Federico GarcĂa Lorca 1898-1936
OQUEDADES
«No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie». Federico García Lorca
Hay alguien que duerme en el cielo tras el humo de las fábricas y las puertas del campo
hay alguien que nos mira que ve cómo lloran los niños de asfalto
con la indiferencia del que sabe que morirá mañana.
En algún lugar de este planeta quizá bajo los árboles quizá entre las hormigas grita una aurora.
En algún lugar que nadie sabe sigue latiendo la vida y hay manos negras que apartan la tierra y labios que besan labios iguales y lloran por alguien que no conocen.
Nadie duerme ya en la tierra nadie, nadie.
Sólo quedan los huecos de la bala en la espalda de las olas en los cuadros Sólo quedan los huecos en esa humanidad que mata pero no olvida en esa humanidad que sufre pero no grita
en esa humanidad que busca dónde decirte adiós.
María Sánchez
Cristina Sรกnchez
CALLEJÓN SIN SÓLIDO Lorca decía que la poesía estaba en la calle, últimamente, la veo en un acuario alimentándose de sus propias escamas. Sí, hablo desde mi ignorancia, ni siquiera sé escribir. Articulo letras, amueblo lo incolocable en las páginas, y espero a que toquen el timbre. para servir un poema frío con dos pastas. ¿En qué calle, fosa o muro? ¿Tú sabes dónde, Lorca?
Lluïsa Lladó
HOMENAJE A FEDERICO GARCÍA LORCA
«La muerte se diría más viva que la vida porque tú estás en ella» Luis Cernuda, de su elegía a F.G.L. He visto a veces el mundo derrumbarse, ir muriéndose de ruina igual que una grieta en lo más íntimo, ir abriendo en cada dolor de su corazón un poco más de muerte, y es terrible. Y aunque hoy se me derrumba un poco más; aunque un labio todavía sienta el agua más derrotada de la vida; aunque lo cruel del hombre extienda todavía en él la turbia sombra de su escombro más aterrador; hay quien abre hacia los cielos su libertad por la libertad de todos; quien abre su voz, sus ojos y sus brazos con una gratitud olímpica, porque puede extenderlos libremente sobre la belleza del mundo.
Así, aunque todo alrededor se derrumbe, como una flor que se abre de justicia entre tanta espina vengativa,
tĂş pervives en la verdad imperecedera del poeta, eterno y frĂĄgil, en un libro y sus secretos inmortales. Cuando una libertad amenaza a otra, son dos libertades las que mueren.
Jorge Villalobos
Fidel MartĂnez
ALMODOVAR | LORCA tengo una superficie de cuatrocientas hectáreas de órganos que palpitan tengo la crin de un mamífero cuando no quieres beber el vino de los ricos salen por la noche y en sus vergas no hay madeja en sus ojos veo un parto cuando no quieres vivir en la matriz de pura inercia si en la tierra toda roja no hay balance tengo sangre en cada mano porque es tiempo de la poda tengo sangre en cada mano y los lobos rabiosos enfundados en sus anoraks dan patadas a los cubos de basura y escupen al aire sus dientes negros
Isandro Ojeda-García
NANA
Las nubes algodonadas tapan la parte de la sierra, de Osa y de su camada entera verde está la tierra. El globo del niño rojo surca los aires del beso, al verlo de lágrimas mojo todo tu lindo cabello. La paz destila el día todos sus colores: verdes, malvas, marrones… hasta el gris de las vías. El ruido de los pasos de piedra tropieza con el pardillo que está apoyado en la yedra y vuela a flores con pistilo. El soplo del abedul, los ladridos de mi perra recorren de Seúl hasta Finisterra.
Los loros de la alegría son de todos los colores: verdes, malvas, marrones… los deslumbran el gris de las vías.
Los soles de mi Delia se vuelven de mil colores: verdes, malvas, marrones‌ hasta grises, mis soles.
