HIJOS DESAFIANTES Y REBELDES
Tomado del libro: Hijos desafiantes y rebeldes de Russell Barkley y Christine Benton
Paso 1: ¡Preste atención! ANTES. . . « Vamos chicos», grito’ Nancy a sus tres hijos a la vez que levantaba la mirada y se apoyaba sobre su rastrillo. « Vamos a continuar, o nunca acabaremos este trabajo.» Jaime y Darío, que trabajaban juntos en una de las esquinas del inmenso césped, ya casi tenían recogidos dos grandes montones de hojas y estaban luchando con las bolsas donde, supuestamente, éstas debían ir. Su hermana, Elisa, estaba de pie en el otro lado del jardín, su rastrillo yacía en el suelo, y ella daba vueltas a una gran hoja de palmera haciendo como si mirara por un filtro solar a través de ella. «De acuerdo, mamá», le dijo Darío a su madre, y él y su hermano volvieron a su trabajo para poner las hojas dentro de las bolsas. Elisa parecía no haber oído a su madre, quien suspiró. Al fin y al cabo no está distrayendo a los chicos de su trabajo, pensó. Quizá debería dejarla marcharse. Volvió a su trabajo y levantó la mirada cuando oyó a Elisa gritando a través del césped.’ «¡Hey, chicos, mirad esta hoja que he encontrado». «Elisa hoy no tengo tiempo para tus charlas! », gritó su madre. «Por favor, ¿puedes ayudarnos sólo un poquito?» Elisa cogió su rastrillo durante un minuto pero luego lo dejó caer cuando descubrió un gusano en el césped. Cuando Nancy miró de nuevo y vio que su hija todavía no había recogido una sola hoja, dio una patada y gritó: «Muy bien, jovencita, esto es todo. Nosotros hemos estado aquí fuera trabajando duro durante una hora, y tú no te has esforzado ni un segundo. ¿Qué te ha hecho pensar que tú no tienes que meter el hombro ?». Elisa miró su mano y dijo.’ «¡Uau!, mira los colores de este gusano». — Nancy agarró la mano de Elisa, hizo volar el gusano por el jardín, y empezó a arrastrar a su hija hacia la casa, con Elisa protestando. «¡E¡!, espera, vamos, mamá... te prometo que recogeré ahora... ». Nancy volvió al césped muy disgustada y empezó a recoger hojas con furia, alegando: «Lo he intentado todo con esta niña. Bien, quizá lo va a pensar dos veces antes de haraganear cuando se dé cuenta de que no va a tener pastel».
Después, Nancy se ablando y envió a Jaime a la habitación de Elisa para que trajera a su hija abajo para compartir el pastel, pero su hija se negó a bajar. «¡No voy a bajar», gritó mientras cogía a su hermano y le empujaba hacía la puerta. «mi mamá probablemente sólo quiere gritarme por algo más.» DESPUÉS... Nancy se apoyó en su rastrillo. Miró a su hija mediana, y suspiró. Por cada paso hacia adelante que ellos habían hecho aquella tarde trabajando en el jardín, Elisa había dado un paso hacia atrás —saltando sobre las hojas. Corriendo alrededor de sus hermanos. Burlándose de ellos y negándose a hacer lo que su madre le pedía—. Ahora que ellos casi estaban acabando, Elisa estaba sacando afanosamente de un pequeño montón, que finalmente había recogido, la hoja de palmera más grande y rojiza. Nancy estaba a punto de decirle algo por enésima vez aquel día. Cuando se paró a tiempo al darse cuenta de la intensa mirada de concentración en la cara de su hija. Tomó aire profundamente. Caminó hacia su hija y le dijo suavemente: «Estas hojas son muy bonitas. Elisa. Quizá deberíamos usarlas para decorar la mesa después. Estoy pensando algo especial para esta noche». Una hora después Nancy bajó las escaleras después de ducharse e iba camino de la cocina para empezar a hacer la cena y espolvorear con azúcar el pastel que había horneado antes. Cuando pasó por el comedor, en el vistazo que echó a través de la puerta de entrada observó dos cosas: no sólo estaban las hojas de Elisa colocadas ingeniosamente en un centro de mesa colorado. Sino que la mesa estaba preparada para la comida. Como todos los niños. Elisa, empezó a desear hacer casi todo por una sonrisa, una señal de aprobación, o un «¡Buena niña!» por parte de su madre. Pero la Elisa de la escena uno ha aprendido gradualmente que la atención de su madre es siempre negativa —críticas, demandas, desaprobación—— así que, naturalmente, no está muy motivada para trabajar para conseguir su atención. Su comportamiento es cada vez peor, está más y más tiempo en su habitación, y las actividades familiares divertidas son cada vez menores y más lejanas. Un pilar indispensable en la relación padres-hijos está empezando a desintegrarse. La Elisa de la escena dos —la que nosotros hemos visto después de que sus padres hayan realizado el paso l de este programa— no ha cambiado sus características; sigue siendo obstinada y temperamental, se distrae rápidamente y sigue resistiéndose a las demandas de su madre. Pero la espiral de su mal comportamiento y los conflictos familiares se han interrumpido. Nancy está intentando arduamente apreciar los aspectos positivos de su hija —como su ojo artístico para los colores y las formas- y pasar relajada un poco de tiempo con su hija cada día. Curiosamente, cuanto más tiempo dedican a situaciones que no requieren la dirección o la crítica de Nancy, más se da cuenta Nancy de los aspectos positivos que tiene Elisa. Cuanto más se los reconoce a su hija, con más
esfuerzo trata Elisa de complacer a su madre. Si ellas continúan de esta manera, la espiral está a punto de invertirse. Muchas veces, algunos padres dejan totalmente de prestar atención a su hijo desafiante o impulsivo. La mayoría, sin embargo, simplemente avanzan poco a poco, aplicando la forma errónea de atención: ignoran el comportamiento positivo del niño (o hacen al niño comentarios irónicos) y, sin querer, animan el comportamiento negativo tocando los aspectos emocionales del niño, por permitir que su propio temperamento mande sobre sus reacciones, y confundiendo al niño con respuestas inconsistentes. Desde la distancia, es fácil ver que el chico, que cree que no puede ganar su sonrisa por portarse bien, no va a intentar luchar contra sus instintos desafiantes de forma intensa. Pero usted no tiene el beneficio de la distancia. Así que sus instintos pueden muy bien decirle que si le corrige muy a menudo y le castiga más severamente de lo necesario, eventualmente va a hacerse comprender. No se trabaja de esta manera, así que los padres centrados en este patrón no pueden ver qué está pasando: la atención consistente negativa no sólo falla para «enderezar» a su hijo sino que puede hacer un gran daño. Los psicólogos llaman a las ideas sobre la relación padres-hijos «teoría del apego» por buenas razones. Desde el nacimiento su hijo está destinado a contar con usted, sobre todos los demás, para la aprobación, el aprecio y la aceptación. Sus sonrisas y señales le dicen a su hijo que aprender a estar de pie y caminar es importante —aunque haya el riesgo de caerse—. Sus exclamaciones cuando su hija dibuja bien o lanza una pelota bien le explican que es la persona que merece su amor. Su paciencia, indulgencia y comprensión le dicen a su hijo que es querido incluso cuando se porta mal. Cuando su hijo deja de valorar su atención, usted pierde más que una poderosa arma para ganar la cooperación del niño. Pierde la confianza del niño, se fisura un pilar irreemplazable y sacrifica una porción de su potencial para guiar al hijo hacia una edad adulta feliz y saludable. Éstas son las razones por las que es tan importante reaprender a dar a su hijo el tipo adecuado de atención, que es el objetivo de este paso. Lo esencial de este primer paso es una técnica relativamente simple llamada «tiempo especial» que ofrece, engañosamente, complejos beneficios: 1. Le dará pruebas directas de que la forma en que reacciona con su hijo, tiene una fuerte influencia sobre cómo motivar al niño a hacer lo que le pide, tanto si es tender la cama como abstenerse de pegarles a otros niños. 2. Le enseñará a darse cuenta, y a reconocer, el buen comportamiento e ignorar el mal comportamiento —más que cualquier otro camino. 3. Le ayudará a apreciar a su hijo y el tiempo que pasan juntos. 4. Le empezará a curar las heridas del conflicto constante, a restaurar la confianza y a reconstruir los deseos de ayudarse mutuamente.
5. Centrará la atención de su hijo. Naturalmente no va a recoger estos beneficios si sólo hace un débil esfuerzo para aprender este paso. Aunque parece bastante simple, muchos padres asumen erróneamente que el aprendizaje de dar atención positiva es fácil. No lo es. Cuando usted está atrapado en un torbellino de batallas con un hijo desafiante, tiene muchos hábitos que anular. Tomarse este paso muy seriamente es la única manera de conseguir los beneficios enumerados anteriormente. Y Ganarlos es la única manera de pasar al siguiente paso de forma efectiva. En el paso 2, va a aprender a usar el elogio para conseguir cooperación, una medida que no servirá si sus aplausos son siempre puntuados como regaños. «PERO YO YA LE PRESTO MUCHA ATENCIÓN...» Claro que lo hace, pero ¿es del tipo que persuade a su hijo para hacer lo que usted quiere? Si no está convencido de que el tipo de atención que actualmente está dando a su hijo le está animando a desafiarle, haga el siguiente ejercicio. ¿Qué tipo de «jefe» es usted? l. Divida una hoja de papel en dos columnas y escriba «El peor jefe» al principio de una columna. Debajo de este título, recoja cinco características del peor jefe que haya tenido. ¿Cómo lo trató ese jefe? 2. Ahora revise la forma en que usted trabajaba para su peor jefe. ¿Con entusiasmo o de mala gana’? ¿Mucho o tan poco como podía‘? ¿Con compasión y Lealtad o con resentimiento y demoras?
Aquí hay algunos comportamientos característicos que la gente recuerda sobre su peor y mejor jefe. ¿Cómo son comparados con los de su lista? Peor jefe
Mejor jefe
Hace peticiones irrazonables.
Mantiene los retos, pero justamente.
Cambia los planes sin avisar.
Continúa trabajando dentro del plan establecido; nos mantiene informados.
Nunca dice «gracias».
Recompensa los éxitos grandes
o «buen trabajo».
y pequeños.
Me humilla delante de los otros.
Muestra respeto y compasión.
Me acusa de sus errores.
Toma responsabilidad como jefe.
3. Escriba «El mejor jefe» al principio de la otra columna en la hoja de papel y repita los pasos l y 2 para el mejor jefe que recuerde haber tenido. 4. Ahora dé un vistazo a ambas listas y pregúntese que columna se parece más a la manera en que usted trata a su hijo. Sea honesto. 5. Finalmente, compare su propio comportamiento con su peor jefe con el que tiene su hijo hacia usted. ¿Es posible que su hijo esté simplemente haciendo huelga? ¿Está esperando que trabaje bajo condiciones deplorables? Vamos a hacer algunos cambios del entorno. TIEMPO ESPECIAL CON SU HIJO Para llegar a ser el mejor «jefe» posible para su hijo, dedique una parte de su día al «tiempo especial» —de 15 a 20 minutos exclusivamente dedicados a un tiempo de juego relajante con su hijo—. Su objetivo es doble: aprender a prestar atención hacia lo positivo —el buen comportamiento de su hijo, éxitos, y otros rasgos positivos— y a recuperar su confianza. El camino hacia ambos, es construir un escenario que permita no dar órdenes, instrucciones, o hacer preguntas de prueba por su parte. Tan radical como pueda sonar; le estoy diciendo que permita que su hijo tome la iniciativa. Sólo es un espacio de tiempo para jugar, así que no debería ser demasiado duro permitirle tomar sus propias decisiones y cometer sus propios errores. Ésta es la parte más dura: no debe permitir que una palabra negativa salga de su boca, no importa lo que esté ocurriendo dentro de su cabeza. Siga este plan: 1. Busque un momento durante el día cuando su hijo o hija esté jugando en algo que usted sepa que disfruta, un rato cuando sepa que dispone de 15 o 20 minutos libres y que no hay nada urgente o estresante que hacer más tarde. Sin ninguna prevención, únase al chico, aunque esto signifique mantenerse fuera de la cancha de básquet o estar sentado en el suelo, y empiece sólo a mirar. Dedique un par de minutos a observar atentamente y tomar algunas notas mentales. ¿Qué está haciendo el niño? ¿Cuánto tiempo ha estado en ello? ¿Es un juego que continúa, un proyecto que abandonó unos días antes o una actividad espontánea nueva? ¿Existe un objetivo, o es tan sólo con ánimo de divertirse? ¿Está el niño contento o intensamente absorto? ¿Planea o improvisa? Estará tentado de preguntar al niño que le explique lo que está haciendo, pero resista el instinto de hacer cualquier pregunta. Interrumpir el juego del niño, incluso con una simple duda, puede llevar a la usual fase de un escenario con «mamá o papá en acción», lo que es mejor estar 2. Ahora empiece a comentar lo que su hijo está haciendo. Haga comentarios simples y positivos. No actúe con efusividad, forzado o falsamente. Exprese sólo un interés honesto en lo que su hijo está haciendo, emitiendo sus comentarios con genuinos elogios cuando se sienta inclinado a hacerlo. Si su hijo está lanzando el balón de basquetbol, podría romper el hielo con algo tan simple como «Bonito tiro» y entonces progresar hacia detalles más específicos que muestren genuino interés: «Así que estás practicando mucho tus tiros exteriores... Cada vez eres mejor y mejor en el rebote... Creo que es
fantástico que estés trabajando tanto en esto...». O puede hacer como si retransmitiera en vivo un programa deportivo y decir: «...Y él sale por la línea de fondo —¡dos puntos!—. Ahora él dribla hacia atrás y va a por el tiro exterior...» Muchos padres, de hecho, han encontrado que este estilo de retransmisión deportiva funciona con todos los tipos de juegos. 3. Después de 15 o 20 minutos, cuéntele a su hijo cuánto ha disfrutado jugando con él y diga que le gustaría establecer un «tiempo especial» para hacer lo mismo cada día. En familias con ambos padres (o en familias de padres separados), es necesario programar los «tiempos especiales», preferiblemente al menos durante cinco días después de la primera semana. Los tiempos especiales han de ser un pilar de su relación hasta la adolescencia, pensando que se puede reducirla frecuencia a tres o cuatro días por semana a medida que el tiempo pasa. No se sorprenda si ambos, usted y su hijo, disfrutan tanto de estas sesiones que quieren tenerlas con más frecuencia, no con menos. Durante la primera semana, mantenga un sencillo diario o bitácora de sus experiencias y observaciones durante los tiempos especiales —qué hicieron juntos, cómo parecía que iba y qué cambios ha visto en su relación, tanto durante los tiempos especiales como durante el resto del día. ¿Cuándo es el mejor momento para el tiempo especial? Para los niños menores de nueve años, es práctico establecer un horario fijo, tanto si éste es cuando sus hermanos mayores están en el colegio o, para un niño en edad escolar, después del colegio o de la comida. Asegúrese de que es un momento adecuado para ambos, un espacio en el que realmente esté relajado y sea capaz de focalizar toda su atención en su hijo. Si está preocupado por otras cuestiones —tales como empezar o volver al trabajo o las tareas de la casa—, su atención estará dividida y sus efectos se diluirán. Para niños mayores de nueve años, debe ser un poco más flexible. Una vez que llegan a cuarto de primaria, más o menos, los horarios de los niños empiezan a acomodarse y tendrá que aprovechar las oportunidades que encuentre. Cuando vea que su hijo está jugando solo felizmente y usted está relajado, simplemente pare de hacer lo que hacía y empiece un improvisado tiempo especial. Haga lo posible para encontrar un momento durante el cual los hermanos no estén alrededor para competir por su atención. Si esto no es posible. Quizá papá puede ocuparse de los otros niños mientras mamá tiene un tiempo especial con el hijo desafiante, y después ambos pueden cambiarse. ¿Cuál es el mejor tipo de juego? El mejor tipo de juego —no el único tipo que es apropiado para el tiempo especial— es cualquier cosa que el niño escoja. Para los niños de menos de nueve años, cuando el
tiempo programado se acerca, simplemente acérquese a su hijo y dígale (con sus propias palabras): «Ahora es nuestro tiempo especial para jugar juntos. ¿Qué te gustaría hacer?» Si puede hacer esto de cualquier manera sin ser regañón, siga adelante y únase, especialmente si su hijo le invita a hacerlo. Pero quédese todavía en un segundo plano y permita que el niño conduzca la actividad. Por otra parte, esté contento de ser una compañía amigable y un espectador interesado —incluso fascinado. Los niños desafiantes o con problemas de comportamiento están normalmente tan acostumbrados a que se los mantenga bajo estrictas riendas, que algunos tratarán de conseguir ventajas de esta recién descubierta libertad para escoger. Un niño de seis años sugirió que él y su madre colorearan las paredes. Esto, claro, era escandaloso. Pero la madre fue más lista y cubrió la pared con papel de periódico, procediendo después a pintar el papel con su hijo. Incluso dejaron el mural colgado durante unos días para mostrarlo. Un padre se dejó engañar por su maliciosa hija de doce años durante el tiempo especial para llevarla voluntariamente a diferentes lugares tan a menudo como fuera posible. Cuando la niña puso el radio del carro al máximo volumen, el padre calmadamente hizo comentarios neutrales acerca de la música en lugar de discutir o demandar que bajara el volumen. No tardó mucho tiempo, me contó, hasta que ella estuvo más interesada en pasar ratos juntos. En una nota con menos éxito, una madre contó que no había tenido mucha suerte con el tiempo especial porque todo lo que su hijo quería hacer era jugar al baloncesto y ella odiaba el baloncesto. No sorprende que esta madre nunca hiciera bien el programa en general. A menos que esté dispuesto a renunciar a controlar, durante este benigno y breve período, va a tener dificultades para dominar sus malos hábitos de conducta. Si no puede adaptarse lo suficiente para encontrar una manera de disfrutar del tiempo que pasa con su hijo, Incluso aunque no apruebe la actividad, obtendrá más beneficios de una negociación. Dejar que su hijo escoja no significa, no obstante, llegar al tiempo especial sin estar mentalmente preparado. Probablemente encontrará más fácil evitar órdenes y preguntas en unas actividades que en otras, y sabrá en cuáles hay más probabilidad de que usted intente controlar. ¿Quizá tiene un talento o habilidad que quiera compartir? Un profesor tuvo que apretar los dientes para evitar corregir el inglés de su hija cuando sus tiempos verbales implicaban escribir una historia. Un artista cierra sus puños para aguantarse y no coger el pincel de su hijo y decir: «No, lo tienes que hacer de esta manera». Siempre que aconsejo a los padres les digo que no hay nada que ellos necesiten enseñar a los chicos que no pueda esperar hasta otro momento. Mantener este consejo en mente puede ayudarle a resistirse a guiar o a corregir al niño durante sus actividades «peligrosas». Otros «riesgos» pueden ser más difíciles de anticipar. Para mi sorpresa, se oye a padres decir que ellos no podían interferir en el juego, simplemente porque también jugaban
bastante mal. Antes de decir: «Hey, es mi turno», recuerde quién está al mando durante el tiempo especial. Éste no es momento para normas. De hecho, si su hijo ha escogido un juego competitivo, permita que invente nuevas normas o, incluso, trampas si quiere —sin recriminaciones—. Aprender cómo jugar a un juego correctamente no es lo prioritario en estos momentos. Esto implica que los juegos cooperativos se prestan a lecciones de atención mejor que los juegos competitivos. Como advertencia final, la única actividad que se evitaría para el tiempo especial es mirar la televisión. No hay mucho que decir pero la televisión y una «narración» de un programa de televisión pueden molestar incluso al menos quisquilloso de los niños. Muchos niños, instintivamente, escogen la televisión, claro. Nosotros normalmente decimos a los padres que animen al niño a coger algo más o a simplemente, reprogramar el tiempo especial para un momento en que el programa favorito del niño no se emita. Algunos padres han permitido a su hijo escoger la televisión y hacer este momento cómodo, con algunos comentarios incluidos, pero el amplio beneficio de la atención se pierde. ¿Cuál es el mejor tipo de diálogo? Regla 1: No dar órdenes, no hacer correcciones No le preocupe qué decir, no instruya al niño en qué hacer o intente cambiar la manera en que él o ella juegan. Esto sólo será interpretado como un intento de tomar el control, y el niño inmediatamente se resistirá. Pero si usted narra de forma no crítica, su hijo creerá que está interesado en lo que él o ella están haciendo. Por extensión, su hijo o hija va a mantener la confianza en su interés por él o ella como persona todo el tiempo, no importando dónde se encuentre. El resultado final es un aumento de la autoestima y la autoconfianza. Una excelente razón para hacer esta narración, ya sabe. Es que mantiene sus cuerdas vocales ocupadas. Haciéndole más difícil interrumpir el juego del niño con órdenes o preguntas intrusivas. Créame, cuando es necesario refrenar al niño las 24 horas del día, preguntar y ordenar son hábitos muy difíciles de romper. Felizmente, he visto a padres hacer todo lo posible para evitar explicar a sus hijos cómo «hacerlo mejor» durante su tiempo de juegos con excelentes resultados. Un chico de once años escogió un día cocinar como la actividad para su tiempo especial. Su madre estaba de acuerdo ——hasta que tuvo que mirar manteniendo un silencio horrorizado mientras su hijo cogía un huevo de la nevera y lo ponía en el microondas—. Obviamente, el huevo explotó y, naturalmente, la madre del niño admitió que ella habría empezado a gritarle. Pero debido a que estaba trabajando con fuerza en el «No dar órdenes, no hacer correcciones», simplemente dijo con calma: «Mira lo que le ha pasado al huevo. Ya sabes, pienso que realmente hemos aprendido algo con esto sobre calentar cosas en el microondas —Ios líquidos dentro de vasijas sólidos parecen explotar cuando se calientan—. ¡Muy interesante!». En lugar de ponerse a la defensiva y negar su responsabilidad por el desorden, el niño asombró a su madre Limpiándolo todo él mismo.
Regla 2: No hacer preguntas capciosas Aquí tiene un acto de equilibrio del pensamiento. Los niños de más de nueve años a menudo buscan la forma rápida de hacer comentarios, propia de la narración artificial y condescendiente; con ellos tendrá que hacer preguntas para comunicar genuino interés. Los niños más pequeños, por el contrario, reconocen las preguntas «de prueba» sólo con oírlas, y ellos oyen muchas. Un niño de cuatro años le dará la espalda si empieza a hacerle preguntas dirigidas como: «Y si ponemos estos bloques juntos, ¿cuántos tendremos?» o «¿Qué dos colores tenemos que poner juntos para obtener pintura morada?». Estas preguntas tienen el significado de evaluar el desarrollo o conocimiento del niño, y los niños lo saben. Para niños más pequeños, intente limitar sus preguntas a aquellas que favorezcan el «Quiero saberlo todo de ti», del tipo fiesta social: «¿Qué juguete es tu favorito?». «Si mañana vamos a la tienda de artículos de arte, ¿qué vas a escoger para comprar?» « ¿Cuánto tiempo hace que sabes cómo hacer esto…?» Para niños mayores, plantéese estas cuestiones antes de hacer cualquier pregunta en voz alta: ¿Tiene mi hijo que parar de hacer lo que está haciendo para contestarme? ¿Esta pregunta podría ser interpretada como una corrección o una orden? («¿No usaste una pieza más pequeña para hacer esto la última vez?» «¿Estás seguro de que quieres pintar un árbol azul?»). Algunas veces esto conlleva un pensamiento rápido y una lengua cuidadosa. Una niña pequeña, que estaba haciendo un dibujo de su clase, pintó el pelo de su profesora de color morado. Su madre estaba desconcertada y no sabía cómo reaccionar. Sabía que no podía preguntar: «¿Por qué has pintado su pelo morado?» (no preguntar). Además, sabía que no podía decir: «La gente no tiene el pelo morado: lo tienen castaño o negro o rubio» (no hacer correcciones) o «No pintes su pelo morado; su pelo es castaño» (no dar órdenes). No quería decir: «Qué pelo morado tan bonito», porque no lo sentía de esta manera, así que finalmente se decidió por describir la acción como si fuera un locutor de moda. «Veo que estás pintando su pelo morado.» Su hija estuvo tan encantada con esta descripción, explicó, como con los elogios que su madre le hizo por otros aspectos de su dibujo. Regla 3: Elogiar de forma selectiva Aquí tenemos otro acto de difícil equilibrio. El objetivo de este paso es prestar atención, no prodigando al niño exagerados —y por consiguiente sospechosos— cumplidos. Los elogios, cuando los dé, han de ser bastante específicos. Aunque está bien decir «¡Bien hecho!» algunas veces, diciendo, «¡ Uau, tienes que tener realmente una mano muy firme para poner esta pieza grande sobre la pequeña sin chocar contra nada de lo que hay alrededor», consigue exactamente lo que quiere de lo que el niño está haciendo. Puede elogiar al niño no sólo por estar haciendo algo aceptable —«Creo que es maravillosa la manera en que has limpiado todo tú solo después de mezclar la masa para las galletas»— sino también por no hacer algo inaceptable: «Es fantástico ver que eres mucho más ‘ordenado últimamente». Tenga cuidado, sin embargo, con los comentarios irónicos: «Estoy seguro de que querías tener esto ordenado ayer».
Cuando use elogios generales, tiene que estar seguro de que tiene un amplio repertorio. Los niños son perceptivos, y un elogio anticuado se traducirá invariablemente como una falta de interés por su parte —justo lo contrario de lo que quiere conseguir—. De la misma forma, cuando un elogio se retrasa puede hacer que se vea forzado, así que haga siempre sus elogios inmediatamente después de aquello que los ha inspirado. PEQUEÑOS PROBLEMAS Y OBSTÁCULOS «No necesito entender cómo jugar con Antonio. Sólo necesito que él haga lo que le digo que haga. ¿Por qué tengo que perder mi tiempo en este paso?» Por favor vuelva al ejercicio del “mejor y peor jefe” y complételo ahora si no lo ha hecho anteriormente. Ponerse en el lugar de su hijo recordando a su peor jefe le demostrará lo importante que es este paso. Si todavía no está del todo convencido, haga un voto de confianza, sólo esta vez. Como he explicado, cada paso se construye sobre el anterior, así que, por ninguna razón deje sin completar este paso ya que hará que no funcione — necesita incrementar la calidad y el valor de sus habilidades de atención a su hijo, antes de poder usar su atención para mejorar el cumplimiento de las órdenes que usted le da. Cómo decir «me gustas!» con diferentes palabras (y gestos) No verbal Verbal Abrazos «Me gusta cuando tú...» Palmada en la espalda o en la cabeza «Es agradable cuando tú…» Revolver el pelo cariñosamente «Seguro que eres un niño o niña para...» Colocar el brazo alrededor del niño «Es fabulosa la manera en que tú...» Sonrisas «¡Buen trabajo!» Besitos «¡Bien hecho!» Hacer signos de «aprobación» con «¡Fabuloso!» el dedo pulgar hacia arriba. Un guiño «¡Estupendo!» «¡Fantástico!» «Caramba, puedes estar seguro que actúas como si fueras mayor cuando tú. . .» «Ya sabes, hace semanas no podías hacer esto tan bien como puedes hacerlo ahora —realmente estás mejorando muy rápido.» «¡Precioso!» «¡Caramba!» «¡Espera a que le diga a los abuelos, mamá/papá lo bien que tú...!» «¡Que cosa más bonita de hacer...!» «Has hecho todo esto tú solo —sigue así.» «Sólo por portarte mejor, tú y yo...» «Estoy muy orgulloso de ti cuando...» «Siempre disfruto de esto cuando nosotros,... de esta manera»
“Los padres a los cuales, de niño no los elogiaron les queda más difícil elogiar de forma verbal o no verbal”. Tengo confianza, en cualquier caso en que si usted mantiene el tiempo especial durante una semana obtendrá otros valiosos beneficios. El tiempo especial ayuda a reconstruir la relación padre-hijo, lo que puede hacer su vida más fácil y placentera. La señal de que esto está ocurriendo suele ser que su hijo, como muchos, le pida ampliar su tiempo especial más allá de los usuales 15 o 20 minutos. «¿Debería estar de acuerdo en ampliar el tiempo especial? ¿Existe un máximo de tiempo que sea efectivo por sesión?» Generalmente, no es conveniente ampliar el tiempo especial mucho más allá de 20 minutos, de forma regular. Es demasiado fácil acabar en el punto en el que las cosas están al límite de empezar a acabarse. Los dos podrán probablemente estar juntos fácilmente durante 20 minutos y además ganar confianza en su habilidad para llevarse bien. Desde luego, si usted y su hijo realmente desean disfrutar el uno del otro de vez en cuando, no hay problema, que yo pueda ver, en mantener las cosas un rato más. «No estoy seguro de que llevar a mi hija con todos estos elogios y alabanzas sea una buena idea. ¿No esperará este tipo de reacción cada vez que hace la más mínima cosa que espero que haga?» Los miles de familias que han participado en el programa hasta la fecha no han experimentado este problema, así que no creo que haya necesidad de estar preocupado por ello. Pero realmente, ¿es tan poco razonable que su hija espere reconocimiento y refuerzo por los esfuerzos que hace? Esto es sólo lo que todos nosotros esperamos —de nuestros jefes, de nuestros cónyuges. de las organizaciones a las que contribuimos voluntariamente, de nuestros hijos mayores y nuestros amigos por nuestro amor y cuidados—. En el trabajo tenemos el refuerzo por medio del sueldo y no estaríamos dispuestos a volver al trabajo si el sueldo dejara de llegar. Pero incluso detrás de esto, como el ejercicio de nuestro peor jefe ha mostrado, esperamos una pequeña gratitud por nuestros esfuerzos. Esto es lo que su hijo quiere y no es mucho pedir. ¿Por qué no estar preparado para dárselo? Conozco muchos matrimonios que podrían seguir hoy existiendo si un cónyuge no hubiera sentido que «no se le hacía caso». Lo que es simplemente otra manera de decir que sus contribuciones al matrimonio no eran apreciadas; no puedo pensar en un hábito peor. «No puedo hacerlo todo. Simplemente estoy demasiado ocupado para este tipo de pérdida de tiempo. ¿No hay otra alternativa?» Aunque entiendo que muchos de nosotros vivimos o sentimos estrés, sí tengo que señalar que asignar poco tiempo o importancia a la crianza del niño es sintomático en muchas familias con hijos con problemas de comportamiento. Si está leyendo este método, habrá hecho ya el compromiso de dedicar tiempo a ayudar a su hijo, así que no pierda la paciencia ahora. No puedo recalcar de manera suficientemente fuerte la importancia de este paso fundamental. En mi consultorio he sugerido, medio en broma, que los padres
que no pueden encontrar l5 minutos en su día para este respetable esfuerzo sería mejor que dieran a su hijo en adopción. Ejercite su creatividad aquí como en cualquier sitio, conozco a una niña de cinco años que llamaba a su tiempo especial «tiempo de abrazos» porque el único momento que sus padres podían encontrar en sus ocupadas agendas era antes de que la niña se fuera a la cama. «Cuando traté de acercarme a mi hija de diez años, mientras estaba recortando dibujos de una revista juvenil para su cartelera de corcho. Inmediatamente empezó a preguntarme con fuerza qué quería. Cuando le conté que sólo quería pasar un rato con ella, dijo: “Vale, bien", recogió sus cosas y se marchó. ¿Cómo puedo pasar un rato con ella si no puede estar quieta en su silla?» Empiece el tiempo de juego especial lentamente al principio, dando a su hija sólo un minuto o dos de su atención positiva. Acérquese a su hija mientras esté haciendo algo que le guste, haga algunas observaciones positivas acerca de lo que está haciendo y después márchese. Gradualmente va a ser capaz de quedarse cada vez más rato, haciendo algunas observaciones y reacciones positivas de forma que su hija se acostumbrará a este tipo de atención. Si esto falla, tómese algún tiempo para tener una conversación franca con la niña, diciéndole que es consciente de que las cosas han sido muy difíciles y negativas entre los dos durante algún tiempo. Y que realmente quiere intentar mejorar la relación. Ésta es justamente la manera de intentar hacerlo. La mayoría de los niños apreciarán esta franqueza y podrá ver que, realmente, quiere intentar llevarse mejor con ellos. «Mi hijo de cinco años se disgustó conmigo cuando le dije que quería establecer un tiempo especial para jugar con él cada día. “¡No! ¡No, tú no quieres jugar conmigo!" gritó antes de salir corriendo de la habitación ¿Cómo puedo preguntarle a qué quiere jugar cuando no quiere jugar conmigo?» Esto puede significar una ruptura muy seria en la relación padre—hijo y debería afrontar la posibilidad de que necesita ayuda profesional. Piense primero, sea franco con su hijo acerca de sus motivos. Dígale que realmente quiere mejorar su relación y que si parece torpe al principio, lo siente, pero necesita sus consejos sobre cómo hacerlo mejor. Trate de ser sincero: «¿Qué puedo hacer para que tú sepas que te quiero y que quiero llevarme bien contigo?» La sinceridad es a menudo la clave. «No he tenido tiempo para jugar sola con Andrés desde que nació Juanita. La primera vez que intenté sentarme con él, estaba totalmente agotada para hablar. La única cosa que podía decir eran preguntas ¿Qué puedo decirle?» Tan sólo limítese a describir las acciones de su hijo, pero esté seguro que pone un poco de entusiasmo en ello. A continuación se muestran algunos ejemplos de cómo transformar las preguntas sobre curiosidades, intereses o admiraciones en frases enunciativas.
Transformar preguntas en frases Preguntas
Transformada en...
«¿Qué estás haciendo?»
«No entiendo qué está pasando aquí, pero parece interesante.»
«¿Dónde has aprendido esto?»
«Nunca había visto antes lo que estás haciendo; me apuesto a que lo has aprendido en el colegio.»
«¿Por qué lo haces de esta manera?»
«Que bien, que forma más inteligente de hacer esto.»
«¿Qué color es éste?»
«No creo haber visto nunca antes un color tan bonito como éste.»
«¿Cómo se supone que funciona esto?»
«Sabes, tengo verdadera curiosidad para ver cómo funcionará esto cuando esté acabado.»
