Canarias como plataforma econ贸mica tricontinental, con especial referencia al 谩mbito africano c. 1850-2010
Título Canarias como plataforma económica tricontinental, con especial referencia al ámbito africano, c. 1850-2010
Textos © de los autores
Editor Área de Economía y Competitividad del Cabildo de Tenerife
Edición Santa Cruz de Tenerife
ISBN 978-84-87340-70-3
1
Equipo de investigación Fernando Carnero Lorenzo (director) Juan Sebastián Nuez Yánez Cristino Barroso Ribal Álvaro Díaz de la Paz
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ÍNDICE INTRODUCCIÓN…………..............................................................
5
CAPÍTULO 1: LOS ANTECEDENTES……….……………................
16
1. Los vínculos africanos del periodo prehispánico.............
18
2. Los objetivos africanistas de la conquista y colonización europea de Canarias.…………………………….............
25
3. Las relaciones económicas con África durante la Edad Moderna..................................................................
36
CAPÍTULO 2: UN MARCO INSTITUCIONAL FAVORABLE A LA INTERNACIONALIZACIÓN...................................
53
1. La formulación de nuevo marco institucional.................
55
2. El paréntesis autárquico……………................................
60
3. La recuperación de las singularidades económicas isleñas…………………………………………………………
68
4. El encaje institucional de las Islas en Europa….............
74
CAPÍTULO 3: PLATAFORMA LOGÍSTICA INTERNACIONAL.....
82
1. El tráfico marítimo………………………………………………
84
2. El transporte aéreo………..............................................
98
3. Las telecomunicaciones………………………………........... 106 CAPÍTULO 4: COMERCIO EXTERIOR……………………………..... 120 1. Visión de conjunto del comercio exterior canario……….. 123 2. Las exportaciones hacia el mercado africano….............. 129 3. África como proveedor del Archipiélago………..…........... 136 4. Características de las empresas exportadoras isleñas.... 146
3
CAPÍTULO 5: FLUJOS DE INVERSIÓN EXTERNA……………..... 150 1. Antecedentes históricos……….………………………………. 153 2. Inversiones de capital entre Canarias y África en la actualidad………………………………………………….… 164 3. Empresariado isleño en el continente africano………….. 172 CAPÍTULO 6: AYUDA OFICIAL AL DESARROLLO..................... 179 1. La cooperación oficial al desarrollo descentralizada……. 182 2. Las acciones del Gobierno de Canarias……................... 189 3. El papel de los cabildos y de los ayuntamientos…......... 200 4. La implicación de las universidades canarias…….......... 210 CAPÍTULO 7: MOVIMIENTOS MIGRATORIOS…………………..... 216 1. El modelo migratorio contemporáneo……….…………….. 218 2. Canarios en África…………............................................ 228 3. La inmigración africana reciente…………………............. 237 4.
Un estudio específico: Menores Africanos No Acompañados………………………………………………. 244
CONCLUSIONES…………............................................................. 253 BIBLIOGRAFÍA CITADA.............................................................. 264
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INTRODUCCIÓN
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En los últimos años, y aprovechando la situación geográfica privilegiada de las Islas, desde las administraciones públicas se está impulsando el desarrollo económico de las mismas con el ánimo de convertirlas en una gran plataforma internacional que centralice las relaciones económicas entre Europa, África y América. Buena prueba de ello es el impulso que, en particular, han recibido las relaciones Canarias-África. En este sentido, el Cabildo Insular de Tenerife viene desarrollando importantes programas en relación al vecino continente, entre los que cabe destacar: el proyecto ALIX –cuyo eje central es el NAPWACI (Network Access Point West Africa Canary Islands)–, la cooperación internacional al desarrollo –con diversas acciones directas en países africanos de nuestro entorno, como Senegal o Cabo Verde–, a lo que hay unir el importante apoyo económico que se presta a otras instituciones públicas y privadas para que puedan llevar a cabo sus proyectos, tanto en África como en Latinoamérica. A ello debemos añadir la iniciativa aprobada recientemente por el Consejo de Gobierno Insular para la creación del Espacio África en Tenerife, como centro desde el que se potencien las relaciones culturales, sociales y económicas con ese continente. Asimismo, pretende constituirse como un nexo de unión entre África, Europa y América. En otras esferas de la administración pública, podemos reseñar la creación de la Dirección General de Relaciones con África o PROEXCA por parte del Gobierno de Canarias; la implementación del Plan África o el establecimiento de Casa África por el Gobierno de España; o los
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instrumentos de vecindad impulsados por la Unión Europea. Pero no son sólo las entidades gubernamentales las que están en este empeño, ya que la clase empresarial isleña también presenta un creciente interés. En este sentido, destacan las iniciativas llevadas a cabo por las Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación de ambas provincias canarias, la creación del portal Africainfomarket o la reciente creación de la Cámara de Comercio Canario-Americana. Sin embargo, esta idea no es nueva, y a lo largo de nuestra dilatada historia económica podemos encontrar múltiples ejemplos de cómo el Archipiélago ha sabido rentabilizar su privilegiada posición geoestratégica y, en particular, su proximidad al continente africano. Así, desde la conquista por los castellanos, Canarias constituyó una base importante para la penetración europea en África, no en vano portugueses, holandeses, franceses y británicos tuvieron cierto interés por hacerse con el control del Archipiélago dentro de sus planes expansionistas por las regiones del África occidental. Esta renta de situación se hizo aun más patente con el proceso colonizador del continente africano impulsado por las principales potencias europeas a finales del siglo XIX, ya en la era capitalista. Este proceso, unido a los cambios tecnológicos en los medios de transporte, revitalizaron el papel que desempeñaba el Archipiélago como punto clave de las rutas marítimas, y luego aéreas, que unían Europa y América con la costa oeste africana. Esta privilegiada situación geográfica también sirvió de base
para que muchas
empresas
extranjeras fijaran sus sucursales en las Islas, desde las que llevaron a cabo sus estrategias económicas y financieras en África. Ahora bien, esta situación no terminó con la descolonización africana después de la Segunda Guerra Mundial, pues el interés económico que el continente tenía para las antiguas metrópolis no disminuyó, y a ellas debemos añadir la incorporación de otros países como Estados Unidos, Rusia, Japón, India o China.
7
Por otra parte, las Islas Canarias se convirtieron en la plataforma principal
desde
la
que
se
desarrolló
el
colonialismo
español,
especialmente con los territorios de Sidi Ifni, Sáhara Occidental y Guinea Ecuatorial. En la esfera de lo público, muchos de los organismos vinculados a esos territorios tenían su sede en las Islas, así como el estamento militar. En este sentido, cabe señalar que la zona de Sidi Ifni y Sáhara pasaron a estar bajo la autoridad de la Capitanía General de Canarias, al tiempo que la Comandancia de Marina de las Islas hacía lo propio en Guinea Ecuatorial. En el ámbito de la administración judicial, los tribunales de esas posesiones africanas también fueron adscritos a la Audiencia provincial de Las Palmas. Por otra parte, el Servicio de Correos dependía de Administración de las Islas1. En la esfera de lo privado, son numerosos los ejemplos de empresas españolas cuyos negocios en esas posesiones hispanas eran llevados desde el Archipiélago, una vinculación de la clase empresarial española que ha continuado hasta la actualidad. Los agentes económicos locales tampoco han estado ausentes de las relaciones con
África, ya sea
por cuenta propia, o como
representantes o socios de empresas foráneas. En este sentido, las Islas supieron aprovechar sus enormes ventajas, pues la expansión de las actividades económicas portuarias sirvieron de palanca para impulsar el crecimiento de otras ramas productivas, como el aumento de sus intercambios mercantiles con los territorios africanos de su entorno, el establecimiento
de
una
importante
industria
transformadora
de
pescado, la instalación de un sistema bancario moderno o, incluso, el impulso del sector turístico. A ello debemos añadir otros, como el desarrollo de nuestra oferta agraria exportadora aprovechando la intensificación del tráfico marítimo internacional que transitaba por nuestros puertos.
1
MEANA PALACIO, J.M. (2006 y 2008).
8
Más cercanos a la actualidad, el fenómeno de la inmigración ha puesto de nuevo a Canarias en los principales titulares de la prensa y ocupa un lugar destacado en la agenda política regional, nacional y europea. No en vano, las Islas son, junto a otras regiones europeas del arco mediterráneo, una de las principales puertas de entrada de muchos africanos que pretenden mejorar sus condiciones de vida en el Viejo Continente. Asimismo, el Archipiélago se ha convertido en base logística
para
importantes
organizaciones
internacionales
de
cooperación al desarrollo, como la Cruz Roja o Naciones Unidas. Otro hecho incuestionable es el paulatino incremento de la presencia empresarial isleña en el vecino continente. Países como Marruecos,
Mauritania,
Cabo
Verde,
Senegal,
Ghana
o
Guinea
Ecuatorial se han convertido en mercados estratégicos para el Archipiélago en los últimos años. Las empresas que se han lanzado a este proceso de internacionalización de su actividad, han identificado en ellos oportunidades para su expansión y para la diversificación de sus actividades. En esta investigación pretendemos realizar un análisis a largo plazo de las relaciones económicas entre Canarias y África desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad. En este sentido, cabe señalar que la profusa historiografía existente para la Edad Moderna contrasta con la relativa escasez que nos encontramos a la hora de abordar las relaciones canario-africanas en la etapa contemporánea. Durante la misma, la vinculación de las Islas al vecino continente ha sido tratada más desde la esfera política que económica2. En este último ámbito, dos han sido las cuestiones que han polarizado la atención de los historiadores. Por una lado, el papel que desempeñó el Archipiélago en el desarrollo de la actividad pesquera en la costa noroccidental
2 En este sentido, se pueden consultar los estudios de MORALES LEZCANO, V. (1999 y 2007); MORALES LEZCANO, V. y otros (1985) y PONCE MARRERO, J. (1993).
9
africana durante el siglo XIX y buena parte del XX3. Por otro lado, la consideración de Canarias como plataforma para la colonización africana, en particular la española, si bien la mayoría de ellos lo abordan de una manera algo superficial al enmarcarlo en un contexto más
general,
el
Atlántico4.
Sí
podemos
encontrar
algunas
investigaciones que abordan de manera específica las relaciones económicas entre Canarias y África durante el último cuarto del siglo XX y los primeros años del XXI5. Es por ello que en las páginas siguientes intentaremos dar una visión general de la implicación que ha tenido Canarias en las relaciones económicas internacionales con África a lo largo de la era capitalista. Una primera aproximación a esta cuestión ya la hemos abordado
en
algunos
trabajos
anteriores,
así
se
trata
de
dar
continuidad a dos ponencias que presentamos en las últimas ediciones del Congreso Ibérico de Estudios Africanos, celebradas en Las Palmas de Gran Canaria (2008) y en Lisboa (2010)6. En esos estudios tratamos de manera sucinta algunos de los aspectos en los que profundizaremos en este trabajo, al tiempo que incorporamos otros nuevos. La posibilidad de llevar a cabo este estudio viene dada por el convenio de colaboración suscrito entre el Cabildo Insular de Tenerife, la Universidad de La Laguna y la Fundación Empresa Universidad de La Laguna para la realización de un proyecto de investigación sobre el 3 DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995, 1997 y 2010); LEAL CRUZ, M. (2005); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1984); MARTÍN MEDIAVILLA, I. (1984) y MARTÍNEZ MILLÁN, J. (1992). A ellos se pueden unir los textos recopilados en II Jornadas de Estudios Económicos Canarios: La pesca en Canarias, INSIDES-Caja Canarias y Universidad de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, 1982. 4 A las ponencias recogidas en el tomo III del VI Coloquio de Historia Canario Americana (1984), Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1986, podemos añadir los de CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2008); CABRERA ARMAS, L.G. y SUÁREZ BOSA, M. (2009); CARNERO LORENZO, F., NUEZ YÁNEZ, J.S. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2005); CARNERO LORENZO, F. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2007); LIRIA RODRÍGUEZ, J.A., (2003); MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (1987); NDONGO BIDYOGO, D. (1988); PEREIRA RODRÍGUEZ, T. (1987); PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010a); QUINTANA NAVARRO, F. (1983); SUÁREZ BOSA, M. (2000 y 2002) y SUÁREZ BOSA, M. y ROQUE GONZÁLEZ, S. (2002). 5 BOZA CHIRINO, J. (1995); BOZA CHIRINO, J. y FUENTES MARTÍN, F. (1995); BOZA CHIRINO, J. y PALACIOS SÁNCHEZ, A. (1997) y PADILLA, L. (2002). 6 CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2009 y 2010).
10
papel de Canarias como plataforma económica tricontinental, con especial referencia al continente africano. Los objetivos generales que se recogían en el mismo eran, de una parte, describir la evolución general de las relaciones económicas exteriores de Canarias, especialmente con África, durante el periodo contemporáneo (1850-2010). De otra, definir y concretar las características que ha tenido el Archipiélago como plataforma logística para las relaciones económicas internacionales, particularmente
respecto
de
los
países
situados
en
la
costa
noroccidental africana. Y, finalmente, poner a disposición de las autoridades competentes y del mundo empresarial interesado en el relanzamiento de las relaciones económicas canario-africanas, la metodología, así como las bases de datos estadísticas y documentales, que les permitan mejorar el diagnóstico de la situación actual y planificar estrategias de futuro. De manera más específica, nuestro trabajo incidirá en los siguientes aspectos: a) Conocer el papel desempeñado por los puertos y aeropuertos canarios en la evolución del tráfico marítimo y aéreo internacional desde y hacia los territorios del África Occidental. b) Analizar las potencialidades de las Islas como nodo de las telecomunicaciones internacionales con África. c) Determinar la función de las Islas en la expansión colonial europea hacia el vecino continente. d) Recabar
la
máxima
información
disponible
respecto
al
intercambio de mercancías entre Canarias y África: cantidad y valor de los bienes objeto del mismo e identificación de los flujos geográficos de este comercio. e) Examinar los flujos de inversión Canarias-África-Canarias. f) Establecer las claves que llevaron a Canarias a convertirse en el gran mercado y, a su vez, en centro pesquero del África occidental.
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g) Estudiar las corrientes migratorias africanas y la utilización de Canarias como puerta de acceso a la Unión Europea, en el contexto de la globalización, considerando también aspectos culturales y sociales, además de los económicos. h) Comprender la función que desempeña el Archipiélago en las acciones de cooperación internacional al desarrollo que se efectúan en África.
Los resultados de este proyecto de investigación son los que se recogen en esta publicación. El texto comienza con el capítulo titulado “Los antecedentes”, en el que se realiza un breve recorrido por las relaciones entre Canarias y África durante la Edad Moderna (siglo XIVXVIII). En él analizamos las implicaciones africanistas de la conquista y colonización del Archipiélago. Asimismo, examinaremos con cierto detenimiento algunos aspectos concretos de esos vínculos en materia económica, como las cabalgadas, la piratería, el tráfico marítimo, el comercio de esclavos, los intercambios mercantiles o la actividad pesquera. En los seis capítulos siguientes centramos nuestra atención en las
distintas
cuestiones
que
han
caracterizado
las
relaciones
económicas canario-africanas desde el siglo XIX hasta la actualidad. Así, en el segundo capítulo, “Un marco institucional favorable a la internacionalización”, examinamos el conjunto jurídico-administrativo que ha regido la actividad económica en el Archipiélago desde que, en 1852, se promulgase el Decreto de Puertos Francos de las Islas Canarias. Se trata de un marco institucional que, salvo en el paréntesis autárquico (1936-1959), se ha caracterizado por proveer de una serie de singularidades a las Islas, sobre todo en materia de comercio exterior y fiscalidad. Unas especificidades que han favorecido la inserción de Canarias
en
los
mercados
internacionales,
al
tiempo
que
han
potenciado su papel como plataforma para las relaciones económicas entre Europa, América y África.
12
Precisamente,
en
el
tercer
capítulo,
“Plataforma
logística
internacional”, abordaremos esta última cuestión. En él analizamos las principales infraestructuras de transporte y comunicaciones que permiten desempeñar esta función. Comenzamos por los puertos, que desde finales del siglo XIX han ocupado una posición privilegiada en el contexto internacional como centros de tránsito y avituallamiento del tráfico marítimo en el Atlántico Medio. Esto se debe, en gran medida, a su capacidad de adaptación a los cambios que se han ido produciendo en el sector y que los han situado en una posición de vanguardia. Tampoco se debe obviar la repercusión positiva de la actividad pesquera, que ha hecho del Archipiélago uno de los principales mercados mundiales y lo ha convertido en base de las flotas que operan en la costa occidental africana. De igual forma sucedió con los aeropuertos isleños, al calor del desarrollo de la aviación comercial desde el segundo cuarto del siglo XX, si bien aun queda mucho camino por recorrer en cuanto a la conectividad aérea con África. También aquí se incluye un estudio de la evolución de las telecomunicaciones en Canarias y, en particular, de su papel como nodo en el tráfico internacional desde que, a finales del ochocientos, se estableciera el primer cable telegráfico submarino que unía Tenerife con los continentes europeo, americano y africano. Desde entonces no ha abandonado esa función, sino que se ha visto incentivada por la incorporación de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Proceso éste que ahora se quiere impulsar, sobre todo hacia África, a través del proyecto ALIX, capitaneado por el Cabildo Insular de Tenerife. En el siguiente capítulo, “Comercio” exterior”, tras dar una visión global de los intercambios mercantiles exteriores del Archipiélago desde mediados del siglo XIX, centramos nuestra atención específicamente en el comercio canario-africano. En ese ámbito determinaremos cuáles han sido y son los principales clientes y proveedores de las Islas, así como los productos objeto de las importaciones y de las exportaciones.
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Finalmente, describiremos cuáles son los rasgos más sobresalientes que presentan, en la actualidad, las empresas canarias que han dado el salto hacia la internacionalización de su oferta bienes y servicios. Los flujos de inversión exterior son el tema de estudio del quinto capítulo.
Damos
comienzo
al
mismo,
analizando
cómo
era
el
comportamiento de éstos hasta finales el último cuarto del siglo XX, haciendo especial hincapié en aquellas compañías foráneas –extranjeras o procedentes del resto del territorio nacional–, que se establecieron en el Archipiélago con el fin de utilizarlo como base para realizar sus negocios con el continente africano. Asimismo, prestamos especial atención a las empresas isleñas que se instalaron en África como elemento para ampliar y diversificar sus mercados. Tras este recorrido histórico, pasamos a analizar, de manera pormenorizada, los flujos de inversión entre Canarias y África en las dos últimas décadas. Así, podremos cuantificar los fondos empleados en ambas direcciones e identificar los principales países africanos que invierten en las Islas, así como los receptores más destacados de las inversiones isleñas en aquel destino. De igual forma se procederá con los sectores más relevantes objeto de esos movimientos de capital entre los dos ámbitos espaciales considerados aquí. Por último, resaltaremos los rasgos más sobresalientes de los casi dos centenares de empresas canarias que se encuentran establecidas en algún país africano en la actualidad. El sexto capítulo, “Ayuda Oficial al Desarrollo”, lo hemos dedicado a profundizar en aquellos aspectos más relevantes de la cooperación internacional para el desarrollo que se realiza desde Canarias, prestando una especial atención a la dirigida al continente africano. Así, tras una breve reseña sobre la cooperación española, que nos sirve de referencia comparativa, analizaremos la denominada ayuda oficial al desarrollo descentralizada, es decir, aquélla que llevan a cabo las administraciones u organismos públicos distintos de los de la Administración General de Estado. En este sentido, examinaremos las
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acciones que en esta materia desarrolla el Gobierno de Canarias. De igual forma se procederá con la participación desempeñada por los ayuntamientos y cabildo insulares, especialmente el Cabildo Insular de Tenerife. Finalmente, incorporaremos la labor de cooperación que hacen las dos universidades canarias. El último capítulo, “Movimientos migratorios”, se inicia con un repaso al modelo migratorio isleño contemporáneo desde principios del siglo XIX. A continuación nos aproximaremos a la emigración canaria hacia África durante el siglo XX y los primeros años de la centuria actual. Luego, procederemos de manera similar para la inmigración, sobre todo desde mediados de la década de 1990, cuando se incrementa de forma significativa. Terminaremos con un estudio específico sobre los menores africanos no acompañados que, probablemente a pesar suyo, se convirtieron en un fenómeno mediático durante los últimos años. La publicación termina con las principales conclusiones a las que hemos llegado en esta investigación y con una relación bibliográfica en la que se recopila buena parte de la literatura que hasta el momento existe sobre las relaciones económicas exteriores de Canarias en general y, de manera particular, la relativa a los vínculos que unen al Archipiélago con el continente donde se haya situado geográficamente, África.
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CAPĂ?TULO 1
Los antecedentes
16
La conquista y colonización de Canarias a finales del siglo XV se enmarcaba en una estrategia de la monarquía castellana por establecer una base de apoyo para la defensa contra los musulmanes asentados en el Magreb, una vez que habían sido expulsados de la Península Ibérica. Asimismo, iban a desempeñar una importante función logística para sus proyectos futuros de exploración y explotación de los recursos existentes en el continente africano. Sin embargo, el descubrimiento de América, en la última década de esa centuria, volcó todas las energías, hombres y dineros del reino hacia la empresa del Nuevo Mundo. No obstante, las relaciones socioeconómicas con las vecinas costas se mantuvieron e incluso se incrementaron, si bien la extraordinaria magnitud que alcanzaron los flujos mercantiles, monetarios y de personas entre el Archipiélago y América eclipsaron en cierta manera a las primeras. La situación descrita en el párrafo anterior no ha sido óbice para que la vinculación entre Canarias y África durante el Antiguo Régimen (siglos XV-XIX), así como en el periodo prehispánico, haya atraído, de manera significativa, la atención de los investigadores. De ahí que en las páginas siguientes realizaremos un recorrido por los aspectos más relevantes de los nexos económicos que se dieron entre ambos espacios geográficos con anterioridad a mediados del ochocientos, siguiendo la abundante bibliografía producida al respecto. Nuestra aportación, por tanto, se centrará en la conformación de una visión de conjunto a partir de esos estudios que, o bien abordan cuestiones muy concretas de las
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relaciones canario-africanas, o bien las enmarcan en un análisis global sobre la internacionalización de la economía del Archipiélago.
1. Los vínculos africanos del periodo prehispánico. Para el periodo anterior a la conquista europea de Canarias, disponemos de varios trabajos de investigación que se centran, fundamentalmente, en el origen africano de la población aborigen isleña, concretamente de los bereberes del norte de ese continente. Estos
estudios
describen
cuáles
fueron
sus
posibles
áreas
de
procedencia a partir del análisis comparativo de los rasgos culturales, económicos, políticos, sociales, lingüísticos y religiosos. Elementos que conforman un marco institucional que sería trasladado a las Islas, si bien éstos hubieron de adaptarse, en última instancia, a las peculiares características del Archipiélago7. Por tanto, se trataría de grupos poblacionales de cazadoresrecolectores y pastores que gozaban de una importante movilidad en sus regiones de origen en el norte de África. El desplazamiento hacia el Archipiélago se habría producido, de forma voluntaria o forzada, como consecuencia de la competencia entre esas comunidades y otras por los recursos existentes. Su llegada a las Islas desde las vecinas costas continentales se tuvo lugar, al parecer, durante un periodo muy amplio de tiempo, que se suele situar entre los siglos V y I antes de Cristo, aunque esa cronología podría ser incluso anterior. Una vez asentados en los distintos espacios insulares de Canarias, debieron de amoldar sus pautas socioeconómicas a los
7 A modo de ejemplo, ARCO AGUILAR, M.C. y NAVARRO MEDEROS, J.F. (1987); BELMONTE AVILÉS, J.A., SPRINGER BUNK, R. y PERERA BETANCORT, M.A. (1998); ESTÉVEZ GONZÁLEZ, F. (2008); FARRUJIA DE LA ROSA, A.J. (2006); MACÍAS HERNÁNDEZ, A. (1995a y 2003); PINTO DE LA ROSA, J.M. (1954); SABIR, A.J. (2001); TEJERA GASPAR, A. (1995); TEJERA GASPAR, A. y GONZÁLEZ ANTÓN, R. (1987) o TEJERA GASPAR, A. y otros (2006).
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reducidos límites territoriales y las posibilidades de desarrollo que le ofrecía la compleja biodiversidad de esos nuevos escenarios. Además, debieron atender las necesidades del crecimiento poblacional que experimentaron cada uno de los grupos que arribaron a las diferentes islas. Y todo ello sin que, al parecer, se diesen grandes cambios tecnológicos con anterioridad a la llegada de los colonizadores castellanos. Esta circunstancia es la que explica, probablemente, la práctica del infanticidio en algunos lugares como un mecanismo de autorregulación de la presión demográfica. No obstante, se puede apreciar una incipiente actividad agraria a partir de la introducción de determinadas variedades de trigo o cebada, así como de algunas leguminosas, por los propios colonos africanos en algunas islas.
CUADRO 1.1 Estimación del potencial demográfico aborigen en Canarias, según la teoría de la capacidad de carga (c. 1400) Mínimo Nº habitantes
Máximo
Porcentaje
Nº habitantes
Porcentaje
El Hierro
1.566
3,01
4.392
3,20
La Palma
4.127
7,94
11.577
8,44
La Gomera
2.155
4,15
6.043
4,41
Tenerife
11.854
22,82
33.250
24,25
Gran Canaria
24.882
47,90
62.779
45,78
Lanzarote
2.485
4,78
6.442
4,70
Fuerteventura
4.876
9,39
12.639
9,22
51.945
100,00
137.122
100,00
Total
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2003).
Los estudios que han tratado de cuantificar la población existente en Canarias antes de la conquista ofrecen datos muy dispares, si bien podríamos señalar que en torno a 100.000 habitantes podría ser la cifra que más se aproximaría a las diversas estimaciones existentes8. El 8
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2003).
19
reparto por islas es el que se recoge en el cuadro 1.1, donde se muestra el potencial demográfico que pudo alcanzar la población aborigen, según la capacidad de producción de cada territorio insular en aquel momento. En este sentido, hay que señalar que los pobladores del Archipiélago se encontraban, tal y como hemos señalado, en los umbrales del Neolítico, si bien existe una cierta diferenciación entre unas islas y otras. De hecho, de la lectura de estos datos se desprende que Tenerife y Gran Canaria concentraban el 70 por ciento de la población del Archipiélago, por lo que se infiere que podrían encontrarse en un estadio de desarrollo superior al resto. Para la época clásica existen algunas referencias a viajes de exploración realizados por los fenicios, los romanos, los cartagineses, etc.9. En este sentido, el descubrimiento de vestigios arqueológicos de origen romano hace suponer la presencia de un cierto intercambio entre los primeros habitantes de las Islas y los mercaderes de la época clásica que navegaban por las aguas de la costa noroccidental africana. Esta incipiente actividad mercantil estaría vinculada, sobre todo, con la compra
de
orchilla,
que
se
empleaba
como
colorante
en
las
manufacturas textiles. Una de esas expediciones llevadas a cabo durante este periodo, quizás la más documentada, fue la protagonizada por Plinio el Viejo en el siglo I, auspiciada por Juba II (25 a. C.-24 d. C.), rey de la Mauritania Tingitana10. En los relatos del navegante se recoge una descripción pormenorizada del Archipiélago, destacando la presencia de habitantes, y su posición geográfica respecto a los dominios del monarca que había financiado la expedición11:
9 ATOCHE PEÑA, P (2006); JORGE GODOY, S. (1996) y MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, M. (1991). 10 SANTANA SANTANA, A. (2002). 11 Extracto de Historia Natural, Libro VI, escrita por Plinio el Viejo. La cita reproducida aquí ha sido tomada de GONZÁLEZ LEMUS, N. y MIRANDA BEJARANO, P.G. (2002: 19).
20
«Junonia dista de Gades setecientos cincuenta mil pasos, y que desde ella hay otro tanto hasta Pluvialia y Capraria en dirección al ocaso […]. Otra de las islas se llama Invale por su concavidad y otra Planasia por su aspecto. Invale tiene un perímetro de trescientos mil pasos; allí la altura de los árboles se eleva hasta los ciento cuarenta pies. Las Afortunadas […] están situadas bajo el mediodía cerca de las Purpurarias […], que a la isla primera la llaman Ombrios, y no hay vestigio de ningún edificio […], la segunda isla se llama Junonia; en ella hay solamente un templete construido con piedra; después de esta hay otra menor del mismo nombre, a continuación está Capraria repleta de enormes lagartos. […] A la vista de estas se encuentra Niguaria, recubierta de nubes […]. La que está a su lado se llama Canaria, por el gran número de canes que allí se crían; en ella han aparecido restos de edificios […]. Todas las islas rebosan en abundancia de frutos y de aves de todo tipo».
Al parecer, durante las fases iniciales de la Edad Media, África, en general, y las Islas Canarias, en particular, cayeron en el olvido de los europeos, debido a las convulsiones ocasionadas por la fragmentación del antiguo imperio romano y la posterior irrupción del Islam en la cuenca sur del Mediterráneo. Además, sabemos poco sobre el interés que los pueblos musulmanes llegados a las costas noroccidentales del continente africano pudieron tener en el Archipiélago. No obstante, parece lógico pensar que, al menos, conociesen su existencia, como consecuencia del tráfico marítimo de cabotaje y el desarrollo de las actividades pesqueras en esa zona12. En este sentido se puede interpretar las palabras del autor árabe Al Tadilli en el siglo XIII13:
«En las islas del mar de Marruecos he encontrado gentes que no conocían el Islam. He enseñado a los hombres y a las mujeres el
12 13
EDDY, M.R. (1994). CABRERA PÉREZ, J.C. (1991: 101).
21
Islam y sus leyes, y sólo los he abandonado cuando han sabido cumplir la plegaria del tasbih»
El redescubrimento de las Islas Afortunadas por parte de la Europa cristina se produjo en la Baja Edad Media, cuando los navegantes genoveses, lusitanos, mallorquines o andaluces arribaron a sus costas14. Estas expediciones se enmarcan en una estrategia más amplia por la que algunos estados del Viejo Continente pretendían llegar a los yacimientos auríferos situados en la parte central de África. La penuria monetaria europea hacía imperiosa la necesidad de obtener metales preciosos en mayor cantidad y de una forma más económica para mantener el creciente volumen de los intercambios mercantiles de la etapa bajomedieval. Esto quiere decir que había que soslayar a los intermediarios musulmanes que, hasta ese momento, abastecían a Europa del oro africano. Otro elemento estratégico era la búsqueda de una nueva vía que permitiese la provisión de forma regular de los productos procedentes de Asia que se consumían en Europa, sobre todo de las especias. Esta necesidad surgió como consecuencia de la ocupación turca de Anatolia y el desmoronamiento del imperio mongol en aquella época, lo que dificultaba enormemente el tráfico de mercancías por las rutas terrestres que desembocan en el Mediterráneo oriental. Finalmente, debemos citar también la expansión de las actividades pesqueras de algunos de estos países hacia los caladeros de la costa atlántica africana. Dentro de esta dinámica podemos destacar como primera iniciativa la expedición de los navegantes genoveses Ugolino Vivaldi y los hermanos Vadino en 1291, que tenía como objetivo último alcanzar la India bordeando el continente africano. Perecieron en su intento y se
14 CABRERA PÉREZ, J.C. (1991); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b y 2001a); PINTO DE LA ROSA, J.M. (1954) y RUMEU DE ARMAS, A. (1986).
22
desconoce si llegaron a tocar las costas canarias, pero abrieron el camino a otros proyectos ulteriores. Uno de ellos fue el protagonizado por otro genovés, Lancelotto Malocello, que logró establecer bases permanentes para la república italiana de la que era originario en Lanzarote y Fuerteventura a comienzos del siglo XIV. Todo ello con el fin de disponer de un punto de apoyo para futuras expediciones en la costa occidental de África. Sin embargo, su duración fue efímera, pues al poco tiempo debieron abandonar sus conquistas por la hostilidad de los habitantes insulares. No obstante, durante su estancia en estas dos islas se dedicaron, al parecer, a la adquisición de productos locales para su venta en Europa o para el consumo de los colonos europeos, al tiempo que realizaron algunas capturas de aborígenes para su venta como esclavos. También los portugueses se sumaron a este tipo de empresa, como el proyecto auspiciado por el monarca luso Alfonso IV en 1341. Se trataba de una expedición capitaneada por los navegantes italianos Angiolino del Teggia y Nicolosso da Recco con el fin de explorar las posibilidades económicas de la costa occidental africana. En ella visitaron el Archipiélago y llegaron a desembarcar en Gran Canaria y Fuerteventura.
Esto
proporcionó
a
la
Corona
Portuguesa
los
argumentos suficientes para arrogarse ciertos derechos de posesión sobre las Islas. Los castellanos tampoco se mantuvieron al margen. Así, la bula Tuae devotionis sinceritas, promulgada por el papa Clemente VI el 15 de noviembre de 1344 concedía a Luis de la Cerda, a la sazón Infante de Castilla y Almirante de Francia, el título de “Príncipe de la Fortuna”. En ella se contemplaba que tendría jurisdicción total sobre el Archipiélago (Islas Afortunadas), al tiempo que le obligaba a la difusión del evangelio entre los habitantes y se le autorizaba para crear iglesias y fundar monasterios. También se preveía la posibilidad de designar más adelante obispos, sacerdotes y religiosos para aquellas tierras.
23
Por su parte, los súbditos de la Corona de Aragón, especialmente los mallorquines, comenzaron a evidenciar un mayor interés por las Islas desde mediados del siglo XIV, contando también con el apoyo del papa Clemente VI. En este sentido, lograron establecer un obispado en Gran Canaria, concretamente en la zona de Melenara (Telde) a comienzos de la década de 1350. Esta sede episcopal tenía claramente una vocación evangelizadora, no sólo en Canarias, sino también en su hinterland africano más próximo. Este proyecto logró perpetuarse hasta los años finales de la centuria y su desaparición vino determinada por las matanzas de los misioneros y colonos de origen mallorquín y catalán efectuadas en 1393. El hecho que desató estos acontecimientos fue, al parecer, la arribada de navíos procedentes del norte de la Península Ibérica, que vinieron a capturar esclavos indígenas en las costas norteafricanas, llegando en sus razzias hasta las Islas. La población aborigen, indignada por estas acciones, hizo recaer su ira sobre los europeos que habitaban en sus tierras, pues no en vano eran de la misma raza y religión que los agresores. Esto último pone de manifiesto el renovado interés que tuvo la Corona de Castilla por las Islas desde el último cuarto del siglo XIV. Interés que se plasmó en los numerosos viajes organizados, sobre todo, desde Andalucía, pero también desde el País Vasco. Estas visitas tenían como principal objeto la obtención de suculentos botines –productos como la orchilla, o esclavos–, tanto en el Archipiélago como en las costas africanas más próximas. Estas actividades depredadoras se intensificaron sobre todo a raíz de la ocupación por las huestes castellanas de algunas localidades del litoral andaluz, como Tarifa, Algeciras o Gibraltar. Por tanto, existía por parte de los principales estados europeos de la época una competencia inusitada por la expansión hacia la región del Magreb occidental, incluyendo como una pieza fundamental de ese proceso a Canarias. Éstas conformaban, sin lugar a dudas, la base idónea para prestar el apoyo logístico necesario para dicha empresa, así
24
como para aquellas otras que se planteaban como objetivo el sur del continente africano o, incluso, la apertura de una nueva ruta hacia los mercados orientales. Y esta pugna es la que propició la ocupación del Archipiélago por parte de Castilla en la centuria siguiente.
2. Los objetivos africanistas de la conquista y colonización europea de Canarias El proceso de conquista y colonización de Canarias tiene como punto de partida la expedición capitaneada por el normando Jean de Bethencourt para establecerse en Lanzarote en 140215. La empresa se completaría,
inicialmente,
con
la
ocupación
de
Lanzarote,
Fuerteventura, La Gomera y El Hierro. Estas cuatro islas fueron colocadas bajo la tutela de la Corona de Castilla a través de un régimen feudovasallático. Es por ello que se les denomina de señorío. Las tres restantes –Gran Canaria, La Palma y Tenerife– fueron sometidas por la propia monarquía castellana, dando lugar a las denominadas islas de realengo. ¿Qué motivos impulsaron a los normandos a embarcarse en esa aventura? El objetivo declarado por ellos era el de utilizar las Islas como plataforma para lanzarse a la conquista de la región denominada Río de Oro. Se pensaba, en aquel entonces, que allí radicaban algunos de los principales yacimientos de dicho metal precioso. No obstante, pronto se agotaron sus fuerzas, en términos de hombres y dineros, para completar el proyecto, asumiendo entonces directamente los Reyes Católicos las riendas de la ocupación de los espacios insulares que aun quedaban por colonizar. Un proceso que se completaría en 1496, 15 Sobre la conquista de Canarias y su proyección africana disponemos de una amplia literatura. Entre otros, ABREU GALINDO, J. (1977); AZNAR VALLEJO, E. (1983); BONET Y REVERÓN, B. (1933); CIORANESCU, A. (1960); COLA ALBERICH, J. (1987); FERNÁNDEZ-ARMESTO, F. (1982); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b); MORALES PADRÓN, F. (1978); PÉREZ, J. (2006) y RUMEU DE ARMAS, A. (1955).
25
cuando fueron sometidos los últimos reductos de resistencia de la población autóctona en Tenerife. Esta segunda fase del proceso de conquista se enmarcaba en una estrategia regia mucho más amplia, cuya finalidad era llegar hasta los yacimientos
auríferos
de
Etiopía,
tal
y
como
lo
describen
los
coetáneos16:
«Tiempo hacía que el rey Fernando se había propuesto […] enviar una flota a las minas de oro de Etiopía. Mas, como se sabía que el futuro apoyo de esta expedición era la posesión de la isla que los nuestros llaman Gran Canaria […] determinó asimismo preparar otra expedición, convencido por los relatos de algunos que habían comprobado la fecundidad de aquella tierra, y que aseguraban que había de permitir al fin una navegación más segura hacia el mar de Etiopía y las costas de Libia, a aquel que estuviera en posesión de la Gran Canaria».
Pero, además del recurrente deseo de hacerse con las fuentes auríferas africanas, hubo otras motivaciones relacionadas con el vecino continente que impulsaron a los reyes españoles a la ocupación de Canarias. Una de ellas era, dada la naturaleza religiosa de las dos casas reales españolas y especialmente de la castellana, la evangelización de los paganos que habitaban en aquellos parajes. En este sentido, el Archipiélago se convertiría en una plataforma para los misioneros que pasaban a la parte noroccidental de África. En esencia se trataba de recuperar el antiguo proyecto que la Corona de Aragón había llevado a cabo en el siglo anterior con el Obispado de Telde y que, como señalamos en el apartado anterior, se vio trágicamente frustrado. No obstante, el principal factor determinante de la conquista y colonización de las Islas tenía que ver con la política defensiva que la Corona quería instaurar respecto a los diversos grupos musulmanes
16
Citado por MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b: 142).
26
presentes en el Magreb, a raíz de la finalización de la reconquista en la Península Ibérica. La idea era establecer una serie de enclaves en el África noroccidental ocupada por los árabes e impedir cualquier intento de los mismos por volver a cruzar el Estrecho. Es en este ámbito donde se enmarcarían las diversas expediciones realizadas por el litoral africano más cercano a las Islas desde que los conquistadores castellanos pusieron su pie en ellas. Un objetivo que quedaba patente en la Real Cédula que Juan II promulgó en 1449, concediendo al Señor de las Islas Canarias el derecho de conquista entre los Cabos Güer y Bojador. Fruto de esa legislación, Diego de García de Herrera construiría una fortificación en un lugar de la costa marroquí próxima al Archipiélago, denominada Santa Cruz de la Mar Pequeña, en 1476. La misma se mantuvo en pie durante dieciséis años, hasta que fue abandonada y destruida como consecuencia de un ataque por parte de los habitantes de la zona. Estas expediciones en el hinterland africano cercano a Canarias se intensificaron a partir de la conquista realenga del Archipiélago. En este sentido, cabe destacar que Alonso Fajardo reconstruyó el enclave de Santa Cruz de la Mar Pequeña en 1496, perdurando hasta 1523, cuando de nuevo fue derruido por la hostilidad de la población local. En ese ínterin, el Adelantado Alonso Fernández de Lugo recibió la encomienda de la Corona de establecer diversas fortificaciones en la costa continental –Cabo Bojador, Cabo Nun y desembocadura del Asaka. El primer intento se realizó en la última de las ubicaciones citadas hacia 1500, saldándose con un rotundo fracaso al ser derrotadas las fuerzas empeñadas en él. Una segunda intentona se produjo dos años más tarde, logrando edificar un punto fortificado en Cabo Güer –Castillo de Galegarva. Sin embargo, las presiones diplomáticas ejercidas por los portugueses obligaron a su abandono al poco tiempo. También hubo sucesivos intentos por atraerse el favor de los líderes de algunas tribus de la región, en unos casos de forma
27
voluntaria y en otros utilizando mecanismos coercitivos. Como ejemplo de lo primero sirva el tratado firmado por el Gobernador de Gran Canaria, López Sánchez de Valenzuela en 1499, si bien su duración fue efímera. Para la segunda modalidad podemos citar la expedición auspiciada por el Cabildo de Tenerife en el primer cuarto del siglo XVI. En ella se apresó al caudillo Muhammad al-Mumen, quien fue trasladado a la ciudad de La Laguna, no concediéndole la libertad y la posibilidad de volver a su tierra hasta que jurase vasallaje a la Corona de Castilla. En el mismo contexto hay que entender el gran impulso que recibieron, por parte de la monarquía hispana, las actividades pesqueras, ya que, además de la conocida riqueza del banco donde se desarrollaban las labores, los pescadores isleños se convirtieron en los principales observadores de los movimientos de las tribus que allí habitaban. Tampoco era desdeñable el conocimiento que poseían del litoral, donde establecieron diversas factorías para el tratamiento del pescado o realizar algún tipo de intercambio con los lugareños, como Santa Cruz de Berbería. Sobre esta cuestión volveremos en el siguiente epígrafe, donde la trataremos con mayor exhaustividad y desde un punto de vista más económico. En definitiva, todo lo expuesto hasta hora pone de manifiesto, sin lugar a dudas, el importante valor que tenía Canarias para la estrategia africanista de los reyes españoles. Una estrategia que no pasaría inadvertida para las otras potencias europeas, especialmente para Portugal, pues estas acciones suponían un obstáculo para su política expansionista a lo largo de la costa africana17. Esta pugna hispano-lusa se tradujo en varios intentos por apoderarse del Archipiélago, o al menos de algunas de sus islas, sobre todo con anterioridad a que la 17 Acerca de esta rivalidad de algunos países europeos resultan ilustrativos los siguientes trabajos: ARRIBAS PALAU, M. (1987); BETHENCOURT MASSIEU, A. (2001); GARCÍA-GALLO, A. (1958); GLAS, G. (1999); JUÁREZ MARTÍNEZ, A. (2008); LEAL CRUZ, P.N. (2008); MECHBAL, A. (1987); PLACER CERVERA, G. (2008); RUMEU DE ARMAS, A. (1956-57 y 1991); SANTANA PÉREZ, G. (2004, 2009 y 2010); SEVILLA GONZÁLEZ; M.C. (2008) y THIERS, L. (2008).
28
Corona de Castilla se hiciese directamente con las riendas del proceso de conquista y colonización de Canarias. Este enfrentamiento quedaría en parte dilucidado por los tratados de Alcaçovas (1479), Tordesillas (1494) y Sintra (1509), contando algunos de ellos con la intermediación papal. En el primero se establecía la delimitación de las áreas de actuación de ambos países en el Atlántico, y en lo concerniente a África, se reconocían los derechos hispanos sobre el Señorío de Canarias y sobre la parte septentrional del continente a excepción del Reino de Fez. Por su parte, Portugal obtenía la exclusividad de la conquista del citado reino y de la exploración y explotación del resto de la costa occidental africana. Sin embargo, en el segundo, Castilla renunciaba a sus derechos en el norte de África, salvo las tierras de los alrededores de Melilla. Asimismo, se contemplaba la exclusión de sus barcos de pesca al sur del Cabo Bojador, si bien se confirmaba la posibilidad de realizar cabalgadas entre ese punto y Río de Oro. El último de los acuerdos lo que hizo fue precisar aun más lo pactado en Tordesillas, sobre todo en lo referente a la zona adyacente al enclave melillense, así como limitar cualquier actuación castellana al sur del Cabo Bojador. El descubrimiento de América y el avance colonizador por el Nuevo Mundo eclipsaron en cierta manera los proyectos africanistas de los reyes españoles, ya que volcaron la mayoría de sus energías, capitales y hombres en el otro lado del Atlántico. Canarias también ocuparía un lugar destacado en esta nueva empresa. En primer termino, porque sirvió de laboratorio para el marco institucional y de relaciones que se establecieron entre la metrópoli y las colonias americanas. En segundo lugar, porque desempeñó un papel clave en las comunicaciones marítimas entre ambas orillas. Además, tuvo el privilegio de desarrollar de manera más o menos legal un comercio propio con las Indias al margen del monopolio real, y se constituyó, por sus especificidades normativas, en una plataforma para la emigración europea, en general, y española, en particular, hacia esos territorios.
29
Ahora bien, esta circunstancia no fue óbice para que el Archipiélago continuase desarrollando una importante labor, dada su posición geoestratégica, como catalizador de la política hispana hacia el continente africano, que siguió existiendo, a pesar de la preeminencia que había adquirido el escenario indiano. Una estrategia africanista que,
además
de
continuar
defendiendo
sus
intereses
ante
las
pretensiones portuguesas, debía ahora hacer frente a la ofensiva de otras potencias, como Francia, Gran Bretaña, Holanda, o el Imperio Otomano (cfr. Cuadro 1.2).
CUADRO 1.2 Principales ataques navales contra las Islas, 1522-1797 Francia
Berbería
El Hierro
Inglaterra
Holanda
1
La Palma
2
1
3
La Gomera
2
2
2
Tenerife
4
Gran Canaria
2
1
3
Lanzarote
1
6
2
1
4
1
11
21
3
Fuerteventura Total
10
1
6 1
Fuente: ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2006); CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995); RUMEU DE ARMAS, A. (1991) y SANTANA PÉREZ, G y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002).
De hecho, en algunas ocasiones, estas naciones europeas que acabamos de citar, intentaron establecerse por la fuerza en las Islas, dado su valor estratégico para el tráfico marítimo y el comercio con sus posesiones en el Atlántico Sur, en general, y con África, en particular. En otras, se dedicaron a hostigarlas o a realizar acciones corsarias en sus mares con el fin de debilitar y cuestionar el poder hispano en ese ámbito geográfico. En este contexto es en el que se enmarca el ataque del corsario francés François Le Clerc, apodado Pata de Palo, a Santa Cruz de La Palma en 1553. También el del Almirante holandés Pieter
30
Van der Does en 1599, recalando con sus buques de guerra en varias islas, en las que ocasionó un importante número de bajas y se apoderó de un suculento botín. Pero, sin lugar a dudas, fueron los ingleses quienes con mayor intensidad atacaron el Archipiélago. De las numerosas incursiones realizadas por ellos, cabe destacar las llevadas a cabo por Francis Drake, acompañado por John Hawkins, a la capital palmera y a San Sebastián de La Gomera en 1585, y la que llevó a cabo diez años más tarde en Gran Canaria –en la capital y en Arguineguín. Asimismo, Robert Blake se lanzó sobre Santa Cruz de Tenerife en 1659 con el fin de apoderarse de la Flota de Indias que se había refugiado allí. Mismo destino tendría el intento de ocupación que protagonizó Horacio Nelson en 1797, quizás el más serio para hacerse con el control de las Islas. Además de mantener la posesión del Archipiélago por su valor estratégico en las rutas marítimas que conectaban Europa, América y África, la Corona española estaba empeñada en impedir la expansión de sus contrincantes europeos por la costa noroccidental africana. Por ello, realizó intensas negociaciones diplomáticas para que las autoridades marroquíes permitiesen el establecimiento de una factoría para los pescadores canarios en el continente desde la segunda mitad del siglo XVIII. En realidad estas negociaciones escondían el deseo de la monarquía hispana de impedir la expansión británica por ese litoral, tal y como recoge en el texto de las instrucciones dadas por Carlos III a su enviado ante el Sultán de Marruecos, el misionero franciscano Bartolomé Girón de la Concepción, en 176518:
La Ynglaterra, que se ha apoderado de todos los ramos del comercio del mundo y que, con todo, mira con celos que cualquiera otra nación tenga un barco de pescar; no contenta con las famosas pesquerías que desfruta en el Mar del Norte y en Terranova, ha pensado ultimamente apropiarse la pesca que, según va dicho, 18
ARRIBAS PALAU, M. (1987: 45-47).
31
hacen por necesidad los canarios en la costa de Africa. En seguimiento de esta idea, despachó el gobierno británico un navío al cargo de un tal Jorge Glass para que pasase a establecer una colonia y un fuerte en dicha costa azia el río Guedar; pero quiso la fortuna que, aunque llego a dar fondo en dicho río el expresado Glass, se le frustró su idea por entonces, saliendo los moros bravos a impedirlo; de que resultó morir mucha de su gente y perderse el navío. También se hizo preciso arrestar en Canarias al mismo Glass, por haberle sorprehendido haciendo el contrabando en ellas y toman violentamente nuestros artesanos para que le ayudasen en su proyecto: de modo que, después de algún tiempo, se le puso en libertad y se restituyó a Ynglaterra.
