nuevas TRENZAS informa
ABRIL 2013 N° 15
Economía del cuidado: visibilización y valoración del trabajo femenino no remunerado Ximena Peña y Camila Uribe Universidad de los Andes Colombia Desde una perspectiva de género, la división de roles dentro del hogar ha estado desbalanceada y las mujeres han enfrentado una carga horaria extra en términos de trabajo no remunerado. La economía del cuidado hace referencia a los oficios del hogar, el cuidado infantil y el de personas dependientes y enfermas, el trabajo voluntario y los servicios que se brindan a otros hogares y a la comunidad en general sin recibir pago alguno. La dedicación del género femenino a dichas tareas no es una decisión libre y propia, está sesgada por una serie de factores sociales, económicos, laborales y políticos que permean la sociedad. El problema es que el desbalance en la división de labores no remunerados afecta directamente la vida laboral pues debido a las necesidades de tiempo adjudicadas a las mujeres, éstas entran con desventaja en la competencia del mercado laboral. Dos eventos están relacionados de manera directa con dicha segregación. Por un lado, existen prejuicios acerca de lo que significa trabajar en el hogar y realizar los trabajos de cuidado del mismo. El trabajo está subvalorado y no es reconocido como debería. Por otro lado, el trabajo no remunerado del cuidado es considerado tradicionalmente como una tarea adjudicada a las mujeres. A continuación, se describirán las aproximaciones a la valoración de la economía del cuidado en América Latina. Se estudian los procesos de valoración del trabajo femenino que se están llevando a cabo en México, Uruguay y Colombia. También se analizan las políticas diferenciando entre zonas rurales y urbanas y se evidencia la dificultad de visibilizar el trabajo no remunerado de las mujeres rurales a comparación de las mujeres que viven en zonas urbanas. América Latina en el proceso de visibilización y valoración de economía del cuidado En el año 2002, en México se realizó la primera encuesta de uso del tiempo, continuada el año 2009 con la segunda encuesta. En ambos años se han realizado documentos descriptivos acerca del trabajo no remunerado de las mujeres, a partir de los cuales se ha hecho un cálculo del aporte de la economía del cuidado al PIB nacional. Según estos documentos el aporte al PIB de la economía del cuidado en este país corresponde al 21,7 por ciento para el año 2009. Para el caso de Colombia, el proceso de visibilización fue resumido en un proyecto de ley en el año 2010, que obliga la contabilización y visibilización de la economía del cuidado. A partir de la radicación de la misma fue posible iniciar un proceso con un grupo perteneciente al Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) adjudicándole la creación de una nueva encuesta que permitiera medir el uso del tiempo. Para el caso de Uruguay, la contabilización de la economía del cuidado ha sido impulsada principalmente por la academia y
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la sociedad civil de dicho país. El año 2007 se logró realizar la encuesta de uso del tiempo y los cálculos pertinentes sobre la economía del cuidado. Así pues, los resultados permitieron realizar el cálculo de la valoración del trabajo no remunerado en términos de contribución al PIB nacional. Mujeres rurales dentro del proceso En América Latina las personas que pertenecen a zonas rurales corresponden al 20% de la población. De este grupo el 48% son mujeres y el 52% hombres. Como se planteó anteriormente, las mujeres son las principales encargadas de la economía del cuidado y de las labores del hogar. Dicha desigualdad se agudiza en zonas rurales donde las labores no remuneradas son más exigentes, las preconcepciones sociales tienden a estar más arraigadas y las oportunidades para las mujeres son más difíciles de conseguir. En ese sentido, las mujeres rurales se dedican principalmente a labores relacionadas con el cuidado de los hijos, actividades domésticas como la preparación y cultivo de alimentos para el autoconsumo y labores de limpieza y cuidado del hogar. Es por ello que las mujeres rurales en América Latina son consideradas un grupo vulnerable y por lo cual se quiere promover el desarrollo económico y social en estas zonas. Además, la población rural es alrededor de tres cuartas partes de la población pobre del mundo convirtiendo estas zonas en eje principal para objetivos como la disminución de la pobreza. Es por esto que se considera que mejorar la situación de la mujer rural es un reto para combatir la pobreza y la trampa de pobreza descrita anteriormente. Las mujeres rurales son las más afectadas por la baja visibilidad de su trabajo, dentro del cual existen dos componentes a estudiar. El primero se refiere a la poca visibilización del trabajo no remunerado de las mujeres y la dificultad de medirlo. El segundo se refiere a la importancia de evitar la desigualdad de la distribución de horas en el trabajo del hogar especialmente en las zonas rurales. La visibilización del trabajo no remunerado de las mujeres rurales en América Latina y en general en el mundo se dificulta aún más que para las mujeres urbanas. Es