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ÍNDICE 6
AMAR Á S L A POLÍTIC A SOBRE TODA S L A S COSA S
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NOSTALGIA, OB JETOS Y FETICHES TECNOLÓGICOS...
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DON DR APER: L A ELEGANCIA COMO IMPOSTUR A
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EMPATIZ AR CON EL OTRO
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L A VIDA ENTRE LOS APOSENTOS DE TÁNATOS
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CÓMO LOS CUENTOS SE CONVIRTIERON EN MITOS...
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DE MAYOR QUIERO SER VOYEUR
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L A FÁBRIC A. EPISODIO II ( PRIMER A PARTE )
HOMELAND Bajo este seriéfilo nombre se encuentra un increíble estudio creativo, artesano, detallista, y al mismo tiempo global y abierto al mundo. Un estudio que cree en las infinitas posibilidades que surgen al combinar tecnología, buenas ideas y colaboración. Además, son excelentes ilustradores, y como amantes de las series de televisión, dedican muchas de sus ilustraciones a los personajes de sus series preferidas. A nosotros nos han cedido cuatro de ellas, para que sean expuestas a lo largo de este número, pero si entras en su web encontrarás muchas más, ¿a qué esperas?
www.homelandstudio.com
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ESPEJITO, ESPEJITO... Eres lo que queda cuando apagas la tele, cuando bloqueas tu móvil o cuando desconectas el ordenador. Eres ese reflejo que queda en la pantalla oscura, como un residuo de la imagen que acaba de desaparecer. Y en cierto modo así es, porque aunque estuvieras viendo cualquier cosa antes de apagar la pantalla, una serie por ejemplo, en el fondo era una parte de ti mismo lo que proyectabas en tus personajes de ficción favoritos. Mirar y reconocerse, ese es el juego de la teleficción. Mirar como voyeurs vidas ajenas, que aunque sean ficcionales, nos ayudan a imaginar y a prepararnos emocionalmente ante posibles futuros propios (pág. 52). Como si de un objetivo aspiracional se tratara, todos acabamos com-
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parando nuestras relaciones y amistades con los estereotipos que hemos aprendido durante tantas y tantas horas pegados a la pantalla. Y no solo a nivel personal. La ficción televisiva también sirve para mirarnos colectivamente y potenciar cambios sociales, como caldo de cultivo para experimentar y acostumbrarnos a otras realidades, políticas sin ir más lejos (pág. 6). Porque los políticos son, o deberían ser, un reflejo sistemático de la sociedad que representan y un espejo ante el que los ciudadanos pudieran reconocerse. También la tecnología (pág. 18), como afirma Richard Sennett, puede funcionar como “herramienta-espejo”, en ella volcamos nuestras aspiraciones y en ella nos reconocemos. La tecnología potencia nuestro innato comportamiento narcisista, haciendo de la pantalla, como suguirió Charlie Brooker, el espejo “negro” lacaniano característico de la posmodernidad. Mirar y reconocernos, ver y ser vistos. Como en el cuento de Blancanieves (pág. 48), el espejo negro de la pantalla (televisiva) funciona no solo para reconocernos, sino también para compararnos con los personajes ficcionales a los que espiamos desde nuestro panóptico casero. Porque, en el fondo, para saber quienes somos necesitamos a ese “otro” con el que compararnos y en el que reconocernos, ya sea a través de las diferencias o afinidades (pág. 36). Los personajes de las ficciones televisivas nos ayudan a ello, creando modelos de conducta que despreciamos o imitamos, construcciones impostadas, estilísticas o morales (pág. 28), en las que vernos (o no) reflejados. “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”.
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FOR RENT
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AMARÁS LA POLÍTICA SOBRE TODAS LAS COSAS Por José Manuel Portas
C
omencemos esta relación entre redactor y lector poniendo las cartas sobre la mesa. Aunque usted pueda detectar una intención totalmente contraria al siguiente argumento (y al
título que encabeza esta página), prometo que el objeto del presente escrito no es desatar en usted ni el más leve conato de cariño, ternura o el tan mentado amor, por la política. Soy consciente de que pedir fe administrativa en los tiempos que corren roza la comedia negra. Como dijo Nietzsche, “tener fe significa no querer saber la verdad”. La actividad política vive un divorcio mal avenido con el ciudadano medio, desengañado, devastado y arponeado por el arsenal diario de noticias. La clase política se empeña en trabajar en, por y para su clase y ningunear la política, que por otro lado vive anclada en la decepción continua del que da por imposible su objetivo. ¿Qué hacemos contra esta cruda realidad? Simple. Encendamos la televisión. Ahora comienza el propósito del que aquí escribe.
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Como afirmaría cualquier Yoda televisivo de medio pelo en un sketch de una cadena de cable estadounidense a horas intempestivas, la televisión lleva al espectáculo. El espectáculo lleva a la sonrisa. La son-
LA D E M O C R A C I A Y
risa lleva a la libertad. Y la libertad lleva a los sueños. Así que soñemos mando en
E L D E B AT E
mano. Supongan una política ideal por y
CONTINUO
para todos. Imaginen a las personas mejor preparadas del mundo trabajando para us-
E S E L M O T O R D E LA
ted, cubiertas por una capa de moralidad compartida y bien entendida y con la ho-
PO L Í T I CA
nestidad y responsabilidad como pilares de su edificio diario. Esperen, no abran los
INTERIOR
ojos. Sigan soñando como bebés acogidos en el manto materno. Piensen que fuera
Y E XT E R I O R
llueve y que no hay necesidad de escapar.
D E U N PA Í S .
Comprueben lo reconfortante que es el sentirse apoyado por un gobierno y por un sistema de profundas y convincentes raí-
Como axioma suena repipi, como verdad
ces democráticas. Un territorio donde la
comprobable reconforta y hace ver de
inteligencia, la agudeza, el juicio y la sen-
otro modo el prisma de la política. En El
sibilidad son los encargados de moldear el
Ala Oeste lo primero es hablar. Lo segun-
bien legislativo hasta convertirlo en co-
do también. Y lo tercero es hablar mucho.
mún. Abran los ojos. ¿Existe este lugar? Lo
Larguísimas conversaciones donde el ob-
comprobarán si encienden su televisión e
jetivo no es convencer sino intercambiar
introducen el primer DVD de El Ala Oeste
información y puntos de vista, porque lo
de la Casa Blanca en el reproductor (sea-
que hay enfrente no es un oponente, ni
mos políticamente correctos, estamos en
siquiera un compañero de trabajo, sino
plena terapia de recuperación). Sí, otra po-
alguien que dedica su tiempo a encontrar
lítica es posible. Y además se encontrarán
todas las soluciones posibles a un proble-
con el ejercicio didáctico más memorable
ma; o, lo que es mejor, anticiparse a él. No
de la historia de la televisión. ¿Qué nos
se oculta el tufillo liberal y progresista
enseña El Ala Oeste de la Casa Blanca?
que acompaña a Aaron Sorkin en todas sus
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creaciones (en su máximo, aunque sutil, exponente en El Ala Oeste) pero en esta Casa Blanca se consigue enseñar sin adoctrinar, se discute sabiendo que cada argumento es un principio y un fin en pos de encontrar la verdad más cercana a todos. Y se hace con una moralina que, si bien puede resultar cargante en un principio, acaba ganando por empatía y compartición de valores al espectador.
E L P U E B LO E S S U P R E M O. T O D O S LO S NIVELES POLÍTICOS T RA B A J A N PA R A É L . Debe ser fácil olvidar la perspectiva piramidal al gobernar un país de más de trescientos millones de personas. Sin embargo, ningún asesor ni empleado del Gobierno pierde en ningún
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momento el norte. Saben que todos trabajan para el Presidente de los Estados Unidos que, a su vez, se debe completamente al pueblo estadounidense. Este mandamiento, tan trillado desde el séptimo arte, no hace más que acentuar la verdadera definición de la política y de su relación con el poder. Lo que debería ser el dogma de su trabajo, el pase en corto de su juego, se convierte en un argumento invisible que se graba a fuego
E L VA LO R
en el ideario político durante los primeros capítulos. Y es aquí donde el show nos enseña de un modo muy inteligente
P R I N C I PA L
lo que no debería ser política. Cuando Sorkin estandariza la actitud y aptitud ejemplar de la inmensa mayoría de sus protagonistas, no hace más que provocar el traqueteo de las malas
D E LA P O L Í T I CA S O N LA S I D E A S Y N O LO S
acciones; las mentiras y personalismos rechinan, aislados visualmente de un modo elegante por el reloj suizo que es
PA R T I D O S .
la Administración Bartlet. El presidente y sus asesores se enfrentan a los contrarios del modo más correcto posible,
El Ala Oeste es una cla-
con el don del buenismo y el arma de la
se magistral sobre el
palabra, pero sin olvidar la imperiosa
funcionamiento de la
necesidad política de meterse de vez en
política en los Estados
cuando en el fango.
Unidos. Y, admitámos-
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lo, el engranaje de esa administración pa-
legislativa de una cuestión nacional? Sim-
rece muy cercano a la perfección democrá-
ple. Con naturalidad. Dando por hecho que
tica en un país de esas peculiaridades. Con
su elección es individual y que viene mar-
el corporativismo a dedo que se vive en la
cada por su lugar de procedencia, la cultura
política actual, la comparación con la liber-
de su estado y las necesidades del mismo.
tad ideológica que se respira en El Ala Oeste
Los acuerdos transversales y los cambios de
duele aún más.
formaciones en los partidos se normalizan en pos de la mejor idea y del máximo bene-
¿Cómo puede un congresista llevar la contra-
ficio obtenido. Algo así como si no me pare-
ria a su partido en la trascendental votación
ce correcto o no me compensa, me voy, con el matiz respecto a la realidad de que nadie le echará en cara sus diferencias ideológicas ni habrá por ello una venganza personal (y sí política, la serie nos regala continuamente unos buenos fundamentos sobre cómo actuar en el tablero de ajedrez que es la gestión del poder y los recursos de un país). En este escenario, resulta obvio que los partidos pintan poco, más allá de unos colores, unos animales y cierta raíz de ideales, que por otro lado cambian de orilla en cuestión de meses.
