Ana Mercedes Vivas
Entre la espada y la pared
Poetas del Nuevo Milenio
ENTRE LA ESPADA Y LA PARED © Ana Mercedes Vivas anamercedes.vivas@gmail.com ISBN 978-958-8416-09-0 Primera Edición Agosto de 2009 Corrección de textos: Maruja Vieira Académica de la Lengua vieiramaruja@hotmail.com Obra de portada: Grabado del maestro Pedro Villalba www.bosqueprimario.com Diseño de Carátula y Diagramación: Irma Acosta irmacos@gmail.com Fotografía contraportada: Javier Narváez jnarvaezestrada@gmail.com Diseño logotipo Apidama: Cultura Muisca, Colombia Dibujo: Lorena Orozco Apidama Ediciones Ltda. Email: guiomar.cuesta@gmail.com Guiomar Cuesta Escobar Calle 127C No. 5-38 Of. 527 Teléfono: 626 5046 Bogotá - Colombia Informes de distribución: Comunicaciones Vivas administrativa@comunicacionesvivas.com Teléfonos: 3470039-3470749 Impresión: Editorial Códice Ltda. Bogotá - Colombia Impreso en Colombia Printed in Colombia
ÍNDICE Prólogo: Entre la Espada y la Pared, Residencia en Colombia por Alfredo Ocampo Zamorano...................................................... 7 Calle 93 carrera 15.............................................................................. La pared............................................................................................... El tapiz de Penélope........................................................................... Manuel................................................................................................. Vuelta................................................................................................... Donde terminan los semáforos........................................................ Viento de agosto................................................................................. Los pasos del olvido........................................................................... Resistencia civil................................................................................... Prisión.................................................................................................. Estación de mariposas....................................................................... Bojayá................................................................................................... Cuba..................................................................................................... Este nuevo sueño de las escalinatas.................................................. Raíz de agua........................................................................................ Inventos............................................................................................... El cansancio del ángel........................................................................ Periódico del martes.......................................................................... Despejando la incógnita.................................................................... Las voces del río.................................................................................. Escribir................................................................................................. Minuto de silencio.............................................................................. Zapato de marca................................................................................. Marea baja........................................................................................... Carrera................................................................................................. Último viaje.........................................................................................
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Comienzo............................................................................................ Los sin nombre................................................................................... Aniversario.......................................................................................... Maniobra............................................................................................. Agosto en Cali..................................................................................... El mago................................................................................................ A la deriva........................................................................................... Subrayado............................................................................................ Tus noventa a単os................................................................................ Mariposa.............................................................................................. Las cartas de mi abuela...................................................................... Francisca..............................................................................................
