Nuestro Tiempo 713

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NUESTRO TIEMPO NÚMERO 713 ABRIL 2022 14 euros

Nixon en Pekín Cuando China y EE. UU. comenzaron a entenderse Carlos Pujol Una década sin un silencioso gigante de las letras Entrevista a María Iraburu Cien días como rectora de la Universidad

HABITAR EL 2050 Número 713 NUESTRO TIEMPO Abril 2022

Visita guiada a los barrios del futuro



NUESTRO TIEMPO Abril 2022 Fundada en 1954 Año LXVIII. Número 713

Editor Teo Peñarroja Canós [Fia Com 19] Gerente Carmen Muriel [Bio 92 PDG IESE 08] redacción Ana Eva Fraile [Com 99], redactora jefe María González Zabal [Com 03] Miguel Ángel Iriarte [Com 97 PhD 16] Lucía Martínez Alcalde [Fia 12 Com 14] Mikel Aguado [Com 22] Columnistas Enrique García-Máiquez [Der 92] Paco Sánchez [Com 81 PhD 87] Ignacio Uría [Der 95 PhD His 04] Críticos Libros: Joseluís González [Filg 82] Cine: Ana Sánchez de la Nieta Series: Alberto N. García [Com 00 PhD 05] Música: Marcos Gendre Escena: Felipe Santos [Com 93] Arte: Zuriñe Lafón [Com 09 PhD 16] Colaboradores en este número Eva Baroja, Paola Bernal, Jorge Carrión, Manuel Casado, Antonio Chacón, Fernando Echarri, Leire Escalada, Daniel Franco, Rocío García de Leániz, Juan González Tizón, Laura Juampérez, Pablo Maljean, Philip Muller, Pablo Pardo, Blanca Rodríguez Gómez-Guillamón, Mariaje Ruiz, José María Sánchez Galera, Alberto Sánchez León, Sergio Sánchez-Migallón, Teresa Vallès-Botey Fotografía Manuel Castells, familia Chillida, Carmen Valiño, Lupe de la Vallina, Compañía Antonio Ruz Ilustraciones Diego Fermín, Javier Otazu, Pedro Perles Portada SOM (Skidmore, Owings & Merrill) Diseño Errea Impresión MccGraphics Redacción y Publicidad Facultad de Comunicación, Universidad de Navarra, 31009 Pamplona, España Atención al suscriptor Palmira Velázquez T +34 948 425 600 (Ext. 80 2590) pvelazquez@unav.edu Edita Universidad de Navarra Web nuestrotiempo.unav.edu DL: NA 10-58 / SP-ISSN-0029-5795 La revista no comparte necesariamente las opiniones de los artículos firmados

8 064 ejemplares/ número (2021)

Member of CASE

LA PRIMERA Teo Peñarroja

Tu maletita está en el coche Querida, ya está todo a punto: las camas hechas, las cortinas nuevas. Esta tarde viene el técnico a revisar la caldera para que no pases frío. Ya verás todo lo que te hemos preparado. Descubrirás las trescientas cuarenta y tres razas de perro que existen y todas te parecerán adorables. Y más: en el mundo hay leones, que son gatos gigantes con melena, y también ballenas, como autobuses submarinos. Hay mariposas y pudúes, sardinas y serpientes, camellos, dromedarios y garrapatas. Hay animales que no existen, como el unicornio, que son muy verosímiles, pero luego existen otros absurdos, como el dragón de Komodo, el calamar gigante, el diablo de Tasmania y esos peces con bombilla que no sé cómo se llaman. Hemos puesto a punto las estaciones del año. Cada una tiene sus cosas, todas buenas: el florecimiento de las plantas y los amores, el salitre en la piel achicharrada, las castañas sobre las manos frías y la Navidad. ¡Ah, la Navidad! Eso sí que es una buena historia. No te creas que esto de explicar el mundo es fácil, pero lo hago lo mejor que puedo contigo y en mi trabajo de periodista en Nuestro Tiempo —esta es mi primera columna en papel—. Ya irás entendiendo: antes todo iba muy despacio, pero mientras tú no eras más que un proyecto la vida se aceleró y pululan por ahí ideas como digitalización total, internet de las cosas o metaverso. Y aquí nos vamos adaptando. También hemos puesto a punto la tradición y la cultura, para que cuando llegues tengas un mirador al que asomarte. Para preparar tu venida han sucedido siglos de amores y de guerras, de santos y de villanos. Hay para ti toda la literatura universal, desde Homero hasta Borges, incluyendo cierta dedicatoria de Lewis que ya te leeré, y tu madre y yo te hemos custodiado dos lenguas, para que puedas ver la vida desde dos prismas. Te daremos palabras para que pienses, para que crezcas, para que te inventes tu futuro. El mundo es precioso y merece la pena amarlo apasionadamente. No te voy a mentir: un día tendrás quince años y te romperán el corazón, o verás las injusticias sangrantes que algunas personas malas y mucha gente tonta cometen y permiten. Tratarás de entender las guerras y no lo lograrás. Eso no he conseguido arreglártelo, pero no te creas que no lo intento. Es más, hija mía, déjame que te cuente nuestro primer secreto: tú eres el esfuerzo más grande por dejar todo esto mejor de lo que lo encontramos. Este número de la revista se ha ido gestando al mismo tiempo que tú. De hecho, el «Vagón-bar» llegó al correo electrónico en la sala de espera de la doctora que nos dijo que ya pesabas casi tres kilos y que estabas en posición de salida. Si los médicos no se equivocan, mientras se termina esta página tu madre empezará a tener contracciones y correremos a la Clínica —tu maletita rosa ya está en el coche— para dilatar y empujar y traerte a este mundo terrible y precioso. Bienvenida, Carmen, amor mío. Lo mejor está por venir.

Esta revista ha recibido una ayuda a la edición, del Ministerio de Cultura y Deporte

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Cada lunes una nueva historia para tomarle el pulso a la vida contemporánea.

GRANDES TEMAS

CHILLIDA BELZUNCE

HÉROES

[Página 106] En

[Página 18] Uno

DANZA SIN LÍMITES

[Página 26] Viaje al corazón del proceso creativo de Antonio Ruz, figura destacada de la danza española. Sus partituras corporales son un encuentro de lenguajes: movimiento, luz, música, voz y escena al servicio de la poética.

de los hijos de Eduardo Chillida presenta «Vínculos esenciales», un proyecto escultórico centrado en su relación con el mundo a través de las manos.

LA CASA DEL FUTURO

[Página 06] Un ejercicio distópico que

afrontan diez expertos arquitectos. ¿Cómo serán nuestros hogares en 2050? La ciudad y el barrio están a punto de cambiar.

¿Y CHINA QUÉ?

[Página 36] El gigan-

te asiático cobra una relevancia cada vez mayor en la geopolítica. Repasamos su historia de amores y rupturas con Estados Unidos.

el ensayo, José María Sánchez Galera desentraña las máscaras que se han puesto los héroes y también lo que dicen de nosotros.

CAMPUS Y ALUMNI LA MALETA UN CORAZÓN DE LIBROS

CON MARÍA IRABURU

[Página 74] En conversación con Nues-

tro Tiempo, la nueva rectora, que tomó posesión en enero, habla de la batalla cultural, la sostenibilidad, el feminismo, el avance de la ciencia o el papel del profesor: identidad y dinamismo.

[Página 60] La serie sobre la historia de la Universidad rastrea los orígenes de la biblioteca a través de la vida de la cabeza que LUPE DE LA VALLINA la pensó: Álvaro d’Ors. [Página 66] Empezó en Jot Down y se ha convertido en una de las fotógrafas de Campus 54 referencia en los ambientes culturetas Alumni 74 españoles. Lupe participó en una mesa Cultura 86 redonda en el campus de Madrid sobre Ensayo 106 los cristianos en la vida pública.

COLABORAN Jorge Carrión [Página 34] El renombrado escritor y crítico cultural se pregunta en esta columna cómo habitaremos el metaverso.

CARTA DESDE... [Página 82]

Harvard, donde Pedro de la Rosa [Med 11 PhD 20] se dedica a la investigación en adicciones entre adolescentes.

FIRMAS

Philip Muller [Página 84] entró como un carterista en los libros de Leonardo Polo y entona el mea culpa en el «De tejas arriba».

Tu maletita está en el coche, Teo Peñarroja Sí, sí; no, no, Enrique García-Máiquez El juego del avatar, Jorge Carrión La inteligencia del porvenir, Fernando Echarri El filósofo y el carterista, Philip Muller Treinta caballos, Ignacio Uría Mucho texto, Paco Sánchez

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CUÉNTANOS

Las voces de Nuestro Tiempo en las redes «A la pregunta del autor respondo que sí. Siguiendo el ejemplo de san Juan de la Cruz, poniendo lo que no encontramos, sacaremos lo que buscamos. Tratar a las personas de forma exquisita es reconocer su verdadero valor. Le aplaudo, profesor». @gorduleza [«¿Es posible mejorar a la gente con el método de tratarla excepcionalmente bien?» fue la pregunta de Enrique García-Máiquez]

«Sobre la pregunta que hace Diego, en realidad creo que nunca he tenido una caída del caballo camino de Damasco, es decir, nunca he cambiado de opinión acerca de nada en un momento concreto. Pero casi todas las opiniones que tenía se han ido matizando poco a poco hasta desfigurarse». @JSanchezTorron [«¿Hace cuánto que no cambia de opinión sobre un tema muy relevante para usted?» fue la pregunta de Diego S. Garrocho]

«“Sus pírricas victorias antes de la derrota final más la negativa a rendirse definen muy bien el espíritu de la sociedad ucraniana”. Una historia de amor y heroísmo cotidiano bellamente narrada por @FerminTorrano en @NTunav. Más actual que nunca». @JoseMTorralba

«Los que polarizan siempre son otros. Los mediocres siempre son otros... ¿Y si dudáramos más? ¿Y si cuidarámos más nuestras palabras? Gran estreno de @GarrochoS en @NTunav». @pinodista «@DavidBeriain, a quien @fcomunav ha entregado el #PremioBrajnovic, es el opuesto a la cultura de la cancelación que nos rodea. Escuchó con interés a todos, incluso a quienes cometieron atrocidades sin olvidar que, en otras circunstancias, él podría haber sido como ellos». @csadaba «Qué gozada comprobar lo que intuía… @NTunav además de ser una gran revista es una escuela de humanidad. ¡Gracias!». @santizayas [En referencia al título de «La Primera» de Jesús C. Díaz en el 712]

«El adolescente está dejando la seguridad del hogar y atreviéndose a salir fuera: rompiendo el cascarón. Si fuese muy prudente, nunca lo rompería. Lo que a los adultos nos parece inseguro, para ellos tiene una lógica: si no la entendemos, no podemos ayudarles a usar mejor internet». @jgmanglano

«Agradecido y esperanzado por aportar esperanza en la revista @NTunav de @unav sobre el suicidio de mi madre y mi libro “Entre el puente y el río: una mirada de misericordia ante el suicidio”». @JaViviendo_

HILADOS

«El 2 de febrero de 2022 se cumplen diez años del fallecimiento de Alfonso Nieto Tamargo, primer catedrático de Comunicación de España, maestro y pionero en @fcomunav y rector de @unav (1979-1991). @NTunav dedicó este número a recordar su figura». @mmalgarra [En referencia al artículo «Alfonso Nieto: un visionario infatigable», del número 673]

«Tengo que decirlo, aunque sea poco académica la expresión. Qué PASADA es el último número de @NTunav. Jesús Díaz y su equipo dejan el listón muy alto. ¡Gracias!». @jgvaquero «A mí también me gusta el color azul y las newsletter tan chulas como estas. El mundo necesita concentrarse». @carolinaporras «¿Eres #alumni de @MedUNAV? Está en tus manos darles la oportunidad a otros alumnos de vivir lo que tú has vivido. Colabora con las becas Prof. Jiménez Vargas». @alumni_unav

«Un gran rector, un grandísimo profesor. Recuerdo que venía a Belagua Torre I a darnos charlas de formación y se venía de excursión con los residentes del Colegio Mayor bastantes veces. Era muy respetado y querido y, al tiempo, uno más entre los universitarios del Colegio Mayor». @Pradomudo «Siempre en el recuerdo, don Alfonso». @aorrantiah «Uno de mis grandes maestros junto con Esteban López-Escobar. Lo recuerdo con mucho cariño». @ReyLennon

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UNA MÁQUINA PARA VIVIR

Grandes temas La casa del futuro

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La pandemia ha puesto patas arriba muchos aspectos de nuestra existencia. Uno de ellos, nuestros hogares. Por primera vez en la historia, el mundo entero se vio encerrado entre cuatro paredes durante meses. Fruto de reflexiones que ya venían dándose en la arquitectura y la edificación, los expertos ven en este momento la oportunidad de transformar la vivienda para que sea, de verdad, la máquina que nos ayude a vivir de manera sostenible y no un mero contenedor donde sobrevivir. texto Laura Juampérez [Com 05] colaboradora Ana Eva Fraile [Com 99]

l Qué: La naturaleza como elemento central del paisaje urbano. Además de proteger la biodiversidad y combatir la contaminación, la ciudad será plenamente sostenible y autosuficiente en cuanto a energía y alimentos. l Cuándo y dónde: Comenzó a construirse en 2017 en Liuzhou (región de Guangxi, China). Cubre 175 hectáreas a lo largo del

río Liujiang, de las que 138 serán verdes. l Cómo: Acogerá a 30 000 personas, absorberá unas 10 000 toneladas de CO2 al año y producirá 900 de oxígeno. 40 000 árboles y un millón de plantas rodearán los edificios. l Quién: Estudio de Stefano Boeri (Italia), conocido por sus bosques verticales, concepto al que dio forma en Milán en2022 2014. marzo Nuestro Tiempo —7

© stefano boeri architetti

LA PRIMERA CIUDAD BOSQUE DEL MUNDO


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Grandes temas La casa del futuro

«la casa es una máquina para vivir», sentenció Le Corbusier allá por 1914 cuando creó el concepto de la Casa Dominó. Había una necesidad real, concreta, urgente: la Primera Guerra Mundial estaba asolando el continente y se debía reconstruir Europa con ligereza. El modelo Dominó del suizo permitía levantar viviendas mucho más rápido gracias a un sistema estructural para la fabricación en serie, la racionalidad y la funcionalidad en el diseño. Cien años después, la última premio Pritzker —el equivalente al Nobel en esta disciplina—, la francesa Anne Lacaton, recogió en Pamplona ese testigo atemporal del maestro y sostuvo en septiembre de 2021, durante el VI Congreso Arquitectura y Sociedad, que «la casa es el reto más hermoso al que se enfrenta la arquitectura contemporánea». Entre ambas concepciones del espacio habitado media un siglo durante el cual se han sucedido corrientes que prometían crear la vivienda perfecta, más bella, cómoda, funcional, económica y adaptada a las necesidades de los usuarios: de la Bauhaus a la escuela de Chicago, del 08—Nuestro Tiempo abril 2022

eclecticismo a la arquitectura estalinista. ¿Cuál es el desafío, entonces, de nuestro siglo? Los hay de muchos tipos, pero los expertos consultados por Nuestro Tiempo, con perspectivas más o menos convergentes, han coincidido al enfrentarse a este ejercicio distópico en tres puntos vertebrales: el papel creciente de la tecnología, la electrificación de la movilidad y, sobre todo, un cambio de mentalidad que deje de lado el consumo exacerbado. Y por encima —o quizás por debajo— de todo ello señalan un reto inaplazable: la sostenibilidad, tanto en términos ambientales como sociales. La casa del futuro se situará —así al menos lo desea la Declaración Universal de los Derechos Humanos— en una ciudad y una comunidad «sostenible, inclusiva, segura y resiliente». el modelo agotado de «usar y tirar». Uno de los elementos que parecen definir la casa del futuro es su apertura. No es ya la casa sola, sino que la idea de habitar se extiende al entorno inmediato —el bloque, el barrio— y más lejos todavía —la ciudad— para señalarle a la arquitectura un camino integrador. Ana Sánchez-Ostiz, directora del Máster en Diseño y Gestión Ambiental de Edificios de la Universidad de Navarra, piensa en Copenhague cuando busca un modelo imitable de casa, barrio y ciudad. La capital de Dinamarca, con sus casi dos millones de habitantes en el área metropolitana, edifica, urbaniza y habita de modo sostenible. «Existe en esa ciudad con un marcado carácter social un equilibrio entre la presencia de la naturaleza y del agua», resume. La ONU propuso en 2015 diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que considera deseable alcanzar antes de 2030. Muchas de esas metas hacen hincapié en la sostenibilidad. Sánchez-Ostiz considera que «la vivienda del futuro tiene que integrarse en un entorno que equilibre los ODS ambientales y los sociales. Y aquí cada persona debe asumir la responsabilidad que le toca para lograrlos. Lo más disruptivo en nuestra forma de habitar será el cambio hacia un consumo responsable de los recursos».

Dentro de este nuevo paradigma, la experta apuesta, sin duda, por una casa «altamente eficiente que, además de no producir impactos negativos, genere otros positivos en el medio y en las personas». Esto quiere decir que las viviendas serán autosuficientes y producirán energía de sobra. «Para que sea así resulta imprescindible concebir estas casas en barrios o manzanas solidarias en términos energéticos, donde las viviendas con mayor exposición al sol compartan el excedente que obtengan a través de placas solares con aquellas menos soleadas, por ejemplo». La directora del Departamento Técnico de VISESA —la sociedad pública vasca de vivienda y rehabilitación urbana—, Nerea Morgado [Arq 99], también señala esta tendencia a la creación de «comunidades energéticas» con el objetivo de producir energía limpia colectiva: «El cambio climático nos va a obligar a introducir la refrigeración en los hogares mediante fuentes renovables. La generación de frío va a tener, de hecho, más importancia que la de calor, e implicará el uso de bombas de calor y una mayor electrificación». Esta representación de la ciudad como un organismo vivo y altamente interconectado facilita comprender las posibles soluciones de futuro, porque la importancia y el tamaño de las ciudades no va a hacer más que crecer en los próximos años. La mitad de la humanidad —3500 millones de personas— vive hoy en ciudades, pero se estima que para 2050 será ya un 70 por ciento. Las metrópolis, que ocupan el 3 por ciento de la Tierra, consumen entre el 60 y el 80 por ciento de la energía y generan el 75 por ciento de las emisiones de carbono. Al mismo tiempo, una de cada cuatro personas en esas ciudades —unos 883 millones— malvive en barrios marginales, en su mayoría en Asia oriental, donde el 90 por ciento de los moradores respira aire contaminado, lo que causa indirectamente unos 6,5 millones de muertes al año, según un informe publicado por la ONU a finales de septiembre de 2021. El estudio prevé que el 95 por ciento de la expansión de terrenos urbanos en las


EL RASCACIELOS CULTIVABLE Qué: The Farmhouse (marzo de 2019) es una granja vertical, construida con módulos prefabricados de madera contralaminada (CLT), que pretende devolver el medioambiente a las ciudades. Persigue revertir el

próximas décadas se dé en el mundo desarrollado, y alerta: «La rápida urbanización está ejerciendo una presión insostenible sobre los suministros de agua dulce, las aguas residuales, el entorno de la vida y la salud pública». Tratando de atajar este problema, Miguel A. Alonso del Val, fundador y director del estudio AH Asociados y profesor de Proyectos en la Universidad de Navarra, considera que «la regeneración urbana es prioritaria porque la ciudad acarrea costes sociales y económicos enormes. Y aunque la nueva construcción resulta inicialmente más barata, el valor de la recuperación y la reutilización supone un retorno social muy superior en el medio y el largo plazo, que es la perspectiva que hay que tomar para introducir cambios significativos en nuestro modo de habitar». Sánchez-Ostiz coincide en este diagnóstico y añade a la ecuación la idea de circularidad: «No podemos seguir en el usar y tirar, derribar y volver a construir, sino que hay que pasar al concepto de durabilidad. Y para eso la rehabilitación resulta clave». Según Alonso del Val, la reducción del impacto en la construcción también debe comprender su mantenimiento: «Vamos a rehabilitar de forma más eficiente y a construir de modo que las viviendas requieran menos recursos. No obstante, en el caso de España habrá probablemente un impulso notable de la obra nueva ya que el consumo actual de metros cuadrados por habitante es inferior al de otros países de nuestro entorno». Una familia de cuatro miembros en Suiza vive en más metros cuadrados de media que una española, y esa demanda de espacio se ha disparado tras la pandemia, «cuando muchas personas se quedaron aisladas en microcasas y sufrieron muchísimo». En este sentido, en opinión de Evyatar Erell, profesor del departamento de Geografía y Medioambiente de la Ben Gurion University of the Negev, en Israel, la mayor parte de las viviendas que ocupará el género humano en el año 2050 en los países desarrollados ya están construidas. Por eso vaticina que los cambios más

l

cambio climático y reconectar a los ciudadanos con el proceso de cultivo de los alimentos, ya que cada vecino tiene su huerto. l Cómo: La granja funciona con un ciclo de vida orgánico. El calor generado por el propio edificio ayuda a crecer a las plantas; en el sótano los residuos biológicos se convierten en abono para cultivar más alimentos; y un sistema filtra y enriquece con nutrientes las aguas pluviales y grises para reutilizarlas en los invernaderos. Los jardines verticales actúan como amortiguadores climáticos entre la torre y su alrededor, al tiempo que contribuyen a ventilar naturalmente los espacios interiores. l Quién: Estudio Precht (Austria), liderado por Fei y Chris Precht. Consideran que, si la sociedad permanece desconectada del ecosistema, será incapaz de encarar la emergencia climática. Por eso sus proyectos aspiran a devolver la naturaleza a las ciudades a través de la arquitectura.

© precht

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Naturalmente Los nuevos proyectos arquitectónicos devuelven la naturaleza a las ciudades. Las fachadas y las cubiertas verdes, los balcones y los jardines de invierno cobrarán protagonismo.

Espacio versátil Las viviendas serán más amplias, con conexión al exterior y espacios polivalentes. No habrá estancias principales en lo que respecta a tamaño o iluminación natural.

VIGILAR EL AIRE Los edificios contarán con sistemas para monitorizar la calidad del aire que detectarán contaminantes biológicos.

MATERIALES SOSTENIBLES Se priorizarán materiales de construcción reciclados y reciclables. Gracias al uso de la madera, el bioladrillo o el biocemento, se reducirá el impacto negativo del sector en el medioambiente.

LA PIEL DEL EDIFICIO Las fachadas, optimizadas según el entorno, cubrirán las necesidades de ventilación, calefacción y refrigeración del edificio. También albergarán energías renovables, como paneles fotovoltaicos y captadores solares.

Adiós a los cables El espacio habitado se liberará de instalaciones. Los electrodomésticos, por ejemplo, se equiparán con baterías internas y se podrán distribuir con libertad por la vivienda.

AUTOSUFICIENTES Pasar de consumir energía a producirla es el reto de los nuevos edificios. Gracias al uso de acumuladores eléctricos, apenas requerirán recursos del exterior para el día a día del inmueble y de los vehículos de los vecinos.


LAS CLAVES DE LA VIVIENDA EN 2050

CONSTRUIR Y, SOBRE TODO, REHABILITAR Al menos el 80 por ciento de los edificios que existirán en 2050 existen en la actualidad. Así lo afirma el Green Building Council. En el caso de España, cerca de 19 millones de viviendas ya estaban en pie en los años ochenta, antes de la entrada en vigor de las primeras directivas europeas sobre eficiencia energética en 1993.

Gestión del agua Tratamiento de aguas pluviales para su uso en los edificios. La red contará con sensores de alerta para prevenir la propagación de enfermedades contagiosas.

Servicios a un paso Los bloques incluirán zonas comunes para ocio, incluso guarderías y tiendas, para reducir la energía asociada al transporte. Esto facilitará nuevas formas de relación con el entorno y con la comunidad.

El reto del sector de la construcción consiste en curar esos inmuebles inadaptados, con filtraciones de aire y carencia de energía solar fotovoltaica, calderas de alta eficiencia o de sistemas de reutilización de aguas residuales para 2050, cuando la Unión Europea se propone alcanzar la neutralidad de emisiones.

LAS MEGACIUDADES, EN ENTREDICHO En los próximos años se va a revisar el concepto megaciudades. En el mundo hay 36 urbes que superan los diez millones de habitantes y Tokio, con 39 millones, encabeza la lista como la más poblada del planeta. Frente a esta sobredimensión de las áreas urbanas, ganarán terreno las ciudades medias.

ilustración: javier otazu

EDIFICIOS SOLIDARIOS La tendencia apunta a que los edificios se constituirán en comunidades energéticas que gestionarán su producción de manera colectiva y solidaria. Las viviendas más soleadas contribuirán en mayor medida a la generación de energía fotovoltaica aunque requieran de más recursos también para refrigerarse en verano.

Gestión de residuos Recogida neumática de la basura en cada vivienda y reciclaje, en el propio edificio, de la mayor parte de los residuos.

FUENTES DE CALOR Pilas de combustible de hidrógeno producirán calor y se emplearán sistemas de recuperación muy eficientes. Los residuos sólidos urbanos también podrían contribuir a generar calor y electricidad.

Reusar Se facilitará el máximo aprovechamiento de las aguas grises (de lavabos, lavadoras o duchas) en zonas verdes, donde también podrán emplearse los desechos orgánicos recogidos en el edificio.


Grandes temas La casa del futuro

relevantes «no se experimentarán en los espacios interiores, sino en el medio exterior y en el espacio público, donde el peatón volverá a recuperar el protagonismo en lugar del automóvil». del hormigón a la madera prefabricada. La casa del futuro será de madera. Resultar barata, rápida, manejable y con menor huella ambiental son sus principales ventajas. Aunque se ha rechazado tradicionalmente este material por ser muy inflamable, su respuesta al fuego —la capa carbonizada aísla o protege de quemarse al resto— permite diseñar edificios seguros. Además, existen hoy tratamientos que vuelven ignífuga la madera. El profesor Erell, que ha estudiado la adaptación de la vivienda a entornos desérticos a través de la casa que él mismo levantó y habitó en el corazón de Israel, considera que el estándar de nueva construcción debe ser una apuesta por «los edificios de altura media, los más sostenibles en la

RENOVADORES DEL LEGADO URBANO Qué: Las ciudades del futuro tendrán como pilares edificios ya en pie. Por ello, la actualización del entorno construido resulta clave para frenar el impacto del sector en el cambio climático. Un claro ejemplo es la transformación del antiguo Hospital Saint Vincent de Paul en un edificio de apartamentos de altura media. l Cuándo y dónde: Proyecto en curso en París desde 2021. l Cómo: Esta propuesta ilustra una visión de la sostenibilidad entendida como l

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mayor parte de los entornos, hasta que los edificios en madera puedan alzarse como la realidad más extendida. En ellos caben mejoras en la envolvente térmica y en las instalaciones con menor coste y máxima eficiencia». Los edificios de madera en altura, no obstante, ya han dado el salto del ensayo a la realidad. Ejemplos como la Torre Mjøstårnet en Noruega, situada en la ciudad de Brumunddal, demuestran que ya es posible elevar con este único material dieciocho pisos para apartamentos, un hotel, oficinas y zonas comunes con una superficie de 11 300 m2 y 81 metros de altura. «En el caso de la residencia para estudiantes Brock Commons Tallwood House, en la Universidad British Columbia, sus dieciocho pisos de altura se construyeron en sesenta y seis días y el material para hacerlo se prefabricó en setenta, con una estimación de ahorro de 679 toneladas de gases de efecto invernadero y un reservorio de CO2 de 1753 toneladas», explica José Manuel Cabrero, director de la Cátedra

un equilibrio entre lo económico, lo medioambiental y lo social. Al tiempo que se renueva una infraestructura anticuada, se incrementa el espacio habitable gracias a la incorporación de jardines de invierno y balcones, en los que se recurre a paneles de policarbonato y a tecnologías propias de invernaderos. l Quién: Estudio Lacaton & Vassal (París), fundado por Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal. Les define la máxima «Nunca demoler» y su trabajo se centra en cuidar los edificios existentes en las áreas urbanas. En 2021 ganaron el Premio Pritzker por su compromiso con una arquitectura restauradora que es a la vez tecnológica, innovadora y ecológicamente sensible, según destacó el jurado.

Madera de la Universidad de Navarra y el Gobierno de Navarra. Cabrero vislumbra que la vivienda del futuro combinará, cada vez con mayor frecuencia, distintos materiales pero con prevalencia de la madera, por sus ventajas competitivas, ligereza, facilidad de trabajo, propiedades térmicas y acústicas y su adaptación a otro ámbito completamente disruptivo en la construcción: la digitalización. «Ahora mismo las casas de CLT (paneles de madera contralaminada) se diseñan con un modelo informático que llega a la empresa y en obra solo hay que colocar las piezas. Esto supone una reducción en los tiempos de fabricación y montaje inalcanzable con otros materiales. A su vez, esa digitalización asegura unos estándares de calidad del resultado final muy elevados y una gran personalización de cada casa al gusto del cliente». Estas ventajas se hacen aún más evidentes en el medio urbano. «En Londres —continúa Cabrero—, donde se comenzó a construir con CLT en altura, han vis-

© lacaton & vassal

< viene de la página 9


to cómo se simplifica enormemente la cimentación, ya que pesa mucho menos y son edificios ideales cuando existen instalaciones en el subsuelo de la ciudad, como el metro. Levantarlos provoca menos ruido, menos camiones en la obra, mucho menos tiempo de construcción». Si además tenemos en cuenta que la vivienda del futuro debe adaptarse a unas condiciones climáticas externas y requerimientos internos de confort cambiantes, el profesor apunta que la madera vuelve a ser la materia prima idónea: «Ya existen procedimientos técnicos para cambiar las propiedades de la madera y hacer que la vivienda reaccione a las condiciones de humedad, temperatura o exposición al sol». Este material también ayudará, en opinión del experto, a favorecer un espacio interior mucho más flexible que el que disfrutamos en la mayor parte de las viviendas. «Ya no hablaremos de salón, cocina o habitaciones —añade Miguel A. Alonso del Val— sino que todo el espacio tendrá usos compartidos e intercam-

Qué: Jeuneville es un barrio vertical que reinventa el modo de vivir, trabajar y disfrutar del tiempo de ocio de forma sostenible. Este nuevo ecosistema, con capacidad para 1500 residentes y 6000 trabajadores, representa una alternativa a la concentración de las áreas urbanas. l Cuándo y dónde: Se prevé que se empiece a construir en 2022 en el barrio parisino de Gennevilliers, frente a la Villa Olímpica de 2024. l Cómo: El proyecto contempla 30 000 m2 de espacios l

trabaja, es una de las comunidades autónomas con mayor demanda de hogares y menos disponibilidad de suelo. En un contexto así cobra más importancia la rehabilitación y la regeneración urbana, para reconvertir inmuebles obsoletos. En este sentido, considera que la vivienda pública de alquiler será una opción generalizada en las ciudades, de modo que las casas sean capaces de adaptarse y responder a las diferentes etapas vitales de sus ocupantes. casa inteligente, autosuficiente y autogestionada. César MartínGómez, catedrático de Instalaciones y Sistemas Energéticos en la Universidad de Navarra, compara la casa del futuro con un coche: «Igual que hemos aprendido a utilizar con sencillez una herramienta tan sofisticada como un coche —con sus sistemas de geolocalización, de audio, de climatización diferenciada en las distintas partes del habitáculo, que integra motores híbridos o eléctricos y

públicos y verdes, entre ellos una plaza central, y más de 95 000 m2 dedicados a residencias de estudiantes, un campus, oficinas, zonas verdes, hostelería y comercios. Para garantizar la baja huella de carbono del edificio, se emplearán materiales específicos y se seguirán estrictos parámetros de eficiencia energética y ventilación natural. Además, Jeuneville producirá la energía que consume a partir de paneles solares, y contará con estaciones de carga eléctrica, lanzaderas (vehículos autónomos) eléctricas gratuitas, salas para guardar bicicletas, etcétera. l Quién: Estudio de Jean Nouvel (Francia), ganador del Premio Pritzker en 2008, en colaboración con Samuel Nageotte.

© architect jean nouvel with samuel nageotte

EL DESAFÍO DEL URBANISMO SUPERPUESTO

biables. No se trata del formato que ya se probó de “la casa que crece” [una construcción a la que se le añaden habitaciones si son necesarias] sino que los mismos metros cuadrados se reordenarán de manera diferente para cubrir las necesidades del usuario, sin separaciones físicas entre usos o entre zonas de trabajo». En esa línea, Nerea Morgado asegura que «la casa de 2050 va a ser un hogar sin jerarquías. Previsiblemente, tendrá menos estancias pero de más tamaño, y los espacios serán versátiles para permitir integrar todas las vertientes de la vida: la familia, el ocio, el trabajo, el descanso, el deporte o la formación. También contará con espacios exteriores o de transición, verdes, que le doten de mayor desahogo con el máximo aprovechamiento solar, óptima calidad del aire interior y tecnología avanzada de control para facilitar la gestión y optimizar los recursos». Morgado observa además otra tendencia: entender la casa como un servicio, no como un producto. El País Vasco, donde

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EDIFICIOS QUE RESPIRAN COMO ÁRBOLES

© som (skidmore, owings & merrill)

l Qué: Inspirado en los ecosistemas naturales, el proyecto Urban Sequoia va más allá de la huella neutral en carbono: se trata de un edificio con emisiones negativas que purifica la atmósfera. l Cómo: El prototipo puede absorber hasta 1000 toneladas de CO2 al año, equivalente a 48 500 árboles. Una capacidad que aumenta con el tiempo: después de sesenta años eliminaría hasta un 400 por ciento más del carbono que se emitió al levantarlo. Además de esta tecnología,

la edificación integra biomasa avanzada y biomateriales. El bioladrillo, el cáñamo, la madera y el biocemento reducen el impacto de carbono de la construcción en un 50 por ciento. Urban Sequoia plantea una economía circular alrededor del carbono capturado: con él se podrían producir biomateriales para carreteras, pavimentos y tuberías. Por su parte, las algas y la biomasa cultivadas en la fachada podrían convertirse en fuente de biocombustible para sistemas de calefacción, automóviles y aviones. l Quién: Estudio SOM (Skidmore, Owings y Merrill). El proyecto se presentó en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26) en Glasgow.

14—Nuestro Tiempo marzo 2022

que incluso se pilota automáticamente—, nuestras viviendas van a ser cada vez más complejas pero más fáciles de manejar y de mantener gracias a sistemas que se comportarán de un modo muy fiable. La inteligencia artificial ya permite que nuestro hogar aprenda nuestras costumbres y se adapte a ellas. En pocos años podremos, además, reutilizar completamente el agua, producir y acumular energía térmica y eléctrica y que la gestión de nuestros residuos se realice en su mayor parte, o en su totalidad, en la propia vivienda». Este incremento en la complejidad tecnológica supondrá más profesionales implicados en el diseño de las viviendas, y los arquitectos, al parecer del profesor Martín-Gómez, se encargarán de coordinar todo el proceso: «Arquitectos e ingenieros, fundamentalmente, crearán las tripas tecnológicas que facilitarán la vida de los usuarios, pero estos no sufrirán una curva de aprendizaje de semanas para vivir en su casa, sino que será todo mucho más sencillo. Al igual que las luces de los coches se encienden, regulan y apagan en función de la iluminación exterior o los nuevos modelos de automóvil se diseñan para que duren cada vez más tiempo, ¿por qué no lograr la misma facilidad de uso y durabilidad para nuestro hogar?». El reto, en este sentido, será cómo sustentar esa mayor tecnologización y al mismo tiempo reducir las emisiones de gases contaminantes. «Las personas seguiremos ocupando viviendas cada vez más amplias equipadas con aplicaciones que demandarán más energía —razona el profesor Evyatar Errell—. Aunque esas aplicaciones se vuelvan más eficientes, nuestro consumo va a crecer a un ritmo superior. Lo vemos claramente en los dispositivos de aire acondicionado, que casi han doblado su eficiencia en los últimos treinta años sin que haya disminuido el consumo medio de energía». Por eso, el investigador apostilla que la reducción de emisiones de CO2 solo será posible si se reemplazan los combustibles fósiles por energía solar o eólica y se electrifica nuestro consumo.