«En medio de nuestro tiempo especial Jaime empezó a probarme como siempre hace — replicándome, imitándome, atacándome físicamente— y yo pasé momentos muy difíciles controlándolo todo. ¿Qué debería haber hecho?» Cuando un niño empieza a portarse mal durante el tiempo especial, simplemente gírese y mire hacia otro lugar durante un minuto. A menudo la pérdida inmediata de su atención positiva se verá con remordimientos, y su hijo reformará sus actos. Si lo hace, es una señal de que se están obteniendo los resultados por atender a la conducta positiva e ignorar la negativa. No espere ver este efecto de inmediato. Al principio su hijo probará todas sus estratagemas y necesitará persistir en responder con nuevos trucos propios. Un padre estaba cansado por la manera en que su hijo hablaba con la boca llena, siempre que comían su habitual algo durante su tiempo especial. Su «nuevo truco» fue elogiar mucho al niño siempre que decía algo sin comida en la boca y parar de hablar y, casualmente, mirar hacia otra dirección si su hijo hablaba con la boca llena. El niño paró de hablar con la boca llena casi inmediatamente. «Mi hijo no es un robot y, obviamente, supone que puede hacer funcionar este negocio de "no dar órdenes, no hacer correcciones" para obtener ventajas. El otro día empezó a tirar comida por toda la cocina y a insultarme, durante todo el tiempo especial, y yo me quedé quieta sin una idea sobre qué hacer. ¿Qué debería hacer la próxima vez que ocurra?» Como sabe, muchos chicos desafiantes o con déficit de atención, simplemente intensifican su mal comportamiento cuando se les ignora ya que saben que, eventualmente, acabarán con su paciencia. Si pasar del comportamiento entorpecedor del niño no funciona con trucos, la mejor respuesta es simplemente decir que el tiempo especial se ha acabado y que podrá empezar de nuevo cuando el niño se porte mejor. Entonces, levántese y salga de la habitación para evitar dudas. En las raras ocasiones en que el niño está tan fuera de sí que el castigo parece verdaderamente necesario, use
cualquier disciplina que esté acostumbrado a aplicar y pruebe de nuevo mañana. Posteriormente, en el programa, aprenderá métodos de disciplina eficaces para reemplazar los actuales castigos. «Mi hijo y yo hemos tenido tiempos especiales cada día durante esta semana y, realmente, no veo ninguna diferencia. Todavía me hace pasar momentos difíciles por cualquier cosa. ¿Cómo puedo saber que esto funciona verdaderamente y seguir?» Yo nunca prometería que el aprender a prestar atención positiva a su hijo cambie la tendencia innata del niño a ser desafiante —o que alcancen paz y tranquilidad en casa de la noche a la mañana—. Recuerde que lo que está haciendo no es tanto para complacer a su hijo, al momento, como para practicar las habilidades de un buen padre o madre — intentar ser más observador con las acciones de su hijo y dar respuestas positivas—. Si está mejorando en estas áreas, la técnica está funcionando. Con el comportamiento de su hijo, por favor, sea paciente. Les ha llevado años llegar hasta donde están; no van a cambiar de la noche a la mañana. Una cosa que he oído una y otra vez a los padres que han completado una semana de tiempo especial es que padre e hijo parecen haber ganado una nueva perspectiva el uno del otro. «Por primera vez, en meses, mi hija no me evita como si fuera la peste» —decía una madre—. «Actualmente me busca, a veces, en lugar de llegar a casa del colegio y correr directamente a su habitación, ¡sin retrasarse nunca! Ayer, de repente, me di cuenta cuando estábamos hablando en la cocina que estábamos teniendo un tiempo especial no programado —sin peleas, ni inquisiciones—, sólo una relajada conversación madre-hija. Y aprendí más sobre cómo le iba en el colegio en esos 10 minutos que de todo lo que me había contado en el último semestre.» Lo que está ocurriendo, a veces sin el reconocimiento consciente de padres e hijos, es que encuentran más agradable estar juntos. No sólo está logrando el interés de su hijo a dar cierta respuesta. Ahora su hijo o hija están empezando a estar más interesados, más admirados y más divertidos al estar a su lado. El tiempo especial no es una obligación sino un privilegio. La espiral se está poniendo de relieve de nuevo. Vamos a continuar de esta manera. «¿Qué debo hacer con el hermano y la hermana de Salomé, que quieren este tipo de tiempo conmigo?» Todo depende de la edad de los hermanos. Si tienen una edad parecida a la de Salomé, probablemente debería programar un tiempo especial separado para ellos. Si les separan tres o cuatro años, es probable que no sea mucho más que un problema entre hermanos. Incluso así, esté seguro de tener un tiempo para cada uno por separado cuando las oportunidades lo permitan. «¿Puedo usar el tiempo de juego especial como una recompensa o incentivo para conseguir que mi hija me escuche?»
¡No! El tiempo especial tiene la finalidad de ser un tiempo en el que se practica como ser un mejor madre o padre, no es una recompensa por las cosas que su hijo ha hecho anteriormente durante el día. No debería eliminar el tiempo especial sólo porque su hijo se haya portado mal durante el día. El propósito del tiempo especial es la práctica de la supervisión parental. De hecho, la mayoría de niños lo disfrutan sólo como una consecuencia positiva. Por último recuerde que el mejor premio para su hijo es Usted mismo; y el peor castigo es que ignore sus comportamientos. La sociedad de consumo nos ha metido en la cabeza que lo material, y si es caro ¡mejor!, es la mejor manera de demostrar afecto y de “lavar” la culpa.
Paso 2: Consiga paz y cooperación con el elogio ANTES... Sin levantar la vista de la tabla en la que estaba cortando apio, Sandra dijo: «Norman, ¿por qué’ no empiezas a recoger los carritos? Tu tía y tu tío vendrán pronto para comer. ¿Verdad que queremos que la habitación esté ordenada para las visitas ?». El único sonido que vino del comedor fue el ruido de la TV. Sandra elevó el tono de voz, «¡Norman!» «¿Me has oído? ¡Quiero esos juguetes recogidos!» No hubo respuesta. «¡Norman! ¡Si te lo tengo que repetir «otra vez, no jugarás más con el play en toda la semana!» «Sí, de acuerdo», contestó Norman, de ocho años, desde el comedor refunfuñando. Su madre asomó la cabeza desde la cocina y dijo: «Quiero decir ahora, Norman». Norman se levantó muy despacio del suelo con un carro en la mano. En el momento en que su madre dejó de mirar, se dejó caer de nuevo en la alfombra y volvió a jugar. Esta vez, su madre fue al comedor y dijo: «Muy bien Norman, empieza a recoger esos carritos, y cuando hayas terminado eso apaga la TV, después coge el limpiador del polvo y limpia las mesas que hay aquí... y mientras estés haciendo esto no olvides tu habitación; todavía no has hecho tu cama». Sandra estuvo allí hasta que Norman empezó a recoger los carritos, entonces dijo: «Oh! Dios mío, mira qué tarde es», y se fue deprisa a la cocina. Diez minutos después: «¿Cómo va Norman?». No hubo respuesta. Sandra tiró el trapo de la cocina y entró en el comedor como un vendaval. Los carritos todavía estaban esparcidos por todas partes, y la TV estaba retumbando. De hecho, todo estaba exactamente tal como ella lo había dejado, a excepción de una cosa: su hijo estaba en algún sitio donde ella no le podía ver. DESPUÉS... Sandra dejó el cuchillo y fue hacia el comedor: Bajó el volumen de la TV se puso delante de la pantalla y dijo: «Norman, es hora de limpiar». Esperó hasta que su hijo la mirara y después añadió: «Por favor; para de jugar y guarda los carritos ahora». Su hijo la miró sin comprender, entonces dijo: «¿Me has entendido?».
«Sí», le dijo, y recogió otro carrito. Sandra se agachó, cogió el carrito de su mano, y cariñosamente inclinó su mejilla para asegurarse de que pudiera verla. «¿Qué tienes que hacer ahora?» A regañadientes Norman masculló, «Guardar mis carritos». «Correcto», dijo Sandra contenta, apagando la TV. «Tienes 10 minutos para quitar el polvo y limpiar el suelo. Si guardas todos tus cochecitos antes de que suene el reloj, podrás jugar con el play durante 15 minutos, antes de empezar a hacer otra cosa.» Cinco minutos más tarde, después de animarlo varias veces—«¡Norman, estás haciendo un trabajo estupendo!» y «¡Chico, no sabía que podías coger tantos carritos de una vez!»—, Sandra y Norman acabaron sus tareas domésticas al mismo tiempo. «¡Qué éxito! », dijo Sandra, «has hecho un buen trabajo, ¡y muy rápido! ¡Vamos a cambiar esos 15 minutos de play por 20!». En la segunda escena Sandra hace todo lo adecuado para conseguir que su hijo haga lo que ella quiere, cuando quiere: le suprime cualquier distracción, le da una instrucción simple, le pide a Norman una sola cosa en un momento dado y se asegura de que le está escuchando y entendiendo. Sandra le ofrece un incentivo para su obediencia, fija un tiempo límite para la tarea, y está en la habitación para dirigir y elogiar a Norman para que siga con la actividad. Finalmente, y posiblemente lo más importante de todo, es que le elogia por su éxito y le da un premio extra por hacer la tarea mejor de lo que ella le pidió. Probablemente Norman no se convertirá, de la noche a la mañana, en un ejemplo de cooperación; pero si Sandra continúa con esto, la motivación de Norman para obedecer aumentará. La primera escena podría reflejar un día en cualesquiera de los hogares con niños con déficit de atención o trastorno negativista desafiante y ello no significaría, necesariamente, un indicio de problemas. Preguntar en lugar de dar una instrucción, amenazar con castigos en vez de ofrecer incentivos, y pedir una serie de tareas al mismo tiempo, puede funcionar bien en algunas ocasiones, o para algunos niños. Pero cuando un niño como Norman tiene factores de riesgo para la conducta desafiante, este enfoque, especialmente cuando se fracasa en el control del niño y en el elogio por obedecer, se puede convertir en un problema potencial de comportamiento mucho peor que el actual. En el paso 1 usted aprendió a prestar atención positiva a la conducta positiva de su hijo durante el juego. Sandra manifiesta que, incluso cuando había probado los tiempos especiales, no conseguía que Norman le obedeciera más que antes, al menos la primera escena «no se convertía en las habituales discusiones a gritos». Para hacer que Norman empiece a obedecer las demandas de su madre, Sandra tiene que empezar a aplicar sus nuevas habilidades de atención para «trabajar» tan bien como para jugar. Tal como hemos visto en la primera situación, Sandra no prestaba demasiada atención a Norman cuando le pedía que limpiara el polvo (¿Le había escuchado y entendido?), ella no le observaba mientras realizaba la tarea (¿Estaba limpiando?), y tampoco le vigilaba durante
la tarea (¿Había terminado el trabajo?). Tampoco le reconocía ni le elogiaba su trabajo durante todo el proceso. Norman respondía del mismo modo: no prestaba atención a lo que se le decía. El paso 2 consiste en usar su valiosa atención y el elogio, como en la escena descrita anteriormente, para conseguir que el niño haga lo que le pide y que le deje solo cuando necesita hacer algo. Este segundo paso está enteramente dedicado al hecho de que su atención tiene ahora un nuevo valor para su hijo, así que asegúrese de haber aprendido bien en el primer paso cómo prestar atención de forma positiva: — Revise los «tiempos especiales» que realizaba cada día. ¿Ha observado alguna mejora en cómo, de una manera consistente y fácil, era capaz de prestar atención mientras se atenía a «no dar órdenes, ni hacer correcciones»? Lo que importa es que su hijo recibiera atención, aunque él o ella no se dieran cuenta. Si usted cree que su habilidad para prestar atención ha mejorado a lo largo de la semana, probablemente haya sido así. — Si no está seguro, revise lo que anotó durante la semana acerca de la conducta de su hijo: ¿Ha habido menos problemas a final de semana que a principio de semana? ¿Ha empezado su hijo a tener alguna sospecha sobre sus intenciones para planificar un tiempo especial juntos? Éstos son signos de que su hijo ha percibido su atención y por lo tanto empieza a valorarla de nuevo. — ¿Ha cambiado algún aspecto fuera de estos tiempos especiales? ¿Ha empezado su hijo a buscarle? ¿Le ha dado más abrazos que mala cara? Uno de los beneficios más inmediatos de esta atención positiva es la reconstrucción de una relación de confianza y más cercana. Recuerde que lo que se da se recibe. — En algunas ocasiones la mejor manera de saber si ha completado con éxito el paso l es fijarse en cómo se siente usted. Recuerde que no es crucial en esta fase el reconocimiento que su hijo haga de su atención. Lo que ocurre es que usted ha empezado a aprender a observar aspectos positivos de su hijo. Una muestra palpable de ello es que la alegría de su hijo o hija aumenta, manifestando sus rasgos positivos, aprendiendo sorprendentemente cosas nuevas acerca de sí mismo y deseando compartir más tiempo juntos. Espero que esté preparado para seguir adelante. Recuerde seguir manteniendo los tiempos especiales dos o tres veces por semana. Esto es lo que necesitará hacer en el paso 2: 1. Trabaje para aumentar la obediencia de su hijo utilizando tres importantes técnicas: a. Preste atención y haga elogios siempre y cuando su hijo cumpla con lo que le ha pedido. b. Planee unas «sesiones de entrenamiento o tiempos de obediencia» muy cortas donde usted exponga una serie de órdenes extremadamente simples y apropiadas («Por favor,
pásame el lápiz») para conseguir que su hijo se acostumbre a saber lo fácil que es obedecer. Mándelo cinco minutos a realizar tareas sencillas una por vez. c. Aprenda a dar órdenes más efectivas. (¡Aquí tiene la oportunidad de aplicar sus habilidades de atención con usted mismo!) 2. Anime a su hijo a ser menos terco cuando usted necesite que se haga alguna tarea, ofreciéndole su atención y elogios cuando el niño resista las interferencias. 3. Elimine la conducta desafiante del resto de la vida de su hijo vigilándole en su casa y con los vecinos. AUMENTAR LA OBEDIENCIA ¡Pille a su hijo siendo bueno! En el paso 1 usted ha comprobado cuánto aprecia su hijo su atención y sus elogios mientras juega. Ahora tiene la oportunidad de ver el efecto de esta consecuencia positiva de la obediencia. La clave de esta técnica consiste en ser rápido; su atención descenderá cuando responda inmediatamente. En estas dos semanas lo primero que aprenderá es a prestar atención de forma muy detallada a cada momento en que su hijo realiza una tarea que usted le ha pedido. 1. Estas semanas, cuando le dé una instrucción a su hijo —como «Cepíllate los dientes», «Haz las tareas», o «Deja de tirarle al perro de la cola»— en lugar de alejarse para atender sus ocupaciones, como la mayoría de nosotros hacemos, quédese junto a su hijo y mírelo. 2. Si su hijo desobedece, maneje la situación como lo haría normalmente. No intente proponer nuevos métodos de disciplina. Si el niño empieza a obedecer, reconózcaselo inmediatamente: «Me gusta cuando haces las cosas como te las pido», «Fíjate lo bien que...» y «Gracias por...» son unos pocos ejemplos de lo que puede decir para utilizar una atención positiva con el fin de reforzar la obediencia del niño. 3. Si lo cree necesario, puede abandonar la habitación por poco tiempo, pero asegúrese de volver periódicamente mientras está realizando la tarea. Mantenga la actitud de elogiar a su hijo durante el tiempo que realiza la tarea que le ha pedido.
Siga estas instrucciones con todas las órdenes que usted dé durante estas semanas. Fíjese en las instrucciones que su hijo sigue de forma inconsistente, escoja dos o tres y haga un esfuerzo especial durante la siguiente semana para elogiar a su hijo por cumplir con aquellas órdenes en particular. Añada un pequeño premio —un juguete, su dulce preferido, o algún privilegio extra— al elogio cuando vea que su hijo se porta bien sin que se le diga nada. Incluso en algunas ocasiones los niños desafiantes pueden hacer por sí solos las cosas bien. Un padre se asombró al ver a su hijo de cinco años, a quien se le dijo
lo bien que había ayudado con el orden, poniendo a lavar la ropa de todos durante la semana. Seguir una norma de casa sin recordarla o hacer una tarea asignada sin una petición explícita de los padres, es exactamente lo que usted espera que ocurra después. Entonces es esencial que usted no deje pasar inadvertidos esos logros. ¡Póngase las pilas! Enséñele a su hijo lo fácil que es cooperar Lo crea o no, ahora puede enseñar a su hijo a obedecer con una simple repetición. Lo rápido que usted aprenda la rutina de un ejercicio dependerá mucho de lo que trabaje dicho ejercicio, y lo bien que su hijo adquiera el hábito de obedecer dependerá de las ocasiones que tengan él o ella para ponerlo en práctica. La segunda técnica para usar esta semana consiste en establecer un horario de «ejercicios de cooperación». 1. Encuentre como mínimo dos o tres momentos al día, cuando su hijo no esté muy ocupado, ni cuando esté ocupado con actividades de descanso, ya que a su hijo no le gustará que le interrumpan. Para un niño pequeño, con una rutina estable, este ejercicio puede hacerse a las mismas horas cada día; con un niño mayor, tendrá que ver las oportunidades que tiene. 2. Ahora empiece a dar series de cinco o seis órdenes en los siguientes tres o cinco minutos. Dé unas órdenes extremadamente simples y fáciles de seguir: «Por favor, pásame ese libro»; «¿Puedes darme el lápiz que está sobre la mesa?»; «Prende la lámpara»; «Baja la cortina de la ventana, por favor»; etc. Cada orden debería requerir un pequeño o mínimo esfuerzo por parte de su hijo. 3. Cuando su hijo obedezca sus órdenes, elógiele como en el caso de las órdenes que se le dan normalmente a lo largo del día.
Los niños muy pequeños pueden ser premiados dándoles su comida o bebida preferida. No incluya ni gaseosas ni dulces. Para niños mayores, un refuerzo verbal debería ser suficiente.
Dé órdenes convincentes En mis años de trabajo con niños desafiantes he encontrado que, simplemente alterando la forma de dar las órdenes y hacer peticiones, puede hacer que la respuesta de su hijo mejore enormemente. Esta semana, mientras usted sigue la evolución de sus órdenes para así poder elogiar a su hijo por cooperar, también trabajará en darle forma a sus órdenes para que tengan el mejor efecto. Aquí se presentan seis pasos y dos herramientas para ayudarle a hacer esto: Seis pasos 1. Asegúrese de lo que quiere decir. Muchos padres reciben este consejo con indignación o incredulidad: «¿Cree usted realmente que me pondría en la posición de dar una orden innecesaria a un niño que no obedece de ninguna forma?». Sé que usted no se da cuenta
de que dar órdenes sin sentido a su hijo —y ésta es la cuestión—. Mientras algunos padres de niños desafiantes se desaniman tanto que renuncian —dejan de prestar atención y de pedirles algo—, otros entran en la rutina de pedir demasiadas cosas. Las razones no están totalmente claras. A lo mejor es una forma inconsciente de experimentación —«Vamos a probar con todo a ver dónde se atranca»— para identificar qué órdenes son un problema. O simplemente podría ser un intento desesperado para sentirse mejor acerca de su competencia para hacer obedecer a su hijo alguna orden. En cualquier caso, a menos que esté dispuesto a seguir como se le indica en este capítulo, darle más órdenes a su hijo solamente le dará más oportunidades a usted y a su hijo de «equivocarse». Por lo tanto, lo primero que necesita hacer esta semana, cuando vuelva a la normalidad, es pararse a pensar en la importancia relativa de las órdenes antes de darlas. ¿Es de una gran prioridad? ¿Es esto algo que tenga que hacer su hijo ahora? Y lo más importante, ¿está dispuesto a quedarse para ver cómo sigue? Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es no, no diga nada. Posponga el trabajo u olvídelo todo. Si la respuesta es sí, prepárese para apoyar cualquier cosa que usted pida tanto con consecuencias positivas como negativas. Según pase el tiempo, y su hijo empiece a entender lo que usted quiere decirle con cada orden que le da, la obediencia de su hijo aumentará. Piense que muchas órdenes son solo caprichos nuestros 2. Diga, no pregunte. Sandra en la primera escena, al principio del capítulo, metió la pata inmediatamente cuando le dio una orden en forma de pregunta, como si le pidiera un favor. Este tipo de términos le da la opción al niño o a la niña de negarse a obedecer. No debe ser descortés (todavía puede decir «por favor» como Sandra hizo en la segunda escena), y una vez que su hijo haya desarrollado un sólido hábito de obediencia usted podrá volver a los detalles. Aunque por ahora haga de su demanda una simple instrucción, ¡Estilo militar! 3. Haga que sea fácil. La mayoría de los niños, especialmente los más jóvenes, se encontrarán confusos con una orden complicada, o con varias órdenes al mismo tiempo. La respuesta más habitual para esta confusión es no obedecer a nada de lo que se le ha pedido. Deberá limitarse a una sola orden para cada momento, incluso si usted necesita que su hijo termine diferentes tareas. Antes de pedirle una nueva tarea, espere hasta haberlo elogiado por completar con éxito su primera tarea. Si lo que usted le pide es complejo, divida la tarea, lo mejor que pueda, en varios pasos para que pueda cumplirla y ser elogiado por cada paso (vea las herramientas que hay a continuación). 4. Asegúrese de que le escucha. Sin un contacto visual no puede estar realmente seguro de que su hijo le ha escuchado. Muchos de nosotros caemos en la tentación de gritar las órdenes desde otra habitación o, mientras damos una instrucción, seguir con lo que estábamos haciendo sin levantar la mirada. Si es necesario, amablemente gire la cara de su hijo hacia usted y asegúrese de que él o ella le presta atención. 5. Suprima la competición. Otra manera de asegurarse de que su hijo le escucha es eliminar todas las demás distracciones —-TV, música, videojuegos, chatear o cualquier otra cosa que le requiera una gran atención—. Le puede decir a su hijo que apague todas
estas interferencias, aunque hay muchos padres que prefieren hacerlo ellos mismos por lo que no han de dar una orden incluso antes de llegar a este punto. 6. Asegúrese de que le ha entendido. Si cree que su hijo no le ha entendido o no ha escuchado lo que usted quiere —si su hijo le mira fijamente, tiene una mirada vaga en su cara, no contesta o no mantiene contacto ocular con usted—, pídale que le repita la orden. Esto es de mucha ayuda para aumentar la obediencia de su hijo si tiene problemas de atención, especialmente con niños que tienen un déficit de atención por hiperactividad o impulsividad. Dos herramientas de ayuda 1. Utilice un cronómetro. Cualquier advertencia que le haga a su hijo acerca de que «el tiempo es esencial» le ayudará a seguir adelante. Muchos padres encuentran muy útil decirles a sus hijos de cuánto tiempo disponen para completar la tarea y entonces marcan un tiempo para ello. Desde luego si escoge hacer esto deberá seguir adelante con ello. ¿Qué ganará su hijo completando la tarea en el tiempo que se le ha asignado para ello? ¿Qué castigos recibirá por no hacerlo? Tal como le pasa a Sandra en la segunda escena, algunas veces el incentivo que ofrece puede hacer que su hijo haga la tarea que usted quiere. 2. Elaborar fichas de tareas. Para los niños que son suficientemente mayores para leer y para asignarles tareas de forma regular, u otros cometidos, elaborar fichas de trabajo ayuda al niño a no perder el hilo de la tarea y, además, evita cualquier discusión acerca de lo que usted quiso decir cuando le pidió a su hija, por ejemplo: «Limpia la cocina después de la comida». Utilice fichas de cartulina de 7 a 10 centímetros, escriba en orden los pasos necesarios para poder realizar el trabajo que usted quiere que se haga. El niño debe llevar la ficha como recordatorio mientras hace la tarea. Algunos padres encuentran útil añadir el tiempo máximo que pueden dedicar para todo el trabajo (o incluso para cada uno de los pasos) y utilizar un cronómetro junto con las fichas. Muestra de ficha La siguiente ficha se ha hecho para María, una niña de diez años. Trabajo: Limpiar después del almuerzo Duración: 20 minutos 1. Recoger la mesa. 5 minutos 2. Retirar los restos de los platos. S minutos 3. Poner los platos en el lavavajillas. 5 minutos 4. Guardar los platos, vasos y pocillos Premio por acabar: 1/2 hora de TV Premio por acabar en 20 minutos: 1 hora de TV
REDUCIR LAS INTERRUPCIONES «Durante el día, no encontraba por ningún lado a Nicolás cuando necesitaba ayuda con las tareas y mandados. Cuando tenía tiempo para repasar los ejercicios con él, desaparecía mágicamente. ¿Por qué cuando intento telefonear, pagar alguna factura por internet o leer un libro es el único momento en que está encima de mí?» Las quejas de no poder acabar las cosas sin interrupción son el lamento común de los padres con hijos desafiantes. No poder hablar por teléfono, revisar los papeles, conversar en la mesa durante la comida, leer o ver la TV sin interrupciones constantes aumenta progresivamente la frustración, porque sus órdenes son rechazadas, sus advertencias ignoradas se oponen a sus deseos. A primera vista, un comportamiento como el de Nicolás no parece paradójico. No es muy difícil entenderlo aunque, cuando usted lo ve lo hace bajo otra perspectiva. Desde este punto de vista, tampoco es imposible cambiar. Su hijo persiste en interrumpir sus conversaciones e interrumpir su trabajo porque recibe atención por hacerlo —y no la recibe si no le molesta—. A lo mejor usted regaña a su hijo o le grita cuando le fastidia mientras está intentando hacer la comida. Incluso alguna vez ha cortado llamadas telefónicas mientras la pequeña Daniela no paraba de gritar en su otro oído, mientras usted hablaba con un amigo. O a lo mejor usted y su pareja se exasperan cuando su hijo, a la hora de comer, no les deja comentar los acontecimientos del día: «De acuerdo, Pedro, si no puedes esperar ¿por qué no nos explicas qué tal ha ido en el colegio?». La solución debería ser obvia: Hacer más atractivo que su hijo le deje solo y no le interrumpa. Preste atención cuando su hijo no le interrumpa y haga lo que pueda para ignorar cualquier intento para interrumpirle. La técnica requiere que se pida al niño que haga algo mientras usted está ocupado y que usted interrumpa su tarea periódicamente para elogiar al niño por no interrumpirle. Durante la siguiente semana, siga estos pasos, incrementando gradualmente el tiempo entre los elogios, ya que usted gana cada vez más tiempo para hacer lo que necesita. 1. Cuando sepa que ha de hacer una llamada de teléfono o realizar un trabajo en el computador con una duración determinada, empiece pidiendo al niño que haga alguna tarea que le requiera toda su atención, o simplemente tenga un momento tranquilo, propóngale una actividad divertida y dígale a su hijo que haga dicha actividad mientras usted esté ocupado para que no le interrumpa: armar un rompecabezas o un lego, colorear un mándala, hacer un dibujo. 2. Ahora empiece con su actividad, pero cuando pasen 30 segundos pare lo que esté haciendo y felicite a su hijo por no interrumpirle. 3. Vuelva a su actividad, esta vez pare después de un minuto para elogiar a su hijo por no interrumpirle.
4. Continúe con este patrón aumentando los intervalos entre elogios, hasta que usted haya acabado.
Seleccione dos o tres actividades problemáticas para practicar esta técnica durante la semana. Muchos padres consideran las llamadas telefónicas o por celular un problema. Si su objetivo son las llamadas telefónicas considere la posibilidad de hacer que un amigo o su propia pareja le llame un par de veces al día y así podrá practicar el ejercicio sin ofender a la persona que le llama. La actividad que le dé a su hijo para tenerlo ocupado no debe ser complicada o poco corriente, pero sin duda, debe ser algo con lo que su hijo disfrute; coloreando, viendo la TV, o jugando con un videojuego. No debería ser una tarea de casa. Si se da cuenta de que su hijo va a parar de hacer lo que está haciendo para acercarse a usted e interrumpirle, pare inmediatamente lo que esté haciendo y vaya a ver a su hijo para felicitarle por no interrumpirle. Puede aumentar los intervalos entre elogios, aunque no sólo en una misma sesión, también puede hacerlo de sesión en sesión durante la semana. El elogio que usted le dé a su hijo al término de este período debería ser mucho mayor que los elogios que le ha ido dando a lo largo de la tarea. Considere un pequeño premio no material además del refuerzo verbal. Dependiendo de la madurez de su hijo, esta práctica debería continuarla hasta que el niño pueda jugar solo unos 10 minutos. De todas formas, recuerde que su meta inicial no es acabar la tarea que ha empezado, sino prestar atención a su hijo y elogiarlo por no haberle interrumpido.
SEPA LO QUE ESTÁ HACIENDO SU HIJO La investigación sugiere que cuando los padres no logran controlar a un niño desafiante, la conducta y el comportamiento social de este niño tienden a desintegrarse. Es decir, su hijo necesita siempre su atención, y no sólo cuando quiere que sea obediente, pacifico o calmado. Probablemente usted escuche más quejas y tenga más problemas con su hijo que cualquier otra persona, porque usted debe exigirle más, pero esto no significa que el resto de la vida de los niños sea el paraíso.
Hacer una llamada telefónica o por celular: una forma correcta y una forma incorrecta Prestar atención de forma incorrecta
Prestar atención de forma correcta
«Daniel, voy a llamar a papá a la 0ficina.
«Daniel, voy a llamar a papá a la oficina.
Si me interrumpes, empezarás la siesta una
Quiero que pintes este dibujo de mándalas
hora antes.»... (La madre llama por celular.)
mientras hablo por teléfono. No me interrumpas.»
«Hola cariño, soy yo. Sólo quería decirte que
«Hola cariño, soy yo. Sólo quería decirte que
probablemente no estaré cuando tu ¿espera un
probablemente no estaré en casa cuando
minuto cariño...»
llegues. (La madre ve cómo Daniel empieza a levantarse de la mesa.) Espera un momento
«Daniel ¡baja la TV un momento, no puedo oír ni
cariño...»
una palabra de lo que tu padre me está diciendo!» «Daniel, estoy muy orgullosa de ti por dejarme «Perdona cariño ¿no sé qué hacer con este niño.
hablar con papá. Sigue así.» (Daniel se sienta
Entonces, sobre esta tarde.»
en la silla.)
«¡Daniel ¡Deja eso inmediatamente!
«Perdona cariño. De todas formas, tengo que
Sabes perfectamente que no puedes utilizar
llevar a Daniel al odontólogo, y seguramente
las tijeras de mamá.»
llegaremos tarde. Espera un momento otra vez, ¿vale?»
«Mejor que vaya rápido.» «Daniel, estás haciendo un trabajo estupendo. «¿Qué? No, no puedes tomar nada ahora,
¡Gracias por ayudarme!» (Se inclina hacia él y
acabas de desayunar.»
le besa en la cabeza.)
Prestar atención de forma incorrecta
Prestar atención de forma correcta
«Bien, entonces.»
«Entonces, si no estamos cuando llegues,
«¡Daniel! ¡Cierra la nevera! ¡He dicho que ahora
¿puedes sacar de la nevera la comida y
no comas nada!»
ponerla en el horno? Tiene que estar una
«Lo que intento decirte... ¡oh! Un
hora a 350 grados, pon el temporizador
momento.-->>
y yo ya lo controlaré cuando llegue a casa…
« ¡De acuerdo señorito, ahora te vas a
Una vez más…»
estar quieto mientras hablo con papá.
«¡Guau! Danny, ¿res estupendo_ Sigue
si le tengo que hacer callar!» (La madre
coloreando por favor: »
agarra la mano de Daniel y lo retiene a su lado mientras coge de nuevo
«Estoy un poco preocupada por las
el teléfono.)
dientes de Daniel, así que hablare con
«De todas formas no estaré en casa...
doctor, García sobre ello. A lo mejor
¿qué? Oh. María la secretaria, ¿eres tú?¿Qué? ¿Ha
tenemos que volver pronto para hacer
que irse? De acuerdo, (Suspira)
otra revisión, pero la próxima vez
Ya la llamare más tarde.
Intentare que se pronto, por la mañana.
Daniel Pineda, vas a ir a tu habitación y te quedaras allí hasta que suba y decida que hacer contigo!.”
como ya sabes, la ultima hora de la tarde no es la mejor hora de Daniel. Bien, veré si puedo conseguir que haga una siesta más Larga Juan ahora realmente sigue adelante. A lo mejor deberías decírselo tu cuando llegues a casa. Bien, dejo que vuelvas al trabajo. ¡Hasta luego¡ Daniel, me ayudas cuando me dejas acabar la llamadas. Papa y yo estamos muy orgullosos de ti, ¿Te gustaría jugar a bingo antes de comer?
Puede surgir un problema en cualquier parte a no ser que amigos y vecinos, hermanos y hermanas, compañeros de clase y otros adultos con posiciones de autoridad, estén dispuestos y sean capaces de respetar los deseos de su hijo. Por lo tanto, su trabajo no termina con los enfrentamientos cara a cara con su hijo. Necesita interrumpir periódicamente sus propias actividades durante el día. para controlar a su hijo cuando él 0 ella no esté en su campo de visión. Diríjase a la habitación de los hermanos y felicite a su hijo por jugar de forma cooperativa, así podrá aumentar la cantidad de tiempo que su hijo es capaz de seguir junto con otros niños. Lo mismo ocurrirá cuando juegue con los vecinos fuera de casa. Aunque esto pueda parecer una carga al principio, en realidad no supone mucho tiempo. La parte más dura es recordar regularmente lo que hay que hacer. De nuevo, un reloj con alarma puede ser de gran ayuda para marcar intervalos regulares. Incluso si utiliza un reloj, intente que sus observaciones no sean demasiado previsibles. Un niño puede poner una cara inocente en un segundo si sabe que en ciertos intervalos de tiempo se le pedirá que haga algo. Si cree que su hijo se porta mal cuando le supervisa, hágale cumplir rápidamente la disciplina que aplica habitualmente. Por favor, no descuide esta parte del paso 2. Nuestra investigación nos muestra que la ausencia de control de las actividades de los niños, por parte de los padres, es uno de los determinantes más decisivos del comportamiento desviado y antisocial de los niños.