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de un modo genérico ni muestre facetas desconocidas sobre la percepción de la identidad estadounidense. Pero en un país donde los conflictos armados tienen un protagonis-
E L O R G U L LO
mo continuo (dentro y
N AC I O N A L S I RV E
resulta agradecido y
PA R A A LG O.
que un capítulo com-
Cuestión delicada ésta y más en un país como
ma habitual- a explicar
el nuestro. No es un mandamiento aplicable a
los diferentes puntos
todos los países del mundo, obviamente. Pero
de vista y némesis al-
sí que deja claro El Ala Oeste que cuando mi-
rededor del terrorismo,
llones de personas miran por sus propios in-
apoyándose en los ar-
tereses sin dejar de aplicarse por los comunes,
gumentos que esgrimen los personajes ante
el tren suele salir de la estación. Quizá sea la
un grupo de alumnos de instituto de visita en
sensación de estar arropado por un colectivo,
la Casa Blanca. Se emitió tres semanas más
de no ir por libre. Influye también la educa-
tarde de los atentados del 11-S.
ción histórica y la publicidad contemporánea sobre lo maravilloso de ser estadounidense y lo orgullosos y libres que se sienten todos. Es un tiempo inerte el que se pierde buscando explicaciones a un sentimiento. Personalmente nunca he entendido ni empatizado los nacionalismos de ningún tipo, pero si sirven para algo, que sea para unir a un pueblo entero en busca del progreso social más enriquecedor. No creo que El Ala Oeste innove
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fuera de sus fronteras), valiente que se dedipleto –fuera de la tra-
nutren pero el presidente decide. ¿Y cómo no confiar en él? Josiah Bartlet es el líder que todos desearíamos, tan ideal como irreal. Brillante orador, premio Nobel de Economía, sensible a las minorías e injusticias, de pensamiento progresista aunque fiel a ciertos
tradicionalismos,
´Jet` Bartlet es amado por buena parte de los demócratas y odiado por un gran sector de los republicanos. Católico practicante con agudo sentido del humor, amante de la música clásica y voluntario
S E E X I G E L E A LTA D
Robin Hood de conflictos internacionales, el
A B S O L U TA
me e inteligente al que se podría dar el mando
AL PRESIDENTE DEL
siona como un niño ante el saber, aunque con
presidente se erige como el tipo más ecuánide un país. Se trata de un hombre que se iluun dilema moral que algún asesor se atreve a
G O B I E R N O.
ponerle encima de la mesa. Bartlet tiene cierto miedo a parecer un snob ante la sociedad
A pesar de contar con una importante amal-
pero le encanta conservar ciertos tics exhibi-
gama de preparadísimos asesores que desti-
cionistas sobre lo que es y lo que conoce. Ese
lan sabiduría, modernidad, eficacia y un enor-
temor resulta ser mayor que el que sufre por
me pensamiento crítico, en El Ala Oeste de la
la enfermedad que reconoce padecer en los
Casa Blanca se huele el aroma de la fidelidad
primeros capítulos. Sólo a él le permitiríamos
incorruptible al máximo mandatario de la
dirigir la mayor potencia mundial padeciendo
administración. Todos aportan, enriquecen y
esclerosis múltiple.
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E S M U Y I M P O R TA N T E
ciones inalcanzables para el resto de mor-
SABER RODEARSE
económicos, diplomáticos o comerciales.
DE BUENOS CO N S E J E RO S. Olvídense de insultos con el micro abierto y de caldos de huesos de vaca, olvídense de complejos jeroglíficos parlantes y de quién les manda beber no sé cuántas copas de vino. Incluso, olvídense de “miembras”, de saras y de magos. Esto es política de élite; los alumnos excepcionales de las mejores universidades del mundo rodean y conforman el núcleo de conocimiento
tales y son capaces de resolver problemas Uno de los puntos de tracción de la serie es la capacidad de Sorkin para dotar de una personalidad peculiar a cada uno de los asesores y conseguir caracterizarles con una coherente evolución, personal y profesional, durante las siete temporadas que dura la aventura. La responsable e infalible C.J. Cregg, secretaria de prensa, es la cara de un grupo comandado por Leo McGarry, mano derecha del presidente y verdadero corazón del gabinete; el adjunto del jefe de gabinete es Josh Lyman, el perro de presa de los demócratas que se
del presidente de Estados Unidos en El Ala Oeste. Me atrevería a decir que esa perfección tan humana de los asesores resulta aún más increíble que la propia figura de Bartlet. Cada uno en su papel, son personas íntegras y trabajadores ejemplares, con la honradez por bandera y la absoluta dedicación a su trabajo como prueba. Los problemas personales inundan la vida de cada asesor sin que su capacidad ni su entrega política se vean mermadas; al contrario, su eficacia en Washington suele servirles para ocultar las oscuridades de su intimidad. Todos saben de todo, tienen conversa-
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sabe importante y no deja de mos-
y trabajadores dignos, que segura-
trar su encantadora arrogancia. Y
mente también, no puedo más que
para poner las palabras en los la-
recomendarles el segundo supues-
bios del presidente, están Toby
to. Denle una oportunidad al piloto.
Ziegler, un tenaz judío desconfiado
Durante los primeros trece minutos
de la raza humana, y el ingenuo
asistimos a una presentación in-
e idealista Sam Seaborn. Sí, Rob
dividual icónicamente trazada de
Lowe. Y sí, nos lo creemos.
cada personaje. La dedicación de CJ, el mando y saber estar de Leo o la superioridad moral de Toby. Trece minutos en los que oímos el primer discurso atizador y tan propio de Aaron Sorkin –recuerden la conferencia inicial de Will McAvoy en The Newsroom o el discurso ante las pantallas del productor Wes Mendell en Studio 60-. En este caso lo firma Josh Lyman, que junta religión e impuestos con hirientes resultados para la derecha católica. Trece minutos donde presenciamos
Llegados a este punto,
lo que es el famoso Walk&Talk, tan
pueden suceder dos co-
propio de esta serie y tan alegórico
sas. O comienzan a obser-
de lo que es el trabajo en una admi-
var la política con otros
nistración. Son trece minutos en los
ojos o ya se están plan-
que empezamos a enamorarnos de
teando ver El Ala Oeste
las relaciones entre algunos per-
de la Casa Blanca (deduz-
sonajes del show y de la maravilla
co ingenuamente que los
musical con la que Snuffy Walden
neutros se habrán apea-
pinta cada capítulo. Trece minu-
do ya de este escrito). La
tos en los que llama la atención la
primera opción no es mi
escasez de luz en los despachos,
objetivo, pero como se-
opuesta a la transparencia del tra-
riéfilos que, deduzco, son
bajo que se lleva a cabo allí. Trece
15
minutos que inevitablemente atraen a
ramos que nuestros líderes vivan en un
continuar el romance durante siete tem-
plano moral superior al del resto, estamos
poradas más. Trece minutos de calidad
pidiendo ser decepcionados”, dice el can-
televisiva y estética noventera. Trece
didato demócrata Santos durante la úl-
minutos tan demoledores como ágiles.
tima temporada de la serie.
Puede que el espejo de la realidad car-
La política verídica tiene su propio
gue con fuerza sobre nuestra espalda y
guión. Por lo general, suele resultar re-
pensemos que la fantasía es demasiado
petitivo, facilón y previsible. Y los giros
deliciosa para viciarnos sobre ella. Es
suelen ir a peor y alejándose sin retorno
cierto que El Ala Oeste de la Casa Blanca
de lo que debería ser una política ejem-
no resulta completamente realista. Pero
plar. Díganme si hay alguien que se ale-
el encanto no está en que nos muestre
je más de la realidad que la propia rea-
cómo es la política, sino en que nos dice
lidad. O mejor, dejen de preguntárselo y
cómo debería ser. Puestos a idealizar,
pongan el DVD. En serio.
hagámoslo en base a los mejores va@JosePortas
lores posibles. Se trata de un formato difícil, que requiere paciencia y cierto paladar pero que se comporta como un regalo generoso a largo plazo. Con el tiempo, uno se impregna de la serie, de lo bueno de cada personaje, de la enormidad de información que se mueve. El Ala Oeste hace compartir con su audiencia todo ese sumidero de influencias y documentación política para que cada espectador forme su propio criterio. Y lo hace sin superioridades de ningún tipo, asumiendo la sensatez y la valía de los televidentes. “Si espe-
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NOSTALGIA, OBJETOS Y FETICHES TECNOLÓGICOS EN LA FICCIÓN TELEVISIVA_
18
Por Jorge Dueñas Villamiel
FETICHE: ÍDOLO U
Hagan ustedes la prueba
OBJETO DE CULTO
cuando tengan ocasión, to-
AL QUE SE ATRIBUYEN
men como sujeto experi-
PODERES SOBRENATURALES.
mental a un niño o niña de entre 2 y 5 años de edad (de
estos a los que llamamos “nativos digitales”) y pónganle en sus manos un iPad. Se sorprenderán de la rápidez, naturalidad y espontaneidad con la que sus pequeños dedos se deslizan por la pantalla táctil, como si su cerebro estuviera innatamente preparado para manejar tal dispositivo. Ahora cojan a este mismo infante y enséñenle un tocadiscos (si es que aún conservan alguno o se lo han vuelto a comprar en un arrebato de hipsterismo). La sorpresa en esta ocasión vendrá por parte del pequeño, que no saldrá de su asombro al comprobar como un simple disco de plástico con muescas y una aguja pueden producir la música que escucha.
