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La ciudad le rinde homenaje a la Arq. Matilde Anita Luetich y hay un paseo con su nombre

El pasaje peatonal que es lindero al edificio de la ex Aduana se llama “Arq. Matilde Anita Luetich”, en homenaje a una de las más importantes profesionales que tuvo la ciudad, responsable de varios edificios emblema, como los Tranvias, del que se destaca El Tranvía VII, en la esquina de Sargento Cabral y Avenida Belgrano.

El proyecto de establecer con el nombre Luetich el pasaje fue elaborado por el Centro de Igualdad Argentina, apoyado por el Colegio de Arquitectura y Urbanismo de Rosario (Cad2) y enviado al Concejo Municipal por la Secretaría de Planeamiento. “Este es un gran paso en el reconocimiento de las arquitectas y su trabajo en la construcción de la ciudad”, afirmaron.

Quién fue la Arq. Matilde Anita Luetich

En esta nota de Suma Política, Ludmila Bauk entrevista a Paola Zini -curadora del recorrido por Rosario del colectivo de mujeres “Un día, una arquitecta” y miembro de “soyarquitecta.net” -quien destaca la biografía y obra de Matilde Luetich: “Para mí Matilde fue una adelantada a su época, por muchas cuestiones”. Descendiente de croatas, única hija mujer de tres hermanos, Matilde estudió Letras, luego Historia y, mientras trabajaba como cajera en “Edelweiss”, la confitería de su padre, se recibió de arquitecta.

“La historia de Matilde es muy particular. En un principio, su papá se opuso a la idea de que ella estudie arquitectura, quizás no le parecía una profesión para mujeres. Pero una vez recibida, la apoyó económicamente para que pueda asociarse con el arquitecto Jano Viotti, comprar un terreno y comenzar a construir”, cuenta Paola.

No debe haber sido fácil para una mujer desarrollarse en un entorno de hombres, pero los que conocieron a Matilde destacan su empuje, su fuerza y su decisión. “Mi tía me contó que sus hermanos, que eran ingenieros, se burlaban de ella diciéndole que en la obra se le veía la bombacha. Pero ella en vez de dejar de ir o cohibirse cambió la pollera por el pantalón, lo que en ese momento era muy trasgresor”, cuenta Ilka Luetich, una de las sobrinas de Matilde.

“Matilde era una adelantada. Cuando nadie pensaba en la parquización de las ciudades y en el verde, ella plantaba árboles. Todos los jacarandaes de Avenida Belgrano se los debemos a ella. Los 21 de septiembre compraba los plantines de árboles, tocaba el timbre de los vecinos y los alentaba a plantar”, cuenta Paola.

En 1965, Matilde y Jano inauguraron su primer edificio con una impronta inconfundible: el Tranvía I, ubicado en Sargento Cabral 116. “A Viotti no le gustaba demasiado ir a la obra pero a Matilde sí. Ella llegaba a un lugar, organizaba a todos los hombres y los ponía a trabajar. Así que se complementaban muy bien”, cuenta Paola. Trabajaron juntos durante casi 40 años y realizaron más de 120 obras.

Lo transgresor para su época es que además de ser mujer, arquitecta y desempeñarse en un entorno predominantemente masculino, Matilde también era empresaria: “Desde el comienzo, allá por 1963, iniciamos también nuestra actividad como empresarios, compramos nuestros terrenos, organizamos, proyectamos, dirigimos, administramos y vendimos nuestras propias obras”, escribió Matilde en la revista del colegio de arquitectos de Santa Fe.

En el año 2005 Viotti se retiró de la profesión y el diario La Capital le otorgó exclusivamente a él un reconocimiento público a la trayectoria profesional. Matilde sólo fue reconocida por las palabras de Jano que dijo que no podía recibir la distinción sin mencionar a su socia, con quien había realizado toda su obra. Una vez disuelto el estudio Viotti Luetich, Matilde se asoció a Marcela Lovera y continuó con su serie de Tranvías y Ómnibus. “Sin duda, Marcela es quien recibe su legado”, afirma Paola. 

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