Los requerimientos españoles quedaron en parte satisfechos en los Tratados de Paz y Amistad suscritos entre el Rey de España y el Sultán de Marruecos en 1767 y 186019. Así, en el primer acuerdo se señalaba:
«Art. 18. S.M.I. se aparta de deliberar sobre el establecimiento que S.M.C. quiere fundar al Sur del Río Nun, pues no puede hacerse responsable de los accidentes o desgracias que sucedieran a causa de no llegar allí sus dominios y ser la gente que habita el país, errante y feroz, que siempre ha ofendido y aprisionado a los canarios. De Santa Cruz al Norte, S.M. concede a éstos y a los españoles la pesca, sin permitir que ninguna otra nación la ejecute en ninguna parte de la costa, que quedará enteramente por aquéllos».
Quedando de manera más explicita la ubicación del citado enclave costero en el artículo 18 del pacto rubricado en 1860:
19
MECHBAL, A. (1987: 306 y 314).
32
«[...] S.M. marroquí se obliga a conceder a perpetuidad a S.M. católica en la costa del océano, junto a Santa Cruz la Pequeña, el territorio suficiente para la formación de un establecimiento de pesquería. como el que España tuvo allí antiguamente.»
Ambos tratados dieron comienzo a una época de cierta estabilidad en las relaciones hispano-marroquíes, aunque no exenta de tensiones, que
se
ha
prolongado
hasta
la
actualidad.
Sin
embargo,
con
anterioridad, las mismas se vieron jalonadas por un amplio periodo de confrontación y violencia. En términos generales, podemos señalar que los isleños llevaron a cabo numerosas cabalgadas en los territorios africanos cercanos durante el siglo XVI, desarrollando una importante acción depredadora de hombres y bienes. Estas actividades fueron prohibidas a partir de 1572 por Felipe II, con el objeto de ganarse a los marroquíes y enfrentarlos al poder turco, que se había asentado en la ribera sur del Mediterráneo. No obstante, en los años siguientes, hasta la finalización de la centuria, se reprodujeron estas expediciones por parte de los isleños, aunque con una frecuencia e intensidad mucho menor y circunscritas a aquellas zonas que estaban fuera del control marroquí. Sobre ellas volveremos más adelante, cuando las analicemos más en profundidad desde una perspectiva económica. Por su parte, los berberiscos y los turcos iniciaron una etapa de ataques corsarios y piráticos contra la navegación y las costas canarias, que se prolongaría desde los años sesenta del siglo XVI hasta mediados del siglo XVIII20. No obstante, con anterioridad se habrían producido algunos amagos, al menos así se desprende de las noticias inquietantes que llegaron al Archipiélago a lo largo de 1532, cuando las autoridades insulares tuvieron noticias de que el Jarife estaba aprestando una gran flota para invadir las Islas. Circunstancia ésta que se repitió once años
20 ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (1987, 2006a, 2007 y 2008) y MARTÍN CORRALES, E. (2008).
33
más tarde, según testificó un huido de Berbería ante el Tribunal de la Inquisición. Amenazas éstas que se hicieron realidad en 1569 con la invasión de Lanzarote por parte del corsario Calafat de Salé. Esta isla sería la más afectada, con diferencia, al ser ocupada en otras cuatro ocasiones. A ellos debemos añadir los ataques de la misma índole sufridos por Fuerteventura o La Gomera. Además de saquear las Islas, también se llevaron numerosos prisioneros, capturados en alta mar o en sus innumerables incursiones terrestres, contándose por millares los afectados a lo largo de esos años. De hecho, uno de ellos se convirtió al Islam y fue uno de sus capitanes más afamados, Alí Arréz Romero. En realidad se trataba de Simón Romero, un marinero residente en la calle de Triana de la capital grancacanaria, que había sido capturado mientras navegaba por el litoral africano. Su fama quedó recogida en las tradiciones populares de la época, como las frases que recitaban las madres argelinas a sus hijos, según contaba un cautivo isleño21:
«Hijo mío, as de ser moro fino, y ellos responden que sí, y ellas les disen: sí, as de ser tan fino como Alí Romero y ellos responden que sí, y las dichas moras les disen: Alá te aga como él»
También los españoles se dedicaron al corso y a la piratería en las aguas del África Occidental durante todo el periodo estudiado, utilizando Canarias como base de esas operaciones. Sirva a modo de ejemplo el incidente entre un navío castellano y otro portugués a la altura de Mauritania en 1517. El buque lusitano fue apresado y su tripulación llevada al Archipiélago. Todavía en el siglo XVIII continuaron estas actividades, como la realizada por Pascual Rodríguez de Sossa que, partiendo de Santa Cruz de Tenerife, apresó y hundió una
21
Citado por ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (2007: 5).
34
embarcación berberisca en el Golfo de Arguín en 1762, desembarcando a sus prisioneros en Cádiz22. Finalmente, podemos indicar la participación isleña en el primer proyecto efectuado por la monarquía española para retomar el proceso colonizador en África a finales del siglo XVIII. Los tratados de San Ildefonso (1777) y del Pardo (1778), firmados entre España y Portugal, supusieron la cesión a la primera de las islas de Fernando Poo y Annobón en el Golfo de Guinea, a cambio de transferir a la segunda la isla de Santa Catarina y la provincia de Río Grande del Sur de Brasil. Las motivaciones que tenía la Corona Española para realizar este intercambio territorial eran fundamentalmente económicas. Por un lado, se pretendía garantizar el suministro autónomo de esclavos para las colonias americanas, evitando los onerosos contratos que se tenían con operadores de otros países europeos, británicos, franceses y portugueses, principalmente. Por otro lado, se trataba de establecer una base de apoyo para el tráfico mercantil con Filipinas bordeando el Cabo de Buena Esperanza. Para hacer efectiva esta empresa, se aprestó rápidamente una flota que, partiendo de Montevideo, se hiciese cargo de las nuevas posesiones africanas. Ésta recaló en el archipiélago canario donde reclutó algunos expedicionarios más. Sin embargo, el retraso en la entrega de las dos islas guineanas por los portugueses, el fallecimiento del jefe de la expedición, el Conde de Argalejo, y las enfermedades llevaron, finalmente, al fracaso de este proyecto. Los supervivientes fueron repatriados mediante una operación de rescate que partió de Canarias, teniendo que hacer frente, además, a la hostilidad de los navíos ingleses, que veían con recelo la presencia hispana en la zona23.
22
SANTANA PÉREZ, G. (2010: 50 y 59). LIRIA RODRÍGUEZ, J.A. (2003); NDONGO-BIDYOGO, D. (1987) y CARNERO LORENZO, F y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2009). 23
35
3. Las relaciones económicas con África durante la Edad Moderna Finalizada la conquista del Archipiélago, se estableció una economía
de
servicios
y
de
producción
vinculada
al
ámbito
internacional atlántico, que contó con un marco institucional favorable para su expansión24. Ahora bien, la implantación en exclusiva de una economía de servicios que consistiera, fundamentalmente, en utilizar Canarias como base de apoyo logístico para el tráfico marítimo de las potencias ibéricas a lo largo de la costa occidental africana y hacia el Nuevo Mundo, hubiese tenido una potencialidad de crecimiento económico muy limitada para las Islas. Por
ello,
los
principales
agentes
de
la
conquista
insular
impulsaron la colonización a sabiendas de que su potencial productivo iba más allá de la mera recolección y exportación de algunas plantas autóctonas, como la orchilla. De ahí que los capitales privados optasen por el desarrollo de una economía azucarera destinada a abastecer el mercado europeo. ¿Por qué el azúcar? Básicamente porque se trataba de un producto de alta remuneración en los mercados de destino, que permitía
amortizar
rápidamente
las
inversiones
iniciales
–el
acondicionamiento del terreno, la infraestructura de regadío, la construcción de ingenios– y facilitaba, además, la reproducción del sistema. Así, los agentes económicos implicados, no sólo buscaron un cultivo orientado al exterior que compensase la importación de inputs y bienes manufacturados de consumo, sino que también implementaron otros, sobre todo el cereal y el viñedo, que desempeñaron una doble función de gran importancia en su articulación con la agricultura de exportación. En los momentos de auge de las exportaciones sirvieron para controlar los precios y salarios en el mercado local, con el fin de
24 En el desarrollo de estos argumentos hemos seguido los textos de MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b, 2000 y 2001b).
36
garantizar una relación real de intercambio favorable, mientras que en las etapas de crisis, se convirtieron en el mecanismo que las clases dominantes utilizaron para mantener sus niveles de renta. El éxito del binomio economía de servicios-economía de producción no hubiese sido posible si Canarias no hubiese contado con un marco institucional que favoreciese la llegada de mano de obra y capitales. En el ámbito fiscal, se debe señalar que la presión tributaria fue menor que en el resto del reino. Una vez acabada la fase de conquista, sólo se aplicó en las Islas el almojarifazgo –un 6 por ciento ad valoren sobre las entradas y salidas de mercancías, un 2,5 por ciento sobre las exportaciones hacia América– y las tercias reales. En cuanto a la legislación mercantil, se suprimieron todo tipo de trabas a la formulación de contratos, destacando la orden explícita que prohibió la intervención de la Iglesia en esta materia.
CUADRO 1.3 Equivalencias del sistema monetario castellano en Canarias 1480-1497
1497-1521
1521-1686
Castilla (mrs.)
Canarias (mrs.)
Premio (%)
Castilla (mrs.)
Canarias (mrs.)
Premio (%)
Castilla (mrs.)
Canarias (mrs.)
Premio (%)
Ducado
375
500
33,33
375
500
33,33
375
528
33,33
Cruzado
375
500
33,33
375
500
33,33
375
528
33,33
Dobla
365
487
33,42
365
500
36,98
365
500
36,98
90
126
28,57
30
42
28,57
34
48
41,17
4
6
40,00
Tostón Real
31
40
29,03
34
42
23,52
Real nuevo Cuarto
4
6
50,00
4
6
50,00
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2000).
Con respecto al comercio exterior, la Corona permitió a los agentes insulares realizar sus intercambios directamente con los mercados
de
destino
de
la
oferta
agroexportadora
y
con
los
abastecedores de manufacturas e insumos. Asimismo, se dictaron disposiciones para que la producción agraria local de subsistencias se vendiese prioritariamente en el Archipiélago, favoreciendo así la
37
complementariedad entre los distintos espacios insulares. También se dotó a Canarias de una política monetaria propia, que supuso la concesión de un premio sobre las unidades monetarias castellanas e indianas con el fin de compensar los costes de transacción que suponía la lejanía de las Islas (cfr. cuadro 1.3). Finalmente, merece destacarse el elevado grado de autonomía que gozaron las autoridades insulares en materia económica, al menos hasta finales del siglo XVII. Por tanto, las relaciones exteriores constituyeron el principal renglón del sistema económico canario. Un sistema que se articulaba en torno a dos ejes principales: la prestación de servicios a las flotas europeas de ultramar y la exportación de productos agrícolas de alto valor. Al mismo tiempo, el mercado doméstico se abastecía en el mercado internacional de las materias primas y de los bienes de consumo que demandaba su economía productiva sin ningún tipo de cortapisas, más que las derivadas de las coyunturales desavenencias que mantenía la Corona española con otros países europeos. En este contexto, habitualmente se ha destacado el papel que han jugado Europa y América como clientes y proveedores exteriores del Archipiélago. Y, sin duda, lo fueron, pero ello no debe impedir abordar el análisis de la función que también África desempeñó al respecto. En este sentido, podemos reseñar cuatro ámbitos de actuación que sobresalen sobre el resto, los servicios portuarios, el tráfico de esclavos, las pesquerías y el comercio de bienes. Desde la ocupación de Canarias por parte de los castellanos, sus puertos sirvieron de refugio y de área de avituallamiento para los buques
que
hacían
sus
travesías
por
el
Atlántico
sur,
fundamentalmente para los de pabellón hispano, pero también para los extranjeros (cfr. gráficos 1.1, 1.2, 1.3 y 1.4)25. Por lo que concierne al tráfico marítimo con África, las embarcaciones españolas procedían de 25 FAJARDO SPÍNOLA, F. (2004); LOBO CABRERA, M. (1985); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001a); TORRES SANTANA, E. (1985); SANTANA PÉREZ, G. (2009); SANTANA PÉREZ, G. y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002) y VILAR VILAR, E. (1979).
38
Andalucía (Sevilla, Cádiz, Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa María, Huelva y Palos) y, en menor medida, del Cantábrico, y se dirigían hacia las costas de Berbería y Guinea. No en vano, los comerciantes castellanos se habían asentado de forma temprana en Cabo Verde o en Santo Tomé. Este tránsito se vio incrementado de forma sustancial con la incorporación de Portugal, y por tanto de sus feitorias africanas, al reino de España entre 1580 y 1640. Especial mención merece el tráfico con Cabo Verde, que llegó a alcanzar niveles muy destacados. Así, en el bienio 1609-1610, el 85 por ciento de los barcos arribados al archipiélago portugués habían partido desde Canarias.
GRÁFICO 1.1 Tráfico marítimo extranjero por los puertos canarios, 1571-1800 (Nº de embarcaciones) 300
250
200
150
100
50
0 1571-80 1601-10 1631-40 1661-70 1691-00 1721-30 1751-60
1781-90
Fuente: FAJARDO SPÍNOLA, F. (2004).
Respecto a los navíos de otras nacionalidades, éstos recalaban en los puertos canarios, sobre todo cuando España no estaba en guerra con ellos, aunque tampoco resultaba extraño que ocurriera lo contrario26. El tráfico luso con sus enclaves africanos –Cabo Verde, Arguín, Angola, Santo Tomé– continuó siendo importante durante las 26 Los gráficos 1.1 y 1.2 se refieren a los datos recabados a partir de las inspecciones que el Santo Oficio realizaba a los buques arribados a las Islas.
39
etapas en que ese país fue independiente, aunque en menor medida que durante la unificación con España. También los buques holandeses transitaron por nuestros puertos con destino a sus posesiones africanas –Arguín, Costa de Oro y El Cabo–. De igual forma ocurrió con los navíos ingleses y franceses, que realizaban operaciones mercantiles con la costa africana –Marruecos, Senegal, Gambia, etc.– o participaban en la incipiente expansión colonial por el continente –Isla de Francia (Mauricio), Isla de Borbón (Reunión). A ellos hay que añadir la flota estadounidense que de forma frecuente utilizaba Canarias como punto de apoyo en sus travesías hacia África.
GRÁFICO 1.2 Origen de los navíos extranjeros arribados a Gran Canaria y Tenerife, 1566-1800 (Porcentaje 50
40
30
20
10
0 G. Bretaña
Francia
Holanda
Portugal
España
Fuente: FAJARDO SPÍNOLA, F. (2004).
40
R. Europa
África
América
GRÁFICO 1.3 Estructura del tráfico total en el puerto de S/C de Tenerife, 1800-1804 (Porcentaje 60
50
40
30
20
10
0 Europa
América
África
Asia
Sin especificar
Fuente: HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G. (1983).
GRÁFICO 1.4 Distribución del tráfico con África desde el puerto de S/C de Tenerife, 1784-1804 (Porcentaje) 30
25
20
15
10
5
0 Inglaterra
Francia
Holanda
Portugal
España
EE.UU.
Otros
Fuente: SANTANA PÉREZ, G. (2002a) y HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G. (1983).
41
Además del tráfico comercial, Canarias también se convirtió en base logística para numerosos navíos corsarios y piratas, tanto europeos como berberiscos. Estos buques recalaban en las costas isleñas despobladas y, por tanto, escasamente vigiladas, especialmente en Lanzarote y Fuerteventura, así como en la vertiente meridional de Gran Canaria y Tenerife, con el fin de efectuar reparaciones, buscar avituallamientos o para dar algo de reposo a sus tripulaciones.
GRÁFICO 1.5 Número de cabalgadas efectuadas desde Canarias en el siglo XVI 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 1501-10 1511-20 1521-30 1531-40 1541-50 1551-60 1561-70 1571-80 1581-91 1591-00
Fuente: DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011).
Por otra parte, los agentes económicos del Archipiélago tuvieron una
participación
activa,
ya
sea
como
demandantes
o
como
intermediarios, en el comercio internacional de esclavos africanos durante la Edad Moderna27. La expansión azucarera que se implementó como primer motor económico de las Islas tras la conquista requería de una abundante mano de obra para garantizar su éxito. Como quiera que la oferta disponible de fuerza de trabajo local en esos momentos era 27 ANAYA HERNÁNDEZ, L.A. (1999, 2006b y 2009); BRUQUETAS DE CASTRO, F. (1995); LOBO CABRERA, M. (1979, 1982 y 1985a); LOBO CABRERA, M. y DÍAZ HERNÁNDEZ, R. (1984); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1995b); PÉREZ HERNÁNDEZ, I. (1989); RODRÍGUEZ VICENTE, E. (1985) y SANTANA PÉREZ, G. y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002).
42
escasa, los colonizadores castellanos se fueron al vecino continente para conseguir esos recursos humanos que necesitaban. El mecanismo utilizado fueron las cabalgadas, que se extendieron por toda la costa occidental, desde Marruecos hasta Angola28. Desconocemos
su
número
exacto,
pero
las
estimaciones
realizadas a partir de diversas fuentes señalan un mínimo de 188 expediciones de este tipo a lo largo del siglo XVI. De ellas, casi el 80 por ciento se llevaron a cabo en las costas de Berbería. Su evolución nos indica que se produjeron con mayor intensidad en el periodo comprendido entre 1550 y 1570, coincidiendo con el de mayor expansión de la producción y exportación azucarera de Canarias (cfr gráfico 1.5). Después de 1572, cuando Felipe II decretó su prohibición, se continuaron haciendo algunas más, ahora de forma ilegal, hasta el final de siglo. No obstante, su cuantía fue muy inferior a la del periodo precedente y se realizaron cada vez más hacia el sur para burlar el control regio. Ahora bien, este descenso no sólo se explica por el efecto de la nueva legislación, sino también por la crisis del sector azucarero ante la competencia de los envíos procedentes de América y su paulatina sustitución por la viticultura –malvasías y vidueños. Esta nueva actividad agroexportadora presentaba un modelo de relaciones laborales que apenas incorporaba la mano de obra esclava, de tal forma que ésta quedó relegada, casi en exclusiva, al servicio domestico y cada vez con una importancia menor. Esta actividad debió resultar muy lucrativa si nos atenemos a las cifras aportadas por algunos estudios que señalan que con la venta de dos cautivos se sufragaban con holgura los costes de este tipo de expediciones, llegando a obtener unos beneficios que se situarían entre el 150 y el 200 por ciento. Esta circunstancia no pasaría inadvertida a la Corona, que las gravó con el quinto real durante algún tiempo,
28
SALAFRANCA ORTEGA, J.F. (2006).
43
aportando suculentos ingresos para las arcas de la monarquía. Las expediciones para capturar esclavos en Berbería se vieron incentivadas a partir de 1526, cuando la Corona transfirió a los habitantes de Tenerife la citada tasa por una Real Cédula. Los rescates también aportaban pingües ganancias, sobre todo si se apresaba a personas de un cierto estatus social en sus territorios de origen. Normalmente éstos consistían en el canje del cautivo por varios esclavos negros.
GRÁFICO 1.6 Importancia de los esclavos en la población de algunas localidades de Gran Canaria (Porcentaje) 24
20
Las Palmas
Telde
1583-1599
1600-1639
16
12
8
4
0 1548-1556
1573-1582
Fuente: LOBO CABRERA, M. (1982).
En términos generales, la esclavitud de origen berberisco se asentó, sobre todo, en Fuerteventura y Lanzarote, dedicada a las labores en las explotaciones cerealeras de esas dos islas. De hecho, en la primera de ellas llegaron a representar la mitad de la población y en la segunda el 14 por ciento, según el censo de moriscos de 1595. También tuvieron cierta relevancia en otras localidades del Archipiélago, como Agaete con un 15,5 por ciento, Los Llanos de Aridane con un 9 por ciento, Adeje con un 7,2 por ciento o Telde con un 5 por ciento. Los procedentes del África subsahariana fueron utilizados de manera
44
significativa en las plantaciones azucareras de Tenerife y Gran Canaria, llegando a alcanzar una cierta importancia en algunas localidades a mediados del siglo XVI, aunque con posterioridad, el declive de las exportaciones de este producto hizo disminuir de forma significativa su importancia relativa dentro del conjunto de la población isleña (cfr. gráfico 1.6). Además de proveer al Archipiélago de fuerza de trabajo esclava, algunos agentes isleños participaron en este comercio internacional de seres humanos, sobre todo con destino a las colonias españolas en América. Los navíos dedicados a la trata partían de Canarias con destino a Cabo Verde o Sao Tomé, donde cargaban su valiosa mercancía. Estos enclaves portugueses se convirtieron en los centros redistribuidores de los esclavos capturados en las costas atlánticas africanas, concretamente en Guinea, Elmina, Angola o Níger. En los inicios de esta actividad había que pasar primero por Sevilla, pero el sobrecoste que ello generaba llevó pronto a permitir el tráfico negrero directo con el Nuevo Mundo. Más adelante, el suministro de mano de obra forzada para la América hispana se realizó por medio de asientos que fueron concedidos a agentes de diversas naciones europeas –Portugal, Francia, Holanda Inglaterra…–, cuyos navíos transitaban por los puertos canarios en busca de avituallamiento o de mercaderías para intercambiar en los centros de redistribución de esclavos situados a lo largo de la costa africana. No obstante, en 1784, el Marques de Braciforte, Capitán General de Canarias en aquel entonces, intentó poner en marcha una iniciativa propia, la Compañía Canaria de Negros, con el fin de dedicarse a la trata de esclavos entre Cabo Verde y Cabo Palmas. El objetivo último era desembarazarse de la presencia extranjera en este negocio, pero el proyecto se quedó sólo en eso.
45
Otra actividad económica que vinculaba el Archipiélago con el continente africano durante la Edad Moderna fue la pesca29. Un vínculo que fue incluso anterior a la conquista castellana de las Islas, pues las embarcaciones
pesqueras
procedentes
de
diversas
partes
de
la
Península Ibérica –Portugal, cornisa cantábrica y Andalucía– ya realizaban sus faenas en el litoral noroccidental de África, donde se ubicaba un importante caladero. De hecho, podemos considerarlos como los precursores de las posteriores expediciones europeas hacia el sur del continente. Cuando se produce la conquista de Canarias, éstas se convierten en una base de apoyo para los pescadores andaluces y gallegos, si bien, tras culminarse la ocupación del Archipiélago, se fue desarrollando una flota propia que paulatinamente iría monopolizando las faenas en la costa africana. En un primer momento, éstas se desarrollaron entre Cabo Aguer y Cabo Bojador, y a medida que avanzaba la Edad Moderna fue extendiendo su área geográfica hacia el Sur hasta Cabo Blanco y Arguín. Se trata de una zona muy rica en pesca y de ahí la atracción que tuvo para los pescadores insulares, que en no pocas ocasiones obviaron los tratados con Portugal que impedían realizar estas labores al sur de Bojador. Durante la segunda mitad del siglo XVI era habitual que entre una y tres embarcaciones fueran aparejadas anualmente para realizar campañas de pesca en Berbería, si bien hay algunos testimonios que de forma ocasional elevan considerablemente esa cifra, como el de John Hawkins, quien se jactaba de haber capturado unos cuarenta pesqueros castellanos y portugueses en una incursión que hizo al puerto de Angla de Santa Ana en 1564. Para la centuria siguiente, los datos estadísticos recopilados para algunos años entre 1622 y 1665
29 BETHENCOURT MASSIEU, A. (1988); DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011); FERNANDEZ DÍAZ, R. y MARTÍNEZ SHAW, C. (1994); GLASS, G. (1999); LOBO CABRERA, M. (1980); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1982); MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010); PÉREZ SAAVEDRA, F. (1993); RUMEU DE ARMAS, A. (1975); SANTANA PÉREZ, G. (1995) y SANTANA PÉREZ, J.M. (2010a y b).
46
ponen
de
manifiesto
que
se
mantiene
el
promedio
indicado
anteriormente. Ahora bien, tampoco podemos obviar el hecho de que las acciones piráticas y corsarias que se llevaron a cabo en las aguas cercanas a las Islas dificultó en no pocas ocasiones esta actividad. Incluso las autoridades insulares llegaron a prohibir su desarrollo de forma individual, requiriendo a los armadores de buques de pesca para que se organizasen en un convoy y con escolta de algún navío militar. No obstante, estas actuaciones se solían quedar en papel mojado, ya que entorpecían sobremanera los trabajos de los pescadores. Por tanto, debemos esperar al siglo XVIII para que se observe un incremento sustancial de las labores pesqueras que desde Canarias se efectuaban en las costas africanas, concretamente en el denominado banco canario-sahariano. Así, para la segunda mitad del setecientos existen varios informes que sitúan el número de embarcaciones isleñas que allí operaban en un intervalo entre 15 y 40 unidades, en cualquier caso, muy superior al que se ha descrito para los dos siglos anteriores. Además se trataba de una actividad que presentaba una elevada tasa de beneficios, a tenor de algunas estimaciones que la sitúan en el 67,5 por ciento. Sin duda, una de las razones de esta expansión está relacionada con la política desarrollada por las autoridades ilustradas españolas, que utilizaron la pesca como instrumento en sus pugnas diplomáticas respecto al Magreb, sobre todo para evitar la penetración de otras potencias europeas en la costa noroccidental africana. Fruto de ello fue el tratado suscrito con Marruecos en 1767, que fijaba, entre otros aspectos, que los pescadores canarios tendrían en exclusiva el derecho de explotación de los caladeros de ese litoral, bajo soberanía alauita. No obstante, el salto hacia delante que se produjo en esa época se tradujo, a posteriori, en un cierto estancamiento, probablemente por la falta de mercados exteriores donde colocar los excedentes de la pesca obtenida, una vez cubiertas las necesidades del mercado isleño. Así, en el primer tercio del siglo XIX, la flota canaria que faenaba en las costas
47
del vecino continente se situaba entre los 21 barcos del recuento de 1818 y los 33 del efectuado en 1830. Las capturas se situaron en ese periodo entre las 2.000 y las 3.000 toneladas anuales, si bien hay otras estimaciones que elevan esas cifras hasta las 4.000, o incluso a las 6.000 toneladas. En cualquier caso, el valor de la producción pesquera, que ascendía a casi 6 millones de reales en 1802, equivaldría al 2 por ciento de la riqueza total del Archipiélago en los primeros años de esa centuria. Y algo más de las tres cuartas partes de ese valor provenían de las capturas realizadas en África, siendo el resto el resultante de las llevadas a cabo en las aguas canarias. Finalmente, nos referiremos a los intercambios comerciales que Canarias mantuvo con África durante la Edad Moderna, si bien no alcanzaron la magnitud de los efectuados con Europa y América30. Las relaciones mercantiles con el vecino continente fueron constantes desde el momento de la conquista, aunque, dependiendo de la coyuntura bélico-política de cada momento, éstas se realizaban de forma legal o fraudulenta. Además, y al igual que ocurría con el comercio de España con Indias, el realizado con el continente africano estaba bajo el control de la Casa de Contratación de Sevilla, por lo que los isleños solían recurrir a prácticas irregulares para burlar el mismo. Todo lo anterior implica que no dispongamos de abundante información estadística al respecto. No obstante, de los testimonios de la época, basados en documentos emitidos por las autoridades o a través de los protocolos notariales, parece inferirse que hubo una cierta actividad, aunque con una marcada irregularidad, sobre todo con las costas de Berbería. En este sentido destaca la importación de cereales de esa procedencia en los años en los que la cosecha local no era suficiente para el abastecimiento de la población isleña. Circunstancia
30 ARRIBAS PALAU, M. (1979); LOBO CABRERA, M. (1985b); LOBO CABRERA, M. y BRUQUETAS DE CASTRO, F. (1998); LOBO CABRERA, M. y TORRES SANTANA, E. (1997); SANTANA PÉREZ, G. (2002b); SANTANA PÉREZ, G. y SANTANA PÉREZ, J.M. (2002) y TORRES SANTANA, E. (1990).
48
ésta que se producía, o bien por la merma de las mismas debido a causas climatológicas, o por el elevado crecimiento demográfico insular. Asimismo, hubo algunos contactos esporádicos con las economías subsaharianas. Valga como ejemplo la autorización que obtuvieron Juan Lugo y Pedro de Lugo del rey de Portugal en 1503 para comercializar orchilla desde Cabo Verde. Se trataba de dos agentes mercantiles que ya lo habían hecho desde Canarias con anterioridad. También se mantuvieron importantes vínculos con otros enclaves lusitanos en África, como Safi, Azamor, Arcila o Arguín, que en algunas ocasiones se suministraban en el Archipiélago de cereales o vino, así como de algunas manufacturas. No obstante, la mayor expansión del comercio canario-africano se dio en el siglo XVIII, sobre todo a raíz de la firma de los tratados de paz entre España y Marruecos. Ello significó un mayor volumen de intercambios con los puertos de Santa Cruz de Berbería y Mogador. Desde el Archipiélago se exportaba aguardiente, vinagre, tabaco, cacao, arroz y madera a cambio de cereales, cuero, camellos, caballos, goma arábiga y marfil. En este comercio participaban agentes locales de ambos lados, pero también había una importante presencia de mercaderes extranjeros –franceses, ingleses, portugueses, genoveses o estadounidenses–, que aprovechaban sus escalas en Canarias para adquirir productos isleños a cambio de los que traían del continente. Hubo algunos proyectos para crear compañías mercantiles dedicadas al comercio entre Canarias y África, como la auspiciada en 1723 por unos comerciantes galos afincados en las Islas. Con ella pretendían vender vinos isleños y manufacturas europeas, e importar cera, almendras, cobre y goma arábiga de Marruecos. También encontramos ejemplos en el mismo sentido para el área subsahariana, como la sociedad formada por Juan González y Antón de Solís, vecinos de Las Palmas de Gran Canaria, para comerciar con Cabo Verde. En Sao Tomé existía, al parecer, una importante colonia de comerciantes
49
castellanos, algunos de los cuales probablemente procediesen de Canarias. Incluso se pensó en introducir uva isleña en Sudáfrica. Ahora bien, el comercio canario-africano, a pesar del aparente impulso recibido desde la segunda mitad del setecientos, se mantuvo en una posición marginal. Al menos así se desprende de las estadísticas de importación y exportación de la Aduana de Santa Cruz de Tenerife a comienzos del siglo XIX, pues la cuota de mercado correspondiente al continente africano en ambas rúbricas apenas superó el 1 por ciento (cfr. grafico 1.7). Por tanto, Europa y América continuaron siendo los principales clientes y proveedores de las Islas en ese momento. Una situación que se perpetuaba desde la conquista del Archipiélago.
GRÁFICO 1.7 Distribución del comercio efectuado por la Aduana de S/C de Tenerife, 1800-1804 (Porcentaje) 60 Exportación
50
Importación
40
30
20
10
0 África
América
Asia
Europa
Fuente: HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G. (1983).
Aunque las cifras oficiales del comercio directo con África muestren que tuvo una importancia relativa muy pequeña, en ellas no está computado el contrabando que se produjo, sobre todo cuando se impusieron prohibiciones al comercio con Berbería. Además, se debieran añadir aquellos intercambios que se realizaban al amparo del
50
tráfico de esclavos con América por parte de numerosos navíos extranjeros, que adquirían en las Islas vino y manufacturas textiles para venderlas en los principales enclaves negreros de África, como Cabo Verde, Sao Tomé, Angola o Guinea. Otra modalidad, que tampoco está recogida, es el comercio realizado a pequeña escala, pero de manera constante, por los pescadores que faenaban en las costas africanas. Éstos solían desembarcar en el continente para proceder a la salazón o secado de sus capturas y aprovechaban para vender algunas mercaderías –cuerdas, pan, cebolla, frutos…– a los pobladores del lugar a cambio de agua, madera, huevos de avestruz, plumas, etc. Parte de estos productos adquiridos en Berbería eran luego comercializados por ellos a su regreso a casa. En síntesis, Canarias debió desempeñar durante la Edad Moderna, a la luz de lo expuesto con anterioridad, una función destacada en el comercio triangular entre Europa, África y América. De tal manera, que las flotas de las potencias europeas –España, Portugal, Francia, Inglaterra y Holanda–, así como la de Estados Unidos a partir de su independencia, habían convertido a las Islas en una plataforma logística de sus rutas en el Atlántico Sur, tanto hacia el Nuevo Mundo como las que se dirigían al continente africano. Esos navíos utilizaban los puertos isleños para avituallarse y realizar compras de productos canarios para su posterior venta en esos destinos, así como vender esclavos o mercaderías de esas procedencias. Asimismo, el Archipiélago aprovechaba el tráfico de retorno hacia el Viejo Continente para dar salida hacia Europa a sus principales productos de exportación, primero el azúcar, luego el vino y, finalmente, la barrilla. En este sentido se pronunciaba el Fiscal de la Real Audiencia de Canarias en 1798, con motivo del intento inglés de invadir Tenerife31:
«Las islas africanas, o adyacentes de España llamadas Canarias son interesantes por su situación, la más a propósito para el 31
Citado por PUENTE EGIDO, J. (1987: 27)
51
comercio de las cuatro partes del mundo; para arribadas; para punto de reuni贸n de convoyes; para dep贸sito de caudales, efectos y presas; para puertos francos; para surtir de comestibles frescos y de aguardientes y vinos a los corsarios y buques de guerra, y de comercio; para crucero de naves de guerra; para disponer expediciones disimuladas y ocultas; y para otros fines semejantes.禄
52
CAPÍTULO 2
Un marco institucional favorable a la internacionalización
53
En un trabajo de comienzos de la década de 1980, que figura entre los más destacados de la historiografía económica isleña, el profesor Antonio M. Macías Hernández ya se cuestionaba la aplicación de las teorías centro-periferia para explicar la evolución de la economía canaria32. Los defensores de esta perspectiva analítica situaban al Archipiélago como una colonia bajo la bota del imperialismo europeo, forzada a desarrollar un modelo productivo basado en el monocultivo de exportación
y
obligada
a
comprar
productos
manufacturados
extranjeros. Por tanto, se le había impuesto un sistema de intercambio desigual que mantenía a las Islas en una situación de déficit comercial permanente. Lejos de estos postulados, el profesor Macías fue construyendo un modelo analítico en el que se explicitaba la existencia de una vía propia de incorporación al capitalismo desde mediados del siglo XIX, diseñada por la clase dominante insular –la burguesía agromercantil–, y basada en el librecambio. Este sistema peculiar se articulaba en torno a tres grandes ejes: una economía de producción, basada en el sector agroexportador; una economía de servicios, que se fundamentaba en el avituallamiento a buques en los puertos canarios, a la que hay que añadir más recientemente el turismo; y un marco institucional que facilitaba el acceso a los bienes de consumo y las materias primas a precios internacionales, garantizando así la competitividad de nuestra
32
MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1983).
54
oferta exterior. Todo ello ha posibilitado una arribada de ingresos que han generado una etapa de crecimiento y modernización económica sin precedentes,
aunque
no
exenta
de
dificultades
en
momentos
nuevo
marco
puntuales33.
1.
La
formulación
de
un
institucional. La transición del Antiguo Régimen al Capitalismo no fue fácil en Canarias. La fase de bonanza económica inaugurada en la década de 1790 –gracias a las exportaciones de vinos y barrilla– fue efímera, extendiéndose tan sólo al primer cuarto del siglo siguiente. Las causas de la crisis posterior estuvieron relacionadas con la desaparición de las circunstancias coyunturales que habían impulsado la recuperación de las ventas vinícolas, así como con la introducción de la sosa artificial, que supuso el hundimiento de los envíos al exterior de barrilla. Esta situación recesiva se vio acentuada por un aumento paulatino de la presión impositiva estatal tras la extensión al Archipiélago de una política comercial proteccionista y con la emancipación de las colonias hispanas en América, que hasta ese momento habían servido de amortiguador para la deficitaria balanza comercial isleña con Europa. Este cúmulo de factores adversos contribuyó a la liquidación del modelo económico antiguoregimental. Tras años de peticiones, a finales de la década de 1840, la burguesía agromercantil elevó el tono de su protesta contra el proteccionismo y reclamó al Gobierno central el establecimiento de un modelo librecambista a semejanza del que gozaban ya otros enclaves atlánticos. Esta demanda fue finalmente atendida por las autoridades 33 Para la descripción de la dinámica seguida por la economía canaria desde la segunda mitad del siglo XIX hemos empleado, fundamentalmente, los trabajos de MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y RODRÍGUEZ MARTÍN J:A (1995); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001); y de CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006a).
55
estatales en 1852 con la promulgación de la Ley de Puertos Francos de 11 de julio, que supuso un hito en el devenir histórico-económico del Archipiélago. Los estudios hasta ahora realizados permiten afirmar que consolidó la vía de desarrollo del capitalismo en las Islas, basada en una opción claramente librecambista. En efecto, el modelo económico implantado a mediados del ochocientos, al suprimir el sistema aduanero
proteccionista,
facilitó
la
importación
de
productos
extranjeros, al poder elegir en el mercado internacional los que eran más
baratos
sin
ningún
tipo
de
restricciones.
Además,
esta
circunstancia dotó a las exportaciones agrícolas de un mayor grado de competitividad, pues redujo las tensiones salariales en el mercado laboral interno, al tiempo que revitalizó su renta de situación al convertir las Islas en estación de avituallamiento para la flota internacional que se dirigía al Atlántico Sur, particularmente para la británica. Ahora bien, frente a su aparente continuidad respecto al modelo económico antiguoregimental, constituyó una clara ruptura, al introducir profundas transformaciones en los mecanismos de obtención de rentas y de su posterior reasignación. Si el siglo XIX significó para la economía isleña un periodo de transición hacia el capitalismo, durante el primer tercio de la centuria siguiente, el modelo librecambista del Archipiélago conoció su definitivo afianzamiento. De hecho, el Régimen de Puertos Francos sufrió una profunda
transformación
en
1900,
que
podemos
definir
como
estructural, de la mano del entonces Ministro de Hacienda Fernández Villaverde y, por supuesto, gracias a las presiones e intereses de los agentes insulares, en conflicto con sus homónimos peninsulares. Esta reforma implicó, esencialmente, que las Islas continuaron siendo españolas en lo político, pero país tercero en lo económico, debido a la aplicación del principio de extranjería para las exportaciones de Canarias hacia el resto del territorio nacional. Por otra parte, se profundizó en el desarme arancelario con la supresión de los
56
gravámenes que recaían sobre algunas importaciones, especialmente sobre el cereal. No obstante, se impusieron nuevas cargas al tráfico mercantil foráneo, los arbitrios insulares, si bien su finalidad no fue protectora sino la de conseguir la autonomía financiera de las administraciones públicas locales. No obstante, esta coyuntura positiva se vio sometida a duras pruebas en momentos muy concretos, como la Primera Guerra Mundial o la crisis de los años treinta, si bien la fortaleza de la economía isleña le permitió superar estas adversidades.
GRÁFICO 2.1 Evolución del tipo de cambio de la peseta, 1851-1930 (Pesetas/libra esterlina) 41 39 37 35 33 31 29 27 25 23 21 1851 1857 1863 1869 1875 1881 1887 1893 1899 1905 1911 1917 1923 1929
Nota: La paridad teórica en el sistema del patrón oro era de 25,22 pesetas/libra. Fuente: MARTÍN ACEÑA, P. (1989).
Además
del
régimen
de
franquicias,
la
política
cambiaria
nacional, acorde con los postulados proteccionistas aplicados por el Gobierno central, tuvo en Canarias un efecto multiplicador positivo sobre las relaciones económicas exteriores del Archipiélago (cfr. gráfico 2.1). Así, la depreciación de la peseta respecto a su paridad teórica con el oro supuso un ingreso adicional para los exportadores. Por su parte, el sobrecoste que implicaba para las importaciones quedó atenuado por
57
la competencia entre los principales suministradores extranjeros. A modo de ejemplo, sirvan las quejas reiteradas de la delegación consular británica en las Islas sobre la falta de respuesta de los comerciantes ingleses ante la ofensiva comercial germana, no sólo en precios sino también por sus mejores condiciones de pago34. Este marco favorable en el mercado de divisas se mantuvo hasta la instauración de la Segunda República en España, cuando se arbitraron una serie de medidas que dificultaron enormemente el flujo de capitales con el extranjero, si bien estas restricciones fueron soslayadas en Canarias, al menos hasta 1932, gracias a las gestiones realizadas ante las autoridades nacionales para evitar su aplicación en las Islas y al mayor margen de maniobra que aportaba el Régimen de Puertos Francos. El régimen comercial librecambista había convertido a Canarias en una economía abierta antes de la Guerra Civil, en la que los movimientos de los precios y los salarios obedecían más a los vaivenes de los mercados internacionales que a la evolución de la coyuntura interna. Las Islas se habían especializado en un sector agroexportador y de servicios portuarios gracias a los que se obtenían las divisas necesarias con las que adquirir aquellos bienes que no se podían, o no era rentable, producir en el Archipiélago. La competitividad de estas actividades se basaba, entre otras cuestiones, en lo reducido de los costes laborales, por lo que era necesario que las subsistencias tuviesen un precio lo más bajo posible. La forma elegida para conseguirlo fue permitir la entrada de esos artículos sin gravamen, y la posibilidad de adquirirlos al proveedor más económico. Fruto de todo ello se produjo un importante ciclo expansivo durante la etapa que estamos analizando. El producto interior bruto del Archipiélago aumentó entre 1860 y 1930 a una tasa media anual de crecimiento acumulado del 2,6 por ciento, superando con creces la que 34
QUINTANA NAVARRO, F. (1992: 433-434).
58
se obtiene para el conjunto nacional, que se situó en un 1,7 por ciento35. No obstante, este crecimiento no fue estable a lo largo del periodo aquí analizado, pues entre medio se produjeron coyunturas recesivas, como la crisis de la cochinilla, la Primera Guerra Mundial o el crack de 1929. A pesar de ello, la economía isleña supo sobreponerse gracias a la enorme capacidad adaptativa a los cambios que se produjeron en el mercado internacional. Circunstancia ésta que deja patente bien a las claras el espíritu emprendedor que envolvía a la sociedad insular de la época. La
internacionalización
de
la
economía
canaria
se
pone
nítidamente de manifiesto si tenemos en cuenta su elevado coeficiente de apertura exterior, que pasó del 23 por ciento en 1860 al 38 por ciento en 1901 y al 64 por ciento en 193036, fruto de la opción librecambista adoptada a mediados de la centuria del ochocientos. Unas proporciones que son altamente significativas, pues, durante ese mismo intervalo temporal, el citado indicador a nivel nacional nunca superó el 17 por ciento, y que el de Gran Bretaña, principal valedor del librecambio en la época, pasó del 40 al 29 por ciento en las dos fechas extremas consideradas37. Y todo ello no fue sólo producto de los ingresos obtenidos por las exportaciones agrícolas, sino que también contribuyeron de manera decisiva las actividades económicas que se desarrollaron al amparo del auge de los principales puertos isleños. De ahí, que se deba desterrar la creencia generalizada de que fue el sector agroexportador el único motor
35
Según los datos del P.I.B. recopilados por ZAPATA BLANCO, S. (2001: 590). Para su cálculo se ha empleado el coeficiente de Kuznest, (Exportaciones + Importaciones)/(P.I.B.+ importaciones). Las cifras del comercio exterior proceden de CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (1991a: 699) y de los Anuarios de Comercio Exterior; mientras que las del P.I.B. se han tomado de ÁLVAREZ LLANOS, R. (1986: 37 y 43). Como alternativa podrían tomarse los datos del P.I.B. de ALCAIDE INCHAUSTI, J. (1995: 15), obteniendo entonces unos resultados todavía más espectaculares: del 24 y 49 por ciento para los años 1850 y 1900, respectivamente. 37 Para el P.I.B. nacional se ha utilizado la fuente ya citada en la nota anterior y para el comercio exterior español las cifras de TENA, A. (1989: 340-345). Por su parte, las estadísticas británicas proceden de MITCHELL, B.R. (1981: 507-522 y 817839). 36
59
del crecimiento económico de las Islas hasta mediados del siglo XX. Buen prueba de ello es que la participación de la agricultura, tanto en la producción como en el empleo, descendió de forma paulatina en el primer tercio del siglo XX (cfr. gráfico 2.5). Con ello no se pretende ningunear la relevancia de las actividades agropecuarias en el devenir histórico-económico contemporáneo, sino poner en valor otros sectores económicos que, a menudo, son marginados en los estudios realizados por buena parte de la historiografía canaria.
GRÁFICO 2.2 Importancia relativa del sector primario en Canarias (Porcentaje) 100 90
Sobre e l P.I.B.
80
Sobre la población activa
70 60 50 40 30 20 10 0 1900
1910
1920
1930
Nota: La cifra del P.I.B. de 1910 no está disponible. Fuente: ÁLVAREZ LLANO, R. (1986).
2. El paréntesis autárquico La Guerra Civil supuso la ruptura del sistema, y la economía abierta se intentó sustituir por una orientada a la producción para el autoconsumo. En consonancia con la estrategia autárquica implantada a nivel nacional, se reorientó el comercio exterior obligando a adquirir
60
las mercaderías necesarias en territorio peninsular, en lugar de acudir a los sensiblemente más baratos mercados internacionales. Y cuando no quedaba más remedio que permitir esto último, la maraña burocrática se convirtió en un serio obstáculo para su correcta consecución. Sin embargo, y pese a sus intenciones homogeneizadoras, las Islas contaron con algunas especificidades respecto al resto del conjunto nacional. Este tratamiento diferenciado obedeció a las tradicionales peculiaridades canarias, a su localización y aislamiento, y ahora, además, por su papel como suministrador de divisas – especialmente durante los años de la Guerra Civil, cuando llegó a generar el 30 por ciento del total nacional–, por lo que se dotó a las autoridades locales de cierto grado de autonomía para que adaptaran la legislación general a las circunstancias particulares, e incluso que dictaran normativa propia en caso de ser necesaria38. No obstante, en materia cambiaria y de comercio exterior prácticamente no hubo excepciones para las Islas, y la eliminación de facto de las franquicias portuarias
generó
un
«shock»
en
la
economía.
Las
principales
excepciones se produjeron durante la Guerra Civil, cuando se firmaron acuerdos privados con algunos países europeos. Respecto al comercio exterior, el Alzamiento provocó un colapso inmediato al quedar bloqueados los acuerdos bilaterales suscritos por el Gobierno de la República. Por ello, el primer objetivo de las nuevas autoridades fue su reanudación. Las dificultades de esta empresa fueron extremas, como consecuencia de las complicaciones derivadas de la coyuntura exterior, como las secuelas del crack del 29, el aislamiento internacional de los golpistas, la pérdida de los principales mercados urbanos peninsulares, que quedaron en la zona republicana, y el fuerte intervencionismo estatal en esta materia, al que no estaban acostumbrados los agentes canarios.
38 Para la evolución económica de Canarias durante el periodo autárquico se han seguido los trabajos incluidos en RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. y otros (2009).