En efecto, lo más probable es que dentro de treinta años se haya producido un desarrollo vertiginoso de los dispositivos electrónicos y el internet de las cosas, tal y como indica Jesús Miguel Santamaría, director del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente de la Universidad de Navarra. Este avance tecnológico, junto con el aumento de la temperatura del planeta, propiciarán muchos cambios. «Para hacer frente a los impactos que se deriven de la crisis climática —como sequías, inundaciones, contaminación, pandemias, elevado consumo eléctrico…— la tecnología proporcionará herramientas de control que los minimizarán. Permitirá a los edificios, a través de la colocación de una gran variedad de sensores, manejar datos que ejecuten modelos matemáticos y se anticipen a un entorno cada vez más cambiante», vaticina Santamaría. «Las ciudades y los hogares serán inteligentes —asegura—. Permitirán monitorizar con gran precisión las condiciones ambientales y las concentraciones de contaminantes en los distintos espacios de la vivienda. En función de esos datos, el ordenador central tomará decisiones, como la apertura o el cierre automático de ventanas, la activación de filtros y extractores, el aumento o descenso de temperatura, de humedad relativa, etcétera. De modo que se reducirá la exposición a sustancias tóxicas y mejorará muchísimo el confort personal». Este contexto resulta a la vez complejo y apasionante, en opinión de Cristina Abaigar Ansorena, presidenta de Abaigar Promoción y Construcción, una empresa con más de sesenta años de trayectoria en el sector: «Aunque la edificación está fuertemente influida por muchos factores externos que no controlamos —demográficos, económicos, legislativos o políticos, entre otros—, hay que ser conscientes de que el urbanismo hace sociedad y de que los planteamientos de hoy definirán a las comunidades futuras. Se trata de lograr una relación con el entorno que facilite la vida saludable y el mínimo consumo de recursos».

bloques «verdes» construidos por capas. La vuelta de la naturaleza a la metrópoli es una clave, según todos los expertos, para lograr a la vez la sostenibilidad ambiental y la social. «Las ciudades se han deshumanizado porque se han desnaturalizado», opina Ana SánchezOstiz. Con medio natural, no se refiere a más parques en el centro urbano, sino a que este tenga su espacio en cada casa, en cada fachada, mediante cubiertas verdes e incluso dedicadas a huertos colectivos. «Necesitamos contacto visual y físico permanente con la naturaleza. Y ese contacto también nos puede ayudar a recuperar una alimentación más saludable, con edificios donde produzcamos parte de nuestras frutas o verduras, por ejemplo». Además, la renaturalización ayuda a disminuir el efecto de isla de calor en el centro de las ciudades. El confinamiento, considera SánchezOstiz, ha hecho palpables los puntos débiles de ciudades y casas. El periodo de encierro obligó por primera vez a toda la población mundial a mirar de modo profundo su entorno más cercano, que no es otro que el hogar y el barrio. «Precisamente es en el nivel del barrio donde podemos introducir mejoras que hagan la ciudad sostenible, ampliando espacios cercanos de relación social —plazas, paseos… que no estén solo en los centros urbanos—, con más naturaleza y con solidaridad energética». Una explosión de verdor que —añade Sánchez-Ostiz— vendrá propiciada por la probable desaparición del coche del espacio urbano. «Además del evidente recurso al transporte colectivo y todas las nuevas formas de movilidad —bicicletas y patinetes eléctricos, coches compartidos…— con el peatón como centro, se vislumbran tendencias al alza, como el “pago por uso” —¿para qué voy a tener un coche aparcado toda la semana que solo empleo para salir el sábado?— o el demand response —que mi lavadora funcione cuando haya más energía disponible en el sistema y resulte más barata—». Paolo Tombesi, profesor del Laboratorio de Construcción y Arquitectura de

la Escuela Politécnica Federal de Lausana, Suiza, visualiza el espacio habitado futuro lejos de la idea de urbanización. «Para reducir nuestra huella de carbono no es posible seguir ampliando las viviendas unifamiliares, adosados, etcétera. Es necesario disminuir el crecimiento de la ciudad. Tenemos que vivir más juntos, mezclando edificios con topografía para que la habitación humana sea parte del paisaje y no al revés». Esta renaturalización de los hogares, paradójicamente, será posible gracias a su tecnologización. En la casa —piensa Tombesi— «se colocarán» una serie de capas que ejerzan como sistema de control ambiental, una especie de «tela desmontable» que adaptará el edificio a los cambios externos y las demandas internas y minimizará el uso de energía. Sin embargo, «los avances tecnológicos estarán accesibles solo para una pequeña porción del planeta. De modo que Suiza, España, Dinamarca o Alemania podrán acercarse a las metas de la Agenda 2030, mientras que en muchas regiones del sur los avances solo serán aspiraciones. La casa del futuro, para una gran parte de la humanidad, seguirá siendo su morada de hoy». «El reto que nos ocupa a los profesionales —termina— consiste en poner a disposición de todos la tecnología que mejor sirva al contexto social y medioambiental». El mercado cuenta ya con muchas y muy variadas tecnologías: ¿seremos capaces de utilizar y potenciar solo aquellas que sirvan mejor a las personas y al planeta? En 1914, Le Corbusier diseñó un modelo de construcción que respondía a las necesidades de su tiempo. En el nuestro, la arquitectura busca ser sostenible, tener un impacto menor en el planeta. Pero no renuncia a su tarea de facilitar a los seres humanos el placer del habitar. «La casa —lo dijo también Le Corbusier— debe ser el estuche de la vida. La máquina de la felicidad». Nt

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AHORA BIEN Enrique García-Máiquez

Sí, sí; no, no

hasta una hora última de lectura en paz. Hay que tener muy presentes esos síes implícitos, siempre en el alero, que te conquistará un esforzado no. El filósofo contemporáneo Peter Kreeft lo explica sin ambages: «El amor al prójimo no es suficiente. La amabilidad no basta. La compasión no basta. También necesitamos rectitud, justicia, santidad. La virtud tierna sin la virtud dura no es suficiente. La sinceridad sin mapas no es suficiente (¿lo es para un agente de viajes?)». Luego hay que sopesar cada caso con prudencia. No en vano la prudencia es, para los clásicos, la reina de las virtudes cardinales. No vale abonarse al no como tampoco suscribirse al sí. Ann Landers definió la personalidad como la capacidad para decir que sí, y el carácter como la capacidad para decir que no. Nos lo recuerda Kreeft, que añade: «Necesitamos ambas. La personalidad sin el carácter es como el tejido blando sin un esqueleto: una medusa moral. El carácter sin la personalidad es como los huesos sin piel blanda: un esqueleto moral. Nuestros Solamente puede afirmar un gran sí quien sea antepasados tendían a una moralidad demasiado esquelética, tal vez; pero nosotros tendremos sin duda la moralidad tipo capaz de mantener después muchos micronoes medusa». dirigidos a las múltiples distracciones —también Nuestra personalidad la forjan los síes que hayamos sido a las estupendas— que te asaltarán por el camino. capaces de decir a nuestras vocaciones auténticas. Pero hay que decirlos con todas las consecuencias, incluidos los necesarios E PASO LA VIDA ASPIRANDO A ser un misánnoes a cosas también estupendas como la insaciable curiosidad tropo extrovertido, un solitario sociable y un re- intelectual o una inagotable hospitalidad universal. La personaservado encantador, pero tengo que reconocer lidad requiere del carácter para no disíparse [sic]. que los oxímoros se me oxidan. Muchas veces Así las cosas, la famosa advertencia de Jesús («Sea, pues, tendría que haber dicho no a alguien para defender mi tiempo vuestro modo de hablar: “Sí, sí”, “No, no”. Lo que exceda de de trabajo, mi espacio de lectura o los ratos que dedico a mi faesto, viene del Maligno») puede tener la más literal de las lectumilia y a Dios, pero no lo dije. Va a contrapelo de mi querencia. ras. No hace falta jurar —ni en vano ni en verdad ni por los peVoy a escribir este artículo para darme fuerzas. San Josemaría los de nuestra cabeza— porque nada conlleva más compromiso Escrivá de Balaguer lo puso con razón al principio de su Caque decir que no para mantener nuestros síes y que asumir los mino: «Acostúmbrate a decir que no», y yo, que llevo leyéndolo noes que conlleva nuestro sí. Sí, sí y no, no; eso es todo. Claro con entusiasmo desde los doce años, todavía no he aprendido que aprenderlo exige una vida de afirmación y de negaciones. esa lección. Por suerte, hay un resquicio enorme para la amabilidad en En cambio, me aprendí del tirón la del verso de Miguel mi propósito de firmeza. Quien más noes tiene que llevarse ¡y d’Ors: «A cuántas cosas dice no cada sí que a lo largo de un solo día! es con diferencia pronunciamos». No tengo mérito. Como yo uno mismo, que es —soy— el más liante y LA PREGUNTA DEL AUTOR pronuncio fundamentalmente síes, ay, tengo caprichoso de todos mis amigos, conocidos y muy pragmáticamente comprobados los subsaludados. Con el tiempo y la concentración ¿Hemos aprendido a estas siguientes noes concatenados. He padecido que ganaría con ser un poco más estricto en alturas —o todavía no— en mis carnes que cada sí tiene un coste de lo interior, tendría margen para recuperar la que pocas cosas hay más oportunidad, como explicaría un economista, vieja aspiración de ser, para los demás, un miafirmativas en el fondo en cosas que uno ya no puede hacer por falta sántropo extrovertido, un solitario sociable y que un no rotundo dicho de tiempo, de silencio, de dinero, de fuerzas o un reservado encantador. a tiempo? de poder de bilocación. Ahora bien, todavía es más importante, al Enrique García-Máiquez [Der 92] es poeta y ensayista. @EGMaiquez menos para los que tenemos el gatillo fácil de egmaiquez.blogspot.com.es la afirmación, darnos buena cuenta del vice@NTunav versa, esto es, de a cuántas cosas dice sí cada Opine sobre este asunto en no que, por una vez, hayamos sido capaces Twitter. Los mejores tuits se de balbucear aunque torpemente. Un no a un publicarán en el siguiente número. lío sobrevenido implica cumplir una tarde de trabajo ya planificado y una cena en familia y

M

16—Nuestro Tiempo abril 2022



Grandes temas Los vínculos más esenciales

Las manos de Chillida Belzunce Londres amanecerá cada día con las manos de bronce de Eduardo Chillida Belzunce expuestas en unos jardines junto al Palacio de Buckingham durante todo este año. Son dos piezas escultóricas que hablan de la trayectoria vital de este artista, truncada en su juventud por un terrible accidente de tráfico. «Mi padre se quedó alucinado cuando vio que era capaz de crear utilizando una sola mano», recuerda el escultor vasco. texto Eva Baroja [Filg Com 19] fotografía Carmen Valiño fotografías familiares Cedidas

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—Padre e hijo. Los dos Eduardos posan abrazados ante el fotógrafo Alberto Corazón en el Chillida Leku. Esta imagen formó parte del catálogo de su exposición conjunta en 2001, poco antes de la muerte del padre.


abril 2022 Nuestro Tiempo —19


Grandes temas Los vínculos más esenciales

las manos de eduardo chillida belzunce (San Sebastián, 1964) cuentan, a gritos, la historia de su vida. Una vida marcada por las cicatrices que, como los trazos violentos de un pintor surrealista sobre un lienzo desnudo, dividen su vientre en mil pedazos. Se levanta el suéter azul con la mano izquierda, la buena, y las enseña sin pudor. Son imperfectas, azarosas, demasiadas… Son tantas que es imposible contarlas a simple vista. Mientras, su mano derecha permanece dormida en un letargo que dura desde el gravísimo accidente de moto que le dejó en coma con veintiún años y que paralizó la mitad de su cuerpo. Eso lo cambió todo. Absolutamente todo. Y dio comienzo esta historia: la de un artista, hijo de un genio, que, lejos de abandonar y darse por vencido, empezó a crear con una sola mano, la misma con la que se aferró con fuerza a la vida.

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Está a punto de llover en Londres. Las nubes plomizas y las ráfagas de viento helado atienden la señal del director de orquesta para iniciar con ímpetu el concierto. En este caso, sonaría El invierno de Antonio Vivaldi. En la ciudad de las mil caras nada de esto importa. Da igual el frío, el mal tiempo o la oscuridad, la vida allí nunca se detiene. Por eso, aunque va a desatarse el chaparrón, una niña rubia de unos cinco años con deportivas fucsias juega tranquilamente entre los enormes dedos de bronce de una de las esculturas de Eduardo Chillida, bajo la atenta mirada de su madre. Todo esto sucede en Grosvenor Gardens, a solo doscientos metros del Palacio de Buckingham, en el exclusivo —y cotizado— barrio de Belgravia.

—Un café en Londres. Para Eduardo Chillida, la capital de Reino Unido es un lugar conocido y familiar ya que allí estudia su hija Laura.


—¿Sabes que él es el artista? —interrumpe en inglés la voz cantarina de Susana Álvarez, señalando a su marido. —¡Anda! ¿En serio? Enhorabuena. Me gustan mucho, son muy bonitas —contesta la madre de la niña con un inconfundible acento británico acercándose al matrimonio. Conversan un rato los tres: Chillida, Susana y la madre londinense. El sábado 4 de diciembre inauguraron la exposición «Essentials Bonds» («Vínculos esenciales») en este parque, pero el escultor donostiarra ya se ha escapado en más de una ocasión para observar cómo se relacionan con sus obras los habitantes de la ciudad. Cómo las miran, qué dicen, qué opinan. Algunos, sobre todo los que salen con prisa de la estación de Victoria, pasan de largo. Otros miran las dos esculturas desde lejos sin atreverse a mucho más y se van directamente al pub Shakespeare —no podía llamarse de otra forma—, a tomar una pinta. Sin embargo, la mayoría se acercan, las fotografían, las tocan y se quedan de pie frente a ellas. No sería lo mismo si estas dos piezas estuviesen expuestas en el Tate Modern —uno de los mejores museos de arte moderno de Europa, situado en una antigua central térmica frente al río Támesis—, o en alguna de las galerías que pintan de color y vanguardismo la zona de Covent Garden. Chillida Juantegui lo sabía. Chillida Belzunce también. «Me gusta que la gente interaccione con las esculturas. Mi padre valoraba mucho el arte público. Él quería que el arte tuviese infinitos dueños, que fuese de todos... Además, como escultor esto te da la posibilidad de enseñar tu obra a más gente», explica el artista con voz áspera en medio del parque. Estas dos esculturas, Compañeras III y Mano V, permanecerán en este jardín durante 2022 dentro del programa Ciudad de la Escultura del distrito de Westminster. La primera representa dos manos entrelazadas y el Gobierno de México la utilizó en 2018 como símbolo de la paz en las escuelas públicas del país. La segunda capta el momento exacto en el que unos dedos se están cerrando suavemente. «Es muy bonito ver cómo la pátina del tiempo, las inclemencias, la lluvia o el viento las van transformando», comenta

el autor. El bronce de Compañeras III, por ejemplo, tiene un color mucho más verdoso que Mano V. La razón es sencilla: «Compañeras III siempre ha estado expuesta en el exterior; sin embargo, la otra escultura la hemos tenido en el salón de nuestra casa el último año y medio. ¡No sabes lo que ha sido sacarla de allí!», apuntilla riendo Susana, que además de su mujer es la comisaria de la exposición. Empieza a llover con fuerza y la niña rubia de las deportivas fucsias se aleja con su madre antes de que se embarre la hierba. Eduardo y Susana suben a la zona

—La zurda. El artista explica cómo fue el día del accidente. Durante la narración, levanta su mano izquierda, la que hoy utiliza para esculpir y pintar, recordando que en ella también sufrió graves heridas.

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Grandes temas Los vínculos más esenciales

común del edificio en el que han alquilado un apartamento. Es un salón amplio y acogedor, con chimenea, una cocina con una máquina de café y una enorme terraza en la azotea. La niebla va engulléndolo todo a medida que pasa la mañana, pero aun así puede intuirse el skyline de Londres desde allí arriba: las caballerizas reales del Palacio de Buckingham justo debajo, los altísimos árboles de Hyde Park enfrente y la BT Tower —el Pirulí de Londres— a lo lejos. El camino hasta estas vistas no ha sido precisamente de rosas. «La víspera de instalar las esculturas no teníamos claro que las pudiésemos exponer», confiesa Chillida mirando a su esposa a los ojos. Así es la incierta realidad del Reino Unido tras el brexit. Ellos lo han sufrido en su propia piel: burocracia, falta de empatía en las gestiones para traer la exposición, complicaciones, papeles, más papeles, más papeles… Todo para que, al final, Compañeras III y Mano V viajasen mil trescientos kilómetros en una furgoneta desde San Sebastián a Londres a través del Eurotúnel, el paso submarino del Canal de la Mancha que une Francia con Reino Unido. Fue un trayecto de treinta y cinco horas por carretera que compartieron Fernando Miquelarena, quien también fue ayudante de su padre, y uno de los hijos de Eduardo. «Fíjate, solo una hora antes de pasar la frontera, todavía no nos habían admitido los papeles de importación y no los llevábamos encima», explica Susana. El día del montaje igualmente se quedó todo en familia. Sus tres hijos —Pablo, Migui y Laura— y unos amigos se encargaron de colocar las esculturas en el parque. «El consejero de Cultura y Ciencia de la Embajada de España en el Reino Unido, Miguel Oliveros, y el director del Instituto Cervantes de Londres, Ignacio Peyró, me preguntaron en la inauguración cómo habíamos conseguido traer la exposición. ¡La verdad es que ni yo lo sé!», comenta Susana aliviada y con un punto de sarcasmo. «Sin ella nada de esto habría sido posible», añade emocionado Eduardo. Desde que se conocieron en una fiesta de Nochevieja en 1989, tres años después del accidente, Eduardo y Susana forman

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—Mano V. Las dos esculturas permanecerán expuestas en el parque londinense de Grosvenor Gardens durante todo 2022, a pocos metros del Palacio de Buckingham.


—Compañeras III. Esta escultura de bronce fue elegida en 2018 como símbolo de la paz en todas las escuelas públicas de México.

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ÁLBUM FAMILIAR

—En el estudio. Hasta el año 2010, Eduardo no retomó la escultura. En la fotografía, Susana le observa con admiración mientras pinta.

—El pequeño Wako. Así le llamaban cuando era un niño. Desde muy pronto, su padre observó en él grandes cualidades para el arte.

—África. La pareja disfrutó de un viaje familiar a Kenia en 1993, cuatro años después de conocerse. 24—Nuestro Tiempo abril 2022

—Incondicional. Además del amor de su vida, Susana es también su mayor apoyo. «Sin ella nada sería posible», confiesa el artista.


un equipo infalible, una máquina perfecta movida por la energía del amor que sienten el uno por el otro: «Lo que más admiro de Eduardo es su bondad. Jamás en la vida le he oído criticar a alguien. Y eso que ha habido gente muy cercana que no nos ha tratado bien, pero no ha dicho nada malo de nadie nunca. También me fascina su fuerza de voluntad». Esa que le llevó a salir desde lo más hondo y a reconstruirse por dentro y por fuera. aprender a crear con una mano. Muchos de los londinenses y turistas que descubran su obra estos meses no alcanzarán a saber la inmensa importancia que realmente tienen las manos en la trayectoria y la obra de Eduardo Chillida. Son un «vínculo esencial, el símbolo de la amistad, de la unión, del trabajo…», por eso ha querido titular así esta exposición. Pero, además, en su historia las manos representan la perseverancia y la firmeza después de estar a punto de perderlo todo cuando solo era un chaval. «Iba con la moto por un túnel de San Sebastián y había un coche parado en medio sin señalizar ni nada. El casco se partió y estuve muy cerca de morir… Me salvé porque alguien me clavó un objeto punzante en la tráquea y pude respirar después de diez minutos», recuerda tragando saliva. Fue entonces cuando su mano derecha se durmió para siempre. La izquierda, la que hoy utiliza para pintar y esculpir, también se le quedó completamente destrozada porque se la llevó a la cara, como un acto reflejo, en el momento del choque: «Me la machaqué. Me la querían dejar rígida completamente, que no la pudiese ni mover, pero mi madre [Pilar Belzunce] les prohibió a todos los médicos que me la inmovilizaran, que yo ya lucharía…». Y luchó. Luchó mucho. Al mes y medio, se despertó del coma y tuvo que aprender a hablar, a andar y a desenvolverse con la zurda. Durante aquella etapa en silla de ruedas, tuvo que asumir muy pronto las secuelas irreversibles que había dejado el accidente en su cuerpo y en su salud y seguir una estricta y durísima rehabilitación. Todo para poder continuar con su

vocación y convertirse en el artista que quería ser: «Pintar me ayudó muchísimo a recuperarme. Mi padre se quedó alucinado cuando vio que era capaz de crear con la mano izquierda… Desde entonces, para mí siempre ha sido lo mismo esculpir que pintar porque lo que da la chispa a una cosa da la chispa a la otra». la «esculturita»que deslumbró a miró. A Eduardo nunca le ha pesado el apellido Chillida. Tampoco la responsabilidad de ser hijo de uno de los artistas más importantes del siglo xx al que todo el mundo recuerda por sus titánicas esculturas de acero oxidado: «Toda mi vida he estado muy orgulloso de ser su hijo, pero también de ser yo mismo». Como su padre, que falleció hace dos décadas, Wako —así le llamaban cariñosamente de pequeño— siempre se sintió escultor. Era el benjamín de ocho hermanos, no levantaba dos palmos del suelo, y ya moldeaba sus primeras figuritas de barro influido por la atmósfera artística de su hogar. «En los setenta, un día vino Joan Miró a nuestra casa. Mi padre tenía unas esculturas pequeñas que llamaba Aromas en una balda y junto a ellas estaba una que yo había hecho con cinco años. Entonces, Miró le preguntó: “Oye, esa esculturita, ¿de quién es? ¿Quién la ha hecho?”. “Mi hijo Edu”, respondió mi padre. A Miró le llamó la atención, le gustó». La pieza representaba a su madre, Pilar, sentada en una silla con los brazos apoyados detrás de la cabeza y las piernas cruzadas. «Es muy curioso porque refleja la esencia de lo que luego ha sido la escultura de Eduardo: la importancia de la anatomía femenina, las formas del cuerpo… Siendo solo un niño, tenía una visión muy plástica de la feminidad, muy sugerente, muy estética», explica Susana.

—La «esculturita». Joan Miró se quedó impresionado con esta pequeña escultura de barro que hizo Eduardo con cinco años.

Aquel accidente de moto que le hizo resistente le obligó también a abandonar durante mucho tiempo la escultura, concretamente hasta el año 2010. «Fuimos a México en el bicentenario de su independencia porque el artista Sebastián [Enrique Carbajal] nos había invitado a exponer en su fundación. Durante aquellos días nos quedamos en casa de nuestro amigo el coleccionista de arte Heberto Guzmán y me propuso que hiciera alguna escultura de gran tamaño en México con la ayuda de unos canteros que él conocía, pero la cosa se quedó ahí», recuerda Eduardo. Sin embargo, cuando Eduardo volvió a España empezó a rondarle una idea en la cabeza. ¿Y si pudiese de verdad retomar de alguna forma la que siempre había sido su pasión? ¿Y si Heberto tuviese razón? «Él me metió el gusanillo en el cuerpo, así que empecé a hacer varias esculturas en terracota». Desde entonces, Eduardo Chillida Belzunce no ha dejado de esculpir con la mano izquierda piezas como las que estos días se van transformando en el lluvioso y parpadeante Londres. «Cada vez que tenía una inauguración, mi padre me decía: “¡Ahí va mi hijo, camino de la gloria!” —añade entrecerrando los ojos—. Estoy seguro de que hoy también me lo diría». Nt


26—Nuestro Tiempo abril 2022


Grandes temas Antonio Ruz, un año único

Las polifonías de la danza Antonio Ruz (Córdoba, 1976) esquiva cualquier etiqueta. ¿Ecléctico?, ¿poliédrico? Lo que verdaderamente le gusta a este bailarín y coreógrafo, galardonado con el Premio Nacional de Danza 2018, es impregnarse de todas las expresiones artísticas posibles. Sobre el escenario, siembra universos en los que el movimiento suena y la música se ve. Viene de una familia de campo, quizá por eso necesitaba ponerse en barbecho creativo después de una temporada frenética en la que estrenó tres obras y celebró el décimo aniversario de su compañía. texto Ana Eva Fraile [Com 99] fotografía Manuel Castells [Com 87], Alba Muriel

y Agustín Hurtado

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Grandes temas Antonio Ruz, un año único

antonio se llama antonio por su abuela antonia. Pero el nombre no es lo único que le debe. Ella fue la primera persona que cruzó por su pensamiento al enterarse del Premio Nacional de Danza en 2018. Su abuela le veía bailar sevillanas en las fiestas, en los patios, en las bodas, en las ferias. Tanto bailaba «el niño» que, al cumplir los siete, Antonia le regaló un cursillo de sevillanas en una academia en el barrio cordobés donde se crio, Ciudad Jardín. «Es el punto de inicio de mi carrera», reconoce. Como intérprete, Antonio Ruz ha pisado escenarios de medio mundo con el ballet del Gran Teatro de Ginebra, el de la Ópera de Lyon y la compañía berlinesa Sasha Waltz & Guests. En 2009, decidió descubrir su voz, investigar su lenguaje expresivo. Ni las embestidas de la crisis económica pudieron frenarle: al año siguiente abrió en Madrid su propia compañía. «Mi abuela se fue, pero no se imaginaba que tres décadas después de aquel cursillo de sevillanas iba a recoger ese premio», recuerda emocionado. En sus genes redobla la música: por la tierra cordobesa donde nació y por herencia. Sus tíos siguen entonando las coplas de su bisabuela Leonor. Y su abuelo paterno era cantaor aficionado de flamenco: «Al abuelo Eduardo le oyó Manuel Vallejo, el gran artista, y le invitó a irse de gira con él. No lo hizo porque se debía al campo». Dice Ruz que en su casa siempre había jolgorio. Tiene una familia muy grande —su madre es la mayor de diez hermanos— y compartía juegos con los primos de su quinta. «En Navidad hacíamos un teatrillo todos juntos, y yo, por supuesto, lo dirigía. Si había que componer una canción —dice—, yo escribía la letra. Mi madre aún conserva guiones de entonces». Cuando quería estar solo, se refugiaba en la habitación de sus hermanas: «Había muchos vinilos y me encerraba con pestillo a bailar. Escuchaba a Prince, Bob Dylan, Madonna, pero también Las cuatro estaciones o una sinfonía de Brahms». El bailarín y coreógrafo rastrea en su infancia otra conexión clave con el presente. Le encantaba modelar con arcilla o plastilina, tallar la madera, pintar al óleo, con acuarela o carboncillo, diseñar disfraces, montar belenes gigantes… «Estaba constantemente creando universos, ideando escenarios —condensa Ruz—. Cuando ahora, con el paso de los años, veo que me dedico a eso, que he hecho de mi creatividad mi profesión, me siento muy agradecido a todas las personas que me han apoyado: los primeros, mis padres». Ese niño «que se emocionaba con cualquier cosa y se tiraba meses haciendo algo» es hoy una de las figuras más destacadas de la danza española y cuenta con el respaldo del mundo de la cultura. En 2013 recibió el Premio El Ojo Crítico de Danza de RTVE, en su primera edición. Y al cabo de cinco años el Ministerio de Cultura y Deporte le concedió el Premio Nacional de Danza en la modalidad de Creación. El reconocimiento llegó tras el debut de Electra, un espectáculo concebido para el Ballet Nacional de 28—Nuestro Tiempo abril 2022

España. El jurado remarcó su lenguaje singular y la importancia del pulso musical de sus proyectos. de las tablas a la pantalla. Si en octubre de 2018 experimentó cómo la confianza espolea a mirar hacia delante, diecisiete meses después una pandemia puso en pausa la vida. Pero «la danza no puede pararse» y fue un tiempo de «mucha frustración y miedo». Como señala Ruz, vivir de la danza en España «es casi una proeza» y él encajó con impotencia cada cancelación. «Los bailarines, si no bailan, sufren —explica—; por eso, en cuanto se reabrieron los espacios de ensayo nosotros acudimos a las salas con mascarilla y, al principio, sin tocarnos». Los focos iluminaron de nuevo a su equipo el 15 de julio de 2020 cuando, en plena pandemia, estrenaron Gugurumbé, junto con los músicos de la Accademia del Piacere, en el Festival de Granada. Afortunadamente, todos sus espectáculos aplazados volvieron a estar en cartel y 2021 se convirtió en la temporada más fecunda de su carrera. Tres obras vieron la luz en solo cinco meses y comenzaron a girar: Signos (20 de febrero, Teatro Central de Sevilla), In paradisum (8 de abril, Teatros del Canal

LA INTUICIÓN «Nace dentro mí una urgencia por expresar algo. Cuando creas, realmente hablas de lo que buscas, de lo que deseas, de lo que duele… Es un proceso misterioso, una serie de suertes y accidentes inesperados. Esa semilla puede surgir de una melodía, de un libro o durante un café. Pero las ideas, como las dejes revoloteando, son muy caprichosas. Para evitar que se desvanezcan, siempre estoy tomando notas: mientras camino por el parque, entre sueños o en un avión hacia no sé dónde». En La Noche de San Juan, un ballet cuyo estreno lo truncó la Guerra Civil y que ahora ha recuperado la Fundación Juan March, Antonio Ruz recorre el hilo que une la tradición con el presente.


© alba muriel

© alba muriel

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Grandes temas Antonio Ruz, un año único

de Madrid) y La Noche de San Juan (23 de junio, Fundación Juan March). En medio de esa vorágine, entre ensayos y aplausos, la compañía se preparaba para celebrar su primera década en escena. Soñaban con llenar el Círculo de Bellas Artes de Madrid de bailarines que interactuasen con el público, pero las circunstancias les obligaron a reimaginar el proyecto. Así nació Aún, una película de danza contemporánea que revisita piezas del pasado, pero también habla del presente y del futuro: «Estamos aquí, en pie, resistimos, y nos quedan muchas cosas por hacer». La producción, que se estrenó el 17 de octubre de 2021 durante el Festival Internacional de Videodanza (Fiver), significó un gran desafío para Antonio Ruz: coreografiar la cámara. «He aprendido a pensar la danza desde otro enfoque, no desde la mirada del patio de butacas», comenta. El rodaje se llevó a cabo a mediados de diciembre de 2020. Solo tres días para captar cómo el movimiento de los bailarines dialogaba con la arquitectura de este emblemático edificio madrileño: los salones, la escalinata, la azotea… En los ojos del artista brilla la satisfacción. Este relato audiovisual para la memoria, que trasciende los límites de la danza, cerró con broche dorado su aniversario. A esta primera experiencia cinematográfica le siguió Las niñas de cristal, la película de Jota Linares que ha lanzado Netflix en abril. Cuando los productores contactaron con Ruz, hacerse un hueco en su agenda parecía impensable, pero consiguieron «tocarle la fibra». Como apuntó Mark Albela en la revista online Audiovisual451, el trasfondo del ballet Giselle era «una espinita clavada» para él, que tenía escrita una obra similar. Con test de antígenos todos los días, el film se rodó en febrero y marzo de 2021. La batuta de Ruz orquestó los pasos de la protagonista, María Pedraza, y del cuerpo de baile. 30—Nuestro Tiempo abril 2022

Frenéticos. Este es el adjetivo con el que Antonio Ruz describe esos meses en los que tuvo que armonizar ensayos, estrenos, funciones y rodajes. Tanto esfuerzo, tantos viajes de ida y vuelta para no perderse ni una de esas citas, que rozó sus propios límites. Por eso decidió tomarse en 2022 «un pequeño barbecho creativo», como él lo llama, para «mirar al horizonte, coger aire» y repensar su carrera antes de dar el siguiente paso. Realmente no es una pausa —«porque la cabeza no para»— sino un cambio de ritmo: «Después de grandes exposiciones ante el público y proyectos de mucha envergadura necesitaba digerir todo eso». manos a la barra. Mientras saborea este momento de calma, y aprovechando que ha recalado en el Museo Universidad de Navarra con su último proyecto, hablamos con él. Nos acomodamos en la sala de estar de la biblioteca, solo a unos metros de un escenario en el que se siente «como en casa». Es su cuarta visita al campus de Pamplona y su sexto espectáculo: Double Bach (abril de 2017), Presente, Transmutación (noviembre de 2019), Signos (marzo de 2021), In paradisum (septiembre de 2021) y La Noche de San Juan (octubre de 2021). Aquí ha descubierto fotografías del siglo xx de Dolcet, Català Roca y Ortiz Echagüe. Aquí ha transmutado imágenes de papel en movimiento. Aquí ha invitado a improvisar a dos bailarines


LA INMERSIÓN «La curiosidad del niño que creaba jugando se concreta en investigaciones más allá del territorio de la danza. Cuando me enfrento a una nueva temática, ahondo sin prejuicios en sus metáforas, busco vínculos con mi propio imaginario y mis raíces, me acerco a otras reflexiones. En mi mente el concepto abstracto se ramifica en música, movimientos, vestuario, luz… Intento ser lo más abierto posible. Para mí la danza tiene ese carácter aglutinador de disciplinas, se alimenta de todas las expresiones culturales que me inspiran». Las polifonías corales de Tomás Luis de Victoria se funden con la música rave y las siluetas del Greco en la primera creación de Antonio Ruz para la Compañía Nacional de Danza. In paradisum reflexiona sobre la búsqueda de la espiritualidad a través de un ritual lleno de pulsación, energía y contrastes.

entre las obras de Tàpies, Palazuelo y Oteiza. Aquí ha llevado la danza a cuarenta centímetros de las miradas expectantes. Aquí se ha camuflado entre la gente como un espectador más. Aquí se ha encontrado con el público en las salas, en el escenario, en el patio de butacas, en las aulas. Aquí siente «un cuidado hacia el arte, pero también hacia el artista». Desde este lugar tan querido, la memoria de Antonio Ruz viaja a la Córdoba de su adolescencia. Empezó con el ballet clásico a los catorce. Se enamoró de ese estilo y estuvo dos años en la escuela de Araleo Moyano. Un día la profesora llamó a su madre. Se reunieron alrededor de una mesa camilla. «El niño se tiene que ir a Madrid. A la escuela de Víctor Ullate», le dijo mientras Antonio permanecía callado. Tardaron en convencer a su padre. «Mi familia es gente de campo y lo de dedicarse a una profesión artística no se lo podían imaginar, pero el amor mueve montañas», cuenta. Así fue como en 1992, con la ayuda de sus padres y una beca, llegó a la capital de España. Visualiza la primera vez que puso sus manos en la barra de ballet de la escuela de Ullate. La clase comenzaba con un ejercicio de calentamiento suave. «Él iba paseándose y al acercarse a mí me dijo: “Quiero que a partir de ahora olvides todo lo que sabes. Empezamos de cero”», recuerda. Aunque durante unos minutos Antonio sintió que el mundo se le caía, enseguida abril 2022 Nuestro Tiempo —31


Grandes temas Antonio Ruz, un año único

EL DIÁLOGO

se recompuso: «Lo que Víctor quería decir era “Céntrate aquí, te estoy apoyando, este es el lugar para ti”. Y me puse a currar, a entregarme en cuerpo y alma a las clases de ballet». La compañía de Ullate ensayaba en la misma escuela. Desde el ventanal del mirador se dominaban las dos salas y Antonio pasaba largos ratos allí. «Veía a Tamara Rojo bailando con Ángel Corella, a Lucía Lacarra con Joaquín de Luz, a Igor Yebra con María Jiménez… Aprendías mucho observando a tus compañeros», explica. La escuela era la cantera para la compañía y al cabo de dos años Ullate le ofreció un contrato de aspirante en prácticas. Entonces llamó a su padre: «Ya soy bailarín. Tengo mi primer sueldo». Poco a poco, a golpe de disciplina, fuerza de voluntad e infinitas horas de ensayo, atesoró madurez escénica para interpretar papeles principales. Ruz compara la danza con los deportes de élite: «Llegar a lo más alto y mantenerte siempre en forma para estar en la primera liga resulta muy sacrificado». Además de la presión física «de llevar al cuerpo al extremo durante mucho tiempo», llama la atención sobre la exigencia mental. «Mientras estás actuando —confiesa—, el público no ve el cansancio, la falta de sueño por un problema, no ve la frustración que hay detrás, ni el miedo de salir a bailar al cincuenta por ciento de tus posibilidades». En 1996, cuando tenía veinte años, sufrió una caída sobre el escenario. A raíz de ese accidente pasó tres veces por quirófano. Paradójicamente, esa lesión en la rodilla que ha marcado su vida le ha permitido llegar al momento actual de celebración. «Fue el detonante —reconoce— de por qué estoy ahora aquí como coreógrafo, de por qué decidí buscar una manera de bailar más suave y más expresiva». A los veinticuatro, Antonio Ruz sintió que tocaba techo. Quería conocer otras culturas, aprender idiomas, trabajar con personalidades que probablemente no llegarían a España... Se presentó a las audiciones del Gran Teatro de Ginebra y le admitieron. Allí, después de su tercera cirugía, se lanzó a crear su primera obra: 1 Calvario. Aunque el título podría haber aludido a su dolorosa recuperación, realmente hablaba sobre la Semana Santa andaluza. Según señala, «las noches dedicadas a jóvenes coreógrafos son una experiencia muy bonita porque el público ve a los bailarines hacer sus propias piezas». la huella de los grandes. El maestro Víctor Ullate solía decirle que era como una esponja y, a lo largo de su trayectoria, Ruz ha ido absorbiendo nutrientes de los que ahora se alimentan sus creaciones. En Suiza, por ejemplo, descubrió con Gilles Jobin la «no danza» francesa, una forma de comunicar que se basa en movimientos y gestos cotidianos —correr, tumbarse, caminar o abrazarse— «hechos con una sofisticación, un concepto, una iluminación y una música». 32—Nuestro Tiempo abril 2022

«La semilla de la creación florece según se suman las personas del equipo. Se aleja de la imagen del pintor encerrado con su lienzo. Es como remar juntos hacia un mismo destino. El momento en la sala de ensayo con los bailarines resulta casi más bonito que un espectáculo: cuando empezamos a buscar un lenguaje en el cuerpo, cuando proponen movimientos después de escuchar las ideas que has trabajado durante años. Me fascina cómo algo íntimo pasa a ser colectivo y después universal, porque lo compartes con el público». Signos es un juego escénico interpretado junto con la violista Isabel Villanueva en el que la arquitectura sonora de las piezas de Bach y Kurtág se entreteje con la partitura corporal compuesta por Antonio Ruz.

De su etapa en el Ballet de Lyon, subraya los encuentros con la mítica Sylvie Guillem, junto a la que interpretó el ballet Carmen, y el coreógrafo sueco Mats Ek, que ha aportado a su danza ese carácter teatral, dramático y expresivo. Pero fue en Berlín donde Ruz vivió la experiencia más transformadora de su carrera. «Sasha Waltz me ha marcado como artista, pero también como líder de un equipo. Colaborar con ella en el rol de asistente de coreografía ha sido como hacer un máster escénico», indica. Su manera de fomentar la creatividad del bailarín, de abordar el cuerpo, de entender la música y el aspecto espacial del baile han dejado huella en el artista cordobés. En 2009 Antonio Ruz conquistó la independencia creativa y batalla «desde las trincheras» contra la precariedad de la danza. «Cualquier país en crisis muestra sus grietas, sus debilidades. Y el año pasado vimos que en España la cultura da un poco igual», lamenta. Se rebela contra las escenas vacías por falta de recursos. Y también contra la mirada institucional cortoplacista que desampara los proyectos de los coreógrafos. Como creador, huye de las fórmulas. Le aburren. Prefiere los retos. Dijo de él Joaquín de Luz, en la presentación de In paradisum en Pamplona, que es un buscador, siempre investigando el poder comunicativo de la danza en conjunción con la música y la escenografía. Sus obras generan corrientes: del escenario fluye hacia el patio de butacas una marea de emociones, pensamientos, energías… Pero ¿cómo empieza todo? En estas páginas nos hemos adentrado en el proceso creativo de Antonio Ruz. Nt


© agustín hurtado


FIRMA INVITADA Jorge Carrión

El juego del avatar

«No es descabellado ver en El juego del calamar una metáfora de Netflix. Miles de contenidos luchan entre ellos. Deben captar la atención del público, nuestro deseo, nuestra conversación, a cualquier precio»

U

destaca por su desarrollo, por el comportamiento de sus jugadores, por sus resultados, viajan para ver el desenlace en directo. Son los VIP. Ataviados también con disfraces y máscaras, se comportan de un modo despótico, erotizados por la muerte. No es descabellado ver en El juego del calamar una metáfora de Netflix. Miles de contenidos luchan entre ellos. Deben captar la atención del público, nuestro deseo, nuestra conversación, a cualquier precio. Solo uno puede triunfar durante los días o semanas del trending topic. El estadio es global, también lo es el premio. La lógica es injusta, absurda, incomprensible como la de los algoritmos. Sin embargo, el fenómeno serial explotó en octubre de 2021, el mismo mes en que Facebook se convirtió por arte de magia en Meta, de modo que la metáfora puede ampliarse. Las mayores redes sociales y las plataformas, creadas por hombres blancos que hablan y piensan en inglés, generan metaversos donde nos transformamos continuamente en otros, en avatares. Allí nos refugiamos de nuestra precariedad, de nuestras deudas. Somos conscientes de las violencias y las distorsiones de esos espacios virtuales, es decir, de los sesgos étnicos y de género de sus algoritmos, del peligro de sus juicios masivos y virales, de nuestra autoexplotación, de que los selfis no acaban de representarnos; pero como los jugadores de la serie, ingresamos voluntariamente en sus dominios. Y regresamos, una y otra vez, aunque el premio sea menos probabilidad que quimera.

