Vol. 04 N° 8
Mayo 24 de 2019
ISSN 2500-5030
Observatorio S&D
Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto” Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales Boletín del Observatorio de Seguridad y Defensa
OBSERVATORIO S&D
2019. Boletín digital. ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA “General Rafael Reyes Prieto” Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN) Bogotá D.C., Colombia.
DIRECTIVOS
Director: Mayor General Jaime Agustín Carvajal Villamizar Subdirector: Contralmirante Orlando Grisales Franceschi
Vicedirector de Investigación: Coronel Fernando Enrique Farfán Castro Director CSEDN: Coronel Oscar Mario Ramírez Villegas Editora: Nasly Rocío Cárdenas Rodríguez M.A. (c) Asistente editorial: Mateo Andrés Roa Suárez & Juan Pablo Monzón Torres.
El Boletín del Observatorio de Seguridad y Defensa del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN), es una publicación virtual quincenal que recoge temas de la coyuntura nacional e internacional y el análisis crítico producto de sus investigadores.
Las ideas expuestas son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no expresan la posición oficial ni el pensar institucional de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto” o del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales
Derechos exclusivos de publicación y distribución de la obra del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN). Esta publicación tiene periodicidad quincenal.
¿Cómo citarnos?
Apellido, N. (Año. mes, día). Título del artículo. Observatorio S&D, Vol. (N°). Recuperado de [Dirección electrónica]
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CONTENIDO
Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales.
¿Se justifica una intervención militar en Venezuela?: Una mirada política, humanitaria y militar de la responsabilidad de Colombia frente a la crisis venezolana. (Parte IV)
Andrés M.F González-Saiz…….......................……………………….…………………................. 5
El Día Marítimo Mundial de la Organización Marítima Internacional –OMI– 2019, Antecedentes y Participación de Colombia Nasly Rocío Cárdenas-Rodríguez & Santiago Velázquez Tovar………...…..……………….…....9
El problema estratégico del Estado disfuncional y colapsado Vicente Torrijos & Juan Martin Londoño.......................................................................................13
Recursos Académicos Libros y Artículos …...…………………………….……………...…………………………17-18
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¿Se justifica una intervención militar en Venezuela?: Una mirada política, humanitaria y militar de la responsabilidad de Colombia frente a la crisis venezolana. (Parte III)1. Andres M. F González-Saiz2 1
Artículo resultado del proyecto: “Nuevas Amenazas del Siglo XXI, Fronteras y Derechos Humanos Fase 2019-1”, que hace parte de la línea de investigación: “Derechos Humanos, DICA y Justicia” del grupo de investigación “Centro de Gravedad”, reconocido y categorizado en (A) por COLCIENCIAS, adscrito y financiado por la Escuela Superior de Guerra “Gral. Rafael Reyes Prieto”. Un artículo científico dividido por secciones, se entrega la parte IV, acerca de la responsabilidad del Estado colombiano en la crisis del vecino país venezolano, analizando los ámbitos político, militar y humanitario. Una segunda parte marcada por un análisis de factores inherentes a la respuesta de la pregunta inicial. 2
Investigador de violencia y justicia transicional. Candidato Doctoral en Antropología Cultural en Rutgers, The State University of New Jersey, USA. Magister en antropología Social de Goldsmith, University of London, UK. Antropólogo de la Universidad de los Andes, Colombia. Actualmente realiza en la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto” una etnografía acerca de la cultura militar en Colombia,
I. Impactos militares En el desarrollo de una intervención militar de cualquier tipo, es necesario sopesar los costos políticos y económicos contra las posibilidades reales de éxito de esta. Estos costos comprenden los recursos que serán utilizados para la adquisición de provisiones, armamento y municiones, desplazamiento de las tropas, así como el tratamiento de los combatientes heridos, o afectados psicológicamente en las postrimerías del conflicto, sumándose a las compensaciones económicas y simbólicas para las familias de los caídos.