difícil medir cuánto trabajo aportan estas mujeres debido a que las consideraciones a nivel rural y agrícola se diferencian a las de las ciudades. También sucede que la producción agrícola termina utilizándose en una pequeña proporción para el consumo del hogar y esto no se contabiliza dentro de las labores no remuneradas sino dentro de la producción de mercado. Por otro lado, la mujer rural es un mecanismo de producción de bienes y servicios. Son las principales encargadas del cultivo de alimentos para el hogar, la cría de animales como el ganado o las aves, la provisión de combustible y de agua y del resto de actividades que componen el cuidado del hogar y sus individuos. Este factor hace que las mujeres rurales sean las que más carga laboral presentan entre las mujeres urbanas y los hombres tanto rurales como urbanos. Por otro lado, otros factores frenan la posibilidad de las mujeres rurales de entrar al mercado laboral como sus bajos accesos a activos como tierras o cultivos y sus bajos niveles de acceso a recursos financieros y sociales. Otro de los problemas al medir el trabajo no remunerado de las mujeres es la simultaneidad de las actividades. Este problema se acentúa en las zonas rurales debido a la carga adicional que tienen estas mujeres. En conclusión son las mujeres rurales de América Latina las principales afectadas por la falta de visibilización de la economía del cuidado, la carencia de recursos para disminuir las desigualdades de horas de trabajo no remunerado y las que mayor carga de trabajo tanto remunerado como no remunerado presentan. Políticas de la economía del cuidado en América Latina Las políticas públicas enfocadas a disminuir la desigualdad de horas entre trabajo remunerado y no remunerado, entre hombres y mujeres, y sus efectos secundarios, deben generar un nuevo espacio para el cuidado que no recaiga exclusivamente sobre las mujeres. Considerando la complejidad de las relaciones sociales y culturales es necesario que consideren
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www.nuevastrenzas.org una nueva base de la economía del cuidado que articule el mercado laboral con el sistema de actividades productivas del hogar. Las políticas públicas relacionadas con el tema del trabajo no remunerado comprenden entre otras los servicios de cuidado que relajan las responsabilidades horarias de las madres y amas de casa, el apoyo a las actividades remuneradas de las mujeres en el mercado laboral, el ofrecimiento de un incentivo para reformar la concepción social de los roles de género y la legislación a favor de la igualdad y el respeto de los derechos. Además, no se debe olvidar un acompañamiento del resto de políticas gubernamentales cuya evaluación desde una perspectiva de género puede generar el nexo necesario para incorporar el tema de igualdad de género dentro de los objetivos de los gobiernos. Sólo desde un enfoque de derechos de las mujeres y de eficiencia económica será posible comprometer a todos los sectores de la economía en la búsqueda de la igualdad en uso del tiempo de género. Para garantizar la autonomía de las mujeres y visibilizar su influencia dentro de la producción de bienes y servicios dentro del hogar se debe proveer entonces un sistema de cuidado interinstitucional que fomente la corresponsabilidad entre los miembros de la sociedad. Algunas iniciativas que fomentan la corresponsabilidad dentro del hogar y entre los miembros de la sociedad, y que se pueden vincular con una economía de cuidado son licencias de maternidad o paternidad, permisos parentales, servicios de cuidado para la niñez o los adultos mayores, prestaciones monetarias o beneficios fiscales para el cuidado de los niños o adultos mayores, licencias para el cuidado de personas enfermas o dependientes o sistemas pensionales que incluyan a la mujer como cuentas de pensión para amas de casa. En América Latina las políticas o legislaciones para la redistribución del uso del tiempo son licencias de maternidad existentes en 20 países de América Latina, El Caribe y la Península Ibérica, licencias para madres gestantes en otros 20 países de esta región, licencias de paternidad en 12 países, leyes para discapacidad en 18 países y legislación sobre trabajo doméstico en 4 países. Estas leyes favorecen la equidad de la mujer y facilitan su acceso a las oportunidades de manera igualitaria. En algunos países del mundo y de América Latina se está pensando en alternativas más ambiciosas: sistemas de cuidado integrados. Esto se puede observar en países como Uruguay. Estos sistemas integran todas las formas de cuidado que se necesitan dentro del hogar como el cuidado de enfermos, personas de edad, de niños o de personas con discapacidad. Cuando estos sistemas integrados logren focalizar sus esfuerzos de la manera correcta se puede lograr una oferta de servicios de cuidado completa que pueda realmente tener un impacto sobre el uso del tiempo de las mujeres. Esto debido a que son tantas las labores que deben realizar las mujeres en su hogar que es necesario que el sistema cubra todos los flancos del cuidado mejorando la calidad y la cobertura de los mismos.
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