Vol. 04 N° 4
Marzo 29 de 2019
ISSN 2500-5030
Observatorio S&D
Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto” Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales Boletín del Observatorio de Seguridad y Defensa
OBSERVATORIO S&D
2019. Boletín digital. ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA “General Rafael Reyes Prieto” Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN) Bogotá D.C., Colombia.
DIRECTIVOS
Director: Mayor General Jaime Agustín Carvajal Villamizar Subdirector: Contralmirante Orlando Grisales Franceschi
Vicedirector de Investigación: Coronel Fernando Enrique Farfán Castro Director CSEDN: Coronel Oscar Mario Ramírez Villegas Editora: Nasly Rocío Cárdenas Rodríguez M.A. (c) Asistente editorial: Mateo Andrés Roa Suárez & Juan Pablo Monzón Torres.
El Boletín del Observatorio de Seguridad y Defensa del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN), es una publicación virtual quincenal que recoge temas de la coyuntura nacional e internacional y el análisis crítico producto de sus investigadores.
Las ideas expuestas son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no expresan la posición oficial ni el pensar institucional de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto” o del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales
Derechos exclusivos de publicación y distribución de la obra del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN). Esta publicación tiene periodicidad quincenal.
¿Cómo citarnos?
Apellido, N. (Año. mes, día). Título del artículo. Observatorio S&D, Vol. (N°). Recuperado de [Dirección electrónica]
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CONTENIDO
Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales.
¿Se justifica una intervención militar en Venezuela?: Una mirada política, humanitaria y militar de la responsabilidad de Colombia frente a la crisis venezolana. (Parte I)
Andrés M.F Gonzales Sainz.…….......................………………………………….……………..05
Intervenciones militares: una historia de fracasos; caso Libia, comentarios. Mateo Andrés Roa Suarez............................................................................................................10
La hegemonía de la memoria ¿problema o solución? Nasly Rocío Cárdenas Rodríguez ...……………...…..………………………………………....11
Nuevo Orden Internacional: Declive del Multilateralismo? Juan Pablo Monzón Torres …………………………………………………………………..…14
La ultima frontera Mateo Andrés Roa Suarez............................................................................................................15
Los nuevos roles de las Fuerzas armadas: de la practica a la teoría Vicente Torrijos & Juan Martin Londoño....................................................................................19
Recursos Académicos Libros y Artículos …...…………………………….……………...……………………………..22
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¿Se justifica una intervención militar en Venezuela?: Una mirada política, humanitaria y militar de la responsabilidad de Colombia frente a la crisis venezolana. (Parte I)1. Andres M. F Gonzales Saiz2 1
Un artículo científico dividido por secciones, se entrega la parte I, acerca de la responsabilidad del Estado colombiano en la crisis del vecino país venezolano, analizando los ámbitos político, militar y humanitario. Una primera parte marcada por una contextualización histórica de los hitos que se asemejan con la actualidad de la crisis venezolana y la conveniencia o no, de la posible intervención militar. 2
Investigador de violencia y justicia transicional. Candidato Doctoral en Antropología Cultural en Rutgers, The State University of New Jersey, USA. Magister en antropología Social de Goldsmith, University of London, UK. Antropólogo de la Universidad de los Andes, Colombia. Actualmente realiza en la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto” una etnografía acerca de la cultura militar en Colombia, como parte de su pasantía doctoral.
I. Introducción Si bien, la indignación frente a la crisis humanitaria que se vive en Venezuela, evidencia la considerable apropiación de los derechos humanos (DDHH) como un discurso ampliamente difundido entre los colombianos, esta apropiación puede estar ocurriendo de manera superficial y con fines contradictorios al carácter humanitario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDDHH). Hoy por hoy, los conceptos básicos asociados a los derechos humanos son una parte central en el diseño de la mayoría de las instituciones estatales colombianas y por supuesto, de las representaciones circuladas por los medios de comunicación nacionales a pesar de una difícil relación histórica donde por más de
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veinte años organizaciones nogubernamentales de carácter transnacional (ONG’S)3, han hecho uso del derecho internacional para denunciar las violaciones de derechos humanos por parte de grupos guerrilleros, paramilitares, y agentes estatales, de la que han sido objeto la población colombiana (Tate, 2007). A través de los costos diplomáticos, humanitarios y militares presentes ante un posible conflicto internacional con el vecino país, ilustraré las limitaciones de una aproximación de este tipo. Inicialmente expondré las bases conceptuales de la estructura internacional de los derechos humanos, enfatizando en la tensión entre estos y el concepto de soberanía nacional; el cual ha sido expresado por la figura de la Responsabilidad de Proteger (R2P)4 adoptada por la ONU en el 2005. Por otro lado, la segunda sección de este artículo describe cada uno de los costos anteriormente mencionados, usando para ello las experiencias y aprendizajes de intervenciones internacionales en el Congo, Haití y Libia. Por último, la sección final recoge las recomendaciones dirigidas al gobierno colombiano para un manejo diplomático efectivo de la compleja situación que se vive hoy en Venezuela. II. Derechos Humanos y la Responsabilidad de Proteger (R2P) La dignidad humana entendida como una característica inherente y compartida por 3
Algunos ejemplos de estas organizaciones son: Human Rights Watch - https://bit.ly/28JdlLwOficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) - https://bit.ly/2JKq6XX. 4
Por sus siglas en inglés: Responsibility to Protect
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todos los miembros de la especie homo sapiens, es una creación relativamente reciente en la historia de la humanidad. Hasta hace menos de un siglo la idea de dignidad era asociada a un estatus social del que solo un grupo selecto de individuos era poseedor. El soberano o monarca, por lo menos en Europa, contaba con la potestad de conceder favores, emitir juicios y hasta quitar la vida de sus súbditos, por tanto, no es de extrañar que, durante el medioevo, quien no profesara públicamente la fe cristiana pudiese ser desposeído de cualquier forma de “derechos” si así lo decidía el rey (Foucault, 2003). Con la Paz de Westfalia en 1648 llega a su fin la era en que la voluntad soberana era atribuida a la figura individual del monarca, y a partir de ese momento se configura una idea de soberanía asociada a un territorio geográfico comprendido por población, recursos, y fronteras. Ahora bien, el desplazamiento de la soberanía del cuerpo del monarca al cuerpo político organizado dentro del territorio fue el resultado de una nueva elite nacional cuyo interés radicaba en delimitar los poderes del rey; en otras palabras, la idea de una dignidad humana compartida por todos es inexistente en la historia de occidente hasta tiempos muy recientes. Es hasta el siglo XX en el que el asesinato sistemático de judíos, homosexuales, y adversarios políticos del régimen Nacional Socialista removió la sensibilidad del planeta debido a la magnitud del Holocausto. Como resultado de tal nefasta experiencia, en 1948, tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, surge la DUDDHH reconociendo que todos los Estados pueden,