Antonio CaĂąas GarcĂa
Ana MenĂŠndez
GUARDO TU IMAGEN EN MI ESPEJO Guardo tu imagen en mi espejo y en él beso tu poesía —y confieso que es acaso la vida la sombra de todo deseo. Imagino tu voz palpitante besando la tierra y haciéndola diamante, con tu boca llena de versos. Algunos te amaron mucho y bien pero también te odiaron con desdén, querían oprimir tu voz ideal pisar tu cuerpo, desearte el mal. Pero tú le has ganado incluso al tiempo, y derrochas con tu éxito la palabra que no morirá. Acaso vivir sea proyectar una obra y, a pesar de morir, que la vean caminar.
Anäis Costa
JOSÉ ANTONIO Y FEDERICO —Oye, José Antonio. —Dime. —¿Por qué no pueden quererse las dos Españas como nosotros? —No lo sé, Federico. —Hace falta una revolución, ¿sabes? Una revolución sexual. Liberar cuerpos y mentes. —No empieces, que me encuentras. —Bien. Me encanta cuando te pones carpetovetónico y mandón. ¿Qué me vas a hacer? Verde, que te quiero, verde. —Ya está bien, un día vas a conseguir que te fusilen por no tomarte nada en serio. —¿A mí? A ver si te van a fusilar a ti, por hablar.
Gabriel Noguera
Kosta
COMO ACTRIZ AMO A LORCA
«Daré todo a los demás / y lloraré mi pasión / como niño abandonado / en cuento que se borró». Canción menor. F. G. Lorca, 1918. Su mirada es moderna contra el tiempo porque supo atraparlo. Así sus cinco años no terminarán nunca ni tampoco el poema donde la muerte llega, puntual, a las cinco de la tarde. Su mirada es espejo de alma antigua criada al sur de España y crecida en un Oriente legendario. Difícil no encontrar la Alhambra entre sus versos. Se diría que brilla en su luna de plata, sus cuchillos, sus caballos salvajes, las paredes blanquísimas de esas casas de infierno donde todo marchita, y en sus muchos amantes desbocados. Federico escribe como quien tira piedras a un lago sin orillas, sabiendo que las aguas bailarán para siempre. Escribe con furia, con sed y con deseo. Sin describir la vida, contando lo que es, lo que aprendió de chico y aún recuerda, lo que le hace doler y sonreír. Sus obras son poemas y sus poemas canciones. Son la misma carne. El mismo sueño. Sus metáforas desbordan. El escenario y el cuerpo parecen, de repente, torpes y diminutos para darles cabida. El tiempo no atrasó sus textos pero nosotros corrimos tanto en cualquier dirección... Hay que saltar a ciegas ese abismo. La distancia y el tiempo son material de mapas y relojes. Ilusiones numéricas que la escritura burla porque ignora. ¿Pero yo? ¿Qué sé de la tierra, del olvido o de la sangre? -
¿Qué sé yo de la noche o del alba en el río? Sí, sé, claro qué sé, de amar un imposible. ¿Pero alcanza? ¿Cómo prestarle el cuerpo a Lorca? ¿Cómo acomodarlo entre pecho y espalda y dejar que lo que entiendo cuando leo sea acción y no hermoso recitado? Recuerdo haber usado el flamenco y la copla, escucharlos seguido en las mañanas, ubicar dónde pinchan sus sones y sus palmas, dejar que me pegaran, sacudieran. Poder al fin llorar. Recuerdo a Camarón. Su leyenda del tiempo despertando sentidos. La memoria del cuerpo es un misterio. Confié en esa música volcada sobre mí como si fuera luz que alguien fuera a encontrar alguna vez. Recuerdo vestir de negro, besar y ser besada rodando por el piso, lavar sangre reseca de mis manos, cortarme los cabellos. Pensar que no alcanzaba, que Lorca sonreía sentado por ahí, paciente como padre con sus chicos. Le escribí este poema jovencísima. Lorca soñó con Galicia y despertó en la sierra granadina. Se mordió el labio y sangró un verso. Verde que te quiero verde. Como actriz amo a Lorca porque me lleva al barro y a la entraña. Se burla de mis grandes pretensiones de mujer liberada del siglo XXI. Lorca me quiere niña, hembra, me quiere moza, enamorada, madre y viuda. Me quiere -
enloquecida, bruja, virgen. Me quiere españolísima, universal, señora. Y me obliga a encontrarme siendo otra, a quererme en sus modos y a defender la vida por la vida, por lo que es, no por lo que vale. Cómo no amarlo si yo también guardaba los dulces para comerlos después.