61
Inmediatamente después del golpe de estado, el Comandante Militar de las Islas constituyó la Junta Regional de Economía, en fecha de 30 de julio de 1936, cuya finalidad era la de velar por la continuidad de la actividad económica. Dos meses más tarde fue sustituida por las Juntas
Provinciales
de
Economía
y
el
Centro
de
Exportación,
Importación, Compensación y Divisas. Las primeras, creadas a solicitud de los Gobernadores Civiles, que se habían quedado sin competencias económicas, tenían atribuciones sobre el mercado interior. El segundo se ocuparía de las relaciones mercantiles con el exterior, pero manteniendo la tutela castrense. Además, se estableció la Asesoría Técnica-Económica en fecha de 1 de octubre de 1936, dependiente de la Comandancia General. El intervencionismo económico tenía una visión antes de militarización que ideológica. Entre las actuaciones llevadas acabo por estos organismos, cabe destacar la firma de acuerdos de compensación privados con algunos países y la suspensión del clearing con Gran Bretaña. Todo ello fruto de las negociaciones llevadas a cabo a finales de 1936 por una Comisión Técnica de la Comandancia Militar de Canarias en Holanda, Bélgica, Portugal y el Reino Unido. En septiembre del mismo año, la banca Jacob Ahlers, cuyo propietario era el cónsul de Alemania en Tenerife, había conseguido un convenio de compensación privado con un consorcio bancario germano. Además, se consiguió un cupo de divisas específico para Canarias, excepto entre los años 1938 y 1940, pero éste sólo afectó a un tercio de las importaciones, ya que el resto tenía que llevarse a cabo desde el mercado peninsular o adscrito al comercio de Estado. Sin embargo, los resultados de toda esta ingeniería propia para dar continuidad a las relaciones económicas exteriores del Archipiélago, se vieron empañados a partir de 1938, cuando comenzaron las restricciones a esta autonomía, especialmente las relativas a la importación. Entre ellas destacan la supresión del cupo de divisas, la centralización del abastecimiento del extranjero –sistema de Comercio
62
de Estado y reducción de las licencias de importación–, así como la concesión de prioridad a la oferta nacional en las compras isleñas en el exterior. Esto provocó nuevos quebrantos, al no satisfacer las necesidades básicas ni las de producción, a causa del elevado coste de las mercancías peninsulares y de la autorización de importaciones superfluas. Por su parte, los acuerdos privados de compensación fueron suprimidos, debiendo el comercio exterior de las Islas canalizarse, ahora, a través de los convenios oficiales suscritos por el Gobierno de Burgos. En particular, el convenio con Alemania se integraría en el acuerdo general a través de la firma HISMA-ROWAK. La finalización de la Guerra Civil pareció abrir de nuevo una etapa de bonanza para las Islas, pero, el inicio unos meses más tarde de la Segunda Guerra Mundial, significó el principio de una nueva fase de dificultades para el Archipiélago. A lo anterior hubo que sumar los efectos de la política autárquica implementada por los vencedores de la Guerra Civil. En síntesis, el dirigismo oficial y las dificultades de la coyuntura internacional provocaron la contracción de los flujos comerciales y un cambio en su orientación geográfica, con el creciente protagonismo peninsular en detrimento de los mercados europeos habituales. En este sentido, el coeficiente de apertura para la economía isleña se redujo al 23 por ciento durante la Segunda Guerra Mundial, en claro contraste con el 64 por ciento de la primera mitad de los años treinta. Asimismo, las exportaciones al extranjero, que antes de la Guerra Civil suponían el 85 por ciento del total de las realizadas desde las Islas, disminuyeron al 55 por ciento durante ésta, y al 5 por ciento en el conflicto mundial. La participación de los mercados extranjeros en las importaciones isleñas tuvo una evolución parecida: del 90 por ciento en el primer quinquenio de los años treinta y del 16 por ciento entre 1941 y 1945. Buena parte de la responsabilidad de lo ocurrido tuvo que ver con la férrea política en materia cambiaria que llevaron a cabo las autoridades franquistas durante la Autarquía. La fijación de la paridad
63
de la peseta se convirtió en una razón de Estado. Ello explica su sobrevaloración, aunque estuviese en clara contradicción con la estrategia autárquica. Sus consecuencias fueron nefastas para una economía abierta como la canaria, pues desincentivaba las actividades generadoras de divisas –las exportaciones, las remesas de emigrantes y la inversión extranjera– y animaba la importación, que contaba el atractivo añadido de las tensiones inflacionistas en el mercado interno. No obstante, el casi total aislamiento en el que quedó el Archipiélago, como consecuencia del desarrollo del conflicto bélico internacional, iba a proporcionar, de nuevo, un cierto margen de maniobra a las autoridades locales. Esta autonomía en la gestión económica y, sobre todo, en los aspectos referidos al comercio exterior recayó en una institución propia creada durante este periodo, el Mando Económico de las Islas Canarias. Este organismo supuso la vuelta de la dirección de los asuntos socioeconómicos a la esfera castrense, la supresión de la diferenciación competencial entre el mercado interior y exterior, y, en definitiva, el establecimiento de una política económica y social regional. En cuanto a la estructura administrativa, hubo pocos cambios, pues la jurisdicción estatal fue cedida a la Capitanía General de Canarias. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Canarias logró recuperar la actividad exterior, si bien continuó encorsetada por los mecanismos de control del comercio exterior y del mercado de divisas impuesto por el gobierno estatal. No obstante, se adoptaron algunas medidas específicas para atenuar esta circunstancia, como el establecimiento de cupos de libre disposición en moneda extranjera o tipos de cambio preferenciales para algunos productos isleños de exportación, todo ello en aras a potenciar los sectores que podían generar divisas para el Estado. Así, las exportaciones experimentaron una rápida recuperación a partir de la segunda mitad de la década de 1950, gracias al buen comportamiento
que
experimentaron
nuestros
consumidores
tradicionales. Por el lado de las importaciones, si bien los controles se
64
suavizaron durante los años cincuenta, no fue hasta la década siguiente que Canarias logró volver a disfrutar de mayor grado de autonomía para abastecerse en los mercados internacionales. Este cúmulo de circunstancias influyó de manera decisiva en la evolución de nuestra economía, pudiendo distinguir claramente dos etapas (cfr. gráfico 2.3). La primera de ellas coincidiría con los dos conflictos bélicos que afectaron al Archipiélago –Guerra Civil y Segunda Guerra Mundial–, en la que se produjo un estancamiento. La falta de crecimiento de la actividad productiva tuvo lugar como consecuencia, no solo del aislamiento que padeció Canarias en esa época, sino también de la política de ordeno y mando impuesta por las autoridades estatales. Y los resultados no fueron peores gracias al cierto margen de maniobra de que dispusieron las administraciones locales.
GRÁFICO 2.3 Evolución del P.I.B. en Canarias (Millones de euros de 2009) 2.000 1.800 1.600 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200 0 1935
1940
1945
1950
1955
1960
Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).
Una vez superada esa coyuntura, desde la segunda mitad de los años cuarenta y durante toda la década siguiente, asistimos a un proceso de recuperación de la dinámica de crecimiento de la economía
65
canaria. En este sentido, se debe señalar que el encorsetamiento autárquico, si bien continuó vigente durante esta segunda fase, se fue suavizando. Y ello gracias a las presiones ejercidas por los grupos de intereses existentes en el Archipiélago, que lograron modular en parte el impacto negativo que la intervención estatal tuvo sobre la economía isleña. En comparación con el resto del estado, la tasa de crecimiento medio anual del P.I.B. isleño, en términos reales, fue algo superior durante el intervalo temporal seleccionado, pues mientras la ratio nacional se situaba en el 2,1 por ciento, la correspondiente a Canarias fue del 2,8 por ciento. No obstante, estos guarismos reflejan una evolución dispar, pues se redujo considerablemente la distancia existente con anterioridad entre ambos, ya que los resultados obtenidos en la etapa precedente se situaban en el 1,7 y el 2,6 por ciento, respectivamente.
GRÁFICO 2.4 Peso relativo del sector primario en el P.I.B. y en el empleo de Canarias (Porcentaje) 100 90
Sobre el PIB
80
Sobre el Empleo
70 60 50 40 30 20 10 0 1935
1940
1945
1950
1955
1960
Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).
En cuanto a la estructura productiva, durante la Autarquía se produjo una recuperación de posiciones por parte del sector primario,
66
tanto en relación al P.I.B., como, sobre todo, al empleo (cfr. gráfico 2.4). No en vano, ya hemos indicado más arriba que las actividades agropecuarias
se
vieron
apoyadas
por
las
nuevas
instancias
gubernamentales, tanto para el autoabastecimiento como para la exportación. En el primer caso, se explica por la propia lógica de la política autárquica, y en el segundo, porque el segmento agroexportador isleño fue una de las principales fuentes de divisas para el Estado durante buena parte de ese periodo, por lo que tuvo un tratamiento, en cierto sentido, privilegiado. En cuanto al resto de actividades económicas, los servicios sufrieron un ligero retroceso durante la doble coyuntura bélica de 1936 a 1945, sobre todo porque los puertos isleños vieron que el dinamismo mostrado durante el periodo anterior disminuía de manera significativa. No obstante, una vez que se normalizó la situación internacional, volvieron a desempeñar un papel protagonista como motor de la economía insular. A ello también contribuyeron otros elementos adicionales, como el cierre del Canal de Suez en 1957 o el desarrollo del caladero canario-sahariano, que convirtió a los puertos isleños en base de operaciones para las flotas pesqueras de numerosos países. Por su lado, la industria y la construcción tuvieron un significativo avance durante la Guerra Civil y los años cuarenta. Las actividades manufactureras, porque se convirtieron en uno de los ejes de la política autárquica. Ahora bien, sus resultados no fueron muy halagüeños, pues muchas de las unidades de producción puestas en marcha fueron poco eficientes debido a la escasez y/o mala calidad de las materias primas, así como a los elevados costes de fabricación. Su supervivencia, por tanto, quedó ligada a la existencia de medidas proteccionistas y a las subvenciones públicas. En cuanto a la construcción,
fue
un
instrumento
recurrente
de
las
distintas
administraciones para paliar el problema del desempleo. A modo de síntesis, podemos indicar que, en este periodo, el modelo económico isleño sufrió una importante transformación, ya que,
67
si bien una parte de su aparato productivo continuó vinculado al mercado internacional para la obtención de ingresos, se obligó a todos los sectores a abastecerse de forma preferente en el mercado peninsular, con unos costes más elevados. Los resultados de este proceso fueron la contracción de la actividad económica y la detención del proceso de cambio estructural que se había iniciado en la etapa anterior.
3.
La
recuperación
de
las
singularidades
económicas isleñas El boom turístico que se inició en Canarias a partir de los años sesenta, supuso un cambio importante de su estructura productiva, pues este sector se convirtió ahora en el principal elemento dinamizador de la economía. A ello hay que sumar el paulatino proceso de liberalización de las relaciones económicas con el extranjero, culminado con el establecimiento del Régimen Económico y Fiscal de 1972, que dotó de nuevo al Archipiélago de un importante nivel de competitividad en el ámbito internacional. Todo ello se tradujo en una nueva fase de expansión económica, aunque no exenta de dificultades, ya que su vinculación exterior le hizo ser sensible a las crisis económicas internacionales, especialmente a la denominada segunda crisis del petróleo iniciada en 1979, que se extendería hasta mediados de la década siguiente. Asimismo, la instauración de la democracia trajo consigo el inicio de un proceso de descentralización administrativa, que derivaría en la puesta en marcha y desarrollo del Estado de las Autonomías. Los veinticinco años que van desde 1960 a 1985 constituyeron un periodo de importantísimos cambios en España y en Canarias. En el ámbito económico, se pasa de un modelo autárquico, cerrado, a una
68
progresiva apertura que culminará con la incorporación del país a la Comunidad Europea en 1986. El pistoletazo de salida lo dio la puesta en marcha del Decreto-Ley de Nueva Ordenación Económica de julio de 1959, más conocido como Plan de Estabilización. Como se señalaba en el memorándum dirigido aquel año al Fondo Monetario Internacional y a la Organización Europea de Cooperación Económica, había “llegado el momento de orientar la política económica en el sentido de situar la economía española en línea con los países del mundo occidental y liberarla del intervencionismo que, heredado del pasado, no se ajusta a las necesidades de la situación actual”. En el Archipiélago, la liberalización del comercio exterior y del mercado de divisas, así como el diseño de unos Planes de Desarrollo específicos, provocaron, no sólo un considerable crecimiento económico, sino también un gran cambio estructural en favor del sector servicios39. Esta terciarización, basada en el turismo, supuso la reafirmación de la opción internacionalista de su modelo económico, en un momento en el que el sector agroexportador comenzaba a perder posiciones en los mercados europeos. Para evitar cualquier intento por parte estatal de retrocesión en las especificidades conseguidas durante los años sesenta, los agentes socioeconómicos isleños impulsaron la promulgación de un nuevo marco regulador de la economía isleña, el Régimen Económico y Fiscal de Canarias, que finalmente sería aprobado en 1972. Esta normativa devolvía al Archipiélago buena parte de las peculiaridades comerciales y fiscales que poseía antes de la Guerra Civil. Por tanto, las Islas recuperaban un modelo impositivo con una tributación menor que en el resto de territorio nacional, al menos para muchos de los impuestos indirectos, y se le volvía a otorgar un amplio margen de maniobra en sus relaciones económicas externas. No obstante, contenía algunas
39 Para el análisis de la evolución económica de este periodo hemos seguido fundamentalmente los trabajos de RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (1991) y MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001).
69
medidas de carácter proteccionista, como el mantenimiento del monopolio estatal de los transportes, la reserva del mercado nacional para el plátano o la implementación de arbitrios a la entrada de mercancías. Estos últimos tenían una doble finalidad, de una parte, proteger a determinadas producciones locales de la competencia exterior
y,
por
otro
lado,
aportar financiación
adicional
a
los
ayuntamientos canarios y a los cabildos insulares.
GRÁFICO 2.5 Evolución del P.I.B. del Archipiélago (Millones de euros de 2009) 12.000
10.000 8.000
6.000
4.000 2.000
0 1960
1965
1970
1975
1980
1985
Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).
Estos cambios en el marco institucional que regulaba la economía canaria propiciaron, tal y como indicamos con anterioridad, una paulatina liberalización de la misma, recuperando buena parte de la autonomía que disfrutaba antes del establecimiento de la Autarquía. De hecho, la tasa de apertura exterior de las Islas, que se situaba en el 18 por ciento en la segunda mitad de los años cincuenta, se elevó al 47 por ciento a comienzos de la década de 1980. Este proceso liberalizador tuvo como consecuencia que la tasa de crecimiento del P.I.B. regional lograse unos guarismos desconocidos hasta ese momento (cfr. gráfico 2.5). Así, entre 1960 y 1985, esta ratio fue del 19,43 por ciento como
70
promedio anual, multiplicando casi por 8 la media que se había calculado para los periodos precedentes. Además, supera en casi seis puntos porcentuales el resultado que se obtiene para el conjunto de España en el mismo intervalo temporal. Ahora bien, en su evolución cabe distinguir dos fases bien diferenciadas. La primera de ellas, de evidente aceleración, desde la puesta en marcha de los Planes de Liberalización y Estabilización en 1959 hasta mediados de la década de 1970. A partir de ese momento, asistimos a una desaceleración del ritmo de crecimiento como consecuencia del impacto de la crisis internacional, que se transformó en estancamiento durante los primeros años ochenta. La dependencia exterior de la economía canaria fue uno de los elementos que propiciaron esta ralentización, debido al descenso de la demanda en los principales destinos de nuestra oferta, tanto de bienes como de servicios. No obstante, las Islas, precisamente por contar con un marco de actuación específico desde 1972, pudieron sortear mejor esta coyuntura adversa que el resto de España. Así, su tasa de crecimiento medio anual del P.I.B. entre 1975 y 1985 fue del 2,6 por ciento, mientras que la del conjunto nacional se situaba en el 1,7 por ciento en idéntico periodo. Por otra parte, la recuperación, aunque no de forma plena, de la orientación librecambista del modelo económico isleño, trajo consigo un importante cambio en su estructura productiva, ya que ahora sería el sector servicios el que ostentaría la primacía dentro de ella como consecuencia del desarrollo turístico, que se convirtió en el principal motor de nuestra economía (cfr. cuadro 2.1). Ahora bien, sería exagerado, como se suele hacer habitualmente, atribuirle en exclusiva ese rol. En este sentido, se debe destacar que el incremento del peso relativo de los servicios también se explica por la continuidad del papel que desempeñaba la actividad portuaria desde finales del siglo XIX, y que, en la etapa que estamos ahora analizando, se vería impulsado al convertirse el Archipiélago en la principal base de operaciones de la
71
flota pesquera internacional que faenaba en los caladeros del África occidental y, más concretamente, en el denominado canario-sahariano. A ello debemos añadir el aumento del tamaño del mercado interior, tanto en lo que se refiere al número de potenciales consumidores como al de su capacidad de gasto.
CUADRO 2.1 Estructura sectorial del P.I.B. en Canarias (Porcentaje) Agricultura
Construcción
Industria
Servicios
1960
27,98
4,97
16,65
50,39
1965
18,18
8,12
16,88
56,82
1970
13,34
12,24
15,63
62,70
1975
8,98
13,03
11,16
66,83
1980
7,09
13,30
10,87
68,74
1985
6,16
9,93
11,03
72,87
Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003)
Además, se debe reivindicar la contribución de otros sectores, como el agropecuario que, si bien desciende su participación en la estructura productiva de las Islas, su producción no descendió en términos absolutos, y ello repercutió positivamente en nuestras exportaciones. Asimismo, la construcción conoció un importante avance en estos momentos de la mano del turismo, pero también de las necesidades de viviendas por el crecimiento demográfico y de las inversiones públicas en infraestructuras. Por último, indicar que la actividad industrial sufrió una importante reorganización que provocó un ligero descenso de su representatividad en el tejido productivo isleño. Reorganización que pasó por la eliminación de aquellas ramas fabriles impulsadas durante la Autarquía, y que eran manifiestamente ineficientes
si
administraciones
no
contaban
públicas
y
con
el
apoyo
un
mercado
financiero cautivo
de
gracias
las al
proteccionismo. No obstante, algunas manufacturas experimentaron
72
una cierta expansión, como las labores tabaqueras y las industrias transformadoras de la pesca, que se vieron beneficiadas por las inversiones tanto locales como foráneas. A ellas se deben añadir aquellas actividades relacionadas con la energía, como la producción eléctrica o el refinado de petróleo, cuya oferta se incrementó de forma sustancial. Incluso la propia crisis de los años setenta impulsó todas aquellas actividades relacionadas con los combustibles líquidos.
CUADRO 2.2 Distribución sectorial del empleo en las Islas (Porcentaje) Agricultura
Construcción
Industria
Servicios
1960
53,50
5,84
7,99
32,68
1965
43,46
8,17
9,81
38,55
1970
31,14
12,00
9,99
46,87
1975
23,14
11,31
9,94
55,61
1980
19,07
11,00
9,49
60,44
1985
14,11
9,45
9,58
66,87
Fuente: ALCAIDE INCHAUSTI, J. (2003).
Esta transformación que se produjo en la estructura productiva tuvo su reflejo en la distribución sectorial del empleo (cfr. cuadro 2.2). No en vano, el desarrollo acelerado del sector servicios demandaba una importante cantidad de mano de obra, que, en su mayoría, procedía de las
actividades
construcción
agropecuarias.
también
necesitó
Aunque aportes
en
menor
adicionales
medida, de
la
unidades
laborales, que tenían el mismo origen. Este trasvase de empleos implicó una cierta modernización de la agricultura, en particular de la orientada a la exportación, ya que, para incrementar la producción utilizando menores cantidades de factor trabajo, hubo que incorporar innovaciones. Por otra parte, también se debe indicar, que la puesta en marcha de otros negocios distintos a los agrarios favoreció la reducción del subempleo presente en este sector durante el periodo autárquico.
73
4. El encaje institucional de las Islas en Europa En 1986 se produjo la adhesión del Reino de España a la Comunidad Económica Europea, lo que para las Islas supuso una etapa de incertidumbre en su marco institucional motivada, tanto por los desacuerdos
sobre
la
modalidad
específica
de
integración
del
Archipiélago, como por los posteriores cambios registrados en el todavía inconcluso proceso de conformación de la Unión Europea. De todas formas, la consecución de un nuevo Régimen Económico y Fiscal en la primera mitad de los noventa, que supuso la adecuación de la realidad isleña en el marco europeo, unido a la bonanza económica, al menos hasta 2007, ha permitido una nueva fase expansiva en la que Canarias parece haber dado un gran salto hacia adelante, si bien ello no ha implicado cambios en su estructura productiva, pues continúa dependiendo en gran medida de la actividad turística40. Como hemos indicado, si hay un hecho que ha marcado el escenario en el que ha debido desenvolverse la economía de las Islas en los últimos veinticinco años, éste ha sido la entrada de España, y con ella Canarias, en la Comunidad Económica Europea41. Desde el mismo momento en que se iniciaron las negociaciones a nivel nacional, comenzó a plantearse la posibilidad de que el Archipiélago pudiera mantener parte de su régimen económico y fiscal diferenciado recogido en la Ley 30/1972, de 22 de julio, cumpliendo con lo que señalaba su artículo 4, en el que explícitamente se indicaba que «(e)n el caso de una futura vinculación de España a áreas o comunidades económicas
40 Para la descripción de la economía canaria durante este periodo hemos seguido los textos de VV.AA. (1995); RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (2007) y RIVERO CEBALLOS, J.L. (2007) 41 Las referencias bibliográficas relativas al modo de incorporación de Canarias a la CEE son muy numerosas, e incontables las recogidas en la prensa. Entre ellas destacamos por su sencillez la de ASÍN CABRERA, M.A. (1991).
74
supranacionales, en las negociaciones correspondientes se tendrá en cuenta para su defensa, la peculiaridad que supone dentro de la comunidad nacional el régimen especial de Canarias». Un aspecto que también figuraba en la primera redacción del Estatuto de Autonomía de Canarias de 1982, concretamente en el artículo 45.2 del mismo, así como en la propia Constitución Española, que en la disposición adicional tercera señalaba que «(l)a modificación del régimen económico y fiscal del archipiélago canario requerirá informe previo de la Comunidad Autónoma o, en su caso, del órgano provisional autonómico». A la hora de discutir la forma de integración de Canarias, se barajaban tres posibilidades42. La conocida como opción 1 implicaba que las Islas entraban en las mismas condiciones que el resto de España; la opción 2 suponía la adhesión con condiciones, y la opción 3, rápidamente desechada, la no integración. La discusión se centraba entonces, no en la entrada o no de las Islas en la Comunidad Económica Europea, sino en las circunstancias en las que se produciría esa entrada. Tras un largo y, en ocasiones, agrio debate, el Parlamento de Canarias aprobaba el 1 de diciembre de 1983 la que se denominaba “Declaración española sobre Canarias”, por la que se escogía la segunda de las tres alternativas. Ahora bien, en esa misma Declaración se incluía la implantación de un periodo de reflexión de tres años, para que en el caso de querer un replanteamiento de las condiciones de la adhesión, pudiera llevarse a cabo. La incertidumbre no cejaba. De esta forma, Canarias se integraba en la Comunidad Europea el primero de enero de 1986, junto al resto del Estado, aunque en el artículo 25 del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas y, más específicamente, el Protocolo nº 2 del Acta, se recogieron las características del régimen especial de Canarias. En primer lugar, las Islas no entraban en el territorio aduanero común, ni
42 De los principales estudios previos, destacar MUSTO, S. (1981); SERVICIO DE ESTUDIOS ECONÓMICOS DEL BANCO EXTERIOR DE ESPAÑA (1982); BANCO DE BILBAO (1983); o PÉREZ VOITURIEZ, A. (1985).
75
iban a participar de la Política Comercial, Pesquera ni Agrícola Común, aunque se podían acoger a los programas del FEOGA-Orientación. En segundo término, en ellas no se iba a aplicar el sistema común del Impuesto sobre el Valor Añadido. Y, finalmente, se mantenían los arbitrios insulares. Sin embargo, estas condiciones duraron muy poco. La opción 2 había sido elegida en un clima de discusión y pronto volvieron a aflorar los problemas, pues los sectores más perjudicados insistieron en la modificación. Como el apartado 4º del artículo 25 del Acta de Adhesión de España recogía esa posibilidad, el Parlamento de Canarias solicitaba la integración plena de las Islas en la Unión Europea en diciembre de 1989, siempre que se respetaran las peculiaridades isleñas. El Gobierno de España trasladaba esa solicitud a la Comunidad tres meses después, y en junio de 1991 se aprobaba el Reglamento (CEE) nº 1911/91 del Consejo, de 26 de junio, relativo a la aplicación de las disposiciones del Derecho comunitario en las Islas Canarias. Ahora bien, aunque a partir de ese momento fueran de aplicación en el Archipiélago las políticas comunes europeas, se estableció el programa de acciones específicas para la lejanía e insularidad de Canarias
(POSEICAN)
por
medio
de
la
Decisión
del
Consejo
91/314/CEE, de 26 de junio, que señalaba la necesidad de aplicar un conjunto de medidas particulares en aspectos referentes a la actividad agrícola, pesquera y comercial, a la vez que salvaguardar determinados aspectos aduaneros y fiscales que han caracterizado la historia económica de las Islas. No se trataba de algo excepcional, pues otros territorios comunitarios alejados de Europa tenían programas similares como los Departamentos de Ultramar franceses con el POSEIDOM, y en Madeira y Azores con el POSEIMA, Así, por una parte, para determinados productos considerados sensibles se fijaron políticas comerciales y aduaneras específicas, aunque con carácter transitorio, ya que paulatinamente deben irse homologando al resto del territorio comunitario. En la línea de esa
76
diferenciación comercial, aduanera y fiscal estaría la redacción de un nuevo Régimen Económico y Fiscal de Canarias. Si por la Ley 20/1991, de 7 de junio, se modificaban los aspectos fiscales del mismo, la Ley 19/1994, de 6 de julio, procedía a una modificación mucho mayor del REF, además de incluir la creación de la Zona Especial de Canarias (ZEC) y la Reserva para Inversiones de Canarias (RIC). Por otra parte, el Reglamento (CEE) nº 1601/92 del Consejo, de 15 de junio de 1992, ponía en marcha el Régimen Específico de Abastecimiento (REA) con el objetivo de disminuir el impacto sobre los precios de los productos alimenticios importados en Canarias derivados de la plena integración en la Comunidad, además de igualar en la medida de lo posible el coste de los mismos con el habitual en el territorio continental europeo. Para poder cumplir con el fin previsto, se diseñaron dos tipos de estrategias dependiendo desde donde se hicieran las importaciones. Así, determinados artículos alimenticios de origen no comunitario han quedado exonerados del pago de derechos de aduanas, mientras que la introducción de los procedentes del resto de la Unión Europea
recibe
ayudas
que
pretenden
cubrir
los
costes
de
desplazamiento hasta las Islas43. Todas
estas
cuestiones
han
quedado,
en
cierta
manera,
consolidadas con la reciente entrada en vigor del Tratado de Lisboa, ya que el artículo 292, apartado 2 de la Constitución Europea de 2004 establece la necesidad de reconocer las especificidades de las Regiones Ultraperiféricas
(RUP)
–Azores,
Canarias,
Guadalupe,
Guayana,
Madeira, Martinica y Reunión– y de desarrollar una estrategia europea para apoyarlas. Dicha estrategia se centra en tres grandes ejes: reducir los déficit de accesibilidad y los efectos de las demás desventajas de estos territorios –lejanía, insularidad, reducida superficie, relieve y 43 En noviembre de 1999, la Dirección General de Promoción Económica de la Consejería de Economía y Hacienda publicaba el informe realizado por A. Martínez Muñoa sobre los resultados de la aplicación del Régimen Específico de Abastecimiento de las Islas Canarias en las campañas 1992/93 a 1998/99, de obligada consulta para conocer la evolución del mismo. Más recientemente NUEZ YÁNEZ, J.S. y REDONDO ZAERA, M. (2008) han realizado un estudio sobre esta cuestión.
77
clima adversos y dependencia económica de un reducido número de productos–,
mejorar
su
competitividad y
facilitar
la
integración
regional44.
GRÁFICO 2.6 Evolución del P.I.B. en Canarias (Millones de euros de 2009) 45.000 40.000 35.000 30.000 25.000 20.000 15.000 10.000 5.000 0 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
Fuente: Contabilidad Regional de España
En términos generales, la economía canaria muestra una senda de crecimiento prácticamente constante en el último cuarto de siglo, una vez que se hubo recuperado del impacto negativo de la crisis energética (cfr gráfico 2.6). Así, el producto interior bruto de las Islas creció a una tasa media anual de 22,6 por ciento entre 1984 y 2009, algo superior a la que se obtenía para la etapa anterior, y que también duplica la calculada para el conjunto de la economía española, que fue del 10 por ciento en los últimos veinticinco años45. Esta situación de bonanza económica se prolongaría hasta 2007, pues en los dos ejercicios siguientes se inició la recesión en la que nos encontramos
44
ASÍN CABRERA, M.A. (2010). No obstante, estos ratios han de contemplarse con suma cautela a la hora de compararlos con los de etapas anteriores, pues ahora estamos usando una fuente distinta de la que empleamos en los capítulos precedentes para conocer la evolución del P.I.B. 45
78
actualmente, sin que sepamos a ciencia cierta cuándo se producirá la ansiada recuperación. La distribución por sectores de la producción regional muestra que la construcción y, sobre todo, los servicios son los que han contribuido en mayor medida a la evolución seguida por la misma (cfr. cuadro
2.3).
Evidentemente,
dentro
del
proceso
de
creciente
terciarización que ha experimentado el sistema económico de las Islas, el turismo ha desempeñado un papel crucial. Pero, como se puso de manifiesto en los párrafos precedentes, no ha sido el único responsable, pues por sí mismo apenas explica la mitad del valor de la producción obtenida por el conjunto de las ramas de actividad que componen el sector terciario. El resto hay que achacarlo al propio aumento de la demanda local, que corre paralelo al auge demográfico de estos años. No en vano, Canarias dispone de un mercado interior de dimensiones similares a las que pueden tener otras regiones españolas como el País Vasco o Aragón, y ocupa el séptimo lugar dentro del conjunto de las comunidades autónomas españolas, según los datos oficiales de población referidos al 1 de enero de 2010.
CUADRO 2.3. Distribución sectorial del P.I.B. en Canarias (Porcentaje) Agricultura
Construcción
Industria
Servicios
1986
4,74
8,31
13,05
73,90
1990
4,30
10,23
12,08
73,39
1995
3,02
7,46
9,64
79,88
2000
2,05
9,06
7,43
81,46
2005
1,49
11,71
7,02
79,78
2009
1,10
9,76
5,94
83,20
Fuente: Contabilidad Regional de España.
Por su parte, el retroceso de la industria es ya una constante en el devenir histórico-económico de las Islas. Tan sólo la rama energética se
79
aparta de esta constante. En cuanto al sector agropecuario, su caída viene determinada, en gran medida, porque no ha logrado, dentro del marco institucional vigente, encontrar un clima de certidumbre que haga viable su continuidad. Así, por lo que se refiere a la producción destinada a satisfacer el consumo interno, ha estado sometida a la presión ejercida por la oferta foránea, contando esta última, además, con el apoyo gubernamental en detrimento de las alternativas que ofrecen
los
agricultores
isleños.
En
el
caso
de
la
actividad
agroexportadora, los continuos cambios en el marco legal, sobre todo en el ámbito de la protección en el seno del Mercado Único Europeo, ha favorecido a sus competidores extracomunitarios.
CUADRO 2.4 Estructura sectorial del empleo en las Islas (Porcentaje) Agricultura
Construcción
Industria
Servicios
1986
13,43
11,40
8,48
66,69
1990
8,23
11,99
8,19
71,59
1995
8,22
9,61
7,40
74,76
2000
3,30
13,85
6,75
76,09
2005
2,25
14,78
6,21
76,75
2008
1,88
12,65
5,98
79,49
Fuente: Contabilidad Regional de España.
En relación al empleo, la segmentación por grandes ramas de actividad económica del mismo pone de manifiesto unas tendencias similares a las descritas para la producción, es decir, el protagonismo indiscutible y creciente de los servicios y, en menor medida, de la construcción, así como la pérdida de importancia relativa de los otros dos sectores (cfr. cuadro 2.4). Quizás el caso de la construcción merezca una explicación adicional, ya que es el que presenta un comportamiento más irregular. Los descensos que se observan en 1995 y 2008 obedecen, sin lugar a dudas, al impacto negativo de las dos grandes
80
crisis económicas que se han dado durante el periodo objeto de análisis en este apartado, la de los primeros años noventa y la de finales de la primera década del siglo XXI que estamos padeciendo actualmente. En ese sentido, no debemos perder de vista que se trata de una de las actividades económicas más intensivas en la utilización del factor trabajo, y que, por tanto, el nivel de ocupación en la misma es muy sensible a la coyuntura.
81
CAPÍTULO 3
Plataforma logística internacional
82
Desde la colonización del Archipiélago, dos actividades se configuraron como pilares de la economía isleña: la agricultura de exportación y la prestación de servicios de variada índole al tráfico marítimo internacional46. Este binomio se mantuvo hasta que, en la década de 1960, se inició una profunda transformación de la estructura productiva de las Islas, en la que el turismo y la construcción comenzaron a tener cada vez un mayor protagonismo como sectores motrices. Por su parte, los puertos, y ahora también los aeropuertos, continuaron desempeñando una importante función económica en las relaciones externas de Canarias, mientras que las actividades agrarias de exportación fueron perdiendo importancia relativa a medida que nos acercamos a la actualidad47. El papel que ha desempeñado históricamente Canarias como base logística para las relaciones económicas internacionales en el Atlántico medio, fue posible gracias a la confluencia de varios factores. En primer lugar, su posición geoestratégica respecto a las principales rutas marítimas, y posteriormente aéreas, de esta zona del planeta. En segundo lugar, el haber dispuesto de un marco institucional específico, distinto del aplicado en el resto del territorio nacional. Un marco institucional que, a lo largo de los últimos cinco siglos, impulsó, casi
46 Una primera aproximación a esta cuestión ya fue planteada por el profesor MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (2001). 47 Sobre la evolución seguida por la agricultura canaria de exportación en el periodo capitalista, ver, entre otros, NUEZ YÁNEZ, J.S. (2005) y NUEZ YÁNEZ, J.S. y CÁCERES HERNÁNDEZ, J.J. (2007).
83
siempre, la internacionalización competitiva de la economía isleña. Sólo durante la primera mitad del siglo XIX, con la instauración del Estado liberal en España, y durante la Autarquía del primer franquismo esas especificidades
quedaron
prácticamente
anuladas.
Otra
ventaja
comparativa que poseía el Archipiélago era una importante oferta agroexportadora que permitía cubrir los huecos de las bodegas de los mercantes que volvían al Viejo Continente desde las repúblicas latinoamericanas, desde las colonias africanas o desde el Lejano Oriente. Y, finalmente, el desarrollo de las infraestructuras de transporte y telecomunicaciones necesarias para poder llevar a cabo esta función de plataforma para las relaciones económicas entre Europa, África y América.
1. El tráfico marítimo La intensificación de los factores descritos a partir de 1852, con la promulgación del Régimen de Puertos Francos, fue la que colocó a las Islas como uno de los principales centros neurálgicos en la expansión de las transacciones mercantiles internacionales durante la etapa capitalista. Y en este sentido, destaca sobremanera el auge de las actividades portuarias durante el último siglo y medio. Tanto el número de buques como el tamaño de los mismos, medido en toneladas de registro bruto, no han parado de crecer desde entonces (cfr. gráfico 1). No obstante, esta dinámica, en general, positiva, se ha visto afectada por determinadas coyunturas recesivas durante el periodo analizado. Así, podemos destacar el impacto negativo de los conflictos bélicos, como las dos guerras mundiales o la Guerra Civil española, que dejaron al Archipiélago sumido en un importante aislamiento. También las grandes crisis económicas del capitalismo, como el crack de 1929, la denominada crisis del petróleo, la recesión de la primera mitad de la
84
década
de
1990 o
la
actual
coyuntura
negativa
que
estamos
padeciendo, tuvieron algunas consecuencias en el mismo sentido sobre el tráfico marítimo que pasaba por los puertos canarios. Otros, sin embargo, tuvieron un impacto muy positivo, como la guerra de precios de las carboneras establecidas en Canarias en 1910 o el cierre del Canal de Suez entre 1956 y 1957 y, nuevamente, entre 1967 y 1975.
GRÁFICO 3.1 Tráfico marítimo en los puertos canarios, 1861-2009 (Medias de cada periodo) 35 30
350 T.R.B.
300
25
250
20
200
15
150
10
100
5
50
0
0
Milllones de T.R.B.
Miles de navíos
Nº de buques
1861-65 1881-85 1901-05 1921-25 1941-45 1961-65 1981-85 2001-05
Fuente: CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2008); CARNERO LORENZO, F. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2007); RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004) y Autoridades Portuarias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.
Además de los elementos exógenos expuestos en la introducción de este capítulo, existieron factores endógenos al propio sector portuario insular que potenciaron su expansión. En primer lugar, su amplia capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos acaecidos en la navegación marítima. Así, el paso de la vela al vapor, durante la segunda mitad del siglo XIX, supuso que los navíos debían realizar frecuentes escalas para aprovisionarse del nuevo combustible, el carbón, además de otros suministros (agua y víveres). Canarias supo entonces convertirse en una de las estaciones de avituallamiento más
85
importantes en el tráfico con el Atlántico sur (cfr. gráfico 3.2). Coincidiendo este momento, además, con el inicio de la nueva fase imperialista a finales de esa centuria, potenciada por la Conferencia de Berlín de 1884.
GRÁFICO 3.2 Suministro de combustible en los puertos de Santa Cruz de Tenerife y La Luz y Las Palmas, 1857-2009 (Promedio de cada periodo en miles de toneladas) 3.500 3.000
Petróleo
Carbón
2.500 2.000 1.500 1.000 500 0 1857-60 1876-80 1896-00 1916-20 1936-40 1956-60 1976-80 1996-00
Fuente: CARNERO LORENZO, F. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2007); RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004) y Autoridades Portuarias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.
También fue capaz de adaptarse de una forma precoz a la transformación que significó para la navegación la sustitución del carbón por el petróleo, que se produjo en el periodo de entreguerras. Durante esos años se establecieron en las Islas importantes empresas distribuidoras de combustibles líquidos y lubricantes, como Vacuum Oil, Texaco o Shell. Otro de los hechos más importantes en este sentido fue la instalación de una refinería por parte de CEPSA en Tenerife a comienzos de los años treinta48. Tras la superación de la doble coyuntura bélica ocasionada por la Guerra Civil española y la Segunda 48
PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010b).
86
Guerra Mundial, se establecieron otras compañías suministradoras, como la British Petroleum o Exxon, al tiempo que las más antiguas ampliaban sus unidades de almacenamiento y de distribución49. Esta tónica se ha mantenido hasta la actualidad, incorporándose nuevas empresas, como Repsol-YPF, Ducar, Olecasa o Petrocan50.
GRÁFICO 3.3 Flota isleña que faenaba en el banco canario-sahariano (Nº de embarcaciones) 200 180 160 140 120 100 80 60 40 20 0 1818
1830
1852
1865
1887
1901
1922
1935
1943
Fuente: DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011) y MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010).
La actividad pesquera se constituyó en otro elemento motriz del desarrollo portuario del Archipiélago. Tras la atonía experimentada durante buena parte del siglo XIX, se observa una cierta expansión a lo largo del primer tercio de la centuria siguiente. Así al menos se desprende de la evolución del número de buques que realizaba sus faenas en las aguas del denominado banco pesquero canario-sahariano en esa época (cfr. gráfico 3.3). Esto, a su vez, propició el desarrollo de una industria derivada destinada, en gran medida, a la exportación
49 50
QUINTANA NAVARRO, F. (1996: 191-192). Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.
87
hacia Europa y África, que contaba en 1933 con 21 establecimientos localizados en Lanzarote, Gran Canaria, Tenerife y La Gomera51.
GRÁFICO 3.4 Flota pesquera con base en los puertos canarios (Nº de embarcaciones) 4.500 4.000
Nacional
3.500
Extranjera
3.000 2.500 2.000 1.500 1.000 500 0 1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2008
Fuente: Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.
Ahora bien, la intensificación en la explotación de los caladeros próximos a las Islas no se producirá hasta después de la Segunda Guerra Mundial, contribuyendo así a la recuperación y expansión posterior de los puertos isleños52. Esto se tradujo en un incremento sustancial de la flota pesquera, agregándose a las embarcaciones locales los navíos de altura nacionales y los de otros países, sobre todo a partir de los años sesenta (cfr. gráfico 3.4). Buena prueba de ello es el espectacular crecimiento de la pesca desembarcada en los recintos portuarios canarios, que se multiplicó por 11,5 entre 1941 y 1985 (cfr. gráfico 3.5). A partir de ese momento, la incertidumbre generada por las complicadas negociaciones para lograr acuerdos con los estados vecinos 51
MACIAS HERNÁNDEZ, A.M. (1982: 19) Sobre la evolución del sector pesquero en la segunda mitad del siglo XX, véase DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995 y 2010). 52
88
en los que existían importantes caladeros, sobre todo con Marruecos, dio paso a una fase recesiva en el decenio siguiente. No obstante, la profunda reconversión del sector acometida en el seno de la Unión Europea, y especialmente en España, así como la suscripción de nuevos convenios bilaterales, han proporcionado una cierta estabilidad a esta rama productiva en los últimos años. Circunstancia ésta que ha significado una nueva etapa expansiva para el volumen de pesca negociado en los puertos del Archipiélago, sobre todo en el de La Luz y Las Palmas.
GRÁFICO 3.5 Volumen de capturas desembarcado en los puertos canarios, 1941-2009 (Media de cada periodo en miles de toneladas) 600
500
400
300
200
100
0 1941-45
1951-55
1961-65
1971-75
1981-85
1991-95
2001-05
Fuente: RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004) y Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.
Un último factor que ha facilitado el crecimiento de la actividad portuaria en las Islas en los últimos cuarenta años ha sido la containerización. Desde los años setenta del siglo pasado, este sistema de transporte de mercancías se ha ido imponiendo en el tráfico marítimo y, de nuevo, los puertos canarios han sabido adaptarse de forma rápida a esta innovación tecnológica. Así, el número de TEUS
89
casi se ha multiplicado por 8 entre 1975 y 2009 (cfr. gráfico 3.6). Y, lo que es más significativo, el índice de containerización ha pasado del 21 por ciento al 53 por ciento entre 1975 y 2000. Esto ha supuesto que el Archipiélago se haya convertido en un hub de primer orden para el tránsito de esta modalidad de transporte por vía marítima en el Atlántico central53.
GRÁFICO 3.6 Tráfico de contenedores en los puertos canarios (Miles de TEUS) 2.000 1.800 1.600 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200 0 1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2009
Fuente: Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.
Ahora bien, ¿cuál ha sido la importancia relativa de los puertos canarios? Respecto al ámbito internacional, podemos destacar que, ya desde los años veinte del siglo pasado, las Islas se habían convertido en un importante nodo para las comunicaciones marítimas a nivel mundial. Así, entre 1922 y 1923 el puerto de Las Palmas ocupaba el cuarto lugar entre los principales puertos europeos, atendiendo al tonelaje de registro bruto de los buques entrados, por detrás de Hamburgo, Rotterdam y Marsella. Por su parte, el de Santa Cruz de Tenerife ocupaba el séptimo puesto, por detrás, además de los 53
Para profundizar en esta cuestión, SUÁREZ BOSA, M. (2001).
90
mencionados, de Génova y El Havre, aunque muy cerca de ellos54. En el ámbito español, entre 1900 y 2000 los dos puertos isleños se hallan entre los tres primeros puestos del ranking, utilizando este mismo indicador55. Más aun, si observamos otras variables, se pone de manifiesto una situación parecida. Así, el caso de los avituallamientos de combustible es el más destacado, pues durante la segunda mitad del siglo XX los dos principales puertos isleños estuvieron ostentando el liderato con una clara diferencia respecto a sus homónimos nacionales. Tan sólo en el cambio de siglo, el puerto de Algeciras ha pasado a ocupar esa posición de liderazgo. Por lo que respecta al sector pesquero, La Luz y Las Palmas se ha convertido en la principal lonja española desde 1960, llegando a duplicar en 2000 las capturas de la segunda de ellas, que es Vigo. Finalmente, en lo que se refiere al tráfico de contenedores, las dos bases logísticas canarias se han ubicado desde mediados de la década de 1970 siempre entre las cinco primeras del país. La información disponible para conocer la verdadera dimensión del tráfico marítimo con África que pasaba por los puertos canarios, es escasa y procede de diversas fuentes, por lo que los resultados obtenidos hay que tomarlos con suma cautela. No obstante, permite hacernos una idea de su magnitud y de alguno de sus principales rasgos. En primer término, se recoge la importancia del tráfico con origen y destino a ese continente registrado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife entre 1880 y 1909 (cfr. gráfico 3.7). En cuanto al número de buques, se situó en un promedio del 10 por ciento durante esta etapa, elevándose esa proporción a casi la tercera parte del total, si nos referimos a las toneladas de arqueo de los navíos. Detrás de estos porcentajes está, sin lugar a dudas, el proceso de expansión
54
SUÁREZ BOSA, M. (2000: 2.180). Para esta comparativa a nivel nacional, y las que se incluyen en el párrafo siguiente, se han empleado las cifras de RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004). 55
91
imperialista que llevaron a cabo las principales potencias europeas en África durante este periodo.
GRÁFICO 3.7 Tráfico marítimo con origen y destino en África desde Santa Cruz de Tenerife, 1880-1909 (Porcentaje sobre el total) 40 Nº de buques
35
Tonelaje
30 25 20 15 10 5 0 1880
1890
1900
1909
Fuente: CABRERA ARMAS, L.G. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2008).
Para los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mundial, disponemos de las cifras del número de buques de bandera británica entrados y salidos con dirección al continente africano de los puertos de Santa Cruz de Tenerife y de la Luz y de Las Palmas. Éstos representan, como promedio, el 15,23 por ciento del total de los navíos de esa nacionalidad que utilizaron los recintos portuarios isleños (cfr. gráfico 3.8). Hay que tener en cuenta que la flota inglesa era la que más asiduamente utilizaba Canarias como base logística en la navegación hacia el Atlántico sur, no en vano representaba la mitad del total del tráfico marítimo del Archipiélago en esos años. La fuente empleada nos permite, además, conocer las regiones concretas de África con las que operaban esas embarcaciones. Así, las colonias que el Reino Unido tenía en la costa occidental suponían más de la mitad de ese tránsito,
92
mientras que una tercera parte lo hacía con las posesiones de la parte meridional.
GRÁFICO 3.8 Tráfico marítimo británico con África desde los puertos canarios, 1909-1914 (Número de buques. Porcentaje sobre el total) 21 18 15 12 9 6 3 0 1909
1910
1911
1912
1913
1914
Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992).
En los años posteriores, y utilizando las cifras publicadas sobre el tráfico en el puerto de La Luz y Las Palmas correspondiente al ejercicio de 1923, se puede observar que el número de buques con origen y destino en el continente africano, que ascendía a 995, representaba casi el 19 por ciento del total del tráfico internacional registrado en esas instalaciones portuarias. Proporción que se sitúa en algo más del 16 por ciento, si nos atenemos al tonelaje de registro bruto de esos mismos navíos. De ellos, tan sólo 52 operaron con las posesiones españolas en África y su tamaño era muy reducido, pues sólo supusieron el 2,5 por ciento del arqueo56. Esto último se debe a que todavía la metrópoli no había comenzado a explotar de manera intensiva sus colonias –Sidi Ifni, Sáhara y Guinea Ecuatorial.
56
SUÁREZ BOSA, M. (2000: 2.183).
93
Asimismo, podemos señalar que a finales de ese decenio, concretamente en 1928, había unas 82 líneas regulares que utilizaban los
puertos
isleños
como
base
de
apoyo
en
sus
travesías
intercontinentales (cfr gráfico 3.9). De ellas, diecisiete, es decir el 21 por ciento, conectaban el Archipiélago con África. Podríamos añadir a éstas las dos que se dirigían hacia Asía y Oceanía, y que a buen seguro hacían escalas en las costas africanas.
GRÁFICO 3.8 Distribución de las líneas marítimas intercontinentales que pasaban por el Archipiélago en 1928 (Porcentaje sobre el total) 60
50
40
30
20 10
0 África
América
Asía y Oceanía
Europa
Fuente: Memoria Junta de Obras del Puerto de Las Palmas, 1928.
En la nómina de las compañías marítimas que realizaban estos itinerarios con el vecino continente, destacan sobre manera las británicas, que suponían casi la tercera parte del total (cfr. gráfico 3.10). El segundo lugar, a poca distancia, lo ocupaban las de origen francés. Tras ellas se situaban las navieras de otros países europeos, como Alemania, Holanda o Italia, y Estados Unidos, aunque con un número menor de frecuencias. A ellas debemos añadir las dos conexiones que realizaban sendas empresas españolas. La Compañía de Vapores Interinsulares Canarios con el Sáhara –Cabo Juby y Villa
94
Cisneros– y la Compañía Transatlántica que unía la metrópoli con Fernando Poo. Todo esto no hace si reflejar la importancia de Canarias como plataforma para el tráfico marítimo internacional en el Atlántico y, especialmente, su proyección africana.
GRÁFICO 3.10 Nacionalidad de las navieras que realizaban viajes intercontinentales a través de Canarias en 1928 (Porcentaje sobre el total) 30 27 24 21 18 15 12 9 6 3 0 Alemania
EE. UU.
España
Francia
G.Bretaña
Holanda
Italia
Fuente: Memoria Junta de Obras del Puerto de Las Palmas, 1928.
A partir de la década de 1930, hemos empleado el volumen de mercancías que se movía con África en los principales puertos isleños. En su evolución podemos observar que la importancia relativa del vecino continente para la actividad portuaria canaria se incrementa de forma sustancial hasta los años sesenta (cfr. gráfico 3.11). En esta dinámica alcista, tuvo mucho que ver el mayor interés que prestaron las autoridades españolas a las posesiones africanas como complemento al desarrollo de su política autárquica. No en vano, durante ese periodo, más del 90 por ciento de los productos procedían o se enviaban a esas colonias. Proporción que desciende a una tercera parte en los años posteriores y a menos del 10 por ciento en 1960.
95
GRÁFICO 3.11 Movimiento de mercancías con África en los principales puertos canarios, 1930-2008 (Porcentaje sobre el total) 30 S.C. de Tenerife La Luz y Las Palmas
25 20 15 10 5 0 1930
1943
1950
1960
1970
1980
1990
2000
2008
Fuente: Estadística Comercial del Puerto de Santa Cruz de Tenerife y Autoridades Portuarias de Las Palmas y de Santa Cruz de Tenerife.
