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La tercera ley de Newton, Unamuno y el Quijote

Por Hugo Germán Serrano Miranda BE (Profesor de la Facultad de Ingeniería)

Newton, el que llegó a ver más lejos por estar en hombros de gigantes; Unamuno, el filósofo, poeta, pedagogo y disidente en la España convulsa, y Miguel Cervantes de Saavedra, el creador del Quijote, el otrora Alonso Quijano que se le secó el cerebro de tanto leer libros de caballería y que con su ánimo de Caballero de la Fe nos hace cuerdos con su manchega locura (Unamuno).

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Pero, ¿quiénes fueron estos ilustres personajes?, ¿qué tienen en común las obras de estas tres maravillosas inteligencias? Para algunas respuestas plausibles a estas preguntas, que inspira el título del presente artículo, es conveniente ubicar brevemente el contexto histórico en que estos eruditos desarrollaron sus principales creaciones y, posteriormente, mediante relaciones de semejanza (metáforas), relacionar el tercer principio newtoniano con las figuras del pensamiento literario de Unamuno y Cervantes.

Dicho lo anterior, Isaac Newton fue profesor de Matemáticas en el Trinity College de Cambridge, formuló el tratado Philosophiae naturalis principia mathematica (Principios matemáticos de la filosofía natural) en 1687, señalado como el texto más influyente de la ciencia moderna, y es, para muchos especialistas en esta disciplina, la obra científica más importante jamás publicada. Esta monumental obra presenta los fundamentos de la física y de la astronomía formulados en el lenguaje de la geometría de Euclides. Se trata de una obra deductiva donde, a partir de unas proposiciones muy generales, se pueden demostrar propiedades mecánicas a modo de teoremas.

Por su parte, Miguel de Unamuno fue filósofo, pedagogo y poeta disidente español. Escribió en 1904, Vida de Don Quijote y Sancho, uno de sus libros más representativos. En este ensayo, hace una interpretación aguda, crítica y completa de la obra cumbre de Cervantes, texto que constituye una sólida exposición de un gran número de las ideas más características de la filosofía del escritor vasco. Una obra muy original en la que logra realizar una nueva novela en la que el propio Unamuno se convierte en un tercer personaje que acompaña a lo largo de todas sus peripecias y salidas a Don Quijote y Sancho. El doctor Martín de Riquer, erudito que durante 60 años ha estudiado la obra de Cervantes, la recomienda leer de manera simultánea con la novela del Quijote para que el lector moderno e inteligente, pero no especializado en literatura clásica, pueda comprender las intenciones del caballero de la triste figura desde una perspectiva ética y con gran encanto poético, sello distintivo de don Miguel.

El español Miguel de Cervantes Saavedra, escribió Don Quijote de la Mancha a comienzos de 1605, es la obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura universal, además de ser la más leída después de La Biblia, es un libro clásico en el sentido de cómo lo concibe el escritor italiano, Ítalo Calvino: un libro que no cesa y nunca termina de decir lo que tiene que decir. Es la primera obra que desmitifica la tradición caballeresca por su tratamiento burlesco, representa la primera novela moderna y se considera el mejor trabajo literario jamás escrito.

En otro orden de ideas, muy diferentes, la tercera ley de Newton o principio de acción y reacción, establece que siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, este ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección, pero en sentido opuesto sobre el primero. Esta ley representa una cierta simetría en la naturaleza: las fuerzas siempre ocurren en pares y un cuerpo no puede ejercer fuerza sobre otro sin experimentar él mismo una fuerza. A veces, coloquialmente nos referimos a esta ley como una de acción-reacción, donde la fuerza ejercida es la acción y la fuerza experimentada como consecuencia es la reacción.

Considere un individuo hipotético que está pasando por una muy grave decepción amorosa y llega a su casa en inmaculado estado etílico, y entra al baño dispuesto a vomitar en el lavabo. Levanta el rostro y se ve reflejado en el espejo, una horrenda cara desencajada, patética y triste. Se queda pensativo y después de varios segundos grita colérico: ¡cómo serás pendejo!, y después de proferir este señalamiento para sí, lanza un terrible puñetazo a su propio rostro que se refleja el espejo, después del estruendo ocasionado por el desenfrenado golpe, el resultado obvio: fragmentos del espejo regados en el lavabo y en el piso del baño, y un puño con piel desgarrada por donde se asoman huesos expuestos de los nudillos y por donde brotan ríos de sangre.

