Almundo Marcopolo 65

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BRASIL & CARIBE

SAMANA BUZIOS FLORIANOPOLIS RIVIERA MAYA ISLA MARGARITA CUBA PORTO SEGURO CHICAGO PAIS VASCO SALTA



EDITORIAL Desde que era un adolescente hasta el día de hoy, tengo un sueño recurrente, que se repite con un promedio de, por lo menos, dos veces por mes. El sueño consiste en que aparezco en una playa y al mirar el mar veo unas olas hermosas, parejas, tubulares, ideales para hacer surf. Y cuando quiero entrar al agua, para deslizarme sobre ellas, siempre hay algo que lo termina impidiendo: aparece una tormenta, se hace de noche, se aquieta el mar, se rompe la tabla o me la roban. En varias ocasiones, suceden las cosas más insólitas para impedirlo: recuerdo que una vez, al apoyar la tabla sobre el agua, ésta se convertía en un pirulín gigante, se retorcía y se derretía hasta desaparecer. Mi pasión –o enfermedad- por el mar en general, por las olas en particular, nació cuando tenía 11 años. En el verano de 1985, con mis padres comenzamos a vacacionar, como muchas familias argentinas, en Florianópolis, al sur de Brasil; plan que repetimos durante 6 años seguidos. Era ese momento que esperaba todo el año. Salíamos en caravana - varios autos de amigos y familiares- viajando durante dos días. Una vez allá, alquilábamos casas cercanas, cada año en una playa diferente: Barra da Lagoa, Ingleses, Mole, Campeche. Y lo mejor de todo era que, durante todo el veraneo, nos dedicábamos a recorrer la mayor cantidad posible de las 42 playas de la isla. Nunca me voy a olvidar cuando conocimos Joaquina; justo el día en que se disputaba el Hang Loose Pro, campeonato internacional de Surf.

Quedé impactado por el tamaño y la forma de las olas. Y por lo que hacían “os senhores surfistas”, como se los describía por el parlante. De tanto que le insistí, mi papá me alquiló una tabla, que luego pasó a ser mía: se la terminé comprando –regalo de cumpleaños por adelantado- al tipo que me la alquiló. Comienza el verano y las ganas de ir a la playa se transforman en ansiedad. Seguramente, tu anhelo no son las olas, como en mi caso, pero tal vez ya vas pensando en el agüita, en la arena, en la brisa salada, en tirarte en una reposera bajo el sol, o tan sólo en mojar las patas en la orilla. Para que vayas entrando en calor, preparamos un número con mucho mar, arena y sol. Para empezar, una nota de Samaná, un paraíso no tan conocido que ha sido catalogado como la revelación del Caribe dominicano. Seguimos con una cobertura bien completa de Buzios –que incluye Arrabal do Cabo-, que, sin ir tan lejos, no tiene nada que envidiarle a los paraísos caribeños. Y para completar el kit de playa, una nota de cinco lugares maravillosos, con aguas templadas y bien transparentes: Florianópolis, Porto Seguro, Riviera Maya, Isla Margarita y Cayo Santa María, en Cuba. Chicago, País Vasco y los Valles Calchaquíes salteños completan el sumario, por si la playa no es lo que más te vuelve loco. Lo importante es que este verano 2016 no te quedes con las ganas de irte, auque sea unos días, a relajar un poco la cabeza y el cuerpo, a respirar aire fresco y salir de la rutina. Buen año y felices viajes para todos.

Nicolás Anguita Editor General


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“Peter Pan” Puente de espías

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Secretos de una Obsesión Punto de Quiebre


SUMARIO 10 DISPAROS AL MUNDO 12 SECRETOS REVELADOS 14 PLATO VOLADOR 16 CIUDAD EXTRAÑA 18 LIBROS EN ORBITA 20 FIESTAS & RITUALES 22 PARADOR SOÑADO 24 CANTO RODADO 26 TRAVEL SHOP 28 TRAVEL SMART 30 SAMANA 44 CHICAGO 54 5 DESTINOS DE VERANO 66 PAIS VASCO 78 BUZIOS 90 SALTA

PROPIETARIO ASATEJ S.R.L. STAFF EDITOR GENERAL NICOLAS ANGUITA // EDITOR PERIODISTICO EXEQUIEL SIDDIG // GERENTE DE MARKETING MARIO R. CINGOLANI // JEFE DE ALIANZAS Y PUBLICIDAD DIEGO FOTI: diego.foti@almundo.com // JEFE DE MARKETING Y COMUNICACION RODOLFO ANSELMO ANALISTA DE MARKETING DAIANA MEDIÑA // RESPONSABLE AREA DISEÑO EZEQUIEL COPELLO DISEÑO GRAFICO FLORENCIA MOLINA Y JOSEFINA SIRONI // PRENSA Y COMUNICACION NOEL PEREZ LLORENS // FOTOGRAFIA DE TAPA NICOLAS ANGUITA // CRONICAS Y FOTOGRAFIAS CONSTANZA COLL, NICOLAS ANGUITA, VALERIA OLARTE, CECILIA RUPPEL, GUADALUPE PICCIONI, ARIEL MENDIETA, NOEL PEREZ LLORENS, IRENE CASELLI, EXEQUIEL SIDDIG, JULIAN VARSAVSKI, ALEJO SCHATZKY, GUIDO PIOTRKOWSKI, SHUTTERSTOCK, LATINSTOCK // GRACIAS A LA INVALORABLE COLABORACION DE: JUAN PABLO LAFOSSE, DIEGO GARCÍA, ALEJANDRO NARDI, MARTIN INVERNIZZI, PACO VIVES, GASTÓN TUDESCO, ERIKA SCHAMIS, JUAN FERNANDO GARCÍA, NATALIA BRESCIANI, FEDERICO PASTORI, EMILIO CIASCHINI, NOELIA LAWLER, VICTORIA BASILICO, LUZ MANTILLA, SANTIAGO MORENO, JOHN PARRA, YANINA LUNA, MARIA EUGENIA ROCCA, GUSTAVO DE BATTISTA, HELENA MASO, AGENCIA DE PRENSA VER Y COMUNICAR, HERNAN LABATE, MARIA SOL SANCHEZ CORIA DE LA EMBAJADA DE BRASIL , ALEJANDRO GALLO DE IN BUZIOS, MARCELO ISRAEL DE DELTA ECO SPA Y A TODOS AQUELLOS QUE COLABORARON EN ESTE NUMERO. ALMUNDO MARCOPOLO Nº 65, DICIEMBRE 2015 BUENOS AIRES, ARGENTINA // Impresión: EMEDE S.A. Madame Curie 1101. Quilmes, Buenos Aires, Argentina. Tel: (011) 4200-7114. Redacción: Florida 825, Buenos Aires, Argentina. Tel/Fax: 4114.7600 REGISTRO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL Nº 5262854, DE ACUERDO A LO DISPUESTO POR LA DIRECCION NACIONAL DE DERECHO DE AUTOR DE LA REPUBLICA ARGENTINA. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. ESTA PUBLICACION NO PUEDE SER REPRODUCIDA EN NINGUNA DE SUS PARTES Y POR NINGUN MEDIO, SIN LA EXPRESA AUTORIZACION DE SU PROPIETARIO. ALMUNDO MARCOPOLO NO SE RESPONSABILIZA POR LAS OPINIONES DE LOS AUTORES VERTIDAS EN LA REVISTA. ASATEJ S.R.L. FLORIDA 825 C.A.B.A. EVT: ALMUNDO.COM LEG: 8362 - DISP: 1350/93. CUIT Nº 30-65951462-8

8 / Sumario



DISPAROSALMUNDO C O N C U R S O

F O T O G R A F I C O

D E

N U E S T R O S

L E C T O R E S

PREMIO

PREMIO

1º PREMIO: FOTOLIBRO DE 28 X 22 CM. TAPA DURA. 23 PÁGINAS Diego Rodriguez. Cartagena de Indias, Colombia. 2º PREMIO: FOTOLIBRO DE 21 X 15 CM. TAPA DURA. 23 PÁGINAS Felipe Deslarmes. La Habana, Cuba. 3º PREMIO: LIENZO DE 30 X 20 CM. Gabriela Ruiz. Isla del Sol, Bolivia. Envianos tus mejores fotos a: marcopolo@almundo.com para concursar por un encuadernado profesional para tu colección de fotografías. Los archivos para el concurso deben estar en el tamaño original en que se hizo la toma, preferentemente en formato jpg, acompañado de tu nombre, fecha y lugar donde fueron sacadas las fotos.

10 / Disparos al Mundo

PREMIO


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Disparos al Mundo / 11


ON THE ROCKS. CAMINATA Y WHISKY CON HIELOS GLACIARES EN UNA INTRÉPIDA TRAVESÍA FOTOGRÁFICA A EL CHALTÉN. FOTO: ALEJO SCHATZKY

SECRETOSREVELADOS IMAGENES ORIGINALES DE FOTOGRAFOS VIAJEROS

LAS IMÁGENES LATENTES EL CHALTÉN, ARGENTINA POR ALEJO SCHATZKY

Hace años que vengo trabajando con técnicas experimentales en fotografía. Algunas de ellas son hallazgos que han aparecido en los procesos de búsqueda, de prueba y error, de constante experimentación sobre los soportes fotográficos. Entiendo la fotografía como una posibilidad de crear nuevos imaginarios y no como representación de la realidad. En abril surgió la posibilidad de hacer un exigente viaje de trekking con amigos por la zona de El Chaltén. Teníamos tres premisas: no pasar frío, comer bien y cargar lo menos posible. Las dos primeras atentaban contra la última: el Windguru anunciaba días de lluvia y temperaturas de 15 grados bajo cero, y comer bien siempre implica cargar peso extra. Esto me decidió a llevar una cámara que fuera lo más liviana posible y que no dependiera de baterías para funcionar. Elegí entonces una cámara mecánica de plástico que utiliza película de 35mm. Es una cámara sin marca de muy baja calidad óptica; obtura en una sola velocidad y no tiene fotómetro. Decidí, además, llevar solamente dos rollos de 36 fotos, uno color y otro blanco y negro. El mismo día que llegamos a El Chaltén comenzamos la caminata hasta el campamento Poincenot. El día estaba despejado y frío; el agua de las cantimploras llegó congelada. Armamos las carpas con la última luz del día y

12 / Secretos revelados

cenamos un risotto con hongos y camarones rehidratados. Después de comer, fuimos al puente sobre el Río Blanco a mirar los cerros nevados y tomar un buen Scotch con nieve, ritual que repetimos cada noche, en cada campamento. En Laguna Torre, tuvimos que reemplazar la nieve por una fina capa de hielo que se formaba en la laguna. El primer rollo que cargué en la cámara fue el color, una película poco sensible que, en combinación con la rusticidad de la cámara, me permitía hacer fotos solamente de día y con buenas condiciones lumínicas. El hecho de disponer de setenta y dos fotos para ocho días me obligaba a elegir cuidadosamente qué fotografiar. En ese tiempo no bajamos nunca a El Chaltén. Siempre cocinábamos con gas, no se podía prender fuego. Pero esa limitación nos volvió muy operativos: privados de buena luz y calor era preciso cocinar temprano, cenar sin demoras, acortar las sobremesas y los desayunos. La falta de señal de telefonía nos devolvió algo de los viajes de otra época: tiempo para contemplar; esa sensación ya casi olvidada de estar de lleno en cuerpo presente. Un día decidimos ir a ver la salida del sol a la Laguna de los Tres, al pie del Cerro Fitz Roy. Empezamos la caminata a las cuatro de la mañana; fueron dos horas de ascenso ininterrumpido bajo luna llena. El camino estaba en su mayoría congelado y tremendamente resbaloso, lo que obligaba a hacer trayectos a campo traviesa. Llegamos al mirador de la laguna todavía de

noche. La luna iluminaba la nieve, que en sectores era muy profunda. Encontramos allí a unas cuantas personas, otras más fueron llegando. El silencio era total: nadie quería perturbar ese encuentro atávico y profundo con esa porción de mundo inalterado. El frío era intenso, lacerante. Muy de a poco el cielo empezó a clarear y el cerro se fue volviendo primero de un rojo intenso, después dorado, y finalmente apareció el sol trayendo algo de calor, llevándose los restos de la noche. De esa travesía nocturna y ese amanecer sobrecogedor no tengo ni una sola foto, pero conservo un recuerdo imborrable. Al volver a Buenos Aires revelé el rollo color normalmente. Luego sometí los negativos a una degradación con químicos y fuego. Este proceso hace que aparezcan colores insospechados. Finalmente fotografié esos negativos con una cámara digital, usándola como si fuera un scanner. En esa segunda toma puedo agregar algunas distorsiones ópticas. Obtengo así un archivo digital que requiere muy pocos ajustes posteriores en Photoshop y que puede imprimirse en soportes muy variados o publicarse en medios gráficos. Ya han pasado nueve meses de aquel viaje y el rollo blanco y negro –una película vencida hace quince años- aún aguarda su turno de revelado. Las imágenes latentes duermen dentro del chasis, y lo que pueda ocurrir con ellas es totalmente incierto: me esperan grandes satisfacciones o una frustración inapelable.



BORJA BLÁZQUEZ. UN MARINERO QUE COCINA O UN COCINERO QUE… ¿MARINA? LA (GASTRONOMÍA VASCA) PASIONARIA EN SU “PESCAU” CON REFRITO DE AJOS.

PLATOVOLADOR U N A R EC E TA M AG I C A T R A I DA D E S D E E L M A S A L L A

ATRAPA AL PEZ DORADO SAN SEBASTIÁN, ESPAÑA POR EXEQUIEL SIDDIG

Es cierto que, llegado el caso, la escuela no sirve para nada. Posemos la mirada sobre el niño Borja Blázquez. El 14 de agosto de 1984, Borji cumple 9 años. Nada le hace más gracia en la vida que ir a capturar cangrejos entre las rocas de las playas de San Sebastián, donde vive, en el país Vasco, España. Caminar, mirar hacia abajo, concentrarse, tender la trampa con un nudo corredizo en la punta de un palo. Más, tal vez eso le guste incluso más que ir a surfear las olas bravas del Mar Cantábrico. A esa altura, ya ha aprendido que la medida de las cocinas caseras se dirime por la calidad de las croquetas de jamón; en su casa, las de mamá Mercedes parece que están para el campeonato. También ha aprendido, de la mano de su padre –y de su padre le fascina el encendedor de oro Dupont, la manera en que él lo saca del bolsillo- que le gustan todos los pescaus y los bichos de aquel indomable mar del norte español. Le gusta la lubina, le gusta el salmonete, le gusta el calamar, la merluza, la sepia, la ostra, el caracol carraquela. Y la manera en que su padre entra y sale de un restaurant: como un caballero. Eso le gusta. Así que ya está. A los 9 años, Borja sabe o intuye lo que quiere de la vida. Quiere cruzar en un barquito, solo, el océano Atlántico. Quiere, sobre todo, cocinar. Cinco años después, cuando ya haya repetido dos veces el primer año del secundario, con

14 / Plato volador

16 años Borja decide dejar la escuela. Y nadar -en un mundo que privilegiará cada vez más el conocimiento formal- contra la marea. La fachada de vidrio de Casa Borja, en San Telmo, Buenos Aires, está cubierta por entero, menos por la hendija que deja la puertecita abierta. - Hola. ¿Se puede pasar? - Hola. Gracias –dice Borja, como si la pregunta fuera un cumplido. Borja Blázquez es uno de los cocineros más conocidos en toda América Latina por sus programas en el canal Gourmet, donde cocina desde el año 2000. Por entonces, recuerda que fue a una entrevista en las oficinas de Nestlé y le dijeron que, si les gustaba la prueba de cámara, tendrían para ofrecerle tres programas: uno de comida vegetariana, otro de clases de cocina y otro de pescados y mariscos que recorriera las costas latinoamericanas, “Maremagnum”. Cuando terminaron, les respondió que el primero lo podría hacer; que el segundo, bueno, él era profesor en la escuela del Gato Dumas. Y el tercero: - Os digo la verdad: soy la persona. Porque soy vasco; el 80% de lo que comemos es pescado. Porque me gusta pescar, navegar, bucear y surfear. Y porque desde niño mi mejor plan es ir por las rocas a buscar cangrejos. Luego, Borja hizo un programa al que llamaron “Velero al Caribe”, por el que recorrió -él mismo como timonel- Granada, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, entre otros lugares. Recuerda especialmente el dorado -o magi magi- que hizo para la despedida en Dominica. Pero lo más extraoridnario le sucedió en Martinica, donde buceando entre las rocas atrapó un pulpo –en televisión eso no se muestra, porque “el chef no mata”- y lo

cocinó en una jaula de pájaro metiéndolo en el agua termal, híper mineralizada, de uno de los pozos que suelen encontrarse en medio de la arena volcánica. “Es agua dulce que llega a 80°C, viene de la entraña de la Tierra. No creo que pueda superar eso.” En Casa Borja, hay exhibidos trofeos de las regatas que corre en solitario, como el campeonato de Vela de la Provincia de Buenos Aires. Cuando cumplió 30 años –hace diezBorja se compró una embarcación ¬-de nombre “Carocito”- para practicar hasta cuando llegue el momento de cruzar el Atlántico. - Hablo casi todos los días con mi madre por Skype. Pero como estoy desde 1997 en Buenos Aires, lejos de casa, tomé la costumbre de autorregalarme el día de mi cumpleaños. Cuando salió de la escuela, a los 17 estudió durante un año en la escuela Casa Armendáriz, en su San Sebastián natal. Fue un curso intensivo en el que tenían “45 minutos de teoría y 7 horas 15 de práctica”, recuerda. Luego pasó por dos de los restaurantes más famosos del mundo: Arzak y El Bulli. En Armendariz ya había comenzado a experimentar sobre su plato preferido, el rape, un pez que puede llegar al metro cuarenta de largo y cuya cabeza mide entre 30 y 40% del cuerpo. “La carne es muy prieta, con mucha proteína. Pero si te pinchas con sus dientes – como cualquier pescado-, se te infecta”, dice. En su restaurante de San Telmo, Borja usa lenguado de Mar Chiquita con el típico refrito vasco de ajos, papas confitadas y langostinos. - Siempre digo que mi segundo apellido es “solo”. Bueno, cuando hago un refrito, huelo la cocina de mi ciudad, de mi casa. Y estoy otra vez entre las rocas de San Sebastián. Soñando que quiero cruzar el océano Atlántico.