En el decenio siguiente desciende el movimiento de mercancías con África como consecuencia de la retirada española del Sáhara y la crisis económica internacional de esos años. No obstante, a partir de los noventa y, sobre todo, en los primeros años del siglo XXI, el volumen de mercaderías embarcadas hacia África y desembarcadas procedentes de ese continente ha incrementado su importancia relativa dentro de la actividad de los puertos isleños, especialmente en el ubicado en Tenerife, al amparo sobre todo del movimiento provocado por la refinería de CEPSA. Además, este crecimiento ha servido para que las Islas hayan duplicado su participación en el total del movimiento de carga con África efectuado en el conjunto de los puertos españoles de titularidad estatal, pasando de suponer algo menos del 3 por ciento en 1980 a superar ligeramente el 6 por ciento en el cambio de siglo57. En este sentido, las dos autoridades portuarias de las Islas están haciendo una apuesta estratégica decidida por intensificar la función de 57
RUIZ ROMERO DE LA CRUZ, E.M. (2004).
96
Canarias como plataforma para el tráfico marítimo en el Atlántico medio, con una especial proyección hacia el continente africano. Una de esas actuaciones tiene que ver con la conformación de sendas Zonas Francas en los puertos de Santa Cruz de Tenerife y La Luz y Las Palmas, cuyo principal objetivo es atraer empresas que se instalen en ellas, mediante una serie de incentivos fiscales y aduaneros, que se unirán a los que ya proporciona el Régimen Económico y Fiscal de Canarias. Con ello se pretende contribuir a la diversificación de la estructura productiva isleña y dotarla de unidades de producción de alto valor añadido. Así, por ejemplo, se acaba de establecer en la Zona Franca del puerto tinerfeño una compañía dedicada a la producción de vehículos eléctricos para su posterior venta en el mercado europeo y africano. Finalmente, citar el proyecto Red Euroafricana en el Sector Portuario (GESPORT). Se trata de una actuación en la que participan la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, en calidad de coordinador del mismo, la Fundación Puertos de Las Palmas, la Ádministraçao dos Portos da Regiäo Autónoma da Madeira, la Empresa Nacional de Aministraçao dos Portos de Cabo Verde, Port Autonome de Dakar, Port Autonome de Noadhibou y Port Autonome de Nouakchott. En él también participan en calidad de observadores, responsables de las administraciones portuarias de Gambia y Sierra Leona. Esta iniciativa tiene como finalidad, para el periodo 2007-2013, la puesta en marcha de un programa de cooperación que facilite la integración regional a gran escala en el sector portuario. Para ello se intensificarán
las
relaciones
marítimas
entre
los
territorios
participantes y se propiciará el intercambio de conocimientos en materia de gestión administrativa, formación de recursos humanos, buenas prácticas medioambientales y de seguridad, así como la difusión de avances tecnológicos en materia de infraestructuras. El objetivo último del proyecto es posicionar a los socios del partenariado como plataforma atlántica de mercancías y de servicios portuarios, así como
97
convertir a las Regiones Ultraperiféricas Europeas de la Macaronesia en un nodo estratégico de transmisión del conocimiento hacia las zonas en vías de desarrollo58.
2. El transporte aéreo Los orígenes del tráfico aéreo regular en Canarias los podemos situar en los años veinte del siglo pasado, de la mano de la compañía francesa de Pierre George Latécoére y de la alemana Lufthansa. Una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, la primera de ellas se planteó poner en marcha una ruta que conectase Francia con sus colonias en África y con América. En el itinerario que debían seguir sus aeronaves figuraba el Archipiélago como punto de escala. Para ello se desplazaron técnicos de la empresa que estudiaron varias posibilidades para instalar un campo de aterrizaje o de amerizaje, tanto en Tenerife como en Gran Canaria. De forma análoga ocurrió con la línea aérea que pretendía conectar Alemania con Latinoamérica y con la costa occidental africana. No obstante, ambos proyectos quedarían incompletos y las visitas a Canarias de los aviones, hidroaviones y dirigibles de ambas compañías se producirían de forma irregular. Por tanto, hubo que esperar hasta 1930, cuando la compañía española
Concesionaria
de
Líneas
Aéreas
Subvencionadas,
S.A.
(CLASSA), creada un año antes, estableciese la primera conexión regular entre Madrid y el Archipiélago. Se trataba de un vuelo que hacía escala en Cabo Juby antes de dirigirse hacia Gran Canaria y Tenerife. En estas dos islas, los emplazamientos elegidos, tras estudiar varias posibilidades, fueron el de Gando y el de Los Rodeos, respectivamente. Ambos fueron declarados aeropuertos nacionales por el Gobierno de la época en ese mismo año. 58 Esta información se ha obtenido de la página web de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife (http://www.puertosdetenerife.org)
98
Con la llegada de la Segunda República, la concesión efectuada a la citada empresa sería revocada por la existencia de presuntas irregularidades. En un nuevo proceso se adjudicó a otra compañía, Líneas Aéreas Postales Españolas (LAPE), si bien ésta adquirió los aviones y contrató el personal que tenía la anterior. Los vuelos con Canarias se reanudaron, pero se mantuvieron de forma discontinua hasta la Guerra Civil. Cabe reseñar aquí, que en 1933 se realizó el primer viaje con pasajeros desde la Península. Durante el conflicto bélico español, quedaron prácticamente suspendidos los vuelos comerciales en el Archipiélago. Éstos se reanudaron en 1941, cuando la remozada compañía Iberia se hacía cargo de la ruta entre Madrid y Canarias. Cinco años más tarde, sendos decretos declararon a los dos aeropuertos isleños como aduaneros y abiertos al tráfico nacional e internacional. Para ello se procedió a la pavimentación de las pistas, a la construcción de los edificios que acogerían las terminales de pasajeros y los hangares. Asimismo, se les dotó de la tecnología necesaria para la navegación aérea. Con posterioridad se pondrían en marcha los aeródromos de las otras islas y un segundo en la de Tenerife59. Las series estadísticas sobre el tráfico aéreo, tanto de aeronaves como de pasajeros, muestran que éste no ha parado de crecer desde la Segunda Guerra Mundial (cfr. gráfico 3.12). No obstante, las sucesivas crisis económicas que se han dado durante este periodo, han ralentizado el alza, cuando no han provocado un cierto retroceso en su evolución, como viene ocurriendo en los últimos años. En cualquier caso, el crecimiento de ambas variables ha permitido que Canarias se haya convertido en un importante nodo de las comunicaciones aéreas nacionales e internacionales.
59 Estos apuntes sobre los primeros momentos de la aviación comercial en las Islas han sido tomados de DÍAZ LORENZO, J.C. (2001) y de la página web de AENA (http://www.aena.es).
99
GRÁFICO 3.12 Tráfico de aviones y pasajeros en los aeropuertos canarios, 1950-2009 (Medias de cada periodo) 350
35 Pasajeros
300
30
250
25
200
20
150
15
100
10
50
Millones de personas
Miles de aviones
Aviones
5
0
0
1950
1960
1970
1980
1990
2000
2009
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y AENA.
En relación al número de aviones, los aeropuertos de Gran Canaria y Tenerife ocupan los primeros lugares en la clasificación estatal, no estando situados nunca por debajo de los cinco primeros, compartiendo protagonismo con los de Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca. Esto también los coloca en una posición significativa dentro del conjunto de aeropuertos de Europa. De hecho, el agregado de los tres grandes aeropuertos isleños –Gando, Los Rodeos y Reina Sofía–, se sitúa entre los quince primeros del ranking europeo en las últimas décadas, si atendemos al tráfico de aeronaves, y en el décimo si computamos los viajeros. Hay que tener en cuenta que en el listado de referencia se contemplan de forma acumulada las estadísticas de los aeródromos que componen otras plataformas aeroportuarias, como las de Madrid -Barajas, Torrejón y Cuatro Vientos-, París –Charles de Gaulle, Orly y Beauvis-, Londres –Heathrow, Gatwick, Stansted, Luton, London City– o Berlín –Tegel, Tempelhof y Schönefeldl60. 60 Las comparaciones con los aeropuertos nacionales y europeos se han realizado con los datos publicados por la Dirección General de Aviación Civil.
100
GRÁFICO 3.13 Movimiento de mercancías en los aeródromos isleños, 1960-2009 (Miles de toneladas) 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 1960
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2009
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y AENA.
Si contemplamos el volumen de mercancías transportado por vía aérea, la clasificación nacional se repite en los mismos términos. No obstante, se descienden algunas posiciones si lo comparamos con el sistema aeroportuario europeo, pues aquí la plataforma canaria se ubicaría entre las veinte primeras en los últimos años, cuando a comienzos de la década de los ochenta ocupaba una posición mucho mejor, el décimo lugar. Esta pérdida de importancia relativa se explica por la evolución seguida por esta variable, que presenta muchas más oscilaciones que la del número de aeronaves o la de pasajeros (cfr. gráfico 3.13). Las importantes caídas que se aprecian en el tráfico de mercancías en los aeropuertos canarios entre 1980 y 1995, así como desde el cambio de siglo, podemos atribuirlas en parte a las coyunturas de crisis internacional de esos periodos, pero también deberíamos incorporar otros factores que contribuyeron a perpetuar esos descensos incluso en etapas de bonanza económica. Entre ellos cabría citar la
101
profunda modernización de la conectividad interinsular por vía marítima, de tal manera que los barcos le hacen una mayor competencia al avión en el traslado de mercancías perecederas. Por otra parte, el descenso de las exportaciones de flores y plantas que se ha experimentado desde los años finales del siglo pasado, ha afectado al tráfico aéreo de mercancías hacia el exterior. En términos más genéricos, es indudable que buena parte de la evolución del tráfico aéreo en sus tres facetas –aeronaves, pasajeros y mercancías– se explica por el desarrollo del turismo y por el incremento de la conectividad interinsular, pero aquí también la proximidad al continente africano ha tenido algo que ver61. En primer lugar, porque, hasta que los aviones no alcanzaron una autonomía suficiente, debieron hacer escalas en sus vuelos intercontinentales, siendo los aeródromos canarios una de esas paradas en las rutas hacia el sur. Podemos encontrar múltiples ejemplos, como las primeras conexiones de Iberia con América –Buenos Aires, Caracas o Montevideo– y África – Guinea Ecuatorial o Dakar. En segundo término, porque como se aprecia en el cuadro 3.1. hasta la retirada del Sáhara por parte española, existió un importante volumen de vuelos entre las Islas, especialmente de Gran Canaria y Tenerife, con los aeródromos de ese territorio -El Aaiun, La Güera y Villa Cisneros-, además de con otras regiones africanas. Con la retirada española de esos territorios, se redujeron de forma notable los indicadores que estamos considerando aquí, si bien parece que se han recuperado con la llegada de la presente centuria, de manera más acusada en el segmento de la carga aérea.
61
Sobre el tráfico interinsular, véase RAMOS PÉREZ, D. (2001)
102
CUADRO 3.1 Participación de África en el tráfico aéreo internacional de los aeropuertos canarios (porcentaje sobre el total) Aviones
Pasajeros
Mercancías
1971-1975
13,77
7,35
24,76
1976-1980
9,10
4,31
16,00
1981-1985
5,75
2,07
6,41
1986-1990
4,12
1,11
4,83
1991-1995
2,84
0,68
7,12
1996-2000
3,74
0,52
10,04
2001-2005
4,14
0,42
20,41
2006-2009
4,76
0,70
27,51
Fuente: CIES (1975 y 1978), Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y AENA.
CUADRO 3.2 Importancia de los aeropuertos canarios en el tráfico aéreo español con África (porcentaje sobre el total) Aviones
Pasajeros
Mercancías
1971-1975
27,36
37,51
69,37
1976-1980
25,00
22,68
8,16
1981-1985
24,02
17,55
5,29
1986-1990
25,73
17,24
9,38
1991-1995
25,41
16,34
19,36
1996-2000
24,62
11,71
9,54
2001-2005
22,82
7,27
10,51
2006-2009
18,14
5,87
12,05
Fuente: CIES (1975 y 1978), Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y AENA.
En cualquier caso, dentro del ámbito nacional, el Archipiélago ha desempeñado y está desempeñando un notable papel en las conexiones aéreas con África (cfr. cuadro 3.2). Así, en lo que se refiere al número de
103
aviones, Canarias supone casi la cuarta parte del total nacional, como promedio, en el periodo 1971-2009, y el agregado de los aeropuertos de Gando, Reina Sofía y Los Rodeos, ocuparía la segunda posición por detrás de la plataforma aeroportuaria madrileña. En cuanto al transporte de mercancías con ese continente, el volumen que se ha movido en los aeropuertos isleños en el periodo analizado supone una media del 18 por ciento del total estatal. En este caso, de nuevo la suma de los tres aeródromos canarios sería la que concentra la mayor parte del mismo y se situaría en el tercer lugar del ranking nacional, por detrás de Madrid y Barcelona, si bien desde 2004 habrían perdido una posición más por el ascenso espectacular del aeropuerto de Vitoria. Y, finalmente, en lo que hace referencia a los pasajeros, las terminales isleñas habrían acogido el 17 por ciento del total de viajeros con destino u origen en un país africano que circularon por España, aunque en los primeros años del siglo XXI se reduciría a la mitad esa proporción.
CUADRO 3.3 Aerolíneas con conexiones directas hacia África desde Canarias en 2010
Air Mauritania
Cabo Verde
Marruecos
Mauritania
X
X
X
Binter Canarias
X
Canary Fly
X
X
Iberia SERAIR
Senegal
X X
X
Islas Airways
X
X
TACV
X
Tuifly GMBH
X
X
Fuente: AENA.
En la actualidad, existen al menos ocho compañías aéreas que ofrecen vuelos directos con el continente africano desde Canarias. Ahora bien, adolecen de un importante grado de concentración geográfica, pues se limitan a cuatro países: Cabo Verde, Marruecos,
104
Mauritania y Senegal. Se debe destacar, por el número de frecuencias que ofrecen, a las aerolíneas isleñas –Binter Canarias e Islas Airways. Y esta situación se quiere mejorar, pues ambas empresas tienen previsto implementar nuevas rutas con África y aumentar los vuelos de algunas de las que ya tienen establecidas en el vecino continente. Estas opciones de futuro se complementan con otras que llevan a cabo las diferentes administraciones públicas. Entre ellas, cabe destacar la supresión de las tasas aéreas durante 2010 y 2011, si bien el Gobierno de Canarias pretende que esta medida, ahora coyuntural, se convierta en permanente. No en vano, se atribuye a esta medida el incremento en las conexiones aéreas exteriores y la afluencia de unos dos millones de turistas en el primero de los ejercicios citados. La expectativa es que en el presente año continúe esta progresión con el aumento de otro millón más de visitantes. Unido a esto, AENA está implementando un plan estratégico específico para incrementar el papel de Canarias como nodo intermodal en el tráfico aéreo de mercancías. Para ello, y contando con el apoyo institucional del Gobierno Autonómico y de los respectivos cabildos insulares, está prevista la construcción de nuevas pistas de aterrizaje en los aeropuertos de Gando, en Gran Canaria, y Reina Sofía, en Tenerife, así como la habilitación de sendos polos empresariales en sus inmediaciones. Además, se encuentra en fase de estudio una actuación similar en el aeródromo de Los Rodeos. Todo ello sin olvidarnos de las continuas mejoras que se han acometido y las que están programadas en el conjunto de los aeropuertos canarios. Otra línea de actuación tiene que ver con la organización del tráfico aéreo exterior. En este sentido, y al amparo de la normativa sobre cielo único europeo, se han llevado a cabo gestiones para reordenar las rutas que unen el Archipiélago con Europa, a fin de disminuir la duración de los viajes, generando un recorte significativo de costes y, en consecuencia, aumentando la competitividad de la plataforma aeroportuaria isleña.
105
Otra de las apuestas para incrementar su competitividad pasa por la privatización de buena parte de la gestión de los aeropuertos, proceso que ha iniciado recientemente AENA, y que en su primera fase incluye a algunos de los aeródromos isleños, como el de El Hierro, La Gomera o Lanzarote. Ésta, además, puede ser la vía que permita a las autoridades regionales dar satisfacción a una de sus demandas más antiguas en esta
materia,
como
es
la
de
participar
directamente
en
la
administración de las infraestructuras aeroportuarias insulares. Finalmente, indicar que se quiere impulsar la denominada “Libertad de los Cielos”, que permitiría a las numerosas compañías aéreas extracomunitarias que sobrevuelan los cielos de las Islas, utilizar sus aeropuertos como escala en sus travesías transoceánicas. De hecho, la primera en solicitarlo fue Transportes Aéreos de Cabo Verde (TACV), habiendo obtenido esta aerolínea africana la preceptiva autorización desde finales de 2010 para poder realizar una escala en Canarias de la ruta que une Praia con Lisboa.
3. Las telecomunicaciones En el ámbito de las telecomunicaciones, Canarias también ha sido un punto neurálgico para conectar el continente africano con otras partes del mundo, y especialmente con Europa62. Sin embargo, Canarias, al igual que otros territorios españoles más alejados –Cuba, Filipinas, o Guinea Ecuatorial– quedaron en cierta manera marginados en los comienzos de la implantación del telégrafo en España. En el resto del país, la instalación de este medio de comunicación se realizó de forma temprana, ya que entre 1855 y 1863 se había completado su despliegue. En el territorio peninsular se estableció una red radial con epicentro en Madrid. Ahora bien, esta disposición de las 62
CALVO CALVO, A. (2003) y PÉREZ, O. (2008).
106
conexiones dificultaba los enlaces directos entre otras ciudades del país, por lo que, entre 1900 y 1936, se modificó su disposición por una en forma de malla, que permitía el tráfico de mensajes entre distintos puntos sin tener que pasar obligatoriamente por la capital. Por su parte, Baleares quedó conectada con Valencia y Barcelona a partir de 1861, mientras que el cable que unía Ceuta con Cádiz se había tendido dos años antes. No obstante, en este último caso, el cable dejó pronto de funcionar y no fue repuesto hasta finales del siglo63. En el caso de Canarias, cabe reseñar, que antes de que se estableciese la primera gran línea de telégrafos que unió América y Europa en 1866 –Terranova e Irlanda–, se implementó un ambicioso proyecto que pretendía conectar mediante un cable submarino Estados Unidos con Cádiz en 1859, pasando por Cuba, Brasil, Cabo Verde y Canarias. Sin embargo, las reticencias del Gobierno español a autorizar el enlace entre la costa cubana y Florida desanimaron a sus promotores, que dejaron caducar la concesión administrativa. En 1873 se realizaba otra intentona para tender un cable submarino entre España y Cuba a través de Canarias. En la concesión se establecía la posibilidad de su prolongación hacia otras zonas de África. Tampoco se llevó a efecto. No obstante, es una prueba evidente de que, desde el comienzo de las telecomunicaciones intercontinentales, el Archipiélago fue considerado como un punto de apoyo importante. Consideración que se vería acrecentada por la carrera colonial europea en África a partir del último cuarto del siglo XIX. Así, en 1879, se volvió a retomar la instalación del cable que debía unir Canarias con España. Ahora, como una aspiración irrenunciable de las clases dirigentes del Archipiélago, expresada a través de sus representantes en las Cortes. Este clamor venía motivado, en gran medida, porque la conexión telegráfica con Europa se había convertido en una condición indispensable para garantizar la competitividad de las Islas como polo
63
OTERO CARVAJAL, L.E. (2007).
107
estratégico en las rutas marítimas internacionales hacia el Atlántico Sur, más aun si tenemos en cuenta que, por aquel entonces, Madeira ya disponía de un enlace con Lisboa. Ahora bien, su consecución no estuvo exenta de dificultades, y se prolongó algunos años. Inicialmente se planteó la conexión entre Tenerife y Madeira a través de un trazado de 260 millas. La cuestión se fue complicando en los años posteriores, ya que los ayuntamientos de otras islas reclamaron conexiones interinsulares. Por otra parte, el Gobierno
español
quería
sentar
las
bases
para
una
posterior
prolongación hacia América. Finalmente, las fuerzas políticas canarias se dividieron entre los que apoyaban la alternativa madeirense por su menor gasto, y quienes abogaban por un enlace directo con Cádiz, para no depender de un país extranjero, pero que implicaba un mayor coste, pues el tendido tendría 700 millas de longitud. Hubo que esperar a 1882, tras ese largo proceso de debate, para que se adoptase una solución, inaugurando el cable que unía Tenerife con Cádiz a finales del año siguiente. Además, esta isla se convirtió en un nodo de comunicaciones interinsular, pues desde ella partían las conexiones con La Palma (1883) y Gran Canaria (1884), y desde esta última con Lanzarote (1885). Asimismo, Canarias comenzó a desarrollar su función como centro de enlace con África, ya que el citado tendido fue
aprovechado
por
las
autoridades
francesas,
que
habían
subvencionado a la empresa concesionaria del servicio –Spanish National Submarine Telegraph Company–, para posibilitar la extensión del mismo hasta Senegal, e incluso hasta Brasil64. Con el cambio de siglo se procedió a la modernización de las conexiones telegráficas, tanto respecto a Europa como entre las islas. Así, el proceso se iniciaba en 1901, cuando se construyó otro tendido entre Tenerife y Gran Canaria, que se añadía al anterior. Pero, quizás el
64 Las referencias sobre los orígenes del telégrafo en Canarias han sido elaboradas a partir de los trabajos de CALVO, A. (2003); MARTÍN DEL CASTILLO, J.F. (1993) y PÉREZ, O. (2008).
108
año más significativo de esta reestructuración fue 1908, momento en el que se habilitó un nuevo enlace entre Cádiz y Tenerife, que sustituía al establecido un cuarto de siglo antes. En ese mismo ejercicio se instalaron nuevas conexiones entre Tenerife y La Palma, al tiempo que se inauguraban los enlaces de la primera con El Hierro y La Gomera. Asimismo, desde Gran Canaria se hizo lo propio con Lanzarote, prolongándose desde esta última hasta Fuerteventura. Con ello quedaba culminado el sistema telegráfico interinsular. Un último hito se produjo en 1926 con el amarre de otro cable con la Península, en este caso desde Gran Canaria, que se sumaba al ya existente en Tenerife. En resumen, los cables telegráficos submarinos del Archipiélago tenían una longitud total de unos 4.023 kilómetros, representado algo más de la mitad de los instalados en España65. Al sistema telegráfico nacional debemos añadir otra conexión internacional, en este caso con Alemania66. El Gobierno germano había solicitado autorización a su homólogo español, en 1906, para utilizar algunos puntos del territorio nacional como zonas de amarre de un cable telegráfico submarino, que llegaría a sus colonias en África. Entre esos lugares de escala se encontraba el Archipiélago. Con este proyecto el Reich perseguía lograr la autonomía en sus comunicaciones, pues hasta ese momento dependía de las conexiones británicas y francesas. Además, pretendía disponer de un enlace con Marruecos a partir del nodo que se estableciese en Canarias, si bien esto contravenía el Tratado de Algeciras de ese mismo año, que reconocía al reino alauita como esfera de influencia franco-española. Finalmente, la iniciativa teutona incluía otro tendido que partiese de las Islas y llegase a América. En este caso, la creciente presencia alemana en la economía de las repúblicas sudamericanas demandaba, también, tener una red
65 Tanto la cronología como las cifras de longitud de los cables submarinos han sido obtenidas del Anuario Estadístico de España. 66 Para profundizar en esta cuestión, ESPADAS BURGOS, M. (1981 y 1987); ORY AJAMIL, F. y GONZÁLEZ LEMUS, N. (2003) y PONCE MARRERO, J. (2002).
109
propia y evitar así la subordinación a las conexiones atlánticas instaladas por otras potencias. A medida que trascurrían los años, las presiones de la diplomacia germana sobre las autoridades hispanas fueron en aumento. El resultado de las mismas fue la concesión del correspondiente permiso en 1909. Así, nacía la línea de telégrafo entre Edem y Tenerife, llevada a cabo por la empresa Deutsch-Südamerikanische Telegraphy. Esta conexión posibilitaba el enlace directo con las posesiones imperiales en el continente africano, mediante su extensión a Monrovia, así como con América de Sur, a través de Pernambuco. Posiblemente, el Gobierno germano terminó renunciando a su intención de llevar la conexión telegráfica a Marruecos, habida cuenta de la firma del acuerdo francoalemán de 1911. En él, el Kaiser renunciaba a cualquier pretensión sobre ese país africano, y a cambio Francia le cedía parte de sus territorios coloniales en el Congo. El cambio de siglo trajo consigo un nuevo avance tecnológico, la telegrafía sin hilos, realizándose diversas pruebas y demostraciones en España entre 1899 y 1903. Cuatro años más tarde se promulgaba la ley que regulaba el servicio radiotelegráfico y, en 1908, el reglamento que la desarrollaba. Al amparo de esta normativa, se sacó a concurso público la primera red de estaciones –2 de largo alcance (1.600 km.), 7 de medio (400 km.) y 17 de corto (200 km.). La adjudicataria se demoró de manera significativa en su ejecución, pues un año más tarde sólo había puesto en funcionamiento tres estaciones –Tenerife, Gran Canaria y Cádiz–, elevándose esa cifra a la decena en 191167. En cualquier caso, Canarias estuvo en la vanguardia de este nuevo avance técnico en las telecomunicaciones. El establecimiento de los cables submarinos y la incorporación de la telegrafía sin hilos contribuyeron, sin duda, a mejorar la posición geoestratégica que tenían las Islas. La evolución seguida por el tráfico
67
OTERO CARVAJAL, L.E. (2007)
110
telegráfico pone de manifiesto que el incremento del número de telegramas y radiotelegramas fue más o menos continuo hasta 1970, a excepción del periodo comprendido entre la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial (cfr. gráfico 3.14). La difícil coyuntura de esos dos momentos afectó gravemente a las comunicaciones exteriores del Archipiélago.
GRÁFICO 3.14 Tráfico telegráfico en Canarias, 1925-2009 (Miles de telegramas y radiotelegramas) 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200 0 1925
1935
1945
1955
1965
1975
1985
1995
2005
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Instituto Canario de Estadística y Ministerio de Fomento.
A partir de los años setenta del siglo XX, esta forma de transmisión comienza a declinar, haciéndose más palpable esta situación con el cambio de centuria, en la que ya ocupaba una posición marginal. La cierta mejoría que se observa en los años noventa, es consecuencia de una modificación en la serie estadística, que desde entonces incorpora el envío de fax y burofax por parte de las oficinas de correos. Las estaciones isleñas tuvieron cierta importancia dentro del entramado nacional de comunicaciones telegráficas, al menos hasta el último cambio de siglo. Así, la participación canaria en el total del
111
tráfico de telegramas y radiotelegramas en España supuso como promedio el 4,25 por ciento entre 1925 y 1995, reduciéndose a menos de la mitad desde ese momento. Pero lo más significativo para el estudio que aquí estamos realizando, es que en las transmisiones con el extranjero esa proporción se eleva al 6,12 por ciento de media en el periodo analizado68. Otro importante paso en la historia de las telecomunicaciones se produjo con la invención del teléfono. En el caso de España, las primeras pruebas tuvieron lugar en La Habana en 1877 y al año siguiente se llevaron a cabo los primeros ensayos en la Península. Hubo que esperar a 1882 para que las autoridades publicasen el primer concurso para la adjudicación de redes urbanas, aunque al parecer quedó desierto por la falta de interés. Dos años más tarde, se asignaba el servicio telefónico público a la Administración de Telégrafos, si bien sólo logró establecer el mismo en Madrid, Barcelona y Valencia. Todo ello no hacía sino alejar a España del nivel de desarrollo que estaba alcanzando esta modalidad de comunicación en otros países. Entre 1886 y 1923 se promulgaron diversas normas en un intento dar un nuevo impulso al sector. En ellas se recogía un modelo en el que se combinaba la participación gubernamental, a través del Estado y las administraciones locales –ayuntamientos, diputaciones y cabildos–, y la de las empresas privadas. Los resultados fueron aparentemente buenos, pues de las 7 redes urbanas que se crearon en el primero de los ejercicios citados, se pasó a 1.292 en el último de ellos. Ahora bien, este esfuerzo fue insuficiente, pues el país seguía ocupando las últimas posiciones en la clasificación internacional.69 A partir de 1924, durante la Dictadura de Primo de Rivera, las autoridades estatales se propusieron un nuevo relanzamiento del servicio telefónico en España. Para ello decidieron concentrar en manos 68 Los datos nacionales han sido tomados del Instituto Nacional de Estadística y del Ministerio de Fomento. 69 Estas notas sobre los orígenes del servicio telefónico en España hasta 1924 proceden de CALVO CALVO, A. (1998) y NADAL ARIÑO, J. (2007).
112
de una sola empresa, mediante un concurso público, todo el negocio. Este proceso fue ganado por la Compañía Telefónica Nacional de España, participada por la I.T.T. norteamericana. En un breve espacio de tiempo cumplió su cometido, pues todas las redes de titularidad pública le fueron transferidas de forma inmediata y fue adquiriendo paulatinamente las privadas, culminando el proceso de integración en vísperas de la Guerra Civil. Tras ésta, la sociedad fue nacionalizada, continuando con el monopolio de este tipo de comunicaciones hasta los años finales del siglo XX, en el que se procedería a su privatización70. En el caso de Canarias, se crearon, al menos, 15 sistemas de telefonía locales hasta 192471. El primero de ellos se estableció en Las Palmas de Gran Canaria en 1891, bajo el impulso de la empresa Miller y Cía., si bien con el cambio de centuria se transfirió al ayuntamiento. No obstante, a los pocos años pasó a ser de titularidad estatal, concretamente dependiente de la Administración de Telégrafos. Otras tres redes privadas fueron establecidas en Tenerife. En 1894, se constituía la Sociedad de Teléfonos de Santa Cruz de Tenerife, que se hacía cargo de esta modalidad de comunicación en la capital insular. Ya en 1907, nacía La Sociedad de Teléfonos de La Orotava, que establecía dos redes de telefonía, una en la localidad que da lugar a su razón social, y otra en el Puerto de la Cruz72. A ellas hay que añadir otras 11 más, que fueron instaladas por los ayuntamientos isleños en la primera década de esa centuria. Al parecer, todas ellas se localizaban en Tenerife, siendo, integradas en una mancomunidad de servicios telefónicos constituida por el Cabildo de la isla en 1919, siguiendo el modelo de la Diputación de Guipúzcoa73. Por tanto, al igual que ocurría en el ámbito nacional, en las Islas estaban presentes las tres modalidades de gestión, la estatal, la de las
70
CALVO CALVO, A. (2006) y OTERO CARVAJAL, L.E. (2007). Una síntesis de la historia de la telefonía en Canarias puede verse en MARTÍNEZ BUDRIA, E. y CABRERA ARMAS, L.G. (1994). 72 Anuario Financiero y de Sociedades Anónimas de España 73 Ésta es, al menos, la hipótesis que plantea NADAL ARIÑO, J. (2007: 53). 71
113
administraciones locales y la de la empresa privada. Además, el nivel de difusión territorial alcanzado en esos momentos en el Archipiélago se situaba en el 17,2 por ciento del número total de municipios, casi dos puntos por encima del promedio nacional, que era del 15,5 por ciento. Más aun, si nos ceñimos exclusivamente a Tenerife, esa proporción sería del 33 por ciento, ubicándose en la calificación estatal en tercer lugar por detrás de Cataluña y Asturias. Esta situación de coexistencia de diferentes modelos de negocio culminaría en el Archipiélago, al igual que el resto del país, con la creación de la Compañía Telefónica Nacional de España. Así, los sistemas municipales agrupados en el Cabildo de Tenerife debieron ser transferidos a esta empresa a mediados de la década de 1920. Respecto a los que estaban bajo el control de las dos compañías tinerfeñas, los del Valle de La Orotava tuvieron que ser adquiridos en 1924 y los de Santa Cruz de Tenerife dos años más tarde, si nos atenemos a las fechas de liquidación de ambas entidades74. A partir de la consolidación del monopolio estatal de las comunicaciones telefónicas fijas después de la Guerra Civil, disponemos de series estadísticas sobre la evolución de este servicio en Canarias. Las cifras reflejan que esta modalidad no habría parado de crecer en las Islas hasta los años noventa del siglo pasado (cfr. gráfico 3.15). Además, el Archipiélago participó en los procesos de modernización de la red, concretamente en las conexiones intercontinentales vía satélite, a través de los acuerdos establecidos entre Telefónica y la NASA para compartir el uso de la estación que se había establecido en Maspalomas en 196775.
74 La información sobre las redes gubernamentales ha sido obtenida de los textos citados en las notas anteriores y los de las empresas privadas del Anuario Financiero y de Sociedades Anónimas. 75 OTERO CARVAJAL, L.E. (2007: 136).
114
GRÁFICO 3.15 Los servicios telefonía fija en Canarias, 1942-2000 (Miles de teléfonos) 700 600 500 400 300 200 100 0 1942
1950
1960
1970
1980
1990
2000
Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Instituto Canario de Estadística.
En los últimos años del siglo XX asistimos a un estancamiento del sistema de telefonía fija, producto de la aparición de las denominadas nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. El origen de las mismas, salvando algunos precedentes, se puede situar en 1983 con el desarrollo del protocolo de comunicaciones TCP/IP76. La instalación la primera red digital en España se produjo dos años más tarde. A partir de entonces se difundiría de forma vertiginosa por todo el país, especialmente con la liberalización del sector de las telecomunicaciones, que se acometió desde mediados de la década de 199077. Esta revolución tecnológica –ordenadores, internet, teléfono móvil, páginas web…– han tenido una rápida difusión en el Archipiélago, tanto en el ámbito de las familias como en el tejido empresarial78. No obstante, en comparación con lo acontecido en el ámbito nacional, la evolución en los últimos años ha tendido a la convergencia con el 76 Sobre los orígenes de Internet y la era digital, ABBAT, J. (2000) y HAFNER, K. y LYON, M. (1998). 77 OTERO CARVAJAL, L.E. (2007: 145-149). 78 Para un información más detallada sobre estas cuestiones, GONZÁLEZ APONCIO, Z. (2006).
115
promedio estatal, ya que Canarias se encontraba por debajo en muchas de las variables contempladas a comienzos de la presente década (cfr. cuadros 3.4 y 3.5). En esta tendencia, tan sólo sobresale una excepción, la utilización de páginas web por parte de las unidades de producción, pues persiste un cierto retraso en el caso isleño en la actualidad. Ésta, quizás, sea la asignatura pendiente más importante de nuestro aparato productivo, por cuanto incide directamente en la comercialización de bienes y servicios, y por tanto en su competitividad, en un mercado internacional cada vez más globalizado.
CUADRO 3.4 Difusión de las T.I.C. entre los particulares (Porcentaje de hogares) Canarias
España
2002
2010
2002
2010
Ordenadores
36,3
67,0
36,1
68,7
Internet
19,0
58,4
17,4
59,1
Teléfono móvil
68,5
94,2
65,0
94,6
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
CUADRO 3.5 Uso de las T.I.C. en el tejido productivo (Porcentaje de empresas) Canarias
España
2002
2010
2002
2010
Ordenadores
92,7
98,5
95,0
98,6
Internet
77,5
96,8
81,7
97,2
Página Web
22,8
50,8
38,9
62,1
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
Es en este contexto, de profundo y rápido desarrollo de la sociedad de la información, en el que el Cabildo Insular de Tenerife está
116
realizando una importante apuesta estratégica de futuro que ponga de nuevo a Canarias como uno de los principales nodos de las telecomunicaciones internacionales. Se trata del proyecto ALIX, que pretende el desarrollo de una red que conecte Canarias con África Occidental, Europa y América, además de potenciar los enlaces interinsulares79. Esta iniciativa se articula en torno a tres grandes ejes de actuación. Uno de ellos es la instalación del NAPWACI (Network Access Point West Africa Canary Islands). Se trata de un gran centro de datos de alta disponibilidad para las empresas locales y para aquellas foráneas que quieran operar en África desde un territorio de la Unión Europea, como es Canarias. Asimismo, servirá como punto de concentración y distribución de la conectividad interior y exterior de Tenerife. En este sentido, indicar que al ser una infraestructura neutral, es sumamente competitiva a la hora de que puedan interconectarse redes de telecomunicaciones e intercambiar tráfico libremente entre sí. Además, ofrece como ventaja añadida su enlace con otra veintena de unidades NAP repartidas por todo el mundo. Otro de los elementos esenciales del proyecto ALIX es CANALINK. Se trata del tendido de un cable submarino de fibra óptica entre Canarias y la Península, que une la localidad de Granadilla, donde está instalado el NAPWACI, con la de Rota en Cádiz (cfr. gráfico 3.16). Además, se desarrollarán dos ramales que enlazarán Tenerife con Gran Canaria y La Palma, respectivamente. Con ello se amplía la conectividad exterior e interinsular del Archipiélago. La instalación de esta infraestructura será llevada a cabo por la empresa Alcatel. Esta iniciativa
ha
sido
promovida
por
el
Instituto
Tecnológico
de
Telecomunicaciones de Tenerife (IT3), dependiente del Cabildo, y la sociedad privada IslaLink, que ha participado en el cableado submarino de las Islas Baleares. 79 La información sobre todo lo concerniente al proyecto ALIX ha sido facilitada por el Área de Economía y Competitividad del Cabildo Insular de Tenerife.
117
AC E
WACS
(PENC AN 7)
CANALINK
PENCAN 8
MS T
(PEN CAN 6)
GRAFICO 3.16 Conectividad exterior del proyecto ALIX
Act ual i Cap zación acid d ad e
TELEFÓNICA DE ESPAÑA CANALINK WACS ACE MAIN ONE (MST)
Fuente: Cabildo Insular de Tenerife
Dentro de este segundo bloque de actuaciones, también está previsto el enganche con otros cables submarinos internacionales que pasan o pasarán por el Atlántico medio conectando Europa, África y América. En este sentido, ya se ha dado un primer paso con la instalación del denominado Main One (MST), que une Portugal con Nigeria,
teniendo
como
base
Ghana.
Esta
línea
contará
con
ramificaciones hacia Casablanca, Dakar, Abdijan y Bonny. Y, con posterioridad, se extenderá hacia el sur para llegar hasta Libreville, Boma, Luanda y Ciudad del Cabo. Otros proyectos de conexión por cable con África –WACS y ACE– y con América –Atlantis II (Brasil y Argentina) y Columbus III (Miami)– tienen acuerdos para disponer de un amarre en el NAPWACI. A ellos hay que unir las operaciones con satélites de telecomunicaciones, como el SAT-3.
118
Finalmente, el tercer eje sobre el que se asienta el proyecto ALIX, es la instalación de un anillo insular de fibra óptica conectado al NAPWACI, que se está desarrollando en Tenerife. Con ello se proporcionarán servicios de telecomunicaciones en régimen de libre acceso para todos los operadores, de forma que tanto los hogares como las empresas de la isla se puedan beneficiar de las mejoras tecnológicas y de competitividad que conlleva esta actuación. En resumen, la finalidad del proyecto ALIX es convertir Canarias en un nexo de unión entre continentes mediante el desarrollo del NAP en Tenerife y el aumento exponencial de la conectividad submarina entre Canarias, África, Europa y, en el futuro, Latinoamérica. En segundo lugar, se persigue la penetración de la sociedad de la información a través del aumento de la competencia y contribuyendo al desarrollo de África con un mejor acceso y liberalización de las telecomunicaciones. Y, por último, servir de base para que empresas T.I.C. canarias y extranjeras puedan operar en África, Latinoamérica y el resto del mundo desde Tenerife.
119
CAPÍTULO 4
Comercio exterior
120
Para el estudio de los flujos comerciales canarios, se cuenta con bastante información estadística para la etapa contemporánea. Ahora bien, aunque contemos con bastantes fuentes de las que tomar los datos, ninguna de ellas cubre todo el periodo analizado. Además, dados los muy diferentes orígenes de los datos, resulta muy complicado realizar la agregación para poder obtener una serie continua que resulte fiable, como señalara Pérez Hernández en su magnífico trabajo sobre las fuentes estadísticas de comercio exterior en Canarias80. Podríamos emplear las provenientes de las Juntas de Obras de los puertos canarios, pero, para lo que nos interesa, no valoran las mercancías, únicamente las cuantifican. Para el periodo 1880-1920, Martín Hernández recogió las estadísticas aduaneras canarias que aparecían
publicadas
en
los
Diplomatic
and
Consular
Reports
británicos81, una serie que pudimos ver ampliada por la traducción de esos mismos informes desde 1856 a 1914 en la edición de Quintana Navarro82, pero, en ambos casos, no presentan ni la continuidad ni la homogeneidad necesaria. La fuente más utilizada es la Estadística de Comercio Exterior de la Dirección General de Aduanas, aunque ésta tampoco está exenta de problemas. Sin querer hacer una lista muy exhaustiva, en primer lugar se
encontraría
80 81 82
su
falta
de
continuidad
PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2002). MARTÍN HERNÁNDEZ, U. (1992). QUINTANA NAVARRO, F. (1992).
121
para
el
caso
canario,
especialmente para el periodo que abarcaría desde mediados del siglo XIX hasta la finalización de la Guerra Civil. En ese intervalo temporal, únicamente se publicaron las correspondientes a los años que van desde 1849 a 1869, de 1904 a 1917 y de 1930 a 1934. Por tanto, sólo a partir de la estadística de 1942 podemos disponer de una serie regular para conocer la evolución seguida por los intercambios de mercancías de Canarias con el exterior. Un segundo problema viene determinado por la incorrecta valoración de los bienes transados. Así, se constata la infravaloración de las importaciones para el siglo XIX y, en cuanto al siglo XX, en el primer tercio no se actualizaron las tablas de valores y en los años treinta se emplearon los precios medios declarados, generando una sobrevaloración de las exportaciones y una minusvaloración de las importaciones. Durante la Autarquía, habría que incorporar las distorsiones ocasionadas por la aplicación de un complejo y discrecional sistema cambiario, que dificulta conocer con verosimilitud los valores reales del comercio exterior isleño de esa época83. En tercer lugar, la no consideración de los avituallamientos a buques como parte de las exportaciones hasta fechas relativamente recientes, una cuestión que es especialmente relevante en un territorio como el archipiélago canario, que ha basado históricamente parte de su estrategia de crecimiento, tal y como vimos en el capítulo 3, en el desarrollo de una economía de servicios vinculada a la navegación internacional. Finalmente, indicar que para el periodo comprendido entre 1988 y 2009 se han utilizado las cifras publicadas en la Base de Datos de Comercio Exterior de Canarias, elaborada por el Instituto Canario de Estadística. Se trata de un instrumento de gran utilidad, pues facilita el manejo de todas las variables relativas al comercio exterior isleño de
83
CARNERO LORENZO, F. (1997)
122
forma combinada –peso, importe, países, agregaciones supranacionales, países y tipología de productos. Pese a las limitaciones que acabamos de comentar, vamos a presentar la evolución seguida por los valores del comercio exterior canario desde 1852 a 2009, haciendo especial hincapié, no tanto en su cuantía, sino en su distribución geográfica, con objeto de poder analizar con cierta profundidad los intercambios mercantiles entre Canarias y África. En cualquier caso, los argumentos que se expresan a continuación han de ser acogidos con todo tipo de cautelas por parte del lector, como consecuencia de la disparidad de fuentes empleadas y las dificultades que se han descrito para las mismas.
1. Visión de
conjunto del comercio
exterior
canario Teniendo en cuenta las advertencias anteriores, el análisis de la evolución general del comercio exterior del Archipiélago lo hemos dividido en dos grandes periodos, motivado por la magnitud de las cifras. El primero de ellos abarca la segunda mitad del ochocientos y los primeros sesenta años del novecientos (cfr. gráfico 4.1). Durante el mismo, la dinámica de las exportaciones vino marcada por el sector agrario. El punto de arranque se sitúa en los años cincuenta y sesenta del siglo XIX, que se corresponde con la expansión del cultivo de nopales para la producción de cochinilla, empleada como colorante en la pujante industria textil británica de la revolución industrial84. Con la grana como producto de exportación, se obtenían tal cantidad de divisas –los coetáneos hablaban de que en las Islas corrían ríos de oro–, que permitía la adquisición de un volumen similar de 84 Los comentarios y cifras que ofrecemos a continuación proceden de CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006a); MACÍAS HERNANDEZ, A.M. y RODRÍGUEZ MARTÍN, J.A. (1995) y RIVERO CEBALLOS, J.L. (2007).
123
mercancías extranjeras, alcanzándose, incluso, un saldo comercial favorable a finales de los años sesenta. Sin embargo, el descubrimiento de las anilinas sintéticas daría al traste con esa trayectoria. Los precios internacionales de la cochinilla se desplomaron, y con ellos los ingresos por exportaciones de las Islas. El marasmo fue de tal calibre que, en la segunda mitad de la década de los setenta, el valor de las exportaciones era inferior al que se obtenía treinta años antes.
GRÁFICO 4.1 Valor de las exportaciones e importaciones del Archipiélago, 1852-1960 (Media de cada periodo. Millones de euros de 2009) 240 210
Importaciones
Exportaciones
180 150 120 90 60 30 0 1852-55
1866-70
1881-85
1896-00
1911-15
1926-30
1941-45
1956-60
Fuente: CARNERO LORENZO, F. (1997) y CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006a).
Esta coyuntura negativa no duró mucho, pues pronto los agentes económicos en las Islas comenzaron a buscar alternativas que permitieran recuperar el terreno perdido. Por una parte, algunos intentaron lo que se ha denominado el modelo cubano, es decir, producir en Canarias el tabaco y el azúcar que hasta el momento llegaba a España con origen en el Caribe. Por otra, y que sería finalmente la mayoritaria, la conversión del Archipiélago en estación de aguada y carboneo para las flotas europeas que llevaban a cabo la expansión
imperialista
por
África,
124
con
la
ampliación
de
la
infraestructura portuaria y el establecimiento del telégrafo. Y al amparo de los nuevos muelles y el paso de las flotas, la producción hortofrutícola extratemprana con destino a los mercados europeos. Se iniciaba así una nueva senda expansiva del comercio exterior canario, que a principios de la década de los noventa ya alcanzaba las mejores cifras conseguidas durante la bonanza de la cochinilla. Tendencia ésta que con posterioridad continuaría, si bien se vería truncada en ocasiones por acontecimientos exógenos que incidían sobre la economía isleña, cuya dependencia exterior se iría agudizando con el tiempo.
Así,
los
conflictos
bélicos
o
las
crisis
económicas
internacionales afectaron negativamente a la capacidad de compra en los mercados exteriores y, por ende, a las ventas en el extranjero. Quizás, una de las cosas que más llama la atención es el enorme desequilibrio que se produjo entre los dos capítulos del comercio exterior, sobre todo en el primer tercio del siglo XX. Principalmente, la causa de este considerable déficit en la balanza de mercancías hay que buscarla en las importaciones de combustible con destino al suministro de los buques que hacían escala en los puertos isleños, que, como ya vimos, se incrementó de forma considerable en estos momentos. Ahora bien, se trata de más de un problema contable que real, ya que los ingresos que se obtenían por las actividades de avituallamiento en los puertos figuraban en la balanza de servicios y no en la de comercio. Como hemos indicado, los años previos a la Primera Guerra Mundial conformaron un periodo en el que se continuó con la senda ascendente iniciada en la década de los ochenta del siglo anterior, y con los mismos motores de crecimiento: las exportaciones hortofrutícolas y la economía de servicios vinculada a los puertos. Senda que se vería truncada por el conflicto bélico internacional, pues a la pérdida de los mercados habituales, tanto para suministrarnos de bienes como para vender los producidos en el Archipiélago, hubo que sumar la imposibilidad de buscar otros alternativos al entrar las aguas canarias
125
en el campo de acción de las flotas contendientes, en especial de los submarinos alemanes. Terminada la guerra, se inició un nuevo ciclo expansivo, sumándose ahora a los tradicionales impulsores del crecimiento, un tímido despegue de la actividad fabril, centrado en la industria ligera, cuyo objetivo era cubrir el creciente mercado local y las exportaciones, sobre todo al África occidental. Ciclo expansivo que volvería a frenarse a medida que a las Islas llegaron los efectos de la crisis internacional de los años treinta. La contracción de los principales mercados se dejó notar en las cifras del comercio exterior canario. Entre 1930 y 1934, es decir, en el quinquenio de la crisis, el valor de las importaciones y de las exportaciones se redujo, respecto a los año veinte, más de la mitad, un 51 y un 53 por ciento, respectivamente. Durante la Guerra Civil y la Autarquía, se volvió a un cierto equilibrio entre ambas variables, forzado, sobre todo, por las enormes restricciones a las relaciones comerciales exteriores que impuso la nueva política económica estatal, especialmente en el apartado de las compras, así como por la Segunda Guerra Mundial. En síntesis, el dirigismo oficial y las dificultades de la coyuntura internacional provocaron la contracción de los flujos comerciales y un cambio en su orientación geográfica, con el creciente protagonismo peninsular en detrimento de los mercados europeos habituales. Las exportaciones al extranjero, que antes de la Guerra Civil suponían el 85 por ciento del total de las realizadas desde las Islas, disminuyeron al 55 por ciento durante ésta, y al 5 por ciento en el conflicto mundial. La participación de los mercados extranjeros en las importaciones isleñas tuvo una evolución parecida: del 90 por ciento en el primer quinquenio de los años treinta al 16 por ciento entre 1941 y 1945. Al terminar la contienda internacional, Canarias logró recuperar la actividad exterior, si bien continuó encorsetada por los mecanismos de control del comercio exterior y del mercado de divisas impuesto por el gobierno estatal. No obstante, se adoptaron algunas medidas
126
especificas para atenuar esta circunstancia, como el establecimiento de cupos de libre disposición en moneda extranjera o tipos de cambio preferenciales para algunos productos isleños de exportación, todo ello en aras a potenciar los sectores que podían generar divisas para el Estado. Así, las exportaciones experimentaron una rápida recuperación a partir de la segunda mitad de la década de 1950, gracias a la trayectoria económica seguida por nuestros consumidores tradicionales. Por el lado de las importaciones, si bien los controles se suavizaron durante los años cincuenta, no fue hasta la década siguiente que las Islas lograron volver a disfrutar de mayor grado de autonomía para abastecerse en los mercados internacionales.
GRÁFICO 4.2 Valor de las exportaciones e importaciones del Archipiélago, 1961-2009 (Media de cada periodo. Miles de millones de euros de 2009) 16 Importaciones
14
Exportaciones
12 10 8 6 4 2 0 1961-65
1971-75
1981-85
1991-95
2001-05
Fuente: RODRIGUEZ MARTÍN, J.A. (1983), Estadísticas de Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
A partir de 1960 se produjo un importante cambio en la estructura productiva del Archipiélago, con el incremento del sector servicios, impulsado por el turismo, lo que hizo perder posiciones a las actividades agroexportadoras. No obstante, la reapertura al mercado mundial de la economía canaria, como consecuencia de la finalización
127
de las políticas autárquicas, supuso un relanzamiento del comercio exterior (cfr. grafico 4.2). Las ventas en el exterior experimentaron una rápida expansión durante los años sesenta, casi multiplicando por 10 los valores que se obtenían en los últimos ejercicios de la década anterior. Los envíos de productos agrícolas continuaron teniendo un protagonismo
destacado,
si
bien
ahora
su
destino
no
era
exclusivamente el extranjero. En ese sentido, los plátanos se vendían, cada vez en mayor medida, en el mercado nacional, que pasó de absorber las dos terceras partes del total de envíos a finales de los años cincuenta, a copar prácticamente todas las ventas en el exterior desde mediados de los setenta85. Tan sólo el tomate logró mantener sus contactos con los mercados europeos, si bien en ellos tuvo que hacer frente a la competencia de la creciente producción del levante español86. Por su parte, otras hortalizas -pimientos y pepinos-, y las flores vinieron a sumarse a la oferta agroexportadora isleña87. En el decenio de 1970 asistimos a un cierto estancamiento en los envíos al exterior, como consecuencia del impacto de la crisis económica internacional, que afectó a los consumidores de los principales mercados de destino de nuestros productos agrarios. La senda ascendente, por tanto, no se recuperó hasta la primera mitad de los años ochenta, si bien, en gran medida, esta reactivación de la dinámica exportadora de las Islas vino de la mano de los productos derivados del petróleo. No en vano, los precios del crudo se habían vuelto a incrementar de forma sustancial desde 1979. Con la finalización de la crisis del petróleo y la integración en la Comunidad Económica Europea, las exportaciones han seguido una senda ascendente, duplicándose en el último cuarto de siglo. No obstante, se ha ralentizado su crecimiento en los dos últimos ejercicios de la serie que estamos analizando, como consecuencia de la crisis 85
NUEZ YÁNEZ, J.S. (2005). CÁCERES HERNÁNDEZ, J.J. (2000). 87 NUEZ YÁNEZ, J.S. (2007) y NUEZ YÁNEZ, J.S. y CÁCERES HERNÁNDEZ, J.J. (2007). 86
128
económica que padecemos en la actualidad. No en vano, los países miembros de la Unión Europea han reforzado su función como principales clientes de las Islas en ese periodo, pues de significar la mitad del valor de las ventas en el exterior del Archipiélago en 1985, han pasado a representar las tres cuartas partes de ellas hoy en día. Por el lado de las importaciones, Canarias logró volver a disfrutar de mayor grado de autonomía para abastecerse en los mercados internacionales desde 1960. Ello contribuyó, sin dudas, a incrementar la competitividad de la oferta exterior de bienes y servicios que realizaba la economía insular. En este sentido, cabe reseñar que el valor de las compras realizadas en el exterior creció de manera significativa hasta 1985, concretamente se multiplicaron por 35 en términos reales. No obstante, el impacto inicial de la crisis de los años setenta se dejo sentir de manera significativa, al menos en la segunda mitad de esa década. Finalizada esa coyuntura desfavorable, las importaciones han conocido una tendencia similar a la de las exportaciones, ya que también se han doblado sus valores desde 1985 hasta 2009. Pero lo más destacado ha sido el incremento de las compras efectuadas en los mercados extranjeros, cuya participación ha pasado del 20,05 por ciento al 65,3 por ciento entre 1959 y 1985.
2. Las exportaciones hacia el mercado africano ¿Qué
importancia
Archipiélago?
Si
tuvo
analizamos
África la
como
cliente
distribución
comercial
geográfica
de
del las
exportaciones canarias, el cuadro 4.1 pone de manifiesto que, hasta mediados del siglo XX, el continente africano fue un mercado poco importante. Tan sólo durante la Primera Guerra Mundial, cuando el bloqueo bélico hizo que descendiesen los envíos hacia Europa, se incrementaron, tanto en términos relativos como absolutos, las
129
exportaciones hacia África y América. En el caso africano, la incapacidad de las metrópolis europeas para abastecer a sus colonias en ese continente abrió algunas oportunidades de negocio para los comerciantes isleños.
CUADRO 4.1 Distribución geográfica de las exportaciones canarias (%) África
América
Europa
Asía y Oceanía
1864
2,3
15,0
82,7
0,0
1874
2,0
10,8
87,2
0,0
1884
3,3
32,6
64,1
0,0
1893
3,1
18,6
78,3
0,0
1904
3,8
3,4
92,8
0,0
1910
4,5
5,4
90,1
0,0
1917
19,3
13,9
66,8
0,0
1930
5,0
0,6
94,4
0,0
1942
1,2
86,4
12,3
0,1
1953
56,3
1,9
41,6
0,2
1964
15,4
4,7
71,9
8,0
1975
18,9
4,6
47,3
29,2
1985
21,3
6,3
52,5
19,9
1995
7,0
1,0
79,0
13,0
2005
7,0
4,0
73,0
16,0
2009
6,0
2,0
76,5
15,5
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997), Estadísticas del Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
Hay que esperar, por tanto, al segundo cuarto de esa centuria para que los guarismos mejoraran de forma sustancial, sobre todo en los años cincuenta. Esta favorable coyuntura para las ventas isleñas en esos territorios estuvo relacionada con la confluencia de varios factores que se dieron de forma sucesiva. El primero de ellos tiene que ver con el hecho de que, durante ese periodo, las Islas tuvieron enormes dificultades para acceder al mercado europeo, lo que mermaba la
130
importancia relativa del mismo y ayudaba a incrementar la de otras áreas. Ahora bien, otros factores sí que tienen que ver directamente con el reforzamiento de los lazos mercantiles con África. Uno de ellos viene determinado por la intensificación de la explotación económica de los territorios coloniales españoles en ese continente –Guinea Ecuatorial, Sáhara y Sidi Ifni–, que convirtieron a las Islas en la base de avituallamiento de los mismos88. También tuvo mucho que ver el desarrollo de las industrias conserveras de pescado, cuya actividad se incrementó de forma sustancial en mayoritariamente sus exportaciones
esos años, pues
dirigieron
hacia los países del África
occidental89. Finalmente, no podemos obviar las exportaciones de derivados del petróleo, ya que una buena parte de la producción de la refinería que CEPSA posee en Tenerife iba destinada al mercado africano90. Desde la segunda mitad de la década de 1980, algunos de estos elementos
impulsores
del
comercio
canario-africano
se
fueron
diluyendo, provocando una importante caída de su cuota de mercado. En este sentido hay que tener en cuenta el impacto negativo que tuvo la retirada del Sáhara en 1975. Además, a partir de 1986, con el ingreso de España y, por tanto, de Canarias en la Comunidad Económica Europa, ésta intensificó su importancia como principal cliente del Archipiélago, aminorando la de otras zonas. No obstante, la participación de África en las exportaciones isleñas se ha mantenido en los últimos veinte años a unos niveles algo superiores a los existentes antes de mediados del siglo XX y, lo que es más importante, estas proporciones superan las que se obtienen para el conjunto nacional (cfr. gráfico 4.3), en el que las exportaciones a África suponen el 4 por ciento como promedio entre 1995 y 2009. En
88 89 90
CARNERO LORENZO, F. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2009). DÍAZ DE LA PAZ, A. (1995 y 2010). PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2010b: 114-115).
131
cualquier caso, ésta no es una situación extraña, ya que en los años anteriores, al menos desde la Primera Guerra Mundial, la proporción que se obtiene para todo el país nunca supera a la estimada para el Archipiélago y las diferencias han sido, incluso, más acusadas.
GRÁFICO 4.3 Importancia relativa de las exportaciones hacia África (Porcentaje sobre el total de exportaciones) 60 Canarias
50
España 40
30
20
10
0 1917
1930
1942
1953
1964
1975
1985
1995
2005
2009
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997); TENA, A. (2005); Estadísticas del Comercio Exterior de España; Instituto Canario de Estadística y Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Si profundizamos algo más en las áreas geográficas africanas a las que se enviaban productos desde el Archipiélago, se puede observar que las colonias inglesas en el África Occidental fueron el principal mercado hasta la Guerra Civil española, salvo durante la Gran Guerra (cfr. cuadro 4.2). Durante la Autarquía, las posesiones hispanas en el continente africano asumieron ese papel, pues, además de Guinea Ecuatorial, el Sáhara y Sidi Ifni, hay que añadir el Protectorado de Marruecos, tanto la zona española como la francesa. Precisamente, hasta la conclusión del proceso de descolonización española en África a mediados de la década de 1970, éstos pasaron a ser los principales destinos de las ventas que realizaban los isleños en el vecino
132
continente. En este sentido, cabe destacar que Canarias desempeñó una función crucial como base de apoyo para el proceso de colonización española en África, en particular con los territorios de Río de Oro y del Golfo de Guinea.
CUADRO 4.2 Principales destinos de las exportaciones canarias a África (%) 1º Destino
2º Destino
1893
Col. Británicas
63
Marruecos
26
1904
Col. Británicas
65
Col. Españolas
13
1910
Col. Británicas
57
Col. Españolas
41
1917
Col. Españolas
57
Marruecos
31
1930
Col. Británicas
53
Marruecos
24
1952
Marruecos
38
Col. Españolas
20
1959
Marruecos
34
Col. Españolas
13
1967
Marruecos
27
Col. Españolas
41
1978
Marruecos
49
Nigeria
25
1989
Mauritania
49
Senegal
10
1998
Marruecos
34
Mauritania
16
2009
Marruecos
15
Mauritania
14
Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas del Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
Con posterioridad, el reino alauita ha continuado siendo uno de los principales socios comerciales del Archipiélago en África, al que debemos sumar Mauritania. Además, no debemos olvidar que con ambos países, pero especialmente con el segundo, las estadísticas reales de las exportaciones serían, a buen seguro, superiores si se tuviera en cuenta el denominado comercio de maleta91. Otro hecho que se pone de manifiesto en los últimos años de la serie analizada es la mayor diversificación en los mercados en los que los exportadores canarios realizan sus operaciones, destacando Cabo Verde, Gambia o 91 Dicho mecanismo supone que ciudadanos de esos estados se trasladan a las Islas a realizar sus compras de manera individual. A este respecto puede resultar ilustrativo el texto de MOHAMED, A.K. (2010).
133
Senegal. En todos ellos la presencia isleña se ha incrementado de forma considerable. Así, en Mauritania y Cabo Verde su participación ha alcanzado un protagonismo señalado en 2009, pues supone casi la mitad de las exportaciones españolas hacia esos países. Por su parte, en Gambia y Senegal esa representatividad ha alcanzado el 14 y el 8 por ciento, respectivamente, en el mismo ejercicio92. En todos los casos supone un máximo histórico, hasta el momento, pues en los últimos años la tendencia ha sido creciente en estos destinos.
CUADRO 4.3 Principales productos exportados a África desde Canarias (%) 1º Producto
2º Producto
1893
Petróleo
33
Licor
32
1904
Petróleo
43
Textil
20
1910
Petróleo
67
Pesca
12
1917
Pesca
18
Textil
16
1930
Pesca
75
Petróleo
10
1952
Manufacturas
39
Petróleo
34
1959
Petróleo
50
Manufacturas
32
1967
Petróleo
44
Manufacturas
18
1978
Petróleo
56
Manufacturas
10
1989
Petróleo
21
Maquinaria
15
1998
Petróleo
35
Pesca
25
2009
Petróleo
73
Pesca
7
Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas del Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
En cuanto a los productos que se exportaban a los destinos africanos, desde finales del siglo XIX el petróleo se convirtió en una de las mercancías más importante de este tráfico mercantil (cfr. cuadro 4.3). En realidad, hasta la Primera Guerra Mundial se trataba de una reexportación de este combustible procedente de Estados Unidos. A 92 El cálculo de estos porcentajes se ha realizado a partir de las cifras publicadas por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
134
partir de la década de 1930, con la entrada en funcionamiento de la refinería de CEPSA, el Archipiélago se convirtió en un centro importante para el abastecimiento de muchos territorios del África occidental93. De hecho, las exportaciones de combustibles hacia el mercado africano fueron muy significativas hasta los años sesenta, representando más de las tres cuartas partes de las ventas como promedio (cfr. gráfico 4.4). Esa proporción se reduce a una tercera parte en los tres decenios posteriores, recortándose aun más en los últimos veinte años.
GRÁFICO 4.4 Participación de África en las exportaciones de la refinería de CEPSA en Tenerife , 1930-2009 (Media de cada periodo. Porcentaje sobre el total) 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 1930-34 1945-50 1951-60 1961-70 1971-80 1981-90 1991-00 2001-09
Fuente: PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2002) e Instituto Canario de Estadística.
El otro renglón que tiene una mayor frecuencia en la serie analizada es el de los productos pesqueros, primero fueron los secos y salados, luego se incorporaron las conservas y más recientemente los congelados. En este sentido, cabe recordar que el Puerto de La Luz y de Las Palmas es, todavía en la actualidad, la principal lonja pesquera de la costa occidental africana. También los envíos de manufacturas, o
93
PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2002).
135
más bien las reexportación de las mismas, ocuparon un lugar destacado en las ventas exteriores, sobre todo cuando se intensificó la presencia colonial española en África durante el franquismo. Otros productos objeto de exportación a ese continente desde el Archipiélago fueron las frutas y verduras, las labores tabaqueras o los aguardientes y licores. De hecho, estos últimos, procedentes en su mayoría de las Antillas españolas, fueron los que monopolizaron buena parte de las exportaciones al mercado africano durante la segunda mitad del siglo XIX94.
3. África como proveedor del Archipiélago Por el lado de las importaciones, la distribución geográfica de las mismas muestra a Europa como el principal suministrador del Archipiélago desde mediados del siglo XIX (cfr. cuadro 4.4). Ahora bien, cabe señalar aquí que los principales países proveedores de las Islas hasta la Guerra Civil fueron Gran Bretaña y, en menor medida, Alemania. A partir de la Autarquía, como consecuencia de la política económica imperante, ese papel pasó a ser desempeñado por el mercado nacional, manteniéndose en esa posición hasta la actualidad. No obstante, a partir de la integración de España y, por tanto, de Canarias a la Comunidad Económica Europea, otros estados miembros de la Unión Europea han incrementado sus exportaciones hacia las Islas, sobre todo desde la implementación del Régimen Específico de Abastecimiento para el Archipiélago, tal y como se indicó en el capítulo 2. Otras zonas comerciales alcanzaron cierta relevancia como suministradoras de bienes a la economía canaria en momentos puntuales de nuestra historia económica contemporánea. Éste es el 94
QUINTANA NAVARRO, F. (1992).
136
caso de América, especialmente Argentina, durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, precisamente cuando el Archipiélago sufrió un importante aislamiento. Ya en los años sesenta y setenta, las importaciones procedentes de Asia, y más concretamente Japón y Corea del Sur, alcanzaron cierta notoriedad.
CUADRO 4.4 Distribución geográfica de las importaciones canarias (%) África
América
Europa
Asía y Oceanía
1864
3,8
17,5
78,8
0,0
1874
1,6
22,6
75,8
0,0
1884
1,7
17,9
80,3
0,1
1893
2,5
11,7
85,8
0,0
1904
1,3
15,7
83,0
0,0
1910
1,4
8,2
90,4
0,0
1917
5,3
18,4
76,3
0,0
1930
2,6
20,6
76,8
0,0
1942
14,2
46,4
6,6
32,8
1953
1,9
50,0
29,6
18,5
1964
5,2
30,8
39,9
24,1
1975
1,7
19,2
34,3
44,8
1985
18,9
31,6
33,0
16,5
1995
5,0
8,0
79,0
8,0
2005
9,0
5,0
79,0
7,0
2009
7,7
4,7
84,0
3,6
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997), Estadísticas del Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
Por su parte, África ha tenido una posición marginal como proveedor de las Islas, prácticamente hasta la actualidad. Tan sólo durante algunas coyunturas específicas, coincidiendo con las dos guerras mundiales, aumentó algo su participación, sobre todo por las dificultades que tuvo Canarias para abastecerse de su mercado tradicional, que era el europeo. En cualquier caso, en los últimos veinticinco años se han incrementado las compras en el continente
137
africano, desbancando del segundo lugar a América, principalmente por las adquisiciones de petróleo, como podremos comprobar más adelante. Ahora bien, estos exiguos guarismos no son nada extraños si tenemos en cuenta que, en términos generales y al igual que ocurría con las exportaciones, África fue más importante en el abastecimiento exterior del Archipiélago que lo que lo era para el conjunto del territorio nacional (cfr. gráfico 4.5). Esta circunstancia se expresa con mayor evidencia, sobre todo, en el periodo comprendido entre los años sesenta y noventa del siglo pasado. Tan sólo durante el último cambio de centuria se produce una cierta convergencia en el comportamiento de los dos ámbitos espaciales que estamos comparando, y durante la Autarquía se invirtieron los términos.
GRÁFICO 4.5 Importancia relativa de las importaciones desde África (Porcentaje sobre el total de importaciones) 20 18
Canarias
16
España
14 12 10 8 6 4 2 0 1917
1930
1942
1953
1964
1975
1985
1995
2005
2009
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. y otros (1997); TENA, A. (2005); Estadísticas del Comercio Exterior de España; Instituto Canario de Estadística y Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Desagregando algo más el origen geográfico de las compras que ha realizado Canarias en el vecino continente, el cuadro 4.5 pone de manifiesto que la mayoría de las importaciones africanas tenían lugar
138
desde
Marruecos
y
desde
las
colonias
españolas
en
África
–
especialmente desde Guinea Ecuatorial y, en menor medida, desde el Sáhara– hasta la década de 1960. El protagonismo del país alauita debió de darse también durante la segunda mitad del siglo XIX, a la luz de las informaciones existentes95. Sin embargo, a partir de la segunda mitad de la centuria posterior no encontramos un patrón de comportamiento definido a priori. No obstante, la explicación de ello obedece a los cambios en los productos que se adquieren en el mercado africano, como veremos a continuación.
CUADRO 4.5 Principales proveedores africanos (%) 1º Destino
2º Destino
1893
Marruecos
77
Col. Británicas
23
1904
Marruecos
91
Col. Españolas
4
1910
Marruecos
83
Col. Españolas
5
1917
Col. Españolas
41
Marruecos
1930
Marruecos
60
Col. Españolas
1952
Col. Españolas
52
Marruecos
38
1959
Marruecos
27
Col. Españolas
20
1967
Libia
29
Nigeria
25
1978
Libia
65
Sudáfrica
16
1989
Nigeria
40
Sudáfrica
15
1998
Camerún
32
Guinea Ecuatorial
19
2009
Guinea Ecuatorial
57
Camerún
35
34 9
Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas del Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
El análisis de los principales bienes importados por Canarias desde África nos muestra claramente, para la mayor parte del periodo estudiado, el predominio de la compra de productos alimenticios, sobre todo cereales y legumbres, procedentes del mercado marroquí, y productos pesqueros (cfr. cuadro 4.6). No obstante, el petróleo pasa a 95
Ibídem.
139
ocupar una posición cada vez más destacada desde finales de la década de 1950, hasta copar la mayor parte del gasto en las importaciones que se realizan desde el continente africano en la actualidad. Son, precisamente, las variaciones que se producen en los suministradores de este producto –primero Libia y Nigeria y luego Camerún y Guinea Ecuatorial–, lo que explica la mayor diversificación de proveedores desde los años sesenta. CUADRO 4.6 Principales productos importados desde África (%) 1º Producto
2º Producto
1904
Legumbres
57
Cereales
25
1910
Legumbres
36
Cereales
20
1917
Metálico
39
Navíos
23
1930
Legumbres
28
Cereales
12
1952
Alimentos
86
Petróleo
4
1959
Petróleo
33
Alimentos
23
1967
Petróleo
66
Alimentos
14
1978
Petróleo
65
Alimentos
28
1989
Petróleo
67
Pesca
14
1998
Petróleo
71
Pesca
17
2009
Petróleo
95
Pesca
3
Fuente: QUINTANA NAVARRO, F. (1992); Estadísticas del Comercio Exterior de España e Instituto Canario de Estadística.
La preeminencia de los combustibles líquidos en nuestras importaciones desde África es lo que ha ocasionado que la anterior tipología de productos alimenticios quede relegada a un segundo plano en el último medio siglo. Destaca, en este caso, la aparición de Sudáfrica como principal proveedor de este tipo de artículos durante los años setenta y ochenta, gracias a las compras de conservas vegetales y bebidas realizadas en ese país. Asimismo, se debe reseñar que durante la Gran Guerra se producen algunos acontecimientos puntuales que distorsionan el
140
comportamiento
descrito,
y
que
vienen
determinados
por
la
excepcionalidad de esa época. Por un lado, se produce el traslado de Fernando Poo hasta Las Palmas de Gran Canaria de un cargamento de monedas de plata por importe de 850.000 pesetas, presumiblemente por razones de seguridad. Y, por otro lado, se verifica la adquisición de una embarcación en las colonias británicas por importe de 487.000 pesetas96.
4. Características de las empresas exportadoras isleñas En este epígrafe intentaremos aproximarnos a los rasgos más relevantes que presentan aquellas empresas isleñas que han realizado ventas en el extranjero en el periodo comprendido entre 2000 y 2009, haciendo especial hincapié en las que han realizado sus operaciones en el continente africano. Para ello, se empleará la información que ofrece la base de datos sobre el perfil de la empresa exportadora española, que elabora el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX). En primer término realizaremos una visión global de las unidades de producción que han optado por la internacionalización de sus actividades97. El número de ellas no ha parado de aumentar en la última década, multiplicándose casi por cinco las cifras de los dos ejercicios extremos de la serie estadística que estamos analizando (cfr. gráfico 4.6). Ahora bien, los mayores incrementos se han concentrado en los tres últimos años, tras haberse dado un retroceso en 2006. La acumulación de iniciativas de esta índole en ese trienio pone de manifiesto que la búsqueda de mercados exteriores se ha planteado como una alternativa clara a la actual coyuntura de recesión 96
Estadísticas de Comercio Exterior de España, 1917. Sobre esta cuestión puede verse el reciente trabajo de ÁLVAREZ GONZÁLEZ, J.A. y PEÑA VÁZQUEZ, R. (2010) y GARCÍA ECHEVERRÍA, S. (1998). 97
141
económica, cuando la demanda interna se ha ralentizado de forma significativa.
GRÁFICO 4.6 Número total de empresas exportadoras en Canarias 7.000 6.000 5.000 4.000 3.000 2.000 1.000 0 2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: ICEX.
GRÁFICO 4.7 Representatividad de las empresas exportadoras (Porcentaje sobre el total de entidades empresariales) 6
5
Canarias
España
4
3
2
1
0 2000
2001
2002
2003
2004
Fuente: ICEX
142
2005
2006
2007
2008
2009
Este proceso creciente de internacionalización ha permitido aumentar la importancia relativa de este tipo de empresas dentro del tejido empresarial del Archipiélago. Su intensidad ha sido tal que, además, ha significado la obtención de unas proporciones que superan las que se calculan para su homónimas en todo el territorio nacional en los tres últimos años (cfr. gráfico 4.7). Más aun, las entidades exportadoras isleñas han pasado de representar el 2,2 al 6,3 por ciento de las existentes en el conjunto de España durante el periodo de estudio.
GRÁFICO 4.8 Tamaño medio de las entidades exportadoras (Miles de euros por empresa) 2.000 1.800 1.600 1.400 1.200 Canarias
1.000
España
800 600 400 200 0 2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: ICEX
Ahora bien, el tamaño de las empresas exportadoras isleñas, medido en términos de valor promedio de las ventas realizadas en el extranjero, es sensiblemente inferior que el de las del total nacional (cfr. gráfico 4.8). La menor dimensión en el caso de Canarias no debe resultar extraña, si tenemos en cuenta que la estructura empresarial de las Islas se caracteriza por la presencia de una mayor cantidad de microempresas y PYMES que en resto del país, contemplado como un
143
todo. Esta circunstancia obedece a la confluencia de distintos factores, que determinan el entorno en el que las mismas han de desarrollar su actividad, como la estructura productiva, las características geográficas, el marco institucional o las peculiaridades socio-culturales98. Si nos detenemos ahora en el análisis de la tipología de bienes vendidos por las empresas canarias en el extranjero, podemos observar que, a lo largo de la última década, se han producido algunos cambios significativos
(cfr.
cuadro
4.7).
Destaca,
en
primer
lugar,
el
protagonismo del segmento de materias primas, productos industriales y bienes de equipo, que concentra algo más de la tercera parte de las entidades exportadoras isleñas. Dentro de este amplio grupo, hay que resaltar aquéllas que se dedican a la comercialización de combustibles y lubricantes, de vehículos y sus repuestos o de embalajes de papel y cartón.
CUADRO 4.7 Distribución sectorial de las empresas exportadoras (Porcentaje) Canarias
España
2000
2009
2000
2009
17,25
4,53
11,32
8,24
1,77
1,00
2,33
3,00
Bienes de consumo
20,92
30,70
39,08
32,56
Mat. prim., prod. ind. y bs. equipo
36,70
35,21
34,51
37,76
Sin especificar
23,36
28,56
12,74
18,44
Agroalimentarias Bebidas
Fuente: ICEX
En segundo lugar, se encontrarían las ubicadas en la rúbrica “bienes de consumo”, que son las que han experimentado un mayor crecimiento en su participación en esta distribución de las empresas de exportación entre 2000 y 2009. Entre ellas, debemos reseñar las que
98 Sobre el impacto del entorno en el tejido empresarial isleño véase OREJA RODRÍGUEZ, J.R. (1997 y 1999).
144
venden productos de perfumería y cosmética o textiles. Los últimos lugares los ocupan aquellas entidades exportadoras que comercializan productos agroindustriales –especialmente hortofrutícolas, flores y plantas, pesca congelada o elaboraciones tabaqueras– y bebidas. Si comparamos estos datos con los que se obtienen para sus homónimas nacionales, podremos observar, en primer término, que las variaciones en la estructura de las empresas exportadoras españolas son inferiores a las que experimentaron las isleñas en el mismo intervalo
temporal.
También
se
podría
destacar
la
mayor
representatividad que tiene el segmento de bienes de consumo en el ámbito estatal y, por ende, la menor presencia en el mismo de aquellas entidades que se encuadran en la rúbrica “sin especificar”. El resto de agrupaciones presenta unos guarismos muy similares en ambos casos. Esta dinámica que se ha descrito para las empresas canarias, vendría a indicar que se están haciendo esfuerzos, sobre todo en los últimos años, no sólo por aumentar el grado de internacionalización de las mismas, sino también por diversificar la tipología de los oferentes que operan en los mercados extranjeros. Esto, en parte, hay que atribuirlo a las estrategias implementadas en este sentido desde las administraciones públicas y las organizaciones empresariales –ICEX, PROEXCA o AFRICAINFOMARKET. Al tiempo que cuestiona, si no invalida, algunos de los argumentos que frecuentemente se emplean para poner en tela de juicio la capacidad emprendedora del conjunto del tejido empresarial del Archipiélago. Una capacidad de emprendeduría que también se pone de manifiesto si nos referimos en exclusiva a aquellas empresas insulares que llevan a cabo sus negocios mercantiles en el continente africano. La evolución de su número muestra que, si bien se dio una cierta atonía, cuando no un retroceso, hasta los tres últimos años de la primera década del siglo XXI, es precisamente en ese momento cuando se produce un importante despegue, coincidiendo en el tiempo con la actual recesión económica.
145
GRÁFICO 4.9 Número de empresas canarias que venden en África 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200 0 2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: ICEX.
Una recesión que, sin embargo, ha afectado en menor medida al vecino continente, de modo que incluso algunos países presentan unas tasas de crecimiento significativas. Esto, sin duda, ha animado a las empresas canarias a proyectar sus ventas hacia esos destinos, más aun si tenemos en cuenta la contracción que ha sufrido el mercado isleño. Por tanto, África se vislumbra como una de las posibles alternativas a la crisis, aunque falta por determinar si este comportamiento es tan sólo coyuntural o tiene perspectivas a medio y largo plazo. En cualquier caso, se ha convertido en uno de los elementos determinantes al considerable aumento del grado de internacionalización del tejido productivo del Archipiélago descrito más arriba. Ahora bien, no ha sido el único destino que ha tenido un atractivo para los exportadores de las Islas, ya que el porcentaje de empresas que comercializan sus productos en el continente africano, en relación con el total de las que se han internacionalizado, ha descendido en el último decenio (cfr. gráfico 4.10). Esta circunstancia obedece al gran crecimiento experimentado por la nómina de oferentes que realizan sus
146
operaciones en América, que ha pasado de representar el 13 por ciento en 2000 al 22 por ciento en 2009. No obstante, las proporciones calculadas para los agentes que venden en África se sitúan, con alguna que otra excepción, por encima de las que se obtienen para el conjunto de España durante este periodo.
GRÁFICO 4.10 Importancia de las empresas exportadoras en África (Porcentaje sobre el total de empresas exportadoras) 30 27 24 21 18 15 12 9
Canarias
España
6 3 0 2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: ICEX
Por otra parte, la dimensión media de las empresas canarias que exportan hacia el mercado africano, mensurada según el importe de las ventas realizadas, es inferior a la que se obtiene para el conjunto de las que se han internacionalizado en el Archipiélago (cfr. gráficos 4.8 y 4.11). Ahora bien, estos guarismos no se diferencian mucho de los que presenta el conjunto de los exportadores españoles que operan en África, si bien los valores insulares siempre están situados por debajo. Todo esto no hace sino poner en evidencia las enormes dificultades que presentan estos destinos a la hora de realizar negocios. Unas dificultades que se recogen en todos los informes comerciales relativos a los mismos elaborados por organismos especializados –ICEX, PROEXCA o AFRICAINFOMARKET. En ellos se señalan, entre otras cuestiones, las
147
peculiaridades de los potenciales consumidores, el menor poder de compra de esas economías, las complicaciones existentes para llevar a cabo una adecuada distribución de los productos o las excesivas trabas burocráticas.
GRÁFICO 4.11 Dimensión media de las empresas exportadoras en África (Miles de euros por empresa) 350 Canarias
300
España
250 200 150 100 50 0 2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: ICEX
Desagregando un poco más la difusión geográfica de los comerciantes canarios que actúan en el continente africano, el gráfico 4.12 nos muestra que se han concentrado de manera preferente en el mercado mauritano durante la última década. En él estarían operando casi la mitad de las empresas que realizan sus ventas en África. Le siguen en importancia, aunque a una considerable distancia, otros países como Cabo Verde, Marruecos y Senegal. Entre los cuatro conformarían los destinos estratégicos para el empresariado canario en ese continente, ya que el agregado de todos ellos abarca algo más del 80 por ciento de los oferentes isleños que desarrollan en África sus transacciones mercantiles. A ellos debemos unir otros que en los últimos años han ido captando la atención de la clase mercantil insular, como son los casos de Guinea Ecuatorial, Gambia o Ghana.
148
GRÁFICO 4.12 Distribución geográfica de las empresas exportadoras canarias en África, 2000-2009 (Porcentaje) 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Cabo Verde
Gambia
Ghana
Guinea Ec.
Marruecos
Mauritania
Senegal
Fuente: ICEX
Además, el empresariado canario ocupa una posición privilegiada en algunos de esos mercados, respecto a los que proceden de otras partes de España. Así, los exportadores isleños en Mauritania suponen el 43,6 por ciento de los españoles que realizan sus ventas en ese país. En Cabo Verde representan una tercera parte, y en Senegal y Gambia casi el 7 por ciento. En otros, como Guinea Ecuatorial, Gambia o Ghana, su presencia es aun pequeña, en torno al 4 por ciento, si bien se ha ido incrementando en los últimos años y las perspectivas de futuro son bastante positivas. En el caso de Marruecos, también se observa una ligera mejoría a lo largo del decenio que se está analizando, pero su importancia relativa es prácticamente testimonial, pues no supera el 1 por ciento.
149
CAPÍTULO 5
Flujos de inversión externa
150
Además de los flujos exteriores generados por el comercio exterior y por la prestación de servicios, sobre todo portuarios, aeroportuarios y turismo, la economía canaria también ha participado en el mercado internacional de capitales. Esa inserción le ha llevado a jugar un papel destacado, ya sea como receptor de inversiones extranjeras o como emisor de las mismas. Cierto es que hasta los últimos años del siglo XX el predominio correspondió, claramente, a la primera de las facetas señaladas. Pero desde ese momento comienzan a tener una mayor relevancia las exportaciones de capitales desde las Islas. Ahora bien, estas operaciones no eran nuevas, pues también se habían realizado con anterioridad, aunque de escasa cuantía. El análisis de la inversión extranjera directa en el Archipiélago no está exento de dificultades, sobre todo para el periodo anterior a 1986, ya que se carece de fuentes estadísticas que tengan la suficiente regularidad. No obstante, para el intervalo temporal que media entre 1867 y 1936, se ha podido reconstruir la cuantía de los fondos recibidos desde el exterior a partir de la información suministrada por el impuestos de derechos reales y transmisión de bienes, complementada por la recogida en las contadurías de hipotecas99. Para el largo periodo que abarca el franquismo, la disponibilidad de series cuantitativas es más reducida. Ahora bien, esta circunstancia queda en parte soslayada por el hecho de que, durante esa época, la política económica vigente 99 Sobre esta cuestión, véase CARNERO LORENZO, F. (2007) y CARNERO LORENZO y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006b).
151
impuso restricciones a las transacciones financieras con el extranjero, que aminoraron su importancia, cuando no desaparecieron, como en la Autarquía100. Por tanto, hay que esperar a la llegada de la democracia para que esta faceta de las relaciones económicas internacionales vuelva a una cierta senda de normalidad. Normalidad que se iría adquiriendo de forma paulatina a medida que se fue desmontando el entramado administrativo que la limitaba. En cualquier caso, hasta finales del siglo XX España fue un país eminentemente receptor de inversiones foráneas, siendo contados los flujos de capitales hacia el exterior. Esta posición comenzaría a cambiar cuando los guarismos de las inversiones hispanas en el extranjero han empezado a tener cierta importancia en los últimos quince años, aunque el saldo neto ha seguido siendo favorable a las entradas101. En el caso de Canarias, la dinámica ha debido ser bastante parecida a la descrita para el conjunto nacional durante el intervalo temporal de referencia. O al menos así se desprende de los datos regionalizados que existen sobre los flujos de inversión directa en el extranjero, ofrecidos por la base de datos DATAINVEXT del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio de España desde mediados de la década de 1980. Esta fuente aporta información sobre la distribución geográfica y sectorial de estas inversiones. Para las décadas anteriores, especialmente durante la etapa del franquismo, nos tendremos que conformar con la utilización de fuentes cualitativas, que nos permitirán intuir cuál fue la dinámica seguida por los movimientos de capital exteriores del Archipiélago y, en particular, los que han tenido África como origen o destino.
100 101
EGUIDAZU PALACIOS, F. (1978) DURÁN HERRERA, J.J. y ÚBEDA MELLINA, F. (2005) y ORTEGA REGATO,
E. (2002).
152
1. Antecedentes históricos El hecho de que Canarias se constituyera como una plataforma estratégica para las relaciones económicas en el Atlántico medio desde finales del siglo XIX, atrajo a numerosos inversores foráneos (cfr. gráfico 5.1). ¿Qué importancia tuvieron estos capitales para la economía canaria? El montante total de la inversión extranjera suponía, aproximadamente, el 0,55 por ciento del P.I.B. de las Islas en esa época y un 4,59 por ciento respecto a los principales renglones generadores de ingresos
exteriores
del
Archipiélago
–exportaciones
agrícolas
y
suministro de combustible naval. Estos exiguos guarismos ya son, por sí mismos, bastante elocuentes y muestran, a modo de primera imagen, que su importancia no debió ser tan considerable como había supuesto una parte de la historiografía isleña.
GRÁFICO 5.1 Evolución de la inversión extranjera en Canarias, 1867-1935 (Media de cada periodo. Millones de euros de 2009) 12 10 8 6 4 2 0 1867-70
1876-80
1886-90
1896-00
1906-10
1916-20
1926-30
Fuente: CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006b).
Más aun, si tomamos en consideración los datos de inversión total del Archipiélago. Se puede observar cómo el promedio de la de origen foráneo representó tan sólo el 13,68 por ciento del total, siendo
153
contados los años en que supusieron más de una quinta parte de la inversión recibida (cfr. gráfico 5.2). En este sentido, resultan muy esclarecedoras las consideraciones del delegado consular británico en Canarias en 1872, cuando señalaba que el establecimiento de las franquicias portuarias no había logrado atraer inversiones extranjeras, a pesar de las expectativas creadas102.
GRÁFICO 5.2 Importancia de los capitales foráneos en el total de la inversión en Canarias, 1868-1930 (Porcentaje) 40 36 32 28 24 20 16 12 8 4 0 1868 1873 1878 1883 1888 1893 1898 1903 1908 1913 1918 1923 1928
Fuente: CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2006b).
Todo ello permite, por tanto, matizar la subordinación de los inversores locales a las directrices que llegan del exterior103. Muy al contrario, muchos de ellos se podrían calificar como empresarios emprendedores
en
sentido
schumpeteriano.
Ahora
bien,
esta
aseveración no supone en modo alguno marginar el papel desempeñado por los agentes foráneos, que en algunas actividades económicas
102
QUINTANA NAVARRO, F. (1992: 144). Esta opinión se encuentra recogida, entre otros trabajos, en los de BRITO GONZÁLEZ, O. (1981); GALVÁN FERNÁNDEZ, F. y MARTÍNEZ DE AZAGRA, L. (1994); MARTÍN HERNÁNDEZ, U. (1988); MORALES LEZCANO, V. (1979) y NADAL FARRERAS, J.J. (1976). 103
154
jugaron un papel destacado, acabando por integrarse muchos de ellos en la propia sociedad isleña. Respecto a los de procedencia extranjera, destacan por su importancia los de origen británico y alemán, que convirtieron a las Islas en uno de los campos de batalla de su lucha por hacerse con el control del comercio mundial durante esta época. Dos ejemplos representativos de esta pugna fueron las empresas Elder, Dempster and Company y Woermann Linie. Elder, Dempster and Company fue fundada en 1868 como empresa consignataria de una compañía naviera que enlazaba Liverpool con las colonias británicas del África occidental104. Su gran expansión de se produjo a partir de 1884, cuando el comerciante y armador Alfred Lewis Jones se hizo con el control del negocio, y de ser una agencia de embarque pasó a convertirse en un holding de empresas navieras, de servicios portuarios, financieras, agrícolas, industriales y turísticas, ampliando su campo de actuación del África occidental británica a Canarias, Canadá, Congo Belga y Jamaica (cfr. gráfico 5.3). Así, en 1894, African Steam Navigation Company se hizo con las líneas que unían Liverpool con Canadá –Ocean Transport Company en 1894 y Beaver Line en 1899–, aunque la primera de ellas fue vendida en 1903 a Canadian Pacific Limited. En 1895 se creó la Compañie Belge Maritime du Congo en el seno de la consignataria dirigida por Jones, a la que el rey Leopoldo II le concedió el monopolio del tráfico marítimo con la colonia belga en África. Asimismo, en 1899 se fundó Elder Dempster Shipping Limited para reforzar sus relaciones con África, y en 1900 Elder Navigation Collieries Limited para el transporte de carbón desde las minas que Elder, Dempster and Company poseía en Cardiff y Durham a las estaciones carboneras del grupo en el Atlántico medio. En 1901 se estableció Imperial Direct West India Mail Service Company para garantizar el servicio de correos entre las Islas Británicas y 104 Las notas sobre esta empresa están tomadas de DAVIES, P.N. (1973) y CARNERO LORENZO, F.; NUEZ YÁNEZ, J.S. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2005).
155
Jamaica, y un año más tarde se creó Elder and Fyffes (shiping) Limited, encargada del trafico frutero, sobre todo de plátanos, con Gran Bretaña.
GRÁFICO 5.3 Conglomerado de empresas de A.L. Jones (1909)
Fuente: CARNERO LORENZO, F.; NUEZ YÁNEZ, J.S. y PÉREZ HERNÁNDEZ, C.M.A. (2005).
En Canarias creó un entramado empresarial diverso que convirtió a las Islas en centro de sus operaciones en esta área del Atlántico, sin olvidar el aprovechamiento de las oportunidades que ofrecía la propia estructura productiva insular. Así, creó filiales para el abastecimiento de carbón y avituallamiento a buques, Grand Canary Coaling Company y Teneriffe Coaling Company. Asimismo, incentivó el cultivo de plátanos
156
y tomates para completar la carga de los navíos bajo su consignación en el viaje de regreso a Europa, comercializados por la firma Elder and Fyffes Limited. Ya en el siglo XX, fundó las compañías Elder, Dempster (Teneriffe) Limited y Elder, Dempster (Grand Canary) Limited, que actuaron como consignatarios. A ellas habría que unir, finalmente, la Compañía de Vapores Interinsulares Canarios, creada para el tráfico entre islas; la Compañía de Embarcaciones Canarias, que gestionaba los depósitos flotantes en el puerto de La Luz y de Las Palmas, y Grand Canary Slipway Engineering Company, dedicada a la reparación de buques, así como sus inversiones en la infraestructura hotelera del Archipiélago. También estableció una entidad bancaria, Bank of British West Africa Limited, que, además del control sobre el suministro de plata a las posesiones británicas en el África occidental, tuvo a su cargo el servicio de tesorería del Estado en dichos territorios y desarrolló una política comercial de apoyo decidido a las transacciones mercantiles de esas colonias105. Para ello, estableció sucursales en las principales localidades africanas de su zona de influencia, como Lagos, Freetown y Accra, y una tupida de red de corresponsales en otras localidades, como Fernando Poo, al tiempo que abría oficinas en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife. Por su parte, la compañía naviera de Hamburgo, Woermann Linie, inició sus actividades en 1880, ocupándose de forma temprana del tráfico marítimo alemán con sus colonias africanas, pues seis años más tarde ya había establecido líneas regulares hacia Namibia y Camerún. Con posterioridad, el aumento del tráfico y la dependencia de empresas extranjeras para el avituallamiento de sus buques la impulsaron a establecer un depósito de carbón propio en Canarias. Así, en 1905 adquirió las instalaciones que un consorcio de empresarios españoles había construido en el puerto de La Luz y de Las Palmas tres años
105
FRY, R. (1976) y CARNERO LORENZO, F. (2007).
157
antes, y que los alemanes pusieron en funcionamiento en 1906. Con el tiempo amplió sus actividades, incorporando talleres mecánicos y de fundición. Ello le permitió captar a los navíos de todos los armadores germanos que recalaban en el citado recinto portuario106. Ahora bien, debemos señalar que no siempre existió una rivalidad entre las dos sociedades mercantiles aquí reseñadas, ya que a veces los intereses empresariales estaban por encima de los nacionales. De hecho, ambas compañías establecieron la West Africa Shipping Conference en 1895. Se trataba de un acuerdo para repartirse el mercado de fletes en el África occidental subsahariana y evitar así la competencia
de
algunos
comerciantes
navieros
de
Liverpool
y
Manchester, agrupados en la African Association107. También hubo empresas españolas interesadas en Canarias como base de sus operaciones en África, especialmente cuando se intensificó la presencia colonial. Así, algunas sociedades mercantiles, cuyo objeto social se centraba en negocios vinculados a las posesiones hispanas, establecieron su domicilio social en las Islas, como la Compañía del Muni, creada en 1946 para la explotación de las riquezas agroforestales de Guinea Ecuatorial. En el Sáhara tenemos FOSBU-CRAA (Fosfatos de Bu-Cráa, S.A.), que explotó los importantes yacimientos de este producto que se encontraron en ese territorio durante la década de 1960. Esta empresa se creó en 1962 bajo la denominación social de Empresa Nacional Minera, S.A (ENMINSA), cambiando a su nueva razón social siete años más tarde y ampliando su capital hasta los 5.000 millones de pesetas de aquella época108. Además,
otras
empresas
nacionales
domiciliadas
en
otras
regiones abrieron sucursales o delegaciones en Santa Cruz de Tenerife y/o Las Palmas de Gran Canaria, como la sociedad Colonial Pérez
106 Estas referencias proceden de FERRERA JÍMENEZ, J. (1988); PONCE MARRERO, J. (2002) y QUINTANA NAVARRO, F. (1985). 107 DAVIES, P.N. (1973). 108 MORILLAS, J. (1995) y Anuario Financiero y de Sociedades Anónimas de España.
158
Andujar, S.A.; la Compañía Agrícola e Industrial de Fernando Poo, S.A. (CAIFER); Suministros Coloniales, S.A. (SUMCO); Mercantil Hispano Africana, S.A. (MEHISA) o Comercial Roselló, S.A. Todas ellas se dedicaban a la actividad mercantil con Guinea Ecuatorial, si bien algunas, como la última de las reseñadas, también realizaban funciones de consignatarios, banqueros, agentes de seguros y comercio al por menor en esos territorios, en los que disponían de una amplia red de establecimientos en las principales localidades. Incluso las había, como SUMCO,
que
habían
extendido
sus
negocios
de
producción
y
exportación de productos agrícolas fuera de la colonia española, ya que disponía de una factoría en Calabar (Nigeria). A estas empresas agromercantiles debemos unir un importante número de armadores peninsulares, sobre todo gallegos, que se ubicaron en el Archipiélago cuando se acentuó la explotación del caladero canario-sahariano109. A modo de ejemplo, se puede citar el caso de la Asociación Nacional de Cefalópodos (ANACEF), creada en 1977 y domiciliada en Las Palmas de Gran Canaria. En ella se integraron buena parte de los armadores españoles dedicados a la pesca de este tipo de especies en las aguas del África noroccidental, si bien luego extendería su radio de acción hacia otras áreas pesquera. El objetivo de la misma era defender los intereses del sector ante los procesos de negociación de acuerdos bilaterales, primero de España y luego de la Unión Europea, con los países que controlaban los caladeros. Otro caso ilustrativo es el de Freiremar, S.A., que se constituyó en 1974 por parte de un armador de Vigo, con la finalidad de dedicarse a la captura, transformación y venta de productos pesqueros en el caladero canario-sahariano. Su domicilio social está situado en Las Palmas de Gran Canaria, donde tiene ubicada su base de operaciones. La flota de esta empresa se ha incrementado de 3 barcos en 1974 a 25
109
DIAZ DE LA PAZ, A. (1995 y 2010).
159
en la actualidad. Hoy en día se ha conformado como un grupo empresarial integrado por unas 35 sociedades que se distribuyen las diferentes facetas del negocio110. Sus actividades en África se extienden por Marruecos, Mauritania, Senegal y Angola, teniendo también una importante presencia en América. Por último, no podemos obviar el hecho de que las sucursales de los bancos que se establecieron en las colonias españolas en África – Banco Central, Banco Hispano Americano, Banco Español de Crédito o Banco
Exterior
de
España–
dependían
orgánicamente
de
las
delegaciones regionales establecidas en Canarias. Y, además, cabe reseñar que dichas entidades financieras formaron la columna vertebral del accionariado de las principales empresas coloniales que estaban presentes en el África Española111. Esta participación de importantes compañías extranjeras y nacionales en la economía colonial africana, no quiere decir que la clase empresarial
isleña
se
mantuviese
al
margen
de
este
proceso.
