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José Julián Llaguno, expresión y naturalidad

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Tienta protagonizada por la seriedad y la bravura

NATALIA PESCADOR

L a expresión y naturalidad del toreo comienza en el campo bravo, en las plazas de tienta donde se examina la bravura de las hembras.

La emblemática ganadería de José Julián Llaguno, preserva historia y grandeza, pero ante todo, amor por la crianza del toro de lidia.

El campo bravo zacatecano ha sobrevivido a los desastres naturales, la sequía, y no hace mucho, a una pandemia que hizo pausa en todo y todos.

Sin embargo, todo sigue de pie, al trascender y dejar huella, re ejo de las manos de trabajo de José Miguel Llaguno, que ahora hereda esa misma pasión por la ganadería a su hija María. Es una casa ganadera donde se respira para y por el toro de lidia.

Aquí, en este rancho una nueva jornada de campo ha comenzado con una tienta, protagonizada por la seriedad y bravura, y la minuciosa selección. Hasta aquí han llegado los matadores Ernesto Javier El Calita y Arturo Saldívar para probar una selección de vacas, hecha por José Miguel.

Fueron tentadas 14 vacas, en las que cada uno de los matadores dejó su esencia y sello. Ernesto Javier El Calita, líder del escalafón nacional, plasmó la hondura en su trazo, con clase y mando al gustarse con las siete vacas, que a él le correspondió poner en suerte y torear.

En el campo bravo vale la inventiva, torear despacio, sentirse cómodo y echar a volar la imaginación. Son las escenas que posteriormente se pondrán en práctica en una plaza de toros. Es el ensayo del toreo y por ello la interpretación natural lo es todo. Madurez y evolución del torero me iquense que re ejó el buen momento que atraviesa.

Fresca promesa Arturo Saldívar al encuentro, con él, con su tauromaquia, busca el sentimiento torero, y aunque la prueba no ha sido fácil al costear los sinsabores, se mostró con poder, con la claridad de ideas y, sobre todo, con la disposición. Un lote de vacas complicada, que demuestra que no siempre todo sale a pedir de boca.

Ha sido una larga jornada con un cielo azul como testigo, con la sabia naturaleza que rodea esta plaza de tientas que guarda, como el de hoy, cientos de capítulos.

En los libros quedan las anotaciones de una tienta más, con los estándares más altos, en las que salvaguarda siempre el sello distintivo de una ganadería donde la presencia y la bravura lo son todo. José Miguel Llaguno, al frente de una ganadería que mantiene siempre al toro, como el eje fundamental del espectáculo.

El atardecer acompaña el cierre de un día de tientas, con la promesa eterna de un mañana. El campo bravo es oxígeno, el zacatecano, aún más.

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