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Entre la Espada y la Pared, Residencia en Colombia Este excepcional poemario de Ana Mercedes Vivas, que ella titula: Entre la Espada y la Pared, es el testimonio vivo de su residencia en Colombia, país donde hemos vivido, ya va para tres generaciones, literalmente entre la espada de los acontecimientos y la pared de nuestra resistencia cotidiana. Hace ya 74 años, Pablo Neruda publicó su Residencia en la Tierra. Había dejado Chile y entre 1925 y 1935, Neruda residió en el Oriente y también en Buenos Aires y España. Dice Neruda: … como una espada entre indefensos / Y luego:… un ángel invariable vive en mi espada… Y en otra parte: Frente a la pared en que cada día del tiempo se nos une, / mis rostros diferentes se arriman y encadenan. Desde la Calle 93 con Carrera 15, Ana Mercedes nos abre su residencia en esta tierra nuestra, con cada uno de los acontecimientos que, sin conmovernos, han conmovido su clara intención poética de profeta. Ella nos testimonia, con todo su arte y su fino oído, este acontecer de nuestro tiempo donde: Las sirenas / de las ambulancias / gritan la enfermedad / que nos desahucia… Sin ser el mismo sonido, es el que el otro poeta, Neruda, escucha también en el primer poema de su libro: ...sonido ya aparte del metal… /polea loca… /ruedas de los motores. Y Ana Mercedes nos habla de Manuel Cepeda: Pero estás ahí / con tu fotografía / de víctima reciente, / con tu cabeza amiga / de héroe
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fatigado / como uno más, / como otros tantos / ya que no podemos / esperar que seas / el último caído de esta guerra. Mientras que Neruda se despide de Joaquín Cifuentes Sepúlveda …que parte, / precipitándose en las aguas, en ciertas aguas, en cierto / océano. Es el contraste de dos muertes de seres sensibles, pero en el caso del poeta chileno, la de su amigo no ha sido una muerte causada por la violencia, mientras que en el de Ana Mercedes otra es la historia. Una es la historia de Bojayá, nuestra pequeña gran tragedia, que canta Ana Mercedes para que no la olvidemos: Desde la orilla un niño / mira con asombro / esta vena rota -el río-/ por donde sangramos todos. Y otra el lamento lento de Neruda en donde: En la noche del corazón / la gota de tu nombre lento / en silencio circula y cae / y rompe y desarrolla su agua. La ciudad parece tranquila (dice Ana Mercedes)…Los árboles se abrazan / entrecruzan sus copas / nos transforman / volviéndonos más hondos, un poco más eternos. Para Neruda: Sus copas duras cubren tu alma / derramada en la tierra fría / con sus pobres chispas azules / volando en la voz de la lluvia. Ana Mercedes, testigo de nuestra supervivencia, con voz entrecortada nos hace vibrar: A esta hora / no hay sol / ni aire / ni luz / en esta tierra / culpable de silencio. Y Neruda, …como un vigía tornado insensible y ciego… /mis rostros diferentes se arriman y encadenan / como grandes flores pálidas y pesadas / tenazmente substituidas y difuntas.
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En Las voces del río la poeta escucha los secretos a voces / de la guerra… / donde: Un niño busca / entre las flores / un retazo de infancia / lo enreda / en el palo del fusil / lo echa a volar / cuando dispara / mariposa de fuego, / su única cometa. Neruda se queja: ¡ Ay! qué continuo país cerrado, / neutral, en la zona de fuego, / inmóvil, en el giro terrible, / seco en la humedad de las cosas. Para los Sin nombre de nuestro país, la poeta en su desgarrado poema, encuentra: Un pájaro en vuelo / cruza el río, / atraviesa el cementerio / y canta sus nombres / para siempre. Mientras Neruda pregona: Hay cementerios solos, / tumbas llenas de huesos sin sonido, / el corazón pasando un túnel / oscuro, oscuro, oscuro… Ambos poetas cantan a Federico García Lorca. Ana Mercedes Vivas lo hace 70 años después. Neruda en su poema se pregunta: “¿Para qué sirven los versos si no es para esa noche / en que un puñal amargo nos averigua, para ese día, / donde el golpeado corazón del hombre se dispone a morir? Ana Mercedes siente en su propio cuello ese instante aciago: Sólo en ti Federico, en el miedo del disparo / en la nuca / que no importa / de donde venga / es el mismo miedo. // En la caída, / tu caída / y la de tantos / que como hace 70 años / allá, caen en este suelo / que no es tu suelo / pero donde todo se repite. // Aquí, hoy, / Federico. La pared de nuestra poeta está, asimismo, llena de este sordo temor de la espada asesina que nos corroe. Y nos expresa en