Importantes sociedades mercantiles canarias, como Hamilton y Cía. o Ghirlanda Hermanos, además de dedicarse a los avituallamientos en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, fueron los proveedores de Fernando Poo al menos hasta la Guerra Civil112. Por su parte, Curbelo y Compañía fue durante muchos años el consignatario, primero, de la Compañía Transatlántica y, luego, de la Compañía Transmediterránea, que, junto a otras rutas, fueron las encargadas de cubrir las líneas regulares que unían la metrópoli con el Sáhara y Guinea Ecuatorial, desde finales del siglo XIX hasta la retirada española de esos territorios113. Asimismo, la firma comercial Marcotegui, Guedes y Sarmiento, establecieron una factoría para la conserva y salazón de
110
Freiremar. Nuestra tierra es el mar, 2010 [http://www.freiremar.es]. CARNERO LORENZO, F. (2000 y 2001). 112 CABRERA ARMAS, L.G. y DIAZ DE LA PAZ, A. (2008); CARNERO LORENZO, F. y DÍAZ DE LA PAZ, A. (2009) y PEREIRA RODRÍGUEZ, T. (1987). 113 FERRERA JÍMENEZ, J. (1988) y QUINTANA NAVARRO, F. (1985). 111
160
pescado en La Güera en 1919, acompañando al Gobernador Bens en la expedición de ocupación de ese enclave de la costa sahariana114. A ellos podemos, al menos, unir otras 260 empresas isleñas que desarrollaron sus actividades en las posesiones hispanas entre 1950 y 1975, coincidiendo con el momento de máxima expansión económica de esos territorios115. De su distribución geográfica podemos observar que la mayoría se ubicaban en el denominado África Occidental Español, concretamente el 46,8 por ciento en el Sáhara y el 43,3 en Sidi-Ifni. El resto estarían, por tanto, en Guinea Ecuatorial. Ahora bien, la presencia de empresas canarias no se limitó solamente a las colonias españolas, sino que también se asentaron en otros territorios, como Sierra Leona, Senegal o Liberia. No fueron muchos, ya que de los que tenemos constancia no superaban la media docena, sin embargo, alguno de ellos, al parecer, tuvo una actuación muy destacada. Nos referimos al empresario Nicolás Batista Rodríguez, que desarrolló actividades de exportación e importación con varias zonas de la costa occidental africana –Mauritania, Senegal, Sierra Leona, Costa de Marfil…–, e incluso estableció algunos negocios, como una fábrica de ladrillos, una empresa de transportes y un comercio en Freetown116. En cuanto a su procedencia insular, podemos indicar que algo menos de las tres cuartas partes de estos empresarios asentados en África tenían su origen en Gran Canaria, y el 17 por ciento en Tenerife, teniendo otras islas, como Fuerteventura, Lanzarote o La Palma, una participación mucho menor (cfr. Gráfico 5.4). En términos generales, podemos señalar que los originarios de las Canarias Orientales tenían una presencia mayoritaria en el Sáhara español y en Sidi-Ifni, mientras
114
MARTÍN CORRALES, E. (2010). Esta cifra se ha obtenido al computar la información al respecto proporcionada por ANDREU MEDIERO, B. (2008); GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994); MARTÍN CORRALES, E. (2010); MEANA PALACIO, J.M. (2008); SANTANA PÉREZ G. y LÓPEZ, E. (2009) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 19511952. 116 SANTANA PÉREZ, G. y LÓPEZ, E. (2009). 115
161
que los de la provincia de Santa Cruz de Tenerife se decantaron más por las posesiones hispanas en el Golfo de Guinea.
GRÁFICO 5.4 Isla de origen de las empresas canarias con negocios en África, 1950-1975 (Porcentaje) 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Fuerteve ntura
Gran Canaria
Lanzarote
La Palma
Tenerife
Fuente: ANDREU MEDIERO, B. (2008); MEANA PALACIO, J.M. (2008); SANTANA PÉREZ G. y LÓPEZ, E. (2009) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.
La estructura sectorial que presenta el tejido empresarial isleño que se había instalado en África, muestra la importante participación de los armadores y empresarios del Archipiélago en el desarrollo de las actividades pesqueras, mayoritariamente vinculadas a las costas próximas al Archipiélago (cfr. gráfico 5.5). Buena parte de ellos se vincularon al Consorcio de Industrias Pesqueras Canario-Africanas (COIPESCA), constituido a finales de 1950 por 32 factorías y 5 entidades comercializadoras. Se trataba de un grupo de presión para resolver los asuntos que les afectaban ante las autoridades estatales, por ello ubicaron la sede central en Madrid. Además, esta asociación empresarial controlaba la mayor parte de la producción de pescado seco y salado del banco canario-sahariano, que en los años cincuenta se cifraba en 18.000 toneladas anuales. De ellas, el 55 por ciento se
162
exportaba al Congo belga y al Camerún francés, una quinta parte a Guinea Ecuatorial y el resto a otras colonias europeas en África117.
GRÁFICO 5.5 Distribución sectorial de las empresas canarias establecidas en África, 1950-1975 (Porcentaje) 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Agricultura
Pesca
Industria
Comercio
Transport e
Finanzas
Fuente: ANDREU MEDIERO, B. (2008); MEANA PALACIO, J.M. (2008); SANTANA PÉREZ G. y LÓPEZ, E. (2009) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.
El comercio constituía la segunda actividad económica, pues abarcaba algo más de la tercera parte de los negocios abiertos allí. Dentro de este segmento, algunos se decantaron por la exportación de productos coloniales y la importación de bienes de equipo –maquinaria y medios de transporte. Otros prefirieron la comercialización de bienes de consumo –textil, calzado y comestibles– o duraderos –vehículos y material electrónico. Los industriales se orientaron hacia la producción de alimentos y los agricultores cultivaron tabaco, café o cacao en Guinea Ecuatorial. El transporte constituyó otra de las actividades que resultaron interesantes para los empresarios canarios, tanto en el marítimo como en el terrestre. En este último, se dedicaron al traslado de mercancías y de viajeros –taxis y guaguas. En el ámbito financiero, 117 DÍAZ DE LA PAZ, A. (2011); MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010) y Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952.
163
la Caja Insular de Ahorros de Canarias abrió sucursales en ambos territorios a partir de 1967.
2. Inversiones de capital entre Canarias y África en la actualidad La vinculación empresarial entre Canarias y África se ha mantenido hasta hoy y, por ende, también el flujo de inversiones entre ambos espacios geográficos. En este sentido, cabe reseñar que, en el ámbito de las inversiones exteriores, Canarias ha desempeñado en los últimos tiempos una importante función, tanto como receptor de capitales extranjeros como de inversor en el exterior. Las cifras muestran que, en ambas facetas, el mayor volumen de fondos se concentró en la etapa de más crecimiento de la economía isleña, comprendida entre la segunda mitad de los años noventa y la primera del decenio siguiente (cfr. gráfico 5.6). Una fase alcista que coincidió, a su vez, con una importante expansión de la economía internacional. Por tanto, confluyeron los elementos necesarios para que los flujos de inversión con origen y destino en el Archipiélago aumentasen de esa manera. De una parte, las Islas presentaban un atractivo para los inversores foráneos, que podían encontrar distintas opciones con una alta tasa de rentabilidad. Al mismo tiempo, los agentes locales habían logrado acumular unos excedentes monetarios que les permitieron internacionalizar su cartera de inversiones, buscando diversificar el riesgo y/o lograr elevadas remuneraciones para esos capitales. Sin embargo, en los periodos extremos de la serie que estamos analizando, el importe cayó de manera significativa. En ambos casos es achacable, casi con total seguridad, a las crisis económicas que se dieron en esos momentos, y cuyas consecuencias afectaron en ambas
164
direcciones. Así, se verían limitadas las posibilidades de ahorro y, por tanto, de inversión de los inversores insulares, al tiempo que las Islas dejarían de ser una opción apetecible para los de origen foráneo.
GRÁFICO 5.6 Flujo de inversiones exteriores de Canarias, 1985-2009 (Millones de euros de 2009) 3.500 3.000
Recibida
Realizada
2.500 2.000 1.500 1.000 500 0 1985 1987 1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009
Fuente: LÓPEZ PUEYO, C. y EGEA ROMÁN, M.P. (1991); SOSVILLA RIVERO, S. (1995) y Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Ahora bien, ¿qué importancia tuvo el monto generado por los flujos de inversión exterior generados en Canarias durante este periodo? Para
mensurarlo
hemos
acudido
a
su
comparación
con
otras
comunidades autónomas, y de ello, lo primero que sobresale es el extraordinario peso que tiene Madrid, tanto en la captación de fondos del extranjero como en la exportación de capital (cfr. cuadro 5.1). Esta situación no debe resultar tan extraña, si tomamos en consideración que en la capital del Estado están domiciliadas las principales empresas españolas, que son las que tienen una mayor capacidad para incidir sobre los flujos de inversión internacionales. Teniendo en cuenta esta cuestión, Canarias ocupa un lugar destacado, ya que en las dos facetas de la inversión exterior se sitúa en
165
la sexta posición de la clasificación regional. En el ámbito de los fondos recibidos del extranjero, se coloca por detrás de aquellas comunidades con un mayor desarrollo industrial –Cataluña, Comunidad Valenciana o País Vasco–, y que, por tanto, presentan unos mayores requerimientos de capital. También está por delante Aragón, que se ha beneficiado de las inversiones realizadas a cuenta de la celebración de la Exposición Internacional de Zaragoza en 2008.
CUADRO 5.1 Distribución regional de la inversión exterior en España, 1993-2009 (Millones de euros de 2009) Recibida Importe
Realizada
Porcentaje
Importe
Porcentaje
Andalucía
7.014
1,84
6.021
0,85
Aragón
9.845
2,58
10.489
1,49
Asturias
4.388
1,15
7.256
1,03
Baleares
3.940
1,03
3.488
0,50
Canarias
9.184
2,41
10.783
1,53
275
0,07
77.873
11,05
Castilla y León
1.188
0,31
1.450
0,21
Castilla-La Mancha
1.425
0,37
532
0,08
55.812
14,64
74.901
10,63
229.603
60,24
401.301
56,95
15.302
4,01
9.333
1,32
374
0,10
325
0,05
2.688
0,71
11.099
1,58
La Rioja
280
0,07
116
0,02
Navarra
1.205
0,32
1.200
15.981
4,19
80.423
11,41
2.329
0,61
8.012
1,14
78
0,02
0
0,00
20.235
5,31
0
0,00
Cantabria
Cataluña Comunidad de Madrid Comunidad Valenciana Extremadura Galicia
País Vasco Región de Murcia Ceuta y Melilla Sin asignar
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
166
0,17
El Archipiélago, por su parte, presenta sus propios atractivos para la inversión extranjera, vinculados en gran medida a los incentivos que ofrece el Régimen Económico y Fiscal de las Islas. Además, disponía de algunas actividades económicas motrices, que debieron despertar el interés de los capitales foráneos, como las que tenían que ver con el sector inmobiliario o con el turismo. Por el lado de las colocaciones de fondos realizadas en otros países, de nuevo Madrid, Cataluña y País Vasco estarían en las primeras posiciones. No en vano se trata de las regiones españolas que han experimentado un mayor crecimiento económico, concentrando una tercera parte de la riqueza nacional durante el periodo que estamos estudiando, lo que redunda en una mayor capacidad de ahorro e inversión. Destaca la posición que ocupa Cantabria, motivado en gran medida por ser la comunidad donde tiene su domicilio fiscal uno de los principales bancos del mundo. Finalmente, Galicia es la que antecede a las Islas en el ranking, debido, sobre todo, a las operaciones financieras que realizan en el exterior las empresas del sector pesquero. En el caso de Canarias, el extraordinario crecimiento económico experimentado entre 1997 y 2007, permitió acumular importantes ahorros que muchos inversores han utilizado para favorecer la internacionalización de sus negocios, diversificando sus actividades en el extranjero. También algunos han destinado esos fondos hacia paraísos fiscales, según la terminología del organismo que elabora la información que estamos empleando. No obstante, su importancia relativa es reducida, ya que apenas llega al 0,7 por ciento del monto total de la inversión isleña en el exterior, cuando en el conjunto nacional esa proporción más que se duplica, al situarse en el 1,6 por ciento. Respecto a la distribución geográfica de los flujos de inversión con origen y destino en el Archipiélago, podemos encontrar que Europa y, sobre todo, América se han convertido en el cambio de siglo, tanto en la principales áreas de inversión hacia Canarias como en los destinos
167
preferidos de los residentes en las Islas para realizar sus inversiones en el exterior (cfr. cuadro 5.2). En el continente americano se centran principalmente en Venezuela, Uruguay y República Dominicana. A mucha distancia quedan el resto de zonas continentales, ocupando África los últimos lugares.
CUADRO 5.2 Distribución geográfica de las inversiones exteriores de Canarias, 1993-2009 (Miles de euros de 2009) Recibidas Importe África América Asia Europa Oceanía
Realizadas
Porcentaje
Importe
Porcentaje
27.622
0,30
13.990
0,13
6.130.027
66,75
6.045.133
56,20
163.982
1,79
986.244
9,17
2.790.348
30,38
3.711.411
34,50
71.586
0,78
0
0,00
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Ahora bien, estos escasos guarismos que refleja el flujo de capitales entre Canarias y África, no nos pueden hacer caer en el tópico de que las Islas viven de espaldas al vecino continente. En el ámbito nacional ocurre algo parecido, ya que las inversiones españolas realizadas en África suponen el 1 por ciento del total, mientras que las recibidas de esos países se quedan en el 0,15 por ciento. Además, no debemos perder de vista las mayores dificultades que ofrecen las economías africanas a la hora de aventurarse a realizar inversiones en ellas, debido a la elevada tasa de riesgo país que presentan, si bien hay que reconocer que muchos de ellos están llevando a cabo importantes esfuerzos para mejorar esta situación. ¿Cuál son los países africanos más interesados en realizar inversiones en las Islas? De la información estadística consultada para el periodo 1993-2009, se desprende que mayoritariamente proceden de paraísos fiscales, como Islas Seychelles, Liberia o Mauricio, que
168
concentran más de las tres cuartas partes del total (cfr. gráfico 5.7). De hecho, el Archipiélago concentra la mayor parte de las inversiones realizadas desde estos países en España, concretamente de Islas Seychelles y de Mauricio, el 70 y el 66 por ciento, respectivamente, mientras que de Liberia supondría el 15 por ciento. El resto de países reseñados están muy lejos de ellos, si bien con algunos se han intensificado las relaciones económicas en los últimos años, como Senegal. En concreto, las inversiones en Canarias de este país suponen el 16 por ciento de las realizadas en el conjunto de España.
GRÁFICO 5.7 Principales países africanos emisores de inversiones hacia Canarias, 1993-2009 (Porcentaje) 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Guinea
Liberia Madagascar Mauricio Marruecos Seychelles
Senegal
Sudáfrica
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
En cuanto a los sectores económicos de Canarias a donde se destinan las inversiones llegadas del continente africano en el pasado inmediato, podemos destacar la construcción y el comercio (cfr. gráfico 5.8). Se trata de dos de los sectores que mayor auge han experimentado en el Archipiélago durante esos años, al menos hasta el inicio de la actual crisis económica, que arrancaría a finales de 2007. También han sido de interés para los inversores africanos la agricultura y la
169
hostelería. En el segundo de ellos no resulta sorprendente si tenemos en cuenta que es una de las actividades sobre las que se ha cimentado el crecimiento económico del Archipiélago desde la década de 1960. Sin embargo, sí resulta extraña la posición que ocupa la agricultura, en la que se han colocado unos seis millones de euros entre 2005 y 2007 procedentes de Islas Seychelles.
GRÁFICO 5.8 Distribución sectorial de las inversiones africanas en Canarias, 1993-2009 (Porcentaje) 35 30 25 20 15 10 5 0 Agricultura
Pesca
Construcción
Comercio
Hostelería
Otros
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Por el lado de las inversiones que Canarias realiza en África, y atendiendo a su desagregación por países, ésta responde de manera más o menos mimética a la distribución de los vínculos económicos que el Archipiélago mantiene con el vecino continente. Nos referimos a Marruecos, Cabo Verde y, en menor medida, Mauritania, si bien extraña la poca presencia que tiene Senegal, cuya representatividad es exigua, pues se sitúa en el 0,01 por ciento (cfr. gráfico 5.9). Ahora bien, la relevancia de las inversiones canarias se acrecienta aun más en algunos de ellos, como en Cabo Verde o Mauritania, si tenemos en cuenta que suponen el 7 y el 9 por ciento, respectivamente, del total de la inversión española en esos dos países. Más aun, en otros estados
170
africanos en los que el Archipiélago está explorando posibilidades de negocios en la actualidad, como Gambia o Guinea, su importancia relativa dentro del conjunto de las inversiones españolas realizadas entre 1993 y 2009 es también significativa, alcanzando el 14 y el 11 por ciento en cada uno de ellos. Se hace necesario reseñar el caso de Liberia, que supone casi el 17 por ciento de las inversiones canarias en África, pero en realidad se trata de un hecho aislado, pues se trató de una sola operación de mucha envergadura realizada en 1999, para la adquisición de un negocio relacionado con el transporte marítimo.
GRÁFICO 5.9 Principales países africanos receptores de inversiones canarias, 1993-2009 (Porcentaje) 24 21 18 15 12 9 6 3 0 Cabo Verde
Gambia
Guinea
Liberia
Marruecos
Mauritania
Sudáfrica
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Esta última circunstancia que hemos descrito es también la que hace que, dentro de la distribución por sectores que han sido objeto de las operaciones realizadas por los inversores isleños en el continente africano, el transporte ocupe un lugar destacado (cfr. gráfico 5.10). No obstante, ésta no fue la única iniciativa en este sector y hay que sumarle otras, aunque por unos importes inferiores. La industria se destaca como otra de las ramas de actividad por la que han apostado
171
los isleños a la hora de colocar sus capitales en África, especialmente en el ámbito de la fabricación de bebidas y de papel. También la construcción destaca en esta clasificación, centrándose sobre todo en las obras de saneamiento y tratamiento de aguas residuales, así como en la edificación. Dentro del comercio sobresale la venta de vehículos y, en menor medida, la distribución. Finalmente, las explotaciones agropecuarias y la pesca son las que acaparan los menores importes.
GRÁFICO 5.10 Distribución sectorial de las inversiones canarias en África, 1993-2009 (Porcentaje) 35 30 25 20 15 10 5 0 Agricultura
Pesca
Industria
Construcción
Comercio
Transporte
Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
3. Empresariado isleño en el continente africano Esta faceta inversora que desarrollan los agentes económicos del Archipiélago en África, ha llevado a algunos de ellos a establecerse físicamente en esos países. Según el portal Africainfomarket118, aproximadamente 175 empresas isleñas estarían instaladas en algún 118
[http://www.africainfomarket.org].
172
país africano en la actualidad, bien a través de sucursales o de filiales. Mayoritariamente se localizan en Cabo Verde, que supone el 40 por ciento del total. Esto no debe resultar extraño, dado el importante impulso que han tenido los intercambios comerciales y las inversiones entre ambos archipiélagos en los últimos años (cfr. gráfico 5.11). Le sigue en importancia Marruecos, que representaría una tercera parte del censo de empresas isleñas que se han establecido en África. Además, en su inmensa mayoría se han ubicado en las regiones del sur de ese país, con las que Canarias ha mantenido históricamente unos vínculos más estrechos.
GRÁFICO 5.11 Distribución geográfica de las empresas canarias en África en 2010 (Porcentaje) 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Cabo Verde
Ghana
Guinea Ec.
Marruecos
Mauritania
Senegal
Fuente: Balance de las inversiones canarias en África. Noviembre de 2010, Africainfomarket.
Mauritania y Senegal, con una veintena de empresas cada uno, significarían, en conjunto, el 21 por ciento del listado empresarial que estamos analizando. Estos cuatro países conformarían lo que se ha dado en denominar en los últimos tiempos “los mercados estratégicos para Canarias”, que son, además, a los que las diversas instituciones públicas y privadas han prestado una mayor atención. No obstante,
173
existen otras zonas emergentes en las que comienzan a aparecer empresas canarias, como son los casos de Ghana o Guinea Ecuatorial, si bien todavía su presencia es muy exigua.
GRÁFICO 5.12 Estructura sectorial de las empresas canarias en África en 2010 (Porcentaje) 30
25
20
15
10
5
0 Agricultura
Pesca
Construcción Industria
Fuente: Base de datos Africainfomarket.
de
las
Comercio
Hostelería Transportes
empresas
canarias
en
Otros
África.
En cuanto a la distribución por sectores de actividad que presentan estas empresas que operan en el vecino continente, podemos observar que, en cierta manera, reproduce la estructura productiva que tiene la economía canaria en la actualidad. Por un lado, la construcción y, por el otro, la hostelería y el comercio, vendrían a ser las ramas de negocio más importantes desarrolladas por ellas (cfr. gráfico 5.12). Esto podría ser un indicio de que algunos empresarios isleños han visto en África una posibilidad para diversificar sus inversiones y poder paliar así los efectos negativos de las crisis internacionales como la actual. No en vano, es precisamente en estos tres sectores en los que la recesión se ha notado con mayor intensidad en el Archipiélago. Dentro de la industria, las reparaciones navales y la fabricación de pintura son los subsectores donde hay un mayor número de
174
empresas. En el resto de servicios, los transportes, así como agencias de asesoría y consultoría técnica, o las empresas vinculadas a las nuevas tecnologías, son las que presentan unos guarismos más destacados. Aunque son la minoría, al igual que ocurre en el tejido empresarial de las Islas, también hay algunas sociedades mercantiles relacionadas con las actividades agrarias –productos hortofrutícolas, flores o aloe vera– o pesqueras –pesca y acuicultura. Profundizando algo más en los rasgos que definen a estas empresas, la mayoría de ellas, en torno al 90 por ciento, son PYMES o microempresas, que realizaron una inversión media de unos 100.000 euros cada una para sufragar los gastos de instalación en África119. El interés por dar el salto al mercado africano se inicia con el cambio de siglo, si bien no será hasta 2005 cuando se intensificará este proceso. El tiempo medio que transcurre entre el momento en el que se adopta la decisión de establecerse en el extranjero y que el proyecto se consuma es de unos dos años. De las entrevistas realizadas a varios empresarios canarios que se decidieron a emprender esta aventura, se deduce que las
principales
motivaciones
fueron
la
búsqueda
de
mercados
alternativos, la proximidad geográfica y la demanda potencial de bienes y servicios. Una proporción superior al 50 por ciento de ellos señalaron que no tenían ninguna experiencia previa en este tipo de procesos ¿Cuáles han sido los resultados obtenidos por aquéllos que optaron
por
esta
estrategia
de
internacionalización?
El
tejido
empresarial isleño establecido en el vecino continente habría creado más de 3.000 puestos de trabajo, disponiendo las unidades de producción de un promedio de unos 20 empleados. Un porcentaje elevado declaran que, aproximadamente la mitad de sus ingresos por ventas, proceden de sus delegaciones o filiales africanas. Además, algunas de ellas, especialmente las que están vinculadas a la 119 La información sobre las características de las empresa canarias establecidas en África que se exponen en estos párrafos, proceden del documento, Análisis del inversor canario en Marruecos, Cabo Verde, Mauritania y Senegal, elaborado por Africainfomarket en 2008
175
producción de comestibles o materiales de construcción, utilizan sus actuales emplazamientos para realizar exportaciones a otros países colindantes. Un ejemplo de esto último lo constituye la empresa Permafix, dedicada a la producción de cemento cola. Esta iniciativa de un empresario isleño, Antonio Polo, se hizo realidad en 2006, cuando se construyó la fábrica en Accra. El primer año, la producción alcanzó las 100 toneladas mensuales, multiplicándose este promedio por diez durante los tres ejercicios siguientes. Con ello no sólo ha conseguido, prácticamente, copar el mercado ghanés, sino que ha iniciado sus exportaciones a otros países de la región, como Benín, Burkina Faso, Nigeria y Togo. Este buen resultado se ha visto impulsado por las importantes infraestructuras de transporte que posee Ghana, que la convierten en una plataforma ideal para llevar a cabo negocios con otras economías de su entorno. Además, Permafix cuenta con el Certificado
de
Exportación
ECOWAS
(Comunidad
Económica
de
Estados de África Occidental) desde 2008, que le abre las puertas de los 15 países miembros de esta organización120. Finalmente debemos reseñar que, por primera vez en su historia, algunas PYMES canarias han logrado participar en licitaciones internacionales, especialmente en las referidas a países africanos. En los tres últimos años, al menos media docena de empresas isleñas han participado
en
21
convocatorias
de
este
tipo,
financiadas
por
organismos supranacionales, dentro de sus programas de ayuda al desarrollo. Hasta el momento han logrado ser adjudicatarias en catorce de ellas y se espera próximamente la resolución de las siete restantes121. La distribución geográfica de los proyectos, de nuevo pone de manifiesto cuáles son, por el momento, los mercados estratégicos que la
120
PROEXCA. Esta información se ha recopilado a partir de la colección de noticias que tienen PROEXCA, ICEX, Africainfomarket y las Cámaras de Comercio canarias. 121
176
empresa canaria tiene en África –Cabo Verde, Guinea Ecuatorial, Marruecos, Mauritania y Senegal. Y, al igual que en el resto de los ámbitos que hemos analizado hasta ahora, el archipiélago caboverdiano y la economía mauritana ocupan una posición destacada, acaparando en conjunto las dos terceras partes de estas licitaciones.
GRÁFICO 5.12 Participación canaria en la licitación internacional de ámbito africano, 2008-2010 (Nº de proyectos) 8 Adjudicados
7
Pendientes 6 5 4 3 2 1 0 Cabo Verde
Guinea Ec.
Marruecos
Mauritania
Senegal
Fuente: Africainfomarket, PROEXCA, ICEX y Cámaras de Comercio canarias.
En cuanto al tipo de actividades que se han desarrollado, destaca la construcción de infraestructuras de transporte, carreteras, puertos y aeropuertos. También las que tiene que ver con aspectos más sociales o de bienestar, como la construcción de viviendas de protección oficial, hospitales o redes de canalización de aguas y saneamiento. Asimismo, podemos
encontrar
algunos
proyectos
destinado
a
mejorar
la
gobernanza en estos países, mediante programas de mejora de la eficiencia y eficacia de la administración pública. Finalmente, indicar que, dado su pequeño tamaño, en algunas ocasiones se constituyen uniones temporales de empresas para poder mejorar la oferta y contar con mayores posibilidades de éxito. En otras, las entidades isleñas han
177
plasmado su participación mediante una subcontratación de grandes compañías, que son las que realmente han conseguido el concurso. Para apoyar esta nueva línea de internacionalización de las empresas canarias, el portal Africainfomarket ha habilitado un servicio de alerta de licitaciones ofertadas por los gobiernos y organismos internacionales en África. Este nuevo servicio permite personalizar la información requerida por el usuario y recibirla de manera diaria por vía electrónica y de manera gratuita. Aunque lleva poco tiempo funcionando, ya cuenta con más de mil quinientas empresas inscritas, tanto canarias como de otros lugares, destacando por el volumen de solicitudes de alta recibidas las procedentes del resto de España o de Latinoamérica.
178
CAPĂ?TULO 6
Ayuda Oficial al Desarrollo
179
Los orígenes del modelo de cooperación internacional al desarrollo que conocemos en la actualidad, se remontan a la finalización de la Segunda Guerra Mundial, cuando surge una serie de organismos multilaterales –Naciones Unidas, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional…–, que tiene entre sus objetivos la financiación de proyecto encaminados a favorecer el progreso de los países que se encuentran más atrasados. A ellos se unirán con posterioridad otras instituciones parecidas, pero que tienen un carácter más especializado o regional, como el Banco Iberoamericano de Desarrollo (BID), el Banco Africano de Desarrollo (BAfD), el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD) o el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD). El entramado incluye también las acciones de algunos países que llevan a cabo programas de cooperación bilateral con otras naciones. Y, finalmente, están los actores privados, tanto las empresas, que actúan a través de la responsabilidad social corporativa, como las entidades no lucrativas (ONGD), formadas mayoritariamente por la sociedad civil. En el caso de la Unión Europea, las primeras iniciativas de cooperación al desarrollo las encontramos en la Convención de Yaoundé de 1963, en la que se establecieron acuerdos comerciales y de ayuda técnica y financiera con las antiguas colonias francesas y belgas. Con la integración de Gran Bretaña a la Comunidad Económica Europea en 1973, se amplió la cobertura a las antiguas posesiones británicas, a través de los Convenios de Lomé, firmándose el primero de ellos en 1975. Al año siguiente se pusieron en marcha los programas de ayuda a
180
los países en vías de desarrollo de Asia y América Latina. Los fondos destinados a estos últimos se vieron incrementados desde la adhesión al Mercado Común de España y Portugal en 1986. No obstante, hay que esperar al Tratado de Maastrich de 1992 para que la Unión Europea se dotase de manera formal de una política común de cooperación al desarrollo, que se ha articulado en torno a la firma de acuerdos con países concretos o con otros organismos supranacionales. A pesar de ello, la propia legislación comunitaria califica a esta política de complementaria a la que desarrollan los estados miembros de la Unión. La participación oficial española como agente donante de la cooperación internacional al desarrollo, comenzó en un periodo de tiempo relativamente reciente. Es cierto que sus inicios se remontan a la creación de Dirección General de Cooperación Técnica Internacional dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores en 1970, no obstante, su actividad fue muy limitada durante los primeros años. De hecho, España era considerada como un país receptor de ayuda internacional hasta 1981, si bien el último convenio con el Banco Mundial se había firmado cuatro años antes. A partir de ese momento, abandona esa condición y se convierte en donante, incorporándose al Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) en el seno de la OCDE en los años ochenta. Otro hecho destacable es la constitución de la Agencia Española de Cooperación Internacional en noviembre de 1988, que veinte años más tarde pasaría a denominarse Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID). Este organismo es el encargado de centralizar las acciones que en esta materia realiza la Administración General del Estado, así como coordinar éstas con las que llevan a cabo otras administraciones públicas, autonómicas o locales, así como las universidades122.
122 Esta breve reseña sobre la evolución de la cooperación internacional al desarrollo se ha elaborado en base a la información obtenida de BÁEZ MELIÁN, J.M. (2006); GÓMEZ GALÁN, M. y SANHUJA, J.A. (1999); GRIFFIN, K. (1991); MARTÍNEZ GONZÁLEZ-TABLAS, A.M. (1996); VV.AA. (2000 y 2002) y de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo [http://www.aecid.es/web/es/aecid/].
181
Y es precisamente sobre este último ámbito, denominado cooperación descentralizada, sobre el que centraremos nuestra atención en las páginas siguientes, pues es con el que se puede contrastar las acciones de ayuda oficial al desarrollo llevadas a cabo por el Gobierno de Canarias, las corporaciones locales de las Islas –cabildos y ayuntamientos– y las dos universidades públicas con las que cuenta el Archipiélago.
1.
La
cooperación
oficial
al
desarrollo
descentralizada. Los recursos destinados por España a la ayuda oficial al desarrollo (AOD) no han parado de crecer en las últimas tres décadas, multiplicándose por 13 entre 1981 y 2009 (cfr. gráfico 6.1)123. En su evolución, podemos observar que, en la década de los ochenta, el monto destinado a la cooperación internacional se mantuvo más o menos constante, en torno a los 350 millones de euros de 2009. En los primeros ejercicios del decenio siguiente se incrementó de forma sustancial, alcanzando la cota de los 1.600 millones, volviendo a estabilizarse hasta el cambio de siglo. Será a partir de ese momento cuando se producen los mayores incrementos, hasta superar los 4.000 millones en 2008. La actual crisis económica ha llevado a un nuevo estancamiento en torno a esa cifra.
123 La fuente principal de información que hemos empleado para la elaboración de este capítulo son las memorias anuales de seguimiento del Plan Anual de Cooperación Internacional (PACI), elaboradas por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación [http://www.maec.es].
182
GRÁFICO 6.1 Evolución de la AOD en España, 1981-2009 (Millones de euros de 2009) 5.000
4.000
3.000
2.000
1.000
0 1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Este comportamiento francamente positivo que ha experimentado la financiación pública de la cooperación internacional al desarrollo durante los últimos diez años, ha llevado a España a ocupar una posición destacada entre los principales donantes mundiales. Así, en 2009 se situaba en la sexta posición de un total de 23 países que conforman el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE. Por delante de ella sólo estaban Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido y Japón. Ahora bien, si contrastamos estos valores con los de la renta nacional bruta para tener una comparación más real, España pasaría a ocupar la octava posición de ese ranking, si bien los otros cinco países mencionados se colocarían ahora por detrás de ella. No en vano, el esfuerzo realizado en los últimos años ha permitido, no solamente igualar el promedio que se obtiene para esta ratio en el conjunto de integrantes de este organismo internacional de referencia, sino incluso superarlo (cfr. gráfico 6.2).
183
GRÁFICO 6.2 Importancia relativa de la AOD, 1981-2009 (Porcentaje sobre la Renta Nacional Bruta) 0,5 CAD
España
0,4
0,3
0,2
0,1
0,0 1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Este
éxito
no
se
debe
únicamente
al
importante
papel
desempeñado por la Administración General del Estado y, sobre todo, por la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo, sino que también han contribuido los gobiernos autonómicos, las entidades locales –ayuntamientos, cabildos y consejos insulares y diputaciones provinciales– y las universidades. El conjunto de la ayuda oficial al desarrollo realizada por estas administraciones y organismos públicos no estatales se suele englobar bajo la denominación de cooperación
descentralizada,
tal
y
como
ya
indicamos
en
la
introducción124. El gráfico 6.3 evidencia que la ayuda oficial al desarrollo no estatal inicia su despegue a mediados de los años noventa del siglo pasado. Este momento coincide con el acuerdo suscrito entre el Gobierno de España y sus homólogos autonómicos en 1991, con el fin de integrar las acciones de cooperación internacional de estos últimos
124 Para saber algo más sobre la cooperación para el desarrollo descentralizada en España pueden consultarse los trabajos de GÓMEZ GIL, C. (2001) y GONZÁLEZ PARADA, J.R. (1998).
184
en los planes anuales que desarrollaba el Ministerio de Asuntos Exteriores
a
través
de
la
Agencia
Española
de
Cooperación
Internacional. De igual forma se procedió con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) para el caso de las administraciones públicas municipales, insulares o provinciales.
GRÁFICO 6.3 Evolución de la AOD descentralizada en España, 1993-2009 (Millones de euros de 2009) 700 600 500 400 300 200 100 0 1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
A partir de entonces, los guarismos de la ayuda oficial al desarrollo descentralizada no han parado de crecer, salvo en el último ejercicio, cuando se han estancado como consecuencia del impacto de la actual crisis sobre los presupuestos públicos. En esta evolución favorable ha tenido que ver, además de las propias decisiones políticas que
cada
administración
toma
en
su
ámbito
competencial,
la
acentuación del nivel de coordinación con las autoridades estatales. En este
sentido,
cabe
destacar
la
constitución
de
la
Comisión
Interterritorial de Cooperación al Desarrollo en 2000. Por lo que respecta a las universidades, éstas, que participaban de forma individual e inconexa en el ámbito de la cooperación al desarrollo, han suscrito un convenio de colaboración con la AECID en
185
2007, a través de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas. Con él se pretende dar mayor visualización a las actividades que realizan estos centros públicos docentes y de investigación en este campo. Como consecuencia de este acuerdo, recientemente se ha creado el Observatorio de Cooperación Universitaria para el Desarrollo, que tiene como finalidad principal hacer un seguimiento y difundir la labor que en el ámbito de la cooperación llevan a cabo estas instituciones.
GRÁFICO 6.4 Importancia relativa de la AOD descentralizada, 1993-2009 (Porcentaje sobre la AOD española) 45 40 35 30 25 20 15 10 Bilateral no reembosable
5
Total
0 1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
Nota: en la ayuda bilateral no reembolsable se ha descontado el importe correspondiente a la condonación de deuda soberana de otros países que ha llevado a cabo el gobierno español. Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
De otra parte, si contrastamos la financiación destinada a la cooperación descentralizada con el total de la ayuda oficial al desarrollo española, parece que su importancia es más bien reducida, pues en el mejor de los casos no supera el 17 por ciento (cfr. gráfico 6.4). Ahora bien, en el denominador de este indicador existen algunas rúbricas que son competencia exclusiva de la Administración General del Estado y que, por tanto distorsionan la comparación. Entre esas partidas se
186
encuentran los fondos destinados a las instituciones multilaterales, y a ellas se deben añadir algunas acciones de la ayuda bilateral, como toda la de carácter reembolsable –créditos y microcréditos– o la condonación de deuda pública extranjera, en el caso de la no reembolsable. Por tanto, si descontásemos estos segmentos, se precisaría con mayor exactitud la contribución que las administraciones y organismos públicos no estatales han hecho a la cooperación internacional al desarrollo. De tal manera, que ahora los porcentajes que se obtienen se aproximan, algunos años, incluso a la mitad de los recursos públicos que se destinan a esa parte de la cooperación al desarrollo –ayuda bilateral no reembolsable sin la condonación de deuda pública exterior. Ahora bien, esas proporciones han descendido de manera significativa en los últimos cuatro años, hasta situarse en el entorno del 20 por ciento en 2009. Esta dinámica reciente se explica sobre todo por el espectacular crecimiento de la aportación estatal en este ámbito, pues las que realizan las comunidades autónomas, las entidades locales y las universidades también se han incrementado de forma significativa, tal y como señalamos más arriba. ¿Cómo
se
ha
distribuido
la
ayuda
oficial
al
desarrollo
descentralizada entre sus tres grandes componentes –comunidades autónomas, entidades locales y universidades? Durante los años noventa existía un reparto más o menos igualitario entre la acción impulsada desde los gobiernos autonómicos, de una parte, y la llevada a cabo por las corporaciones municipales, insulares o provinciales, de otra (cfr gráfico 6.5). Esta situación, sin embargo, se desequilibra de manera significativa en la primera década del siglo XXI a favor de los primeros, ya que éstos suponen ahora casi las tres cuartas partes del total, mientras que las administraciones locales apenas superan el 20 por ciento. Finalmente, señalar que las universidades tienen una participación marginal, aunque en el periodo analizado más que duplican su representatividad, al pasar del 0,8 por ciento en la segunda
187
mitad de la década de 1990 al 1,8 en los últimos cuatro años de la serie estadística objeto de estudio.
GRÁFICO 6.5 Distribución de la cooperación descentralizada por actores (Porcentaje) 80 Comunidades autónomas 70
Entidades locales Universidades
60 50 40 30 20 10 0
1993-1995
1996-2000
2001-2005
2006-2009
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
En cuanto a la orientación geográfica de los programas de cooperación al desarrollo impulsados por las administraciones y entidades públicas no estatales, destacan de manera significativa los destinados a América, y más concretamente a Latinoamérica, que suponen más de la mitad del total (cfr. gráfico 6.6). Le sigue en importancia África, donde la vertiente subsahariana supone algo menos de las dos terceras partes de los recursos invertidos en ese continente. El resto de zonas donde la ayuda oficial al desarrollo descentralizada está presente, tiene unas proporciones más pequeñas. En Asía, los esfuerzos se concentran en Oriente Medio y los países de la parte sudoriental, mientras que en Europa, los fondos de la cooperación de las comunidades autónomas, las instituciones públicas locales y las universidades se han dirigido hacia el Este, sobre todo a la región de los Balcanes.
188
GRÁFICO 6.6 Orientación geográfica de la cooperación descentralizada, 1997-2009 (Porcentaje) 60,0
50,0
40,0
30,0
20,0
10,0
0,0 África
América
Asia
Europa
Sin especificar
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
2. Las acciones del Gobierno de Canarias La
participación
de
las
comunidades
autónomas
en
la
cooperación al desarrollo se remonta a mediados de los años ochenta, coincidiendo con la conformación del actual Estado de las autonomías en España. Desde entonces, su evolución viene marcada por un continuo crecimiento de los fondos destinados a estos fines (cfr. gráfico 6.7). No obstante, durante algunos periodos de dificultades económicas, como a mediados de los años noventa o la actual coyuntura recesiva que estamos padeciendo, las dotaciones que los gobiernos regionales han realizado en relación a la ayuda oficial al desarrollo se han visto afectadas.
189
GRÁFICO 6.7 La AOD de las comunidades autónomas, 1993-2009 (Millones de euros de 2009) 500 450 400 350 300 250 200 150 100 50 0 1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Una visión rápida de la actuación de las diferentes comunidades autónomas españolas en este campo, pone de manifiesto que cinco de ellas –Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana y País Vasco– acumulan casi las dos terceras partes del total de la ayuda oficial al desarrollo llevada a cabo por este escalón de la administración pública desde mediados de los años noventa (cfr. cuadro 6.1). Canarias, por su parte, ocupa una posición intermedia en esta clasificación, ya que supone, aproximadamente, el 3,3 por ciento de los recursos destinados a este fin por los gobiernos autonómicos. En el Archipiélago, los inicios de las actuaciones de cooperación internacional por parte del ejecutivo isleño se sitúan en 1994. El 14 de octubre de ese año, el Parlamento de Canarias instó al gobierno autónomo a dotar una partida para ayuda y cooperación con los países del Tercer Mundo en el presupuesto del ejercicio siguiente. El Decreto 93/1995, de 7 de abril, daba concreción a aquella iniciativa con la constitución de la Comisión Gestora de la Cooperación al Desarrollo, que sería la encargada de articular las acciones de los distintos
190
departamentos y organismos de la Administración de la Comunidad Autónoma de Canarias en esta materia.
CUADRO 6.1 Distribución de la cooperación al desarrollo autonómica (Medias de cada periodo. Porcentaje) 1997-2000
2001-2005
2006-2009
11,27
13,79
20,32
Aragón
2,08
2,57
2,11
Asturias
2,61
3,07
2,94
Baleares
3,53
4,42
3,76
Canarias
3,18
2,49
3,73
Cantabria
1,03
1,34
1,33
Castilla y León
3,88
11,10
9,72
Castilla-La Mancha
2,69
2,68
2,91
Cataluña
9,28
14,62
14,49
Comunidad de Madrid
6,36
6,53
8,70
Comunidad Valenciana
9,54
8,77
9,80
Extremadura
3,40
2,85
2,24
Galicia
1,48
2,52
2,56
La Rioja
1,01
0,95
0,94
Navarra
11,26
7,16
4,74
País Vasco
26,36
13,77
8,52
Región de Murcia
0,96
1,12
1,19
Sin asignar
0,09
0,25
0,01
Andalucía
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Por otra parte, el organigrama se desarrolló con la adscripción de la dirección de la ayuda oficial al desarrollo, inicialmente a la Viceconsejería de Acción Exterior y Relaciones Institucionales, y en la actualidad al Comisionado de Acción Exterior, quien ha asumido las competencias de aquélla. Del Comisionado de Acción Exterior, a su vez, dependen
la
Dirección
General
de
191
Relaciones
con
África y
la
Viceconsejería de Emigración y Cooperación, que engloba también a la Dirección General de Relaciones con América125. Este marco jurídico-administrativo se ha completado con la reciente aprobación de la Ley Canaria de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Ley 4/2009 de 24 de abril), una de las cuestiones que venían reivindicando entidades involucradas en este tema desde hacia mucho tiempo. En ella, se establece que las directrices que seguirá la ayuda oficial al desarrollo de la Comunidad Autónoma de Canarias, se determinarán a través de Plan Director de Cooperación. Actualmente está vigente el correspondiente al periodo 2009-2012, si bien ya hubo uno anterior incluso a esta norma, que abarcaba los ejercicios 2004-2007. Además, incluye la creación del Consejo Asesor de Cooperación al Desarrollo, que estará compuesto por representantes del Gobierno
de
Canarias,
de
las
administraciones
locales,
de
las
universidades, de las organizaciones no gubernamentales de desarrollo, de los agentes económicos y sociales y por expertos en esta materia. En cuanto a los resultados de la cooperación internacional al desarrollo llevada a cabo por el Gobierno de Canarias, se han invertido en acciones de este tipo un total de casi 114 millones de euros desde 1995 hasta 2009. Su evolución ha sido más o menos estable durante la ultima década del siglo pasado y los primeros ejercicios de la presente centuria, si bien en algunos ejercicios se han reducido las dotaciones de forma significativa (cfr. gráfico 6.8). Aunque entre 2006 y 2008 se produce un notable incremento, ha retrocedido ligeramente en 2009 como consecuencia de los recortes presupuestarios impuestos por las políticas de ajuste fiscal que han aplicado las administraciones públicas a causa de la actual crisis económica.
125 Esta reseña sobre los orígenes y evolución del entramado organizativo de la cooperación para el desarrollo del Gobierno de Canarias se ha elaborado a partir de de BOZA CHIRINO, J. y PÉREZ ESTEVEZ, D. (2007); BOZA CHIRINO, J. y GÓMEZ HOCES, E. (2007); DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y GONZÁLEZ PÉREZ, I. y GARCÍA-TALAVERA TRUJILLO, P. (2005).
192
GRÁFICO 6.8 La AOD del Gobierno de Canarias, 1995-2009 (Millones de euros de 2009) 20 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
¿Qué importancia tiene la ayuda oficial al desarrollo realizada por el Gobierno de Canarias respecto a sus homónimas del resto del país? En términos absolutos, ya vimos que se situaba en el noveno lugar, tras experimentar ese considerable crecimiento desde 2006, con algo menos del 4 por ciento del total. Ahora bien, si relativizamos esta variable con otros indicadores, como la población o el presupuesto consolidado de cada una de las comunidades autónomas, obtendremos una imagen más fiel del papel desempeñado por el gobierno del Archipiélago en esta materia. Así, el gasto per capita que la comunidad autónoma dedica a la cooperación internacional para el desarrollo se habría incrementado de unos 2 euros por habitante en 1997 a 8 en 2009 (cfr. gráfico 6.9). Con ello, el ejecutivo canario se habría aproximado al promedio de los otros gobiernos regionales, aunque aun se situaría por debajo del mismo. Esto ha significado que las Islas suban algunos lugares en la clasificación autonómica de este ratio, pasando del puesto catorce al noveno durante ese periodo.
193
GRÁFICO 6.9 AOD autonómica per capita, 1997-2009 (Euros de 2009 por habitante) 10 9
Promedio CC.AA.
8
Canarias
7 6 5 4 3 2 1 0 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Otro indicador relevante es el que nos mide el esfuerzo presupuestario que cada comunidad autónoma ha realizado para dotar sus programas de cooperación para el desarrollo –gasto en ayuda oficial al desarrollo/presupuesto consolidado. Aquí los resultados obtenidos no son muy halagüeños para el Gobierno de Canarias, ya que se encuentran
muy
alejados
de
la
media
del
conjunto
de
las
administraciones autonómicas, al menos hasta mediados de la primera década del siglo XXI (cfr. gráfico 6.10). Cierto que en los últimos cuatro años se ha llevado a cabo un importante esfuerzo por reducir ese diferencial, de tal manera, que en la actualidad ocuparía el octavo lugar, cuando en 2005 se había situado en la antepenúltima posición del ranking autonómico. El impulso institucional que ha recibido la cooperación internacional para el desarrollo en el Archipiélago en esos años, tal y como indicamos más arriba, ha tenido mucho que ver con esta nueva dinámica más favorable y que ha permitido la convergencia con otras regiones.
194
GRÁFICO 6.10 Esfuerzo presupuestario, 1999-2009 (Porcentaje de la AOD sobre el presupuesto autonómico) 0,30
0,25
0,20
0,15
0,10 Promedio CC.AA. Canarias
0,05
0,00 1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
GRÁFICO 6.11 Canalización de la cooperación autonómica vía ONGD, 2003-2009 (Porcentaje) 100 90 80 70 60 50 40 30
Promedio CC.AA.
20
Canarias
10 0 2003
2004
2005
2006
2007
2008
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
195
2009
Otra
característica
que
pone
de
manifiesto
el
diferente
comportamiento que ha tenido el Gobierno de las Islas en esta materia durante los últimos años, es la gestión directa de la mayoría de los fondos destinados a la cooperación para el desarrollo (cfr. gráfico 6.11). Salvo excepciones puntuales, como la de 2004, la proporción de los mismos canalizados a través de las organizaciones no gubernamentales de desarrollo (ONGD), se ha situado por debajo de la que se obtiene para el conjunto de las regiones españolas. No obstante, en ambos casos se aprecia una tendencia a la disminución de esos porcentajes, aunque en el caso del Archipiélago esa reducción resulta más acusada. Para el conjunto de las comunidades autónomas, ha pasado de representar casi tres cuartas partes del total a menos de dos tercios, mientras que en Canarias habría caído hasta situarse ligeramente por encima del 30 por ciento en 2009. Entre las organizaciones no gubernamentales de desarrollo que han colaborado con el Gobierno de Canarias, cabe destacar, por el número de proyectos llevados a cabo, a las dos asociaciones provinciales de amistad con el pueblo saharaui, que entre 1995 y 2005 han participado en el 44,19 por ciento de las acciones realizadas por el ejecutivo regional a través de este tipo de entidades. A ellas podemos añadir otras, como Médicos del Mundo, Fundación Canaria Radio ECCA, Asociación Nacional de Municipios Caboverdianos (ANMCV), Fundación para el Desarrollo Social de Canarias (FUNDESCAN), Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad de Canarias (MPDLC), Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), Cruz Roja Española o Cáritas126. Por lo que respecta a las principales áreas de actuación de la cooperación para el desarrollo de la Comunidad Autónoma de Canarias, éstas han ido cambiando desde que se inició en 1995 (cfr. cuadro 6.2). En los inicios, se centraba, sobre todo, en la ayuda humanitaria para
126
DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005: 61).
196
atender las necesidades inmediatas derivadas de catástrofes naturales, hambrunas o conflictos bélicos. También ocupaban un lugar destacado, aunque a mucha distancia, los programas relacionados con la sanidad y la formación. Sin embargo, en el último decenio se han ido produciendo algunos cambios en esta estructura, ya que las donaciones para paliar las situaciones de emergencia han ido retrocediendo en importancia,
incrementándose
las
destinadas
a
la
creación
de
infraestructuras y servicios sociales, entre los que los sanitarios y educativos siguen ocupando una posición destacada. Otros ámbitos de acción han experimentado un avance importante, aunque con una dimensión inferior a los anteriores. Entre ellos, cabe señalar la potenciación del aparato productivo –turismo y agricultura–, las infraestructuras económicas –energías renovables– o la canalización y saneamiento de aguas.
