Carlos-Enrique Ruiz
El clamor de la clepsidra
Ediciones Revista Aleph (7)
El clamor de la clepsidra
Carlos-Enrique Ruiz
ISBN 978-958-44-7116-1 © Carlos-Enrique Ruiz, 2010 Ediciones Revista ALEPH, ISSN 0120-0216 http://www.revistaaleph.com.co Carrera 17 No.71-87, Manizales, Colombia, Sudamérica
Primera edición: agosto de 2010 Número 7 de la serie “Ediciones Revista Aleph” Diagramación: Andrea Betancourt G. Carátula: bordado en tela, de indígenas (México 2008) Impresión: Editorial Andina – Manizales, Col.
Ruiz, Carlos-Enrique, 1943El clamor de la clepsidra / Carlos-Enrique Ruiz -Manizales: Ediciones Revista Aleph, 2010. 166 pp.; 20 cm. 1. Poesía colombiana I. Tít. Co861.6 cd 21 ed. A1259587 CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango
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El clamor de la clepsidra
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para: Livia
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Comentario de primera lectura He leído con gran atención y de un tirón El clamor de la clepsidra; felicitaciones por esta proeza poética. Con cierta timidez de mi parte, aventuro unos comentarios de primera lectura: Es un poemario de una unidad de tono del principio hasta el final. Son poemas cargados de experiencia, de nostalgia, y también de desencanto. Hay un trasfondo de ausencia, de vacío, de lo que no está o no fue; de remembranzas. Se registra el paso inexorable del tiempo con cierto desapego, sin angustia. Se percibe una esperanza retenida en el aparecer de otras dimensiones. Es una dolorosa peregrinación impregnada de lirismo, con cierto dejo de elegía que sugiere por momentos como una marcha fúnebre solemne y acompasada, en su decurso épico; en clamor por el destino incomprensible de la especie y de su relación ignorada con el cosmos. Hay un contrapunto sostenido entre lo perteneciente a lo humano y la omnipresencia de una naturaleza autónoma que es más que el escenario de los actos. El lenguaje y el silencio se entrecruzan y oponen en diversos encuentros. Hay un escepticismo sobre la posibilidad del verdadero diálogo; sobre el engaño de la pasión y una sobria y medida valoración de algún tipo de amor. El poeta, como un espectador, pasea su mirada inquisitiva por los distintos escenarios de la condición humana; de su tragedia y de su desesperanza. La salvación tiene sinembargo su punto de encuentro en la belleza de mundos ajenos a lo humano.
Cecilia Balcázar de Bucher (Miembro de Número de la Academia Colombiana de la Lengua, profesora universitaria y de la directiva mundial del PEN-Internacional)
Bogotá, 03 de julio de 2010 4
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Este es el día.... en que es dulce la herida de estar vivos Blanca Varela
Amo a los dioses oscuros que viven solo un día Washington Delgado
Apenas se viven dos tercios de vida y hay que huir de las nubes, escampar bajo alares y portones; pero las nubes vienen y nos cubren, no hay refugio que valga contra el tiempo, los títeres accionan y sonríen, la gente sobrevive sobre nada. Nicolás Suescún
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1 Incipiente luz en la mirada desaloja fantasmas en la voz y da vuelta a las manos para deletrear los surcos que delatan el sabor de los ocasos Por precaria que sea la luz los ĂĄrboles atisban senderos en vidas de los parias y recuestan sombras tĂmidas en las aureolas de un decir sin mesura Luz incipiente ahoga gritos en el desierto
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2 El desierto en la acometida de los silencios y los nómadas con la caricia del Sol en el cuerpo Aureolas de viento recrudecen el conocimiento sobre las cosas que también van errantes con advertencias del futuro Los silencios prolongan ausencias en la forma de ventiscas con la garantía de ceños fruncidos por la desesperanza El aleteo de ideas enarbola el paso del tiempo
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3 Transitorio aguarda el destino resiste aún los envites de la historia en consideración a la fortaleza de algunas obras humanas Yen esa espera se desenvuelven pequeñas historias con la arrogancia de lo que no quiere pasar En cualquier día por fin la palabra aquieta sentimientos hacia el conjuro de las tiranías del Sol
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4 Días en la contención de voz con aullido de cerco a la Luna Años de zozobra en nubes de siempre titilar Siglos en la elocuencia de partos que la naturaleza asume en duermevela Tiempos en el plural abierto a los titubeos a las sombras a los destinos de crueldad Tiempos sin días ni horas en el derrame continuo del Universo
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5 Soledad en resquicios de horas con el punto de encuentro en la solapa de murallas apenas franqueables por la resolana Pensamientos y palabras de-viva-voz vitrifican sus esencias en cimientos de ambiciones con la medida de rituales en el ĂŠxtasis del lado oculto de la Luna y de los rostros en celo Miro el telĂłn entristecido y del escenario brota la ironĂa
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6 Las ausencias son retornos de voces cautivas o callejones sin salida al mar de las intenciones y los desganos En lo ausente va la conciencia de lo perdido o de la fuga en pareceres cuando los r铆os crecen y las aguas llegan a los hombros en los remansos El silencio es c贸mplice de la ausencia de cara a restricciones inobjetables
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7 Olvidados recodos en sueños y pensamientos con ausencia de palabras en labios y manos que delatan el sortilegio del mundo Pasa lo que ha de pasar con la fuerza de los destinos iconoclastas y quedan atrás ilusiones desfallecidas cargos de conciencia otros horizontes no alcanzados y los días desgranados del mástil que es la vida Recodos y destajos y desechos y atajos conducen por igual a lo incierto del destino
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8 Imaginación en los yesqueros que hacen deslumbrar el mutismo de muros desvencijados por el tiempo Imaginación en las simientes desprendidas del árbol de la civilización y esparcidas con sutil perseverancia Imaginación en los huecos de la historia con la somnolencia de leyendas y rutinas venidas a menos En la imaginación se apuntala el placer de lo encubierto por el ocaso
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9 Recorridos de la fantas铆a en ensambles de logos y de cansadas especies de elucubraci贸n tard铆a asumen el tiempo de las doncellas y el de caballerizas con retraso en el encuentro de mosqueteros El duelo se da sin falta en medio de enternecida poblaci贸n abandonada por la historia y el resultado es el desalojo de rastros y de memorias enclavados ahora en rocas de sedimentos
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10 Eras el sigilo la noche la contienda el sue帽o de los justos la apoteosis de nieves de sind茅resis perdida Eras la ilusi贸n en las miradas el deseo en calicanto el rinc贸n de musas al acecho Eras la medida de todas las cosas a lo largo del tiempo en el espacio de las nimiedades Eras el llanto y el disimulo
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11 Noción perdida en arenales de la discordia vuelve con el pregón de los últimos rayos del Sol al presumir la vigencia de palabras en proximidad a tibieza de piel Lazos de sentimientos atan el cordel de almas en la inquietud de parábolas circunscritas al mutismo de labios que solo imploran por deidades ensombrecidas Noción en el destrozo de sílabas cautivas
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12 Rituales del sonido en días de niebla despegan la incertidumbre del asedio de voces y resumen el poder de conquista de ruiseñores en las tardes con melancolía en ojos y labios Las manos desprenden signos desafiantes con el paisaje para alcanzar el grito que derrote la soberbia de lo inclemente Recuerdos lejanos anidan en el árbol
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Ese rĂo silencioso huyendo hacia nunca Fernando Charry-Lara
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13 El silencio de los cobardes hace m谩s tormentoso el ruido en la encrucijada de manteles tornasoles El humo tapa el silencio a las puertas de cualquier siglo y siguen las catedrales del G贸tico enarbolando plegarias con el suspenso de nubes en la amenaza de los puertos El silencio reconcentra los esfuerzos por descifrar el preg贸n en el esp铆ritu del combatiente