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su poema Carrera: Me siento extraña, / el galope de mis venas / no tiene riendas; / el jinete / cayó de la montura / hace varios caminos. Las Enfermedades de la casa de Neruda son muy propias e interiorizadas: Estoy cansado de una gota… / y me ahogo en las aguas del rocío que se pudre en la sombra / y una sonrisa que no crece, por una boca dulce, / por unos dedos que el rosal quisiera / escribo este poema que es un lamento / solamente un lamento. En Neruda, su residencia en la tierra termina con una Sonata, donde no hay olvido: Si me preguntan en donde he estado / debo decir “Sucede”. / Debo hablar del suelo que oscurece las piedras, / del río que durando se destruye / no sé sino las cosas que los pájaros pierden, / el mar dejado atrás, o mi hermana llorando… Ana Mercedes Vivas dedica a dos poetas algunos de sus poemas finales: A Maruja Vieira, su madre y a José María Vivas Balcázar, su padre muerto prematuramente. Del poema Subrayado, dedicado a su madre: Me llevarás de la mano / por los textos / rayados con tu lapicera / roja… // Precisa y decidida / en gustos y pasiones, / el trazo me abrirá / el jardín / del Palacio de las Dueñas / de Machado / y el verso continente / de Neruda. //Como un hilo / del que penderá / todo el amor/ me atarán a tu recuerdo / las palabras. Y para lo que serían los noventa años de su padre: ¿Cómo serías ahora? / Temblaría en tus manos la taza de café?... / Nada habría
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sido igual . / Tendría por lo menos / tu recuerdo. // Esta tarde, / en el hueco de tus manos / -que no encuentro- / voy tejiendo tu ausencia / con preguntas. Con este prólogo he pretendido establecer un diálogo de este gran poemario de la residencia de la poeta Ana Mercedes Vivas en Colombia, con el de Residencia en la Tierra de Pablo Neruda. El tiempo y las circunstancias son bien diferentes, pero encontramos un paralelo de excelencia en la intención, la emoción y la transignificación poética de que habla Josu Landa. Entre la Espada y la Pared, a nuestro modo de ver, marca una pauta de testimonio poético en nuestro país. Alfredo Ocampo Zamorano PhD. Bogotá, 2009
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“¡Oh Señor del lejano horizonte! dadnos ojos capaces de ver, más allá del ocaso y del monte, la belleza que está por nacer…” Carman Bliss (Canadá), en traducción de Enrique Uribe White
Entre la espada y la pared
CALLE 93 CARRERA 15 15 de abril de 1993
Mientras la ciudad se muere escribo palabras insulsas: “ Por medio de la presente anexo a usted… Sírvase aprobar…. De la manera más atenta… A la espera de su gentil respuesta...” Las sirenas de las ambulancias gritan la enfermedad que nos desahucia. “ No siendo otro el motivo de ésta, recomiendo...” El helicóptero es un pájaro sin alas, ¿quién se las cortaría? Les rompe a las nubes su aire de niñas buenas, nos taladra los oídos.
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Polvo, humo, arena, sangre, la fórmula perfecta para el miedo. Tenemos frío, “ Cordialmente…” mucho frío.
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LA PARED Es viernes, estoy frente al vÊrtice de la pared, en el ångulo perfecto de mi semana intachable, eficiente‌ La tarde se desliza redonda como la piel de una manzana y me mira con sus ojos de gata profundamente azules.
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El TAPIZ DE PENÉLOPE Esta vez no voy a esperarte como entonces. No voy a tejer ni a destejer el asombro posible de encontrarte. Mi vocación de Penélope se agotó en tus silencios. Ni ovejas quedan para cardar los hilos que tejan tu reiterado miedo de volver a casa. Nadie se ha preguntado cuál era el dibujo que trenzaba Penélope en su tela. ¿Tal vez el rostro de otro hombre, diferente de Ulises?
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Entre la espada y la pared
MANUEL A Manuel Cepeda Vargas 9 de agosto de 1994
Hay días en los que el periódico no debería llegar. Algo podría impedir que se deslizara por debajo de la puerta, como un lago de dolor que amenazara con ahogarnos en esta geografía de porqués y sinrazones. Pero estás ahí con tu fotografía de víctima reciente, con tu cabeza amiga de héroe fatigado, como uno más, como otros tantos, ya que no podemos esperar que seas el último caído de esta guerra.
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Pienso en tus palabras de paz, en tu metรกfora tierna sobre mi gata de colores y me hundo en el lago que me arrastra por dentro en cataratas de preguntas. Llego al fondo. Sobre su arena blanca se alza una iglesia de cristal; entre sus paredes transparentes, Manuel, rezo.
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VUELTA Regreso a mis tareas con un poco de río nuevo en la mirada. Erguida aún por el viento del Pacífico atravieso más rápido la calle. Regreso ordenando los afectos, las manos amigas, las palabras seguras, necesarias. Busco el pecho amplio de mi hermano, su sonrisa iluminada, su paso entre los árboles. El golpe al corazón del recuerdo imaginado de mi padre. Todo, o casi todo, allí, como siempre.