CUADRO 6.2 Áreas de actuación de la AOD del Gobierno de Canarias, 1995-2009 (Porcentaje) 1995-1999
2000-2004
2005-2009
Educación
11,54
11,03
11,40
Sanidad
14,46
11,99
12,75
Tratamiento de aguas
5,03
3,68
4,47
Gobierno y Sociedad Civil
6,93
5,57
3,72
Otros servicios sociales
4,24
17,49
28,02
Infraestructuras económicas
1,48
2,92
4,46
Sectores productivos
4,14
3,25
6,32
Medio ambiente
0,35
1,73
1,23
Mujer
0,10
0,53
0,16
44,05
22,57
5,55
Otros
5,89
2,80
5,76
No especificados
1,79
16,44
16,17
Ayudas de emergencia
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
197
Por otra parte, la orientación geográfica de la ayuda oficial al desarrollo del Gobierno de Canarias presenta algunas diferencias con la realizada por sus homónimos de resto del Estado (cfr gráfico 6.12). En ese sentido, en el caso del Archipiélago destaca que la mayor parte de los fondos, algo más de la mitad, se han dirigido hacia el continente africano, ocupando América –fundamentalmente Cuba, Venezuela y Uruguay–, el segundo lugar con un 42 por ciento. Otras áreas han tenido una participación testimonial en las acciones de la cooperación para el desarrollo de ejecutivo regional isleño. En el conjunto de las administraciones autonómicas, el destino mayoritario de este tipo de fondos ha sido hacia los países latinoamericanos, mientras que los del continente africano han recibido una proporción mucho menor de esos recursos. Incluso otras zonas, como Oriente Medio, el sudeste asiático o la Europa oriental tienen una mayor participación que en el caso isleño.
GRÁFICO 6.12 Distribución geográfica de la cooperación autonómica, 1995-2009 (Porcentaje) 60 Canarias 50 Total CC.AA. 40
30
20
10
0 África
América
Asia
Europa
Sin especificar
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Centrándonos en la cooperación que realiza el Gobierno de Canarias con África, ésta se concentra en media docena de países y en
198
los campamentos de refugiados del pueblo saharaui (cfr. gráfico 6.13). Precisamente son estos últimos los que reciben la mayor parte de la ayuda destinada al continente, representando casi una cuarta parte de la misma. Dentro del grupo de los seis países que son los mayores receptores de la cooperación para el desarrollo de la administración autonómica canaria, sobresale Mauritania, que supone casi una quinta parte del total destinado a África. En un segundo nivel de importancia se situarían Cabo Verde y Senegal, que representan el 13,9 y 11,1 por ciento, respectivamente. Finalmente, cabe citar los casos de Guinea Bissau, Mali o Marruecos, aunque ninguno de ellos llega a superar el 10 por ciento.
GRÁFICO 6.13 Principales receptores africanos de la AOD del Gobierno de Canarias, 1995-2009 (Porcentaje sobre el total de la cooperación con África) 24 21 18 15 12 9 6 3 0 Cabo Verde
G. Bissau
Mali
Marruecos
Mauritania
Sáhara
Senegal
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES CON ÁFRICA (2005) y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Además, el Archipiélago ocupa un lugar destacado en la cooperación que realizan las distintas comunidades autónomas en algunos países africanos. Así, Canarias es la primera en Cabo Verde y Mauritania por el volumen de donaciones efectuadas en ellos, aportando el 38,8 y el 84,8 por ciento del total, respectivamente. En
199
Guinea Bissau y Mali, se situaría en una posición también reseñable, pues con el 22,6 y el 13,7 por ciento, respectivamente, sería la segunda. En Senegal ocuparía la tercera posición, aportando el 16,8 por ciento de la cooperación realizada por las autonomías. Respecto a las ayudas ofrecidas
al
pueblo
saharaui,
se
ubicaría
en
el
cuarto
lugar,
contribuyendo con el 9 por ciento de los fondos aportados por los gobiernos regionales. Finalmente, en el caso de Marruecos, esa proporción se elevaría al 2,9 por ciento, con lo que ocuparía el sexto puesto.
3. El papel de los cabildos y los ayuntamientos Las entidades locales españolas fueron las precursoras de la ayuda oficial para el desarrollo descentralizada durante los años ochenta. Los hermanamientos efectuados por los municipios hispanos con otras instituciones homologables en el extranjero, especialmente en Latinoamérica, les permitieron realizar acciones de colaboración en el ámbito cultural, técnico y económico. Desde ese momento, la suma de las acciones en esta materia llevadas a cabo por los ayuntamientos y, más tarde, por los cabildos, los consejos insulares y las diputaciones, los convirtió en uno de los actores más importantes de la cooperación internacional para el desarrollo de España127. La evolución de los recursos que las administraciones locales han destinado a la cooperación internacional para el desarrollo se han ido incrementando en los últimos veinte años, multiplicándose por algo más de treinta y siete durante ese periodo, al pasar de 3,9 millones de euros de 2009 a 146,4 millones (cfr. gráfico 6.14)128. Esta ayuda se fue
127 Sobre la actividad de las entidades locales en materia de cooperación internacional, véase GÓMEZ GIL, C. (2006). 128 La fuente que nos proporciona el Ministerio de Asuntos Exteriores se ha complementado en esta caso con el Informe sobre la cooperación al desarrollo de las
200
intensificando, sobre todo, durante la segunda mitad de los años noventa, fruto de los acuerdos de colaboración y coordinación suscritos entre la Federación Española de Municipios y Provincias y la Agencia Española de Cooperación Internacional. Sin embargo, con el cambio de centuria se ha atenuado ese ritmo de crecimiento, cuando no se ha producido un descenso de la misma. Probablemente, la irrupción en este campo de las administraciones autonómicas es lo que les ha ido restando algo de protagonismo en los últimos años.
GRÁFICO 6.14 La AOD de las entidades locales españolas, 1989-2009 (Millones de euros de 2009) 160 140 120 100 80 60 40 20 0 1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
Fuente: Federación Española de Municipios y provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Entre 2005 y 2009, periodo para el que la fuente principal que estamos utilizando nos proporciona una desagregación suficiente por entidades locales, las canarias destinaron en total más de 11 millones de euros de 2009, lo que significa el 1,65 por ciento de los fondos empleados por el conjunto de este tipo de instituciones públicas españolas. Esta cifra denota cierta debilidad de los ayuntamientos y
entidades locales, que publica anualmente la Federación Española de Municipios y Provincias [http://cooperacion.femp.es/]
201
cabildos isleños a la hora de contribuir con sus presupuestos a la cooperación internacional para el desarrollo. Máxime si tenemos en cuenta que, en términos demográficos, el Archipiélago supone el 4,5 por ciento del total estatal en esos años, como promedio, o el 3,9 por ciento, si tomamos como referencia el Producto Interior Bruto129. Ahora bien, no se puede obviar la circunstancia de que sólo han intervenido una quincena de municipios de un total de 88, y cinco instituciones de ámbito insular, si bien tres de estas últimas lo han hecho en los dos últimos ejercicios considerados.
GRÁFICO 6.15 La AOD de las entidades locales canarias, 2005-2009 (Miles de euros de 2009) 4.000 3.500 3.000 2.500 2.000 1.500 1.000 500 0 2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: Federación Española de Municipios y Provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
No obstante, estas cantidades se han triplicado durante el intervalo temporal indicado, pasando de unos 1,5 millones de euros de 2009 a 3,1 millones de euros en los años extremos, si bien el máximo se alcanzó en 2008, con algo más 3,9 millones de euros (cfr. gráfico 6.15). La distribución entre las distintas corporaciones locales de las Islas, 129 Los datos sobre población proceden del Padrón Municipal de Habitantes y los de producción de la Contabilidad Regional de España. Ambas series son elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística.
202
pone de manifiesto que los ayuntamientos han ido perdiendo peso frente a los cabildos insulares. Estos últimos, que suponían una cuarta parte de la ayuda oficial al desarrollo de este nivel de la administración pública a mediados de la primera década del siglo XXI, han pasado a representar casi el 90 por ciento en la actualidad.
GRÁFICO 6.16 Distribución geográfica de la AOD de las entidades locales, 2005-2009 (Porcentaje) 60 EE LL canarias 50 EE LL españolas 40 30
20
10 0 África
América
A sia
Europa
Sin Especificar
Fuente: Federación Española de Municipios y Provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
¿Hacia dónde se ha dirigido la ayuda oficial al desarrollo de los municipios y cabildos canarios? La información disponible señala que la dinámica es muy similar a la seguida por el gobierno autónomo, es decir, un claro predomino del continente africano, que absorbe algo más de la mitad (cfr. gráfico 6.16). Le siguen los países latinoamericanos, a los que se dirige el 17,6 por ciento de los recursos empleados en la cooperación por las entidades locales isleñas. Europa del este, el sudeste
asiático
y
Oriente
Medio
presentan
unas
proporciones
marginales. Al igual que ocurría con el conjunto de las comunidades autónomas, también aquí se observa una clara diferencia, pues América Central y del Sur reciben el 44 por ciento del total de los fondos
203
dedicados a la cooperación por las instituciones locales españolas, mientras que África tan sólo participa en un 17 por ciento. El resto de áreas receptoras también tienen unos porcentajes algo superiores a los que se observan en las instituciones de las Islas. Por tanto, África se ha convertido, al menos en los últimos años, en el objetivo prioritario de las políticas de cooperación para el desarrollo
implementadas
por
las
corporaciones
locales
del
Archipiélago. Ahora bien, también en este caso podemos observar que estas actividades se concentran en un grupo reducido de países, ya que de un total de 24 a los que alguna vez se les ha concedido una ayuda, sólo cinco de ellos acaparan casi la mitad del gasto realizado en ese continente para tal fin (cfr. gráfico 6.17). Proporción que se ve ampliamente superada, llegando a rozar las dos terceras partes, si le añadimos los fondos destinados a los campamentos de refugiados saharauis. Además, hay que tener en cuenta que hay un 26,7 por ciento de ese montante en el que no se especifica el destinatario.
GRÁFICO 6.17 Principales países africanos destinatarios de la AOD de las entidades locales canaria, 2005-2009 (Porcentaje sobre la AOD destinada a África) 25
20
15
10
5
0 Cabo Verde
G. Bissau
Mali
Mauritania
Sáhara
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
204
Senegal
De ese quinteto de naciones africanas que absorbe la mayor parte de
los
recursos
de
la
ayuda
oficial
al
desarrollo
que
las
administraciones locales isleñas destinan a África, sobresale el caso de Senegal, que supone el 21,2 por ciento de la misma. Le sigue, aunque con la mitad de importe asignado al anterior, Mauritania. Los tres países que completan este grupo –Cabo Verde, Guinea Bissau y Mali– presentan unos resultados más bajos, no superando en ningún caso el 7 por ciento. En términos generales, si bien con unas proporciones algo diferentes, la especialización geográfica dentro del continente africano es muy similar a la que desarrolla el Gobierno de Canarias. Y al igual que ocurría con aquél, los ayuntamientos y cabildos de las Islas tienen un cierto protagonismo en algunos de estos países, si lo comparamos con sus homónimos del resto de España. Así, en Cabo Verde, las entidades locales canarias se ubicarían a la cabeza, pues suponen casi el 60 por ciento de la ayuda que este tipo de administraciones han proporcionado allí. También detentan unas proporciones elevadas en los casos de Mauritania y Senegal, con un 22,6 y un 13,5 por ciento, respectivamente. Dentro de la cooperación al desarrollo que llevan a cabo las administraciones públicas municipales e insulares del Archipiélago, destacan sobremanera las acciones puestas en marcha por el Cabildo de Tenerife. No en vano, éste representa una tercera parte de los importes destinados a tal fin por dichas instituciones gubernamentales isleñas. Esto supone que la corporación tinerfeña habría invertido en este tipo de acciones un montante global de unos 3,7 millones de euros de 2009 durante el periodo 2005-2009. La mayor parte de esa cantidad se habría desembolsado en los dos últimos ejercicios, aproximadamente 2,8 millones de euros (cfr. gráfico 6.18).
205
GRÁFICO 6.18 La AOD del Cabildo Insular de Tenerife, 2005-2009 (Miles de euros de 2009) 1.500
1.250
1.000
750
500
250
0 2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: Federación Española de Municipios y Provincias y Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Este último dato no es casual, ya que responde al impulso que ha experimentado
esta
faceta
desde
el
comienzo
de
la
presente
legislatura130. En 2007 se creaba en su seno el Servicio de Cooperación Internacional y Asuntos Europeos con el fin de potenciar y unificar la estrategia de cooperación del Cabildo. Además, se definieron las directrices que rigen la política de la corporación en esta materia y, por tanto, el funcionamiento de este nuevo organismo dependiente del mismo. De una parte, se lleva a cabo una acción directa, mediante el apoyo
económico
y
técnico
en
aquellos
sectores
considerados
prioritarios por las instituciones nacionales e internacionales de cooperación al desarrollo. En segundo lugar, se impulsan aquéllas de carácter indirecto, a través de la concesión de subvenciones a organizaciones no gubernamentales para la realización de proyectos de cooperación al desarrollo en otros países. Finalmente, se incentiva la 130 La síntesis sobre las actuaciones que en materia de cooperación internacional para el desarrollo ha llevado cabo el Cabildo Insular de Tenerife en los últimos años, y que se expone en los párrafos siguientes, se ha elaborado gracias a la información suministrada por el Servicio de Cooperación Internacional y Asuntos Europeos de dicha corporación insular.
206
promoción y el conocimiento de las culturas del continente africano entre la sociedad tinerfeña. En el primer año de funcionamiento se firmaron algunos acuerdos importantes con países africanos, como Senegal y Cabo Verde, que tendrían una duración y dotación plurianual. El primero se plasmó en el Memorando de Entendimiento con la República de Senegal (20072011). El desarrollo posterior del mismo se ha concretado en varias acciones, como el estímulo al cultivo de Jatropha Curcas para la obtención de biodiesel, la instalación de infraestructuras de energías renovables o la colaboración en la celebración del II Salón Internacional de la Cooperación en Dakar. El convenio suscrito con Cabo Verde (2007-2010) se ha orientado hacia la promoción educativa y cultural, en especial destaca la prestación de asesoramiento y apoyo económico a la recién creada universidad pública de aquel país. Otra iniciativa ha sido la asunción de la gestión de la convocatoria de ayudas públicas para el desarrollo de proyectos por parte de las organizaciones no lucrativas de desarrollo que realiza el Instituto de Atención Social y Socio Sanitaria (IASS). Esto se ha plasmado en la concesión de subvenciones a 23 proyectos dirigidos a África y América Latina durante los ejercicios de 2008 y 2009. También en ese bienio se puso en marcha el programa Vive África, para sensibilizar a la población tinerfeña sobre la diversidad de la cultura de ese continente. Asimismo, durante este tiempo se ha seguido participando en el patronato de Casa África, junto al Ministerio de Asuntos Exteriores, el Gobierno de Canarias y otras entidades locales isleñas, si bien esta acción tiene sus orígenes en 2006, cuando se constituyó el mismo. Una de las nuevas líneas de actuación que se implementaron entre 2008 y 2009 fue el proyecto para la promoción de la participación ciudadana en la intendencia de Colonia (Uruguay), en colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y dentro del programa Europeid. Fruto también de esa colaboración se han puesto en marcha dos acciones para la modernización de los
207
sistemas de información geográfica municipal, una con Cabo Verde y otra con la administración de la localidad de Sant Louis (Senegal). A ellos podemos añadir el denominado En la Misma Dirección, llevado a cabo por el Gobierno de Canarias, para promover el asociacionismo y la interculturalidad entre los diferentes colectivos de inmigrantes de Tenerife. Ya en 2010, además de consolidar las actuaciones en materia de cooperación internacional iniciadas con anterioridad, se pusieron en marcha otras nuevas. Entre ellas cabe destacar el proyecto ENRÉDATE, para la constitución de una red entre los actores económicos, sociales y culturales de Canarias y África. Asimismo, se debe mencionar la creación del Espacio África, como un lugar de encuentro e intercambio entre agentes públicos y privados, así como de la sociedad civil, de Europa, África y América Latina. Para ello, el Cabildo empleará la dotación que hasta ese momento destinaba al consorcio Casa África, si bien se establecerán convenios para potenciar la colaboración entre ambas instituciones.
GRÁFICO 6.19 Distribución geográfica de la AOD del Cabildo de Tenerife, 2005-2009 (Porcentaje) 80 70 60 50 40 30 20 10 0 África
América
Asia
Europa
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
208
Sin Especificar
Este renovado impulso institucional que ha tenido la cooperación internacional para el desarrollo del Cabildo Insular de Tenerife, se ha plasmado en un considerable incremento de los fondos destinados a tal fin. Con ello se ha podido ampliar el espectro de países en los que se materializa la misma. Así, entre 2005 y 2009, la mayor parte de estos recursos se destinó principalmente al continente africano, al que se orientaron más de las tres cuartas partes de los mismos (cfr. gráfico 6.19). Le siguió, aunque a mucha distancia, América Latina, mientras que el resto de grandes áreas geográficas a las que se ha dirigido habitualmente la ayuda al desarrollo –Europa oriental, sudeste asiático u Oriente Medio- tuvieron una partición marginal, y ocasionada, casi siempre, por donaciones para paliar los efectos inmediatos de situaciones de emergencia humanitaria.
GRÁFICO 6.20 Principales destinatarios africanos de la AOD del Cabildo de Tenerife, 2005-2009 (Porcentaje sobre la cooperación con África) 35 30 25 20 15 10 5 0 Cabo Verde
G. Bissau
Mali
Marruecos
Mauritania
Senegal
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Por tanto, África se ha constituido en el objetivo prioritario de la ayuda oficial al desarrollo del Cabildo Insular de Tenerife, más que en ninguna otra institución pública del Archipiélago o de España. Ahora
209
bien, dentro de este continente, sus acciones se han concentrado en tres países –Cabo Verde, Senegal y Mauritania–, que suponen, en conjunto, casi la mitad de la ayuda destinada a este ámbito geográfico (cfr.
gráfico
6.20).
Los
dos
primeros,
fundamentalmente
como
consecuencia de los programas de cooperación directa impulsados por la propia corporación insular, y el tercero, a través de la colaboración con organizaciones no gubernamentales de desarrollo. Este último sería también el caso de Guinea Bissau, Mali o Marruecos, que absorben el 5,4, el 2,9 y el 2,4 por ciento, respectivamente, de los recursos dirigidos a
los
países
africanos,
aunque
estarían
muy
alejados
de
las
proporciones de los tres primeros. Además, en casi todos estos países que acabamos de citar, a excepción de Marruecos, el Cabildo Insular de Tenerife se ha convertido en el principal actor de la cooperación oficial para el desarrollo desempeñada por las entidades locales isleñas, pues en todos supera el 50 por ciento, salvo en Mauritania, que su liderazgo se sustenta en que contribuye con una tercera parte del total. Senegal es el destino en el que su participación es más elevada en comparación al conjunto de los ayuntamientos y cabildos canarios, pues está muy cerca del 80 por ciento.
Incluso,
su
importancia
seguiría
siendo
significativa
si
agregásemos los recursos aportados por el Gobierno de Canarias, ya que la corporación tinerfeña ostentaría el 13,2 por ciento de esa suma.
4. La implicación de las universidades canarias Las universidades españolas han estado también, al igual que las comunidades autónomas y las administraciones públicas locales, vinculadas a la cooperación internacional para el desarrollo. Ahora bien, sus presupuestos, mucho más limitados y condicionados que los de los otros dos agentes, han hecho que su importancia relativa sea
210
muy pequeña, pues en el momento de mayor dotación de recursos a estos fines, que se produce entre 2006 y 2009, su participación en el total de la ayuda descentralizada apenas llega al 2 por ciento.
GRÁFICO 6.21 Evolución de la AOD de la universidades españolas, 1997-2009 (Porcentaje) 14 12 10 8 6 4 2 0 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Nota: no se ha publicado la información correspondiente a 2005. Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Como hemos indicado, el incremento de los fondos que las universidades dedican a esta cuestión, se produce en esa etapa como consecuencia de los acuerdos de colaboración y coordinación que se firman entre la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas y la Agencia Española de Cooperación Internacional en 2006 (cfr. gráfico 6.21). Ahora bien, los primeros datos disponibles indican que esta faceta tuvo cierta significación a finales de los noventa, si bien, con toda probabilidad, las restricciones fiscales que se impusieron en ese periodo a causa de la crisis económica internacional, motivaron una paulatina caída de estos guarismos hasta 2002. A partir de entonces se recuperaron algo, aunque sin alcanzar los niveles precedentes. En cualquier caso, el notable crecimiento que se experimentó en 2007 ha quedado menguado en los ejercicios posteriores, de nuevo debido a la
211
recesión económica y a los correspondientes recortes del gasto público, que también afecta a este colectivo. Por lo que respecta a las dos universidades públicas canarias –la de La Laguna y la de Las Palmas de Gran Canaria–, han destinado un total de 1,8 millones de euros a la cooperación internacional para el desarrollo
entre
2006
y
2009.
Esta
cifra
viene
a
significar,
aproximadamente, un 4,2 por ciento del total nacional en ese mismo intervalo temporal. Más aun, los dos centros de educación superior de las Islas se ubicarían entre las quince primeras universidades públicas españolas respecto al volumen de financiación asignado a estas cuestiones. En concreto, la de La Laguna cerraría este grupo selecto, mientras que la de Las Palmas de Gran Canaria se ubicaría tres puestos más arriba.
GRÁFICO 6.22 Evolución de la AOD de las universidades canarias, 2006-2009 (Miles de euros de 2009) 800 700 600 500 400 300 200 100 0 2006
2007
2008
2009
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
No obstante, su evolución pone de manifiesto la existencia de un comportamiento bastante irregular (cfr. gráfico 6.22). Éste sería fruto, probablemente, de las oportunidades que se presentan en forma de cofinanciación, ya sea con el Gobierno de Canarias, con la Agencia
212
Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo o con el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Tampoco se pueden descartar los condicionamientos que provoca la propia coyuntura económica en las disponibilidades para estos fines en los presupuestos propios de cada universidad. De todas formas, las universidades canarias representan el 2,7 por ciento del conjunto de la
ayuda oficial al desarrollo
descentralizada que se ha llevado a cabo en el Archipiélago durante esos cuatro años considerados. Ésta es una proporción ligeramente superior a la que obtienen sus homónimas en el resto del territorio nacional.
GRÁFICO 6.23 Distribución geográfica de la AOD de las universidades, 2006-2009 (Porcentaje) 50 Univ. canarias 40 Univ. españolas 30
20
10
0 África
América
Asia
Europa
Sin especificar
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
En cuanto a la orientación geográfica de la cooperación al desarrollo que desempeñan las universidades del Archipiélago, la información disponible es bastante escasa, en la medida en que una proporción significativa de los recursos empleados, aproximadamente el 46,1 por ciento, aparecen bajo la rúbrica de países en vías de desarrollo sin especificar. No obstante, destaca, al igual que ocurría con las administraciones autonómica y local, el destino africano, aunque aquí
213
con mayor intensidad, si cabe, al suponer un 39,6 de los restantes fondos que estos centros dedican a la cooperación (cfr. gráfico 6.23). De tal manera, que las otras áreas geográficas sensibles para este tipo de actuaciones –América Central y del Sur, Europa del Este, Sudeste asiático y Oriente Medio– quedan algo marginadas en esta estructura. Una estructura que se diferencia claramente de la que presentan sus homónimas españolas, para las que los países latinoamericanos ocupan un lugar preeminente como receptores de la financiación para el desarrollo que implementan.
GRÁFICO 6.24 Principales receptores africanos de la AOD de las universidades canarias, 2006-2009 (Porcentaje) 35 30 25 20 15 10 5 0 Cabo Verde
Marruecos
Mauritania
Sáhara
Senegal
Túnez
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Dentro de la ayuda oficial al desarrollo llevada a cabo por las universidades canarias en el continente africano, se pone en evidencia, con mayor intensidad que en los casos del gobierno autonómico o de las corporaciones locales, un elevado grado de concentración en un número reducido
de
países.
Así,
Marruecos,
Mauritania
y
Senegal
se
distribuirían más de las dos terceras partes de todos los recursos destinados a la cooperación por los dos centros de educación superior
214
de las Islas (cfr. gráfico 6.24). Más aun, el reino alauita percibiría casi la mitad de los fondos destinados a ese trío. Otros, como Cabo Verde y Túnez
también
recibieron
cantidades
significativas,
si
bien
su
participación se quedó por debajo del 10 por ciento, concretamente en el 8,1 y el 2,1 por ciento, respectivamente. A ellos habría que añadir la financiación de programas destinados a los campamentos de refugiados saharauis, que absorbieron otro 2,2 por ciento del total dirigido a África. La nómina se completaría con actuaciones muy puntuales en Ghana, Guinea Bissau o Uganda, que supusieron menos del 1 por ciento. Ahora bien, esta concentración les permite convertirse en protagonistas
indiscutibles
de
la
cooperación
que
realizan
las
universidades españolas en la mayoría de esos países que hemos citado. En Guinea Bissau, Mauritania y Senegal, las universidades de La Laguna y de Las Palmas de Gran Canaria, de forma conjunta, aportarían más de la mitad del total nacional que se ha destinado a ellos. Incluso, en los dos últimos se superaría el 70 por ciento. En otros, como Cabo Verde y Marruecos, se obtienen unas proporciones también significativas para los dos centros universitarios públicos isleños, el 24,9 y el 16,42 por ciento, respectivamente. Por tanto, se han ganado un puesto relevante entre los actores de la cooperación al desarrollo en la franja norccidental africana, junto al Gobierno de Canarias y las corporaciones locales del Archipiélago.
215
CAPĂ?TULO 7
Movimientos migratorios
216
Las investigaciones sobre los movimientos migratorios a escala mundial realizadas desde los diversos campos de las ciencias sociales – historia, sociología, economía, antropología, psicología…–, se han incrementado en los últimos años, debido en gran medida a que el fenómeno se ha hecho cada vez más visible en el contexto de la creciente globalización. Ahora bien, no se trata de un fenómeno nuevo, sino que se ha dado durante toda la historia de la humanidad. Lo que sí puede parecer novedoso es su tratamiento teórico y metodológico, que manifiesta una enorme diferenciación y dispersión, sobre todo en el seno de las ramas de conocimiento adscritas a las ciencias sociales. Esto no es óbice para que reconozcamos las aportaciones que los autores clásicos de las distintas materias han ofrecido sobre la movilidad humana. Ahora bien, nuestra finalidad aquí no es la de realizar un análisis exhaustivo
de
estas
contribuciones.
Tan
sólo
pretendemos
aproximarnos al conocimiento de las dimensiones económicas y sociales de las migraciones, en particular las que tiene como origen y destino el Archipiélago y África. Queremos, por tanto, conocer y reconocer, desde la propia experiencia de la emigración canaria, las aportaciones económicas y sociales que aquí –de donde parten y a donde, no todos, retornan–, y allá –a donde van y en donde, bastantes, se quedan–, han supuesto y suponen. Asimismo, queremos señalar que quienes, en la actualidad, vienen desde África o de otros lugares –América, Asia o
217
Europa–, para las Islas, también contribuyen a la generación de riquezas, de conocimientos y habilidades en ambos lados.
1. El modelo migratorio contemporáneo Canarias ha sido siempre una región de tránsito de personas, bien sea como área de acogida, bien como zona de paso hacia otros lugares y, mayoritariamente, a lo largo de su historia ha sido un área de partida. La literatura sobre los movimientos migratorios insulares es muy abundante, no en vano se trata de uno de los temas que más ha ocupado a los investigadores de diversas ramas de la ciencia: sociólogos, historiadores, antropólogos, economistas,… Por tanto, no se va a aportar aquí grandes novedades, sino que, aprovechando los excelentes trabajos publicados hasta el momento, se ha intentado elaborar un texto que permita aproximarnos a las vicisitudes del modelo migratorio canario durante el periodo contemporáneo131. En la etapa de implantación del sistema capitalista en las Islas, que abarcaría la segunda mitad del siglo XIX, se produjo una de los momentos álgidos de la emigración isleña (cfr. gráfico 7.1). Ésta no fue sólo producto del desempleo ocasionado en las fases de depresión económica, sino que también estuvo motivada por la reorganización de los factores productivos. Esta reorganización llevó a una creciente proletarización de la mano de obra y a que una parte de la oferta de trabajo disponible no tuviese acomodo en la nueva estructura productiva. A ello podemos añadir el efecto de atracción que suponían las emergentes economías de las nuevas repúblicas latinoamericanas, así como el abaratamiento del coste del trasporte marítimo como
131 En este sentido hemos empleado, fundamentalmente, los trabajos de síntesis de GODENAU, D. y ARTEAGA HERRERA, S. (2007); MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1992) y MARTÍN RUIZ, J.F. (1992).
218
consecuencia del cambio tecnológico producido por la revolución industrial.
GRÁFICO 7.1 Saldo migratorio en Canarias, 1821-1980 (Número de personas) 10.000 8.000 6.000 4.000 2.000 0 -2.000 -4.000 -6.000 1821-30 1841-50 1861-70 1881-90 1901-10 1921-30 1941-50 1961-70
Nota: no hay información disponible para los decenios 1861-1870 y 1931-1940. Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1988 y 1992).
Hasta mediados del siglo XIX, el saldo negativo es creciente como consecuencia de la crisis barrillera y vitícola y la desarticulación del marco institucional diferenciado que poseían las Islas durante el Antiguo Régimen. La promulgación del Régimen de Puertos Francos de 1852 y la implementación de la cochinilla como producto exportador cambiaron la tendencia. Pero no fueron capaces de frenar la emigración a causa de que el nuevo sistema económico era incapaz de absorber los excedentes generados por reorganización de los factores productivos. La crisis de la cochinilla vino a incrementar de nuevo el saldo migratorio negativo en los años finales de la centuria. Hay que señalar algunas diferencias entre la emigración anterior a 1850 y la que se produce después de la crisis de la cochinilla. En el primer caso, se trata fundamentalmente de familias de pequeños y
219
medianos propietarios agrícolas o arrendatarios y con una presencia femenina casi paritaria; mientras que en el segundo periodo se trataría más bien de una emigración de carácter individual protagonizada por jornaleros jóvenes varones. Durante este periodo, los principales destinos de la emigración canaria fueron las repúblicas del Mar del Plata, Venezuela y, sobre todo, Cuba. En el caso de Uruguay, a mediados del siglo XIX, los canarios representaban el 17 por ciento del total de inmigrantes y dos terceras partes de los de origen español. En Cuba, la importancia de la emigración canaria alcanzó el 43,5 por ciento del total de españoles llegados a la isla caribeña, según los censos de 1846 y 1862. En Venezuela, entre 1874 y 1880 los isleños supusieron el 70 por ciento del total de extranjeros en ese país.
GRÁFICO 7.2 Estructura socioprofesional de los emigrantes canarios en Venezuela, 1847 (Porcentaje) 60
50
40
30
20
10
0 Propietario
Labrador
Jornalero
Industria
Comercio
Otras
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1992).
En cuanto a las ocupaciones que desarrollaron en las áreas receptoras, la información no es muy abundante, pero indica la tendencia
generalizada
a
que
220
los
canarios
se
ubicaran
fundamentalmente en las actividades agrícolas, lo que supone una importante diferenciación con los emigrantes procedentes de otras regiones españolas más vinculados a las actividades económicas urbanas (cfr. gráfico 7.2). A lo largo del primer tercio del siglo XX, el saldo migratorio se volvió positivo en algunos periodos, fruto de la coyuntura favorable de esta orilla, que frenó las salidas e incentivó el retorno. A ello también ayudaron las situaciones de inestabilidad política y económica por las que atravesaron algunas de las áreas receptoras en América. Incluso la bonanza económica de Canarias sirvió de atractivo para el asentamiento de nuevos inmigrantes procedentes, tanto del resto del territorio nacional, como de otros países europeos. En efecto, el cambio de siglo, con la reforma del régimen puertofranquista, la nueva oferta agroexportadora basada en la trilogía plátanos, tomates y papas, así como el auge de las actividades económicas urbanas asociadas al crecimiento del tráfico marítimo en los principales puertos isleños, supusieron un cambio de signo en la corriente migratoria. En esta época, se produce la llegada de efectivos desde la Península y desde otros países europeos. También es cierto que se detecta la presencia de una importante emigración golondrina, que por su carácter estacional hace que sus partícipes sean neutrales respecto al saldo migratorio. La vuelta a los números negativos durante la segunda década del siglo XX hay que achacarla, principalmente, a las consecuencias negativas que tuvo la Primera Guerra Mundial para el Archipiélago, que quedó aislado durante buena parte del conflicto, lo que redujo considerablemente
sus
actividades
exportadoras,
al
tiempo
que
dificultaba enormemente el abastecimiento de las Islas. Después del conflicto bélico internacional, el resultado migratorio vuelve a ser positivo debido, sobre todo, al retorno de muchos de nuestros paisanos provocado por la crisis del mercado internacional de productos agrícolas. Crisis que afectó de manera significativa a muchos países
221
latinoamericanos a partir de mediados de los años veinte. Esta situación de crisis se agravaría con la extensión de la depresión a otros sectores y alcanzando dimensiones mundiales, lo que conllevó, no sólo el regreso de nuestros emigrantes, sino el cierre de los tradicionales destinos de la diáspora insular. La intensidad del retorno fue tal, que en gran medida ayudan a explicar el comportamiento del saldo migratorio descrito más arriba. En resumen, desde la década de 1880 hasta la Guerra Civil española regresaron unos 251.000 emigrantes132. La emigración canaria quedó interrumpida por la incidencia del crack del 29, que cerró las puertas de entrada en los destinos habituales de la diáspora insular. Durante la Guerra Civil española, el flujo se mantuvo a unos niveles muy bajos si exceptuamos el exilio forzoso de quienes huían de la represión del nuevo régimen. Finalizado el conflicto bélico interno, se reanudó la corriente emigratoria desde las Islas, que se extendería hasta la década de 1980. Veámoslo con más detalle.
8
140
7
130
6
120
5
110
4
100
3
90
2
80
1
70
0
60 1940 1942 1944 1946 1948 1950 1952 1954 1956 1958 1960 emigrantes
salario real agrícola
Fuente: NUEZ YÁNEZ J.S. (2005). 132
DELGADO, G. y ASCANIO, C. (1998).
222
Pesetas/dia 1940=100
Miles de emigrantes
GRÁFICO 7.3 Emigración y evolución del salario real agrícola
La autarquía que impuso el régimen franquista entre 1939 y 1959, significó un deterioro del nivel de vida de todos los canarios, pues, entre otras cuestiones, se produjo una pérdida importante de capacidad de compra, que hizo especial mella en las clases sociales menos pudientes (cfr gráfico 7.3). Este retroceso socioeconómico que vivió el Archipiélago, al menos hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial, implicó el comienzo de una nueva etapa de emigración masiva, dirigida mayoritariamente hacia Venezuela, si bien éste no fue el único destino, pues otras zonas tradicionalmente receptoras, como Cuba y Uruguay, así como otras nuevas, localizadas en algunos países europeos o África, fueron también foco de atracción para la diáspora isleña. Hasta 1952, las restricciones impuestas por el franquismo a la emigración generaron una de las páginas más penosas de nuestra historia migratoria, la llamada época de los barcos fantasmas. Los emigrantes canarios se trasladaban de forma clandestina a bordo de barcos pesqueros a vela. Entre 1948 y 1952 se calcula que por esta vía salieron unas 8.000 personas. El dramatismo de estas travesías queda de manifiesto si tenemos en cuenta que estas embarcaciones, con una capacidad para medio centenar de personas, llegaron a transportar casi trescientas. Normalizada la situación, las salidas se incrementaron, siendo el principal destino Venezuela, de manera que hasta finales de los años cincuenta entraron en ese país latinoamericano unos 60.000 canarios. En los años sesenta, Canarias conoció un cambio sustancial en su estructura productiva, caracterizado por la pérdida de peso relativo de la agricultura a favor de los servicios, al amparo del desarrollo turístico. Sin embargo, el espectacular crecimiento económico que se produjo no fue capaz de absorber los excedentes laborales generados por la transformación que se estaba operando en el seno de la economía isleña.
223
GRÁFICO 7.4 Estructura socioprofesional de los emigrantes canarios en Venezuela, 1952-1956 (Porcentaje) 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Jornalero
Agricultor
Industria
Comercio
Otras
Fuente: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M. (1992).
Mientras por el lado americano, Venezuela continuaba siendo el nuevo El Dorado, gracias a su crecimiento económico impulsado por las exportaciones petrolíferas. Más aun, en ese momento se inicia un proceso de reconstrucción familiar por parte de los que emigraron en los años precedentes, de ahí que las mujeres pasaran a representar el 60 por ciento de los emigrantes. La contribución de los canarios a la modernización venezolana fue decisiva, sobre todo en el ámbito rural. Esto no debe extrañar, pues fue una constante en la corriente migratoria isleña, dado el origen de la mayoría de los emigrantes. Pero no fueron sólo agricultores en las áreas de destino, también jugaron un papel en la industria, el comercio y el sector financiero (cfr. gráfico 7.4). A partir de los años setenta, cambió de nuevo el signo del balance migratorio del Archipiélago. Canarias ha dejado de ser de ser una región emisora para convertirse en un territorio de acogida, o, cuando menos, de tránsito hacia la Unión Europea. Y es que Europa se ha convertido en
“la
tierra
prometida”
para
muchos
224
ciudadanos
de
África,
Latinoamérica y Oriente Próximo, gracias al crecimiento económico y el desarrollo
del
estado
del
bienestar.
En
ese
proceso,
las
Islas
desempeñan la función de ser una de las principales puertas de acceso, sobre todo para los que proceden de las dos primeras zonas reseñadas133.
GRÁFICO 7.5 Origen geográfico de los inmigrantes residentes en Canarias, 2010 (Porcentaje) 50
40
30
20
10
0 África
América
Asia
España
Europa
Oceanía
Fuente: Padrón de Habitantes, 2010 (INE).
Los
datos
más
recientes,
correspondientes
al
Padrón
de
Habitantes de 1 de enero de 2010, señalan que hay algo más 2,1 millones de habitantes en las Islas. De ellos, unos 555.000 proceden del exterior. Su distribución geográfica pone de manifiesto el protagonismo de aquéllos que proceden del resto de España, seguidos de los ciudadanos que llegan desde países de la Unión Europea, destacando alemanes, británicos e italianos como colonias más abundantes (cfr. gráfico 7.5). En el ámbito extracomunitario, desde América han llegado unas 81.000 personas, siendo Colombia el principal país que aporta
133 Sobre la inmigración reciente de extranjeros en Canarias, véase DÍAZ RODRÍGUEZ, C. y DELGADO ACOSTA, C.R. (2005); DOMÍNGUEZ MÚJICA, J. (1995 y 2006); GODENAU, D. y ZAPATA HERNÁNDEZ, V.M. (2005); MARTÍN RUIZ, J.F. (2004) y ZAPATA HERNÁNDEZ, V. (2002a y b).
225
inmigrantes,
seguido
de
Argentina,
Venezuela
y
Cuba.
Los
de
procedencia africana ocuparían la siguiente posición en el ranking, siendo los originarios de Marruecos, Mauritania y Senegal los más numerosos. Finalmente, los chinos e hindúes suponen las comunidades más importantes de aquellos inmigrantes que vienen desde el continente asiático. Este diagnóstico de la situación actual no puede quedar huérfano sin la incorporación de alguna referencia a nuestros paisanos que continúan en el exterior. Según el Censo Electoral de Residentes Ausente (CERA), cerrado al 1 de diciembre de 2010, había 97.902 canarios en el extranjero mayores de edad. De ellos, 52.336 en Venezuela y 26.425 en Cuba. Probablemente esta cifra esté muy infravalorada, pues este censo se refiere a los mayores de edad con derecho a voto, y, hasta hace poco tiempo, los censos electorales de los residentes
españoles
en
el
extranjero
estaban
adulterados
por
numerosas irregularidades, según reconoce el propio Ministerio de Asuntos Exteriores español134. Pero ésta es la foto final. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? El gráfico 7.6 resulta muy ilustrativo, pues nos proporciona las variaciones residenciales de los inmigrantes desde 1988. En la evolución que aquí se expresa, se observa con claridad el cambio que se produce desde 1997, cuando comienza el descenso de la llegada de inmigrantes procedentes del resto de España, que son sustituidos por los que proceden del extranjero. Los resultados globales hasta 2009 indican que se ha producido la llegada de algo más de 385.000 extranjeros, mientras que las salidas han sido de apenas 72.000. Por su parte, los inmigrantes procedentes del resto de España fueron unos 315.000, 134
En su intervención en el IV Pleno del IV Mandato del Consejo General de la Emigración, celebrado en Santa Cruz de Tenerife entre el 26 y el 28 de abril de 2006, y al que asistimos en calidad de observadores de la Viceconsejería de Emigración del Gobierno de Canarias, el Subsecretario de Asuntos Exteriores y de Cooperación reconocía que en años anteriores el Censo de Electores Residentes Ausentes (CERA) mostraba numerosas deficiencias que, sin embrago, se han ido depurando con el paso de los años, aunque sin poder garantizar una exactitud plena a día de hoy. Dicha información es elaborada por la Oficina del Censo Electoral.
226
mientras que los que se han marchado de las Islas han sido unos 222.000.
GRÁFICO 7.6 Inmigración neta en Canarias, 1988-2009 (Miles de personas) 40 35
Extranjeros
30
Peninsulares
25 20 15 10 5 0 -5 1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006
2008
Fuente: Estadística de Variaciones Residenciales (INE)
GRÁFICO 7.7 Movimiento migratorio de canarios, 1988-2008 (Número de personas) 6.000 Salidas
5.000
Retornos 4.000 3.000 2.000 1.000 0 1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
Fuente: Estadística de Variaciones Residenciales (INE)
227
2004
2006
2008
Aunque no alcanza las cifras de periodos históricos anteriores, los canarios han seguido manteniendo un cierto flujo migratorio (cfr. gráfico 7.7). Así, desde finales de la década de 1980 hasta la actualidad, habrían salido casi 47.000 isleños hacia otras comunidades autónomas, regresando en el mismo periodo, y desde el resto de España, unos 26.000 canarios. Con respecto al extranjero, la información de las salidas sólo está disponible desde 2002, con una media anual cercana a los 700 individuos, que en su mayoría han salido por estudios, para colaborar en actividades de cooperación internacional o por razones profesionales.
Sí
se
dispone
de
información
de
los emigrantes
retornados desde el extranjero, que suman para todo el periodo estudiado unos 18.000 isleños, que han regresado para fijar su residencia en su tierra natal.
2. Canarios en África La participación de los canarios en las relaciones económicas con África no se ciñe sólo a las funciones que se realizaban desde las Islas, sino que han tenido una importante presencia en ese continente, sobre todo en las colonias españolas. Este proceso se vio incentivado por varios factores, como la proximidad geográfica, también a una legislación que favoreció en determinados momentos la emigración de los canarios y, sobre todo, a los incentivos salariales. Ahora bien, por el momento es difícil precisar con rigurosidad cuántos fueron los isleños que decidieron emigrar hacia esos territorios. Recopilando las cifras y opiniones vertidas en diversos estudios, podemos aproximarnos a esta cuestión, pero las conclusiones que se derivan de ello no han de ser tomadas por definitivas.
228
En el caso del Sáhara, hay que señalar que, desde los inicios de su colonización a finales del siglo XIX, los oriundos de las Islas desempeñaron una función importante en su poblamiento. No sólo nos referimos al personal militar, en el que los canarios suponían una proporción significativa, especialmente en el contingente de tropa, sino también a la población civil. Así, en 1899, la veintena de empleados que tenía la factoría que la empresa Transatlántica había instalado en Villa Cisneros, eran isleños, tal y como ocurrió con otras dos establecidas en La Güera durante la década de 1920135. A esto hemos de añadir los pescadores del Archipiélago, que, en un número elevado, que oscilaría entre 1.800 y 6.000, residía de manera temporal en esas localidades, sobre todo durante la zafra de la corvina136. No obstante, habrá que esperar a la finalización de la Guerra Civil para que esta colonia comenzara a tener una mayor dimensión económica, a partir de la ocupación efectiva del territorio. Durante la década de los años cuarenta y cincuenta, la inmensa mayoría de los colonos establecidos en el Sáhara procedían, al parecer, de las Islas137. Su número se habría incrementado, por tanto, de 252 en 1940 a 5.304 en 1960 (cfr. gráfico 7.8). Muchos de ellos fueron a trabajar en la construcción
de
los
acuartelamientos,
almacenes,
viviendas
e
infraestructuras de las principales localidades, como El Aaiún, La Güera, Villa Bens, Tantán o Villa Cisneros. Su reclutamiento no debió de ser muy complicado, ya que los salarios eran muy atractivos –un oficial cobraba unas 29 pesetas en el Sáhara y 14 en España, mientras que un peón tenía unas remuneraciones de 20 y 6 pesetas, respectivamente138. Además, se contaba con el apoyo gubernativo, como pone de manifiesto la Orden de Presidencia de Gobierno de 28 de enero de 1943, que establecía:
135 136 137 138
MARTÍN CORRALES, E. (2010: 204 y 227). MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010: 98) y PORTILLO, J. (1991: 535). MARTÍN CORRALES, E. (2010: 212-213) y MEANA PALACIO, J.M. (2006). MEANA PALACIO, J.M. (2006).
229
Esta Presidencia de Gobierno –Dirección General de Marruecos y Colonias–, por resolución de esta fecha, se ha servido autorizar al Gobernador Político-Militar de los territorios de Ifni y del Sáhara español para que pueda conceder directamente la entrada y permanencia en dichos territorios del personal civil que procedente de Canarias, sea contratado para ejercer trabajos auxiliares, siéndoles exigibles únicamente a éste el certificado de no padecer lesiones tuberculosas.139
GRÁFICO 7.8 Población europea en el Sáhara, 1940-1974 (Número de personas) 21.000 18.000 15.000 12.000 9.000 6.000 3.000 0 1940
1946
1950
1955
1960
1964
1970
1974
Fuente: MARTIN CORRALES, E. (2010) e Instituto Nacional de Estadística.
A partir de los últimos años de la década de 1950, el inicio de los trabajos para la búsqueda de recursos naturales que pudieran ser objeto de explotación económica, diversificó la procedencia de la población inmigrante, con la llegada de importantes contingentes desde el resto de España y del extranjero. Estos últimos, vinculados a las compañías estadounidenses y europeas que recibieron licencias para hacer prospecciones petrolíferas a lo largo de la costa saharaui. Los 139
Citado por MARTÍN CORRALES, E. (2010: 213).
230
españoles vinieron con las petroleras nacionales y el Instituto Nacional de Industria, a través de la empresa ADARO, sustituida por ENMINSA en 1962. Esta última, a su vez, sería finalmente renombrada como FOSBUCRAA en 1969, cuando la opción de los fosfatos se demostró como la más lucrativa. En cualquier caso, la colectividad isleña, aunque ya no era la única, se mantuvo como la más importante entre los inmigrantes llegados a esos territorios. Así, de los 9.395 residentes no nativos existentes en 1967, 3.317 procedían del Archipiélago140, es decir, que su representación se elevaría al 35,3 por ciento. Esta proporción, incluso se incrementaría en los años sucesivos, pues habría unos 10.000 canarios en el Aaiún a mediados de los setenta141, es decir algo más de las dos terceras partes del total de la población de origen europeo en ese momento. Para el conjunto del territorio, esa cifra se eleva hasta los 15.000, atendiendo al número de los repatriados en la “Operación Golondrina” durante la retirada española, lo que aumenta su participación a las tres cuartas partes142. Incluso, después de la descolonización, la presencia insular continuó siendo importante, ya que de los casi dos centenares de españoles inscritos en el censo electoral de residentes ausentes de 1978 correspondiente al Sáhara occidental, el 52,3 por ciento eran de las Islas143. Este repunte de la presencia isleña estaría vinculado a la intensificación de la actividad pesquera, ya que el número de pescadores del Archipiélago aumentó hasta 9.103144. También la contratación de personal por parte de FOSBUCRA, que, en 1970, tenía una plantilla de 430 trabajadores, unos 250 de ellos contratados en Canarias145. Con posterioridad, los puestos de trabajo de esta empresa se habían elevado a 2.300, que, descontando a los 750 empleados 140 141 142 143 144 145
GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 48). ALGUERÓ CUERVO, J.I. (2003: 246). ANDRÉU MEDIERO, B. (2008: 66). GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 94). MARTÍNEZ MILLÁN, J.M. (2010: 98). MEANA PALACIO, J.M. (2008: 125)
231
nativos, el resto eran en su mayoría canarios146. De nuevo, los elevados salarios que se ofrecían en la colonia resultaron un importante atractivo para los inmigrantes. Valga como ejemplo, el hecho de que un mecánico, que cobraba unas 2.400 pesetas al mes en las Islas, llegó a ganar 20.000 en el Sáhara147. Además de estos dos colectivos de trabajadores y de los militares, encontramos a los isleños trabajando como funcionarios, albañiles o transportistas. También hubo algunos que se dedicaron al comercio, abriendo establecimientos propios o como representantes de casas radicadas en el Archipiélago, tal y como indicamos en el capítulo 5. En el caso de Sidi-Ifni, aunque la información es más escasa, también la presencia insular fue, aparentemente, notable. De los expedientes de repatriación tras la cesión del territorio a Marruecos en 1969, se deduce que las familias canarias representaban una cuarta parte del total de las existentes en ese momento. Entre las profesiones destacan
las
de
camareros,
médicos,
docentes,
carpinteros,
funcionarios y empresarios. En ese último caso, los originarios de las Islas representarían el 54,5 por ciento de los mismos, siendo propietarios de bares, pequeñas tiendas, taxistas, camioneros y comerciantes148. En Guinea Ecuatorial, la población procedente de Canarias, alrededor de medio centenar, suponía tan sólo el 8 por ciento de la que había venido del conjunto de España en 1942149. Sin embargo, los 213 que figuraban como residentes allí en 1950, elevan esa proporción al 14,7 por ciento, siendo la cuarta comunidad más numerosa por detrás de los gallegos, catalanes y madrileños150. De nuevo, sus principales ocupaciones estuvieron relacionadas con la administración pública, las actividades mercantiles, la construcción y, además, la agricultura,
146 147 148 149 150
MARTÍN CORRALES, E. (2010: 219) ANDRÉU MEDIERO, B. (2007). GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 60-61). Censo de población de Guinea Ecuatorial de 1942. GONZÁLVEZ PÉREZ, V. (1994: 63).