PEQUEÑOS PROBLEMAS Y OBSTÁCULOS «Nuestro pediatra siempre nos ha dicho que no utilicemos la comida como premio, ya que tratar la comida como algo más que alimento puede ser el comienzo de un trastorno del comportamiento alimentario. ¿Por qué usted recomienda comida y caprichos como premios por obedecer?» La investigación no ha demostrado que utilizar ocasionalmente comida como premio fomente la obesidad o algún trastorno alimentario. Si usted está preocupado por ello, asegúrese de que utiliza pequeñas porciones de éstos y no bolsas enteras. También puede utilizar comida más nutritiva como premio, aunque debe ser atractiva para su hijo. «Deseaba elogiar a mi hijo por no interrumpir mis llamadas telefónicas. Pero todavía no pasa 15 segundos sin interrumpirme. ¿Cómo puedo empezar este ejercicio si nunca me deja el tiempo suficiente para ganarse algún elogio?» Pruebe empezando con una situación diferente, en la que usted no quiera que le interrumpan, como preparar la cena, intentar hablar con su pareja o, simplemente, intentar leer una revista. «Nada de lo que he empezado esta semana parece funcionar. He hecho todo lo que he podido para elogiar a James por su buen comportamiento —aunque la única ocasión en la
que normalmente he podido hacer esto ha sido cuando no me ha interrumpido- y he intentado seguir con las sesiones prácticas de obediencia, pero siempre encontraba una razón para alejarse de mí. ¿Por qué estas técnicas no sin/en para que mi hijo haga lo que yo le pido?» El elogio necesita tiempo para que funcione con algunos niños. Por favor, sea paciente y continúe con ello durante las próximas semanas. Primero, asegúrese de qué es lo que puede ofrecer realmente como elogio, y no haga una afirmación brusca o que no se entienda. Segundo, para los niños con problemas graves de conducta desafiante, puede que el elogio no sea suficiente pero, de todas formas, siga adelante, porque dará apoyo a sus futuros esfuerzos (y le hará sentirse mejor). Tenga la seguridad de que en el próximo paso se le introducirá en una técnica para fomentar la obediencia que es incluso más potente que el elogio. Por favor, esta semana intente permanecer también concentrado en cambiar su propio comportamiento, no el de su hijo. Ésta será su primera meta; los cambios en el comportamiento de su hijo vendrán a continuación. «Mi hija es una niña de nueve años lista y escéptica, que no se cree nada. Cuando de repente empecé a elogiarle sus pequeños esfuerzos por ayudar y, especialmente por no interrumpirme, me puso mala cara y siguió haciendo lo que habitualmente hacía. Ahora, ella ha empezado a preguntarme qué hago. ¿Cómo puedo ser sincera sobre lo que estoy haciendo para que no se sienta manipulada? Se resistiría mucho.» Muchos padres encuentran difícil poner en práctica estas técnicas, sin que su efecto parezca antinatural, y esto demuestra su inquietud, en un primer momento, por el comportamiento con sus hijos. Muy pocos padres tienen problemas para entender la importancia del elogio o del funcionamiento de las técnicas del paso 2, pero muchos encuentran que éstas no son tan fáciles como parecen en un primer momento, hasta que las ponen en práctica. Todo lo que puedo decir es que será más fácil con el tiempo. Cuando el diálogo típico con su hijo es mortificante, el período para hacerle acabar lo que usted quiere es duro. En ese momento debe estar especialmente atento para evitar que el elogio que haga suene sarcástico o haga elogios que puedan llevar a errores. Recuerde por qué está haciendo todo esto —porque quiere a su hijo y le quiere ayudar— e intente responder sincera y honestamente. Probablemente, usted simplemente dice: «Estoy intentando cambiar la forma de actuar por tanto, es más fácil para ti y para mí que nos llevemos bien». Un niño pequeño le preguntó a su madre si se estaba volviendo loca por felicitarlo por no interrumpirla. Su respuesta le satisfizo enormemente: «No, simplemente creo que no te decía, muy a menudo, cuando estabas haciendo un buen trabajo». «Cuando probé las sesiones prácticas de obediencia con Janeth me ignoraba. como siempre hacia. Me sentí bastante estúpida pidiéndole cosas inmensamente cuando a ella incluso le molestaba venir a verme. ¿Estoy haciendo algo mal?»
No. De hecho, si usted ignora que ella no le hace caso, lo está haciendo todo bien. Si esto continúa durante tres o cinco minutos déjelo e inténtelo más tarde, cuando su hija esté más receptiva. como cuando está preparada para hablar amablemente con usted. Tener la atención de sus hijos hace que, al principio, cumplan peticiones simples sin que se lo piensen. Si todo esto falla, pruebe esta brillante idea de una madre: Tina explica que su hijo nunca hacía nada en el primer momento que se le pedía algo, y no tuvo mucha suene con los ejercicios de obediencia. Todo cambió cuando probó esta serie de demandas durante una sesión: «Coge una yogurt», «Coge unas galletas», «Sírvete helado». Desde entonces su hijo fue receptivo. «Mi hija me interrumpe prácticamente todo lo que hago. No hace mucho de lo que le pido, pero nunca se va. Se queda cerca de mí y charla o lloriquea constantemente. Si no respondo, empieza a tirar de mis ropas e incluso me golpea. Todavía no sé por dónde tengo que empezar el ejercicio para que no me interrumpa.» En un caso así es crucial establecer sus prioridades —y empezar despacio—. Por ejemplo, no empiece con una actividad a la que usted tiene que dedicar un tiempo una vez por semana, como por ejemplo arreglar papeles de casa. En lugar de eso, escoja una actividad breve. Una madre decidió que la actividad que más quería que no se le interrumpiera era tener un poco de intimidad en el baño. «Creo que he hecho un buen trabajo poniendo en práctica sus enseñanzas para dar las órdenes mejor, pero todavía no obtengo mucha respuesta. Le digo a mi hijo que no hable con la boca llena, me sonríe y continúa igual. Le digo que no dé zapatazos cuando camina, y lo hace más fuerte. Le digo que pare de burlarse de su hermana, y entonces lo hace con más disimulo. ¿Qué puedo hacer?» Vuelva a mirar la lista de órdenes que usted ha dado —son todas negativas—. A veces, la mejor manera de rehacer sus órdenes es cambiarlas a positivas. Un padre, estaba muy sorprendido de ver la diferencia que había entre las ocasiones en que pedía a su hijo que hiciera algo y cuando le pedía que no lo hiciera. Por ejemplo acostumbraba a decir: «No dejes los tenis en medio del salón», y más tarde podía encontrar los tenis en medio del comedor. Cuando en lugar de eso dijo: «Pon tus tenis en el armario», allí es donde llegaron. Cuando usted habla a su hijo, en lugar de decirle: «No hables con la boca llena», intente decirle: «Por favor, acaba ese bocado y después habla». En lugar de «No des zapatazos cuando camines», diga: «Quítate los zapatos mientras estés en casa, así no harás tanto ruido con los pies». En lugar de «Deja de burlarte de tu hermana», intente también: «Ve a hacer algo tú solo durante los próximos l5 minutos» o «Cindy estaría contenta de jugar contigo si sacas los el perro a pasear.
«Hemos tenido pequeños éxitos modificando la manera de pedir a nuestra hija que haga cosas, pero sigue haciendo oídos sordos a ciertas órdenes, y no puedo entender por qué. ¡Ayúdenos!» Revise las tareas que su hija rechaza hacer rotundamente. Primero, asegúrese de que su hija está en esos momentos capacitada para hacer lo que usted le ha pedido. Algunos padres asignan tareas a sus hijos que están muy lejos de su nivel de desarrollo. Segundo, ¿está seguro de que su hija entiende exactamente lo que usted le pide? Algunos padres no especifican lo suficiente, por lo tanto sus hijos no son capaces ni están dispuestos a obedecer. Cuando una pareja se frustró por las negativas de su hijo cuando le pedían con insistencia «Deja el computador que es la hora de comer», llegaron finalmente a una solución a través de la observación; se dieron cuenta de que el computador lo había absorbido y de que su hijo había perdido la noción del tiempo y no se daba cuenta de la hora de comer. El problema desapareció cuando compraron un reloj grande y se lo pusieron encima del computador. Recuerde que las personas con dificultades en la atención se hiperconcentran, es decir pierden la noción del tiempo y el espacio. «No he sido capaz de conseguir que mi hija no me interrumpa mientras estoy en el celular, porque con mi experiencia es mejor con ella no remover el asunto. En el pasado. cuando intenté premiar a mi hija por jugar sola, inmediatamente empezaba a dar guerra. ¿Por qué tengo que confiar en que esta vez funcionará?» ¿Cómo se comportaba usted cuando su hija daba guerra en esas circunstancias? Probablemente usted se quedaba en la habitación con ella y le daba una charla o le prestaba atención, lo que reforzaba negativamente su mal comportamiento. Ella simplemente aprendió que podía mantener su atención más tiempo, mientras usted le regañaba. En este ejercicio, simplemente debe ignorar su mal comportamiento — abandone la habitación— para desalentar que dé guerra. Sea consciente, también, de que si no empieza a premiar el juego que haga su hija sola, no aumentará la frecuencia de su juego más de lo que tenga en este momento. De hecho, probablemente disminuirá a lo largo del tiempo, ya que su hija se desanimará cuando vea que usted no lo aprecia. Por favor inténtelo, funciona. «No tiene sentido que tenga que interrumpir mis actividades para que mi hijo no me interrumpa a mí. ¿Cuándo voy a terminar algo?» Es verdad que al principio usted tiene que interrumpir sus propias actividades para infundirle las enseñanzas de este ejercicio. Si esto supone un problema grave para usted, entonces intente limitar el ejercicio a actividades menos importantes —-aunque sean actividades en las que no quiere que le interrumpan— como llamadas amistosas de teléfono o tareas que no es urgente acabar enseguida. Independientemente de las actividades en las que usted se centre, si ha seguido las instrucciones y ha incrementado
gradualmente los períodos en los que ofrece elogios a su hijo, no deberían pasar más que unos pocos días antes de que los períodos sin interrupciones aumenten sustancialmente. «¿No puedo aplazar otra semana el tener que controlar a mi hijo cuando no está en la habitación? Me da la sensación de que pierdo un montón de tiempo haciendo las otras partes del paso 2. Esta parte no parece muy importante.» Intuyo que la ignorancia es la felicidad absoluta. Muchos padres —de niños desafiantes y no desafiantes— no tienen ninguna idea de lo que sus hijos hacen cuando no están a la vista. Todos los niños muestran, algunas veces, una cara diferente cuando no se les supervisa y, por supuesto, nosotros como padres esperamos que asimilemos las enseñanzas que les damos y cumplan incluso cuando no estamos delante. Aunque con niños desafiantes sería poco realista esperar demasiado en este aspecto. Tal como he mencionado en la descripción del ejercicio, hay demasiadas tentaciones, demasiadas situaciones que pueden hacer distraer al niño. Usted será de gran ayuda para que su hijo mejore otras relaciones si, ocasionalmente, revisa cómo van funcionando las cosas. Además, la investigación nos muestra que un control inadecuado contribuye mucho al comportamiento antisocial como robar, mentir, conductas vandálicas y otras actividades contra las normas sociales. Usted puede evitar muchos dolores de cabeza en el futuro si se habitúa ahora a vigilar a su hijo.
Paso 3: Cuando el elogio no sea suficiente, ofrezca recompensas ANTES... «Leonardo, vamos a ver si puedes hacer 20 minutos de matemáticas. Venga, pondré el cronometro.» Leonardo, con un fuerte suspiro, se desplomó en la silla de su escritorio y cogió su hoja de matemáticas. Su madre le observaba sentada en una silla en la esquina de la habitación hasta que le vio coger el lápiz. entonces volvió la mirada hacia su libro. Dos minutos más tarde, Catalina le observó de nuevo, y le dijo con suavidad: «Leonardo, estoy orgullosa de ti porque estás muy concentrado». Su hijo sonrió y reanudó sus ejercicios. Un par de minutos más tarde, catalina escuchó a Leonardo moviéndose en su asiento, arrastrando los pies por el suelo. y removiendo sus papeles sobre el escritorio. Rápidamente su madre le miró y le dijo: «Buen trabajo, Leonardo. Continúa SÍ». Los ruidos prosiguieron, ‘mientras Leonardo continuaba realizando sus tareas. Minutos más tarde, en un momento en el que Leonardo estaba carraspeando y golpeando con su lápiz en el escritorio, Catalina intentó animarle diciéndole: «Estás haciendo un gran progreso en matemáticas. ¡No te rindas ahora, ¿eres muy bueno para eso!». Cuando Catalina volvió a levantar la mirada de su lectura fue porque el ruido que provenía del escritorio de su hijo había cesado repentinamente. En ese instante, Leonardo estaba mirando por la ventana con aire distraído. Catalina se dirigió hacia el escritorio de su hijo. le miró y le dijo.‘ «Veo que ya estás a medio camino, Leonardo. ¡Buen trabajo! ». Su hijo volvió a sus ejercicios, y continuó comportándose de la misma forma hasta que sonó el reloj. Catalina se levantó para comprobar el trabajo de Leonardo. Desde que empezó a mirar por la ventana sólo había acabado un ejercicio. «Esto está muy bien, cariño, hiciste realmente un. buen trabajo. Vamos a ver si podemos acabarlo. » De mala gana. Catalina puso el libro sobre la cama de su hijo y colocó su silla jun.to al escritorio. «Ahora, vamos a ver...».
Veinte minutos más tarde, con su madre a su lado, Leonardo y había acabado los ejercicios de matemáticas. Abajo. en el comedor; su marido la esperaba y le preguntó cómo le había ido. «Como siempre, supongo —contestó—. Acaba sus tareas y ya no discutimos tanto. pero no estoy segura de a quien deberían poner las notas este bimestre. Parece como si no pudiese acabar sus tareas sin que yo esté ayudándole constantemente. Estoy empezando a sentirme como si no tuviese vida propia.’ soy sólo la sombra de Leonardito.» DESPUÉS... Vamos a ver si puedes hacer los ejercicios de matemáticas en 20 minutos. Leonardo. Pondré el reloj y, si acabas antes de que suene, conseguirás 10 puntos. ¡Acuérdate de esa camita del nacional que quieres conseguir.’ Antes de dejar la habitación, Catalina tocó la insignia del nacional que estaba en un cuadro colgado en la pared sobre el escritorio de su hijo. En el cuadro estaba anotada la cantidad de puntos que Leonardo podía ganar por acabar sus tareas y el número de puntos necesarios para conseguir los distintos regalos y recompensas. Un minuto más tarde. Catalina asomó sigilosamente la cabeza por la puerta para asegurarse de que su hijo estaba realizando sus ejercicios de matemáticas. Leonardo parecía estar muy concentrado. Su madre observó cómo miraba alternativamente el cuadro y el reloj cada vez que acababa un ejercicio, tal como ella le había enseñado. Antes de dejar la habitación, le dijo «Buen trabajo, Leonardo», indicándole con el pulgar y con una amplia sonrisa que todo iba bien. Catalina puso su reloj junto a ella en el comedor: diez minutos más tarde volvió por la habitación de su hijo otra vez. La rodilla de su hijo no paraba de moverse bajo el escritorio y le escuchó decirse a sí mismo: «Vamos, sólo te quedan tres problemas más por hace’; animo.’ ». Su madre tocó suavemente la insignia de los el escudo del nacional y le dijo, «No te preocupes, Leonardo sé que puedes hacerlo ¡Buen trabajo». Su hijo le sonrió cuando se marchaba. Catalina programó su cronometro en l 8 minutos para asegurarse de poder estar en la habitación de Leonardo antes de que finalizasen los 20 minutos. Llegó a la habitación de su hijo justo en el momento de verle lanzar su lápiz por el aire y gritar: «¡Dos puntos!». «No, Leonardo, son l0 puntos, chico, estoy orgullosa de ti!» Catalina cogió un marcador fluorescente de su bolsillo y anotó l0 puntos en la cuenta en el cuaderno titulado «Cartilla de Leonardo». «Hoy has ganado 30 puntos, sólo por haber acabado todos tus ejercicios a tiempo, cariño. Así que dime qué prefieres, ¿ir a ver la TV o montar en bicicleta?» Leonardo contesto’: «Gastaré 20 puntos para ver la TV y guardaré l0 puntos para comprarme la camiseta del nacional».
«Excelente, dijo su madre. Si usted se siente como Catalina en la primera escena, estará de acuerdo, probablemente, que el paso 2 mereció la pena. Puede pensar todavía que su hijo es incapaz de portarse bien sin su supervisión, pero los cambios que ha introducido en su propia conducta deberían haber reducido considerablemente los problemas entre usted y su hijo. Quizá su hijo haga las tareas ahora, sólo si cuenta con su ayuda incondicional. Quizá su hija ya no patalea ante la mínima petición porque usted hace un esfuerzo enorme por no contestar a su provocación. Si es así, debería estar satisfecho por lo que ha conseguido hasta ahora aplicando el paso 2: continúe con su parte del diálogo cuando necesite la cooperación de su hijo. Como resultado, su relación con él debería ser más gratificante, no sólo durante «el tiempo especial» sino también durante las actividades diarias que hacen juntos. Aprender a obedecer y ganarse su aprobación puede hacer que el discutir por discutir sea menos atractivo para su hijo. Y ahora que usted sólo pide su colaboración cuando realmente lo necesita, deberían tener incluso menos oportunidades para discutir. Por supuesto que no desea continuar siempre así. Ningún padre desea sentirse como se siente Catalina —como un vigilante que nunca puede bajar la \ guardia y siempre debe estar de servicio—. Afortunadamente, dispone de otro incentivo que ofrecer a su hijo para que colabore con usted sin necesidad de supervisarle continuamente. En el paso 3, aprenderá a reforzar o premiar a su hijo cuando se porte adecuadamente —no sólo elogiándole y prestándole atención sino también utilizando recompensas y privilegios concretos que su hijo desee. Puede ser que ya sepa lo eficaz que es el refuerzo para motivar a su hijo, ya que muchos padres como usted han utilizado pequeños dulces, golosinas o juguetes para premiar los logros importantes en la conducta de sus hijos. Consiga organizar el proceso de refuerzo y verá lo valioso que puede llegar a ser este instrumento. Más de la mitad de las familias con las que he aplicado este programa han. visto cómo los problemas de comportamiento de sus hijos han desaparecido casi por completo después de llevar a cabo el paso 3. ¿Por qué algunos niños, como Leonardo, necesitan una ayuda extra? Como sabe, algunos niños son desafiantes simplemente porque han aprendido a actuar de esta manera. Muchos otros tienen problemas innatos para prestar atención y controlar sus impulsos. Por lo tanto, modificar su conducta, como ya ha aprendido en el paso 2, le ayudará momentáneamente a luchar contra su naturaleza. aunque no consiga eliminar sus dificultades para anticipar el futuro y aplazar la gratificación. Para convencerles y crear en ellos el hábito del sacrificio y que prefieran hacer en ese momento lo que usted les pide, les debe dar de antemano algo que les pueda interesar. En otras palabras, colocar una zanahoria al final del palo. No necesita ahondar mucho en su experiencia para saber lo eficaz que puede ser el refuerzo. ¿Cuántas tardes ha renunciado a ir a casa para obtener a cambio una pago por horas extras al final de año? ¿Quién no ha tenido la voluntad de no comer un pedazo de
pastel de queso para tener luego una figura más esbelta? Los niños desobedientes no son diferentes. Ellos sólo necesitan que les refuerce más a menudo, de forma más inmediata y sistemática. Esto es lo que conseguirá con el paso 3: una forma de «ganar» puntos para conseguir cosas que desean, varias veces a lo largo del día, de modo que ellos se vean más cerca de lo que quieren. Este tipo de actividad no funcionara con refuerzos a largo plazo. No es sorprendente, que éste sea un instrumento que todo el mundo puede utilizar, y yo recomiendo fervorosamente que lo adopte con cualquier niño desafiante de cuatro años en adelante, incluso si su hijo ha conseguido grandes progresos con el paso 2. Este sistema de refuerzo potenciará los progresos de su hijo y le ayudará a portarse de forma normal, consiguiendo que las mejoras que ha logrado sean permanentes, incluso una vez finalizado el programa. Si su hijo tiene tres años o menos, por favor aplíquelo inmediatamente, con refuerzos concretos por obedecer como pequeños estímulos: un juguete o juego con él por unos momentos. Utilice refuerzos concretos con niños menores de tres años ya que puede que no comprendan que las fichas y los puntos son premios y recompensas. Incluso si fuesen capaces de hacerlo, sus escasas habilidades numéricas les dificultan su utilización. Lo que debe hacer esta semana es establecer un sistema de refuerzo con el que su hijo gane fichas o puntos por acabar determinadas tareas cuando se le pide. Y que pueda después canjearlos por recompensas o privilegios que él aprecie. ¿Y por qué no puede simplificar las cosas y darle algo en el momento, como lo ha hecho hasta ahora? Cuando distribuye la cantidad de recompensas que necesita para estimular la conducta positiva, las golosinas. los dulces y pequeños premios pierden rápidamente su atractivo, y por lo tanto su poder para motivar. Necesita una variedad de refuerzos, algunos de ellos más grandes que otros, y muchos de éstos difíciles de entregar en el momento. No podrá premiar a su hijo con 15 minutos de TV por acabar los ejercicios de matemáticas si todavía está haciendo los de ciencias naturales y de leguaje. No dejará de escribir para jugar con su hija 30 minutos, por no haberla interrumpido durante 10. La solución es motivar a su hijo inmediatamente dándole puntos por obedecer —un refuerzo tangible es suficiente para motivar y anticipar una recompensa concreta posterior. ¿Suena a juego, a que sí? Debería ser así. El objetivo es introducirlo en tono positivo y como algo constructivo. Aplíquelo de forma divertida y creativa y verá cómo su hijo entrará en el programa con el mismo entusiasmo. Para niños de 4 a 7 años, utilice fichas (o fichas pequeñas) por obedecer; para niños de 8 a 12 años, puede utilizar por ejemplo un sistema de puntos. Tanto uno como otro son fácilmente aplicables durante el día, siguiendo estos pasos:
PROGRAMA DE FICHAS EN CASA: PARA NIÑOS ENTRE CUATRO Y SIETE AÑOS l. Provéase de un conjunto de fichas de juego—muchas casas ya disponen de uno—. Si su hijo tiene sólo entre cuatro y cinco años, todas las fichas de color blanco, rojo y azul pueden valer un punto. Si tiene seis o siete años, usted puede utilizar las fichas como lo haría en póquer: blancas = l punto, azules = 5 puntos, y rojas = l0 puntos. En este caso, pegue una ficha de cada color en una cartulina y ponga una etiqueta con el valor de cada color; entréguela a su hijo como recordatorio. 2. Busque un momento de tranquilidad para explicar a su hijo el sistema. Para presentarlo en tono positivo, explique a su hijo que cree que no está lo suficientemente recompensado por todas las cosas buenas que hace en casa y, para cambiar esto, empezará a concederle fichas por su buen comportamiento para que pueda conseguir las recompensas y los premios que él o ella quieran. Deje claro desde el principio que establecerá un plan estructurado en el que ambos sepan qué pueden esperar el uno del otro. Explique a su hijo o hija que le permitirá ayudar a elaborar la lista de premios que puede ganar. 3. Muestre a su hijo las fichas y explíquele que son igual que el «dinero» que se gana por realizar determinadas tareas, y que la cantidad de fichas que gane dependerá de la dificultad del trabajo y del tiempo que necesita para acabarlo; a mayor dificultad y tiempo, mayores serán las ganancias. Explíquele desde el principio que ganará fichas sólo por hacer el trabajo a la primera petición y sólo cuando el trabajo esté acabado. «Si tengo que pedirte dos veces que tiendas la cama», debería decirle, «igualmente tendrás que hacerla pero no ganarás ninguna ficha.» O, «Si te digo que tiendas tu cama, es importante que vayas a hacerla enseguida, pero si no la acabas, no conseguirás ninguna ficha», etc. 4. Busquen juntos un lugar o «banco» que pueda ser utilizado para guardar las fichas: un tarro de café, una caja de tenis, una jarra de plástico u otros recipientes. Deje a su hijo decidir dónde guardarán las fichas. Pasen un rato divertido decorándola. 5. Ahora escriba una lista de recompensas: pregunte a su hijo/a qué es lo que a él o ella le gustaría ganar por portarse bien. Muchos niños empezarán diciendo cosas grandes, como hacer una paseo divertida o algo que saben que no tienen muy a menudo porque es caro o inoportuno. Escríbalos y siga adelante, pero asegúrese también de añadir recompensas para cada día. Escriba entre l0 y 15 recompensas, un tercio de éstas serán a corto plazo, otro tercio a medio plazo y el resto a largo plazo; por ejemplo: — Cinco recompensas a corto plazo: ver la TV, jugar en el play, utilizar los patines, montar en bicicleta o traer un amigo a casa después del colegio. — Cinco recompensas a medio plazo: irse a dormir más tarde, ver un programa de televisión especial, invitar a un amigo a dormir a casa, hacer galletas con su madre o su padre o escoger la comida para la familia.
— Cinco recompensas a largo plazo: ir al restaurante a comer, alquilar una película de vídeojuego, hacer una fiesta con los amigos, ir a un parque de atracciones o comprar un la camiseta de su equipo favorito. 6. Ahora escriba una lista de las tareas que debe realizar para ganar las fichas. Éstas pueden ser tareas personales diarias como lavarse los dientes y vestirse, tareas de casa como organizar la mesa y sacar la basura, responsabilidades como hacer las tareas y dar de comer al perro, o conductas sociales tales como no pegar a su hermano pequeño o compartir sus juguetes con un amigo que viene de visita. Unas cuantas directrices importantes: — El niño debería participar en la realización de la lista de tareas, aunque usted siempre tendrá la última palabra sobre qué es lo hay que incluir en ella. —Si el problema principal de su hijo es ducharse y bañarse, escriba en la lista estas tareas personales para animar a su hijo a llevarlas a cabo. Si discutir con adultos es el problema principal, escriba como conducta a reforzar el no discutir con adultos. — Si ha hecho una lista de cosas que desea que su hijo no haga, establezca un periodo de tiempo durante el cual el niño debe privarse de realizar dicho comportamiento para ganar los puntos —por ejemplo, no discutir con un adulto entre el almuerzo y la comida. — Asegúrese de explicar a su hijo que a veces —pero no siempre— le dará fichas extras cuando él o ella realice rápidamente un trabajo que no está anotado en la lista o muestre una disposición panicularmente buena a colaborar. 7. Ahora asigne el número de fichas que ganara por la realización de cada uno de estos trabajos. Los niño pequeños, entre los cuatro y los cinco años, deberán ganar entre una y tres fichas por cada tarea, quizá cinco fichas para aquellos trabajos realmente difíciles como recoger todos sus juguetes del comedor o el cuarto de juegos. Los niños entre seis y siete años pueden ganar entre l y I0 fichas para cada tarea, dado que tienen mayores dificultades o responsabilidades. 8. Ahora determine cuantas fichas entregara su hijo para pagar las recompensas anteriormente anotadas. Este debe ser un trabajo que realice usted solo. Marque las fichas que considere que ganaré su hijo aproximadamente en un solo día. Suelo advertir a los padres que se aseguren de que, al menos, dos tercios de las fichas que gane su hijo en un solo día puedan ser invertidas en recompensas de uso diario. De esta manera el niño puede guardar el otro tercio de las fichas para recompensas a más largo plazo. No se preocupe si es poco preciso esta poca medición. Asegúrese únicamente de que para ganar las recompensas a largo plazo necesita más fichas que para las recompensas a corto plazo e intente ser justo. a continuación se muestra un ejemplo para un niño entre cinco y seis años que podría ganar alrededor de 30 fichas diarias:
Recompensas
Coste
Televisión (l/2 hora)
3 (límite: 2 horas, en día escolar)
Videojuego o juegos de computador (l/2 hora)
3 (límite: l hora, en día escolar)
Jugar fuera de casa
1
Montar en bicicleta
1
Elegir un postre especial de la nevera
1
lr a dormir más tarde con el permiso de los padres
3 (por I/2 hora)
Traer un amigo a casa para jugar
5
lr a casa de un amigo a jugar
5
Alquilar un juego de videojuego o una película
20
lr fuera a comer alto (elegido por el niño)
30
Dormir en casa de un amigo
30
Ir al cine
50
Comprar un juguete especial
Varios ( 1 ficha = 25 pesetas)
Tenga en cuenta que para conseguir las recompensas a cono plazo, en un día, su hijo necesita 20 fichas. Cuando dude y quiera ser justo, no sea tacaño. Es decir, si no está seguro de cuántas fichas debe valer una recompensa es más aconsejable pecar por exceso que por defecto y que su hijo lo vea como algo razonable. Esto es más fácil de lo que pueda parecer en un principio. Cuando compruebe cuántas fichas suele ganar su hijo en un día normal, se hará una idea de qué es lo razonable. Por ejemplo, si su hijo gana 30 fichas en un día, y queremos aseguramos que gasta 20 de éstas en recompensas diarias, ¿debería costar 20 fichas ver media hora de TV? Por supuesto que no. Aunque tampoco debería costar únicamente l ficha; ni un extremo ni otro, ¡porque en ese caso podría llevar a que el niño viese la TV durante l0 horas! Lospadres tienden a recoger unas tres fichas por cada media hora de TV o videojuego de play. También nosotros queremos que los niños hagan algo para su propio bien, como por
ejemplo jugar fuera de casa cuando hace buen tiempo, por lo que esta actividad debería costar sólo una o dos fichas. Piense en esta primera semana como si fuese un experimento improvisado, lo que significa que usted descubrirá si su asignación de fichas es razonable y entonces puede modificarla mientras el programa se aplique. Algunas de estas modificaciones se realizarán durante la primera semana o un poco más adelante, pero muchas de las familias han encontrado dificultades para elaborar una escala de refuerzos y recompensas justa. Recuerde también que su hijo puede tener alguna cosa que decir en las modificaciones que se estén realizando, así que tenga en cuenta su opinión. ¡negocie! 9. Recuerde a su hijo cómo puede ganar fichas: por hacer un trabajo cuando se lo pide, por mostrar una buena actitud y por otros comportamientos adecuados que ni usted ni su hijo han anotado previamente, tales como no molestar mientras usted esté trabajando o que no le interrumpa mientras habla por celular. ¿ES UN DERECHO O UN PRIVILEGIO? Hablar de recompensas y privilegios atrae de forma natural a los niños acostumbrados a las discusiones sobre castigos y sanciones. A pesar del entusiasmo, el proceso tiene sus dificultades. A continuación se presentan algunas advertencias que debe tener en cuenta: Asegúrese de que incluye una amplia variedad de recompensas. Los niños no tienen ningún problema en hacer anotar en la lista de recompensas sus mayores deseos. Puede incluirlos al final de la lista, alternando los viajes a parques de atracciones y la compra de juguetes caros con pequeñas recompensas como ver la televisión, elegir un juego para jugar con mamá 0 papá (o ambos), o invitar a un amigo a casa después del colegio. Hay dos razones para esto: l) usted quiere que su hijo tenga que ganar las recompensas cada día y esté más motivado para portarse adecuadamente, y 2) quiere que su hijo recuerde continuamente los logros que ha conseguido. Haga que el sistema sea equitativo, diferenciando cuidadosamente entre derechos y privilegios. El niño no debería nunca cambiar las fichas por necesidades básicas como la comida, la ropa o las caricias, todas ellas son, en el sentido más fundamental, derechos del niño. Sin embargo, más allá de las necesidades más básicas, la línea que separa un derecho de un privilegio varía de una familia a otra y de un niño a otro. En uno de nuestros grupos de entrenamiento para padres surgió una diferencia interesante respecto a la «escuela de fútbol». Una pareja creyó que participar en la «escuela de fútbol» era uno de los derechos de su hijo. Es decir, no era necesario que el niño consiguiera puntos para participar porque nunca se lo negarían, ya que para ellos era muy importante que su hijo se dedicara a una actividad social positiva. Otra pareja del grupo creyó que la «escuela de fútbol» era un privilegio para su hijo porque ésta requería demasiado tiempo y dinero de su parte; estos padres decidieron que era correcto que su hijo tuviera que pagar fichas por cada entrenamiento. Sea creativo. Si su lista es poco variada, su hijo rápidamente perderá interés por ganar las recompensas. Para que su hijo esté siempre motivado no limite su lista; utilice su
imaginación para ofrecer nuevas posibilidades. Hay padres que han encontrado que estas ideas atraen a sus hijos: la oportunidad de probar el nuevo almuerzo de cereales, elegir una lámina de futbol de una gran pila, sacar una sorpresa de una bolsa, o pintarse las uñas. Anticipe las veces que su hijo pueda elegir un refuerzo incluido en la lista y, si es necesario, limite la cantidad de veces que pueda conseguirlo. Una familia incluyó en la lista de recompensas elegir la comida, pero después de una semana de comer papas a la francesa y queso, pizza y perritos calientes, los padres decidieron limitar esta opción a una vez por semana. No utilice dinero como refuerzo. Un padre pagó $50 por cada evaluación ganada y el doble por la siguiente, al final el niño ganó tantas evaluaciones que la cuenta se volvió imposible de pagar. Una vez que usted está seguro de que su hijo comprende el programa, dígale que empezarán el plan al día siguiente. Cuando empiece, lo que nunca debe olvidar durante esta semana es ser especialmente generoso dando fichas. El programa fallará inmediatamente si su hijo es incapaz de ganar fácilmente fichas y privilegios. ¡Si no gana fichas: no hay refuerzo = no hay incentivo para portarse bien! SISTEMA DE PUNTOS EN CASA: PARA NIÑOS ENTRE OCHO Y DOCE AÑOS Utilice este programa de puntos para niños entre ocho y doce años. Es más sofisticado, implica mayores responsabilidades, con la posibilidad de ganar más puntos y, probablemente, con una mayor gama de recompensas. Ya que usted utiliza un cuaderno de notas en lugar del banco de fichas, esta opción es más manejable; muchos padres la encuentran especialmente útil para el grupo heterogéneo de niños entre tercero y séptimo de educación primaria y bachillerato (la utilización del programa fuera de casa se comentara en el capítulo 10). Plantee el programa de la siguiente forma: 1. Compre una libreta de notas normal de 20 por 26 centímetros y, para identificarlo, escriba en la tapa que es la libreta de puntos de casa de su’ hijo. Una vez más, usted y su hijo, —o sólo su hijo-— pueden decorarlo con el objetivo de añadirle valor. Haga cinco columnas, como en un libro de contabilidad, en el que se incluya la fecha, el asunto, las entradas, las salidas y el balance total, respectivamente. Explique a su hijo que cuando él 0 ella gane un premio por obedecer, usted escribirá la fecha, una breve descripción del trabajo o comportamiento en la columna de «asunto», el número de puntos ganados en la columna de «las entradas» y, en la última columna, el nuevo balance. Cada vez que su hijo gaste los puntos para obtener un premio o una recompensa, usted anotará la cantidad utilizada en la columna de «las salidas» y restará esta cantidad para obtener un nuevo balance en la última columna. Explique a su hijo que usted será la única persona que pueda escribir en el cuaderno; él no puede hacerlo. 2. Haga una lista de los refuerzos y las recompensas junto con su hijo como se ha descrito en el programa de fichas anterior. Obviamente, en ésta hay que tener en cuenta la edad de su hijo.
3. Ahora haga una lista de las tareas como se ha descrito en el programa de fichas. Puesto que los niños mayores probablemente serán capaces de ayudar más en las tareas de la casa que los más pequeños, algunas de las tareas que usted incluya serán probablemente más complicadas y llevarán más tiempo. 4. Asigne para cada trabajo o comportamiento el número de puntos que pueden ganarse. Una vez más, puesto que los trabajos serán probablemente más difíciles que para los niños pequeños, incremente el número de puntos. Generalmente recomiendo para la mayoría de trabajos diarios valores que Leonardo entre 5 y 25 puntos y, a partir de 200, para los trabajos más pesados. Como guía, usted puede empezar con l5 puntos por cada l5 minutos de trabajo, si es una tarea de la casa o las tareas escolares. Para las conductas que intenta eliminar, suelen Leonardo darse unos cuantos puntos por cada período de tiempo, como 5 puntos por cada l5 minutos por no hacer la conducta inadecuada. Sin embargo, esto depende de la dificultad que supone para su hijo evitar este comportamiento. Deberá ganar más puntos cuando consiga controlarse en algo que le cueste especialmente. 5. Como se ha explicado en el programa de puntos, la cantidad que su hijo gane en un día probablemente determine cuánto deberá costar cada recompensa. Asegúrese, una vez más, que su hijo será capaz de guardar aproximadamente un tercio de los puntos que ha ganado en un día para refuerzos futuros más importantes. Aplique el plan como lo haría con el programa de fichas. CLAVES SOBRE QUÉ HACER Y QUÉ NO HACER CON EL SISTEMA DE FICHAS (Perdone los encabezamientos negativos) — No empiece el programa explicándole a su hijo que como él o ella siempre se están portando mal, les quitará todas sus recompensas y tendrán que ganárselas después. — No castigue a su hijo restándole puntos o fichas por portarse mal. En un primer momento el programa se debe usar para incentivar la buena conducta de su hijo. — No sea tacaño con las fichas durante la primera semana; refuerce incluso las pequeñas muestras de buen comportamiento. — Asegúrese de que tanto su pareja como usted utilizan el programa. — No dé a su hijo fichas o puntos si tiene que repetir la orden. — No entregue a su hijo fichas o puntos hasta que no haya acabado la tarea. — No espere para reforzar a su hijo —entregue las fichas o los puntos inmediatamente después de acabar la tarea. — Acompañe los refuerzos con elogios —¡sonría cuando entregue los puntos o las fichas! ¡Acompáñelo! ¡mírelo!