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Y es que aunque el escritor de ciencia
de las nuevas tecnologías a su alcance,
ficción Arthur C. Clark dijera que:
sigue nostálgicamente enamorada de aquellos simples objetos industriales
«CUALQUIER TECNOLOGÍA
previos a la hegemonía digital. Solo así
SUFICIENTEMENTE AVAN-
se explica el sistemático empeño que
ZADA ES INDISTINGUIBLE
tenemos por meter filtros vintage a
DE LA MAGIA»
nuestras fotos digitales con mayor nitidez que la que capta el ojo humano, o
lo cierto es que nos sigue producien-
la demanda de vinilos en la época del
do mayor asombro el funcionamiento
mp3. Como no podía ser de otro modo
de una máquina de escribir que el del
las series de televisión (sobre todo las
más avanzado de los smartphones. Pue-
de ciencia ficción) no escapan a esta
de que sea debido a que nos rendimos
nostalgia cultural por la tecnología ob-
previamente ante cualquier pretensión
soleta, y la explotan de las formas más
de comprender cómo funciona el circui-
curiosas. Vamos a analizar algunas:
to integrado que da vida a un teléfono móvil, mientras que la aparente senci-
Bien es cierto que el Apple II, alojado
llez que muestra la mecánica desnuda
en la estación Cisne de la isla de Lost,
de una máquina de escribir nos reta a
no es precisamente un objeto analógi-
descubrir sus secretos, nos hace querer
co. Sin embargo no deja de ser un apa-
desmontarla y desentrañar su funciona-
rato tecnológico obsoleto el elegido por
miento.
Lindelof, J.J. Abrams y compañía para mantener el mundo a salvo a través de
Sea como fuere, lo cierto es que la cul-
la periódica introducción de la celebérri-
tura contemporánea, con todo el poder
ma secuencia numérica que da nombre
20
a esta revista. Curiosamente, las habilidades de este abuelo del iMac no acababan aquí, ya que también permitía chatear con un hijo secuestrado, aun cuando éste no tuviera acceso aparente a ningún ciber-
MOTEL
ROOM
10
café.
La obsesión de J.J. Abrams por la tecnología obsoleta es más que evidente. No solo dedicó toda una película al cinematógrafo de su infancia en los 80, el Super 8, sino que en todas sus producciones seriales podemos apreciar esta constante. En Revolution, por ejemplo, serie cuyo argumento es precisamente una reflexión (mejor o peor traída) sobre el papel de la tecnología en nuestra sociedad, o en su última producción, Almost Human, donde el coprotagonista es un androide obsoleto que le da mil vueltas a sus sucesores actualizados. Este personaje robótico llega incluso a afimar explícitamente en el Piloto: “sometimes newer technology isn´ t better”.
Aunque la referencia más interesante de la nostalgia de Abrams en su fascinación por la obsolescenhinee SSuunnsshin
L L E E T T O O M M
cia tecnológica la tenemos en Fringe. Recordarán que los llamados “Observers” que aparecen en la serie vienen del futuro, sin embargo no visten de forma futurista, ni con acuerdo a la moda actual,
21
sino que, en su intento de parecer in-
que Peter utiliza al final de la terce-
temporales, llevan trajes clásicos de
ra temporada, o el resto de artilugios
los 50´s. Así mismo, la tecnología que
creados por Walter, más cercanos a la
utilizan estos personajes, alopécicos y
estética de H. G. Wells que a la tecno-
carentes de empatía, dista mucho de
logía aséptica de Minority Report.
lo que podríamos imaginar del blanco y brillante futuro que nos han vendido
Pero sin duda el objeto más fascinante
en los anuncios de lejía; son “cachiva-
de la serie es la máquina de escribir
ches”, collages construidos con piezas
utilizada para comunicarse entre los
sobrantes, de estética retrofuturista, o
dos universos. Este “telégrafo cuán-
cyberpunk, al igual que la “máquina”
tico”, como lo llama Walter, la inexis-
22
tente Selectric 251, sirve para mandar
Aunque en las series estas cualida-
mensajes al “other side”. Las respues-
des casi mágicas no siempre están re-
tas del interlocutor, en cambio, apare-
servadas para aparatos tecnológicos,
cen a través de un espejo, como si de
por muy obsoletos que sean. A veces
un Skype al País de las Maravillas de
pueden ser simples objetos, aparente-
Alicia se tratara. En Fringe las máquinas
mente mundanos y corrientes, los que
obsoletas “no sólo siguen funcionando
sufran esa fetichización, como en la
perfectamente sino que parecen conducir
olvidada miniserie Lost room. A medio
a lugares por los que la tecnología más
camino entre Lost y un capitulo de La
avanzada no ha sabido transitar”.
dimensión desconocida, la miniserie fan-
[Miguel Á. Hernandez1]
tástica de 2006 nos cuenta la historia
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de una habitación que ya no existe en
cionan a modo de reliquias con fasci-
nuestra realidad, la habitación número
nantes propiedades paranormales.
10 del abandonado motel Sunshine a las afueras de Gallup, Nuevo México. El 4 de mayo de 1961 a las 1:20:29, tuvo lugar “El Evento” o “El Incidente”, un hecho indeterminado que borró la habitación y todos sus contenidos de la historia.
Valgan estos ejemplos: un peine capaz de detener el tiempo durante diez segundos, una radio que te permite crecer 7 cm. si sintonizas la frecuencia adecuada, un reloj de pulsera que hierve huevos, un ojo de cristal con el poder de sanar o destruir el tejido humano, o una llave que utilizada sobre
A pesar de que la habitación ya no
la cerradura de cualquier puerta per-
existe, aún quedan de ella evidencias
mite al acceso a la inexistente habita-
físicas, sobre todo objetuales, que fun-
ción perdida.
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Como la máquina de escribir de Fringe,
Las primeras pinturas medievales, por
esta llave funciona a modo de “mé-
ejemplo, funcionaban a modo de reli-
dium”, creando un micropuente entre
quias con capacidades sobrenaturales.
nuestro mundo y algún otro, innacesi-
Como así relata la leyenda del mand-
ble de otro modo. Como es lógico, en
ylion, aquel mítico retrato del rostro de
la serie muchos son los personajes que
Cristo, impreso milagrosamente sobre
luchan por hacerse con el control de
el lienzo sin intervención humana, ca-
estos objetos que modifican la reali-
paz de sanar como si del propio Jesu-
dad como un fallo en Matrix, en torno
cristo se tratara. Más tarde, los pinto-
a los cuales se crea incluso un culto
res de bodegones otorgaron un valor
religioso.
simbólico a los objetos representados, mostrándonos que lo que veíamos
Y es que la fascinación y fetichización
eran mucho más que simples objetos
de los objetos es una costumbre cultu-
cotidianos.
ral muy arraigada en nuestra condición humana. Desde los amuletos ancestra-
Ya en el siglo XX, los ready-mades
les a las propias reliquias religiosas,
duchampianos demostraron que los
siempre ha existido la creencia de que
objetos obsoletos podían además po-
ciertos objetos poseen poderes que
seer cualidades artísticas. A partir de
van más allá de nuestra comprensión.
Duchamp, los objetos desprovistos de su función original, resucitaban para
El mundo del Arte, sin ir más lejos, es
cumplir una segunda vida, estética.
uno de los mejores ejemplos de explo-
Pero fueron los surrealistas aun más
ración de las cualidades metafísicas de
allá, llevando los objetos encontrados
los objetos (representados y físicos).
a otra dimensión, afirmando que estos
25
podían ser literalmente sur-réalistes, esto es, más reales y detallados que la propia realidad.
Todas estas referencias confluyen, inevitablemente, en la ficción televisiva, haciendo de los objetos mucho más que simple atrezo, convirtiéndolos casi en personajes, con valor sustancial sobre la trama y, a veces, atribuyéndoles capacidades sobrenaturales.
Las series explotan también nuestra relación emocional con la tecnología obsoleta, su capacidad para arrastrarnos a una nostalgia confortable, ya que, aunque su función original haya caducado, ahora la utilizamos para tratar de comprender y atarnos a nuestro presente. Como el protagonista de Rectify, nos aferramos nostálgicamente a los recuerdos que nos genera esa consola de nuestra infancia, o nuestro primer walkman, buscando estabilidad en este mundo cambiante en continua obsolescencia.
@Sickmonkeys
1.
Miguel Á. Hernández-Navarro - Tecnologías de segunda mano I: Fringe y los
límites de la melancolía. www.salonkritik.net
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DON DRAPER:
LA ELEGANCIA COMO IMPOSTURA Por Jesús Villaverde Sánchez
@jesusvs_txetxu
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Explica Tom Ford que cuando siente que todo puede ir mal se viste un traje a medida. Y ya está, no le hace falta nada más para recuperar su seguridad que cepillar sus zapatos, anudarse la corbata y meterse dentro de la chaqueta y los pantalones. (Apunten el secreto, que no les cobro; el elegante Tom es amigo). El traje supone en muchas ocasiones una coraza insalvable, un muro de contención que pone distancia entre el que lo viste y el mundo al que se enfrenta o ha de enfrentarse. De ahí su efecto balsámico. No importa que aquel que se esconde dentro de la prenda sea un nido de inseguridades; en el momento que salga a la calle, a los ojos del resto de mortales, tendrá esa irresistible apariencia de “hombre bien”. La serie Mad Men podría ser un buen ejemplo de esto que os cuento desde el comienzo del primer episodio. Don Draper está sentado en un club, portando su inconfundible traje gris con el pañuelo blanco. Se encuentra bebiendo un cóctel y fumando pausadamente uno de sus cigarrillos mientras, en una servilleta, esboza un copy para la campaña publicitaria de Lucky Strike. ¿Qué quieren las mujeres? O algo en esa línea. El inicio de la serie nos pone en situación y nos muestra varios de los elementos principales,
“Si no te gusta el discurso, cambia la conversación” Don Draper
varios de los pilares en los que se apoyará la producción en adelante: tabaco, alcohol, trajes elegantes, advertising, que suena mucho mejor que publicidad… y mujeres. Porque desde ese momento se patenta el rol que va a tener la mujer en la serie, que viene dado por la época que representa, aunque junto con el desarrollo la mujer va ganando enteros. Sin embargo, y como el dicho popular dice –y todo el mundo sabe que hacer caso a los dichos es tan de hombre bien como llevar puesto el traje de Draper-: las apariencias engañan. Y vaya que sí lo hacen.