232
donde desempeñaron tareas como capataces o encargados de las explotaciones151. Incluso fueron propietarios de algunas haciendas, cuyos nombres no dejan lugar a dudas, como la de “El Pino” dedicada al cacao, o la de “El guanche” destinada a la producción de café152. Pero el asentamiento de canarios en África durante el periodo contemporáneo no se circunscribió sólo a las posesiones españolas en ese
continente.
Constituyeron
una
importante
comunidad
en
Mauritania, concretamente en Port Etiene –actual Nouadhibou153. Su presencia en la Bahía del Galgo se remonta incluso a etapas anteriores a la colonización francesa de este territorio. Esta colonización comenzó con el establecimiento de un puesto militar en 1907, en el que algunos isleños fueron contratados para su construcción. Además, no eran pocos los pescadores del Archipiélago que pernoctaban durante semanas en sus alrededores, llegando a un área determinada que, en el futuro, conformaría los barrios de La Charca y de La Puntilla. Sin lugar a dudas, la apertura de una factoría para la salazón, por parte de la Société Industrielle de la Grande Pêche en 1919, intensificó el flujo inmigratorio procedente de las Islas, pues se aumentó la nómina de embarcaciones pesqueras que hacían negocios en este puerto. Además, la plantilla de la compañía, compuesta por 93 empleados, contaba entre sus filas con una veintena de insulares. La actividad desarrollada por la fábrica francesa no paró de crecer hasta la Guerra Civil española, y con ella el número de canarios que arribaban a ese enclave, habiendo uno 800 pescadores en ese momento. Durante el conflicto hispano y la Segunda Guerra Mundial aumentó esta corriente, pues ahora habría que añadir al sector pesquero los que recalaban desde Canarias como exiliados políticos que huían
de
la
represión
franquista,
aunque
también
hubo
un
considerable grupo de pescadores que pidieron asilo para evitar ser 151
SANTANA PÉREZ, G. (2008). Anuario de Canarias, África Occidental y Guinea Española, 1951-1952. 153 Para el desarrollo de esta cuestión hemos seguido el texto de LÓPEZ BARGADOS, A. (2010). 152
233
llamados a filas. Las estimaciones existentes situaban en unos 340 los refugiados políticos a la altura de 1937, y hasta 1949 se siguieron presentando solicitudes en este sentido a las autoridades de la ciudad. La comunidad canaria debió alcanzar una importante dimensión, pues, en la década de 1940, una tercera parte de los niños matriculados en la escuela de Port Etienne eran hijos de isleños. Importancia que se mantuvo con la llegada de la independencia del territorio, ya que en 1978 se calculaba que los residentes oriundos del Archipiélago en Nouadhibou eran unos 380. A partir de entonces comienza su declive, como consecuencia de la confluencia de varios factores –guerra con el Frente Polisario, salida del franco CFA y cierre de fronteras–, que sumieron al país en una profunda crisis económica. También Senegal, y más concretamente Dakar, se convirtió en un punto de llegada para los expatriados republicanos que venían desde Canarias. El caso más llamativo es el de unos 152 que llegaron de una sola vez en marzo de 1937. Se trataba de 23 presos políticos canarios que habían sido confinados en Villa Cisneros, un centenar de militares, que suponían una buena parte de la guarnición de esa localidad y una treintena de marineros del buque Viera y Clavijo, que fue tomado por los fugados para dirigirse al puerto senegalés. A ellos habría que añadir otros 200 anarquistas, que en pequeñas embarcaciones fueron saliendo desde el Archipiélago hacia las costas de las colonias francesas en el África occidental, muchos de los cuales se dirigieron, con posterioridad, hacia la Península para incorporarse a las filas del ejército republicano154. A Senegal y Mauritania también emigraron otros canarios por motivaciones socioeconómicas, sobre todo relacionadas con la pesca y el comercio. Estos también fueron los determinantes que impulsaron a algunos isleños y libaneses residentes en el Archipiélago, a salir del mismo con destino a Sierra Leona, Liberia, Nigeria, Sudáfrica o Namibia155 154 155
MILLARES CANTERO, S. (2008). SANTANA PÉREZ, G. y LÓPEZ, E. (2009).
234
GRÁFICO 7.9 Censo de canarios residentes en África, 1999-2010 (Número de personas) 450 400 350 300 250 200 150 100 50 0 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Fuente: Censo Electoral de Residentes Ausente (CERA).
En la actualidad, la presencia de canarios en África, según el Censo Electoral de Residentes Ausentes a 1 de diciembre de 2010, se elevaría a unos 411. Ahora bien, tal y como señalamos más arriba, se trataría de un mínimo, pues, como es obvio, este registro sólo incluye a los mayores de edad con derecho a voto. A pesar de sus carencias, esta fuente nos permite, al menos, aproximarnos a la evolución de la emigración isleña hacia ese destino en los últimos doce años (cfr. gráfico 7.9). En ese intervalo temporal, se habría casi duplicado el número de naturales del Archipiélago que se han instalado allí, pues éste ascendía a unos 239 en 1999. Este crecimiento se habría producido sobre todo a partir de 2007, ya que hasta ese momento las cifras se mantuvieron más o menos estables. En cualquier caso, su relevancia dentro de la diáspora canaria es muy pequeña, pues apenas suponen el 0,5 por ciento de los que residen en el extranjero a finales de 2010. Estos cuatro centenares de canarios residentes en el continente africano, se distribuyen en treinta y tres países, si bien la mayoría se
235
concentran
en
cuatro
de
ellos
–Guinea
Ecuatorial,
Marruecos,
Mauritania y Senegal–, que suponen algo más de las dos terceras partes del total (cfr. gráfico 7.10). Destaca sobremanera la cifra de isleños presentes en el reino alauita, ya que ellos solos representan la mitad de los instalados en ese cuatrienio. Los tres países restantes presentan unas proporciones muy similares, en torno al 10 por ciento cada uno de ellos. Esta preponderancia se debe, en gran medida, a los estrechos vínculos económicos, sobre todo en materia pesquera y comercial, que el Archipiélago tiene con ellos. Por esta misma razón, sorprende la escasa presencia de naturales de Canarias en Cabo Verde, Argelia, Costa de Marfil, Egipto o Sudáfrica, que son otras de las naciones que tienen cierta importancia dentro del flujo migratorio de las Islas hacía África, aunque muy lejos de los porcentajes que se obtienen para los anteriores.
GRÁFICO 7.10 Principales países africanos donde residen los canarios, 2010 (Porcentaje) 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Argelia
C. Marfil
Egipto
Guinea Ec. Marruecos Mauritania
Senegal
Sudáfrica
Fuente: Censo Electoral de Residentes Ausente (CERA) a 1 de diciembre de 2010.
236
3. La inmigración africana reciente Centrándonos ahora en el caso que nos ocupa, es decir, el de los inmigrantes procedentes del continente africano, a 1 de enero de 2010 había registrados en España 1.059.369 ciudadanos de esa procedencia, que suponían el 18,43 por ciento del total de extranjeros censados. Por tanto, no es de las áreas geográficas dominantes desde las que llegan los inmigrantes, pues éstas serían la Unión Europea y América Latina. No obstante, este dato sí es significativo para su propia zona de origen, pues la comunidad africana establecida en España se ha convertido en una de las más relevantes de su diáspora hacia Europa. No en vano, de los casi 3,2 millones de africanos que han llegado a la Unión Europea entre 1985 y 2007, algo más de la cuarta parte está en España156. La mayoría de ellos han llegado a nuestro país en los primeros años del siglo XXI, pues entre 1988 y 1999 entraron un total aproximado de 73.500, mientras que en el decenio siguiente esa cifra se ha multiplicado por 10. Ese incremento se concentró sobre todo entre los años 2004 y 2008, que aglutinaron dos terceras partes del mismo (cfr. gráfico 7.11)157. Esta intensificación se explicaría por el deterioro del nivel de vida que sufren buena parte de los países de los que son originarios, así como la necesidad de fuerza de trabajo que existía en los receptores durante ese periodo de bonanza económica en Europa. También, la ausencia de una política inmigratoria común y los vaivenes que sufría la legislación nacional en la materia favorecieron las llegadas. De hecho, cuando la actual crisis económica comenzó a arreciar, se ha producido
un
descenso
drástico
en
este
flujo
de
mano
obra,
coincidiendo con un endurecimiento del marco regulatorio de los mismos y la implementación de ciertas medidas coercitivas en el seno de la Unión Europea, como el programa FRONTEX. 156
Según las cifras de Eurostat. El flujo migratorio se mide aquí a través de la Estadística de Variaciones Residenciales elaborada por el Instituto Nacional de Estadística. 157
237
GRÁFICO 7.11 Flujo migratorio de África hacia España (Miles de personas) 120
100
80
60
40
20
0 1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006
2008
Fuente: Instituto Nacional de Estadística.
CUADRO 7.1 Principales países de origen de los residentes africanos en España a 1 de enero de 2010 Nº de inmigrantes
Porcentaje
Argelia
58.743
5,55
Gambia
22.168
2,09
Mali
24.228
2,29
754.080
71,18
Nigeria
44.176
4,17
Senegal
61.970
5,85
Otros
94.004
8,87
Total
1.059.369
100,00
Marruecos
Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, 2010.
Si nos centramos en el análisis de los países de procedencia de los inmigrantes africanos llegados a España, podemos destacar que, de
238
los 54 estados que existen en aquel continente, los nacionales de tan solo media docena de ellos congregan a más del 90 por ciento (cfr. cuadro 7.1). Sobresale de forma holgada la contribución de los marroquíes, que suponen casi las tres cuartas partes de ese flujo migratorio. Esta circunstancia debe ser como consecuencia de los lazos históricos que han unido ambas orillas del Mediterráneo, ya que la presencia de súbditos del reino alauita se remonta a etapas anteriores del periodo aquí analizado. Los otros cinco países se sitúan en unas proporciones bastante más alejadas y responderían más al fenómeno migratorio que ha ocurrido en la última década, cuando España se convirtió en una tierra de promisión o al menos de puerta de entrada al resto de la Unión Europea. En cuanto a la distribución regional del colectivo de africanos residentes actualmente en España, buena parte de ellos se han asentado en las comunidades más ricas –Cataluña y Madrid–, así como en aquéllas donde la agricultura intensiva sigue teniendo una cierta importancia, como Andalucía, y las del litoral levantino. Estas cinco comunidades autónomas acogen a casi las tres cuartas partes del total (cfr. cuadro 7.2). Más aun, si calculamos su importancia relativa sobre la población de hecho de cada una de las regiones españolas, el primer puesto lo ocupan las dos ciudades autónomas norteafricanas, por razones obvias, dada su pequeña dimensión demográfica y su cercanía a los países emisores. Les sigue Cataluña, debido a que esa comunidad acapara, ella sola, una cuarta parte de los ciudadanos africanos afincados en el país. Algo más alejadas estarían Baleares y La Rioja, en las que los elevados valores de esta ratio se explican, probablemente, por el reducido tamaño de sus respectivas poblaciones.
239
CUADRO 7.2 Distribución regional de los residentes africanos en España a 1 de enero de 2010 Nº de africanos Andalucía
Porcentaje
Densidad
148.958
14,06
17,79
37.100
3,50
27,54
Asturias
5.190
0,49
4,79
Baleares
35.843
3,38
32,41
Canarias
31.498
2,97
14,87
3.602
0,34
6,08
Castilla y León
25.651
2,42
10,02
Castilla-La Mancha
41.795
3,95
19,92
315.007
29,74
41,93
10.542
1,00
67,31
Comunidad de Madrid
126.681
11,96
19,61
Comunidad Valenciana
119.084
11,24
23,30
9.373
0,88
8,47
Galicia
11.588
1,09
4,14
La Rioja
11.024
1,04
34,19
Navarra
16.746
1,58
26,29
País Vasco
29.191
2,76
13,40
Región de Murcia
80.496
7,60
55,06
1.059.369
100,00
22,53
Aragón
Cantabria
Cataluña Ceuta y Melilla
Extremadura
Total
Nota: La densidad mide el número de inmigrantes por cada mil habitantes de hecho de cada región. Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, 2010.
Por tanto, Canarias no ocupa un lugar destacado, pues es la novena comunidad autónoma en acogida de inmigrantes procedentes de del continente africano, con 31.498 personas, es decir, casi el 3 por ciento del total de residentes de ese origen registrados en España a 31 de diciembre de 2010. Y es la undécima si consideramos su importancia relativa en la población existente en el lugar de acogida, con una ratio de unos 15 ciudadanos africanos por cada mil empadronados en el
240
Archipiélago. Más aun, la comunidad africana constituye en la actualidad la tercera de las colectividades de extranjeros existentes en las Islas, por detrás, al igual que nivel nacional, de los europeos y los latinoamericanos, pero con una mayor distancia, pues en Canarias apenas llega a representar una décima parte del censo de extranjeros (cfr. cuadro 7.3).
CUADRO 7.3 Distribución geográfica de los residentes extranjeros en Canarias a 1 de diciembre de 2010 Nº de inmigrantes
Porcentaje
África
31.128
10,18
América
81.235
26,58
Asia
15.318
5,01
177.844
58,18
Oceanía
72
0,02
Apátridas
64
0,02
305.661
100,00
Europa
Total
Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
En cuanto a la evolución del flujo migratorio que, procedente de África, ha llegado a Canarias, éste se ha intensificado a partir del cambio de siglo, con un promedio anual desde entonces de casi 4.000 inmigrantes, multiplicando por más de siete las cifras de los años anteriores. El deterioro del nivel de vida en los países de origen y la escasez de expectativas de progreso personal y profesional, serían las principales causas que estarían detrás de este proceso. Un proceso que se enmarca en una dimensión geográfica más amplia, pues el destino final de muchas de estas personas no era, inicialmente, el Archipiélago sino el continente europeo158. En el último año de la serie analizada, el volumen de esta corriente migratoria se habría reducido de forma 158 Sobre la inmigración africana al Archipiélago resultan interesantes, entre otros, los trabajos de DÍAZ HERNÁNDEZ, A.M. (2006); GODENAU, D. y ZAPATA HERNANDEZ, A.M. (2007) y OBSERVATORIO DE LA INMIGRACIÓN DE TENERIFE (2010)
241
considerable (cfr. gráfico 7.12). En total, el número de inmigrantes africanos fue de 46.061 personas entre 1988 y 2009, lo que supone el 10,7 por ciento del total de extranjeros llegados a las Islas en ese mismo periodo, si bien en los dos últimos años casi se ha duplicado esa proporción. Nos referimos aquí en exclusiva a los extranjeros que han llegado con la finalidad de trabajar o fijar su residencia159, es decir, estamos excluyendo de este cómputo a los turistas, ya que de lo contrario la información estaría distorsionada, al ser el Archipiélago una de las zonas con mayor atractivo en España para aquéllos que la eligen
como
lugar
donde
pasar
sus
vacaciones.
Asimismo,
representaron el 5,4 por ciento de los inmigrantes africanos llegados a España en el mismo intervalo temporal, cuyo número ascendió a 856.749.
GRÁFICO 7.12 Nº de inmigrantes africanos llegados a Canarias 5.000 4.500 4.000 3.500 3.000 2.500 2.000 1.500 1.000 500 0 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008
Fuente: Instituto Canario de Estadística
159 Los datos han sido recabados del ISTAC (Instituto de Estadística de Canarias), si bien este organismo utiliza como fuente primaria la Estadística de Variaciones de Residenciales que, como ya se señaló, elabora el Instituto Nacional de Estadística.
242
La
distribución
por
países
de
esta
corriente
inmigratoria
procedente de África, muestra que la mayoría han venido desde el Magreb, ya que los que tienen este origen suponen más de las tres cuartas partes del total (cfr. gráfico 7.13). De los estados que componen esta zona septentrional del continente, Marruecos es el primer emisor, pues desde él partieron más de la mitad de los africanos llegados al Archipiélago entre 1988 y 2009. Otro emisor importante en esta área es Mauritania, que aportó el 12,4 por ciento de este flujo migratorio. No obstante, en los últimos años ha ido incrementándose la importancia relativa que tiene la emigración hacia las Islas desde la parte subsahariana, ya que, desde 2007, ha pasado a significar casi un tercio del total. En esta región destaca sobre todo la arribada de nacionales de Senegal y en menor medida de Nigeria. El resto de países ocuparía una posición marginal en esta clasificación.
GRÁFICO 7.13 Principales países africanos emisores de emigrantes hacia Canarias, 1988-2009 (Porcentaje sobre inmigración africana) 60 50 40 30 20 10 0 Argelia
Guinea Ec. G. Bissau Marruecos Mauritania
Fuente: Instituto Canario de Estadística.
243
Nigeria
Senegal
4. Un estudio específico: Menores Africanos No Acompañados Según la Resolución del Consejo de Europa, de 26 de junio de 1997, se define a los menores extranjeros no acompañados (MENA) como “niños y adolescentes menores de 18 años, nacionales de terceros países, que se encuentran en el país receptor sin la protección de un familiar o del adulto responsable que habitualmente se hace cargo de su cuidado, ya sea legalmente o con arreglo a los usos y costumbres”. Son menores de edad, es decir, tienen menos de 18 años (la mayoría tiene entre 15 y 17 años), no acompañados. Llegan a Canarias, sin sus padres, sin familia. Es un claro ejemplo de situación de desamparo. Por lo tanto, han de ser protegidos. Según la Ley del Menor, desde 1997, el Gobierno de Canarias, a través de la Dirección General de Protección del Menor y de la Familia (DGPMF), es responsable de su tutela, al igual que con el resto de menores en situación de desamparo. Siguiendo con la Ley, los Cabildos se encargan principalmente de la ejecución de las medidas y los Ayuntamientos de la prevención. El Plan Integral del Menor (1999) creó dos Centros de Acogida de Menores Extranjeros (CAME), uno en Gran Canaria y otro en Tenerife. Entonces había 40 MENA, y se pensaba que el fenómeno se mantendría así. Sin embargo, al año siguiente había 312 niños y 1.072 en 2008. Ciertamente, la tendencia ha sido decreciente a partir de entonces, pero todavía hay 761 bajo la tutela de la Comunidad Autónoma (cfr. gráfico 7.14)160.
160 Para profundizar más en este tema, BARROSO RIBAL, C.; CARNERO LORENZO, F. y NUEZ YÁNEZ, J.S. (2009)
244
GRÁFICO 7.14 Evolución de los Menores Extranjeros No Acompañados en Canarias (Nº de niños bajo la tutela del Gobierno de Canarias) 1.200 1.000 800 600 400 200 0 1996
1998
2000
2002
2004
2006
2008
2010
Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.
CUADRO 7.4 Menores Extranjeros No Acompañados en C.A.M.E. de Canarias, 2010
Isla
Cantidad acordada
% Acuerdo
Número de MENA
Gran Canaria
82
32,8
Tenerife
75
29,8
Lanzarote
27
10,9
28
11,8
Fuerteventura
24
9,6
17
8,2
La Palma
22
8,9
21
8,6
La Gomera
16
6,3
14
5,4
4
1,7
5
1,8
250
100,0
237
100,0
El Hierro Total Canarias
82
% MENA en CAME
75
28,2 36,1
Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.
En los centros dependientes de los cabildos insulares se encontraban acogidos en 2010 unos 237 menores extranjeros, en cumplimiento de los acuerdos suscritos entre el Gobierno de Canarias y
245
las instituciones insulares (cfr. cuadro 7.4). Pero, en 2008, esa cifra alcanzó su máximo con 280 acogimientos. Ante la saturación que presentaban los CAME dependientes de los Cabildos desde mediados de la presenta década, el Gobierno de Canarias se vio obligado a poner en marcha recursos propios adicionales para atender la creciente llegada de MENA a las Islas. En 2010 existían aun 6 de esos centros, que se denominaron Dispositivo Especial de Atención de Menores Extranjeros No Acompañados de Canarias (DEAMENAC), cuatro de ellos en Tenerife y los otros dos en Gran Canaria. En ellos se albergan 276 menores en la actualidad, aunque llegaron a tener hasta casi 700 en los momentos álgidos de esta modalidad de inmigración infantil. En cualquier caso, estas cifras superan la capacidad pactada con los Cabildos, lo que pone de manifiesto el desbordamiento que ha supuesto este fenómeno migratorio para las instituciones públicas encargadas de su acogimiento en el Archipiélago (cfr. cuadro 7.5).
CUADRO 7.5 Menores Extranjeros No Acompañados bajo la tutela del Gobierno de Canarias en 2010 Dispositivo
Nº de MENA
Porcentaje
C.A.M.E.
237
31,14
DEAMENAC
276
36,27
En Península
248
32,59
761
100,00
Total
Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.
Es en este contexto, cuando las autoridades insulares reclaman la colaboración del Gobierno Central y solicitan que el caso de los MENA sea abordado como una cuestión de Estado. Por lo tanto, se estaba pidiendo que se hiciera una excepción en materia competencial, pues la Constitución atribuye la protección a los menores a las comunidades autónomas en exclusiva. Pero, dada la doble condición de los MENA,
246
pues, como señalamos, son al mismo tiempo menores en situación de desamparo e inmigrantes irregulares, en la práctica se solicitaba que el Gobierno Central se encargara de la redistribución de los MENA por todo el territorio nacional y contribuyera a sufragar los gastos que ello conllevaba. A cambio, el Gobierno de Canarias se comprometía a mantener bajo su tutela a los menores afectados por los traslados. No se logró un acuerdo claro en esta materia, si bien el Gobierno Central
se
comprometió
a
solicitar
la
colaboración
de
otras
Comunidades Autónomas, mientras que el Gobierno de Canarias señalaba que se había establecido un cupo para el Archipiélago de 300 menores, una cifra acorde con los recursos disponibles en las Islas. El resultado para el último trimestre de 2006 fue el traslado a la Península de unos 231 niños, lo que sólo implicaba un 27 por ciento del total, y se quedaba muy lejos de las expectativas de las autoridades canarias, si tenemos en cuenta el incremento del número de menores que se produjo en el año siguiente. El proceso de redistribución llevado a cabo por el Gobierno Central se vio interrumpido en 2007, dando lugar a un agrio debate durante las dos últimas campañas electorales. En la actualidad, colaboración
el
Gobierno con
de
algunas
Canarias ONG
para
ha
suscrito
trasladar
convenios a
un
de
número
indeterminado de menores a otras zonas del territorio nacional, que hasta el momento, ha llegado a concretarse en el envío de 248 MENA al resto del territorio nacional. Ahora bien, estos niños llegados a Canarias, ¿son muchos o pocos en relación con el resto de la inmigración indocumentada? Las cifras sobre esto último tampoco son excesivamente fiables, dada su propia naturaleza. No obstante, si utilizamos los datos que proporciona al respecto el Ministerio del Interior161, podemos observar que los menores extranjeros no acompañados habrían significado, de haber llegado todos en patera y sido detenidos, algo menos del 6 por ciento
161
http://www.mir.es/DGRIS/Balances/Balance_2010.
247
como promedio de los inmigrantes llegados a las Islas en esas condiciones entre 1996 y 2010 (cfr. cuadro 7.6).
CUADRO 7.6 MENA llegados a Canarias en relación al total de inmigrantes arribados en patera hasta las Islas. Total de inmigrantes en patera
Número de MENA
% MENA/ Inmigrantes
1996
27
1
3,70
1997
112
27
24,11
1998
737
45
6,11
1999
2.165
312
14,41
2000
2.240
273
12,19
2001
4.105
330
8,04
2002
9.875
656
6,64
2003
9.388
595
6,34
2004
8.426
244
2,90
2005
4.715
251
5,32
2006
31.678
928
2,93
2007
12.478
752
6,03
2008
9.181
813
8,86
2009
2.246
242
10,77
2010
196
10
5,10
Total
97.569
5.479
5,62
Fuentes: Ministerio del Interior y Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.
En cuanto a la caracterización de los MENA llegados a Canarias, cualquier intento de realizar un análisis cuantitativo se enfrenta a un conjunto de problemas de difícil solución, que hacen que las conclusiones que se obtengan hayan de ser siempre tomadas con suma cautela. El primero de esos escollos es la continua variación de las cifras como consecuencia de la llegada incesante de cayucos hasta hace dos años, porque los jóvenes y adolescentes que llegan, no sólo son más, sino que también incrementan la diversidad de edades, lugares de
248
procedencia y demás características. Por otro lado, también van produciéndose bajas, bien por cumplir la mayoría de edad, por repatriación o reunificación familiar, por acogimiento familiar o residencial y por fugas prolongadas de los menores. Ligado a este problema, está la disponibilidad de información. De acuerdo con el protocolo de actuación fijado en el Real Decreto 864/2001, de 20 de julio de 2001, por el que se aprueba el Reglamento de Ejecución de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, cada vez que llega al Archipiélago un inmigrante indocumentado del que se sospecha que pueda ser menor de edad, de acuerdo con la legislación española, se comunica por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a la Dirección General de Protección del Menor y la Familia del Gobierno de Canarias, para que ésta le preasigne plaza en un centro de ingreso y se le realiza una prueba ósea para determinar su fecha de nacimiento. En caso de que la prueba determine su minoría de edad, ya entra en los circuitos diseñados por la Dirección General para su tutela. A su entrada en el centro de acogida se le abre una ficha informativa, que luego se remite a la Dirección General, donde son registradas en una base de datos, denominada “Inicial de menores”. Esta base de datos es la fuente de información que hemos utilizado para llevar a cabo la caracterización de los menores extranjeros no acompañados llegados a Canarias del año 1996 al año 2006. Se ha procesado la información de 3.068 fichas realizadas a menores extranjeros no acompañados llegados a Canarias entre enero del primer año y diciembre del último. Los menores extranjeros no acompañados llegados a Canarias entre 1996 y 2006 son, mayoritariamente, varones. En las 2.927 fichas en las que consta el sexo de la persona, solamente el 8 por ciento corresponde a niñas. Este dato contrasta con el que se han obtenido
249
para Andalucía, donde la proporción de varones es muy superior, elevándose hasta el 98 por ciento162.
GRÁFICO 7.15 Número de MENA según edad por prueba ósea (N=1.908) (Porcentaje) 30 25 20 15 10 5 0 4
5
6
7
8
9
10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22
Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.
Al analizar la edad hemos preferido emplear la que se obtiene según los resultados de la prueba ósea. Por una parte, porque solamente contamos con unas 824 respuestas a la cuestión recogida en el ítem 4 de la ficha personal: Fecha de nacimiento según manifiesta o documenta, pero, principalmente, porque la fecha de nacimiento que indica
la
prueba
oseométrica
es
el
referente
que
emplea
la
Administración para catalogar a las personas como menores o no. Por eso no es de extrañar que el abanico de edades esté comprendido entre los 4 y los 22 años, ya que los mayores de 18 años fueron ingresados en centros de menores hasta el momento en el que se les realizó la prueba ósea y se constató su mayoría de edad, produciéndose entonces su baja. En las 1.908 fichas en las que consta la edad según la prueba 162 En este apartado se realizaran algunas comparaciones con el caso andaluz a partir de un informe elaborado por la Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía en junio de 2006: Entre la represión y la protección. Menores Extranjeros no Acompañados en Andalucía.
250
oseométrica, la mayoría se corresponde a personas de 17 años, que con 566 individuos suponen el casi el 30 por ciento de la muestra (cfr. 7.15). En comparación con Andalucía, los MENA acogidos en Canarias son algo más jóvenes, pues mayoritariamente se concentran en el intervalo de edad 15-17 años, mientras que en el caso andaluz se sitúan en el segmento entre 17 y 18 años de edad. En cuanto al lugar de origen, los menores manifiestan haber nacido mayoritariamente en países africanos. De las 2.830 fichas en las que consta el país de procedencia, 2.741 son de África, lo que representa el 97 por ciento del total. Muy lejos queda Europa, que supone sólo el 2 por ciento, mientras que de América o Asia sólo han llegado 10 menores en cada caso. Dado el escaso número de niños llegados desde Asia y América, no merece la pena detenerse a desagregar la información por países. En ambos casos se trata de únicamente diez menores, que proceden de seis países. En el caso europeo, de los 69 menores llegados, 41, es decir, el 60 por ciento, han nacido en Rumanía, repartiéndose el resto entre otros catorce países.
GRÁFICO 7.16 Distribución por países de los MENA africanos llegados a Canarias (N=2.741) (Porcentaje) 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Mali
Marruecos
Nigeria
Senegal
Sierra Leona
Otros
Fuente: Dirección General de Protección al Menor y a la Familia del Gobierno de Canarias.
251
Por lo que respecta a África, 1.978 provienen de Marruecos, lo que significa el 72 por ciento de los africanos y el 70 por ciento del total de menores llegados a Canarias entre 1996 y 2006. Esto supone también una importante diferencia con lo que ocurre en Andalucía, donde los MENA procedentes del Reino Alauita suponen el 93 por ciento del total de inmigrantes infantiles en situación de desamparo. Volviendo a Canarias, los siguientes puestos en la clasificación por países, aunque a mucha distancia del primero, son los 208 menores que procedían de Mali, los 166 que arribaron desde Senegal, los 120 que lo hicieron desde Nigeria o los 106 que vinieron de Sierra Leona, repartiéndose los 163 menores restantes entre 21 países (cfr. gráfico 7.16). No obstante, cabe aquí destacar dos matices importantes. El primero de ellos es que, a partir de 2006, cambia de manera significativa el origen geográfico de los MENA, acorde con la dinámica de la inmigración irregular en general, pues en ese año los que procedían de Marruecos tan sólo representaron el 11 por ciento, mientras que los procedentes de Senegal y Mali suponían el 42 y el 31 por ciento, respectivamente. Tendencia que continúa hasta la actualidad, aunque descendiendo las cifras de llegadas. No podemos finalizar, sin hacer una mención a aquellos MENA africanos, y también adultos, que, en un número indeterminado, se han dejado la vida en estas complicadas travesías desde el vecino continente. Para ellos ya no hay futuro ni esperanza.
252
CONCLUSIONES
253
En este texto hemos tratado de aproximarnos, aunque de manera sucinta, a la función que Canarias ha desempeñado en las relaciones económicas internacionales con África durante la etapa capitalista. No obstante, hemos iniciado nuestro relato haciendo una breve reseña a esos vínculos en el periodo anterior, es decir, desde la conquista a comienzos del siglo XIV. No en vano, una de las principales motivaciones para la conquista y colonización que tenían los europeos era utilizar el Archipiélago como trampolín para sus expediciones en busca del oro africano. También desempeñó un papel esencial como base logística para la defensa del Viejo Continente, frente a la amenaza árabe y otomana. Pero si era un enclave de especiales características para la estrategia política de la potencia dominante de la época, España, también desarrolló importantes funciones económicas. Para ello supo dotarse de un marco institucional librecambista que favorecía su inserción en el mercado internacional, al tiempo que se aplicaba un sistema fiscal más favorable que en el resto del territorio nacional. Entre esas funciones, destacaba la de prestación de servicios a la navegación internacional en el Atlántico medio, sobre todo tras la conquista de América por los españoles y la expansión hacia el Sur de África de los portugueses. Esta posición estratégica la convirtió en objetivo de los enemigos europeos y norteafricanos de la Corona española, que no dejaron de acosar sus aguas y sus costas con ataques piráticos y corsarios.
254
Además de su renta de situación, Canarias también llevó a cabo unas intensas relaciones comerciales con los tres continentes, Europa, America y África. Con el primero, intercambiaba azúcares y malvasías por manufacturas. En el Nuevo Mundo vendía sus vidueños y realizaba un intenso contrabando de bienes industriales, más o menos tolerado por las autoridades. En el continente africano ofrecía sus vinos a cambio de algunos artículos, pero sobre todo de esclavos, tanto para el mercado isleño, como para su reexportación a América. En no pocas ocasiones, este tráfico inhumano se nutría de las capturas realizadas por la fuerza en los territorios próximos a las Islas mediante las cabalgadas. Pero, sin lugar a dudas, la principal actividad económica que se desarrolló entre Canarias y el vecino continente durante este periodo fue la pesca, dado el elevado potencial productivo de los caladeros africanos adyacentes al Archipiélago. En el periodo contemporáneo, y tras los intentos de suprimir los elementos diferenciadores del marco que regía la actividad económica en el Archipiélago por parte del Estado liberal en el segundo cuarto del siglo XIX, la promulgación del Régimen de Puertos Francos en 1852 abría la etapa capitalista en Canarias. De nuevo el librecambio y la baja presión fiscal se implementaron como elementos significativos que apoyaron el crecimiento y la modernización económica hasta la Guerra Civil española. Una dinámica, que de nuevo se orientaba hacia la internacionalización, alcanzando unos niveles de apertura externa muy notables. Ahora bien, no fue un camino de rosas, pues en ocasiones esta tendencia se veía alterada por algunos hechos, como la crisis del primer producto exportador de la nueva era, la cochinilla, los efectos negativos de la Primera Guerra Mundial o las consecuencias del crack de 1929. La Guerra Civil y la Autarquía que le sucedió supusieron una ruptura del sistema económico imperante hasta ese momento, pues se suprimió, si no de iure sí de facto, el régimen de librecambio y se incrementaron los impuestos. Esto tuvo un impacto considerable sobre
255
una economía que no estaba acostumbrada a tales niveles de intervencionismo gubernamental. Por tanto, la extensión del ordeno y mando a la economía retrajo las relaciones con el extranjero y forzó a una mayor integración con el mercado nacional, que encareció las importaciones isleñas. Tan sólo algunas exportaciones, que aportaban un volumen importante de divisas, recibieron trato de favor. Hubo que esperar a los años sesenta para que, a partir del Plan de Estabilización y Liberalización de la economía española, Canarias pudiese recuperar parte de sus especificidades en materia fiscal y de comercio exterior. Proceso que culminó con la promulgación del Régimen Económico y Fiscal de las Islas en 1972. Esto supuso volver a vincularse con la economía internacional, pero ahora, no sólo a través de las exportaciones agrícolas, sino, cada vez más, mediante el turismo. La adhesión del Reino de España, y con él de Canarias, a la Comunidad Económica Europea a mediados de los años ochenta del siglo XX, abrió un nuevo escenario. El Archipiélago debía reformar su marco institucional para adaptarse a la nueva realidad y, tras la incertidumbre inicial, se logró un encaje que preservaba lo esencial de sus especificidades económicas y fiscales. Esta circunstancia ha quedado refrendada a posteriori en el seno de la Unión Europea, mediante la consecución del status de región ultraperiférica que le concede el Tratado de Lisboa. Con ello, las Islas han conseguido mantener un cierto margen de maniobra en sus relaciones económicas externas, lo que las coloca en una situación favorable para acentuar su función como plataforma económica tricontinental en el Atlántico medio. Por tanto, no se trata de algo nuevo, pues los puertos canarios vienen realizando esa función respecto al tráfico marítimo internacional desde el último cuarto del ochocientos. Efectivamente, a partir de entonces, el Archipiélago se convirtió en una base de avituallamiento de los buques de todas las banderas que transitaban desde Europa hacia la parte meridional del Atlántico –America del Sur y África. De hecho, se
256
convirtieron rápidamente en los líderes de la red portuaria española y ocuparon
también
posiciones
destacadas
en
las
clasificaciones
internacionales. Varios factores coadyuvaron a este éxito que se ha mantenido hasta hoy. En primer lugar, su capacidad de adaptación a los cambios que se producían en el combustible naval, pues fueron pioneros en el establecimiento de depósitos de carbón en la segunda mitad del siglo XIX, e incorporaron los derivados del petróleo después de la Primera Guerra Mundial. Otro elemento relevante es que las Islas fueron capaces de proporcionar una oferta suficiente de productos para que los barcos que regresaban hacia Europa completasen sus bodegas. También la actividad pesquera contribuyó a ello, pues la flota española y las procedentes de otros países que faenaban en las aguas del banco canario-sahariano desde mediados del siglo XX, eligieron los puertos canarios como base de sus operaciones. Finalmente, cabe citar la incorporación de la containerizacion desde los comienzos de esta modalidad de transporte, que se produjo a principios de la década de 1970. En el ámbito del tráfico aéreo, ocurrió algo similar desde que se generalizaron los vuelos comerciales a mediados de la centuria pasada. El Archipiélago supo rentabilizar su posición geoestratégica como punto de apoyo para los viajes intercontinentales, dada la reducida autonomía de los aviones de la época. En los últimos años, la expansión del turismo ha convertido a Canarias en una plataforma aeroportuaria de primer orden, no sólo a nivel estatal sino también internacional, al menos en los que se refiere al número de operaciones y al volumen de pasajeros. En el caso de las mercancías, su importancia ha ido disminuyendo en los últimos años, aunque las administraciones públicas han implementado un plan para revertir esa situación. Y otro aspecto reseñable es que, si bien han mejorado sustancialmente la conectividad interinsular y con Europa, no ha ocurrido lo mismo con África y, sobre todo, con América. No obstante, al menos por lo respecta
257
al caso africano, los aeropuertos isleños han logrado mantener una cierta relevancia dentro del contexto nacional. Disponer de unas infraestructuras de transporte modernas era un requisito indispensable para que Canarias se convirtiese en una plataforma logística internacional de primer orden. Ahora bien, esto hubiese sido insuficiente si no se hubiese dispuesto de una red de comunicaciones adecuada con el exterior y entre las islas. Por tanto, el tendido de un cable submarino de telégrafo entre Tenerife y la Península, y su prolongación hacia África y América, así como el establecimiento de una conexión con Gran Canaria y La Palma en las mismas fechas en que se ampliaba y mejoraban los puertos de Santa Cruz de Tenerife y La Luz y Las Palmas, fue una circunstancia que le proporcionó al Archipiélago una ventaja competitiva frente a otras opciones. Y continuó estando a la vanguardia en este campo cuando apareció la telegrafía sin hilos, el teléfono o las conexiones vía satélite. Más recientemente, la implantación de las tecnologías de la información y el conocimiento han abierto nuevas oportunidades, que se han plasmado en el proyecto ALIX, impulsado por el Cabildo de Tenerife para convertir a esta isla en el gran nodo de las comunicaciones entre Europa, África y América. En su proyección internacional, Canarias siempre ha contado con un importante comercio exterior, que la ha situado entre las economías más abiertas del mundo. Un hecho que tiene enormes ventajas, pues, de una parte, permite disponer de una amplia gama de mercados donde colocar los productos exportados. Por otro lado, da la posibilidad de abastecerse a precios internacionales, lo que redunda en una mayor competitividad de la oferta exportadora. Y dentro de esta dinámica, África ha desempeñado un papel fundamental, ya que durante mucho tiempo fue un importante colchón donde vender los excedentes cuando había dificultades para ello en el tradicional mercado de las exportaciones isleñas, Europa, al tiempo que también permitía el suministro del Archipiélago cuando existían
258
obstáculos para acudir a los suministradores habituales. En la actualidad, la cuota de mercado, tanto de importaciones como de exportaciones hacia ese continente, es muy elevada y superior a la que presentan los principales clientes o proveedores de los países africanos, aunque en ningún caso supera el 10 por ciento. Todo esto ha favorecido la internacionalización de las empresas canarias, que, en términos generales, han experimentado un mayor crecimiento que sus homónimas españolas en los últimos años, coincidiendo con la actual crisis económica. Además, el continente africano se ha perfilado como uno de los destinos preferidos para las exportaciones. De hecho, en algunos países, como Cabo Verde, Mauritania o Senegal, se han convertido en un referente a nivel nacional, y en otros, como Ghana, Guinea Ecuatorial o Marruecos, han adquirido una cierta importancia. Se trata de una dinámica que favorece, sin duda, la estrategia de diversificación de la economía de las Islas que se quiere implementar para el futuro. En cuanto a los flujos de inversión, hay que señalar que Canarias se convirtió, durante el periodo colonial, en un foco de atracción para muchas compañías foráneas, tanto extranjeras como peninsulares, que establecieron filiales en las Islas como punto de apoyo a sus negocios en el continente africano. El empresariado autóctono tampoco estuvo ajeno a esta circunstancia y, ya fuera actuando como representante de estas sociedades procedentes del exterior o instalándose directamente en África, adquirieron cierta importancia. En este último caso, sobre todo en las colonias españolas –Sidi Ifni, Sáhara o Guinea Ecuatorial–, aunque también los hubo que se fueron a Liberia, Sierra Leona o Senegal. En la actualidad, los movimientos de capitales entre Canarias y el vecino continente presentan unos montantes muy reducidos dentro de los flujos de inversión exterior del Archipiélago. Por lo que se refiere a la que se recibe desde los países africanos, proceden sobre todo de paraísos fiscales y se concentraron en el sector inmobiliario y el turismo
259
durante la etapa de mayor crecimiento económico de Canarias, entre 1997 y 2005. Las que se realizan desde las Islas han sido muy reducidas, y se han dirigido sobre todo a Marruecos, Cabo Verde, Senegal y Mauritania. Por sectores, destacan la construcción, la hostelería y el comercio, lo que refuerza la idea de que el empresariado canario está haciendo esfuerzos por internacionalizarse y África se decanta como un destino atractivo para expandir sus actividades fuera del mercado regional. El análisis pormenorizado de los casi dos centenares de empresas isleñas que están actualmente establecidas en ese continente, ratifica esta tendencia, pues la orientación geográfica y sectorial que muestran es idéntica a la que acabamos de mencionar. Además, pone de manifiesto que el tamaño no es tan determinante para posicionarse en otros mercados, ya que en su mayoría son pequeñas y medianas empresas. Incluso, algunas de ellas han dado el salto hacia África al amparo de las licitaciones de organismos internacionales multilaterales, un hecho impensable para el empresariado canario hasta hace poco tiempo. La ayuda oficial al desarrollo es otro de los campos donde el Archipiélago ha avanzado de forma considerable en los últimos años. Al menos así se desprende de las cifras de la denominada cooperación internacional para el desarrollo descentralizada, es decir, la realizada por administraciones y organismos públicos no estatales –comunidades autónomas, entidades locales y universidades. En términos globales, los resultados de las instituciones oficiales canarias muestran una evolución claramente positiva, que les ha permitido posicionarse en un lugar destacado en comparación con sus homónimas del resto de España. Específicamente en lo que se refiere al continente africano, el Gobierno de Canarias, los ayuntamientos del Archipiélago, los cabildos insulares y las dos universidades públicas isleñas desempeñan un papel destacado dentro de la cooperación española descentralizada que
260
se lleva a cabo allí. Incluso en algunos países, como Cabo Verde, Guinea Bissau, Mali, Mauritania o Senegal, el protagonismo de estas instituciones oficiales canarias es indiscutible. Esta circunstancia, junto a la posición geoestratégica del Archipiélago,
habría
contribuido
a
que
algunos
organismos
internacionales de cooperación para el desarrollo, como Cruz Roja o Naciones Unidas, se hayan fijado en Canarias para establecer sus bases logísticas desde las que atender sus programas de ayuda en África. En ese mismo sentido, se están realizando gestiones para que en Canarias se establezca una sede de la institución de la Unión Europea responsable de la cooperación internacional. En la misma dirección se trabaja con algunas de las más importantes organizaciones no gubernamentales de desarrollo estadounidenses. Los movimientos migratorios constituyen un elemento clave de las relaciones económicas internacionales de las Islas. De hecho, muchos autores plantean, refiriéndose a las corrientes de ida y vuelta de Canarias hacia América, la existencia de un mercado de trabajo de atlántico. Históricamente, el Archipiélago ha desempeñado una función como área emisora, receptora o simplemente de tránsito para las migraciones intercontinentales. Quizás, por la importancia numérica que significó la emigración hacia el continente americano, se haya minusvalorado el movimiento de personas entre Canarias y África. De hecho, durante el periodo que duró la presencia colonial española en este último continente, los canarios desempeñaron un importante papel en el poblamiento de esos territorios, ya fuese como empresarios, trabajadores o soldados. Incluso, en algunos de ellos su protagonismo fue evidente, como en el caso del Sáhara. También hubo presencia isleña en otras zonas, como Mauritania o Senegal, en buena parte sustentada en el éxodo de los represaliados políticos republicanos durante la Guerra Civil y los primeros años del franquismo. La retirada hispana de sus posesiones africanas supuso el retorno de la mayoría de los insulares que se habían establecido en ellos, de tal manera que en la
261
actualidad la presencia de canarios en África se habría reducido a unos pocos centenares de personas, localizados sobre todo en Guinea Ecuatorial, Cabo Verde, Marruecos, Mauritania y Senegal. Más reciente es la corriente inmigratoria que, procedente de algunos países africanos, ha elegido Canarias como destino, o más bien como puerta de entrada a la Unión Europea. Sobre todo han venido desde Marruecos, Mauritania, Nigeria y Senegal, aunque en no pocas ocasiones es muy difícil conocer a ciencia cierta cuál es su procedencia real. En muchos casos, esta diáspora ha adquirido tintes dramáticos, al producirse el traslado a las Islas de forma penosa en cayucos o pateras, perdiendo la vida en el intento un número indeterminado de personas. Una parte significativa de esos inmigrantes africanos son menores de edad, lo que les ha dado un cierto protagonismo mediático y político. En definitiva, en esta investigación se ha puesto de manifiesto que África está cerca desde el punto de vista geográfico, pero no está tan lejos, como se suele presuponer, en otros ámbitos, particularmente en el de las relaciones económicas. Quizás lo más importante es que se pretende intensificar aun más esa vinculación, pues la economía africana todavía tiene un largo recorrido, mediante iniciativas como el proyecto ALIX, la ampliación de los recintos portuarios y aeroportuarios o la construcción de polos empresariales tecnólogicos. Asimismo, en la próxima reforma del Régimen Económico y Fiscal se pretende impulsar la internacionalización de las empresas canarias, creando instrumentos específicos para favorecer su desarrollo en África. Más aun, las Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación del Archipiélago están realizando una ingente labor en forma de misiones comerciales en colaboración con PROEXCA y el ICEX, para facilitar los contactos del empresariado isleño con sus homólogos de otros países africanos, especialmente de aquéllos que ya se han convertido en socios estratégicos del Archipiélago, como Cabo Verde, Marruecos, Mauritania y Senegal, o de otros en los que se intenta
262
impulsar la presencia isleña, como Angola, Ghana o Guinea Ecuatorial, sin descartar otras opciones en el futuro. En
este
mismo
sentido,
también
se
quieren
mejorar
las
prestaciones de la Zona Especial Canaria para atrae a sociedades extranjeras que utilicen el Archipiélago como base para sus negocios en el vecino continente. No en vano, las reciente visitas a Canarias de embajadores o mandatarios de países que tienen unas importantes relaciones con África, como China, Estados Unidos o Rusia, demuestran el creciente interés que tienen por conocer las posibilidades que ofrecen las Islas para proyectar sus acciones en ese continente. A estas iniciativas hay que añadir las desarrolladas por la Cámara de Comercio Hispano Norteamericana, que está trabajando para dar a conocer las potencialidades de Canarias al empresariado estadounidense. Es en este ámbito donde recientemente se ha llevado a cabo la reunión, por primera vez fuera de Estados Unidos, de la Conferencia de Líderes Hispanos de ese país, concretamente en Santa Cruz de Tenerife. También se puede enmarcar aquí la próxima celebración, de nuevo en Tenerife, de la Conferencia Internacional de Alianzas Comerciales con África promovida por la Corporate Council on Africa, en colaboración con la European Business Council for Africa and the Mediterranean, la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Santa Cruz de Tenerife, el Cabildo Insular de Tenerife y el Gobierno de Canarias. Pero, sin lugar a dudas, uno de los principales elementos que va a facilitar que Canarias se constituya como una gran plataforma logística y de negocios internacional entre Europa, África y América, es el conocimiento y la experiencia que el Archipiélago tiene acumulados desde hace algo más de cinco siglos.
263
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264
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