como lo demostró Alemania y la Unión soviética, movilizar sus recursos para la aniquilación sistemática de parte de su población. Por primera vez en la historia de la humanidad se sugiere la inalienabilidad de un sistema de derechos compartidos por la especie humana, y no como un privilegio de unos cuantos. Esta estructura se encuentra comprendida por la DUDDHH, así como los Pactos Internacionales de Derechos Humanos (PIDDHH), los cuales son firmados voluntariamente por los Estados para su implementación y monitoreo. Estos pactos crean obligaciones únicamente para los Estados, y estas obligaciones sólo aplican para la población nacional (o incluso extranjeros que se encuentren ubicados dentro de la jurisdicción territorial de un país) (Donnelly, 2013). Así pues, la DUDDHH tiene como finalidad servir de guía para que los Estados ajusten su legislación de acuerdo con principios jurídico-políticos estructurados a partir de la idea de la dignidad humana universal e inalienable. Sin embargo, es
Fuente: El País (2019) Figura 1. Marcha en Venezuela.
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Figura 2. Soldados de Venezuela en un desfile
importante resaltar que este marco conceptual es competencia única de los Estados soberanos, los cuales no están obligados a su implementación total o parcial. Pese a lo anterior, la comunidad internacional representada por los países miembros de la ONU han debatido durante largo tiempo acerca de la existencia de causales que ameriten la suspensión temporal de la soberanía con el objetivo de prevenir que atrocidades como el Holocausto ocurran nuevamente, independiente de que estén ocurriendo fuera de la jurisdicción nacional de otros países. Quizá el ejemplo más claro de una situación que demanda una intervención violenta por parte de la comunidad internacional es el genocidio, en circunstancias donde un Estado enfoca su aparato oficial para el exterminio de grupos dentro de su territorio, existe un imperativo ético para que otros países intervengan con el objetivo de prevenir, o poner fin, a la perpetración de atrocidades. Según esta lógica, una intervención militar, la cual implica una agresión contra la soberanía nacional de otro Estado, solo es justificable en términos humanitarios cuando esta busca poner fin a una situación sistemática de violación a los derechos humanos. Así pues, es importante tener en cuenta que dicha intervención corre el riesgo de tener como motivación intereses económicos privados; razón por la cual se implementó en un primer momento la Paz de Westfalia. Intervenciones de esta índole, por consiguiente, sólo pueden
Fuente: BBC (2019).
ser autorizadas por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (CSONU). • La responsabilidad de proteger (R2P) y la codificación de las intervenciones militares con carácter humanitario La estructura actual sobre la que se fundamenta el derecho internacional presupone la existencia de gobiernos nacionales, lo cual implica que la salvaguarda de los derechos humanos es un asunto principalmente nacional. El Estado es el ente jurídico sobre el que recaen las responsabilidades adquiridas por las normas internacionales, siendo al mismo tiempo el principal violador de los derechos humanos y su principal protector (Donnelly, 2013). El R2P surge como consecuencia de los terribles acontecimientos ocurridos en los años 90’s, como lo fue la violencia desenfrenada en la otrora Yugoslavia durante la Guerra de los Balcanes (Rhodes, 2012), o el genocidio ocurrido en Ruanda (Gourevitch, 1999; Mamdani,2005), casos icónicos en los que la comunidad internacional debió tomar importantes decisiones cuyas repercusiones
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continúan hasta el día de hoy. No es de sorprender que, dos años después de la controversial intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Yugoslavia, se sometiera a discusión en la ONU la legitimidad de las intervenciones militares con carácter humanitario. El Reporte de la Comisión Internacional en Intervención y Soberanía Estatal (ICISS), publicado en diciembre de 2001, sirvió como preámbulo para la adopción por parte de todos los Estados miembros del marco conceptual del R2P en la Cumbre Mundial del 2005. Los parágrafos 138 y 139 del documento final de la cumbre, por ejemplo, comprenden los principios rectores para el desarrollo de este tipo de intervenciones (UN General Assembly, 2005), los cuales pueden ser resumidos como la responsabilidad de cada uno de los Estados miembros frente a cuatro tipos de crímenes, estos son: genocidio, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, y limpieza étnica5. Según la comunidad internacional, estos crímenes afectan de manera determinante la dignidad de los seres humanos tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra, como las únicas excepciones que ameritan la suspensión temporal de la soberanía de un país (Global Centre for the Responsibility to Protect, 2018). Este tipo de intervenciones tiene siempre un carácter violento y agresivo en materia diplomática y humanitaria para la población del país intervenido, por tal motivo
el sistema de R2P se encuentra sustentado por tres pilares que permiten evaluar si determinado caso necesita o no una intervención internacional de tal índole. Su primer pilar involucra el conjunto de medidas nacionales diseñadas por los Estados para la protección de su población frente a los cuatro crímenes atroces anteriormente mencionados. Posteriormente, el segundo pilar enfatiza en la responsabilidad que tienen los Estados nacionales para la promoción y apoyo a otros Estados en sus esfuerzos por satisfacer este mandato. Por último, solo en el caso en que un Estado falle manifiestamente en la protección de su población, la comunidad internacional se verá en la necesidad de implementar acciones colectivas que permitan rectificar tal situación y, por tanto, prevenir la continuación de atrocidades (Global Centre for the Responsibility to Protect, 2017). No obstante, es importante precisar que la existencia de violaciones a los DDHH en un país “(...) no autorizan a Estados extranjeros ni a organizaciones internacionales para intervenir”, ya que “(…) los ciudadanos no tienen el derecho a un buen gobierno, u (ordinariamente) incluso a la protección contra un mal gobierno, y los estados extranjeros (y nacionales) tampoco
5Los
primeros tres crímenes se encuentran legalmente tipificados por el Convenio de Prevencion y Castigo para el Crimen de Genocidio de 1948, los Protocolos de Ginebra de 1949 y 1977, así como el Estatuto de Roma de 1998 que da forma a la Corte Penal Internacional (CPI).