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DONDE TERMINAN LOS SEMÁFOROS La ciudad parece tranquila como si la lluvia hubiera borrado los rostros del dolor que ahora nos azotan esquina tras esquina. Los árboles se abrazan, entrecruzan sus copas, nos transforman, volviéndonos más hondos, un poco más eternos. El sol reviste el pavimento de arco iris pequeños. ¿No pasa nada aquí? Quién lo creyera... ¿No faltan aromas? ¿Están acaso completos los colores? ¿No hay un rumor de guerra un poco más allá, donde terminan los semáforos?
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VIENTO DE AGOSTO Es agosto y un viento de cometas me eleva por encima de los ĂĄrboles. Tira de la cuerda tan fuerte que me rompe y me rasga los colores y el vuelo. Me lleva hasta septiembre donde nace el otoĂąo y esta tristeza no le conviene al canto. Este viento de agosto desatado en temporales, eres tĂş.
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LOS PASOS DEL OLVIDO “No sabe que estoy entrenada para olvidar”, Wendy Guerra
La misma arboleda, las mismas rayas blancas de la esquina, levemente borradas. La montaña, el ruido de los carros. Podría decirse que aquí no ha cambiado nada. Sólo esta certeza infinita de no poder cruzar la calle, de saber que la acera de enfrente no es más que un espejismo. El semáforo enciende la luz verde, como un loto que abre lentamente sus pétalos sobre el agua del charco. Como a un abismo salto.
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RESISTENCIA CIVIL Coconuco, 31 de diciembre de 2001
Un muchacho con una bandera blanca -como una mariposacorre por la calle del pueblo y canta. Un rostro como su propio rostro lo advierte entre la sombra y le dispara. Los helicópteros se enredan en los campanarios. ¿Nadie puede hacer nada? Sobre el cielo de esta noche de año viejo un pájaro de fuego -el corazón del muchachose lleva entre sus alas nuestro último aliento.
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PRISIÓN A Wole Soyinka
Temía tanto como a la muerte que llegara la paloma a reclamar su pluma. Esa, con la que escribía sus poemas en tinta de ceniza y saliva, sobre las paredes de la prisión.
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ESTACIÓN DE MARIPOSAS Estoy preparando los pies por si quieres bailar. Y las manos, por si acaso, se te escapa una caricia. Tengo claro que vienes a la estación de cazar mariposas. No olvides el alfiler, estaré quieta allí, en la colección, te lo prometo.
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BOJAYÁ 2 de mayo de 2002
Los espantapájaros del miedo acechan las esquinas, calle por vereda, trocha por frontera hasta el mar. Aquí yacen todos los dioses, hasta Caronte vino y atravesó el río de este infierno, pero también murió. Desde la orilla un niño mira con asombro esta vena rota -el ríopor donde sangramos todos.
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CUBA Nadie puede entender... ¿Quién se iba a imaginar que éste es un pueblo de Ícaros a los que no se les queman las alas?
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ESTE NUEVO SUEÑO DE LAS ESCALINATAS Recordando a Jorge Zalamea
Como en un nuevo “Sueño de las Escalinatas” en la esquina me esperan el cojo, la anciana, la mujer con un niño en los brazos. El pequeño me mira con su cara de odio recién inaugurada. No es el río que lava las culpas, son el asfalto, la luz del semáforo, pero también aquí hay vendedores y ciegos, la caravana de los desplazados, los hijos de la guerra. Como en el Ganges “crece la audiencia”, pero no hay un Nirvana esperándonos.
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Tenemos miedo por nuestra carne, por la del otro, el que encontraron al borde de la carretera. Tiembla en huracanes el páramo y habla con fuertes voces de sequía el valle. Nadie nos vio jamás tan desolados. Sentados en las escalinatas vemos pasar el río de nuestros muertos.
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RAÍZ DE AGUA “…la lucha es de igual a igual contra uno mismo, y eso es ganarla…”, Adrián Abozinio
Este incendio -del que nadie se percatacalcina las estancias de mi cuerpo y como el loto se prende a la raíz del agua. Nadie ve su obstinado corazón contra corriente; nadie advierte su lento cabalgar hacia el abismo. Es sólo una flor abierta, un poco de hojas verdes, mariposa inofensiva del remanso.