NA ISLA QUE FLOTA EN MEDIO DE ninguna parte. Un lugar fuera de todos los mapas. Una prisión panóptica, puro biocontrol con disfraz de parque temático. Una máquina del tiempo donde los adultos son forzados a recordar los juegos de su infancia, Jorge Carrión es escritor y crítico cultural. Su último libro publicado es la novela Membrana (Galaxia Gutenberg, 2021). que se han convertido en las claves de su supervivencia. Un espacio que es a la vez geográfico y mítico, real y virtual, violento y lúdico, competición y espectáculo. Una isla distópica habitada por dos tipos de personas: los jugadores, a cara descubierta, y sus centinelas, enmascarados según una estricta jerarquía. Solo puede quedar un jugador. Ganará una fortuna. Liquidará sus deudas. Será el triunfador único, el experdedor único, cuando hayan muerto todos y cada uno de sus contrincantes, perdedores dobles: del mundo real y de esa oportunidad de redimirse, que LA PREGUNTA DEL AUTOR también habrán perdido. La serie El juego del calamar es una fábula ¿Debemos apoyar el salvaje sobre la precariedad económica y metaverso de Meta o existencial de todos nosotros, víctimas y deberíamos abstenernos verdugos del capitalismo especulativo, que de participar en ese genera una sociedad que no sabe pensarse proyecto colectivo y a sí misma sin sus deudas. Aunque el juego corporativo? y la isla sean gestionados por personajes surcoreanos, en los últimos capítulos de la primera temporada aparecen unos excéntri@NTunav cos personajes que hablan en inglés. Según Opine sobre este asunto en deducimos, siguen a través de pantallas las Twitter. Los mejores tuits se diversas competiciones que tienen lugar publicarán en el siguiente número. en otros escenarios similares. Apuestan. Se divierten. Y, cuando alguno de los juegos 34—Nuestro Tiempo abril 2022



Grandes temas Las entrañas de la diplomacia

Nixon en China

Medio siglo de un viaje que lo cambió todo 36—Nuestro Tiempo abril 2022


—Todo bajo control. La comida de Nixon con el primer ministro Zhou fue televisada en directo y supuso el boom de la gastronomía oriental en Estados Unidos. Algunas fuentes afirman que Nixon practicó antes su destreza con los palillos. national archives. richard nixon presidential library

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Grandes temas Las entrañas de la diplomacia

El 21 de febrero de 1972, Richard Nixon aterrizó en Pekín. Fue la primera vez que un presidente estadounidense visitaba China. Al pie de su avión lo esperaba el jefe de Gobierno, Zhou Enlai, al que le estrechó la mano. Se trató de un gesto lleno de significado y una petición tácita de disculpas, ya que en 1954 el entonces secretario de Estado, John Foster Dulles, se había negado a saludar a Zhou durante una cumbre en Ginebra. Un desprecio que China no había olvidado. El viaje de Nixon inició la distensión entre ambas potencias después de dos décadas sin relaciones diplomáticas. La cumbre, que duró una semana, cambió el curso de la Guerra Fría y dejó imágenes históricas, como el encuentro de Nixon con el presidente del Partido Comunista, Mao Zedong. Un líder de 79 años de salud frágil, pero con la determinación intacta. Lo inimaginable había ocurrido. texto Ignacio Uría [Der 95 PhD His 04], profesor de Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales de la Universidad de Alcalá

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todo comenzó a mediados de julio de 1971 con una inesperada intervención televisiva en la que Nixon anunció su visita a Pekín. Según dijo, la propuesta había partido de la Casa Blanca y Mao la había aceptado después de dos años de negociaciones. Al día siguiente, The Washington Post afirmó con grandilocuencia: «Si el presidente hubiera dicho que se iba a la Luna, el mundo no se habría quedado tan estupefacto». Posiblemente, tenía razón. Nixon era un anticomunista convencido y la guerra de Vietnam se había recrudecido por el incremento del apoyo chino a los norvietnamitas, como había sucedido en Corea. Pese a ello, Estados Unidos sabía que ya no se podía excluir al gigante asiático del concierto internacional, algo que el presidente había revelado en su discurso inaugural de 1969: «No podemos permitirnos que cientos de millones de personas continúen en un aislamiento hostil». Pocos meses después, Nixon dispuso la retirada definitiva de Vietnam y aceptó que la República Popular de China (comunista) entrara en la ONU. Esto significó la salida inmediata de la República de China (nacionalista, conocida como Taiwán, aliada de Washington y miembro del Consejo de Seguridad desde 1945). Una vez más, se confirmó el viejo principio de lord Palmerston de que los países no tienen aliados sino intereses. ¿Qué interés tenía EE. UU. en que la China de Mao entrara en la ONU? Por un lado, debilitar a la URSS y, de paso, agravar el enfrentamiento interno del comunismo entre soviéticos y chinos. Esta división había surgido en 1953 con la muerte de Stalin, al que Mao admiraba. A partir de ese momento, las relaciones empeoraron, sobre todo cuando el nuevo líder ruso, Nikita Jrushchov, propuso una «coexistencia pacífica» con el bloque occidental. Mao la rechazó de plano porque aplastar el capitalismo era un principio irrenunciable. Desde ese instante, China comenzó a disputar a la URSS la supremacía en el bloque comunista, pero las diferencias estallaron definitivamente en 1969, cuando ambas potencias se enfrentaron en el río Ussuri debido a problemas fronterizos. Resultado: ciento cincuenta muertos. La amenaza de una guerra nuclear sobrevoló el mundo, pero, como había ocurrido en la crisis cubana de 1962, terminó con una retirada pactada. Según el historiador Lorenz Lüthi, especialista en esta etapa, «la confrontación de la URSS y China es un acontecimiento clave —y poco


recordado— de la Guerra Fría, a la altura de la construcción del Muro de Berlín, la Crisis de los Misiles o Vietnam». Con este escenario de fondo, Nixon llegó a Pekín. 1971, comienzan las negociaciones. Henry Kissinger, poderoso secretario de Estado norteamericano en los años setenta y coprotagonista de este episodio de la historia, publicó en 2017 el libro China. Pese a que no se esforzó demasiado en buscarle un título, se trata de una obra muy valiosa porque analiza con perspicacia la estrategia internacional china desde el siglo xix. Por supuesto, se detiene en las conversaciones que fraguaron el viaje de Nixon y, lo que es más interesante, cuenta su visita secreta a Pekín en julio de 1971 para prepararlo. Con respecto al gigante asiático, los norteamericanos se movían en un territorio desconocido, ya que su experiencia con la diplomacia comunista se limitaba a los soviéticos. Obviamente, los chinos se comportarían de otro modo, más ceremonioso, más lento y sobre todo más enigmático. Nixon quería alcanzar un nuevo estatus de paz que trascendiera el conflicto de Vietnam y las alarmantes perspectivas de la Guerra Fría. Esta se desplazaría al

Mediterráneo en poco tiempo (Guerra de Yom Kipur en Israel, disputa greco-turca en Chipre, posible hundimiento de las dictaduras aliadas de Portugal y España…) y los norteamericanos necesitaban reducir su presencia en Asia, que era costosísima. Además, en 1972 se celebraban elecciones y, tras un primer mandato exitoso, Nixon precisaba un golpe de efecto internacional para seguir en la Casa Blanca: viajar a China se convirtió en el objetivo perfecto. En el otro lado, Mao aspiraba a establecer relaciones con Washington. Ciertamente, China era una aliada de la Unión Soviética, pero temía un ataque de la URSS en las provincias situadas al norte del río Amarillo que habían pertenecido a Rusia hasta mediados del siglo xvii. En especial, Manchuria. ¿Era un miedo real? Hoy no lo parece, pero, tan solo un par de años antes del viaje de Nixon, la Unión Soviética había invadido Checoslovaquia. Es decir, si Moscú se atrevía a ocupar un país amigo en el corazón de Europa, atacar China no sería un problema. Por tanto, el acuerdo les interesaba a ambos.

—Un largo camino. El 17 de febrero de 1972, unos días antes del viaje a China, el presidente Nixon se reunió con algunos líderes del Congreso: Margaret Chase Smith, Spiro Agnew y Gerald Ford, entre otros. national archives. richard nixon presidential library

apartar las piedras para avanzar más rápido. Una de las ventajas de no existir relaciones previas era la ausencia de escollos inmediatos. Excepto, claro abril 2022 Nuestro Tiempo —39


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está, Taiwán y Vietnam. Sin embargo, la imposibilidad de un arreglo a corto plazo en estos países facilitó las cosas, ya que se excluyeron de las primeras reuniones. Sorprendentemente, podemos añadir. Ahora bien, en 1971, no lo olvidemos, Estados Unidos consideraba a Taipéi (Taiwán) como la única capital de China, y Pekín no existía a efectos diplomáticos. Allí no había embajada, ni oficinas comerciales, ni contacto directo entre ambos Gobiernos. Nada de nada. La segunda anomalía se llamaba Vietnam. La guerra de Vietnam, para ser exactos, donde Estados Unidos combatía contra un aliado chino y en un territorio fronterizo con la potencia asiática. Por todo ello, la presencia de Kissinger en Pekín suponía un desplante al Gobierno vietnamita, al que sin embargo no le quedaba más remedio que ver cómo el problema taiwanés se convertía en el gran objetivo de Mao. Al fin y al cabo, para Pekín el principio de una sola China («Solo existe una nación en el mundo llamada China y es la China comunista») era innegociable. Con Vietnam, en cambio, no había ningún compromiso. La ideología, decía Mao, es mala consejera en asuntos internacionales. Para que las negociaciones no encallaran, el primer ministro Zhou le dijo a Kissinger que podían tratar la cuestión taiwanesa al final de la cumbre diplomática, sin pretender además dejarlo resuelto. Estados Unidos respiró aliviado porque no pensaba retirar sus fuerzas de la pequeña isla nacionalista, considerada por China una provincia rebelde a la que había que domesticar con la razón o con la fuerza. Al término de esa primera reunión secreta, Zhou y Kissinger acordaron informar a la prensa y ratificar la invitación a Nixon para visitar China. El comunicado —una obra maestra de la diplomacia— permitió decir a cada parte que el verdadero interesado en el encuentro había sido el otro: «El primer ministro Zhou, conocedor del deseo del presidente Nixon de visitar la República Popular de China, ha cursado una invitación […] que el señor presidente de Estados Unidos ha aceptado con mucho gusto». Tanto Mao como Richard Nixon entendían el riesgo de alcanzar acuerdos en el poco tiempo que dura una cumbre. Por eso, los diplomáticos acudieron a ella con los comunicados casi listos. Como siempre y desde siempre. En este caso, la redacción final se pactó casi por completo cuatro meses antes del viaje. Sucedió en la segunda visita de Kissinger a Pekín, esta vez oficialmente, en octubre de 1971. 40—Nuestro Tiempo abril 2022

Este segundo encuentro también se extendió varios días y, a las habituales declaraciones de principios, se unió una tregua política y un aviso a terceros: «Ni una ni otra parte deben pretender alcanzar la hegemonía en la región asiática del Pacífico y ambas se oponen a los empeños de cualquier otro país o grupo de países por establecer dicha hegemonía». Pese al estilo ampuloso, la conclusión resultaba evidente: se acordaba una posición común ante una eventual expansión soviética. Por mucho menos se habían forjado alianzas, pero los problemas que se habían diferido seguían en el mismo lugar. Por tanto, no habría progresos si no se abordaba la cuestión taiwanesa, un asunto en el que apenas existía margen de cesión.

—En el Air Force One. Nixon llegó el 21 de febrero de 1972 al aeropuerto de Pekín, donde se dio calurosamente la mano con Zhou. national archives. richard nixon presidential library


La propuesta final norteamericana reconocía la existencia de una sola China y que Taiwán formaba parte de ella. Además, Washington aceptaba cualquier acuerdo pacífico al que llegaran ambas partes. Hasta entonces, se admitiría la libertad taiwanesa para desarrollarse económicamente y establecer sus propias instituciones. La clave del asunto estaba en la expresión «acuerdo pacífico», lo que impedía a China atacar Taiwán. Un terremoto diplomático de primer orden había comenzado. Y las réplicas llegaron a Moscú a la velocidad de la luz. la entrevista con mao. Siete meses después de la visita secreta, Nixon llegó a Pekín. Era el 21 de febrero de 1972, un día gélido y ventoso, pero imborrable para el hijo de campesinos cuáqueros de California. También un momento paradójico en el que el férreo anticomunista iba a diseñar el futuro mundial… con los comunistas. Al recordar aquellas jornadas, Kissinger asegura que fue el acontecimiento más espectacular de la presidencia de Nixon. Este tenía una estrategia clara sobre el papel de Estados Unidos en el escenario internacional (la distensión entre bloques), y también

mucha experiencia desde sus tiempos como vicepresidente con Eisenhower, en los años cincuenta. Según las anotaciones de sus famosos cuadernos amarillos, Nixon resumió el desarrollo de las conversaciones en tres apartados: «1) qué quieren ellos: retornar a la comunidad internacional, Taiwán y expulsar a EE. UU. de Asia; 2) qué queremos nosotros: ¿Vietnam?, limitar la expansión china y reducir la amenaza de una confrontación bilateral; y 3) qué queremos ambos: estabilizar Asia y debilitar a la URSS». El presidente norteamericano descendió del avión acompañado por su esposa, Pat, que lucía un simbólico abrigo rojo. Al pie de la escalerilla le esperaba el primer ministro Zhou Enlai, impecablemente vestido al estilo occidental, pero con una chaqueta de cuello mao bien visible. Ambos se dirigieron a Pekín en una pequeña comitiva. En las calles no había nadie y la llegada fue la última noticia del informativo nocturno. Esta frialdad se vio compensada a las pocas horas con una invitación para reunirse con Mao. De nuevo, Kissinger lo relata en su libro China: «Invitar no es la palabra adecuada para definir la entrevista […]. No se programó ninguna cita. Todo sucedió como si se tratara de un fenómeno meteorológico». Es decir,

—Puesta en escena. El coche que llevó a Nixon y a su mujer, Pat, a Diaoyutai State Guesthouse, recorrió unas calles casi desérticas. national archives. richard nixon presidential library

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algo inevitable que ocurría sin más. «El presidente Mao desea ver al presidente», dijo Zhou con nerviosismo. «¿Cuándo?», respondió Kissinger. «Cuanto antes y en solitario». Ningún miembro de la seguridad estadounidense pudo acudir a la residencia del líder comunista. Mao recibió a Nixon en su despacho, una pequeña estancia atestada de libros y donde también había un catre de madera. El omnipotente oligarca quería presentarse como un filósofo desprendido del poder. Por eso no necesitaba impresionar a su invitado con un despliegue de símbolos majestuosos. Al entrar Nixon, Mao se levantó de una butaca colocada en semicírculo junto a otras, le tomó las manos y sonrió con amabilidad. Después de una hora de conversación, Mao hizo un comentario sorprendente: prefería tener acuerdos con Gobiernos de derechas porque se fiaba más de ellos. De hecho, de ser estadounidense, aseguró, habría votado por Nixon: «En cierto modo, me complace que la derecha llegue al poder». ¿Dónde? En Occidente, por supuesto, ya que de ese modo la URSS se mantenía ocupada y dejaba de pensar en China. La ironía elíptica del Gran Timonel brilló durante toda la reunión, pero sobre todo en la despedida: «Si el Partido Demócrata accede al poder, China también establecería contacto con ellos…, pero estoy seguro de que el presidente Nixon no lo permitirá». La foto de ese encuentro se publicó en todos los diarios chinos y occidentales, que informaron de que no se había tratado ninguna cuestión problemática (la amenaza de la URSS, el papel de Japón, el futuro de Taiwán, el estatus de Corea del Sur…). Es decir, los mensajes más importantes de la reunión Mao-Nixon fueron los que no se formularon: ni peticiones, ni amenazas, ni plazos, ni límites. ¿Para que se celebró, entonces? Para que Nixon supiera que era bienvenido y que China no amenazaba a Estados Unidos, ni siquiera en Vietnam. Pekín deseaba una cooperación bilateral con independencia de que hubiera cuestiones graves sin resolver. En los días siguientes, los Nixon visitaron el emblemático Palacio de Verano y, por supuesto, la Ciudad Prohibida. También la Gran Muralla y las ciudades de Hangzhou y Shanghái. Sin embargo, Nixon no estaba allí para hacer turismo, y mantuvo reuniones con Zhou todos los día. Especialmente significativo fue el discurso de Nixon en la primera cena de recepción: «En tiempos pasados, hemos sido 42—Nuestro Tiempo abril 2022

enemigos. Hoy seguimos teniendo grandes diferencias, pero nos unen intereses comunes que superan a esas diferencias». De nuevo, el pragmatismo por encima de todo. Con esa disposición, los dos líderes hablaron de los objetivos a largo plazo y de los «poderes hegemónicos» (es decir, la URSS, a la que preferían no mentar), de acuerdos comerciales y de intercambios tecnológicos. Según transcurrían las jornadas, se dedicó cada vez más tiempo a preparar el documento final en el que se evitaría cualquier confrontación. Nixon estaba convencido de que China ascendería pronto al grupo de las potencias mundiales, capaz de desbancar a Gran Bretaña o Francia, pero también a la Unión Soviética. «A pesar del caos y las privaciones que sufren, es un pueblo con cualidades excepcionales y, a la larga, impulsarán al país». Por eso, Estados Unidos iba a normalizar sus relaciones con China. El presidente estadounidense seguía siendo anticomunista, pero no había cruzado medio planeta para convertir a los chinos en demócratas. Esa tarea, además de inútil, no le correspondía a él. Lo que sí ambicionaba era un orden internacional estable que favoreciera la reducción del armamento nuclear y estimulara el comercio. El mundo había cambiado y Estados Unidos estaba dispuesto a hacerlo si su seguridad e intereses quedaban a salvo. Si para ello tenían que retirar a su embajador de Taiwán y llevarlo a China, lo harían. Si para ello debían abandonar Vietnam, lo abandonarían. Las exigencias geopolíticas importaban más que la ideología, y los chinos, que sufrían la amenaza de un millón de soldados soviéticos en su frontera norte, estaban de acuerdo.

—Midiendo fuerzas. El presidente Nixon pasó revista a las tropas chinas, acompañado por Zhou Enlai, en el aeropuerto, antes de emprender el viaje a Hangzhou. national archives. richard nixon . presidential library


¿amigos para siempre? La presencia de Nixon en China dio paso a una semialianza en la que ambos países se coordinaron en diferentes acciones (como su posición hacia el otro gigante asiático, la India), pero sin establecer una obligación formal para ello. El acercamiento chino-norteamericano de los años setenta empezó como un aspecto táctico de la Guerra Fría y evolucionó hasta convertirse en la génesis de un nuevo orden mundial. Ninguno de los dos países pretendió cambiar al otro y esta flexibilidad facilitó unos acuerdos que trascendieron a sus protagonistas. Sin evitar, por supuesto, las proclamas chinas contra el «imperialismo yanqui» (una retórica de consumo interno), al mismo tiempo que Pekín presionaba a Estados Unidos para ser más enérgico con los soviéticos. Como había afirmado Mao, la URSS constituía una amenaza mundial contra la que había que oponer una resistencia también mundial. En los tres años siguientes, otros líderes de primer nivel visitaron a Mao. Por ejemplo, el primer ministro japonés Tanaka Giichi (que había participado en la invasión nipona de China en la Segunda Guerra Mundial), el presidente francés Georges Pompidou, el canciller alemán Helmut Schmidt o el primer ministro británico Edward Heath. En Estados Unidos, se celebró la alianza con China, pero sobre todo su impacto en la Unión Soviética. La paz parecía más cercana, reforzada por la reducción de fuerzas en Vietnam y por la firma en Moscú ese mismo año de los acuerdos SALT I para la limitación de armas estratégicas. Taiwán se adaptó a la nueva realidad y, si bien tuvo que suspender sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos, mantuvo los conciertos comerciales y militares. China no se opuso y,

pese a tensiones ocasionales, el statu quo pactado entonces sigue vivo hoy. Richard Nixon lo propició y los estadounidenses se lo reconocieron en los siguientes comicios, en los que el republicano arrasó a su rival, George McGovern. En las presidenciales de 1972, Nixon ganó en 49 de los 50 estados y obtuvo 520 votos electorales contra 17, algo que solo Reagan superaría en su segunda elección. Los dieciocho millones de votos de diferencia son todavía hoy el mayor margen de la historia en unas presidenciales. Tristemente, los logros de Richard Nixon pronto quedaron en segundo plano debido al caso Watergate y su posterior dimisión. Un escándalo de corrupción política y abuso de poder que le persiguió el resto de su vida. Sin embargo, aquella semana de 1972 en China cambió el mundo. Para mejor.

—Detrás del tablero. Richard Nixon se reúne con su asesor de seguridad nacional, el doctor Henry Kissinger, en septiembre de 1972. dpa picture alliance. alamy stock photo

Nt

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CHINA Y EE. UU. HOY

La guerra del Peloponeso en versión siglo xxi Los empleados de la embajada china en Washington no duermen en sus casas en la ciudad. Lo hacen todos en un bloque de hormigón espectacularmente monstruoso en la esquina de las avenidas de Connecticut y Kalorama. El mazacote llama la atención por su tamaño y porque desentona en un barrio en el que los funcionarios tienen como vecinos a los embajadores francés y portugués, a Barack Obama, Jeff Bezos, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, y, hasta hace un año, a Ivanka Trump y Jared Kushner. El edificio es en cierto sentido un símbolo del poder chino en Estados Unidos. Y, también, de las suspicacias que levanta ese poder. Unas suspicacias que ya forman parte de la cultura política estadounidense. En las últimas dos décadas, Washington ha considerado a Pekín, sucesivamente, como «competidor», «rival» y «adversario». Desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, la guerra fría entre ambos países es un hecho. Eso es, sobre todo, una mala noticia para Xi Jinping. Ya el 24 de noviembre de 2018, el presidente chino le dijo en una conversación privada en Gran Canaria a la entonces vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, que su país afrontaba el peligro de caer en dos trampas. 44—Nuestro Tiempo abril 2022

Una era la «trampa de los ingresos medios», es decir, la incapacidad de muchas economías (en especial en América Latina) de eliminar la pobreza definitivamente y entrar en el mundo industrializado. La otra, la «trampa de Tucídides» con Estados Unidos, que es como se conoce en las relaciones internacionales a la guerra del Peloponeso que enfrentó a Esparta —un poder ascendiente, o la China de entonces— con Atenas —la gran potencia del mundo heleno— hace 2450 años. Es un conflicto que apasiona a los estrategas estadounidenses, empezando por Eliot Cohen, uno de los arquitectos de la guerra de Irak, y que, aparentemente, también ha levantado interés entre sus rivales chinos. Hoy en día resulta difícil imaginar una guerra como la del Peloponeso entre Estados Unidos y China por la sencilla razón de que podría desembocar en la aniquilación del mundo. Pero no cabe duda de que desde que Donald Trump llegó al poder, y, sobre todo, desde que en 2019 empezó a imponer sanciones a las empresas tecnológicas chinas, existe una guerra fría entre ambas potencias. Eso es algo plenamente asumido en Washington, donde el único debate al respecto es si se puede calificar así a un conflicto entre dos países cuyos modelos económicos no presentan las diferencias

abismales de la época de la rivalidad entre Estados Unidos (democracia liberal) y la URSS (comunismo). Así que el continuismo en el concepto general ha sido la norma de la política estadounidense hacia China con Biden. Eso, sin embargo, no quiere decir que no haya cambiado nada. Por un lado, el presidente demócrata ha introducido un componente ideológico en la disputa. Por otro, ha logrado, al menos por ahora, replicar con China el multilateralismo, que es la estrategia tradicional de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial a la hora de hacer frente a grandes amenazas internacionales. En tercer lugar, Biden ha tratado de buscar DESDE QUE DONALD TRUMP LLEGÓ AL PODER, Y SOBRE TODO, DESDE 2019, EXISTE UNA GUERRA FRÍA ENTRE AMBAS POTENCIAS CON TRUMP, LOS DERECHOS HUMANOS DEJARON DE CONTAR EN LA POLÍTICA EXTERIOR DE EE. UU., LO QUE FUE UN CAMBIO EN UNA POSICIÓN DE DÉCADAS CHINA Y EE. UU. FIRMARON UNA DECLARACIÓN CONJUNTA EN LOS MÁRGENES DE LA COP26 DE GLASGOW

áreas puntuales en las que llegar a acuerdos con Pekín. Y, finalmente, ha endurecido en otros aspectos la retórica de Trump. El componente ideológico se basa en dos puntos cruciales: libertades políticas y persecución a la minoría uigur. Con Trump, los derechos humanos dejaron de contar en la política exterior de Estados Unidos, en lo que constituía un cambio en una posición de décadas. Con Biden han vuelto. Y eso, específicamente, pasa por calificar de «genocidio cultural» la represión a la minoría uigur del oeste de China, constituida por treinta millones de musulmanes centroasiáticos. La política de presión contra China, que incluye sanciones, tiene el apoyo de demócratas y republicanos en el Congreso, por lo que es de prever que se mantenga en el futuro. El multilateralismo en el enfoque de las relaciones con China quedó de manifiesto en septiembre, con el anuncio de AUKUS. La nueva alianza militar entre Gran Bretaña, Australia y Estados Unidos cambia la ecuación de poder en el Pacífico, porque, en virtud del acuerdo, Estados Unidos va a entregar tecnología para la construcción de submarinos nucleares (que, sin embargo, no estarán equipados con armas atómicas) a Australia. Así se va a convertir en el sexto país del mundo en contar con submarinos ató-


—En el salón Este. En enero de 2020, Trump y el vicepresidente chino, Liu He, firmaron un acuerdo de libre comercio. media punch. alamy stock photo

micos, que serán destinados a patrullar el mar del Sur de China. China se está anexionando esta sección del Pacífico —de una superficie similar a cinco Españas—, para desesperación de los otros países ribereños de esa masa de agua: Filipinas, Indonesia, Malasia, Vietnam y Taiwán. AUKUS no es el único pacto de Estados Unidos contra China. Biden ha impulsado de manera dramática el Quad, del que también forman parte la India, Japón y Australia, y que incluye la cooperación militar y las maniobras navales Malabar, que se despliegan todos los años en el Pacífico o en el Índico. En el terreno tecno-

lógico, Estados Unidos lanzó en septiembre en Pittsburgh una iniciativa para coordinar con los aliados europeos una serie de buenas prácticas que impidan la transferencia de tecnología a China. El Gobierno de Biden quiere que sus socios de Europa participen en la contención de China, y ya ha logrado que Gran Bretaña, Francia y Alemania patrullen el mar del Sur de China, y que Italia refuerce su presencia en el Mediterráneo oriental para así suplir la ausencia de barcos de esos países y de Estados Unidos que están en el Pacífico. Pero la ideología no solo ha desempeñado un papel negativo en la nueva guerra fría entre China y Estados

Unidos; Biden también ha forjado algunas áreas de colaboración, sobre todo en la lucha contra el cambio climático, donde Washington y Pekín firmaron una declaración conjunta el 10 de noviembre, en los márgenes de la COP26 de Glasgow. Fue un documento con pocas medidas concretas pero con contenido político, porque al menos ratificaba que ambas potencias son capaces de ponerse de acuerdo en algo. Ese avance, sin embargo, no compensa el desplome de las relaciones a otros niveles. En especial en Taiwán, donde Biden —que durante toda su carrera política ha mostrado una considerable propensión a cometer erro-

res en entrevistas y ruedas de prensa— ha estado a punto de abandonar el concepto de «ambigüedad estratégica», en virtud del cual Estados Unidos no aclara si intervendría militarmente si China invadiera Taiwán. En todo caso, en noviembre Estados Unidos hizo público un secreto de primera magnitud: la presencia de soldados en Taiwán, donde realizan operaciones de entrenamiento de las Fuerzas Armadas de ese país. Biden expande el programa que Trump empezó. Pablo Pardo, corresponsal del diario El Mundo en Washington.

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UN SILENCIOSO GIGANTE DE LAS LETRAS

Grandes temas Diez años sin Carlos Pujol

Cuando se cumple una década del fallecimiento del escritor, crítico y traductor barcelonés Carlos Pujol, cada vez son más los convencidos de la necesidad de arrancar su figura de la sombra en que vivió y hacer despertar este silencioso gigante de las letras. Autor prolífico e inclasificable, escribió al margen de modas y generaciones literarias. Con un estilo personalísimo, moderno y clásico a la vez, es heredero de la tradición europea que tan bien conocía como traductor y ensayista. Las conversaciones mantenidas con un nutrido grupo de escritores y académicos que lo leyeron y trataron aportan una luz más nítida en la evocación de su figura. texto Teresa Vallès-Botey, profesora de Literatura Comparada en la Universitat Internacional de Catalunya y coordinadora del grupo de investigación Carlos Pujol, Literatura y Humanismo

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Grandes temas Diez años sin Carlos Pujol

en las antípodas del perfil del escritor ególatra o del showman ansioso de fama, Carlos Pujol (Barcelona, 1936-2012) fue un hombre de letras fecundo y discreto, un sabio clandestino reacio a participar en la vida pública. Su figura hace saltar por los aires nuestro estereotipo del artista como genio romántico o el más actual del autor mediático y superventas. Desprendido de esos moldes, que a menudo parodia en sus novelas, este singular poeta, ensayista y crítico —también traductor y editor literario— publicó desde la sombra cincuenta sugerentes obras de creación y un centenar de traducciones ejemplares de literatura francesa y anglosajona (Balzac, Chateaubriand, Baudelaire, Defoe, Jane Austen, Shakespeare, Hemingway, Emily Dickinson, Henry James, Hopkins, Browning...). Por mucho menos, otros se sentirían con derecho vitalicio a una habitación lujosa en el parnaso, pero Pujol fue un escritor «casi secreto», señala Valentí Puig, antiguo alumno suyo en la Universidad de Barcelona. Autor silencioso e incansable, su figura emboscada siempre le pareció al novelista Rafael Reig la de un espía inglés, «como de Le Carré, por su aspecto, por sus saberes raros, por su ausencia de énfasis y por su curiosidad inagotable». Hizo su obra —observa Reig— y sin reclamar atención se ganó el respeto y la admiración de muchos lectores. Entre ellos la del escritor y exministro de Cultura César Antonio Molina, que, en una conversación mantenida en abril de 2021, lamentó no haberle otorgado el Premio Nacional de Literatura. Según Molina, Pujol no pedía nada 48—Nuestro Tiempo abril 2022

AFORISMOS

La literatura según Carlos Pujol «Toda literatura debería ser obra de arte y no conformarse con menos» «El verdadero escritor se juega la vida en cada palabra» «La literatura es juego o fantasía que transparente lo que sin ella sería invisible» «Escribir no para olvidarse de la vida, sino para vivir más» «El único tema es uno mismo, deformado y manifiesto como en una caricatura» Fuente: Cuadernos de escritura. Pre-Textos, 2009.

ni hablaba de sí mismo y, pese a estar en el epicentro de la vida cultural como miembro del jurado del Planeta durante casi cuatro décadas —de 1971 a 2012—, no hizo nada por ganar influencia pública y promocionarse. Su invisibilidad no es ajena a la ceguera de las instituciones literarias ante escritores que no están dispuestos a convertirse en un personajillo ni entrar en ese juego de intereses, que a menudo es determinante. En ese mismo sentido, advierte el poeta Pere Gimferrer, la obra de Pujol quedó inmerecidamente inadvertida, por su radical disociación frente a los modos y maneras


«escribir es completarse con palabras». La trayectoria de Carlos Pujol como hombre de letras es un progresivo despliegue de una vocación literaria primigenia e irrenunciable. Para él «escribir no es hacer, es hacerse, completarse con palabras», un proceso que le fue llevando a asumir múltiples papeles —profesor universitario, traductor, editor, crítico y, al final, escritor— y a explorar sucesivamente, sin prisa, distintos géneros: primero el ensayo y la biografía, después la novela

y el aforismo y, por último, la poesía. Como escritor, Pujol fue un caso rarísimo, pues durante los veinte primeros años de su trayectoria profesional no se dio a conocer como autor literario. En los sesenta y setenta, crece sin prisa para adentro —«Hacerse despacio para desplegar las alas», propone su admirado Joubert—, mientras se gana la vida trabajando a ritmo trepidante. Después de licenciarse en Filología Románica en 1959, ejerce durante un curso de lector de español en la universidad escocesa de Aberdeen y, al volver, en 1962, defiende la tesis doctoral La obra de Ezra Pound en sus relaciones con la lírica medieval románica, dirigida por su maestro Martín de Riquer. Ese mismo año se casa con la pintora Marta Lagarriga, con quien en pocos años tendrá cuatro hijos y forjará una familia numerosa que será centro neurálgico de su vida. Por entonces comienza a trabajar en la editorial Planeta, donde será consejero literario de confianza de Lara Hernández y posteriormente de Lara Bosch, y pieza clave del jurado del premio Planeta desde los años setenta hasta el final de su vida. Además, es profesor de literatura francesa en la Universidad de Barcelona, publica sus primeras traducciones del francés y del inglés y es crítico literario en La Vanguardia, El Ciervo y Opinión. En los setenta, antes de escribir su primera novela, Pujol publica cuatro monografías con ensayos dedicados a Voltaire, Balzac y Saint-Simon, y recopila una selección de críticas sobre novela francesa moderna y contemporánea. Pese a que todo parecía indicar que haría carrera académica, la

fotografía con licencia CC 3.0 autor: cpujol

del mundo literario. Como señaló en Cuadernos de escritura (2009), «Escribir hace la literatura, mientras que la vida literaria hace la carrera». Él apostó por lo primero. Si bien en vida pasó desapercibido para el gran público, su figura no ha hecho más que crecer tras su fallecimiento, hace ahora diez años. Prueba de ello son los textos inéditos y reediciones de Pujol publicados desde entonces y también las jornadas de homenaje celebradas en diciembre de 2021 y febrero de 2022 en la Universitat Internacional de Catalunya (UIC) y la Universitat Pompeu Fabra, en las que expertos de diversas procedencias han reivindicado su legado. Además, desde que en 2016 se constituyó el Fondo Personal Carlos Pujol (www.carlospujol.es), su obra es objeto de estudio del grupo de investigación Carlos Pujol, Literatura y Humanismo de la UIC. Todo ello responde al deseo que el profesor de literatura española contemporánea Fernando Valls expuso en su obituario de Pujol: «Deberíamos conjurarnos para que su nombre abandone definitivamente esa clandestinidad que él tanto apreciaba».

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Grandes temas Diez años sin Carlos Pujol

abandonó voluntariamente en 1977 y nunca quiso presentarse a una cátedra. En sus recientes memorias, Novelas contadas y otras reflexiones sobre literatura (2021), narra ese golpe de timón vital que le llevó a apartarse del ensayo erudito para acudir a la llamada de la ficción: «Se acabó el profesor y se desplazó definitivamente la seriedad, que ya no estaba en otros, sino en lo que yo tenía que hacer». fiel a su voz interior. Lo que sintió que «tenía que hacer» entonces era obedecer a su voz interior: la del niño que desde los doce o trece años había querido hacer novelas. Necesitaba hacer eclosionar una vocación de escritor que le permitiera «decir lo que cree que es indecible, el tabú más arraigado que lleva dentro, que no se puede ni nombrar, y que con la excusa de una invención tiene vía libre». Desde entonces la escritura es para él un espacio de libertad que defiende a capa y espada. «Se escribe para oír la música de dentro», afirma en Cuadernos. Y para escucharla se protege firmemente del ensordecedor ruido exterior de la vida literaria, de intereses ideológicos o económicos. Aspira, por encima de todo, a ser lo más libre que pueda, para escribir solo porque sí, obedeciendo a una necesidad interior. Gracias a eso, Pujol dio siempre la sensación de disfrutar con lo que escribía —apunta el editor y profesor mallorquín Andreu Jaume—, como si el niño fascinado por Kim, de Kipling, y el cine de aventuras no hubiera desaparecido nunca del todo en su vocación. Así, para sorpresa de propios y extraños, publica a los cuarenta y cinco años la prime50—Nuestro Tiempo abril 2022

EXPLICAR EL MISTERIO

«—Mister Holmes, usted es un fanático de la lógica, yo creo más bien en la fantasía, ¿cuál de los dos se acercará más al corazón de la verdad? ¿Quién puede interpretar mejor el orden misterioso del mundo? [...] La poesía no es una llave para abrir puertas, sino una luz que las hace transparentes». «—Lo que pasa es que usted quiere explicarlo todo por los hechos que conoce, pero ¿y los hechos que ignora? Ahí le quiero ver. Es como si extrajera del mar un cubo de agua y a fuerza de mirarlo pretendiese describir cómo es el océano Pacífico. —No es mala comparación —aprobó Holmes—, reconozco que este es mi caso». Fragmentos de Los secretos de San Gervasio. Sherlock Holmes en Barcelona. Menoscuarto, 2019.

ra de sus catorce novelas, La sombra del tiempo (1981), obra histórica y de iniciación que protagonizan una joven aristócrata francesa y la Roma de un Antiguo Régimen tambaleante. José-Carlos Mainer, catedrático de literatura, recuerda su alegría al descubrir que Carlos Pujol era, además de un conocedor de toda la literatura europea, un excelente escritor. Según destaca, esa capacidad creativa que tiene como punto de partida una tarea profesional (como ensayista, crítico, traductor...) no es frecuente en España: son contados los casos de quienes miran la cultura como fuente de conocimiento y también como pretexto de una creación y un


fantasmas, miedos y búsquedas. La publicación de sus memorias literarias (Novelas contadas, 2021), que Pujol dejó inéditas, permite apreciar con nueva luz algunos aspectos de su obra. Entre otros, dos constantes temáticas relacionadas con experiencias vitales del autor. No se trata propiamente de elementos autobiográficos, sino de miedos alimentados por vivencias dolorosas. La primera, la lacerante relación con su padre desde que sus progenitores se separaron cuando él tenía cuatro años. No por casualidad, los protagonistas de sus novelas a menudo son o se sienten huérfanos y emprenden una aventura para encontrar su referente paterno, como en la Odisea el joven Telémaco sale en busca de Ulises o como el joven Kim atraviesa la India en compañía de un bondadoso lama tibetano. En la narrativa

pujoliana, impregnada siempre de benevolencia socarrona e irónica melancolía, esa búsqueda es un viaje iniciático que permite al protagonista forjar su identidad y un futuro esperanzado. Otro fantasma interior que Pujol ahuyenta refleja el descalabro vital de los muchos escritores que conoció y sucumbieron devorados por el éxito o la falta de reconocimiento y que incluso llegaron a confundir su imagen pública con su vida real. Para hacer frente a estos peligros Pujol convierte la vanidad y la egolatría en el blanco de una ironía mordaz, por lo que nunca faltan en sus libros poetas o novelistas implacablemente parodiados. ¿En qué consiste fracasar?, se pregunta el autor de manera recurrente en su narrativa. «Quizá solo en conocerse de veras y salir del engaño», sentencia en sus memorias. Y con sabia ironía señala que «la falta

CASADA CON UN POETA

«Pero en fin, nos queríamos y me acostumbré a ciertas melancolías suyas ocasionadas por algún poema que estaba en el telar, pero se resistía a tomar forma. Una vez había soplado la inspiración, me lo leía generalmente mientras yo preparaba la cena o estaba trajinando con los niños. La verdad es que me ponía en un aprieto, pero la intuición femenina me enseñó muy pronto que tenía que declararme admirada y emocionada». Fragmento del inicio de «Isabela», relato breve incluido en Los ficticios. La Veleta, 2021.

archivo abc

disfrute. Con rasgos de juego, humor y fantasía —sostiene Mainer— busca la complicidad del lector, que se divierte al reconocer referencias literarias solapadas y constantes guiños irónicos. Sus novelas, explica Rafael Reig, tienen la elegancia de ser sencillas de leer, además de divertidas; en ellas hay peripecias intrigantes y personajes atractivos; parodia de géneros literarios e incluso de épocas. En su opinión, Pujol reivindica la literatura como juego, «igual que lo hacía Cervantes, aunque siempre con un fondo de verdad melancólica». Los secretos de San Gervasio (1996), por ejemplo, es un homenaje y una osada caricatura de la novela de detectives, y a la vez un ameno escarmiento de la pretendida omnisciencia de Sherlock Holmes.

