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De espaldas al campo

Estamos en pleno tiempo electoral, la mayoría de las provincias han adelantado sus comicios y por otra parte siguen firmes las fechas para las elecciones nacionales. Por lo tanto, y con un alto nivel de desánimo, la ciudadanía tendrá que movilizarse varias veces para ir a las urnas. Se deberá ir por las PASO a nivel provincial en algunos casos, en otras elegir intendentes y gobernador, luego vendrán las PASO nacionales, después el comicio para el cambio de Presidente y a continuación un balotage que definirá quién nos gobernará los próximos 4 años. En las provincias donde ya se eligió gobernador los oficialismos han defendido sus puestos, pero hay casos como Neuquén, San Luis y La Rioja donde las alianzas y partidos opositores han triunfado, marcando una clara tendencia hacia un cambio.

La gran incógnita está centrada en la elección del nuevo presidente aunque antes se deberá pasar por las Primarias que definirá los candidatos definitivos. A lo largo y ancho del país se vive un clima de preocupación ante el difícil momento por el que atraviesa el país en dos aspectos fundamentales: la crisis en el propio Gobierno y el crítico panorama económico con alta inflación, deuda externa y un Banco Central vacío de recursos. Es decir que estamos ante una coyuntura nunca antes vista a lo largo de 40 años de Democracia. Están ocurriendo muchas cosas graves en el país incluyendo la inseguridad y ciertas decisiones a nivel de la Justicia que no se condicen con el sentido común. Hay observadores y analistas políticos que no titubean en definir que hoy se vive en un clima de anarquía a partir de lo que ocurre en Buenos Aires con las movilizaciones sociales y el comportamiento de algunos sectores gremiales que no dudan en realizar paros sorpresivos y dejar a la intemperie a millones de argentinos que se movilizan para ir a su trabajo.

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Está claro que a quienes nos gobiernan hoy poco les importa los padecimientos de la población, del empobrecimiento, de las necesidades urgentes en salud, en la educación y en la inseguridad que está alcanzando niveles de inquietud permanente. Esto no es relato, surgen de los hechos que son noticia todos los días. Se le ha dado la espalda a la sociedad en general, donde unos pocos se benefician haciendo “coincidir” la ideología para sacar partido en este desorden. Algo parecido al “sálvese quien pueda”.

Mientras tanto quienes hacen política y los posibles debutantes que son pre candidatos hacen campaña con propuestas vacías, repitiéndo- se conceptos remanidos, prometiendo seguridad y bienestar sin contar siquiera con programas serios donde figuren los temas prioritarios que se deben atender. Y como no podía ser de otra manera, ni hablan del campo, ni los candidatos más conocidos se han detenido a leer las propuestas que han elevado las entidades del campo -CRA, FAA, CONINAGRO, SRA, y otras entidades altamente representativas en sus provincias como lo pueden ser CARSFE E en Santa Fe o CARBAP en la provincia de Buenos Aires.

En el editorial de junio de Nuestro Agro hacíamos referencia a conceptos emitidos por CRA, donde los dirigentes ruralistas expresan que “comprendemos que la política partidaria y el campo no tengan la misma visión. Sin embargo, nos atraviesa un fenómeno en común, que es el futuro. El campo está listo para ese desafío”. Días pasados en diferentes eventos este medio dialogó con dirigentes de las entidades agropecuarias y todos coincidían en comentar acerca del desinterés por hablar sobre cuestiones importantes que reclama el sector. Hasta los más representativos precandidatos no sólo se acercan a escuchar y debatir propuestas que ya están en los despachos oficiales y en el ámbito de las Cámaras del Congreso, sino que se palpa una clara indiferencia por los problemas que está enfrentando actualmente toda la cadena agropecuaria. Sin embargo, al aludir a la crisis económica no titubean en argumentar que se debió a la sequía y al conflicto bélico en Europa y a otros argumentos poco sostenibles. Es cierto que el clima ha golpeado duramente al campo en sus dos últimas campañas y es precisamente hoy donde deben aparecer claras propuestas políticas para recomponer al sector aliviándolo de la presión impositiva, de trabas absurdas y generar una política de financiamiento a largo plazo. Vuelve a achicarse la siembra de trigo y este nuevo ciclo debe enfrentar una vez más, la incertidumbre que generan la ausencia de políticas de Estado y la falta de credibilidad.

Quien tenga una propuesta seria que genere “confianza” podrá poner en marcha todo el complejo productivo que hoy trabaja a media máquina y por consiguiente, dejando de generar recursos genuinos al propio Estado. No importa la cantidad de votos que les genere el campo, es con más producción y mayor incentivo hacia las Pymes lo que podrá recomponer una situación tan dramática como la actual. Lo que se está padeciendo, nadie sale a reconocerlo. Solamente se escucha el relato de que “la culpa es de los otros”.

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