OBITUARIO #46

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David Bowie 1947-2016


BOWIE —David, David, no podéis hacer estos encuentros, el sexo particular va contra las leyes —gesticulaba y abría los brazos que tenía levantados, la cama desordenada donde yacían David e Iman parecía abrazarlos. El tenue y picante aroma del sexo llenaba el ambiente de la habitación de huéspedes en el ala que aún estaba habitable del semi destrozado hotel David se sentó al lado del lecho, dándole la espalda mientras se embutía en los calzoncillos, no habló mientras el otro lo hacía, cuando terminó de hacerlo, él se volvió lentamente. —Son vuestras leyes, no van conmigo, soy un visitante, aunque yo los haya creado a ustedes. —Razón de más −ripostó−. Eres quien más debe considerarlas si las has creado. —Yo tengo muy claro y es mi instinto el que me dice cómo debemos hacer para reproducirnos, no necesito esas sesiones grupales de videos porno, ni las orgías que hacen luego, para recordar como se hacía para fecundar, se me -


han ido de las manos, yo no tengo el control sobre mi creación. Os digo que este mundo después del apocalipsis nuclear y despoblado no requiere de nada más que el amor humano. Lo llevo repitiendo desde que escribí vuestra historia y por eso vine la primera vez, para enseñárosla −se levantó lentamente hasta quedar frente al hombre, que bajó los brazos, mirándole a la cara, mientras Iman, envuelta en una sábana se deslizaba hacia el baño. —¿Qué le ha pasado a tus cejas? No las tienes. —Quería que el mundo de mi generación os conociera para que supieran lo que les pasará si no tienen cariño al mundo en que viven, llevé la historia a Mott The Hoople y me la rechazaron, me enfadé muchísimo y por eso vine aquí de nuevo, avisaros que tenéis futuro si lucháis por él, con el amor.

—Pero ¿qué le ha pasado a tus cejas? —Me las afeité.

José Luis Rosas Guerrero


Lola MarĂ­n


POLVO DE ESTRELLAS De algún punto inconcreto del espacio, en peripecia cósmica, golpea la calle K-West

el profeta melódico. Ve gente pequeña —esquelética—. Los que son nada, los que son alguien le hacen el amor a su ego.

Enseña, como un mesías leproso, que todos los locos se hunden en la arena. «Es difícil ir al cielo cuando estás bajando». Cuando los chicos mataron al hombre sólo quedó polvo de estrellas.

Diego Mercado Villarroel


Luz Sรกnchez Aguilar (Pendientera)


NUEVAS CONFIGURACIONES PARA EL ANARQUISMO EMOCIONAL a Esther […] So much has gone and little is new […] And I want to believe In the madness that calls “now” And I want to believe That a light's shining through somehow And I want to believe And you want to believe And we want to believe Ah we want to live Oh, we want to live Cygnet Committe (1969), David Bowie

he visto el rostro intransferible de todas las ciudades de Europa el carácter místico e imperdonable de la libertad he llevado el fuego de Coltrane en los ojos y el drama del

oficio entre mis manos yace rojo y verde


como uno de tantos cadáveres en medio del camino que pudieron ser mi yo futuro

te recorro de memoria como se recorren las canciones de la juventud esto es corriendo hasta que el sol cambia de lugar demasiado lejos ya para ser yo pero tan cerca que no puedo armarme en otro en nuestra casa último símbolo del cambio el cambio que es el odio en mansedumbre

soñar es convertir el cuerpo en agua el cuerpo en la despensa

y el himno que derrama sobre el mármol nuestro amor de anacronismo soñar es nuestro amor de anacronismo como si nada de esto tuviera algo ver conmigo voy naciendo en el tejado de una casa erguida altísima

busco a mis hermanos tras los muros los que saben y conocen la mecánica del miedo


busco a los pasantes a los mártires del sí donde esta nueva epifanía y aunque me hablaron de él apenas nada conozco sobre Gil Scott-Heron y colmada la barriga de avatares contra la vanidad digo soy lo único que tengo