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14 Benditos los sentimientos del áulico camino que conduce al siempre o al nunca Con la lluvia aquellos se vuelven remembranza y la distancia del camino se acorta la que va del corazón a los labios Los pasos prolongan esperas y alejan infortunios a la saga de aires de gloria en laberintos donde la sabiduría le saca el cuerpo a las cigarras Noches entretienen el silencio y escudriñan la salida
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... Nada permanece verde en esa prodigiosa urgencia hacia el crepúsculo. ... El paraíso es la vida repetida espectralmente, una silla vacía que hace eco al vacío. Derek Walcott
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15 Brota el fuego en el pulular de mares con la imaginaci贸n en playas expuesta a la somnolencia Y brotan claveles en la voz del exilio con espuma de coloridos entre el azufre y las insidias Y el fuego prende en m谩s palabras enclavadas en arrecifes y acantilados Pasado el tiempo el respiro emprende la reconstrucci贸n de los silencios
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16 Esperanza lejana en los dĂas de trĂĄnsito por cumbres de hielo y simas de espanto La ruina de las palabras se acumula en la ceniza de cuerpos rotulados por la desventura Con la distancia el tiempo replica silencios y velos en rostros de crisantemos La esperanza es el hallazgo de brisas de luz en las miradas y en las voces sin manos de aguarde
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17 Rituales de aire y agua en la composición de la luz imploran por el sueño del Sol y vuelven más noble la alborada Figuras dispuestas al rito emprenden la retirada con las danzas en variaciones plásticas para recoger el hilo de lo leve en el trasunto de los sueños Ansiedad de voces disipa el despliegue ondulado y vacilante de los cuerpos
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18 La soberbia contingencia de las palabras derriba el sonido de truenos en las planicies de la desolación y por los cauces que las atraviesan circulan destinos sin la contención de la armadura Antiguos andantes de caballería destilaron las historias de valles y montañas hasta convertirlas en desierto con el silencio enseñoreado de cactus al paso de caravanas que al disipar el tiempo huyen
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19 Luces de oriente encandilan el paisaje tan atareado de sombras al cruce de accidentes geogr谩ficos con la mirilla puesta en los umbrales Cada tarde es el preludio de chispas en la b贸veda de cielos agobiados por la ternura de dioses Y desde el suelo en tierra vaga se expande el lamento de seres sin pasado
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20 El encanto de miradas y gestos propiciatorios eleva la vida al rango que en lo sublime deletrean los sueños Rutila en halo la convergencia de ambiciones que sin expresarse engullen voquibles y soleares En la raíz de las cosas se encuentra todo tipo de opciones entre la luz y la tiniebla entre el recato y la desmesura entre la expresión de los sueños y el delirio
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21 La jornada extiende sus brazos en la misma dicotomĂa que resiste a los siglos y los caminos se bifurcan con la consistencia de palabras recogidas en el lecho de Anacreonte o de Ulises o de Helena Extensiones las hay en los corredores espaciales con la misma bĂşsqueda de las causas perdidas Se agota la jornada en el mismo espejo de estancadas aguas
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22 Noches castigadas con el insumo que postra a los dioses y que hace ver destellos en las piedras Noches de circunloquios a media luz con rostro dibujado en la memoria y deslices de palabras con el sonido clave de las fuentes de agua NoctĂĄmbulo arrastro la pluma e indeciso aguardo estrellas en el cenit para acariciar la posibilidad remota de una danza de libĂŠlulas a esta hora
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23 Este es el sueño que por equivocación armaron los muertos alejados del espacio y del tiempo y de la palabra pero tendrán ausencia para cantar con música el desvelo que atormenta a los terrícolas Música de tránsfugas de desterrados de peregrinos sin voz y sin mirada Este es el sueño en un lienzo desplegado en planicie arrugada por lo inútil
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24 Convergen los deseos en la cabeza de un alfiler y en su reflejo espejea el nano-mundo de las conquistas sin retoño de las cejas fruncidas de los labios expuestos a los besos en las canteras de amaranto La concentración de imágenes recorta el tiempo a parábolas de luz y sombra mientras al amanecer se corrompe el vino a temperaturas de acoso en la convergencia de alfileres que apuntan al desfiladero
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25 Hay un zumbido de sombras en la Luna y en la calle la rocola inflama las voces el ruido y las carreras al desamparo Hay un lugar de escondite en la calzada circunvalar para arropar la imaginación con el claroscuro de árboles caídos en temporada cruda Hay siempre un sonido de recuerdo
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26 Hay caminos que se prenden de nube y en sus recorridos acarician el arcoĂris Otros hay que se prendan de la suerte con destinos encontrados Se juntarĂĄn unos y otros en la fuga de la perspectiva que riĂąe con lo alabeado de los supuestos y del andar Hay caminos en las sombras dilatadas en las palabras de ausencia
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27 Hoy es el dos de los sueĂąos de las ansias atadas al fuego de palabras sin decirse Hoy es el ayer que cunde por desiertos y grandilocuencias con la sota de bastos atada a la memoria de claveles y sortilegios Hoy es el agosto de pasos presurosos de llegadas tardĂas de ganchos de Luna en ascenso Los pliegues descubren el deslumbramiento de rocas en traviesa
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28 Cuál será la sensación del ocio en las madrugadas o en los ocultamientos del día El paréntesis señala el acontecer tejido de sueños nostalgias desfallecimientos interrogantes del tiempo Seres navegan en el vacío con las sensación de ir a las espaldas del río de las leyendas y los espantos Otros seres arrastran su esencia en el légamo del silencio y la traviesa El mar es el depósito de todo y nada de nada y todo
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29 Consumo de aire con nubes a bordo para saciar las rocas sedientas apostadas en la ribera del camino Agujeros entonces rotulan el cielo alejado de la mirada de peregrinos y de macizos volcĂĄnicos Aire de altura sedienta irriga las bases columnares en templos que acarician himnos plegarias ruegos como si el mundo estuviera camino del fin con la filigrana de palabras en ausencia AsĂ las cosas el mundo se yergue ante los cobardes
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30 La esencia de las miradas estĂĄ en la saturaciĂłn del vino en las planicies prolongadas por el viento El rubor de las arcillas golpea el recuerdo por caminos donde las huellas levaron anclas RĂos en cambio rememoran ausencias en los destinos de serpientes y camaleones Rosado es el traje de los reflejos en los espejos del agua
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31 Ronco sonido en las alturas desciende con el rocío hasta las sienes de los mortales y de ahí se prende el tiempo para contar los pasos con la fuerza del tic-tac En adelante la historia es película perdida Transcurridas décadas y centurias el recuerdo no aparece ni en las rocas sedimentarias apenas un trazo extraño en nube dejada al azar El badajo acaricia la frente en la madrugada
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32 Roto silencio en la geografía de la Cultura y roca conexión de anatemas que transfieren señales de amantes desprendidos de sus propósitos Roto caudal de súplica frente a cartas arrojadas al vacío de los desencantos La naturaleza acoge el naufragio de espíritus desencadenados en busca de riberas con el compromiso de soles que renacen
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Duermevela el reloj, su campanada el aire rasga claro. Fernando Charry-Lara
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33 En los mensajes de los dioses se encuentra la ambición de coronar alturas con los deseos que las palabras esquivan Solo el paso del viento distribuye posibilidades en tierra de migrantes Cadenas de montañas embelesan ríos y esconden el paisaje de más allá De conjunto los dioses eluden la sombría esperanza en favor de valles en lejanía símbolos de conquista por llegar Las palabras encandilan ambición de dioses