Macarena Trigo
Pequeño vals vienés
Laura San Román
EL PUENTE DE CRANE Cuentan que a Lorca le trajo flores o quizá lo citó un lieber Mann. Deja que tu imaginación vuele, dice Levine, y comprende que la poesía no es historia si no halla la mejor imagen: aquélla que hace que vida y muerte se entrecrucen, infinitas.
Álvaro Campos
EL BAILE (POR SI ACASO ALGÚN DÍA EN MI MEMORIA...)
Te observo mientras tus dedos golpean las locas teclas de un piano que danzan furiosas al son de un jazz mortal. Reposado en la banqueta te invade la esencia de un rostro isabelino impregnado en aquel aroma a lavandas del que ella nunca disfrutó. El techo libera gotas de café que humedecen tus labios y a raíz de su amargura brota la necesidad de tu paladar. A tu alrededor, en corro, brincan arrítmicamente niños con piel de acento mudéjar, con títeres suspendidos de sus flacos brazos. La tétrica estampa esconde cierto dulzor. El calor se cuela bajo la ampulosidad de todos los ropajes. Sólo yo permanezco fría en la distancia: esta fotografía se revela a través de mi imaginación.
Te crees dominador de la melodía, te sabes rey de esta casa de cal con tu corona de flores inéditas. Desconoces que la tragedia se acerca al galope. De repente, el agua deja de fluir en el hogar. Los niños, asustados, se evaporan con su circo. Todo calla. (…) De la embestida sólo quedan las ruinas del silencio, pero se extraerán los versos de tu boca y se bailará. Se bailará. Permanezco gélida dentro de esta imagen inexistente (la mente mejor siempre fría) y por si acaso algún día la instantánea se ahoga en mi memoria me levanto y me imagino cerca, muy cerca de ti, le entrego mi mano a tus versos y acepto su invitación.
Tamara Andrés
Lola MarĂn
PEQUEÑA MUERTE
a E. Miremos un instante hacia otro lado. Imaginación, niña mía. Es lo que necesitamos. Para salir al jardín y jugar tranquilos, sin mancharnos las manos de salmos ni hombres, ni sentirnos ya viejos de tanto decirlo. Imaginación, niña mía. Es lo que necesitamos. Para hundir los dedos en la tierra húmeda de aquel prado sin nombre, prado mortal de lunas y sangre bajo tierra, prado de sangre vieja. Con las uñas negras, la piel envuelta en la piel de otros que acaso fueron, huiremos desnudos colina arriba, mientras la nieve gime al tocar los cuerpos.
Imaginación, niña mía. Es lo que necesitamos. Para mirar un instante hacia otro lado …sólo un instante.
Antonio Ullén
TIERRA DE LORCA Alzo la vista. Un horizonte amurallado me cae encima. Las aguas del Darro anestesian mientras el canto de los pájaros fluye en la mañana soleada. En tierra de Lorca, un poeta ambulante se vende a los turistas junto al puente medieval. La cuesta fatiga, el aroma a azahar reconforta. Me permito fumar, extasiado frente al paisaje. Árboles centenarios, flores multicolores. Una gitana me acosa. Como si sus conjuros pudiesen darme algo más que la Alhambra.
Crista Smith y Diego Vidal
JesĂşs Castro y p.strange
Pigeon P
SEMI-ODA A LORCA
Ni tan solo un instante, majo granadino, he dejado de ver tus cejas yermas de malicia. Ni tus dedos gastados por la letra que desvisten la pasi贸n; ni tu cielo sonriente ni el paisaje tras tu rostro. Ni tus luci茅rnagas y su reflejo, rodeando tu solitaria figura en la noche neoyorquina abandonan mis pupilas.
