EDICION ANIVERSARIO
Necochea, 9 de junio de 2015
Personas y personajes que merecen recordarse en este 94ยบ aniversario
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94º ANIVERSARIO
Personas y Personajes Monseñor José De Luis Egisto Ratti Celina Dones Danilo Devizia Zilda Balsategui Emilio Resuene Juan Klug Daniel Ferrer Carlos Gesualdi José Achem
Fecha de publicación 4-7-1993 10-1-1993 7-1-1993 16-11-1997 13-12-1992 7-8-1994 27-3-1994 24-4-1994 26-6-1994 17-3-2002
Necochea, 9 de junio de 2015
Opinan Inés Ibarguren de Orte Jorge Freitas Berta Rivero Juan Pablo Santilli Marta de Iriberri Juan Alberto Poteca Marcelo Facal Rubén Leys Juan Carlos Gesualdi Alberto Franco
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Hombres y mujeres que dejaron huella Los protagonistas de este suplemento son hombres y mujeres que dejaron huella. A través de su existencia fueron faro para muchos y hoy lo siguen siendo, en el recuerdo, en la obra que dejaron, en el ejemplo a seguir. Personajes de carne y hueso que vivieron entre nosotros y dieron y dejaron lo mejor de sí: en la música, en el teatro, en la literatura y la pintura; también en el deporte y la actividad física; en la acción solidaria o evangelizadora; en la comunicación o en la investigación y transmisión de nuestro pasado. Ellos fueron protagonistas de nuestras páginas; Ecos Diarios tuvo el honor de que fueran parte de la columna dominical Personas y Personajes. Y hoy, ante el 94º aniversario, a través de ellos quisimos rendir homenaje a las tantas historias de vida que nuestras hojas guardan. ¿Qué sería de Ecos Diarios sin las personas y personajes que a diario prestan su voz para que el periodista la transforme en un texto destinado al lector? Un diario vacío, sin alma, sin historias para contar, sin pasado, ni presente, ni futuro. En el suplemento que el lector hoy tiene en sus manos, se reproducen 10 notas; 10 historias; 10 nombres; 10 vecinos que dejaron huella. Asimismo, la opinión de otros 10 que los conocieron, que hoy transitan por el camino que marcaron, que los recuerdan a diario y también los extrañan. Porque este tipo de personas nunca se olvidan. Es posible que la lista sea caprichosa y que haya opiniones encontradas sobre la acotada selección. No está mal. Es un modo de animar la conversación, disponernos al juego de encontrar referentes que nos inspiren, que nos animemos a buscar más huellas por donde transitar; también es una invitación a pensar en el propio camino que vamos haciendo todos los días desde 1921. El presente necesita de hombres y mujeres dispuestos a dar lo mejor de si en cualquiera de los ámbitos donde se desempeñen como lo hicieron José “Pepe” Achem, con su pincelada provocadora; Zilda Balsategui, con su mano tendida para ayudar al prójimo hasta su último aliento o monseñor José De Luis, en la escucha y el consejo justo y sabio. O Danilo Devizia; con el enorme talento proporcional a su sencillez, que no obnubilaron la gloria y las luces; Amalia Celina Dones, con sus palabras altisonantes y profundamente emotivas; Carlos Gesualdi, con la alegría y espontaneidad de la música; y Daniel Ferrer; con su pasión por ser la voz de los sin voz. También como Juan Klug, con su vocación educadora; Egisto Ratti, quien dio los primeros pasos en la construcción histórica de la ciudad y Emilio Resuene, quien hizo de la ética una virtud de vida. El presente necesita de huellas nobles, sabias, generosas, como éstas y seguramente tantas otras, que inviten a transitarlas para poder afrontar nuestro propio futuro, el personal y el colectivo. La Dirección
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"Como soy cura viejo ya no me venden buzones" Cura párroco de la iglesia Santa María del Carmen desde hace 32 años, Monseñor José de Luis, trata de dar "una inyección de optimismo" a quienes acuden en busca de su ayuda espiritual
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on un paso cansino, pero batallador al mismo tiempo, abandona el escritorio de la parroquia Santa María del Carmen para atender a tantas personas como requieran su presencia. Los casi 76 años de vida no le impiden brindar optimismo porque "el mal mayor es que todos están pesimistas... Yo simplemente, escucho a los que me necesitan, y les doy una inyección de optimismo" dice monseñor de Luis, párroco de la principal parroquia de nuestra ciudad desde hace 32 años. Reconoció también que "claro, esa inyección dura diez o quince días, y después regresan... Es como un disco rayado...me vuelven a contar sus problemas les repito lo mismo, y así se van contentos otra vez por varios días". Así pasa monseñor José de Luis cada una de las jornadas, "buscando solución para aquellas personas, que tienen la necesidaqd de ser escuchadas. Yo soy un cura viejo, y por eso tienen mayor confianza, pero te puedo asegurar que lo que te cuentan no son las cosas lindas, generalmente son todas las feas, los pecados", expresó dejando escapar una sonrisa cómplice, como recordando alguna confesión que, por supuesto, no hizo pública.
Su primer amor Si bien el "instrumento de Dios" como él mismo se denomina nació en n campo de estación Vivoratá, cercano a Coronel Vidal, para nuestra población es un auténtico nativo de Necochea. "Yo mismo me siento necochense y madariaguense, porque tengo que confesar que General Madariaga fue mi primer amor, como parroquia claro está, y nunca me olvido de esa ciudad. Pero aquí estoy muy bien, feliz de servir a esta comunidad tan querida para mí y de donde seguramente, a esta altura de mi carrera, ya no me iré". Monseñor de Luis transmite esa gratitud con un saludo -que son muchos al cabo del día- de aquellos que lo reconocen al pasar. "No puedo aburrirme nunca aqué, como ves la gente que te aprecia viene a saludarte. Además hay suiciente trabajo con las
funciones propias porque esta parroquia fue dundada en 1883 y muchos registros de personas fueron anotados aquí. De tanto en tanto vienen a buscar certificados de nacimiento", dijo orgullosamente por citar algún ejemplo.
Ya no me venden buzones Tal vez a simple vista no se aprecie su sentido del humor, pero lo tiene y lo rescata de las pequeñas cosas diarias". "La picardía de la gente que pide limosna es inigualable" sostuvo antes de dar rienda suelta a una carcajada. "A este lugar viene a pedir todo el mundo, pero comosoy cura viejo ya no me venden buzones, expresó demostrando además gran astucia para atender a los mendigos "aunque pretendan meterme el cuento". A modo de anécdota recordó que "generalmente piden dinero para comer, dormir o viajar", pero para este tipo de situaciones "conseguí algunos lugares que me ayudan". Por ejemplo "suelen venir por dinero para comer, entonces los sorprendes porque en lugar de darle plata, que seguramente será para tomar o vaya a saber el destino que le darán, los llevo a un restaurant... si e quiso vender un buzón no vuelve más", aseguró. "En más de una oportunidad -continuó- han llegado a la parroquia buscando plata para viajar. Cuántas veces habre ido hasta la Terminal para sacar el pasaje y no encontrar a quien me lo pidió. Pero hay que ir porque de esa manera no desilusionas a la gente.
Siempre hubo crisis en el mundo A lo largo de la charla que mantuvo con Ecos Diarios, el párroco no se cansó de predicar su optimimso. "Desde que el mundo es mundo, siempre vivipo en crisis", dijo, para agregar que "en el año 1928 con mi padre, mi madre y mis cuatro hermanos la pasamos muy mal. Hoy la crisis es distinta, es de valores, donde todo está permitido, pero soy un convencido que luego de toda crisi aparece el principio de un florecimiento delprogreso". además calificó a Latinoamérica, pero por sobre todo a la Argentina "como el continente de laesperanza, porque ahora estanos sufriendo... después vendrá el florecimiento".
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Monseñor De Luis 1918-2003
Vive en quienes lo conocimos
Por Inés Ibarguren de Orte (Educadora) iempre tengo presente a Monseñor José De Luis como a un padre, que guía con paciencia y sabiduría. Recuerdo que, ante la premura de mi juventud, que exigía para ver resultados, él me reiteraba: " Lo importante, en toda tarea, es sembrar, con mucha dedicación y sin desalentarse, quizá uno ni llegue a ver cómo resulta esa cosecha, pero siempre hay que seguir con la siembra y , sobre todo que ésta sea con el ejemplo de vida, más que con las palabras ". Pero “Monse”, como le decíamos todos con afecto, también pudo ver los frutos de su incansable tarea; como el año en que los egresados del Instituto Pío XII, lo invitaron para acompañarlos en su viaje de egresados y él recordaba que, en ningún momento les tuvo que recordar cómo comportarse , ni llamar su atención. Como cuando venían los ex-alumnos y le decían: "Queremos que nuestro hijo-a también venga a esta escuela, para que ud. lo haga un hombre de bien".Siempre nos insistía que , si bien nuestra preparación y actualización académica ,para la tarea docente era necesaria y era nuestra obligación enseñar, recordáramos que estábamos formando personas y lo que tenían que aprender era respeto, amor, solidaridad, en fin valores que permanecieran en ellos, para la vida.
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Con su don proverbial de escucha y consejo, siempre estaba dispuesto para ofrecer su tiempo y recuerdo que luego de escuchar el común planteo o queja, de recién casada que buscaba lograr el modelo irreal y utópico de pareja, cambiando el accionar de su pareja, él apoyando su mano en mi hombro, respondió:" ¿ Pero vos lo conociste así, como es ahora ? , ¿ y lo quisiste así ?, ¿ Y ahora por qué lo queres hacer cambiar?,¿ y si él quisiera que vos cambies?, ¿ lo hablaste con él? " . Estos planteos llegaron a hacerse tan populares entre las amigas jóvenes que, ante la situación reiterada, nos la repetíamos entre sonrisas diciendo : " Acordate, como dice Monse...". “Monse” era un hombre de constante oración, por lo que era habitual encontrarlo en la Parroquia, sentado en uno de los últimos bancos, con el rosario entre sus manos y otras veces , a la hora del solcito del mediodía, sentado en el paredón del Centro Cívico, donde continuaba orando y saludando campechanamente a los que pasaban con su acostumbrado : " hola y chau, che ". Con el sigilo que demandan las verdaderas obras de caridad, nunca dejó de ayudar al que llamaba a su puerta, así es que lo ví en varias oportunidades en la Estación Terminal, adquiriendo boletos para algún pasajero varado en Necochea o con algún familiar enfermo, o acompañando a otros a la parrilla El Libertador, para que comieran un plato de alimento caliente y muchas más veces adquiriendo medicamentos que venían solicitando, con receta
en mano. Era gustoso de compartir reuniones y fiestas familiares, sobre todo si eran asados,ya que no comía pollo. Después de un rato ,buscaba de retirarse al silencio y quietud de su Parroquia, evitando el bullicio, sobre todo infantil. Cuando asumió como párroco, también se hizo cargo, con gran dedicación y esfuerzo, del recientemente creado Colegio Pío XII. Tiempos difíciles ,pero ahí estuvo, siempre al frente, poniendo el hombro y toda su persona, como referente, para lo que fuera necesario. En las buenas y en las no tan buenas, pero todos fuimos creciendo , bajo sus sabios consejos. Lo que hoy es el Colegio, en sus tres niveles, se debe, sin ninguna duda, a su guía y ejemplo. Como transcurrió toda su vida, con gran humildad y sencillez, así quiso retirarse en sus últimos años, al Hogar García Landera , donde ante cada visita, agradecía y enaltecía la tarea que realizaban las Hermanitas. Querido “Monse” , siento que vive en nuestra ciudad , en la Parroquia, en el Colegio y en el corazón de todos los que tuvimos la gracia de llegar a su interior, para recibir la semilla del amor, ya que fue sembrador infatigable, como él eligió ser, al ordenarse sacerdote.