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Además, como puede observarse en los casos de Iraq, Afganistán, y Libia, una cosa es la ofensiva inicial, donde la supremacía tecnológica y la experiencia militar juegan un rol fundamental, y otro asunto totalmente diferente, tiene que ver con el aseguramiento de las posiciones alcanzadas en un contexto político y social adverso. En Libia, por ejemplo, el conflicto ha sufrido importantes cambios después de una intervención militar que derrocó exitosamente al régimen de Gadafi. Hoy existen un gran número de grupos políticos tribales, nacionales, y regionales, disputándose el control de economías legales e ilegales. Debido a los millonarios costos asociados a los efectos materiales del conflicto, el Estado libio se encuentra en una condición de fragilidad lo que conlleva a una imposibilidad estructural para enfrentar de manera efectiva a estos grupos. Como se mencionó en una anterior parte de este artículo, el desconocimiento de las historias y tensiones locales en favor del conocimiento eminentemente técnico y cuantitativo impide que puedan tenerse estas variables, las cuales usualmente escapan a las mediciones realizadas por los indicadores empleados. Estos indicadores, al ser elaborados por medio de comunicaciones oficiales o documentos periodísticos de fuentes cercanas a los gobiernos o grupos políticos afines a la coalición internacional, estarían expresando expectativas ideológicas, más que presentar un análisis real de los retos militares en el desarrollo de una intervención internacional. El caso libio evidencia la falta de
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direccionamiento político claro por parte de la comunidad internacional, donde resalta el componente militar por encima de iniciativas de construcción de paz. Hoy por hoy, los costos asociados a seguridad y defensa con más de 217.000 desplazados internos, 1.3 millones de personas en situación crítica de asistencia humanitaria, además del creciente recrudecimiento de las confrontaciones entre el Ejército Nacional Libio –apoyado por la ONU– y milicias locales disputando el control de zonas ricas en hidrocarburos, como lo es Al-Sharara ubicada a aproximadamente 900 kilómetros de Trípoli (Global Conflict Tracker, 2019; Varvelli y Villa, 2018; Wintour,2019). Hoy las fuerzas del Gobierno de Acuerdo Nacional y de la coalición internacional enfrentan el desbordamiento de sus capacidades para hacer frente a un número considerable de grupos armados arraigados en las comunidades. Estos grupos han conseguido posicionarse a nivel político y social como consecuencia del vacío de poder dejado por el régimen anterior, pudiendo decirse que uno de los principales resultados de la intervención militar internacional realizada en Libia ha sido la proliferación de grupos armados difusos, organizados de acuerdo con estructuras tribales locales, y contribuyendo al empeoramiento de las condiciones de seguridad locales y regionales. La situación actual de Libia es de gran importancia para Colombia en el contexto actual que enfrenta el país con relación al recrudecimiento de las relaciones político-
militares con Venezuela. Teniendo en cuenta que durante más de medio siglo las Fuerzas Armadas colombianas se han enfocado en su capacitación académica, entrenamiento táctico, y aprovisionamiento estratégico, para enfrentar un conflicto interno de carácter irregular. El Ejército Nacional, debido a las características topográficas y sociológicas del conflicto, es hoy la institución militar mayoritaria y de mayor reconocimiento por encima de la Fuerza Aérea y la Armada. Tanto la Fuerza Aérea y la Armada han sido centrales en el desarrollo de acciones de inteligencia, o en la conducción de bombardeos a blancos estratégicos de las organizaciones guerrilleras; sin embargo, estas continúan estando lejos de contar con una supremacía bélica sobre las aeronaves Sukhoi Su-30MK2V de fabricación rusa (El Comercio, 2019). La falta de un escudo antimisiles por parte de Colombia, así como de un plan de Estado claro, y no de gobierno, para la infraestructura en materia de defensa es preocupante cuando las aeronaves venezolanas cuentan con misiles tierra aire, los cuales no podrían ser interceptados en el caso de un confrontamiento militar (AraújoCastro, 2018; El Tiempo, 2018; González, 2018). De esta manera, a diferencia de la coalición internacional en Libia, las Fuerzas Armadas colombianas estarían estructuralmente limitadas en cuanto a armamento, y también en la preparación de sus efectivos. Si bien es cierto que en los últimos años Colombia ha incrementado la capacitación y entrenamiento de su personal