— Especifique qué hizo su hijo para ganar las fichas o los puntos, incluso cuando la tarea esté incluida en su lista —diga qué le ha gustado de lo que ha hecho.
PARA QUE EL PROGRAMA FUNCIONE! IDEAS CREATIVAS DE OTROS PADRES Aplique estas buenas ideas, que ya se han probado, para mejorar su sistema de fichas o de puntos. En el baño.
En el escritorio:
Limpiarse los dientes: 3 puntos
Terminar los ejercicios de matemáticas en 20 minutos: l0 puntos
Guardar la pasta de dientes: 2 puntos
Acabar el comentario de texto en l hora: 60 puntos
Peinarse: 3 puntos
Leer l página de las lecturas obligatorias en 5 minutos: 5 puntos
Lavarse la cara: 3 puntos
Estudiar para el examen: por cada 15 minutos, l5 puntos
Colgar la toalla: 2 puntos
Para los niños que todavía no saben leer haga una lista diferente para los refuerzos y las tareas, y utilice dibujos de revistas para mostrar estas recompensas y tareas y así conseguir motivarlos.
Todos los niños se benefician de las notas que sirven de recordatorio. Así que piense en colocar pequeñas notas de recuerdo en lugares donde habitualmente suelan realizar la tarea. Ejemplos:
Para jóvenes, sustituya las fichas por los puntos y utilice sólo dibujos (un dibujo de un cepillo de dientes significa lavarse los dientes, un dibujo de una pasta de dientes significa guardarla, etc.).
Para conseguir que los niños piensen en las metas a largo plazo, coloque notas de recuerdo en diferentes lugares con el número de puntos o fichas que necesita su hijo para conseguir estos importantes refuerzos. Una madre colocó la bandera del parque de atracciones en la pared del cuarto de su hijo en un sitio donde podía verla cada mañana al despertarse, en la puerta de la nevera y en el garaje (ya que él era el responsable de su limpieza). Además, enganchó el número l.0O0 en estas notas para motivar a su hijo, de once años, a ganar los l.0O0 puntos que necesitaba antes de final de vacaciones para poder invitar a su amigo un día al parque de atracciones. La madre de Leonardo colocó la insignia de los del Real Madrid por toda la casa para recordar a su hijo que necesitaba 500 puntos para comprarse la Camiseta que tanto deseaba.
A los niños entre cuatro y siete años se les debería permitir sacar las fichas fuera del banco para canjearlas por los refuerzos que usted les entregue en mano. Realizar este acto físico se convierte en un ritual que refuerza el incentivo.
Evite dejar las fichas no ganadas al alcance de su hijo desafiante. Algunos niños encuentran éstas demasiado tentadoras para no hacer «depósitos» no autorizados en su propio banco.
El programa es un nuevo hábito para usted también, así que ayúdese a entrar en esta rutina mediante la colocación de notas que le sirvan de recuerdo para interrumpir lo que está haciendo cada 20 o 30 minutos, durante esta primera semana, y comprobar lo que hace su hijo para ver si puede reforzarlo. Intente programar su reloj de cocina o un reloj con alarma o cronometro. Algunos padres colocan pequeños adhesivos, tales como caras sonrientes, en toda la casa en sitios donde pueden verlos regularmente —en la nevera, en el contestador automático, en el espejo, en el cristal del reloj, en diferentes puertas, etc.
¿Qué sucede si usted tiene más de un hijo desafiante? Una familia con gemelos, ambos con déficit de atención, compraron dos juegos diferentes de fichas de póquer —uno con caballos plateados y otro con caballos de oro- para cada niño. De este modo ningún gemelo tuvo la tentación de «tomar prestadas» fichas del otro.
PEQUEÑOS PROBLEMAS Y OBSTÁCULOS «¿Qué sucede cuando dejo a mi hijo al cuidado de alguien? ¿Aplicaremos el programa sólo cuando estemos nosotros delante?» En los capítulos 10 y 11 se explica cómo puede utilizar ésta y otras técnicas del programa cuando estén fuera de casa, en algún lugar público, o cuando el niño esté en el colegio. Hay también, por supuesto, momentos en los que su hijo está al cuidado de otra persona
en casa. Según nuestra experiencia, los niños no se sienten incómodos con el sistema; todo lo contrario, pueden estar tan entusiasmados y contentos por sus habilidades para ganar puntos que comparten encantados su experiencia. Una pareja explicó que se sentían preocupados al dejar a su hijo de seis años al cuidado de la abuela y cuando ellos caminaban hacia el comedor para despedirse, encontraron a su hijo explicando a la abuela el sistema completo, mostrándole cuántas fichas ya tenía en su banco. La abuela, que había tenido problemas con el niño en el pasado, estaba completamente entusiasmada por participar. Una advertencia: permita participar a las abuelas o acompañantes en el programa sólo si son jóvenes o adultos responsables, que Leonardo cuidar de su hijo a menudo. Las personas jóvenes y otras que no ven o no conocen bien a su hijo pueden, probablemente, malinterpretar el sistema y contrarrestar los avances que usted ha logrado, utilizando el programa para castigar más que para reforzar a su hijo. Aconsejamos lo mismo para los abuelos. No deberían participar en el programa a menos que cuiden a su hijo frecuentemente, como en el caso de las muchachos; por ejemplo cuidar del niño a diario mientras usted está en el trabajo. En tales casos recomendamos que entregue a los abuelos, o a los muchachos, un cuaderno donde puedan anotar los diferentes comportamientos tanto buenos como malos que realiza el niño. Entonces, cuando usted llegue a casa, los revisará y entregará o restará puntos en consecuencia. El cuaderno de notas otorgará cierta autoridad a los abuelos o a la muchacha ——ya que ellos pueden escribir cosas en el «cuaderno» pero recuerde que los padres son quienes tendrán la última palabra sobre si deben dar puntos a su hijo o restárselos. «Nuestra hija anotó un puñado de recompensas y no ha comprado ninguna de ellas durante esta semana. ¿Significa esto que el programa no funciona?» No, siempre que siga mostrando interés por ganar alguno de los premios de la lista y se la vea con ganas de portarse bien para conseguirlo. Por otra parte, la lista de recompensas siempre requiere continuas modificaciones para conseguir que sea lo más eficaz posible. Revise la lista periódicamente, digamos una vez al mes, e introduzca los cambios que le indique su experiencia. Elimine las recompensas que nunca o raramente son elegidas y pregunte a su hijo sobre cosas nuevas que estaría interesado en incluir. «Me dejé llevar por el entusiasmo y he hecho una lista con un montón de trabajos que mi hijo no ha acabado. ¿Cómo debería reaccionar ante esto?» Como con las recompensas, usted debería realizar una revisión regular de los trabajos anotados. Algunos padres están tan entusiasmados con la mejora potencial del comportamiento de sus hijos que incluyen todo lo que les gustaría que sus hijos hicieran, independientemente de si es real esperar que el niño lo consiga. La mejor manera es empezar con la mayoría de trabajos que su hijo puede realizar, pero tiene problemas para hacerlo de forma constante. De esta manera, su hijo tendrá la oportunidad de ganar puntos por hacer estas tareas y estará motivado para continuar haciéndolas más a
menudo e incrementar sus ganancias. Si usted está intentando desalentar ciertas conductas, como que no le interrumpa, haga lo posible para que su hijo gane puntos por pequeños incrementos de tiempo sin interrumpirle. De esta forma su hijo tendrá algunos éxitos por no interrumpirle durante 5 minutos y estará motivado para alargar el tiempo a l5 minutos y triplicar sus ganancias. «¿Durante cuánto tiempo debo mantener este programa? ¿Será mi hijo capaz de hacer las cosas sin él?» Encuentro siempre interesante que los padres quieran hablar sobre cuándo acabarán con la aplicación del programa antes de haberlo aplicado. Esto puede significar que no están preparados para el cambio. Algunos padres hablan mucho pero luego, en el momento de hacer algo por su hijo, nos encontramos con un bajo compromiso. Ésta suele ser una de las causas, pero también puede significar, en el caso de los niños con déficit de atención, que los padres no han comprendido realmente que el déficit de atención es un trastorno del desarrollo. Si un niño tuviese un problemas físico que le obligase a estar en una silla de ruedas, ningún padre diría, ¿cuánto tiempo tiene que estar mi hijo en la silla de ruedas? Asimismo, los padres de niños con déficit de atención necesitan comprender que aplicar programas de refuerzos artificiales es casi una necesidad para sus hijos, dada las dificultades motivacionales que presentan. Por favor piense en mantener este programa durante dos meses —el programa entero más algunas semanas después del último paso—. Según nuestra experiencia, los padres, generalmente, ven cómo el programa se desvanece por sí solo, quizá porque el comportamiento de su hijo ha mejorado tanto que muchos empiezan a ser más laxos e inconsistentes en el tiempo. Si esto sucede sin presentarse recaídas en la conducta del niño, siga adelante. Pero si, por algún motivo, tiene un gran interés en acabar con la aplicación del programa de refuerzo completamente, explique a su hijo que dejará de utilizar el programa durante uno o dos días. Su hijo dispondrá todavía de las recompensas diarias que ha ganado, pero sólo si él o ella se portan bien y cumplen la mayoría de sus peticiones. Si la conducta de su hijo es tan buena como cuando se aplicaba el programa, puede extender este período de prueba indefinidamente. Si la conducta de su hijo empieza a ser un problema otra vez, aplique de nuevo el programa rápidamente. «Ana sigue pidiendo adelantos de sus fichas porque no tiene suficientes para ver una hora de TV y dice que tiene que ver la nueva serie de “muñequitos”. Yo le he consentido varias veces que vea el programa pero tengo la impresión que esto no nos lleva a ninguna parte. ¿Qué debo decir la próxima vez que me lo pida?» Explíquele con firmeza simplemente que, como le dijo a Ana al inicio del programa, no le dará ninguna ficha a menos que se porte de una determinada forma ——ya sea por cumplir a la primera lo que tiene o no tiene que hacer, por hacer un trabajo con una buena actitud, o por hacer algo especial que no está en la Iista—. Sólo postergando las recompensas hasta que las gane ayudará a Ana a pensar en el futuro.
«Me parece muy cruel quitar a mi hijo cosas que siempre ha tenido como miembro de esta familia. ¿Cómo se lo puedo explicar sin hacerle sentir que no es tan bueno como el resto de nosotros?» Esto es delicado, lo sé. Recuerde, haga énfasis en lo positivo e insista, cuando introduzca el programa, en que el objetivo de éste es reforzar todas las cosas buenas que su hijo está haciendo. (Incluso si no hace demasiadas cosas buenas de forma correcta desde su punto de vista, estará motivado a empezar si usted muestra confianza en él.) Si su hijo intenta compararse con un hermano, amablemente señale cosas específicas que son un problema para él pero no para su hermano —como vestirse a tiempo para ir a la colegio, evitar pelearse con los amigos, hacer una tarea doméstica tras la primera vez que se le pide, por ejemplo. Dependiendo de la edad y de la capacidad mental de su hijo, puede también intentar explicar el sistema dentro de un amplio contexto social: los privilegios y los refuerzos, como muchas cosas que nosotros esperamos de la vida, en nuestra sociedad, se han de ganar portándose bien. Esto es aplicable tanto para adultos como para niños. Todos nosotros tenemos que obedecer las leyes, seguir las normas y reglas y se espera de nosotros que cumplamos con determinadas normas sociales como la cortesía, el respeto y la amabilidad, si queremos ser tratados de forma similar. Cuanto más se esfuerce el niño en este programa, mayor será la recompensa, de la misma forma que un trabajo extra en el empleo nos debería proporcionar una bonificación o una promoción. La experiencia más real que usted puede dar a su hijo es su propio ejemplo, su explicación será la más creíble. Puede explicar también que este sistema de fichas o puntos es como nuestro sistema monetario; es decir, nosotros trabajamos para ganar un salario o un sueldo, que utilizamos para comprar cosas que queremos o necesitamos en nuestra vida. Explique que con su trabajo le puede dar comodidades. «¿Este sistema no da algunos mensajes malos, como que el soborno es correcto, al igual que reforzar a un niño por algunas cosas pero no por otras?» Algunos niños, como su hijo desafiante, necesitan este tipo de incentivos mientras que otros niños no. Sin este plan, al menos al inicio, su hijo tendrá dificultades. ¿Se negaría a utilizar este plan con su hijo, como una prótesis, para ayudarle a portarse como otros niños? Sin embargo, recuerde que incluso aquellos niños a quienes llamamos normales responden mejor cuando son reforzados que cuando no lo son. Una niña de siete años que tiende su cama sin pedírselo, perderá interés, si nadie le hace caso; sin embargo, cuando esta niña a la hora de irse a dormir fue premiada con un extra de 15 minutos porque «ya era bastante mayor», también empezó a recoger los platos después de comer sin que nadie se lo pidiese. De hecho, los niños «normales» reciben recompensas por su buena conducta; lo que ocurre es que no hay un sistema formal como éste. Por último recuerde que el soborno significa pagar a alguien por hacer algo malo. Como sabrá, si ha tenido siempre un trabajo remunerado o ha ganado un premio por su trabajo de voluntariado, no hay nada malo por ser reforzado por hacer algo correcto.
«Mi hijo se ha convertido en un ángel de la noche a la mañana después de aplicar el paso 3 en una semana. ¿Es posible que esto dure?» Puede esperar que los logros se mantengan, pero quizá no con este nivel de dedicación o motivación. Hemos encontrado que existe un período de luna de miel con el nuevo sistema de fichas, que dura entre dos y tres semanas, en el que el niño está muy motivado para trabajar. Una vez el programa se convierte en una rutina y la novedad desaparece un poco, también baja la motivación del niño para trabajar. Los niños no dejan de trabajar, sólo disminuyen un poco su ambición. Es por esto por lo que los castigos aparecerán una semana o dos más tarde, en el paso 4. «Mi marido no quiere participar en el programa de refuerzos —dice que no es necesario puesto que yo ya lo aplico durante todo el día—. ¿Es justo que lo aplique yo sola?» No, no lo es. Las madres, a menudo, juegan un papel importante en este paso, si ellas son las personas que están en casa con los niños, pero usted no tendrá la consistencia que necesita para controlar a su hijo a menos que ambos apliquen el sistema dondequiera que estén. Ayude a su marido mostrándole unas cuantas conductas del niño que él puede reconocer y premiar fácilmente por la noche, como no interrumpir las conversaciones a la hora de comer o sacar al perro a pasear sin que se lo pida. Una vez que tenga esto claro, estará encantado con los éxitos como lo está usted. «Mi hijo se negó a participar en el programa cuando se lo expliqué, a pesar de que puse todo mi entusiasmo en presentárselo positivamente. ¿Qué puedo hacer?» Esto es una reacción rara, pero aparece a veces en niños altamente negativista. Cuando suceda esto, recomiendo a los padres seguir adelante con la aplicación del programa. Anote las cosas divertidas que a su hijo le gustan como privilegios y no las conceda si no gana ningún punto. En pocos días, su hijo probablemente empezará a cooperar, incluso de mala gana. «Vaya, esto requiere una gran dedicación. ¿Cómo puedo mantener la aplicación del tiempo especial y recordar elogiar y controlar la conducta de mi hijo todo el tiempo? ¿Qué pasa con el resto de mi vida?» Sí, le llevará algún tiempo acostumbrarse a aplicarlo durante la primera semana, pero esto se convertirá en un hábito regular y, pronto, no se le hará demasiado pesado, especialmente porque su hijo estará motivado para ayudar. (Crea, su hijo o hija será feliz con ir a buscar el «cuaderno del banco» o el banco de fichas para depositar o retirar.) Si está cansado o desmotivado esta semana, por favor recuerde que se le pide emplear dos meses para deshacer posiblemente un período largo de desafío ——¡esto es un tiempo bien empleado! «Este programa parece que ya ayuda a mi hijo. ¿Puedo utilizarlo con mis otros hijos?»
Como dije al inicio, incluso los niños no desafiantes mejoran su comportamiento cuando participan en un sistema de refuerzos como éste. Aunque utilizar este programa para todos sus hijos es una decisión individual. Es cierto que, cuantas más «cuentas» tenga que llevar a cabo, más tiempo tendrá que dedicar a la aplicación del programa. Sin embargo, puede ser muy valioso si en su casa el otorgar las recompensas y supervisar las tareas de forma continuada y previsible es una prioridad. Los hermanos y las hermanas a menudo preguntan a sus padres si ellos pueden participar en el programa una vez que han comprobado lo fácil que resulta conocer las circunstancias en las que pueden conseguir ciertas recompensas. «¿Cómo puedo saber exactamente lo bien que funciona el programa?» Debería observar mayor coherencia en las habilidades de su hijo para portarse adecuadamente a lo largo del día. Otorgando de forma sistemática las recompensas de puntos o fichas que pueden ser intercambiados por una variedad interesante de privilegios, evitando que la motivación de su hijo para obedecer no sea tan inconsistente como en el pasado. Ya que los refuerzos y las recompensas que puede conseguir son más poderosas que la aprobación y la atención por sí solos, puede esperar que su hijo progrese más rápidamente ahora, con un incremento significativo de la obediencia. También usted se sentirá más relajado y confiado si el programa está funcionando. Tener un sistema más organizado, sistemático y justo para controlar la conducta de su hijo significa tener menos sorpresas desagradables por todo. No escuchará la frase «¡Esto no es justo!» si sigue el programa, y su hijo no tendrá que vivir con la incertidumbre de recibir una recompensa especial cuando está de buen humor —o que se la quite cuando está de mal humor—. Finalmente, la necesidad de entregar fichas y observar el buen comportamiento le obliga a prestar más atención a su hijo y, sucesivamente, su hijo buscará su atención para obtener estos refuerzos. Así, usted y su hijo estarán más cerca y ésta es la manera de mejorar la relación entre padres e hijos. Si esto es una descripción justa de lo que usted está viviendo, se encuentra a la mitad de camino. El próximo capítulo desarrollará sus habilidades proporcionándole otro poderoso instrumento, que le ayudará en los obstáculos difíciles que aparecen incluso en los caminos más tranquilos. Este programa de control de la conducta de su hijo es importante por varias razones: le ayudará a contrarrestar la falta de motivación que tienen algunos niños desafiantes, especialmente en el caso del déficit de atención. Hace que las reglas y las consecuencias en casa sean más claras, justas, seguras y previsibles poniendo punto y final a la educación indiscriminada. Le ayudará a reorganizar las transacciones familiares para que sean más positivas y los padres presten mayor atención a la conducta prosocial y al esfuerzo de su hijo. Enseña un importante trabajo ético, que es el fundamento de nuestra civilización: recoges lo que siembras, no hay nada gratis. Hace que los niños se sientan bien sabiendo que su trabajo es apreciado por el resto de la familia. Finalmente, es una de las técnicas más poderosas para modificar la conducta de los niños.
Paso 4:
Use formas de disciplina moderadas, el tiempofuera y otras ANTES... «¡No me importa si hoy no gano ningún puntal», gritó María del Mar. Olga se quedó boquiabierto mientras se giraba sorprendida hacia su hija de nueve años. Durante la última semana había sido muy agradable tenerla cerca. María del Mar se había mostrado amable. bastante simpática y contenta por ganar puntos para muchas cosas. Entonces, ¿quién era esta niña? «Bien, entonces, supongo que no tendrás más tiempo de TV por hoy... », contestó Olga con vacilación «He dicho que no me importa», gritó de nuevo María del Mar. Cuando María del Mar salió de la habitación, Olga intentó comprender qué había ido mal. ¿Había pedido a María del Mar algo fuera de lo normal? No, su hija había hecho su morral alegremente como cada mañana, desde que ganaba puntos por hacerlo. ¿Había esperado demasiado de María del Mar esta mañana? No, todo había sucedido más o menos como de costumbre antes de ir al colegio. ¿Había preguntado demasiado «amablemente» dando a su hija la posibilidad de negarse fácilmente? No, no había cambiado la forma que recientemente había aprendido para dar órdenes simples.‘ «María del Mar, es hora de hacer tu morral para ir a la escuela». Quizá su hija se había levantado con el pie izquierdo. Olga hizo la lonchera de su hija y deseó que las cosas fuesen mejor después del colegio. No fue así. A las 3:30 en punto, María del Mar pasó apresuradamente por delante de la puerta, lanzó su lonchera al suelo, tiró su chaqueta sobre la barandilla, e irrumpió en su habitación, dejando la puerta abierta de par en par. Un soplo de aire frío llevó a Olga a salir precipitadamente de su casa para indagar «¡María del Mar! ¡ Vuelve aquí, cierra la puerta, recoge tus cosas. .. y. al menos, podrías decir hola a tu madre!» «¡Estoy ocupada», gritó de nuevo María del Mar. El resto del día fue una espiral creciente de peticiones que fueron ignoradas. de órdenes desafiadas y de continuas protestas alternadas con largos silencios.
«Vaya pesadilla», Olga se quejaba a un amigo por teléfono cuando María del Mar ya estaba en la cama. «Hemos acabado gritándonos una a la otra como en los viejos tiempos. Y cuando ella me dijo que se iría a dormir cuando quisiera, porque de todas formas yo siempre estaba demasiado ocupada trabajando para darme cuenta, le dije que estaría castigada durante un mes. Inmediatamente me disculpe’, y ella me dirigió una de esas miradas que te dicen que las dos sabíamos perfectamente que yo nunca habría mantenido el castigo. Me sentí como una tonta, probablemente había echado a perder todo lo que habíamos estado trabajando. ¿ Cómo he dejado que me sacara de mis casillas?» DESPUÉS... «¡No me importa si hoy no gano ningún puntal», gritó María del Mar. Olga se quedó boquiabierta mientras se giraba sorprendida hacia su hija de nueve años. Con el ceño fruncido y las manos en su cintura le estaba indicando a su madre «Qué me vas a hacer». Olga se contuvo, miró a su hija directamente a los ojos y le dijo firmemente: «Es hora de prepararte para ir al colegio. Empieza a hacer tu morral ahora». «jNo!», gritó Su hija. «De acuerdo», contestó Olga, «Entonces te descontaré cinco puntos del cuaderno del banco». «No es justo», chilló su hija e intentó quitar el cuaderno de las manos de su madre. «Deja de gritar ahora mismo», dijo Olga, «y empieza a hacer tu morral. Cinco... cuatro... tres... ». María del Mar continuó gritando «¡no es justo!» y cuando Olga llegó, dijo: «Si no guardas las cosas en la morral ahora mismo, te sentarás en la silla». Señaló una silla aislada, situada en una esquina de la habitación «Cinco... cuatro... tres... dos... uno.» Olga cogió a su hija por el brazo y la llevó hacia la silla, sentándola firmemente en ella. «Estarás aquí hasta que yo te diga que puedes levantarte.» Olga se fue hacia la cocina, donde empezó a guardar la comida de los niños. Veía a María del Mar desde donde estaba trabajando e ignoraba las continuas quejas de su hija. Después del 0 minutos, volvió hacia la silla y dijo: «No te levantarás de la silla, hasta que no te calles. No volveré hasta entonces». Después de cinco minutos, las quejas de María del Mar se habían reducido a susurros y, finalmente, as silencio. Olga volvió a la silla y dijo: «¿ Estás lista para hacer tu mochila ? «Sí», contestó María del Mar tranquilamente.
«De acuerdo, ve a hacerla. Es casi la hora de coger el transporte.» María del Mar subió y guardó las cosas en su lonchera rápidamente. Olga la miraba y le dijo: «Me gusta cuando haces lo que te pido». Unos minutos más tarde cuando María del Mar iba camino de la puerta, se giró y dijo suavemente: «Lo sienta, mamá». El sistema de fichas en casa que ha aplicado en el paso 3 es un instrumento poderoso pero no infalible. Muchos niños, incluso aquellos que se han transformado completamente trabajando con refuerzos, podrían volver a caer en los comportamientos inadecuados en cualquier momento, por cualquier razón. Otros niños salen del paso 3 con la motivación para cooperar en muchos aspectos de su vida, aunque persistan algunos problemas específicos. En cualquier caso, necesitará otra forma para animarlos y ponerlos en el buen camino. Olga en la primera escena muestra lo fácil que es confiarse ante los radicales cambios positivos que el sistema de puntos puede haber ocasionado. Cuando los hijos desafiantes parecen transformarse por el incentivo de los refuerzos, los padres esperan y rezan para que los cambios perduren, y a menudo sucede así. Sin embargo, hemos comprobado que normalmente la luna de miel no dura más de tres o cuatro semanas. Después de este período, es mejor que esté preparado, como mínimo, para la desobediencia ocasional. Recuerde, no ha modificado el esquema interior de su hijo e incluso sus mayores esfuerzos por no sobrecargar los circuitos a veces pueden fracasar. Si no está preparado para estas recaídas, los viejos hábitos de interacción saldrán a la superficie y les arrastrarán, a usted y a su hijo, a un remolino de conflictos tan rápidamente que la relación recientemente establecida parecerá desmoronarse. Los problemas de conducta persistentes, ya sean las dificultades para llevarse bien con otros niños o para acabar las tareas, tienen efectos más nocivos. Su incapacidad para reducir las dificultades en ciertas áreas puede hacer que se sienta impotente, minando la confianza que debería obtener de los logros que va consiguiendo. Con algunos niños, realmente, puede que no sea capaz de resolver cada pequeño problema de conducta. Sin embargo, puede sentirse satisfecho sabiendo que hace todo lo posible para ayudar a su hijo a solucionar estos problemas. Por esta razón es importante que aplique este paso adicional e imponga sanciones para dar mayor fuerza a los incentivos que ya está ofreciendo. Las técnicas de castigo que se presentan en este paso, además de dar un empuje a sus esfuerzos en la aplicación de los incentivos, también darán el puntapié final a cualquier vestigio de los viejos métodos que utilizaba para controlar la conducta de su hijo. Como sabe, el castigo ha sido estrictamente omitido en los pasos 1-3, sólo estaba permitido utilizar la forma de castigo habitual cuando tenía que poner freno a un mal comportamiento extremo. Ahora reemplazará estas viejas formas de castigar a su hijo, medidas que tal vez frenaban la ofensa inmediata pero que animaban a que se repitiera más adelante, con dos métodos moderados de castigo que le proporcionarán una forma de disciplina justa y consistente. Nunca le recordaré lo suficiente la importancia de que sean previsibles para establecer una base de confianza y animar a la cooperación. Así
que piense en estos nuevos métodos de castigo como el ladrillo final en la relación que están construyendo, sería como sustituir uno de los antiguos bloques inestables del edificio por un apoyo verdaderamente sólido. Primero, analice si los cimientos están bien asentados. No debería pensar en adoptar el método del castigo del paso 4 hasta que no haya establecido una base sólida de elogios, atención y refuerzos. Si su hijo todavía se porta mal en muchas circunstancias, puede ser que necesite trabajar más sus habilidades de refuerzo positivo más que introducir el castigo. Si parece que hay poca o ninguna mejora en la conducta de su hijo con el paso 3, examine cómo lo ha aplicado. En una familia que asesore, la madre era ama de casa y aplicaba el programa correctamente, pero el padre, que era abogado, rara vez estaba en casa y daba fichas por cualquier cosa. O esperaba a la hora de dormir, y entonces daba fichas al niño por tener «un gran día» de acuerdo con mamá. El uso indiscriminado de las fichas minó severamente el programa. El niño tenía gran cantidad de fichas para gastar, pero la mayoría las había conseguido gracias a papá no porque él se las hubiera ganado. En este momento tuvimos una charla muy provechosa sobre el hecho de que el comportamiento habitual de un niño era el mejor indicio de la delincuencia futura. Cuando señalé que su hijo podría necesitar un buen abogado si ambos padres no se comprometían con el programa, el padre del niño estuvo de acuerdo en coordinar esfuerzos, y el comportamiento del niño mejoró. Su último objetivo no es esperar a aplicar el castigo hasta que haya lanzado todas las otras flechas. Así que éste es un buen momento para preguntarse por qué su hijo se porta inadecuadamente, como le sucedió a Olga en la primera escena. Gracias a que se ha concentrado en lo positivo, y ha intentado averiguar las razones por las que su hijo se porta mal, ha podido mantener la calma en las interacciones con él. Ahora no es tan fácil que le manipule y, ante cualquier pelea, es capaz de pararse a pensar por qué su hijo se porta mal antes de reaccionar exageradamente. No hay nada perjudicial en hacer halagos, pero no puede decirse lo mismo del castigo. Así que intente coger el hábito de hacer una rápida evaluación de las circunstancias antes de recurrir al castigo. Éstas son algunas de las preguntas que debería hacerse de forma reflexiva:
¿ Estoy dando mis peticiones de forma eficaz, como aprendí en el paso 2 ?
¿Estoy demostrando mi voluntad para seguir adelante o estoy invitando a mi hijo a ponerme a prueba?
¿He tenido en cuenta la necesidad de variar y de proponer nuevos refuerzos y privilegios a medida que mi hijo crecía o cambiaba? Cuando dude, revise la lista de cosas que le gustan a su hijo que elaboró en el capítulo 3. Si no está seguro, pida a su hijo que los revise con usted.
¿Durante nuestras interacciones soy sensible a las características de mi hijo y a sus objetivos personales?
¿Mis problemas personales o mis características perjudican la forma en que respondo a mi hijo ?
¿La causa del mal comportamiento de mi hijo podría estar en algún factor externo nuevo?
Obviamente, algunas preguntas tendrán que ser aplazadas hasta que tenga tiempo para hacer la necesaria exploración e introspección. La idea no es que se quede paralizado, sino que sea consciente de las respuestas que necesita buscar. Nunca castigue a un niño sin intentar comprender por qué se porta mal, pero tampoco pierda tanto tiempo pensando en el comportamiento inadecuado que le impida hacer algo para remediarlo. Como se dijo, el mayor reto del paso 4 no es superar una tendencia a castigar demasiado a su hijo sino ser fiel a sus nuevos métodos de disciplina. Al principio, su hijo no comprenderá que esté reemplazando la disciplina indiscriminada con un sistema razonable y previsible. Lo que verá su hijo o hija es que está introduciendo algo nuevo y desagradable, en comparación al elogio, la atención y los refuerzos que le ha estado dando durante las últimas semanas. No es sorprendente que muchos niños se sientan traicionados y engañados, cuando empiece a quitarles los puntos o a apartarlos de la familia y la diversión por su mal comportamiento. Desgraciadamente, responderán de forma instintiva como lo hacían ante sus viejas técnicas de castigo, es decir, con el peor comportamiento. Puesto que su hijo probablemente tendrá reacciones negativas, ésta será la semana más difícil del programa. Los niños responderán a la primera muestra de castigo con rabietas, a veces muy prolongadas, y necesitará sacar todas sus fuerzas para no rendirse. Algunos niños intentarán golpear donde le duela, directo al corazón, diciéndole que usted es horrible y que no le querrá nunca más. Hay muchas formas de protegerse a sí mismo de estas provocaciones. l. Comprender que las reacciones negativas extremas como éstas son habitualmente un indicio sólido de que los métodos tendrán, con el tiempo, el efecto que espera. Este método desanimará a su hijo de continuar con la conducta punible. 2. Recuerde las cualidades positivas de su hijo. Acordarse de lo que le gusta y admira en su hijo le ayudará a resistir las comedias y abusos posteriores. 3. Recuerde lo que ha conseguido hasta el momento. Incluso si no es todo lo que esperaba, ha estado progresando. Saque una hoja de papel y anote rápidamente una lista bajo el encabezado «Cómo ha mejorado la vida con (nombre de su hijo)». Espero que esta lista le motivará para seguir adelante. 4. Recuerde por qué está dedicando tiempo y esfuerzo para seguir con este programa: quiere a su hijo y desea lo mejor para él o ella. Mantener estos pensamientos en la mente
puede ayudarle cuando su querido hijo le acuse de ser «una especie de viejo monstruo» que apenas le cuida. 5. Trace un plan simple para estar relajado y renovado. Necesitará dedicar mucha energía al programa durante esta semana, y necesitará reponerla. Planifique una comida fuera de casa una o dos veces, si puede. Programe un baño turco caliente, después de que su hijo esté durmiendo. No olvide hacer ejercicio. Imagínese qué hace para sentirse bien cuando está estresado y lo que puede hacer para conseguirlo. 6. Tenga en cuenta que su hija, sabiéndolo o no, se ha convertido en una gran actriz. Cree que si muestra toda su rabia y enfado se derrumbará una vez más y cederá en su castigo. Dígase que no le engañará de nuevo. Manténgase firme en sus principios y cuide de los intereses a largo plazo de su hija. Ceda y enseñará a su hija, una vez más, que mostrar la frustración y las rabietas hacen que los demás se sometan a lo que ella quiera. ¿Es lo que realmente usted quiere enseñarle? A veces necesita explicar a su hija que las cosas que le desagradan son para su propio interés a largo plazo. ¿Recuerda la primera vez que llevó a su hija al pediatra para vacunarla? Fue para que le pusieran una inyección, lloraba y no le gustaba. Pero lo hacía de todas formas porque sabía que era para su beneficio a largo plazo, a pesar de que se sintiera infeliz en ese momento. Su programa de tiempo-fuera es exactamente lo mismo, y su actitud hacia éste debería ser la misma. Los buenos padres miran por los mejores intereses a ‘ largo plazo de sus hijos y no sólo lo que les hace «sentirse bien» a corto plazo. 7. ¡Recuerde el refuerzo positivo! Seguir con el programa le costará mucho, sobre todo cuando su hijo tenga una rabieta que le dure dos horas, pero esto no debería alterar su plan habitual de elogios y de atención. El tiempo especial nunca ha sido tan importante: ¡no lo deje ahora! 8. Recuerde que castigar también es querer y que la sobre protección es un maltrato. REINTRODUCIENDO EL CASTIGO Durante esta semana, el objetivo es reintroducir gradualmente el castigo de forma firme y consistente. A continuación se presenta lo que debería hacer: l. Empiece quitando los puntos o las fichas cuando su hijo no acabe una tarea que es habitualmente reforzada en el sistema de fichas en casa. 2. Escriba una pequeña lista de comportamientos sociales inadecuados por los que su hijo también será castigado. 3. Aprenda a utilizar el tiempo-fuera. 4. Elija uno o dos problemas de conducta en los que utilizará el tiempo fuera esta semana.