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Un apasionado por la historia de Necochea Trabajó en el Banco Nación desde los 18 años. Tras jubilarse, fue el primer director del Museo Histórico
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ostiene enfáticamente que no es un historiador. "No tengo la capacidad, ni la preparación para eso, pero soy un muy buen investigador, porque indirectamente estoy aplicando lo que durante tantos años aprendí en el Banco de la Nación", afirma Egisto Ratti. A los 82 años, años después de haber recorrido el país como gerente de 28 sucursales bancarias, escrito 14 libros sobre la historia de Necochea y haber sido el primer director del Museo Histórico Regional, Ratti constituye una verdadera historia viviente de nuestra ciudad. Sigue ofreciendo charlas en escuelas y levantándose a las 6 de la mañana para escribir y continúa interesándose en la historia, como siempre, porque "aunque llegues a viejo, tenés que aprender". Su obra, afirma, "va a servir para que alguien pueda escribir la verdadera historia de Necochea". Pretende que "dentro de unos 36 años, cuando me vaya, se acuerde alguien de mí". Siente la tranquilidad de alguien que ha hecho cosas. "Creo que me voy a morir contento", revela. De inmediato recuerda "lo que ciempre me enseñó uno de mis abuelos, que decía: vive la vida de tal suerte, que viva queda en la muerte". Nacido el 11 de septiembre de 1910 en San Miguel del Monte, hijo de un contador al que "la revolución del ¨30 castigó severamente, porque era jefe de la oficina de rentas", Ratti se radicó definitivamente en Necochea hace 30 años, tras jubilarse como jefe principal del departamento del Banco de la Nación, entidad a la que ingresó cuando sólo tenía 18 años. Casado con Etelvina Larraburu (fallecida hace una década), es padre de dos hijos, Juan (50) y Ana Julia (40), el primero actual secretario de la gerencia zonal del Banco Nación y la segunda ex empleada del Banco Hipotecario. "Pero en casa no hablamos de economía", advierte. Sus cinco nietos constituyen uno de los orgullos de don Egisto. Mientras se presta a la entrevista, los pequeños no dejan de saludarlo cariñosamente al retirarse de la vivienda.
A la Patagonia Cursó sus estudios primarios en Monte y los secundarios en el Colegio San Carlos, en Buenos Aires. Recién ingresado al Banco Nación, fue enviado a Trelew, porque "quería hacer carrera y para eso había que irse al interior, no quedarse en la Capital". En la Patagonia estuvo 10 años, en diversas sucursales, incluyendo las de Comodoro Rivadavia y Ushuaia, que fue "donde más aprendí".
Posteriormente volvió a Necochea, se casó y resolvió, de común acuerdo con su esposa, que "para progresar era necesario moverse y estuve 22 años ausente, en los cuales recorrí 28 sucursales". Entre ellas, las de Navarro, Norberto de la Riestra, San Andrés de Giles, 9 de Julio, Corrientes, Punta Alta, Bolívar, Tres Arroyos, Carlos Casares y Trenque Lauquen. "Fui el gerente más joven que tuvo el banco", recuerda con una cuota de vanidad. Tras especializarse en estudios de suelos, se perfeccionó en México a través de una beca concedida por el banco. De gerente pasó a ser inspector, más tarde inspector de zona y culminó su carrera como jefe principal de departamento. Se jubiló y decidió radicarse, entonces definitivamente en Necochea. ¿Por qué Necochea? "Porque quería una ciudad suficientemente grande como para poder hacer mi vida privada, pero suficientemente chica como para poder tener un grupo de amigos; que estuviera a la orilla del mar y que fuera una ciudad optimista y de progreso", señala, tras recordar que ordenó a empleadas del banco que hicieran una selección teniendo en cuenta esos requerimientos. Descartó Mar del Plata, porque "allí es como vivir en Buenos Aires, Bahía Blanca, porque "no tiene costa" y Comodoro Rivadavia, porque "está muy lejos". A Necochea, además, estaba unido sentimentalmente: "Mis padres habían vivido aquí, mi señora y su familia también y además uno de mis hijos había nacido acá". Jubilado y con tiempo libre, Ratti no permaneció ocioso. Aprovechó para continuar estudiando. "Siempre me interesó la historia, sobre todo la indígena, la mal llamada campaña del desierto", a tal punto que convivió con los mapuches durante un tiempo para estudiar sus ritos y costumbres.
Director de museo En una oportunidad viajó a Carmen de Patagones, a trabajar en el museo de esa ciudad, ya que "no tenía nada que hacer". Allí se encontró con Norberto Echegoyen, por entonces comisionado de la Municipalidad de Necochea, quien, sorprendido, le preguntó "¿qué estás haciendo acá que no podés hacer en tu ciudad?" Ratti le indicó que Necochea no tenía museo histórico. Quince días después, ya de regreso, Echegoyen le entregaba copia de los decretos de creación del Museo Histórico Regional y de su nombramiento como director. Corría mayo de 1971. Ejerció el cargo casi 10 años, instalándose en dos viejas habitaciones del Palacio Municipal. "Me ayudó mucho el personal de maestranza para ponerlas en condiciones y después fueron muy buenos colaboradores Jorge Lista y Marta Reale", recuerda. Hay tres cosas de las cuales Ratti se siente orgulloso: un estudio socioeconómico realizado en 1971
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Egisto Ratti 1914- 1998
Dio el primer paso
para la Municipalidad de Necochea, con "datos y una metodología dignos de repetirse"; su labor en el Museo Histórico Regional y la iniciación del archivo de "Ecos Diarios". Respecto del diario, afirma que está "vinculado un poco sentimentalmente, no sólo por mi trabajo, sino porque mi padre era muy amigo de la familia Ignacio en la época brava, allá por el 30". Durante un tiempo Ratti fue corresponsal en Necochea de los diarios "La Voz del Pueblo", de Tres arroyos, y "La Nueva Provincia", de Bahía Blanca, además de colaborador alternadamente con otros medios de prensa. Optimista por naturaleza, manifiesta tenerle "mucha fe a Necochea, que tiene gente magnífica, con gran capacidad de lucha, aunque lamentablemente en algunas cosas vamos declinando, se necesitan algunas obras y, sobre todo hace falta trabajo para la gente joven.
Condecoraciones Condecorado por la comunidad italiana local, que lo nombró Caballero de la Orden del Mérito, también ha sido distinguido por la Asociación de Hoteles por su labor didáctica y, recientemente por la firma Lubrano y Cía., como una de las personalidades del año. Los premios halagan y empujan a seguir el camino emprendido. Egisto Ratti prepara desde hace cuatro años una obra que va a llamar "El Quequén, ese desconocido", con referencias a la flora, la fauna, los puentes y los personajes que han pasado por el río. Sereno, reflexivo y con la sabiduría que ortogan los años vividos, pausadamente transmite ideas y plantea proyectos. "Trabajo actualmente más que cuando era gerente de bancos, jamás me levanté antes a las 6 de la mañana, ahora lo hago para escribir", confesó. La comunidad ya lo identifica con la historia de Necochea; ella y don Egisto Ratti ya son sinónimos.
Por Jorge Freitas (Historiador) ien dicen que un camino largo empieza con el primer paso. Y don Egisto Ratti fue el primero en atreverse a escribir la historia de su ciudad y su gente. Imagino cómo lo habrán criticado hace 40 años ante su atrevimiento, diciéndole: ¿cómo te vas a meter con la historia de nuestro pueblo, si no la tiene? Era mejor visto escribir historias de otros sitios que el de uno. Ratti enfrentó el colonialismo cultural que existía. De admirar el río Sena y no el Quequén. El dio nada menos que ese primer paso en un camino que recién empieza y fue muy corajudo. Mientras en el cine nos mostraban la diligencia del Lejano Oeste, él nos hablaba de la galera Santagada, de acá de Ramón Santamarina, que era más concreta y palpable. Si bien no lo conocí a fondo, si lo admiré y traté de continuar con su denodado trabajo y con propios medios para instalar el Museo Histórico Regional, que es una obra totalmente de él.
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Lo único que hice y felizmente se consiguió, es elevar el expediente para que se le pusiera su nombre al museo. Un justo reconocimiento. Don Egisto debería ser más reconocido que otros, esa especie de héroes lejanos a nosotros y nuestra realidad. Recuerdo que una vez, junto a Don Egisto, filmamos para el programa “En el camino”, que conduce Mario Markic por el canal capitalino TN. Llegó con su bastón que lo ayudaba a caminar y habló de los inicios del museo con suma memoria y emoción. Ratti reunía un carácter transgresor y a ello le sumó una tenacidad admirable, aún en sus últimos años de vida. Ya no lo tenemos con nosotros, pero cuando uno empieza a leer sus escritos, te das cuenta que fue un adelantado en lo que hizo al recopilar la historia local y darle sentido a nuestro pasado. Fue un curioso irremediable y eso también fue una de sus virtudes, ya que a muchos nos inspiró a ser curiosos como él. Así es cómo comprendemos porqué Necochea es como es y de dónde viene.///
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Una enamorada de la obra de Borges Maestra y profesora de historia, fue presidenta de la filial Necochea de la SADE y creó el premio Laurel te”. Hoy, ya retirada de su actividad docente – que ejercitó Lomas de Zamora, La Plata y Buenos AiresAmalia Celina Dones, ya instalada definitivamente en Necochea, alterna sus horas entre la creación literaria, la lectura y las charlas con amigos. En su amplia vivienda de la calle 38 y diagonal San Martín, atesora medallas obtenidas, recuerdos familiares, muebles antiguos, poemas ilustrados, pinturas y, por supuesto, libros en todos los rincones.
Biblioteca de noche
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a lectura le fue familiar desde pequeña. A los 8 años, el libro “Corazón”, de Edmundo D `Amicis, la conmovió hasta las lágrimas. A los 9 “llevaba composiciones sobre el río y el mar a Ecos Diarios” para ser publicadas. A los 11, luciendo un vestido de terciopelo confeccionado por su madre, recibía su primer premio, en el Teatro París, por un trabajo sobre la bandera argentina. Con el tiempo sería maestra, primero, y profesora de historia, más tarde. El duro clima de Necochea en invierno hizo que una pleuresía neumónica la mantuviera en cama, durante largo tiempo, pero la superó “porque era joven y fuer-
Duerme pocas horas, su médico personal le aconsejó que no lea demasiado, de manera que lo hace todas las noches, “hasta la una de la mañana”. Actualmente tiene en su “biblioteca de noche”, como llama a la suma de libros apilados junto a su cama, obras de Borges, Bioy Casares, Mujica Láinez, Gudiño, Kieffer, María Esther de Miguel, Olga Orozco, Rafael Oteriño, Ana Emilia Laíte, Marta Lynch y Silvina Bullrich. De todos ellos, el autor de “El Aleph” es el preferido. “Yo soy muy borgeana, estoy enamorada de lo que escribió Borges, el “Informe de Brodei, me subyuga”, revela, acotando que “de los historiadores me gusta mucho Félix Luna, con quien estuve en la Feria del Libro”. Asistió a varias charlas ofrecidas por Borges, de quien no sólo admira su obra, sino que también rescata “el amor que tenía por su tierra, porque no es cierto que era extranjerizante, como sostienen algunos”. Subraya que Borges “era muy castizo y muy argentino, trabajos como “El hombre de la esquina rosada” lo corroboran, estoy convencida de que él quería a su tierra”. No obstante no coincide con el propio escritor en dos cuestiones: cree que Borges “era feliz y también religioso”, pese a sus confesiones en sentido contrario.