30
No obstante, pronto descubriremos, Bajo esa apariencia de bogart elegan-
mediante unos flashbacks memoriales,
te se esconde mucho más de lo que se
que ese juego de doble cara esconde
muestra. Todo en Don Draper es una
un baile de máscaras y dobles identida-
gran mentira. Tanto su pasado como su
des que Don arrastra consigo desde un
presente lo son. El uno por inexistencia
convulso pasado que parece no querer
u omisión, el otro por impostura. Como
recordar.
buen creativo publicitario –dicen que el mejor de Mad(ison) Avenue- Don
Don Draper no ha sido siempre el hom-
sabe vender la imagen de sí mismo que
bre que es ahora. Ni siquiera siempre
quiere transmitir. Para ello aparca todo
se llamó Donald Draper. Al final de la
lo demás cuando, cada mañana, aban-
primera temporada podemos ver que
dona su apacible hogar para adentrarse
antes respondía al nombre de Dick
en la selva de edificios altos de Nueva
Whitman. Incluso le veremos dar la es-
York, donde se sitúa su oficina.
palda a ese pasado de forma evidente y ciertamente cuestionable cuando se
En seguida percibimos el juego de do-
desentiende de su hermano Adam.
ble cara en el que Don se desplaza con
Dick era hijo de una prostituta que fa-
soltura: de puertas para dentro, en el
lleció en el parto. Desde entonces se
hogar, la de marido y padre ejemplar,
crio en una granja con su padre, has-
al que las amigas de su mujer Betty veneran; y de puertas para afuera, en horario de oficina, la de amante, mujeriego y hombre de pocos escrúpulos. Pero, eso sí, manteniendo la elegancia y la compostura por encima de la impostura. O como una suerte de solapamiento. Es uno de los rasgos que le caracterizan.
31
ta que éste murió. La mujer del padre,
como cada día se viste con la identidad
madrastra de Dick, sólo veía en el chi-
de otro y se calza los zapatos de otra
co el resultado de la infidelidad de su
persona. Pero, para aclarar posibles du-
marido y no desaprovechaba ninguna
das, a pesar de todo, vemos que Don
oportunidad para recordarle que sólo
no es una mala persona. O al menos no
era el hijo de una puta y nunca lo que-
lo es del todo. La ambigüedad inheren-
rría como su hijo. Para lanzarlo fuera
te a la teleficción contemporánea está
del nido familiar, aunque fuese sólo
servida.
mediante la palabra. Durante la guerra de Corea el hombre
Asistimos poco a poco a la forma en
que batallaba con él muere en com-
la que se encarga de la vida anterior
bate, pero cuando registran la baja él
del Draper real, llegando incluso a entablar una sólida relación de amistad –posiblemente la única amistad real que llegue a tener Don- con la mujer del difunto, a la que mantiene como si fuese realmente su marido, del que sigue portando el nombre, y la visita regularmente. Pero sólo ella, nadie más, sabe su secreto. Él lo ha decidido así y así será.
cambia las placas identificativas. Ha
Anna, la mujer del antiguo Draper, se
muerto Dick Whitman y con él se en-
convierte en la única persona que co-
tierra la relación con su familia y lo que
noce el secreto de Don. Por eso, en
será el pasado oculto del futuro Don.
esos breaks en los que éste se escapa a
Sobra explicar que el fallecido real es
California y convive con ella se mues-
Draper, de quien toma el nombre nues-
tra relajado y mucho más distendido.
tro protagonista.
A ella le muestra su verdadero rostro; sabe quién es él y no tiene por qué es-
En ese instante comienza la nueva vida
forzarse en mantenerse oculto a todas
de Don. Una vida que precisa de una
horas. Por eso cuando Anna fallece
coraza que fortalezca cada una de las
Don sufre una importante y aguda cri-
debilidades del antiguo Dick. Vemos
sis de identidad. En el 4x07, The suit-
32
que interiormente sabe que no es. En definitiva, como una impostura. Mientras nadie sepa quién es Don, su antigua identidad, la de Dick Whitman, permanecerá en un cajón bajo llave y en forma de fotografías y algunas cartas. Por case –tal vez el mejor episodio de la
eso cuando el desesperante Pete
serie-, le vemos completamente perdi-
Campbell husmea y empieza a atar
do, abatido, tan hundido como nunca
cabos, Don comienza a minusvalorarle
le habíamos conocido antes. Sabe que
–aún más- a la mínima oportunidad,
debe devolver la llamada a la sobri-
sin importarle enfangarse hasta el
na de Anna, pero no se atreve: conoce
cuello por salvaguardar su espalda.
perfectamente cuál es la noticia que
Pero un cajón no puede permanecer
va a recibir y no quiere escucharla.
cerrado
La muerte de Anna significa el final
Betty, su mujer, sospechando una
de la única persona con la que Don
infidelidad, abrirá la caja de Pandora.
se muestra tal como es. El final de
La verdad sobre la identidad de Don
aquella vida que un
que encuentra en ese cajón bajo llave
día tuvo, de la que
supone la gota que colma el vaso a la
los remordimientos
hora de romper el matrimonio.
eternamente
y,
al
final,
le impiden desentenderse por com-
Pero volvamos con Don; tras superar
pleto. “Era la única
la muerte de Anna, la crisis de iden-
que sabía quién soy
tidad y los ataques de pánico que le
yo” le confiesa a Pe-
ocasiona, Draper se casa con su secre-
ggy Olson, su pupila
taria Megan, después de permanecer
en Sterling Cooper,
una temporada soltero y sin compro-
poco antes de una
miso. Por momentos Megan parece
memorable borrachera en el citado
ser la horma de su zapato, su media
capítulo.
naranja; la compenetración que se ve
Don utiliza la elegancia como una
entre los dos parece dar a entender
reafirmación de sí mismo, de ese yo
que esta mujer es la auténtica miss Draper. En el principio de la quinta
33
temporada podemos ver cómo Megan ya
y por encima de todas las cosas. La única
conoce el secreto de Don cuando le llama
con la que muestra su verdadera cara, la
Dick en una ocasión y este no se inmuta;
única con la que sonríe sin preocupacio-
es decir, sabe mucho más de lo que nun-
nes, la única a la que le habla de su matri-
ca supo su antigua mujer Betty en mucho
monio, sus líos y su familia. La única.
menos tiempo. Se puede intuir, gracias a ese movimiento de piezas, que Don ha de-
Y así queda escrito, con su verdadero nom-
cidido aparcar su secreto para no cometer
bre, en esa simbólica pared que pintan
los mismos errores que le castigaron en
juntos en su casa de California, cuando él
su pasado reciente. Entendemos que el
ya sabe que está enferma. Dick + Anna’ 64
publicista ve en Megan a la sustituta de
para el resto de los días. De igual manera
Anna, lo que significaría que ella es la úni-
que lo refleja una conversación con Sally
ca persona con la que no quiere guardar
en la que le explica esa pintada o el poé-
secretos. El hecho de que Draper aparque
tico final de la sexta temporada en el que,
sus escarceos e infidelidades durante toda
tras una época de caída libre, con Megan
la quinta temporada parece corroborar esa
ya distanciada y como el único persona-
complicidad y devoción única a Megan. El
je inmaculado de la serie, Don lleva a sus
(nuevo) matrimonio es un éxito, o lo pa-
tres hijos: Sally, Bobby y Gene, a la puerta
rece (ya sabéis, las apariencias engañan,
del prostíbulo en el que se crio. “Aquí es
y en Mad Men aun más). Así llegamos al
donde crecí” se sincera ante la mirada ató-
final de la temporada, cuando Don se en-
nita de Sally, el verdadero catalizador de
cuentra en la barra de un bar y una mujer
la mentira de Draper a lo largo de toda la
le aborda: “¿Estás solo?”. La mueca de Don
serie. ¿Y por qué lo hace? Sobre todo, ¿por
nos deja la duda de qué contestará. ¿Vol-
qué lo hace en ese preciso momento? La
verá a las andadas? Cliffhanger, final de
respuesta es sencilla: porque Don necesi-
temporada y respuesta que veremos en el
ta a su lado, al menos, una persona que
comienzo de la sexta: Don nos ha vuelto
conozca su verdadera identidad, que sepa
a mentir.
quién es Dick Whitman, que actúe como vía de escape; un hilo de conexión con ese
Para concluir este artículo, podría decir
pasado que le atormenta, con ese solda-
que, pese a no consumarse nunca en una
do, con su hermano Adam o con la propia
relación carnal, o quizás precisamente por
Anna. Para no vivir para siempre en la im-
ese motivo, Anna es la única mujer a la
postura que supone ese constante juego
que Don Draper ama incondicionalmente
del otro.