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ENTREVISTA

José María Romera «Carlos Pujol siempre me pareció culto, sagaz, inteligente y divertido» «Es imposible —asegura Carlos Pujol en Cuaderno de escritura— que un buen escritor no encuentre en algún momento un puñado de buenos lectores. Estos, junto con su ilusión y su arte, ya bastan». Las cartas de numerosos escritores, críticos y editores, conservadas en su archivo personal, son la prueba de que a él, que vivió alejado del foco mediático, no le faltó el aliento de ese «puñado de buenos lectores» que apreciaron su obra. Uno de ellos es el profesor, escritor y periodista José María Romera (Pamplona, 1953) [Filg 76], articulista en las últimas décadas en varios medios, entre ellos los pertenecientes al grupo Vocento y El País, y autor de media docena de libros en los que entrelaza sus intereses filológicos e históricos. Director general de Cultura en la Comunidad foral entre 1986 y 1992, actualmente colabora como columnista en Diario de Navarra. Con ocasión del décimo aniversario del fallecimiento de su amigo Carlos Pujol, aporta algunas pinceladas a su retrato y a la relación que mantuvieron ambos gracias a las visitas de Pujol a Pamplona.

literatura y hacía crítica literaria en Navarra Hoy. Carlos publicó algunas de sus obras de ese periodo en Pamiela, que había surgido de una revista del mismo nombre con la que yo tenía relación. Nos conocimos gracias a amigos comunes de ese círculo.

En 1988 Carlos Pujol publicó Cuaderno de escritura en la editorial navarra Pamiela e impartió una conferencia en Pamplona sobre «El arte nuevo de hacer novelas». ¿Se conocieron entonces? No recuerdo las fechas exactas pero debió de ser ese año. En los ochenta yo daba clases de

En 1994 usted participó en la presentación de dos de sus libros. Tituló sus palabras «Carlos Pujol o la discreción». ¿Por qué cree que Pujol se mantuvo en la sombra? Creo que la sombra era su hábitat natural, tanto por carácter como por la manera que tenía de concebir su relación

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¿Qué le interesó de su narrativa? Antes de conocer al Pujol novelista yo había disfrutado su Leer a Saint-Simon (1979), una magnífica introducción a la obra del escritor francés, y el ensayo Balzac y la comedia humana (1974). Recuerdo también algunas de sus traducciones en la colección de clásicos de Planeta. Como novelista siempre me pareció culto, sagaz, inteligente y divertido. Me interesó mucho su tendencia a mezclar los personajes históricos reales con otros de su invención y también su capacidad para crear atmósferas de época como hicieron los grandes novelistas del realismo decimonónico. Pero él lo lograba de una manera propia, más poética y menos dependiente de la reproducción fiel de un escenario.

con la literatura. No me parece que perseguir el éxito le interesara gran cosa, sobre todo si el éxito se podía interponer entre él, las lecturas y la escritura. Aparte de eso, nunca cayó en el error de confundir vida y literatura, lo cual le previno de ciertas tentaciones como la vanidad, tan irreprimible para muchos escritores. Ha descrito a Pujol como «un hombre ilustrado y romántico, melancólico e irónico, fantasioso y racionalista». ¿Lo ve como una síntesis de contrarios? En cierto modo sí. Suelo acordarme de un aforismo que anotó en el primer Cuaderno de escritura: «Mezclar con criterio armonioso locura y medida». Es lo que él sabía hacer como nadie, de modo que la síntesis se inclinase siempre hacia el lado clásico, sereno, equilibrado, y no hacia el desvarío. Yo diría que era un romántico, pero un romántico ilustrado. En el acto de 1994 ya mencionado presentó a Pujol como «uno de esos contados escritores a los que acudimos en busca de en-

tretenimiento y acabamos cargados de sosiego, ironía y clarividencia». ¿Cómo interpreta su «hacer libros divertidos pero secretos, esta es la fórmula»? Con Carlos Pujol la ironía nunca está descartada. Me imagino que aquí está apelando a la necesidad de ambicionar lectores cómplices, capaces de percibir y entender el lado «secreto» de la obra, a la vez que se procura la amenidad y la ligereza del libro «divertido» que pueda llegar a lectores menos ambiciosos. Carlos sabía cultivar un humor amable, discreto e incisivo, tres cualidades indispensables para la práctica del humor. Pujol —ha escrito usted— permite recorrer la gran literatura, «de la que es testigo, heredero y fidelísimo intérprete». Para él, ¿la tradición es un conjunto de reliquias intocables o una herencia de la que disponer? Ninguna de las dos cosas. La tradición es más bien un espacio donde habitar y no un mausoleo que visitamos asombrados y paralizados. Carlos se desenvolvía en la herencia literaria como Pedro por su casa, pero no por ello de manera irreverente ni frívola. «En literatura o se es un clásico o no se es nada; se escribe con perennidad o para el olvido», dejó escrito. Era un humanista que sabía humanizar la literatura y convertir en cercano todo lo que hacía pasar por su filtro.


de éxito es una bendición de la que uno siempre está inconsolable». estilo cosmopolita y singular. A contracorriente de la novela social y de cualquier forma de realismo anacrónico, al margen de modas y tendencias de bestsellers fabricados para el éxito a corto plazo, Pujol rompe fronteras de espacio y tiempo para alimentarse de lo mejor de diversas tradiciones. Con divertida intuición, el reconocido escritor Andrés Trapiello se ha referido a él como el mejor escritor inglés en castellano de Cataluña. Pujol mismo señaló en una entrevista que le hizo su amigo Manuel Ballesteros en 2008 que las literaturas francesa y anglosajona le habían enseñado e influido muchísimo más que la castellana, por lo que se sintió escribiendo en una especie de tierra de nadie, sin verse de ningún lugar concreto, o perteneciendo a muchos. La singularidad de su voz surge de ese espacio de libertad en el que, sin perder su identidad, está en diálogo permanente con la tradición. Como subraya Mainer, Pujol no se pareció a nadie y su libertad de escritura no tuvo restricciones. Los pilares de su poética, de su estilo, están sólidamente definidos desde la primera novela y pronto los hace explícitos en breves aforismos, lapidarios e inolvidables, recopilados en Cuadernos de escritura. Su visión de la literatura como una obra de arte que es a la vez un juego inteligente está implícita tanto en las novelas históricas que publica en los ochenta —al ritmo trepidante de seis en siete años—, como en sus posteriores relatos de detectives, aprendizaje y aventuras. En realidad, en su narrativa

QUÉ LEER

Con ocasión del décimo aniversario del fallecimiento de Carlos Pujol, se han publicado dos obras literarias inéditas y una antología: · Los ficticios (La Veleta, 2021), relatos breves. · Fragmentos del Libro de Job. Centón de salmos (Pamiela, 2021), poesía. · Novelas contadas y otras reflexiones sobre literatura (Pre-Textos, 2021), memorias y textos con su teoría literaria. Otros títulos del o sobre el autor publicados tras su fallecimiento: · Los secretos de San Gervasio. Sherlock Holmes en Barcelona (Menoscuarto, 2019), novela. · Escribir a contracorriente. Fuentes para el estudio del pensamiento literario de Carlos Pujol (Comares, 2019), correspondencia y entrevistas al autor. · Carlos Pujol, humanista contemporáneo (Ínsula 849, 2017), monográfico. · La sombra del tiempo (Fundación Lara, 2016), novela. · Magníficat (Cálamo, 2014), poesía.

suele hibridar elementos de estos géneros, como puntualiza el catedrático de literatura Domingo Ródenas al remarcar dos constantes en la obra de Pujol: el deleite del juego y la reescritura de la tradición, «ambos, por cierto, ingredientes propios de la literatura que llamamos posmoderna». poemas como disfraz y espejo. Dinamitando de nuevo los estereotipos, Pujol no publicó poesía hasta que cumplió los cincuenta años. El experto en retórica y teoría de la poesía Pere Ballart defiende que la voz íntima de Pujol jamás se hizo más audible que al escribir poesía. Paradójicamente, esa palabra se deja oír de modo interpuesto, como cuando el escultor Bernini cuenta en primera persona su recorrido vital en el primer poemario pujoliano, Gian Lorenzo (1987), o cuando presta su voz al personaje bíblico de Job (Fragmentos del Libro de Job, 1998), a la marquesa de Sévigné (Retrato de París, 1999), al pintor holandés Vermeer (La pared amarilla, 2000) e incluso a la Virgen María (Magníficat, 2013). Para Ballart, Pujol presintió desde el comienzo que el monólogo dramático era la solución a su reto lírico más acuciante: expresar con intensa emoción una intimidad personal, pero de manera vicaria y distanciada, sin hacerla directamente autobiográfica, confesional o inoportuna. Según el poeta Enrique GarcíaMáiquez, prestar la voz a otros le sirvió para decir lo que de verdad importa sin que el peso de las anécdotas particulares distrajera y sin pecar de pretencioso ni de grandilocuente. Bajo la máscara de esos personajes, el autor se muestra y

se esconde. Así lo confiesa en Versos de Suabia (2005): «Aunque a medio decir,/ en verso, oscuramente,/ entre músicas tenues como el aire,/ para que no se entienda,/ lo he dicho casi todo de mí mismo». Esa poesía, capaz de desprenderse del yo según la costumbre franciscana, muestra incluso la intimidad del trato de Pujol con Dios en la oración. Sin perder sencillez ni autenticidad pone en boca del salmista que «en lo oscuro del alma se oye siempre/ una respiración pausada recordando/ que estás cerca, que escuchas y que esperas/ el momento crucial en el que el tiempo/ suspendido te deje paso a ti» (Centón de salmos, 2021). En un mundo que ha terminado por hacer de la imagen propia y del culto al ego el único contenido de la mayoría de libros, se lamenta Andreu Jaume, Pujol es capaz de forjar una voz propia, sin falsete ni postureo interesado; rompe fronteras y clichés para heredar lo mejor de la tradición literaria europea y ofrece generosamente su arte a quien quiera oírle, como un músico que toca en la calle. Si mientras vivió Carlos Pujol fue fácil que se le ignorara, cada vez será más difícil seguir haciéndolo, cuando, como apunta el ensayista y crítico literario Jordi Gracia, «lectores sin costra y con la curiosidad alerta acudan de nuevas y como sin querer a sus libros». A los diez años de su fallecimiento va quedando claro, con palabras de Rafael Reig, que se trata de una rara avis en nuestras letras, un lujo o un regalo que poco a poco vamos apreciando en lo que vale. Nt

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CAMPUS

4926

solicitudes para iniciar los estudios de grado en septiembre de 2022 ha recibido la Universidad. Esta cifra supone un incremento del 11 por ciento respecto a la misma fecha en el curso anterior. Un 35 por ciento de los estudiantes son internacionales.

NOS VISITARON FRED PATTJE

Director de Amazon Customer Fulfillment

JESÚS ÁNGEL GARCÍA BRAGADO Atleta olímpico especializado en marcha

LORENZO SILVA Escritor

kiko huesca-efe-lafototeca.com

[01.12.21 ISSA School of Applied Management] El 15 de septiem-

bre de 2011 Amazon abrió sus puertas en España. Ese mismo año Fred Pattje se había unido al equipo encargado del lanzamiento. Una década después, son más de treinta los centros de la multinacional en el país. Con motivo de la presentación de proyectos del grado en Applied Management en Pamplona, Pattje compartió con los estudiantes su visión sobre cómo funciona la compañía y sus retos en materia de sostenibilidad, como el uso de energía completamente renovable en sus operaciones en 2025. El ejecutivo de Amazon considera que para formar un buen equipo —el suyo lo componen 50 000 personas de 65 nacionalidades— es clave tener un plan de desarrollo profesional dentro de la empresa para cada empleado y «conocer el valor añadido que cada uno puede aportar». 54—Nuestro Tiempo abril 2022

[10.02.22 Centro de Estudios Olímpicos] De Barcelona 92 a Tokio

20, Jesús Ángel García Bragado se ha ganado un lugar en la historia del olimpismo como el único atleta que ha participado en ocho Juegos. Invitado por el Foro Deporte y Sociedad, el exmarchador repasó sus tres décadas de trayectoria. García Bragado nunca olvidará su primera gran cita con el atletismo. Tenía 16 años y se preparó con mucha ilusión para competir en Barcelona. Ese «máster acelerado» impulsó su carrera: un año después consiguió el oro en el mundial de Stuttgart. Consciente de su «fecha de caducidad» como deportista, en 2017 decidió dónde parar: Tokio, la última vez que los cincuenta kilómetros marcha estaban en el programa olímpico. El 5 de agosto de 2021, con 51, se colocó su último dorsal. Cuando le preguntan por el secreto de todo lo que ha conseguido, no vacila: «Mantener la ilusión para seguir adelante».

TONI SEGARRA

Publicista y escritor, socio fundador de Alegre Roca

gorka estrada-efe-lafototeca.com

[24.11.21 Facultad de Filosofía y Letras] «Los escritores no re-

solvemos los problemas de la sociedad, pero podemos contribuir a que la conciencia de los lectores sea un poco más rica y profunda». Así lo afirmó Lorenzo Silva en un encuentro con estudiantes de secundaria y bachillerato celebrado en el campus de Madrid. El Premio Planeta 2012, profesor visitante del nuevo grado en Lengua y Literatura que la Facultad de Filosofía y Letras pondrá en marcha el próximo curso 2022-23, reflexionó sobre la creación literaria y su papel en la sociedad. Para ello, recordó a Benito Pérez Galdós y su interés en escuchar las voces españolas de su tiempo: «La de los ministros y los limpiabotas». El novelista insistió en la necesidad de hacerse preguntas y de salir de uno mismo para adentrarse en realidades ajenas: «La literatura es una buena herramienta para ayudar a la memoria. Nos acerca a la sociedad en que vivimos».

[25.01.22 Facultad de Económicas]

Toni Segarra es la mente culpable de acuñar algunos de los eslóganes que mejor perviven. Por campañas como «¿Te gusta conducir?» (BMW) o «Bienvenido a la República Independiente de tu Casa» (IKEA) atesora, entre otros, 39 leones del Festival de Cannes y cien soles del Festival Iberoamericano. Invitado por el Club de Marketing y Ventas, el mejor creativo español del siglo xx —según la revista Anuncios— reconoció el poder de los equipos detrás de las ideas: «Nunca he hecho nada solo. En publicidad, hablar en singular es una estupidez». En 2017 Segarra se declaró en «reinvención» y dejó atrás dos décadas como emprendedor en la agencia SCPF. Junto con Luis Cuesta lidera desde entonces la consultora creativa Alegre Roca. Según cuenta, su principal valor no consiste en generar anuncios, sino «conceptos y estrategias de comunicación» en torno a diferentes productos.


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euros se recaudaron en la sexta edición de la Carrera de los Valientes. Más de dos mil personas participaron en esta cita organizada por Niños contra el Cáncer —programa impulsado por la Clínica Universidad de Navarra— que por primera vez combinó formato presencial y virtual.

ALFOMBRA ROJA

EFEMÉRIDE

Tecnun, la Escuela de Ingeniería, cumple sesenta años El 17 de octubre de 1961, los primeros estudiantes de Ingeniería y de la sección de Físicas entraron en las aulas y talleres de un edificio situado en la calle Urdaneta de San Sebastián. Del alcance de aquel sueño que se inició con un claustro de cinco profesores, medio centenar de alumnos y unos pocos empleados, dan cuenta los 9000 antiguos alumnos, los cerca de 700 doctores y los 75 proyectos de investigación que lidera la Escuela de Ingeniería-Tecnun actualmente.

El rey inaugura el nuevo edificio del IESE en Madrid En 1958, cuando en España no existía ninguna escuela de dirección de empresas, el IESE de la Universidad comenzó su andadura. Seis décadas después, su compromiso con el liderazgo sostenible, ético y humano cuenta con un renovado campus en Madrid, que triplica la superficie disponible hasta ahora y le permite al centro duplicar su actividad con nuevos programas, espacios para emprendedores y nuevas colaboraciones internacionales. El rey Felipe VI presidió el 3 de febrero la inauguración de la sede, acompañado por la rectora, María Iraburu; el director general del IESE, Franz Heukamp, y el ministro de Universidades, Joan Subirats. Antes de la ceremonia, Felipe VI asistió a la sesión «Líderes para un mundo más sostenible», impartida por el profesor Pascual Berrone, y a una clase del Executive MBA.

El nuevo edificio, como señaló Heukamp, representa un paso sustancial para el trabajo formativo que realiza la Escuela porque «las sociedades que poseen buenas empresas avanzan». De la visión cristiana de la persona que impregna la misión del IESE, resaltó el espíritu de servicio «como característica del buen liderazgo». Por su parte, la rectora destacó que la preocupación por el impacto social, económico y ambiental es una llamada a las empresas para que se planteen su sentido de misión. «Para el propio IESE, para la Universidad de Navarra, es una invitación a recordar la importancia de abordar nuestra actividad con una mirada ampliada, siendo conscientes de la conexión entre conocimiento, poder —en su sentido más noble de capacidad transformadora— y responsabilidad», subrayó.

El 26 de enero el palacio de Igartza de Beasain acogió el primer evento conmemorativo del sesenta aniversario, un lugar emblemático por ser, en palabras del director de la Escuela, Raúl Antón, «escenario de los primeros pasos de la industrialización en Gipuzkoa». En un coloquio moderado por el periodista de El Diario Vasco Julio Díaz de Alda, los antiguos alumnos Arantxa Tapia, consejera de Desarrollo Económico del Gobierno Vasco; Josu Imaz, director general en CAF y presidente de Solaris, y Eider Sánchez, cofundadora de la startup Naru Intelligence, destacaron la aportación de Tecnun en el ámbito universitario, científico, industrial y económico.

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CAMPUS

PUBLICACIONES

NOVEDADES

El MCPC se traslada a Madrid Después de dieciocho años de andadura en Pamplona, el Máster en Comunicación Política y Corporativa se cursará a partir de septiembre de 2022 en el campus de Madrid, donde la Facultad de Comunicación imparte otros dos másteres. Los estudiantes se beneficiarán así de la cercanía de los principales centros políticos y económicos del país y del contacto con los profesionales de la comunicación que trabajan en ese entorno.

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Formación en empleabilidad Las facultades de Ciencias, Educación y Psicología y Comunicación ofrecen a sus alumnos Essentials, el nuevo programa de formación en empleabilidad que se probó con éxito el curso pasado en la Facultad de Filosofía y Letras. Esta iniciativa, pionera en el panorama universitario español, acompaña a los estudiantes durante la carrera hasta su acceso al mercado laboral, y les dota de las herramientas y habilidades necesarias para la búsqueda proactiva de prácticas y empleo. Nuevo programa profesional sanitario Merck, IBM y Tecnun han firmado un acuerdo de colaboración para lanzar Smart Health. En este curso profesionales y gestores sanitarios aprenderán cómo adaptarse y aplicar los beneficios de la inteligencia artificial y el big data en la mejora de la asistencia sanitaria. Este programa, que afianza la formación lifelong learning, estará liderado por el Centro de Ingeniería Biomédica de la Universidad.

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1. Dónde están las humanidades en la educación es el tema central del nuevo libro de José María Torralba. El director del Instituto Core Curriculum recoge en Una educación liberal la experiencia docente a través de los grandes libros y aviva el debate sobre cómo «reparar» la educación humanista. 2. La Cátedra de Lengua y Cultura Vasca ha editado Etniker. Cincuenta años de investigación etnográfica en Vasconia, un volumen conmemorativo coordinado por Naiara Ardanaz. Los grupos Etniker sobre cultura vasca son uno de los legados de José Miguel de Barandiaran, primer director de la Cátedra, quien defendía la importancia de la etnografía «porque cada anciano que muere es un archivo que desaparece». 3. José Manuel Fidalgo, profesor de la Facultad de Teología y capellán, ha presentado No esclavos, sino hijos. En esta reflexión sobre el papel de la libertad en la vida cristiana, busca las raíces del estilo suelto, alegre y seguro que ha de caracterizar la vida de una persona de fe que ha puesto en el centro de su corazón el amor de Dios. 4. En Ecología, cambio climático y sexta extinción Luis Herrera describe las causas de la pérdida de biodiversidad de los ecosistemas y señala algunas propuestas para mitigar la extinción de especies. En su opinión, hay motivos para el optimismo. El catedrático emérito de Biología Ambiental confía sobre todo en la capacidad transformadora de la educación ambiental, a la que ha dedicado su vida docente. 5. Las ilustraciones de Concha Martínez Pasamar, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, nos acercan desde la mirada de un niño a la historia de Carmen, el clásico de Mérimée que Bizet llevó a la ópera. Sus trazos se inspiran en una coreografía que la Compañía Nacional de Danza estrenó en 2015. Con este álbum ilustrado, escrito por Margarita del Mazo y editado por Cuento de Luz, la CND invita a pensar sobre la verdadera naturaleza del amor, alejada de cualquier clase de violencia.

DELEGADOS DE ALUMNOS

Isabel Bistué y Juan Víctor Villegas son la delegada y el subdelegado de la Universidad para el curso 2021-22. Ella, natural de San Sebastián, está en quinto de Relaciones Internacionales y Derecho. Él nació en Bolivia y estudia cuarto de Ingeniería en Organización Industrial en Tecnun.


CON NOMBRE PROPIO

Que cada alumni deje una huella profunda en el mundo Formar extraordinarios profesionales que desplieguen sus talentos en favor de la sociedad es uno de los principales compromisos de la Universidad con su tiempo. Así lo afirmó María Iraburu en su primer encuentro con los antiguos alumnos el 19 de febrero. Durante un coloquio moderado por la presidenta Alumni, Inés García Paine, la rectora se refirió al protagonismo «esencial» de los egresados en el futuro de la institución y mencionó dos iniciativas enmarcadas en la Estrategia 2025: los programas lifelong learning y el mentoring.

Los grandes horizontes de la Universidad se conquistan día a día Ciento catorce profesionales de los campus de Pamplona, San Sebastián y Madrid recibieron el 28 de enero la Medalla de Plata por el servicio prestado a lo largo de veinticinco años. Pepa Sánchez de Miguel, directora del servicio de Calidad e Innovación, intervino en nombre de esta promoción y resaltó en su discurso el poder del ejemplo como transmisor de valores únicos, «de formas de ser y hacer» que ayudan a convertirse «en mejor profesional y mejor persona».

DECANATOS

El gran canciller, Fernando Ocáriz, ha nombrado al profesor Joaquín Sedano decano de la Facultad de Derecho Canónico, y a Marta Ferrer Puga, catedrática y directora del departamento de Alergología de la Clínica Universidad de Navarra, decana de la Facultad de Medicina.

Paloma Grau [PhD Ing 07] ha sido nombrada vicerrectora de Investigación y Sostenibilidad, cargo que desde 2011 ostentaba Iciar Astiasarán. Profesora titular y subdirectora de Profesorado de la Escuela de Ingeniería desde 2016, Grau fue una de las promotoras de Women for Science and Technology de la Universidad. Pablo Sánchez-Ostiz [Der 86 PhD 94 Fia 04 PhD 08], catedrático de Derecho Penal, ha sido nombrado vicerrector de Profesorado, en sustitución de María Iraburu. Al frente del vicerrectorado de Ordenación Académica desde junio de 2016, impulsó la reforma y la ampliación de la oferta de grado y posgrado. Rosalía Baena es la nueva vicerrectora de Estudiantes. Toma el relevo a Tomás Gómez-Acebo. Esta área asume las competencias del vicerrectorado de Relaciones Internacionales, anteriormente dirigido por la catedrática Pilar Lostao. Profesora titular de Filología Inglesa, Baena fue decana de la Facultad de Filosofía y Letras desde 2012 hasta 2020. Secundino Fernández [Med 86 PhD 94], decano de Medicina desde 2014, es el nuevo vicerrector de Ordenación Académica. Profesor titular y consultor de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra, dirige el Laboratorio de Ingeniería Médica de la Facultad de Medicina. En 2001 ingresó en la Real Academia Nacional de Medicina. abril 2022 Nuestro Tiempo —57


CAMPUS REPUTACIÓN

La Facultad de Económicas, referente internacional La Facultad de Económicas ha sido reacreditada con el sello EQUIS que otorga la Fundación Europea para el Desarrollo de la Administración a aquellas instituciones educativas que destacan por su calidad en la formación superior en gestión y administración de empresas. Solo otros cuatro centros españoles poseen esta distinción —todos ellos escuelas de negocios—, entre los que se encuentra el IESE. El sello sitúa a la Facultad de Económicas como referente internacional en ética, responsabilidad y sostenibilidad y también reconoce la calidad de sus programas, el compromiso con los estudiantes y su carácter global (un 40 por ciento del alumnado es internacional).

Entre los mejores hospitales del mundo La Clínica Universidad de Navarra se mantiene entre los mejores hospitales del mundo en siete especialidades de las diez analizadas por el ranking World’s Best Specialized Hospitals 2022 de Newsweek, que identifica las mejores instituciones, tanto públicas como privadas. Los departamentos de Cardiología, Oncología, Endocrinología, Digestivo, Neurología y Cirugía Ortopédica y Traumatología continúan dentro de los mejores del mundo en su área. También figura en la clasificación de Neurocirugía, analizada por primera vez en esta edición. Además, tanto en Digestivo como en Neurología, la Clínica se mantiene, por segundo año, como el mejor hospital español.

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Nuevas becas Profesor Jiménez Vargas para estudiar Medicina La Facultad de Medicina ha creado el programa de becas Profesor Jiménez Vargas, dirigido a estudiantes con expediente excelente en bachillerato y dificultades económicas. En homenaje al primer decano, cada año se concederán cinco becas a alumnos de primer curso que pueden llegar a sufragar hasta el 70 por ciento del coste total. Si se cumplen los criterios de renovación, este porcentaje de ayuda sobre el importe ordinario de la matrícula se mantendrá durante los seis años de carrera. El plazo de solicitud para esta primera edición finaliza el 25 de abril.

Para despertar pasión por la ciencia La tercera edición del festival internacional de cine científico #LabMeCrazy!, que organiza el Museo de Ciencias Universidad de Navarra, ha logrado reunir las mejores producciones audiovisuales —1371 candidaturas de 104 países—, además de un conjunto de actividades para acercar la ciencia a la ciudadanía. Los investigadores del CSIC Mariano Esteban, Vicente Larraga y Luis Enjuanes recogieron en el campus de Pamplona el premio «Pasión por la Ciencia» por su trayectoria y por liderar los proyectos españoles de las vacunas contra el covid.

SUMANDO

La firma española La Fábrica de Camisas ha recaudado 6000 euros para apoyar la investigación de las enfermedades raras infantiles que se realiza en el Cima Universidad de Navarra. Gracias a la campaña «La Fábrica de los Tantantan Valientes», contribuye con el 1 por ciento de sus ventas y registra donaciones para que muchos niños no tengan que ser «tantantan valientes» en la lucha contra su enfermedad.


LAPIDARIUM

javier andreu, profesor de historia y director del diploma en arqueología

«Mal camino es olvidar nuestras raíces y llevar esta incomprensible cultura de la cancelación también a un espacio que debería ser sagrado: las aulas»

Fondos públicos y privados confían en 82 proyectos de investigación en salud de la Universidad La Universidad de Navarra, la Clínica Universidad de Navarra y el Cima han recibido financiación para 82 proyectos de investigación en salud, que se suman a otros que ya vienen desarrollándose desde el centro académico en el ámbito biosanitario. Estas ayudas suponen un fuerte impulso para el abordaje de la medicina personalizada —con especial atención al cáncer, las enfermedades raras y los cuidados paliativos— que forma parte de la Estrategia 2025 de la Universidad de Navarra. Los fondos obtenidos provienen de convocatorias nacionales e internacionales. Entre los organismos públicos financiadores de estos proyectos se encuentran la Comisión Europea, la Agencia Estatal de Investigación, el Instituto de Salud Carlos III, el Gobierno de Navarra y el Gobierno Vasco. Como entidades

privadas españolas destacan la Fundación Cris, la Asociación Española Contra el Cáncer Navarra (AECC) y Fundación La Caixa; y varias de Estados Unidos, como ChadTought Defeat DIPG Foundation, The Mark Foundation for Cancer Research y The Leukemia and Lymphoma Society. La entonces vicerrectora Iciar Astiasarán expresó su agradecimiento a las instituciones que confían en el trabajo de los investigadores de la Universidad de Navarra y destacó que las ayudas económicas recibidas son «una gran oportunidad para lograr nuevos avances médicos». «La buena ciencia —explicó— necesita foco, ayuda externa y trabajo colaborativo; factores que, mantenidos en el tiempo, proporcionan sin lugar a dudas grandes beneficios a la sociedad».

INVESTIGACÓN = VIDA

La asociación «Más investigación, más vida», que colabora con el Cima desde 2019, ha destinado más de 12 000 euros para la investigación del glioblastoma que coordina Marta Alonso. Se trata de la cuantía conseguida gracias al sorteo de su tradicional cesta solidaria en memoria de Cristina Moreno, periodista de Guareña (Badajoz) fallecida a causa de este tipo de tumor cerebral.

Del artículo «Humanidades, cancelación de la Historia y debate público [...]», publicado el 17 de enero de 2022 en La Razón.

aurora bernal, profesora titular de teoría e historia de la educación

«El desarrollo tecnológico, por sí solo, no conduce al desarrollo sostenible; sin sentido de humanidad nos destruimos»

Del artículo «Día Mundial de la Educación: transformar la visión e intención de los educadores», publicado el 23 de enero de 2022 en The Conversation.

ricardo piñero, catedrático de estética y teoría de las artes

«Uno de los signos de nuestra época es el olvido de la belleza, porque la hemos travestido de otras cosas» De su intervención en el coloquio «Cristianismo y cultura contemporánea: ¿podemos esperar?», que tuvo lugar el 8 de febrero de 2022.

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Campus Un gigante de los libros

Pisadas de papel y tinta Estaba recién estrenada la década de 1960 cuando Álvaro d’Ors viajó de Santiago de Compostela a Pamplona con su esposa y nueve hijos para emprender un proyecto profesional muy ambicioso. Hoy en día, la biblioteca que ideó —aunque ha abandonado las fichas de cartón y los ceniceros y hace décadas que dispone de ordenadores— mantiene la estructura y el orden que aquel gigante intelectual pensó para ella. Seguimos las huellas —amarillas, mecanografiadas— del hombre que puso en marcha el pulmón de la Universidad: su biblioteca. texto Paola Bernal [His Com 23] fotografía Archivo Fotográfico Universidad de Navarra

álvaro d’ors (Barcelona, 1915-Pamplona, 2004) era catedrático de Derecho Romano en la Universidad de Santiago de Compostela cuando el entonces decano de la Facultad de Derecho, Ismael Sánchez Bella, y un amigo —también catedrático— con el que había convivido en Santiago, Amadeo de Fuenmayor, le invitaron en 1960 a sumarse al pequeño equipo del Estudio General de Navarra, que en agosto de ese mismo año pasó a ser la Universidad de Navarra. Sin embargo, no era lo único que querían pedirle: sería el encargado de organizar y clasificar la biblioteca que se estaba formando. Desde 1952, los libros y las escuelas que hasta entonces tenía la Universidad se encontraban repartidos por la ciudad de Pamplona: los libros, en distintos locales de la calle San Antón, en la Media Luna y en la Plaza del Castillo; las facultades, en la Cámara de Comptos —Derecho—, el Hospital de Navarra —Medicina y Enfermería— y la última planta del Museo de Navarra —Filosofía 60—Nuestro Tiempo abril 2022

y Letras—. En el trajín de los primeros tiempos los volúmenes que se iban acumulando viajaron otras dos veces: en 1961 al sótano del edificio Central y un lustro después a la recién construida biblioteca. los primeros pasos de un gigante. Aquellos años, pese a lo gratificante del trabajo, no fueron fáciles para la familia, según Gabriel Pérez [Com 78 PhD 91], biógrafo y yerno de Álvaro d’Ors. Santiago «LOS DE LA MALETA»

Con este reportaje ya van nueve entregas de «Los de la maleta», la serie con la que Nuestro Tiempo intenta retratar a los pioneros de la Universidad de Navarra. Esta vez ponemos el foco en la creación de la Biblioteca e, inevitablemente, en su padre intelectual: el catedrático Álvaro d'Ors.

de Compostela —una ciudad de ritmo universitario, donde todo giraba alrededor de la catedral y del campus— era muy distinta a Pamplona. Allí, gozaba del renombrado estatus de catedrático, de una familia de nueve hijos —tendrían dos más— y de algunas comodidades. La mudanza requirió un cambio de mentalidad, en especial para los niños, educados en lares gallegos. «Se les tiene por distintos, se les considera emigrantes. Los niños destacan por su acento galaico y enseguida son discriminados», detalla Pérez en Sinfonía de una vida, la biografía de su suegro. Su mujer, Palmira Lois, apoyó siempre a su esposo, aunque también encontró más dificultades respecto al servicio doméstico y tuvieron que reorganizar la gestión de la economía familiar. A pesar de todo, la incorporación de Álvaro d’Ors al claustro académico saltó a las páginas de Diario de Navarra en octubre de 1961. Un año más tarde fue nombrado bibliotecario general. En ese momento, el rector, José María Albareda, puso en marcha el servicio de Bibliotecas.


El fundador de la Universidad, san Josemaría Escrivá, tenía especial interés en que el catedrático, a quien conocía y apreciaba desde los años cuarenta, viniera a Pamplona, y fue consciente de los sacrificios que aquella familia realizaba por una universidad «absolutamente en pañales donde no había prácticamente nada, ni edificio Central», explica Pérez. Tan en pañales se encontraba el proyecto que los estudiantes se examinaban en Zaragoza como alumnos libres. Los datos de aquella época reflejan bien las actividades necesarias para sembrar las semillas del fondo bibliográfico. En el inventario de 1958 ya constaban 4500 volúmenes. Como recuerdo de este momento se conservan registros y las cartas de Ismael Sánchez Bella, primer rector de la Universidad, pidiendo donaciones de libros a conocidos y editoriales. A su querido amigo el director del Instituto de Cultura Hispánica le solicitó en febrero de 1958 una serie de volúmenes editados por esa institución. «Ya sabes lo difícil que re-

Álvaro d'Ors, segundo por la derecha, en un seminario con alumnos, en 1965. sulta empezar, sobre todo cuando se trata de organizar una biblioteca universitaria», le explicaba en una carta conservada en el Archivo. La colección también crecía a medida que los profesores encargaban libros y revistas, aunque el presupuesto era limitado. Aquello cambiaría con los años, y la biblioteca de la Universidad llegó a convertirse, al mismo tiempo, en una gran receptora y donante de libros dentro y fuera de España. El edificio de la biblioteca, obra de los arquitectos Ignacio Araujo y Juan Lahuerta, se terminó en 1966. Por los pasillos del Central sonaban los pasos pesados de los operarios de Mudanzas Gamo, que trasladaron casi cien mil ejemplares del sótano a su nuevo destino. Una vez allí, se escucharon durante horas los tacones de las bibliotecarias que ordenaban cajas

y cajas de libros en sus estanterías. Álvaro d’Ors dispuso el espacio en tres zonas: la sala de consulta, orientada a los profesores; la sala de lectura, donde convivían los estudiantes y los manuales para investigar o preparar exámenes; y el depósito, que servía de almacén del resto de obras. Con el paso del tiempo se añadieron nuevas áreas —el fondo antiguo, la hemeroteca o la mediateca—, pero el esqueleto dorsiano se mantiene todavía hoy. El catedrático se inclinó por unir a las humanidades en una biblioteca con la intención de promover la interdisciplinariedad de los investigadores y, como solía decir, «una atmósfera científica estimulante». Aquello marcó una novedad en el panorama español, que tendía a crear pequeñas colecciones especializadas y a comprenderlas como un depósito de libros, no como un espacio de trabajo. Al mismo tiempo, proyectó la biblioteca de Ciencias Geográficas y Sociales y la de Medicina. Más tarde lo haría también con la del campus donostiarra, la sala de abril 2022 Nuestro Tiempo —61


Campus Un gigante de los libros

consulta de la Clínica y la de Teología. Cada una funcionaba con un consejo formado por profesores del área, la directora y el bibliotecario general. D’Ors también innovó en la disposición física de los volúmenes. Los colocó alrededor de las mesas de los profesores e investigadores, como una muralla que protegiera el conocimiento y aniquilara al adversario: la distracción. Buscaba fomentar la «comunicación amplia de saberes» entre las mentes que cocían ideas nuevas cada día. José Javier Sánchez Aranda [Com 81 PhD 83], veterano profesor de la Facultad de Comunicación —y en 1980 un doctorando de primer año—, la describe como un «refugio». Álvaro d’Ors denominaba a este sistema el «almario», un grupo de personas, de almas, arropado por textos, que se transformó en armario cuando se invirtió el orden y eran los investigadores quienes custodiaban a los libros para evitarles los efectos negativos del sol desde las ventanas. El bibliotecario general llevó con mucha tranquilidad esta transformación de su idea inicial: «Para mí es un buen ejercicio de humildad, y de aceptación de lo que el tiempo impone», recoge Gabriel Pérez en su obra. 62—Nuestro Tiempo abril 2022

4 Alumnos de la Facultad de Medicina estudiando en la biblioteca, en 1967.

0 En 1966 se

inauguró la biblioteca, hoy llamada edificio Ismael Sánchez Bella.