VOLCÁNICA. EL VOLCÁN COSIGÜINA EXPLOTÓ COMO EL VESUBIO EN 1832. AHORA, SIN ACTIVIDAD, TIENE UN LAGO CRATÉRICO HIRVIENTE.

CIUDADEXTRAÑA H I S T O R I A S

NADAR CON EL HIELO CHINANDEGA, NICARAGUA POR EXEQUIEL SIDDIG

Eva Gasteazoro recuerda que le hizo gracia lo que le dijo su hermano Luis Rafael, cuando el 12 de diciembre de 1968, día en que ella cumplía 16 años, día de la Virgen de Guadalupe, su padre le regaló a Hielo. “Este es tu caballo porque sólo vos sos tan caballa como él”, le dijo su hermano Luis. María Eva Guadalupe Gasteazoro Rivas y sus seis hermanos eran hijos de la aristocracia ganadera de Chinandega. El Hielo también era un criollo, bayo y pequeño, y, aunque indómito como un témpano, a Eva no la tiraría jamás. Con el tiempo, Eva saltaría sola del caballo: dejaría de ser una niña formada en un convento de monjas. Los Gasteazoro son de Chinandega, la capital del departamento homónimo, la provincia más rica de Nicaragua, en el extremo noroeste del país. En lengua náhuatl, Chinandega significa “lugar rodeada de hierbas”. Allí sólo aguantaron las vacas -ni cabras ni ovejas-, porque es el lugar más caliente de Nicaragua, con temperaturas que en verano bordean los 40°C. El Ingenio San Antonio también aguantó, se expandió, y produjo uno de los rones más codiciados del continente americano, Flor de Caña. En estas costas, sobre el Pacífico, las tropas realistas de España habrían construido el mayor astillero de la Conquista, produciendo barcos con la madera preciosa de la región, la caoba. El primer Gazteazoro –cuya traducción del euskera, el idioma de los vascos del Golfo de Vizcaya, significa “muchacho loco”- llegó durante el siglo XVIII y

16 / Ciudad extraña

P A R A

L O S

Q U E

E S T A N

se compró una hacienda que ocupa casi toda Cosigüina, unas 30.000 hectáreas pegadas al Golfo de Fonseca, en la frontera con El Salvador, norte de Chinandega. A su muerte, uno de sus hijos, “el primer otorrinolaringólogo de Centroamérica”, José de Carmen Gasteazoro, compraría la herencia de la Hacienda Cosigüina a sus tres hermanos, y se pondría a elaborar quesos. Los Quesos Cosigüina eran unas enormes hormas de 40 libras, quesos secos, fuertes, salados, famosos por aguantar el calor exasperante del trópico sin refrigeración cuando eran trasportados hacia el El Salvador, donde se exportaban. Los parroquianos comenzaron a creer que Gasteazoro tenía un pacto con el Diablo. En esa comarca del abuelo sabio, en la parte húmeda de la hacienda, Eva Gasteazoro nadaría en los humedales con el Hielo. Comprobaría, así, que los caballos nadan. Eva es escritora, performer, bailarina. Habla riendo, tiene el cabello azabache y aleonado, anteojos de artista, joie de vivre. Heredado de la abuela, en el pecho lleva un colgante de oro de la Virgen de Guadalupe. A mediados de 2015, viajó desde Nueva York a Buenos Aires para cursar una maestría en escritura creativa. Eva se fue de Chinadega en 1983. Prmero, cuando la Revolución Sandinista venció a la dictadura de Somoza en Nicaragua, en 1979, Eva se alegró. Se alegró porque significaba mayor educación. Ella estaba formada en danzas en institutos privados –la única manera en la Nicaragua de narices respingadas-, y con la revolución entró a la Primera Escuela Nacional. “La revolución nos trajo cosas maravillosas –recuerda-. Venían profe-

L E J O S

sores de la Unión Soviética, de México, de Cuba. De los cubanos me impresionó cómo sintetizaban la danza moderna o el ballet con ritmos africanos. El sincretismo religioso se plasmaba en la danza. Era Martha Graham con el dios Changó.” La escuela era gratuita; los pisos de las salas –recuerda Eva- no tenían madera, eran de ladrillo. “Yo no era revolucionaria; más bien era revolucionaria within the revolution. Agarrar un fusil, ni muerta.” En 1983, partió a Nueva York, dejando atrás su casa natal, la única pintada totalmente de rojo en una ochava de Chinandega . “Nicaragua es un triángulo –enseña Eva, mientras bebe un cabernet en la barra de un bar del microcentro porteño-. Al Norte es anchísimo; el Sur es por donde quieren hacer el canal interoceánico.” En el este nica todavía persiste la herencia de los misioneras anglicanos, por lo que la mayor parte de la población –descendiente de indígenas y negros- hablan y estudian el inglés en la escuela. En el oeste del país, adonde pertenece Chinandega, la población es mayormente mestiza –proveniente de españoles e indios nahuas y mayas- y se habla el castellano. Eva siempre vuelve, año tras año, al departamento de Chinandega, donde están los restos de El Realejo, el pueblo nicaragüense más importante del imperio español, detrás del puerto de Corinto; la Reserva Natural Estero Padre Ramos; las playas de agua tibia de Paso Caballos, Aposentillo, Mechapa; el volcán Cosigüina, con su laguna cratérica, hirviente. Siempre vuelve a buscar los aromas que rodearon a su antigua casa roja. “Siempre vuelvo a Chinandega –dice Eva, ríe Eva-. Siempre vuelvo. Rodando o caminando o galopando.”



TRABAJADORA CON HEBRAS. LAS FINCAS DE UNOS DE LAS BEBIDAS MÁS FAMOSAS DEL MUNDO: EL TÉ DE CEILÁN.

LIBROSENORBITA E S C R I T O S

P O R

M A E S T R O S

CARTA DE CEILÁN* CEILÁN (1957) POR PAUL BOWLES

¿Cuáles son, exactamente nuestras primeras impresiones de Ceilán? Yo me formé las mías hace poco más de siete años, pero aunque el país ha cambiado bastante desde entonces, es muy posible que ahora me fijase en los mismos detalles: fuegos de artificio, banderas y linternas de festival, miles de cuervos parloteando y haciendo payasadas, bombillas navideñas colgadas en las ramas de los árboles, catamaranes varados en la playa como primitivas esculturas de madera, cebúes tirando de unas enormes carretas pintadas, santuarios en forma de paraguas en los recintos de los templos budistas, los cingaleses de cuerpos delicados y labios manchados de betel y, más que todo eso junto, la descabellada exuberancia de la vegetación. Es difícil visualizar ninguna escena sin el trasfondo de los árboles, que imperan en el paisaje de forma tan absoluta. Estás siempre ahí, los enormes árboles de la lluvia y los vetustos ficus religiosos con sus trémulas hojas como lentejuelas, los árboles de pan y los guanábanos, los cocoteros anormalmente altos (en el barrio de mi casa alcanzan los veinticuatro metros de altura) y las arecas delgadísimas. Si no hubiese otra vegetación un poco más notable que los arbustos del té y los árboles de caucho, el campo sería más monótono que todos los demás. Ceilán no tiene una verdadera selva tropical como la que se encuentra en Sudamérica; ése es un fenómeno demasiado imponente para poder pensarlos en términos puramente estéticos. Aquí, por el contrario, por primigenia que sea la escena, uno tiene la sensación de que ha sido

18 / Libros en órbita

D E L

E S P A C I O

dispuesta diligentemente para cautivar la vista; en cuanto se sale de la ciudad, cualquier paisaje parece formar parte de un frondoso jardín botánico. Si uno va al Parque Nacional Yala se lleva la misma impresión respecto de los animales. Al ocaso, es posible toparse con un montón de elefantes en un abrevadero a menos de un kilómetro de distancia, pero para tomarles una foto hay que hacerlo desde dentro del coche, porque por razones de seguridad está prohibido circular por la zona sin un rastreador cuya función principal es que nadie, bajo ninguna circunstancia, se baje del automóvil. A fin de cuentas, uno siente como si estuviera en un tremendo zoo donde los animales están internados para diversión del espectador. Los elefantes y los búfalos solitarios son bastante peligrosos; no es raro que ataquen un coche y que sus ocupantes resulten heridos o incluso muertos. Pero saber eso no altera la impresión de encontrarse en un lugar que, por alguna razón, parece artificial. Quizá sea porque, fuera del santuario, uno ve lo que parecen ser los mismos búfalos, trabajando plácidamente en los arrozales, y unos elefantes muy parecidos, que avanzan despacio por las carreteras haciendo tintinear sus cascabeles mientras sus cornacas les guían y les hablan. En cuanto a los leopardos y los osos, es una suerte encontrar aunque sea sus huellas fuera de la cocina del bungalow cuando uno despierta en la mañana. Mis amigos de Ceilán solían insistir en que si me gustaba el té no debía visitar nunca una fábrica de té. Y es cierto que los culíes entran con excremento de vaca en los pies descalzos y los arrastran por lo montones de té, y que, a partir de ese momento, el té no se esteriliza de ninguna forma antes de llegar al armario de una casa. No obstante, sigo bebiéndolo con el mismo entusiasmo de siempre. Hay una marca

local llamada Tangana, que sin duda es el mejor té que haya probado nunca. Estos días se oye hablar mucho de que el gobierno planea nacionalizar la industria del té. Se ha gastado unos diez millones de rupias en la adquisición de varias fincas y en su puesta en marcha en forma de cooperativa. El objetivo no es tanto mejorar el nivel de vida de los trabajadores como conservar el dinero en Ceilán. Y no es ninguna sorpresa que los plantadores digan que las tierras por las que el gobierno paga novecientas rupias la hectárea, valen “en realidad” tres mil. Plantar té solía ser una ocupación muy remuneradora para el hombre que tuviese el capital para adquirir unas cuantas hectáreas de tierra. Supongamos que uno tiene una finca entre pequeña y mediana con unas ciento cincuenta hectáreas de té; necesitará unos quinientos trabajadores para cultivarlas y obtendrá de sus arbustos aproximadamente unos ochenta mil kilos de té al año. Eso significa que la recolectora, que cobra según el número de kilos que es capaz de recoger en un día, tiene que trabajar muy rápido. Es significativo que las personas que hacen ese trabajo mal pagado no sólo sean tamiles, sino además mujeres tamiles. No se requiere ninguna habilidad especial; la recolectora sólo tiene que ser capaz de reconocer al llamada “hoja del jabón” en cada tallo y contar a partir de allí hacia arriba a fin de recoger únicamente las hojas adecuadas. La misma planta puede producir hasta cinco grados diferentes de té, dependiendo del tamaño de las hojas, que se pasan por unos tamices de malla distinta; la mejor variedad de Ceilán es la Broken Orange Pekoe… * En Desafío a la identidad, Viajes 1950-1993, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2013



THEATRUM MUNDI. PERSONAJES EMBLEMÁTICOS Y NOVEDOSOS CONVIVEN EN ESTA OBRA MAESTRA DEL PATRIMONIO ORAL E INTANGIBLE DE LA HUMANIDAD. FOTOS: GUIDO PIOTRKOWSKI

FIESTAS&RITUALES U N A V U E LTA P O R L A S F E S T I V I DA D E S D E L M U N D O LA HERENCIA DE JOSELITO CARNAVAL DE BARRANQUILLA POR GUIDO PIOTRKOWSKI

"Quien lo vive es quien lo goza" es el leitmotiv de la fiesta popular más importante de Colombia, el carnaval de Barranquilla, una ciudad sin fecha de fundación precisa, erigida a la vera del río Magdalena. Declarado como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco en 2003, el carnaval de Barranquilla es una fiesta a la que acuden más de un millón de personas cada año, que equivale a la mitad de la población barranquillera, una población proveniente de muy diversas corrientes migratorias. “El carnaval es esencia, elixir de vida. Cuando se aproximan las Fiestas Carnestolendas y suena el bum bum del tambor, siento cómo la sangre se me calienta”, dice don Carlos Cervantes, más conocido por su personaje del Mohicano Dorado, un disfraz que él mismo inventó y representa desde hace más de cuarenta años, inspiración para imitadores más jóvenes. Es el mediodía del viernes previo al sábado de carnaval, y el sol intenso del trópico se cuela por todos los rincones de la Casa del Carnaval, en Barranquilla, donde se ultiman detalles para la gran fiesta que se avecina. La celebración muestra un amplio abanico folklórico. Por las calles, desfilan agrupaciones de cumbias, congos, mapalé, garabato y son de negro. Danzas de relación, como la de los coyongos, del paloteo, de goleros. Danzas especiales como la de los diablos, de indios y de farotas. Comparsas que surgieron como un disfraz individual y ya son todo un clásico: las Marimondas, las Negritas Puloy. Y también disfraces colectivos o individuales que no

20 / Fiestas & Rituales

están asociados a ninguna danza específica. Juan Carlos es el hijo de don Carlos, el primer Mohicano Dorado, y también quiere decir lo suyo. “El Carnaval es la mayor esencia del barranquillero. Es lo que nos hace mover, sentir. Es aquel gozo interior que sientes en demostrar lo mejor de ti, de expulsar esa fuerza de feromonas, de energía, de adrenalina. Tirarlo a máximo y gozarse esto como deber ser”. El Carnaval de Barranquilla tiene tres desfiles principales. El sábado es el turno de La Batalla de Flores, el que abre la fiesta, el más antiguo. Luego, al mediodía, la ciudad estalla. La excitación se palpa en las inmediaciones de la Vía 40, la avenida donde se hacen los desfiles; donde llegan las diversas agrupaciones a bordo de las “chivas”, unos colectivos de colores chillones, tan caribeños. Mientras tanto, aquellos que esperan para lucirse en la Vía se maquillan, se peinan, practican algún pasito. Pasado el mediodía, las comparsas irrumpen en la avenida, vivados por el público que los alienta desde las gradas montadas a lo largo de los nueve kilómetros de la Vía 40. Así pasará la reina en su carroza y también el Rey Momo, los reyes de los niños y las vice reinas en una maratón que no se detiene hasta el anochecer. El domingo es el turno de la Gran Parada de la Tradición. Ya no hay carrozas, ni grandes equipos de sonido. A lo largo del día, sólo desfilan las danzas tradicionales en su esencia más pura. Cada tanto pasan también disfraces individuales, como el Gorila o el Indio Piel Roja, y colectivos, como los de aquella familia –padre, madre e hijas, que pasan vestidos como serpientes, las Cobras Negras. “Este disfraz colectivo tiene tres propósitos – cuenta Maritza Zúñiga Orozco de Moreno, docente de artes plásticas e ideóloga del disfraz-. Uno lúdico, porque busca motivar a los niños a través de la risa para que no hagan daño a los reptiles.

Otro ecológico, porque está elaborado en su gran mayoría con material reciclado. Y otro pedagógico, porque tomamos los disfraces como una manifestación en defensa de nuestro medio y de nuestra región, una enseñanza para sensibilizar al público.” El lunes llega el turno de la Gran Parada de Comparsas, un desfile en el que se ven representadas las nuevas propuestas. Se trata de una mixtura de manifestaciones autóctonas e internacionales con más lentejuelas y brillos. Por momentos hay más toques de axé y ritmos brasileños que caribeños. La mecánica se repite, ahora con las carrozas y los grandes equipos de sonidos nuevamente en la pista. “El Carnaval de Barranquilla es diverso, y esa diversidad es su riqueza –dice Mirtha Buelvas, antropóloga, que investiga el carnaval hace más de treinta años-. Se alimenta fundamentalmente de una matriz cultural triétnica: la indígena, la española y la africana. Pero a la vez no es nada de eso, porque es ya otra cosa, es una fusión creativa”. El martes llega el turno del desfile anárquico y callejero. El personaje de Joselito se va con las cenizas, que simboliza el fin de la fiesta. Se trata de una puesta en escena disparatada, en la que los participantes recrean histriónicamente la muerte de Joselito, al que transportan dentro de un ataúd rodeado de una corte de viudas que lloran su partida. “Joselito es el personaje que representa al barranquillero, un hombre espontáneo al que le gusta la cerveza y el licor, un ‘mamador de gallo’ (bromista) al que el Carnaval toma como hilo conductor”, explica John Gonzales, guía de turismo. “Joselito es parrandero y mujeriego, y muere a causa del licor, pero al morirse deja un heredero, que es el que al año entrante va a hacer la misma gracia que el papá, y que va a liderar la fiesta nueva.” Como dicen por acá: "Quien lo vive es quien lo goza."