Actividad docente Amalia Celina Dones cursó sus estudios primarios en el Colegio Nacional local, donde también cursó dos años del secundario, que concluyó en Buenos Aires. Tras recibirse de maestra cursó el profesorado de historia, en la Universidad, que en “aquella época era otra cosa, tenía grandes profesores…ahora también lo serán, pero no es lo mismo, tienen que andar de un lado para otro, no tienen tiempo”. Su padre trabajaba en Buenos Airea y la familia se trasladó a Lomas de Zamora, quedando en Necochea dos de sus hermanos. Ella era la menor y hoy es la única con vida. Ejerció como maestra de 5º
grado en la Escuela Nº 9 de Lomas, de la que su hermana Elena era directora. Su admiración por esta última se trasunta en varios tramos de la charla: “Ella era una erudita”, recalca. Ocupó también un cargo en el Ministerio de Educación, en La Plata y en Buenos Aires. “Me retiré hace ocho años, porque quería irme teniendo bien la cabeza y ocuparme de mis trabajos”, indica. “Viví lejos de Necochea, pero siempre venía, daba conferencias entre otras cosas”, aclara, dando cuenta del permanente contacto mantenido con el círculo literario local. A tal punto, que en 1983 resultó electa presidenta de la filial Necochea de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), cuando integraba el consejo superior de la Sociedad de Escritores de la Provincia (SEP). Nunca quise cargos, pero no tuve más remedio que aceptar, porque más de 40 personas reunidas me habían designado. Antes de asumir les expuse tres cosas: soy apolítica; católica apostólica romana y pienso nada más que en la creatividad, la persona que escribe debe ser auténtica, no admito el plagio ni la imitación. Respetaron eso y no sólo fui presidente durante un año, sino que después me pidieron que no me fuera”, relata.
“Estilo libre” Autora de numerosas poesías, “Tota” Dones, como es conocida en el ámbito local, emplea “un estilo libre, no me ajusto a ningún canon, es un estilo propio, considero que la creatividad debe ser auténtica y original”. Sus poemas han sido ilustrados por diversos artistas plásticos. No obstante, la mayor parte de sus trabajos son ensayos y entre sus satisfacciones recuerda la plaqueta que le entregara en 1985 el ex intendente Domingo José Taraborelli. En 1983 creó el Premio Laurel, que se otorga a personas de Necochea que se distinguen a través de las diversas ramas del arte. Alberto Condenanza y Susana Atías fueron los primeros en recibirlos Amalia Celina Dones confiesa ser feliz. “He sido una persona de vida regalada, fui la menor de la familia y me han mimado mucho. Por eso yo mismo me pregunto a veces por qué escribo cosas tristes, desgarradoras. No es que las haya sufrido, sino que yo mimetizo con el dolor ajeno, soy hipersensible”. Muchos son las que lo ven caminar por las calles de Necochea, con sus inconfundibles anteojos de marco blanco, siempre elegante; tomando un café en confiterías del centro o compartiendo momentos con sus sobrinos en la tradicional Agencia Dones. No todos, seguramente, conocían el pasado de esta escritora local que a los 11 años era galardonada en el aún hoy existente Teatro París.
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Amalia Celina Dones 1914-2002
Dejó una huella indeleble
Por Berta Rivero (Escritora) ue una destacada personalidad, que brilló en varios aspectos del arte y la cultura necochenses. Una de esas figuras que dejan huellas indelebles en la sociedad. No sólo por su bonhomía natural, sino también por su humildad, y riqueza interior. Abrazó la poesía, aunque también se destacó en prosa con sus relatos y ensayos históricos Fue relevante conferencista y docente. Se desempeñó como profesora de historia. Nos dejó una soberbia descripción de Costa Bonita que culminó con la siguiente pregunta: “Llegará Costa Bonita a ser la brillante “Aldea” de color y luz eminentemente futurista” (1989). Presidió la Sociedad Argentina de Escritores (S.A.D.E.) filial Necochea. Integró el Consejo Superior de la S.E.P. (Sociedad de Escritores de la Provincia). Escribió en diarios, revistas y antologías. Fundó el Premio Laurel. Y la designaron socia vitalicia del Círculo Literario de la ciudad. En poesía gustó de la palabra altisonante y sonora. No le interesó ni la composición estrófica
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ni la rima. Su obra comunica emoción fuerte y sentimientos escondidos y susurrantes. Hay en su estilo una riqueza impresionante de metáforas e imágenes, epítetos y alegorías, que hubiera impresionado hasta el propio Lugones. Eso sí, esa forma sostiene un fondo de aristas profundo y existencial. En el relato “Buen provecho papá” dice: “dio vueltas y más vueltas al recorte ajado que sostenía su mano izquierda. La distancia, ese logro de largo tránsito, equidistante momento crucial de la vida, dejó hondo vacío. Desprendimiento filial, involuntario, por distinto imprevisto.” Una inquietante lista de interrogantes plantea en el final del relato “Año dos mil”, cuando se refiere precisamente a los efectos que ese año puede traer consigo: “¿Utópica realidad? ¿Reverberán los infinitos espejos del más allá? ¿El hombre se unirá bien al hombre? ¿Tendrá el valor del desafío? ¿Buscará el camino de la convivencia? ¿El pretérito acusará memorias? ¿Las polémicas esquinas azuzarán los vientos? ¿Cuántas preguntas diluirán atmósferas inconstantes? Y nuestra psiquis alienada, bajo el sol naciente que da la espiga entera, pan mundo, el mar, pez todo,
desaparecerá? Sí, sí, el tejido volador de las gaviotas y el silencio soledoso de los páramos, arderá siempre las cenizas de la nada”. En poesía rescatamos: “Y ahí tú, en ofrenda primigenia vertiendo romanceros y tragedias, entre brillos de luciérnagas ta” (Requiem vivencial para Federico García Lorca en el 50º aniversario de su muerte) También sella su estilo inconfundible en la poesía “El Poeta”, cuando dice: “Frente al horizonte todas sus ansias intuyen cantos libertarios, sin trabas ni cerrojos…” Y más adelante: “El poeta se hunde en polvareda de plata y arcilla, resucitando días cubiertos por amapolas, silencios soledosos y lágrimas de fuego…” Los verdaderos poetas nunca mueren y “Tota” Dones constituye un valioso precedente de la literatura local. Para ella nuestro recuerdo imperecedero, y el indeleble respeto y admiración.
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Actor de alma El reconocido artista necochense, tras su éxito con Don Fausto y luego de interpretar a Discépolo en la película “Eva Perón”, se halla filmando una comedia y se apresta a grabar una miniserie televisiva. on sólo oir su nombre, ya sabemos cuál es su profesión. Es por esto que Danilo Devizia siempre supo que lo suyo era actuar. Nacido en Necochea, ciudad a la que adora, el actor cuenta con una extensa trayectoria, rica por su recorrido por distintos géneros, como por la representación de todo tipo de personajes. Desde realizar café concert junto a Cecilia Rosetto, hasta su papel en Don Fausto junto a Alberto de Mendoza, su carrera tiene los matices de un actor que ha recorrido un largo trayecto en el arte de actuar. Pero aún así, no importa cuál haya sido el recorrido, Danilo trabajó y sigue trabajando incansablemente. Sobre su pasado más reciente, debemos mencionar su papel en Don Fausto, esta exitosa obra de Pedro Orgambide puesta en escena en el Teatro Presidente Alvear. Fue una metáfora del Fausto de Goethe, con una adaptación muy argentina sobre los conflictos del personaje con la vejez, la vida, la muerte y la juventud. Su papel era el del Diablo. El éxito no fue sólo de dinero, sino también de público. Estuvo en cartel un año y medio. Danilo está más que contento con los resultados obtenidos con esta gran obra. Tanto es así que por su papel del Diablo ganó el premio ACE, entregado por la Asociación de Cronistas del Espectáculo al mejor actor de reparto. También
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por esta misma obra ganó el premio Estrella de Mar, ya que estuvo en cartel en Mar del Plata en la temporada 96/97.
Discépolo Con igual cariño y respeto habla sobre su “pequeño pero gran personaje”, según su propia definición, del papel de Discepolín que representó en cine, en la película “Eva Perón”, junto a la maravillosa Esther Goris, bajo la dirección de Juan Carlos Desanzo. Subraya Devizia que el encuentro entre Discépolo y Eva Perón “fue real e histórico, a pedido de ella, cuando ambos estaban muy enfermos”, acotando que el autor de “Cambalache era “peronista” y aliado del gobierno, pero aún así, hacía fuertes críticas al oficialismo por la forma en que se manejaba en ciertos aspectos, sobre todo en la negativa a darle espacio en los medios de comunicación a la oposición”. Danilo afirma que ese personaje representó mucho para él, no sólo por haber trabajado en una de las películas más importantes del cine nacional, sino porque Enrique Santos Discépolo es uno de los más importantes poetas argentinos. En la actualidad Devizia se halla trabajando en una comedia, bajo la dirección de Hugo Sofovich. Si bien reconoce que hasta hace 10 años no hubiese trabajando en una producción cinematográfica que se la reconoce comercial, hoy afirma que esta película es la primera del género que se va a realizar después de un intervalo de 15 años. Es una reedición
de la comedia nacional, es decir el costumbrismo argentino llevado a la sátira. La película se llama “La herencia del Tío Pepe” y en ella trabajan actores y comediantes argentinos muy en boga, como por ejemplo Rodolfo Ranni y Miguel Del Sel, además de Cris Miró. Se filma actualmente y saldrá al mercado en marzo o abril de 1998.
Miniserie Al mismo tiempo que realiza el trabajo de la película, es convocado por Sebastián Borenstein, hijo del genial Tato Bores, para participar en una miniserie que él define como “estremadamente poética”. Su título es “La muerte y el mago”. Representa a la Muerte, en un reparto que incluye a Luis Luque, Germán Palacios y Jorge Marrale, entre otros. Esta nueva miniseire será emitida por Canal 9, ya que dicha emisora compró los derechos de esta producción, dado el éxito que tuvo Borenstein con “El Garante”, que se emitió por Telefé. Se comenzará a filmar dentro de un mes y tendrá una duración de 15 capítulos. Finalmente, con mucho trabajo en la actualidad y mucho más aún por concretar, Danilo Devizia nos sorprende paso a paso, en cada una de las produccioens en que participa por su increíble capacidad de caracterización. Así es como pasa del drama a la comedia, del cine al teatro y, más recientemente, a la televisión. Las características de un actor de alma.