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militar, como se evidencia por la participación de pilotos colombianos en importantes maniobras militares en ejercicios de combate aéreo internacional como fue el Red Flag (Piñeros, 2018). Sin embargo, el número de personal capacitado no es significativo en relación con el número de efectivos necesarios para el desarrollo de un conflicto internacional. II. Conclusión Puede observarse que, tanto en materia de capacitación militar como en infraestructura de defensa, tomar la decisión de desarrollar una intervención internacional en Venezuela, sin importar su carácter humanitario, trae consigo la erosión significativa de las condiciones de vida de su población. Para Colombia, una intervención de este tipo sería contraproducente a nivel político y diplomático, puesto que los argumentos usados para justificar tal medida abrirían la posibilidad jurídica de que, en un futuro no muy lejano, estos puedan ser usados contra Colombia. Finalmente, con el objetivo de afrontar la crisis humanitaria en el vecino país se sugiere que se adopten medidas diplomáticas de carácter regional, absteniéndose de invitar en su participación a actores internacionales que podrían obstaculizar el desarrollo de negociaciones donde se incluyan organizaciones de la sociedad civil, tanto simpatizantes como críticos del gobierno venezolano. En este sentido, y con el objetivo de promover la seguridad en la región, se hace necesario
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sopesar una importante decisión. ¿Se justifica la remoción de Maduro y sus simpatizantes por medio de una intervención militar en Venezuela, aun cuando no existan posibilidades claras de éxito y estas medidas traigan consigo un recrudecimiento de la crisis existente y un alto costo para el mantenimiento de la seguridad en la frontera colombo-venezolana? O ¿escogemos el mal menor y tratamos de minimizar el impacto humanitario que se vive en Venezuela y que se ha incrementado como resultado del conjunto de sanciones económicas contribuyendo a la considerable ola migratoria vista en los últimos años?
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Referencias. Araújo-Castro, S. (2018). ¿A defendernos de Maduro? El Tiempo. Recuperado de: https:// bit.ly/2P9UZqe Venezuela prueba avión Sukhoi y misil antibuque rusos en medio de crisis. (2019). El Comercio. Recuperado de: https://bit.ly/2Xd2WMs El Tiempo. (2018). Gobierno dice que no hay plata para sistemas de defensa antiaérea. El Tiempo. Recuperado de: https://bit.ly/2YJi44q González, L. (2018). Colombia descarta compra de sistema de defensa antiaérea: ministro. Reuters. Recuperado de: https://reut.rs/2WflTQX Global Conflict Tracker. (2019). Civil War in Libya. Council on Foreign Relations. Recuperado de: https://on.cfr.org/2Wh4Mye Piñeros, Z. L. (2018). Fuerza Aérea Colombiana protagonista en combate aéreo internacional. El Tiempo. Recuperado de: https://bit.ly/2JWMxI2 Varvelli, A., & Villa, M. (2018). Libya between conflict and migrants: rethinking the role of militias. Italian Institute for International Political Studies. Recuperado de: https:// bit.ly/2JuB2rL Wintour, P. (2019). Conflict erupts for control of Libya’s largest oil field. The Guardian. Recuperado de: https://bit.ly/30CbPkG
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El Día Marítimo Mundial de la Organización Marítima Internacional – OMI- 2019, Antecedentes y Participación de Colombia1 Nasly R. Cárdenas Rodríguez2 - CESDN
Santiago Velázquez Tovar3 Sobre el articulo y el autor 1
Artículo resultado del proyecto: “Nuevas Amenazas del Siglo XXI, Fronteras y Derechos Humanos - Fase 2019-1”, que hace parte de la línea de investigación: “Derechos Humanos, DICA y Justicia” del grupo de investigación “Centro de Gravedad”, reconocido y categorizado en (A) por COLCIENCIAS, adscrito y financiado por la Escuela Superior de Guerra “Gral. Rafael Reyes Prieto”. 2
Candidata a Magister en Derechos Humanos y Derecho Internacional de los Conflictos Armados de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”, Colombia. Profesional en Relaciones Internacionales y Estudios Políticos de la Universidad Militar Nueva Granada, Colombia. Investigadora del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CSEDN) de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”. 3
Politólogo, Internacionalista de la Universidad Militar Nueva Granada , estudiante de tercer semestre de la maestría de seguridad y defensa nacionales de la Escuela Superior de Guerra. Investigador académicos. Coordinador académico y director de proyectos de extensión y proyección de la Universidad Militar Nueva Granada.