A UNA HORA DEL OBELISCO. TODO EL CONFORT Y EL SILENCIO MISTERIOSO DEL DELTA DEL TIGRE. FOTOS: NICOLAS ANGUITA

PARADORSOÑADO U N

H O T E L

P A R A

DELTA ECO SPA, DELTA DEL TIGRE BON VIVANT DE FIN DE SEMANA POR VALERIA OLARTE

Es sábado, 9.25 de la mañana. La lancha está a punto de zarpar desde la estación fluvial de Tigre, en la provincia de Buenos Aires. Por las ventanas se filtra el sol, que calienta las espaldas de los que se sentaron del lado derecho, hacia el Este. Todavía la brisa matinal es fresca. La mayoría son parejas, aunque hay por lo menos un par de familias y un grupo de cuatro amigas. Cada quien con su mochila o su bolsito, sus anteojos de sol, las ganas de dejar atrás la ciudad, de pasar un fin de semana en contacto con la naturaleza. Después de los 30 minutos de navegación, la lancha privada del hotel Delta Eco Spa llega al muelle, en el 1648 del río Carapachay. El contingente se desplaza lentamente por una pasarela de madera que conecta con el edificio principal. A ambos lados, hay enormes árboles de especies variadas; el pasto parece recién cortado, los arbustos de azaleas despliegan todo su esplendor floral. El edificio principal del hotel es de una sola planta y sus paredes están revestidas por listones de madera virgen, lo que le confiere un aire rústico rústico. El hotel tiene 16 habitaciones standard, 4 de categoría superior y 19 cabañas monoambientes con muelle privado. Hay dos áreas de piscinas: una

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V I V I R

D E S P I E R T O

cubierta y climatizada, con jacuzzi para seis personas; otra descubierta, donde se puede optar por una piscina lúdica, una de nado contra corriente y un jacuzzi. Antes de meternos en el spa, decidimos salir a dar unas vueltas para respirar un poco de aire puro y estirar las piernas. Todo en el Spa está interconectado con senderos y pasarelas, donde se pueden hacer caminatas. Sólo se puede fumar en los muelles de los bungalows y en los gazebos. Bordeando el arroyo que se desprende del Carapachay, hay un camino de pasto que comunica varios muelles. Es la zona de las cabañas, donde los sauces llorones le dan al ambiente un aire de pintura impresionista, esos típicos paisajes que pintaba Monet. En uno de los muelles, hay amarrado un pequeño yate, del cual baja una pareja, ambos rondan los 60 años. “Venimos a almorzar y a pasar el día, es nuestro programa favorito”, cuenta Susana. Son de Martínez y tienen una propiedad a solo 15 minutos de lancha, donde pasan casi todos los fines de semana. El camino que bordea el Carapachay está más alejado del río y la vegetación es mucho más frondosa y cerrada. Los árboles son gigantes y los rayos de sol, que se filtran desde lo alto, generan haces de luz que le dan un toque mágico al pequeño bosque. Camino al edificio principal, pasamos por

el salón de eventos, con su gran deck de cara al río. Cien metros más allá, nos topamos con el minigolf. Durante un rato, hacemos puntería en algunos de sus 9 hoyos y luego nos metemos a inspeccionar la sala de juegos que está debajo del restaurante: una mesa de pool y una de pingpong, un metegol, un tiro al blanco con dardos y dos pistas de bowling, para cuando baje el sol. Una tranquilidad no exenta de las comodidades urbanas: hay servicio de Internet, TV satelital y seguridad permanente. Solo se admiten huéspedes mayores de 10 años. El almuerzo nos sorprende gratamente. Tanto la copa de langostinos, como el salmón con verduras salteadas y la mousse de maracuyá son exquisitos. Luego de un té de hierbas, estamos listos para ponernos las batas y entregarnos al spa. Lo primero es la pileta climatizada, que, a unos 26 grados de temperatura, es ideal para nadar pecho casi en cámara lenta. De ahí pasamos al jacuzzi, donde la espalda, el cuello y los pies reciben mimos durante 15 minutos, ya con el agua bien caliente. En el sauna, con el calor húmedo logramos un nivel de relajación total. E baño de vapor nos hace “expulsar las toxinas”. Al salir, nos ponemos las batas, tomamos dos vasos de agua con rodajas de limón y pomelo. Es la sensación de “bienestar total”. Más aún cuando recordamos que el tiempo casi no ha pasado: nos queda un día y medio más para disfrutar de esta vida de bon vivant, lejos –a una hora- del Obelisco.



A RODAR MI VIDA. NÓMADES DE CHINA, EN DONDE NO SE HABLA CHINO Y LA VIDA TIENE MOVIMIENTO. FOTOS: JULIÁN VARSAVSKY

CANTORODADO B I T A C O R A

D E

U N A

LA RUTA DEL KARAKORUM CHINA-PAKISTÁN POR JULIÁN VARSAVSKY

Aterrizo en Kashgar con 43 grados de calor y mucho polvo en el ambiente. El taxi se interna en el sector moderno de la ciudad pero a la vuelta de una esquina entramos al casco antiguo, que es de adobe, retrocediendo varios siglos en dos cuadras. En el bazar hay hombres de barbita bíblica que van con una gran alfombra enrollada al hombro, y burritos con sacos llenos de azafrán en las alforjas: en el aire se respira la mística de un comercio milenario, el motor del intercambio cultural más fascinante del Mundo Antiguo. Este bazar fue un centro clave de la Ruta de la Seda y desde aquí partía una de sus bifurcaciones que coincide hoy con la Ruta del Karakorum, el camino de asfalto más elevado de la tierra, uniendo China con Pakistán. Estamos en la región autónoma de Xinjiang -extremo noroeste de China-, antiguo Turkestán oriental. En el hotel de Kashgar conozco a unos jóvenes chinos de vacaciones que han contratado un mini-bus para recorrer la KKH, la Karakorum Highway. Este encuentro me permite viajar con facilidad por una zona algo compleja para un occidental, ya que nadie habla inglés -muchos ni siquiera chino-, sino milenarias lenguas centroasiáticas; por eso estos jóvenes buscaron un chofer uigur. Justo les sobra un asiento, así que pago mi parte y salimos a la ruta, que rápidamente se interna en un desierto pedregoso. Cuando llegamos a la altiplanicie del Pamir, a 3000 metros de altura sobre el nivel del mar, el desierto muta a praderas verdes como

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T R A V E S I A

R U T E R A

si se tratara de campos de golf. A media tarde se dibuja en el horizonte la primera yurta, esa vivienda circular de los nómadas de Asia Central, de fieltro blanco. Su aparición genera conmoción en los viajeros del vehículo, un deseo por ir al encuentro de esas personas que viven de manera opuesta al resto de la humanidad sedentaria. La ruta se torna cuesta arriba, trepando parajes montañosos de sublime desolación. Cada tanto descubrimos en la lejanía más tiendas nómadas de las etnias kazaka, kirguiza y uzbeka, de religión musulmana. A un costado se abren precipicios y del otro lado del valle vemos Tayikistán y Afganistán. Tras una curva nos detenemos a observar casi con sumisión al K2, el segundo pico más alto de la tierra, a 8611 msnm. La distancia desde Kashgar hasta el límite con Pakistán es de 494 kilómetros. Luego, la KKH comienza a descender a lo largo de 806 kilómetros hasta Islamabad. Su construcción fue una proeza ingenieril surgida de un acuerdo chino-pakistaní en 1966. La abrieron a pico, pala y dinamita 15000 hombres de ambos países; murieron 400 personas. La obra tardó 20 años en terminarse y está pavimentada. En seis horas llegamos al punto más lejano de nuestro viaje: el paso Khunjerab entre China y Pakistán, el cruce fronterizo más alto de la tierra. El nombre significa “Valle de sangre” en lengua tayika, porque los bandidos tendían aquí celadas a los mercaderes de la Ruta de la Seda, a los que degollaban para robarles. Estamos a 4693 metros y la presión de la altura nos late en las sienes. Todo alrededor es montaña de piedra oscura y nieve: un glaciar llega casi al borde de la ruta. El límite entre

los dos países lo marca una especie de gran arco almenado sobre la ruta pero con forma de rectángulo, lo que le da un toque triunfal al imponente paisaje. Salimos del auto para caminar los últimos metros hasta el paso. Junto al asfalto corre un arroyito congelado. Nos acompañan dos soldados chinos, y se acercan otros dos desde el lado pakistaní vistiendo largos sobretodos grises. Se estrechan la mano y luego lo hacen con nosotros, que nos damos el gusto de poner un pie en Pakistán. El plan de viaje era llegar hasta la frontera, así que damos la vuelta en U para regresar cuesta abajo 122 kilómetros hasta Tashkurgán, el último pueblo chino antes de Pakistán. Aunque “chino” es un decir, porque allí la mitad de los 35000 habitantes son de la etnia tayika, predominante en el vecino país de Tayikistán, y hablan dialecto sarikoli. A media tarde partimos hacia el lago Karakul, en la meseta del Pamir, que está rodeado de picos de más de 7000 metros. En la costa, un clan nómada ofrece alojamiento a viajeros en sus tiendas y vamos hacia allí por un camino de tierra. Es una familia kirguisa; un nómada nos conduce hasta la puerta de madera de una tienda. La yurta no tiene compartimientos y dormimos en el suelo sobre alfombras rojas y pieles de oveja, alrededor de una estufa a leña con chimenea. Dormimos con la sensación de que, con el recorrido por la KKH, rozamos la fibra más profunda de ese otro mundo habitado por los últimos nómadas de China, personas dueñas de una cultura en la que la vida es un viaje permanente desde que nacen hasta que mueren. Gente siempre de paso, para la que viajar es un verbo indisociable de vivir.



TRAVELSHOP

Viví la primavera en la ciudad

PARA LA VALIJA DE LA DAMA Y LA MOCHILA DEL CABALLERO

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ALTO VERANO Estampados con rayas y flores, blusas batik y el estilo hippie-chic (que no pasa de moda). Esta temporada 2015-2016 la consigna es estar cómodo y disfrutando del sol, pero con cuidado (la temporada 2005-2006 fue igual). 1. En verano los dermatólogos recomiendan cremas o lociones con protección UVA y UVB alta, como el Efyderma en spray FPS 50 ($ 210, efyderma.com), 2. además de cuidarse la piel de la cara con gorras con visera como la Silver Ridge de Columbia ($ 411). 3. Los ojos también sufren la exposición al sol, así que, además de lindas y cancheras, las gafas oscuras son necesarias: a la izquierda, este modelo de Hangloose cuesta $ 1450 (hangloose.com), y a la derecha, las de Wanama cuestan $ 2350 (shop.wanama.com). 4. Túnica bordada ($ 3300, sathyanet.com.ar), 5. bikini amarilla con borlas ($ 700, sweetlady.com.ar), 6. vestidito batik ($ 280, lovethis.com.ar), 7. bermuda bordó de gabardina liviana ($ 750, koutjeans.com), 8. remera a rayas y 9. alpargatas con suela de yute ($ 419 y 899, boating.com.ar), 10. camisa deportiva con protección UPF 50 ($ 1293, columbia.com) y 11. short floreado ($ 849, laspepas.com.ar).

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TRAVELSMART APPS PARA EL VIAJERO INTELIGENTE

Mapas y guías del mundo

EN LA GRAN MANZANA No podía ser de otra manera: el Central Park tiene su propia aplicación para guiarte en recorridos para hacer en bicicleta, caminando o haciendo footing. En las rutas de la App se muestran más de 200 puntos de interés, cargados con fotos e información, para no pasarlos por alto en tu visita al Central Park. También incluye un audio-guía que te lleva a través de locaciones donde se filmaron escenas famosas de películas y series, y una sección especial dedicada a la diversidad, características y ubicación de los árboles del parque. Además, en cuanto abrís la aplicación en tu celular, se despliega una agenda con todos los eventos previstos para esa semana y las últimas noticias y posteos sobre el Central Park en Twitter y Tumblr (centralparknyc.org).

TODOS LOS CAMINOS

NADA COMO (NO) PERDERSE EN PARÍS

Citymapper es la aplicación de rutas de metro, autobús, trenes, bicicletas públicas y circuitos urbanos para hacer a pie más completa hasta el momento. Gratis y con mapas totalmente equipados de Madrid, Barcelona Londres, Nueva York, Berlín, París, Sao Paulo, Tokyo, Hong Kong, Boston y Washington DC, por mencionar algunas de las ciudades más visitadas, en 2014 Citymapper ganó el premio a la Mejor Aplicación Móvil Global. Para quienes la usen para caminar, esta App calcula la distancia, el tiempo que tomará recorrerla y las calorías consumidas por el esfuerzo. Además, incluye información meteorológica para que no te sorprenda la lluvia (disponible en iOS y Android, citymapper.com).

La capital francesa es uno de los destinos turísticos más populares del mundo, con un sinfín de lugares históricos y culturales, monumentos, espacios al aire libre, mercados, restaurantes y rincones escondidos. Salir a “perderse” por las calles de París puede ser muy romántico, pero cuando el tiempo apremia (los días nunca alcanzan en París), quizá sea mejor dejarse guiar por los expertos. En este caso, Paris Map and Walking Tour es el mejor aliado: la aplicación despliega un mapa con recorridos para hacer a pie clasificados según sean orientados a lo arquitectónico, religioso, nocturnos, por palacios y jardines, o para hacer shopping. La App registra las rutas que elegís hacer, las vincula a las fotografías que tomaste con tu celular y, si querés, las comparte en tus redes sociales (disponible para iOS y Android, gpsmycity.com).

POR LA LÍNEA PUNTEADA Sacá tu teléfono, mirá el mapa y buscá los recorridos turísticos marcados con líneas de puntos alrededor de dónde sea que estés. Walkingworld empezó en Inglaterra, donde tiene cargadas más de 50 rutas para hacer a pie, pero con el tiempo se fue extendiendo y hoy ofrece caminatas guiadas por Portugal, Australia, Suecia, Irlanda y más. La App no sólo mapea los circuitos, sino que también permite guardar un registro de todos los lugares por donde ya pasaste haciendo “pan y queso”. Gratis y disponible tanto para iPhone como para Android, Walkingworld usa el GPS de tu celular para ubicar dónde estás y a partir de ahí plotea las rutas disponibles en las cercanías, con instrucciones paso a paso y algunas imágenes orientativas (walkingworld.com).

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Es real: Cayo Levantado en la Bahía de Samaná

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SAMANA LOS ENSUEÑOS DEL CARIBE DOMINICANO

TEXTO: MARÍA NOEL PÉREZ LLORENS. FOTOS: ARIEL MENDIETA

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ada de ojotas y bermudas. Cuando llegamos a Santo Domingo, a las 11 horas de una noche de noviembre, Felipe, nuestro guía en República Dominicana, nos esperaba vestido con una camisa blanca manga larga, pantalones pinzados de color azul, cinturón negro, zapatos recién lustrados. De punta en blanco sobre su piel negra. Como si la humedad y el calor no le hicieran efecto. Teníamos dos horas y media de viaje por la casi flamante Autopista del Nordeste en dirección a Samaná, una provincia situada al nordeste de Dominicana, un país del Caribe americano en una isla (La Española) que comparte con Haití. La carretera, casi inmaculada, bautizada Juan Pablo II cuando se inauguró hace nueve años, penetró por una senda selvática con paredes de roca colorada. Estábamos atravesando El Parque Nacional Los Haitises. Durante el camino, Felipe, que era también nuestro conductor, nos contó que de día por ese trayecto se podía ver el océano Atlántico tras el verde de las palmeras, haciendo contraste. Calentamos motores de lo que sería nuestra breve estadía caribeña escuchando sus modismos dominicanos, el reemplazo en el habla de la L por la R: “Estamos yendo pal nolte”, nos explicó. Nos dirigíamos hacia Santa Bárbara de Samaná, la capital de la provincia de Samaná, un pueblo que sigue estando al sur de la península pero hacia el norte de Santo Domingo. Felipe nos contó que los samanenses son descendientes de esclavos afroamericanos mezclados con europeos, principalmente de Inglaterra, Francia, España e Italia. “Los Green, los Kelly, los Fitz fueron las primeras familias de Samaná, los fundadores”, dijo, mientras transcurría en el auto aquella noche arbolada. En la ciudad que nos esperaba –dijo- viven 42000 personas que conforman el crisol de razas más notorio del país, una herencia que los distingue del resto de los dominicanos. A medida que nos

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ATRAVESAMOS MANGLARES SIMETRICOS acercábamos a Santa Bárbara de Samaná, fueron apareciendo, salpicadas, algunas casas al costado de la ruta. Techos de palma, poca luz. El escenario de aquella noche húmeda y calurosa, casi estática, fue tornándose hacia los movimientos propios de los centros urbanos. Grupos de personas al costado de la ruta, algunos arriba de motos esperando un viaje. “Esos son los motoconchos”, señaló Felipe, en relación a las moto-taxis de alquiler que sirven tanto a los locales como a los turistas. Dos, tres y hasta cuatro personas fueron pasando a nuestro costado encima de los motoconchos. El primer día en Samaná –que proviene de Xamaná, una voz de los indios taínos cuyo significado se desconocesalimos a recorrer el pueblo con Felipe. La primera parada fue la Iglesia Evangelista Dominicana, conocida como “La Chorcha” por la libre traducción que hicieron los samanenses del inglés “church”. La amenaza de una tormenta tropical -efímera pero tormenta al fin- nos empujó a entrar en medio de una misa con un tercio de la sala llena. Nos recibió una mujer de unos 70 años con mirada 1. Trencitas samanenses, Mercado Público 2. Los primeros cayos, Parque Nacional Los Haitises 3. Una cueva con ventana natural, Los Haitises 4. Salmon versión Grand Bahía Príncipe San Juan Resort

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tranquila. Se presentó espontáneamente –“Hola, mi nombre es Julia Kerry”- casi como si estuviera esperándonos, como si hubiéramos pautado una visita de antemano. “Glory to God in the Highest” dice la inscripción sobre el altar de madera. La intensidad de la lluvia obligó a los ayudantes a cerrar los postigos, que llegaban casi hasta el techo rojo, a dos aguas. La misa continuó para los presentes, que ocupaban solo las tres primeras filas de asientos. En ese viso de intimidad agradecían la lluvia después de varios días de sequía. “La chorcha representa el sueño de liberación de los afroamericanos escapando de la esclavitud, porque fue su refugio, y además sirvió como escuela y hospital en diferentes épocas”, nos contó Julia por lo bajo. La Chorcha tiene una ubicación estratégica en el pueblo, con vista a toda la Bahía. Fue construida en 1901 en Inglaterra y traída en barco cruzando el océano. Es la única edificación que se conserva luego de un incendio que destruyó Samaná, en 1946. En la Chorcha, también conocida como Saint Peter, las misas se dan en español, en inglés y en una mixtura de ambas lenguas. Julia es dominicana descendiente de ingleses. Como la mayoría de los samanenses de su edad, es bilingüe, puesto que su lengua de crianza fue el inglés; el español lo aprendió en la escuela pública. Julia trabaja acompañando a personas mayores que viven en condiciones precarias. “Ayuda a bajar a los que viven subiendo la loma”, nos dijo. Pasó la tormenta. El movimiento de sábado a la mañana era escaso todavía, sobre todo en las calles que cruzaban la avenida principal y que ascendían “la loma”. Pasaban 1. ¿Pican o no pican?, Mercado Público de Samaná 2. Animadores samanenses con su vestimenta típica 3. Desde la habitación del Luxury Bahía Príncipe Samaná Resort 1