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Danilo Devizia 1948-2002
La risa del diablo
Por Juan Pablo Santilli (Dramaturgo) onocí a Danilo en el verano de 1997. El venía de cosechar todos los premios y los elogios posibles por su trabajo en Don Fausto: parecía que por fin el mundo del teatro reconocía -tarde pero seguro- sus virtudes y potenciales. Era “su” momento, eso pensaban todos. Todos menos Danilo. Por aquél entonces con un puñado de compañeros habíamos alquilado un galpón para tener nuestro propio lugar de trabajo. Eran años duros, el menemismo no dejaba títere con cabeza y Necochea no era la excepción: necesitábamos un techo donde aguantar el chubasco. Llenos de dudas, temores y pobreza, igual le metíamos para adelante. Una tarde, camino al galpón, lo ví a Danilo: sentado en un bar, solo. Tomaba su whisky lentamente. Llegué y les conté a los compañeros. Decidimos acercarnos a pedirle consejo. Caminamos hasta allí, rodeamos su mesa, nos presen-
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tamos. Danilo fue amable y respetuoso, nos pidió que nos sentemos. Le contamos todo: del galpón, los sueños, los temores. Nos escuchó con una atención impropia de alguien que está en la gloria. Después habló él: nos pegó una flor de apurada. Nos dijo que nos veía un poco achuchados, que teníamos que sacar pecho. Nos mojó la oreja: hay que inaugurar ese galpón a lo grande, dijo. El plan era sencillo: cada uno de nosotros debía preparar algo breve; el aportaría los monólogos del Diablo, su personaje en Don Fausto. Era fija: nuestro galpón iba a reventar de gente. Y así fue. Solo que en ese momento, esa tarde, dudamos. ¿Y si algo sale mal? le preguntamos. En ese caso, nos dijo, hacemos lo que yo hice durante toda mi vida... Pelear, pensamos nosotros. Pero él concluyó: Nos vamos todos a la casa de mi mamá. Y ahí escuchamos por primera vez la risa del diablo. Después de aquello fuimos confidentes. Bebíamos y me contaba de sus padecimientos: el teatro que se hacía le provocaba náuseas, de la TV ni hablar. La represión, el SIDA y la tristeza se habían llevado a sus viejos compañeros; y los que aún quedaban bailaban al son de Tinelli y sus legiones.
Más le faltaba el dinero, más propuestas rechazaba. Puteaba, maldecía, retorcía metáforas para nombrar de mil modos diferentes su disgusto y su pena. Y volvía a carcajear, una y otra vez. El sabía que se estaba muriendo: una vieja tuberculosis había dejado secuelas perennes. La tristeza se ocupaba del resto. Cuando estrenamos el primer episodio de “La Epopeya del Vendedor de Alarmas”, Danilo estuvo ahí. Más tarde me diría entre risas: “Es la obra más mala que vi en mi vida; pero hacía mucho tiempo que no veía teatro de verdad...” Pocos días después publicó una tierna y potente columna en el Ecos: nadie nos prometió un camino de rosas, terminaba diciendo. Y me pedía que siguiera adelante. No alcanzó a ver el segundo episodio. Con Danilo se fue acaso el último de una estirpe: la de los actores-creadores de escena, la del portento físico, vocal e intelectual puesto al servicio de una escena profundamente popular y profundamente revolucionaria./// Lo extraño mucho.
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El desafío de vivir con estilo propio Un alma de niña que busca interesar a los demás
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a mágica vida de Zilda Balsategui cuenta con un nutrido pasado, un fresco presente cargado de recuerdos que se codea con sus renovadas realidades y un futuro que parece quedar en deuda con la artista y además con la mujer, quien se muestra aún interesada por nuevos desafíos,. Sus bellos ojos celestes constituyen el centro de atracción de su personalidad. En Necochea ha desarrollado su familia, su arte. “Necesito tener el mar cerca de mí”, señaló sin dudar. A medida que sus palabras se amontonan para regocijar a quien la escucha, se va desnudando el fondo de su alma. Más allá de haber pasado los sesenta años de vida, Zilda Balsategi sigue siendo una niña: curiosa, interesada en los detalles, rebelde y optimista. “Hace 45 años que vivo en esta casa. Desde los 19 años que me casé”, informó como dando muestras del trabajo que tuvo que desarrollar para modificar los perfiles arquitectónicos de la vivienda levantada a principios de siglo, y que el arte, los cuadros, los tapices y las esculturas tengan su lugar apropiado.
Visitas ilustres Los vértices y las numerosas habitaciones de dicha casa parecen recoger las voces de Mujica Láinez, de Silvina Bullrich, de Juan Carlos o Raúl Castagnino, de los integrantes de la Camerata Bariloche, del ex presidente Pedro Eugenio Aramburu, de Federico Pelzer, de Jaime Necochea del Carpio – descendiente de la familia Necochea- , de Juan Mejía Baca – ex director de la Biblioteca Nacional del Perú-, de actores, escultores, políticos y de apellidos de los más granado de nuestra sociedad, del país y del extranjero. Las imaginarias charlas y conversiones de cada uno de ellos es patrimonio de Zilda Balsategui. Consultada sobre quién había sido la personalidad que más la había impactado en estos años, no dudó al indicar a “Juan Mejía Baca, quien vendió todo lo que tenía para poder editar una colección con
la historia del Perú, en 14 tomos. Además, las regalías de la venta de este trabajo están destinadas a un asilo de niños. Una persona humilde, impactante”.
Entre el servicio y el arte “Cada día estoy más complicada. Planeando cosas para el hospital, el Centro Cultural, el Hogar García Landera, el Centro Basko, etc. Creo que nací con aptitudes de servicio”, comentó. Zilda Balsategui, además de la actividad solidaria, sube todos los días a su atelier, “aunque sea a leer, haciendo caso al consejo de Juan Carlos Castagnino”, puntualizó. Allí despliega sus energías creadoras. Su interés por la pintura recién surgió cuando “tenía 30 años”. Su prolífera tarea cuenta con materiales del más variado gusto. Sus cuadros muestran las características de su personalidad, según indican los entendidos “En abril del año próximo, en Casa Bullrich de Buenos Aires realizará una exposición. La pintura intentará reflejar la cosas cotidianas en un cambio de temática de mi obra”, informó. La particular forma de vestir de Zilda Balsategui configuró hace un par de décadas un motivo de discusión y observación, cuando esa trasgresión rompía con los moldes de una época pasada. Ella misma hoy lo reconoce. “Tanto es así que hasta una de mis hijas me pidió una vez, para concurrir a un acto escolar, que no me pusiera colores fuertes, algo que me era costumbre”. Juan María, María Silvina y María Claudia son los tres hijos de Zilda, quienes junto a sus seis nietos constituyen la alegría de mis días”. Hace 10 años, Néstor Elías Balsategui falleció. “Mi compañero en la vida”, dijo. “Juan María, mi hijo mayor, es hoy el jefe de la familia, mi consejero”, remarcó con los ojos brillosos. “Me faltan cosas por hacer. Cuando miro para atrás en mi vida, pienso que el camino ha sido corto y que todavía tengo metas por realizar. Creo que la vida no me va a alcanzar”, reflexionó. Zilda Balsategui, un personaje que fue creciendo con su propio libreto a cuestas. Su alma es el de una niña que busca interesar a los demás.
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Zilda Balsategui 1927-2014
¿Qué decir ?
Por Marta Iriberri (Presidenta de la cooperadora del Hospital Fereyra) os conocimos a fines del año 1980 en el Centro Basko Argentino “Euzko – Etxea“.De su mano compartimos el Centro Cultural de Necochea y Biblioteca Popular ”Andrés Ferreyra”, el Hogar ”García Landera” y la Asociación Cooperadora del Hospital Municipal “Dr. Emilio Ferreyra”. ¡La quise y la admiré …siempre! Su creatividad, su capacidad de trabajo, el amor por el arte, la pintura, la música, la solidaridad ... Se testimonian en todas las actividades artísticas que trajo a su Necochea. Figuras como Federico Peltzer, María Esther de Miguel, y otros. Los artistas de la pintura Juan Carlos Castagnino, Norberto Onofrio, entre otros. La Camerata Bariloche, el Ballet Brandsen … Iniciadora junto a otras personas de la Fiesta de las Letras. Realizó muestras individuales y colectivas en nuestro país y en el exterior (años 1962 hasta 2000). Entregó sus días a la cultura y a la solidari-
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dad ¡que tanto marcaron su vida! ¡En cuántos lugares de nuestra ciudad quedó su testimonio! Gracias a Dios tuviste la bendición de ser reconocida ¡por tantos! ¡por todos! Fuiste mi madre, consejera, amiga,…acompañaste mi dolor ante la pérdida de seres amados y también has estado junto a mi familia en las alegrías de las celebraciones. Fuimos amigas de risas y de experiencias únicas… Como el día en que regresando de Buenos Aires (distraídas por la charla), el auto se quedó sin nafta. Pieres...campo, tu desesperación y mi risa y una mano solidaria ayudándonos. O en el año 1991, en el viaje a Bariloche organizado por el Centro Vasco caminábamos por la nieve, sostenidas del brazo vos, Nélida Azcoiti y yo. Cae una, la otra y yo ¡rodamos! …Nos reíamos tanto esperando que vinieran a ayudarnos. ¡Inolvidable! ¡Cuántas tardes de té y proyectos, cuántos almuerzos compartidos,…cuántos! Cuántos llamados cada día, a cualquier hora a través de ese teléfono, hoy silenciado. Tu presencia luminosa nos dejó el recuerdo vivo de tus hermosos ojos, de tu sonrisa, de tu belleza , de tu mano tendida , de tu estilo excéntrico, que solo
a vos te quedaba bien. Ciudadana ilustre de Necochea, por tu contribución a las entidades de bien público en las que actuaste y a la difusión cultural en Necochea. Zilda querida...Amiga del alma, me llevaste de tu mano guiadora a tantos lugares y yo te tuve en las mías, pero más en mi corazón. Te amé, acompañé, cuidé y protegí hasta que pude con mi cariño más puro. Hoy junto a Dios sabes de mi amor infinito. Tantas veces me dijiste que soy tu hija del corazón que mi corazón te creyó. Sabemos que te hace feliz que tu querida Asociación Cooperadora del Hospital Municipal ”Dr. Emilio Ferreyra”, de la que sos presidente honoraria, sigue tus pasos, que hacemos honor a tu legado, porque es tan fuerte, que continúa inspirándonos en cada evento, en cada obra, en todo lo que hacemos . Le agradezco a Dios y a la vida que nos unieron, que te pusieron en mi camino. ¡Querida Zilda, estás presente en cada día de mis días, y así será por siempre!
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Necochea, 9 de junio de 2015
Antes futbolista, hoy dirigente Preside la Liga Necochea de Fútbol desde hace 19 años, en forma ininterrumpida. Previamente fue dirigente de Huracán, donde culminó su carrera como futbolista Tampoco olvida el ascenso a primera división logrado por Puente Colgante, club que luego pasaría a llamarse Racing, disolviéndose tiempo después. Fue jugando para Puente Colgante que, en 1951, Resuene conquistó el primer gol del campeonato, recibiendo el premio que -por tal logro- entrega todos los años el vecino Domingo Taraborelli. Durante cuatro meses que pasó en Bahía Blanca realizando trámites relacionados con el servicio militar, no sólo jugó allí al fútbol, sino que debido a una gestión del recordado Juan Angel Devizia, tuvo la oportunidad de probarse en Vélez Sarsfield, pero desistió de lanzarse a una aventura con final incierto. Después de completar la conscripción en Bariloche, retornó al fútbol necochense. "No era ninguna luz", reconoce hoy a los 71 años "Poroto" Resuene, como es conocido en el ambiente futbolístico. "Seguí hasta los 32 años, jugando en reserva, sin otra intención que la de continuar practicando deportes, como había sido siempre", añade.