Víctor Sanz [Fil 82 PhD 85], director de la Biblioteca desde 1999, reconoce la gran herencia del catedrático. Lo describe como un hombre muy sistemático, serio pero cercano. Tenía la intención de aproximar los libros a los estudiantes, de profesionalizar la labor intelectual y no limitarla a los eruditos. Para ello contó con la ayuda de sus colaboradoras Nuria Orpi y María Esther Zaratiegui, quienes transmitieron sus conocimientos a las bibliotecarias que se sumaban al equipo. los habitantes de los anaqueles. Una biblioteca, aunque sea silenciosa, bulle de actividad. En la que estaba creando Álvaro d'Ors pululaban especialistas de áreas muy distintas. En su biografía destacan el carpintero Fernando Zabalza; el primer encuadernador, José Císcar Rada; el bedel Florencio Baile Lapieza

y su esposa, Fermina, que comenzó la cafetería para profesores. Sánchez Aranda recuerda este rincón escondido en el sótano. El bullicio de las cabezas en la investigación se trasladaba a ese lugar. Era muy pequeña y los docentes hablaban codo con codo y de pie, por la falta de espacio. En el ambiente se cruzaban conversaciones, tazas chocando y el apagarse de las colillas. Para D’Ors, cada persona era importante en la biblioteca y resultaba primordial que todas tuvieran unas condiciones salariales justas y un plan de desarrollo. Pérez define la relación que buscaba con sus empleados como magisterial: «Enseñarles cómo había que tratar a los libros y de qué forma había que clasificarlos». Este afán le llevó a fundar en 1968 la Escuela de Bibliotecarias, donde impartía clases sin retribución complementaria. Fue una de las pioneras en España, la primera que nació en una universidad. Su vocación bibliotecaria le venía «de estirpe», según solía decir. Con seis años aprendió a leer en una tarde de labios de su madre, María PérezPeix, y desde bien pequeño se sumergió en la biblioteca familiar. Su padre, Eugenio d’Ors, y un pariente suyo, Jordi Rubió,


habían promovido desde 1915 la Escuela de Formación de Bibliotecarias de Cataluña. No cabe duda de que para él aquellos santuarios de los libros eran fascinantes. El papel pedagógico que asumía D’Ors le llevó a redactar los cuatro tomos del Sistema de las Ciencias (1969, 1970, 1974 y 1977) como parte del proceso de aprendizaje de las bibliotecarias. Allí expuso una nueva clasificación del conocimiento, del mundo científico y de los principios básicos de catalogación. De acuerdo a este escrito se ha organizado la colección del fondo bibliográfico de la Universidad de Navarra desde el principio hasta el día de hoy. En el primer curso de la Escuela de Bibliotecarias se matricularon dieciocho alumnas, y quince terminaron en 1971 los tres años que duraban los estudios. Este proyecto alumbró nueve promociones con casi noventa graduados, de los que cerca de un tercio se incorporó a la Universidad. La Escuela detuvo su actividad casi una década después. Carmen Berrio-Atergortúa, directora de la Biblioteca de Humanidades a principios de los setenta, reconoce la importancia de la idea que el rector José María Albareda tenía sobre cómo el fondo bi-

4 En 1974 aún faltaban siete años para que llegaran los primeros avances informáticos a la biblioteca.

0 El catedrático de Filosofía Patricio Peñalver (izda.) conversa con Ismael Sánchez Bella y Álvaro d'Ors.

estaba haciendo perder el tiempo a una persona importante con «una tontería». La respuesta del catedrático era tajante: «Que sepa usted que yo no empleo mi tiempo en tonterías». Así nació una obra de cien páginas que aún se conserva en el Archivo de la Universidad.

bliográfico ayuda a realizar la universidad y la labor de Álvaro d’Ors para hacerlo posible, logrando que fuera única en España. A pesar de sus noventa y cinco años, Carmen mantiene un vívido recuerdo del bibliotecario general, a quien retrata como «una maravilla, un hombre inteligente y muy respetuoso», incluso cuando estaba en desacuerdo con alguien. Prueba de la seriedad con que se lo tomaba todo es la relación que estableció D’Ors con Milagros Báscones, una de las responsables del servicio de Limpieza. El catedrático prestaba mucha atención a la tarea de ella y le pareció valioso que quedaran por escrito detalles de uno de los trabajos que consideraba fundamentales en la Universidad. A finales de los ochenta, los miércoles siempre a la misma hora, Álvaro d’Ors acudía al despacho de Mila para ver los avances. Ella pensaba que

su faceta como profesor. El ritmo de trabajo en los primeros años supuso una ralentización de su obra. En 1962, año de su toma de posesión, solo publicó siete escritos breves. Esto no hizo que desatendiera en ningún momento su labor docente. Gabriel Pérez cuenta que desde que se integró en la Universidad únicamente se apartó de la enseñanza en dos ocasiones: al sufrir un infarto y en el fallecimiento de su madre. Si tenía que viajar para asistir a algún congreso, dejaba sus clases listas para no descuidar a los alumnos. Rafael Domingo [Der 85 PhD 86], que fue su discípulo, tiene muy presente a su mentor. Titular de la Cátedra Álvaro d’Ors de Derecho, Cultura y Sociedad, y afincado en la Universidad Emory de Atlanta, le describe como «un profesor exigente, respetuoso, con unos conocimientos enciclopédicos, que amaba profundamente abril 2022 Nuestro Tiempo —63


Campus Un gigante de los libros

su quehacer universitario. Siempre disponible para resolver dudas de sus alumnos. Era un experto en sacar lo mejor de ellos». Para lograrlo, aconsejaba el orden, la concentración, la constancia y, por supuesto, leer libros difíciles. Domingo bromea con que su manual de Derecho Romano se encontraba en esa categoría. Supo transmitir a sus estudiantes no solo la pasión por el estudio, también su pasión por la biblioteca y la Universidad. Este jurista lo recuerda «como un gran intelectual, profundamente enamorado de Dios y de su familia, que renunció a una carrera personal brillantísima para sacar adelante un proyecto intelectual de más envergadura: la Universidad de Navarra». En un artículo en Nuestro Tiempo tras su fallecimiento, Domingo escribió: «Solía comentar que era feliz porque había acertado en las más importantes decisiones de su vida: seguir la huella espiritual de san Josemaría, casarse con doña Palmira y apostar por la aventura de la Universidad de Navarra». de la pluma al teclado. Álvaro d’Ors se enfrentó a sus molinos de viento en ocasiones. No le resultaba fácil usar la tecnología y, cuando comenzó la automatización 64—Nuestro Tiempo abril 2022

4 Nuria Orpi, Álvaro d'Ors y María Esther Zaratiegui en las Medallas de Plata de 1987.

0 Unos alumnos

consultan fichas con una de las bibliotecarias, en 1967, en la sala de lectura.

de los fondos, en los años ochenta, tuvo que adaptarse pidiendo ayuda a alguna compañera. En aquella época se informatizaron la catalogación, la búsqueda y el préstamo interbibliotecario. Juncal Echeverría se incorporó a la Biblioteca en 1985 y vivió de cerca muchos de los cambios de la pluma al teclado. Actualmente maneja recursos electrónicos y le llegan, con dudas sobre su funcionamiento, más correos que personas. Explica que, al principio, se trabajaba «casi artesanalmente», con tarjetas de los libros colocadas en grandes ficheros y listados en papel de las novedades semanales. La Universidad fue una de las pioneras en la incorporación de estos servicios informáticos, entre 1981 y 1984, con un coste de quince millones de pesetas. Los primeros ordenadores se conectaron en 1989. Testigo también de estos procesos de digitalización fue el entonces doctorando

Sánchez Aranda. Cuenta que al inicio las consultas se realizaban en unos armarios donde estaban ordenados alfabéticamente los autores en fichas de cartón. «La distribución de letras y números hacía más difícil el proceso de búsqueda, por no decir imposible cuando se cometía un error anotando la signatura, porque la diferencia entre un número y el siguiente podría significar brincar de Historia a Economía», señala. Después, se pasó de los ficheros a las primeras pantallas de ordenadores IBM. Había una o dos por planta, en las que a veces se acumulaban personas hasta formar una cola para localizar un libro. Las bibliotecarias auxiliaban a los perdidos en estas novedades. Facilitó mucho la búsqueda, especialmente por materias, porque ampliaba las posibilidades, según Sánchez Aranda. Aunque algunos preferían las fichas en cartón. la labor silenciosa. En la biblioteca no solo se escondían estudio y filas de libros en las estanterías. Sánchez Aranda recuerda entre risas que en la sala de alumnos había «mucho ruido», además de humo y ceniceros que se movían de


una mesa a otra. El orden y el silencio que caracterizan a una biblioteca no siempre se cumplían; dentro se disfrutaba de una charla acalorada sobre filosofía o se oían sesudas reflexiones teológicas en voz demasiado alta. También recuerda al personal de entonces, siempre con buen humor y actitud de ayudar. Juncal Echeverría explica esta vocación: «Nuestra razón de ser es la del servicio a toda la comunidad universitaria». Tiene claro que su trabajo, aunque pueda parecer invisible para los demás, es contribuir modestamente al aprendizaje, la docencia y la investigación. La describe como una labor callada, a la que no se premia por encontrar mundos en microbios, pero que apoya desde el inicio los grandes descubrimientos: «Estamos detrás de esos pequeños logros de un alumno, de un profesor, en los cimientos de esas cosas que el resto de profesionales de la universidad valora». El director, Víctor Sanz, remarca este aspecto tan esencial que ha caracterizado a la biblioteca hasta hoy. «Escuchar, informar, buscar, explicar, guiar, acompañar, resolver» son verbos de su decálogo. La faceta de Álvaro d’Ors como bibliotecario general terminó en 1971. Sus más

4 En 1970 los estudiantes aún tenían que realizar sus búsquedas entre infinidad de fichas de cartón.

0 Las bibliotecarias, en 1977, desarrollaban un trabajo casi artesanal.

allegados reconocen la humildad con la que dejó un legado por el que había trabajado durante una década. Después, continuó otros diecisiete años en las aulas. El 19 de mayo de 1988 impartió su última clase. Gabriel Pérez cuenta en su biografía que los últimos cinco minutos los dedicó a despedirse. Hizo referencia al libro de los Hechos de los Apóstoles, donde san Pedro se acerca a un paralítico diciéndole que no puede darle oro, pero le cura. D’Ors confesó que él tampoco tenía un anillo de oro que regalarles pero que les regalaba un anillo del alma. Se acercó a dibujar un círculo en la pizarra: «Si yo tuviese oro, les daría un anillo de oro con esta inscripción grabada: Vales si amas, y esto es lo más importante. Continúa amas si sirves, está puesto hacia abajo. Y, final-

mente, sirves si vales. Y entonces queda: Vales si amas, amas si sirves, sirves si vales. Le pueden dar vueltas al anillo, y que sea un recuerdo para el resto de su vida». El sonido de los aplausos inundó el aula. Álvaro d’Ors, el genio, el jurista, profesor y escritor que recibió numerosos premios y reconocimientos, murió el 1 de febrero de 2004, pero su mirada no se separa de la biblioteca desde que en 2013 se colocó un busto suyo en la entrada para conmemorar a «una gran persona crucial para la Universidad de Navarra», según le retrató el entonces rector Alfonso Sánchez-Tabernero [Com 84 PhD 88]. Acudieron amigos, familiares, alumnos, profesores y compañeros de biblioteca. Así se cerró una etapa en la trayectoria de una figura que inspiró conocimiento y orden al pulmón de papel y tinta de esta universidad, que está a punto de alcanzar una cifra histórica: un millón y medio de títulos. La vida de Álvaro d’Ors, el inventor de bibliotecas, encarna el lema de la de Navarra: «Todo el conocimiento a tu alcance, todo el servicio a tu disposición», que su busto custodiará para siempre. Nt

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Campus Intimidad, asombro y deseo

Lo que nunca he visto de ti En la fotografía de Lupe de la Vallina (Madrid, 1983) asoman misterios. A través de la cámara, Lupe va aproximándose a la intimidad. Vibra con los viajes y el retrato, especialmente cuando «está ocurriendo algo», esa magia capaz de hacernos «conscientes de nuestra auténtica necesidad». Entre otras publicaciones, ha trabajado con Jot Down Magazine, Telva, Yo Dona y El País Semanal. Su mirada y su propuesta artística la convierten en una de las fotógrafas más relevantes de la cultura contemporánea nacional. texto Blanca Rodríguez Gómez-Guillamón [His Com 15] fotografía Lupe de la Vallina

al primer reportaje fotográfico que le encargaron en su vida, Lupe de la Vallina acudió con su primer hijo en el vientre. Calcula la fecha por el embarazo: «Tuvo que ser en octubre de 2011, porque mi hijo nació en abril de 2012». La entrevista era al periodista especializado en ajedrez Leontxo García. Jot Down Magazine le había confirmado que las fotografías serían en blanco y negro y cercanas, un poco durante la entrevista, un poco posadas. Con eso empezó. «Hay un poder en los autorretratos. Úsalo», firmaba Lupe en Instagram bajo esta imagen, en 2019. En 2021, publicó una serie de autorretratos similares. Con el lema «Cry It Out», hablaba de su experiencia en terapia, donde había sido capaz de «afrontar, acoger y llorar mis sufrimientos más profundos para poder procesarlos». «Las lágrimas significan que estoy más sana», escribía.

Observó cómo Leontxo movía las manos, cómo la luz le brillaba en los ojos y en los dientes, cómo las sombras le acentuaban las arrugas de la frente, del ceño, de la sonrisa. Todo su cuerpo y su mente analizando cada poro y cada gesto. Y mientras reflejaba aquel encuentro, supo —clic— que aquello era lo que había estado buscando. Ahí estaba su alma, el cien por cien de Lupe. ¿Cómo lo reconociste? Es como si alguien nace con aletas en mitad del campo y un día se hunde en el mar y dice: «Madre mía, claro, ahora sé por qué me costaba tanto andar». Cuando me hicieron el primer encargo, yo no era fotógrafa, pero sabía que quería trabajar en algo creativo. El día que me pidieron un retrato aprendí a hacerlo. Me descubrí sabiendo y gozando infinito. Además, me pagaban por ello, y eso es muy importante, porque tú lanzas una propuesta a la realidad, pero la realidad tiene que responder.

¿Qué define tu fotografía? Alguna vez han dicho, y me encanta, que en mis imágenes late una especie de calma; que será la calma que busco, porque desde luego no es la que tengo. También exploro la conciencia de que hay un misterio en las personas. ¿Te gusta experimentar con el arte? ¡Muchísimo! A la hora de trabajar un proyecto personal, aprendí a preguntarme por dos cuestiones: qué quería decir y cuál era mi lenguaje. Así fue como descubrí que bebo de la pintura, sobre todo de los prerrafaelitas, los neoclásicos, de Sargent, de Alma-Tadema… Existen un montón de referencias, de composiciones que estaban pensadas para durar cientos de años, como las modelos hiperlaxas de Klimt, que generan una tensión muy interesante. Hay que tener en cuenta que la fotografía es novedosa en la historia del arte y se fija en la pintura, ya sea para pelearse o para aproximarse a ella. Dices que te suele gustar trabajar desde la herida, ¿por qué? Uno puede engañarse en las alegrías y en el glamour, pero en la herida, tanto en qué la causa como en qué la consuela, es imposible. Para mí, hacer fotografía es una búsqueda constante de consolar esa herida que yo tengo y que resulta que también tienen los demás. Creo que es algo que nos une a todos, porque es una forma muy directa de hablarnos. Sin embargo, la solemos esconder. Por eso es tan fascinante. Mi fotografía consiste en ir desenterrando la intimidad, que normalmente no enseñamos. Que en ese vértigo alguien que no conoces te muestre dónde palpita esa herida que intuyes… me parece increíble. abril 2022 Nuestro Tiempo —67


Campus Intimidad, asombro y deseo

¿Tememos mostrarnos tal cual somos? Lo que la mayoría sentimos delante de una cámara es miedo. La vergüenza también es miedo; por ejemplo, a que nos juzguen. Intento mostrar la verdad del encuentro que ha ocurrido entre esa persona y yo. Me ha pasado que, cuando repetimos un año después, las fotografías son distintas, porque el encuentro también lo es. De todas formas, trabajar desde la herida es el ideal, pero no siempre se consigue, porque, aunque las dos partes lo pretendan, hay un punto de magia y de regalo. Después de diez años retratando a personas tan diferentes, ¿detectas puntos comunes a la hora de contar historias? Menos cuando esas personas han sido entrenadas para ello, como actores o bailarinas, observo que hay mucho conflicto con la propia imagen. La mayoría me asegura que no sabe posar y cuando digo que es lo que responde todo el mundo, lo reitera: «No, pero yo de verdad no sé posar». Para el retratado supone ceder el control para que otro le cuente. Es una relación y no se puede huir de la subjetividad. Cada fotógrafo verá algo diferente, porque en la historia hay un narrador. Saber esto me ha ayudado a tomar decisiones. Al principio, me agobiaba pensando qué le interesaría al espectador. Luego me he dado cuenta de que la pregunta está mal planteada, porque se trata de lo que me interesa a mí, pero no por egocentrismo, sino porque es el modo de ser lo más honesta posible con el encuentro que estoy viviendo. Hiciste un máster en Humanidades. ¿Cómo enriquecen estas disciplinas tu fotografía? En cualquier acto creativo, la pregunta esencial es qué quieres contar, y las humanidades me ayudaron a descubrirlo. Me parece una tragedia que se estén dejando de lado, porque es una falacia pensar que las ciencias se dan en estado puro. Saber de historia, de lógica, de epistemología, un poco de metafísica… es básico para constituirse como una persona completa y un 68—Nuestro Tiempo abril 2022

buen ciudadano. Cuando estudias humanidades, te das cuenta del poder transformador que tienen el arte y la imagen hoy en día, que se trata más de un discurso que de una técnica. ¿Quizá nos cuesta frenarnos para mirar hacia dentro? Sí. Creo que el hecho de detenernos cala bastante en la sociedad, pero el problema es que todo nos invita a que no lo hagamos. Las redes sociales, a las que estoy completamente enganchada, están diseñadas para que, en ese momento en que te entra el gusanillo existencial, tengas donde volcarte para que te olvides. Nos falta un método para mirarnos dentro. ¿Qué aconsejas? Es una recomendación que a mí me cuesta mucho, pero diría que tomarnos en serio a nosotros mismos. Es decir, que miremos el propio malestar y la alegría sin reducirlos a una mera reacción. Nuestro interior está continuamente intentando expresarse a través de cualquier emoción fuerte que nos despierte la realidad y hay que seguir ese hilo como al conejo blanco. El método puede ser religioso o laico. También es importante encontrar un maestro y compañía, personas que te entiendan y te apoyen en ese «tomarte en serio».

La intimidad La sesión de fotografías más breve que ha disparado Lupe de la Vallina fue con Pau Gasol. En la sala, junto al periodista que lanzaba preguntas, el deportista que las respondía y la fotógrafa que los rodeaba en una danza apresurada, una mujer atendía escrupulosamente al cronómetro. Les había concedido siete minutos para la entrevista. «Casi me da un ictus», recuerda Lupe. Porque lo habitual es que sus reportajes sean de dos o tres horas. «A veces puede haber hasta cuatro cambios de vestuario y cinco personas alrededor; no es tanto

Cuando Lupe se coloca frente a los retratados, busca aquello que hasta entonces no ha visto: de Pau Gasol, de Nadia de Santiago, de Rosalía o de un joven en el metro de Nueva York. tiempo para construir una relación», puntualiza. Sueña con veinticuatro o cuarenta y ocho horas acompañando, cámara en ristre, al protagonista. Has fotografiado a actores, cantantes, políticos, personas que, por lo general, no son alcanzables. Sin embargo, consigues trazar puentes y las aproximas al espectador. Tengo muchas ganas de conocer a fondo a cualquier persona con quien comparta más de cinco minutos, de modo que me acerco a ellas desde la curiosidad. Me pregunto ¿quién eres?, ¿qué es lo que nunca he visto de ti?, ¿qué es lo que ha quedado oculto hasta ahora? En numerosas ocasiones me ha sorprendido la fragilidad con la que se muestran, su generosidad, y entonces lo que ocurre es que resulta difícil elegir. A veces me voy de la sesión pensando que hay tantos caminos que podría haber recorrido que me he quedado bastante a medias. Y cuando la persona a la que retratas no está habituada a las cámaras, ¿cómo generas esa intimidad? Es un proceso subconsciente, pero intento leer lo más rápido posible cómo se encuentra: si está nerviosa, distraída, preocupada… Quiero que sepa que puede confiar y descansar en mí. Que entienda que no tengo miedo en su miedo. Hay a quienes necesito animar e involucrar y a quienes debo proteger del entorno y demostrarles que pueden ser vulnerables conmigo, porque yo también lo soy. Los retratos suponen un ida y vuelta continuo de leer, mandar mensajes, proyectar, tranquilizar… y, al mismo tiempo, debo pensar qué fotografías quiero hacer y corregir,


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además de plantear el siguiente paso. Todo ello sin que el retratado lo note, porque no quiero que en ningún momento se sienta como un objeto. ¿Hay alguna fotografía que te haya removido especialmente? De viajes, Nueva York, porque había tal energía por las calles que quería retratar a todo el mundo. Cada uno protagonizaba su propia película. Resultaba maravilloso. Le pedí hacerle fotos a un adolescente que iba en el metro con su bicicleta y, al terminar, me dijo: «Tú vas a llegar lejos». Y yo: «¡Pero qué majos sois!». Allí sentí que todo era posible. ¿Y un retratado? Muchos. Por ejemplo, los retratos que hice en el Lázaro Galdiano a modelos semidesnudas con armaduras originales del museo y que evidenciaban su vulnerabilidad al mostrar que no hay armaduras para el cuerpo de la mujer. Se las tenían que poner a medias y eso dejaba todavía más al descubierto su fragilidad. La verdad es que los retratos que más me han emocionado son aquellos en los que está ocurriendo algo. No siempre tiene uno el privilegio de estar ahí. En una ocasión, con Nadia de Santiago lo estábamos viviendo tanto que en mitad de la sesión rompió a llorar. Se le caían unas lágrimas… Eso me parece

Retos actuales del catolicismo La belleza, el arte y Dios también se entrecruzaron en la presentación del Máster en Cristianismo y Cultura Contemporánea (unav.edu/ mccc) de la Universidad el 8 de febrero. En el campus de Madrid, donde en septiembre se estrenará el nuevo programa, Lupe de la Vallina y los filósofos Gregorio Luri y Ricardo Piñero reflexionaron sobre su influencia en la sociedad actual. 70—Nuestro Tiempo abril 2022

absolutamente impresionante. Me siento tan afortunada por ser testigo de estas cosas, que personas tan increíbles me dejen entrar en ellas, que luego las siento mías, ¿sabes? Como Rosalía cuando empezó. Estaba maquillándose en el backstage con su amiga, éramos cuatro personas y no cabíamos y veías que iba a ser una estrella descomunal. Todo tan pequeñito y sabías que dos horas después iba a explotar. Eso es un regalo.

El asombro Pezones de ballena, tecleó Lupe en Wikipedia. ¿Qué estaba buscando?, se preguntó sorprendida antes de echarse a reír. Sus dos hijos querían saber cómo amamantan los cetáceos más grandes del océano: «Mamá, ¿cómo van a tener ubres las ballenas?». Lupe razonó que así debía ser, porque eran mamíferos. «¿Y dónde las tienen?». La admiración en los ojos de unos niños y en los de su madre, que es consciente de que, si no atiende sus inquietudes, «tampoco aprenden». Lupe habla del asombro como materia prima del arte, de la ciencia, de la innovación o de la educación. En una visita a la Universidad (TEDx, 2014), pusiste el acento en dejarse llevar por el asombro. ¿Por qué? Porque es la única forma humana de vivir. Lo estamos buscando todo el rato. Precisamente lo que pretendemos es algo que nos sacuda y nos deje boquiabiertos. Tengo unos amigos que durante sus vacaciones quedaban a las seis para ver el amanecer. Luego volvían a la cama. Y es una actividad comprensible. ¡Uno quiere esos amigos! Si no hay algo que te descoloque para bien todos los días, que te dé hambre, ¿cómo se puede vivir? En una sociedad desbordada de estímulos, ¿qué nos detiene frente a una obra de arte?

El misterio con M mayúscula manifestándose y parándose en mí. Por eso creo que los artistas son profetas, porque muestran el fondo de la realidad, que solo se puede expresar con poesía. Cuando digo poesía, me refiero a un lenguaje no literal. No puedes mirar directamente la esencia, sino que tienes que señalarla y eso es el arte. Con la actuación de Ay mamá de Rigoberta Bandini, se me saltan las lágrimas por un montón de cosas. Y te digo Rigoberta como puede ser Rothko o Beethoven. No tiene por qué ser algo que requiera dos horas de meditación. Cuando el arte nos detiene, puede tratarse de una belleza que otros consideran muy banal. ¿De qué modo transforma al espectador? Te hace consciente de tu necesidad auténtica, de para qué estás hecho, de que no te bastan tus quehaceres diarios, tus rutinas, los proyectos… De pronto llega como un rayo y te dice: «Ya, pero esto no es todo». Ser consciente del alcance de la propia necesidad es la única tarea que tiene el hombre, porque le permite reconocer su cumplimiento si se digna a presentarse. ¿Crees que entre nosotros nos miramos suficiente? Poco. Recuerdo cuándo aprendí a mirar a la gente. Fue antes de ser fotógrafa. Decidí mirar a los ojos y noté un cambio enorme en la actitud de las personas, para bien y para mal. Uno de los privilegios de la fotografía es que te saltas la norma social de no observar fijamente. Tendríamos que hacerlo con detenimiento y atención plena, porque en el modo de mirarnos está el cómo nos tratamos y nos amamos. TikTok, Twitch, Twitter, Instagram… ¿Las redes sociales nos acercan a la verdad o la distorsionan? Habría que estudiar Humanidades para usarlas de la forma menos dañina posible. En mi caso, me han acercado a la verdad. Cuando hablamos de la burbuja de las re-


des sociales, del algoritmo, lo decimos como si fuera de ellas viviésemos relaciones con personas totalmente diferentes. Antes de tener perfiles digitales, me parecía que lo que pensaba era de sentido común porque la gente de mi entorno lo compartía. Pero cuando comencé en las redes sociales me encontré con que, al dar mi opinión, había profesionales de esos temas que me dijeron: «Esto no es así». Por eso es importante la educación, para que nos interese más la verdad que tener razón.

El deseo A comienzo de año, el 7 de enero, Lupe de la Vallina publicó un tuit con cinco guiones. Escribió: «TDAH, Cantar de los Cantares, religión feat cultura pop, Tuiter, defensa del intrusismo en la fotografía». Eran cinco temas en los que se sentía cómoda conversando, sobre los que, como marcaban otros tuiteros, podría hablar media hora sin preparación. Lupe lo corrobora al preguntarle por su proyecto sobre el Cantar de los Cantares. Se le enciende la mirada y ríe. Es una risa cristalina y espontánea. «Podría estar diez horas hablando del Cantar, porque es completamente de otro mundo». ¿Qué te llamó la atención? El Cantar de los Cantares me fascina porque es precioso, gigante, milenario. Un conjunto de brindis de las bodas de Israel. Un poema erótico en mitad de la Biblia. ¿Por qué no sabemos esto? Deberíamos estar todos alucinando, porque resulta muy explícito. ¿Por qué está si no se refiere a Dios en todo el poema? Porque solo la dinámica del deseo habla de Él. Supone la celebración del cuerpo del amado y de la amada. La dinámica que describe es la que habitualmente tenemos con el misterio y otras cuestiones importantes de la vida: te busco y, cuando te encuentro, me das miedo y me alejo. Luego me doy cuenta

de que te he perdido y te vuelvo a buscar. Eso desvela que no estamos mal hechos, sino que somos así desde el comienzo de los tiempos. La verdad no es estática, sino un constante ir y venir. ¿Cómo surgió la idea del proyecto? De la duda. Después del Concilio Vaticano II se ha explicado que el sexo es algo bueno, maravilloso, y que Dios lo ha querido para la unión del hombre y la mujer. Sin embargo, cuando salía un beso, nos tapaban los ojos. Nunca lo he entendido. Hasta hace cien o cincuenta años el imaginario erótico lo configuraba cada uno como podía, porque veías a los chicos lavándose en el lago o lo que fuera. Ahora ese imaginario se ha transformado en pornográfico, aunque no hayas abierto una página de porno en tu vida. Esa es la imagen que transmiten la publicidad o las series, y está generando monstruos. Los chavales no saben comprender su deseo, la espera… Lo abordan desde la performance, y eso me parece una tragedia. Desde el punto de vista social y religioso, tenemos que aprender a mirar otra vez el cuerpo y el deseo. Obviamente, me tiemblan las semillas, porque me estoy metiendo en un campo fino, pero me parece tan esencial… ¿Nos da miedo hablar sobre el deseo? Benedicto XVI decía que el amor de Dios se ha interpretado muchas veces como agapé, pero que también hace una entrega

de eros hacia la humanidad. En ocasiones hemos idealizado el amor absoluto como desencarnado, como un puro dar, pero el deseo es parte fundamental de ese amor. El deseo nos da miedo porque es necesidad y siempre va a estar insatisfecho. Eso lo deberíamos revisar sin miedo también en el camino espiritual. ¿Qué veremos en tu obra? Voy a hacer una versión de mi vivencia, de lo que el Cantar de los Cantares significa para mí. Creo que quienes trabajamos la fe desde la iconografía tendríamos que poder lanzarnos libremente a la piscina y que sea lo que Dios quiera. ¿Es complicado representar a Dios en la fotografía? No aspiro a ello, porque ya escribió Bécquer sobre Él en sus Leyendas y le salió mal. Pero sí hago dos cosas en ese sentido. Lo primero: intento apuntar hacia el misterio, que al final es Dios, pero no de un modo cerrado. Para mí la fotografía implica un proceso de abrir ventanas y hacer preguntas. Puedo asomarme años después y ver algo distinto, porque vamos evolucionando y entendiendo más cosas, o menos. Es muy importante disponer de libertad interior: eso es lo que más he necesitado aprender. Por otra parte, tengo la grandísima suerte de que el lenguaje para expresar a Dios cuenta en Europa con una tradición histórica y tremendamente rica y dispone de un lenguaje universal. Nt

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CÁTEDRA ABIERTA Fernando Echarri

nómico se encuentra en transición, y todas las palabras clave comienzan por re-: reconstruir, repensar, reinventar, reiniciar… «Reimaginando el capitalismo» es uno de los cursos más populares de la Escuela de Negocios de Harvard. Mientras la profesora Rebecca Henderson cuenta a cientos de líderes del mañana que ganar dinero no es el único propósito de una compañía y cómo redirigir su papel hacia el bien común, los conceptos capitalismo sostenible o capitalismo responsable van ganando fuerza entre la élite empresarial y política. Pero no basta con que el Foro Económico Mundial incluya estos principios en un manifiesto o presente la iniciativa The Great Reset. Como ha asegurado la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, «si queremos transformar el futuro, si queremos cambiar el rumbo, debemos repensar la educación». El eco de esta idea, que presidió en enero el cuarto Día Internacional de la Educación, me llevó a recordar algunos tesoros, aún por descubrir, del informe Delors. Frente a los planes que priorizan la adquisición de conocimiento, el estudio publicado en 1996 concibe la educación como un todo que debe contribuir al desarrollo Hace casi un siglo, Keynes pensó en sus nietos global de cada persona. En el documento se apuntalan para superar la encrucijada histórica de 1929. Y cuatro pilares básicos: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Hoy en día, merece ahora ha llegado el momento de preguntarnos especialmente la pena reflexionar sobre los dos últimos porque qué mundo dejaremos a los nuestros y cómo favorecen, por un lado, la comprensión mutua, el pluralismo podemos entre todos crear un futuro mejor. y la paz; y, por otro, la autonomía, la capacidad de juicio y la responsabilidad individual sobre el destino colectivo. Para desplegar este enfoque holístico de la educación, A CUENTA ATRÁS está en marcha. Apenas quedan numerosos centros han incorporado en su currículo la teoría ocho años para el fin del capitalismo. Al menos así de las inteligencias múltiples de Howard Gardner. Ahora lo vaticinó John Maynard Keynes en junio de 1930. bien, de los nueve tipos descritos por el investigador de la Fue durante una visita a España para impartir una lección magistral en la Residencia de Estudiantes de Madrid. La Universidad de Harvard, existe una, la última en llegar al tituló «Las posibilidades económicas de nuestros nietos». Tras paradigma, que suele ningunearse: la inteligencia espiritual, el crac del 29 y con el mundo a las puertas de la Gran Depresión, también conocida como trascendente o existencial. Su colega de campus, el psicólogo clínico Richard Wolman, la define sus palabras rompieron con el pesimismo del momento: «El como la capacidad de preguntarse por el sentido de la vida y problema económico podría resolverse dentro de cien años». de experimentar simultáneamente la conexión entre cada uno Con mirada esperanzadora, Keynes predijo que, una vez de nosotros y el mundo. ¿Por qué los proyectos educativos no satisfechas las necesidades que llamó absolutas, la humanidad apuestan por cultivar algo tan genuinamente humano? se atrevería a liberarse del «repugnante amor al dinero», a Francesc Torralba, catedrático de Ética de la Universidad destronar la avaricia y la usura que conducen a creer «que lo Ramon Llull de Barcelona, señala la causa: malo es justo porque lo malo es útil». Solo confundimos espiritualidad y religiosidad. entonces, en su opinión, el hombre podría LA PREGUNTA DEL AUTOR Pero, como subraya este filósofo, la enfrentarse a su «verdadero problema», que espiritualidad es una potencia con la que es qué hacer con su libertad, descubrir cuál ¿Por qué cree que nuestra todos nacemos, como la capacidad de hablar. es su propósito. sociedad descarta la Probablemente, esta dimensión —que nos Quizá sorprenda que uno de los padres de inteligencia espiritual? faculta para buscar respuestas, analizar la macroeconomía centre su análisis en la nuestros comportamientos, asombrarnos búsqueda de sentido, en aprender a vivir de con la realidad y valorar lo que nos une— manera virtuosa y disfrutar de las cosas sensea la variable que faltaba en el ejercicio de cillas. ¿Qué diría al comprobar que la riqueza economía ficción de Keynes. La inteligencia todavía mide el éxito social, que el tener no cede ante el ser? espiritual tiene la llave para alcanzar el gran @NTunav Sin duda, Keynes advertiría una tendencia cambio que ahora se dibuja en el horizonte. Opine sobre este asunto en emergente: aquellos nietos a los que dedicó Twitter. Los mejores tuits se su ensayo no parecen dispuestos a alentar un Fernando Echarri [Bio 92] dirige el área educativa del publicarán en el siguiente número. Museo Universidad de Navarra. sistema que vacía el alma y agota la Tierra. Los expertos afirman que el modelo eco-

La inteligencia del porvenir

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ALUMNI

María Iraburu «Es propio de la universidad ser contracultural» María Iraburu tomó posesión como rectora de la Universidad de Navarra el 10 de enero de 2022. El rector saliente, Alfonso Sánchez-Tabernero, la definió como una persona «a la que le brillan los ojos». En estas primeras semanas de gobierno, la niña que quería trepar a las rocas para observar a las águilas reales ha dejado claro que la sostenibilidad es lo suyo y también que una universidad de inspiración cristiana ha de tomarse en serio su identidad y ofrecer al mundo una aportación propia. texto Teo Peñarroja Canós [Fia Com 19] fotografía Manuel Castells [Com 87]

está de pie en el umbral de su despacho y su figura se alarga, reflejada sobre el mármol del Rectorado. A su alrededor se han congregado unas cuantas personas, pero ella dispersa la reunión espontánea con un gesto y una sonrisa amable. María Iraburu Elizalde (Pamplona, 1964) [Bio 87 PhD 92 PADE IESE 19] tiene una agenda muy apretada porque hace menos de un mes que tomó posesión como rectora de la Universidad de Navarra. La semana pasada, con ocasión de la inauguración del nuevo edificio del IESE en Madrid, estuvo reunida con el rey, y confirma que sí, que es tan alto como parece en televisión. Conversa con Nuestro Tiempo en el despacho que hasta hace poco ocupaba Alfonso Sánchez-Tabernero, con quien ha colaborado más de tres lustros. «Algo ha 74—Nuestro Tiempo abril 2022

cambiado, si te fijas», comenta Iraburu. Se refiere a una réplica en miniatura del estadio Santiago Bernabéu que el antiguo rector mostraba orgulloso en la cómoda junto a la ventana. Ya no está. Es la primera navarra en ocupar el máximo cargo de la Universidad, además de la primera mujer, una observación que acepta como hecho pero no como halago, ya que piensa que las pioneras fueron otras. También estudió en la institución que ahora dirige, y tiene para los alumni un par de ases en la manga que irán tomando forma de programas de lifelong learning y de colaboración en proyectos universitarios. Con los antiguos alumnos, de hecho, mantuvo uno de sus primeros encuentros, apenas un mes después de la toma de posesión. Bióloga y doctora en Bioquímica y

Biología Molecular por la Universidad de Navarra, realizó una estancia posdoctoral en Nueva York y lleva dieciséis años de vicerrectora de la Universidad, donde ha ocupado antes otros cargos de responsabilidad. Sin embargo, lo suyo son las aulas. «Un profesor no aspira a ser rector; un profesor aspira a ser profesor», declaró a un periódico local. Quizá por eso sus nuevas funciones no la han apartado de la pizarra y la tiza —sigue dando clase a alumnos de primero y tercero— y eligió como escenario de su primer mensaje público un aula de la Facultad de Ciencias, en la que ella estudió. ¿Qué es lo mejor de la actividad docente? El momento mágico en el que se hace la luz en la cabeza del alumno y se da esa sensación de descubrimiento compartido. El eureka. ¿Cómo recuerda su etapa de alumna? Recuerdo sobre todo las explicaciones de fantásticos profesores: a mi directora de tesis, María Jesús López Zabalza, a Pilar Sesma con la Histología, las clases perfectas del profesor Palop, que te mostraba toda la coherencia de la química, el fascinante mundo de la Fisiología Comparada con el doctor Jordana... Recuerdo esos segundos en los que [chasquea los dedos] se hace la chispa y entiendes. Y también recuerdo las excursiones para coger plantas, que eran muy divertidas, con María Luisa López, su pasión, su poesía...


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Alumni Entrevista con la rectora

¿Su poesía? María Luisa López recurría, por ejemplo, a pequeños poemas gallegos para que memorizásemos el nombre de las plantas y sus características. Nos decía: «La raíz del tejo verde es difícil de arrancar,/ los amores primeros son difíciles de olvidar». En gallego, eso sí, pero no voy a intentarlo. Y con eso se te quedaba para siempre que el tejo —Taxus baccata— tiene raíz leñosa. Un poco friki, lo reconozco, pero inolvidable. El marco de su entrada como rectora ha sido la casi pospandemia, así que la última gestión de crisis está todavía aquí. ¿Le ha ayudado a conocer mejor o valorar de otro modo a las personas de la Universidad? Estamos viviendo un momento revelador de cómo somos, del sentido de verdadera comunidad universitaria que se genera, de dar prioridad a nuestra misión, y todo el mundo con la mejor disposición... Las decisiones fueron cambiando con el tiempo: primero velar por la salud, luego facilitar la docencia presencial. Pero la respuesta de todos, desde los servicios más implicados hasta los profesores, que han logrado cosas prodigiosas, ha sido excelente. Fueron momentos muy significativos para ver de qué está hecha la Universidad. Parece que la Universidad de Navarra tiene muchos forofos. ¿Por qué? El compromiso genera compromiso y adhesión. Transformar la vida de la gente a través de la educación, investigar para que avance el conocimiento, curar y cuidar a las personas, preparar a la juventud... ¡Tenemos unas misiones preciosas! La propia naturaleza non-profit [sin ánimo de lucro] tiene un punto de idealismo atractivo…, aunque los que hacemos la Universidad tenemos limitaciones, eh. A mí me gusta decir que aquí nadie es perfecto.