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EN EL MERCADO ESTAN “LOS COLMADOS”, ALMACENES EN DONDE SE PUEDEN COMPRAR LOS PRODUCTOS ESTRELLA DE LA ZONA: ACEITE DE COCO Y MAMAJUANA 1

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esporádicamente algunos motoconchos y vendedores de sombreros. Desde donde estábamos, vimos cómo algunas casas se intercalaban en el follaje selvático y de palmeras. Su arquitectura combina estilos victorianos con otros más populares; son construcciones simples y rectangulares hechas con tablas y hojas de palma. En la calle, el ambiente residual de la lluvia nos había dejado mucha humedad; el calor acentuaba los olores. Olía a mar, a aire denso, a asfalto mojado. Caminando, llegamos al Malecón, una franja de playa o “cortaolas” que también funciona como centro de actividades nocturnas, bailes, celebraciones. Felipe nos contó que la llegada de los cruceros con turistas es motivo de largos festejos, aunque los samanenses siempre encuentran motivos para celebrar. Por ejemplo, la llegada de la lluvia luego de varios días de sequía, los reúne en ese malecón, a orillas de la bahía. De camino al mercado público, al costado de la avenida principal, en algunos terrenos baldíos chicos de unos 8 años jugaban al baseball. “El baseball es el deporte nacional y, como tal, lo juegan desde las grandes ligas hasta en los baldíos”, dijo Felipe. En el centro del pueblo, a pocas cuadras de La Chorcha, está el Mercado Público de Samaná. El mercado tiene una dimensión de dos manzanas con un galpón principal y puestos callejeros en donde van los productores y pescadores a vender sus cosechas y la pesca del día. Entre la variedad de productos que ofrecen, nos sorprendió encontrar carros que venden ropa a muy bajo precio prove-

1. Ojos pícaros, balneario del hotel Grand Bahía Príncipe Cayacoa 2. Recibiendo a los huéspedes en Grand Bahía Príncipe El Portillo 3. Lugar exclusivo para parejas, Spa del Grand Bahía Príncipe San Juan 4. “¡Charaaan!”: qCayo Levantado existe

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EN CAYO DE LOS PAJAROS SOBREVUELAN PELICANOS niente de donaciones que llegan a Haití. En el galpón principal predomina la oferta de frutas y verduras. Nos llamó la atención la “ralladora de cocos”, una chica de unos treinta años con sonrisa amplia, pelo corto, tez morena. Nos atrajo su actitud amistosa y su producto, que vendía por peso; los samanenses usan el coco rallado para cocinar pescado, pollo y carne. “A todo le ponemos coco y es el ingrediente principal de nuestra gastronomía típica”, nos ilustró Felipe, que a esta altura se había convertido en un informante clave. “Medio kilo”, pidió un hombre a la ralladora de cocos, y ésta empezó a pelar cocos a los machetazos, como en una coreografía exagerada, mientras nos hacía un guiño, componiendo un show tempranero, de media mañana. Luego, hizo el trabajo de manera manual, sobre un rallador alargado, y sin el agregado de ningún tipo de conservante químico. Mientras tanto, en el mercado hombres y mujeres desayunaban en los carros un combo que por dos dólares incluía pollo, banana frita y mabí, una bebida criolla preparada con agua, azúcar y la corteza o la fruta de un árbol pequeño que se da principalmente al norte del Caribe.

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Además de agricultores y pescadores, en el mercado están “los colmados”, almacenes en donde se pueden comprar los productos-estrella de la zona: aceite de coco y mamajuana. El aceite de coco se vende a 4 dólares y funciona como curativo para la piel como post solar, o como digestivo si se toma puro. La mamajuana es una preparación con valor medicinal hecha con maderas y palos aromatizados, ron, vino y miel. Es una bebida fuerte, dulce. Las calles que conforman el mercado estaban copadas de puestos en carros o directamente sobre mantas en la calle. El clima posterior a la lluvia saturaba el olor de los pollos que se exhiben y venden a 55 pesos dominicanos la libra, lo que equivalía a 1 dólar y algunos centavos. Por momentos era el pollo; en otras zonas se sumaba el olor a pescado fresco. Todo lo que se le puede pedir a un mercado. Al día siguiente y, ya sin amenaza de tormentas, salimos en lancha desde la Bahía de Samaná y nos embarcamos hasta alejarnos de la isla. En un momento, sólo había mar a nuestro alrededor. Cuarenta minutos después de haber salido, en la Bahía de Samaná, comenzamos a ver nuevamente cerros y cayos que formaban pequeñas islas. Por ejemplo, el Cayo de los Pájaros, parte del Parque Nacional los Haitises, el único en el que se pueden ver pelícanos sobrevolándolo, un espectáculo natural permanente, inexplicable. Seguimos hacia otra isla. De cerca, pudimos notar en detalle la formación de cuevas profundas generadas por la erosión del agua. Así, atravesamos un camino bordeado por una masa de manglares simétricos. El clima era

1. Cascada El Limón, costa norte de la península 2. En el Parque Nacional Los Haitises hay aves nativas y migratorias 3. Mi niña bonita, muelle del balneario del Grand Bahía Príncipe Cayacoa 4. Galpón principal del Mercado Público 2

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PASABAN MOTOCONCHOS Y VENDEDORES DE SOMBREROS húmedo, muy propicio para los mosquitos que copaban las entradas a las cuevas. Bajamos. Seguimos por un corredor que atravesaba las cuevas por dentro. Por momentos quedábamos en la oscuridad total y por momentos en cada cueva aparecían ventanas naturales hacia el cielo, también efecto de la fuerza del agua. En algunas paredes vimos pictografías de los primeros pobladores del lugar, dibujos de aquel entorno marítimo. Nos tomó cuarenta minutos volver al puerto de Samaná, ya de tardecita, con el sol bajando a nuestras espaldas. Al día siguiente, volveríamos a Buenos Aires. En el avión teníamos la sensación de que Samaná podía ser tomado por un lugar all inclusive, pero que era mejor cómo la habíamos vivido nosotros: el malecón, la iglesia, el mercado, el manglar, Julia Kerry. Y nuestro querido Felipe.

1. Stand up paddle a orillas del Mar Atlántico 2. Trencitas samanenses II 3. Los famosos motoconchos (no confundir con motochorros)

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+INFO SAMANA

Viaje: “La sensación” veraniega de República Dominicana y sus playas. Lugares: Santa Bárbara de Samaná, Parque Nacional Los Haitises. Actividades: Rezar en La Chorcha, tomarse un montoconcho, beberse una mamajuana, navegar hasta las cuevas marítimas de la Bahía de Samaná.

PASEOS Y EXCURSIONES

CUANDO IR Samaná se puede visitar en cualquier momento del año, como cualquier playa tropical. La temporada alta es de enero a marzo, momento en que también se pueden avistar ballenas en la Bahía.

DONDE COMER El Restaurante La Mata Rosada está en el Malecón, su especialidad son mariscos y cocina internacional, principalmente francesa. En la Taberna Mediterránea Bar Restaurant hay cocina española, tapas, mariscos y la especialidad samanense: pesado en coco ($ 100 a $ 200 en dinero argentino). En La Hacienda Grill & Bar, a cien metros de la costa, se ofrece sobre todo parrilla -las costillas son la especialidad- mariscos y cocina caribeña ($195 a $290, promedio).

TIPS Para moverse por el pueblo y alrededores, los motoconchos o moto taxis son una buena opción para recorrer con autonomía, manejando tiempos propios. Los alquileres son por hora, por medio día o día entero y el precio varía; se puede negociar desde U$D 10 la hora o toda la tarde. Aunque allí nadie usa, es recomendable usar casco y estar atentos a los baches de las carreteras. No te olvides de llevarte una botella de mamajuana -combinación de hierbas, ron y vino-, una bebida fuerte y dulce, que para los samanenses tiene propiedades medicinales, sobre todo digestivos.

Las Galeras y Playa Rincón. Día Completo en una de las zonas más bellas de la península. Parada en una casa típica, con degustación de frutas tropicales, café y mamajuana. Baño y almuerzo en playa Rincón con langosta. Paseos a caballos y snorkelling. Parada en un mirador típico con música, bebida y baile. El 7 de enero de 2016 y otras fechas. Combinado Parque Nacional de los Haitises + Cayo Levantado. Día completo, saliendo desde el hotel. Con almuerzo en Cayo Levantado y guía en el Parque ($1.330 por persona). Cascada Limón. Medio día, con salida desde el hotel hasta un rancho típico dominicano en donde se sale a caballo hasta el Salto del Limón. Se permite bañarse y atravesar la cortina de agua para llegar a las cuevas traseras ($639 por persona).

DONDE DORMIR Hotel Luxury Bahía Príncipe Cayo Levantado (5*). Ocupa casi todo un islote de la Bahía de Samaná, con 1,5 km de playas. Es all inclusive y de categoría Luxury: para mayores de 18 años. U$D 243 de enero a marzo, luego U$D 165 por persona. Hotel Grand Bahía Príncipe Cayacoa (5*). A minutos del centro, familiar. U$D 130, promedio, temporada alta. Hotel Luxury Samaná Bahía Príncipe (5*). A 15 minutos en auto de Santa Bárbara de Samaná. U$D 174, promedio, temporada alta. Hotel Grand Bahía Príncipe El Portillo (5*). A minutos de Las Terrenas, muy bien preparado para vacaciones con chicos: tiene parque acuático, espectáculos y guardería. All inclusive. US$140, promedio por persona.

VIAJA TRANQUILO. Assist Card Basic 10 días, menores de 64 años, desde $ 564 (USD 57).

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8 días/ 7 noches. Vuelo + Grand Bahia Principe Cayacoa 5* All Inclusive + Grand Bahia Principe El Portillo 5* All Inclusive. TARIFA FINAL: $ 29.429 ó 18 cuotas de $ 1.636 Salidas: 24 y 31/01/2016

8 días/ 7 noches. Vuelo + Grand Bahia Principe Cayacoa 5* All Inclusive TARIFA FINAL: $ 30.189 ó 18 cuotas de $ 1.675 Salidas: 24 y 31/01/2016

15 días/ 14 noches. Vuelo + Grand Bahía Príncipe San Juan 5* All Inclusive + Grand Bahía Príncipe El Portillo 5* All Inclusive. $ 43.829 ó 18 cuotas de $ 2.435 Salidas: 7, 14, 21 y 28/02/2016.

Teléfono: 0810.777. 2728 . Desde donde estés: www.almundo.com

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EL AIRE ES LIBRE TEXTO: IRENE CASELLI. FOTOS: SHUTTERSTOCK

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El horizonte nocturno de Chicago

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levo pocas horas en Chicago y ya he cometido el primer error: citar a tres amigos que viven en la ciudad en un bar sin terraza y en un subsuelo. Estamos a inicios de junio, hacen unos 25 grados, los días son largos y los tulipanes colorean las calles. Pero el punto de encuentro que escogí está básicamente bajo tierra y no tiene ni siquiera una ventana para que entre un poco de luz natural. Esto es un sacrilegio para cualquier habitante de la llamada “Ciudad del Viento”, que para esta época ya logró sobrevivir al invierno largo y despiadado. El apodo de Chicago en realidad no tiene que ver con los inviernos, sino con la política. Pero cada vez que pienso en la Ciudad del Viento automáticamente aparece en mi cabeza el wind chill effect (efecto de enfriamiento del viento) que lleva la sensación térmica hasta 30 grados bajo cero. Más que un fenómeno metereológico, este viento infernal parece una forma de acupuntura: es como si unas agujas finitas de hielo fueran directo a las minúsculas partes de piel que quedan accidentalmente descubiertas. Un centímetro de la mano que se hace visible si se desliza un guante, la punta de la nariz y los párpados suelen ser los puntos más vulnerables. Pero esta vez -afortunadamente- no pasé el invierno aquí, y tal vez por eso me puedo dar el lujo de encerrarme en un bar en plena primavera. Mis amigos igual acceden porque están de acuerdo con que no se puede pasar por Chicago sin parar en el Billy Goat Tavern. Es la tercera vez que visito Chicago y he vuelto cada vez a este sitio. Amo la atmósfera. La entrada del Billy Goat conserva algo del pasado de gangsters al estilo de Al Capone y sus establecimientos ilegales: al bar se ingresa por un pasadizo subterráneo de Michigan Avenue, que conduce hasta a una fachada de ladrillos con letreros luminosos fluorescentes que en rojo y verde anuncian que la taberna existe desde 1934. Otro cartel de plástico blanco advierte: “Entra bajo tu propio riesgo”. Al abrir la puerta, que lleva la imagen de la cabra que da el nombre al lugar, tengo la sensación de un salto en el tiempo. Los tubos fluorescentes emanan una luz amarillenta de años 80 que iluminan un tablero de plástico colgado en la pared dónde la carta sigue igual desde hace décadas: incluye los famosos cheeseburgers con papas fritas, panchos (sin ketchup, porque así se hace en Chicago), y hasta un vaso de leche por 1,75 dólares. Apenas entro al bar, veo que Dan, uno de mis amigos, está sentado en un taburete en la barra, con un whisky en la mano. Tiene la mirada fija en la pantalla de la televisión donde pasan un partido de béisbol. Debe haber venido directamente de la oficina, porque lleva una camisa prolija y zapatillas cancheras sin cordones que parecen zapatos. Los Chicago Cubs no juegan, si no él no estaría aquí -me aclara al saludarme. Nunca entendí el juego, y se lo confieso a Dan, que -con dedicación y pacienciahace un intento de explicármelo. Los términos clave se me escurren y me transportan lejos de los hombres de gorrita que veo agitarse en la pantalla. Catcher me hace pensar en Holden Caulfield, el joven protagonista de El guardián entre el Centeno, la novela de J.D. Salinger; pitcher, en la medida de cerveza que me gustaría ordenar. Las bases las conozco de películas como American Pie, donde adolescentes estadounidenses las utilizan como metáforas sexuales. Vuelvo a la conversación cuando Dan menciona la maldición de la cabra. Es como si hubiese utilizado palabras mágicas: soy napolitana y la superstición la llevo en la sangre. Resulta que fue un griego radicado en Chicago, un tal William “Billy” Sianis, quien fundó la taberna en la que estamos. Sianis era también dueño de una cabra, que intentó llevar al Wrigley Field, el estadio de los Cubs, en 1945. Cuando le negaron la entrada a su cabra, que se llamaba Murphy, el dueño del bar se alejó lanzando una maldición: “¡Nunca más ganarán los Cubs la Serie Mundial!”. Así fue: los Cubs, uno de los equipos más antiguos del país, llevan 107 años sin una victoria en la Serie Mundial. Que los ciudadanos de la tercera ciudad más grande de Estados Unidos crean en una maldición casi medieval me vuelve a confirmar que los seres humanos, más allá de culturas y tiempos históricos, no somos tan distintos. Llega Doug, mi otro amigo. Acaba de salir de un turno de 12 horas en el Instituto de Rehabilitación de Chicago, donde trabaja como enfermero. Vino caminando, y dice que el clima es demasiado lindo para estar encerrados aquí. Julia, la tercera amiga, me envía un mensaje para decirme que todavía no sale del trabajo. Entiendo que mi plan ha funcionado solo parcialmente. La primavera está ganando. Me despido del Billy Goat y de sus leyendas y resigno también la segunda parte del

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1. Polvos de colores durante la 5K “fun run”, Lake Zurich 2. Mostaza, tomate y cebolla: Homemade Chicago Style Hot Dog 3. Postalita chicagüense desde North Avenue Beach 4. Saint Patrick’s Day Parade es una fiesta anual 5. El Chicago Theater de la North State Street se alquila 6. La policía marítima de Chicago cuida la filmación de Transformers 3 7. Concierto con picnic en el City Park. 6

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ATARDECE Y VOY CON LA BICI AL JAY PRITSZKER PAVILLION 1. Cara de bonachón 2. Michigan Avenue Bridge y Magnificent Mile 3. Starbucks te sigue, donde quiera que vayas 4. Crown Fountain, una fuente interactiva en el Millennium Park 5. El mediomundo del Navy Pier (muelle), en el Lago Michigan 6. Un businessman, un duque, un ruiseñor.

