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Arte 709

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«Evil»: fe, razón y viceversa

Los creadores de «The Good Wife» exploran el origen del mal.

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TEXTO Alberto N. García [Com 00 PhD 05] es profesor titular de Comunicación Audiovisual y crítico cultural

La tentación es radicalmente humana. Hasta Jesucristo fue probado en el desierto y sufrió momentos de duda en el huerto. Porque la debilidad acecha y el Mal existe. Ambas premisas espolean Evil, una vuelta de tuerca a lo policíaco: es un drama sobrenatural, una serie de misterio… ¡y un diálogo entre fe y razón! Esto último no solo le aporta su más innovadora característica a Evil, sino que choca al espectador, dada la alergia del mainstream cultural y artístico hacia las confesiones cristianas.

Porque el tema de Evil es el origen del mal, y sus protagonistas, un seminarista católico y una psicóloga forense. Por un lado, comparece David Acosta (el Mike Colter de Luke Cage), un experiodista que se está preparando para ordenarse sacerdote. La diócesis le ha encomendado investigar tanto posibles milagros como apariciones satánicas, puesto que al agua bendita siempre le ha de preceder la posibilidad del vademécum. A David le atormenta algo de su pasado y en ocasiones le cuesta ver a Dios, pero sigue la doctrina de Roma al pie de la letra. Precisamente por eso contrata para su equipo a Kristen Bouchard (la emergente Katja Herbers), una agnóstica mamá de cuatro y marido ausente. Su misión es clara: emplear sus conocimientos para ayudar a discernir cuándo la ciencia puede dar respuesta a los misterios que investigan.

Con esa premisa, por la serie irán pululando psicópatas asesinos, cadáveres que respiran durante una autopsia, tenebrosos niños vestidos de Halloween o exorcismos donde no funcionan el latín ni el crucifijo. Su brillantez radica en su apertura epistemológica: rara vez los casos de la semana se resuelven de manera diáfana; lo habitual es que los personajes se cuestionen sus presupuestos y el relato abrace lo inexplicable. Nunca hay goleadas: unas noches será la ciencia la que acabe con la boca abierta y, otras, será la religión la que admita que «y sin embargo, se mueve».

El relato va ganando poso conforme avanzan los episodios, en las relaciones humanas que ensanchan el drama

Este dejar respirar a la duda es marca de la casa. Los creadores de Evil son el matrimonio King, responsables de The Good Wife, un programa esencial para entender la década que se nos ha escurrido. Durante siete temporadas, aquel drama familiar disfrazado de serie legal —o viceversa— supo ficcionalizar todos los temas candentes de las guerras culturales. Y lo hizo sorteando el dogmatismo, reivindicando —como en cualquier buen juicio— los pros y los contras de cada argumento. Un fair play idéntico inspira Evil desde su concepción: «Dado que creamos dos personajes que tienen ideas muy diferentes —explica Michelle King—, es importante que se escuchen con respeto y que se sientan cómodos expresando esos puntos de vista opuestos», que se reflejan siempre con cariño intelectual y matices: «Lo último que alguien quiere es encender la tele y que le den un sermón. Es mucho mejor que tengas a la gente cuestionándose cosas», explica Robert King. Así, David, a pesar de ser un religioso muy sólido intelectualmente, lucha contra los límites de la fe y recuerda la facilidad, tan humana, de la caída. Kristen, por su parte, rebaja su proverbial escepticismo alconstatar que lo imposible ocurre.

Entre ellos se establece una simpática relación profesional, de afecto y cortesía, que permite que el diálogo entre fe y razón avance sin estridencias en Evil. Pero también crece entre Kristen y David una relación de amistad, que nos habilita a los espectadores para inmiscuirnos en las esferas íntimas de los personajes y en los rasguños que sus posturas vitales conllevan: las dificultades del compromiso (matrimonio y celibato), la responsabilidad de la familia o la soledad de la vocación.

Ahí es donde el relato va ganando poso conforme avanzan los episodios, en las relaciones humanas que ensanchan el drama: en el marido ateo que regresa y se pone a rezar por una hija enferma o en ese doloroso pasado que David no termina de limpiar. Son elementos de continuidad narrativa que se complementan con el gran villano: el Dr. Leland Townsend, un siempre inquietante Michael Emerson. Durante los trece capítulos de la primera temporada, el Dr. Townsend aporta una presencia mefistofélica que, aunque pueda sonar paradójico, rebaja la intensidad de la trama, incluso insuflando ciertos ramalazos de comedia.

A pesar de explorar la geografía del terror y de que haya misterios de la semana realmente espeluznantes, Evil se consume con gusto. Por la inteligencia de los enigmas que plantea, por lo refrescante de su mirada al género y, sobre todo, por encarar aquel texto del papa Benedicto XVI: «Si, contemplando el misterio, la razón ve oscuridad, no es porque en el misterio no haya luz, sino porque hay demasiada».

APUNTES

KÁRATE DE MODA. Uno de los renaceres más sorprendentes de la cultura popular contemporánea es Cobra Kai. La serie —producida inicialmente por YouTube y globalizada por Netflix— retoma, décadas después, a los personajes de Karate Kid. Drama adolescente, nostalgia y una relectura dramática del original. Exitazo. Inesperado.

LA MISANTROPÍA DE LARRY DAVID. El coguionista de la mítica Seinfeld debutó con su propia serie, en HBO, en el año 2000. Y ahí sigue Curb Your Enthusiasm, haciendo risa de las relaciones sociales, la cotidianidad y el gruñón que todos llevamos dentro. Su undécima temporada está en el horno. Humor inteligente que también se carcajea de los límites. Incombustible.

MOMENTO DULCE DE LAS SERIES ESPAÑOLAS. El otoño de 2020 la ficción española dio que hablar más que nunca: Patria, Antidisturbios, Veneno… Pero quedan muchos proyectos prometedores: Sky Rojo, Espabilados o La fortuna, de Amenábar, entre otras. Ascendente.

NÚMEROS

200

millones de personas estaban suscritas a Netflix al cierre de 2020. Un crecimiento de 33 millones con respecto a 2019.

493

series produjo la industria estadounidense en el año del covid-19, lo que supone un 7 por ciento menos que el ejercicio anterior.

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