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sostenibilidad

«Procedo de los biólogos idealistas de los ochenta y hay sueños de juventud que no se pierden» opinión pública

«La universidad puede ser un modelo de diálogo para una sociedad muy polarizada» de puertas adentro

«Una universidad que se cierra a las grandes preguntas está fracasando, renunciando a su esencia» actualización

«Hemos de capacitarnos para que los estudiantes de 2022 nos acompañen. No podemos entender el mundo como en el siglo xx» En su toma de posesión habló de dos conceptos un poco paradójicos: la identidad y el dinamismo. Empecemos por la identidad. ¿En qué medida comparte usted los sueños de don Ismael, que vino aquí en 1952 con su maleta y buen humor? Suelo decir que la Universidad tiene su continuidad en el mensaje, y estoy segura de que en 1952 había la misma ilusión, las mismas ganas, la misma voluntad de esforzarse para que esto madurara... La Universidad se parece a un organismo que se desarrolla, que crece. Don Ismael no podía imaginar, por ejemplo, el impacto

del museo de arte, del MUN. ¡No había museos en las universidades! Lo bonito es ese juego entre lo que somos y lo que podemos ser, que tiene mucho que ver con las personas. Al final, la Universidad la sacan adelante la creatividad, el empeño y las ideas de la gente. Los que comenzaron tenían el contexto de la universidad española de los años cincuenta y una sociedad que no es la de ahora. Nuestro reto consiste en hacer realidad el mismo proyecto, la misma ilusión, el mismo mensaje, en diálogo con nuestra cultura, nuestra sociedad y nuestro momento. ¡No es poca cosa! «Muchos de nosotros hemos aprendido a trabajar directamente de los pioneros de la Universidad, cuando no había programas de formación, pero sí muchas conversaciones con nuestros maestros». La frase es suya. ¿Cuáles son los pioneros que la marcaron? Profesores como Natalia López-Moratalla, María Jesús López Zabalza, Pilar Sesma, Rafael Jordana o Ignacio Moriyón. Me llegó a dar clase Álvaro del Amo, aunque murió poco después, y ya en la época de la tesis Esteban Santiago fue una persona que nos dejó mucha huella... Pude tratar también un poco a Jesús Larralde. Esos han sido algunos de mis referentes más inmediatos, por no alargar la lista con muchos otros que me vienen a la mente y a los que estoy muy agradecida. Esto es la identidad, pero nos queda la cuestión del dinamismo. ¿Puede profundizar un poco en esa idea? La Universidad tiene dos riesgos. Uno consiste en convertirse en la torre de marfil en la que un grupo de personas a las que les interesan unos temas concretos se dedican a investigar pase lo que pase a su alrededor. Así no hay diálogo con la sociedad. Y luego hay otro polo: el de las instituciones únicamente pendientes de los problemas, cuestiones y mentalidades


En el primer vídeo como rectora, Iraburu habló del reto de crear sinergias para, entre todos y con la ayuda de otros, llegar a más. dominantes de la sociedad. En este segundo caso no hay una aportación propia, una investigación al margen de las necesidades inmediatas. La Universidad ha de ser ante todo el lugar de búsqueda de la verdad. La verdad es un concepto en crisis en la sociedad contemporánea, ¡pero resulta esencial que la Universidad la busque! Conviene que lo haga de una manera abierta a la realidad que la rodea y en diálogo con ella... También porque tenemos que estar capacitados para que los estudiantes nos entiendan y nos acompañen. Son los de 2022, no los de 1982 ni los de 1952. No podemos ir con la forma de entender el mundo del siglo xx. Una puede estar centrada en la investigación, pero llegas al aula y tienes sentado a un alumno de veinte años que te está exigiendo un esfuerzo de transmisión, de traducción a sus categorías. Es llamativa la esperanza con la que habla de la juventud, de los que entran por esa puerta en primero de carrera. ¿Puede intentar, a vuelapluma, una radiografía del estudiante de primero?

Esto es un pensamiento de Hannah Arendt, pero creo que hay una fantástica llegada de lo nuevo en cada generación. Cada vez que aparece una persona en el mundo, aparece una sorpresa. Los estudiantes de ahora se encuentran con una vida organizada, desde un punto de vista sociológico, de manera distinta a la que nos encontramos nosotros: más intercultural, con estructuras sociales, familiares y de amistades menos estables. Eso exige un trabajo de construcción mayor del propio itinerario. Antes había caminos medio marcados: uno solo tenía que elegir en qué carril se metía. Ahora no hay carriles. Se puede ver como una amenaza —tiene que ver con la sociedad líquida— o como una oportunidad, porque el protagonismo de la persona es mayor. Por eso creo que el diálogo entre profesores y estudiantes es más importante que nunca, porque ese itinerario no puede venir dado desde fuera, no lo podemos marcar los profesores como si fuésemos los que sabemos. Lo debe construir cada uno. ¡Los estudiantes no son niños! Se trata de intercambiar ideas, planteamientos y conceptos, hacer pensar, leer juntos, debatir para que cada

cual vaya descubriendo qué es ser persona, dónde está la felicidad, cómo construir el bien común. ¡Los grandes temas, las grandes preguntas! Una universidad que se cierra a las grandes preguntas está fracasando, renunciando a su esencia más íntima. Desde el punto de vista del profesor, ¿no complica un poco esta tarea toda la burocratización de las acreditaciones de la ANECA, las evaluaciones, las especializaciones? Hay un movimiento de legislación creciente en todos los sentidos. Has mencionado la ANECA, pero la investigación también se ha hecho mucho más compleja ahora. El tiempo que dedicas a investigar se ve mermado porque debes contar que estás investigando, reportar y convencer a quienes financian tu trabajo... La universidad ha de proporcionar cauces, modos, canales, circunstancias, eventos para que el diálogo académico y la búsqueda de la verdad suceda. Es cierto que tiene un punto contracultural, y yo creo que es propio de la universidad ser contracultural. En la Universidad de abril 2022 Nuestro Tiempo —77


2 Iraburu da su discurso de toma de posesión y saluda a los anteriores rectores, Sánchez-Tabernero y Gómez Montoro.

1 La familia de la rectora no perdió la oportunidad de fotografiarse con ella en la escalera del edificio Central.

Cambio de carteras El acto de toma de posesión se celebró, por la situación sanitaria y contra la costumbre —que impone que tenga lugar en el Salón de Grados— en el patio del edificio Central, junto a la estatua de san Josemaría, fundador de la Universidad de Navarra. El rector saliente, Alfonso SánchezTabernero, se definió como «telonero» de un evento en el que salieron a relucir anécdotas como la del día de 2005 en que ambos entraron a formar parte del equipo rectoral presidido por Ángel J. Gómez Montoro. Sánchez-Tabernero casi no conocía a Iraburu, y sin embargo aquel día coincidieron en una sesión de fotos. Se preguntó cómo sería la nueva miembro del Rectorado y pronto descubrió «que deseaba salvar el planeta», y también «que poseía las tres condiciones necesarias para cualquier líder: criterio, determinación y empatía». Al tomar la palabra, la rectora agradeció el trabajo de Sánchez-Tabernero, destacando el «poder transformador de las personas cuando trabajan con profesionalidad y compromiso». Y, en una terna muy propia del anterior rector, Iraburu resumió lo aprendido de él en los conceptos de «optimismo imbatible, mentalidad estratégica y confianza en las personas».

Navarra hay iniciativas en marcha, pero, al mismo tiempo, sería bueno que otras se desarrollaran de manera espontánea: seminarios, encuentros formales o no —tal vez los informales son los más interesantes— para hablar de lo divino, de lo humano, de un autor, de un libro, de un artículo... Es contracultural, sí, pero es propiamente universitario. Por eso siempre hay una tensión inherente a nuestra actividad. Después de su nombramiento, muchos medios han titulado: «La primera mujer rectora de la Universidad de Navarra». ¿Qué tal se lleva con esa etiqueta? Es un hecho indudable: la llevo bien. Que vaya habiendo más mujeres en puestos directivos me causa profunda alegría, porque creo que muestra una evolución positiva de la sociedad hacia la corresponsabilidad. Y con eso salimos ganando todos, hombres y mujeres. ¿Se siente pionera? ¿Cree que la mujer —como tema, como grupo de personas— sigue siendo un asunto

78—Nuestro Tiempo abril 2022

pendiente en nuestro contexto, y en particular en la universidad? La universidad está mejor que ámbitos como la empresa o la política, pero pioneras fueron las pioneras: las mujeres que empezaron en la universidad en los años treinta y cuarenta. Las que consiguieron el voto femenino. A veces hay posturas extremas, pero yo estoy enormemente agradecida a esas mujeres que lo tuvieron difícil y lograron avances muy significativos. En ese sentido, no me considero pionera. Soy la primera porque es un hecho constatable aquí, en la Universidad de Navarra. Pero he mencionado a las personas que me han influido y muchas de ellas eran mujeres. Yo he visto liderazgo femenino a mi alrededor desde el minuto uno en la Universidad. Habla con frecuencia de «liderazgo femenino». ¿Piensa que hay un estilo femenino de liderar o se refiere a que existen las mujeres líderes? Hay publicaciones al respecto que hablan de estilos de liderazgo más sensibles hacia las personas, más participativos, etcétera. A mí, la verdad, lo que me parece es que


0 La rectora se puso la bata para impartir su primera clase después del nombramiento.

cada persona es muy distinta y está en condiciones de aportar su [recalca esta palabra] liderazgo. Hay que usar con cautela esas etiquetas: ¡qué difícil decir hasta qué punto tu personalidad es así por tu sexo! Hay algunas cuestiones que sinceramente creo que... ¿Es tradición? ¿Es educación? En otras entrevistas ha mencionado el cuidado y la idea de aceptar la propia limitación y el fracaso como parte de un estilo de liderar. ¿Le gustaría que se la recordara así, como una rectora empática y que cuida? Me gustaría que este Rectorado —no solo yo como rectora— fuese fiel a lo que nos hemos propuesto: el cuidado de la persona y del entorno. El cuidado habla del aprecio hacia la vida en todas sus etapas. Se cuida especialmente la vida vulnerable, la que comienza, la que se acerca a su final... Y sí pienso que hay un reto compartido de humanización de la sociedad, que tiene muchos medios técnicos pero es pobre en fines. Corremos el riesgo de caer en lo que el papa Francisco llama «el paradigma tecnocrático»: que esos medios tecnológicos, con su lógica del cor-

2 La entrega de las Medallas de Plata a los profesionales que han trabajado 25 años en la Universidad la presidió María Iraburu el 28 de enero.

to plazo y del máximo beneficio, acaben amenazando a las personas, en especial a las más frágiles. Ya se la conoce por ahí como «la rectora sostenible», y hay quien la compara con Greta Thunberg. ¿Qué le parecen estas bromas? Me hacen mucha gracia. Lo de Greta Iraburu me lo decían algunos compañeros, venía de antes. Procedo de la generación de los biólogos idealistas de los años ochenta y hay sueños de juventud que nunca se pierden. Pero el concepto de sostenibilidad va más allá de la sensibilidad con el medioambiente; es un término particularmente interesante porque aúna lo social, lo ambiental y lo económico. Y en ese sentido cuadra con la visión holística o integral propia de la Universidad. Por otra parte, el desarrollo sostenible se plantea pensar el mundo que van a recibir nuestros hijos y nietos. Esa mirada a largo plazo encaja con nuestra preocupación por el bien común. De fondo hay grandes principios del cristianismo y la doctrina social de la Iglesia. Tenemos la oportunidad de poner en diálogo todo un

0 Un encuentro con los alumni en el campus de Madrid fue uno de los primeros eventos de la nueva rectora.

patrimonio de sabiduría con las inquietudes de estudiantes, empresas... Hacemos nuestra propia contribución como universidad y, en particular, como universidad de inspiración cristiana. Ahí tenemos la preocupación por la persona, la justicia o la caridad hecha sociedad, como han recordado las últimas encíclicas. Hablando de los cristianos en la cultura contemporánea, ¿cómo piensa que la Universidad de Navarra puede participar en los principales debates? ¿Es más partidaria de dar la batalla cultural, como plantean algunos sectores preocupados por la deriva contemporánea, o más bien de lo que se ha llamado el «perfil bajo», a riesgo de diluir la propia identidad? Pues ni una cosa ni otra. A mí no me gusta el término batalla cultural, porque creo que ya plantea la posible aportación de uno en un contexto bélico, de confrontación. En todo caso, la verdad no es algo que yo posea y por eso luche. No somos poseedores: somos buscadores, servidores de la verdad. Y a ella se llega mediante el diálogo y poniéndonos en el punto de vista del abril 2022 Nuestro Tiempo —79


Alumni Un don como un Bösendorfer

La rectora frente a la Cámara de Comptos, donde la Universidad empezó su andadura en 1952 con 48 alumnos y 8 profesores. otro. El trabajo de una universidad puede ser un modelo de diálogo para una sociedad muy polarizada como la nuestra. En toda postura hay un rayo de verdad. ¿Por qué no tomamos ese rayo, ese elemento de verdad, como punto de partida para el diálogo? Hablábamos antes del feminismo. Hay posiciones feministas que contrastan con la visión cristiana de la dignidad humana, pero otras no. Hablemos de lo que nos une y hagámoslo de forma racional, libre, respetuosa, confiando en la capacidad de la razón para que se vaya abriendo paso la verdad. La universidad, por ser un ámbito de convivencia, de estudio, de diálogo intelectual, puede ser un gran lugar de síntesis culturales en las que dialoguen realidades muy distintas. La pandemia ha puesto la ciencia en el centro del ojo público, algo que no suele suceder. ¿Es una buena noticia? Sí. Las crisis hacen que emerjan cualidades que están ahí. Una es la capacidad de la ciencia de aportar a los problemas de la sociedad. Hemos batido récords en el tiempo de secuenciación del genoma del 80—Nuestro Tiempo abril 2022

virus y en el de generación de las vacunas, además de en el número de vacunas producidas. Ha habido un esfuerzo conjunto de científicos, empresas y gobiernos. Hemos palpado la importancia de la ciencia y que al invertir en ella no siempre ves a corto plazo los resultados, pero en un momento de crisis te saca del problema. Nos hemos dado cuenta también de que la ciencia sola no basta. Hacen falta comunicación, gestión política y liderazgo ético. Creo que ha sido bueno constatar que la ciencia tiene un impacto social y que necesita financiación. ¡La ciencia es cara! Y sin apoyo público no sale. Para los científicos, que siempre estamos deseosos de que haya una apuesta más decidida de las instituciones públicas—porque dependemos en gran medida de la financiación—, es una buena noticia porque podemos recordarles que es evidente que compensa. Durante la pandemia, los mayores avances en la creación y producción de vacunas se han dado en China, Estados Unidos y Rusia. ¿Europa, y en particular España, se quedan a la zaga de la carrera científica?

Los españoles somos muy buenos en generar conocimiento e innovación, siempre lo hemos sido y tenemos mucho prestigio internacional en áreas como las mías, la bioquímica y la biología molecular. Pero también es verdad que desde que tienes un hallazgo o un invento hasta que se da su explotación se requiere una inversión económica muy elevada. Hoy por hoy, mucho de ese capital no está en España. Es todo un reto que excede el ámbito científico porque tiene que ver con el engarce entre la ciencia y la empresa, y es muy difícil competir con las grandes compañías. Usted ha dicho que los recursos económicos de la Universidad de Navarra son insuficientes. Que lo diga una persona que dirige una institución que factura más de quinientos millones de euros al año... Habrá quien levante una ceja. ¿Necesitamos todavía más cultura de la donación, nuevos modelos de financiación? ¿Qué nos falta? El volumen de la Universidad es considerable. Tenemos una estructura que separa la investigación y los proyectos de los gastos de docencia y personal. Los


LAS DIEZ DE... MARÍA IRABURU ELIZALDE

gastos de personal son los más grandes y así debe ser. Una universidad es una gran concentración de talento: de los profesores, de los investigadores y del personal de administración y servicios, así que el gasto de personal es importante. En nuestro modelo económico las matrículas cubren los gastos de la actividad docente. La investigación y los proyectos tienen financiación externa. Los investigadores, en gran medida, consiguen salir adelante por convocatorias competitivas, pero la investigación es un centro de costes: tú metes dinero y te salen artículos, no dinero. Si metes mucho dinero, saldrán muchos artículos. Si metes poco dinero, saldrán pocos artículos [sonríe]. Eso significa que investigaremos más y mejor si tenemos mayores inyecciones económicas. Y la investigación es muy cara. Así que para proyectos hace falta financiación externa pública, privada y de donantes... Tal y como nos organizamos, los nuevos proyectos son posibles gracias a las donaciones de una red de amigos increíble. Ahora, con el BIOMA, pensamos que podemos sumar a muchas personas porque tiene que ver con investigación en sostenibilidad, con dar voz a los expertos para que intervengan en el debate con la solidez de la ciencia y no con una opinión voluble. Y por eso estamos siempre pidiendo dinero. En octubre, el gran canciller de la Universidad, monseñor Fernando Ocáriz, le comunicó en Roma su deseo de que usted dirigiera la Universidad de Navarra. ¿Le dio algún consejo para su nuevo cargo? Me dijo tres cosas. En primer lugar que, ante las dificultades, acudiésemos a san Josemaría, que tiene verdadero cariño a esta Universidad y nos va a ayudar mucho. Luego añadió que hay que contar con que siempre habrá problemas; que eso es normal. Y en tercer lugar me aconsejó afrontar todo —también el trabajo ordinario— con optimismo y con alegría.

1. ¿Cuál es el mejor consejo que ha recibido? Ante los problemas, busca tender puentes. 2. ¿Qué es lo primero que piensa cuando se levanta? Repaso el día que tengo por delante.

3. Un libro y una película: El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien y Dersu Uzala, de Akira Kurosawa. 4. ¿Qué rincón del campus le gusta más? La vista desde la terraza del Museo. 5. ¿A qué personaje histórico le gustaría haber conocido? A Jesucristo.

7. ¿Qué noticia le ha conmovido recientemente? Me está preocupando mucho la guerra en Ucrania. 8. ¿Qué personaje de ficción le atrae? Iron Man. Es un tipo muy divertido, un superhéroe irónico, poco superhéroe, un poco mala gente... Me hace mucha gracia. 9. ¿Qué quería ser de pequeña? De niña quería ser bióloga de esas que trepan por las rocas para ver cómo anida el águila real.

10. ¿Cuál es el regalo que más ilusión le ha hecho? Los libros me encantan, aunque me hubiera hecho más ilusión un perro, que nunca me regalaron [con cierto tono resignado]. Pero tiene uno mi hermano y algo es algo.

6. ¿Quién fue la primera persona que conoció al llegar a la Universidad? Natalia López-Moratalla. Fue la primera profesora con la que hablé de tú a tú. Me orientó con la carrera.

Nt

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Alumni Carta desde... Harvard

Posdoc en tiempos de pandemia Tras un año de teletrabajo desde Pamplona, Pedro de la Rosa completa en Harvard sus estudios posdoctorales sobre salud mental en adolescentes. texto Pedro de la Rosa FernándezPacheco [Med 11 PhD 20]

cambridge [ee. uu.]. Según un dicho inglés, «las primeras impresiones importan mucho». Pues, si tuviera que resumir en pocas palabras mi estancia en Harvard hasta ahora, escogería tres: frío, ómicron y amigos. Hay fríos… y fríos. Aunque nací y viví en Ciudad Real y estudié la carrera en Pamplona, he tenido que llegar a Cambridge para aprender a defenderme de varias semanas con nieve por todos los lados y temperaturas medias de -6 ºC. Pero lo mejor es que nadie se inmuta; hay mucha experiencia y la vida no se detiene en absoluto. Basta con abrigarse, forrarse de arriba abajo, y practicar un verbo que yo desconocía: palear, dar paladas. Cada vecino se responsabiliza de su casa, y las autoridades de las calles y avenidas. Por eso, y porque vivo en una residencia al lado del campus, durante las nevadas he podido caminar hasta mi laboratorio y no interrumpir mi investigación sobre la relación entre salud pública y felicidad.

El que sí es capaz de bloquear las rutinas de Harvard es el covid. De hecho, durante el curso 2020-21 no hubo clases presenciales y eso hizo que la primera parte de mi etapa americana fuera «en remoto» desde Pamplona, con reuniones semanales por Zoom hasta el 29 de septiembre de 2021, cuando llegué al campus. Reconozco que me ha llamado mucho la atención lo tajantes que han sido en Harvard respecto al virus, con medidas que no me imagino en España: todos los alumnos y trabajadores deben estar vacunados y, semanalmente, tenemos que hacernos pruebas PCR; cada uno recoge su propia muestra, la introduce en un tubo con su nombre y, al día siguiente, conoce el resultado. Además, en enero, ante la escalada de ómicron, se cerró la universidad. En España todo esto sería más polémico; pero aquí nadie se plantea otra opción aunque, por supuesto, sabemos que hay miles de personas antivacunas en el país. Ante tantas complicaciones la solución han sido los amigos. Gracias a ellos he ampliado algo mis gustos. Quienes me conocen desde siempre me dicen que soy un poco friki. Yo creo que todos somos algo frikis, aunque es verdad que me gustan los juegos de mesa y en línea, las películas anime y manga y otros hobbies similares. Pero me he sorprendido a mí mismo haciendo dos actividades que no conocía. A través de una lista de correo electrónico que se llama Iberian he contactado con varios españoles que viven en la zona y ahí me tenéis con mi amigo Gerard jugando al ultimate frisbee, una especie de fútbol que no usa balón sino uno de esos discos de plástico que se pasan en las playas. Y también me he aficionado a observar pájaros después de mi visita al Arboretum, un museo de árboles que este año celebra su —El Human Flourishing Program. En la oficina, con casi todos los miembros del departamento. El director, Tyler Vanderweele, es el primero por la izquierda.

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150 aniversario y que cuenta con una cantidad y variedad de aves impresionante. Además, los Reyes (o, en su nombre, Santa Claus) me trajeron una cámara de fotos, así que me puse en marcha. Ahora soy capaz de distinguir las distintas especies propias de New England por sus colores característicos: cardenales rojos, charas azules o zorzales americanos naranjas, por ejemplo. Cuando le conté esto a mi hermano Javier [Bqm 10 PhD 16], que vive en Nueva York mientras hace un posdoc en inmunoterapia en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center y se acercó a verme en noviembre, no me creyó a la primera. Javier y yo somos gemelos y, aunque suene a tópico, coincidimos mucho en nuestros gustos. No es que tengamos telepatía, como algunos dicen sobre los gemelos, pero es verdad que estamos muy en contacto y acabamos teniendo la cabeza en proyectos o ideas parecidas; intercambiamos libros, títulos de series, juegos... Con mis nuevas aficiones logré sorprenderle. la tierra prometida. Llegar a Cambridge costó lo suyo. Desde los últimos meses de mi tesis, que defendí en junio de 2020, mi director, Jokin de Irala, me ayudó a contactar con el que después ha sido el jefe de mi departamento en Harvard: Tyler Vanderweele. La aceptación en el departamento no resultaba fácil; lo he comprobado ahora que estoy aquí y me consta que se han convocado dos plazas para quinientos solicitantes. Una vez dado ese paso, necesitaba conseguir una beca, que llegó del Colegio de Médicos de Navarra y de la Fundación Ciudadanía y Valores. El equipo de Tyler se llama The Human Flourishing Program. Está compuesto por investigadores de distintas áreas —El invierno estaba llegando. En el campus de Harvard, antes de que la nieve cubriera todo, frente a la Widener Library.


—En el Arboretum. Es un gran centro de investigación botánica fundado en 1872. Con 114 hectáreas, es famoso por sus árboles ornamentales y sus arbustos asiáticos. —epidemiología, sociología, psicología, filosofía, historia, teología, etcétera— y estudia y promueve el human flourishing (florecimiento o prosperidad humanos). El flourishing es el estado de una persona con un nivel pleno de felicidad. El enfoque de Tyler no se limita a la dimensión física o mental sino que abarca también el sentido de la vida, los vínculos interpersonales o el carácter. Como todos esos aspectos se relacionan con la salud en cierto modo, siento que juego en casa cuando trabajo con ellos porque yo provenía de la investigación de los efectos de las adicciones de adolescentes: principalmente consumo de sustancias tóxicas. Lo que más me emocio—Multiusos. La sala de conferencias sirve para reuniones de grupo, tomar el lunch o recibir ponencias de invitados de alto nivel académico.

na es participar en el inicio del proyecto Global Flourising Study. Para este trabajo, mi departamento se ha asociado con la Universidad de Baylor (Texas) y la consultora Gallup con el objetivo de analizar los determinantes del flourishing y sus efectos en veintidós países de los cinco continentes, España incluida. En pocos años, esta iniciativa dará mucho de lo que hablar. Tyler es una referencia mundial en el ámbito de la epidemiología y resulta estimulante emplear la estadística para investigar aspectos tan abstractos para un científico como el amor o la felicidad y demostrar asociaciones causales sin la necesidad de un ensayo clínico. Por eso

el sistema desarrollado por Tyler tiene potencial para dar un vuelco a la investigación en nuestro campo. En mi caso, estoy analizando las consecuencias del uso de internet en la salud mental y física, las relaciones sociales y el carácter de las personas. Asistir a las reuniones como un investigador más y ver cómo nace una iniciativa de tal magnitud es una ocasión única. Se respira entusiasmo, algo que me perdía durante el año en que mi contacto con el grupo solo era digital. Por lo demás, varios detalles de la vida en Harvard que me recuerdan a mi alma mater: sobre todo, el buen ambiente de equipo y los lunches del departamento. Trabajamos catorce personas de procedencias muy distintas —incluidos países como Turquía, China y Australia— y nos entendemos muy bien. También se nota que nos apoyamos ante los horarios exigentes y los temidos deadlines, como ahora que ando cerrando cinco o seis artículos. El campus está lleno de lugares de encuentro con sillas de colores al aire libre, como en Navarra, y es frecuente ver alumnos sentados trabajando con sus portátiles o charlando cuando el clima lo permite. Creo que son sobre todo de primeros cursos, que tienen obligación de vivir en las houses de la universidad. Lo de la edad llama la atención, porque de los 22 000 alumnos de Harvard, 15 000 somos de posgrado. Estoy muy contento de estar aquí. Esta universidad se fundó en 1625 y tiene entre sus antiguos alumnos y profesores 161 premios Nobel, ocho presidentes de Estados Unidos y un centenar de medallistas olímpicos. Me costó llegar, pero sé que piso un lugar extraordinario, que espero exprimir a fondo hasta mi regreso. Nt

—Quién es quién. Javier, el gemelo de Pedro, realiza un posdoc en Nueva York. En la foto, en una excursión en los alrededores de Boston el pasado otoño. marzo 2022 Nuestro Tiempo —83


DE TEJAS ARRIBA Philip Muller

El filósofo y el carterista

autoridad lo reclama por motivos públicos —la policía que irrumpe en fiestas ilegales—; y, por último, cuando alguien la asalta para, en el mejor de los casos, robar. Ni que decir tiene que mi traducción caía en la categoría del hurto. Nadie me había invitado a aquella fiesta ni, por supuesto, venía a prestar un servicio. Tampoco soy ninguna autoridad en pensamiento poliano, ni en pensamiento en general. Era un ladrón. Pongamos, un carterista de bien que sueña con atracar bancos. Lejos de este buscón querer culpar del robo a la víctima, pero alguien que pasea unas buenas ideas con tanta inconsciencia lo pedía a gritos. Por lo demás, como buen ratero, me conformo con bastante poco: mi maestro es un apóstol del pragmatismo; con unas buenas migajas tiro adelante. El profesor Polo tiene bastante miga y el ejercicio no decepcionó ninguna expectativa. Disfruté cada párrafo. Volver a este texto después de todos los sinsentidos y desalientos de un año de convivencia con el coronavirus me ayudó a respirar. Hay futuro porque hay verdad. Tal vez Leonardo Polo, catedrático en la Polo se propone hacer compatibles tres visiones del «homUniversidad de Navarra, sea el último filósofo bre»: la moderna, la clásica y la cristiana. La conciliación entre español que ha creado escuela. Traducir uno de ellas es posible gracias a una verdad que las estructure y ponga sus textos sin permiso se me presentaba como en su sitio. Esta voluntad de entender y de entenderse, de que un allanamiento de morada. nada se malgaste y de que todo encaje merece atención. También la defensa de la posibilidad de verdad como condición de compatibilidad; sin esto, quedan solo el interés y la fuerza, brutos o netos. UANDO LA PANDEMIA CUMPLIÓ un año, en ¡Benditos interés y fuerza! Son indispensables. El texto de marzo de 2021, me propuse traducir al inglés el texto Lo radical y la libertad, del profesor y filósofo Polo indica que, si se desgajan de una verdad por descubrir, conducen a la corrupción —propia, política— y a uno de sus Leonardo Polo. Polo siempre hizo un uso muy síntomas más visibles: el cortoplacismo. Frente a este riesgo, suyo del español a la hora de filosofar; conservar sus ideas en Polo rescata y defiende una astucia digna de Ulises, el rico en otro idioma requeriría de un esfuerzo creativo similar. No se ardides. A pesar de que el agua les llegue al cuello, las personas me ocurrió mejor cura —toda una terapia de choque— para una distracción constante, enfermiza y estéril, callada factura siempre encontrarán alternativas dignas, que no obstaculicen ni frenen su desarrollo. El ser humano es capaz de acierto de doce meses de trabajo en casa, de crispación política y de —de encontrar lo correcto ante lo imprevisto—; un rasgo ausencia de horizontes comunes. Aunque acometí con ilusión su primer capítulo y lo acabé en fundamental para brindarse un «futuro», un horizonte de crecimiento ligado a la libertad. pocos días, en todo momento me sentía como un extraño en Por la presente, este carterista se redime casa ajena. Tal vez sea el profesor Polo el úlde su robo al poner la mercancía robada en timo filósofo español que ha creado escuela, LA PREGUNTA DEL AUTOR circulación: hay capacidad de futuro porque con sus cismas y sus guerras, instituto interhay posibilidad de verdad. Deja al discreto nacional —The Leonardo Polo Institute of ¿Cómo evitar el lector —más decente y responsable— la Philosophy— y hasta revista propia —Studia cortoplacismo en la propia decisión de hacerse invitar chez Polo o de Poliana—. Traducir uno de sus textos sin pevida y en la política? colarse por la terraza cuando más le apetezdir permiso a sus herederos y descendientes ca. De cuando en cuando, merece la pena. intelectuales, tan celosos y zelotes de sus Pueden creerme: los ladrones somos gente ideas y expresiones, se me presentaba como honrada. un allanamiento de morada. Normalmente, un hogar recibe la visita de un extraño en cuatro circunstancias: cuando Philip Muller [Fia 11 Com 13] se dedica a leer y a @NTunav escribir. Ha escrito, muy ocasionalmente, para El abre sus puertas a un invitado —donde lo Opine sobre este asunto en Mundo, El País y la revista digital Yorokobu. De un mismo cae el sempiterno vecino sin sacaTwitter. Los mejores tuits se tiempo a esta parte, investiga sobre el deseo en corchos que los suegros endomingados—; publicarán en el siguiente número. Agustín de Hipona y Michel Foucault. cuando sus habitantes pagan por un servicio —fontaneros y sufridos riders—; cuando la

C

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Libros

NÚMEROS

93 000 30 000 palabras registra hoy el Diccionario de la lengua española.

palabras reconoce —de media— un hispanohablante adulto.

De arriba abajo, palabras particulares

Viñetas del Diccionario ilustrado BOE-español.

Tres especialistas, tres verdaderas maestras en sus dominios técnicos, reúnen diccionarios especializados en términos del BOE, en cromatismos de la naturaleza y en sugerencias para mejorar textos antes de su publicación. texto Joseluís González [Filg 82],

profesor y escritor @dosvecescuento

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Cuando en la tarde-noche del 24 de diciembre de 1945 la vida y sus maravillas se le empiezan a entenebrecer a George Bailey, el inolvidable personaje que encarna James Stewart ve que se desploman sin remedio sobre él la quiebra, el escándalo y la cárcel. Llega a casa sin abrigo, sin sombrero, sin la corona del árbol de Navidad. Desesperado. A su familia, inmersa en los preparativos de la Nochebuena, le sorprende ese súbito cambio de actitud. En pleno declive interior de este hombre bueno que se resquebraja, su hijo mayor levanta la vista de un papel y le pregun-

ta: «Papá, ¿cómo se escribe Hallelujah?». George Bailey le contesta a gritos agrios: «Y yo qué sé. ¿Te crees que soy un diccionario?». Aunque útiles, los diccionarios no siempre siempre sirven para cerciorarse de cómo se escribe una palabra o su plural. El plural de cómic, el de test, el de carácter. Cuando Gabriel García Márquez tenía cinco años, su abuelo Nicolás le «llevó a conocer los animales de un circo que estaba de paso en Aracataca». El nobel de Literatura dejó en herencia, en 1996, este recuerdo en su prólogo al Diccionario de


Mónica FernándezAceytuno

Mike McCormack

uso del español actual conocido por Clave: «El que más me llamó la atención fue una especie de caballo maltrecho y desolado [...]. “Es un camello”, me dijo el abuelo. Alguien que estaba cerca le salió al paso. “Perdón, coronel”, le dijo. “Es un dromedario”». Y continúa García Márquez: «Aquella tarde del circo volvió abatido a la casa y me llevó a su sobria oficina con un escritorio de cortina, un ventilador y un librero con un solo libro enorme. Lo consultó con una atención infantil, asimiló las informaciones y comparó los dibujos, y entonces supo él y supe yo para siempre la diferencia entre un dromedario y un camello. Al final me puso el mamotreto en el regazo y me dijo: “Este libro no solo lo sabe todo, sino que es el único que nunca se equivoca”». Aunque útiles, los diccionarios no siempre siempre delimitan las fronteras y edades de los significados. El célebre nieto del coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejías se encargó de dejar ejemplos de errores o imprecisiones o de demasías de esos tesoros de voces. Pero resulta cierto que son libros unidos por los lazos y parecidos de parentesco y que suelen tener cierto aire de familia. Si uno de esos catálogos de palabras reúne las «de una misma disciplina, de un mismo campo de estudio, de una misma obra, etc., definidas o comentadas» se le llama glosario. Tres mujeres, especialistas en tres dominios del conocimiento, han agrupado en los últimos meses términos que explican con soltura, con precisión y con gracia. No se limitan a la definición instructiva de las entradas sino que amplían con observaciones, y a veces con la experiencia particular y peripecias, el contorno de las palabras que eligen. Consiguen que

Natalia Ginzburg

Juan Tallón

no sean únicamente obras de consulta dispuestas en orden alfabético sino de lectura de arriba abajo. Eva Belmonte supo reencauzar su actividad profesional de redactora en un diario y acertó al descubrir que podía diseccionar la información y la fisonomía sepultadas en un mausoleo de leyes y disposiciones: el Boletín Oficial del Estado. Es la autora del Diccionario ilustrado BOEespañol. No solo distingue las diferencias entre libre designación y personal eventual. Su visión crítica y sus aclaraciones de ejemplos perfilan conceptos que viven con significado distinto al nuestro de los días normales: abandono, hábiles, premio nacional… Los dibujos de Mauro Entrialgo y el compromiso de su humor dan una dimensión política a este práctico glosario. De su Ortotipografía para diseñadores Raquel Marín Álvarez ha extraído un ramillete de consejos para afinar la correcta presentación de escritos. Trucos infalibles para pulir textos proclama el título de este sucinto glosario. Teclear bien una dirección, un precio, títulos, cargos, porcentajes, los puntos cardinales… No viene mal. La bióloga Mónica FernándezAceytuno, divulgadora de prodigios de la naturaleza, lleva años atesorando palabras referidas a cuanto da vida al hábitat en el que tantas veces no reparamos. Da gusto leer cualquier página de Las 104 palabras de los colores de la Naturaleza, una especie de dietario alumbrado con vivencias, confidencias, una pinacoteca que confirma la arriesgada afirmación de que un vocablo —amaranto, azarcón, enverdir…— puede ser un acontecimiento y una música.

Andrea Mejía

APUNTES

el arte de ser un diccionario La luz a la que acuden los delfines o cómo varía la cromaticidad de los trigales a medida que avanzan las semana revelan las dotes de observación y la sabiduría de la bióloga y escritora Mónica FernándezAceytuno. En www.aceytuno.com pueden leerse entradas de esta colaboradora de ABC y del diario digital República de las ideas. El BOE sale, digital, a las 7:30 de lunes a sábado los doce meses. Diez años analizándolo le han permitido a la periodista @evabelmonte definir con desparpajo nociones oficiales. Bien de interés cultural: «Bienes especialmente protegidos del patrimonio. Algunos titulares lo llaman por sus siglas, como si todos tuviéramos que saber que BIC es más que un boli». @lalolagrafica es Raquel Marín. Diseñó el interior y la cubierta de su libro. La escritura —insiste— es imagen. Cuidamos nuestro aspecto, las posturas. ¿Pero también nuestras palabras?

Nt

abril 2022 Nuestro Tiempo —87


Libros

Golpe de realidad Anatomía de una desaparición

Lo que da de sí una mañana

Un apocalipsis informativo

Sagitario Natalia Ginzburg Acantilado, 2022 104 páginas, 14 euros

Obra maestra Juan Tallón Anagrama, 2022 328 páginas, 19,90 euros

Huesos de sol Mike McCormack Sexto Piso, 2021 244 páginas, 19,90 euros

El profesor A. Donda Stanisław Lem Impedimenta, 2022 96 páginas, 14,25 euros

Natalia Ginzburg sabe indagar en el misterio de lo cotidiano, en el sinsabor de mirar por la ventana con hastío y en el placer reconfortante de tomarse una taza de leche con ron al llegar a casa. Su ojo perspicaz revela el mundo que encierran las tristezas laborables, las desgracias domésticas, los sueños pequeños pero ardientes. En estas tensiones se mueven los personajes de Sagitario. La protagonista de esta novela breve es una viuda y madre de dos muchachas, que, aburrida del pueblo, compra una casa en la periferia de una ciudad en la que aspira a abrir una galería de arte. La narradora de la historia es una de sus hijas, quien describe con sencillez y hondura a una persona autoritaria y quejica que se topa de frente con una realidad que no cumple sus expectativas. Ironía y sensibilidad para retratar la vida de un grupo de mujeres humildes que intentan sin suerte dar esquinazo a los envites de un destino que capean a la luz de verse acompañadas.

En 1986 el Reina Sofía encargó una obra a Richard Serra para incluirla en una exposición temporal. El artista les presentó Equal – Parallel: Guernica – Bengasi, una escultura de acero laminado de treinta y ocho toneladas. Tras la clausura de la muestra, el museo decidió comprar la pieza y custodiarla en unos almacenes. Dos décadas más tarde, la prensa notifica que la escultura ha desaparecido. Juan Tallón investiga este suceso en Obra maestra a partir de las confesiones en primera persona de más de una cincuentena de implicados en la desaparición. El relato avanza a través de estas declaraciones, inconexas y confusas, pero convenientemente estructuradas, para ir formando el puzle en un misterio cuya resolución acaba siendo lo de menos.

Mike McCormack no termina las frases cuando piensa. Ha escrito una novela de doscientas cuarenta páginas sin un solo punto. Huesos de sol es el monólogo de una persona que podrías ser tú, una mañana en que oye las campanas a la hora del ángelus. El protagonista, ingeniero municipal, pone en la balanza las decisiones de su vida y, al final, quedan cuatro o cinco cosas importantes: cómo has tratado a tus padres, cómo has querido a tu mujer, qué futuro les has preparado a tus hijos, qué pasa cuando mueres y cómo has mejorado el mundo con tu trabajo. El libro, que no pretende tener moraleja, no es una lectura sórdida: muestra a un tipo con sus cicatrices y sus remordimientos, sí, pero también con aciertos y esos pequeños fogonazos de felicidad escondidos en toda intimidad familiar. La crítica ha recibido entusiasmada esta novela, candidata al Brooker y ganadora de tres importantes premios en Irlanda.

