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Escena 710
El tiempo interior
Medio siglo después, la Ópera de Baviera decide renovar uno de sus clásicos, «Der Rosenkavalier» («El caballero de la rosa»), de la mano del director australiano Barrie Kosky.
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Texto: Felipe Santos [Com 93] @ultimoremolino |Fotografía: ©W. Hoesl / Bayerische Staatsoper
En 1715 William Hogarth pintó una serie de seis cuadros que se titula Marriage à-lamode (Casamiento a la moda), una denuncia sobre las terribles consecuencias de los matrimonios acordados por dinero entre las clases altas inglesas del siglo xviii. El artista no tuvo mucha suerte con su recepción, pero al menos una de las obras fue decisiva para que el poeta Hugo von Hofmannsthal escribiera sobre este tema un libreto de la nueva ópera de Richard Strauss. Der Rosenkavalier (El caballero de la rosa) se estrenó en Dresde el 26 de enero de 1911, con el director de orquesta Ernest von Schuch y la dirección artística de Alfred Roller.
Aunque al comienzo Hofmannsthal quería centrarse más en Ochs, el noble vienés que persigue casarse por dinero, y en el enredo que termina con su desenmascaramiento, el personaje de la Mariscala, su prima, es el que asienta los principios de esta obra.
La Ópera de Baviera, que lleva años haciendo equilibrios entre la tradición y la modernidad, ha sido más audaz en los últimos tiempos abrazando ideas nuevas para títulos sagrados. Para todos, menos para Der Rosenkavalier. La propuesta realizada en los setenta por Otto Schenk, de corte tradicional y fiel al pie de la letra al libreto, se mantenía intocable, y más después de que el director Carlos Kleiber tocara el cielo interpretativo en memorables noches de los años noventa.
La obra estaba destinada a ser una comedia, al más puro estilo mozartiano en Le nozze di Figaro. Pero como ocurre a ambas, la profundidad de los personajes y la caracterización de la música les otorga un significado añadido, como un lienzo que oculta diversas capas.
Una de ellas es, sin duda, la reflexión sobre el paso del tiempo. En una puesta en escena largamente esperada, Barrie Kosky nos brinda una certera consideración sobre los efectos que provoca su avance. Así, un reloj de carillón se sitúa, protagonista, delante del telón. Cuando las manecillas señalan la hora de comienzo de la ópera, el tiempo se retrasa de repente. Nos vamos al pasado.
Toda la escena está revestida de ese color negruzco que se adhiere a la plata cuando envejece. Los contornos se difuminan en la estancia como si habitaran rincones oscuros y abandonados. Kosky nos hace contemplar una fotografía antigua, casi un daguerrotipo, con siluetas en color que evocan otras épocas. ¿Y si todas las figuras que vemos fueran tan solo fantasmas encerrados en esos lugares?
LA MARISCALA, EN EL ACTO I DE «DER ROSENKAVALIER»
La ópera se abre, como es conocido, con la nebulosa de una noche de amor entre el joven Octavian y la Mariscala. Quieren conjurar un tiempo que se desvanece ante el empuje de la mañana. Cuando suena uno de los valses, aparece una suerte de cupido viejo, que detiene el instante y lo reanuda a voluntad. Comienza el día en que ambos tendrán que desempeñar sus papeles en sociedad. Lo que es y lo que ha de ser, frente a frente. Como el espejo en el que se mira la Mariscala cuando han acabado de prepararla. «El tiempo, en el fondo, no cambia las cosas», dirá mientras contempla cómo ha transformado su rostro de manera lenta e imperceptible.
Ochs von Lerchenau, el primo de la Mariscala, espera casarse con la hija de un rico burgués mientras trata de apañar un contrato matrimonial excesivamente ventajoso. La trama se complica cuando Octavian, encargado de presentar la rosa a la novia en señal de compromiso, se encuentra con ella y se enamoran. El resto de la ópera consistirá en destapar al engañador, para quien los días discurren lentos y tediosos para la consecución de sus fines.
Y del tiempo que se va, de la farsa descubierta, a la renuncia casi estoica de la Mariscala para que la nueva pareja viva su sueño de eternidad. El reloj del comienzo vuelve a escena con la hora que marcaba entonces, como si no hubiera transcurrido ni un solo minuto. Quizá ese sea el tiempo de los fantasmas, el que no corre y queda detenido en un rincón de la historia. En los últimos compases, la Mariscala nos recuerda a Delphine Seyrig en la película El año pasado en Marienbad (Alain Resnais, 1961) y contempla la escena como quien vio ese tren que ya pasó. Al final, el viejo cupido arranca la manecilla del carillón y sobre el escenario flota esta pregunta: ¿qué tiempo es realmente el que transcurre? nt
Ficha artística
«Der Rosenkavalier», de Richard Strauss. Nueva producción del Teatro de la Ópera de Baviera, estrenada el 21 de marzo de 2021.
Director de escena: Barrie Kosky. | Escenógrafo: Rufus Didwiszus. | Figurinista: Victoria Behr. | Iluminador: Alessandro Carletti. | Intérpretes: Marlis Petersen, Christof Fischesser, Samantha Hankey, Johannes Martin Kränzle, Katharina Konradi. | Orquesta de la Ópera de Baviera, bajo la dirección musical de Vladímir Jurowski.
El director
Barrie Kosky (Melbourne, 1967), al frente de la dirección artística de la Komische Oper Berlin desde 2012, ha capitaneado una renovación de la escena en óperas clásicas y contemporáneas. En una entrevista a la cabecera inglesa Opera Now, se declaró un apasionado del género porque «pone de relieve una verdad que revela más sobre la condición humana a través de grandes compositores que cualquier documental».