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Conciencia cívica moderna

Montecristo

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Por más de 20 años ha denunciando la injusticia y defendiendo los derechos humanos en el sectoría México.

“Hoy existen organizaciones con la capacidad de formular propuestas de políticas públicas especializadas, de realizar la defensa o la mediación puntual de los derechos ciudadanos”

En la pasada edición de Acceso Energía 183, en el artículo Sociedad civil pura se enuncia el quehacer energético ciudadano, de nuestros tiempos, con un ánimo de conciliación, ante los retos que nos depara el COVID-19, pero también la recesión económica, ambos fenómenos, mundiales. Sin el ánimo de realizar una tesis Hegeliana de las organizaciones sociales o una profundización de su naturaleza a la Habermas, intentaré retomar ese artículo/comunicado, por haberme ocasionado un pensamiento analítico y otro provocador, esto tomando provecho de que acabamos de celebrar el Día de la libertad de expresión y disfrutando de la autonomía e independencia con la que Acceso Energía me permite escribir, inicio:

Primer pensamiento.

El sistema político llega a manifestar su dominio corporativizando actividades o intereses sociales legítimos, incluso en regímenes anteriores se les llegó a institucionalizar, acotando, inteligentemente, la posibilidades de cuestionar o manifestarse en contra del gobierno. Sin embargo, esta forma de actuar de los gobiernos se fue desgastando, y la opción de frenar los disentimientos obtuvo como resultado, demostrable, una mayor liberalización de la sociedad.

Segundo pensamiento.

Luego de varias crisis sanitarias, medioambientales, económicas y mayor exclusión social, en México, las organizaciones de la sociedad civil iniciaron la búsqueda y aplicación de nuevas estrategias, conceptualizaciones e instrumentos, que les permitieran ampliar su capacidad, incidencia y eficacia. De igual forma, para este periodo de pandemia las organizaciones de la sociedad civil se enfocan a problemas, ya no generales, si no especializados, orientando sus objetivos a actividades constantes, tal es el caso de México Evalúa, Transparencia Mexicana, Ombudsman Energía México, Hombre Naturaleza, Alternare o Cerrando el Ciclo, tan solo por nombrar algunos. Digamos que la organizaciones sociales se dotan de autoridad intelectual aportando un peso a la transición y a otros actores, con otro tipo de organización, que pertenecen a los sectores de derechos humanos, energético o medio ambiental. Se elaboraron, a través de la inteligencia artificial, instrumentos y metodologías de observación y vigilancia ciudadana cada vez más pertinentes y calificadas. Se desarrollan estrategias de inclusión social y se internalizan las externalidades positivas y negativas, con éxito, de cualquier actividad y en las zonas más recónditas. Hoy existen organizaciones con la capacidad de formular propuestas de políticas públicas especializadas, de realizar la defensa o la mediación puntual de los derechos ciudadanos en juicios, o en la formación de una sociedad transculturizada en el respeto al medio ambiente o en busca de una calidad de vida saludable. En síntesis, el crecimiento de las organizaciones de la sociedad civil puras, da lugar a la creación de una conciencia cívica moderna, desilusionada del sistema político y las organizaciones tradicionales, que aumenta la posibilidad de espacios de realización personal especializada, distinta a la convencional, dada la necesidad humana de aportar e innovar, en un mundo de cambios tecnológicos, transformación digital y big data acelerados. Enhorabuena a la Sociedad civil pura. Adiós.

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