plan, ir a Andy’s, uno de los clubs de jazz más conocidos. Cambiamos de rumbo: nos encaminamos hacia una de las famosas terrazas del downtown, el centro financiero de Chicago, para disfrutar la primavera. Primero subimos unas escaleras hacia el nivel de la calle, y recorremos unos metros para pasar en frente de la Tribune Tower, la torre del Chicago Tribune, el diario más importante de la ciudad. El edificio me encanta porque en sus paredes exteriores hay rocas y ladrillos de varios lugares emblemáticos del mundo traídos por corresponsales del diario: hay fragmentos del Taj Mahal, el Partenón, el Palacio de Westminster, la Catedral de Notre Dame, la Gran Muralla China y el Muro de Berlín. En esta cuadra de Michigan Avenue, arranca el Magnificent Mile, la zona hotelera y comercial del centro de Chicago, que cruza esta parte del centro desde el río hasta el lago. Mientras caminamos, me la paso con la nariz apuntando al cielo: voy detectando los edificios más altos, las ventanas abiertas, los balcones con plantas. Miro. Huelo. Al cabo de un tiempo, llegamos al Rock Bottom Brewery, una cervecería artesanal que tiene locales en varias ciudades de Estados Unidos. En Chicago tiene una terraza genial que ocupa todo el techo de un edificio de dos pisos, el único tan bajo en toda esta parte del Downtown. Nos sentamos afuera, pedimos unas cervezas artesanales (yo pruebo una ale roja, que me gusta porque es bien amarga) y nos quedamos mirando la ciudad de noche. Desde nuestro mirador, rodeada de edificios gigantes, me siento como una nena mirando a los adultos desde abajo. No se ve ni una estrella. ¿Estará nublado? ¿Seguirá el cielo ahí arriba? Imposible decirlo desde esta terraza, dónde lo único que se ve claramente son las luces de la ciudad sobre nosotros. Después de mi error inicial, la terraza de la cervecería me abre los ojos; así que al día siguiente tomo una bicicleta prestada y salgo a recorrer la zona del lago Michigan. Si un helicóptero te depositara en el paseo que bordea el lago, sin anunciarte el lugar de llegada, podrías tener la sensación de estar al lado del mar. Es el quinto lago más grande del mundo, y mirando hacia el horizonte no se ve tierra. No huele como el agua salada, pero hay olas producidas por el viento y playas de arena muy

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EN LA UNIVERSITY OF CHICAGO ESTUDIO LEYES BARACK OBAMA lindas. Me paro en una de ellas, North Avenue Beach, y observo a las personas echadas en sus toallas para tomar sol y a los que están entrando al agua. Por un segundo me da envidia de que ellos vivan en una ciudad con playa, pero el viento levanta y me acuerdo que los habitantes de Chicago tienen muy poco tiempo para disfrutar del aire libre, para estar afuera. En invierno el lago se congela, y partes del paseo costero se cierran porque el piso se transforma en una enorme y peligrosa laja de hielo. La costanera del Michigan se extiende por 29 kilómetros en Chicago. Es un día de semana, pero hay docenas de personas afuera, corriendo, haciendo ejercicio, pedaleando, andando en skate o patinando. Miro hacia el lago y me siento en un enorme parque, en el medio de la naturaleza, lejos del encierro urbano. Pero sé que a mis espaldas se levanta la ciudad entera, con sus rascacielos que en unos casos llegan casi hasta el agua. Me alejo del Centro, y el paisaje empieza a cambiar. De a poco desaparecen los rascacielos y se entra en el South Side, al sur de Chicago, que tiene mala reputación. Es considerada una de las zonas más peligrosas de la ciudad. Pero aquí es donde más se nota la gran diversidad étnica y cultural, que es la base de la ciudad: se pasa de la zona mexicana a la polaca, de la judía a la negra más humilde. También está el campus de la University of Chicago, una de las más prestigiosas del mundo. Aquí estudió y enseñó leyes Barack Obama, que se lanzó a la política como senador del Estado de Illinois en esta misma zona. La casa dónde Obama vivía antes de llegar a la Casa Blanca está en el barrio de Hyde Park. Ahora es difícil acercarse por temas de seguridad, a diferencia de mi primera visita a Chicago en 2002, cuando Obama todavía no era tan conocido, porque ni siquiera había sido electo aún senador. La madre de mi amigo Doug me llevó a comer a Dixie Kitchen, un restaurante de comida cajún, donde probé por primera vez los famosos tomates verdes fritos acompañados por la remoulade, una mayonesa bien picante. Nunca me olvidé del restaurante que inició mis papilas gustativas al mundo para mí desconocido del Sur de Estados Unidos. Años después no me sorprendí tanto cuando me enteré de que había sido el favorito de Obama. Pero ni el presidente ni yo pudimos volver a ir, porque en mi última visita descubrí que había cerrado. Al día siguiente, vuelvo en bici hacia el centro y llego a la zona de los parques que ocupan un trecho de dos o tres kilómetros en las orillas del lago. En el Grant Park y en el Millennium Park la naturaleza se mezcla con la arquitectura contemporánea. Por ejemplo con aquella escultura extraña, especie de espejo gigante curvado, en donde la gente compite por un lugar frente a él para fotografiar su reflejo con la ciudad deformada de fondo. Se me ocurre que esta escultura de Anish Kapoor -que aquí se conoce coloquialmente como The Bean (El Frijol o La Alubia), puede ser un homenaje a la identidad de los habitantes de Chicago; un homenaje para que puedan ver siempre su imagen mancomunada con su ciudad. Alrededor, el parque explota de vida: el verde de los árboles contrasta con el fondo gris de los edificios en el horizonte, hay niños correteando en una fuente, gente caminando, corriendo, sentada en el pasto. Se acerca el atardecer y voy con la bici hacia el Jay Pritzker Pavillion, un escenario al aire abierto diseñado por el famoso arquitecto Frank Gehry. Ya hay mucha gente distendida sobre mantas en el pasto, mientras otros abren sillas plegables como si estuvieran en un camping. Aquí, donde se organizan conciertos de música clásica, teatro y clases de yoga; aquí, esta noche y por todo el verano se proyecta una película gratis, un clásico: El Ocaso de una Vida (Sunset Boulevard). Busco un hueco y me siento bajo la telaraña metálica abierta que forma el pabellón y espero a Dan, Doug y Julia. Esta noche el plan les encanta. Estoy segura de que ninguno faltará.

1. El Chicago Gay Pride Parade va por su versión número 46 2. Hete aquí “El Frijol”, la famosa escultura de Anish Kapoor, en el Millennium Park 3. Downtown Chicago y el Lago Michigan, una mirada

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+INFO CHICAGO

Viaje: Bicicletear por la ciudad del blues, el gangsterismo y Barack Obama. Lugares: Downtown, University of Chicago, los Grant y Millenium Parks. Actividades: Respirar el aire Al Capone de la Billy Goat Tavern, bañarse en el Lago Michigan, hacer pic nic en el Jay Pritzker Pavillion.

COMO LLEGAR En avión. Por United Airlines con escala en Houston, temporaba baja final: $18.345. Por LAN, con esclas en Los ángeles y Miami, alta: $29.873.

COMO MOVERSE En auto. En Chicago, 7 días de alquiler con Dollar Rent a Car. Incluye: km libre, conductor adicional, seguro e Impuestos. Desde $ 5553, hasta el 15 de febrero de 2016. Asistencia al viajero. Assist Card standard, 10 días ($ 564)

CUANDO IR La primavera avanzada (abril/mayo) y el inicio del otoño (septiembre/ octubre) son los mejores meses para disfrutar del lago y de todos los festivales al descubierto, así como de los bares y sus terrazas. En verano (junio/agosto) hace más calor, pero es alta estación, hay más turistas por la ciudad y los precios suben.

DONDE DORMIR Congress Plaza (3*). En el centro, junto al Millennium Park, con vistas magníficas. Tiene centro de fitness las 24 hs, barbería, sala de juegos. El restaurante Gazebo, el Rafael Steak House y el Congress Lounge sirven cocina estadounidense. Por persona, por noche, desde $ 956 en enero y y febrero de 2016. Allegro Chicago Hotel (4*). En el centro, a pasitos de Chicago City Hall, Torre Willis y Skydeck Ledge. Ofrecen tratamientos corporales y faciales. Por persona, por noche, desde $ 1143 en enero y febrero de 2016. Hyatt Regency Chicago (4*). En el centro, a pasitos nomás de Michigan Avenue Bridge y de Bridgehouse & Chicago River Museum. TV plana de 37 pulgadas, soporte para iPod, spa y centro de fitness 24 horas. En Stetsons Modern Steak + Sushi hay carnes y mariscos. Por persona, por noche, desde $ 1265 en enero de 2016.

DONDE COMER Muchos restaurantes en Chicago son BYOB (Bring Your Own Bottle). Esto significa que pueden llevar su botella de vino; el descorche no es caro. Por ejemplo, Terzo Piano, el restaurante italiano del Chicago art Institute, tiene una vista espectacular del Millennium. Es perfecto para un aperitivo con prosecco al atardecer. 90 Miles Cuban Cafe (en Logan Square) tiene un patio genial con espectáculos de flamenco en vivo. El café es excelente, los sándwiches son baratos y ricos, la yuca frita es crujiente sin ser pesada. Hay los clásicos cubanos (lechón, ropa vieja) y también versión vegetarianas. The Handlebar es un restaurante vegetariano con comida sabrosa, fresca y orgánica. Tiene un patio también genial y tranquilo con partes de bicicletas recicladas como esculturas. Los los brunch son abundantes y ricos, pero también vale la pena probar las cervezas artesanales.

PASEOS Y EXCURSIONES Skydeck Chicago. A 400 metros de altura, balcones de vidrio que se extienden fuera del edificio, con vistas de 360 grados que abarcan hasta 50 millas y cuatro estados. Por persona, $ 306. Museo The Field. Uno de los mayores museos de historia natural del mundo, con los fósiles más antiguos del mundo y exposiciones sobre diferentes culturas pasadas y actuales de todo el mundo. Por persona, $ 346

TIPS El sistema de transporte público de Chicago se conoce como “L” (abreviación para “elevado”) y parte de su recorrido es desde plataformas elevadas. El tramo que pasa por el Downtown es estupendo para tener otras vistas de los rascacielos. Para conocer las actividades diarias de todos los parques (películas, conciertos, etc.) se puede descargar la aplicación My Chi Parks.

VIAJA TRANQUILO. Assist Card Basic 10 días, menores de 64 años, desde $ 564 (USD 57).

PASAJE AEREO CHICAGO Tarifa ida y vuelta por persona desde Buenos Aires. Válido hasta agotar disponibilidad de 6 lugares. Tipo de cambio USD 1 = $ 9,88 , sujeto a variación de cotización al momento de la compra. Temporada alta corresponde a los meses de julio, agosto, diciembre, enero y febrero.

TEMPORADA BAJA

TEMPORADA ALTA

$ 18.345 $ 29.873 U$D 1.887

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MUY TRANQUILO EN LA ARENA CINCO DESTINOS DE VERANO FOTOS: LATINSTOCK & SHUTTERSTOCK. TEXTO: CONSTANZA COLL

Praia Joaquina,, famosa por sus olas

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FLORIANOPOLIS. SUR DE BRASIL El que haya ido una o dos veces y diga que ya conoce Florianópolis, se equivoca. Son tantas playas, bahías, trilhas, botecos y pueblitos, que hasta los nacidos y criados aseguran que les tomaría toda la vida -y más- conocer cada rincón de la llamada “Ilha da Magia”. Rodeada de agua por todos lados y comunicada al continente por el puente Hercílio Luz, Floripa tiene para todos los gustos: playas con y sin olas, horizontes infinitos y vistas nocturnas repletas de luz, pueblos enteros dedicados a la pesca, el cultivo de ostras y con restaurantes súper gourmet, centros comerciales inmensos, leyendas, costumbres y un carnaval de calle que sólo existe acá. Hay clásicos de Florianópolis que no pasan de moda, como Yoaquina, Mole, Brava o Barra da

Lagoa, playas que siempre convocan a los surfistas y barrenadores más o menos expertos. Y del lado continental, en lugares como Jureré, Canasvieiras y Ponta das Canas, el mar es una piscina calentita, ideal para entrar a nadar con chicos y tomarse las cosas con calma. Para todos aquellos que aseguran que “ya conocen” Floripa, hay lugares escondidos a los que se llega tras una larga caminata a través de morros, como Lagoinha do Leste, pequeños pueblos de pescadores y tradición portuguesa como Santo Antonio de Lisboa o Sambaqui, y todo el extremo sur de la isla aún inexplorado por los turistas, con playas agrestes, lagunas y propuestas gastronómicas de locales para locales y viajeros off road.

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Ruinas de Tulum, Ă­cono de la Riviera Maya

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RIVIERA MAYA. MÉXICO Dos cositas en la valija y ya estás listo para volar a Cancún. Allá todo está resuelto: desde la comida, los juegos de los chicos y las propuestas de excursiones hasta las toallas y la sombrilla para la playa. Los resorts piensan en todo para que puedas entregarte por completo -cuerpo y mente- a mirar el horizonte, tomar sol, comer rico y nadar en las inmensas piletas o en el tibio mar Caribe. Hay personas que se pasan la estadía entera dentro del hotel que eligieron -una muy respetable- y otras que prefieren salir a conocer algunos lugares destacados de la Riviera Maya, en la ruta que va desde Cancún hacia el sur, hasta Tulum. Playa del Carmen está en el justo medio entre los dos destinos, no sólo en la distancia sino en el estilo: hay hoteles fabulosos pero ya no tanto all

inclusive, camastros y música en la playa, muchos bares y locales con todas las marcas y algunas artesanías locales en el centrito comercial. Tulum, a 130 kilómetros de Cancún, todavía es una playa más agreste que las dos anteriores, con bungalows en la arena, hileras de palmeras repletas de cocos y la custodia de unas ruinas en la cima de un acantilado. Sobre una terraza natural sobre el mar, estas construcciones antiguas evidencian el poderío y las dimensiones que alcanzó el Imperio Maya, especialmente entre los siglos X y XVI. En la autovía 307 que une Playa del Carmen y Tulum, también vale mucho la pena visitar el cenote Dos Ojos, donde el Ojo Uno y el Ojo Dos están conectados por un túnel subacuático que se puede atravesar con equipos de buceo.

Akumal posee cavernas y cañones (amantes del buceo no abstenerse)

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ISLA MARGARITA. VENEZUELA Conocida como La Perla del Caribe, es uno de los destinos preferidos por los venezolanos y también por los argentinos. En los últimos años, Isla Margarita se instaló en el mercado ofreciendo todo lo que significa ser una isla en medio del Caribe, con paquetes muy accesibles y tentadores. Gracias a eso, para muchos argentinos se convirtió en el primer viaje fuera del país y más allá de Brasil. Con 69 kilómetros de este a oeste y 35 de norte a sur, Isla Margarita tiene playas para surfear, hacer windsurf y kitesurf, y puntos destacados para buceo y snorkeling, por mencionar algunas actividades en el agua por fuera del “hacer la plancha” (una de las más elegidas). Dentro de la isla se pueden visitar distintos pueblos coloniales y antiguas fortificaciones

españolas, como castillos, fortines y fortalezas, declaradas patrimonio nacional. Junto con Margarita, las islas Coche y Cubagua conforman el único estado insular de Venezuela, Nueva Esparta. Estas dos islas son mucho más pequeñas y menos desarrolladas que Margarita, en el buen sentido. Especialmente Isla Coche, a pocos minutos de lancha o ferry desde el puerto La Isleta, es un destino con hoteles más exclusivos y en consecuencia, las playas son más despejadas y tranquilas. La brisa del mar acá es permanente, lo que ayuda a pasar mejor las horas de más calor y permite deportes como kitesurf, windsurf y carrovelismo. Además de opciones con hospedaje, también hay excursiones por el día desde Margarita a estas dos islas.

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Playas Puerto Viejo, Puerto Cruz y Zaragoza

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Un Chevy de los ’50 (propiedad de PenÊlope Glamour)

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CAYO SANTA MARIA. CUBA Ron y salsa. El mejor tabaco del mundo. Cocina de casa en los “paladares”. Y un pueblo con mucho orgullo y buen humor. En las calles de La Habana se juega al ping pong, se baila y se toca la guitarra, se fuma, se charla. La vida pasa puertas afuera, en el Malecón, en los bares y en las playas. Para quienes viajen a Cuba buscando unas vacaciones de pura playa, igualmente no deberían dejar de pasar al menos un par de noches en la capital, en donde se aterriza. Desde acá hasta el Cayo Santa María son unos 400 kilómetros, primero por autopistas y, al final, a través del mar por un largo pedraplén de casi 50 kilómetros. Esta última parte del viaje es un paseo en sí mismo. En el archipiélago Jardines del Rey, al sur de Las Bahamas, esta isla es conocida como La Rosa Blanca, tiene

apenas 13 kilómetros de superficie y muchas historias de piratas. De hecho, cuenta la leyenda que en una de sus playas está enterrado desde el siglo XVIII el tesoro de los legendarios corsarios Tambasco y Mazzarelli. Santa María tiene 11 kilómetros de playas -entre las que destacan las famosas Perla Blanca, Las Caletas, Cañón y Cuatro Punta- y tres imponentes hoteles all inclusive, de 4 y 5 estrellas. El buceo es una de las actividades principales en este cayo, con veinticuatro sitios en los que se ve gran variedad de corales y peces. En el camino entre La Habana y Santa María, vale la pena detenerse en el pueblo San Juan de los Remedios -declarado Monumento Nacional- y en Villa Clara, con sus museos históricos, galerías de arte, iglesias antiguas y baños termales.

El color de la cubanía en collares y sombreros

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PORTO SEGURO. NORDESTE DE BRASIL Entre Río de Janeiro y Salvador de Bahía, y con vuelos directos desde varias capitales provinciales de Argentina, Porto Seguro es un destino que se impone tanto para grupos de amigos y estudiantes, como para familias y parejas en busca de bahías de agua calma, piscinas naturales y buena calidad de servicios. En el extremo sur del estado de Bahía, Porto Seguro fue el primer lugar al que llegaron los portugueses; por eso su centro histórico, Ciudad Alta, aloja algunas de las iglesias más antiguas de todo Brasil y aún guarda registros de aquel primer desembarco. Declarado Monumento Nacional en 1973, vale la pena hacer una visita guiada por todo el casco. De noche, la movida se concentra en la Passarela do Alcool, donde se suceden, uno al lado del otro, bares, restau-

rantes y discos con fiestas hasta la madrugada. Esto es especialmente en temporada baja, cuando la ciudad se llena de estudiantes en plan viaje de egresados. Para quienes busquen refugios más tranquilos, hacia el norte y hacia el sur se despliega unas cuantas playas hermosas y mucho menos concurridas que las del centro, como Coroa Vermelha, Arraial d’Ajuda, Trancoso y Caraíva. Unos 50 kilómetros separan las playas del norte de las playas del sur, y en general, están unidas por un camino que se ciñe a la costa, con vistas increíbles, muy disfrutable especialmente si se hace en buggy. En general, toda la costa está protegida por arrecifes de coral, por lo que el mar suele ser muy cálido, de color verde esmeralda y con olas muy suaves.