«La computarización le retorcerá el cuello a la civilización, pero, eso sí, con suavidad». Bajo estas proféticas palabras puestas en boca del profesor Affidavit Donda, Stanisław Lem escribió una novela de ciencia ficción donde el humor y el absurdo invitan a reflexionar sobre un hipotético cataclismo en la era de la información en el que todos los ordenadores del planeta se destruyen a la vez. Escrita en 1973, se publica ahora en español. Relatada en primera persona a través de la voz del compañero del maestro —y también superviviente—, Ljon Tichy, el autor de Solaris entremezcla ciencia y humanismo para mostrar la vulnerabilidad del primer mundo extinguido por un singular descubrimiento. Los golpes reflexivos y el pulso narrativo —lleno de descuidos y tropiezos— provocan curiosas analogías que revelan cómo una sociedad sin información puede llegar a ser, quizá, nuestra arcadia.

Teo Peñarroja

Rocío García de Leániz

Leire Escalada 88—Nuestro Tiempo abril 2022

Pablo Maljean González


Desde lo más profundo

Instantes contenidos

La cosa está en las nubes

El compás de la vida

Piedra, papel, tijera Maxim Ósipov Libros del Asteroide, 2022 328 páginas, 23,95 euros

Quietud Andrea Mejía La Navaja Suiza, 2022 166 páginas, 15,90 euros

No-cosas. Quiebras del mundo de hoy Byung-Chul Han Taurus, 2021 144 páginas, 13,20 euros

En estado de gracia Carmelo Guillén Acosta Renacimiento, 2021 72 páginas, 15,90 euros

De profesión médico y escritor. Esto explica la facilidad con la que Maxim Ósipov, mediante narraciones peculiares, disecciona las entrañas de sus personajes y se adentra en el alma de la Rusia de finales de siglo. Una compilación de cuentos en la que los diversos personajes (profesores, sacerdotes, estudiantes, funcionarios…) se ahogan en su propia existencia. Las historias de los protagonistas no tienen ningún tipo de relación, pero, en esencia, todos ellos sufren un dolor común: una melancolía universal que hace que se parezca más a una novela que a una serie de relatos. Ósipov deja retratada una sociedad de gente perdida, cautiva de su pasado y siempre buscadora de algo más. Todo con un estilo que obliga al lector a dudar sobre su propio papel. Los monólogos interiores y las descripciones detalladas brillan por su ausencia y, sin embargo, nada escapa a sus afilados diálogos, atenta mirada y profundo corazón.

Estos relatos se ponen ante el lector como una montaña cubierta de nubes. Se alcanza a ver un pico, se descifra la forma, se supone el fondo. En un principio anuncia la sensación de una inmensidad cubierta que ansías ver entera. Y no se termina de ir a lo largo de los diez relatos que componen el tercer libro de Andrea Mejía. El conjunto es dinámico en un sentido formal: la voz narrativa en cada cuento es distinta y cuidada de acuerdo con el enfoque de cada uno. Pero los temas que esconde esta neblina son muy parecidos entre sí: la frustración, el dolor, la impotencia, la resignación. Así, entre los recuerdos de infancias difíciles (cuentos como La serpiente, El ganso y Flores rojas) y la pérdida de un ser querido (Luz blanca, La peña y El pozo), Mejía nos muestra cómo todos estos momentos de la vida humana se parecen por estar llenos de quietud e incertidumbre y contener algo más que no podemos poner en palabras.

Se trata de un ensayo muy fácil de seguir, ágil, pleno de sugerencias, muy actual, y, por qué no decirlo, algo pesimista. Sugerente respecto al enfoque; pesimista en cuanto a las consecuencias. La tesis principal es el olvido de las cosas, aunque más bien se trata de una sustitución. La palabra cosa aquí se refiere a lo sólido, a lo firme, a la cifra del orden terreno, como diría Hannah Arendt. Y es la cosa la que pierde espacio para que cobre protagonismo lo digital. Así, el hombre, desde la perspectiva heideggeriana del autor, deja de ser un dasein (un ser-en-elmundo), para convertirse en un inforg (que vendría a ser un ser-en-la-nube). Las capacidades de contemplar, de observar, de conmoverse ante lo duradero no entran en el mundo de la nube, de la información. El pesimismo con que el autor descifra la era de las nocosas puede dejar un regusto amargo, aunque las sutilezas de los análisis son brillantes.

Carmelo Guillén Acosta (Sevilla, 1955) nos ofrece un nuevo volumen de poemas: En estado de gracia, un libro en el que se celebra la plenitud humana merced a la Encarnación. Si para Quevedo «todo lo cotidiano es mucho y feo», para Guillén Acosta todo se convierte en un canto al «valor / que tiene cada cosa por frágil que resulte», al carácter sagrado de la materia y lo prosaico. En sus páginas se topa el lector con el zasca más rotundo a la «mística ojalatera». El poeta se entrega «a bocajarro al diminuto instante, / a la fugacidad del tiempo, a tantos hechos / que apenas casi asoman y caen en el olvido»; todo ello «en un presente / que sabe a eternidad”». En tiempos como los de hoy, con el advenimiento de lo que Byung-Chul Han llama las no-cosas del mundo digital, que nos ha vuelto ciegos para las realidades habituales, la poesía de Guillén Acosta nos invita a anclarnos en la roca viva del ser.

Alberto Sánchez León

Manuel Casado

Juan González Tizón

Daniel Franco Sánchez abril 2022 Nuestro Tiempo —89


Libros Novedades EUNSA

Ni enemigos ni media naranja

La fe en Dios vivo y hablante

El arte de vivir bien Apología del misterio

Lo absoluto y la afirmación de Dios Max Scheler, 2022 134 páginas, 13,90 euros

La ética es cosa de otros Rubén Herce 2022 118 páginas, 11,90 euros

Por qué leer a Dostoyevski Antonio Schlatter Navarro 2022 128 páginas, 12,90 euros

Varón y mujer. Una diferencia que cuenta Antonio Malo Pé 2021, 264 páginas, 15,90 euros

Quien haya tenido contacto con los escritos de Max Scheler no habrá olvidado la agudeza y vivacidad de sus intuiciones; y quien no… encontrará en esta obra una buena ocasión para hacerlo. Conocido por sus reflexiones sobre ética basadas en la intuición afectiva de valores, este filósofo se adentra también en los campos de la antropología y de la filosofía de la religión. En este breve y apretado escrito (traducido al español por primera vez), Scheler distingue entre la necesidad de pensar filosóficamente un absoluto divino y personal —en continuidad con su obra mayor, la Ética—, y afirmar o creer de veras en la realidad efectiva de Dios como persona viva, lo cual solo es posible si Él mismo se autorrevela libre y amorosamente. Todo ello, como es habitual en el autor, entreverado con interesantes análisis sobre qué significa creer tanto para el individuo como para la sociedad.

Ortega y Gasset defendió aquello de que «yo soy yo y mis circunstancias». En La ética es cosa de otros, Rubén Herce añade a ese aforismo: «…y mis relaciones». Porque existe una dimensión intersubjetiva que constituye también a la persona. Somos sujetos relacionales o, como sostiene el autor, relaciones sustantivadas. Este libro propone un acercamiento a la ética desde el yo, el mundo y los demás en paralelo con las dimensiones espiritual, material y sociocultural del hombre. Su propuesta se va hilvanando con las voces de personas cuyas vidas ilustran algún aspecto ético, que refuerzan su premisa del diálogo como búsqueda de la verdad. El conocimiento y la consideración de la dignidad humana serán las coordenadas en las que se fundamente el arte de la ética, que requiere de un aprendizaje práctico donde los otros poseen un rol fundamental.

Sergio Sánchez-Migallón

Antonio Chacón

Lo que Antonio Schlatter se ha propuesto en este libro es una tarea ardua pero hermosa: defender el misterio. Como bien explica el autor, Dostoyevski fue un gran expositor de la fe, la paradoja y la libertad humanas. Y para mostrarlo, Schlatter recorre distintos pasajes de los libros del escritor ruso para desgranar la complejidad tras sus palabras. A través de la interpretación teológica que nos brinda, conseguimos acercarnos un poco más no solo al genio autor de El idiota o Los hermanos Karamazov, sino al enigma del hombre y al misterio de Dios con el que sus obras nos interpelan. Es en esa pregunta, en esa búsqueda de sentido y en esa necesidad de trascendencia donde cobra todo su significado el porqué que Antonio Schlatter nos plantea. Y con esa invitación consigue ser la flecha de la flecha: que entornemos los ojos hacia Dostoyevski para mirarnos a nosotros mismos y a Cristo.

Varón y mujer supera dos corrientes opuestas. Por una parte, señala los errores de quienes defienden el género desgajado del sexo, pero, por otra, rescata de este pensamiento la defensa de que en la sexualidad existe un influjo de la propia persona y de la sociedad. Este papel de la libertad humana sobre lo recibido es el que niega la visión naturalista, que, aunque acierta en reconocer el vínculo entre sexualidad humana y cuerpo, eleva a absolutas distinciones accidentales o culturales, perpetuando estereotipos Antonio Malo, catedrático de Antropología Filosófica, profundiza así en la noción de condición sexuada, que abarca el cuerpo, los afectos, la razón, la voluntad y las relaciones. De su tesis se desprende una idea de complementariedad que, lejos tanto de la lucha de sexos como de la noción del mito platónico que alimenta la creencia en la media naranja, subraya el enriquecimiento mutuo que entraña la diferencia.

Mariaje Ruiz

Lucía Martínez Alcalde 90—Nuestro Tiempo abril 2022


Clásicos: otra mirada

Suave es la noche F. Scott Fitzgerald Alfaguara, 1992 473 páginas, 10,40 euros

Fragilidad humana

DIEGO FERMÍN

Libros

Me encuentro entre los entusiastas de la narrativa de Scott Fitzgerald pero, si tengo que escoger una novela, me quedo con esta. Fue la última, completa, que escribió. Aquí Fitzgerald se desnuda. Si nadie como él nos radiografió los años veinte —que casi han pasado a nuestro imaginario a través de su literatura—, también nos regaló una novela en que su prometedor pasado y su tortura presente confluían de forma descarnada. Suave es la noche es su obra más desgarrada porque la pareja protagonista, Nicole, la paciente, y Dick, el psiquiatra brillante, se entrelazan a través de la desesperación de la locura y del alcoholismo, un infierno que ambos, Scott y Zelda, su esposa, conocieron muy de cerca. La tan valorada autoficción no puede ser más patente: los celos, Rosemary —la actriz que se enamora del protagonista y aprovecha la enfermedad de Nicole—, las peleas matrimoniales, el duelo en la playa, un asesinato, la infidelidad, la impotencia de no hallar una terapia… El ambiente frívolo de la Rivière francesa se convierte en la cruel atmósfera que engulle a los protagonistas. En las anteriores El gran Gatsby o A este

lado del paraíso había salvación en las clases altas. Aquí nadie sale indemne de la escritura trituradora de Fitzgerald. En la novela los personajes son trasuntos de los reales, amigos y conocidos de la pareja, como Lois Moran, la jovencísima actriz enamorada de Scott; el aviador Edouard Jozan, un amor loco de Zelda; el escritor y editor Robert McAlmon; la pareja Gerald y Sara Murphy, que inspira los protagonistas… Personas que con sus banalidades, disputas e insidias empujaron a un matrimonio feliz desde el estrellato hasta el pozo de la desgracia. Pero es este mismo infortunio descarnado el que convierte esta narración en un glorioso y eterno homenaje a la condición humana. De forma que, cuando alguien quiere bucear en las novelas de la generación perdida y me obliga a quedarme con un título, le respondo convencido: Suave es la noche. Es una pena que tender se deslice en nuestra lengua como suave, cuando el significado literal del título de la novela, tomado del poema de Keats «Oda al ruiseñor», que recrea ese canto nocturno y evocador, sería tierna, delicada, frágil… Miguel García de Andrés abril 2022 Nuestro Tiempo —91


Cine

NÚMEROS

17

nominaciones tuvo Netflix en los Globos de Oro 2022, la distribuidora más nominada.

4

Globos de Oro se llevó Disney, la distribuidora con más premios en esta edición.

Unos Globos de Oro casi desinflados

West Side Story fue premiada por mejor comedia o musical, mejor actriz (Rachel Zegler) y mejor actriz de reparto (Ariana DeBose).

Habrá tiempo de hablar de los Óscar. De momento, este es el relato de unos famosísimos premios de cine que, en menos de un año, se desvanecieron de la faz de la tierra después de un reportaje de investigación publicado en un periódico. texto y críticas

Ana Sánchez de la Nieta

92—Nuestro Tiempo abril 2022

Como todo cuento, este peca de reduccionismo. Pero el desmayo —de momento— y quizás fallecimiento definitivo de los Globos de Oro podría contarse así. Es una historia de brillo, fama, éxito, dinero, traiciones y mentiras. Una parábola de lo fácil que es desaparecer del mapa en este siglo xxi si no mimas tu reputación. Aunque te apoyen cientos de estrellas de Hollywood (que dejarán de hacerlo el minuto antes de que pierdas tu buena imagen) y seas capaz de emitir una gala que veían veinte millones de personas. Y hablo en pasado porque este 9 de enero los Globos se entregaron a puerta cerrada.

Pero ¿qué ha pasado con los galardones que presumían de ser la antesala de los Óscar y se jactaban de tener más audiencia y mejor alfombra roja que los premios de la Academia de Hollywood? Para entender por qué los Globos de Oro han caído en desgracia hay que conocer un poco su historia. En 1943, veintitrés corresponsales crearon la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood (HFPA son sus siglas en inglés) y un año después dieron sus primeros premios, a los que llamaron Globos de Oro. La asociación fue creciendo, hasta llegar a noventa miembros. En 1955 se añadió la ca-


Jane Campion

Denzel Washington

tegoría de televisión y en 1958 la cadena americana NBC empezó a retransmitir la gala, primero para Los Ángeles y seis años después para todos los Estados Unidos. Pronto comenzaron las primeras informaciones de falta de transparencia en la selección de candidaturas y de chanchullos en las películas premiadas. Aunque estas acusaciones suspendieron la emisión de los premios alguna vez, las aguas siempre volvían a su cauce. Pero esto cambió después de la ceremonia de 2021. Las nominaciones habían sido especialmente polémicas. Entre ellas la de Music —una película vapuleada por la crítica— como mejor musical y la de Emily in Paris, que se postulaba —contra todo pronóstico— como mejor serie. Unos meses antes, Paramount, la productora, había invitado a treinta representantes de la HFPA a un exclusivo viaje para conocer las localizaciones de la serie. Volvía a saltar el rumor —nunca desmentido del todo— de los generosos regalos que recibían los miembros de la asociación. Tras la entrega de premios, el 21 de febrero, Los Angeles Times publicó un extenso y documentado reportaje en el que demostraba un paisaje de falta de transparencia, de diversidad, de profesionalidad y de ética a partes iguales. Además de destacar la nula presencia de miembros negros, la reticencia a incluir nuevos y la opacidad en el modo de funcionar, el reportaje incluía declaraciones de algunos integrantes de la asociación que subrayaban la necesidad de una profunda reforma. «Tenemos que cambiar para sobrevivir», señalaba uno de ellos. Y añadía: «Se trata de tomarnos en serio a nosotros mismos para que nos tomen en serio en Hollywood».

Ridley Scott

Miguel Ángel Muñoz

Meryl Streep

El artículo provocó un terremoto en Los Ángeles favorecido también por el ambiente de cancelación y vapuleo en las redes que se vive en Estados Unidos. A la información inicial se unieron otras que afirmaban que un significativo número de miembros de la HFPA hacía décadas que no publicaban un texto sobre cine; se dieron a conocer acuerdos poco claros entre ellos y algunas productoras, y se unieron voces que denunciaban acoso sexual. Las reacciones no se hicieron esperar. Tom Cruise devolvió sus tres Globos de Oro y otros artistas renegaron de ellos en medio de un amplio despliegue informativo. Los agentes de publicidad —tan queridos por los votantes de los Globos de Oro— decidieron que sus actores no iban a tener ninguna relación con la asociación y lo mismo concluyeron Netflix, Amazon o Warner. El boicot acabó por estallar cuando la NBC decidió en mayo que no retransmitiría la gala. Aquello eran palabras mayores y la HFPA, acostumbrada a no dar importancia a las denuncias porque ya escamparía, comprendió que o cambiaba o desaparecía. Y en ello está. Aunque, de momento, tímidamente. Han anunciado que van a incluir a miembros negros, que van a hacer transparentes sus cuentas y que no van a aceptar regalos —aunque, en realidad, nunca han reconocido estas prácticas—. Una declaración de intenciones que no ha impedido que la gala sea de lo más deslucida. A puerta cerrada. Sin alfombra roja. Sin cámaras de televisión. Y, eso sí, con unos premios correctos a West Side Story, El poder del perro y Sucession, entre otras. Esta triste ceremonia era la número 79. Queda por ver si los Globos de Oro llegarán a celebrar sus ocho décadas. Nt

Frances McDormand

TELEGRAMAS

cambiar sin detenerse «Hemos reflexionado sobre nuestros pasos en falso, y algunas de las críticas pueden estar justificadas», afirmó Helen Hoehne, presidenta de la HFPA, como respuesta al boicot a los Globos de Oro emprendido por algunos estudios, actores y publicistas que no han considerado significativos los cambios realizados en los últimos meses. el renacer de un clásico «Nunca veo mis propias películas. Sin embargo, esta vez, durante la premier de West Side Story me senté junto a mi esposa y disfruté de cada segundo», ha declarado Steven Spielberg sobre su última película. Las expectativas eran muy altas desde que se anunció el proyecto en 2014. antisuperhéroes «Detesto las películas de superhéroes. Creo que puedo decir con seguridad que jamás dirigiré una». Con esta afirmación, Jane Campion se ha sumado a las de otros directores veteranos como Martin Scorsese y Ridley Scott que han expresado en público su opinión sobre este género. abril 2022 Nuestro Tiempo —93


Cine

Una vez más, Romeo y Julieta

Shakespeare en blanco y negro

Cariño intergeneracional

West Side Story Guion: Tony Kushner Dirección: Steven Spielberg EE. UU., 2021 Para todos: es un must.

Macbeth Dirección y guion: Joel Coen EE. UU., 2021 Para los amantes de la tragedia.

100 días con la Tata Guion: J. Laplace, M. A.Muñoz. Dirección: M. A. Muñoz. España, 2021. Para no olvidar las lecciones del confinamiento.

Esta célebre tragedia de Shakespeare la hemos visto muchas veces en la pantalla grande firmada por cineastas tan notables como Orson Welles o Akira Kurosawa. Esta vez es Joel Coen (sin su hermano) el que se pone detrás de las cámaras para dirigir a Frances McDormand y Denzel Washington, que pueden presumir de tanta madurez como talento. La película es una versión muy minimalista pero llena de la emoción y los grandes dilemas morales del autor inglés. Sumamente fiel al texto literario, se centra en el conflicto de los personajes. Donde más se percibe la autoría de Coen es en las decisiones estéticas. La película, rodada en blanco y negro, se apoya con fuerza en los símbolos y en los contrastes y es muy fácil encontrar ecos del cine de Bergman y Dreyer en una cinta que busca de continuo los rostros de los actores para hacerse eco de sus conflictos interiores.

El actor español Miguel Ángel Muñoz (38 años) cuenta en este documental los cien días que pasó confinado cuidando a su tata, Luisa Cantero (97 años). Durante ese tiempo, y para entretenerla, ideó una serie de programas en Instagram que tituló «La cuarentata» y que rápidamente se hicieron virales. Estamos ante un producto que tiene limitaciones técnicas y artísticas. Una buena cantidad del material está grabado con un móvil, y la perspectiva narrativa es un poco parcial porque el único narrador es el propio actor. Pero la realidad es que se trata de un reportaje muy valioso. Por una parte, por la protagonista, la Tata, una mujer llena de sentido común y del humor. Una de esas personas en las que nos encantaría convertirnos en la vejez. Y, por otra, porque el documental aborda cuestiones muy interesantes, como el cuidado de los mayores, la importancia de la reflexión o cómo afrontar la muerte. Lecciones que aprendimos en la cuarentena y que hemos podido volver a olvidar.

Desde hace décadas Steven Spielberg quería dirigir un musical. Y no cualquiera. Puestos a elegir, quería rodar West Side Story. La primera versión es una mítica película que acaba de cumplir sesenta años, ganó entonces la friolera de diez Óscar y es, hoy en día, uno de los musicales más elogiados por la crítica y más tarareados por el público. El reto era arriesgado, pero Spielberg ha conseguido consolidar aún más su carrera con una película formidable. El principal mérito del padre de E. T. ha sido ser muy fiel a la historia —que no es otra que la de Romeo y Julieta de Shakespeare— y al musical originario —las canciones no se han tocado prácticamente—, adoptar los aciertos de Bernstein —hay escenas calcadas al milímetro— e innovar donde podía y sabía. De esta manera, la película ha ganado profundidad al abordar algunos conflictos raciales que estaban en la original pero que, al empezar esta tercera década del siglo 94—Nuestro Tiempo abril 2022

xxi, resuenan con potencia. También ha ganado la puesta en escena, que resulta espectacular. Spielberg ha sacado a la calle algunas de las coreografías más conocidas o las ha cambiado de escenario, ha utilizado infinidad de extras, más luz, más color y ha dejado que los movimientos de la cámara terminaran de enriquecer unos números musicales ya de por sí maravillosos. Sin duda, es la película del año. Por lo que supone de producción mimada al detalle, por ser un ejemplo bellísimo de amor al cine clásico y porque su historia nos recuerda que las barreras del odio entre razas, pueblos o etnias no se resuelven por los tratados ni consensos sino por el amor individual a las personas.


Pastillas rojas y azules

Se acaba el mundo En el oscuro Oeste y empieza el espectáculo

Fin (de momento) de la trilogía

Matrix Resurrections Guion: A. Hemon, D. Mitchell, L. Wachowski, L. Wachowski. Dirección: L. Wachowski. EE. UU., 2021 Para forofos de Neo.

No mires arriba Guion: Adam McKay, David Sirota, Dirección: Adam McKay EE. UU., 2021 Si te gusta la sátira política.

El poder del perro Dirección y guion: Jane Campion Australia, 2021 Para cinéfilos.

Spider-Man: No Way Home Guion: Chris McKenna, Erik Sommers. Dirección: Jon Watts EE. UU., 2021 Para los seguidores del hombre araña.

Había cierta curiosidad por saber cómo Lana Wachowski resucitaba a Neo y a Trinity, los célebres protagonistas de una trilogía que rompió moldes cuando, en 1999, se estrenó su primer episodio. Matrix cambió la ciencia ficción en el cine, y este cuarto capítulo tiene la virtud de establecer un interesante diálogo sobre lo que significó la irrupción del universo Matrix y cómo le ha sentado el paso de dos décadas en un tiempo de plena transformación tecnológica. Es lo más reseñable de una película que transcurre pasada la primera hora de metraje por una senda trillada —aunque no por eso menos valiosa— de cine de acción, aventuras y efectos especiales. En definitiva, funciona como ejercicio de melancólica nostalgia… y poco más. La reescritura de los personajes es correcta. No están mal rodadas las escenas de acción pero el conjunto deja una impresión de película ya vista que augura que sería sensato dar por concluida la saga.

Dos científicos excéntricos con problemas para empatizar con sus semejantes, un meteorito que va a destruir la Tierra y un montón de políticos, periodistas y vendemotos que piensan en su ombligo. Con estos mimbres Adam McKay ha construido una hilarante farsa que, pensada en principio para abordar cuestiones sobre el cambio climático, se lee mejor en contexto de pospandemia. La cinta es una lúcida radiografía de los trastornos que aquejan a nuestra avanzada sociedad: desde la superficialidad insultante de muchos planteamientos vitales a la adicción a las redes, el descrédito absoluto de la clase política, el deterioro de los medios de comunicación, la connivencia con las fake news y, sobre todo, la capacidad de reducirlo todo a un bien de consumo. Además, esta comedia negra puede presumir de tener un reparto de cinco estrellas en el que sobresale una descacharrante —y antipatiquísima— Meryl Streep en el papel de presidenta de Estados Unidos.

La cineasta neozelandesa Jane Campion adapta la novela homónima del norteamericano Thomas Savage (1915-2003), que narra la compleja relación de dos hermanos ricos terratenientes de carácter opuesto. Este oscuro wéstern refleja la tensión interior y angustia que Savage describió en su libro, en cierto modo autobiográfico. La interpretación de Benedict Cumberbatch —un hombre roto por dentro que, sin embargo, manifiesta una llamativa seguridad en sí mismo— es proverbial. Destaca un envoltorio audiovisual sobresaliente que habla de gran cine: desde la banda sonora de Jonny Greenwood (Pozos de ambición, The Master) hasta la bellísima fotografía de Ari Wegner (Lady Macbeth), pasando por el diseño de producción de Grant Major (El señor de los anillos, King Kong). Sin embargo, el resultado final es una película para un público minoritario dispuesto a contemplar una historia excesivamente oscura y muy poco abierta a la esperanza.

Y por fin una película cerró la taquilla con cifras de prepandemia. El último episodio de la trilogía protagonizada por Tom Holland y dirigida por Jon Watts (Spider-Man: No Way Home, Spider-Man: Lejos de casa y Spider-Man: Homecoming) ha demostrado la buena salud del hombre araña, un superhéroe que siempre ha convencido no solo a los seguidores de Marvel sino a los que miramos este fenómeno de una manera más escéptica. ¿Los logros de este capítulo? Un argumento jugoso que permite algunos giros brillantes que no pueden contarse sin caer en el spoiler, un reparto excelente, unas escenas de acción de quitar el hipo y una fidelidad rigurosa al espíritu Spiderman. Y este espíritu es el que siempre le ha dado un plus al superhéroe que nos ha recordado desde sus orígenes que un gran don implica una gran responsabilidad y que la mayoría de las veces esta responsabilidad es imposible sin sacrificio.

abril 2022 Nuestro Tiempo —95


Series

NÚMEROS

559

series en lengua inglesa se estrenaron en 2021.

55

series españolas vieron la luz en ese mismo año.

Succession: una familia deliciosamente cruel

Este drama familiar sobre finanzas y poder triunfó en los Globos de Oro. texto Alberto N. García

[Com 00 PhD 05], profesor titular de Comunicación Audiovisual y crítico cultural A bordo de un yate de megalujo, el patriarca Logan Roy le regala este escupitajo a uno de sus hijos, que le acaba de pedir cien millones de dólares para financiar su campaña para la presidencia de Estados 96—Nuestro Tiempo abril 2022

Unidos: «¡Todo el mundo piensa que eres un chiste y siempre me avergüenzas hasta la médula!». (En realidad, no dice médula, sino una burrada que mejor no repetir aquí). La escena sintetiza la trama de Succession: ricachones en conflicto, regateos de poder, familias en descomposición y una violencia verbal siempre a punto de hacer volar todo por los aires. Son características que han aupado a esta serie de HBO Max como una de las más aclamadas por la crítica actual. Y con razón. En unos años de sobredosis en la oferta, Succession se ha ganado un extraño aplauso unánime: el de ser una gran serie «como las de antes». Esa nostalgia crítica

apunta a asumir la estela de riesgo y majestuosidad —sin miedo a provocar y pisar callos biempensantes— que propulsaba a aquellas Deadwood, Los Soprano, Mad Men y demás vacas sagradas del inicio de la edad dorada de las ficciones televisivas. La trama tiene un evidente aire de sátira: la disfuncional familia Roy controla Waystar Royco, uno de los conglomerados más importantes de América. Cuando la salud del líder (un solemne, grave, iracundo Brian Cox) se tambalea, comienza una lucha sin cuartel por el control de la empresa. Como si se tratara de una tarde en los coches de choque, los cuatro hijos herederos perpetran traiciones, tejen alianzas,


We Own This City

airean trapos sucios, acuden a reuniones familiares con triple agenda o convierten unas vacaciones en el Mediterráneo en la continuación de la guerra por otros medios. Los espectadores asisten a semejante sangría con palomitas, prestos a recoger la mandíbula mientras musitan, con placentera risa incómoda, un «no me puedo creer que el hermano mayor les haga esta canallada». La potencia de este todos-contra-todos marca la diferencia con el melodrama habitual al adoptar un aire shakesperiano; es como si en cada jugarreta en la que los lazos de sangre se ven trampeados por la ambición latiera el peso del mundo. Los ecos del rey Lear resuenan para los vástagos: «El diente ponzoñoso de la serpiente es menos desagradable que tener un hijo ingrato. Ingratitud: demonio con corazón de mármol». Y los de Ricardo III para el amenazado reinado de Logan Roy («¡Cuánto pesa esta corona!»). Ambas referencias apuntan al cogollo de la serie: la familia y el poder. A estos asuntos, tan viejos como el mundo, Succession les aplica un upgrade temático. Los rascacielos sustituyen a los castillos y las acciones de empresa son las nuevas tierras que conquistar para alcanzar la gloria. Al enemigo, al hermano, se le aplasta en el parqué de Wall Street. Semejante ajetreo —donde ningún personaje tiene la certeza de quiénes son sus aliados y quiénes enemigos— hace de Succession un relato, en primer lugar, muy entretenido. Pasan muchas, muchísimas cosas en esos pasillos de lujo a tutiplén. Cuando un personaje parece contra las cuerdas, al final siempre encuentra una forma reptiliana de revolverse y morder. No obstante, el mayor triunfo dramático de Jesse Armstrong es lograr que se-

Ozark

mejante montaña rusa resulte auténtica. Son personajes dibujados con cuajo y sutileza, sin hurtar ni una arista, donde una mirada, un insulto o una sonrisa pueden ensanchar el arco dramático de manera fastuosa. Los constantes requiebros de los Roy se anclan en heridas antiguas e incomunicaciones domésticas, ambas capaces de convivir —¡es la vida, estúpidos!— con el cariño inevitable de haber compartido infancia, ese paraíso del que nunca debimos ser expulsados; no es casualidad que por ahí discurran los títulos de crédito. Esa misma pluma cuidada, mezcla de maquiavelismo y humanidad, hace que los malnacidos que son todos los personajes que pululan por la trama acaben forjándose entrañables para el espectador. Uno siente vergüenza ajena por las soflamas oportunistas de Kendall, la lengua ácida de Roman o la frialdad emocional de Shiv. Pero, al mismo tiempo, todos dejan entrever una cara B donde se aprecia el dolor del rechazo, la necesidad de ser querido por papá o los costes del naufragio emocional de una vida obsesionada con el estatus y el poder. Si a estas aristas le sumamos algunas secuencias desternillantes con los alivios cómicos (¡qué gran personaje es el primo Greg!), Succession regala un visionado deliciosamente perverso: el de constatar, por enésima vez, que los ricos también lloran. Porque, como todos, son humanos. Demasiado humanos. Nt

Más en la web Durante el año 2022 publicaremos, además de lo que lees en papel, ocho críticas de series en nuestrotiempo. unav.edu.

Rapa

APUNTES

‘ozark’ se despide en dos partes Las desventuras de la familia Byrde, una de las series de calidad más exitosas de Netflix, llegan a su final. Los siete primeros episodios de su cuarta y última temporada ya están disponibles. Los fans se muerden las uñas esperando los siete últimos. Huele a tragedia. Ansiosa. lo nuevo de david simon El creador de The Wire regresa este 2022 con una miniserie de seis episodios para HBO. We Own This City ubica su trama en Baltimore, en 2015, en medio de las revueltas raciales por la muerte del joven Freddie Gray. En ese entorno se imbrica una historia de corrupción policial. Ensayística. ‘rapa’, la apuesta de suspense de movistar Los creadores de Hierro, muy aplaudida por la crítica, se han embarcado en un thriller que, esta vez, cambia las Canarias por Galicia. Rapa comienza con el asesinato de la alcaldesa de un pueblo gallego. Javier Cámara y Mónica López protagonizan esta miniserie donde el misterio se mezcla con el paisaje y la vida. Prometedora.

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Música

EL SECRETO DEL ELEFANTE ROSA Montse y Luis cruzaron miradas en el instituto de Bembibre (León). Ella compró su fanzine, le veía pinchar en salas de fiestas. Inseparables desde que descubrieron que les gustaban las mismas canciones, para esta pareja su discográfica es «como una familia cada vez más numerosa».

Elefant Records, sublimación pop Hace más de tres décadas que el sello Elefant Records amplió la óptica pop en suelo ibérico, a través de una idiosincrasia cromática que sigue creciendo acorde con los principios del indie y la familiaridad. texto Marcos Gendre

Fue en 1989 cuando la discográfica Elefant Records debutó con la excusa de la edición del fanzine La línea del arco. Treinta y tres años después, aquella aventura pasional por el indie, certificada en giras y festivales emblemáticos —como la «Noise Pop 92» y el FIB—, es un icono de la cultura en España. A través de los artistas de su catálogo, ya sean Single, La Bien Querida o La Casa Azul, el genoma ultrapop del elefante rosa ha logrado trascender a las modas y a los agujeros negros del universo de la gran industria musical. Luis Calvo, su fundador junto con Montse Santalla, tiene claro cuáles son los ingredientes de una fórmula cuyo efecto dura ya tres décadas: «Tenemos una manera distinta de entender la música, el 98—Nuestro Tiempo abril 2022

Luis y Montse han compartido la vida y también su gran proyecto musical. trato con los grupos... Nuestra relación es muy cercana, de amistad. Si no fuese así, este trabajo no tendría ningún sentido para nosotros». Dentro de los diferentes tentáculos surgidos del sello, uno clave fue el programa de radio Viaje a los sueños polares, que Calvo condujo de 1993 a 2006. Primero en Cadena 100 y más tarde en Los 40, contribuyó a descubrir centenares de nuevos talentos a los que han acom-

pañado en su crecimiento creativo. Así sucede con sensaciones de hoy como Chavales. Javi Paredes y Daniel Rodríguez, componentes del dúo, destacan el ambiente de aprendizaje y colaboración que caracteriza a Elefant: «Siempre están dispuestos a ayudarte. No se ve mucho esa actitud en otras agencias, así que estamos contentos porque hacemos lo que nos gusta y más nos apetece con libertad».


Interrogación Amor

La Bien Querida

En la actualidad, la discográfica se acerca al millar de publicaciones; una cifra elocuente para un sello de espíritu alternativo. A pesar de que los proyectos que se pueden tocar son ediciones limitadas que no suelen superar las mil copias, el sonido colorista del pop ha cruzado el planeta hasta conquistar los oídos de Japón o Taiwán. Aiko El Grupo, otro valor en alza, subraya la «seguridad y una especie de dirección» que Elefant les aporta, muy necesarias «cuando una banda se mueve sin el respaldo de un sello sobre un terreno a veces pedregoso». Y en constante cambio. Al igual que otras compañías independientes de su época, como Jabalina o Subterfuge, han tenido que adaptarse a los tiempos del streaming. También les ha tocado lidiar con decisiones que maltratan a las firmas independientes, como la de dejarlos fuera de los premios Odeón, creados en 2020, que pretenden ser el equivalente de los Goya. Estos galardones han optado, a falta de una academia, por utilizar el volumen de ventas como rasero, lo que relega a los sellos indies. El primer disco que publicó Elefant fue un single de la banda británica Home and Abroad. Desde aquel sonido inicial, la discográfica siempre ha sobrevivido gracias a una marca distinguible: su ADN pop. Chavales y Aiko El Grupo son claros ejemplos de esa bandera enarbolada por Montse y Luis con grupos que comparten el mismo cromosoma: Family, La Casa Azul, Cola Jet Set, Cooper… e incluso bandas señeras del pop más exquisito del Reino Unido como Trembling Blue Stars. Su abanico sonoro, que va del twee pop —una especie de pop naíf— a la canción francesa, se enraíza en la propia educación musical de Luis Calvo. «Desde que

Aiko El Grupo

cumplí catorce años hasta los 53 que tengo ahora, no he dejado de escuchar canciones que se han visto reflejadas en Elefant», asegura. Cuando iba al instituto, los vinilos se compraban por correspondencia, así que descubrir un grupo era para él todo un hallazgo que sentía la necesidad de compartir. Dentro de los confines del pop, Elefant ha hecho durante todos estos años un gran esfuerzo por aglutinar a su alrededor el mejor ritmo que han encontrado en España, desde Le Mans o Nosotrash hasta Axolotes Mejicanos y Chenta Tsai. La movida madrileña es «el tronco» de Elefant, como declara Calvo a Nuestro Tiempo, pero también el punk-pop ochentero inglés. Esto no ha impedido, sin embargo, que este sello casi clásico haya trabajado también con artistas que se han decantado por el easy listening o la música italiana y francesa de los cincuenta y sesenta. Desde que Elefant abrió sus puertas, la forma de escuchar música ha evolucionado mucho: de las casetes al vinilo, del compact disc a la era digital y las redes sociales. Su forma de trabajar también ha cambiado, pero hay algo que Luis y Montse continúan haciendo igual que el primer día: «Publicar canciones que hagan a la gente tan feliz como te hacen a ti mismo». Comparten con sus seguidores «un gusto ecléctico por la música pop», una premisa que explica que Elefant pueda permitirse fichar a un grupo brasileño que haga bossa nova o sacar el flamenco pop de Soleá Morente. Su gente lo entiende. Y lo disfruta. Nt

La Casa Azul

Soleá Morente

APUNTES

pamplona, escena alternativa Desde 2009 los Premios de la Música Independiente (MIN) reconocen la creación, la diversidad y la calidad artística de las producciones españolas. Tradicionalmente tenían lugar en Madrid, pero en 2021 la Unión Fonográfica Independiente (UFI), su promotora, los convirtió en un evento itinerante para llevar la diversidad musical a todos los rincones del país. El año pasado la gala se celebró en Burgos, y el 27 de abril Pamplona acogerá una fiesta abierta al público. Entre otras novedades, el jurado entregará por primera vez el Premio a la Mejor Letra Original. un buen momento En 2019, coincidiendo con el treinta cumpleaños de Elefant Records y Subterfuge, Marc Gili, el cantante de Dorian, escribió en El País: «La llama de la independencia sigue ardiendo con fuerza». Y los datos del último informe Radiografía de la industria musical independiente, elaborado por UFI, avalan la solidez de un sector que al año factura más de 63 millones de euros y publica más de 3200 discos.

