ÂżDĂłnde van los gatos cuando llueve?
rosalia d i maggio nic olas r uiz
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COLECCIÓN
CERRO!
¿Dónde van los gatos cuando llueve?
LODAT OVITA DINID ATIVO TADOL
Ruiz, Emilio Nicolás ¿Donde van los gatos cuando llueve? / Ruiz Emilio Nicolás; ilustrado por Rosalía Di Maggio. - 1a ed. - Cafayate : kalaediciones, ciudad de Cafayate, 2015. 30 p. : il. ; 27x20 cm. ISBN 978-987-33-7492-0 1. Narrativa Infantil Argentina. I. Título CDD A863.928 2
¿Dónde van los gatos cuando llueve? Autor: Nico Ruiz Ilustración de tapa e interiores: Rosalia Di Maggio Diseño y diagramación: Nico Ruiz Correcciones: Fló Gaia Colección Cerro!
Mail: nicoeterno@hotmail.com Web: www.kalaediciones.wordpress.com Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Hecho el depósito de un ejemplar a la pachamama en un cerro de Cafayate, salta. Impreso en Argentina ¿Dónde van los gatos cuando llueve? por Nico Ruiz y Rosalia Di Maggio se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
K
Noche
Hay muchas cosas que no se saben sobre los gatos. Los gatos son misteriosos. Odian las despedidas.
Miran por las ventanas con ojos de luna, flotan como nubes sobre los muebles. A veces salen por las noches, sabe quiĂŠn a dĂłnde. Casi siempre vuelven. A veces no.
Las noches son interesantes, piensan los gatos. La luna viste al mundo con nuevas vestimentas. Algarrobos con trajes negros, calles con chalecos plateados y botones de estrellas.
Los dĂas de lluvia son interesantes, piensan los gatos. Agua que cae del cielo, que salpica sobre las baldosas del patio, gotas como grillos en el jardĂn, como alfileres caĂdos..
Algunos gatos son aventureros y las noches de lluvia les atraen. Hermosa noche de luna y lluvia para pasear por los tejados, dicen. Se ponen sus pilotos color rojo y salen por las ventanas de las cocinas.
Los niĂąos preocupados miran la lluvia por la ventana con ojos espejados. Los gatos despreocupados saltan y chapotean en los charcos de agua.
Algunos gatos agotados de jugar con la lluvia deciden volver a sus hogares. Otros, cautivados por la luna misteriosa, le entonan tristes canciones a la noche. La noche en agradecimiento transcurre lenta y serena.
Cuando las gargantas cansadas son alcanzadas por el sueĂąo algunos gatos vuelven silbando a sus hogares calle arriba. Otros, sin embargo, caminan calle abajo buscando en el rĂo el reflejo de la luna.
Las albahacas y las mentas crecen churitas al lado del camino. Los gatos caminantes les piden permiso y se adornan los bigotes con su aroma, y los sombreros con sus flores.
El rĂo tiene aroma a poleo y cedrĂłn, dicen los gatos, que saltando de piedra en piedra buscan dibujarle una sonrisa a la luna.
Algunos gatos se dan cuenta que la luna es solo un reflejo en el río y que nunca le podrán ronronear al oído. Entonces, desilusionados, emprenden el regreso al pueblo, con la garúa de la madrugada y las patitas arenosas.
Otros gatos, aún más soñadores, no se dejan engañar. El desencanto no siempre es la realidad, dicen, y cruzan el río, cruzan los algarrobos y cardones del camino, saltan la acequia, suben el cerro, y una vez ahí arriba se trepan a la roca más alta.
Se dice que los gatos que llegan a estar tan cerca de la luna se acercan a su mejilla y le susurran al oído, casi como si ronronearan a su madre: “Luna, lunita. Si es verdad que todo viene del centro de una estrella, cada átomo, y cada uno de nosotros, lunita, te pido, me dejes iluminar este cielo a tu lado.”
Se sabe que la luna es una dama muy especial. Hipnotiza a los mares, conduce a la naturaleza y trae la vida a este mundo.
Se dice que algunos gatos, bajo la aprobaciĂłn de la luna, dirigen sus patitas al cielo bajo la lluvia, como intentando tocarla, entonces la lluvia se hace camino, la vida se hace luz, y una estrella nace en el cielo.
El sol se despereza muy temprano. Se lava la cara con las últimas gotas de lluvia y al abrir sus ojos un nuevo día comienza. Los niños se despiertan como siempre con el padre sol. Desayunan con el rocío sobre las flores y el aroma de la leña húmeda. Pequeños signos que el sol pronto borrará.
Nada dura para siempre, y la lluvia, a veces, tambiĂŠn se detiene.
DÃa
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K
Impreso en El Antigal Octubre 2014
-Todo lo que das vuelve-