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34 Causas sin ocasiones para el deslumbramiento persiguen destinos en los desiertos y extienden lazos entre peregrinos que tratan de remontarse a los orígenes por las huellas de culturas cuyos hilos no aparecen todavía en los planos de geografías dispares apenas vislumbradas en la imaginación de aquellos errantes del desierto Los meandros suelen ser escondites del tiempo
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35 Las sutilezas de los mares arremolinan pensamientos en esferas que con el correr del tiempo derraman semillas incautadas en campos de quimeras Y la germinación no se hace esperar en las superficies de la palabra fértil con beneficio de voces que cunden entre épocas de perfil grisáceo Ciclos de altibajos domeñan la historia para el fulgor de amaneceres en la colina
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36 Corren canciones por la aldea de los colores en exaltación y corren las ansias de gozo en la cuadrícula del tun-tún Al transcurrir de nubes se apaciguan las voces y el remedo de ímpetus sobrecoge el terreno de los girasoles Las canciones reivindican los deseos de unidad en la conjetura y el enigma Gracias a la vida recita la cantora
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37 En las tardes las canciones se recuestan en cuerpos desplazados entre la multitud sin el gozo de dioses escapados del cautiverio Ritmos de elocuencia en el desgarbo al transitar por plazas atestadas de estulticia La soledad en el vocingler铆o cruza con propio silencio la vida oculta no percibida ni por las sombras en el pavimento gastado por el roer del tiempo Ambici贸n de canciones s贸lo m煤sica en tardes de pesadumbre
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38 Los peregrinos recuerdan el penar de las cigüeñas en las torres altas de fortificaciones y al mirar lejos desparraman la sensación de huida por caminos desolados que llevarán al otro lado de los desiertos La conjunción del delirio y deseo precipita la búsqueda de palabras desaparecida antes en el diluvio de pétalos entre arroyos de figuración y ternura
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el amor se arrodilla a la espera rayo que se curva,... Blanca Varela
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39 La estrategia de los sueĂąos perdidos desciende por el caracol para acorazar mortales afectados de vida insuficiente y emprender luego la gracia de disipar lluvias en los jardines de colores y aromas sensuales propicios a la concupiscencia de cuerpos espirituosos desatados en el vacĂo Estrategias de caracol persiguen alturas y abismos levitaciĂłn de los deseos y descenso al fondo donde el ardor de conciencia punza la vida
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40 Palabras perdidas en globos de aire y en fortines de fantasĂa Palabras que han dejado de serlo por el desprendimiento de sonidos sĂlabas letras... Dispersos sentidos han quedado en orfandad al ser presa de abandono Dolientes miradas acongojan el paisaje y sumen en olvido palabras de calicanto En murallas choca el vendaval de risas en la condiciĂłn carnavalesca de multitudes a la deriva
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41 La sutil expresiรณn de los sabuesos limita el paso de colonos por el portal que da al infinito y la ambiciรณn de inmortalidad frustra las corrientes de agua sin cansarse de ocultar el piso que recorren Formas de decirse la ilusiรณn desencadenan en los mares la expresiรณn no contenida de cetรกceos y tsunamis
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42 En el verano los dioses se acongojan echan por la borda el saber sin se帽as que caracteriza las monta帽as y no dejan de palpitar en las conciencias Los dioses toman vacaciones y despiden las tareas de rutina En juerga los dioses acribillan pensamientos de moderaci贸n y desatan el jolgorio ebrios de luz El mundo queda en desamparo por instantes con la grotesca ilusi贸n de quienes al zambullirse en la turbulencia pretenden hacer brotar la vida de los rizomas
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43 Rojo calendario con saturación de magmas ardientes aguza el sonido de los mimos al hacer reverencia frente a estatuas de ferroconcreto o de piedra o de bronce El calendario está a prueba otra vez cuando las lunas se suceden al tomar en cuenta el rojo de salones teñidos con el terciopelo que cubrió de asombro las últimas batallas En los tiempos que corren la saturación de signos pone al rojo la vida
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44 SaturaciĂłn de signos y de emblemas recorta la mirada en las cornisas del desencanto En cambio el cielo juega con el esparcimiento de nubes y el oscilar de nubes en los espectros del no-saber sin lĂmites A su vez la masa de acontecimientos presiona el volumen de realidad en el tiempo de manecillas con el tablero iluminado por el desconcierto Circula la voz en el pasillo de los diĂĄlogos perdidos
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45 Cúpulas con el dorado en el insomnio de calles y explanadas se yerguen en la memoria de historias sin conclusión alguna La soledad en la mixtura aviva pasiones controladas por la fuerza o el desvío del azar Lo torrencial pasa con larga resonancia de timbales en seguidilla de aves en vuelo sosegado La mirada dispersa alusiones de conflictos en corrillos de parlanchines apenas con el gesto fruncido por el reflejo de cúpulas doradas
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46 Erguida como la noche la lejanĂa
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47 La voz enciende caminos y anuncia fulgores en los escarpados sentimientos de la conquista Voces las hay que escudri単an signos en los rostros y enuncian el batir de glorias inconclusas En las tardes la penumbra da respiro a las voces para seguir por donde rondaron las ilusiones
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48 Cartas en la mano de mansas palomas alborotan la tierra del exilio y desprenden madrugadas de cielos opacos A lo largo del dĂa se ocurren diĂĄlogos de estrellas en ausencia de glorias o de sudores en cuerpos gastados El tiempo se hace nostalgia en las manos que descifran cartas desprendidas de castillos en el aire La romerĂa acude a la cita
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49 Ansias de luz y de lugar en las entraĂąas del monstruo desatan el recuento de la quimera y vuelven el sabor a las cosas con la casualidad de lo hallado por perdido Lo monstruoso estĂĄ en la comparaciĂłn de los deseos con la realidad y en el merodeo del tiempo por el volumen de la memoria A su vez las ansias son deseos de lo perdido con monstruosas palabras
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50 Los besos declaman la canción de corazones de merodeos y súplicas y reclaman por la ausencia de voz en los vericuetos de la piel Besos sustraídos de labios liberan el terror de lo desconocido En cerrojo la canción revela el sostén de espíritus ensimismados recluidos en la relación íntima que hace de la pasión orgullo Besos compiten con la ausencia de palabras
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51 Los sueños bifurcan la canción de las ranas en la charca del encantamiento mientras el rictus delinea los pasos en trayectoria de las curiosas ausencias La codorniz reclama espacios con leve transitar entre la yerba y las golondrinas se posan en el ocaso El universo de imágenes le apuesta al susurro de lunas en el mar de las arcadias Canciones en división tejen sueños
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52 La zozobra en el acantilado expide vaguedades en tiempos de jerarqu铆a desconocida y suprime el gozo de alcatraces y gaviotas en el rodadero de vestigios salobres Desfachatez en los prop贸sitos vuelve ruido el legado de los pr贸ceres Sinembargo el cielo de nubes bajas y azul entre ellas proclama el paso libre de palabras ajenas a la injuria Persiste la zozobra en el paisaje con el dejo de antiguas melod铆as de marineros sin puerto
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53 Continencia en acciones demandadas por palabras con el suplicio del clima en humanidades de trĂĄnsito Restricciones en el ruido de molinos y de los ajetreos multitudinarios en plazas expandidas por el sofoco de oleadas de calor Las ilusiones recortan lo posible de palabras en medianĂa