Colombia es un Estado que en su agenda de política exterior ha buscado posicionarse como un líder regional, según los contextos geopolíticos a los que se ha enfrentado Latinoamérica, el liderazgo de Colombia cambia como referente político; lo que definitivamente no cambia es la posición como potencia biodiversa con gran riqueza natural, caracterizada por la región amazónica y los dos océanos que componen sus fronteras. A su vez, el país se destaca como un miembro activo de distintas
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organizaciones internacionales que dinamizan sus capacidades como: el Fondo Monetario Internacional –FMI–, la Comisión Económica para América Latina –CEPAL– y la Organización Marítima Internacional –OMI–. Según lo anterior y teniendo en cuenta que, para potencializar el poder naval de Colombia con una visión estratégica de Estado, el país debe fortalecer las relaciones con la -OMI-. Para ilustrar este punto, a continuación, se presenta un vistazo a las distintas dinámicas que exige el mundo globalizado para poder interactuar, crecer y avanzar; de esta manera, existen organizaciones internacionales que permiten mejores relaciones entre estos. La Organización de la Naciones Unidas –ONU–, es la principal organización internacional y esta cuenta con la Organización Marítima Internacional, que se encarga de mejorar la convivencia y relaciones económicas, políticas, culturales y ambientales por medio de conexiones marítimas desde el año 1959. Al respecto de esta, la -OMI- fue creada el 6 de marzo de 1948 con convenio constitutivo de la -ONU- y empezó a funcionar como organismo internacional en 1959. Su sede principal está en Londres, Inglaterra y desde el año 2015 el Secretario General es el Señor Kitack Lim. Desde su fundación, su función principal es promover la cooperación entre Estados y la industria de transporte para mejorar la seguridad marítima y prevenir la contaminación marina (OMI, 2019). La OMI está compuesta por: Secretaría
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General, Asamblea, Consejo, Comité de Seguridad Marítima, Comité Jurídico, Comité de Protección del Medio Marino, Comité de Cooperación Técnica, Comité de Facilitación y los órganos auxiliares (OMI, 2019). Los objetivos de la OMI, que se describen en el artículo primero del convenio son, “Deparar un sistema de cooperación entre los Gobiernos en la esfera de la reglamentación y de las prácticas gubernamentales relativas a cuestiones técnicas de toda índole concernientes a la navegación comercial internacional; alentar y facilitar la adopción general de normas tan elevadas como resulte factible en cuestiones relacionadas con la seguridad marítima, la eficiencia de la navegación y la prevención y contención de la contaminación de la mar ocasionada por los buques” (OMI, 2019). Además, la -OMI- también está autorizada para ocuparse de los asuntos administrativos y jurídicos relacionados con estos objetivos. Mientras que su misión sirve para cumplir sus objetivos institucionales: “en su calidad de organismo especializado de la ONU, es fomentar, a través de la cooperación, un transporte marítimo seguro, protegido, ecológicamente racional, eficaz y sostenible” (OMI, 2019). Al ser la -OMI- una organización internacional que está totalmente comprometida con la protección y el buen trato al medio ambiente, cumple con normas estrictas de protección y de seguridad marítima. Esta misión se cumplirá mediante la adopción de las normas más estrictas posibles de protección y seguridad marítima,
eficacia de la navegación y prevención y control de la contaminación ocasionada por los buques, así como mediante la consideración de los asuntos jurídicos conexos y la implantación efectiva de los instrumentos de la -OMI- para que se apliquen de manera universal y uniforme. La -OMI- está compuesta por 174 Estados y tres miembros afiliados (OMI, 2019)4, realiza distintos eventos internacionales de tal manera que se promueva el intercambio y la difusión de ideas y conocimientos marítimos en el plano internacional con diferentes temáticas para unir, presentar y fomentar su visión, misión, objetivos y cultura marítima. Teniendo en cuenta lo anterior, se justifica que la -OMI- haya realizado diferentes mecanismos para la promoción de la preservación de los asuntos marítimos a nivel internacional, y por tal motivo, se han creado días conmemorativos como “el día de la Gente del Mar” y “el Día Marítimo mundial”. Éste último, fue establecido, mediante el consejo de Administración de la OMI- en su XXXVIII periodo de sesiones, en 1978, con el fin de mantener y mejorar la seguridad, la eficiencia de las operaciones marítimas internacionales y prevenir la contaminación marina ocasionada por buques, especialmente por las descargas ilegales que son altamente peligrosas y tóxicas. Para el año 2019, “el Día Marítimo Mundial” tendrá sede en Colombia durante la última semana de septiembre, el lema para la 4
Los miembros asociados son Hong Kong, Isas Feroe y Macao.