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tienen ni el derecho ni la obligación de salvar ciudadanos de sus propios gobiernos 6”. (Donnelly, 2013). La comunidad internacional, en este sentido, no está en la obligación de intervenir un país porque sus ciudadanos están muriendo de hambre, ni siquiera porque en su territorio nacional se estén llevando a cabo ejecuciones extrajudiciales. Legítimamente, siguiendo la lógica jurídicopolítica del R2P, una intervención militar de carácter humanitario solo se justifica en casos que involucren la infracción sistemática a alguno de los cuatro crímenes estipulados más arriba, contando con previa aprobación del CSONU.
Referencias Donnelly, J. (2013). Universal Human Rights in Theory and Practice. Ithaca, New York: Cornell University Press. Foucault, M. (2003). Hay que defender la sociedad: Curso del Collège de France (1975-1976). Madrid: Akal Ediciones. Global Centre for the Responsibility to Protect. (2017). Primer on the Responsibility to Protect. Recuperado de: https://bit.ly/2JGMQIw Global Centre for the Responsibility to Protect. (2018). Background Briefing: Defining the Four Mass Atrocity Crimes. Recuperado de: https://bit.ly/2HTUqwD Gourevitch, P. (1998). We Wish to Inform You That Tomorrow We Will be Killed With Our Families: Stories from Rwanda. New York: Picador. Mamdani, M. (2001). When victims become killers: colonialism, nativism and the genocide in Rwanda. Princeton: Princeton University Press. Rhodes, D. (2012). Endgame: The Betrayal and Fall of Srebrenica, Europe´s Worst Massacre since World War II (2.a ed.). London: Penguin Books.
Tate, W. (2007). Counting the Dead: The Culture and Politics of Human Rights Activism in Colombia. Berkeley: University of California Press. Tate, W. (2013). Proxy citizenship and transnational advocacy: Colombian activists from Putumayo to Washington, DC. American Ethnologist, 40(1), 55-70. UN General Assembly. (2005). World Summit Outcome: resolution / adopted by the General Assembly, A/ RES/60/1, Recuperado de: https://bit.ly/2OqY4iV
6Traduccion
propia.
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Marzo 11 de 2019 S&D - Vol. 04. N° 4 – Marzo 29 de 2019 10 Observatorio S&D - Vol. 04. N° 3 – Observatorio
Intervenciones militares: una historia de fracasos; caso Libia, comentarios Mateo Andrés Roa Suarez - CSEDN Imagen de los ataques sistemáticos y coordinados a Libia en el 2011
Fuente: EL PAIS (2016).
El pasado 19 de enero del presente año, una balsa inflable con más de 100 migrantes provenientes de África, que pretendían llegar al continente europeo, naufragó en las costas de Libia, dejando solo 3 sobrevivientes (Pianigiani, 2019). Según el diario estadounidense The New York Times, los migrantes provenientes de diversas partes de África, especialmente Sudan, pretendían llegar a Europa occidental, huyendo de las precarias condiciones de vida que tienen en sus países de origen. Al no estar Muamar Gadafi, que gobernó Libia desde el años 1969 hasta el año 2011, se perdió la autoridad estatal y por consiguiente el control del Estado libio, que se encuentra fragmentado en milicias; pero lo más complejo, es que, al perderse la autoridad en este Estado, el crimen organizado se tomó las rutas de tráfico de migrantes que provienen de África Sahariana y África SubSahariana, creando una problemática aun peor, de la que teóricamente se suponía Muamar Gadafi en cuanto a la violación de derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario. La campaña de occidente en Libia, desestabilizó una gran parte de África del norte y por si fuera poco como ya se evidenció anteriormente; agravó la crisis migratoria en Europa, generando así en el viejo continente problemas de: seguridad, saneamiento e inclusive discusiones políticas dentro de la Unión Europea, ecos de un error del mundo “civilizado”. Referencias. More Than 100 Migrants Die at Sea in Wreck Off Libya, Survivors Say (2019). New York Times . Recuperado de: https://nyti.ms/2OuuAAG.
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La hegemonía de la memoria ¿problema o solución?1 Nasly R. Cárdenas Rodríguez2 - CSEDN 1
La reconstrucción de la memoria historia en Colombia, es un proceso complejo y dinámico. En el presente articulo se explora el concepto de Memoria Histórica en Colombia, retos y a lo que verdaderamente se enfrenta en el contexto colombiano. Artículo resultado del proyecto: “Nuevas Amenazas del Siglo XXI, Fronteras y Derechos Humanos - Fase 2019-1”, que hace parte de la línea de investigación: “Derechos Humanos, DICA y Justicia” del grupo de investigación “Centro de Gravedad”, reconocido y categorizado en (A) por COLCIENCIAS, adscrito y financiado por la Escuela Superior de Guerra “Gral. Rafael Reyes Prieto”. 2
Candidata a Magister en Derechos Humanos y Derecho Internacional de los Conflictos Armados de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”, Colombia. Profesional en Relaciones Internacionales y Estudios Políticos de la Universidad Militar Nueva Granada, Colombia. Investigadora del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN) de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”.
El ejercicio de construcción de Memoria Histórica en Colombia es singular, debido al largo tiempo de conflicto, la variedad de actores armados en el país y las transformaciones que el tiempo ha permitido a estos grupos. Ese ejercicio se manifiesta en un entramado intento de hacer tránsito a la paz, un lenguaje de posconflicto y el conflicto armado interno que sigue flagelando al país con grupos armados organizados (GAO) y las disidencias del ahora partido político FARC. Sin embargo, el ejercicio de memoria ha servido para identificar a las víctimas del
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conflicto y a su reparación simbólica. Ese mismo entramado ha visibilizado a aquellas personas que fueron víctimas y que no se identifican con el relato “oficial” que hasta ahora se ha intentado mostrar en el país a través de entidades como el Centro Nacional de Memoria Histórica, ni mucho menos aceptan esa reparación simbólica, pues lo que realmente desean es que se les devuelva a su hijo desaparecido, o que se le vuelva a poner en las condiciones en las que se encontraba antes de ser víctima; por la incapacidad de alcanzar ese tipo de reparación, esa víctima no -reparada ha sido denominada por Castaño y Jurado (2019) como un tipo de víctima que no ha llegado a ser víctima (p. 154). Teniendo claro que en Colombia existe ese tipo de víctima, también es preciso resaltar que el deber de memoria en Colombia es diferente al deber de memoria de hechos como el de la Shoá; el caso particular de Colombia no es el de mostrar al mundo que estos hechos sí ocurrieron y que había un plan sistematizado para esconder esa verdad, como sí lo ocurrió en el genocidio perpetrado por los nazis. El deber de memoria en el país suramericano lo que ha pretendido es el esclarecimiento de la verdad, dar sentido a los hechos ocurridos, reconocer a las víctimas y que estas se sientan identificadas y reconocidas por aquellos ajenos al conflicto y por sus victimarios. De esta manera, la construcción de memoria histórica en Colombia se enfrenta a un reto singular y es el de discernir cuál es la memoria que se debe recordar y cuál se debe olvidar. No se puede dejar de lado que la memoria histórica, per sé, es subjetiva por
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cuanto responde a la subjetividad de la memoria humana, es decir que cada persona tiene la capacidad de retener y olvidar acontecimientos vividos. A pesar de ello, no se debe desechar esta subjetividad para construir memoria histórica y para permitir a las víctimas identificarse como tales, la cuestión de la subjetividad de la memoria no tiene problema en el presente, pues la terminación del conflicto es muy reciente y las generaciones víctimas de este aún están luchando por su reconocimiento. El punto crucial de la memoria histórica es cómo se va a enseñar a las generaciones más jóvenes y futuras, este trabajo es de los historiadores, quienes están llamados a apartar a la memoria de la subjetividad y las emociones, para convertirla en canales de aprendizaje para que la memoria histórica, efectivamente, se convierta en una herramienta de no repetición de los hechos. Pues sin la subjetividad –y sin los tintes políticos de los que la memoria histórica es sujeta– y con la objetividad histórica, dichas generaciones estarán alertas para no permitir que sucesos como el del Conflicto Armado No Internacional colombiano vuelvan a ocurrir en el país. Así las cosas, y con la prospectiva planteada, es claro que en Colombia se constituirá alguna memoria como hegemónica. Por tanto lo que debe intentarse es que esa memoria identifique incluso a aquellas víctimas que no han llegado a ser víctimas (Castaño y Jurado, 2019, p. 154) y a toda una nación que se ha construido en las diferencias abismales entre colombianos que viven en el Chocó y los bogotanos, por ejemplo, e incluso a los victimarios que la
misma violencia en algún momento los hizo ser víctimas, como a los militares que en representación del Estado además de ser héroes de la patria han sido víctimas e incluso victimarios. Para lograr que la verdad que se convertirá en oficial no sea indebida con la víctima que no ha llegado a ser víctima, lo primero que se debe entender es que la “víctima no debe ser entendida como un reservorio de lecciones éticas (…) sino como el producto de diversos efectos simbólicos que provoca un informe oficial, su situación de afectado debe ser analizada en el contexto específico en que se producen procesos de construcción colectiva de memoria oficial” (Castaño y Jurado, 2019, p. 155). Partiendo de los postulados anteriores, la memoria histórica oficial, por tanto es un relato que se da en un tiempo determinado y específico que está por encima de la subjetividad de las colectividades y de los individuos, pues no tiene la capacidad de remembrar con el dolor de cada víctima de hechos violentos (Castaño y Jurado, 2019), así es que se produce la memoria que se convertirá en hegemónica y que se aparta de la lucha política de las memorias por la hegemonía. De esta manera es que se le da legitimidad al informe oficial en cuanto que hay víctimas que logran reconciliación a través del informe oficial y aquellas que no lo pueden hacer (Castaño y Jurado, 2019, p. 155). Esto debido a que en la pretensión de esclarecer la verdad de los hechos se definen por igual las características en conjunto de quien se reconoce víctima y de aquella que no (Castaño y Jurado, 2019).
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Lo anterior permite que exista un “cierre simbólico en la forma de verdad absoluta de los informes oficiales de memoria” (Castaño y Jurado, 2019, p. 156), dando paso entonces a la posibilidad de que las generaciones venideras puedan recordar de forma objetiva y puedan generar transformaciones políticas a partir de narraciones hegemónicas (Castaño y Jurado, 2019), eliminando así la nociva diferenciación entre víctima y victimario, que impide llegar a la cohesión social de la sociedad que intenta dejar atrás la experiencia de violencia, proporcionando a la historia de sentido social: el sentido de lo acontecido no se encuentra en los hechos mismos sino en su narración. Trata de dar sentido al trauma y ser testimonio de la posibilidad de dar cumplimiento a un ideal social de posconflicto (la paz, la reconciliación, la justicia, el reconocimiento). En este sentido, comprendemos la memoria como una construcción en torno a un vacío, a una falta (repetimos, en un doble sentido: se construye una memoria que hable de la ruptura para dar cumplimiento al cierre de esta). (Castaño y Jurado, 2019, p. 164).