5. Siga la regla «Castigar dos veces, después apartar». Aunque ya haya castigado a su hijo por algo, castíguelo una vez más si este comportamiento se repite o continúa, antes de aplicar el tiempo-fuera. METODO: SANCIONE EL COMPORTAMTO INADECUADO Los niños, que han estado ganando fichas o puntos mediante el sistema de fichas en casa, probablemente estarán desanimados, e incluso ofendidos al ser castigados por portarse mal; pero una vez que usted ha visto sólidos resultados cuando le refuerza por obedecer, está ya preparado para empezar a imponer consecuencias por la desobediencia. Cuando no obedezca una petición o no realice una tarea, réstele los puntos que habría recibido por obedecer. Si su hijo obtiene cinco puntos por hacer su cama por la mañana, no hacerla significaría perder los cinco puntos que podría haber ganado, más cinco puntos de los que tenía. Si ya no refuerza a su hija específicamente por no tener una rabieta, molestar a su hermano, mentir a mamá o a papá, o saltarse alguna norma de casa, ¿por cuánto debería castigar a su hija por cometer estas «faltas»? Esencialmente, cuanto peor sea el comportamiento inadecuado, mayor será la multa que deberá imponer. Las faltas graves deberían producir una pérdida de más o menos un tercio de los beneficios diarios habituales del niño. Quitarle a su hija la mayoría de cosas que ha ganado en un día sería demasiado severo, pero castigarla con el equivalente a sólo el 5 % o el 10 % de sus ganancias diarias, sería demasiado suave. Entre el 25 % y el 30 % del beneficio diario sería la forma más eficaz para señalar el acontecimiento sin provocarle bancarrota. Sin embargo, si el mismo comportamiento inadecuado se repite ese mismo día, incremente el próximo castigo un IO %. Para evitar la espiral de castigo, recuerde la regla «Castigar dos veces, después apartar». MÉTODO 2: COMO APLICAR EL TIEMPO-FUERA Desde este momento, sólo hará una petición si está dispuesto para imponer consecuencias por no obedecerle. Sin embargo, como muchos niños desafiantes pasarían el día entero sentados en la silla del tiempo-fuera si cada falta fuese castigada de esta forma, durante esta semana debería utilizar el tiempo-fuera sólo con uno o dos problemas habituales de su hijo. Si su hijo todavía tiene muchos problemas de conducta, debería elegir como objetivos de esta semana una tarea que, a menudo, deje inacabada y un problema social. Por ejemplo, podría utilizar el tiempo-fuera por no llevar ningún plato sucio a la cocina y por interrumpir las conversaciones durante la hora de comer. Si su hija tiene un gran problema que es persistente, como no limpiar lo que ensucia, concéntrese sólo en este problema durante esta semana. Si es el padre afortunado de un niño cuyos problemas se han solucionado casi por completo con el sistema de fichas en casa del paso 3, espere; todo llegará, por lo general durante la próxima semana o la siguiente. Ningún niño es perfecto, y también el suyo se sentirá empujado a ponerle a prueba con algunas de sus viejas conductas inadecuadas, una vez que la novedad del sistema de fichas haya disminuido un poco más.
El tiempo—fuera puede ser utilizado con niños de dos a doce años pero probablemente es más eficaz con los de dos a diez años. Prepárese para este paso, busque una silla con un respaldo derecho como las sillas de colegio de antes y colóquela en un lugar donde pueda ver a su hijo, mientras realiza sus quehaceres diarios. Los mejores lugares son la sala, en medio del pasillo, en una esquina de la cocina o el comedor. Asegúrese de que la silla está suficientemente alejada de la pared para que su hijo no pueda darle patadas, que no tenga al alcance cosas para jugar o entretenerse mientras esté en la silla. Asegúrese de que elige un lugar en donde pueda dejar la silla como mínimo dos semanas para que sirva como recordatorio al niño de las consecuencias de portarse mal. (Esto significa que se asegure de no dejar la silla en medio del paso del resto de la familia.) Durante esta semana, cada vez que pida a su hijo que haga algo en una de las categorías establecidas, siga estos pasos: l. Dé la orden (por ejemplo: «Tomas, pon tu ropa sucia en la canasta»), siguiendo las reglas que aprendió en el paso 3 para hacer peticiones de forma eficaz. En voz alta, cuente hacia atrás, empezando por el número cinco y contando a intervalos de un segundo por cada número. 2. Si su hijo no ha empezado a obedecer en el momento en que usted dice el número , al cabo de cinco segundos, mírelo directamente a los ojos y utilice el Lenguaje corporal para indicarle que lo dice muy en serio, adopte una postura firme y estable, señale con el dedo la silla y repita la petición inicial en un tono más fuerte («Si no haces lo que te digo, te sentarás en esta silla»). («Si no pones tu ropa sucia en la canasta, como te he dicho, te sentarás en la silla») Entonces señale la silla elegida para tal uso. 3. Ahora empiece otra vez a contar hacia atrás desde el número cinco. Si llega de nuevo al número l, diga: «No hiciste lo que te pedí, así que irás a la silla». («No has puesto tu ropa sucia en la canasta, como te pedí, así que irás a la silla.») 4. Coja al niño por la muñeca o el antebrazo con firmeza y llévelo a la silla. Dígale: «Siéntate aquí hasta que yo te diga que puedes levantarte». Asegúrese de que su voz es fuerte y firme, para que sepa que lo está diciendo en serio. 5. Déjelo en la silla durante uno o dos minutos por cada año de edad, un minuto para las faltas leves, dos minutos para las más severas. Mientras esté en el tiempo-fuera, siga con sus tareas desde donde pueda vigilarle. Mientras esté en el tiempo-fuera, no discuta o hable con él. Probablemente estará en silencio, pero no debe de hacer caso de lo que él o ella pueda decir. 6. Cuando el tiempo acabe, vaya hacia el niño y, si continua quejándose, dígale: «No volveré a la silla hasta que te calles». Vuelva a lo que estaba haciendo y no regrese hasta que esté tranquilo durante al menos 30 segundos.
7. Cuando haya estado tranquilo durante un rato, vuelva hacia la silla y pregúntele si está listo para hacer lo que le pidió. («¿Estás preparado para poner tu ropa en la canasta, Tomas?», o cuando ha hecho algo que ya no tiene remedio: «¿Prometes que nunca más pegarás a Carlos?».) Si dice que sí, asegúrese de que lo hace en ese momento (pero si luego vuelve a pegar a Juan, llévelo inmediatamente de nuevo a la silla de tiempo fuera, sin ninguna petición 0 aviso). Si no hace lo que le pidió, llévelo directamente a la silla y empiece de nuevo. Si dice que no, vuelva a empezar, diciendo: «De acuerdo, estarás aquí hasta que te diga que puedes levantarte». Repita esto tantas veces como sea necesario, hasta que el niño haga lo que le pide. 8. Una vez que ha hecho lo que le pidió, diga en un tono neutro de voz: «Me gusta cuando haces lo que te pido». No se deshaga en alabanzas o le premie por obedecer. Pero sí que debe estar muy atento para no perderse la primera conducta positiva que haga. Cuando ésta aparezca, asegúrese de reforzarla como ya aprendió en los pasos 2 y 3. Esto ayuda a mantener el "difícil equilibrio entre lo positivo y lo negativo y también demuestra a su hijo que no es que no le quiera sino que ha utilizado el tiempo-fuera sólo para castigar el mal comportamiento. Excepciones en el procedimiento Ciertas circunstancias requieren hacer algunos cambios en el procedimiento. — Por saltarse las normas de casa. El niño debería ir al tiempo-fuera sin petición o aviso previo cuando incumpla una norma de casa muy clara. Estas normas deberían incluir «no pegar», «no robar», «no jugar con cuchillos», «no utilizar límpido», «no comer nada sin permiso». Para que no haya lugar a dudas, coloque una lista con las normas que generalmente desobedece en un lugar especialmente visible como la nevera y, al principio de esta semana, explique a su hijo que si incumple cualquiera de las normas irá a tiempofuera sin previo aviso. — Por tareas largas. Si su hijo tiene una tarea larga que realizar, como hacer las tareas, es tan importante que empiece el trabajo como que lo acabe. Así que, en lugar de hacer una petición y advertirle como ya se ha dicho, dígale que tendrá un tiempo determinado para realizar el trabajo y que si no lo hace será enviado al tiempo-fuera. Entonces coloque el reloj para evitar cualquier discusión sobre el tiempo que realmente ha transcurrido. — Por faltas repetidas. Si ha perdonado a su hijo el tiempo-fuera por la promesa de no repetir el comportamiento inadecuado (como no pegar a Juan y, véase lo anterior), si no lo cumple, aplique el tiempo-fuera sin ninguna orden o aviso.
Claves sobre qué hacer y qué no hacer en el tiempo-fuera. — No empiece el paso 4 cuando se hayan organizado algunas actividades familiares especiales que podrían distraerle de la aplicación de este programa. Si no puede posponer un acontecimiento especial como una boda o la visita de amigos o familiares de fuera, continúe con el paso 3 durante otra semana, hasta que tenga tiempo para concentrar todos sus esfuerzos en el paso 4. — No continúe contando hacia atrás en voz alta después de varias semanas de utilizar el tiempo-fuera, ya que enseñará a su hijo a obedecer sólo las peticiones que vayan seguidas de la cuenta atrás. — No abuse adoptando un tono firme o autoritario. El énfasis que dé dependerá de lo desafiante que sea su hijo y del lenguaje corporal que utilice habitualmente. Lo importante es incrementar la firmeza de su mensaje si su hijo no obedece inmediatamente. Esto puede obligarle a levantarse de su silla para darle una segunda orden o aviso, o quedarse de pie, más que ir andando con las manos en la cintura, como seguramente hizo durante la primera petición. Por lo general, no debería dramatizar cuando quiera hacerse entender. Recuerde, una vez use un determinado tono que signifique «lo digo en serio», ninguna frase con menor firmeza se tomará en serio. — No coloque la silla de tiempo-fuera dentro de un vestier, en la escalera del sótano o en un cuarto de baño. Muchos niños tienen miedo a la oscuridad, y su objetivo no es torturarlos con estos miedos sino sólo apartarlos de un lugar donde haya actividades reforzantes. El baño no es un lugar adecuado porque es peligroso. Es difícil prestarle atención desde otros lugares de la casa, así que utilice un lugar que sea fácil de observar y sea seguro. — No permita que los hermanos, hermanas u otras personas de la casa hablando con el niño mientras está en la silla del tiempo-fuera. — No se disculpe por haber tenido que castigarlo, una vez que el tiempo-fuera haya finalizado y esté dispuesto a obedecer. HOMBRE PREVENIDO VALE POR DOS Es posible que muchos niños reaccionen negativamente, algunos en extremo, para incrementar su arsenal de fichas de castigo y tiempo—fuera. Anticipe lo peor y aprovéchese de la experiencia de otros padres que ya han pasado por esto. Cuando un niño se rebela contra la sanción... —- Esté atento a la aparición del acontecimiento que llamo «la espiral de castigo»: cuando sancione a su hijo por primera vez, puede que tenga una rabieta, le insulte, o golpee algo o a alguien con rabia. Obviamente, éste es un comportamiento inaceptable, así que puede estar tentado a responder castigando a su hijo otra vez. Esto hará que su hijo muestre mayor resistencia y reciba otra sanción de usted. Con el tiempo se
encontrará con tantas deducciones que no podrá contrarrestar las con las conductas positivas y, por lo tanto, no tendrá esperanza de ganar privilegios. Como supondrá, sin duda, los niños que llegan a esta situación pierden muy rápido la motivación para ganar puntos. La solución es: si su hija reacciona mal cuando la castiga, castíguela sólo una vez más. Después envíela al tiempo-fuera. —Algunos niños están tan bravos por los puntos que se les quitan de su cuenta, por no poderlos gastar en privilegios, que deciden rechazar todo el sistema. La solución es continuar. Un niño tiró por la ventana el cuaderno donde registraba los puntos, la primera vez que le castigaron sus padres por portarse mal. Sus padres iniciaron el sistema otra vez con un nuevo cuaderno, y volvieron a hacer lo mismo cuando su hijo lo tiró por segunda vez. Con el tiempo el niño comprendió que sus padres no cederían fácilmente y entonces se rindió. — Algunos niños reaccionarán ante el anuncio de quitarles los puntos o las fichas con un «adelante ¿no me importa?» No se desanime si dice esto. Casi siempre es una cortina de humo. Si sabe lo mucho que preocupa a su hijo perder los privilegios cuando le quita los puntos, puede entender el mensaje verdadero de su hijo: «No me gusta lo que estás haciendo, y quiero que pares». Cuando el niño intenta escapar del tiempo-fuera — La primera forma que el niño tiene de escapar es probablemente intentar obedecer la petición tan pronto como empiece a decirle que se siente en la silla. No lo permita. Después de haber contado dos veces hacia atrás, desde el número cinco, es demasiado tarde, y su hijo deberá asumir las consecuencias. — Si su hijo se resiste físicamente a sentarse en la silla del tiempo-fuera, puede utilizar la fuerza física con moderación para asegurarse de que se que’ da allí, lo que significa levantarlo del suelo o cogerlo por ambos brazos y conducirlo hasta la silla, no utilice la fuerza bruta o ninguna otra forma de golpear al niño. Si su hijo es físicamente agresivo, necesita tener un cuidado especial (siguiente). — Es frecuente que tenga una rabieta fuerte cuando se dirija hacia la silla o cuando esté en ella. Una vez más, ármese de paciencia y tenga sentado a su hijo en la silla hasta que esté quieto al menos durante 30 segundos, incluso aunque tenga que estar sentado durante una o dos horas. Muchos padres pueden atestiguar que, por lo general, sólo se necesita una maratón como ésta para que sus hijos comprendan que ustedes pueden resistir más que ellos. Una vez que comprenden que estándose tranquilos pueden acortar el tiempo que pasarán en la silla, rápidamente acortarán su estancia. Una familia utilizó la habitación de su hijo para el tiempo-fuera y la primera vez, escucharon a su hijo golpear las paredes y tirar las cosas al suelo. La solución fue tranquilizarle sentándole en la cama y conteniéndolo. Cuando se calmó, acabó de cumplir el tiempo-fuera.
— Muchos niños simplemente se fugan, dejando la silla a la primera oportunidad. En este caso, dispone de diversas opciones. La más habitual es mandar a la niña a su habitación, así la primera vez que intente dejar la silla, siéntela de nuevo en ella y dígale con firmeza: «Si vuelves a dejar la silla otra vez, te enviaré a la cama». Utilice la misma postura firme y el tono de voz alto como cuando le daba un aviso para obedecer, antes de aplicar el tiempo-fuera. Si se levanta otra vez, envíela a su cuarto, póngala sobre la cama y dígale que estará sentada en ella hasta que le diga que puede levantarse. Asegúrese de que no hay juguetes u otras formas de entretenimiento (TV, cadena de música, etc.) en la habitación. — Algunos padres me han explicado que han tenido miedo de utilizar la habitación de sus hijos para el tiempo-fuera porque podría causarle problemas para dormir, ya que pueden asociar la habitación con el castigo. Nunca he visto que esto suceda, y no hay ninguna investigación que informe de ello. Otros padres han expresado miedo de que su hijo podría destrozar la habitación. Suelo explicar a estos padres que cualquier cosa que se rompa es reparable, mientras que ellos sólo tendrán una oportunidad para educar a su hijo correctamente. La verdad es que muchos padres prefieren la habitación de sus hijos para aplicar este método, pero si usted no está de acuerdo, puede probar una de las siguientes alternativas: l) quite puntos o fichas por levantarse de la silla; 2) con niños mayores, niégueles un privilegio de un alto valor que más tarde podrían haber obtenido durante ese mismo día (como ver la semifinal de un partido de fútbol); 3) añada cinco minutos más al tiempo-fuera por cada intento de dejar la silla (lo que podría continuar ad infinitum y animar a su hijo como si fuera un juego). Si ninguno de estos métodos funciona, necesita ver a un profesional. — Muchos chicos intentarán sacarle de sus casillas, quejándose: «Te odio», «No me quieres», o variaciones del viejo truco, «Eres muy malo». Aunque estas acusaciones puedan sonarle fáciles de evitar, sobre el papel, pueden herirle cuando las escuche salir de la boca de su querido hijo y cuando se lo diga en la cara. La primera cosa que no debería hacer es animar este tipo de abusos prestándole atención y respondiendo a su hijo o hija, diciéndole que, por supuesto, lo quiere. Con esto lo único que está diciendo es «por favor, haz esto una vez más si quieres mi atención». La primera cosa que debería hacer es tomar cualquier medida que necesite para protegerse emocionalmente de estas acusaciones. Una madre de un hijo que gritaba: «Eres una mala madre» y «Nadie tiene una madre tan mala como tú» decidió imaginar que era una diplomática escuchando un discurso en Lengua extranjera, con unos auriculares como los que utilizan los representantes de Naciones Unidas para las traducciones. Mediante estos auriculares imaginarios, podía «interpretar» el mensaje de su hijo: «No me gusta estar en el tiempofuera, espero que me dejes levantarme». Esta táctica no acabó con los ataques verbales de su hijo, pero suprimió la carga emocional abusiva impuesta a su madre. — Algunos niños decidirán que si no pueden disuadirle de que les imponga el tiempofuera, le devolverán el castigo y harán todo lo que puedan para molestarle, como hacer ruido, balancearse o mover la silla. Sólo hay una forma de controlar esto: explíquele que
si la silla se está moviendo, significa lo mismo que si intentara dejarla. Entonces aplicará las mismas consecuencias que por dejarla. —— También está el viejo truco de «Tengo que ir al baño». En veinte años utilizando este programa con cientos de niños, sólo sé de dos que han seguido adelante con la amenaza de mojar sus pantalones si no podían levantarse e ir al baño, y está claro que estos niños lo hicieron de forma intencionada para desafiar a sus padres. Estos dos niños tenían unos padres inteligentes que les mantuvieron en la silla hasta que cumplieron el tiempo; una vez transcurrido, los niños tuvieron que limpiar el lugar y cambiarse de ropa. Lo que no puede hacer es ceder; no sólo hará que su hijo vuelva a recurrir a este truco una y otra vez, sino que le costará más volver a la silla una vez haya ido al baño. Una madre animó a su hija de seis años, que amenazaba con mojarse los pantalones, a seguir adelante. La niña nunca los mojó y dejó de utilizar esta excusa. Cuando dude, recuerde que el tiempo máximo que un niño de diez años debería pasar en la silla, si lo cumple sin interrupciones, es de 20 minutos, y no conozco a ningún niño de esta edad que no sea capaz de aguantarse sin ir al baño durante este tiempo. — «No me encuentro bien» es otro truco habitual. Los niños que han tenido una rabieta fuerte pueden quejarse de que les duele la garganta, pero se les pasará. Otros se quejarán de que tienen dolor de cabeza o de estómago y pueden alarmar a sus padres diciendo que vomitarán si tienen que quedarse en la silla. A menos que el niño haya mostrado los síntomas de enfermedad durante el día, antes de empezar con el tiempofuera, no caiga en la trampa. Sólo he conocido a un niño que vomitó después de esta amenaza, y lo hizo metiéndose los dedos en la garganta y teniendo que limpiarlo después. — «Estoy cansado» es una queja que escuchará habitualmente cuando utilice el tiempofuera cerca de la hora de acostarse. ¿Debería prestarle atención? Probablemente no. Aunque aconsejo a los padres que no castiguen con el tiempo-fuera el no querer ir a dormir durante esta primera semana, ya que este problema probablemente desaparecerá cuando el éxito del tiempo-fuera se generalice a otros problemas de comportamiento. No dude en prolongar la hora de irse a dormir para que su hijo cumpla el tiempo-fuera. ¿No estará esperando que lo envíe a la cama a la hora de ir a dormir sin cumplir el castigo’? Es poco probable que un niño considere un éxito retrasar la hora de ir a dormir, si tiene que estar sentado en una silla sin nada que hacer. Si tiene que retrasar la hora de ir a dormir para que el tiempo-fuera sea eficaz, sólo debería alargarla unos dos minutos por cada año del niño. — Pocos padres pueden resistirse a la queja de que su hijo tiene hambre. Y muchos niños le sorprenderán con esto durante el tiempo-fuera. Negar la comida tiene un matiz demasiado cruel para muchos de nosotros, pero intente pensar que su hijo no se pondrá enfermo por saltarse un algo, o incluso una comida. Si su hijo va al tiempo-fuera durante una comida, no se esfuerce por darle de comer después de cumplirlo. Si el tiempo-fuera finaliza antes de que la familia haya acabado de comer, el niño puede unirse al resto de la familia mientras están comiendo, pero la comida no se debería prolongar para acomodarse al niño desafiante. Recuerde, el tiempo-fuera perderá fuerza como castigo si
durante la aplicación de éste el niño se pierde alguna actividad, incluida la comida, y después es recompensado por esta pérdida. — Lo crea o no, algunos niños intentan arrebatar el control a sus padres negándose a dejar la silla del tiempo-fuera una vez ha finalizado éste. En esencia, lo que ellos dicen es: «Yo te diré cuándo quiero dejar esta silla». Lo único que puede hacer es volver hacia atrás y decirle que se ha negado a hacer lo que le pide, dejar la silla, y tendrá que empezar el tiempo-fuera una vez más y estar en la silla hasta que usted diga que puede dejarla.
Cuando un niño se pone agresivo... Si su hijo tiene tendencia a ser violentos y es bastante mayor para hacerle daño a usted, es posible que tenga un trastorno de conducta y debería ser tratado por un profesional. Si su hijo tiene tendencia a la agresión física aunque todavía sea joven y pequeño, tal vez le inquiete la posibilidad de utilizar el tiempo-fuera. En. mi experiencia, tales amenazas se hacen siempre a la madre, así que el mejor procedimiento durante esta semana es utilizar el tiempo fuera sólo cuando el padre esté en casa. Es posible que su hijo coopere con usted porque tenga miedo a su padre si no cumple el castigo. Si es así, explique a su hijo que este período de tiempo-fuera se reducirá a la mitad si coopera. Manténgalo durante la primera semana y después, si todo va bien, intente utilizar el tiempo-fuera cuando el padre no esté en casa. Es una buena ocasión para que la cooperación del niño se extienda a estos momentos en los que están solos en casa y usted pueda actuar de esta manera. Si no es así, tendrá que buscar la ayuda de un profesional.
PEQUEÑOS PROBLEMAS Y OBSTÁCULOS «¿Por qué debería intentar esto‘? El tiempo-fuera no es nada nuevo, ya lo he probado y no ha funcionado.» Las ocasiones en las que aplicó el procedimiento no fueron las mismas que ahora. A continuación se describen las diferencias entre su método y el mío (y las causas por las que probablemente el suyo no funcionó): — Probablemente utilizó el tiempo-fuera como el último recurso para castigar a su hijo, cuando ya estaba furioso, y de forma poco sistemática. Lo que significa que había repetido las órdenes muchas veces, y que el castigo no se impuso inmediatamente después de la desobediencia del niño; que estaba tan disgustado que, probablemente, se excedió en el tiempo de castigo; y que lo utilizó de forma indiscriminada.
— Probablemente dejó al niño el control del castigo, haciendo una afirmación terriblemente familiar para muchos de nosotros, como: «¡Quédate en la habitación hasta que estés preparado para pórtate bien». ¿Quién hace de padre aquí? Usted es el que decide cuándo y cómo está preparado para salir de la habitación. — Puede que haya establecido la duración del tiempo-fuera de forma arbitraria; por ejemplo, cinco minutos, sin tener en cuenta la edad del niño y la gravedad del problema. Si ha establecido cinco minutos para un niño de diez años, el castigo puede haber sido poco eficaz. Si ha utilizado veinte minutos para un niño de cuatro años o por una falta leve para cualquier otro niño, se ha equivocado. — Puede haber cedido, por compasión, a las súplicas de su hijo. Si no aplicó el tiempofuera porque su hijo le prometió obedecer cuando lo conducía hacia la silla o lo enviaba a su habitación, el tiempo-fuera no es un instrumento eficaz sino una amenaza en el vacío. «¿Cómo puedo controlar las cosas que mi hijo hace mal y que nosotros no tenemos como objetivo para aplicar el tiempo-fuera esta semana?» Siempre tiene la alternativa de sancionar al niño por otras conductas inadecuadas. Si se porta muy mal, puede hacer una excepción y combinar los dos castigos. «El peor comportamiento de mi hija es que no para de molestar a su hermano y a su hermana. Si decidimos utilizar el tiempo-fuera con este problema durante esta semana, ¡estaría todo el día en la silla! Pero, realmente, es su principal problema, ¿qué puedo hacer?» Intente descomponer el problema en faltas más concretas. Una familia tuvo un problema similar y quería establecer la regla «ser amable con tu hermana» así que podían castigar a su hija siempre que no fuera «amable». Les sugerí que reemplazaran esta regla general por «no pegar» y «no insultar». De esta forma, castigarían sólo los comportamientos específicos de no pegar e insultar, y podían alternar el castigo con el refuerzo positivo, elogiándola o entregándole fichas extras por jugar amablemente con su hermana o, por lo menos, estar a su lado sin molestarla.
«El problema que siempre hemos tenido con Kike es que se queja de que no ha comprendido las reglas. ¿Tiene algún consejo para evitar que esto se interponga en el uso del tiempo-fuera y las sanciones?» Mi mejor consejo es que se tome un poco de tiempo para asegurarse de que su hijo comprende lo que se espera de él. De nuevo, coloque una lista con las reglas que se castigarán si las transgrede. Si su hijo no sabe leer, utilice dibujos como recordatorios. Una madre quería castigar a su hijo por saltarse la regla: «No contestar mal», pero estaba preocupada porque no sabía si él comprendía lo que esto significaba. Así que se pasó toda la semana diciendo: «Esto es lo que yo entiendo por contestar mal», siempre que él era impertinente con ella y le dijo: «A partir del próximo martes perderás 10 puntos por esto». La madre nunca le oyó quejarse por los castigos, una vez que empezó a imponerlos.
«Mi hijo miente todo el tiempo, y es muy bueno ocultándolo o negando. ¿Cómo puedo castigarle si no estoy segura de si ha hecho algo malo?» Confíe en su propio juicio y manténgase firme. Un padre que tenía el mismo problema decidió pensar que era el juez y jurado de su hijo. Cuando creía que su hijo le había mentido a él, o a su mujer, sopesaba las pruebas y tomaba una decisión, aceptando el hecho de que quizás él no había sido testigo de la «falta». «Me gustaría quitar a mi hija la mala costumbre de criticar a sus hermanos, pero conozco a mis hijos y me gustaría estar segura de que me explicará si algo va mal. ¿Cómo puede hacerle entender la diferencia?» Muchos padres tienen el mismo problema con sus hijos, y es un asunto delicado. Asesoré a una pareja que tuvo una gran idea: explicaron a su hijo e hija que antes de ir a quejarse el uno del otro a sus padres, deberían imaginarse que eran médicos con un paciente con dolor de cabeza, ¿era un problema que podía solucionarse con el consejo de «tome dos aspirinas y llámeme por la mañana»? o uno que dijese, «¿lo mejor es que vayas al hospital y te hagan una radiografía?» Se explicó a los niños que sólo en este último caso deberían ir a informar a sus padres. «¿Qué sucede si aplico un poco de fuerza física y es suficiente para sentar al niño en la silla?» No utilice más fuerza física. En lugar de esto, sancione a su hijo de forma considerable, es decir, con un 50 % de sus ganancias diarias. Explíquele que se quedará en casa durante todo el día (no saldrá de casa, no jugará con juegos electrónicos, no llamará por teléfono a ningún amigo), entonces dígale que no le levantará el castigo hasta que voluntariamente vaya a la silla y cumpla con el tiempo-fuera. Sin embargo, la sanción seguirá vigente. Recuerde, si ha intentado todos los consejos de este capítulo y todavía tiene problemas con el tiempo-fuera, debería buscar inmediatamente la ayuda de un profesional. «¿Qué puedo hacer si mi hijo comete una de las faltas que hemos elegido para el tiempofuera mientras tenemos visita en casa?» Siga adelante con el castigo. Sé que esto puede ser embarazoso para usted o su hijo, pero si el niño aprende el mensaje de que todas las sanciones se levantan cuando hay visitas, puede apostar que justo cuando menos lo desea será cuando se porte peor. Mantenga la calma, discúlpese ante la visita, y proceda como lo haría si no hubiera nadie. Si la visita es un niño que vive cerca, pídale que se vaya. «Nuestro principal problema con Julia aparece en los grandes almacenes y en la iglesia. No podemos llevar una silla con nosotros a todas partes, ¿qué podemos hacer?» Está claro que hay formas eficaces de adaptar el tiempo-fuera para usarlo en lugares públicos pero, por ahora, es importante limitarlo a casa. Lo primero es establecer el método en casa, de forma consistente, antes de intentar hacer modificaciones. Segundo,
necesita tener suficiente confianza en el método para que no le afecten las reacciones de los extraños que sean testigos del uso del tiempo-fuera en público. Tercero, existe la posibilidad de que el tiempo-fuera en casa sea tan eficaz con su hijo que su comportamiento mejore incluso en público. Probablemente transcurridas algunas semanas, ya no necesitará aplicarlo en público. «Estoy agotado y deprimido, parece la peor semana de mi vida y estoy a punto de rendirme. ¿Qué estoy haciendo mal?» No está haciendo nada mal, y no es el único que se siente así. A muchos padres les disgusta castigar a sus hijos. Esto requiere tiempo y esfuerzo, no es divertido, a menudo provoca conflictos y sentimientos negativos en los niños, usted tiene miedo de perder el amor de su hijo, y puede hacer que se sienta destrozado. Por favor, mantenga una perspectiva a largo plazo. Ser padre a veces implica hacer cosas con, por y para su hijo que, a corto plazo, pueden hacer que se sienta infeliz pero que, a largo plazo, harán que él o ella se sientan más adaptados y felices. Recuerde también que todos los buenos padres castigan a sus hijos. Mire a su alrededor la próxima vez que vaya a un restaurante de comida rápida o a una tienda llena de padres y niños. Muchos padres estarán corrigiendo el comportamiento inadecuado de sus hijos. De hecho, muy a menudo, juzgamos a los que no lo hacen. Por otra parte, los conflictos de esta semana son pasajeros. En las próximas dos semanas, la frecuencia y duración del tiempo-fuera decrecerán cuando su hijo aprenda que, cuanto más pronto se tranquilice, antes podrá dejar la silla. Su hijo mantendrá el respeto hacia usted, como adulto que habla en serio, y como adulto que también es cariñoso, considerado y que le recompensa. Finalmente, el papel más importante de los padres, desde el punto de vista de nuestra sociedad, es que ellos y sólo ellos son los vehículos a través de los que se socializan nuestros niños, para formar parte de nuestra sociedad como ciudadanos buenos y respetuosos con las leyes. No hay nada más importante en el papel de los padres que esto, una vez que se han superado las obligaciones de alimentar, vestir y criar a nuestros hijos. Renunciar a su papel como agente de socialización, porque no soporta castigar a su hijo, es una negligencia grave como miembro de la sociedad. Con frecuencia olvidamos esta exigencia hacia nosotros como padres, a pesar de que es el cimiento de nuestra sociedad y de nuestra cultura.
Paso 5: Utilice el tiempo-fuera con otros problemas de conducta ANTES. .. <<Por favor; Carolina, que no se repita lo de ayer; 5 vale?» Valentina lanzo un suspiro mientras se giraba para mirar a su hijo de cinco años que, metódicamente, dejaba caer la leche del desayuno desde la cucharita, gota a gota, hacienda un dibujo encima de la mesa. El día anterior: Carolina había hecho un sin fin de viajes de ida y vuelta de la silla destinada al tiempo—fuera, intercalados con rabietas y gemidos. <<Para de echar la leche por toda la mesa. Carolina. [No te lo voy a repetir más!» Carolina introdujo la cucharita obedientemente otra vez en la taza de cereales, luego tomo un largo sorbo con la pajita. saco la pajita de dentro del vaso y desparramo en una gran mancha naranja por encima de la mesa. <<;Carolina Ríos!», chillo Valentina. <<,'He dicho que pares de hacer eso!» <<No, no lo has dicho», di]'o su hijo triunfantemente. <<Carolina, si no empiezas a actuar como una niña de cinco años, en lugar de como un a niño de dos, te vas a pasar el día entero en esa silla otra vez!» <<Y qué?», chillo' Carolina. <</Eso es lo que hago todo el tiempo igualmente!» DESPUES. .. “Carolina, para de ensuciar con la leche ahora mismo. Cinco. .. cuatro. .. tres” Carolina, de cinco años, miro a su madre a los ojos, vio que ella le estaba mirando firmemente, y empezó a usar la cucharita para su uso habitual: comer sus cereales. “Gracias, cariño. Me gusta cuando haces lo que te pido” “Dándole un trapo, añadió, aquí, limpia la leche y luego. Acábate el desayuno” Corolina empezó a girar rápidamente el trapo en el aire. “Cinco... cuatro…” “Vale. Mamá”, dijo su hijo con una sonrisa y limpio la mesa. Cuando se acabó los cereales y el juego. Carolina cogió los platos y los llevo a su madre, que estaba llenando el lavavajillas.
«¡Gracias Carolina! Es fabuloso que te hayas acordado de traer los platos; pondremos otras cinco fichas en tu cuenta.» Carolina sonrió a Bonnie y salió corriendo de la cocina para coger su cuenta de flechas. ¿Cómo fueron las cosas la semana pasada? Si como se advirtió, la reintroducción del castigo en la vida de su hijo desafiante ha causado serios problemas durante 7 días, es el momento de una revisión. El quinto paso es un período de reflexión, de reconciliación y de acercamiento. Si usted, como Valentina en la primera escena, tiene problemas con el tiempo-fuera y con el uso de las fichas para castigar, debe averiguar dónde se está equivocando para poder utilizar estos instrumentos en su favor. Si le ha sido bastante fácil hasta ahora dominar la situación, puede empezar a utilizar el tiempo-fuera para resolver uno o dos nuevos problemas de conducta esta semana. Sin embargo, es mejor que primero, para reafirmar sus futuros esfuerzos, tenga un poco de tiempo para asegurarse de que lo está haciendo bien. Y si usted está entre los padres afortunados que han visto una mejora tan grande, que no queda ningún problema de conducta importante, todo lo que tiene que hacer es utilizar el tiempo-fuera siempre que lo necesite, ante cualquier transgresión. De nuevo, recuerde lo que le ha servido para mantenerlo con el paso del tiempo. INDICADORES CONDUCTUALES DE ÉXITO Probablemente usted ya sabrá que el uso de las fichas y el tiempo-fuera para formar le están funcionando. Primero, y más importante, el comportamiento de su hijo tendría que empezar a mejorar de forma global. En segundo lugar, su hijo tendría que estar adaptándose al uso del tiempo-fuera. Sabrá si está utilizando el castigo de manera correcta, si se cumpliendo los siguientes criterios: l. En cada transgresión su hijo está menos tiempo en la silla que al principio del paso 4. Como ya se ha explicado, algunos niños, las primeras veces que son castigados, tendrán que sentarse en la silla del tiempo-fuera durante algunas horas, pero si el método resulta efectivo, pronto empezarán a ceder, con lo cual se podrá reducir el tiempo que están apartados de todo lo que encuentran deseable. 2. Su hijo empieza a aceptar e! tiempo-fuera como castigo, reduciendo las rabietas. quejas. y otros tipos de protestas mientras está en la silla. También se ha comentado el hecho de que algunos niños muestran una extrema indignación ante este tipo de castigos, especialmente al tiempo-fuera. Los niños desafiantes quieren lo que quieren cuando ellos quieren; por tanto, ser apartados de todo lo que encuentran atrayente y deseable es un ultraje para ellos. Lo que, naturalmente, significa que también les desalienta, en gran medida, de cometer el «delito» que los llevó a la silla la primera vez. Si su hijo acepta con resignación el tiempo-fuera, esto significa que usted ha conseguido mantenerse firme y que su hijo sabe que la única salida es seguir las normas. Con algunos niños, se puede constatar que el silencio reemplaza a las rabietas de los momentos iniciales.