Delegado de Huracán
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ugó al fútbol en diversos clubes de Necochea e incluso llegó a probarse en Huracán, apenas pasados los 30 años, ya "un poco excedido de peso", según recuerda, volcándose entonces a la pelota a paleta para mantenerse activo físicamente. Fue en ese deporte donde se iniciaría como dirigente: comenzó como delegado del club y más tarde representó a la Federación Provincial. Pero el fútbol lo atraparía nuevamente tiempo después. La Liga Necochea de Fútbol lo recibió como delegado de Huracán, en principio, ganándose un lugar rápidamene en la comisión directiva, hasta ser nombrado presidente en 1975. Desde entonces, en forma ininterrumpida, Emilio Jeder Resuene lleva las riendas del fútbol necochense. Nacido en Lobería el 20 de diciembre de 1923 y radicado en Necochea desde niño, se inició futbolísticamente en Ameghino, para jugar posteriormente en Huracán, Rivadavia, Puente Colgante, Palermo e Independiente de Lobería. "Jugaba de wing izquierdo y como cada dos años uno queda libre, cambiaba de club de acuerdo al grupo de amigos de cada momento, como sigue sucediendo hoy con los jóvenes", acota. Entre sus logros recuerda haber sido campeón con Rivadavia, jugando en divisiones inferiores.
Ya como jugador de pelota a paleta de Huracán, fue convocado para ser delegado del club. Comenzaba a ser dirigente. Poco después representaría a la Federación Provincial". "Tuve la suerte -afirma- de ir como delegado a tres torneos nacionales, de los cuales Buenos Aires ganó dos, uno en Buenos Aires y el otro en San Juan". Corría el año 1973 cuando fue llamado para ser también delegado de Huracán ante la Liga Necochea de Fútbol. Durante un tiempo representó al club tanto en pelota a paleta como en fútbol. Pero este último deporte lo fue convocando cada vez más. "Cuando me eligieron vicepresidente de la Liga vinieron compromisos mayores y, lamentablemente, tuve que dejar la pelota a paleta, donde también había obtenido numerosas amistades", recuerda. Poco después pasaba a ocupar la presidencia de la liga de fútbol. Diecinueve años después, Resuene asegura que si bien "hemos atravesado momentos difíciles, éstos han sido sobrellevados porque siempre he tenido el respaldo de los clubes, de la gente del fútbol, habiendo tomado decisiones con el consenso de ellos". Después de tanto tiempo, al hacer un balance, rescata por sobre todo "las amistades que he logrado, tanto en la ciudad como fuera de ella, debido a las actividades como dirigente de fútbol. Esas amistades son las que a uno lo alientan a seguir". En lo deportivo, sus mayores alegrías fueron "el acceso de Estación Quequén al Nacional B, donde lamentablemente no pudo seguir", y "los cuatro campeonatos provinciales ganados por los juveniles de Necochea, de los que surgieron muchos jugadores que después integraron aquel gran equipo de Estación". Ante la proximidad de los Juegos Panamericanos a desarrollarse en Argentina en marzo de 1995 y del que Necochea será subsede en fútbol, Resuene afirma que se
trata de "una oportunidad muy grande", ansiando que "Rivadavia pueda completar sus instalaciones, para que tengamos de una vez un estadio para el futuro. Destaca, no obstante, que el de Estación Quequén "esta habilitado para torneos oficiales y el de Del Valle va camino hacia eso".
Amateurismo Pone énfasis en sostener que el fútbol necochense es "amateur", aclarando que "la Liga, por reglamento, no permite que los clubes le paguen a los jugadores", aunque admite que "siempre hay alguien que les brinda algo". Sostiene que la pasión de los argentinos por el fútbol "se sigue manteniendo, porque pareciera que naciéramos jugándolo, a diferencia de otros deportes, que hay que aprenderlos, que no se practican naturalmente". Reconoce también que debería mejorarse sustancialmente la organización de las divisiones inferiores. Adjudica esto, así como otros déficits del fútbol local, a la "falta de infraestructura". Asegura Resuene que "si hubiera más canchas habilitadas se podrían haces diferentes torneos, no sólo de chicos, sino también de veteranos o de damas, que están avanzando una barbaridad". Insiste en que "si cada club tuviera su cancha, su lugar para que los chicos practiquen, sumado a esto vestuarios adecuados, sería muy beneficioso para que muchos pibes sigan en el fútbol". Jubilado como empleado de la ex Junta Nacional de Granos desde 1989, en la actualidad pasa varias horas del día en la sede de la Liga Necochea de Fútbol. "Los dirigentes de fútbol estamos por vocación, no podemos pretender una retribución; al contrario, a veces nos cuesta algo de nuestro propio bolsillo para poder solucionar algunos problemas", dice. Resuene admira a Julio Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino. Asegura que es "un hombre sano, honesto, íntegro, al que se lo acusa injustamente". Añade, incluso, que "tiene alma amateur". Y recalcó que "la AFA se viene manejando bien desde hace muchos años". También elogia a Luis Mestelan, presidente de la liga tandilense desde hace más de 20 años, a quien considera "un hombre que ha hecho mucho por el fútbol del interior". Resuene fue asambleísta en la AFA en 1982, representando a la Provincia y se halla postulado nuevamente este año. La Liga Necochea de Fútbol se ha convertido en su segundo hogar. Cauto a la hora de aventurar su futuro, no duda en que continuará trabajando mientras consideren necesario su aporte, ya sea prolongando su presidencia o bien cumpliendo cualquier otra función en la entidad, bregando -a su manerapor el fútbol local.
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Emilio Resuene 1923 - 2006
Ejemplo de decencia
Por Juan Alberto Poteca (Periodista) ra una obligación diaria, pasar por la Liga Necochea de Fútbol cada mañana, porque allí encontrábamos a Emilio entre papeles, llamadas telefónicas y algunas visitas muy particulares. Todo formaba una rutina de la que no queríamos perdernos detalle alguno. Veterano dirigente, sabio en sus interpretaciones y en conocer a las personas. Nos presentaba las novedades del día y con una sonrisa contagiosa nos tiraba esta frase: "Vos te armás el programa conmigo". Muy lejos de la realidad no estaba, con él obteníamos las novedades no sólo de lo que sucedía en casa, sino de las noticias que hacían al interior del país, llegadas desde el Concejo Federal de AFA. Es bueno puntualizar este aspecto de la vida dirigencial de Emilio, la confianza que generaba en las máximas autoridades del fútbol argentino. Era el hombre de consulta para las modificaciones reglamentarias que se estudiaban y de manera muy puntual, con relación a los torneos que se organizaban para el interior del país. Sencillo en su forma de vida, sorprendía ver de qué manera respetuosa y solemne era recibido en las reuniones plenarias del Concejo Federal. Ya no nos sorprendía, cuando en los pasillos del Monumental, los dirigentes afistas de aquellos años nos preguntaban por él. Invitado a acompañar a la Selección Argentina de fútbol, su extrema humildad lo lleva a desechar esa
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oportunidad, ambicionada por la mayoría. Era así, alejado de la apariencia y obstentación. Resuene mostraba seguridad y transmitía confianza. Los clubes siempre fueron su debilidad y sus cuentas y deudas eran protegidas por este hombre, cuya principal muestra de valores era la decencia. Emilio era eso, un hombre decente que sabía hacer valer su autoridad sin entrar en el autoritarismo. Hacía gala de paciencia y cuántas veces se dejaba pasar " por arriba" las " agachadas" de algunos personajes. Sacaba enseguida a los ventajeros y tomaba distancia de ellos y no dudaba en mostrarse duro cuando las circunstancias lo exigían. Entre los aciertos de Emilio, estuvo la creación de la Federación de Ligas del Este. Con Oscar D¨Noia y " Lucho" Mestelan, fueron los propulsores de esa entidad y como un gran acierto, la puesta en marcha de los torneos juveniles de la federación. Sin dudas fue un hecho saliente para la historia de nuestro fútbol, porque abrió el camino para los equipos juveniles que proyectaron luego, al Nacional B a Estación Quequén. Sin dudas, la década de 1980 fue insuperable y le dio un lugar de preferencia a nuestra liga, cuyo prestigio aún se conserva. Jugador de varios clubes locales, una prueba no superada en Vélez, " me tiraron al bombo" me contó en su momento, Resuene fue un amante del fútbol pero también de la pelota paleta. Su rural Rambler fue el transporte de los pelotaris locales a varias competencias y él era un practicante de esa disciplina. Llegó a la Liga Necochea de Fútbol como representante de Huracán y " el globito" lo perdió. Carlos Almasio me dijo un día, " lo mandamos a la liga y no volvió más al club".
Decía Ulises Barrera " Si no hay valores no hay ética. La ética deviene de valores y la moral es la ética en acción". Resuene no tenía títulos universitarios que antecedieran a su apellido, pero tenía ética, respondía con moral en cada uno de sus actos. La persona y el dirigente eran de una sola pieza, esa era la gran virtud que nos mostró siempre. Si alguien lo quiere tomar, Emilio dejó un legado que está a la vista de todos. Imparcialidad en el trato con las instituciones, respeto por las personas y dedicación plena a la liga. Siempre fue el centro de toda controversia, " la culpa es de Resuene", frase que el popularizó él mismo. Pero todo tiene un comienzo y fue tras una protesta de Rivadavia sobre la supuesta indebida inclusión de Resuene en el " globito". Nunca se supo el resultado del pleito, pero quedó en las página de Ecos Diarios esta rima: " Se dice sin confirmación/ y sin conocer el paño/ que a raíz de Resuene/ entra en la asociación/ la primera protesta del año/ Y si es culpa de Resuene/ que tal protesta viene/ será un asunto sonado/ de mucha explosión y ruido/ y sin duda complicado". Emilio marcó una época, más de tres décadas al frente de la Liga Necochea de Fútbol y de su largo período, nadie puede decir que hizo de su condición de presidente una muestra de poder obsoluto. Fue abierto a todos, dispuesto a las soluciones, ventaja que supieron aprovechar muchos. Su sabiduría para " domar a las fieras", como él decía, frente a cada reunión del consejo de delegados y su decencia, constituyen el máximo legado que nos dejó.///
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Un profesor con historia Profesor de educación física, impulsó la gimnasia deportiva en nuestra ciudad, creó la Liga Necocha de Handbol. Organizó 22 "gimnastradas" y desde 1980 tiene su propio gimnasio ta o, siendo integrante de la tripulación de un barco, entrevistándose con el papa Pío XII. Tras más nuevas, obtenidas el año pasado, reviven imágenes del viaje por Austria y Alemania que efectuara junto a Dora Capellán, su esposa desde hace seis años. Aquel viaje fue la única vez que retornó a Austria, país que desde 1919 a 1938 constituyera una república federal, absorbida por la Alemania nazi de la que formó parte hasta 1945, permaneciendo luego ocupada por los aliados hasta 1955. Se reencontró con familiares que viven en Austria, país en el que se habla alemán y en el que la mayoría de sus habitantes -al igual que Klug- son católicos. Klug y su esposa visitaron casas típicamente europeas, entre ellas una vivienda que ocupaba Mozart durante su adolescencia en Salzburgo, así como castillos y, en Alemania, un bunker en el que se refugiara Hitler. Nacido en Viena el 2 de diciembre de 1911, el profesor reside actualmente en la vivienda que forma parte de su gimnasio, en la calle 76 entre 73 y 75 de nuestra ciudad.