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INVENTOS No quiero inventarme un viaje a la Luna para escribirte al día siguiente que soñé contigo en el puente de mando de la nave. Quiero la Luna sin nave sin puente de mando. Quiero mi sueño contigo sin inventos.
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EL CANSANCIO DEL ÁNGEL A veces basta con que alguien -sin darse cuentadeje caer un poco de polvo sobre sus alas. Entonces todo se derrumba, la arquitectura perfecta de los vuelos, las horas en vela, los deseos cumplidos, los ruegos que aún tiene pendientes para el próximo año. Sí, hasta los ángeles se cansan y hay un día como hoy cuando se niegan a batir las alas. El viento ocupará su lugar y explicará su ausencia.
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PERIÓDICO DEL MARTES 21 de febrero de 2005 “Las noticias de hoy serán la poesía de mañana”, Juan Gustavo Cobo Borda
¿Hoy salió el sol en Urabá? -preguntoMe destroza la fotografía del hombre que llora sobre los cuerpos acribillados por unas balas “que no se sabe de dónde vienen” pero que –no importa lo que diganno tienen razón. A esta hora, mientras tomo el café de la mañana y el periódico se abre como un abismo de papel, estoy segura de que a pesar de las “drásticas medidas” no hay sol ni aire ni luz en esta tierra culpable de silencio.
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DESPEJANDO LA INCÓGNITA En esta lección contigo no puedo aprobar curso. No importa lo que estudie, me pierdo en ecuaciones Nada es igual a Nada De esta fórmula nuestra sólo parece claro que eres un “tipo X”, factor desconocido.
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LAS VOCES DEL RÍO Las piedras del río murmuran los secretos a voces de la guerra. Me dicen que allá arriba, donde todo es niebla, bosque y montaña, hay hombres despiertos día y noche y que en las sombras duerme únicamente el miedo. Un niño busca entre las flores un retazo de infancia, lo enreda en el palo del fusil, lo echa a volar cuando dispara, -mariposa de fuegosu única cometa.
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ESCRIBIR Es probable que no pueda escribir sobre el amor, porque nunca he amado; pero sĂ sobre la muerte, porque muero mil veces cuando digo tu nombre.
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MINUTO DE SILENCIO Londres, julio de 2005
Hoy el silencio es el mapa del mundo. Pero a nosotros las palabras nos mandan señales, como barcos encallados antes de arribar a puertos más seguros. Es necesario que nos salven del naufragio. Es urgente decirnos las frases más intensas, las más dulces, -podrían ser las últimas-. Un hilo nos suspende entre la realidad y el sueño. El Big Ben como un cíclope triste marca la hora: son las doce y el tiempo se detiene en el latir de un corazón.
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ZAPATO DE MARCA A Juan José Millás
Este zapato de marca, hecho en Taiwán o en Guatemala, tiene un defecto: me duele el niño que cortó la lengüeta más ancha de lo conveniente y a quien el error le costó, de seguro, el puesto en la maquila. Debería ser un zapato juguetón, porque viene de su infancia y enseñarme a ganar siempre en la rayuela, el cielo. Pero no, el zapato sólo repite: “made in” ,“made in”, quién sabe dónde, de qué manos pequeñas.
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MAREA BAJA “Todo en ti fue naufragio…”, Pablo Neruda
Te veo llegar, náufrago sin vela. El galeón se equivocó de puerto. Y yo, la de las manos llenas de brújulas y mapas, nada puedo hacer. Sólo mirarte como un pedazo de madera en la playa, después de la marea baja. Precisa, quieta, silenciosa… como si no te hubiera visto, como si no pasara nada.
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Para que no me delaten las palabras, para que nadie se dĂŠ cuenta de que pierdo mi rumbo en tu mirada.
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CARRERA Me siento extra帽a, el galope de mis venas no tiene riendas; el jinete cay贸 de la montura hace varios caminos.