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54 En el n茅ctar de las flores las abejas juegan al amor sin agotar el fuego que da luz e incentiva la pasi贸n El amor es un estado de concordia en el pensamiento y los deseos sin colmar el venero de las ilusiones Las vidas corren como agua en cauces de encuentro y olvido en busca presurosa de motivos para la expansi贸n con la inc贸gnita del fin
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55 Deslizan suaves las manos en cuerpo deshojado por la soledad y chispean las ansias en ojos y labios contrapuestos al diálogo infructuoso Deslizan naves por ríos y mares en busca de lumbre en horizontes inciertos Cuerpo de mujer superpuesto a la voluntad del decir y del cantar con la sola afugia de encuentro distante de súplica y tormento
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56 Cuántas cosas se sobreponen en la existencia y sobrecogen el poco de luz que deshilacha por los portillos Cuántas palabras escasean en la necesidad de decir para actuar Cuánto es el goce de los delfines rosados en el Amazonas y de las libélulas en la portezuela de aguas a la espera El tiempo estira la conjetura y extiende voces de azafrán en tierras de flirteo
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57 Intempestiva sombra se proyecta a los pies y se alarga al caer de la tarde Rezagos de luz en los candiles encienden la noche Estrellas mudas y estĂĄticas vigilan la cautela de huestes en congoja En la dimensiĂłn desconocida vagan destellos luces apiĂąadas que al caer desaparecen en la forma de centellas Ilusiones desvanecen las sombras
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58 Minorías cumplen el precepto de salvaguardar la vida a pesar de lo continuo en las huestes del exterminio Y el mundo sigue en la increíble aventura de rodar en el espacio infinito con lecho de estrellas sin darse cuenta de la existencia de aquellos imbéciles que pululan en superficie La vida se debate en la singularidad de minúsculo fuego en alejamiento
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Lo que queda en la memoria es el amor que ba単a la vida, el amor que ha hecho las cosas inolvidables. Marguerite Duras
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59 Las palabras se establecen en silencio con los bordes expuestos a la retah铆la y al consumo de 贸xidos Al salir las palabras inauguran el mundo y en su choque electrizan la sensibilidad que da sentido a la rosa pero en la confrontaci贸n van adelante con los quiebres propios de insensatez y olvido En el escenario de los acontecimientos las palabras se la juegan por conquistar la risa
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60 La ausencia es notable cuando se evaporan las aguas del suplicio y se echan a rodar esperanzas e ilusiones Nada podrá satisfacer el escape de soledumbre por los vericuetos insondables de espíritus en agonía La luz se reconcentra en los cristales que miran al mundo con la desapacible actitud de quien ve correr la vida sin sosiego y sin salida El velo se corre otra vez y las escenas se suceden con la jerarquía de apóstoles frustrados Cae el telón y la risa se torna en carcajada
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El clamor de la clepsidra
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61 Frontera en la deriva de continentes acent煤a la irritaci贸n en rocas y de improviso esplende el cielo con la amenaza de tiempos convertidos en anatema La expansi贸n del sonido recrudece el anuncio de dioses por la casualidad de ocurrencias sin horario ni objetivo se帽alado El mundo sigue en la rutina de dar-que-decir en las ventanas y en las miradas de concupiscencia
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El clamor de la clepsidra
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62 Vibraciones en el sentimiento por las cosas m谩s superficiales benefician el paso de trenes hacia el mundo de lo desconocido y dejan a lo lejos la sensaci贸n de algo haber pasado en los terraplenes traspapelados de vidas en ausencia Luces titilantes en las noches recuerdan ese paso con la fatiga de materiales expuestos a la tonsura de clemencia con razones de papel
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El clamor de la clepsidra
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63 テ[bito de silencio y de holocausto acompaテアa las palabras desgranadas de corazones heridos de manos ajenas al consuelo y de labios cansados de pronunciar los mismos sonidos El entorno de la voz no reproduce las intenciones del deseo por un mundo mejor Las palabras en diテ。logo estremecen el aire y generan balbuceos en los rostros calcinados por el terror El tiempo decide el destino
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El clamor de la clepsidra
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64 Simientes esparcen bondades por tierras de la semántica y provocan sustos en las ventanas de lo desconocido Yendo el tiempo aquellas simientes encienden señales que la voz oculta con la mirada cautelosa de aves al pasar con el rumbo puesto en las ventiscas y en las tormentas Sementeras de ilusión en las cornisas del pensamiento trágico recortan el viaje de palabras en oscuridad
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El clamor de la clepsidra
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65 Tendencia omnipresente de los dioses en las horas en que ballenas y delfines soportan el holocausto Tendencias del infortunio en los mares y en los ríos caudalosos vuelven atrás la sapiencia de culturas heredadas y en formación La mirada tiende hacia fronteras lejanas donde la luz no alcanza ni la vocación de mártires consigue refugio Sigilo de murmullos disipa la tensión en espíritus calcinados
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66 El verdugo es una voz que canta sobre sĂĄbanas en desolaciĂłn roja y es el rastro de la huida entre la maraĂąa de ciudades sin contorno con brumas que obnubilan ojos y pensamiento Azotes sobre la piedra titubean las pisadas por los caminos del rayo en las cuencas sin fin de los suplicios Constelaciones en despido abruman la historia
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67 Amor en la esperanza de sentir el asedio de pálpito y la caricia de la ambición en la forma de resonancia de espíritus con multiplicidad unitaria en el camino Miradas de compasión y ternura acompasan la huida hacia el refugio de sobrevivencia en continuidad Amor entre claveles y orquídeas con la fascinación del deseo sin conclusión definitiva
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El clamor de la clepsidra
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68 En la dimensión de lo desconocido oscilan las palabras y la incógnita se hace emblema Extraño mundo de la trastienda se empeña en permear la vida cotidiana con insignias y consignas que nublan los amaneceres y tinturan caras y manos en señal monstruosa La fatalidad da cobijo al todo desde las entrañas
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69 Cada cosa tiene la señal del olvido que va de labios a manos con la esperanza de alcanzar el sueño o el delirio Pasiones constriñen el vuelo de aves insonoras con la sensación desconocida de cantos a próceres venidos a menos La igualdad del silencio es mampara de besos no alcanzados en cuerpos errantes y volátiles El futuro tiene roma la punta del iceberg
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El tiempo es un รกrbol que no cesa de crecer Blanca Varela
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70 En el camino de la memoria deja de sonreír la vida con la cuesta en hombros y los pies en transida ilusión Son los pasos de errar en continuo entre valles de espinos y montañas donde el destino tiene refugio De improviso el cielo se tiñe de enzimas fundamento del enigma y el Sol oculta la canción de la romería
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El clamor de la clepsidra
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71 Refugio de insidias y esperanzas es el mundo el mundo de sibilas pelafustanes toderos del azar El mundo rueda como pieza suelta en el sinf铆n de estrellas y de pensamientos atados a cratones que resisten cualquier movimiento El mundo es una calle larga escribi贸 Matilde Espinosa calle de miseria y opulencia sobre el lomo cobrizo de expectativas sin soluci贸n
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El clamor de la clepsidra
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72 Las lunas se perfilan en el horizonte como espejos sumergidos en la placidez redentora de los remansos En cambio los soles deslumbran en la frontera del infinito y sedimentan la imagen del caudillo entre poblaciones inmersas en el desamparo La uni贸n hace la fuerza se dice pero lunas y soles dirimen la competencia en la puesta al d铆a de conflictos de norte desconocido
