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De política y cosas peores

juntando montoncitos de cosas parecidas entre ellas; cualquiera es un potencial coleccionista con la locura adecuada.

ARMANDO FUENTES AGUIRRE

Frecuentemente la colección ostenta más valor subjetivo, afectivo o emocional que monetario, a menos que, por supuesto, lo coleccionado sea, irónicamente, pueda venderse por separado o que quizás interese a otro potencial coleccionista lo suficiente al ue en una de esas le resulte más rentable untar suficientes dinero ue esfuer o o tie po para co prar colecciones a pre ia ente untadas por alg n ingrato potencial e coleccionista ue a le a orr dedicaci n a la tarea

Por supuesto, no es lo mismo, coleccionar cajitas de cerillos que coches deportivos, aunque seguramente los oti os ue i pulsen a untar las pri eras a an a ser parecidos que los que impulsen juntar los segundos, sólo que para andar coleccionando se requiere invertir el suficiente esfuer o tie po dinero sie pre en edida de las pelusas que se traigan involuntariamente coleccionadas en los bolsillos, capaz que el coleccionador de osos de peluche pudo haber sido un espectacular coleccionador de osos de no peluc e pero co o no a a suficientes posibilidades, tiempo, billullos o esfuerzo, nunca pudo enterarse u ien de su erdadero talento

Se colecciona lo ue a por ue lo ue no a no s puede i aginarse pintarse o escri irse as tal e pueda convertirse en algo poquito más coleccionable, entiéndase libros, pinturas o de perdido pelusas de algún coleccionador bolsillo más real que imaginario, materiali ando elocuente sustento so re lo ue si no se cosifica pue ue sea enos entendi le por eso tal e e or a r a ue asignarle distingui le for a desa orfearlo así poder parecerlo a una esfera, cubo o pirámide, plano, suave o rasposo, pintarlo de rojo, azul o amarillento con todo sus ltiples s co prensi les ariantes ue en el e or de los casos resultaran en lo o eta le por lo tanto unible con parecidos objetos, tan potenciales montoncitos nunca tan ridículos como el sinsentido de la vida, pero no tanto para los que le otorgan sentido al inasi le caos ue no ca e en la itrinas ue aun ue cupie ra, como que no da tanto orgullo exhibirlo, presumirlo o nomás mostrarlo como sí da con los coches deportivos, tiliches, discos de vinil, tazas, relojes, libros o sombreros; como si fueran eso que no puede verse pero existe, cabe, se escribe, se pinta o se imagina en desjuntados, objetivos colecciona les o etos eso ue de otro odo podr a sólo caber en subjetividades, llámense cosas, tazas, postales, caras de futbolistas o recuerdos inventados sobre un pasado mejor.

MIRADOR

C aer en los brazos de una mujer es gran deleite, pero caer en sus manos es fatal desgracia. Alguna vez oí hablar de un rico señor que perdió toda su fortuna por causa de una mujerzuela que lo arruinó con sus capric os fri olidades lo de en la más absoluta pobreza. Me sorprendió la desastrada historia. Quien me la relató, hombre del campo, se burló de mi pacato asombro:

“Uh, licenciado. ¡Ranchos se han ido por ese agujerito!”. Habrán de perdonarme quienes cuidan tanto la castidad como el dinero, pero o pienso ue arruinarse por una mujer tiene algo de caballeresco.

En cambio ir a la ruina por cosas como el juego, ese sórdido vicio que ningún placer depara a quien lo tiene, es necedad supina. El dinero a ue sa er gastar lo. Se debe buscar el punto edio entre la a aricia el derroche.

Un vecino de mi ciudad se sacó el premio gordo -tal era la expresión usada- en un sorteo importante de la Loter a esapareci re gresó unos meses después sin un centavo en el bolsillo. Le preguntaron en qué había gastado tanto dinero. Respondió: “Una parte en mujeres, otra en vino, lo de s en puras pendejadas” Otro hombre llegó a una cantina le di o al ta erne ro: “Le apuesto una copa contra el doble de su precio a que puedo morderme un ojo”. El cantinero aceptó la apuesta. El hombre se sacó un o o lo ten a de idrio se lo mordió. El de la cantina le sirvió una copa gratis.