repta serpiente de oxicodona de bastión daguerrotipo de hombre doliente de pan sin aderezo repta sol varado mis manos no se acercan a tu cuerpo una postal que se desborda en un desván de Mogadiscio me abastece un recuerdo arde en el aire y nos advierte de que siempre

seremos tan pequeños como el hijo siempre

ungüento para el músculo que rompe vuelo que se quiebra abrazo que no sabe asir la nada nos espera una alabanza

de finitud mamífera de arpones que no alcanzan a matar la sencillez del hecho


AĂąeta Martin


emancipada vuelve nunca la esperanza blanca la vida espera libre en esta tierra luterana la vida y su doctor honoris causa maestro prométenos el mar y no la anáfora sin huellas de sintagma nominal me pertenece

anhelo en nuestra mesa la soberanía del tiempo como todos o ser piedra hacer liturgia con la lluvia desear lo indeseable no es proyecto me entrevisto con los ojos entreviendo con los puños configuro un grito insano a quién deber si no danza o histeria frente al Ródano a quién nuestros teléfonos que no discurso alguno supimos dar nombre a los más veloces deterioros

en cambio no supimos qué bocado almacenábamos en cada armario hueco

hijo hoy canto a tu muerte y a la muerte de lo que un día tu

padre no me culpes por no haber sabido amarte


no me culpes pues la culpa es nuestro don y nuestra patria es la derrota en la memoria el ornamento es oponerse hijo canta con tu padre cuando llegues canta con tu voz que nunca oí con el amor con el que lloro ante el deshielo de los ojos de tu madre

perder mi narrativa es impensable puedo ser oyendo el género fluido de la tierra puedo arder como el pájaro que no siente en su caída estrepitosa toda trayectoria es solo un gesto de abandono todo propósito es detenerse abramos los mejores desengaños y tratemos de beberlos en voz baja mintamos a la orquídea

cortemos nuestro pelo fundemos un crisol de condiciones ofrecidas en bandeja y saltemos al vacío

a mí ya no me importa tu risa de alveolos destruidos

buscamos un responsable repetimos casi todas las mañanas la muerte de Kennedy


acaricio tu piel con mis dedos que ya no están en su lugar la ausencia doy órdenes a un miembro fantasma la calle una guitarra kilométrica me abriga la nieve el tequila literatura de barricada y yo solo naciendo como Lázaro zapatos mojados encima del calefactor And I want to believe por eso bebo el agua y sueño

Isandro Ojeda-García



EL HOMBRE QUE CREÍA SER DAVID BOWIE —¿Profesión? —Estrella intergaláctica. —¿Cómo dice? —I’m an alligator! —¿Qué? —Estoy intentando decirle que vengo de otro planeta para revolucionar la escena musical terráquea, pero no me presta usted atención.

Gabriel Noguera


WARSZAWA En el ruido de un tren circulando, doblando el sonido, la luz blanca lanza dardos a los ojos de los amantes buscando ser como ellos, reflejando ningún color, drenando el océano.

Sula vie dilejo Solo vie milejo

De sephirote en sephirote, de euforia a disforia me aseguro de que el blanco deje manchas. Camino montaña sobre montaña y llego hasta mi Varsovia interna… ¿Muestra mi rostro resplandor?

Cheli venco deho Cheli venco deho, malio


Paredes marcadas con agujeros de bala. Un hombre descargando carbón en la gris cellisca; los residuos metálicos de la historia, la lenta coagulación de ecos y sonidos.

Helibo seyoman Cheli venco raero, malio, malio

En un lenguaje que escapó a las guerras de un mundo que no es la desolación psíquica encarna en una Europa imaginaria, en un hombre roto, pensativo retratado en una ciudad.

Diego Mercado Villarroel


«El futuro le pertenece a quien puede oírlo llegar». David Bowie


COLABORADORES Kosta Lola Marín Añeta Martin Diego Mercado Villarroel Gabriel Noguera Isandro Ojeda-García José Luis Rosas Guerrero Luz Sánchez Aguilar (Pendientera) DIRECCIÓN Sonia Marpez Gabriel Noguera

DISEÑO Y PORTADA Sonia Marpez Obituario N.46 – David Bowie Publicado el 10 de enero de 2017 obituariomag.blogspot.com



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