Capitán y profesor
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omo tantos europeos que escaparon del horror de la guerra. Y desde entonces, tras un breve paso por Bariloche, se radicó en Necochea. Aquí impulsó la gimnasia deportiva, que había practicado en su juventud y en la que se había especializado como profesor. También promovió la práctica de handbol y atletismo. Hoy es reconocido por su trayectoria como docente de educación física. A los 81 años Juan Klug supervisa su propio gimnasio, en el que trabajó personalmente hasta 1992 y del que se hallan a cargo dos jóvenes profesoras. Con una sonrisa pícara y fumando en pipa, resabio de sus casi dos décadas navegando en el mar como capitán de barco, pronunciando aún dificultosamente palabras en castellano, lo que hace evidente su origen europeo, además de su aspecto físico, el profesor sintetiza pasajes de su vida, obviando detalles y subrayando -siempre- sus esfuerzos por promover la gimnasia deportiva. Recortes de diarios dan cuenta de su trayectoria y viejas fotografías lo muestran como joven gimnas-
Se formó como capitán de ultramar en Hungría, donde también completó el profesorado de educación física que había iniciado en Austria. Navegó durante 20 años y declarada la segunda guerra mundial tuvo participación "hundiendo algunas naves" y viajando también en submarino, según revela. Sólo alude tangencialmente al tema, sin brindar precisiones, refiriéndose a "la maldita guerra". Desembarcó en el puerto de Buenos Aires en 1949, junto a su primera esposa, quien falleciera años después y que fuera madre de Clara, su única hija. Tras un breve período en Bariloche, se radicó en Necochea. "Ni bien llegué comencé a buscar trabajo como profesor en escuelas y lo obtuve rápidamente, primero en el Instituto Humboldt y posteriormente en el Colegio Nacional Comercial. Gracias a Dios pude levantar bastante todo lo relativo a educación física, que por entonces estaba muy caído en Necochea", afirma. Al iniciarse la década del 60 comenzó a dar clases en el Club Huracán, que tenía su sede en la calle 61. Allí creció rápidamente el número de niños que se volcaron hacia la gimnasia deportiva, trascendiendo rápidamente las virtudes de ese profesor extranjero, de hablar pausado y sereno. Entre 1962 y 1969 dio clases de natación en la pileta del Club Náutico Necochea y durante la temporada de verano 1970/71 se desempeñó como regente de la Colonia de Vacaciones "Dr. Alejandro Raimondi", hoy hogar de ancianos. Siendo profesor del Instituto Humboldt, conocido popularmente como Colegio Alemán, Klug fue uno de los que trabajó en la colocación del piso flexible del
gimnasio del establecimiento, que sería escenario de sucesivos encuentros deportivos promovidos por el profesor. Al tiempo que su amor por la gimnasia con aparatos y el atletismo se difundía a través de los alumnos que se sumaban a dichas prácticas, impulsó también el handbol. No fue casualidad que al formarse en 1970 la Liga Necochea de Handbol, Juan Klug fuera designado presidente. Concurrió al Primer Congreso Argentino de Handbol, realizado ese mismo año, viajando a Montecarlo (Misiones) con una delegación representativa de la Provincia de Buenos Aires.
"Gimnastradas" En su afán por acrecentar la práctica de gimnasia deportiva, durante 20 años organizó encuentros interescolares, a los que denominó "gimnastradas", los cuales contraron con la presencia de establecimientos locales y de otros medio. En su periplo como docente, Klug fue profesor de educación física en el Instituto Secundario Nueva Pompeya, desde 1969 hasta 1977. Posteriormente dictó la cátedra Actividades Prácticas, destinadas a varones, en la Escuela Normal Superior "José Manuel Estrada", durante 10 años. Durante un lustro también dio clases en forma ad honorem en la Escuela N° 2 a alumnos de enseñanza primaria. Fue también delegado zonal del Servicio Educativo Argentino (SEA), formado en 1971 para organizar cursos de perfeccionamiento docente.
Reposo del guerrero En 1980 Klug construyó su propio gimnasio, en el que trabajó hasta 1992, enseñando personalmente, tanto a sus propios alumnos como a estudiantes de educación física, que en cuarto año cursan gimnasia deportiva. Hoy sólo supervisa las tareas que allí realizan Viviana Schöeder y Bety Maríngolo, profesoras de educación física que están a cargo del gimnasio, cuya denominación es Centro de Actividades Deportivas. Como en el reposo del guerrero tras la lucha, en la actualidad Klug descansa después de largos años de batallar para despertar el interés de los jóvenes en actividades atléticas. "Me cansé, ahora superviso", afirma sonriente en el living de su casa, mientras su esposa le sirve gaseosa. "Nunca me quedé dormido, siempre trabajé para levantar la gimnasia en Necochea y creo que, afortunadamente, ello se concretó", añade. La gran cantidad de alumnos que el veterano profesor tuviera durante tantos años, pueden dar testimonio de ello.
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Juan Klug 1911 - 1994
Perfume a chocolate
Por Marcelo Facal esde los 9 años por intermedio de un amiguito concurrí al SUM de la Escuela Nº 2 a hacer gimnasia en colchonetas con un ser diferente y muy particular, ya que nos motivaba a desarrollar la actividad con ejercicios gimnásticos acrobáticos llamativos pero con una disciplina y orden constante. El siempre lucía un pantalón de gimnasia de nylon azul bien alto y su remera por dentro, la pipa en su mano donde el perfume de tabaco de chocolate nos acompañaba las clases. Ponía música en su tocadiscos Winco de los valses de Strauss y era común practicar la entrada y salida para las exhibiciones con música de Marchas donde no podíamos romper filas y el orden por altura se respetaba. Luego de un par de años logró comprar una casa en la calle 61 y 72 (donde funcionó el Hogar de Niños Pieres. Recuerdo que él tenía su cocina y una pieza al costado del patio y vivía ahí, y nosotros concurríamos muchas horas. No teníamos frío , calor ni nada que impidiera hacer nuestra gimnasia en aparatos donde para
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saltar el cajón corríamos de una habitación a la otra pasando por el hueco de la puerta y las anillas suspendidas de su pórtico, que las sujetaba donde se encontraban en el patio afuera y teníamos que trepar por el caño helado hasta llegar al soporte a cuatro metros de altura como si nada. ¡Qué épocas! Después de muchos años y gracias a la colaboración de los padres con rifas, viajes, comidas ,etc. se dio la posibilidad de que tuviéramos un verdadero gimnasio el que se plasmó en la calle 76 entre 73 y 75, donde pasé mi adolescencia entrenando para los torneos de nivel provincial y nacional . Ya estaba conformada la Asociación Cultural Deportivo Argentino Alemana (A.C.D.A.A). Los grandes torneos federativos que se hicieron en las Instalaciones del Colegio Padres Capuchinos, albergando cientos de gimnastas de todo el país acompañaron mi infancia junto a don Juan. Recuerdo que participamos en los torneos de la Asociación Alemana de Villa Ballester muchos años, con atletismo, gimnasia artística y rítmica. Viajamos también a hacer giras gimnásticas de exhibición en un colectivo con el colchón de caídas de grandes dimensiones sobre el techo y así recorríamos varias localidades. Sus correcciones dejaban de lado la pedagogía
y el recurso didáctico, resumiéndose en pocas palabras como “meta cabeza, que si no, no va a salir”, luego de una palmada en la cabeza con esa mano que pesaba una tonelada, pero nosotros jamás lo tomamos a mal ya que entendíamos que esa era la mejor forma. Dio apertura a chicos con capacidades diferentes donde les daba gimnasia en las paralelas como Juancito, que actualmente trabaja en mesa de entradas de la Municipalidad y tuvo polio de chico. Creo que don Juan está presente en la memoria de todos los necochenses ya que alguien de cada familia pasó por sus manos. Un ser humano extraordinario, sin medir a la hora de trabajar y acompañar a sus alumnos a donde sea. Tenía instrucción militar austríaca y por ende muchas anécdotas al respecto como clases de natación desde un barco en el muelle donde a los niños los tiraban y tenían que llegar sí o sí a la orilla como pudieran. Un personaje. Un instructor. Un amigo ante dificultades, siempre manteniendo su postura erguida firme y con su mano ocupada por la pipa. Todavía queda en mi memoria ese perfume a chocolate. Gracias don Juan por contagiarme la pasión de enseñar.///
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El sueño de una radio en el cielo Autodefinido como un lírico, bohemio y soñador, sostiene que la radio es el gran amor de su vida. Dedicado al periodismo deportivo, relató y comentó partidos de fútbol. logró en la década del 80, recorriendo diversos lugares del país comentando y relatando la campaña de aquel equipo de basquet de Rivadavia de Necochea que integraban Leroy Moreno y Neil Robinson, entre otros, y la actuación de Estación Quequén en el Campeonato Nacional "B" de fútbol. "Más allá de algunos problemas que tuve con los dirigentes -recuerda- esas fueron las épocas más importantes como periodista deportivo, aunque mi sueño no era efectuar relatos, cosa que comencé a hacer cuando Jorge Barbieri se fue a trabajar al Sur del país".
Taurino atípico
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ólo le pido a Dios que haya una radio en el cielo", afirma Daniel Ferrer, quien desde hace más de dos décadas vuelca toda su verborragia frente a un micrófono, haciéndolo primero en su Tandil natal y más tarde en Necochea, donde se radicó en 1982. Consciente de que "la radio tiene una fantasía especial", este hombre que hace de la amistad un culto, aún se sorprende cuando se encuentra cara a cara con los oyentes que concurren a la emisora donde trabaja para retirar premios ganados a través de entretenimientos. Se inició en LU 22 Radio Tandil, a la que ingresó en 1970 en la sección Deportes luego de aprobar un examen, con su potente voz y enfatizando cada palabra, como es su estilo inconfundible. Sus mayores satisfacciones profesionales las
Nacido el 16 de mayo de 1948, admite no reunir "ninguna de las condiciones de la gente que en el Zodíaco es de Tauro, como yo: la constancia no es mi virtud. Soy más bien lírico, bohemio y soñador". A los 45 años manifiesta estar atravesando una etapa muy feliz de su vida. Mucho tiene que ver en ello Silvia Kristiansen, su actual pareja. Ella, con sus cuatro hijos, forman su entorno familiar. Ferrer tiene dos hijos de su primer matrimonio: Serafina (20) y José María (19). Su ruptura matrimonial, precisamente, desencadenó su alejamiento de Tandil, para instalarse en Necochea, donde ya se encontraba su hermano José María, quien fuera candidato a intendente municipal por el radicalismo en 1983. Durante dos años realizó actividades periodísticas en "Ecos Diarios", formando parte de su redacción, etapa a la que califica como "hermosa", en la que adquirió "una extraordinaria experiencia, trabajando con un grupo de amigos". Precisa Ferrer que hasta entonces "no tenía mucha experiencia en periodismo gráfico. Sólo lo había hecho un tiempo en un medio que se llamaba "Actividades", en Tandil, donde tuve la suerte de tener enfrente, en otro escritorio, a Osvaldo Soriano", el autor de "No habrá más pena ni olvido" y "Una sombra ya pronto serás". Recuerda que por entonces "comenzaba a surgir Facundo Cabral (que aún era El Indio Gasparino), en tanto que Víctor Laplace trabajaba en Metalúrgica Tandil, antes de partir hacia Buenos Aires a probar suerte". Posteriormente ingresó a LU 13 Radio Necochea, donde durante 10 temporadas condujo el programa "Los frescos del verano", además de abocarse a la información deportiva.