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ÚLTIMO VIAJE Junio 18 de 2007 “Pues Aquiles no es insensato, ni temerario, ni perverso y tendrá buen cuidado de respetar a un suplicante”, La Ilíada
Es tarde. Habrá redención para ellos, pero no para nosotros. Nadie cerró sus ojos, ni dejó sobre sus párpados las monedas que aseguraban el viaje al Hades, el sitio en la barca de Caronte. Ya no tienen párpados Ya no tienen ojos… Once errantes en las sombras de esta guerra, cruel y larga como la de Troya pero más despiadada.
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Sin hĂŠroes ni semidioses, sin mensajeros divinos que conviertan nuestro terror en canto. SĂłlo hijos y viudas suplicantes, reyes tristes y este incendio que anuncia mĂĄs piras funerarias.
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COMIENZO Puede que no tenga tiempo de contar esta historia. Es martes, el día parece detenerse frente a la puerta. El periódico no llega, la empleada no da vuelta a la llave. El reloj sigue su marcha. Yo me rehúso a mirar las manecillas. La jornada se tiende a la orilla de mi cama, como la vela de un barco listo para zarpar. Serán doce, catorce horas de hazañas memorables. Al final me estará esperando una historia que no tuve tiempo de contar.
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LOS SIN NOMBRE Puerto Berrío
Llegaron flotando por el río. Eran los “NN” de la guerra, de los que nadie quería hablar, los que no reclamaba nadie. En las orillas de los puertos se repartieron los entierros. Nadie quería incrementar la tasa de homicidios. Fueron bautizados Juan, Roberto, Tomás. Encontraron una tumba blanca en un cementerio pequeñito con flores. Y tuvieron visitas los domingos y música en cada aniversario, con mariachis.
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Hoy cada uno tiene dos historias: la que tejieron sus nuevos deudos, y la verdadera, la que buscan sus parientes. Un pĂĄjaro en vuelo cruza el rĂo, atraviesa el cementerio y canta sus nombres para siempre.
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ANIVERSARIO “¿Dónde está mi sepultura? en mi cola, dijo el sol; en mi garganta, dijo la luna”, Federico García Lorca
Hoy hace 70 años que mataron a Federico y yo quiero saber si en este día toda España amaneció llorando. Si las campanas tocaron a rebato sobre las plazas blancas de Granada y despertaron a tu tierno corazón en el barranco de Viznar, haciéndolo latir en cada uno de nosotros. ¿Desgranó la fuente su lamento de agua entre las piedras, como si quisiera llenar el aire con preguntas?
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El periódico dice que te rindieron todos los homenajes y que han descubierto, quizás, al pariente cercano que planeó tu muerte. Yo, Federico, te cuento, humildemente, que esta mañana salimos contigo, de paseo. Fuimos al mercado y compramos fruta fresca; conversamos con los tenderos del abasto, y bajo este sol que no es tu sol y donde el verde te quiere verde de verdad pensamos en ti. Sin fuente para nuestras lágrimas, sin ministros ni campanarios blancos.
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Sólo en ti Federico, en el miedo del disparo en la nuca, que no importa de dónde venga es el mismo miedo. En la caída,tu caída y la de tantos que como hace 70 años allá caen en este suelo, que no es tu suelo pero donde todo se repite. Aquí, hoy. Federico.
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MANIOBRA Nada me habría gustado más que llegar a un puerto seguro, definitivo. Recoger la vela, guardar el astrolabio y poner a secar la ropa y los zapatos bajo un mismo sol, en tierra firme. Descansar del sonido de la madera, que amenaza con hundirse en cada ola y me recuerda la frágil consistencia de mi viaje. Nada me habría gustado más que amarte y atar mi corazón al tuyo, con el nudo marinero que me enseñó a hacer mi abuelo; pero nunca fui buena en las maniobras del anclaje.
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AGOSTO EN CALI Me gustan las cometas porque vuelan alto, pero no pretenden ir a ninguna parte. Me gusta el ondear de las banderas en las ventanas del barrio, porque reparten, sin mirar a quiĂŠn, sus franjas de colores. Amo el olor de las camias, las voces del rĂo y el calor de la calle rompiendo los termĂłmetros a 38 grados. Y la sombra de tu sombra en esta ciudad nuestra.