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celebración será, “empoderando a la mujer en la comunidad marítima”. Congruente con el comunicado enviado por la organización a la comunidad internacional: “El transporte marítimo ha sido un sector históricamente dominado por los hombres y esa tradición tiene raíces profundas. Sin embargo, la OMI cree que el empoderamiento de la mujer facilita la prosperidad económica, fomenta el desarrollo y el crecimiento y beneficia a todas las partes interesadas de la comunidad marítima mundial” (OMI, 2019). Por medio de su programa de igualdad de género, la -OMI- anima a los Estados socios de su organización a abrir las puertas de los diferentes institutos que tenga relación al ámbito marino o naval, para que las mujeres puedan recibir formación con el fin de adquirir el alto nivel de competencia que el sector marítimo necesita. El mensaje que la OMI planea fomentar con el evento del “Día Marítimo Mundial” de potencializar el poder marítimo que, en palabras de Alfred Mahan es, “Representa la capacidad del Estado para crear, desarrollar, mantener, explotar y proteger los intereses marítimos, así mismo, el poder naval procura el cuidado de dichos intereses” (Mahan, 1890). También, lograr que el poder naval siga desarrollándose y fortaleciéndose para que cualquier Estado, en este caso el colombiano, pueda utilizar toda la capacidad de los océanos que tiene en sus fronteras para realizar intercambios políticos, económicos, culturales y militares (Sánchez, 2014).
Para concluir, es de carácter imperativo que el Poder Naval, sirva como instrumento militar de preservación de los intereses Marítimos de Colombia, de tal manera que la seguridad del Estado no se vea en riesgo. Ahora bien, quienes ostentan la voluntad estratégica deben conducir al país a sostener una relación sólida y de manera exponencial crecer con la -OMI-, lo cual significa contrarrestar la ausencia de conciencia Marítima para, hallar recursos de carácter militar y potencializar el poder naval. Adicionalmente, acceder a recursos de Cooperación Internacional (humanos, económicos y tecnológicos) para la preservación de los intereses Marítimos nacionales tanto locales como hemisféricos y, de esta forma, incrementar las relaciones comerciales con diferentes países a través del transporte de bienes y servicios por vía marítima. Por último, mantener a Colombia actualizada y articulada con los demás países en lo que concierne a tratados y protocolos de orden internacional que propendan por la seguridad y la protección de la navegabilidad (tanto comercial como militar), y su autosostenibilidad, protegiendo el medio ambiente.
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Referencias. Cancillería. (2019). Colombia e Indonesia continúan fortaleciendo sus lazos de cooperación, esta vez entre academias diplomáticas. Recuperado de: https:// bit.ly/2HKflR7 DIMAR. (2019) Convenios OMI (Organización Marítima Internacional). Recuperado de: https://bit.ly/2JXXl8S Hill, R. (2016). Fundamentos de Estrategia Marítima y Estrategia Naval en Estrategia Marítima, Evolución Y Prospectiva. Escuela Superior de Guerra – Departamento de
Armada. Mahan, A. (1890). La Influencia del Poder Marítimo. Molozenik, P. (2015). Perspectiva Marítima Sobre La Seguridad Nacional Frente A La Amenaza Del Crimen Organizado Trasnacional. Redalyc. OMI. (2019). Organización Marítima Internacional. Recuperado de: https://bit.ly/2JTpFZI
Sánchez, H. (2014). En la mente de los Estrategas. Escuela Superior de Guerra. Uribe, S. (2016). La Supremacía Marítima a Través de la Historia en Estrategia Marítima, Evolución Y Prospectiva. Escuela Superior de Guerra – Departamento de Armada. Uribe, S. (2018). El Poder Marítimo en Colombia y su desarrollo en un escenario de posacuerdo. Ponencia.