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EMPATIZAR CON EL OTRO Por Jorge Due単as Villamiel
@Sickmonkeys
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Le ocurre a John Snow con Ygritte, a Olivia
o de quién es el verdadero yo, yo o el otro.
Dunham con AlterOlive, o al teniente Brody
Así ocurre en Another Earth, película indie con
con Abu Nazir. No son pocas las tramas serié-
un planteamiento similar. En Fringe, sin em-
filas en las que los protagonistas (nosotros)
bargo, se deja muy claro desde el principio
acaban empatizando con los que en un princi-
que “nuestro universo” es el bueno, y Olivia
pio eran enemigos (los otros). Quizás la serie
es “nuestra Olivia” mientras que la otra es la
que más ha indagado en este proceso de em-
alternativa. Sin embargo, esta división espe-
patía con la alteridad sea Lost, en la que pre-
cular entre unos y otros se rompe en pedazos
cisamente “los otros” no podían llamarse de
en el momento en el que Peter descubre que
otra forma, “los otros”, y aunque en un princi-
en realidad no pertenece a este universo, sino
pio parecían el reflejo especular de nuestros
que viene de “over there”. ¿Es entonces Peter
protagonistas, un giro de guión en la quinta
uno de los nuestros o de los otros? ¿Uno es de
temporada nos revela que “estos” y “los otros”
donde viene, o de donde se cría? Cuestión de
eran los mismos desde un principio. Brillante.
perspectivas.
También es interesante el enfoque de este
Algo similar ocurre en Superman Red Son, la
tema que se hace en Fringe. El descubrimien-
novela gráfica de Mark Millar que parte de un
to de que hay otro universo donde existen
planteamiento aparentemente sencillo, pero
copias nuestras debe ser un shock impor-
altamente interesante. La nave espacial que
tante que debe hacer que nos planteemos
trae al bebé superman a la tierra llega con re-
muchas preguntas acerca de quiénes somos,
traso, por lo que en vez de aterrizar en Kansas
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(EEUU) lo hace en plena URSS. ¿Consecuen-
tender el mundo opuestas, divididas tan sólo
cia? El icono americano por definición acaba
por una imaginaria línea arbitraria, y ahora
siendo un ferviente camarada servidor del ré-
obligadas a entenderse y cooperar para en-
gimen estalinista y el mundo acaba por unirse
contrar al asesino.
en un único estado comunista, con la excepción de EEUU. “Nosotros” o “los otros”, es tan
Sin duda el caso de Estados Unidos / Méxi-
sólo una cuestión de perspectiva y azar.
co es el más interesante, pues es donde las evidencias culturales y sociales están más
Retomando el tema de la guerra fría no po-
acentuadas. El amistoso, anárquico y poco
demos dejar pasar por alto The Americans. La
ortodoxo Marco Ruiz se ve obligado a traba-
serie de FX nos presenta a unos espías de la
jar junto a la obsesiva, meticulosa y autista
KGB en los ochenta, que llevan veinte años
Sonya Cross. La serie se desvela así como un
infiltrados como modélicos ciudadanos ame-
ejercicio de dialéctica, entendida (según Wi-
ricanos. Volvemos a la misma cuestión, des-
kipedia) como teoría de los contrapuestos en
pués de tanto tiempo en territorio enemigo,
las cosas o en los conceptos, así como la de-
es inevitable acabar sintiendo cierta empatía
tección y superación de estos contrapuestos.
por aquellos a los que se supone que debes odiar. En este caso será Philip, el hombre de la
The Bridge nos muestra que a pesar de vivir
pareja, aquel al que más dudas de identidad
en un mundo que pensamos globalizado, un
se le planteen. Philip, como el teniente Brody
simple puente puede significar un abismo
en Homeland, se cae del caballo y se da cuen-
entre dos culturas completamente distintas,
ta de la manipulación que ha sufrido, de los
incluso opuestas. Nacer a un lado o a otro del
excesos de su gobierno y de que “los otros” no
puente es una cuestión meramente azarosa
son tan malos como se los pintaban.
que determina todo lo que te define. Pero al mismo tiempo la serie también nos enseña
Por último hablemos de The Bridge, remake
que a pesar de las diferencias iniciales, basta
americano de la sueca Bron/Broen, y que ac-
con rascar un poco para encontrar afinidades,
tualmente cuenta con otro remake anglo-fran-
y descubrir que, en el fondo, “los otros” somos
cés. La serie plantea el caso de un cadáver
nosotros mismos.
encontrado justo en el límite fronterizo entre dos países. Lo que al principio se plantea
“Je est un autre” (Yo soy otro)
como un problema de jurisdicción policial, se
Arthur Rimbaud
acaba convirtiendo en un enfrentamiento entre dos culturas distintas, dos formas de en-
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LA V I D A E N T R E LO S A P O S E N T O S D E TÁ N AT O S
Por José Miguel Pardo Sánchez
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Decir A dos metros bajo tierra es mencionar una de las mejores series de televisión, la cual ayudó a configurar las nuevas pautas en la ficción catódica, así como una de las predecesoras de la llamada Edad Dorada de este formato. Forma parte de la Santísima Trinidad de la HBO, junto con The Wire y Los Soprano. Se puede comparar a un producto de alta literatura, un libro que explora los recovecos de la existencia humana a partir de personajes aparentemente normales. Por ello, A dos metros bajo tierra es la serie de personajes por excelencia. Precisamente en dichos personajes voy a focalizar mi desglose de la serie. Más allá de los Fisher hay un genial elenco de secundarios. Sin restarles importancia, no serán descritos en este artículo. A continuación, la disección de la intrincada familia Fisher, ésa que para los que los hemos conocido queremos como la nuestra.
N AT E
Si hay un personaje que se puede considerar más protagonista, ese es Nate (interpretado magistralmente por Peter Krause), el hijo mayor. De 35 años de edad al inicio de la serie, es extrovertido y simpático, y sus principales aficiones son la música rock y el deporte. Tiene actitud de donjuán involuntario y una mentalidad abierta. Además, refleja una empatía natural hacia sus congéneres. Sin embargo, detrás de una máscara de aparente naturalidad se esconde un ser atormentado. Al contrario que David, su hermano, Nate decidió volar de casa al alcanzar la edad universitaria, desentendiéndose sin remordimientos de la funeraria, el negocio familiar que debía heredar. Se fue a Seattle, volviendo a casa sólo en ocasiones especiales. Prueba de este desentendimiento y esa evasión de su vida pasada es el hecho de que casi no conozca a su hermana pequeña, Claire, la cual era una recién nacida cuando dejó el hogar familiar. La vida en Seattle, no obstante, no era del todo satisfactoria para Nate: no tenía el trabajo que deseaba y su vida sentimental no dejaba de dar bandazos. Con 35 años no había estabilizado su vida. Ese sentimiento de ser un descarriado es lo que moldea a Nate a lo largo de la serie. A pesar de haber esquivado la realidad durante tanto tiempo, la vuelta al hogar familiar y el hacerse con el control de la funeraria tras la muerte de su
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padre despiertan todas estas inseguridades en Nate. Se da cuenta de que vive sumergido en la infelicidad. Siente que no ha encontrado su hueco en el mundo. La figurada valentía del personaje da paso a una sensación de cobardía ante decisiones capitales. Cuando debe enfrentarse al sufrimiento diario de otras personas es cuando se da cuenta de su propia insatisfacción. La Muerte, eso que marcó su infancia y le hizo querer dejar su hogar, ahora le plantea una traba existencial y le obliga a reformular su propia vida, a orientarla a ser feliz. Y a intentar hacer felices a los suyos. Y es que otra de las quimeras de Nate es su pasotismo, su descuido de las relaciones personales, su insensibilidad. Buscar TU propia felicidad no supone hacerlo de una forma egoísta. Nuestro estado de ánimo depende del de nuestros seres queridos. Tarde o temprano, al igual que Nate, te invade la sensación de estar descontento con el mundo a pesar de poder tenerlo todo. “Sólo te digo que no hay más que una vida. No hay Dios, ni reglas, ni juicios más que los que tú aceptes o crees para ti misma. Y, cuando se acaba, se acaba. Duermes por toda la eternidad. Sé feliz mientras estés aquí. De verdad, ¿por qué no?”
D AV I D El mediano de los tres hermanos, David (al que da vida Michael C. Hall, nuestro querido Dexter), es un homosexual reprimido y conservador. Al contrario que Nate, no fue capaz de desvincularse del negocio familiar. Por ello, tras la muerte del patriarca en el piloto, David es el que asume una mayor responsabilidad en la funeraria. Esta implicación, en contra de su voluntad (él quería estudiar Derecho), hace que se desate su ira cuando la herencia de propiedad del negocio recaiga a partes iguales sobre Nate y él. Así pues, la relación entre ambos hermanos es inicialmente fría. David, al contrario que Nate, se nos muestra al comienzo como un personaje muy raro, y posteriormente adquiere una estabilidad que lo revela como alguien más común de lo que puede parecer. La represión que le ha supuesto esconder su homosexualidad ocasiona que, una vez liberado de esa carga emocional, sufra un abuso de bravura. El
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destape del tabú le lleva a cometer imprudencias que ponen en peligro su propia vida. Esto está acentuado, no sólo por el silenciamiento de su condición sexual, sino también por el nombrado conservadurismo. Se trata de un feligrés asiduo de su parroquia, y creyente, y como tal queda decepcionado ante la respuesta de la Iglesia ante su homosexualidad. El punto definitivo de inflexión para este personaje llega cuando ve la muerte muy de cerca. Esta vivencia le deja un trauma que lo acompañará durante mucho tiempo. Es, sin duda, el personaje que atraviesa más momentos de oscuridad. Cuando algo parece bonito, la realidad le abofetea. La depresión post-traumática que sufre David es origen de una de las escenas más bellas, en la cual se encuentra conversando con su fallecido padre: “-Ni siquiera estás agradecido. -¿Agradecido? ¿Por la peor experiencia de mi vida? -Te agarras a tu sufrimiento como si significase algo. Como si mereciese la pena. Y no merece la pena, olvídalo. Las posibilidades son infinitas y tú sólo te lamentas. -¿Y qué es lo que tengo que hacer? -¿Tú qué crees? Puedes hacer lo que quieras, idiota. ¡Estás vivo! ¿Qué es un poco de sufrimiento comparado con eso? -No puede ser tan simple. -¿Y si lo es…?”
