nuevas TRENZAS informa
Enero 2013 N° 6
El nuevo perfil de las mujeres rurales jóvenes en Nicaragua Ligia Gómez, Hloreley Osorio, Paula Acosta, Rolando Buitrago y Ana Avilés Instituto de Investigación y Desarrollo Nitlapan
En las últimas dos décadas las mujeres rurales jóvenes han experimentado muchos cambios: no solo referidos en el ámbito rural, sino también por los cambios en las brechas de género y edad. El programa Nuevas Trenzas busca generar conocimiento sobre las mujeres jóvenes rurales de Nicaragua y difundirlo con el propósito de facilitar el diseño de políticas públicas e intervenciones de desarrollo para atender las problemáticas que las afectan. ¿Qué brechas de desigualdad enfrentan las mujeres rurales jóvenes? Las mujeres rurales jóvenes son un colectivo marcado por “desigualdades entrecruzadas”, es decir, por la existencia de diferentes brechas que se intersectan entre sí, generando una situación de desventaja respecto a otros colectivos. Son cinco las brechas que consideramos determinan la situación de las mujeres rurales jóvenes en el continente: • Brecha de género: separa a las mujeres rurales jóvenes de los hombres rurales de su misma generación. • Brecha de lugar de residencia: separa a las mujeres rurales jóvenes de sus contemporáneas urbanas. • Brecha de generación: separa a las mujeres rurales jóvenes de sus abuelas y madres rurales. • Brecha de pobreza: dentro del grupo de mujeres rurales jóvenes, diferencia a aquellas que viven en un hogar en situación de pobreza de quienes viven en hogares no pobres. • Brecha étnica: dentro del grupo de las mujeres rurales jóvenes, existen diferencias entre las mujeres indígenas y no indígenas. Estas brechas afectan directamente la “capacidad de hacer” de las mujeres rurales jóvenes. Esta capacidad de hacer la podemos descomponer en las siguientes competencias: competencia técnica (manejo de las habilidades necesarias para hacer algo), competencia legal (existencia de un marco legal que permita hacer algo) y competencia subjetiva (capacidad del sujeto para percibirse con derecho y habilidad para hacer algo). Esto finalmente repercute en que ellas puedan tener una estrategia de vida autónoma. ¿Cuáles son las brechas que afectan a las mujeres rurales jóvenes? La población total de Nicaragua asciende a 5.124.891 de habitantes, de los cuales el 50,8% son mujeres Las mujeres representan el 48,6 por ciento de la población rural y el 23% de la población rural joven. Para el análisis cualitativo de este estudio se seleccionaron dos lugares con significativa concentración de población indígena en diferentes zonas de Nicaragua: San Lucas (Madriz) y Rama Cay (Blue Fields).
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Mujeres
INIDE, Censos de población y vivienda 2005
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Entre los principales hallazgos se encuentran diferentes rubros entre los que destacan: Participación en actividades comunitarias: la participación social de las mujeres rurales jóvenes está aumentando. Se encuentran en organizaciones civiles de otros países, organizaciones comunitarias y organizaciones civiles de desarrollo, cuyas principales áreas de trabajos se concentran en materia de educación, salud e incidencia política. Sin embargo, pocas veces ocupan cargos de responsabilidad. Autosuficiencia y oportunidades: la mayoría de las mujeres rurales se desempeña en el sector informal. Como contraparte, la minoría se ubica en el sector agrícola, en donde la gran mayoría de mujeres queda desocupada por preferencia del trabajo masculino en el sector. Esta falta de oportunidad para generar ingresos económicos conlleva a reducir su autonomía y empoderamiento. Con ello, sus medios de vida también son escasos y pobres, por lo que mantienen una situación similar respecto a sus madres. De esta manera, la migración nacional e internacional aparece más como una opción para disminuir la pobreza dentro de las dinámicas familiares. Valoración del rol de los hombres: las mujeres jóvenes rurales no tienen conciencia del aporte económico y social generado por su participación en las actividades agrícolas y domésticas no remuneradas Por ende , valoran mucho más el trabajo jornalero de los hombres, en desmedro del papel que ellas desempeñan en el cuidado de la familia y de los hijos. Relaciones de género: se encuentra que en las parejas conformadas por mujeres rurales jóvenes se están cambiando los roles alrededor del trabajo doméstico. Es decir, los hombres rurales se están involucrando más en el cuidado de los hijos cuando las mujeres tienen que ocuparse de ciertas diligencias. Educación: las mujeres jóvenes rurales son menos educadas, más proclives a convivir en pareja y a tener más hijos. La mayoría de estas mujeres alcanza el nivel educativo primario, siendo imposible alcanzar mayores grados académicos debido a costos de transporte y al inicio de la vida reproductiva a temprana edad. De este modo, se confirma que existe una relación entre la escolaridad, el estado civil y la fecundidad. Servicios de salud: las mujeres rurales jóvenes todavía tienen dificultades para el acceso a servicios de salud. Uno de los factores que dificulta y agudiza esta situación radica en el tema del transporte y la falta de atención especializada. Esto conlleva al gran uso de las parteras para los nacimientos de los hijos. Acceso a infraestructura social de agua y vivienda: en este rubro, se registra la dificultad para acceder a servicios públicos, en el cual resalta la dificultad del acceso a agua potable a las mujeres rurales jóvenes. Por otro lado, se considera que la calidad de las viviendas es inadecuada en tanto se encuentran situaciones de hacinamiento en comparación a la zona urbana.
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Conclusiones Las distintas brechas muestran mujeres jóvenes rurales en desventaja en el ámbito económico respecto a los hombres jóvenes y en la vida reproductiva. Se muestran contextos de vida rural difíciles, comparando los contextos de las zonas urbanas: menor acceso a servicios, menor vínculo con el Estado y menor logro educativo. Comparando con las generaciones anteriores, se nota que las jóvenes rurales han mejorado en educación, han disminuido el número de hijos e hijas, pero en las estrategias de vida continúan en las mismas condiciones que las mujeres mayores de 35 años de edad. Se constató que las jóvenes rurales indígenas tienen más difícil el acceso a servicios de agua y electricidad, y han alcanzado menor logro educativo que las jóvenes rurales no indígenas. La brecha entre pobres y no pobres es amplia en todos los ámbitos analizados. En sus expectativas, ellas mencionan que les gustaría tener iguales derechos y oportunidades que los hombres para trabajar en la comunidad; no quieren vivir en violencia ni drogas, quieren seguir estudiando o aprender un oficio para ayudar a la comunidad y mejorar su economía; anhelan que sus hijos puedan estudiar para defenderse y salir adelante, para lo cual piensan contar con el apoyo de sus parejas.
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