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Los recursos en la sociedad : la corta línea divisoria entre el conflicto y la estabilidad1 Vicente Torrijos2 & Juan Martin Londoño3. 1
‘Artículo resultado del proyecto: “Nuevas Amenazas del Siglo XXI, Fronteras y Derechos Humanos - Fase 2019-1”, que hace parte de la línea de investigación: “Derechos Humanos, DICA y Justicia” del grupo de investigación “Centro de Gravedad”, reconocido y categorizado en (A) por COLCIENCIAS, adscrito y financiado por la Escuela Superior de Guerra “Gral. Rafael Reyes Prieto”. El presente texto tiene como objetivo realizar un estudio acerca del concepto de ‘Estado disfuncional’, en relación con la gobernabilidad del Estado, un asunto de particular importancia estratégica. Para tal fin, se pretende una contraposición de las ideas de algunas teorías con hechos concretos para explorar nuevas concepciones acerca de los ‘Estados fallidos’, promoviendo un debate más fecundo en términos de seguridad y defensa. Para tales efectos, el texto se compone de tres partes: la primera, intenta esclarecer los vicios de las definiciones actuales; la segunda, trata de encontrar una definición más ponderada y la tercera, replantea el concepto, a modo de conclusión. 2
Profesor Investigador en la Escuela Superior de Guerra. 3
Estudiante de la Universidad del Rosario.
El presente texto pretende abarcar las lógicas propias del conflicto y la paz desde una perspectiva económica. Para este fin, se trata de buscar desde la ciencia económica (articulada a los procesos estratégicos), las variables más importantes para el estudio del conflicto y la paz independientemente del objeto en cuestión, enfatizando los elementos en los cuales la política económica debe tener muy presente en los actuales contextos de búsqueda y mantenimiento de la paz. Para tales efectos, el documento se compone de la explicación de seis variables independientes
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que son el parámetro de dos variables dependientes que ayudan a indicar la probabilidad de conflicto o estabilidad que existe en una sociedad. Al final, se harán unas disertaciones a modo de conclusión. En un primer lugar, hay que entender que la economía, como ciencia que estudia las decisiones de los agentes en una situación de escasez, permite ser aplicada a casi todas las dinámicas políticas y estratégicas. Las explicaciones sociológicas y políticas han dado un buen esbozo de los mecanismos internos de las sociedades para generar conflicto y paz, también es útil una explicación integrada sobre por qué el hecho de que una sociedad se enfrente a una situación de recursos escasos puede generar un conflicto entre sus integrantes. Hay que entender entonces que (tal como lo explican los realistas en disciplinas como las Relaciones Internacionales) la supervivencia de los individuos en una situación depende de qué tan bien se adaptan en ella, así que harán todo lo posible para obtener aquellos recursos que necesitan sin importarles la situación del otro si su existencia corre peligro. En este punto se encuentra Rus (2014), él explica cómo existen múltiples ejemplos de conflictos basados en recursos y cómo en un escenario de análisis los tres agentes principales de la sociedad (gobierno, firmas o empresas y ciudadanos) terminan por luchar unos contra otros por la utilidad que les reportan los recursos que pueden ser renovables pero limitados. El autor plantea una situación en la cual una sociedad explota recursos para su subsis-
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tencia y llega una empresa a tratar de explotar esos recursos. Se encuentra así, un agente externo (el gobierno) que decide las reglas de juego y modifica la explotación del recurso para cada uno de los agentes. Claramente, hay unos incentivos para cada agente: la utilidad de la explotación del recurso para los ciudadanos y las empresas; y los impuestos (junto con los pérfidos sobornos) para el aparato de gobierno. Este hecho hipotético pero muy realista deja ver las variables en las cuales se establece un conflicto entre los agentes. La primera variable es el nivel de subsistencia de cada agente. Esta explica cómo cada agente necesita de unos recursos para mantenerse en el juego económico, es decir, los recursos que necesitan los ciudadanos para vivir, el lucro que necesita la empresa para existir y los ingresos que tiene el gobierno para funcionar. El primer grupo de agentes, los