2 minute read

El secreto “Shibaru”

El secreto “Shibaru”

Por Iván Martínez

Advertisement

Ajena a lo planeado y al tiempo cierto,

Me hablaste, sonreíste y gritaste al viento,

sin decir ni una sola palabra, que escondías

dentro de ti un gran secreto, sí.

El secreto “Shibaru”.

Tu personalidad tan alocada, pero a la vez tan recatada, fue aquello que cautivó mi ser.

Te abriste y me dejaste entrar en ese mundo. Te conté hasta lo más íntimo de mi ser.

Nos volvimos confidentes, amigos. Sabíamos hasta lo más oscuro de nuestras almas.

Aquello que con una sola mirada nos traía recuerdos.

Las horas de la noche se volvían cortas al ser partícipes de aquellas pláticas que sólo tú y yo conocíamos.

Desnudaste tu alma y la dejaste en libertad cual pluma al viento.

Jugamos, reímos, incluso bailamos al son de la música.

Te metiste en lo más profundo de mi ser.

Contigo lloré, reí e hice mil cosas que sólo tú sabías. No cabía duda de que, cada minuto valía la pena.

Lograste que cada noche al llegar a casa, te buscara para contarte mi día y escuchar acerca del tuyo.

No sabes cuán valiosa fuiste y sigues siendo.

Me contaste tus problemas, así como yo los míos. Hicimos bromas, hablamos hasta el cansancio.

Aunque en realidad, nunca nos era suficiente, pero el sueño terminaba siendo el vencedor.

Y es que, cómo no quedar exhausto después de una noche como aquellas.

Las palabras endulzaban el oído y despertaban sentimientos, emociones. Poco a poco te fui queriendo.

Y hoy, quizá justo hoy, no estés detrás de aquél teléfono que fue partícipe de nuestras conversaciones, de los silencios.

De cada sonido que emitía nuestra voz al hablar. Quizá no, ya no seas parte de esta vida.

Sin embargo, te sigo queriendo tanto como siempre te quise. Tanto que escribo estas palabras para ti, donde sea que estés.

Te defendí, te puse sobre muchas cosas y luché porque fuiste y seguirás siendo especial.

Tanto que causabas celos. Sí, así como lo oyes. Sin embargo, decidiste marcharte como llegaste.

Cual estrella fugaz. Pero tu rostro, tu voz y tu alegría, siguen grabadas en mi mente y en mi corazón.

Sigues siendo una secuoya plantada en mi corazón.

Las personas nunca se olvidan, sólo se aprende a vivir sin algunas que han decidido tomar un camino distinto.

Pero hoy, donde sea que tu alma se encuentre, quiero que sepas que aún tienes un lugar especial.

Que fuiste y seguirás siendo parte de aquél tan guardado y apreciado:

“Secreto Shibaru”.

This article is from: