OBITUARIO #34

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Francesca Woodman 1958-1981


EL JUEGO DE LOS CUERPOS La habitación de Francesca es el único refugio donde la pequeña se divierte con comodidad. El juego comienza cuando la niña se arrincona en una esquina y comienza a destilar su propia esencia: expulsa siluetas, cuerpos borrosos, infinitos reflejos de la turbidez de su espíritu. Luego se levanta para desvestir los cuerpos invocados y los degusta en su cuarto también desabrigado. Sus propias corporeidades internas son sus únicos amigos, siempre evanescentes. El juego consiste en dialogar sobre la subjetividad de la belleza, llegar a un acuerdo y componerla dentro de la estancia. En determinado momento, Francesca se extrae del ballet inmóvil, se instala ante la belleza y la aprisiona en su retina.


El juego finaliza cuando, tras la captura, el éxtasis de la pequeña se contrae, los cuerpos la abandonan y dejan la habitación totalmente desnuda y fría. En ese instante, ella le muestra al espectador la puerta abierta, pero nunca la traspasa porque le teme al otro lado. La pequeña Francesca, para calentarse, revela sus fotografías oculares, las inserta en su paladar, regresa a su rincón y el juego se reactiva.

Tamara Andrés


Francisca Pageo


NO HA SOPLADO EL VIENTO Bebe de su diafragma como una posesa, luego no respira. La pintura negra en la piel, no es el rímel de la nada. No es la negación. No es el cero absoluto. Pero se crucifica sobre el cuerpo desnudo de las Rocosas. Se perfuma de irrisorio olvido. Se viste de tiza blanca y pisa con los talones empapados en fiebre las aceras podridas de Lower East Side. Curioso lugar para corromper la vagina alba del cielo. Enferma de luz y de palomas. Muerde el aire entre las menudencias de sus piernas. Para cuando agosto abrase los campos de trigo: el pan será dulce, las paredes desconcharán poemas. Y los rostros parapléjicos de papel puede que hagan preguntas dolorosas. Ten cuidado, lo sé, nunca tienen tiempo para tus efluvios bañados en sales de plata. Me he asomado a sus pupilas y lo he visto: Nadie quiere fijar tu caída por el albañal. Temen la ponzoña o la maraña de pelos. No bebas de ese aljibe, decía tu madre. Comerás de las ciruelas más verdes. Las sentirás venir como luciérnagas cosidas a la penumbra. ¡Quién más aguardaría en vigilia el temblor de un corazón! Y no ha soplado el viento. ¡Yo lo he visto!

Rodrigo García Marina


Jesús Castro Yáñez


CUERPO EN LIBERTAD A Francesca Woodman En un vendaval de ira se mantiene tu cuerpo a flote fantaseando entre flashes desnudo. Luces oblicuas te irradian en ángulo y convierten en tela de sábana santa. Cortina de humo al aire, continuo movimiento de visillos ondean las ventanas. Tu cuerpo es una radiografía intacta en un pavimento de madera. Y tú escapas de él hacia la calle.

Paola G. Sepúlveda


Pigeon P.


ABSTENCIÓN DE REALIDADES

Proponme algo mejor que esta abstención de realidades. Descubre a voces este dolor inoperante, hazme odiado si se tercia el lote de mis dudas. Piensa que en mi espacio sobrevuelan las palabras que se omiten, las que no gozarán nunca el sabor de la existencia. Si quieres, golpéalas. Cruza con ellas el diálogo de las 2:57 hasta que, perplejas, agonicen. Hasta que dejen de sentir la necesidad de traicionarme. Te suplico. Si existir a mi modo es erróneo aplica paralelas a mi funcionalidad turbada. Si consigues cruzarte conmigo explícame como se desarrolla lo correcto, cuál es el fin o el objetivo. De qué trata esta rutina que envuelve a la vida, desenfoca el misterio y abraza a la muerte.

David Sarrión Galdón


TÚ Encontré, debajo de la luna, susurrándome, mientras yacía de bruces, sudando, una sombra que ardía, me levantaba por los pies, y una mosca acariciaba mis rodillas, sufría, la garúa era otra, sólo me frote los ojos, vi la luz solar, un charco de sangre, un perro muerto más, muerto por el olvido, sufría pero no le temía, ¿Quién hubiese fotografiado el momento para la memoria de mi quimérica azulina experiencia?