ciudadanos, tiene una percepción de subsistencia con un nivel base para verse satisfecho; esto quiere decir que ellos explotan el recurso para poder garantizar la supervivencia de los individuos y que, además, aspiran a un beneficio extra que los haga más felices. Este beneficio extra no es infinito, es decir, un consumo simple de alimentos reporta cierta utilidad a un comensal, por ejemplo, el segundo también pero un poco menos, hasta que el octavo o noveno ya reporta un daño. Con el segundo agente es diferente, pues la explotación del recurso es más amplia, porque se accede a mercados más voluminosos; es decir, ellos satisfacen a otros ciudadanos con los recursos explotados y con
eso generan una ganancia hasta donde el mercado lo permite. El tercero, el gobierno, necesita de recursos para sobrevivir, que pueden ser influenciados por otros incentivos. Ocurre que, en un nivel previo, el gobierno solo necesitaría de los impuestos para existir, pero las empresas pueden seducir con los consabidos y tóxicos sobornos para que puedan explotar más recursos aboliendo limitaciones. En este punto surge la segunda variable, esto es, la cantidad de recursos disponibles. Dado el hecho de que los recursos son finitos, hay que ver hasta qué punto son satisfechos los niveles de subsistencia de cada agente. Si los niveles de subsistencia son pequeños y los recursos son altos, claramente no habrá conflicto en la medida en que todos los agentes estarán satisfechos y el gobierno no tendrá dilemas en la repartición de bienes. Cuando ya empiezan a subir los niveles de subsistencia requeridos y a establecerse una cantidad de recursos bajos, los conflictos de intereses empiezan a aparecer. Cada agente luchará por suplir su propio nivel de subsistencia, entonces sobrevendrán conflictos entre los ciudadanos y las empresas debido a que los primeros lucharán decididamente por su supervivencia; es decir, en un análisis de costos y beneficios, será preferible protestar (o incluso confrontarse violentamente) contra la empresa porque en caso contrario fenecerían. La empresa, por su parte, querrá suplir sus propios niveles de subsistencia y tratará por todos los medios de hacerlo, así que puede incentivar el conflicto directo o apelar al soborno del gobierno que, como garante del orden, tiene que establecer los niveles de re-
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partición oficialmente y sancionar a las empresas que sobrepasen el límite o, confrontar a los ciudadanos que entren en rebeldía. Aquí surge entonces una tercera variable que involucra a las otras dos en un contexto amplio: la fortaleza institucional. En resumen, estas tres variables se pueden juntar en el peor de los casos: que exista una debilidad institucional que haga que las decisiones políticas sean injustas y se dé prioridad a una empresa para explotar un recurso altamente escaso. Así, la población, que es bastante, tiene un nivel de subsistencia alto que no se alcanza a cubrir con lo poco que queda para explotar. En consecuencia, habrá ciudadanos que prefieran rebelarse ante una empresa que consume sus recursos y un gobierno corrupto y amañado, hasta el punto de que se genere un conflicto violento entre las partes y, de hecho, la situación tenderá a empeorar debido a que el gobierno tomará retaliaciones contra los ciudadanos. No obstante, puede darse el caso en el que existen los suficientes recursos para cubrir un nivel de subsistencia no tan alto y que existan unas instituciones fuertes que permitan un orden relativamente equitativo. Este caso, se traduce en un período de estabilidad que es positivo para el crecimiento de la sociedad. Sin embargo, como la sociedad es dinámica y empieza a crecer en esas épocas de relativa estabilidad, los niveles de subsistencia empiezan a crecer debido a las nuevas exigencias de la sociedad. En este punto, es necesario entender cómo se puede mantener la paz para que esta no sea algo efímero y peregrino, Barrientos,
