no tenía por qué avergonzarme. Que esto indicaba que yo estaba entrando a la etapa fértil, aunque obviamente, eso no significaba que ya estaba listo para ser padre. Qué bueno que mi madre habló conmigo ese día porque no pasó mucho para que estuviéramos hablando con los amigos acerca de esto, y escuchaba cada barbaridad, porque obviamente no fui el único en la escuela al que le pasó. Recuerdo que esa ocasión estábamos hablando de esto y de la emoción no nos percatamos que había una anciana cerca que estaba escuchando. Y entonces nos dijo: ‘eso es una enfermedad del diablo’.

¡¿Qué?! De inmediato me puse a investigar, y descubrí que en los siglos XVIII y XIX, la consideraron enfermedad; no sé si la noble ancianita era de esos siglos, pero no la culpo por llegar a pensar eso que nos dijo. Pero di más gracias a Dios por haber nacido en estos tiempos, porque en el pasado intentaban curar esa ‘enfermedad’ con drogas y si eso no resultaba, entonces se recurría a la castración. ¡Ups! Algunos adultos se atrevieron a decirme: ‘¡Es porque te hace falta mujer!, por eso sueñas cosas’. Pero recuerdo claramente que la mayoría de las ocasiones no se produjo por algún sueño erótico, de 5


hecho algunos distaban mucho de ser eróticos, por tanto no podía ser eso.

tía culpa. Pero siempre pude contar con mis padres quienes buscaron algún momento apropiado para hablar conmigo, y no fue una, sino muchas ocasiones en las que me daban información poco a poco. A veces aprovechaban algo que pasaban en la tele o en cierto programa, o algún comentario al respecto, y otras más, forzados por algo que se enteraron, como el caso de las sábanas y ropa íntima media lavada.

Algunas personas muy religiosas me dijeron: ‘Es cosa de satanás. Provocado por lujuria’. Pero, no lo es, necesariamente. Definitivamente, el sueño puede sugestionar involuntariamente a la eyaculación, y esto puede ser provocado por una alta exposición a material pornográfico o erótico. Pero también puede ser producido por tener un tiempo considerable sin eyacular.

Pero el saber que estaban allí, y el que me explicaran todos esos cambios que estaba experimentando y que aún faltaban por experimentar, me hizo sentir mejor con respecto a mi cuerpo; además que pude descubrir que muchas de esas cosas que me pasaban también les pasó a ellos, por tanto no había de qué alarmarse; aunque también hubieron ocasiones en las que tuvimos que ir al doctor y qué bueno que lo hable para que no pasase nada malo; y siempre me levantaron el ánimo en esos momentos.

De hecho, resulta ser una forma natural en la que el cuerpo elimina excesos. Así que no necesariamente se trata de demonios actuando sobre una persona. Es más, algunos ni se enteran, porque no todos se despiertan durante la eyaculación, otros siguen durmiendo y solamente se dan cuenta al despertarse y comprobar que la ropa esta manchada. Lo que sin duda no olvido es que ante estas situaciones me sentía todo perdido: por un lado tenía curiosidad y me producía placer; pero a la vez sentía raro, un poco de temor, y que tal si algo andaba mal en mí cuerpo, y en ocasiones también sen-

¡Sí!, también resultó vergonzoso el intentar hablar de este tema con ellos. Y al principio fue muy incómodo, pero conforme más platicábamos más fácil se hacía y más abiertos éramos. 6


De hecho, en esas pláticas mis padres hablaron conmigo acerca de buenos valores que esperaban que yo tuviera, como, por ejemplo: ‘el respetar a toda mujer’, aunque algunas de ellas no se dieran a respetar. Y es que también aprendí que las mujeres tienen su lado oscuro. ¡Difícil de creer!

Esta historia continuará... Capítulo 9: El lado oscuro (La mujer también tiene el suyo) 7


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