Granadero deportista Desde chico había sentido pasión por el deporte. Practicó rugby, integrando los planteles de Independiente y la selección de Tandil, llegando a enfrentar a Los Pumas, en Mar del Plata. Su entusiasmo por el deporte como espectáculo se incrementó durante el año que pasó en Buenos Aires haciendo el servicio militar, como integrante del Cuerpo de Granaderos a Caballo, en la Quinta Presidencial de Olivos. "Los sábados observaba partidos de rugby y los
domingos encuentros de fútbol, en tanto que los miércoles por la noche veía box en el Luna Park", recuerda. Allí se dio cuenta de que el periodismo deportivo sería su medio de vida. Desvinculado de LU 13, incursionó en diversas emisoras de frecuencia modulada locales. Actualmente conduce "Los frescos", en FM del Atlántico, mezclando información y entretenimiento los fines de semana. Y sueña con llevar el ciclo a la televisión "si es posible, ya". Nacido como un típico programa de verano, el nombre surgió a raíz de la calificación que hiciera un amigo, Néstor Martín Suárez, respecto de Daniel Ferrer: "Vos sos un fresco", le dijo. Alternando su labor en radio, desde hace unos años Ferrer comparte la producción de diversas publicaciones realizadas por la agencia Leys Publicidad. Por otra parte, desde que se disolviera el Círculo de Periodistas Deportivos de Necochea, junto a otros colegas organiza la ya tradicional "Fiesta del Deporte", que todos los años premia a los más destacados en cada disciplina. Habitualmente es convocado como locutor para animar espectáculos y eventos sociales. "Una de las personas a la que más me gustó presentar fue Luis Landiscrina, un artista humilde y sencillo", acota. Pero su alegría más grande la vivió en 1983, cuando en el Piso de Deportes del Club Rivadavia, debió presentar a Raúl Alfonsín, por entonces candidato a presidente de la Nación. Lo hizo más como militante radical que como locutor.
Del peronismo a la UCR Daniel aclara ser el único de su familia que milita en el peronismo, junto a Luis Macaya y Juan María Pedersoli, llegando a trabajar en un centro de estudios justicialista. "Me hice radical por Alfonsín", reconoce, como tantos otros afiliados del centenario partido. No obstante, asegura ser "equilibrado y ecuánime" en su labor periodística, señalando ser "un tipo que hace la crítica de frente" al que "nunca le gustó jugar de atrás". Todas las tardes, poco después del mediodía, juega al casín. Es habitué del Club Rivadavia, aunque "no simpatizante en fútbol, ya que en Necochea soy hincha de dos entidades: Ateneo Juvenil y Villa del Parque", según aclara, mientras se dibuja una sonrisa en su rostro. Daniel Ferrer es miembro de la Federación Argentina de Billar y vicepresidente de la Asociación Bonaerense de ese deporte. "Vivo un poco leyendo, jugando al casín, trabajando en la agencia publicitaria y haciendo Los Frescos", dice, sintetizando sus actuales actividades. Bohemio incorregible, soñador empedernido y lírico "incurable", Daniel Ferrer se siente satisfecho consigo mismo. Sólo desea que en el cielo haya una radio. "Con eso allá, yo me manejo y me quedo tranquilo", asegura.
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Daniel Ferrer 1948-2009
El último “iluminado”
Por Rubén Leys (Periodista) aniel está inscripto en esos afectos entrañables, que suelen despertar las personas que por una u otra causa parecen lejanos a nuestras vidas y que de pronto se convierten en figuras tremendamente carismáticas y talentosas, donde uno pone lo mejor de sí porque es recibido con un cariño muy difícil de poder explicar en un puñado de palabras. Cada ciudad, pueblo o barrio que se precie de tal, tiene un referente radial. Una voz que lo identifica. Que lo caracteriza. La del "Negro" retumba hasta el día de hoy en un sinfín de hogares que lo extrañan. Para bien o para mal. Para criticarlo o enojarse, porque era su estilo, como les pasa a grandes figuras del periodismo y de la vida en cualquier lugar del mundo. La vida le fue marcando rumbos. Llegó desde su Tandil natal, con sus soles José María y Josefina, y Necochea lo adoptó rápidamente como a uno de sus hijos pródigos. Temperamental. Locuaz. Revulsivo. Pasional. Sensible. Inteli-
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gente... Y fundamentalmente, con un corazón tan grande y generoso, como pocas veces he visto en mi vida. En mi caso, compartí con él un suplemento dominical en el Diario El Atlántico de Mar del Plata, junto a mi padre, en una de las etapas más felices de mi vida, donde comprobé además que tenía una pluma envidiable y una facilidad para escribir sencillamente admirables. Y siempre narraba de su paso inolvidable por Ecos Diarios, donde fue "muy feliz", y se lo decía a quien lo quisiera escuchar. El también tenía un viejo sueño: tener su propia radio. La Radio de la Gente. Y a través de su relación con Silvia, ese sueño se hizo realidad. Su gran amigo Eduardo hizo que el proyecto llegara hasta nuestros días con la misma vocación de ayudar al más necesitado, con una radio abierta y sin filtro, tal cual su característica. Con una ciudad entera vibrando al ritmo de las mañanas de la radio. Miles de anécdotas se me vienen a la cabeza. Compartimos 25 años de vida, de risas, de llantos, de emociones y de sinsabores. De la literatura y el teatro. De las mujeres lindas. De su hermano José María. De Villa y de Independiente. Del fútbol y el casín. Del amor, el optimismo y la entrega sin lími-
tes hacia las cosas cotidianas. El ayer siempre es un envión, venturoso y estimulante. El pasado sin duda retempla, anima, obliga, es una cortesía del destino que impuso desde el vamos su vocación arrolladora. Pero la historia sobre todo vale para contagiarle grandeza al porvenir. Los zarpazos triunfales del "Negro" permanecen allí, invencibles, insuperables, en la vitrina perpetua de la memoria y el alma de su gente. La ciudad ya no tiene casi el viejo empedrado, ni los potreros, ni la fragancia fundadora. Pero algo intangible quedó de aquella gesta primordial. La rica historia de grandes profesionales del periodismo radial en nuestra tierra le estará eternamente agradecida, por tratarse del último de los "iluminados". El fervor, la contraseña que reconoce, y sobre todo de un periodista-locutor-publicista que sin darse cuenta, se impuso un destino de grandeza que hoy, varios años después, viene a cobrar todas las mañanas los gloriosos dividendos que dejó aquella lejana utopía de ser un grande. El más grande. Que hoy está como tanto lo soñó, transmitiendo y conduciendo una radio... desde el cielo !!.Con Dios. Y en una estrella fulgurante.///
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Zapatero con alma de músico Italiano, bohemio y romántico, aprendió su oficio de zapatero y descubrió su amor por la música en Foggia, su pueblo natal, siendo todavía un niño ja actualmente se mezclan la máquina de coser, la batería, alguna trompeta, el acordeón... y los zapatos. Sus clientes no se sorprenden si al entrar a la zapatería escuchan los acordes musicales de Gesualdi o de alguno de los alumnos a los que transmite sus conocimientos, en ese mismo local. “Siempre he enseñado, pero sólo a familiares y amigos y jamás he cobrado un peso. Unos 70 músicos han aprendido acá adentro”, afirma, luciendo su delantal, dado que fue interrumpido en plena tarea para la entrevista, que se suspende por momentos, ante el ingreso de sus clientes.
Al maestro con cariño
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omo la mayoría de los niños de Foggia, localidad del Sur de Italia donde nació, desde pequeño se volcó a la música, integrando bandas y orquestas que iban de pueblo en pueblo. De origen humilde, casi paralelamente, aprendió un oficio: el de zapatero. Ambas cosas marcarían la vida de Carlos Gesualdi, radicado en la Argentina desde fines de 1954, adonde llegó junto a su madre y sus tres hermanos, siguiendo los pasos de familiares que ya habían probado fortuna por estas tierras. “Vino de Italia siendo músico, trabaja como zapatero, pero sin la música no podría vivir”. Así lo recalca Juan Carlos, uno de sus hijos, quien dirigió la Banda Municipal que fuera creada por su padre junto al maestro José Falcone y de la que ambos formaron parte, así como otros tantos Gesualdi y familiares con otro apellido. “A los 10 años empecé como zapatero y a los 8 con la música, estudié instrumentos de viento hasta los 15 con el maestro Vitto Cenerccia y cuando vinimos a la Argentina, como acá en Necochea no había ninguna banda, me dediqué a tocar el acordeón”, recuerda, conservando para siempre el acento italiano al hablar. Desde 1955 tiene su zapatería en Necochea. En el pequeño local de la calle 67 en el que traba-
Gesualdi es modesto a la hora de hablar de sí mismo. Utiliza pocas palabras y alude brevemente cada detalle. Quienes lo conocen y comparten su amor por la música, sin embargo, expresan su admiración por este inmigrante, que sin conocimientos de pedagogía ha sabido transmitir las distintas técnicas musicales, utilizando métodos no tradicionales. Sus tres hijos heredaron su pasión musical. La trágica muerte de uno de ellos, fue un duro golpe del que le costó reponerse. Impulsó la formación de unas diez bandas musicales en Necochea. Entre ellas la Banda Municipal, después de frustrados intentos, en 1979 junto al maestro Alberto Di Pietro. Pero aunque tuvo oportunidad de ser su director, sólo lo fue en forma interina, cuando el cargo quedó vacante. Eso sí: siempre formó parte de la banda, como uno más. Hasta hace poco más de un año, en que al compás del descalabro económico de la comuna, el grupo se fue desintegrando. Con su acordeón o integrando grupos musicales ha actuado en los más diversos escenarios: bares, cantinas, clubes y reuniones familiares. “He tocado en más de 4.000 casamientos acá en Necochea”, subraya. “Ahora -agrega- se trabaja algo menos, porque se apela a los disc jockeys y se utiliza menos la música en vivo. La era moderna es otra cosa. Pero siempre me siguen convocando para animar fiestas”. Gesualdi no se encasilla: “Me gusta todo tipo de música, siempre que sea bien ejecutada”. Bohemio, mediante su acordeón procura alegrar al público en cada fiesta, adaptándose a las características del mismo, ejecutando los ritmos adecuados para cada caso, siempre aportando un humor contagioso. En una época llegó a incluir cuentos en su espectáculo. “He trabajado en fiestas de gente humilde y de
gente rica, en los mejores y en los peores clubes de la Provincia de Buenos Aires”, acota. También ha obtenido “muchas satisfacciones con la música, por ejemplo, acompañando a muchos cantantes de tango, artistas de primera línea, como Alberto Castillo y Roldofo Lezica, entre otros, y cantantes internacionales de opereta”. Siguiento la costumbre europea de llevar el arte a la calle, como precursor de quienes ahora cada verano ofrecen en Necochea espectáculos en la vía pública, desde hace 30 años Gesualdi viene presentándose en diversos lugares de la villa balnearia. “Donde me encuentro un lugar que me gusta, tiro los instrumentos y empiezo a tocar”, indica. Como señala uno de sus alumnos ya adultos “Carlitos es un pionero de esta onda en la música callejera y tiene un amigo que está en España, José Ferrer, que desea tenerlo con él allí para que lo acompañe”.
Hombre de la noche La música lo ha llevado a vivir la noche: “Me iba de casa a las siete de la tarde y volvía a las cinco de la mañana. Empezaba con las cantinas, después seguía en clubes o en el cabaret y hasta hacía doblete con casamientos y fiestas familiares. Hacía de todo”. Quizás por eso, aunque siempre le había atraído el deporte, nunca había practicado ninguno. Pero hace 10 años comenzó con el ciclismo. “Fue una decisión propia, no fue por recomendación médica ni nada de eso. Hago entre 60 y 70 kilómetros por día en la bicicleta y también corro a pie”, afirma. Pero no deja de practicar con el acordeón diariamente, porque “la música es como el deporte: si no se entrena, no se puede competir. Ni Maradona, siendo un genio, puede jugar al fútbol sin estar entrenado. El músico debe ejercitarse dos o tres horas por día como mínimo”. Gesualdi describe sintéticamente sus actividades diarias: “Hago 3 horas de deporte, otras 3 de bandoneón, trabajo unas 8 horas como zapatero, duermo unas 6 horas y me quedan cuatro para la vagancia. Siempre hay lugar para todo...”. Todas las tardecitas, después de cerrar el negocio, se acerca hasta el centro, en invierno, o a la villa balnearia, en verano. “Me gusta tomar un café, charlas con amigos, eso ya es parte de mi vida”. Así es Carlos Gesualdi: un hombre simple y sensible que encuentra el placer en las pequeñas cosas de la vida. En ellas basa su riqueza.
