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Mi primer año usando software libre
from Comida - Nigromante Noviembre 2017
by Nigromante. Revista de la DCSyH, Facultad de Ingeniería, UNAM.
Por Pablo Vivar Colina
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Cuando estás por entrar a la universidad varias preguntas se hacen importantes al momento de comprar una computadora, por ejemplo, ¿puede ejecutar el programa que necesito sin errores y sin trabarse?, ¿va a durar toda la carrera?, ¿tiene Office completo?, etc. Son preguntas simples, que puedes resolver en Internet, pero la pregunta correcta sería, ¿en realidad necesitamos lo que la bandera de colores y la manzana nos venden?
Como muchos al entrar a la carrera tuve las mismas preguntas, y las respondí de la manera tradicional, busqué recomendaciones y compré una computadora que tenía todo lo que creía que necesitaba, y eso implicaba que pudiera correr AutoCAD.
Al pasar tiempo en la carrera, conocí a varias personas interesadas en la elaboración de proyectos, entre ellos estaba un gran amigo, Sebastian Aguilar, quién me habló sobre el software libre, sus ventajas, y porqué las personas deberíamos usarlo en lugar de programas privativos.
Para que un software pueda ser llamado libre (y no privativo) debe seguir la filosofía sobre el Software Libre y las libertades que un programa debe tener para que éste pueda ser llamado así.
Aunque había escuchado de las libertades del software libre, no las comprendí hasta que me fui adentrando un poco más en éste mundo (a lo largo de un año), ¿Pero cuáles son éstas? Se estarán preguntando, según la Free Software Fundation (Fundación del Software Libre) explica que son cuatro libertades fundamentales y son las siguientes: La primera es la libertad de usar el programa con cualquier propósito, la segunda es la libertad de estudiar cómo funciona el programa y así poder modificarlo, la tercera es la libertad de distribuir copias del programa y la última libertad es la de mejorar el programa y hacer públicas esas mejoras a los demás, de modo que toda la comunidad se beneficie.
Cuando él me habló del tema, realmente yo aún no entendía muy bien estas libertades por lo que seguí utilizando el software como acostumbraba. Aún así, Sebastián me insistió en la gran importancia de usar otro tipo de herramientas y fue así como poco a poco me fui adentrando al mundo del software libre.
Comencé instalando la distribución del sistema GNU/Linux Ubuntu en mi computadora de escritorio, y experimenté el hecho de tener un sistema operativo diferente al que acostumbraba. Al inicio fue muy distinto, pero finalmente me di cuenta que tanto en los sistemas libres al igual que en los sistemas con licencia privativa se tienen las mismas herramientas: inicio, barras de búsqueda, explorador de archivos y una terminal.
Para mi sorpresa, Ubuntu me recibió con una interfaz sencilla que cumplía con mis expectativas, ya tenía instaladas por defecto paquetería de oficina como Libre Office, el cual me permitió hacer mis documentos de texto sin ningún problema, presentaciones, hojas de cálculo o cualquier trabajo escolar que necesitara. Logré instalar VLC para reproducir mis archivos de video, además de que ya tenía instalado Rythmbox, programa que utilicé para escuchar mi música.
Lo interesante vino después, cuando comencé a explorar las opciones que el software libre me podía proporcionar para satisfacer lo que yo (ya no como usuario promedio) esperaba de un equipo: el poder dibujar en 2D y 3D. Es en este momento cuando encontré varios programas maravillosos de los cuales no había escuchado o había escuchado muy poco.
El primero de ellos es OpenSCAD, el cual es un un programa de dibujo parametrizable con un entorno de código, a diferencia de un programa tradicional de dibujo, en OpenSCAD se tiene un “script” en dónde se pueden dibujar objetos 2D y 3D además de que tus creaciones son parametrizables es decir, ¡pueden adaptarse fácilmente a los cambios!, (no más redibujar si alguna medida cambia).
Y aunque me enamoré de OpenSCAD había algunas veces en las que necesitaba usar AutoCAD como lo usaba tradicionalmente, y para eso encontré un programa llamado LibreCAD, el cuál, tiene una interfaz sencilla y muy completa, altamente personalizable, lo que hace que puede usarse con mucha facilidad y editar dibujos sin la necesidad de usar AutoCAD.
El último programa que encontré para diseño 3D, pero no menos importante, fue Blender. Este programa está orientado a la animación y al desarrollo de videojuegos, también es altamente personalizable y tiene una infinidad de herramientas que te permiten manipular con mucha facilidad objetos en 3D, editarlos, animarlos y volverlos parte de tu propio videojuego, ¡la imaginación es el límite!
Después de todo lo que descubrí, me di cuenta de que a diferencia de lo que me había imaginado, el usar software libre no fue un paso hacia atrás sino un gigantesco paso hacia adelante, pues aprendí mucho sobre paquetería que nunca había escuchado hablar, y sobre todo, descubrí programas que me enseñaron formas diferentes de hacer lo que ya hacía.
Muchos de los programas privativos no cumplen con las libertades del software libre, y eso hace que los programas dominen a los usuarios cuando lo correcto sería que los usuarios dominen al los programas.
El usar software libre te otorga la libertad de contribuir con la comunidad y de no estar a merced de los desarrolladores del programa, de hecho por el contrario, cualquier usuario puede volverse contribuidor de código generando un enriquecimiento y una mejor experiencia de uso.
El software libre sigue desarrollándose y creciendo, se encuentra en los servidores de grandes corporaciones, en proyectos de emprendimiento, incluso dentro de tu bolsillo, y es por eso que deberías de emprender la aventura de conocer experiencias nuevas con programas que podrían otorgar más que los que te encuentras actualmente usando.
Y a pesar de todo lo que he descubierto este año, sigo preguntándome ¿Por qué el Software Libre no es tan popular?