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Organizaciones de la Red Ambiental Mexicana: Aprendizajes frente al COVID-19

@RedAmbientalMx

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Red diversa de Organizaciones de la Sociedad Civil que trabaja por el derecho a un medio ambiente sano y el desarrollo sustentable. Surgió en 2009 y es coordinada por el Centro Mexicano para la Filantropía, A.C.

En este texto queremos compartir algunos reflexiones frente al Covid-19 que nos ayuden a converger y seguir trabajando de forma conjunta en la Red Ambiental Mexicana. Por ello, partimos de una conversación que inició el 22 de mayo, con una charla en línea entre las organizaciones de la red, que se llamó: Acciones inmediatas y hacia el futuro ante la contingencia por el COVID-19. Las medidas que hemos tomado para hacer frente y proteger la vida de las personas en mayor condición de vulnerabilidad ante el virus SARS-CoV-2, tocan situaciones en el contexto de la salud pública, que van desde nuestros hábitos más inmediatos como el lavado de manos, el estornudo de etiqueta o cuando asistimos «con una simple gripa» a nuestro lugar de trabajo; hasta hábitos colectivos y otros que tienen que ver con la capacidad de respuesta de la infraestructura sanitaria para atender a las personas que tienen complicaciones por sistemas inmunes comprometidos, principalmente por factores preexistentes como la hipertensión, la obesidad o la diabetes, riesgos comunes en nuestro país. Este contexto pandémico también ha dejado en evidencia que muchas labores pueden desarrollarse a distancia a través del teletrabajo y que la insistencia por cumplir horarios que fuerzan a muchas personas a desplazarse durante horas en transporte público, como en el caso de la Ciudad de México y el área conurbada, no es necesaria para mantener activos ciertos sectores de la economía. Paradójicamente, la disminución de los flujos de personas en los espacios públicos, de automóviles en las calles y de producción en la industria mostraron importantes caídas en la contaminación del aire en las ciudades. Una faceta esperanzadora en un momento de incertidumbre. Sin embargo, ¿hasta qué punto la «nueva normalidad» post-pandemia seguirá fomentando la crisis ambiental? A continuación, presentamos algunos aprendizajes. Para Ombudsman Energía México A.C. (https://oem. org.mx/), el periodo de contingencia declarada por el gobierno federal generó la reconfiguración de sus actividades y proyectos tanto vigentes como nuevos. Se establecieron las pautas para trabajar a distancia usando diversas herramientas y medios de comunicación: vía telefónica, videollamada, plataformas tecnológicas para compartir documentos de trabajo, así como reuniones periódicas para conocer la situación de salud de sus integrantes y sus familias, y el avance de las actividades y proyectos. Ombudsman Energía México enfocó sus esfuerzos para apoyar a las organizaciones de la sociedad civil a través de donativos y asesorías para que siguieran contando con energía eléctrica. Además se encuentran terminando proyectos vigentes sobre eficiencia energética. En la parte de divulgación de información se siguieron escribiendo artículos del sector energético y se incorporaron algunos artículos vinculados con la pandemia. Entre las acciones futuras de OEM, contemplan continuar con el trabajo en casa y adoptar un periodo de transición para incorporarse a las actividades que requieran la modalidad de asistencia presencial. En cuanto a la temática y los efectos del COVID-19 en el sector energético, durante la charla mencionada Ombudsman exhortó a tomar medidas en cuanto al uso de la energía eléctrica, promoviendo su eficiencia a través de mecanismos como: ahorro de energía, recambio de focos ahorradores y nuevos hábitos para usar mejor la energía en las actividades cotidianas. En Alternare A.C. (http://www.alternare.org/), las actividades de su Modelo de Desarrollo Integral Sustentable (MDIS), enfocadas en promover la autogestión de las comunidades, han perdurado en el tiempo. El gran potencial y efecto multiplicador que tiene este Modelo ha permitido comprobar que frente a situaciones como la que vivimos actualmente con el COVID-19, las comunidades con las que trabaja esta organización son resilientes y cuentan con los conocimientos para abordar de manera conjunta la seguridad alimentaria, el manejo sustentable de los ecosistemas y los desafíos climáticos. Por ello, consideran que la única opción estratégica en el mediano plazo para mitigar los efectos del COVID19 es avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo más sostenible con una mirada integrada del desarrollo, en el que se reconozca a la naturaleza como el punto de partida; y a las personas como los agentes de cambio capaces de generar bienestar. Cerrando el ciclo, A.C. (http://www.cerrandoelciclo. org/), al igual que muchas asociaciones civiles, por la