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Finalmente, después del relato y de que las víctimas y las víctimas que no han llegado a ser víctimas, se sientan, las primeras identificadas por el relato y las segundas no identificadas, el informe final de las comisiones de la verdad y los archivos de memoria histórica oficiales, deben ser insumos prácticos para la historicidad que además de ser objetiva y haber estudiado esa memoria que convirtió en hegemónica; le puede entregar a las generaciones futuras un hecho que puede llegar a ser reinterpretado pero no adoptado con emociones que no lleven al cierre correcto del ciclo de victimización, sino a la apertura de un momento en el que se tomen las medidas para que no vuelva a ocurrir, consientes que las personas son capaces de cometer hechos atroces contra otras. Por tanto, el ejercicio de memoria histórica colectiva no está pensado en que todas las víctimas se identifiquen y se sientan cómodas plenamente con la memoria constituida como hegemónica, sino en que se entregue en el futuro como un hecho cierto que puede evitarse que vuelva a ocurrir, “generando transformaciones profundas en las percepciones y los imaginarios sociales” (Castaño y Jurado, 2019, p. 160).
Referencia. Castaño Zapata, D. y Jurado, P. A. (2019). ¿Cuál memoria? Los efectos políticos y el orden simbólico de los trabajos oficiales de memoria. Colombia Internacional (97), 147-171. Recuperado: https://doi. org/10.7440/ colombiaint97.2019.06
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Nuevo Orden Internacional: ¿Declive del Multilateralismo? Juan Pablo Monzón Torres - CSEDN
Fuente: EL FINANCIERO. Los hechos que han marcado la agenda del sistema internacional hoy en día, han dejado entrever que el multilateralismo está pasando por una profunda crisis. Lo anterior se puede ver evidenciado en distintos hechos de coyuntura internacional. En primer lugar, la crisis venezolana muestra una nueva disputa entre los Estados Unidos y Rusia; basada principalmente en los deseos del gobierno estadounidense de intervenir en cualquiera de los escenarios en el Estado venezolano para ponerle fin al régimen de Nicolas Maduro y reafirmar su poderío en el continente americano. Por otro lado, está el interés del gobierno ruso en seguir manteniendo sus vínculos comerciales y militares con Venezuela y, para que esto se siga prolongando, el gobierno ruso le brinda un respaldo militar al régimen para fortalecer su seguridad. En segundo lugar, otro ejemplo claro, son las políticas interpuestas por Estados Unidos después de que Donald Trump asumió el poder, en donde ha primado por tomar decisiones políticas que demuestran su intención de seguir siendo potencia hegemónica en el sistema pero, que no tiene mayor interés por seguir suscito a las reglas de juego que implica el multilateralismo, muestra de ello, la salida de Estados Unidos del Acuerdo Climático de París. Por último, el caso de la Unión Europea, que si bien se sabe es uno de los mayores ejemplos de multilateralismo entre los Estados, con la inminente salida de Reino Unido de este organismo, es posible evidenciar que el sistema internacional multilateral esta entrando en un importante declive. Forero, M. (2013). Globalización versus multilateralismo: entre el multipolarismo y el pluralismo mundial. Revista Análisis Internacional. (N°7), pp. 117-140.
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La ultima frontera1 Mateo Andres Roa Suarez2 - CESDN
Imagen representativa del satélite artificial Sputnik , puesto en orbita por lo soviéticos en el año 1957
Sobre el articulo y el autor 1
El presente articulo aborda el tópico de la exploración del espacio ultraterrestre a cargo de algunos Estados del sistema internacional, con fines militares y políticos, además de como el Estado Colombiano debería incidir en este campo. Artículo resultado del proyecto: “Nuevas Amenazas del Siglo XXI, Fronteras y Derechos Humanos Fase 2019-1”, que hace parte de la línea de investigación: “Derechos Humanos, DICA y Justicia” del grupo de investigación “Centro de Gravedad”, reconocido y categorizado en (A) por COLCIENCIAS, adscrito y financiado por la Escuela Superior de Guerra “Gral. Rafael Reyes Prieto”. 2
Internacionalista de la Universidad del Rosario, miembro del grupo de investigación del CSDEN.
El espacio ultraterrestre y su exploración ha ocupado desde hace mucho tiempo el imaginario de la humanidad. Los inicios de la exploración del espacio ultraterrestre con fines de aprovechamiento militar y estratégico, se iniciaron propiamente a principios de la guerra fría. La exploración y posible apropiación del espacio ultraterrestre, fue y es de suma importancia en materia de política exterior para los Estados más poderosos de la guerra fría. Desde la década de los 60 hasta los 90 particularmente, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas –URSS– y los Estados Unidos de América desplegaron parte importante de sus recursos para poner en órbita una serie de dispositivos satelitales de carácter de investigación y exploración del campo terrestre.
Fuente: Fuente: Alexandr Mokletsovabay (2019)
Con el paso de las décadas, este tipo de tecnologías han avanzado a tal punto que la exploración no solo se ha limitado al globo terráqueo sino al resto de planetas del sistema solar. Los satélites y sondas de transmisión, han evolucionado eventualmente hasta ser elementos capaces de tomar fotografías de la corteza terrestre y de cuerpos celestes con una inexorable definición y precisión. Puntualmente en los aplicativos de carácter militar, países como Rusia, Estados Unidos o los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte –OTAN–, llevan la iniciativa (LeGare, 2015). En el caso de Estados Unidos, se puede resaltar la compleja red satelital (Repetidor Militar Estratégico y Táctico, o –MILSTAR-, por sus siglas en inglés) que usan las fuerzas militares de dicho país para las comunicaciones en el medio oriente, especialmente en Afganistán, así como la interceptación de comunicaciones enemigas (LeGare, 2015).