C LA I R E Claire, la menor de los Fisher (encarnada por Lauren Ambrose), se encuentra entre las creaciones más hipsters de la televisión. La diferencia de edad con sus hermanos la sitúan en un plano muy diferente, y de ella se nos muestran sus últimos años en el instituto y el salto a la Universidad. La atmósfera fúnebre también ha marcado su infancia. Posee un humor muy oscuro y no quiere hacerse cargo de ningún aspecto del negocio. Al fin y al cabo, se trata de una adolescente todavía. No obstante, el ambiente familiar tan disfuncional y oscuro también aceleran su transición a la juventud, y en su entorno académico muestra más sentido común que el resto de sus compañeros. Su comportamiento irresponsable es más bien fruto del descontento con el mundo que le rodea. Claire rehúye todo lo mainstream. Al igual que sus hermanos sólo trata de ser feliz. No es fruto de la casualidad. Todos ellos han sido criados bajo el mismo techo y su lidia diaria con la
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muerte y el sufrimiento de otras personas ahonda profundamente este sentir en todos ellos. Resulta interesante que, cuando se da cuenta de las desdichas de sus hermanos mayores, intenta evitar a toda costa llegar a la misma situación que ellos. No tiene reparos en expresar sus sentimientos (contrariamente a David) y no está dispuesta a vivir una vida que no es la que realmente quiera (contrariamente a Nate). El desarrollo de este personaje es bastante tortuoso, con altibajos emocionales y caminos emprendidos pero súbitamente interrumpidos. Tras muchas tentativas se nos muestra a la Claire más madura. Y no sólo se percibe en las propias acciones del personaje, sino que sus hermanos sienten que pueden tratarla de tú a tú. De hecho, algunos de los momentos más emotivos de la serie son los encuentros de los tres hermanos para darse apoyo mutuo. En Claire también se ejemplifica la importancia de la toma de decisiones trascendentales. La percepción del paso del tiempo es algo que también está presente a lo largo de toda la serie. Y en Claire, personaje que sufre una notable evolución temporada tras temporada, esto se hace más fuerte. “-Os quiero hacer una foto a todos. -No puedes fotografiar algo que ya ha acabado.”
RUTH Ruth, la madre de los Fisher (representada por Frances Conroy), sufre las mismas desdichas que sus hijos, comparte sufrimientos y, además, desde la perspectiva de una mujer más experimentada y curtida en todo tipo de vicisitudes. Pese a ello, quedar viuda de forma prematura es un golpe difícil de encajar, y la consecuencia para Ruth es entrar en un estado de inopia. En tal circunstancia conviven la depresión y la locura. Este trastorno hace que Ruth sea protagonista del mayor número de alucinaciones y escenas surrealistas, marca de la casa de esta serie. Ruth se encuentra totalmente anclada al hogar familiar tras la muerte de Nathaniel, su marido. La resignación inicial viene seguida por cambios drásticos en la existencia de Ruth. Esa presión por el cambio se hace más fuerte en ella, ya que se trata de un ama de casa tradicional, que abraza cálidamente la estabilidad y se muestra reticente ante cualquier suceso que desvíe su rutina. Los actos de Ruth se tor-
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nan por momentos inexplicables. En fin, el comportamiento de una persona hundida y que se sabe a sí misma débil. No obstante, aunque no logra una estabilidad emocional permanente, sabe convivir con lo que le rodea, saboreando los buenos momentos. La forma de ser de sus hijos se presenta como una extensión de la educación recibida en el hogar de los Fisher. La vida no te lo va a poner fácil y hay que afrontar cualquier trance por espinoso que éste sea. Esa forma de plantar batalla a los problemas de forma realista es un factor común en toda la familia, y es resultado de una convivencia con el padecimiento diario del prójimo. “-Siempre hemos estado aferrados desesperadamente al pasado, ¿y por qué? -Porque entonces teníamos esperanzas.” Como conclusión, esta serie trata sobre la vida y la muerte. La funeraria es un simple catalizador de las emociones de los personajes. Aunque deseen evadirse de los sentimientos directos, su obligación es condescender con los clientes, los verdaderos afectados. Esto supone vivir un reto continuo: estar preparado para un momento doloroso. Sin embargo, se nutren de ese desfile diario de funestas emociones para saber darle importancia a la vida. Cuando muere un ser querido, hay un punto de inflexión en tu vida. Por tanto, no se me ocurre una serie que narre con tanto realismo la importancia de este camino. Al fin y al cabo, como dijo el gran Alberto Rey: “A dos metros bajo tierra es, ni más ni menos, un conjunto de personas buscando la felicidad”. Viva Alan Ball y lo que parió.
@JM_biotech
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CÓMO LOS CUENTOS SE CONVIRTIERON EN MITOS DE L A VIDA MODERNA Por Leticia Martín-Fuertes Moreno
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ejemplificante y etiológica, la de los cuentos
ONCE
es principalmente recreativa) y su carácter (sagrado en el caso de los mitos, pagano en el de los cuentos).
UPON A TIME..
“El mito es un relato, una narración, que puede contener elementos simbólicos, pero que,
Los cuentos de Grimm y Andersen son los
frente a los símbolos o a las imá-
verdaderos protagonistas de Once Upon a Time: podría parecer sorprendente que toda-
genes de carácter puntual, se
vía gusten unas historias como estas, que no
caracteriza por presentar una
son para nada nuevas, y lo podemos achacar
«historia». Este relato viene de
como siempre a la poca originalidad de las
tiempos atrás y es conocido de
productoras y su saber hacer en materia de
muchos, y aceptado y transmiti-
reciclaje. Sin embargo, es curioso cómo los guionistas han dado a los cuentos tratamien-
do de generación en generación.
to de mitos.
Es lo contrario de los relatos inventados o de las ficciones mo-
Mitos y cuentos son tipos de narraciones que
mentáneas. Los mitos son «his-
los expertos han estado siempre intentando
torias de la tribu» y viven «en
distinguir, y aún no existe consenso al respecto. Es difícil trazar la línea divisoria, pero en
el país de la memoria» comuni-
general puede decirse que los elementos que
taria. La tradición mítica es un
mitos y cuentos de todas las culturas tienen
fenómeno social que puede pre-
en común son la popularidad, es decir, todos
sentar variaciones culturales no-
los miembros de la sociedad los conocen, y el
tables, pero que existe siempre.”
lado mágico, fantástico, irreal que caracteriza a ambos tipos de narraciones. Las diferencias
Carlos García Gual,
que suelen esgrimirse, a grandes rasgos, son
Introducción a la mitología griega
algo más sutiles: la naturaleza de los protagonistas (los de los mitos son dioses o héroes,
Sin embargo, hay que tener en cuenta que
mientras que los de los cuentos son morta-
por mucho que los mitos tengan un carácter
les), la función del relato (la de los mitos es
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sagrado, en la religión griega antigua los sa-
Fedra, duda de si lo hizo por miedo a que la
cerdotes no tenían la tarea de transmitir estos
delatara o por venganza por haberla rechaza-
mitos ni mucho menos de conservarlos. No
do. Esto inclina a pensar que en la versión de
existía para ellos un libro sagrado incorrupti-
Ovidio, la madrastra no se habría suicidado (o
ble, como sí ocurre en las religiones semitas
no lo hace inmediatamente después de acu-
con la Biblia o el Corán. Los encargados de
sarle). Además, el autor latino introduce una
transmitir los mitos griegos eran los poetas,
variedad: la diosa Dia-
que se inspiraban en la tradición pero podían
na concede a Hipólito
cambiar sustancialmente el relato original.
la vuelta de los Infiernos, cambiándole
Por ejemplo, pensemos en el mito de Fedra e
el nombre. Ovidio ya
Hipólito. En el Hipólito de Eurípides, Fedra se
no está escribiendo
enamora de su hijastro Hipólito, y cuando se
una obra teatral sino
entera de que su nodriza se lo ha contado a
un poema con conti-
este, se suicida. Pero deja una nota a su mari-
nuidad, en el que el
do, Teseo, en la que se inventa que Hipólito la
tema recurrente es la
ha intentado violar. Entonces Teseo destierra
transformación: todos
a su hijo y pide a su padre, Posidón, que le
los personajes expe-
castigue, y la obra se cierra con un mensa-
rimentan un cambio
jero contando cómo Hipólito muere por un
de estado. Por eso
toro que surge de las olas del mar y arremete
no importa cómo lo
contra su carro. A Eurípides, a quien se consi-
acusa Fedra; lo que le
dera el más moderno de los trágicos griegos
interesa es la meta-
por su profundización en la psicología de los
morfosis de Hipólito.
personajes, le interesa que tanto Fedra como Hipólito sufran una muerte violenta, pues es
Séneca
retoma
de
su forma de hacer reflexionar al espectador
nuevo este mito en
sobre los extremos que hay que evitar en la
su tragedia Fedra. En
vida: tanto la pasión amorosa desmesurada de
esta ocasión, Fedra es
Fedra como la total apatía sexual de Hipólito.