Acrobacia de la alegría, en playa Río da Vila

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+INFO DESTINOS DE VERANO

Viaje: una o todas (¡todas!) de las cinco playas latinoamericanas más famosas. Lugares: Joaquina y Sambaqui (Floripa) Playa del Carmen y Tulum (México), La Isleta e Isla Coche (Venezuela), Santa María y Villa Clara (Cuba), Arraial d’Ajuda y Trancoso (Porto Seguro). Actividades: Bucear, surfear, nadar, tomar sol, jugar en la arena, leer a sol y cuando baja el sol, comer frente al mar, etcétera, etc.

CAYO SANTA MARIA

PORTO SEGURO

Cayo Santa María y Varadero.

Porto Seguro Exclusivo.

14 días / 13 noches IBEROSTAR Ensenachos 5* All Inclusive + IBEROSTAR Varadero 5* All Inclusive. TARIFA FINAL: $ 54.375 ó 18 cuotas de $ 3.019 Salidas: 11 y 18/02/2016.

8 días/ 7 noches Sunshine Praia Hotel con desayuno. $ 16.775 o 18 cuotas de $ 929 Salida: 30/01/2016

ISLA MARGARITA

RIVIERA MAYA

Isla Margarita + Isla Coche. Vuelo exclusivo 8 Días/ 7 Noches Sunsol Isla Caribe + Sunsol Punta Blanca. TARIFA FINAL: $ 24.869 ó 18 cuotas de $ 1.379 Salidas: 1, 8, 15 y 22/02/2016.

8 días/ 6 noches Sandos Caracol Eco Experience Resort 5* All Inclusive. TARIFA FINAL: $ 37.995 ó 18 cuotas de $ 2.109 Salida: 24/01/2016.

FLORIANOPOLIS

FLORIANOPOLIS

Florianópolis Exclusivo.

Florianópolis Exclusivo II.

8 días/ 7 noches Hotel Harmonia con desayuno. TARIFA FINAL: $ 12.379 ó 18 cuotas de $ 685 Salidas: 1, 8, 15 y 22 de febrero de 2016.

15 días / 14 noches Hotel Marina’s Palace 4* con desayuno. TARIFA FINAL: $ 22.399 ó 18 cuotas de $ 1.245 Salidas: 10 y 17/01/2016.

VIAJA TRANQUILO. Assist Card Basic 10 días, menores de 64 años, desde $ 564 (USD 57).

Teléfono: 0810.777. 2728 . Desde donde estés: www.almundo.com

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POR LOS CAMINOS ABIERTOS DE VIZCAYA TEXTO: GUADALUPE PICCIONI. FOTOS: ARIEL MENDIETA

Bilbao o Bilbo o el El potxo (“el agujero”) desde el Mirador Artxanda

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Boina vasca: elegancia con seguridad

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La Ermita de San Juan de Gaztelugatxe, sobre el mar Cantábrico.

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ajo una pérgola con flores, en el porche de una antigua casa de piedra, Fakun nos espera despierto, fumando y mirando la luna. El resto de la familia, su esposa Katy y sus hijos Mikel y Lore, duermen. Fakun -el apodo vasco de Facundo- es primo de Ariel, mi compañero de viaje, y su casa -nuestra casa durante la visita- queda en Berango, un recodo íntimo en las afueras de Bilbao, cerca del mar y entre montañas no muy altas. El municipio de Berango queda en el norte de la provincia de Vizcaya, una de las tres provincias de la Comunidad Autónoma del País Vasco, en el norte de España. Al día siguiente, por la mañana visitamos la Villa de Portugalete, a la vera de la ría de Nervión. Visto desde la costanera de la bahía de Vizcaya, Portugalete es un gran San Telmo construido en la falda de una colina, y con los colores de otro barrio porteño, La Boca. Bajo un sol de plomo, caminamos unos metros hasta la Plaza del Solar, que tiene la sombra de los árboles, el aire del río y hoy, por ser sábado, un mercado de flores. Al mediodía vamos a comer al Puerto de Viejo de Algorta, en la localidad de Getxo. El puerto está impecable y el barrio ya no es exclusivo de pescadores como en sus orígenes, hace dos siglos. Las tres calles peatonales sí son las mismas y bajan en zig zag como un río de adoquines encajonado entre paredes blancas con puertas, ventanas

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y aleros de color verde o azul brillante. En la plaza una pareja de recién casados y sus amigos se mezcla con los clientes de los bares. Nosotros entramos en Txomin, una taberna tranquila en una calle aún más tranquila. El lugar parece una casa común entre otras casas comunes –y eso es lo que era hace unos años: una casa. Pedimos unos pintxos, que son pequeñas porciones gourmet para comer de un solo bocado. La gracias es que así se puede probar -y pagar- una gran variedad de gustos sofisticados: camarones y salmón sobre una especie de vitel toné, chorizo a la sidra, foie gras a la parrilla con crema de alubias blancas y salsa de frutas, langostinos, caracoles. Para cuando llegamos a la playa en Berango, el sol ya se tomó la tarde libre y la arena es una rampa helada. No está como para tirar la lona, así que subimos por una colina hasta el borde de un acantilado y armamos los mates. El paisaje que nos rodea es algo psicodélico: por un lado está el mar Cantábrico, tan gris como el cielo; atrás nuestro están las ruinas de un búnker que Franco mandó a construir para impermeabilizar la frontera; y por encima, los parapentistas con sus velas de colores que se aprovechan de las ráfagas de viento. Mientras tanto Míkel me enseña palabras en euskera. Ya sé decir agur: adiós; eskerrik asko: gracias; komunak: toilette; y kalea: calle. Lore, mi maestra de dos años y medio, cabecea hacia adelante y dice oso ondo, “muy bien”, cada vez que digo una palabra nueva. Fakun


Café Iruña, un clásico bilbaíno

–que nació en Buenos Aires y tiene nacionalidad española- cuenta que dentro de la casa solo hablan en euskera; que los niños lo aprenden en la escuela porque es la lengua co-oficial junto con el español. Katy llegó desde Iparralde, el Pays Basque del otro lado de los Pirineos, en Francia, apenas balbuceando el vascuence. Katy cuenta que cuando vino a estudiar euskera a Bilbao, en una clase lo conoció a Facundo. “Cada vez somos más los vascos que hablamos euskera”, dice Fakun. Me dice: los vascos. No dice: los españoles. PIRUETAS De la radio local, donde trabaja, a Fakun le encargaron un relevamiento del estado de la ruta desde Bilbao hasta la ciudad de Guernica. Partimos con él. Al principio, el camino rodea los municipios apostados en pequeños valles que se abren a una costa con playa. Hay otros tramos en que el camino bordea la cornisa cantábrica. En otros, nos internamos en la campiña. Cuando bajamos a caminar por la campiña veo esta escena: un campesino viejo pastorea un rebaño de siete cabras muy lanudas; cruza un puente de piedra que se arquea sobre un arroyo -alrededor hay una vegetación más verde que el verde. Cuando pasamos a su lado, el pastor levanta la mano y nos saluda: “Agur”. Y esta otra escena: al final de un camino, en medio de un bosque borrascoso, hay un castillo medieval abandonado. Es el castillo de Butrón que data del siglo XVI.

HAY TRAMOS EN QUE EL CAMINO BORDEA LA CORNISA CANTABRICA Volvemos al auto. Por momentos sale el sol y el aire está quieto. De a ratos se nubla, parece de noche y el viento arrecia. Cada tanto, estallan gruesas gotas de lluvia en la ventanilla. A Fakun no le sorprende la inmediatez con que cambia el tiempo. “Es normal”, dice. Cuando llegamos al mirador de San Juan de Gaztelugatx, a unos 200 metros de altura, el Cantábrico arremete como un toro furioso contra las piedras de un cabo. No entiendo cómo sigue en pie la ermita que corona el promontorio. El santuario es del siglo IX y está dedicado a San Juan Bautista. Alguien podría pensar que a él le debemos el milagro: de repente el sol asoma, el viento amaina y el oleaje se disuelve hasta evocar una pampa azul. Ahora sí quisiéramos bajar por la ruta hasta donde empiezan los 241 escalones que conducen a la temeraria ermita. Pero no se puede: el camino está bloqueado por un derrumbe.

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1. El castillo abandonado de Butrón, que data del siglo XVI 2. Pimientos disecados al sol, ‘ta que lo tiró 3. La tradición lechera vasca, vivita y coleando (nunca mejor dicho)

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4. Música y alegría en las tiendas de las grandes marcas 5. Un músico callejero se gana unos euros con su acordeón 6. El cosmopolitismo de Bilbao tiene groove, man

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“Mamá”, la araña de 9 metros, explanada del Museo Guggenheim

Seguimos viaje y pasamos por Bermeo, un municipio en las faldas del monte Sollube, también un puerto. Los barcos flotan al reparo en la ensenada. Las gaviotas aterrizan entre las redes de los pescadores a reclamar sus migajas. Luego pasamos por Mundaka, una antigua aldea de pescadores que le debe su glamour a una “ola izquierda”; un tubo de agua que puede crecer cuatro metros y correr 400 metros por el mar antes de acabar en la playa de Laida. Pero eso ocurre en otoño e invierno, meses en lo que sólo se habla de una cosa: hacer surf. Ahora, en verano, la playa de Laida parece una pileta para niños. A la salida del pueblo, desde el mirador Portuondo vemos cómo la ría hace piruetas entre cerros e islitas para llegar al mar. RASTROS DE GUERRA, DE LIBERTAD Desde acá nos dirigimos hacia Guernica. La entrada es triunfal: ni una arruga en el cielo turquesa. La ciudad está reluciente y parece como si recién la terminaran de construir. De modo que no es fácil imaginar a Guernica hecha una montaña de escombros grises después del bombardeo nazi del 26 de abril de 1937, durante la Guerra Civil Española. No es fácil imaginarlo, hasta que llego a la calle Pedro de Elejalde, me paro frente a la réplica de “El Guernica” de Picasso, y es como si a través del mural pudiera asomarme a ese horror infinito. En una pequeña colina de la villa, está La Casa de Juntas, toda hecha de piedra anaranjada. Es la sede del Poder Legislativo de la provincia de Vizcaya. En la entrada a la Casa de Juntas hay un roble rodeado por una cerca de hierro. Le pregunto a Fakun porqué ese roble es tan importante, y me cuenta que se trata del Árbol de Guernica,

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EL MERCADO LA RIBERA SIGUE EN EL MISMO LUGAR, DESDE EL SIGLO XIV donde jura su cargo el lendakari -el presidente- del autogobierno del País Vasco. Así es la costumbre desde que fue aprobado El Estatuto de Autonomía del País Vasco, el 6 de octubre de 1936, durante las Segunda República Española. Después de caminar un rato, Ariel y Fakun se sientan en una mesa afuera de la taberna Arrano, sobre la calle Juan Calzada. Entro por unas cervezas, el lugar parece compuesto de una mixtura entre pulpería y bodegón. Detrás del mostrador hay una pizarra con la carta de bebidas en euskera (vinos gorriak -rojos-, zuriak -blancosy txakolinak -chacolí, un vino de País Vasco), al lado una máquina de café y, un poco más arriba, entre seis botellas de whisky, una foto del Che Guevara. Se acerca la señora, me animo y pido: Hiru pitxer, mesedez, “Tres porrones, por favor”. Nos queda tiempo, tenemos yapa. Vamos al villorrio de los ancestros de Simón Bolívar: Ziortza-Bolibar. Ahí me entero de que el


Esta cabeza de ajo, mejor, en el Mercado de Portugalete

tátara tátara tátara abuelo de nuestro Bolívar se llamaba Simón de Bolíbar y le decían El Viejo; que El Viejo emigró a Amércica a mediados del siglo XVI; y que Bolívar en euskera -bolibar– significa “vega del molino”. Se está por caer el cielo pero esos minutos previos a la tormenta son suficientes para ver lo que hay para ver: la plaza Simón Bolívar con sus monumentos, y el Museo de Simón Bolívar –desde afuera, porque hoy está cerrado-. También, una iglesia, el ayuntamiento y un restaurante. Y las dos o tres calles que pasan por las veinte o treinta casas de piedra reluciente o blanqueadas a la cal. Alrededor, están los muros verdes del valle: las colinas y los bosques de pino. Es el paisaje más bucólico que haya visto en todo el recorrido. A medida que nos alejamos en el auto el caserío desaparece detrás de un telón de agua. EL ARCA DE NOÉ Ahora voy en el metro hacia Bilbao, la capital de la provincia de Vizcaya. Imagino lo que comprobaré más tarde, cuando camine desde el Casco Viejo hasta el moderno barrio de Abandoibarra, una antigua zona de astilleros y contenedores recuperada, sede del Museo Guggenheim: comprobaré que Bilbao tiene esa arquitectura barrocamente ecléctica propia de las ciudades contemporáneas con un pasado muy remoto. Como cuando uno recorre en Buenos Aires San Telmo y Puerto Madero, ese contraste. Además, Bilbo –el mote afectuoso de la ciudad- tiene el río que la divide por la mitad, los puentes que la cosen, las colinas que la

enmarcan en un horizonte cerrado y redondo. Por algo le dicen el botxo, “el agujero”. Me bajo en la estación Casco Viejo para recorrer las siete calles del barrio antiguo en torno a la cúpula gótica de la Catedral de Santiago. Es lógico que este barrio esté al lado del río por dónde la aldea medieval original -fundada en 1300- veía salir la lana de Castilla, luego el bacalao y siglos más tarde los metales de las minas. El mercado La Ribera sigue en el mismo lugar, desde el siglo XIV. Antes reverberaba al aire libre; en 1929 se lo envolvió entre paredes y techos con tantas ventanas y vitrales que de algún modo su interior pareciera permanecer a la intemperie. En la entrada, una anciana, que cuando habla parece rejuvenecer cincuenta años, me señala el vecino Puente San Antón y me dice que es más viejo que Bilbao. Y que durante siglos fue el único puente sobre la ría. Al lado está la iglesia homónima. Más tarde reconoceré a estos dos hermanos de piedra clara representados en el escudo de la ciudad. La mujer levanta sus bolsas con las compras y me dice que el mercado es la catedral de los productos frescos. “Tienes que ir”, me dice. La acompaño a la parada de autobús. Mientras camina me sigue hablando. Vive, me dice, cerca de la Basílica de Nuestra Señora de Begoña, la Amatxu, “la mamá” -me traduce-, la patrona de Vizcaya -me aclara-. “Tienes que ir.” Cuando la señora se va atravieso pórticos, recovas, plazas, y entro en una panadería. En el fondo, una señora amasa pan talo, una tortilla de harina de maíz. “Mi terapia es amasar”, me dice la panadera una vez que entramos en confianza. “Yo no voy al psi-

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Barrio Ensanche, con el puente Zubizuri sobre la ría de Nervión, Bilbao

BILBAO TIENE EL RÍO QUE LA DIVIDE POR LA MITAD, LOS PUENTES QUE LA COSEN, LAS COLINAS QUE LA ENMARCAN EN UN HORIZONTE REDONDO. POR ALGO LE DICEN “EL AGUJERO”

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coanalista y mi marido tampoco. Si mi marido está cansado -sigue hablando sin dejar de amasar- va al mirador de Artxanda y cuando está nervioso juega a la pelota vasca. El marido limpia los 165 metros de vidrio de un rascacielo, la Torre Iberdrola, ubicada cerca del Museo Guggenheim. Sospecho que el hombre debe frecuentar el mirador de Artxanda. Se lo digo y se ríe. - No crea: los vascos somos tenaces. Miro hacia el mostrador atiborrado de panes, trenzas, milhojas, bollos. - ¿Lo hacés todo vos? - Con mi hija. Es cierto, pienso: los vascos parecen tenaces. El mirador de Artxanda está en la montaña, tiene una vista de todo el valle y puedo llegar en funicular pero se está haciendo de noche y decido caminar por la costanera hasta el puente Salbeko (o puente de La Salve). Abajo, a la derecha, está el Museo Guggenheim

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de Bilbao, rodeado de parques y esculturas inverosímiles: una araña de once metros, un cachorro todavía más grande en una funda de flores, un racimo de tulipanes de acero. Las luces de colores que iluminan la ciudad se reflejan en la ría como una vía láctea, y el inmenso templo con grandes obras del arte universal, parece un Arca de Noé dorada esperando en la orilla la oportunidad de un diluvio universal, para remontar la ría. Quisiera entrar pero no tengo tiempo. El tren a Barcelona me espera en un andén de la Estación de Abando Indalecio Prieto. Cuando me subo finalmente al tren, miro la estación por la ventanilla. Por encima de las escaleras de salida de la zona de andenes, hay un vitral descomunal: 301coloridas piezas de vidrio dan vida a vascos mineros, industriales, agricultores, deportistas, emblemáticos edificios, un reloj. El tren avanza. Mientras, me quedo pensando: los vascos son tenaces.


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+INFO PAIS VASCO

Viaje: Bordear el Mar Cantábrico por las ciudades de la provincia de Vizcaya. Lugares: Berango, Portugalete, Getxo, Mundaka, Guernica, Bilbao. Actividades: Seguir la pista de Simón Bolívar en Guernica, visitar el Guggenheim y el mercado medieval en Bilbao, aprender euskera (fundamental).

