1 minute read

MI ABUELA AMALIA

Una mañana de verano, pensé que estaba soñando. Escuché a mi abuela conversar con otra mujer; el sonido de su voz era tan mágico, resonaba en las paredes de la casa como un cantar del alba, un tono especial que descubrí que tenían las voces en las madrugadas, como una cierta disfonía susurrante. Me levanté, salí del dormitorio y miré hacia la cocina. Ahí estaba mi abuela sentada al rededor del brasero, tomando mate con la vecina, una señora más joven que gustaba de visitar y conversar con mi abuelita para pedirle consejos.

Mi abuela Amalia era analfabeta, se casó siendo una niña, a los 15 años, no tuvo opción de elegir ni al marido; mi abuelo era un hombre mayor, viudo con hijos acuesta, que mi abuela terminó de criar, en un tiempo en el que ir al médico era un lujo. Por eso sabía tanto de como sanar dolencias, incluidas las del corazón. Debió criar 5 hijos sola, pues mi abuelo falleció a los 11 años de casados.

Advertisement

This article is from: