NUTRICIÓN I Cambia de hábitos
Cambia de hábitos
¿Dieta y/o educación alimentaria en la pérdida de peso? Cambio de hábitos
Por todos es sabido que para alcanzar una pérdida de peso saludable se debe modificar el estilo de vida, cambiar las costumbres alimentarias y practicar ejercicio físico de manera regular. En este artículo nos centraremos en descubrir cuál es la mejor manera de corregir y cambiar los hábitos alimenticios: ¿dieta o educación alimentaria?
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l tratamiento para adelgazar ha de ser integral trabajando varios aspectos todos ellos complementarios y dependientes entre sí, en la mayoría de los casos. Estos son: buenos hábitos alimentarios, práctica de actividad física y apoyo psicológico en algunas ocasiones. Como sabrás, son varios los motivos que pueden llevar a una persona a bajar de peso: por problemas de salud, por ponerse unos pantalones que hace tiempo que no se ponía, porque llega el verano, por actos especiales como las bodas o los bautizos, entre otros. Sea el motivo que sea, recuerda que los dietistas-nutricionistas son los profesionales sanitarios más cualificados para realizar ese tratamiento nutricional que estás buscando entendiendo éste como una
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intervención duradera en el tiempo que consiste en el cambio progresivo de hábitos relacionados con la salud, en especial, de la alimentación, adecuado a las características individuales.
Tratamiento nutricional en la pérdida de peso Este tratamiento puede llevarse a cabo con el seguimiento de una dieta, aplicando la metodología de la educación alimentaria o ambas complementándose entre sí. No obstante, algunas de las condiciones que deberían de cumplirse son: • Tiene que disminuir la grasa corporal manteniendo al máximo la masa magra. • Debe ser eficaz a largo plazo manteniendo el peso perdido.
• Ha de prevenir futuras ganancias de peso. • Tiene que realizarse sesiones de educación alimentaria que destierren errores y hábitos alimentarios inadecuados. • Debe ser capaz de mejorar/recuperar la autoestima. • Tiene que disminuir el riesgo de padecer otras enfermedades. Dieta Actualmente el concepto de dieta suele estar mal empleado ya que no solo es el “régimen” que en determinadas circunstancias realizan personas enfermas o convalecientes sino que también es el conjunto y cantidades de los alimentos o platos cocinados, que se consumen habitualmente y que nos
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permite mantener un adecuado estado de salud y una capacidad de trabajo. En caso de tratarse de la primera definición, este tipo de dietas deberán de cumplir, al menos, dos características: adaptada a las las características clínicas, sociales, laborales y de ejercicio del paciente y ha de estar planificada para facilitar la adhesión al tratamiento. No obstante, en la mayoría de las ocasiones, aún cumpliendo estas características no se consigue una adherencia al tratamiento exitosa pues la palabra “Dieta”, para muchas personas, suele tener una connotación negativa cada pocos meses, cada años, asociándola a muchas frases como: • “Tendré que sacrificarme si quiero bajar de peso”. • “Tendré que pasar hambre”. • “No puedo quedar a cenar o comer porque estoy a dieta”. • “Me han dicho que en poco meses bajaré bastante de peso si me sacrifico”. • Y cualquier otra frase que se te pueda ocurrir o que hayas escuchado junto con la frase “estoy a dieta”. Como sabes, estas frases surgen de las variadas alternativas de dietas y tratamientos para bajar de peso, muchas veces insostenibles y perjudiciales para nuestra salud fracasando en la mayoría de las ocasiones por diversos motivos. Educación alimentaria Por su parte, la educación alimentaria es una herramienta básica en el tratamiento dietético-nutricional ya que permite el cambio de hábitos alimenticios de forma progresiva transmitiendo conocimientos, actitudes, valores y costumbres que permiten mejorar el estado de salud de las personas así
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“La educación alimentaria es una herramienta básica en el tratamiento dietético-nutricional ya que permite el cambio de hábitos alimenticios de forma progresiva.” como mejorar su calidad de vida. Se trata de una metodología efectiva a largo plazo que aumenta la gestión por parte de la persona, le enseña a ser flexible con uno mismo aprendiendo a escoger en distintos ámbitos, comprendiendo que es lo importante
y por qué lo es instaurando nuevos hábitos que puedan ser mantenidos en el tiempo. Por ello, es importante y fundamental enseñar a comer a las personas, enseñarles a cocinar, a conseguir cambios de hábitos de vida, a comprar en los mercados, a hacer actividades que fomenten la actividad física y que disfruten durante su vida social. Es decir, conseguir que las personas se diviertan mientras aprenden y entiendan que no se trata de una “dieta”, se trata de aprender buenos hábitos saludables que duren para siempre. Por tanto, a diferencia de “ponerse a dieta” la educación alimentaria supone un cambio de hábitos que te hacen sentir mejor contigo mismo, disminuyes el consumo de alimentos superfluos, es decir, ricos en grasas, azúcares y sal y aumentas el consumo de más alimentos, además de no tener fecha de término. Se trata de una herramienta que es para siempre, desde el primer día comienzas a sentirte bien, tienes libertad y salud y nuevos hábitos con nuevos resultados positivos. • ¿Qué se entiende por hábito?: los hábitos se definen como un comportamiento repetido, que se hace automático, lo realizamos sin pensar, y es aprendido durante un largo
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¿Por qué fracasan las dietas? • • • • •
• • • periodo de tiempo. Generalmente son adquiridos, muchas veces en la infancia, y los mantenemos aún en la edad adulta. La idea es “desaprender” los hábitos inadecuados vinculados con la comida e incorporar otros saludables, que permitan una nueva forma de relacionarme con la comida, con la consecuente modificación de la conducta alimentaria y el descenso de peso. • ¿Y cómo se consigue un hábito?: una parte fundamental de la educación alimentaria es la auto observación y/o autoconciencia tanto en la consulta con el dietista-nutricionista como el sujeto solo revisando su conducta a la hora de comer, registrando todos los alimentos que ingieren, a qué hora, donde se ha producido y que estados de ánimo
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estaban asociados a ese momento recogiéndolo todo en un diario de comidas. De esta manera no solo se trabaja la educación alimentaria y nutricional sino la concienciación y educación emocional la cual impacta en nuestra relación con la comida pues puede que comamos de más cuando estamos ansiosos, angustiados, aburridos, preocupados, estresados, felices, tristes, etc. Por tanto, reconocer nuestras emociones, transitarlas y trabajarlas nos ayudará a no canalizarlas comiendo, pidiendo, si es necesario, ayuda a un terapeuta psicológico.
¿Tú qué prefieres? Como hemos comentado, aprender a adelgazar es aprender a comer, y esto incluye dejar de cometer errores interiorizados y reforzados que has llevado a cabo hasta ahora. El objetivo no es cumplir con un número de “semanas de sacrificio” sino lograr un cambio de hábitos. La meta no es temporal, es intrínseca, es para siempre. Ahora bien, ¿qué responsabilidad tiene la persona que quiere bajar de peso? Mucha. Se necesita esfuerzo, ganas de cambiar y motivación, esa que a veces falla por diversos motivos y que es difícil de mantener a pesar del trabajo del profesional pero: “si la persona no pone de su parte y no cambia, no cambia nada”, pues perder peso saludablemente es cosa de voluntad y organización. La persona tiene que
El aburrimiento. Falta de motivación al “seguir un papel”. No respetan las preferencias individuales del sujeto. Por factores sociales, laborales y del entorno familiar. Por la costumbre de “estar a dieta 3 meses” y volver a la rutina de antes en lugar de plantear un cambio de estilo de vida. Porque en ocasiones puede generar ansiedad al restringir ciertos alimentos que nos gustan. Porque se buscan resultados instantáneos sin paciencia. Por la falta de empatía, escucha e individualización del profesional sanitario hacia el sujeto.
encontrar la motivación dentro de sí misma respondiendo al “porqué”, definir y visualizar en profundidad la razón que ha conducido a tomar la elección de adelgazar, de cambiar la manera de comer y de modificar sus hábitos de vida. Es un error pensar que perder peso y cambiar los hábitos no cuesta esfuerzo y es fácil ya que en ocasiones hay que buscar el origen de la situación, si es que la hay. En nuestras manos está como profesionales de la nutrición y alimentación, la responsabilidad de enseñar a cada persona de manera individual qué hábitos ha de mejorar, de implicarle en su cambio, acompañarle y ofrecerle información y herramientas para que el triunfo y el esfuerzo sea suyo. Por tanto te proponemos un reto: ¡Trasmite a tus clientes que dejen de valorar los resultados a corto plazo basados en el peso y que comiencen a fijarse un objetivo realista, el cambio de hábitos a largo plazo!
Ana y Laura Bilbao Cercós
Graduadas en Nutrición Humana y Dietética Socias-fundadoras y dietistasnutricionistas de Nuttralia www.nuttralia.com info@nuttralia.com
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