YO Volví a delatarme, a sentir nada por mi acción vacua, a responder a la luna y a los ojos ficticios embelesadores, completando un nuevo inicio, cuya responsabilidad es mía; ella va a sufrir…

Franz Leonel López Vasquez



«Ella se alimenta de muerte y amanecer» Ray Bradbury

Frotabas tu nostalgia contra la piel mellada en el temblor de las paredes. Frotabas tu delirio, tu extraña afección de mujer fantasma, quebrada en la distancia tras el calambre giratorio del tiempo. Y de esa insólita lujuria, de ese roce inevitable contra el abismo, germinaron semillas de lluvia sobre tu espalda: hijas silvestres de la soledad y el desgarro, sonando en tu herida como una multitud siniestra. El cuero de tu gris esperanza. Francesca, plantear el vacío fue tu última conquista. El único milagro. Quisiste calibrar la caída de la flor. El impacto de la rosa sobre el equilibrio de tu fugaz existencia, por eso decidiste arrojar bien lejos el grito de tu última belleza. Emprender el vuelo hasta abandonar el ahogo en una majestuosa ceremonia. Así que, atrevida y crepuscular, abriste la ventana otorgando a la luz el privilegio de encender la transparencia de tu cuerpo para siempre y te lanzaste hacia esa eternidad que hoy contemplamos en el blanco y negro de la sangre que salpica el enigma de tus imágenes. Borrosas en su incurable deterioro.

Mujer Ciervo


DESNUDA

Emerge de la pared desnuda, entre el papel tapiz floreado, deja de ser parte del deterioro y logra la encarnación en forma corpórea, perfecta. Desnuda niega la cara a la cámara; alcanza una puerta de rodillas, frente a un espejo. Cabeza y torso en movimiento en una vitrina de museo. Seno y muslo contra el vidrio. Desnuda se abre de piernas y refleja el entorno: unos brazos extendidos como troncos, enraizados, en blanco y negro. Desnuda algo siniestro en la densidad de las puertas, ventanas… Paredes descascaradas en las geometrías desordenadas.


Desnuda una ninfa moderna en la orilla del mar, sobre fondos desahuciados, como un alma desahuciada. Desnuda sentada sobre sus rodillas en Roma. Desnuda sucia de barro camuflada como parte de la decadencia, fuera de foco fuera de tiempo.

Diego Mercado Villarroel


SofĂ­a B. Manzano


Quiero llegar a ser lo que ya soy. Alejandra Pizarnik

Me pasé largo tiempo soñándote Al abrigo del espejo yo jugaba a las muecas un beso frío de tus labios tan fríos mi pecho desolado y nunca del todo batiente Te vi las dudas pequeñas pecas de octubre ininterrumpido vello en los brazos una pizca de humor en los ojos en las rodillas tres felinos viviendo en el cabello —cuánta belleza junta— pensé pensaste Quiero llegar a ser lo que ya soy Resbalo hasta el suelo y desnuda soy toda cristal toda respuesta Voy a extender mis manos de difunta con las palmas muy abiertas para que al asomarte a mi rostro nos veas nos sonrías nos quieras.

Gema Palacios


UN CUERPO DESNUDO EN UNA HABITACIÓN EN RUINAS «Pienso y hablo a menudo sobre mi detestable tendencia al romanticismo. Creo que el esfuerzo de deshacerme de esta actitud en mi trabajo ha tenido un extraño efecto en mi vida... La fotografía es también una manera de conectar con la vida. Hago fotos de la realidad filtradas a través de mi mente». -fragmento del diario de Francesca Woodman-

Hay algo en el reflejo de predicción de futuro de historias de fantasmas, de frágil caricia de lenguaje secreto para provocar la magia un ritual exacto: detenerse a palpar la herida, luego hacer que los opuestos se abracen y esperar como el animal que observa a su presa esperar hasta que la oscuridad del interior del cuerpo sea rodeada por la luz necesaria solo así el instante perdura a través del tiempo sólo así la herida es palpable en la memoria de aquellos que conocen tu nombre.


Mil novecientos ochenta y uno la ventana abierta para sentir cómo late una ciudad que es todas las manos rozando el viento para saber cómo respira una ciudad que duele qué pensaste mirando aquel paisaje que te miraba directamente a los ojos indirectamente al corazón, qué recuerdo precedió al impulso. Observo tus fotografías veo en tu cuerpo mi cuerpo en tu edad mis años en tu tristeza, la tristeza de quien busca la belleza en el mundo.

Marina Alcolea


Mariana Freijomil


FRANCESCA A TRAVÉS DEL ESPEJO «Desde el balcón más alto de los cielos se arrojó a la tarde contra el pavimento». Marcos Fingerit Etérea, misteriosa, efímera, frágil y poderosa se burla de lo anodino. Explora los límites de su ser con impúdica desnudez y la mirada tímida. Mimética, sexual e inocente desgrana la intimidad cargada de grietas y melancolía. Metamorfosea con el entorno, una atmósfera atemporal y una angustia de desordenadas geometrías interiores. Francesca mira por la ventana, es una frágil silueta tras el cristal, ve el último pájaro azul, respira hondo, cae.

Yolanda Martínez Aranda



JARDÍN Si el latir de mis ojos te arrastra hasta el sitio donde el ahora sea tarde, entiérrame bajo los pasos que aún no he dado. Me despertaré de nuevo y te llevaré lejos, donde alcance la longitud de mi pelo. Colgando en la telaraña, la luna hilvanada nos despertará de este sueño de tierra. Cuando el verano saque toda la lluvia de nuestras bocas nos ahogaremos por mirar tan alto, hundidos en el recuerdo de haber flotado sobre el suelo se nos llenaron los bolsillos de cemento. Encogidos, sangramos los días perdidos, las tardes pegajosas, y el zumbido acompasado de los 500 pasos acabará por taparnos la cara.

Sara Ferro



Hoy me levanté de nuevo. — «Hola, vida, ¿qué me retratará hoy?». Miedo a equivocarme. El arte como religión. El arte es mi doctrina. Obrera de la creación. Papá jugando a luces en su estudio. Mamá jugando encerrada con su barro. Mi acto compulsivo de creación como condena… Todo Arte Todo Vida Os dejo escrito vida, amigo mío… 22 años, amada cámara, ya estoy suficiente encantada de conoceros…. (sueños con Francesca… Dulce Escribano) Escribo y me despido: «Mi vida en este punto es como un sedimento muy viejo en una taza de café y preferiría morir joven dejando varias realizaciones, en vez de ir borrando atropelladamente todas estas cosas delicadas…». (Francesca Woodman)

Dulce Escribano


LĂşa Piznik


NY XXVII Hay una pared clavada a la piel de un zorro, una sombra vestida de mujer con contornos de humo y movimiento. Hay un espejo emborronado como un dibujo viejo, una piel vestida de sombra con el corazón bajo una puerta. Hay una anatomía de pájaro. Una piel. Una piel de delicadas realizaciones. Hay un cisne, un gato, un rebaño de tristezas, y sobre las ventanas del Lower East Side de 1981 algunas geometrías interiores desordenadas.

Javier Calabria


qué sé yo. de repente, podría haber imaginado mi mundo repleto de respuestas fáciles y sentarme derechita con los codos apoyados sobre la mesa —como corresponde— mientras mamá sirve el té a las cinco en punto. ser educada con el lenguaje y sostener que el cuerpo desnudo es una blasfemia. ser una católica ferviente y asistir a misa, sin falta, cada domingo. agachar la cabeza y pedir disculpas cuando mi comportamiento no es el apropiado para una dama. someterme al mandato de una sociedad machista y no reaccionar frente a lo que me parece injusto. pero no. resulta que soy inconformista, rebelde y utópica. rechazo la comodidad y me vuelco entera a cuestionarlo todo. quizás la felicidad para mí, no sea otra que, atrapar para siempre en una fotografía gris momentos melancólicos plenos de angustia. arrojarme por la ventana en busca de la calma mientras las flores abren sus capullos en señal de victoria.

Crista Smith


DAMNATIO MEMORIAE Desde muy joven he practicado el arte de desaparecer. Primero en las fotografías y ahora en la vida. Digamos que el asfalto es el lienzo. Mi cuerpo es la pintura y la caída es el pincel. Durante un momento, paralizar la ciudad. Y que se pregunte la gente: ¿quién es esta chica y por qué yace muerta aquí, a la vista de cualquier transeúnte? La muerte ha de ser un evento privado y sólo una persona indecorosa compartiría su muerte con todo el mundo. Pero yo siempre he tenido problemas con el decoro. Morir para que algunos digan al llegar a casa: hoy he visto una chica muerta en la calle. También eso se convertirá en un recuerdo borroso.

Gabriel Noguera


«¿Estoy en la fotografía? ¿Estoy en ella o fuera de ella? Yo podría ser un fantasma, un animal o un cadáver, no sólo esta chica de pie en la esquina». Francesca Woodman


COLABORADORES Marina Alcolea, Tamara Andrés, Sofía B. Manzano, Javier Calabria, Jesús Castro, Mujer Ciervo, Dulce Escribano, Sara Ferro, Mariana Freijomil, Paola G. Sepúlveda, Rodrigo García Marina, Franz Leonel López Vasquez, Yolanda Martínez Aranda, Diego Mercado Villarroel, Gabriel Noguera, Francisca Pageo, Gema Palacios, Pigeon P., Lúa Piznik, David Sarrión Galdón y Crista Smith

DIRECCIÓN Sonia Marpez Gabriel Noguera

DISEÑO Sonia Marpez Obituario N.34 – Francesca Woodman Publicado el 19 de enero de 2016 obituariomag.blogspot.com



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