2 minute read

2.2. Prevenir o prever, ¡hay que elegir

Este esquema retoma los diferentes componentes de la gestión de los riesgos de inundación examinados en el capítulo anterior, identificando las diferentes instituciones concernidas en un territorio, para poner de manifiesto la complejidad del sistema y los diálogos intersectoriales necesarios a la hora de valorar un proyecto sobre esta temática..

2.1.2. Delimitar el proyecto

Un proyecto es gestionable yeficaz si está delimitado espacialmente y en cuanto al número de instituciones implicadas. La elección de estos límites está condicionada por limitaciones, algunas relativamente objetivas (los límites territoriales de una cuenca hidrográfica no son negociables, tampoco los límites geográficos de la zona inundable correspondiente a la amenaza máxima o la más rara), y otras discutibles, por lo tanto negociables, como los recursos financieros asignados al proyecto, así como el número de instituciones que se vayan a reunir en torno a la mesa de dirección del proyecto. La eficacia de los proyectos depende principalmente de la elección de un número limitado de actores, con roles bien definidos..

En materia de prevención, las colectividades locales deben estar movilizadas (siempre son numerosas en una cuenca hidrográfica en cuanto ésta supera unas decenas de kilómetros cuadrados). Sus diferentes representantes deben plantear sus preocupaciones (urbanistas, expertos en medio ambiente, representantes de los diversos intereses económicos, de la gestión de los recursos hídricos, etc.). A ellos hay que añadir las autoridades nacionales encargadas de las políticas de prevención de riesgos y de otros intereses relacionados con el agua (riego, medio ambiente, energía, etc.).

En materia de previsión y de gestión de crisis, conviene asociar a estos diferentes actores el servicio responsable de la seguridad civil, los servicios meteorológicos o hidrológicos encargados de la observación de los fenómenos en tiempo real, los servicios sanitarios, de atención a las víctimas...

En materia de cultura del riesgo, convendría movilizar a los servicios educativos, capaces de difundir una cultura del riesgo, a los medios de comunicación, en condiciones de difundir las informaciones, y también a las aseguradoras para la indemnización de las víctimas.

2.2. Prevenir o prever, ¡hay que elegir!

Cada situación particular requiere una elección de objetivos prioritarios, especialmente entre una intervención de «prevención» (teniendo en cuenta el conjunto de posibilidades) y una intervención de «previsión», dirigida hacia la gestión de crisis posibles (con el foco en un evento específico, único).

Los actores a movilizar y los métodos a emplear diferirán según los objetivos elegidos. En hidrología, en particular, describir estadísticamente un régimen hidrológico de crecida tiene poco que ver con la modelización de una relación lluvia-caudal en un episodio hidrometeorológico concreto que permita pronosticar la crecida que se avecina. Por otra parte, el trabajar simultáneamente en la prevención y en la previsión no aumenta la eficacia de ninguna de las dos, y puede tener el efecto contrario: una vez que se establecen sistemas de alerta de inundaciones, ya no es necesario controlar la vulnerabilidad o, al contrario, con un dique de protección, no hace falta desarrollar un sistema de alerta de inundaciones eficiente.

This article is from: