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Pensaer Desarrollos

Diseño de nuevos espacios para ser vividos

En la construcción dejó de haber referencias y habrá que amigarse con la duda

Rómulo Bertoya, Pensaer Desarrollos

Cuando un desarrollo inmobiliario tenía éxito, la lógica imperante hasta ahora aconsejaba repetir el modelo para obtener resultados similares. Sin embargo la pandemia puso en jaque ese anclaje en el pasado para proyectar el futuro en materia constructiva, según el titular de Pensaer, Rómulo Bertoya. “Ya no hay referencias y habrá que amigarse con la duda. Para eso será necesario analizar las nuevas formas de habitar, trabajar, relacionarnos y construir comunidad”, adelantó. - ¿Tendrá un impacto importante la pandemia en la construcción de viviendas?

- Buscamos poner en el mercado soluciones habitacionales acordes al contexto en el que vivimos, y por eso nos preguntamos cómo cambiará la forma de habitar tras la pandemia, el modo de relacionarnos, el modo en el cual construimos familia y en el que trabajamos. A partir de allí pensamos, proponemos y desarrollamos nuestro producto. La pandemia nos trajo una crisis en la manera en que nosotros generamos el conocimiento, porque solía hacerse basándonos en experiencias pasadas, pero ahora no hay referencia directa a la cual anclar esa proyección de futuro. Además todavía pasó poco tiempo como para tener certezas acerca del modo en que cambiará la vida. Hoy no sería descabellado pensar que habrá pandemias de forma frecuente y por ende haya que tener la casa preparada para encerrarse por cuatro meses. - ¿Cuáles son las principales tendencias que vislumbra?

- Hay que ver el futuro del habitar, tanto con el coronavirus como fuera de ello. Un tema es el de los espacios resilientes, una construcción reactiva a experiencias climáticas, teniendo en cuenta que el cambio climático llegó para quedarse y se ve con ciclones pero también con la pandemia. Otro el de los hogares hiperconectados, que no es precisamente lo que nosotros buscamos, que preferimos generar más ciudad y menos alienación, pero es una realidad. También hay que pensar cómo hacemos para gestionar los insumos si las fronteras están cerradas. Por eso el análisis debe ser multidimensional.

- ¿Habrá espacios más grandes, por ejemplo, en los balcones?

- Ya veníamos usando balcones terrazas en todas las unidades, incluso en monoambientes. En este contexto de pandemia se demostró que en realidad eso es necesario y sano. Antes la tendencia era a hacer espacios más pequeños y amenities más grandes, porque la conexión era afuera, pero la pandemia puso eso en crisis. Pensamos que las unidades ya no pueden bajar de ciertos estándares de dimensión. Claro que el inversor hoy no lo está viendo, por eso hay un gran desafío que pasa por ser o no flexible al cambio. Yo no podría hoy pensar en un nuevo departamento en el que no se sepa cuál va a ser el lugar de trabajo, porque ese ámbito ya no tiene por qué ser una oficina separada. El home office, aunque sea unos días a la semana, llegó para quedarse. La cantidad de conectividad, los enchufes, el mejor espacio para trabajar, son cosas que hoy tenés que considerar.

Hoy hay más dudas que certezas. No existe un decálogo porque los procesos llevan años. Hoy entrego edificios proyectados hace tres años. El desafío más grande es ser sensible a ver qué cambiará en la forma en que vivimos y habitamos, y para eso tendremos que hacer equipos con antropólogos o profesionales de otras disciplinas que nos ayuden a decodificar esas cuestiones. Lo que nos trajo la pandemia es la necesidad de volver a amigarnos con la duda como modo de gestión, porque nos sacó de la certeza como lugar de confort. Pienso que hay que salir de la acción - reacción, porque el tema es mucho más profundo que hacer un espacio más grande. A mí no me gustaría no construir comunidad, entonces me pregunto cómo construir comunidad, cómo fomentar el encuentro en un contexto donde te obligan al distanciamiento social. www.pensaer.com.ar

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