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números
7,13
euros cuesta de media una suscripción a una plataforma de streaming. Prime es la más barata y HBO y Disney+, las más caras.
400
horas de anuncios se ahorran al año los niños que solo ven Netflix frente a los que ven televisión convencional.
Cobra Kai: nostalgia, ironía y adolescencia
Uno de los renaceres más sorprendentes de la cultura popular contemporánea es Cobra Kai.
La tardía continuación de Karate Kid actualiza la pelea entre Larusso y Lawrence. texto Alberto N. García
[Com 00 PhD 05] es profesor titular de Comunicación Audiovisual y crítico cultural
96—Nuestro Tiempo primavera 2021
Cobra Kai no es Shakespeare. Ni pretende serlo. Pero es una serie que tiene muy claras sus aspiraciones: entretenimiento adolescente, nostalgia ochentera y un juego textual en el que los espejos andan invertidos. De ahí su imponente éxito, capaz de barrer espectadores desde los cuarentones que entonces echaron los dientes escuchando las enseñanzas del profesor Miyagi hasta chavales que se flipan con las torsiones del kárate y su mística.
Aunque se haya convertido en un fenómeno gracias a Netflix, Cobra Kai fue estrenada por YouTube Premium, un intento fallido de producir series propias para competir en la batalla del streaming. La cadena de vídeos de Google sabía del potencial —pero también de los riesgos— de rescatar, treinta años después, a los personajes de una película icónica. Le permitía insertar a la audiencia en un entorno bien conocido, cebo en teoría ideal para un usuario evanescente, siempre a un clic