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El clamor de la clepsidra
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73 Se avecina el plenilunio y las noches se visten de estrellas con miradas de convergencia en el vacío de la luz Nubes de escasa figura pasan con lentitud rindiendo pleitesía a la Luna Y desde esta insignificante porción de la Tierra observo el paso del tiempo con espíritu siempre alerta
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74 Golondrinas escapadas en la noche encienden ojos en las piedras huyen del espanto del dĂa y acurrucan ĂĄrboles en angustia por las calles Ventiscas claman por la serenidad de horas de luz El tranvĂa cruza en soledad con los pocos pasajeros rezagados en la trastienda Las golondrinas deliran con el despertar del mundo
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El clamor de la clepsidra
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75 Suaves aleteos vagas caricias del viento melodĂas en la memoria con sabor de nostalgia Delicada sombra delinea los pasos entre arboleda que se pierde a lo largo del tiempo En el entusiasmo del paisaje hay algo de sentimiento sobrecogido por la esperanza desvanecida Tejidos de palabras reproducen el eco de montaĂąas erguidas en la soledad del infinito
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76 A veces el signo se sobrepone al enunciado con las carretas de la fantasĂa y fija en el aire la impronta de entelequias antes adheridas a sabios del pasado En otras ocasiones rebaĂąos cadenciosos deambulan por praderas mero desliz del amanecer Palmas irisan el paisaje para dĂas escapados del calendario La ruleta enciende el humo de ocurrencias en la frontera
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El clamor de la clepsidra
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77 Silencios en la contienda de las vidas invaden las playas de cielos corroídos por el alquitrán de palabras en boga Silencios en medio de los truenos y de las cansadas voces huyen por los flancos de historias patrias relatadas con el gusto de azúcares y azafranes Silencios en cualquier estación de la vida circundada por interrogantes al desgaire o al despunte de albas marchitas
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El clamor de la clepsidra
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78 Las formas del silencio recorren los pasos de encinares y melod铆as se empecinan en labrar rocas donde hay agua con la postraci贸n de paisajes a la espera La sensatez recoge causas perdidas y huestes dispersas hasta agotar el delirio con el que sucumbieron los pobladores de riberas en r铆os de traviesa conformaci贸n El silencio recobra la mirada de la arena en rincones distantes
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El clamor de la clepsidra
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79 Juegos coincidentes de nĂşmeros alebrestan imĂĄgenes y dan al traste con la sensatez de palabras emitidas en momentos del cansancio de los cobardes Tulipanes engalanan el tablado dispuesto al rodaje de escenas en la vida ligera de aquellos derramados por la fuerza del destino a las calles con opulencia ausente y entre faroles rojos NĂşmeros juegan a la incertidumbre
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80 Vertiginosa epopeya de los siglos sin contar con Ulises refleja la velocidad en furor con huellas de trazos marcados en las caras y en toda la piel de los cuerpos expuestos al paso del tiempo La velocidad señala fatiga en los materiales hechos de cuerpos y de espíritus y de esperanzas El confín reúne los procederes de la vida
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81 Esa era la contienda entre enigmĂĄticos poderes de cara oculta con el sabor insĂpido de arenas alejadas de playas y desiertos Contienda del azufre y el lodo para el estertor antiguo de aventuras con fenecimiento anunciado MontaĂąas y llanuras bosques y planicies desolados resultan ser albergue de la contienda entre la vida y la muerte
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82 La vida es efervescencia y fervor de causas en desalojo Vencida la tragedia la vida recomienza con titubeos en el aprendizaje de caminos Flores tienden caricias en el avance de los pasos para amortiguar lo penoso del andar No hay caminos f谩ciles se dice y la disposici贸n de la vida es acortarle distancia a la muerte
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El clamor de la clepsidra
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83 Sutiles encuentros de la nada sacuden los vaticinios en la intimidad de sentimientos acorazados por el temor y el remordimiento Encontrarse es mirar en el espejo vidas homologadas en la distancia virtual que conduce al otro en la memoria En el espejo repercute el eco desvanecido de aquellos sutiles encantos que delataron el grito en miradas de sospecha
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El clamor de la clepsidra
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84 Agobiante ansiedad de los mortales por descubrir el ant铆doto de salvaci贸n entre cantares perdidos y conquistas deshechas por la ilusi贸n Se camina con palabras que exploran en el amor y en la insidia palabras de m谩s aliento en el silencio cuando discurre el viento con signos de espera y nostalgia de lo transitado sin asir
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El clamor de la clepsidra
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85 El astro de los consuelos desata ironĂas en medio de las afugias de los gavilanes y heridas las conciencias de los candidatos a mĂĄrtires el mundo respira por las cicatrices ajenas Astros los hay en cielos de infinito parecer y en tierras de espanto circunscritas por signos indescifrables La dimensiĂłn de lo desconocido intimida y paraliza las huestes dispersas Sutil es la mirada de los gavilanes
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El clamor de la clepsidra
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86 El mundo del peregrino es un sentir y un palpitar en cada paso en la tierra oscura Por donde el peregrino va el viento acarrea artilugios de contravĂa Al final del camino el peregrino encuentra la puerta de escape a las palabras sin sustancia El camino recomienza en las madrugadas con la aurora del llanto y el suplicio Las campanas doblan con el redoble de sueĂąos y el suspiro de las piedras en los muros de calicanto
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87 Aguas sin saberse la fuente merodean por lugares de asomo a la luz y recorren miradas en cuerpos evanescentes En otros lugares labios musitan canciones de olvido despojados de besos hĂşmedos con el deseo de brasas en el hogar de los destinos cruzados Bandadas de palomas surcan el cielo entre miradas despojadas de asombro Los pedernales restaĂąan cuitas y el ojo pinta rayos de Luna
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El clamor de la clepsidra
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88 La naturaleza suele apiadarse de seres caĂdos en desgracia pero recoge de ellos la clĂĄusula del declive con los quejidos heredados de Zaratustra El mundo rueda sin la idea de principio y fin bajo la inercia del azar Se desprende de la naturaleza un halo de golondrinas con murmullo lejano y de resquebrajamiento en pisos de terracota La nieve paraliza los labios
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89 La infame ausencia de los dioses ocasiona el resquemor en rebaños de roto color ante áulicos del incienso Noches sin humo de chimeneas acrecientan el pánico de avichuchos de todo pelambre Estelas rojas circunscriben las quejas en la vecindad de amaneceres agredidos desde ventanas rotas y portones en gritos Por el día navegan sombras de hilazas y de caníbales con palabras de ausencia
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El clamor de la clepsidra
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90 Cansadas figuras en las elucubraciones tardías que siguen al sosiego concretan el ritmo de corazones en tregua y apaciguan el sabor extremo de los caminos con extensión de cinta dilatada en vericuetos de osadía Pausas sobreviven en el delirio de consagradas especies del cautiverio para atravesar de pensamientos los mares y cordilleras con la disuasión propia de heroínas escapadas de libros antiguos El Sol rompe el sigilo
