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¿Quién abanderará tanto agravio?

El despliegue del gobierno federal para encontrar a cuatro ciudadanos estadounidenses secuestrados fue el que se esperaría cuando una tragedia similar involucre a mexicanos. Por eso fue noticia, porque fue totalmente inusual. El que no exista nada parecido cuando se trata de nacionales deja un reguero de indignados doblemente huérfanos de justicia.

Las madres buscadoras tienen que rascar la tierra con sus propias manos y muy pocas veces son acompañadas o apoyadas por algún agente gubernamental. Esa realidad contrasta con lo visto en Matamoros: una rueda de prensa para informar del secuestro de los ciudadanos de Estados

Unidos ameritó la presencia de tres secretarios de Estado.

El que el martes hayan podido dar con el paradero de los secuestrados el viernes, el que afortunadamente hayan sido encontradas con vida al

Avanzan A La Siguiente Fase

Opine usted: nacional@el nanciero.com.mx menos dos de esas víctimas, es una realidad desconocida, e impensable, para las familias mexicanas que denuncian la desaparición de uno de sus integrantes.

Pero, al mismo tiempo, esta eficacia selectiva enervará a miles de hogares en todo México, a madres, padres y hermanos de desaparecidos que nunca se cansan de ir a fiscalías donde los expedientes de sus seres queridos son sólo peso muerto en un archivo.

El Estado mostró que puede, pero nada más en casos de excepción, sólo cuando la presión amenaza con desbordarle en otras agendas, en otros ámbitos. Si el que reclama es nacional, entonces a lo más que llegará el gobierno federal es a dar informes de esos llamados cero impunidad desde el cómodo estrado de la mañanera.

Así será en tanto las víctimas no acumulen el poder suficiente para forzar que el gobierno les atienda con diligencia, para que lo que hoy es una obligación desdeñada se vuelva un tema impostergable.

Encima, las víctimas de crímenes –desapariciones, secuestros, asesinatos, “confusiones”, etcétera– ven con impotencia que no hay partido o agente social con influencia que acompañe y menos abandere su lucha.

El sistema de partidos no

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