un personaje mucho más inteligente que la Fedra de Eurípides. Es
En las Metamorfosis de Ovidio, encontramos al
ella misma quien le confiesa su amor a Hipó-
propio Hipólito relatando su desgraciada vida:
lito, y también la que le acusa ante Teseo de
aunque no especifica cómo lo había acusado
haberla forzado. Es después de que Hipólito
50
muera, por sentimiento de culpa y no por pu-
gue es su honradez. Aunque a Rumpelstilts-
dor, por lo que se suicida. Séneca tuvo que
kin ya le tengamos localizado en el universo
adaptar el mito a su tiempo, ya que los roma-
de personajes de los hermanos Grimm, pue-
nos de su época no se habrían identificado
de ser también la Bestia si solo Bella ve algo
con la pasiva Fedra de Eurípides.
bueno en él, y si persigue incansablemente al
capitán Garfio y es la causa de que este solo Ya hemos visto que una
tenga una mano, no puede ser otro que el co-
de las cosas que dife-
codrilo, sin que haga falta que nos lo digan.
rencia a los mitos de los cuentos es que son
También hay mucho de adaptación a los tiem-
reescritos,
reinterpre-
pos modernos en Once Upon a Time. En gene-
tados constantemente
ral, hay un gran cambio en la actitud de los
según las necesidades
personajes ante lo que les ocurre: subyace
del creador, y todas las
siempre la idea de que cada uno se forja su
versiones son válidas.
propio destino. ¿Quién cree actualmente en
Así, Once Upon a Time
un destino concreto y cerrado? Se nota espe-
también toma historias
cialmente en los personajes femeninos, que
que ya todos conoce-
originalmente eran mucho más pasivos y de-
mos, solo que, en este
bían ser adaptados a un mundo en que em-
caso, los cuentos po-
pieza a imperar el feminismo.
pulares, y les da una vuelta de tuerca. Así es
Como de costumbre, nada nuevo bajo el sol:
como se puede permitir
pero al menos resulta irónico que los cuentos,
cambiar tan drástica-
que siempre se han intentado separar tanto
mente los elementos
de los mitos, hayan demostrado que sirven
de esas historias, por-
como unos mitos modernos en los que to-
que las tenemos tan
davía podemos reflejarnos, y que los mismos
arraigadas en nuestras
mecanismos que hace cientos de años utiliza-
mentes que no dejamos
ban los mitógrafos grecolatinos siguen fun-
de reconocerlas, no po-
cionando con la misma eficacia.
demos no hacerlo. Aunque nos presenten una Blancanieves ágil y luchadora, la reconoce-
@nimbusaeta
mos como la que introdujo Disney en nuestra niñez, porque la característica que la distin-
51
DE MAYOR QUIERO SER VOYEUR MARÍA OLIVA TOREZANO @mi_mot
Hay miles de motivos por los cuales una se-
nuestro. Sólo entonces bajas la pantalla del
rie en concreto nos “engancha”. Tantos que no
portátil para hacer algo con tu vida, la real de
sabría por dónde empezar a enumerarlos. Sin
la que has estado consumiendo 20 o 40 mi-
embargo, siempre habrá muchas maneras de
nutos (como mínimo) sintiéndote otro. Y para
ver las cosas pero solo hay una que es me-
colmo tardas unos segundos en reaccionar
jor que las demás. Cuando una película se
hasta volver a ser consciente de quien eres.
te hace corta o una serie demasiado larga es
Pas mal. Siempre es bueno viajar y que de vez
el resultado de variables mal aplicadas cuya
en cuando te recuerden a dónde te gustaría
constante será la profundidad de los persona-
llegar, ese algo que dejaste a medias o te des-
jes principales. De este modo, por lo pronto,
pierten un deseo escondido.
me voy a quedar con la proyección que hacemos de nosotros mismos en estos personajes
Por este motivo, más allá del guión, el tras-
de nuestras series favoritas, porque, sí, les ob-
fondo del personaje tiene la gran misión de
servamos prácticamente tomando nota como
conectar con nosotros, que nos preocupemos
si fuera una especie de futuro no muy lejano
por él, que nos veamos reflejados en el espejo
para el cual debiéramos estar preparados. O
de su dormitorio, entendiendo como lidia con
más bien al revés porque ¡allá vamos noso-
su presente para enfrentarse al futuro. Y es
tros!
que yo siempre creí que las grandes ideas por más irreales que sean, nacen de nosotros por-
En ocasiones -confesad bribones- sentimos
que alguien ya lo tuvo que vivir antes. Estos
tanta empatía mientras observamos lo que
alabados productores de episodios, creadores
ocurre que parece que nos están acarician-
de nuevas vidas, que nos exponen indirecta-
do a nosotros, o que su éxito es a la vez el
mente nuestras posibilidades a detalle.
52
¿QUERÉIS VIAJAR CON ESTOS EJEMPLOS A UN INTERESANTE FUTURO?
RECONOCIMIENTO
ESTILO
FAMILIA
AMOR
DESEO
AMISTAD
LA FÁBRICA EPISODIO II (PRIMERA PARTE) Por Nacho Bibián
Hola, chicos, soy Katy. Que me ha pedido mi hijo que os envíe la cinta del contestador y que vosotros ya sabríais qué hacer, que tenéis que traducirla o algo así para la revista. Que me dice que está muy ocupado vien-
do series y
no tiene tiempo para escribir el artículo
que le habéis encar-
gado. Mira, de verdad, la madre que lo
parió, que soy yo, qué disgusto
tengo, que para estar todo el día haciendo
el vago ya podría volverse a casa, a su
país, que a ver cómo pretende que yo esté tranquila, que a saber si come bien o no, seguro que todo de comida rápida y de precocinado y de frito y luego verás como se ponga malo, quién le va a cuidar, claro, porque a ver, si no se separa del ordenador, que no hace otra cosa en todo el día, no sé quién le va a cuidar. Que me dice él siempre que bueno, que si está todo el rato en el ordenador es porque hace muchas cosas, que si lee, que si ve la televisión, que si trabaja, que si escribe, que si se relaciona. Pero que eso dice él, porque yo lo único que sé es que está frente a la pantallita y tecleando a ratos, vamos, que no sé yo cuántas cosas distintas podrá hacer para que siempre parezca que hace lo mismo. Y no me hace ni caso. El pobre me dice que desde que volvió del sitio ese al que le invitaron no para de ver series, que está muy ocupado, que no puede evitarlo. ¡Y encima no tiene su almohada! Ay, qué susto me dio con la llamada, qué cosa más rara y yo sin entender nada, claro, qué susto, imaginaos. Porque ya es raro que me llamé desde allí con lo caro que sale y además al teléfono de casa. Dice que vaya suerte ha tenido por haber instalado el contestador cuando vino de visita, que con el tiempo que se va a ahorrar de escribir el artículo ya puede ponerse al día con Homeland. Bueno, esa a nosotros
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nos encantó, la vimos rapidísimo. Y el tío instalando esta chorrada, ¿os creéis?, un contestador antiguo de cintas de casete de las pequeñas. Mi hijo está hecho un friki, pero bueno, que eso ya lo sabéis. Muchas gracias por dejarle participar en vuestra revista porque al menos hace algo de provecho, aunque no sé si os estará dejando mal con esto de la cinta. A mí me ha dicho que a vosotros os valía con esto, que estaríais contentísimos. Oye, si necesitáis ayuda me avisáis que algo de Homeland entre todos os podemos escribir en casa. Me estoy liando y creo que aún no os he explicado lo que hay en la cinta. Bueno, yo no lo sé, esto me lo ha dicho él, porque yo con tanto ruido y además en inglés, he entendido lo justo. Solo sé que me dio un susto que para qué, llamando al teléfono de casa y con lo raro que es eso desde allí, que es muy raro que llame al teléfono de casa porque sale muy caro y le oigo a hablar a él a ratos y voces muy raras de otra gente a los que se entiende aún peor. Resulta que tenía el teléfono en el bolsillo y marcó sin querer. Menudo desastre mi hijo, menos mal que le dejáis que os ayude para que haga algo de provecho. Pues llenó la cinta el muy tonto, de todo el rato que duró la llamada, y hasta me ha dicho que se quedó sin batería, aunque bueno, con la cantidad de cosas que llevan los móviles ahora la batería no dura nada. Yo si no fuera por la letra tan pequeña, porque me hacen falta las gafas y me da mucha rabia llevarlas y siempre se me pierden, pero bueno, que al final me adapto a todo, pero qué letra más pequeña y luego acertar a los botones que cada vez se hacen más pequeños también. Ponen pantallas cada vez más grandes pero los botones y las letras cada vez más enanos, verás tú qué tontería más enorme. Bueno, chicos, que no os molesto más, que si no os vale la cinta me lo digáis y os escribimos algo de Homeland o si no alguien aquí os hace algo de Suits o yo qué sé qué otras series verán, que se pasan todos el día pegados a la pantalla del ordenador y si no a la del móvil, con sus letritas diminutas. Un beso muy fuerte, chicos.
Katy En el sobrecito está la cinta y en el paquete os envío unas rosquillas de Alcalá que compramos el otro día, que están muy ricas.