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Tamayo & Valencia (2014) han propuesto un Análisis de Componentes Principales para saber qué elementos son decisivos en este ámbito. Ellos encontraron en 3 bases de datos, con ejemplos de 42 países, 197 variables que pudieron decantar en 69, en su estudio exhiben una variable dependiente, el desempeño macroeconómico, que se compone de tres variables independientes: dinámica del comercio, creación de capital físico e infraestructura. La primera, dinámica del comercio, explica en qué medida el comercio está creando relaciones entre los agentes y cómo se ha podido establecer en esta economía. Cuando existe una relación creciente entre los agentes de un sistema de intercambio de recursos y capital, ellos estarán menos dispuestos a generar conflicto por cuanto les resultará muy costoso romper tales relaciones beneficiosas; aplicado a la microeconomía, cuando los ciudadanos empiezan a intercambiar más entre ellos y con las empresas, que entrar al sistema y estarán menos interesados en cambiar el estado de las relaciones porque, en primera medida, están satisfaciendo sus necesidades (nivel de subsistencia) por medio de estos intercambios y, segundo, no tienen que pagar el costo que implica rebelarse (que puede ser, incluso, la propia muerte). Lo anterior se relaciona con la segunda variable, la creación del capital físico, que se traduce en insumos, bienes y tecnología circulantes en la economía. Cuando esto crece en una manera sostenida por los intercambios dados, significa que hay más puestos de tra-
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bajo, empresas y tecnología que hacen más productivo el proceso de explotación de los recursos, esto significa que, con mayor crecimiento del capital físico, habrá más recursos para el sistema en cuestión y es más probable que se alcance a cubrir el nivel de subsistencia entre los agentes. En tercer lugar, se destaca la infraestructura como una variable que ayuda a alcanzar una estabilidad (paz) duradera, en la medida en la que se construyen autovías, centros de atención al ciudadano, puestos de control y demás, se están satisfaciendo las expectativas del ciudadano para hacerlo más feliz, de acuerdo con el statu quo. Claramente, esto procede de los impuestos de los ciudadanos y de las empresas que interactúan con el gobierno para ayudarle a mejorar su presencia en la zona, ayudando a que, en una situación de conflicto y violencia, el Estado pueda suplir los vacíos institucionales que tenía, de tal forma que el gobierno tenga más control sobre el orden del sistema. Finalmente, se puede concluir que, efectivamente existe una constante, la del
conflicto por recursos, ya sean naturales, geográficos, sociales, o incluso políticos: la sempiterna tensión entre recursos y escasez. Así, una combinación de (1) unos niveles de subsistencia altos, con (2) unos escasos recursos disponibles y (3) una debilidad institucional generalizada tanto en lo política como en lo económico, generan una situación injusta para la sociedad que naturalmente llevará a los ciudadanos a pensar que el bienestar económico (como variable dependiente) es tan pobre que no queda otra opción que rebelarse para evitar la muerte biológica, política o social. En cambio, donde estas variables aparecen en sentido positivo (los recursos se manejan en equilibrio, se cumplen los niveles de subsistencia y hay instituciones fuertes), se puede pensar en un crecimiento del desempeño macroeconómico como un indicativo de una paz duradera. Entonces, una positiva dinámica del comercio, junto con creación del capital físico y una infraestructura que permita llenar los vacíos de poder, puede arrojar mayor probabilidad de contención del conflicto.
Referencias. Barrientos, J &Tamayo, V & Valencia, G. (2014). Conflicto Armado, Paz y Economía. Recuperado de: https://bit.ly/2WlEYkK Rus, A. H. (2014). Corruption, conflict and the management of natural resources. Recuperado de https:// bit.ly/2LZQzBU
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Recursos para Estudiantes e Investigadores El Observatorio de Seguridad y Defensa se permite recomendar las siguientes lecturas, por ser consideradas relevantes para el área de la seguridad y la defensa. Compiladores: Mateo Andrés Roa Suarez & Juan Pablo Monzón Torres
Steinberg, F. (2019). Europa ante el neo imperialismo .Real Instituto El Cano. Recuperado de: https://bit.ly/2Qo8BMH
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Observatorio S&D - Vol. 04. N° 8 – Mayo 24 de 2019 Recursos para Estudiantes e Investigadores El Observatorio de Seguridad y Defensa se permite recomendar las siguientes lecturas, por ser consideradas relevantes para el área de la seguridad y la defensa. Compiladores: Mateo Andrés Roa Suarez & Juan Pablo Monzón Torres
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Observatorio S&D - Vol. 03. N° 01 - Febrero 9 de 2018
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