3. Su hijo cumple más a menudo lo que se le pide que haga en aquellas áreas en las que se aplica el tiempo—fuera. ¿Ha dedicado su hija cada vez más tiempo a los ejercicios, a lo largo de la semana? ¿Ahora, su hijo, le interrumpe menos a menudo durante las llamadas de teléfono? ¿Ha tenido que decirle a su hijo que ordene los juguetes sólo dos veces a la semana, en lugar de las diez veces de la semana pasada?¿Cómo más rápido? Obtener una respuesta al primer aviso y, aún mejor, conseguir que su hijo haga lo que usted quiere sin que se lo tenga que pedir antes, son signos de que está utilizando el castigo de manera efectiva y de forma discriminativa. 4. Su hijo obedece las normas de casa más a menudo. Una atmósfera familiar armoniosa depende, en gran medida, del seguimiento por parte de todos, de las normas de casa, tanto si son «No dar golpes con la puerta», «No decir palabrotas», o «No comer en el cuarto viendo tv». Si su hijo empieza a seguir este camino porque usted ha fijado una lista de normas y ha obligado a cumplirlas, probablemente su casa empiece a parecerse más que antes. a un lugar tranquilo. 5. Usted empieza a sentirse más seguro de sus habilidades como padre/madre. No hace falta mencionar lo desmoralizante que puede ser que las peticiones sean ignoradas, las órdenes desafiadas, o que su casa se vuelva un campo de batalla. Si usted está obteniendo resultados del castigo, combinado con elogios —el comportamiento de su hijo empieza a mejorar— tendría que sentirse más capaz y competente como padre o madre. EN UNA ESCALA DE 1 A 10 ¿Aún no está seguro de en qué punto se encuentra‘? Entonces rellene el siguiente cuestionario «Conductas desafiantes en diferentes situaciones». Conductas desafiantes en diferentes situaciones Si su hijo desobedece o desafía sus instrucciones, ordenes o normas, en algunas de las situaciones siguientes, haga un circulo en la palabra “SI” y pues otro en el número que describa la intensidad del problema. Si no, haga un circulo en el “NO”. Sume las respuestas “SI” y calcule la intensidad media. Guarde sus respuestas para comparaciones posteriores. Situaciones
Si/No
Ligera
Severa
Mientras juega solo/a
Si
No
123456789
Mientras juega con otros niños
Si
No
123456789
Durante las comidas
Si
No
123456789
Al vestirse o desvestirse
Si
No
123456789
Mientras habla por teléfono
Si
No
123456789
Mientras mira televisión
Si
No
123456789
Cuando hay visita en casa
Si
No
123456789
Cuando están de visita en otra casa
Si
No
123456789
En lugares públicos (restaurantes, Supermercados, la iglesia, etc.)
Si
No
123456789
Cuando el padre está en casa
Si
No
123456789
Cuando se le pide ayuda en casa
Si
No
123456789
Cuando se le pide que haga los deberes
Si
No
123456789
A la hora de acostarse
Si
No
123456789
Mientras van en el coche
Si
No
123456789
Cuando esta con el/la abuela
Si
No
123456789
Ahora compare el cuestionario que acaba de rellenar con sus expectativas. ¿Puede observar mejoras significativas? Un aumento global significa que está haciendo progresos, y debería continuar trabajando. Puede que también aprecie algunas áreas en las que no se ha mejorado o la mejora no es tan significativa. Éstos serían los objetivos ideales para usar el tiempo-fuera esta semana. ¿Qué pasa si no observa mejora alguna? Usted ha añadido un instrumento completamente nuevo a sus recursos, aun así, la conducta de su hijo no se adecua mejor que antes a su vida familiar. De todos modos, tenga paciencia. Cuando usted intenta perder peso y ha estado haciendo ejercicio sólo durante l semana, no se desanima porque todavía no haya perdido 5 kilos. Por lo tanto, no se desanime si el comportamiento de su hijo no es aún cómo usted querría. Puede que necesite mantener el programa algunas semanas más. Sin embargo, también podría ser que alguna cosa impidiera el progreso, y usted debe averiguar qué es. Utilice la siguiente lista, para asegurarse que está usando los castigos y el tiempo-fuera como se ha dicho: -
impongo una sanción o utilizo el tiempo-fuera cada vez que mi hijo se comporta inadecuadamente. (Obrar con consistencia es crucial.)
-
Las sanciones que impongo y la duración del tiempo-fuera son proporcionales a la gravedad de la transgresión. (Lajusticia es esencial.)
-
La sentencia mínima que impongo para el tiempo-fuera se adecua a la edad de mi hijo. (El realismo es necesario.)
-
Mi cónyuge castiga a mi hijo de la misma manera que yo. (La cooperación entre los padres es importante para el progreso regular.)
-
Me aseguro de que los castigos impuestos a mi hijo no exceden los premios. (Quedarse en «números rojos» y perder además todos los privilegios convierte el sistema de fichas en algo totalmente inútil.)
-
Castigo sólo uno o dos tipos de mala conducta durante la primera semana. (Los niños necesitan tiempo para acostumbrarse a las nuevas formas de disciplina si se quiere evitar que se agobien.)
-
Me he asegurado de que mi hijo no pueda divertirse durante el tiempo-fuera —— nadie le habla, no hay juguetes u otras formas de entretenimiento a su alcance, y no puede hacer nada destructivo. (Si el sentido de aislamiento no es total, el tiempo-fuera exige poco esfuerzo y pierde su eficacia.)
-
Doy la orden dirigida a la conducta seleccionada para usar el tiempo-fuera sólo una vez. (Ser estricto en el cumplimiento de las normas es la única forma de demostrarle al niño que usted está hablando en serio.)
-
Especifico claramente las órdenes. (Si no queda claro lo que quiere que el niño haga, será injusto castigar al niño por no obedecer.)
-
Me acuerdo de contar de cinco para abajo antes de mandar al niño a la silla de tiempo-fuera. (Los niños necesitan este tipo de aviso y también un par de segundos para pensar en las posibles consecuencias.)
-
Me limito a contar desde cinco para abajo dos veces antes de mandarlo a la silla. (Si espera más tiempo para imponer el castigo sólo conseguirá incrementar su enfado y estar más dispuesto a castigar excesivamente.)
-
Nunca pido disculpas por haberle castigado. (El hecho de pedir disculpas puede confundir al niño.)
-
Después de portarse bien, siempre recuerdo al niño que me gusta que obedezca. (Lo último que el niño debe oír es el reconocimiento de lo positivo.)
-
Me acuerdo de premiarle las buenas conductas poco después de haberle castigado. (Intente siempre equilibrar el castigo y los premios.)
Después de una intensa semana en el paso 4, puede que algunos de ustedes piensen que el comportamiento de su hijo ha empeorado, o que no ha cambiado; por otro lado, cuesta mucho imponer el tiempo-fuera. En estos casos, los problemas puede que se extiendan más allá de la capacidad de autoayuda, por lo que recomiendo firmemente que utilice esta oportunidad para buscar ayuda profesional; para perfeccionar el método. En mi experiencia, empleamos la mayor parte de la sesión dedicada al paso 5 a la reconciliación. Algunos matices sutiles se pueden introducir en el uso del castigo durante
la primera semana. Como es difícil anticipar las soluciones que necesitarán, se ofrecen una variedad de consejos. Ahora que nos encontramos en la parte del programa en casa, también es un buen momento para mirar cómo encajan todas las piezas —atención, alabanzas, premios, sanciones y castigos. PEQUEÑOS PROBLEMAS Y OBSTACULOS «El arma preferida de mi hijo es tomarnos el pelo a mí y a mi marido para demostrarnos lo poco que valora nuestra autoridad. El otro día, su reacción al ser castigado en la silla de tiempo-fuera fue hacer una «pirueta» en ella. Así, ¿cómo podemos esperar un progreso?» Primero de todo, espero que haya castigado al niño por este comportamiento durante el tiempo-fuera. Si no toman una línea de conducta en la que cada acción de su hijo tenga una reacción en ustedes, todo el sistema de incentivos y castigos puede fallar. Haciendo una «pirueta» su hijo estaba intentando provocarles y lo único que debería sacar de estos esfuerzos son las consecuencias negativas y consistentes que usted ha impuesto para esta semana. En segundo lugar se espera que haya tenido la oportunidad de reírse de la situación- en privado, claro—. Estoy seguro de que su hijo estaba intentando ser gracioso, y mientras usted no deje que su humor le prive de llevar el plan hasta el final, debería aprovechar la oportunidad que tenga para reírse y disfrutar de la liberación que esto conlleva. «Mi hija sólo tiene cuatro años. y es difícil decir cómo está reaccionando al tiempo-fuera. Parece deprimida, apagada y a veces irritable. El otro día la sorprendí castigando a su oso de peluche con tiempo-fuera por “ser malo". Y su conducta como madre era bastante dura. Si así es como nos ve, ¿no estamos haciéndole más mal que bien?» Lo dudo. De hecho, utilizar este método para imponer disciplina en sus propias «responsabilidades» es un fuerte signo de que el tiempo-fuera está siendo efectivo con su hija. La dureza de la niña al ponerse en el papel de madre es probablemente su manera de descargar su frustración por haber sido castigada. La clave está en si esta actuación va acompañada de una mejora en su conducta medida por los cinco puntos mencionados anteriormente. Si no es así, entonces sí tiene motivos de preocupación y debería revisar el uso del método del tiempo-fuera. «La semana pasada, cuando iba a mandar a mi hijo a la silla de tiempo-fuera, rápidamente me prometió que haría lo que le había pedido. ¿Debería dejarle cumplir y eludir el castigo por no haber escuchado?» ¡No! El motivo de contar desde cinco para atrás después de la petición y del consiguiente aviso es el de dar tiempo a su hijo para cumplir. Si aún no ha empezado a obedecer durante ese tiempo, usted tiene que enviarlo al tiempo- fuera, incluso si durante el camino decide que va a cumplir. Hacerlo de otro modo, sólo enseñará a su hijo a esperarse hasta el último momento antes del castigo, con cada orden que usted le mande, para ver si se sale con la suya. Usted quiere que él responda a sus órdenes o avisos. Aunque parezca
razonable dejar cumplir a su hijo cuando finalmente se ablanda en el camino hacia la silla, usted debe llevar el castigo de tiempo-fuera a cabo. «Cuando Antonio estuvo en tiempo-fuera la semana pasada. dijo repetidamente que me odiaba y que no me querría más. Me siento culpable por el hecho de que el padre del niño nos abandonó el año pasado y tuve que divorciarme; por eso, ahora, Antonio no tiene un padre con quien hacer cosas. No podría soportar que Antonio realmente no me quisiera.» Sus sentimientos son comprensibles. Pero esto no significa que usted pueda evitar cumplir con su responsabilidad de madre al imponer disciplina a Antonio cuando la necesita. De hecho, una manera de que los niños reconozcan nuestro amor y preocupación hacia ellos, es que nos preocupemos lo suficiente de castigarles cuando lo merecen. Aunque puede que ellos no lo aprecien en ese momento, lo comprenderán más tarde y valorarán nuestra integridad por habernos preocupado lo suficiente para mostrarles las maneras correctas y equivocadas de comportarse. Imponer una disciplina adecuada a un niño es invertir tanto en su futuro como en el nuestro. Piense también que Antonio puede haber notado su inseguridad e incertidumbre al imponerle disciplina, debido a su situación familiar. Y puede estar utilizando lo que percibe en usted para su propia conveniencia. Por lo tanto, debe estar segura de que su hijo no la está manipulando y de que no está presionando su estado emocional, para conseguir librarse de la disciplina apropiada, con esas frases que sabe que le preocuparán y le harán abandonar. Puede mostrar su amor por él más tarde, prestando atención a las cosas buenas que seguramente hace con usted. Pero también debe demostrarle su amor cumpliendo sus promesas de imponer disciplina en el caso de que le desobedezca. «Sara estuvo en tiempo-fuera al menos diez veces la semana pasada. Durante algunas de estas veces, cuando fui a preguntarle si estaba lista para hacer lo que yo le había pedido, me miró enfadada y sólo dijo "¡No!" ¿Es esto una señal de que el uso del tiempofuera falla?» En absoluto. Algunas veces su hija estará tan frustrada por no haber conseguido hacer algo a su manera o salvarse de hacer algo que no quería hacer, que tardará más tiempo en aceptar y cumplir lo que usted le pidió. Cuando su hija está en tiempo-fuera y le contesta «No» (que no está lista para cumplir), sólo diga: «Bien, entonces te sientas aquí hasta que decidas hacer lo que te he pedido». Al final, su hija consentirá en hacer lo que usted le haya pedido de manera más rápida. A la larga, hará lo que usted le haya pedido e intentará evitar ir al tiempo-fuera. Pero este entrenamiento requiere tiempo. Tenga paciencia. Verá cómo se acostumbra. Si abandona ahora, en cambio, podría estar perjudicando el futuro de su hija. «De acuerdo. Hice lo que usted dijo. Encontré a Andrés pegando a su hermana pequeña, y le dije que parase, luego conté desde cinco para abajo. Le volvió a pegar. Le avisé y volví a contar de cinco para atrás. Entonces paró. Pero durante esta semana, la ha seguido pegando. Nada ha cambiado excepto que le aviso mucho y cuento muchas
veces. Entonces para, pero luego lo vuelve a hacer, con lo que le aviso otra vez. ¿Qué estoy haciendo mal?» Parece que no ha entendido algo que dijimos en el último paso. Hay dos tipos de normas que queremos que los niños sigan. Un tipo son nuestras instrucciones y órdenes. Esto queremos que lo hagan en el momento en que se lo pedimos, como por ejemplo recoger los juguetes. Las otras normas son «las reglas de casa». Éstas no queremos tener que repetirlas. Son normas que están siempre vigentes sobre cómo nosotros esperamos que nuestros hijos se comporten. Otras normas de casa pueden ser «no mentir», «no robar», «no decir palabrotas», «no usar cosas de otros sin permiso», «no coger comida sin preguntar», etc. «No pegar» es una norma de casa. Por lo tanto, diga a su hijo que la próxima vez que pegue a su hermana pequeña irá a tiempo-fuera. Desde ese día, en cualquier momento que le pegue, será inmediatamente castigado con el tiempo-fuera. Sin órdenes, sin avisos, sin contar hacia atrás. Directamente a tiempo-fuera. Esto tendría que detenerle. «Tuvimos que usar el tiempo-fuera con Andrea sólo unas pocas veces la semana pasada porque no recogía los juguetes cuando se lo decíamos. Pero estoy preocupada. Cuando se fue a la silla de tiempo-fuera, parecía muy triste y se quejaba en voz alta de que parece que no hace nada bien. Añadió que merece ser castigada por cada cosa que hace. Incluso dijo que se odiaba. ¿Es normal?» No, no lo es, pero sólo porque es raro no significa que sea un problema grave. Es posible que Andrea haya aprendido que a usted le molesta cuando habla de forma depresiva y se «martiriza» verbalmente por eso. Igual que Antonio (más arriba) ha aprendido que diciendo a su madre que la odia puede con’ seguir más compasión y salir antes del tiempo-fuera, tal vez Andrea haya aprendido que maltratarse verbalmente provoca su compasión y salir antes de la silla de castigo como resultado. Asegúrese de que no está alentado a su hijo a hacer afirmaciones de este tipo sólo para conseguir su compasión y evitar el castigo. De todas maneras, si durante más de dos semanas, Andrea está bastante triste gran parte del día, podría tener síntomas de depresión clínicamente significativos. Si dice que desearía estar muerta, esta afirmación tiene que tomarse muy en serio. En cualquier caso, usted necesita conseguir asistencia profesional para su hija si la tristeza dura más que el tiempo en que está castigada. Esto es especialmente importante si se han dado depresiones en su familia o en la de su cónyuge. Si parece que Andrea puede estar desarrollando una depresión, pare de utilizar el método del tiempo-fuera. Por ahora, concéntrese en prestar atención a su buen comportamiento, y al uso de fichas de premio para las conductas apropiadas. Y consiga ayuda profesional tan pronto como sea posible. «Jerónimo estuvo en tiempo-fuera un día de la semana pasada, a última hora de la tarde. porque no quiso empezar las tareas cuando le dije que lo hiciera. Mientras estaba sentado en la silla, su padre llegó del trabajo. Se le acercó y le dijo: “Eh chico, ¿qué estás
haciendo aquí? Has molestado a tu madre, ¿no? Bueno, ya está bien. Ya has estado bastante tiempo aquí ¿vamos al campo de béisbol para preparar tu partido de mañana?". Bueno, me puse furiosa. Pero mi marido dijo que Jerónimo también era su hijo, y que debería poder anular el tiempo-fuera si cree que ya ha sido suficiente. ¿Quién tiene razón?» Usted. Su marido se equivocó al interferir en la disciplina que usted impuso a su hijo. Esto sólo puede enseñar a Jerónimo que la opinión de su padre importa más que la suya y que sus amenazas y disciplina no cuentan demasiado. Tiene que hablar con su marido sin que Jerónimo oiga el problema. Tiene que decirle que usted entiende que él esté contento de ver a Jerónimo cuando llega a casa y que tenga ganas de hacer cosas con él, pero todo esto debe hacerse cuando Jerónimo haya cumplido con su castigo. Haga comprender a su marido que usted no interferirá con la disciplina que él imponga a Jerónimo cuando tenga que mandarlo a la silla de tiempo-fuera. y que él no tiene que interferir con la suya. Si esto hubiera sido un partido de hockey y jerónimo me estuviera en el banquillo por haber cometido alguna falta, su padre no hubiera bajado al banquillo y le hubiera dicho que podía salir antes de haber cumplido la falta. Tampoco debería hacerlo en este caso. Esto lo dice el árbitro. Cuando usted está imponiendo la disciplina, usted es el árbitro, y es su decisión; al igual que lo es cuándo se acaba el tiempo-fuera. La próxima vez que Jerónimo esté en tiempo-fuera y su marido llegue a casa, espérelo en la puerta, sonría, y póngase el dedo en los labios, en señal de silencio, para indicarle que tiene que entrar sin hacer ruido mientras Jerónimo cumple su castigo. «Mi hijo de nueve años se levanta impulsivamente de la silla de tiempo-fuera porque está alterado. ¿Qué debo hacer?» Aquí le presento una estrategia curiosa ingeniada por un padre: él y su hijo hicieron un cartel dónde ponía «Se vende» con letras de madera cortadas con una sierra. El cartel se guardó junto con la bicicleta del niño. Cada vez que él y niño se iba de la silla de tiempofuera, perdía una letra. Si conseguía quedarse en la silla durante todo el tiempo, ganaba otra letra. Si perdía todas las letras del cartel, la bicicleta se vendería. «Mi hijo se niega a pedir perdón cuando pega a su hermano después de haber cumplido el tiempo-fuera. ¿Qué debo hacer?» Para algunos niños, el hecho de tener que pedir perdón a un hermano es visto como algo no sólo estresante, sino también humillante. Una familia que conozco decidió en lugar de esto, hacerle escribir al niño una nota corta para su hermano como condición para acabar el tiempo-fuera. «Mi hija de ocho años rechaza sentarse en la silla de castigo, aun habiendo sido sancionada con la pérdida de muchas fichas. ¿Qué recurso me queda?» Cuando un niño rechaza estar en la silla, tiene tres opciones. Si el niño es muy pequeño, puede ponerse detrás de la silla, rodearlo con los brazos y retenerlo físicamente en la silla ——sistema utilizado normalmente para niños de cuatro o cinco años—. Para niños mayores (especialmente de once o doce años) es más apropiado que pierdan cualquier
cosa que usted considere un privilegio durante un pequeño período de tiempo (de tres a cuatro horas hasta 1 día). Para niños entre cinco y once años de edad, como su hija de ocho años, infórmele de que si rechaza estar en la silla, sacara su habitación de todos los juguetes, juegos, libros, y que el tiempo-fuera lo hará en su habitación. «Mi hijo tiene once años y parece demasiado maduro para sentarse en la silla ‘ de tiempofuera.» En el caso de niños mayores, que pueden parecer demasiado maduros o sofisticados para sentarse en una silla aislada, tenerlos sentados en la mesa de la sala o en las escaleras entre el primer y segundo piso de la casa es perfectamente aceptable. Mientras el niño esté alejado de la parte de más actividad y no se pueda entretener mientras esté castigado, el tiempo-fuera cumple su función. «Mi hijo está constantemente llamándome y preguntándome cosas mientras está en el tiempo—fuera. y aún se altera más cuando no le respondo. ¿Qué debo hacer?» Tiempo-fuera significa «tiempo fuera de refuerzo». Tener un diálogo con el padre/madre puede ser bastante reforzante para muchos niños. Por eso, usted no debería discutir o debatir con su hijo durante el tiempo-fuera. Explíquele que no hablará con él mientras esté en tiempo-fuera y asegúrese de que el niño lo entiende. Si el niño parece alterarse más durante el tiempo-fuera y le llama, ignórelo mientras no abandone la silla. «Mi hijo se queja amargamente de que el tiempo-fuera es injusto porque los mayores ya no tienen que hacerlo.» Antes que entrar en una larga y filosofica discusión sobre el estatus de niños y adultos, una familia permitió a su hijo escribir un «contrato» para ellos, en el cual como padres acordaron que serían lo más justos posible utilizando el tiempo-fuera. El hijo estipuló que él los recompensaría por su justicia con un «premio» al final de seis meses. Este proceso permitió al hijo «salvar la cara» y aceptar el tiempo-fuera de más buena gana.
Paso 6: Piense en voz alta y piense en el futuro. Qué hacer en público ANTES... «Juan, espera», rogó María, mientras su hijo de siete años salía rápidamente del carro. «Joven, no quiero que se repita lo de ayer; por lo tanto, intenta comportarte, por favor: » «Vale. Mamá», dijo Juan, y luego salió disparado a través del parqueadero, alcanzando la ferretería con unos 20 metros de ventaja por delante que su madre. Cuando su madre le atrapó, agarró su muñeca y tiró de ella acercándole. «Recuerda, sé bueno.» Su hijo le dirigió una gran sonrisa, y corrió hacia dentro de la tienda, donde empezó inmediatamente a correr de un lado para otro, cogiendo ahora esto, ahora lo otro y tirando. en alguna ocasión, algún producto de la estantería. «Juan», siseó su madre. « Vuelve ahora mismo. » María miró ansiosamente a su alrededor, para ver quién les estaba mirando. «¡Si rompes algo y tengo que pagarlo te quedas sin televisión toda una semana!» «Vale, mamá», dijo Juan disgustado mientras cogía una vara y empezaba a darle vueltas... y vueltas... y vueltas... hasta que salió disparada y con todo su fuerza golpeó a un comprador inocente. «Lo siento mucho», dijo María encogiéndose. Girándose, dijo a su hijo en voz baja: «Juan, no me vuelvas a meter en una situación embarazoso». «Mamá», gimoteó Juan, «ha sido un accidente. ¡No ha sido culpa mía!» Mientras daba una patada, sus brazos golpearon los paquetes de herbicidas apilados en la intersección de dos pasillos, tirando las tres bolsas de arriba y arrojando el contenido de una de ellas por todo el suelo. Intentando evitar la mirada condescendiente del empleado que empezó a barrer el desorden, María se encogió, apretó los dientes. y arrastró a su hijo fuera de la tienda, sin las abrazaderas y tornillos que pretendía comprar. «Espera a que lleguemos a casa», dijo furiosa,’ mientras. todos los otros miraban disimuladamente cómo salían fuera.
DESPUÉS... «Juan ¡para! », gritó María cuando vio que su hijo empezaba a empujar la puerta de la ferretería. Al atraparlo. le estiró hacia su lado _y le dijo: «Acuérdate lo que comentamos en casa, Juan: cuando entremos, te quedas a mi lado, no tocas nada y te estás quieto. Si puedes hacer esto todo el rato que estemos dentro, conseguirás l 0 fichas. Si no lo haces perderá 10. ¿Sabes cuáles son las normas ?». «Sí», dijo Juan, «quedarme a tu lado, no tocar nada y no chillar.» «También puedes ayudarme, a ver si encuentras el material para las es tonterías que estatuas colgando. Me juego algo a que verás el cubo con los tornillos antes que yo. Tienes buena vista. ¿ Vale?» «Vale, mamá», dijo Juan mientras cogía la mano de su madre y la llevaba dentro de la tienda. Juan se comportó bien durante unos dos minutos. Después, con su ganas de ayudar a encontrar los tornillos que su madre necesitaba, acelero y empezó a correr por el pasillo. «Juan». gritó su madre. «¡Párate ahora mismo o perderás las 10 fichas!» «Pero mamá...», protestó Juan mientras giraba por el pasillo y desapareció de su vista. Cuando María lo vio dijo: «Bueno Juan has perdido las fichas. Vuelve aquí y sigue las normas». «¡No es justo!», gritó su hijo, y tiró un puñado de tornillos al suelo. María caminó hacia su hijo, le cogió por el brazo y le llevó a un rincón de la tienda donde no había ningún objeto a su alcance. Puso a su hijo mirando a la pared vacía, y le dio instrucciones.’ «Quédate aquí hasta que te diga que te puedes mover». Luego calculo’ en su reloj tres minutos mientras buscaba entre los tornillos para encontrar el tamaño que necesitaba. Cuando se acabó el tiempo. fue a buscar a su hijo y, tranquilamente, pidió que le ayudara a recoger los tornillos que había tirado. Su hijo arregló rápidamente el desorden, cogió la mano de su madre. se ofreció para cargar con la bolsa una vez hubieron pagado. María y José Antonio Harrison pensaban que ya lo habían conseguido. La combinación de premios y castigos moderados pero consistentes había transformado el campo de batalla que su casa solía ser, en el lugar tranquilo que siempre tendría que haber sido. ¿Por qué, entonces, María volvía a ser el terror de antes siempre que salían de casa‘? ¿Por qué sus padres, que usaban el sistema de fichas y tiempo-fuera con gran éxito solían tener dificultades al aplicar lo que habían aprendido en un contexto más amplio? A lo mejor, igual que María antes del sexto paso, usted es muy justo, atento y consistente en casa. Pero algo pasa cuando está en público. Con todos los factores incontrolables
que existen, usted sabe que puede pasar cualquier cosa, y esto le hace perder la confianza un poco. Además, fuera, más allá de los límites de su casa, la gente mira. «Espera a que lleguemos a casa», recordemos muchos. Nuestros propios padres nos enseñaron a no «airear nuestra ropa sucia» en público. y muchos de nuestros métodos para controlar a nuestros hijos ciertamente responden a la categoría de «ropa sucia». Ser observado mientras amenazamos, reñimos o le pegamos a nuestro hijo en público, es una situación violenta. Afortunadamente, usted ya no necesita recurrir a tal coacción para controlar a su hijo. Usted está aplicando métodos más eficaces en casa, y en este paso aprenderá cómo puede utilizarlos cuando se encuentra más lejos: sea comprando, en la iglesia, comiendo fuera o en una visita. También le explicaré cómo utilizar estos métodos para las ocasiones especiales, como las vacaciones, cuando también se pueden aplicar. Superar cualquier situación embarazosa previsible es un obstáculo para algunos padres, pero un poco de experiencia le demostrará que no tiene nada de vergonzoso ejercer un control razonable sobre su hijo en público. Puede que usted encuentre, de hecho, miradas de aprobación más que miradas críticas. Es lo que usted merece cuando demuestra que puede controlar el mal comportamiento de su hijo de una manera rápida, y con una mínima intrusión en los que le rodean. Como ya ha intentado esta alternativa, sabe que esperarse para imponer consecuencias no funciona para niños como el suyo. Pero muchos padres protestan: «Si no espero hasta que lleguemos a casa es probable que me pase, porque la conducta de mi hijo me coge por sorpresa». Mi respuesta es: «No se dejen coger por sorpresa. Anticipar problemas es un antídoto para la confusa y humillante sensación que nos ocurre cuando nuestro Dr. Jekyll de casa se transforma en Mr. Hyde en público». Pensar por adelantado puede servir para hacer que lo imprevisible no llegue a ser incontrolable. Pensar en voz alta puede servir para recordar a su hijo que usted espera el mismo buen comportamiento que en casa, aunque el lugar haya cambiado. Tal como le pasaba a María en la segunda escena, las inevitables pequeñas transgresiones no tienen que transformarse en grandes desastres si usted inmediatamente antes de entrar en público le dice a su hijo lo que le espera. Algunos padres reconocen que recordar a sus hijos que el buen y mal comportamiento fuera de casa también tendrá consecuencias, los desalienta de portarse mal en público. Esto depende, de todas maneras, de la creencia por parte del niño de que usted cumplirá las normas que fija. Cuando su hijo sabe que usted habla en serio, como en casa, no le costará mucho tiempo imaginarse que usted será igual de serio en otros sitios. De hecho, algunos padres reconocen que, después del quinto paso, todo lo que necesitan para desalentar el comportamiento desafiante en público, es mencionar las normas y las sanciones previa e intermitentemente, y mencionar elogios (y fichas o puntos) por la buena conducta. Ni siquiera necesitan el tiempo-fuera como necesitó María en la segunda escena.
A continuación, se presenta un resumen de cómo el paso 6 le puede llevar a ese punto: l. Piense con antelación. Anticipe los lugares y el momento en que probablemente su hijo tendrá dificultades para portarse bien —y, por tanto, en que usted estará propenso a perder su serenidad—. Tenga expectativas realistas sobre el comportamiento de su hijo en esas situaciones: normas a seguir, consecuencias al seguirlas o violarlas, y actividades para mantener a su hijo entretenido mientras estén fuera. 2. Piense en voz alta. Párese antes de entrar en un lugar público y comunique esas normas, consecuencias y actividades a su hijo. 3. imponga las consecuencias mientras estén fuera de casa, recordando ofrecer elogios incentivos e imponiendo un castigo razonable, sin avergonzarse, cuando sea necesario. 4. Empiece a aplicar las mismas técnicas cuando haya cambios en las actividades del niño o en ocasiones especiales. En primer lugar, los preparativos: ¿DÓNDE ES MÁS PROBABLE QUE su HIJO TENGA PROBLEMAS? Tómese unos minutos para sentarse con una hoja de papel delante y hacer una lista de lugares, momentos, 0 situaciones en las que su hijo, probablemente, actuará de una manera desafiante o problemática. Los padres, normalmente, saben cuándo hay más probabilidades de que su hijo se salte las normas de conducta. ¿Se vuelve su hijo frenético en la sección de dulces del supermercado‘! ¿Es imposible para su hijo resistirse a jugar con cada cosa en el almacén de juguetes? ¿Su hija, puede estarse tranquila y quieta en la iglesia? ¿Puede su hijo comer fuera de una manera civilizada? Estoy seguro de que usted tendrá una larga lista de recuerdos de incidentes pasados que le dirán dónde pueden aparecer los problemas. ¿Son las salidas más fáciles en ciertos momentos del día? A lo mejor, su hija actúa de manera adecuada cuando está comprando con usted en la tienda de supermercado el sábado por la mañana a primera hora, pero se vuelve un terremoto en cualquier supermercado, después de estar sentada en el colegio todo el día. Los niños que aún duermen siesta tendrán, probablemente, dificultades si usted planea un encargo justo antes (¡o durante!) el tiempo de su siesta. Un niño probablemente rechazará un viaje de 45 minutos en carro si antes no ha tenido un juego activo durante algún tiempo. También tiene que tener en cuenta otros elementos. ¿Se porta su hijo mejor con un compañero (amigo o hermano), o le proporciona más bien un «compañero de pilatunas»? Si su hija tiende a ser irritable o susceptible, el mismo sitio le puede afectar de diferente manera en circunstancias distintas. ¿Será más desafiante un teatro lleno que uno vacío? Su astucia para comprender lo que molesta o preocupa a su hijo le puede ayudar a prever correctamente estos problemas potenciales.