COMO LLEGAR En avión. Por Air Europa, con escala en Madrid, temporada baja final: $20.939. Por Lufthansa, con escala en Frankfurt, alta: $28.872

COMO MOVERSE En auto. En Bilbao, 7 días de alquiler con AVIS. Incluye: km libre, seguro e impuestos, conductor adicional. Desde $ 4145, hasta el 15 de febrero de 2016. Asistencia al viajero. Assist Card standard, 10 días ($ 564)

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DONDE DORMIR Sercotel Gran Bilbao 4*: Situado en el barrio de Atxuri, a 500 metros del centro histórico y excelentemente comunicado con el casco antiguo. Sus instalaciones quedan muy cerca del centro comercial y financiero de Bilbao. Las 204 habitaciones del hotel tienen una decoración moderna y están pintadas con tonos cálidos. Todas son funcionales y están totalmente equipadas. Gozan de Internet Wifi gratuita. Además el hotel cuenta con un gimnasio a disposición del huésped. El hotel alberga un restaurante luminoso que sirve cocina de vanguardia, un bar, cafetería y una zona de salón muy elegante en el vestíbulo. Tarifa por persona, por noche en base doble desde $ 439. Vigencia: Febrero 2016. NH Collection Villa de Bilbao 4*: está situado en pleno centro de la ciudad, a poca distancia del Museo Guggenheim y a unos pasos del Palacio de Congresos. Nada más salir del hotel encontrarás muchos bares y restaurantes de primer nivel. Posee 142 habitaciones lujosas y confortables. Todas ellas disponen de tetera, cafetera, wifi gratuito y terraza privada. El restaurante del hotel es el sitio perfecto para probar la famosa cocina vasca, mientras que en el bar podrá beber una impresionante variedad de ginebras, vodkas y otras bebidas. Se puede acceder a un gimnasio cercano sin coste. Tarifa por persona, por noche en base doble desde $ 801. Vigencia: Enero, Febrero y Marzo 2016. Barceló Bilbao Nervión 4*: El hotel se sitúa en pleno centro de Bilbao, junto al Ayuntamiento y a 10 min. a pie del Museo Guggenheim, del casco viejo y de la Gran Vía. A tan solo 200 m. del hotel, encontrará la estación de RENFE y metro de Bilbao; a 2 Km. la estación de Termibus y a 12 Km. el aeropuerto. Un hotel perfecto tanto para viajes de trabajo como para los amantes del turismo urbano. Descubra un nuevo concepto de descanso con las habitaciones perfectamente equipadas. Disfrute de una excelente oferta gastronómica en su restaurante Ibaizabal y en la cafetería del hotel, caracterizada por sus reconocidos pinchos creativos para degustar en sus mesas o en el rincón de la vinoteca, donde la buena conversación fluye siempre a buen ritmo. Tarifa por persona, por noche en base doble desde $ 816. Vigencia: Enero, Febrero 2016.

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PASAJE AEREO VISCAYA, PAIS VASCO Tarifa ida y vuelta por persona desde Buenos Aires. Válido hasta agotar disponibilidad de 6 lugares. Tipo de cambio USD 1 = $ 9,88 , sujeto a variación de cotización al momento de la compra. Temporada alta corresponde a los meses de julio, agosto, diciembre, enero y febrero.

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Entrada a la caverna en Tartaruga

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BUZIOS LA VIDA ES BELLA TEXTO: VALERIA OLARTE. FOTOS: NICOLÁS ANGUITA

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astaron sólo cuatro días para que, en enero de 1964, Brigitte Bardot, que venía huyendo de los paparazzi europeos, transforme Armacâo do Búzios en un centro de turismo internacional, cuando antes de eso no era más que una aldea de pescadores de ballenas. Nadie sabe cuál hubiera sido la historia si los paparazzis no encontraban a Brigitte. Lo cierto es que la fotografiaron y la exhibieron en las revistas del mundo mientras disfrutaba junto a su amor brasileño, Bob Zagury, de este tesoro hasta aquella época muy poco conocido. En apenas unos años aumentaron las posadas y los restaurantes, y de repente Búzios pasó a ser conocida como la “Saint-Tropez de Brasil”. Cincuenta y un años después, acá estamos. Playa de João Fernandes, nueve de la mañana, sol pleno, agua verde, familias de argentinos, algunos pocos brasileños. Pocos, como es el caso de Douglas, su mujer Verónica y su hija María, de cuatro años. Douglas tiene una piel negra azabache, es pelado, musculoso pero

con “flotadores”, lleva una gruesa cadena de plata alrededor del cuello, gafas negras. Pesa 125 kilos. “No hay muchos negros por aquí, son casi todos argentinos o uruguayos”, dice Douglas, con el agua por la cintura-. Antes venían más brasileños, pero a mí me da lo mismo. Lo importante es disfrutar de esta belleza, este lugar único en el mundo.” Su hija se acerca y la revolea jugando, en dirección al cielo diáfano. Douglas cuenta que trabaja en un hotel 5 estrellas de Río de Janeiro, que trajo a la familia a descansar por una semana. La población estable de Búzios se nutrió de grandes oleadas de inmigrantes, sobre todo de los países vecinos del sur, que se enamoraron del lugar y con poco dinero se compraron su terreno para abrir una posada o un restaurant; más que nada a principios de los ´80, en la época de la “plata dulce”. Hoy el 30% de los 30.000 habitantes son extranjeros; trabajan en todos lados, y siempre están con ánimo de contar una historia. Porque una de las mejores cosas que tiene esta península, de veintitrés playas y ocho kilómetros de largo, es la “buena onda”. Todos la transmiten; los que te reciben, los que vacacionan. Y es cierto lo que

dicen Douglas y las estadísticas: está lleno de argentinos, sobre todo en esta playa de aguas cristalinas donde los cardúmenes de peces taxi vienen a visitar la orilla, acariciándole los tobillos a los que entran al mar. Además de los peces, otros que visitan la playa João Fernandes son los vendedores. Vendedores de hamacas, manteles, bikinis, artesanías, helados, ostras y pinchos de camarones. Aquí, como en casi todas las playas, la gente se sienta bajo las sombrillas, en las reposeras de los paradores, sin cargo. Sólo hay que consumir y pagar la cuenta, al final del día, si uno quisiera con tarjeta de crédito; la cuenta que no es tan alta, por tratarse de un dorado “a la chapa” con ensalada, arroz, papas fritas y una cerveza helada (los brasileños son los reyes de la temperatura de la cerveza), sentados a tres metros del agua. TABLAS EN EL MAR Kalany tiene el pelo ondulado, rubio, casi dorado por el efecto del sol y del agua salada. Los mechones se le escapan por los costados de la gorra con visera y le llegan a la altura de los hombros. Además de la facha de surfista, el pequeño de 12 años, en efecto lo es -y de

1. Así son los camareros en Praia Joâo Fernandes 2. Tudo lindo em Búzios 3. Rua das Pedras puede ser, también, una coctelera 4. Douglas: carioca, macizo y ¡bostero! 5. Lagartija, habitante de Joâo Fernandinho 6. Se alquilan buggies, se alquilan 7. Voley do mar en la playa del centro 8. Jugando un “cabeza” musculoso en Joâo Fernandinho

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LUEGO DE LA VISITA DE BRIGITTE BARDOT, EN 1964, BUZIOS PASO A SER CONOCIDA COMO LA SAINT-TROPEZ DE BRASIL los buenos: como se dice en la jerga, “la mata”. Es un experto del vuelo aéreo, despega de la ola, gira en el aire, cae sobre la ola, sigue. Gana campeonatos y es una promesa del surf brasileño. También es crack en la preparación de caipirinhas, en el Quiosque da Cinia, parador de la playa Geribá, cuyos dueños son su madre brasileña y su padre argentino. Además de Kalany, debe haber una treintena de surfistas en el agua, sentados sobre sus tablas, esperando las olas. Sólo cuatro de ellos esperan parados porque practican stand up paddle, cuya tabla es más ancha, con mayor estabilidad y permite propulsarse con un remo. Lara –otra persona más hija de padre argentino y madre brasileña- es la única que surfea en bikini y se aguanta el mar frío con una sonrisa de dientes tan blancos y perfectos que parece dibujada. Geribá es de las playas que dan al sur, de cara a mar abierto, y recibe la corriente que proviene de la Antártida. Por eso sus aguas son de las más frías, a diferencia de las playas que dan al

norte, que reciben la corriente ecuatorial. Es que Búzios tiene la forma de la punta de una flecha que se clava en el Atlántico; un punto donde chocan ambas corrientes generando alta cantidad de oxígeno, nutrientes, algas y fitoplancton, por lo que sus aguas atrae a las ballenas y gran cantidad de especies marinas. La mayoría de sus playas son bahías cortas y cerradas, pero Geribá es bien extensa –mide 2 kilómetros de punta a punta– y amplia, con mucha arena para jugar a la paleta, al fútbol o al frisbee. La música chillout se escucha todo el día en el Quiosque da Cintia, así como en el resto de los paradores. Geribá es la preferida de los jóvenes, siempre hay ambiente de fiesta. Muchas veces se hacen fogones de noche, donde se asan carnes y pescados al estilo de los hombres primitivos: atravesados por pinchos largos, cerca de las brasas. El atardecer se pone lindo del otro lado de la península, sobre todo en Porto da Barra, un pequeño complejo gastronómico y comercial frente al mar, que despide al sol desde los bares y

restaurantes de la costa. Las siluetas de los turistas se despegan de un fondo de naranjas y amarillos, y caminan hacia la punta de un largo muelle donde se amarran pequeñas embarcaciones de madera, pintadas de diferentes colores. A pocos metros de allí, en el Wagner Tizo Jazz Club, bajo una luz azul tenue, Paula Rodríguez comienza a cantar “Garota de Ipanema”, uno de los temas de su repertorio clásico de bossa nova. El amor por la música –dirá después- lo heredó de su padre, músico uruguayo. Verdaderamente canta como un ángel. Tiene la misma sonrisa de su madre carioca, que la escucha con el pecho inflado, sentada en una de las mesas. El nombre del lugar proviene de Tizo, un mítico músico brasileño, compañero de Milton Nascimento en el Clube da esquina. Tizo mismo la invitó a cantar en su club al escuchar la dulzura de su voz. Durante el día, Paula tiene un rental de tablas y kayaks en la playa Azedinha, lo que le deja lo suficiente como para vivir tranquila en este lugar de ensueño, repleto de

1. Lara, remando la ola en Geribá 2. Kilany, promesa del surf nacional 3. Esperando a Godot (en la tabla de surf) 4. Paula, garota da bossa nova 5. El mar verde de Búzios 6. Despidiendo el día en Porto da Barra 7. Bienvenida la noche en Porto da Barra

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LA PRAIA DO FAROL TIENE LA ARENA BLANCA COMO LA HARINA. ESTA DENTRO DE UNA RESERVA ECOLOGICA Y ES PROTEGIDA POR LA MARINA DE BRASIL. ES UNA DE LAS TRES PLAYAS MEJOR CONSERVADAS DEL MUNDO 1. Romance solitario, gruta en la playa Tartaruga 2. Praia do Pontal y, más allá, la Ilha do Farol, Arraial do Cabo 3. La proa del Piratas del Caribe, pura samba 4. Garotinhas en el muelle del centro 5. Selfie en Praia do Farol (¿la sombra no parece un pulpo?)

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morros con casas rústicas y posadas, que por disposición legal tienen que tener techos con tejas de barro y no superar los dos pisos. LA PROFUNDIDAD DE LOS COLORES El “Piratas del Caribe” zarpa del puerto de Arraial do Cabo con sus diez tripulantes de remera negra y verde flúor. A bordo también van unos cuarenta turistas. El sol está en su zenit. Una mujer indiscutiblemente brasileña baila en la proa como si estuviese en la pista de baile de un casamiento un poco pasada de copas. Exagera sus movimientos, indiscutiblemente está feliz. Alrededor, el mar es de un verde esmeralda cristalino; el paisaje parece superar hasta la mejor postal del Caribe. La música hace mover a casi todos, mientras el barco va entrando a la bahía cerrada, que se arma entre la Isla de Cabo Frío y el continente, separados por un pequeño estrecho. A la izquierda, la Praia do Farol tiene la arena blanca como la harina. Allí es la primera parada de esta excursión de casi cuatro horas de barco, la “perlita” de todas las que se ofrecen en Búzios. “Aquí vamos a bajar en gomones hasta la playa”, dice por el parlante Loan, uno de los guías, que es carioca pero habla castellano como un porteño. “Aquí no se puede comer ni fumar. Esta playa está dentro de una reserva ecológica y es protegida por la Marina de Brasil, que sólo nos permite quedarnos 50 minutos. Es una de las tres playas mejor conservadas del mundo y está considerada como una de las más lindas de Brasil.” Luego, Loan reparte máscaras con snorkel a quienes pagaron los 20 reales extras, y seña-

la con el dedo una zona con manchones más oscuros en el agua turquesa, a 20 metros de la orilla. Y sugiere: “Allá está muy bueno para hacer snorkel, van a ver varios peces que nadan entre los corales”. Acabados los 50 minutos, sólo queda un gomón para abordar el “Piratas del Caribe”. Cuando el barco cruza a la Praia do Pontal, en el continente, uno de los guías comienza a enseñar coreografías de baile en la proa. La gente se fascina. Ya todos se conocen y hablan de las tortugas que vieron debajo del agua o de los masajes en los pies que les hizo la arena extrafina al caminar. Algunos aprovechan la falta de restricciones y se tiran de cabeza al agua para llegar nadando a la orilla. Praia do Pontal está tan buena o mejor que la de enfrente. Algunos, por recomendación de Loan, van hacia el extremo izquierdo, en busca de la gruta, donde con la marea alta se puede entrar nadando y con la marea baja, caminando. Otros prefieren tirarse en la arena a mirar el paisaje, hipnotizados. Algunos trepan el morro por la escalera de madera, de más de cien grandes escalones, para ver toda la bahía, una acuarela de azules y verdes en el mar, que va variando según los arrecifes de coral y las profundidades. HOY PUEDE SER UN GRAN DÍA La playa Tartaruga está en una franja de mar templado y calmo, ideal para pasarse el día panza arriba, de cara al sol, disfrutando de un peixe o unos frutos de mar. De postre, es difícil decirle que no a un helado de palito bañado en chocolate si te lo ofrece Leandro, un heladero con peluca de colores, moreno, con gafas

tornasoladas y camiseta de Boca debajo del delantal celeste de Nestlé. “Boquita es lo más grande que hay, papá. Dos campeonatos este año y vamos por más”, dice en un español porteño con acento carioca mientras le da besos al escudo xeneize. Después de recorrer las tres bahías de Tartaruga y dar unas vueltas en kayak, la tarde se nubla y es entonces un buen momento para ir a recorrer el centro de Búzios. Todo aquí queda muy cerca y es de fácil acceso. No tenemos buggy, pero podemos recorrer los ocho kilómetros de largo de la península en esas pequeñas camionetas que van y vienen por la avenida principal, José Bento Ribeiro Dantas, que corta Búzios de forma longitudinal. Las paradas están a 5 o –máximo- 15 minutos a pie de cualquier playa. Si no, están los taxis tradicionales o, incluso, los acqua-taxis, que son pequeñas embarcaciones que parten de la Praia dos Ossos en el centro, y que hacen el trayecto hasta Azeda, João Fernandes o Tartaruga. A las 7 de la tarde, los adoquines de la Rua das Pedras está muy concurrida. A un lado, la Praia do Canto, con su gran muelle y los cientos de barquitos pesqueros; del otro, las tiendas de las grandes marcas. Un poco más lejos, el monumento a los pescadores que simulan estar tirando de sogas que arrastran ballenas. Los postes de luz se encienden y le dan un tono amarillento a la peatonal. El cielo se va transformando del celeste puro a un azul más oscuro, casi negro. Es el momento para sentarse a tomar una caipirinha, brindar por un gran día. Y por el comienzo de lo que promete ser, también, una gran noche.

1. Pececitos-taxi en la orilla de Joâo Fernandes 2. Atardece que nunca es tarde, Porto da Barra 3. Stand up paddle en Geribá 4. Show de música brasileña en Rua das Pedras 5. Acua-taxi a punto de partir 6.O bebê mais lindo do mundo, Tartaruga 7. Porto da Barra, simplemente 7

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+INFO BUZIOS

Viaje: La playa preferida de Brigitte Bardot cuando filmaba con Godard. Lugares: Playas João Fernandes, Tartaruga, Azeda, do Cabo, Geribá. Actividades: Practicar surf y stand up paddle, jugar frisbee y fulbito en la playa, escuchar bossa en la Rua das Pedras, snorkelear en Praia do Farol.

COMO MOVERSE

CUANDO IR En cualquier momento. La temporada alta va de diciembre a semana santa. Siempre conviene ir fuera de temporada, hay menos gente y todo es más rápido y más barato.

DONDE COMER Da Vinci, frente a la playa Joâo Fernandes, ofrece menús (entrada, plato principal y postre) argentino y brasilero por U$ 15. Muy recomendable. En el parador Quiosque da Cinia, en Geribá, preparan buenos batidos de frutas, con y sin alcohol, caipirinhas y jugos; se pueden comer pescados, camarones o filet de carne a U$ 25. En Quisique do Primo, en Tartaruga, tienen muy buena onda y se come rico. Pescados, camarones, rabas, carnes y empanadas a U$ 25.

PASEOS Y EXCURSIONES Sentirse Buziano. Lo buscan en la propia posada 10:30 am, van por Rua das Pedras, la costanera, Orla Bardot y la Iglesia de Santa Ana; luego la playa Dos Ossos, João Fernandes y su mirador, el Bebentuário, y las playas Brava, do Forno, Ferradura, Geribá y Ferradurinha. Con almuerzo. Regreso, 6 pm. Buceo de playa. Experimentá la sensación de la libertad total, haciendo buceo junto a un instructor. Se trata de un bautismo, en el Parque de los Corales de Búzios, lugar lleno de vida marina. Primero, se recibe una instrucción teórica (conocimientos básicos de buceo, manejo y equipamiento, fisiología básica, movimiento). Luego, la adaptación consiste en entrar al agua, respirar en la superficie con la cara sumergida, par pasar después a una inmersión de 30 minutos con una profundidad media de 5 a 8 metros, dirigidos por un instructor o Dive Master. Para garantizar la calidad de la inmersión, cada instructor se sumerge en contacto directo con un máximo de dos personas a la vez. Incluye equipo completo. Edad mínima requerida: 10 años.