La formulación original de Newton es: con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria, quiere decir que las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto.

Esta ley no es nada sencilla de entenderla, interpretarla y aplicarla en los cursos de mecánica de nuestra Facultad, en esa pesadilla llamada Anexo. Nuestros alumnos sufren tal desconcierto y nosotros, los profesores, también al tratar de enseñarla; al grado de no poder dar una interpretación satisfactoria y convincente del elemento fundamental que se necesita para resolver los problemas de mecánica: ¡la elaboración del diagrama de cuerpo libre!, ¿recuerda usted las iniciales DCL?... ¡Felicidades chamacos!

Veamos el siguiente ejemplo, aunque un poco ortodoxo para exponer en clase, usted puede darle otra variante menos trágica: Considere un individuo hipotético que está pasando por una muy grave decepción amorosa y llega a su casa en inmaculado estado etílico, y entra al baño dispuesto a vomitar en el lavabo. Levanta el rostro y se ve reflejado en el espejo, una horrenda cara desencajada, patética y triste. Se queda pensativo y después de varios segundos grita colérico: ¡cómo serás pendejo!, y después de proferir este señalamiento para sí, lanza un terrible puñetazo a su propio rostro que se refleja el espejo, después del estruendo ocasionado por el desenfrenado golpe, el resultado obvio: fragmentos del espejo regados en el lavabo y en el piso del baño, y un puño con piel desgarrada por donde se asoman huesos expuestos de los nudillos y por donde brotan ríos de sangre.

La moraleja de esta caricatura de cuento tiene tres consideraciones mecánicas y dos observaciones:

1. En este fenómeno existencial participan la interacción de dos cuerpos, el espejo (E) y el puño del sujeto decepcionado (P), ¡esta idea es justamente los requisitos para la definición de lo que es una fuerza: justo la participación de dos cuerpos!

2. La acción de P sobre E ocasiona que el espejo se quiebre, es decir, es el efecto interno que el puño le ocasiona al espejo (el trancazo del puño sobre el espejo)

3. La reacción de E sobre P ocasiona la grave herida en el puño del sujeto decepcionado, es decir, el efecto interno que sufre la mano debido al espejo después de que se quebró (el trancazo que le proporciona el espejo al puño, así de simple, también los espejos… pegan ¿?)

Observaciones:

1. A la acción de P sobre E, le corresponde una reacción de E sobre P, de igual magnitud, de igual dirección, pero de sentido contrario. Este principio es independiente del vidrio quebrado y de lo que quedó de la mano del infortunado individuo.

2. Si la descripción de este ejemplo se hubiera escenificado mediante el empleo del modelo de cuerpo rígido, es decir, puño y espejo, ambos indeformables, el ejemplo pierde su perverso encanto, ya que el vidrio y la mano jamás sufrirían efectos internos en los cuerpos participantes: deformaciones, quebrantos, desgarros, etc. En estas circunstancias jamás existirían tragedias materiales ocasionadas por desencuentros pasionales… ¡Oh, desencanto!, que terrible realidad.

Conclusión:

Si el puño de un sujeto desquiciado, golpea vigorosamente contra un espejo… peor para el puño.

Esta tercera ley de Newton es completamente original, pues las dos primeras ya habían sido propuestas de otra manera por Galileo, Hooke y Huygens. Ahora, veamos las relaciones que tiene esta ley con algunos pasajes de las obras de Cervantes y Unamuno.

Ciertamente, Cervantes, y hay que aceptarlo, fue un lego en esto de la filosofía natural y de los principios de la geometría de Euclides que se estilaba en su época antes de Newton, pero veamos el siguiente pasaje del Quijote. Les recuerdo a los lectores que este pasaje de la obra es de 1605, fue escrito por este genio de la literatura 82 años antes de que Newton formulara su Principia.

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