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EL MAGO A Juan Tamariz
Un niño mira detrás de los cristales al mago que entretiene las horas de otros niños. Pegado a la ventana indaga cómo fue, cómo lo hizo, de dónde sacó el as, la moneda y el anillo. Tal vez de aquella funda, del bolsillo no ¡de la manga! ¿o le ayudó el enanito rojo en el techo vecino? Mientras sus manos forjan encantamientos y su voz nos transporta a regiones de fábula, pienso en este Merlín del Siglo XXI, poeta, ilusionista, filósofo de hadas.
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多Las horas son los trucos de la luna y el sol para encontrarse? Cae la tarde y pasan por el lado del ni単o los centauros errantes. Un caballo de mar se asoma entre la espuma y el ni単o se nos vuelve jinete por la magia, mientras la noche saca de su sombrero negro todas sus estrellas y sus naipes.
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A LA DERIVA Nos dejaste en esta ciudad alta sin montañas, en este puerto que ha visto naufragar todos sus barcos. Perdidos buscamos en los jardines la rosa de los vientos y lanzamos códigos de alerta que sólo ven los ángeles. Desde mi corazón, barca a la deriva, te busco.
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SUBRAYADO A Maruja Vieira
Me llevarás de la mano por los textos rayados con tu lapicera roja. Esas líneas cada vez más temblorosas, me dirán dónde encontrarte cuando ya no estés a mi lado. Precisa y decidida en gustos y pasiones, el trazo me abrirá el jardín del Palacio de las Dueñas de Machado y el verso continente de Neruda. Como un hilo del que penderá todo el amor me atarán a tu recuerdo las palabras.
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TUS NOVENTA AÑOS A José María Vivas Balcázar
¿Cómo serías ahora? ¿Temblaría en tus manos la taza de café? ¿Me mirarías con ojos transparentes de aldeas y de infancia? Nada habría sido igual. Tendría por lo menos tu recuerdo. Esta tarde, en el hueco de tus manos -que no encuentrovoy tejiendo tu ausencia con preguntas.
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MARIPOSA A Juana Osorio Vieira
Cuando veamos una mariposa pensaremos en ti, en tu risa de ni単a, en esa levedad con la que pasas, imperceptible, por encima de las cosas, como en vuelo.
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LAS CARTAS DE MI ABUELA A Mercedes White, poeta
Seguro era buena, pero tal vez no era tan mansa. Mi abuela tenía en los ojos cierta rabia escondida, disimulada entre el crochet blanco con el que adornaba los pañuelos de colores que salían de sus dedos sin pausa. Quería ser poeta o artista, trascender el horno y la costura, las tareas propias de una señora de su tiempo, de su casa. La abuela sólo tenía retazos y puntadas y las cartas del hijo y de la hija con su sabor amargo y tierno de distancia.
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Por cada carta la abuela enviaba como respuesta al remitente un paĂąuelo nuevo, sello postal de amor que no comprendimos jamĂĄs.
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FRANCISCA A Jorge Enrique Adoum
Oigo una voz: es mi hija. Me dice “Francisca”, pero alguna vez tuve otro nombre, que no recuerdo. Era un nombre de estrellas y montañas. Lo perdí aquel día cuando perdimos todo en Cajamarca. Aquella mañana, tomadas de la mano, las mujeres del Imperio cantamos. Primero en un susurro muy quedo, luego hasta alcanzar un grito que atravesó los caminos de piedra del Tahuantinsuyo. Mi hija también canta. Esparcimos flores y hojas de coca sobre el rostro de nuestros guerreros emplumados. Bailamos… -ella también baila62
Mi hermano, cuarto de oro mirada de oro muerte de oro no entendió la palabra del nuevo Dios de sangre y de ceniza. Traicionado, asesinado… A las hermanas del Inca nos entregaron en matrimonio. A mí me desposaron con Diego de Sandoval y a él estoy unida en el nombre del Padre y del Hijo hasta que la muerte nos separe. Pero si ese nombre no es mi nombre y ese Padre no es mi Padre, los hijos de mis hijos habitarán los siglos como dioses perdidos, buscando su memoria.
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Este libro se termin贸 de imprimir en el mes de agosto de 2009 en los talleres gr谩ficos de Editorial C贸dice Ltda.