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Escena

kirill serebrennikov, en su despedida del centro gogol como director en 2021

«Aseguraos de que el teatro permanece vivo y la libertad, necesaria. Y no os desaniméis. No hay vida ni libertad en el desaliento. Ya sabéis qué hacer. Paz y amor para todos»

Lo que era normal Kirill Serebrennikov dirige desde su arresto domiciliario de Moscú dos óperas: La nariz, en Múnich, y Parsifal, en Viena. texto Felipe Santos [Com 93]

@ultimoremolino fotografía ©W. Hoesl / Bayerische

Staatsoper Cuesta creerlo, pero la invasión de Ucrania ha sido el punto culminante de un proceso interno que lleva casi una década minando las instituciones rusas, también las culturales. Cuando le nombraron director del Centro Gogol de Moscú en 2012, Kirill Serebrennikov era uno de esos grandes nombres que el Gobierno exhibía como muestra de la espléndida salud de la vanguardia artística rusa, especialmente en el mundo de la escena. Hasta su arresto en 2017, la relación del régimen con sus artistas se fue volviendo suspicaz, sobre todo desde la crisis de Crimea, que puso a Rusia en el disparadero internacional. Aquello ya parece un juego de niños si lo comparamos con la situación actual. «La prohibición de viajar no me impide trabajar, mis amigos me ayudan —explicaba Serebrennikov en un encuentro por videoconferencia con periodistas antes del estreno de Múnich—. La vida es una planta verde que crece constantemente. Y esa planta que va creciendo también puede romper el asfalto. Eso significa que la vida gana, y el arte también. Y la música… 100—Nuestro Tiempo abril 2022

casi siempre gana». La metáfora utilizada muestra cómo concibe esa tensión entre el humanismo y el mundo artificial creado por el hombre, sobre todo esa maquinaria inapelable que es el poder. Un tema que empezó a ser incómodo para las autoridades rusas al ver en él un resquicio por el que se colaba una crítica velada y contundente al régimen de Vladímir Putin. Finalmente lo relevaron de la dirección del Gogol en 2021, el mismo año en el que el mayor crítico del Gobierno, Aleksei Navalny, recibió las condena de dos años de prisión, y fueron detenidos en las protestas el rapero Oxxxymiron y miembros del conocido colectivo Pussy Riot. Tiempo después, la situación continúa. Aunque el director ruso ha seguido con su trabajo en la distancia para Múnich y Viena, pudo viajar a Hamburgo después de Navidad para estrenar El monje negro en el Teatro Thalía. Quizá fue una pequeña consecuencia de lo que estaba por venir y del eco que se habían hecho los medios occidentales en los meses previos sobre la situación de artistas como él en Rusia. Esa tensión sobrevuela sin disimulo sus propuestas escénicas. En Viena, encerró a Parsifal en una prisión y convirtió el viaje del héroe en una crónica interior desde las entrañas de la lógica carcelaria donde se juntan criminales y represaliados. En Múnich, sin embargo, llevó el cuento de Gogol La nariz a las calles de San Petersburgo, y le dio una vuelta de tuerca. Si el problema de aquel era la desaparición de una nariz en el rostro de un funcionario, aquí el conflicto se origina en que

los demás poseen más narices mientras que el protagonista solo conserva la suya. Serebrennikov abre así el debate en una sociedad controlada por el poder sobre lo que es normal y anormal, en un juego que se extiende hasta el absurdo. Todo esto ocurre en la oscuridad de unas calles mal iluminadas, sacudidas por nevadas


EL DIRECTOR

Kirill Serebrennikov nació en Rostov del Don, Rusia, donde completó sus estudios de Física en 1992. Allí comenzó su trabajo autodidacta como director de teatro, ópera, cine y televisión, así como diseñador de vestuario. Celebró sus primeros éxitos fuera de Rusia, por ejemplo en la Ópera Estatal de Stuttgart (Salomé) y la Ópera Komische de Berlín (Il barbiere di Siviglia). Le siguieron producciones en el Wiener Festwochen (Lulu), en la Ópera de Zúrich (Così fan tutte) y en la Ópera Estatal de Hamburgo (Nabucco). Es director de cine y director artístico de Studio Seven, un colectivo de jóvenes artistas. © georgy kardava

APUNTES

La nariz, de Dmitri Shostakóvich. Nueva producción de la Ópera de Baviera, estrenada en octubre de 2021. Director de escena: Kirill Serebrennikov. Figurinista: Tatyana Dolmatovskaya. Intérpretes: Boris Pinkhasovich, Sergei Leiferkus, Laura Aikin, Sergei Skorokhodov, Andrei Popov, Anton Rositskiy. Orquesta de la Ópera de Baviera. Director: Vladímir Jurowski.

inclementes que obligan a sus pobladores a encerrarse más en sí mismos. En su película Betrayal (2012), como sucede también en el drama Petrov’s Flu (2021), cuida de la luz para contar historias en lugares deshumanizados, al abrigo de un urbanismo implacable, frío y adusto. El hormigón como extensión del alma,

material pesado para unos sueños a los que les cuesta levantar el vuelo. ¿Qué fue primero?¿Los corazones helados por el miedo o los edificios grises que los albergan? Como nos recuerda Lucrecio en La naturaleza, «ese miedo y esas tinieblas del espíritu es menester que los despejen no los rayos del sol ni los dardos luminosos

del día sino la contemplación y la doctrina de la naturaleza». Poco hay de ese paisaje en los montajes de Serebrennikov, y los horizontes están siempre recubiertos del gris de los grandes edificios o el óxido de paredes metálicas. Frente a esto no queda más que espantar la resignación, verdadero caballo de batalla de los efectos que provoca el permanente abuso del poder. El día de su despedida del Centro Gogol, en febrero de 2021, dejó escrito al público que tantas veces lo llenó un mensaje de esperanza y fe en la capacidad transformadora de la cultura. «Agradezco a amigos, estudiantes y enemigos la experiencia única que me ha ayudado a entender muchas cosas importantes. El Gogol como teatro y como idea seguirá vivo. Porque el teatro y la libertad son más importantes y más amplios, y por lo tanto más tenaces, que todo tipo de funcionarios y circunstancias, e incluso más importantes y más amplios que sus creadores». Nt

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Arte

una pareja de pintores Amalia Avia se casó con Lucio Muñoz en 1960. Diseñaron dos estudios en su casa de la calle Avutarda, en Madrid. Aunque pensaron comunicarlos con una puerta, en el último momento pidieron al arquitecto que la tapiara. Cercanos pero independientes, un tabique se encargó de preservar un mundo del otro.

Las puertas de Amalia Avia

Dos obras: Filatelia Finarte (1989) y Benito García Fontanero (1988). © amalia avia, vegap, navarra, 2022

Las mujeres del grupo de los realistas de Madrid estuvieron a la sombra de sus maridos, pero es el momento de recuperar su obra. La historiadora Estrella de Diego prepara una gran exposición sobre Amalia Avia (1930-2011) en la sala Alcalá 31. texto Zuriñe Lafón [Com 09 PhD 16] 102—Nuestro Tiempo abril 2022

En la complicada y sensible España de los cincuenta, un grupo de jóvenes artistas decidieron irse a Madrid para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Esta educación artística común derivó en una gran amistad. Se les bautizó como los realistas madrileños, por su vocación de acercarse a la realidad más próxima —la ciudad, sus calles y sus edificios— a través de la figuración. Fueron siete, tanto pintores como escultores: el conocido Antonio López y otros con menos fama pero igualmente vitales como los herma-

nos López Hernández, María Moreno, Isabel Quintanilla, Esperanza Parada y Amalia Avia. Nunca constituyeron un grupo artístico formal, cada uno anduvo por su propio camino. Si alguien busca el hilo que los une, no lo hallará en la pintura sino en los afectos, las exposiciones conjuntas y el tiempo que se dedicaron como amigos. Compartieron arte pero sobre todo vida. María Moreno se casó con Antonio López, Esperanza Parada con Julio López e Isabel Quintanilla con Francisco Ló-


«¿Tienes un cuadro de Amalia Avia?» Es el tuit que lanzó Rodrigo Muñoz (@r_munozavia) en abril de 2021. De las dos mil pinturas que firmó su madre, necesita localizar el mayor número posible para una gran exposición retrospectiva este otoño. Las peculiares anotaciones de Amalia en sus dietarios han dificultado la catalogación: «Vendido en casa a una señora que hablaba mucho». fotografía: cuaderno de la artista con el registro de obras pintadas. © familia muñoz avia

pez. Amalia también hizo su itinerario de vida con otro pintor, Lucio Muñoz, pero este decidió marchar por los derroteros de la abstracción, si es que realmente figurativos y abstractos recorrían sendas diferentes. Es muy significativa la presencia de cuatro creadoras. Según explica Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, este grupo fue el primero en España en el que ellas tuvieron un papel, por lo menos, igual de relevante que los hombres. Con un enfoque profesional de su trabajo artístico, conquistaron su espacio en una época de dictadura todavía complicada para la mujer. Doble mérito, pues además de encontrar su lugar, lo hicieron reivindicando el realismo frente al arte abstracto, por entonces autopista directa a la fama. «Yo soy pintora figurativa porque necesito el modelo, necesito partir de algo, necesito el tema tanto como el novelista», desgrana Amalia Avia en sus memorias De puertas adentro. Sus óleos muestran, sobre todo, rincones de la ciudad de Madrid: la estación de Atocha, el Ministerio de Fomento, la Puerta del Sol... En su pintura la figura humana desaparece para centrarse en su huella, un aspecto que la singulariza. Y aunque sus imágenes son un ejemplo de virtuosismo, nunca tuvo un objetivo mimético: «El hiperrealismo no me interesa y me molesta que algunas veces me encasillen en él». Amalia, como señaló el catedrático y antiguo director del Prado Calvo Serraller, fue una gran amante de la materia pictórica. La primera fase de su complejo proceso de trabajo era la fotografía. Su hijo pequeño, Rodrigo, cuenta en su libro La casa de los pintores que su madre guardaba montones de imágenes en una mesa de

cocina que tenía en el estudio. En los años sesenta todavía tomaba estas instantáneas de la prensa, pero más adelante acudía ella misma a las localizaciones con la cámara. Era un ritual, pues a aquellas salidas en coche por Madrid se apuntaba toda la familia. Al comienzo, Lucio, su marido, guiado por Amalia, accionaba el disparador. Con la aparición de las cámaras automáticas fue Amalia la que capturaba los espacios. Captarlos formaba parte esencial del proceso. Por este motivo, recoger las fotos de la tienda de revelado la llenaba de ilusión. Abría el sobre solo cuando llegaba a casa en un momento tranquilo. Seleccionaba las que más le interesaban y hacía una composición: las recortaba y las unía con celo si el tema no cabía en una sola foto. Después de pintar la obra, Amalia recurría al fuego. Salía al patio de labor de su casa y dejaba la manguera cerca del cuadro. Entonces quemaba su superficie. Con él aportaba a la imagen esa sensación de deterioro de la ciudad. Por último, repintaba allí donde la llama y el humo habían sido excesivos, recuerda Rodrigo. Amalia nació en Santa Cruz de la Zarza, un pueblo de Toledo, pero Madrid fue su ciudad. Su familia se trasladó a la capital antes de que Amalia cumpliera un año. Allí sufrió la Guerra Civil y la difícil posguerra, y volcó estas experiencias sobre el lienzo. Su gran interés por las portadas cerradas de los edificios no nos privó de la posibilidad de que nos abriera las puertas de su casa. Entre sus cuadros, aparecen también aquellos espacios de intimidad, rincones de su hogar, donde no ocurrían historias anónimas sino de Lucio, sus hijos —Lucio, Nicolás, Diego y Rodrigo—, y las visitas frecuentes de amistades y galeristas. Su pintura no era la copia de la realidad, sino la huella de su propia autobiografía.

APUNTES

‘de puertas adentro’ Un día de 1980, Amalia estaba comiendo con su familia. Al levantarse de la mesa cayó al suelo. Se aplastó dos vértebras lumbares y estuvo varios meses en cama. Este accidente le imposibilitó pintar y vio la oportunidad de «acometer un sueño mil veces anhelado»: escribir sus recuerdos. Fue en 2004 cuando la editorial Taurus publicó De puertas adentro, las memorias de una vida, pero también una crónica de la transformación cultural, social y política de España. cuidar su legado Que la huella de una generación artística no se desvanezca. Con este propósito dos de los hijos de Amalia y Lucio han decidido compartir sus recuerdos, en los que la historia familiar y la historia del arte se entrelazan. En 2015 Diego abrió la puerta del museo digital lucioyamalia.com. Cuatro años después, su hijo menor, Rodrigo, publicó La casa de los pintores. Dos iniciativas que, además de dar cuenta de la trayectoria de sus padres, retratan la atmósfera cultural de los realistas de Madrid que se daban cita en su terraza.

Nt

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HISTORIAS MÍNIMAS Ignacio Uría

Treinta caballos

anuncia su vocación, pastor de almas; una pistola, su oficio: asesino y ladrón. Un hombre capaz de lo mejor y de lo peor. Como todos. Un ángel exterminador de mirada triste. Pérfido y amable, compasivo y cruel, estoico y avaricioso. Con sus traumas y sus visiones. Los caballos siguen vadeando el río. Relinchan. El agua salta y se rompe en un millón de gotas que parecen estrellas. La espuma lo envuelve todo mientras cabalgan. En su mente, un solo objetivo: matar a Roy Goode. Como a un perro. Pero Griffin no les permitirá disparar. Solo él puede acabar con Goode, al que educó como a un hijo. Un niño instruido en la palabra de Dios y en las balas del señor Colt, calibre 44. Por el camino, desatarán una violencia salvaje, propia de un lejano Oeste que termina en Atascadero (California), frente al Pacífico. Ese es el destino de una presa sin sombra, etérea como un espíritu. Un hombre armado, un asesino más que ha robado a los que roban, pero que no alcanzará el perdón. No al menos el de Griffin, padre al que quiso matar en un tiroteo des«El caballo entra en el río. Con fuerza. Dócil a la igual del que ambos salieron vivos, pero casi muertos. mano que le guía. Hace viento y las crines flotan Uno tras otro, los bandidos cruzan el río. Cada uno busca su al contraluz. El agua supera los estribos y le frena, camino. Los caballos se quejan del peso y del frío, multiplicado pero el animal arranca de nuevo. Otros lo siguen. por las ropas empapadas de los vaqueros. Algunos animales se paran y entonces tampoco hay piedad para ellos. Las riendas Treinta monturas camino de La Belle» se convierten en látigos. Silban en el aire como serpientes de cuero. Serpientes en manos de jinetes viejos, pero capaces aún L RÍO FLUYE CON RAPIDEZ y el animal duda al de salvar con firmeza la corriente. borde del agua. Sus cascos avanzan y retroceden en Todos avanzan a tientas por un fondo inestable de arena y un palmo de tierra. De tierra húmeda. Fangosa como piedras. Algunos, quizá los más jóvenes, aceleran el paso y se el alma de Frank Griffin, su jinete. El caballo vacila, acercan a la orilla, donde Griffin espera. Siempre en cabeza. Inpero su amo lo espolea. Suavemente, con la fuerza justa para cluso ahora que ha perdido un brazo por una bala de ese diablo que le obedezca. adoptivo llamado Roy Goode. «Mi hora no ha llegado aún. He La vegetación cubre la ribera. Álamos y sauces enormes por visto mi muerte y no será a manos de mi hijo». los que se filtra la luz de la tarde. Una luz extenuada que alarga Esta magnífica escena de los treinta caballos es cine en estalas sombras de la partida de vaqueros. Ellos son la verdadera do puro. Se la debemos a Scott Frank, director de Godless, serie sombra, almas negras acostumbradas a la muerte. Forajidos. que recrea la vida en la frontera geográfica y vital del Far West. Los forajidos de Griffin, un demonio cansado que aterroriza Cine de niño al que, misteriosamente, se vuelve de adulto. Nuevo México. La fotografía y la ambientación son maravillosas y brillan El caballo entra en el río. Con fuerza. Dócil a la mano que con intensidad en el cruce del río. Un instante lacónico elevado le guía. Hace viento y las crines flotan al a la categoría de arte en movimiento. Apenas contraluz. El agua supera los estribos y le un minuto en el que los sonidos naturales se LA PREGUNTA DEL AUTOR frena, pero el animal arranca de nuevo. Otros abrazan con el chelo y los violines de Carlo siguen. Treinta monturas camino de La los Rafael Rivera, compositor de la banda ¿Puede transmitir el cine Belle, pueblo de mineros donde no quedan sonora. Un abrazo tenso y continuado que la belleza mejor que la mineros. El grisú los enterró a todos. Solo transmite toda la fuerza de los centauros que música o la poesía? permanecen las mujeres. Viudas y pobres poblaron Norteamérica durante una década en una tierra que no regala nada. Audaces y efímera. Justo hasta que el progreso los senesperanzadas, también. Por eso construyen tenció a muerte. una iglesia. Necesitan creer en la ayuda diviDemasiada libertad y demasiada pobreza, na. De otro modo, mejor huir, dejarlo todo todo al mismo tiempo. @NTUnav atrás, pero sin caer en la tentación de volver Opine sobre este asunto en la cabeza. Ellas no son las esposas de Lot. Ignacio Uría [Der 95 PhD His 04] es profesor Twitter. Los mejores tuits se de Historia Contemporánea en la Universidad de Alcalá. Ellas no son las esposas de nadie. publicarán en el siguiente número. Griffin avanza por el río. El gabán negro contrasta con la barba blanca. Un alzacuellos

E

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ENSAYO

Héroes: pioneros de humanidad

Todos los herederos de Ulises

106—Nuestro Tiempo abril 2022 ILUSTRACIONES: PEDRO PERLES


ALFREDO URDACI

El héroe atraviesa naciones y épocas, cambiando de rostro y de armamento; a veces entre desprecios y a veces entre vítores. De Gilgamesh a Aquiles, de Odiseo a Julio César, del Cid a María Pita, de Juana de Arco a Batman, del samurái al jedi. Sobrevive hoy para insistirnos, con un lenguaje tanto nuevo y vivo como arcaico, en lo que nos lleva diciendo desde hace milenios: todas las sociedades anhelan modelos humanos, personas que encarnen los valores y virtudes de una civilización o un pueblo. Algo que nos recuerdan poetas como Luis Alberto de Cuenca o filósofos como Javier Gomá.

JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ GALERA [Com 98 PhD Filg 18], escritor, asesor editorial, investigador en la Universidad CEU San Pablo y profesor de Humanidades. ¿qué es un héroe? ¿o quién es un héroe? Según Enrique García-Máiquez, héroe es «el que coge las riendas de su vida». Imitando a los antiguos, este poeta lo explica narrando un episodio de la infancia del personaje de cómic Corto Maltés: «Cuando una gitana de Córdoba le dice que no tiene la línea del destino dibujada en la mano, corre a su casa y se corta la palma de la mano con la navaja de afeitar de su padre (tampoco es casual el instrumento ni el propietario); él marca su destino». Decía el Lawrence de Arabia de David Lean que «nada está escrito» para el héroe. El héroe es quien puede acometer una gesta y además tiene el coraje necesario. Tal como advertía Nietzsche, en los héroes helenos hay un ideal de excelencia que, en gran medida, vincula poder y belleza. De modo que Corto Maltés, como buen mediterrá-

neo, retoma un ideal antiquísimo. En este sentido, las coordenadas morales que limitan al héroe son escasas. Es la desmesura (hýbris) lo que puede desbaratar a un héroe como Aquiles pero, en todo caso, no le niega su condición. Como dice el helenista y académico Carlos García Gual, «los héroes míticos eran ejemplos de audacia, de extremo valor y pasiones arriesgadas; también a menudo de catástrofes trágicas, pero siempre con un halo de grandeza». el héroe antiguo: excelencia y bizarría. El héroe más presente en los papiros o textos escolares de la Antigüedad clásica no es Odiseo ni Aquiles, sino Heracles (Hércules para los latinos), «el más grande de los héroes», en opinión de García Gual. De pequeñuelo estranguló a las serpientes que amenazaban su cuna, pero sus andanzas de adulto tienen como punto de partida —según algunas fuentes— el uxoricidio e infanticidio que, en un acceso de locura, comete. Por su parte, Odiseo (Ulises para los latinos) es un rey pirata, una especie de filibustero avant la lettre que saquea poblaciones costeras; asimismo, durante su peregrinar por los mares, muchas veces su exceso de curiosidad le granjea problemas, y en otros momentos no duda en ser infiel a su esposa con la ninfa Calipso o la bruja Circe. Ya reconocía Tucídides que, en los viejos tiempos, tanto navegantes bárbaros como griegos eran piratas. Por tanto, podría decirse que el héroe gentil es, antes que nada, un «caso de éxito» y de excelencia en talentos, y no tanto un ejemplo en compasión, piedad o integridad. Una valoración de la que, con motivos y con muchos matices —Dido lo sabe bien—, se escaparía el protorromano Eneas. No obstante, los propios griegos y latinos supieron replantearse sus mitos, leyendas y sagas heroicas. Uno de los episodios que mejor explica esta complejidad es el del chiquitín Astianacte, el hijo del troyano Héctor que acabará sus días de manera atroz: aún es casi un bebé, cuando Neoptólemo, el jovencísimo y feroz hijo de Aquiles —quien, a su vez, había matado a Héctor—, lo arroja desde lo alto de las murallas. Por eso, Eurípides pondrá en boca de Hécuba —que solloza ante el cadáver su nieto— las siguientes palabras: «A este, siendo un niño, lo asesinaron los argivos, ¿quizá porque le tuvieran miedo? ¡Ah, qué infame epigrama para Grecia!». Hace tres décadas, Luis Alberto de Cuenca, en El héroe y sus máscaras (Mondadori, 1991), observaba al héroe

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ENSAYO

Héroes: pioneros de humanidad

a lo largo de toda su vida, con sus detalles, matices y contradicciones, en un recorrido por la literatura e historia antigua y medieval —y reelaboraciones o reinterpretaciones modernas de los clásicos—, desde Gilgamesh, Hércules, Julio César u Homero hasta los bizantinos y los cruzados; estos últimos, héroes de una humanidad más resaltada. Sus defectos son pecados y sus virtudes reflejos de santidad. Quizá aquí hallemos el nudo gordiano, en la comparación entre los héroes de la Antigüedad gentil y los del Medievo cristiano. un contrapunto: el héroe cristiano. El héroe cristiano medieval, el caballero, es quizá el héroe «por antonomasia, porque ha sido el más excelso, el más acabado», de acuerdo con García-Máiquez. Su código de conducta —con ciertos paralelismos con el código del samurái, como advertía Inazo Nitobe en Bushido: The Soul of Japan (Leeds & Biddle, 1899)— está regido por una exigencia moral superior a la destreza con las armas, a su formación intelectual y a sus gestas. El caballero es, en primer lugar, un buen cristiano. Por eso Rodrigo Díaz de Vivar comienza el día rezando y asistiendo a misa, según el Cantar. Por eso toda la leyenda artúrica está repleta de lucha ascética, y por eso el respeto a las mujeres cobra más importancia que la victoria sobre el enemigo. Por eso, el romancero castellano está trufado de referencias al regio desliz lujurioso que acarreó la derrota de Guadalete y la perdición de la España visigoda; si el caballero no sigue los senderos de Dios, de nada le sirven su corcel, su loriga, su espada. En palabras de Victoria Hernández, profesora de Literatura y coordinadora en el grado de Humanidades de la Universidad Francisco de Vitoria, la cristianización del héroe supone una apuesta «por las virtudes de la caridad y la misericordia». Para Hernández, «el héroe es un hombre que se eleva sobre sí mismo, sobre las miserias humanas y las trasciende en busca del bien común». El caballero cristiano tiene algo de eremita y mucho de enamorado. De ahí que, a pesar del trazo satírico de Cervantes, Alonso Quijano asegure que la apetecible labriega Aldonza Lorenzo es la «señora de sus pensamientos». Como anotaba José Ortega y Gasset, no resulta casual que la corte papal de Aviñón fuese un vórtice del amor cortés. Y ese amor cortés es la fuerza

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que Dante y Petrarca, e incluso el arcipreste Juan Ruiz, reconocen como motor de la vida y señal de la verdad y belleza de Dios. Por eso, el caballero cristiano no solo entiende que la mujer sea objeto de amor, sino también de imitación o admiración, como lo fue la mártir Eulalia de Mérida o como la heroína francesa Juana de Arco. El mártir cristiano, de hecho, no es una víctima, sino un héroe, como explica Robert Redeker en su libro Los centinelas de la humanidad (Homo Legens, 2021): el héroe se define por su libertad de actuación, mientras que la víctima se muestra pasiva ante su desgracia. Y, aunque Redeker ve diferencias entre el héroe y el santo, defiende que ambos salvan al hombre medio de caer en la bestialidad y en «todas las formas de mecanicismo», pues «le señalan a la vida humana su dirección y la llenan de contenido». La mirada cristiana sobre la mujer acaba convirtiendo al héroe cristiano en servidor, y anticipa en su nobleza de comportamiento y su abnegación una civilización propia. Aunque el noble medieval siga siendo de alta alcurnia, y aunque el Poema de Fernán González y las coplas de Jorge Manrique quisieran localizar sangre goda como garantía de abolengo, lo cierto es que la rectitud y la pureza de corazón apuntan a un cumplimiento de lo que Cristo pedía en el sermón de la montaña. Tal como dice Victoria Hernández, «el caballero ideal es el que imitaba a Cristo». Según la profesora, «en el Libro de la Orden de Caballería, de Ramón Llull, esto queda claro: el liderazgo ha de ser servicio real». Estos rasgos permiten que los héroes y heroínas cristianos representen una gama que va desde Catalina de Siena o Gonzalo Fernández de Córdoba hasta Isabel Barreto, María Pita o Blas de Lezo. Por otro lado, caeríamos en un error si pensáramos que el cristianismo supuso una ruptura nítida con respecto al héroe gentil. De hecho, la literatura cristiana —que también se nutrirá de los héroes, heroínas y temas bíblicos, como Judith, David o Esther— conservará la mitografía y leyenda gentil, pero transmutándola, como se comprueba en el medieval Libro de Apolonio. Entre otros factores, es indudable que la fascinante mezcla de ingredientes que rodea las aventuras del héroe —fuerza, destreza, amor, magia, emoción, intriga— le ha permitido su pervivencia, con otra máscara —como diría De Cuenca—, o quizá con otra alma.


la democrática aristocracia de tintín. Si pensamos que el héroe es alguien al que emular o alguien que nos gustaría haber sido, quizá debamos asumir que se trata de un guía de nuestras propias aspiraciones. En una arenga, famosa por dar comienzo a la película Patton, el general epónimo decía: «Cuando erais chavales, todos vosotros admirabais al que corría más rápido, a los jugadores de las grandes ligas, a los boxeadores más duros». Y proseguía: «El auténtico héroe es el hombre que pelea, a pesar de sentirse aterrado». El general añadía que el heroísmo no es individual, sino tarea de equipo, y finalizaba su discurso con unas palabras —«Dentro de treinta años, cuando estéis sentados junto a la chimenea, con vuestro nieto sobre las rodillas, y os pregunte: “¿Tú qué hiciste durante la Segunda Guerra Mundial?”…»— que, en cierto modo, recordaban a las de Enrique V en la tragedia de Shakespeare: «Este día se llama fiesta de san Crispín, y aquel que sobreviva a este día y retorne al hogar […] cada año durante la víspera convidará a sus vecinos y dirá: “¡Mañana es san Crispín!”, y entonces se subirá las mangas, mostrará sus cicatrices y dirá: “¡Estas heridas las recibí el día de san Crispín!”». Traído a nuestros tiempos, García-Máiquez observa cómo los alumnos, «desheredados» de la lectura de la epopeya antigua o medieval, «tienen que imitar a las estrellas deportivas o de la canción comer-

cial». «La Canción de Rolando [...] me dio una confianza tal en las posibilidades del hombre para superar su propia condición [...] que obró en mí como una especie de manual de autoayuda a lo sublime, cuando no a lo divino», escribe Luis Alberto de Cuenca en Los caminos de la literatura (Rialp, 2015). Apenas un par de generaciones atrás, como recuerda García Gual, escribía Machado: «¡Ah, cuando yo era niño, soñaba con los héroes de la Ilíada…!». El cambio de valores lo han advertido varios pensadores. El filósofo Javier Gomá sostiene que, por primera vez en la historia, la cultura ha dejado de ser aristocrática, ya que «los héroes de la tradición ignoran la belleza, verdad y justicia de la dignidad igualitaria». Esta pista que aporta Gomá nos puede llevar a pensar que, a fin de cuentas, nuestra época ha ensanchado el ideal caballeresco cristiano: para alcanzar el Grial lo que importa es la rectitud del corazón, algo igual de fácil o de difícil para un plebeyo o un rey. Dicho de otro modo, ¿no es el héroe cristiano el más democrático de todos? O, con un ejemplo de la cultura popular, ¿no es Tintín quizá uno de los mejores modelos de heroísmo? A fin de cuentas, era un atractivo paradigma que Hergé presentaba a los niños católicos belgas en Le Petit Vingtième. Tintín es periodista —profesión eminentemente moderna—, no es aristócrata —el etílico Haddock sí lo es, en

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Héroes: pioneros de humanidad

cierto sentido—, es inteligente, comprensivo, lucha por la verdad y la justicia, y es capaz de exponer su vida por sus amigos, como el chino Tchang, heterónimo de Zhang Chongren, una persona de carne y hueso por la que Hergé sentía devoción y afecto. arquetipos y guías de lo humano. El héroe es prototipo de humanidad, concepto que, de manera indisoluble, está ligado a cómo las distintas culturas y épocas han entendido lo que es el hombre, la sociedad, la naturaleza, Dios. Dicho de otro modo; el héroe de cada pueblo y cada era o civilización es un mensajero idóneo de sendos valores, es una concreción cultural de nuestro modelo óptimo de «vida buena». De hecho, Gomá comienza el segundo tomo de su tetralogía sobre la ejemplaridad con esta anotación: «¿Qué es lo justo, lo bueno, lo útil, lo santo, lo noble, lo bello, en definitiva, lo humano? Lo que hacen y dicen los héroes ejemplares». En conversación, asegura Gomá que el héroe, «siendo un ejemplo corporal, sensible e individual, es portador de una normatividad aplicable a más casos, universal, y, en consecuencia, digna de imitación». En Aquiles en el gineceo, este filósofo vasco expone que el héroe homérico nos enseña a aceptar los límites de la existencia, aprovecharla al máximo y dotarla de sentido. Podríamos decir que lo heroico consiste en bajarse al terreno embarrado, para jugar entregándose por completo y asumiendo todas las consecuencias. Preguntado por este punto, Javier Gomá responde: «Aquiles no es como nosotros, pero nosotros sí somos como Aquiles, porque todos, nosotros y él, estamos empeñados en la misma empresa fundamental: aprender a ser mortal. En tiempos de Homero, eso consistía en salir del gineceo y navegar a Troya para morir joven y ser el mejor de los hombres. Ahora emprendemos igual aventura pasando del estadio estético de la vida al ético, con su atractivo y pesadumbre, y allí aguantar el ser». En el caso de la civilización occidental, quizá haya dos grandes padres fundadores: para judíos y cristianos, Abraham, padre en la fe, y, para todos, Odiseo, quien, tras navegar por los mares e islas entonces inexplorados, retorna a casa con su esposa, hijo y padre. En su empeño por lo real y en su rechazo a vivir en un mundo de fantasía, es nuestro héroe, porque lloraba ante los feacios revelando su nombre —ya no era

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Nadie, como había dicho al cíclope—, balbuciendo en la catarsis: «Nada resulta más dulce que la propia patria y los padres». La Odisea es un canto intenso a la vida, con sus pesares y sus dichas concretas y tangibles, es la convencida elección de lo cismundano, con sus defectos, por encima de los cantos de sirena y los supuestos deleites de las ninfas. En palabras de García Gual, Aquiles es más valiente, Odiseo más astuto y aventurero, «y, en cierto modo , más moderno y humano, el héroe un tanto ejemplar y sufrido, y al que más amaron los griegos». Puesto que la civilización occidental, en su síntesis de lo griego y lo romano, lo judío y lo cristiano, ha logrado ser la más universal, la vida de Odiseo sigue mostrándose como un paradigma de absoluta validez, y sus andanzas y su astucia continúan entusiasmando. Incluso sus penalidades y el modo como cuenta su vida nos resultan próximos. superhéroes, hijos de la posmodernidad. Sin embargo, esta modernidad tardía o posmodernidad nos presenta una paradoja: los superhéroes, a la vez que son producto de la sociedad de masas, implican una nueva forma de aristocratismo, dados los descomunales talentos de que disponen. Victoria Hernández cree que «el superhéroe es un héroe con todas las carencias que el hombre posmoderno acarrea, un héroe inmerso en el individualismo y nihilismo de la gran ciudad, parapetado tras la hipertecnologización». En este sentido, Batman —un hombre sin más poder que su fortuna, su disfraz, sus gadgets y un oculto resentimiento— y Superman —un alienígena humano con superpoderes— son un reflejo de nuestra época, desarraigada y poscristiana. Serían héroes clásicos con los rasgos de nuestros días. Batman, que incluso cuenta con un escudero (Robin, el Chico Maravilla), vive un oscuro tormento por haber presenciado de niño el asesinato de sus padres. Superman llora la muerte de su padre putativo y sufre los dolores de sus amigos; su corazón no es de acero, sino de nuestra misma carne. Por una parte, como comenta Victoria Hernández: «El fin último de estos superhéroes se adivina similar al de los héroes clásicos: el bien común, vencer el mal con el bien, y la defensa de la verdad y la belleza». Por otro lado, los defectos como héroes que podamos achacar a Peter Parker o Clark Kent son, en realidad, nuestros defectos como civilización deshumanizada y posmoderna.


Son un espejo de feria en que mirarnos, salido de una factoría que se llama industria editorial. Precisamente el hecho de que sean un producto comercial puede mermar su categoría heroica, y convertirlos en mero artículo efímero de consumo o de propaganda. Igual que nosotros mismos, ávidos de likes y followers. En opinión de García Gual, los superhéroes «son mucho más acartonados y unidimensionales que los antiguos; reflejan, sin duda, una nostalgia de lo heroico, pero ya de un modo superficial y de fantasía apocalíptica; creaciones de una literatura de consumo fácil y colorines, son un buen reflejo de la diversión que entretiene a la cultura de masas». las nuevas máscaras. Esa capacidad del héroe de adquirir nuevas máscaras, según épocas y lugares, resulta palmaria en sagas galácticas, como Dune o Star Wars. El jedi es una mezcla de samurái, monje y caballero medieval cristiano (una suerte de templario); a lo cual se debe añadir toda la enjundia que Alec Guinness aportó a su personaje, Obi-Wan Kenobi. El viejo Kenobi, cuando explica al jovenzuelo Luke Skywalker en qué consiste la Fuerza, parece que está parafraseando las Anotaciones personales de Marco Aurelio, emperador filósofo al que había interpretado Guinness en La caída del Imperio romano (Anthony Mann, 1964). Cuando Guinness leyó el guion que le había

pasado George Lucas, dotó de profundidad a su jedi dándole un aire de personaje de Tolkien. La universalidad del héroe le impide ser un activista o un mensajero del totalitarismo. El héroe reconoce lo humano que comparte con su rival. Y pocas cosas son más humanas que rendir homenaje a los caídos del enemigo, admirar las cualidades y bizarría del general al que hemos derrotado o que nos ha derrotado. En eso consistía ser un caballero. Por fortuna, hoy el deporte ofrece en bastantes ocasiones casos notorios de admiración al rival por su heroísmo. En esto consiste lo heroico: en la «vida buena» que comentan Gomá y Redeker —la mirada del filósofo—, pero también en la «buena vida» que De Cuenca —la mirada del poeta— muestra con placer. Victoria Hernández nos aporta una feliz síntesis: se trata de una «enseñanza, a través de la épica» que «viene envuelta en aventuras asombrosas, lo que la hace más atractiva». Por eso, el compositor de la Odisea y la Ilíada nos sugestiona con su poesía, sus narraciones y sus descripciones evocadoras. Es decir, lo heroico consiste en descubrir que la vida buena es una buena vida, y que la existencia humana es un gozo. Nt

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VAGÓN-BAR Paco Sánchez

Mucho texto

«Para responder a un mensaje o a un hilo de mensajes que no interesan o aburren, se puede recurrir rápidamente a un “Mucho texto” que ahorra el desgaste de neuronas necesario para contraargumentar con razones»

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O ENTENDÍ LO QUE QUERÍA decirme, así que se lo advertí y volvió a intentarlo. Y seguí sin entender. Quizá pensó en un problema de entendederas mías o de explicaderas suyas, pero en realidad ocurría que sus palabras me llegaban como sonidos inarticulados, informes. Me llegaban deformadas e irreconocibles, extenuadas por el esfuerzo de atravesar la tela negra de la mascarilla. Borrosas, diría un amigo propenso a la sinestesia. Así que renunció a la conversación y la zanjó con un «Mucho texto», que me hizo reír. Significaba que pretendía explicar algo demasiado largo y complejo y que no valía la pena. Estaba muy cansada. Le dije que usaría lo de «Mucho texto», si no le importaba. La honradez intelectual le obligó a aclararme que la expresión no le pertenecía: provenía de un meme de Twitter que se había convertido también en una pegatina (sticker) de WhatsApp. Lo busqué. Consiste en el Yoda de La guerra de las galaxias con sombrero, gafas de sol, anillo, pendiente en el lóbulo de su gigantesca oreja derecha, zapatillas deportivas y otra indumentaria que confieren al venerado maestro verde un aire hípster. La leyenda «Mucho texto» en letras de molde blancas atraviesa la cintura del personaje. Comprobé que se usa en las redes sociales desde hace un año, más o menos. Por ejemplo, para responder a un mensaje o a un hilo de mensajes que no interesan o aburren, se puede recurrir rápidamente a un «Mucho texto» que ahorra el desgaste de neuronas necesario para contraargumentar con razones. Se despacha al contrincante sin esfuerzo, con gracia y

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eficazmente. A veces para zanjar una discusión, quizá larga, en la que se ve imposible el acuerdo por la sinrazón de una o varias de las personas participantes: una manera de quedarse con la última palabra. En contextos más amables puede querer decir que alguien está siendo demasiado prolijo o enrevesado: un equivalente al «Te estás enrollando» que ha perdurado a través de varias generaciones adolescentes. Con este valor, carece casi siempre de maldad. Remite bien al concepto literal, como cuando de niños decíamos que un tebeo tenía mucha letra. Algo que a los de mi época nunca se nos ocurrió repetir de mayores, porque proyectaríamos una imagen de perezosos o de intelectualmente incapaces. Pero la expresión de nuestra infancia se refería a algo objetivo, factual: el tebeo presentaba más texto del deseable para que pudiera disfrutarlo un niño. He leído usos en los que «Mucho texto» equivale a «Es complicado», también en el sentido que se le atribuye a esta expresión en los perfiles de algunas redes sociales para describir la situación familiar o «de relaciones». Incluso puede funcionar como un «No me cuentes tu vida», cercano al concepto que manejaba la chica del primer párrafo. O al que despachaba Ricardo F. Colmenero cuando, en nuestra etapa navarra, veía que se estaba alargando demasiado en alguna excusa como alumno o como amigo. Entonces, se interrumpía abruptamente para declarar y declamar: «¡Y por eso llegué tarde a clase, señorita!». Una manera de hacerme reír y, a la vez, de ahorrarme y ahorrarse la discusión del asunto. Total, que descarto el recurso a ese meme, aunque quizá alguna vez echaré mano de él para embromar a un amigo. Pero por el camino descubrí que su novedad no consiste en lo que significa, sino en su polivalencia, en el carácter comodín y comodón que se deriva de tantas aplicaciones posibles. Y en que hace patente la pérdida de prestigio de la letra frente a la imagen, eso que José Luis Orihuela combate con su «Más reading y menos streaming». Como se trata de un fenómeno de las redes, de un meme, que para algunos es un medio de expresión característico de la generación Z, conviene resistir la tentación de darle categoría metafórica. Aunque sé que esto no bastará para que quienes me lean me aticen con la imagen de un Yoda que dice desde detrás de sus gafas oscuras: «Mucho texto». Paco Sánchez [Com 81 PhD 87] es periodista y profesor titular de la Universidade da Coruña. @pacosanchez



NUESTRO TIEMPO NÚMERO 713 ABRIL 2022 14 euros

Nixon en Pekín Cuando China y EE. UU. comenzaron a entenderse Carlos Pujol Una década sin un silencioso gigante de las letras Entrevista a María Iraburu Cien días como rectora de la Universidad

HABITAR EL 2050 Número 713 NUESTRO TIEMPO Abril 2022

Visita guiada a los barrios del futuro


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