“Ahora -siguió el individuo- le apuesto a que puedo morderme el otro ojo”. Pensó el cantinero que no podía ser que el sujeto tuviera dos o os de idrio ol i a apostar. El tipo se quitó la dentadura -la tenía postizacon ella se ordi el otro ojo. Recuerdo en este punto la e ue el uen ios su asistente, San Pedro, jugaron en el Cielo una partida de póquer con dados. Acordaron apostar a una sola tirada su resto, o sea todo el dinero que cada uno tenía puesto en el juego.

El portero celestial meneó el cubilete con los cinco dados e hizo el tiro. ¡Quintilla de ases! Imposible que el Señor pudiera superar eso, pues aunque sacara también cinco ases el que empata pierde. Iba a recoger San Pedro todas las fi c as pero el Señor lo detuvo: “Momento i o su tiro salieron del cubilete seis dados, cada uno con un as. Masculló San Pedro, hosco: “Señor, estamos jugando por dinero. Milagritos no”.

Eso de apostar tiene sus riesgos, a menos que la apuesta sea como la que el topo le hizo al conejito. Le dijo: “Hice dos agujeros, éste donde a ora esto a uel otro que está a 20 metros. Juguemos una carrera. Yo iré por abajo de la tierra, tú correrás sobre ella. El que llegue primero al otro agujero tendrá derecho a aprovecharse del perdedor”.

El conejito aceptó jugar esa carrera a la o de “ ¡Ya! ” corrió a toda su velocidad. Pero cuando le faltaban unos metros para llegar al agujero el topo se asomó por él, sonriente. El conejito tuvo que pagar la apuesta.

“Dame la revancha” -le pidió al topo-. Esto no se puede quedar así”. Jugaron una segunda carrera. El conejito se esforzó a toda su velocidad, pero antes de llegar a la eta a esta a en ella el topo sonriente orgulloso Otra vez el conejito debió dejar que el topo hiciera en l lo su o idi una nue a re anc a sucedi lo is mo: antes de llegar él al agujero asomaba la cabeza el topo, que de nueva cuenta se aprovechaba de él.

Una astuta zorra había estado viendo aquello. Fue hacia el cone ito le di o o mañana!...

Es una publicación diaria de TV ZAC, SA de CV, domingo 12 de febrero de 2023. Editor responsable: PERLA VELASCO RAMOS. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2015-050710204200-101. Número de Certificado de Licitud de Título y de Contenido: 16593. Domicilio de la Publicación: Avenida Hidalgo No. 616, Zona Centro, C.P.

HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO sto ue o a narrar no est en el nesis a quienes piensan que es un relato apócrifo, pero quienes han recibido el precioso regalo de la música lo dan por verdadero. Al principio del mundo las aves no cantaban. Mudas, hermoseaban el paisaje con su plumaje colorido, pero no con sus trinos. Eran un silencio con alas. Callaba el ruiseñor, lo mismo que la alondra. Callaban el canario el gorri n alla an igual ente la calandria el er d n el p aro adrugador Sin el canto de las a es la tierra esta a triste tristes esta an las criaturas Pero al buen Dios no le gusta la tristeza. Su credo es de alegr a pues es credo de a or el a or ien cu plido es siempre alegre. Entonces el Señor hizo a Mozart. Las a es escuc aron su sica entonces todas rompieron a cantar. Cantaron el pájaro madrugador, el verd n la calandria cantaron el gorri n el canario cant la alondra cant ta i n el ruise or El mundo se llenó de música. Y fue más bello el mundo, pues sin música el mundo es triste mundo.

Manganitas

López Obrador recibió al presidente de Cuba. Equivocada es la vía que AMLO lleva en su carrera. Si Stalin aún viviera también lo recibiría.

seas pendejo. Son dos topos, uno en cada agujero. Ambos se están aprovechando de ti”. Respondió el conejito con ada ado gesto a au tada voz: “Tú no te metas, zorra. Deudas de juego son deudas de honor”. FIN. www.ntrzacatecas.com

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