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(De derecha a izquierda) Figura 1. Imagen representativa de un satélite artificial Figura 2. Imagen representativa de un satélite artificial
Fuente: : NASA (2019)
También existen Estados como es el caso de la India, que cuentan con programas espaciales de bajo costo. La India posee probablemente uno de los programas más ambiciosos y de baja utilización de recursos en el mundo, aproximadamente 1253 millones de euros (El País, 2019). Para el año 2022, el Estado indio prevé lanzar un artefacto tripulado que orbitará alrededor de la tierra, tal y como ya lo han hecho algunos de los Estados más poderosos del mundo, como la extinta URSS y los Estados Unidos. De lo anteriormente mencionado surge el interrogante, ¿Cuál es la importancia relativa de la apropiación del espacio ultraterrestre para el Estado colombiano? Para dar respuesta se trataran tres postulados fundamentales. El primero de ellos; la eventual aplicación de la tecnología satelital en el marco de la lucha contra los grupos al margen de la ley y en contra de los enemigos
Fuente: Fuente: Pixabay (2019)
del Estado colombiano, y la completa apropiación del territorio . En cuanto a la Seguridad Nacional, la tecnología satelital ocupa un lugar de vital importancia para las potencias militares, entre la República Popular de China, Rusia y Estados Unidos, suman más de 3000 satélites a lo largo y ancho del globo terráqueo y de este porcentaje, los satélites destinados al uso militar es reservado (Satellite Encyclopedia, 2019). Para el Estado colombiano, sería una herramienta fundamental un satélite de reconocimiento. Más allá de las complejas redes satelitales que poseen los países ya mencionados, existen países de menor envergadura que han implementado proyectos de comunicaciones estratégicas y la toma de imágenes satelitales en alta definición. En España, por ejemplo, desde 1995 se ha estado gestando el proyecto helios (ASR, 2019), el cual es un instrumento que está en capacidad de obtener imágenes en alta definición de
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cualquier espacio de la órbita terrestre, sin importar las condiciones meteorológicas. En Colombia una tecnología de este tipo sería de gran beneficio estratégico, tal vez sin precedentes. La capacidad de tener imágenes en alta definición de cualquier parte del territorio nacional, es una eventual ventaja en la lucha contra los diferentes enemigos del Estado. Se podría acceder a cualquier tipo de imagen en alta definición de cualquier zona apartada del país o de cualquier punto neurálgico del conflicto con cierta exactitud y sin comprometer la integridad de las fuerzas militares. Otro punto de ayuda que brinda este tipo de tecnologías es la capacidad de mejorar las comunicaciones en el campo, ya que no dependen propiamente de estaciones cercanas en tierra. Es menester afirmar que para lo concerniente al tópico de la exploración espacial y de los recursos que se desprenden de esta práctica, existe cierta regulación jurídica. En el año 1967, en el marco de la carrera espacial de la guerra fría, se configura el tratado del espacio, en el cual se exponen los principios básicos que regirán el posterior aprovechamiento del espacio ultraterrestre por los diferentes Estados del mundo; “La exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, deberán hacerse en provecho y en interés de todos los países, sea cual fuere su grado de desarrollo económico y científico, e incumben a toda la humanidad. El espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, estará abierto para su exploración y utilización a todos los Estados sin
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discriminación alguna en condiciones de igualdad y en conformidad con el derecho internacional, y habrá libertad de acceso a todas las regiones de los cuerpos celestes. El espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, estarán abiertos a la investigación científica, y los Estados facilitarán y fomentarán la cooperación internacional en dichas investigaciones” (ONU, 2002). En cuanto al completo aprovechamiento del territorio, no me refiero a la exploración del espacio ultraterrestre (como lo hace la Unión Europea o Estados Unidos) por parte del Estado, eso sería un absurdo en estos momentos en materia de inversión económica; pero sí la implementación de artefactos de carácter satelital con la capacidad de emitir imágenes para hacer vigilancia constante del territorio colombiano y para poder tener una aproximación más amplia y exacta de las zonas más remotas y de difícil acceso del territorio. Dichos planes son completamente posibles y ya se están ejecutando en otras partes del globo y que como ya se vio con anterioridad esta respaldado por las regulaciones internacionales en materia de espacio ultraterrestre. Colombia es un caso paradigmático así como la mayoría de los países pertenecientes a la línea del Ecuador. El Estado colombiano, goza de una condición privilegiada en lo que concierne a su ubicación estratégica referente a la atmósfera terrestre. El fenómeno de la órbita geoestacionaria se presenta cuando un satélite alcanza exactamente 42.164 km desde el centro de la tierra hasta los 3600km de la
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superficie, llegando a un punto esperado en donde el satélite empieza a girar con la misma velocidad de la tierra (Riebeek, 2009), lo cual minimiza costos de movilidad del satélite y aumenta su eficiencia en cuanto a la relación gastoenergía. Dicha concepción debería ser extrapolada a eso que se considera la última frontera y que, aunque si bien no se puede apropiar el territorio en el viejo sentido colonizador y determinista de la palabra, sí se puede llegar a aprovechar estos recursos de una manera óptima y beneficiosa para los intereses nacionales en cuanto a consolidación territorial. Consolidación que otros países en vía de desarrollo, como la ya mencionada China e incluso algunos de nuestros homónimos sobre la línea del Ecuador. Por último, soñar con las estrellas no es imposible. Los proyectos de exploración, de recopilación de datos o
de comunicaciones de índole satelital (Gutiérrez & Islas, 2000), están al alcance de países en vía de desarrollo como lo es la India, Indonesia o Myanmar; es menester así tener en cuenta el agregado especial que tiene el país al estar ubicado sobre la línea del Ecuador, lo cual es una posición privilegiada en cuanto a la vinculación de un satélite al espacio ultraterrestre. La implementación de nuevas tecnologías, no solo facilitaría las comunicaciones estratégicas y la vigilancia del territorio, sino también nos posicionaría como un actor regional importante en cuanto a este tipo de actividades de innovación tecnológica. Sería una inversión rentable, para el futuro de una verdadera consolidación territorial.
