Los gajes del oficio Capítulo 4: La maestra modelo y el modelo de maestra Andrea Alliaud
Los futuros maestros y profesores formados en el seno de las instituciones normalizadoras aprendían su oficio, no solo con los libros y tratados de
pedagogía, sino imitando al que, se suponía lo sabía hacer. Maestro no es, como fue el leccionista o son el instructor y el enseñante, quien instruye o quien enseña, sino quien tiene la fuerza de imponerse como modelo ante otro. No es el ejercicio técnico lo que se sacraliza, sino
la relación de dominación. Los maestros deberían ser y actuar de una determinada manera tanto
dentro de la escuela como fuera de ella. El maestro modelo era aquel que poseía una presencia correcta, buenos modales, hábitos, formas de vida, concepciones del mundo, cierto acervo
cultural y valores propios de una persona bien educada. La formación de maestros ejemplares, dotados fundamentalmente de cualidades morales ligadas al deber ser, junto con la posesión del método o
saber especifico acerca de la enseñanza. Esta mejor formado quien utiliza los modelos como herramientas que le
permitan armar, o al menos, encargar su propia obra. La pedagogía del modelo, propio de la escolaridad moderna, demostró su utilidad para tipificar y unificar prácticas, conductas, cosmovisiones y
organizaciones. Los procesos de institucionalización se caracteriza por tipificar maneras de
comportarse, formas de actuar, de ver y relacionarse con el mundo. El que aprende traduce, inventa, adivina, y por lo tanto, no solo asimila o
incorpora, sino que crea, produce algo. Los modelos se convierten en herramientas disponibles que aportan al proceso de formación, educación, en el que se intentara, promover la liberación o emancipación del que se está formando, educando.
Enseñar es educar al discípulo para la marcha. Un maestro valido debe al
final estar solo. Copiar, imitar, repetir dejan de ser entonces muestras de pasividad y se
convierten en creación, actividad. “decir lo propio con palabras de otro”. En los espacios de formación docente, donde formal o informalmente los modelos de ser y de hacer las cosas siguen vigentes, seria viable y hasta recomendable tomar, imitar, copiar, robar lo que los otros maestros saben o hacen, en general, de aquellos que se reconocen como buenos maestros o experimentados siempre y cuando se encuentren, en sus dichos y quehaceres, soluciones que ayuden a enfrentar y a resolver los problemas que el propio decir y hacer plantea.