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91 Mapa de sonidos en recintos del ermitaño y merodeos por la geografía de las palmas de la mano Insidia de labios a punto de proclamar besos en la tiniebla con el deseo de las fuentes que cubrieron de fango ciertos volcanes Orografía en las manos circunscritas a la piel de la ansiedad Corrientes de agua compiten con la luz de ojos ceñidos al fulgor que se va en el primer encanto
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El clamor de la clepsidra
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92 Los trovadores ejercitan la súplica con el encanto de ruedas sueltas en palabras desasidas de cuerpos de luz y de tiempo Cantares de juglaría por corredores de pasiones despojados de las vidas Insularidad en las imágenes cautivadas por el apego a lo soñado cuando las ruedas en contención expresaban el lugar de los merodeos y las pamplinas
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El clamor de la clepsidra
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93 El silencio recrudece los encuentros y vuelve mĂşsica de olas lo informe de los dichos pasajeros El silencio empina voces ocultas y da curso al ruido en la memoria El silencio desprende campanadas en sitios de perdido alborozo y dobla pĂĄginas en blanco sin cesar El silencio contabiliza el tiempo en cifras de miradas y en manos abiertas al estropicio de aranceles y petroglifos
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El clamor de la clepsidra
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94 Conquista de palabras en espacios de acarreo y sedición con las alas de la imaginación puestas en los ojos que miran el adentro de los pormenores Conquista de emprendimientos en la clausura de melodías diáfanas Y conquista de atajos con destinos cruzados en las vidas de batracios y homínidos Se alcanza la minucia con el esfuerzo del quebranto
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El clamor de la clepsidra
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95 Tregua de imágenes y pensamientos en el amanecer de dioses furibundos acompaña la cadena de instantes en las aguas del río con el tiempo oculto en las intimidades de arenas y rocas Tregua en caricias y miradas de provocación da paso al ulular de playas de asombro en las posibilidades de un infinito consternado por la zozobra de signos sin la categoría de premisas
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El clamor de la clepsidra
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96 La condición del ángel desborda los silencios y da campo a las consignas o pregones de arcángeles y serafines por la vida de ultratumba Condición escueta de transeúntes distanciados de cualquier espera y despreocupados del calvario que atraviesan con ojos cerrados La condición de sobrevivencia asalta el temor de la huida sin retorno
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97 Los pasos encienden caminos y dan nube a los tĂşneles de candela Pasos los hay entre la niebla que vaga sin afĂĄn por las calles con caricias de levedad a los amantes disgustados en los andenes ajenos al tiempo de los insultos y los escupitajos Parejas en silencio discurren sus vidas en el soliloquio interior de los abismos
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98 Roto el mástil de los improperios se enciende el crepúsculo mientras al otro lado de las bambalinas el mundo teje ínsulas baratarias y da cimiento a los saltimbanquis en su perseverante conquista de estrellas Los espejos rompen silencio y en sus lunas la tristeza del amor tintura de escorpión las caras antes desprovistas de cualquier ansiedad
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99 Oscuro sueño de campechanos en romería hacia lugares con vida de pancoger El sonido de las inquietudes plasma el deseo en mandato de la tierra Y las conjeturas ligan el silencio al barboteo de parábolas inciertas Sueños errabundos en el itinerario del consuelo atenúan voz y radican la brújula con anclas de piano-forte En la oscuridad la piel adquiere sensaciones de usura
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100 Desmanes sacrifican la voz de proclamas por libertad en el regodeo de vidas y convierten los labios en t茅mpanos de asombro vil Otras actuaciones recuperan reflejos para el caminar con el apremio de los bosques calcinados El rosado p谩lido de manos en juventud crea la expectativa de futuro con la preocupaci贸n del continuo asedio a los fortines de goma e ilusi贸n
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El clamor de la clepsidra
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101 Danza de contertulios en osadía sin el encuentro de pasos despliega desarmonía en los cuatro costados Por entonces la lluvia precipitaba llamados de auxilio y el enigma cosechó los frutos de Adán Largos senderos en atajo recortaron el tiempo de las proezas a las proporciones de las deidades en fuga Al final se dio el encuentro de figuras ajenas a la historia patria Salud en los ensueños de soledad y miseria
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El clamor de la clepsidra
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102 Camino de asombro en los entresijos del alma revela el sonsonete turbio de pasos sin otra consideración que los pliegues de montañas presionadas por placas tectónicas El parecido recoge postrimerías del vagar con hombros saturados por el peso de los tiempos Queda la espera de huestes vencidas en los cúmulos con grito atragantado y los pies detenidos por el puro jadeo Esperanza de espera reconstituye los emblemas otrora arrojados al vacío
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103 Dolor en la sĂşplica de la Tierra e indiferencia en los ojos amenazantes de la vida El tiempo sin cortarse acumula escombros y medita en el destino de la flecha sin poderse desprender de ella La nostalgia errabunda deja huellas en las sombras para demarcar el sentido del holocausto El azar con nombre de juego cobra a cada instante el alto precio de burbujas en el asedio de palomas
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El clamor de la clepsidra
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104 El anacoreta despierta ensordecido por el abismo del ser en el meditar sin sosiego y la noche de sufrimientos y cavilaciones se alarga en las encrucijadas de la duda El compromiso está en hacer claridad sobre el hielo de costumbres hechas trizas La esperanza es el depósito de comienzos insatisfechos A la hora del té la somnolencia de milenios despunta en arcoíris
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105 Claridad en el sonido despega en la distancia sobre rocas de amenaza en medio de la somnolencia de las estrellas A su vez ojos claros acarician el paisaje de sol y sombra distantes de rutinas que hacen del suspiro un anhelo Y las paralelas continúan encontrándose en el infinito al sentir el padecimiento de la falta de compañía
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106 La naturaleza agria de las cosas delinea abismos en los entornos de los labios y de manos atadas al combate por la vida Entretanto se consumen noches bajo constelaciones de mirar oculto al paso declinante de algarabĂas en el cosmos Lo agrio del acontecer despierta opciones con esperanza al futuro y por ahora el horizonte se tiĂąe con lo incierto de actuaciones cualesquiera en vano intento de apresurar el navĂo
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El clamor de la clepsidra
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107 Lánguidas palabras escrutan el aire que rodea las vidas inmersas en la continua conmoción del mundo mientras lo extraño demarca territorios con largueza de sueños no cumplidos El aliento del bosque revive la ambición de rutas en la conquista de afectos antes extenuados por el silencio Ahora la sindéresis sobrecoge la estilográfica apostada en el rincón de los písamos y jacarandás
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108 Distorsi贸n de im谩genes en la lente de trashumancia enriquece figuras entre colores con la azulina ausencia de las especies El corredor de la sobrevivencia se encandila con noticias de extinci贸n prematura y los visionarios se apresuran a tomar lugar en las cavernas El Sol dialoga con la Luna y al concluir apagan las bombillas
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El clamor de la clepsidra