Referencias. Gutiérrez, Islas, F, O. Los satélites artificiales de comunicación en el siglo XXI. (2000). Razón y Palabra. (N. 16) Recuperado de: https://bit.ly/2U9hs6a India avanza en su programa espacial de bajo coste. (2019). EL PAIS. Recuperado de: https:// bit.ly/2XoPoh8 LeGare, M. (2015). Caso de Estudio - Defence, Proactive Communications Inc. Global Satellite Solutions. Recuperado de: https://bit.ly/2EBtHmD Programas FF.AA. Satélites HELIOS y PLEIADES (2019). ASR. Recuperado de: https://bit.ly/2H4gpRc Riebeek, H. (2009). Catalog of Earth Satellite Orbits. Earth Observatory: NASA. Recuperado de: https:// go.nasa.gov/2ICwBLV
Tratados y principios de las naciones unidas sobre el espacio ultraterrestre. (2002). Naciones Unidas. Recuperado de: https://bit.ly/1WHrFFF USA 202. (2018). The Satellite Encyclopedia. Recuperado de: https://bit.ly/2tKhwxC
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Los nuevos roles de las Fuerzas Armadas: 1 de la práctica a la teoría Vicente Torrijos2 & Juan Martin Londoño3.
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El presente artículo explora la idea del cambio de funciones de las Fuerzas Armadas; para poder lograr un mayor grado de adaptabilidad en cuanto al contexto cambiante a nivel regional y global. Artículo resultado del proyecto: “Nuevas Amenazas del Siglo XXI, Fronteras y Derechos Humanos - Fase 2019-1”, que hace parte de la línea de investigación: “Derechos Humanos, DICA y Justicia” del grupo de investigación “Centro de Gravedad”, reconocido y categorizado en (A) por COLCIENCIAS, adscrito y financiado por la Escuela Superior de Guerra “Gral. Rafael Reyes Prieto”. 2
Profesor Investigador en la Escuela Superior de Guerra. 3
Estudiante de la Universidad del Rosario.
El tiempo en que las Fuerzas Armadas del mundo tenían como único objetivo mantener la estabilidad interna y luchar contra los enemigos ha cambiado. Los ejércitos del mundo cada vez atienden a lógicas diferentes, debido al cambio de los paradigmas de conflicto y guerra que se han dado en la actualidad. A manera de ejemplo; la era de la información y la tecnología ha hecho entender a los grandes estrategas militares que la confrontación de dos posiciones puede darse incluso en planos no físicos. A su vez varias lógicas de globalización han hecho que la relación entre el ejército y la población sean diferentes, al mismo tiempo que la alta movilización de migrantes entre países ha cambiado la conformación propia del ejército para hetereogenizarlo en un desafío para el nacionalismo propio. Teniendo en cuenta esta problemática, el presente texto
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tiene como objetivo analizar las diferentes variables que hoy caracterizan los roles de los Fuerzas Armadas del mundo. Para tal propósito, se utilizarán principalmente, los textos: ‘Culture-centric PreEmptive Counterin surgency and US-Africa Command: Assesing the Role of the US Social Sciences in US Military Engagements in Africa’ de Horace Campbell & Amber Murrey y, por último, ‘Emergent Postmodern US Military Culture’ de Remi H. Hajjar. En primer lugar, habrá de entenderse que las Fuerzas Armadas del mundo han sufrido cambios enormes desde que el paradigma de enfrentamiento directo (propio de las guerras mundiales) se fue transformando en la Guerra Fría y en el período de relajamiento posterior. El rol de un ejército o su eventual desaparición está dado por cuatro variables: orientación de la política exterior del actor internacional, la estabilidad del lugar en el que se encuentran, alternativas para lograr sus objetivos, y la conformación interna de las Fuerzas Armadas. En primer lugar, se entiende que los Estados deciden, según la situación que les concierne, cuál es la orientación de la política exterior de su país. La historia que cuenta cada política exterior ayuda a entender cuáles son los roles de los ejércitos para cada país, pues no es lo mismo una política exterior agresiva que necesita de unas Fuerzas Armadas igual de feroces y listas para entrar en conflicto; que una política amigable que tan solo se encuentra ensimismada en el país con funciones laxas de protección. Por otra parte, una política expansiva tiende a desplegar sus Fuerzas Arma-
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das en ejércitos con diferentes funciones o mover sus ejércitos en función de un ataque frontal (caso EE.UU.-Irak) o que les defina funciones más humanitarias (caso EE.UU.África). Por último, si la política exterior del país se define por ser defensor de los derechos humanos, las funciones de las Fuerzas Armadas son más humanitarias y generalmente no recurren a la violencia, ya que obtienen notables recompensas por su acción. En segundo lugar, se encuentra que la estabilidad del lugar en el que se encuentran (ya sea en el país de origen o en otro) tiende a definir el rol de la fuerza armada; está muy relacionado con la posición de Campbell y Murrey (2014) cuando establecen la relación con los intereses propios del país: es decir, no siempre la estabilidad es buena para el Estado que despliega sus Fuerzas Armadas. En diversas ocasiones se puede entender que debe existir un cambio en el statu quo y por esa razón debe existir un período de inestabilidad. Lo anterior es el caso de las intervenciones de EE.UU. en Irak o Afganistán, o de los propios ataques en Siria por parte de países de Europa y EE.UU., obedece pues, a un interés más dado a la inestabilidad, lo que permite un rol más agresivo de los ejércitos presentes. En tercer lugar, se entiende, sobre todo a partir de Campbell y Murrey (2014) que las alternativas de influencia (o dominación, en sus términos) diferentes a la violencia, también puede generar un rol diferente en las Fuerzas Armadas. En el caso de EE.UU. en África por medio del AFRICOM, se aprecia cómo las Fuerzas Armadas ejercen un papel
Marines del ejército de Estados Unidos en intervención a Haití en el 2004
Fuente: Latin-American studies (2004).
