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Música

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Series 710

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«El madrileño» o el triunfo de la radio del taxi

C. Tangana se ha pasado su carrera rechazando las etiquetas y pidiendo a los críticos que no le encasillaran en un único género musical. Ahora, con la publicación de El madrileño, ha conseguido lo que quería: que le dejen hacerlo a su manera.

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Texto: Ana Sánchez-Reig Pardo [LEC 21] y Daniel Dols [Com His 19] | Fotografía: Javier Ruiz - Sony Music

El final de febrero nos regaló el lanzamiento del último álbum de C. Tangana. Un trabajo que ha conseguido el mejor debut de un artista nacional en la historia de Spotify España: con más de cinco millones de reproducciones en veinticuatro horas le arrebató el puesto a El mal querer de Rosalía, que cosechó dos millones de escuchas en un día. Fuera de nuestras fronteras ha sido el primer español en colarse en el top ten de álbumes más escuchados mundialmente en la plataforma. No se había visto una celebración así desde el gol de Iniesta. El treintañero ha dejado atrás el reguetón de discoteca para dedicarse a las fusiones urbanas con géneros populares hispanos.

Le preguntó Pablo Motos en una entrevista: «Puchito, ¿cuál es la maña?». ¿Cómo un tío con fama de trapero revienta en un fin de semana las listas de éxitos? ¿Cómo alguien que se dirigía a adolescentes con chándal y riñonera falsa de Gucci llega también a sus abuelas, esas que madrugan para hacer croquetas con los rulos puestos? Es fácil achacarlo al mal gusto de la gente, pero pasar de rimar mami con Miami y ella con botella a hacer mezclas con coplas clásicas no es fruto de la improvisación.

Este álbum destaca por muchas razones. La primera: comprender que solo Sabina canta sobre Madrid como Sabina pero que hay espacio para aportar una nueva mirada costumbrista de la ciudad, y que en esa visión tienen el mismo peso los videoclips que las letras: «Tú me dejaste de querer» supera los ciento diecisiete millones de visualizaciones en YouTube.

«El madrileño» nos sorprende cantando a la España del gotelé y la vajilla ámbar de Duralex. Con la delicadeza con la que Velázquez pintó a su aguador, con la dignidad de rey con la que retrató al payaso acondroplásico, C. Tangana mira a los moradores de la capital. De la mano de la productora Little Spain, nos encontramos con la pareja de Salamanca y el niño que fantasea con la mirada perdida a través de la ventanilla en ese taxi de «CAMBIA!», con el portero bailongo que rellena sudokus para matar el aburrimiento en «Los tontos», con los adolescentes fogosos en los portales de «Cuando olvidaré». Su conocimiento de la calle madrileña se ve en letras, samples, carátulas y conciertos. No es casualidad que el actor que encarna a Pepe Blanco, uno de los hombres más ilustres de la copla del siglo xx, en este último videoclip sea Imanol Arias. Es un guiño a esa televisión de la cocina que nos ha acompañado, emitiendo capítulos refritos de Cuéntame. Tampoco se puede obviar el repertorio de artistas con los que Antón ha decidido rodearse: Niño de Elche, Eliades Ochoa, La Húngara o Kiko Veneno son iconos del panorama latinoamericano y español, titanes del género que forman el tapiz musical del álbum.

Pero no todo son claveles para «El madrileño». De Antón no se olvida la cancelación de un concierto en Bilbao en 2019 y por sus letras arrastra feroces críticas que lo tildan de machista. Durante este tiempo, parafraseándole, ha tenido que hacer un cursillo rápido de feminismo. Y se nota. Siempre ha escrito en masculino, pero El madrileño no es un machito de la calle mandando a las chatis a bailar; es un hombre emocionándose.

Aquí canta a la añoranza. En su mirada no hay política alguna. ¿Supremacía?, ¿nacionalismo?, ¿cómo va a haber eso en una oda al populacho? Es mucho más simple: amor y respeto. Este disco parece tocar la fibra de la nostalgia de barrio. Morriña de tierra seca y pueblo, no aldea global.

El álbum llega a un público preparado para disfrutar del flamenquito otra vez. Y en lugar de juzgarlo a él por hacer su versión, tocaría preguntarse por qué hasta que no ha triunfado lo español en ultramar no nos hemos dignado a escuchar la radio del taxista. Que parece que tiene que venir James Rhodes a decirnos que el bocata de calamares está bueno.

«El madrileño», con críticas o sin ellas, no dejará de ser lo que es: una cápsula emocionante del sentir madrileño. Un cruce melódico entre España y Latinoamérica que deja ver la situación de mestizaje intrínseca a la capital. Un viaje a la ciudad de todos a través de los ojos de Antón.

Apuntes

COLABORACIONES. El madrileño presenta catorce canciones y el mismo número de colaboradores. C. Tangana ha explicado en distintas entrevistas su criterio para seleccionarlos: «Que fueran leyendas y que no pertenecieran al ámbito del mainstream, aunque hubieran llegado al público masivo. Que no le hablen a la gente por los canales habituales, sino que se hayan buscado su propio mundo».

¿MAL QUERER? El mal querer posicionó a rosalía como artista internacional de referencia. El título encierra una curiosidad: C. Tangana, su expareja, figura como compositor en los créditos de ocho de las once canciones.

URBANITAS FOLCLÓRICOS. Antes que Álvarez, otros artistas han mezclado folclore y música urbana. rodrigo Cuevas combina cantes asturianos y gallegos con dance, electrónica y cabaretismo. Todo con la delicadeza del que ama la tierra. Otros, como niño de elche, experimentan por el filón flamenco, con el jazz, rap y la performance.

DISTINTOS SOMBREROS. En el Registro Civil aparece como Antón Álvarez Alfaro, pero sus amigos le apodan Pucho. Empezó a rapear como Crema en 2006, con el grupo Agorazein, y un año después reapareció en solitario como C. Tangana. Ahora, El madrileño añade un nuevo sombrero a la colección.

EN VIVO. El 20 de abril C. Tangana sorprendió con la primera interpretación en vivo de El madrileño. Lo hizo de la mano de la plataforma estadounidense NPR Music y su ciclo de acústicos «Tiny Desk Home Concert». Quince minutos en los que regala una canción inédita: «Me maten», junto a Antonio Carmona.

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