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109 Largo es el sonido de palabras que acompaĂąan el pudor de amanecidas de sauces mariposas golondrinas y de calles destacadas en soledad El Sol marca el despunte de horas y no modula existencia en la mĂşltiple acogida de nubes pedregales zarzas y sonrisas con despliegue de aventura en los sobrevivientes de la amanecida
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El clamor de la clepsidra
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110 Días con la configuración del suplicio enemistan auroras y crepúsculos hasta copar el recinto de las inquietudes derramadas en banalidad Luces acolitan la adormecida en días con extensión de claroscuro y el peregrino se acostumbra en la dejadez de trochas que confrontan luces en días de desafuero Las rocas en su altivez fijan el límite
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El clamor de la clepsidra
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111 Funesta es la raz贸n que merodea en los pisos de los palacios y desencadena serpientes con luces de espada Pieles calcinadas conjugan la oratoria de los proclives con el ajuste de cuentas de fantasmas err谩tiles por los rincones donde azucenas marchitas siembran el desconcierto en las miradas de los peregrinos La raz贸n vuelve a Funes-el-memorioso
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El clamor de la clepsidra
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112 Baile de sortilegios con rondalla de nubes de cantos de lluvias de nieblas Baile de golosinas de furtivos candores y de brazos expuestos al aire de pasos con dejo de vacĂo en los contornos Baile de estrellas en el surco de los sueĂąos con el anatema de fugitivos o de exiliados Largo es el silencio en momentos de pasmo de la memoria frente al espejo de imĂĄgenes disipadas por el desuso
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113 Apaciguada ausencia de vendavales en las puertas del templo convoca la audiencia de feligreses que pronto acuden en busca de remedio imposible de alcanzar en medio de súplicas de espaldas a la piedra de candores y esmeraldas tardías En los templos se encuentran el refugio de racionalidad perdida y la sensibilidad a flor de lámpara con llama en el titubear de ideas y de fatiga en la súplica del caminante
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114 El murmullo acompaña el nacimiento de silencios cuando las palabras reposan y los sentimientos fluyen como sensaciones con ausencia de imágenes e ideas El murmullo se va transformando en lejanía en espacio disipante de seres donde la música se intuye y la memoria remplaza con pausas al silencio La cantarina corriente de agua declina su saber final en el abandono
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El clamor de la clepsidra
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115 Candentes lugares inclinan la voz de refugiados hasta escurrir el clima de soledad por peñascos de historia en claroscuro El fuego respira el asedio en bosques de palabras y emprende la agonía por lugares de escaso flirteo Mamíferos de gran tamaño se regocijan en praderas reanimadas por el sol-de-los-venados y al infinito cortinas de esplendor hacen el llamado a la existencia en el tormento
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El clamor de la clepsidra
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116 Congoja en los sueños del emperador hace catarsis en los moradores de territorios sin fronteras y de los árboles surgen cantos de serenidad conquistada a fuerza de galopes de corceles alados El emperador no despierta y en el confín estallan polvorines en el aire interrumpiendo el silencio en el país de los sonámbulos Desde el cielo se derraman rosarios de luces multicolores con el anhelo ahogado en siglos de desmesura
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El clamor de la clepsidra
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117 La luminosidad de las esferas encandila la libertad de los mortales regados en espacios de consolaciĂłn sin la ternura que prodigan las madres a sus crĂas Destellos de esperanza se confunden con el chispeo entre fragmentos de cuarzo-lechoso y las miradas se concentran en el clamor con gritos mudos que inundan los espĂritus por las calles largas Prolongado es el silencio de libertad bajo palabra
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118 Ausencia de liras en el apogeo de la medialuna con llegada tardía en los anuncios desprendidos de la nostalgia Símbolos erráticos las emprenden contra el vacío a falta de codornices y de gusanos de tenebrosa presencia Gotean los instantes sensaciones de opresión en el pecho de estatuas parapetadas por siempre en la memoria Y al caminar se tienden serpentinas en la montaña para recoger el rastro de la nostalgia y de las liras con la seguridad de aldabas o de quimeras
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El tiempo marca el ritmo de la vida humana. La morada de los dioses, en cambio, está fuera del tiempo. La experiencia del tiempo, por lo tanto, es específica del hombre. Ernst Jünger ... el reloj de arena simboliza el tiempo y la fugacidad de la existencia terrenal. Ernst Jünger
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119 Se desvanece el tiempo en la arena al fluir de percepciones que agolpan en un instante la historia Fenecen de continuo seres y cosas con el sello de la fugacidad Los dioses se cansan de implorar por la certeza en lo acontecido y el mundo se desliza en el universo del incontenible azar sin ni siquiera avizorar fronteras de fin o de eternidad
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120 Aventura en el gozo de manos trenzadas para el desalojo de rayo de luz en medio de romance sutil de las sombras sobre muro resquebrajado por la incidencia de tormentas Romance en el devaneo de siluetas que se rozan con la ligereza del suplicio brotado de ancestros mรกs fieles a la arcilla o a la piedra Delicada aventura de espectros sin luz en las miradas con manos dirigidas al poniente de enigmas y laberintos
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121 Casillas vueltas al vacĂo modelan con perspectiva el contenido de especies en el trajĂn cotidiano de palabras de hilos que corren con la envoltura de augurios nunca desatables en la contingencia del tiempo Con vueltas de azar regresan las cosas al sitio de donde nunca debieron partir Y en el transcurrir de las vidas hilos siguen tejiĂŠndose con el rigor del destino ineluctable
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122 Noche de somnolencia en la agitada trenza de los dĂas martilla el reproche de lunas y consagra el paso por grandes depresiones en rocas con rodeos de palabras que se asientan al paso de aire ansioso de recobrar el sentido de la sĂşplica en los veranos de cielos herrumbrosos y macizos La costumbre en las noches replica el humor de pregoneros tirados al vacĂo de calles tan largas como el silencio
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123 Aventura de palabras en la antesala del sueĂąo con el apogeo de lunas y de lirios Aventuras del decir en la corriente del destino con los apremios del sentido que el tiempo arrastra Aventura en el mirar y en el olfatear con desalojo de palabras que huyen en la insonora contienda de dĂas escapados de calendario alguno La encrucijada es convergencia de aventuras en instante desolado
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124 Las noches cantan deliran cubren de nostalgia los caminos desatan brisas sobre pétalos ansiosos de vida por compartir dan espacio a los sueños con la moderación de la Luna en su derrame tenue de luz En las noches se reconcilia el paisaje con la finitud de lugares que nos retienen y hacen del amor sortijas de ambrosía
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125 Jirones de luz estremecen los labios en ambición de otros labios que musiten fábulas con caballitos de mar y presagien el alborozo en el estremecimiento de espíritus en agonía Labios de la espera y el suplicio del consuelo y la compasión Luz filtrada por resquicios de corazones ambulantes con destino de arroyuelo y de cantarinas plegarias en campanas tañedoras de soledad
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El clamor de la clepsidra
Carlos-Enrique Ruiz
126 Surtirán efecto multicolor las preciosas ridículas y las contenciones de alborada Ciclones cruzarán las líneas de fuego y los tornados harán trizas los refugios del habitar sin sosiego Después vendrán las pesadillas y los desvelos con la alegría de reencuentros y de la reconstrucción de miradas Aquellas ridículas se pavonearán entre girasoles y los campos reverdecerán con el Sol a cuestas