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<Queridos lectores de OchoQuince Magazine, mi nombre es Julián Gallardo y soy especialista titulado en Interpretación de Cintas de Grabaciones Telefónicas, Psicofonías y Cacofonías (ICGTPC). Se me ha encomendado la traducción y explicación de este buzón de voz y el resultado es el que sigue>. [Dos individuos van caminando por un pasillo largo, con bastante eco. Uno de ellos porta un bastón y cojea. El otro trastabilla notable y frecuentemente]. -Ya te dije que en el MacLaren’s se aburren mucho esta temporada y te iban a invitar a todas las copas que quisieras. [Este individuo alterna cada tres o cuatro palabras un acento del sur de Inglaterra y el acento propio de la costa noreste de Estados Unidos]. -No, si no me quejo, eh, me parece fenomenal. Es solo que ahora necesito sentarme un rato. [Este otro arrastra las palabras y marca notablemente las eses. Su forma de hablar parece influida por una variedad de jergas y argots de diferentes épocas, clases sociales y países]. -Sí mira, tú quédate en este despacho un rato, descansa, y ahora si quieres pasamos a ver Homeland, que está justo al lado. Yo me voy a hacer unos recados. -¡A sus órdenes mi doctor! [Al parecer es conducido a un despacho, con una moqueta muy fina y desgastada. El otro individuo cierra la puerta por fuera y se va cantando alegremente. El que queda arrastra los pies alrededor de la estancia y da golpecitos en estanterías de roble con objetos variados, probablemente cachivaches y fotografías. Una tos espontánea y persistente sugiere bastante polvo. Alguno de estos objetos cae al suelo con un sonido cerámico. Pese a que el golpe es ensordecido por la moqueta, se hace añicos]. Oh, vaya mierda… [En unos instantes mueve un sillón giratorio sin aparente intento previo de recoger el objeto roto y se deja caer con un ligero estertor y tose nuevamente. La fricción deja claro que el sillón es de cuero, pero no es nuevo]. [A continuación contamos cerca de minuto y medio de sonido de papeles en movimiento y posteriormente el sonido que hace la silla al recostarse el individuo, seguido de más de siete minutos de respiración profunda y vaivén del sillón, tanto en sentido giratorio como de adelante hacia atrás. Entonces se oye un solo nudillo en la puerta, que se abre]. [El sonido cadencioso de un par de tacones altos parece ralentizar la cinta. El efecto es difícil de atribuir con exactitud a la grabación o a un defecto en la propia llamada. Alguien con más ambición poética sugeriría que la mujer que los viste habría ralentizado el tiempo con su entra-
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da, pero un experto en ICGTPC debe caracterizarse por el pragmatismo y la univocidad de sus afirmaciones].
M r . Wo n g [El individuo se levanta bruscamente del sillón giratorio de cuero y golpea, probablemente con la rodilla, en el tablero de una mesa de madera noble. Gruñe]. -¿Mr. Wong? ¡Necesito su ayuda! Mi amigo ha desaparecido. [La voz de la mujer es firme, aunque pretende aparentar desamparo, como para apelar a la soberbia masculina ante la mujer en apuros. Se diría que trata de ocultar algo. Su acento, cercano al británico con algún matiz exótico, suena algo pasado de moda, puede que hasta medieval. No carece de sensualidad, sin embargo]. -Se equivoca señorita, no soy el señor Wong. ¡Qué demonios le pasa a todo el mundo! [Se escucha claramente cómo se frota la pierna con una mano, tratando de paliar el dolor del golpe previo]. -Pero Mr. Wong, su nombre está en la puerta y aquí sobre su escritorio. -¿Cómo? -Mr. Wong, tiene que ayudarme a encontrar a mi amigo Nicholas Brody, nadie sabe dónde está y ya llevamos cuatro días sin noticias de él. Es sargento marine de los Estados Unidos. -Bueno, cuatro días no es para tanto si es un marine… -Ya, pero eso pensamos la última vez y estuvo desparecido ocho años. -¿Y este quién es? -Es un caballero de Oriente Medio que está colaborando [Al parecer hay alguien más en la habitación en ese mismo instante, pero es absolutamente silencioso en cuanto a pisadas (quizá ayudado por la moqueta) y respiración se refiere (y a pesar del polvo). En posteriores
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escuchas se puede intuir una especie de susurro debido al tejido de su ropa, pero bien podría tratarse de anomalías magnéticas propias de la cinta]. -Que es de Oriente me lo he imaginado por la barba y eso que lleva en la cabeza. ¿Cómo se llama usted? -No se moleste, no le contestará. No sé si habla nuestro idioma. -Entonces, ¿cómo puede estar colaborando exactamente? -¿Es eso útil para encontrar a Brody? -Bueno, bueno, calma. A ver… Veamos, eh… ¿por dónde empezamos? -Eso lo tendrá que decir usted, Mr. Wong. -Ay, Mr. Wong… ¡Para una vez que me habla una tía buena y me llama con el nombre del tipo ese! [La frase en cursiva la dice en español]. -No se preocupe por el dinero… ¡Se lo pago mañana! -¿Dinero? Mañana, claro. Para entonces todo habrá terminado [adopta un tono chulesco pero se le aflauta la voz un poco. Se aclara la garganta (con escaso éxito, como denota un sonoro gallo) antes de la siguiente frase]: Si me disculpa, señorita [sonoro gallo], no me ha dicho su nombre… -Mi nombre, Mr. Wong, es Daenerys Targaryen, Señora de los Siete Reinos, Khaleesi de los Dothraki y Madre de los Dragones, pero usted puede llamarme Dany. <Queridos lectores de OchoQuince Magazine, la cinta está un poco dañada a partir de este punto por lo que la he enviado a nuestros laboratorios en Berna (la neutralidad y exactitud suiza es fundamental para determinados procedimientos) y retomaré el procedimiento cuando regrese a mis manos. Por ahora esto es todo. Muchas gracias. Continuará.>
@Nacho_Leteo
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REDACTORES POR ORDEN DE APARICIÓN:
JOSE MANUEL PORTAS Ambientólogo de profesión, seriéfilo de afición y escritor de vocación. Es el director de Lineker Magazine (http://www.linekermagazine.es/) y divaga frecuentemente en la red sobre fútbol (http://cronicasdegrada.blogspot.com.es/) y sobre la vida (http://joseportas.tumblr.com/). Twitter: @joseportas
JORGE DUEÑAS VILL AMIEL Diseñador digital e historiador del arte. Pensando en imágenes desde 1984. Portfolio: www.sickmonkeys.net Blog: www.realidadesinexistentes.com Twitter: @sickmonkeys
JESÚS VILL AVERDE SÁNCHEZ Periodista cultural, escritor, lector. Portfolio: www.jesusvillaverdesanchez.blogspot.com Blog: www.culturalblues.blogspot.com Twitter: @jesusvs_txetxu
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JOSÉ MIGUEL PARDO SÁNCHEZ Licenciado en Biotecnología, actualmente en plena tesis doctoral. Villenero residente en Valencia. Rockero. Generación del 89. Guionista Underwater. Deportista, de vez en cuando. Un poco “snob”. Twitter: @JM_biotech
LETICIA MARTÍN-FUERTES Licenciada en Filología Clásica; friki de la lingüística. Trabaja como editora y en sus ratos libres como traductora freelance. No sabe cómo pero también saca tiempo para devorar series y hacer dulces. www.leticiamfm.com http://hcisthat.tumblr.com Twitter: @nimbusaeta
MARÍA OLIVA TOREZANO Madrileña del 88, escritora. Tiene un título que dice “Licenciada en ADE y Publicidad RRPP” y un corazón especializándose en cine. www.monpetitmot.com Facebook: Mi Mot - Twitter: @mi_mot
NACHO BIBIÁN Licenciado en periodismo por la Complutense y actualmente estudiando Grado en Lengua y Literatura Españolas por la UNED. Reside actualmente en Sheffield (Reino Unido), donde se dedica a supervivir. www.comosisifo.blogspot.com Twitter: @Nacho_Leteo
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CRÉDITOS TODA ESTA LOCURA ES RESPONSABILIDAD DE: JORGE DUEÑAS VILLAMIEL Diseñador digital e historiador del arte. Pensando en imágenes desde 1984. Portfolio: www.sickmonkeys.net Blog: www.realidadesinexistentes.com Twitter: @sickmonkeys
JESÚS VILLAVERDE S Á N C H E Z Periodista cultural, escritor, lector. Portfolio: www.jesusvillaverdesanchez.blogspot.com Blog: www.culturalblues.blogspot.com Twitter: @jesusvs_txetxu
www.ochoquincemag.com Twitter: @ochoquincemag Mail: ochoquincemag@gmail.com (2013)
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CLIFFHANGER Usamos el término “cliffhanger” cuando terminamos de ver un episodio, generalmente una season finale, y nos dejan a medias con la historia, esperando a la próxima emisión para solucionar la duda. En su acepción literal, el término significa “colgar de un precipicio” o “estar al borde del abismo”. En teoría la reacción del público ante un cliffhanger nunca debería ser satisfactoria: al fin y al cabo, nos están dejando en mitad de algo y, por lo general, suele ser en un momento cumbre. Sin embargo, cuando una serie nos regala un buen cliffhanger nos volvemos locos y la ensalzamos. Cada serie utiliza los cliffhangers a su manera. Algunas son muy propicias para el cliffhanger, llegando a dejarnos colgados en cada final de capítulo, como en el caso de Lost; en otras producciones sólo se ven muy puntualmente y en momentos muy señalados, como en Breaking Bad. También hay series en las que cada final de temporada supone un gran cliffhanger, véase Fringe, y otras en las que estos no tienen lugar siempre en un final de capítulo o de temporada, por ejemplo The Wire, serie en la que lo que para cualquier otra sería un cliffhanger brutal, se resolvía en los siguientes minutos sin que apenas importase para la trama. Se acaba nuestra temporada, nuestro año de lanzamiento. En estos cuatro números han desfilado multitud de personajes por nuestras páginas y, lo que es más importante, numerosas plumas que han dado vida a sus textos y a nuestra revista. El seriéfilo os lo agradece infinitamente. Se escapa ya el 2013 cuando nuestros showrunners aún no saben si la cadena nos renueva para una segunda temporada. ¿Volveremos? Esperamos que sí. Y esperamos que sigáis ahí para leernos y seguir haciéndonos crecer. Ha sido un placer.
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