En Buggy, U$ 30 por día. En camioneta: U$ 0,75 por viaje. En acua-taxi, entre U$ 1,5 a U$ 8, según trayecto.

DONDE DORMIR Suite Non Refundable. La Pousada se encuentra a solo 600 metros de la playa Geribá, a 700 metros de la playa Ferradurinha y a 3 km del centro de Búzios. Las instalaciones tiene un estilo acogedor y excelente servicio. Las habitaciones están muy bien decoradas y brindan una atmosfera de tranquilidad y paz. Desde $ 894. Posada Bella Geriba (4*). Ubicada a 10 minutos a pie de la playa Geribá. Dispone de habitaciones con aire acondicionado y conexión Wi-Fi gratuita. También ofrece un desayuno regional y cuenta con un bar que sirve bebidas y aperitivos. Desde $ 1.085 con desayuno. Serena Hotel Boutique Buzios (5*). Ubicado en la exclusiva playa de Geribá. Presenta un diseño sofisticado donde se fusionan el clásico estilo colonial con las tendencias más vanguardistas. Las habitaciones cuentan con wi-fi, minibar, TV satelital, aire acondicionado y cofres de seguridad. La propuesta del restaurante cuenta con exquisitos platos de autor, recetas de la alta cocina internacional y la colorida gastronomía local. Desde $ 3.297 con desayuno.

TIPS Lo ideal sería recorrer las veintitrés playas de Buzios -están todas cerca-, alquilar kayaks, hacer stand up paddle. Geribá es muy buena para los que les gusta surfear. Tartaruga, Azeda y Joâo Fernandes son de aguas calmas y más cálidas. Es muy lindo salir de noche y cenar en algún restaurante con show en vivo en Rua das Pedras, en el centro. Para la puesta de sol muchos van a Porto da Barra.

VIAJA TRANQUILO. Assist Card Basic 10 días, menores de 64 años, desde $ 564 (USD 57).

PAQUETE BUZIOS

BUZIOS PREMIUM

Vuelo exclusivo directo a Cabo Frío 8 días / 7 noches Pousada Brisas de Búzios con desayuno. TARIFA FINAL: $ 14.669 ó 18 cuotas de $ 815 Salidas: 23 y 30 de enero de 2016.

Vuelo exclusivo directo a Cabo Frío, 8 días / 7 noches La Pedrera Small Hotel & Spa con media pensión. TARIFA FINAL: $ 19.999 ó 18 cuotas de $ 1.109 Salidas: 23 y 30 de enero de 2016.

Teléfono: 0810.777. 2728 . Desde donde estés: www.almundo.com

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El Parque Nacional Los Cardones, mรกs de 64 mil hectรกreas


SALTA VALLES CALCHA QUIES LA PERSPECTIVA DE LOS ESPACIOS TEXTO: CECILIA MARTÍNEZ RUPPEL FOTOS: ARIEL MENDIETA


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ste lugar es histórico porque aquí inició la Guerra Gaucha”, me dicen en Chicoana, un pueblito tranquilo y sencillo de recorrer, a 47 km de la Ciudad de Salta. Techada, por el sol de la mañana, la plaza central está vacía, pero en mi imaginario se llena de valientes dispuestos a dar la vida por la independencia argentina. Así ocurrió en 1814 cuando los gauchos se alzaron en el Noroeste para combatir a los ejércitos realistas de Europa. Alrededor, de un lado hay casas de estilo italiano y, del otro, construcciones bajas de adobe y tejas. Ese detalle también habla de la contraposición entre las culturas de los originarios y los europeos colonialistas, lo que provocó que el Coronel Luis Burela, a la salida de una misa, convocara a los gritos a la gente a dar batalla. Cuando le preguntaron “con qué”, porque no tenían armas, respondió “¡Con las de ellos!” y eso incitó al pueblo a pelear por la patria en lo que fue la Rebelión de Chicoana. Hoy convive la herencia de ambos bandos en el mestizaje. La iglesia, con su torre del siglo XVIII y obras sacras del Alto Perú, y la fe que los habitantes del pueblo profesan con sus fiestas paganas, como por ejemplo la Fiesta del Tabaco, principal cultivo de Chicoana, en la que se piden buenas cosechas a la Virgen y a la Pachamama. Una fuente francesa es el centro de una especie de asterisco formado por callejuelas que cada domingo se llena de vecinos. Van a misa, pasean y detienen su paso para comprar tamales. Chicoana es la capital de ese plato típico de masa de maíz rellena y envuelta en hoja de chala llamado tamal; en la plaza, cada semana las Campeonas Tamaleras se paran desde la mañana vendiendo sus creaciones artesanales hasta vaciar sus canastas. Gloria Aguirre, morocha, fuerte, de unos 75 años, fue campeona cinco veces, distinción que se adquiere cada año en el Festival del Tamal del pueblo. “Acá es lindo, tranquilo, la gente brinda todo. Yo también soy así, brindo todo”, dice Isabel Illesca. Ella cocina desde los 9 años, aprendió mirando a su abuela y a su mamá y ahora su hija tomó la posta. Juntas llegaron a hacer 4 mil unidades para un festival. Pruebo los tamales de las Illesca y compruebo que envuelven su convicción de estar alimentando con paciencia y con amor. Son exquisitas, y lo mismo sucede con los de Gloria y Rosa Chocovar, campeona de charqui. Justamente Rosa me explica que el proceso de cocción del tamal implica desde ablandar el maíz con lejía y convertirlo en harina, hasta agregar grasa, ají, pimentón, hervir, preparar la carne. Sin competir, las tres posan para las fotos de los viajeros con el pecho hinchado de orgullo. Quizás tentado por el aroma a tamales llega Ariel Pineda, bailarín de folklore. Junto a su hermana Carina forman un dúo que eriza la piel de los espectadores en fiestas populares, peñas o su propia academia. “Servicio, naturaleza y tradición” son las tres banderas que los Pineda enarbolan con sus movimientos precisos y gráciles. En sus vestimentas típicas, bordadas a mano, se representan detalles de la historia, el paisaje, los símbolos del Norte y la fuerza de la mujer gaucha. Junto a ellos bailan sus alumnos, con elegancia y dulzura, pero también con la fuerza acumulada de sus ancestros, aquellos que dieron origen a su identidad y la defendieron en la Guerra Gaucha. Si la lucha sigue latente, cada nueva generación que elige bailar folklore es otra batalla ganada. 1. El hijo de una de las hermanas Canavides, tejedoras de Seclantás 2. Almuerzo orgánico en la Bodega Colomé 3. La famosa Cuesta del Obispo, camino zigzagueante 4. Emblemática esquina de Molinos, con sus puertas originales 5. Los hermanos Pineda, profesores de folklore, rematan una pieza 6. La Iglesia de Molinos cobija arte sacro de telar y cardones.

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ES UN LUGAR IDILICO PARA TOMAR UNOS MATES

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“Los convoco y aparecen”, afirma Raúl Zuleta, ex intendente de Cachi y personaje muy popular en el pueblo, que asegura tener contacto con ovnis, objetos voladores no identificados. Alto y flaquito, con camisa y un sombrero que le da aires de western, abraza al extraterrestre de lata que se mantiene erguido en el umbral de su humilde casa e invita a pasar a todo aquel que quiera escuchar sus anécdotas. Muestra sus paredes empapeladas de artículos de diarios y revistas sobre apariciones de ovnis en su pueblo, entrevistas que le realizaron y hasta un libro de su autoría. Cuando se le pregunta por qué cree que los seres de otros planetas lo eligen a él para contactarse, atribuye la suerte a su honestidad e inocencia. Lo cierto es que esa relación cercana del tercer tipo es una hermosa excusa para conocer el pueblo con él, desde una óptica diferente. Caminamos por la plaza 9 de Julio, pasamos por el Museo Arqueológico y su galería neogótica de 1920 y, siguiendo por la calle Ruiz de los Llanos, Zuleta nos señala el Nevado de Cachi, un desafío para los escaladores, parte de un sistema montañoso cuya cumbre más alta alcanza los 6380 metros y en donde Zuleta hizo cima en varias ocasiones. La última vez -nos cuenta- fue cuando por la edad decidió despedirse de ese tipo de aventuras y acampar allí varias noches. En esa oportunidad asegura que apareció un ovni y que encontró huellas de extraterrestres. Zuleta nos acompaña hasta la pequeña pista de aterrizaje para vuelos privados que hay a unas cuadras de su casa. Ya es de noche y el cielo se ve más estrellado de lo que puede distinguirse en cualquier urbe. Zuleta mira hacia arriba y con su dulce tono norteño pide: “Por favor, amigos, aparezcan, estos muchachos vinieron desde lejos para verlos”. Durante unos segundos, nada, pero de repente una luz más grande que una estrella brilla enorme y se mueve de manera rara, como una piedra haciendo “sapito” en el agua, pero lentamente. “¡Ahí, ahí! ¿Lo ven?”, grita Zuleta y todos nos sumamos a sus alaridos. Está feliz como un niño y nosotros desorientados ante la experiencia, tan sorprendidos que nos cuesta darle crédito, pero contentos tanto por la aparición como porque a Zuleta sus amigos no lo defraudaron. Lo que nos llevamos de Cachi trasciende esa disciplina que estudia a los ovnis llamada ufología: ver el cielo estrellado bajo la luna, de la mano de alguien que ama el lugar, que lo transmite con semejante convicción, es un regalo tan inesperado como contactar con seres de otro planeta. La Ruta 40 lleva de Cachi a Molinos, otro de los pueblos de este cordón montañoso que transitamos, los Valles Calchaquíes. Allí, vamos hacia la tradicional Hacienda de Molinos, que tiene muros de adobe y un patio con un gran molle en el centro; es un espacio idílico para tomar unos mates. 1. La bodega Colomé ofrece visitas guiadas 2. La Casona del Molino, una peña de la Ciudad de Salta 3. Músicos en La Casona del Molino (con sombrero, “el inglés enamorado”) 4. La sonrisa de Alejandra, bailarina de folklore de Chicoana

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A pocos metros se encuentra la parte antigua del pueblo, fundado a mediados del siglo XVI y parte de la ruta comercial más importante de Salta hacia Chile hasta principios del siglo XX. En la calle Abraham Cornejo, un Centro de Interpretación ayuda a descubrir la historia de la zona y la Guerra Gaucha; además de la flora y fauna de la región. A unos metros, una esquina con dos puertas permanece como uno de los bastiones de antaño de este pueblo apacible, donde las fachadas blancas conviven con las casitas regadas de jardines y resguardadas por montañas. Frente a la hacienda está la iglesia San Pedro de Nolasco –Monumento Histórico Nacional-, en la que se lucen piezas de incalculable valor, como imágenes de un Vía Crucis realizadas en la artesanal técnica de telar y con marco de cardones, madera que estuvo en peligro de extinción por su explotación desmedida. En Molinos se encuentra además el criadero de vicuñas Coquena, junto a la Asociación de Artesanos y Productores San Pedro Nolasco. Allí, el criador de vicuñas Juan Quiroga explica que estos animales se esquilan cada dos años y que por cada uno se extraen sólo 250 gramos de lana. A los viajeros que llegan, él mismo les revela el proceso de crianza, “desde el empiezo hasta ahora”, define con su habla de ritmo lento. Sobre cómo sabe tratar a estos camélidos cuya lana es tan cara y codiciada, confiesa que su maestra es fue Naturaleza: “Aprendimos el manejo de la vicuña observando a los animales; de ahí aprendés muchas cosas”. Tras un exquisito almuerzo en el establecimiento Colomé -que se jacta de tener la bodega más antigua del país (1831), hecha de adobe-, hacemos una visita al Museo James Turrell, que propone una experiencia inesperada para estas latitudes. Donald Hess, el dueño holandés de la bodega, es un coleccionista de arte contemporáneo, fanático del estadounidense Turrell, y decidió hacer en este rincón del mundo una retrospectiva del trabajo del artista, cuya obra se basa en juegos de luces que cambian la perspectiva de los espacios. Gauchos, doñas tamaleras, estancieros, ufólogos, artesanos, extranjeros millonarios. Salta es un caleidoscopio lleno de matices que a cada movimiento del viajero cambia de protagonista. En ese sentido, la Ciudad de Salta no es la excepción. Por eso, vale coronar el viaje en la capital de la provincia, donde la peña La Casona del Molino estalla de música todas las noches. Salones con pisos de baldosa, un patio arbolado y -siempre presente- el sonido del bombo y la guitarra reciben a visitantes. Esta noche toca Rodrigo Moro, que suele mostrar su repertorio acompañado de amigos y vasos de vino tinto. Ahí nomás, alrededor de una mesa, entona clásicos del folklore y los comensales baten palmas y hacen las veces de coristas. Inevitable es reparar en un hombre mayor de estirpe gaucha, con camisa, pañuelito al cuello, bigote y sombrero. Tiene un gato bebé en el regazo y sabe todos los temas. Se llama Sammy, es un inglés oriundo de Yorkshire y se define como un “preso de amor” por Salta desde hace veinte años, cuando llegó de mochilero. Personaje siempre presente en La Casona, Sammy prefiere que no se difunda el lugar para que mantenga la magia. “Nunca sabemos qué tipo de velada vamos a tener, y qué grandotes del folklore vienen al fin de la noche”, dice. Mientras tanto, las palmas marcan el ritmo de una zamba de Los Fronterizos que habla de estas tierras: “Al evocar los cerros/ me pica un bombo en el corazón”, canta Moro, y Sammy lo acompaña, con su acento europeo.

1. Las Campeonas Tamaleras 2015 lucen sus platos 2. Atardecer calchaquí 3. El ufólogo Zuleta con su amigo extraterrestre 4. Los tamales, por manos expertas

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+INFO SALTA

Viaje: Al encuentro de la gente linda de Salta en los Valles Calchaquíes. Lugares: La ciudades de Chicoana, Cachi, Molinos, Salta, y todo su cielo. Actividades: Buscar ovnis en Cachi, comer tamales en Chicoana, tomar un tinto en la bodega más antigua del país y bailar una zamba en una peña.

COMO LLEGAR En avión. Por LAN, vuelo directo, temporada baja: $2351, alta: $3446

COMO MOVERSE En auto. En Salta, 7 días de alquiler con Hertz. Incluye: km libre, seguro e impuestos. Desde $ 12.036, hasta el 31 de enero de 2016. Asistencia al viajero. Assist Card Nacional, 10 días de cobertura ($ 326).

DONDE COMER En Purmamarca, el restaurante Marques de Tojo ofrece una carta gourmet a buenos precios. Se destaca la trucha con verduras y quinua y el helado con dulce de cayote y nueces (marquesdetojo.com). En Tilcara, Los puestos es un restaurante familiar que ofrece locro desde $ 80 y empanadas desde $ 12. Se recomienda la llama al puesto, con salsa a la naranja y papas andinas, a $ 140 (lospuestostilcara.com.ar).

PASEOS Y EXCURSIONES CUANDO IR Jujuy es disfrutable todo el año, pero hay que tener en cuenta que en verano durante el día las temperaturas son muy altas. Un buen momento para ir es el 1 de agosto, cuando se celebra el día de la Pachamama y la provincia se llena de ceremonias de ofrenda. O al final de ese mes, cuando se desentierran las ofrendas por medio de rituales sagrados.

DONDE DORMIR Wilson Apart Hotel. En el centro de Salta capital, con cocina equipada y estacionamiento privado, cerca del frondoso parque de San Martín y el Cerro San Bernardo. $ 721+ 8.5% de gestión, por persona, base doble. Posada del Sol. En pleno centro, cerca de los puntos turísticos de la ciudad de Salta. $ 643 + 8.5%, por persona, base doble. Balcón de la Plaza Hotel Boutique. Una casona colonial construida en 1896, dentro del Patrimonio Histórico y Cultural de la Provincia de Salta. Tiene sólo diez habitaciones. Desayuno buffet. $ 1048 + 8,5%, por persona, base doble.

Salta con Movitrack. Aéreo + 3 noches en hotel 3* + ticket Movitrack Safari a las Nubes + Traslados in out desde y al aeropuerto. $ 6606, por pasajero, base doble, enero y febrero 2016. Cafayate full day. La ciudad más joven de los Valles Calchaquíes reconocida a nivel internacional por las cepas de sus vinos de altura, en particular el torrontés, que podrá ser degustado en las visitas a sus bodegas ($ 560 por persona). Cachi full day. Se atraviesa el Valle de Lerma, Chicoana, la Quebrada de los Laureles, la Cuesta del Obispo - vista panorámica al Valle Encantado-. El punto más alto a 3384 msnm se alcanza en la Piedra del Molino. Visita al pueblo de Cachi, su Museo de Arqueología, la Iglesia ($ 615 por persona).

TIPS Incluso si vas en verano, es necesario llevar abrigo, porque la amplitud térmica es enorme. Para evitar el mal de altura, hay que hidratarse mucho y, si se quiere, mascar coca (otra opción es tomar té de coca o ponerle unas hojitas al mate).

VIAJA TRANQUILO. Assist Card Basic 10 días, menores de 64 años, desde $ 564 (USD 57).

PASAJE AEREO SALTA Tarifa ida y vuelta por persona desde Buenos Aires. Válido hasta agotar disponibilidad de 6 lugares

TEMPORADA BAJA

TEMPORADA ALTA

$ 2.351

$ 3.446

Teléfono: 0810.777. 2728 . Desde donde estés: www.almundo.com

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