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127 Regodeos en palabras reproducen la insensatez de besos al aire y de espinas en muros de piedra Las palabras se cruzan de brazos con ojo a la intemperie Curiosos devaneos destilan fuego en las pupilas y echan a correr las conjeturas en el cruce de risas y en las esperanzas furtivas Regodeos en los caminos afianzan las veladas de cortinas abiertas
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... el deseo imperioso de llegar hasta las fronteras y trascenderlas, de llegar hasta los confines donde comienza la soledad... Ernst J端nger
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128 El amor se aprende en las rocas de acantilados y en los desiertos donde el grito no alcanza a sentirse mientras la piel palpita con ansiedad de tacto en las papilas del alma El coraz贸n se cruza de silencio en el estremecimiento de cuerpos golpeados por historias sedimentadas en paleosuelos de la conciencia El amor tiende celada con manos atadas al m谩stil
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129 Nace la voz de los caminos y crece la audiencia en montañas cargadas de bruma Serpentean aves entre la lluvia y en las alturas se divisa la señal incomprensible de lo eterno El silencio atraviesa las horas y el rumor lejano disipa con encanto la meditación en los destinos más elementales Personas de a pie runrunean con plegarias ingenuas al caer del día
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130 Lámparas asedian las páginas de los libros para desprender de ellas reflejo en conocimientos que al elevar la sintonía desprecian la jugada por encontrar salida en la maraña de lo inútil El asedio de la luz recupera en la intimidad parte de lo alcanzado y la lluvia recoge corolas y pistilos hasta producir destellos donde antes reinaba la oscuridad En los entornos de esta hoja la luz apacigua el desencanto
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131 Simetría en cordeles atados a rayos de Sol distrae la policromía de vidas encajadas en el tránsito de palabras sin provecho Cordeles cruzan el sonido en resonancias de estímulo para oídos conectados con sensaciones variopintas del mundo El tiempo alarga la percepción para el pronto olvido y los sueños dibujan notas de figurativas ausencias
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132 Corceles sin cadenas van a la disputa entre nubes atados a la ventura como si fuesen รกngeles en discordia o cรณndores en busca de aposento en rocas de configuraciรณn hiriente En lo remoto aquellas nubes dibujan seres en mutaciรณn con el atractivo de alas en fuga En las tardes la contemplaciรณn estremece el arsenal de formas por fin perdidas en el tiempo
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133 Afugias en la encendida penumbra contribuyen a descorrer esperanzas y ensueños con la transparencia de aires cálidos A lo lejos se vislumbra el atardecer con la súplica de brumas de ambición por destellos en medio de la noche Penumbra en el umbral que delimita los campos de piedras con voz recia y de historias desconocidas en el discurrir de labios presos en el mutismo de la niebla
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134 D铆as incontrolables en la creaci贸n de luces y formas en figuras rotas por el encanto de miradas con el anhelo de pies despojados de cualquier apoyo Romance en cuadros en espejos en canciones de circulaci贸n libre por las calles y en el imaginario de huestes derrotadas ahora en el silencio pero con la pesadumbre a cuestas sin palabras que puedan expresar el desgano del mundo para comenzar de nuevo
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135 Candiles al encuentro de pensamientos soterrados protegidos por el oscuro asombro de días y noches en sucesión acompasada amparan merodeos de Luna en juego con las montañas Atractivo de amantes en iluso desprendimiento de la gravitación con vuelos de fantasía y caer de hojas en el zigzagueo cadencioso de los suspiros Encuentro de candiles entre amantes que desprecian el ritmo de la vida al conjuro de agonías
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136 Apoyo de fuentes enigmáticas en las restricciones de pueblos y de canciones que por momentos arrebatan hilos al Sol o suspiros a las tardes de niebla En la ambición de duda aquellas fuentes alimentan la sospecha de los días por conquistar camino hacia lugares donde anida la incertidumbre tachonada de palabras en vano
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137 Murmurante contienda de amaneceres y de lunas con palabras calcinadas por la intensidad de pensamientos en desparpajo La jornada se extiende con la desmesura de praderas solo colindantes con el infinito Y en las noches el balance de estrellas acobarda cualquier intenci贸n por alcanzar el sue帽o que desvanece atm贸sferas cargadas con el olor plomizo de intimidades en el desierto
[Libreta del 13.VII.2009 al 12.X.2009]
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Foto y texto para las solapas
Carlos-Enrique Ruiz (Manizales, Col., 1943). Ingeniero de Caminos. Director-fundador de la revista Aleph (1966 - ...), con 44 años de existencia y 154 ediciones al tercer trimestre de 2010. Profesor emérito, honorario y „especial ad-honorem‟ de la Universidad Nacional de Colombia. Miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua. Se ha desempeñado como director de la Biblioteca Nacional, en la dirección universitaria y profesor siempre. Doctor h.c. en Humanidades de la Universidad de Caldas. La biblioteca central de la Universidad Nacional de Colombia (Manizales, Campus-la-Nubia) lleva su nombre, asignado por resoluciones del Ministerio de Educación Nacional y del Consejo de Sede. Director de la “Cátedra Aleph” en la UN. Autor de: “Decires” (Manizales, Col., E. del A., 1981), “Imaginería de caminos” (recopilación de escritos de los años ochenta: Decires de otra gesta, Memoria de la ciudad, Imágenes del decir, Imaginería de caminos, Aquellas pequeñas cosas en el asombro de la vida, Este agradable olor a manzana, Fulgor sin estrellas en el pecho, Fuga en el tinte del recuerdo, Camino sobre huellas indescifrables. Manizales, E. del A., 1989); “Sesgo de claveles” (Ediciones Sanlibrario, Bogotá 2004); “Nociones del vigía” (Ed. Sanlibrario, Bogotá 2005); “Las lluvias del verano” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2006); “Tregua al amanecer” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2007); “Cien años en el espejismo de la nostalgia” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2007); “Reportajes de Aleph – Selección” (Ed. Universidad de Caldas, Manizales 2007); “Los signos de la espera” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2008); “Matilde Espinosa en la contienda de vida y poesía” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2009); “El velo de la ensoñación” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2009); “Educación y humanismo en la vida universitaria” (Ed. Página Maestra Editores, Bogotá 2010). Ensayos, artículos y poemas suyos se han acogido en algunas revistas internacionales.
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Textos para contracarátula:
“Magnífica y sorpresivamente expresados el poder transitorio del hombre, el misterio del tiempo, las huellas indescifrables de la paradoja humana que encarnamos, el angustioso final marino de esperanza desesperanzada, frente a la insondable inmensidad a que nos llevan los ríos cantados por Jorge Manrique.” Carlos Martín (1986)
“Es el testimonio patético del destino de un hombre, en tiempo completo pensando la brega cotidiana, la naturaleza pródiga, el medio humano, cálido y esquivo; en sus claridades y oscuridades; sus revelaciones y ocultamientos que el milagro de la poesía ha logrado conjurar con el embrujo de la palabra acrisolada en la emoción del sentimiento, por ella acogida... / Sobra decir que mi lectura de los poemas no termina; la afortunada experiencia de acercarnos a ellos nos abre las puertas de la tierra prometida: el mundo simbólico de la poesía verdadera, supremo espacio de confluencia del entendimiento y el sentimiento...” Luciano Mora-Osejo (1989)
“… Y qué poemas los tuyos, como el rumor de un silencio sagrado.” Gabriel Restrepo” (2010)
“…cómo me alegra ver esa profusión de metáforas serenas y profundas; me gustan estos versos tuyos,…” Nelson Vallejo-Gómez (2010)
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