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Carlos Gesualdi 1940 - 2014
Cosechando amigos
Por Juan Carlos Gesualdi Mi padre era una persona muy conocida en la ciudad, llegó a los 18 años a Necochea y, en un principio, la gente lo empezó a conocer a través de la música, aunque toda la vida fue zapatero. Se destacó porque en aquel entonces tocaba en orquestas en casamientos, bailes de Necochea y en las escuelas de campo, lo recuerdo porque era chico y con mis hermanos íbamos a tocar con él. Tenía la zapatería porque en algo tenía que trabajar aunque también ganó algo de dinero con la música porque antes se les pagaba bien y tenía varias fiestas por fin de semana. Lo tengo presente como una persona que fue cosechando amigos por la vida y toda la gente que me habla de él, me dice maravillas. Fue una persona y un padre ejemplar, los
amigos lo han amado y lo han tenido como un personaje pintoresco de la ciudad pero a su vez un hombre de bien”. Los chicos del barrio y todos mis parientes aprendieron música en su zapatería porque, aunque no tenía una escuela, todo chico que quería aprender estudió con él. Al ver que con mis hermanos tocábamos los amigos del barrio querían incursionar en la música y, como por entonces no había muchos conservatorios, sólo algunas escuelas de guitarra o piano, mi padre les enseñaba a tocar algún instrumento. Así algunos niños comenzaron a estudiar trompeta o batería y todo el que se quería acoplar él le enseñaba sin cobrar nunca un peso. Cada vez que Boca salía campeón juntaba a todos los chicos del barrio que tocaban y nos llevaba en caravana, hace poco tiempo fue publicada una foto en la que aparecemos cuando teníamos entre ocho y diez años, ahí estábamos aún los que no éramos de Boca como yo, y mis vecinos hinchas
de River e Independiente con la camiseta y el gorro azul y oro que nos hacía poner. De esto hace más de 40 años y recuerdo que la caravana salía del Club Boca, de avenida 58, y caminábamos dando una vuelta por la ciudad, y en otras oportunidades íbamos tocando subidos a un camión y yo que soy hincha de Racing tocaba el trombón con la camiseta de Boca. Todo el mundo lo quiso por lo que hizo por la música y en su taller de zapatería, y a donde voy encuentro amistades suyas. Nos marcó a todos porque en nuestra familia era una obligación estudiar música y hoy día se lo agradecemos. Considero que todos salimos músicos en agradecimiento a nuestro viejo, porque cuando uno es más chico flaquea un poco, y lo veo en la actualidad con mis alumnos que abandonan pero antes “se empezaba y se terminaba”.
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El arte en lo simple Hace cinco años que este pintor sanjuanino se radicó con su familia en Necochea. Aquí encontró el lugar ideal para desarrollar su obra, que próximamente se expondrá en el Centro Cultural Recoleta
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osé ha estudiado las especialidades más exóticas, pero prefiere no decir cuáles, sonreir y dejar que lo reconozcan por su veradera vocación y profesión, la de pintor. Nacido en la ciudad de San Juan, en agosto de 1953, este artista ha recorrido el país, he incluso vivido en Chile y Brasil, pero hace cinco años eligió Necochea para establecer su hogar y darle a sus hijos la seguridad y la tranquilidad que en Capital Federal no tenían. Establecido en una pequeña casa del barrio Los Troncos, José Simón Achem trabaja hace ya varios años en una serie de pinturas sobre PVC, un plástico transparente que permite que sus cuadros tengan dos caras, dos versiones diferentes a una vez, que se complementan. Así, ver un cuadro de Achem se transofrma en una experiencia espacial. El espectador debe caminar alrededor de la obra para poder tener una impresión completa de la misma. Uno de estos cuadros se encuentra en exposición en el Museo Sívori, donde el sábado se inaguró el salón de pintura General Juan Manuel Belgrano. Mientras que dentro de algunas semanas se realizará una exposición de su obra en el Centro Cultural Recoleta. Otros de sus trabajos, se exponen en la galería Castagnino y en Filo, en la Capital Federal.
Camino a la plástica “Uno nunca sabe donde empezó esto”, dice Achem. De chico le gustaba dibujar, pintar y construir pequeños puentes. Incluso creía que de grande sería ingeniero. Sin embargo ingresó al ambiente de la plástica, en el que había muy lindas chicas. “Creo que me verdadera vocación llegó a través de las mujeres”, bromea Achem. Pero al terminar el secundario, a los 17 años, dejó San Juan para irse a vivir a Santiago de Chile. Allí se hizo amigo de un pintor cordobés que era hijo del director de la empresa Phillips, quien lo conectó con el diario El Mercurio. De esta manera Achem se convirtió en cronista gráfico, trabajo que consistía en ir al lugar de los hechos a realizar una narración dibujada del suceso, ya fueran un evento deportivo o un caso policial. Este trabajo se convirtió en la base del aprendizaje de José, que nunca estudió en Bellas Artes y complementó su aprendizaje con clases particulares. Pero en el 72, con el inminente derrocamiento de Salvador Allende, José volvió a su San Juan natal y luego se fue a vivir a Córdoba, invitado por el pintor
que había conocido en Chile. Después de vivir en Córdoba capital, en Río Cuarto y tener un taller en las sierras. Algunos años más tarde llegó a Buenos Aires y trabajó como empleado de la Dirección General de Museos, al tiempo que dictaba talleres y pintaba. Hasta 1994 trabajó en el Museo Sívori. En ese momento, con su esposa Miriam ya tenían tres hijos: Simón, Sofía y Lucía; y decidieron radicarse en una ciudad más tranquila que Buenos Aires. Pensaron en radicarse en Montevideo o en la costa atlántica. En 1986 Achem había conocido Necochea. Aquí los padres de su esposa tenían una casa. Así que cuando tuvieron que decidir a dónde se radicarían, decidieron hacerlo en nuestra ciudad.
En busca de la simpleza José expuso hace unos años en La Nave, un centro cultural que en la actualidad ya no existe. También fue uno de los participantes de las jornadas de artes plásticas realizadas en la Galería del Centenario hace dos veranos. A él le gustaría realizar realizar una exposición en nuestra ciudad para mostrar sus nuevos trabajos. “Es que después que los envío a Buenos Aires es muy difícil que me vuelva a reunir con mi obra, porque aquellos que no se venden siguen en las galerías, van a parar a la trastienda sino son enviados a embajadas”, explica. Una empresa de nuestra ciudad le hizo una propuesta para exponer, pero todavía se estaba en tratativas. En tanto, Achem sigue trabajando y cada un mes ó 40 días viaja a Buenos Aires a visitar las galerías donde exhiben sus cuadros. Adaptarse a nuestra ciudad no le ha costado nada. Está enamorado del lugar donde vive y disfruta plenamente de la tranquilidad del barrio en el que reside. “Lo único que sufro es no poder conseguir el diario El País de los sábados, que tiene el mejor suplemento cultural de habla hispana”, manifiesta José. Por lo demás, Necochea le parece el lugar ideal para desarrollar su obra. “En ningún lado alguien tiene plata, la diferencia es que acá estamos acostumbrados y en las grandes ciudades la gente vive loca”. comentó. El arte de José se sustenta en la simpleza. En sus cuadros prácticamente ha desechado el color o a lo sumo utiliza uno. Prefiere el blanco y negro y los planos. Volver a lo esencial. En lo simple está todo”, afirma.
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José “Pepe” Achem 1955 - 2014
Dueño de una generosa y abierta pedagogía
Por Alberto Franco Artista plástico
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nte el pedido de escribir sobre alguno de los artistas plásticos locales que nos precedieron, propuse destacar el hecho de la cercanía de la desaparición física de dos de ellos durante el año 2015, me refiero a Pedro David y a José “Pepe” Achem, no se si llegaron a conocerse personalmente, si alguna vez hablaron de aquello que los apasionaba, pero al pensarlo imagino una larga charla en el taller abarrotado de obras de uno u otro. Ante esta circunstancia que entristeció doblemente al sector artístico, me permito reflexionar sobre aquello que unía y diferenciaba a estos dos grandes artistas, y en primer lugar mencionar que el término “artista local” es usado solo a modo referencial, y de contexto y de ninguna manera limita la dimensión de la obra de cada uno de ellos. Aun el término “artista necochense” es poco preciso ante el “sanjuanino” Achem y el “quequenense” David. Conocí a “pepe” Achem a finales de los 90, en un cruce circunstancial en las oficinas de la Dirección de Cultura, que por entonces funcio-
naba en la esquina de 54 y 63, los dos buscábamos información sobre concursos y salones de pintura, unos pocos minutos de charla alcanzaron para percibir su franca “porteñez” , la claridad de sus objetivos y una de sus obsesiones: El Salón Manuel Belgrano. Luego de la breve charla y el compromiso de mantenernos en contacto se alejó en su inconfundible y sencillo jeep, todo un símbolo de su adaptación a esta nueva geografía que había elegido junto a su familia, aunque debo ser sincero no dimensioné entonces la estatura artística de quien acababa de conocer. El primer encuentro personal con Pedro David, por el contrario, no tuvo nada de circunstancial, fue fruto del deseo de conocer a quien desde mis inicios en el arte referenciaba como una de las figuras centrales de nuestra plástica, con el agregado del mito construido en torno a su tozudo ostracismo en su refugio quequenense. Todo ello si duda estaba presente cuando luego de indagar y recibir consejos de sus conocidos, me decidí y golpeé las manos a la puerta de su casa, si mal no recuerdo en el año 2001. No formé parte del círculo más cercano a “pepe” Achem, si disfrute de muchos de sus proyectos y logros, aquel increíble Encuentro de Pintores Junto al Mar, cuando durante una semana una veintena de los mas representativos pintores de la escena artística porteña se dieron cita en nuestra ciudad a producir e intercambiar experiencias o los
ciclos veraniegos en su “Galería Marina” donde además de importantes muestras, instaló una de sus marcas: las largas tertulias entre artistas y amigos siempre alrededor de una gran e improvisada mesa con algún elemento de su taller y un buen vino. Esta generosa y abierta pedagogía, dejó su marca en toda una camada de jóvenes que transitaron por su taller: Jerónimo Veroa, Carlos Segovia, Santiago Contín, Claudio Gallardo entre otros. Del cálido refugio casi inexpugnable de Pedro David también saqué grandes enseñanzas, una vez vencidas las resistencias y justificados recelos del artista hacia todo lo que viniera del campo institucional del arte, mucho más si provenía de la orilla opuesta a a su amado Quequén. Las horas volaban al pasar de los cartones que por cientos Pedro desplegaba uno por uno con entusiasmo inalterable. Entre otras cosas fue el impacto del paisaje en su producción pictórica algo que los unió, pero no el paisaje de “postal” sino aquello que quizá no habíamos notado y que con sus pinceles nos explicaban aun a quienes pensábamos conocer todos los secretos de nuestro lugar en el mundo. Y en especial para destacar, la familia de ambos, siempre presente, y que perpetua la obra de estos grandes artistas, no solo en la difusión de su legado sino también compartiendo la pasión por el arte y transitando el camino de sus padres.
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