Diego Mercado Villarroel
POETA ATEMPORAL
Hay un mundo escondido tras tus palabras. Náufragos de tu poesía, desordenados, entre millones de voces. Tu infancia ha sido el vientre de muchas generaciones. Un universo de lunas llenas. De los días heridos, el pasaporte. Por eso vengo a decirte que tu alma se pasea eternamente en este mundo de carne y hueso, que tu acento es la radiografía del mundo diseccionado: un manantial de versos Tu éxito golpea la realidad con tus metáforas universales. Dando un final lleno de verdad consigues hacer comprender todos los males. Eres el ejemplo poético de muchos ojos, la omnipresente voz del gran teatro. Eres porque sigues presente,
es ésa tu mayor suerte: Tu mayor virtud y nuestro aliciente.
ANALOGÍA POÉTICA del poema ROMANCE SONÁMBULO (o como convertir un poema de Lorca en un poema dedicado a él) Vente, que te quiero, vente. Ven lento. Ven en calma. Él hombre ante el mar y el amigo en la mañana. Con la luz en los ojos él sueña su poesía, verte alegre, feliz verte, con ojos de amiga lejana. Vente, que quiero verte. Bajo la luna plateada, Las estrellas te están abrazando y tú no quieres abrazarlas.
Adriana Hernández Planillas
TREES CAN FEEL PAIN
Sólo sé deciros que dos niños que pasaban por la orilla del bosque, vieron una perdiz que echaba un hilito de sangre por el pico. Ésa es la causa, querido capitán, de mi extraña melancolía. Federico García Lorca Somos material caótico y torpe tormenta cálcica, serrín de estrellas construiremos un altar en tu fémur beberemos para olvidar la voz. Mercurio del que nace la sangre del árbol nevado, árbol de sed apoyado en el vencejo. Somos animal-memoria herviremos la orilla de un bosque azul para abrigar la noche, sin embargo, escucha, no estamos solos alguien observa desnudo entre la arboleda y esculpen las manzanas sus huesos tibios. Haya quizás buscado hendir el conocimiento en la costra del árbol transformar el frío de la metralla, el arsénico en una corona de algas definitiva sirenas: conocemos ese gesto,
hemos venido del mar como un tritón herido por el signo. Creo que estábamos en un mismo sueño
pero no teníamos voz, solo sed y el frenético hacer de los insectos. Así pues lo habíamos querido; así, ver el ramaje codificar la luna, masticar el luto del lenguaje ante el limo. Es tarde, demasiado tarde; el sol ha fermentado un rayo en tus pulmones, el último pájaro ha procurado un quiebro indeciso
alga nieve limo gesto insecto corza voz frío árbol
que un hilo de sangre
nos dibuje el mentón. Almudena Vega
«La creación poética es un misterio indescifrable, como el misterio del nacimiento del hombre. Se oyen voces, no se sabe de dónde, y es inútil preocuparse de dónde vienen». Federico García Lorca
COLABORADORES Tamara Andrés, Álvaro Campos, Jesús Castro, Antonio Cañas García, Anaïs Costa, Adriana Hernández Planillas, Kosta, Lluïsa Lladó, Lola Marín, Fidel Martínez, Ana Menéndez, Diego Mercado Villarroel, Gabriel Noguera, Isandro Ojeda-García, Pigeon P., Laura San Román, Cristina Sánchez, María Sánchez, Crista Smith, p.strange, Macarena Trigo, Antonio Ullén, Almudena Vega, Diego Vidal, Jorge Villalobos.
DIRECCIÓN Sonia Marpez Gabriel Noguera
DISEÑO Sonia Marpez
Obituario N.29 – Federico García Lorca Publicado el 18 de agosto de 2015 obituariomag.blogspot.com