actual contingencia se vio afectada en sus acLas comunidades sepan ciones de capacitación cómo prepararse para y en la disminución de afrontar cambios la recaudación de fondos proveniente de sus donantes. Sin embargo, desde 2019 han trabajado en fortalecer alternativas de recaudación de fondos a través de proyectos productivos y estrategias de ecommerce que les han ayudado a sobrellevar estos momentos complicados sin afectar la sostenibilidad económica de sus programas o de la organización. Sin embargo, ven un panorama diferente que gran parte de las asociaciones civiles que continúan con una fuerte dependencia de donativos y priorizan la importancia de empezar a migrar hacia nuevos esquemas de recaudación para no perder el impacto positivo de sus actividades sociales o ambientales cuando más se necesitan. En estos momentos de crisis se nos exige como sociedad que nos protejamos con cuidados e higiene, pero siguen existiendo localidades donde no hay acceso al agua. También se nos pide que nos aislemos en casa, sin embargo gran parte de la población depende de trabajos diarios para solventar sus gastos. Todo esto nos lleva a reflexionar como organizaciones de la sociedad civil la forma de tener alternativas de ingresos que nos permitan seguir operando en este tipo de contingencias. Hacer frente al COVID-19 como organización, ha sido un reto para Movilizatorio (https://www. movilizatorio.org/) que ha implicado mejorar no sólo sus procesos internos, sino también las dinámicas de trabajo colaborativo con las organizaciones aliadas, con las redes y plataformas ciudadanas y activistas con los que trabajan. También ha sido una oportunidad para adentrarse en reconocer cómo los cambios en las dinámicas sociales para hacer frente a la pandemia han impactado en las condiciones ambientales de ciudades y asentamientos. ¿Cómo podremos seguir incorporando acciones de sostenibilidad en nuestro día a día, no sólo por la presión de una emergencia sanitaria, sino como cambio de conductas y prácticas sociales y comunitarias?

Aprendizajes colectivos frente al COVID-19

El enfoque de resiliencia como eje central de la articulación de redes en respuesta al COVID-19 parte de abordar este concepto como «La capacidad de un sistema, comunidad o sociedad expuestos a una amenaza para resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de sus efectos de manera oportuna y eficaz, lo que incluye la preservación y la restauración de sus estructuras y funciones básicas» . Ante la incertidumbre sobre cuándo terminará «el riesgo» que representa el coronavirus SARSCoV-2 y los efectos que produce en la carga de morbilidad y mortalidad, así como en la capacidad de respuesta de la infraestructura sanitaria, el ciclo del proceso de resiliencia es clave para proponer escenarios de articulación donde: Se promueva el conocimiento para resistir y permanecer. Se estimule la adaptación positiva.

Las comunidades sepan cómo prepararse para afrontar los cambios. Y se recuperen rápidamente para transformar la realidad local en el mediano y largo plazo. Lo que se intuye a partir del COVID-19 es que en el mediano plazo –año y medio a dos años– la normalidad no será la misma, y en este momento del proceso debemos asumir acciones resilientes para enfrentarla. Y para responder en forma resiliente, debemos trabajar en red. Si articulamos acciones y promovemos el aprendizaje desde las experiencias, buenas prácticas y el intercambio de conocimientos; si facilitamos las conexiones para potencializar el impacto de las acciones solidarias y si estimulamos los cambios de hábitos y comportamientos con información sencilla, clara y confiable, facilitaremos el tránsito de una situación de crisis, emergencia e incertidumbre a una respuesta asertiva, colaborativa y controlada, tanto de la administración de la contingencia en México, como de las acciones ambientales en respuesta a la emergencia climática.

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