¿CUÁNDO OCURREN LAS SITUACIONES MÁS PROBLEMATICAS? El miedo a situaciones problemáticas puede interferir con la manera de controlar la conducta de su hijo en los lugares públicos, por lo que usted tiene que anticipar sus reacciones a potenciales problemas. Tome otra hoja de papel y escriba los sitios en los que, con mayor probabilidad, pueda sentirse avergonzado por «escenas» causadas por su hijo. A algunos padres no les quitará el sueño el mal comportamiento de su hijo en el supermercado pero se mortificarán por cualquier sonido producido por el niño en la iglesia. A otros no les importa el mido o la hiperactividad en público pero no pueden tolerar la mala educación. ¿Qué es lo que acaba con su paciencia? Cualquier cosa que le cause ansiedad o vergüenza también amenaza su capacidad para mantenerse tranquilo controlando a su hijo. Estas situaciones reclaman extrema precaución —probablemente incentivos extra y distracciones para alentar el buen comportamiento de su hijo, y repeticiones adicionales de las normas antes de entrar en lugares públicos—. Y si realmente le ponen muy nervioso, usted no querrá utilizar estas situaciones como tests, como se sugiere más tarde en este capítulo, al menos no hasta que usted haya ganado un poco de confianza en otros lugares. De todas formas, asegúrese de que el éxito ya obtenido en casa se puede aplicar de manera automática en otros lugares. La credibilidad es un poder activo. En primer lugar, saber que usted impondrá las consecuencias señaladas para el mal comportamiento, desalienta a su hijo de actuar mal. Y si algo sale mal, mientras usted actúe con decisión y rápidamente, la alteración debería ser mucho menor que en situaciones anteriores. La mejor manera de probar esto es intentarlo, por lo tanto, empecemos. Qué HACER EN PÚBLICO l. Mencione las normas a su hijo inmediatamente antes de entrar en un lugar público. La primera vez, párese antes de entrar en la supermercado, iglesia, restaurante u otro lugar público y mencione las normas a su hijo. Hágalo de manera simple y sucinta, como «¡Quédate cerca, no toques y no pidas!» en una supermercado. En la iglesia podría ser algo como «¡Ten las manos quietas y no hables!». Para niños mayores, las normas pueden ser un poco más complicadas. ——«Quédate en tu sitio, no juegues con tu hermana y utiliza los cubiertos» en el restaurante— pero no olvide el principio de especificidad que ha aprendido antes en el capítulo 4. María, en la primera escena, al principio de este paso cometió el error de utilizar referencias vagas como «no me pongas en situaciones embarazosas» y «sé bueno», y también hizo referencias vagas a lo que pasó el día anterior. Cuando usted está fuera es crucial no dejar las normas a la libre interpretación del niño. Ahora, haga repetir las normas a su hijo para estar seguro de que él o ella las ha oído o comprendido. Si usted ha pensado con anticipación, como se ha recomendado, ya tiene una idea de cómo deben ser las normas para los lugares que visitan regularmente, como las supermercado. Puede adaptarlas para adecuarlas a circunstancias concretas, pero intente
establecer algunas normas que usted desea que su hijo cumpla siempre en la supermercado. Entonces, la próxima vez que vaya a la supermercado, sólo tendrá que preguntarle fuera: «¿Cuáles son las normas?». Si su hijo no puede recordarlas, dígaselas y pida al niño que las repita. 2. Ofrezca un. incentivo por cooperan Cuando su hijo obedece las normas establecidas, la forma más fácil de reforzarle es darle un cierto número de fichas o puntos. Éstos se pueden ofrecer periódicamente durante la salida o todos de golpe al final, pero si lo hace de esta última manera, asegúrese de elogiarle a menudo por obedecer las normas. Si su hijo es tan pequeño que usted no utiliza el sistema de fichas, puede llevarse consigo una pequeña bolsa de regalos, y antes de entrar al almacén decirle que le irá dando los regalos por la cooperación mientras estén en ella. Si las dos ideas son impracticables, o si necesita añadir un incentivo a éstos, puede prometer algún regalo al final del viaje. («Si sigues las normas en el almacén, conseguirás diez puntos, y, como sé que te cuesta controlarte en el almacén de juguetes, de vuelta a casa pararemos y alquilaremos una película») ¡De todos modos, utilice este incentivo con precaución, por favor, o su hijo esperará que se gaste dinero en él cada vez que coopere! 3. Explique cuál será el castigo por no cooperar. De nuevo, el método más simple es restar puntos —«Perderás IO puntos si desobedeces las normas mientras estamos comiendo»— pero también debe estar preparado para usar el tiempo-fuera. Aquí es donde muchos padres dudan, creyendo que el tiempo—fuera es inapropiado o impracticable fuera de casa. Le aseguro que no es impracticable, porque los lugares que usted visita normalmente son, indudablemente, lo bastante familiares para poder identificar una esquina aburrida fácilmente. Tampoco es inapropiado. Nadie quiere parecer «cruel» a los espectadores desconocidos, pero tener a su hijo de pie en un lugar aburrido es mucho menos cruel que arrastrar a su hijo lejos o gritarle. También, muchos de los espectadores apreciarán sus esfuerzos para impedir que su hijo les moleste. Siga estas instrucciones para utilizar el tiempo-fuera de manera efectiva en público. Asegúrese que cualquier consecuencia que le diga a su hijo que ocurrirá por mal comportamiento, sea específica, sensible, y se haya señalado anteriormente. En la primera escena, Juan no creyó que su madre llevaría a cabo la amenaza de dejarlo sin ver la televisión durante una semana porque el castigo era desproporcionado en relación con el «delito» y, obviamente, se dejó llevar por la vehemencia del momento más que por un pensamiento racional. Cuando tenga que imponer una consecuencia, hágalo inmediatamente, sin repetir órdenes o normas o negociar con el niño. Como en casa, negociar y ofrecer «otra oportunidad» sólo le quitará credibilidad al imponer futuras consecuencias. 4. Dale a su hijo algo para hacen A todos los niños les gusta ayudar a sus padres, y todos aprecian que se les proponga una tarea provechosa que a la vez que les aparta del aburrimiento durante un viaje o un recado pueda ser una parte especialmente divertida en las salidas, tanto para usted como para su hijo. Si el niño es suficientemente mayor,
aproveche el tiempo del camino hacia el supermercado para pedirle que le dé algunas ideas de cómo le puede ayudar. También proponga algunas ideas propias ——que le ayude a encontrar algo en las estanterías, tachar las cosas de la lista, enjuagar el carrito descargar el carro, algunas de las posibilidades en el supermercado—. En el restaurante, pida a su desafiante que le ayude a entretener a su hermano pequeño jugando a «Veo» mientras esperan que les traigan la comida a la mesa. En la iglesia, pídale que rece con usted. Utilice la imaginación. Las situaciones no estructuradas hay que llenarlas, y no siempre le gusta forma que tiene su hijo de hacerlo. Por otro lado, las actividades planeadas los padres son eficaces para reducir la conducta irruptiva. Empiece la semana realizando dos salidas de prueba. Escoja dos lugares que sean problemáticos —uno de la lista de situaciones problemáticas para su hijo y uno de la lista de situaciones en las que usted se siente más incómodo imponiendo disciplina y prepare una salida allí sólo con el propósito de utilizar el método que se acaba de describir. Estos ensayos deberían mostrarle como pueden ser de efectivas estas técnicas. Y si encuentra dificultades, nada se habrá perdido: no habrá frustrado sus intentos de comprar para comida o no habrá fracasado en una comida fuera de casa, realmente importante. Una vez que haya tenido un éxito relativo en estas salidas planeadas, puede empezar a usar estas medidas en la vida real. UTILIZAR EL TIEMPO-FUERA CUANDO ESTÁ FUERA DE CASA l. Lo primero que debería hacer cuando entra en un lugar público es mirar el lugar y buscar un punto adecuado para utilizarlo en el tiempo-fuera, si no conoce ninguno. Si no hay ningún lugar viable para el tiempo-fuera, intente alguna de las siguientes alternativas: -
Llévese al niño fuera rápidamente e imponga el tiempo-fuera de mirando una pared.
-
Llévese al niño al coche, siéntelo en el asiento trasero, o en el suelo del asiento trasero, mientras usted se está en el de delante o fuera del carro.
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Llévese una libreta para anotar las faltas de las normas y explique al niño, junto con las normas que, por cada falta, cumplirá un período de tiempo-fuera en casa.
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Llévese un marcador o lapicero y ponga una marca en la mano del niño por cada falta. Cada marca cuenta como un período mínimo de tiempo-fuera que se cumplirá en casa.
2. Cuando el niño no cumpla una norma, lléveselo inmediatamente al lugar designado y dígale que se quede allí hasta que usted indique que se puede ir. Siga el mismo método que en casa, sólo que aquí el niño tiene que estar en el lugar 30 segundos por cada año de edad. Aunque el tiempo-fuera sea más corto desalienta igualmente al niño en público, ya que hay más diversiones atractivas a su alrededor ¡y porque muchos niños se sienten tan avergonzados cuando están en tiempo-fuera en público como sus padres esperan! Mientras el niño está en tiempo-fuera, usted debe estar lo bastante cerca para
supervisarlo pero ocúpese con alguna actividad, tal como verificar su lista de la compra, buscar los productos en las estanterías, etc. 3. Cuando el niño haya cumplido su «sentencia», haya estado quieto durante un minuto y esté de acuerdo en cumplir las normas, usted puede liberarle. Pero si se «escapa» antes de tiempo, empiece otra vez y dígale que va a perder cierto número de puntos si lo hace otra vez. Si se vuelve a escapar, sanciónele con los puntos como ha dicho anteriormente, y mándele otra vez a tiempo-fuera hasta que coopere. Si usted cree que no llega a ninguna parte, deberá interrumpir lo que esté haciendo y llevar al niño al carro para realizar el tiempo-fuera, mientras usted lo supervisa. CASTIGOS DURANTE LOS VIAJES LARGOS EN CARRO Un viaje largo con un niño desafiante, probablemente muy activo, puede ser una pesadilla de peleas entre hermanos, una prueba para comprobar si usted puede conducir e imponer disciplina al mismo tiempo, y un sinfín de repeticiones de la pregunta «¿cuánto falta?». La cosa no debería ir tan mal si usted usa el método del paso 6. Como se ha descrito anteriormente, revise las normas antes de salir, llévese muchas distracciones (juegos o juguetes, además de ideas de actividades divertidas como encontrar matrículas de carro o modelos de carro inusuales o cantar canciones), y mencione las consecuencias por romper las normas. Los puntos o fichas pueden ser restados aunque estén en otro sitio. No intente imponer el tiempo-fuera mientras conduce. Algunos padres creen que al tener los niños cautivos debe ser más fácil, pero usted probablemente no puede supervisar adecuadamente y conducir de manera segura. Si necesita imponer el tiempo-fuera, desvíese hacia un lugar seguro como el parqueadero o en la carretera y deje que el niño lo cumpla en el asiento trasero o en una esterilla en el suelo, fuera del carro. No deje al niño nunca solo, ni en el carro ni fuera.
Buenas propuestas para el tiempo-fuera en público En un supermercado: Ponga al niño de cara a la parte trasera de un mostrador o en un rincón poco concurrido; de cara a un vistiere de abrigos: una esquina poco concurrida en el lugar de atención al cliente u otro departamento que no sea de ventas; la esquina dc los vistieres: una habitación cercana adecuada; la sección de maternidad —¡dónde habrá menos clientes, y todos, probablemente, serán madres simpáticas! En una tienda de comestibles: De cara a los congeladores; en el rincón más apartado de la tienda; de cara a un mostrador poco interesante en la sección de las tarjetas de felicitación, mientras usted observa las tarjetas. En una iglesia: En el atrio, baños, habitación de espera o la habitación designada para los niños que lloran. En un restaurante: Los baños son prácticamente el único lugar adecuado. En casa de otra gente: En cualquier silla o esquina designada por un amigo cooperativo, a quien usted ya habrá mencionado su nuevo método de controlar a su hijo antes de llegar.
PENSAR EN EL FUTURO Y PENSAR EN VOZ ALTA EN OTRAS SITUACIONES Los niños desafiantes tienen dificultades a menudo a la hora de realizar algunas transiciones que se les piden, como por ejemplo del tiempo de juego a la cama, de una situación tranquila en casa a un encuentro con conocidos, o de hacer algo que les gusta a hacer algo que no les gusta. Saque una hoja de papel y anote todos los cambios en los que su hijo tiene muchos problemas. Incluya no sólo los cambios hacia actividades que le desagradan -—tiempo de jugar a tiempo de trabajo, de la televisión o la tina de baños, de estar al aire libre a comer——,sino también aquellas actividades que el niño anticipa con gran placer. Un niño desafiante que está contento porque viene un amigo suyo, por tener una fiesta de cumpleaños o por la visita de los abuelos o primos que llegan de unas vacaciones, corre el riesgo de desbordarse o de romper las reglas. Calme al niño mencionándole de manera dulce, pero firme, las normas y las consecuencias de no cumplirlas o romperlas. Sea sensible a los esfuerzos de su hijo para contenerse en esas circunstancias y ofrezca más elogios o incluso algún premio extra. PEQUEÑOS PROBLEMAS Y OBSTÁCULOS ¿No puedo? intentar que mi hijo me ayude en una tarea cuando estamos fuera. Siempre acaba haciendo un desastre, por buena intención que le ponga, y yo acabo más frustrada con él de lo que hubiera estado si sólo hubiera roto las normas. ¿Qué debo hacer?» Aunque realmente es bueno para la autoestima de un niño ser de ayuda, los niños pueden intuir el plan desde lejos. Su hijo probablemente sabe que usted le está haciendo un favor, más que encargándole una responsabilidad, cuando le pide que le ayude en estas situaciones, y «hacer este desastre» puede incluso ser su manera desafiante de mostrarle a usted cómo se siente con su falta de franqueza. Olvídese de pensar una nueva tarea para él y busque solamente algo para distraerle. La experiencia demuestra que cualquier actividad asignada es mejor que nada, aunque no sea particularmente constructiva. Libere su imaginación. En lugar de pedirle que busque la mantequilla que a usted le gusta en el supermercado, dígale que los marcianos vienen a la tierra para recolectar toda la comida que a los niños pequeños no les gusta, y él les puede ayudar a llevársela señalando la comida de las estanterías que a él le gustaría ver desaparecer del planeta. «Odio tener que establecer normas extra para Navidad. Está tan excitado y tan contento... tengo miedo de que al ser más dura con él, con tanta gente en casa, pueda ser un fracaso. ¿Alguna sugerencia?» De hecho, muchas familias suspenden algunas de sus normas regulares y aligeran las consecuencias durante acontecimientos especiales como las vacaciones. En una de las reuniones de padres que hicimos cerca del día de día de la madre algunas parejas decidieron que el tumulto de una gran familia junta requería un método de disciplina parecido al que se usa en los espacios públicos. Ellos escogerían sólo dos o tres normas importantes (como «no correr en casa»), que serían comunicadas el día de la madre por la mañana, antes de que llegaran los familiares. Las fichas se ganarían o perderían sólo
por esas pequeñas normas y no por las normas usuales de casa. Cualquier tiempo—fuera que se tuviera que cumplir se acortaría a una duración de 30 segundos por año de edad. Esto es un buen ejemplo de pensar con antelación, teniendo expectativas reales y adaptándolas a la situación. «Nosotros, de hecho, hemos dejado de hacer vacaciones lejos de casa por todo el problemas que sucedía en el asiento trasero, pero este año tenemos que ir a una reunión familiar, en un lugar situado a cientos de kilómetros de aquí. ¿Qué tipo de incentivos recomiendan para un niño que no se porta bien en el auto?» Les voy a contar una ingeniosa idea de una familia que tenía un problema similar: en un largo viaje para ir a visitar a sus abuelos, le dijeron a su hijo que podía ganar 50 pesos por cada 15 minutos que pasara sin discutir, y que podría gastarse el dinero durante la visita. Aseguraron que los 200 pesos que sus padres tuvieron que darle una vez en el destino fue la mejor inversión nunca hecha. «Cuando viajamos, vamos siempre con el carro lleno. ¿Dónde se supone que todos los demás tienen que meterse cuando nuestro hijo tiene que cumplir el tiempo-fuera?» Una familia pensó en esto con antelación: Los padres compraron un montón de revistas —de música rock, de moda, para su hija de quince años, un juguete para su segundo hijo y revistas de noticias para los adultos— que escondieron hasta que llegó el momento del tiempo-fuera. Entonces, cuando pararon en una área de servicio, sacaron las revistas por sorpresa y las leyeron en sus asientos mientras su hijo pequeño se sentó en el maletero de su vehículo sin nada que hacer. Cuatro minutos fueron suficientes para mantener su conducta bajo control durante las dos horas siguientes. «Mi hija ha estado haciendo en público lo que ha querido durante años. ¿Qué le hace pensar que ahora se tomará mi disciplina en serio?» No lo hará si usted aún no ha hecho nada en casa, pero si ha utilizado sus reglas en casa, su hija debe estar ahora convencida de que lo que dice es realmente lo que «quiere decir». Puede sorprenderse de lo poco que su hija desafiará su autoridad en público ahora que le ha demostrado totalmente su habilidad para imponer el tiempo-fuera cuando dice que lo hará. «Ya que el tiempo-fuera y las sanciones nos han funcionado tan bien en casa, ¿por qué no podemos simplemente dejarle claro a nuestro hijo que cualquier mal comportamiento en público significará un castigo cuando lleguemos a casa?» Para muchos niños, el «espera a que lleguemos a casa» no es convincente. Necesitan una acción inmediata, rápida, por parte de usted como respuesta a su mal comportamiento —igual que necesitan una confirmación rápida de la buena conducta—. Muchos niños desafiantes, especialmente si tienen un TDAH, no pueden tener en mente lo que pasará más tarde de manera que domine su comportamiento ahora. Ése es el motivo por el que usted utiliza fichas y el tiempo-fuera en casa: para subrayar la idea de que cada acción tiene una reacción consistente y previsible —positiva o negativa— por su
parte. Si, por cualquier razón, usted simplemente no puede imponer consecuencias en ese momento, anote las transgresiones en una libreta, o use las señales en su mano como respuesta inmediata; esto le servirá para aplicar consecuencias más tarde. «No puedo interrumpir la mesa de mi iglesia para imponer el tiempo-fuera. Incluso me siento gracioso hablando de penalizaciones cuando debería estar escuchando el sermón, pero mi hija me ignora cuándo intento poner señales en su mano. ¿Qué más puedo hacer?» Algún tipo de recordatorio más inmediato de nuestro «equipamiento» en casa puede calar mejor y ser un indicador más poderoso. Algunos niños encuentran el recordatorio de las señales en su mano suficientemente reforzante. Otros no. He encontrado que mostrarles una foto de ellos mismos sentados en la silla de tiempo-fuera les desalienta más. Para hacer esta arma efectiva, asegúrese de que se la enseña antes de entrar en la iglesia, cuando le dice que cualquier señales que le haga, significa un minuto de tiempo-fuera en casa.
Paso 7: Ayude al maestro para que ayude al niño
ANTES... «...Gracias señora Santos. Hablaré de esto con mi marido y volveré a llamarle pronto. Créame, nos tomamos el problema muy en serio. Estoy contenta de que haya llamado.» «Jairo, baja ahora mismo», chilló Janet después de haber colgado el teléfono de la cocina. Su hijo de nueve años bajo’ las escaleras haciendo un ruido terrible, pero se quedó completamente inmóvil al ver la cara que ponía su madre. «¿Qué?», preguntó Jairo cautelosamente. «Acabo de hablar con tu profesora, Jairo. ¿Es verdad que has tenido algún problema en el descanso, hoy?» Jairo tragó saliva y asintió con la cabeza. «¿Y después molestaste durante todo el examen de ciencias. forzando a la señora Santos a volver a hacerlo mañana?» «No fue mi culpa, mamá», murmuró Jairo. arrastrando los pies y empezando a golpear con su mano el marco de la puerta de la cocina. «Simplemente acabé pronto y no podía aguantar más, ¡estaba muy aburrido!» «Jairo, ésta no es ninguna excusa para hacer ruido, tirar y distraer a los otros niños cuando necesitan concentrarse. Y sobre el examen que tú «acabaste», ha dicho la señora Santos, que sólo tienes un 6. Te habías portado tan bien hasta ahora. ¿qué te ha pasado?» «No lo sé mamá», dijo Jairo, moviendo la cabeza. «Bueno. tendré que hablar con tu padre de esto. pero sólo te digo una cosa: se han acabado todos los privilegios por hoy.» «Mamá», protestó Jairo. «¡No discutas! », soltó su madre mientras se volvía para coger el teléfono de la pared y empezaba a marcar. «Hola cariño», dijo Janet mientras su hijo subía lentamente las escaleras. «Bueno, parece que por ahora se ha acabado la luna de miel...»
DESPUÉS... «Son las cuatro en punto, Jairo», dijo Janet al mirar el reloj de la esquina de la cocina. «Acaba tu alto y ven al comedor para que podamos revisar tu informe de hoy.» Jairo cogió una hoja de papel de su libreta y fue a donde estaba su madre. Le entregó el papel y. dando un suspiro. dijo: «No me he portado muy bien hoy, mamá». «¿Eh?». contestó su madre dulcemente. «Vamos a ver» Después de examinar la hoja brevemente, miró a su hijo y dijo: «Veo que has sacado dos unos hoy. cariño. Tomando un momento para tranquilizarse. antes de continuar; ojeó otra vez la parte de abajo y dijo.’ «Veo que hoy has tenido algún problema en el descanso. Dime que ha pasado». «Fue culpa de Sandra: mamá, te lo prometo. Me empujo y me empuja mientras el profesor no miraba y al final se lo devolví. » «Sabes que pegar está totalmente en contra de las normas —aquí y en el colegio—, Jack. Y estoy segura de que en estos momentos no te parece que merezca la pena, teniendo en cuenta que acabas de perder 25 puntos.» «Sandra tendría que haber perdido los puntos», murmura Jairo enfadado. Janet lo ignoró y continuó con su voz calmada: «Adivino que las cosas fueron aún. peor después del recreo, Jairo. La señora Santos está muy frustrada porque tendrá que repetir el examen de ciencias mañana por culpa de tu conducta. ¿Qué paso?». «El examen era fácil», contestó Jairo. «Acabé antes que todos y me aburría. ¡No podía estar allí sentado todo el rato de esa manera!» «Jairo, por este comportamiento, la señora Santos te ha puesto un 5 y esto te costará otros 25 puntos. Y, por cierto, la señora Santos tuvo la amabilidad de corregirte el examen antes de que llegaras a casa, y ha escrito aquí que tienes sólo un 6, con lo cual obviamente, no estaba acabado.» «¿Qué?», gritó Jairo indignado. «Siéntate, Jairo. vamos a ver cómo manejas las dos situaciones mañana. Es una lástima que estos unos se eliminen por los 5, ¿no te parece?» Si usted no recibe llamadas ni notas del profesor de su hijo, y el rendimiento académico de su hijo o hija es aceptable, puede que no necesite el paso 7 en estos momentos. Algunos niños no muestran nunca en el colegio conductas desafiantes, y algunos consiguen una mejora tan drástica con los pasos 1 al 6 que su nuevo buen comportamiento fluye de manera natural en la clase y en el descanso. Pero. por favor, lea este paso de todas maneras, para que no le cojan desprevenido si los problemas escolares aparecen en el futuro.
La probabilidad de que su hijo tenga problemas en todos los sitios depende, en gran medida, de cómo ha sido su conducta desafiante. Un niño extremadamente negativista probablemente discute con sus profesores tanto como con usted o el portero del conjunto de la piscina comunitaria; un niño muy desafiante romperá las normas del colegio tanto como las normas de casa o las normas sociales. Para aquellos cuya conducta desafiante es moderada, la probabilidad de que aparezca en el colegio depende de muchos factores que van desde cómo el nivel de estructura del colegio se adecua al temperamento de su hijo, hasta el tipo de retos sociales que el colegio introduce en la relación entre el niño y el profesor o profesores. La vida escolar puede ser tranquila para su hijo ahora, pero ¿continuará así si un nuevo profesor entra en juego, o su hijo pasa de primaria a secundaria, o aparece algún tipo de conflicto social? Recuerde, por encima de todo, que su hijo desafiante tiene problemas para controlarse, adaptarse y permanecer tranquilo, incluso en situaciones de la vida cotidiana que conllevan un nivel de conflicto habitual. Mientras su hijo crece, y el colegio le pone nuevos retos, puede reaccionar de forma negativa. Si su hijo ha tenido problemas en el colegio, estoy convencido de que usted ya lo sabe, y puede poner en marcha el paso 7 ahora mismo. Si no, esté preparado para usarlo si la necesidad surge, y tenga en mente que una recaída en la conducta en el colegio no significa, necesariamente, que la luna de miel se haya acabado. Quizá sea sólo un problema que puede solucionar fácilmente utilizando el plan propuesto en este capítulo. Muchos de los padres que nos consultan son capaces de llevar a cabo el método en uno o dos meses. Esto es lo que deberá hacer, ahora o en el futuro: l. Cuando le avisen de una mala conducta del niño en el colegio, hable con el profesor sobre los «informes de conducta diaria en la escuela» que se explican en las páginas siguientes. Juntos pueden acordar los problemas específicos que necesitan resolverse y cómo el profesor le puede informar de la conducta diaria de su hijo. 2. Explique el sistema a su hijo: para ayudarle a superar los problemas de conducta que tiene en el colegio, el profesor vigilará el comportamiento del niño —en clase, en el patio, o en ambos sitios- enviando a casa un informe de su conducta cada día. Usted revisará entonces el informe, sumando o restando puntos del sistema de fichas ya establecido, de acuerdo con las notas que el profesor le haya dado al niño ese día. 3. Prevea revise con el profesor cuando para hablar del progreso y revisar los informes. 4. Planifique poner el sistema en marcha al menos durante un par de semanas y entonces, si tiene éxito, puede dejar de pedir informes diarios, y pedir dos informes por semana, y después a uno por semana, o por mes, dependiendo de cómo ha sido de efectivo este paso, antes de acabarlo completamente.
GANARSE LA COOPERACIÓN DEL PROFESOR Para poner este plan en marcha, necesita conseguir la cooperación del profesor, una tarea que puede requerir cierto tacto. Antes de mencionar el tema de los informes diarios de conducta, piense en la relación que usted y su hijo han forjado con el profesor hasta el momento. ¿Ha habido alguna muestra de colaboración (incluso complicidad) para ayudar a su hijo? El profesor, ¿le ve como a un padre cooperativo, con una visión realista de la conducta de su hijo y receptivo a la tarea del profesor? La comunicación entre los dos ¿ha sido constructiva‘? El profesor, ¿está todavía dispuesto a ayudar a su hijo o cansado de su conducta disruptiva? Todos estos factores pueden influir en la receptividad del profesor ante este plan. Recuerde, también, que los profesores están muy ocupados y que lo que usted le pide le supone todavía más trabajo, al menos al principio. Es necesario que le haga ver que usted se encargará de la mayor parte del trabajo, que se responsabilizará de imponer las consecuencias y, lo más importante, que él recibirá los beneficios. La mayoría de los profesores accederán a una oferta como ésta, especialmente si ya lo han intentado todo para corregir la conducta de su hijo en el colegio. De hecho, usted podría introducir este método como una manera de ampliar la eficacia de cualquier técnica de modificación de conducta que el profesor haya utilizado ya en clase, sin demasiado éxito. Hemos comprobado que el sistema de informes de conducta es tan efectivo como las técnicas de control de conducta en la clase, incluso a veces más eficaz, y siempre hace que los métodos de clase sean más útiles. Generalmente los profesores ponen a prueba diferentes métodos para ayudar a un niño desafiante a adaptarse al programa. Muchos de estos métodos fueron inicialmente pensados para niños con TDAH. En algunos casos el profesor tomará medidas sencillas, que pueden ir desde sentar al niño cerca del puesto del profesor a enganchar señales con las normas, colocar sobre su mesa tarjetas con la lista de normas para hacer las tareas de clase, o hacerle repetir las normas cuando hay que cambiar de situación o de actividad. Nosotros, entrenamos a profesores a usar métodos muy parecidos a los de este programa para padres, que incluyen prestar atención positiva y dar órdenes de forma eficaz, así como establecer algún sistema de fichas en el colegio. Pero, a menudo, el progreso es mucho mayor cuando estos métodos están respaldados por el sistema de fichas en casa, tal como se describe en este paso. Un colegio entregaba puntos a los niños por buen comportamiento, que luego podían canjearse en la tienda del colegio por lápices, borradores y otros materiales de librería. El problema con este sistema —dijeron los padres de un niño de doce años— era que el niño no quería lápices ni nada de lo que había en la tienda. Todo lo que le importaba, dijeron, era poder salir al bosque con sus amigos después de al colegio y montar «cuatroruedas», fumar a escondidas y mirar revistas de chicas. Obviamente el programa de modificación de conducta en el colegio no motivaba al niño a mejorar su conducta. Sin embargo, con los premios que se utilizaban en casa, el programa funcionó.
Si usted está recibiendo regularmente llamadas o notas sobre la conducta de su hijo, tendrá muchas oportunidades de llevar a cabo su plan con el profesor. Si no, llame al profesor y pídale una entrevista para hablar de lo que puede hacer usted para ayudarle con el comportamiento de su hijo en el colegio. Dígale al profesor que lo que usted tiene en mente es un paso más en un programa, que le ha ayudado mucho para mejorar la conducta de su hijo en casa y en público. Dele una breve descripción del sistema de fichas y de los principios que usted ha adoptado para controlar a su hijo, si no ha hablado con el profesor sobre este programa. Si el profesor se deja convencer por la idea, pregúntele si está dispuesto a rellenar la escala de valoración de conducta de su hijo, que se encuentra en más adelante, y también el siguiente formulario, antes de volverse a encontrar. Así los dos estarán preparados para marcar objetivos en las áreas específicamente problemáticas de su hijo. Comportamiento en varias situaciones en la colegio Para el profesor: ¿presenta el niño problemas para cumplir las instrucciones, órdenes o reglas cuando usted lo dice en algunas de estas situaciones? Si la respuesta es positiva, ponga un círculo en SÍ y luego ponga un círculo en el número que describe la gravedad del problema. Si la respuesta es negativa, ponga un círculo en NO. Sume el número total de problemas y calcule la puntuación media de gravedad.
Situaciones
Sí/No
Ligero
Grave
Cuando llega a la escuela
Sí
No
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Durante el trabajo individual
Si
No
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En actividades de pequeños grupos
Sí
No
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En el tiempo libre en clase
Sí
No
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Durante las clases
Sí
No
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En el descanso
Sí
No
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En el comedor
Sí
No
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En los pasillos
Sí
No
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En el baño
Sí
No
l23456789
En excursiones al campo
Sí
No
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En reuniones especiales
Si
No
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En el bus del colegio
Si
No
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Número total de áreas de problema ___________Puntuación media de gravedad _______ Cuando se encuentre con el profesor, demuestre que conoce el problema de conducta de su hijo y su aprecio por los esfuerzos que hace por el bien del niño. Haga énfasis en que está seguro de que los pasos que ha seguido fuera de la escuela pueden ser llevados a cabo también en el colegio. Luego, explique cómo funciona el informe: usted impondrá las consecuencias en casa por la conducta del niño en el colegio. Todo lo que el profesor tiene que hacer es rellenar cada día (al menos al principio) la escala de valoración de conducta del niño en el colegio. El niño, después, le entregará el informe a usted y si no lo hace, impondrá penalizaciones. Debe ofrecer incentivos por buena conducta en el colegio (tales como puntos o fichas), y castigos por el mal comportamiento (restándole puntos o fichas). Ahora pregunte al profesor (supongamos que en este caso es la señora Santos) dónde ve el mayor problema —en clase o durante el tiempo libre (el recreo)—. Utilice el cuestionario que ella ha rellenado e identifique las áreas de problemas. Enseñe al profesor el cuestionario de este capítulo —uno para la conducta en clase, uno para la conducta durante el tiempo libre y uno en blanco—. Hable sobre cuál sería el más adecuado para su hijo, remarcando que usted querría limitar los objetivos a cuatro o cinco al principio, y los otros se añadirán después cuando lo consideren adecuado, una vez que su hijo empiece a mejorar en las conductas señaladas inicialmente. También indique que le gustaría incluir uno o dos puntos en los que su hijo tiene posibilidades de éxito. De esta manera, igual que en el sistema en casa, el niño no será gravemente penalizado por los problemas, y no perderá todos sus puntos del día, sino que puede tener la esperanza de anular algunos de sus fallos con sus éxitos. Pregunte al profesor si prefiere que le entregue todos los informes directamente o si prefiere que se los envíe cada día con el niño. Ahora explíquele cómo funciona: después de cada clase, el profesor debe poner una numeración del l (para el «excelente») hasta el 5 (para «muy bajo») para cada conducta que se mencione en el informe, añadiendo detrás cualquier comentario sobre la conducta, situación o la puntuación asignada. Entonces el profesor empieza la valoración. Al final del día se entrega el informe al niño, que se lo llevará a casa y se lo entregará a usted. Usted y el profesor deben discutir si, al principio, las notas se pondrán para todas las clases al final o sólo para algunas seleccionadas. Hay niños que sacan más provecho si empiezan con pocas clases al principio y pueden observar su éxito en una o dos asignaturas; después, el profesor puede extender gradualmente el sistema a todo el día. Pida al profesor que se asegure de anotar, detrás del informe o en otra parte si prefiere, cualquier mejora que empiece a observar en el comportamiento de su hijo con el tiempo. Las mejoras se tienen que reflejar con puntuaciones de 1 y 2 en los informes. Sin embargo, esforzarse en anotar las mejoras con palabras es una manera de consolidar el progreso del niño en la mente del profesor y de obtener importantes elogios del profesor y de usted. Diga al profesor que tiene pensado guardar los informes, y pregunte si puede
programar un encuentro con él o ella cada dos semanas aproximadamente. para revisar los informes y el progreso de su hijo.
Algunas conductas para valorar Al igual que con el sistema de fichas en casa, el éxito en la conducta diaria depende de una selección prudente de las conductas que deben ser evaluadas. Además de los elementos recogidos en los cuestionarios, aquí aparecen conductas que muchos padres consideran buenas como objetivos. Téngalos en cuenta al trabajar con el profesor para diseñar el informe de su hijo. Conductas sociales:
Comparte con los amigos.
Juega con sus amigos.
Sigue las normas mientras juega.
Coopera en el grupo.
Permanece en el lugar asignado.
Trabaja/juega tranquilamente.
Llega a tiempo a clase.
Mantiene su pupitre y taquilla ordenados.
Rendimiento académico
Acaba las tareas de clase (lecturas, ciencias, ciencias sociales, etc.).
Se lleva las tareas a casa.
Acaba los tareas.
Trae los tareas acabados de casa a tiempo.
Dispone del material necesario para la tareas.
Acaba los tareas asignados en clase.
Sigue las instrucciones.
Se esmera en el trabajo.
Acaba los exámenes.
Repasa los exámenes antes de entregarlos.
Conductas negativas a desaprobar
Golpea, empuja o pega a los compañeros.
Destruye cosas del colegio o rompe material de clase (escribe en libros de texto, rompe el material de juego, etc.).
Interrumpe al profesor/habla sin permiso.
Abandona el asiento asignado/clase/patio sin permiso.
Dice palabrotas o profiere obscenidades.
Molesta, insulta o se burla de otros niños.
Es excesivamente ruidoso.
Hace el tonto -——es el payaso de la clase.
INFORME DE CONDUCTA DIARIA EN LA ESCUELA
Nombre: ____________________________________________________________ Fecha: _____________________________________________________________
Profesores: Por favor valore el comportamiento diario del niño en las áreas señaladas a continuación. Utilice una columna separada para cada asignatura o período de clase. Utilice la siguiente enumeración: l=excelente, 2=buena comportamiento, 3=comportamiento normal, 4=mala comportamiento, 5=muy mal comportamiento. Después ponga sus iniciales en la última fila. Añada cualquier comentario sobre la conducta del niño durante el día de hoy detrás del informe. Asignaturas Comportamiento para valorar Participación en clase Calidad del trabajo en clase Seguimiento de las normas de clase Se lleva bien con los otros niños Calidad de las tareas, si había Iniciales del profesor Escriba los comentarios en la parte de atrás
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INFORME DE COMPORTAMIENTO
Nombre: ______________________________________________________________ Fecha: _______________________________________________________________
Profesores: Por favor valore el comportamiento diario del niño en las áreas señaladas a continuación. Utilice una columna separada para cada asignatura o período de clase. Utilice la siguiente enumeración: l=excelente, 2=buen comportamiento, 3=comportamiento normal, 4=mal comportamiento, 5=muy mal comportamiento. Después ponga sus iniciales en la última fila. Añada cualquier comentario sobre la conducta del niño durante el día de hoy detrás del informe.