de científicos sociales que les permite obtener información sobre la población e influenciar por medio de investigaciones. Esto da como resultado una cantidad de herramientas que les ayudan a generar propaganda por medio de ‘buenas acciones’ o entendimiento de las lógicas poblacionales para hacerlos aparecer como salvadores a ellos y evitar que surjan enemigos en contra de sus intereses. Lo anterior se traduce en que los ejércitos asignados en la zona tuvieron un rol mucho más condescendiente, humanitario y laxo, orientado a un papel de protector de paz, pero que no deja de lado su objetivo antiinsurgente en defensa de los intereses colectivos. Así, por medio de diplomacia, tratados, soft power o simple conocimiento de la cultura del enemigo, el rol tiende a definirse por otros medios que no son violentos, algo muy diferente al caso de aquel que no tiene más alternativa de influencia que el ataque frontal, pues no cuenta con los recursos necesarios para realizar investigaciones o ayudas huma-
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nitarias que cambian la perspectiva y disposición de la población frente al ejército. En cuarto lugar, se encuentra que la conformación interna de las Fuerzas Armadas es una variable fuerte en la definición de su rol. Lo anterior se encuentra ampliamente tratado por Hajjar (2013), que explica cómo las lógicas posmodernas de la realidad no pueden quedarse por fuera de los roles militares. Se observa, por ejemplo, cómo el multiculturalismo ha permeado la jerarquía militar y ha permitido que extranjeros, homosexuales, afrodescendientes, asiáticos, entre otros, tengan posiciones relevantes en los ejércitos y expongan ideas diferentes a las del militar común. Lo anterior da pie a que las decisiones militares tengan diferentes opiniones en consideración y que existan varias limitaciones o alternativas de acción distintas a la violencia. Incluso se denuncia que el uso de afrodescendientes ha sido ampliamente utilizado en África para lograr cercanía con las poblaciones y permitir una disposición mucho más amigable a los objetivos en cuestión. A su vez el autor explica cómo la tecnología y la información y la presencia de civiles logran cambiar el papel de las Fuerzas Armadas. En el primer caso, ya existen las herramientas necesarias para conocer el ambiente en el cual se mueve la población y sus sistemas internos, por lo cual se tiene menos incertidumbre en las decisiones militares. El segundo, la presencia de civiles logra que existan más controles en las acciones milita-
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res para que los comandantes sean disuadidos más fácilmente de acciones agresivas, por lo cual se tiende a un rol más laxo. Por último, surge el fenómeno que estas situaciones han causado: una pérdida de la rigurosa jerarquía que se transforma en una estructura más plana; el anterior fenómeno se está dando gracias a una nueva ‘cultura de duda’ ante las órdenes de superiores por la cantidad de información y diferentes opiniones de los militares, así como una defensa tanto legal como social a la moralidad de las acciones. A modo de conclusión, se puede entender efectivamente que el rol de las Fuerzas Armadas ha cambiado desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial para extrapolarse a nuevos planos de acción cada vez más distintos. Así pues, el paradigma aquí propuesto ayuda a entender cómo se define el rol de los diferentes ejércitos que conforman las Fuerzas Armadas por los intereses que se quieren defender establecidos en la política exterior, respondiendo a la estabilidad o inestabilidad que quieren generar y con unas formas de acción que pueden ser alternativas al método común de acción (la violencia) o que no tienen forma alguna de evadirla. No obstante, teniendo en cuenta que eventualmente la conformación interna de las Fuerzas Armadas pueden influir de forma considerable en las decisiones de los ejércitos, esto es lo que define el rol tradicional, no tradicional o inexistente de las Fuerzas Armadas a nivel mundial.
Referencias. Campbell, H., & Murrey, A. (2014). Culture-centric Pre-Emptive Counterinsurgency and US-Africa Command: Assesing the Role of the US Social Sciences in US Military Engagements in Africa. Recuperado de: https://bit.ly/2TWMHFv Hajjar, R. M. (2013). Emergent Postmodern US Military Culture. Recuperado de: https://bit.ly/2TWMHFv 21
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Recursos para Estudiantes e Investigadores El Observatorio de Seguridad y Defensa se permite recomendar las siguientes lecturas, por ser consideradas relevantes para el área de la seguridad y la defensa. Compiladores: Mateo Andrés Roa Suarez & Juan Pablo Monzón Torres
Alda & Sampó, C & S. (2019). La transformación de las Fuerzas Armadas en América Latina ante el crimen organizado. Real Instituto Elcano y Centro de Estudios Estratégicos del Ejército del Perú (CEEEP).
Fojón, Enrique. (2019). La retirada estadounidense de Siria: una guerra no tan lejana. Real Instituto Elcano.
Panorama geopolítico de los conflictos 2018. (2018). Instituto Español de Estudios Estratégicos. Recuperado de: https://bit.ly/2TeOgsX
Pastor, M. (2019). ¿Rusia realmente ha retornado a América Latina? - María Luisa Pastor Gómez, (N.9), pp. 1-17.
Reinares, Garcia-Calvo, Vicente. F, C & A. (2018). Yihadismo y yihadistas en España. Quince años después del 11-M. Madrid, España. Instituto El Cano.
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Observatorio S&D - Vol. 04. N° 4 – Marzo 29 de 2019 Recursos para Estudiantes e Investigadores El Observatorio de Seguridad y Defensa se permite recomendar las siguientes lecturas, por ser consideradas relevantes para el área de la seguridad y la defensa. Compiladores: Mateo Andres Roa Suarez & Juan Pablo Monzón Torres
Villanueva, C. (2019). La geopolítica de las bases militares (XIII). Instituto Español de Estudios Estratégicos. (N°6/2019), p.p 1-26
Cebollero, C. (2019). Escribir para pensar: La doctrina militar como motor de la innovación. Instituto Español de Estudios Estratégicos. (N°21/2019), pp 1-24
Bartolomé, M. (2019). Terrorismo y crimen organizado en Sudamérica. Instituto Español de Estudios Estratégicos. (N°2/2019), pp 1-52.
Ortiz, R. (2019). Cárteles y bandas en la cuenca del Caribe: ¿Crimen común o amenaza anti-estatal? Instituto Español de Estudios Estratégicos. (N° 1/2019), pp 1-22.
Sánchez, F. (2019). Geopolitics of gas and militarization in the Eastern Mediterranean. Instituto Español de Estudios Estratégicos. (N°5/2019), pp 127.
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