Asignaturas Comportamiento para valorar Participación en clase Calidad del trabajo en clase Seguimiento de las normas de clase Se lleva bien con los otros niños Calidad de las tareas, si había Iniciales del profesor Escriba los comentarios en la parte de atrás
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INFORME DE COMPORTAMIENTO
Nombre: ______________________________________________________________ Fecha: _______________________________________________________________
Profesores: Por favor valore el comportamiento diario del niño en las áreas señaladas a continuación. Utilice una columna separada para cada asignatura o período de clase. Utilice la siguiente enumeración: l=excelente, 2=buen comportamiento, 3=comportamiento normal, 4=mal comportamiento, 5=muy mal comportamiento. Después ponga sus iniciales en la última fila. Añada cualquier comentario sobre la conducta del niño durante el día de hoy detrás del informe. Asignaturas Conductas para valorar
Iniciales del profesor
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INFORME DE COMPORTAMIENTO
Nombre: ______________________________________________________________ Fecha: _______________________________________________________________
Profesores: Por favor valore el comportamiento diario del niño en las áreas señaladas a continuación. Utilice una columna separada para cada asignatura o período de clase. Utilice la siguiente enumeración: l=excelente, 2=buen comportamiento, 3=comportamiento normal, 4=mal comportamiento, 5=muy mal comportamiento. Después ponga sus iniciales en la última fila. Añada cualquier comentario sobre la conducta del niño durante el día de hoy detrás del informe. Asignaturas Conductas para valorar
Iniciales del profesor
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l234567
INFORME DE CONDUCTA DURANTE EL RECREO Y TIEMPO LIBRE
Nombre: ______________________________________________________________ Fecha: _______________________________________________________________
Profesores: Por favor valore el comportamiento diario del niño en las áreas señaladas a continuación. Utilice una columna separada para cada asignatura o período de clase. Utilice la siguiente enumeración: l=excelente, 2=buen comportamiento, 3=comportamiento normal, 4=mal comportamiento, 5=muy mal comportamiento. Después ponga sus iniciales en la última fila. Añada cualquier comentario sobre la conducta del niño durante el día de hoy detrás del informe. Recreo y tiempo libre Conductas para valorar Tiene las manos quietas; no empuja No molesta a los demás; no insulta o se burla Sigue las normas del descanso/tiempo libre Se lleva bien con los otros niños No pelea o pega; no da patadas o golpes Iniciales del profesor
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INFORME DIE CONDUCTA DURANTE EL DESCANSO Y TIEMPO LIBRE
Nombre: ______________________________________________________________ Fecha: _______________________________________________________________
Profesores: Por favor valore el comportamiento diario del niño en las áreas señaladas a continuación. Utilice una columna separada para cada asignatura o período de clase. Utilice la siguiente enumeración: l=excelente, 2=buen comportamiento, 3=comportamiento normal, 4=mal comportamiento, 5=muy mal comportamiento. Después ponga sus iniciales en la última fila. Añada cualquier comentario sobre la conducta del niño durante el día de hoy detrás del informe. Recreo y tiempo libre Conductas para valorar Tiene las manos quietas; no empuja No molesta a los demás; no insulta o se burla Sigue las normas del descanso/tiempo libre Se lleva bien con los otros niños No pelea o pega; no da patadas o golpes Iniciales del profesor
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l2345
REPASANDO EL INFORME EN CASA Establezca, tan pronto como sea posible, una rutina para revisar el informe en casa con su hijo cada día, después del colegio. Cuando su hijo le entregue el informe empiece siempre alabando cualquier buena nota (los l y 2). Extender el principio de «los elogios antes» a las notas obtenidas en el colegio, reforzará el buen comportamiento del que informa el profesor. Sólo después de haber hecho esto debe mencionar, de una manera neutral (como de negocios), cualquier mala conducta (los 4 y S). Igual que Janet y Jairo hacen en la segunda escena al principio de este capítulo, pregúntele al niño qué ha causado esta mala conducta, pero continúe si su hijo empieza a contarle un rollo o una quejumbrosa letanía sobre la injusticia de todo. Tenga claro que se va a basar en la nota del profesor y en sus observaciones, y no en las excusas de su hijo o en la culpa que tengan otros de su comportamiento. Ahora, añada o reste puntos (para los niños de ocho a doce años) o fichas (para los niños de cuatro a siete años) según las notas del informe, de acuerdo con la siguiente escala: l = + 25 puntos / + 5 fichas 2 = + l5 puntos / + 3 fichas 3 = + 5 puntos /+ 1 ficha 4 = — 15 puntos /— 3 fichas 5 = — 25 puntos / -5 fichas
Sume los puntos de las notas positivas y reste los de las notas negativas; añada o reste el resultado a las ganancias totales del día en casa o en lugares públicos. Como siempre, deje al niño utilizar el total de puntos del día para privilegios. PEQUEÑOS PROBLEMAS Y OBSTÁCULOS «La profesora tiene tan poca confianza en que merezca la pena cualquier nuevo esfuerzo para controlar la conducta de mi hijo, que no está dispuesta a verme para comentar la idea. ¿Qué puedo hacer?» Primero, intente explicarle que el peso de este nuevo programa recae principalmente en usted y no en ella. Todo lo que el profesor tiene que hacer es anotar las puntuaciones de del comportamiento —que no requiere más que un par de minutos al día— y dejar las consecuencias para usted. Indíquele que si el comportamiento de su hijo es tan malo, sin duda, ella ya está perdiendo mucho tiempo en vigilar a su hijo, por lo tanto no es necesario que le dedique todavía más tiempo. Pregunte al profesor si estaría dispuesto a probar el programa durante sólo una semana, con la condición de que lo reconsiderará si nota alguna mejora en la conducta hasta el viernes.
Si no consiente, considere la posibilidad de hablar con el psicólogo del colegio o el orientador escolar. Es posible que el profesor o profesora no tenga tiempo para dedicar demasiada atención al control de la comportamiento individual, o que no tenga la formación necesaria para entender el beneficio potencial. A lo mejor se muestra más abierto si se lo pide otro profesional de la educación. Si el profesor se niega por completo a cooperar, todavía es posible poner en práctica el programa premiando las conductas de las que sea informada: puntos por no recibir una llamada del profesor durante un cierto número de días; más puntos por no recibir ninguna nota sobre la comportamiento del niño; etc. Si el colegio del niño tiene un programa de disciplina que incluye, por ejemplo, castigos por infracciones de comportamiento y transgresión de las normas, usted puede penalizar al niño por cada castigo o premiarle cada vez que pase el tiempo establecido sin ser castigado. «¿Qué hacemos con un profesor que siempre nos manda a casa informes con 4 y 5?» En el caso de que crean que las notas no son justas, tendrán que basarse en su propio criterio. Si la disconformidad con estas puntuaciones se basa en las quejas del niño sobre su inocencia, hable con el profesor y pídanle detalles sobre la mal comportamiento. El éxito de este paso depende de que todos los implicados actúen de forma consistente y razonable. El profesor tal vez está exagerando un poco porque cree que un informe negativo motivará el cambio de conducta de su hijo con mayor fuerza y más rápidamente. Ahora usted ya sabe por experiencia que el refuerzo positivo funciona mejor que el castigo excesivo. Con mucho tacto, puede probar de explicar al profesor las partes del programa en casa equivalentes y que ilustran este punto. Si no, simplemente sugiera que añadirá una conducta más en el informe de comportamiento de su hijo, que le será fácil de cumplir para que así mantenga su motivación para portarse bien en la escuela. Si el profesor rehúsa y se muestra poco razonable, hable con el director y busque su apoyo. «El profesor de Jimmy dice que ya contrasta suficientes informes en este momento. Quiere ayudar pero preferiría hacerlo de una manera más informal. ¿Deberíamos aceptar?» Pueden hacerlo, pero será difícil establecer consecuencias consistentes y justas si no existe una manera sistemática y consistente de evaluar el comportamiento de su hijo. A veces, damos más preferencia a llevar un diario que a los informes. En estos casos, padres y profesores se van pasando una libreta, o un bloc de notas, en la que escriben comentarios sobre la trayectoria del niño en ese contexto y cualquier pregunta que tengan uno para el otro. «Mi hija hace todo lo que puede para desafiarnos ——incluso no trae el informe a casa—. ¿Qué deberíamos hacer?» Tiene que imponer un castigo considerable por no traer el informe a casa. Algunos padres encuentran que es suficiente multar al niño con el total de puntos equivalente a las peores puntuaciones en el informe. Otros, castigan al niño durante todo el día, negándole
cualquier privilegio que, normalmente, se puede comprar gracias al sistema de puntos o fichas. «Katie está muy acostumbrada a conseguir fichas inmediatamente después del buen comportamiento y parece tener problemas para relacionar lo que ha hecho en el colegio con las fichas que le doy cuando llega a casa, con lo que cada día vemos las mismas notas. O sea. progresamos poco. ¿Alguna idea?» Para algunos niños, los resultados del sistema de fichas simplemente se presentan demasiado alejados para convertirse en incentivos. Antes de intentar cualquier otra cosa, piense si se acuerda de ofrecer elogios y atención positiva por los informes de buen comportamiento, justo cuando la niña llega a casa. Para muchos niños, éste es el truco. Si esto no es suficiente para su hija, intente establecer un sistema de fichas más tangible, incluyendo el algo preferida después del colegio, tiempo de televisión extra, un viaje al zoológico por una semana de buenas conductas, etc. «A mi hijo le van muy bien las cosas con este programa. Gana tantos puntos que casi no puede gastarlos todos en privilegios. ¿Qué deberíamos cambiar?» Ya he oído esto anteriormente. Algunos niños perciben esta nueva fuente de ingresos tan rápidamente que dejan de esforzarse por ganar puntos fuera del colegio, y su conducta en casa decae. En estos casos lo mejor es reconsiderar cuánto costará cada premio o privilegio de la lista. Después tiene dos opciones, añada nuevos privilegios, de forma que el niño necesite más puntos para conseguirlos, o suba el coste de los ya existentes, para que su motivación por ganar más puntos cada día aumente. «El mayor problema de mi hija es que no se acuerda de apuntar los ejercicios. Ha mejorado en todas las otras áreas excepto en esta, se nos acaban las ideas. ¡Ayuda!» Intente utilizar la parte posterior del informe para apuntar las tareas. Pida a la profesora que esté pendiente de que la niña vaya apuntando las tareas detrás del informe durante el día. Al final de cada clase, y antes de valorar su conducta y firmar el informe, el profesor debería revisar si están apuntados las tareas para asegurarse de que todo está en orden. Entonces, cuando la niña llega a casa. usted sabe que cuentan con una lista precisa de las tareas que hay que hacer. «Me parece sospechoso que, de repente, mi hijo saque 1 y 2 en todo. ¿Es posible?» Bueno, en verdad sí que es posible, pero como el cambio de conducta es normalmente gradual, es poco probable. No me gusta decirlo, pero los niños saben sacar provecho de los profesores y de otras oportunidades para apuntar sus propias notas y falsificar la firma del profesor. Ésta es una de las razones por las que necesita encontrarse con el profesor periódicamente —un momento adecuado para mostrarle los informes y descubrir si es él o ella quién los ha llenado. «¿Por qué mi hija repite los mismos errores durante días seguidos, aún sabiendo cuáles serán las consecuencias?»
El mayor impedimento para sacar provecho del sistema de informes es el espacio de tiempo que pasa entre la conducta en el colegio y las consecuencias impuestas en casa. Algunos niños, especialmente si tienen problemas de atención com0 los que acompañan al TDAH, tienen problemas para comprender el lazo de unión entre comportamiento y consecuencias y necesitan más refuerzo; a veces, para hacer esta conexión, deben repetir el mismo fallo y sufrir varias veces las mismas consecuencias. Algunas veces, las diferencias en el entorno deshacen la conexión mental que los niños necesitan para motivarse y portarse bien. Hablar con su hija al acabar en el colegio, sobre cómo cambiar su forma de enfrentarse a una situación problemática mañana, le proporciona un plan a seguir, pero cabe preguntarse si su hija será capaz de mantenerse firme en su propósito al día siguiente en el colegio. Muchas no pueden, por lo que le recomiendo que recuerde a su hija cómo debería portarse en esas situaciones, justo antes de mandarla al colegio. «El profesor de mi hijo dice que realmente se está portando mejor en la clase, pero en el momento en que sale al descanso parece que se descontrola, y todas las normas desaparecen. ¿Por qué no le motiva el informe?» Todos los niños necesitan liberarse en el descanso. No es raro que niños que se portan bien tengan en alguna ocasión problemas durante este tiempo libre. Para su hijo, el problema puede ser el cambio de contexto: con menos estructura, simplemente se olvida de todas las normas. Pida al profesor que utilice el sistema de «piensa en el futuro, piensa en voz alta» antes del descanso: el profesor tendría que recordar a su hijo las normas del patio, hacerle ver que se tienen en cuenta en el informe, recordarle que el profesor del descanso le vigila y decirle que entregue el informe al profesor
Paso 8:
Camine hacia un futuro lleno de esperanza El último paso de este programa es un salto de gigante para los padres de niños desafiantes o con déficit de atención. Éste es el punto en el que le dejamos para que camine por su propio pie, hacia un futuro lleno de esperanza para su hijo y su familia. Llegado este momento debería estar plenamente convencido de que los últimos meses han sido de gran provecho y de que todo lo que ambos han aprendido comporta beneficios que van más allá de las paredes de su casa. La mejora de la relación entre usted y su hijo claramente ha contribuido a que él se lleve mejor con los demás. La capacidad de portarse apropiadamente y de seguir las normas en casa proporciona a su hijo la confianza y la competencia necesarias para triunfar en el mundo exterior. Ahora debería ver el futuro con esperanza renovada y con la convicción de que la tendencia de su hijo a portarse de forma problemática no tiene por qué impedirle alcanzar una vida adulta feliz y sana. Esto no significa que su labor haya acabado. Puede dejar de utilizar los sistemas de fichas o los informes de conducta en el colegio, que hasta ahora le han ayudado en su esfuerzo (en este paso se explica cómo hacerlo de forma inteligente), pero su labor como padre debería seguir estando guiada por el entramado de principios de este programa. Muchos padres, ante el reto que supone tratar con un niño que tiende a portarse de manera desafiante, han podido comprobar lo fácil que resulta volver a caer en las prácticas inadecuadas de tiempos pasados. Por ello, un objetivo importante en este último paso será proporcionarle un método para revisar su propia conducta siempre que vea que la de su hijo parece empeorar. ¿EN QUÉ PUNTO SE ENCUENTRA AHORA? Suponiendo que ha dedicado al menos dos meses a los 7 primeros pasos y que en cada uno de ellos se ha detenido el tiempo necesario para ver cierta mejora, entonces la relación actual con su hijo debería haber alcanzado cierto equilibrio. Por lo menos debería reinar algo de paz sobre lo que antes era el campo de batalla. Si ahora, que ya ha completado los siete pasos, no observa una mejora significativa en la conducta de su hijo, por favor continúe usando las técnicas que ha aprendido hasta que considere que se están produciendo cambios positivos. Si la magnitud del cambio ha sido menor, mantenga el programa durante más tiempo. En el caso de que no haya apreciado ninguna mejora durante los dos primeros meses, le sugiero que también continúe con el programa durante un mes más. Si después de este período adicional no se ha producido ninguna mejora, entonces consulte a un profesional.
Si su hijo tiene un déficit de atención? Si es así, es probable que su hijo necesite durante bastante tiempo puntos de apoyo como el uso de sistemas de fichas en casa y puede ayudarle el recibir algún otro tipo de tratamiento, como tomar medicación. Si todavía no ha consultado a un profesional y parece que su hijo no sabe funcionar sin recibir fichas como incentivo, y sin el uso consistente del castigo y del tiempo-fuera, entonces es el momento adecuado para consultar a un especialista en este trastorno. Si, por el contrario, ha observado cambios significativos en la conducta de su hijo, puede probar a retirar, poco a poco, estos puntos de apoyo. EL GRADUADO EN EL USO DE FICHAS, MULTAS E INFORMES Aunque parezca que su hijo ya no necesita el sistema de fichas en casa como incentivo para portarse bien, deberá seguir aplicándolo si todavía hace uso de los informes diarios de conducta en el colegio. Así que el primer objetivo será reducir paulatinamente el número de informes. Cuando su hijo lleve dos semanas sin recibir puntuaciones de 4 o de 5 en los informes, se puede plantear reducir progresivamente su frecuencia, para que el niño se vaya deshabituando. Pida al profesor que haga el informe sólo el miércoles y el viernes, con relación a la conducta de lunes a miércoles y de jueves a viernes, respectivamente. Una vez que hayan pasado otras dos semanas sin recibir puntuaciones de 4 o 5, avise al profesor de que pase a hacer un único informe los viernes, en el que dé cuenta del comportamiento de toda la semana. Cuando pasen otras dos semanas sin puntuaciones de 4 o de 5 habrá llegado el momento de interrumpir el uso de los informes. En el caso de que su hijo empeore, después de mejorar en el colegio gracias a la aplicación de determinadas técnicas de modificación de conducta, será aconsejable utilizar informes mensuales durante una temporada antes de retirarlos totalmente. Y si no al menos intente mantener una conversación telefónica mensual con el profesor para revisar el tema. No olvide decir a su hijo que el anular los informes no significa que el profesor vaya a dejar de fijarse en su comportamiento. De hecho, en el momento en que reciba informes negativos del profesor sobre el comportamiento de su hijo o hija, deberá restablecer el uso de los informes diarios. En el momento en que su hijo se porte aceptablemente en el colegio sin necesidad de usar los informes, puede considerar la posibilidad de abandonar el uso del sistema de fichas en casa, en el que se basaban los informes. Suponiendo que su hijo lleva una temporada portándose bien en casa, dígale que va a suspender el programa de fichas durante unos días para ver qué pasa. Por supuesto, usted seguirá observando de cerca a su hijo y debe dejarle claro que la posibilidad de recibir premios seguirá dependiendo de su buen comportamiento. Lo único que se deja de hacer es el registro de los puntos o de las fichas. Como ya se ha indicado en el caso de los informes escolares, si al abandonar el sistema de fichas en casa su comportamiento empeora lo único que debe hacer es restablecerlo.
ADELÁNTESE A LOS PROBLEMAS CONOCIENDO BIEN A su HIJO No crea que restablecer el sistema de fichas en casa es su único recurso ante la vuelta a viejas o nuevas formas de conducta desafiante. De hecho, recurrir de inmediato a esta técnica puede no ser la mejor opción ante el problema que se está fraguando. Es preferible que primero intente saber por qué su hijo está dando guerra otra vez. A medida que un niño crece se encuentra con toda una serie de cambios, y lo habitual es que deba enfrentarse continuamente a situaciones difíciles, para las que todavía no está preparado, y que en muchas ocasiones no sea capaz de superarlas con la serenidad que acaba de adquirir. Para que ambos puedan superar estos desafíos lo más rápido posible, y con el mínimo dolor, debe conocer bien a su hijo y saber qué está pasando en su vida. Es decir, ¡preste atención!. Es fácil bajar la guardia cuando parece que la conducta de su hijo ya está bajo control, pero recuerde que es imposible tener totalmente controlado el ambiente que rodea a un chico. En el curso de la vida de un niño hay muchos factores que requieren su atención y comprensión, por ejemplo las presiones del grupo de compañeros, pasar de curso o cambiar de colegio, o la propia maduración física. Esté al tanto de qué pasa en la vida de su hijo y apoyándose en lo que sabe sobre sus puntos fuertes y débiles, anticipe posibles problemas. ¡Piense en el futuro y piense en voz alta! Cuando sabe que, durante una temporada, va a haber cambios en el día a día de su hijo, usted, normalmente, ya utiliza esta estrategia (tendrán visitas durante la noche, se celebrará una fiesta, la familia saldrá a comer fuera y cosas por el estilo). Pero también puede usarla cuando se acercan cambios más importantes. ¿Por primera vez su hijo tiene que ir a un colegio nuevo‘), ¿la mejor amiga de su hija se trasladará a otra ciudad? o ¿vendrá un remplazo para su profesor a mitad de curso? No se limite a prever los cambios que afectarán directamente a su hijo o hija. Recuerde que aquellos que afectan al resto de la familia, o a otras partes de su mundo, también pueden repercutir en él. ¿Han empezado a tener problemas de pareja‘?, ¿están pensando en separarse¡ ¿están esperando un bebé!’, ¿algún familiar ha contraído una enfermedad crónica!’, ¿tiene un nuevo trabajo o va a volver a estudiar? No crea que lo único que puede ser estresante para su hijo son los acontecimientos negativos. Hechos positivos como el ascenso de uno de los padres en el trabajo, el traslado a una casa nueva y más espaciosa, el paso al grupo «avanzado» de su clase de cuarto, o que su abuela le regale un cachorro pueden ponerle tan nervioso como los conflictos en casa o alguna pérdida o decepción. Además de anticipar cómo afectarán a su hijo los cambios importantes que se van produciendo en su vida, esté al tanto de las situaciones y actividades que generalmente le alteran más. Si ha observado con atención, ya debe tener en su mente una lista de los puntos débiles de su hijo. Haga listas de lugares, situaciones, gente o de otro tipo de factores que suelen desencadenar la conducta desafiante de su hijo. Deje grabados en su mente estos puntos de dificultad y propóngase pensar por adelantado y pensar en voz
alta para atajar los problemas que surgirán cuando estos factores entren en escena. El cuadro que se presenta a continuación recoge las principales dificultades que citan los padres respecto a sus hijos: Para anticipar problemas Las situaciones que se presentan a continuación han sido calificadas de problemáticas por muchos padres a lo largo de los años. Tal vez algunas también sean aplicables a\ caso de su hijo.
Las largas esperas. «Para Tadeo siempre ha sido un problema tener que estarse quieto durante un rato», dijo su padre, «así que llenamos el día de actividades absorbentes y cuando tenemos que ir al médico, al odontólogo o simplemente tenemos que hacer cola para entrar al cine, tenemos preparados refuerzos adicionales para premiar su paciencia. Cuando vamos al supermercado y vemos que hay bastante cola para pagar, intentamos pasarnos más tarde. En el bolsillo siempre llevo una bolsita de dulces de chocolate, que le encantan, como refuerzo para aquellas situaciones en que nos pillan por sorpresa o \a espera es inevitable.»
A la hora de hacer nuevos amigos. «Cada vez que Daniel llega a casa y empieza a hablar sin parar sobre un nuevo amigo, sé que en cualquier momento puede haber problemas. Cuando está muy preocupado por impresionar a alguien, siempre se entusiasma demasiado y empieza a mandar de forma agresiva. Así que nosotros hacemos todo lo posible por “pensar en voz alta" y con mucho tacto le recordamos las regias para llevarse bien con los demás (no dar empujones, no insultar, y cosas similares). A Daniel“ le gusta jugar al “Y si...”, lo que aprovechamos para plantearle situaciones que le ayuden a reflexionar para no ponerse en evidencia: “Y si un día Daniel viene a casa para jugar y te pregunta si puede probar tu bicicleta nueva, ¿qué harías?".>>
los acontecimientos sociales concurridos. «A Teresa no se \e dan nada mal las situaciones de uno a uno y normalmente todo va bien si el número de chicas es par y pueden ponerse por parejas (tres suele ser un problema), pero fracasa por completo cuando tiene que manejarse en un grupo grande y poco organizado. En ciase las cosas van bien porque hay una estructura, pero el día deportivo es fatal para ella. Nos duele que tenga que perderse todas estas actividades divertidas, así que ahora estamos intentando hablar con \os responsables para ver si durante las actividades hay alguna forma de sacar de vez en cuando a Teresa del gran grupo para que haga una pausa. Un pequeño descanso generalmente te ayuda a no ponerse demasiado tensa.»
Las visitas. «A Tere te cuesta adaptarse a \os cambios en su rutina, como tener invitados en casa durante la noche. Como estas ocasiones eran bastante frecuentes (Marc o yo tenemos familias numerosas repartidas por todo el país),
intentamos establecer una serie de normas generales para todas las visitas pero, al poco tiempo, nos dimos cuenta de que su mal comportamiento difería según quiénes vinieran. Cuando vienen sus abuelos, se vuelve muy mimosa y recurre a las pataletas porque sabe que son blandos y que cederán a casi todo lo que les pida. Cuando vienen sus primos, es más probable que empiece a mandar a todo el mundo, a veces incluso usando la fuerza física. Por eso ahora diferenciamos el tipo de normas según las personas que vengan, y centramos todos los esfuerzos en un par de conductas para cada visita: cuando sus primos están de visita le damos muchos puntos por no pegar o ser mandona con los otros niños y también le quitamos muchos por transgredir las normas; y cuando vienen los abuelos asignamos muchos puntos a “no suplicar” y a “no patalear". El resto más o menos lo dejamos pasar y así hemos conseguido que la mayoría de visitas transcurran con bastante tranquilidad.»
Los cambios en el horario de trabajo. «Cuando decidí volver a trabajar de enfermera, después de que Jacobo empezara el colegio, todos tuvimos que adaptamos, incluso Jacobo pareció acostumbrarse. Ahora, con el momento de crisis que está pasando el hospital, todos los empleados tenemos que tapar huecos allá donde se nos necesite y mi horario cambia cada tres semanas. La primera vez que tuve que trabajar hasta tarde, la casa parecía un campo de batalla —ropa y juguetes esparcidos por toda la casa, Jacobo sentado en la silla de tiempo-fuera llorando, y mi marido, Jeff, sentado en la sala de estar sorbiendo una bebida como si fuera el elixir de la salvación. »Cuando vimos que esta situación se repetía cada noche, Jeff y yo decidimos que debíamos hacer algo, así que nos sentamos y tuvimos una charla familiar. Cuando preguntamos a Jacobo dulcemente. pero con firmeza, qué estaba pasando (fue un “¿Te preocupa alguna cosa, cariño?" más que un “¿por qué demonios te estás portando tan mal?, tono que no suele funcionar con Jacobo), nos dijo que pensaba que yo intentaba evitarle porque ya no quería jugar más con él. Me sentí fatal, había estado tan pendiente de salir adelante con mi nuevo horario tan irregular que me había olvidado del tiempo especial con Jacobo. Así que bastó con asegurarnos de que estos momentos estuvieran de nuevo en el horario. Jacobo todavía desconfiaba, observándome de cerca para ver si cometía alguna equivocación, así que tuvimos que preocuparnos de buscar algo más para convencerle de nuestra buena voluntad. Primero, pusimos un horario de tiempos especiales extensos en una pizarra, y tan pronto como recibía el horario de trabajo para las próximas tres semanas, programábamos tiempos especiales para cada día. Añadimos una columna al lado de cada día de manera que podíamos marcar cada tiempo especial que hubiéramos pasado juntos. Cuando era necesario aplazar alguno teníamos un recuadro en la parte de abajo del horario para vales “por días de lluvia”. Estos vales debían hacerse efectivos durante alguno de mis próximos días libres, y por cada tres o más vales en la misma semana, Jacobo debía escoger, entre varias actividades, la que haríamos juntos fuera de casa. El hecho de que nos tomásemos tantas molestias le hizo ver cuánto nos preocupamos por él, y la idea de la pizarra fue un buen recordatorio visual de ello.»
La concesión de nuevas responsabilidades a su hijo. «Un día, después de que Luisa había recogido muy bien sus juguetes, cometí el error de anunciar alegremente que pensaba que ya era suficientemente mayor para empezar a tender la cama cada día. Bueno, si hubieran visto su reacción habrían creído que le había dicho que tenía que dejar el colegio e ir a trabajar a una fábrica. Se volvió hacia mí y empezó a gritar diciendo que era muy injusta y que no lo iba a hacer y que yo no podía obligarla. Me dejó tan pasmada que lo único que se me ocurrió fue marcharme, pero después Jaime y yo hablamos de cómo podíamos asegurarnos de que aceptaría nuevas tareas a medida que se hiciera mayor, igual que habían hecho su hermano y su hermana.
>>Primero, identificamos dos de mis errores: no le había dicho, lo primero de todo, que había hecho un buen trabajo recogiendo sus juguetes, es decir, no había elogiado su conducta. Tampoco hice que lo de hacerse la cama sonará como algo bueno (una responsabilidad que había ganado por ser tan madura), por lo que ella pensó que era algún tipo de castigo. Finalmente, me había olvidado de una de las reglas principales para vivir con Luisa: avisarla e ir introduciendo poco a poco cambios es su rutina diaria. La solución fue bastante sencilla. Primero hablamos con sus hermanos, que accedieron a ayudarnos a felicitar a Luisa por todas las tareas que estaba realizando tan responsablemente en estos días, a su vez le comentamos que si seguía así sería tan mayor que podría hacer las mismas cosas que Ken y Gerardo. Después de unas tres semanas. Luisa estaba prácticamente suplicándonos que le enseñáramos a tender la cama, y desde entonces se la ha hecho cada día (especialmente porque durante la primera semana uno de nosotros asomaba la cabeza por la puerta de su habitación mientras se la hacía para decirle lo bien que lo estaba haciendo)»
La llegada de un nuevo bebe. «Como ya tenía dos hijos creía saber qué podía esperar de la rivalidad entre hermanos, sin embargo estoy muy contenta de que en el grupo se hablara de cómo un nuevo bebé puede afectar a un niño desafiante. Las experiencias de otros padres me permitieron preparar bien el terreno y me ayudaron considerablemente a evitar lo que podía haber sido un período de transición bastante angustioso para Dana. Prometí que los tiempos especiales serían sagrados y nos dimos un fuerte abrazo cuando le aseguré que siempre tendríamos ese momento para estar juntas, aunque ello significara dejar durmiendo al bebé en el moisés.
>>También hablamos sobre la cuna estresante que podía resultar la llegada de un bebé y preparamos una pequeña lista de normas domésticas en consideración al recién llegado: “No gritar al bebé", “no pegarle” y “no entrar en la habitación mientras duerme". Durante el primer mes, Dana obtendría 5 puntos adicionales por obedecer cada una de estas reglas a lo largo del día y si, cumplía con una durante toda la semana, conseguiría IO puntos de bonificación. Para prevenir futuras discusiones (“Pero, mamá, yo no sabía que el bebé estaba durmiendo"), quedamos en colgar en la puerta del dormitorio un cartel que dijera “Zzzzz” en señal de que el bebé dormía.
»Por supuesto que hubo momentos en los que Dana se portó bastante mal, especialmente cuando el bebé tenía una rabieta y yo estaba de mal humor pero, en general. el plan ha sido de gran ayuda. El otro día me dijo en tono serio que si el bebé quería, podía jugar con nosotros durante el tiempo especial. Me pareció tan bonito, teniendo en cuenta que el bebé solo tiene dos meses, pero me aguanté las ganas de reír y le responde con la misma seriedad: “Gracias, cariño, es muy generoso de tu parte, pero no quiero que nada interfiera en nuestro tiempo especial juntas. Es demasiado importante para mí".» ¿QUE HACER CUANDO LA CONDUCTA DESAFIANTE REAPARECE? <<Piense en el futuro/piense en voz alta» significa algo más que el simple hecho de decir a su hijo cuales serán las reglas y Ias consecuencias, justo antes de que se aproxime una etapa de cambio. También implica tener un plan de qué puede hacer cuando él empiece a ponerse mal. Aquí tiene algunas recomendaciones: I. Cuando su hijo empiece a portarse mal con cierta asiduidad, coja un bloc de notas y describa detalladamente el problema: en qué consiste el mal comportamiento de su hijo (qué regla esté incumpliendo), cuando y donde, y qué esté haciendo usted para intentar corregirle. 2. Haga estas anotaciones durante una semana aproximadamente, escribiendo aquello que se repite en la conducta de su hijo y qué nuevos giros toma ésta. 3. Ahora revise su bloc de notas para ver si encuentra alguna señal de qué <<es lo que usted no esté haciendo correctamente». Si analiza con franqueza lo ocurrido, es bastante probable que se dé cuenta de que el problema tiene su origen (o se ha agravado) por el retorno a formas inadecuadas de controlar a su hijo: los castigos excesivos, el uso de la coerción, las continuas peticiones o una actuación inconsistente, poco justa o inespecífica. Mientras revisa sus anotaciones, reflexione sobre los puntos siguientes. Por cada respuesta afirmativa, relea el paso que aparece entre paréntesis. - ¿He repetido demasiadas veces las ordenes antes de imponer las consecuencias por desobedecer? Paso 2. - ¿Le he dado instrucciones poco eficaces? (si no recuerda las normas revise el paso 6) (capitulo 6). - ¿Me he olvidado de prestar atención y de elogiarle cuando se ha portado bien? (paso 1). - ¿No he sabido proporcionarle refuerzos o recompensarle cuando obedecía las reglas 0 cumpla con lo mandado? (si es así, probablemente ha abandonado el sistema de fichas demasiado pronto y necesita retomarlo hasta que esta práctica sea algo habitual) (paso 3). - ¿He postergado tanto la imposición de la sanción o del castigo que mi hijo se ha olvidado de qué se trataba? (capítulos paso 4 o 5).
- ¿He permitido que nuestro tiempo especial juntos vaya desvaneciéndose? (paso 1). 4. Ahora tome medidas para cambiar su propia conducta: practique las técnicas que ha aprendido y dese un plazo de un par de días para ver si el problema empieza a resolverse. 5. En caso de que no sea así, explíquele qué espera de él o de ella en relación a la conducta inadecuada («A partir de ahora, no puedes Levantarte del escritorio hasta que no hayas acabado las tareas»; «No quiero oír más palabrotas en casa»; «Sin mi permiso o el de tu padre no puedes comer nada fuera de la cocina») y establezca un sistema de fichas para recompensar el cumplimiento de las normas que acaba de explicarle. Asegúrese de observar de cerca a su hijo para que siempre que se lo merezca reciba recompensas. 6. A partir de este momento ponga en práctica el tiempo-fuera siempre que se repita la conducta inadecuada. 7. Si sus anotaciones ponen de relieve que la conducta inadecuada aparece en un determinado contexto, use el principio de piense en el futuro/piense en voz alta para resolverlo (paso 6). 8. Continúe tomando notas hasta que el problema se haya disipado. Si ninguno de estos consejos funciona, tal vez necesite ayuda de un profesional en psicología. UNAS ÚLTIMAS PALABRAS ¡Felicidades! Ha conseguido acabar uno de los cursos más eficaces para el manejo de la conducta infantil, del que se sirven muchos profesionales de la salud mental. Si todo ha ido bien, habrá presenciado mejoras en la relación con su hijo, en su nivel de estrés como padre y en la capacidad de su hijo para cumplir con sus responsabilidades y con lo que se espera de él. Incluso puede parecerle que el programa también ha sido positivo para sus otros hijos. Muchos padres nos dicen que este programa ha reforzado su percepción de competencia personal y les ha hecho sentir que están preparados para hacer frente al futuro, y a cualquier problema de conducta que pueda surgir. Se merecen nuestro reconocimiento por su perseverancia y por todo el esfuerzo que han invertido en aplicar este programa; y también tienen bien merecida la seguridad que han ganado en sí mismos. Gracias al esfuerzo que han hecho por cambiar la forma de interactuar con su hijo y de controlar la conducta de éste, le han alentado a que sea más receptivo a las indicaciones que le dan, más digno dc confianza respecto al cumplimiento dc sus responsabilidades diarias, y más positivo y competente en las interacciones con otras personas. Y esto es lo mejor que pueden haber hecho como padres.