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Acceso a la energía
Adrián Morales Ríos adrianmoralesrios@outlook.com
Ingeniero Químico Industrial por el IPN. Sus líneas de especialidad se orientan al sector petrolero, con particular enfoque en la prospección petroquímica.
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La desigualdad social representa un serio problema para la mayoría de los países en todo el mundo, ya que tiene consecuencias secundarias que afectan a toda la población. Es por lo que los gobiernos han buscado instrumentos que permitan reducir la brecha social mediante el desarrollo de capacidades humanas y nuevos proyectos socioeconómicos. Esto ha posicionado al acceso a la energía como una de las principales herramientas para alcanzar el objetivo. En el aspecto nacional, la relación que existe entre el desarrollo social y el sector energético no ha sido impulsada de forma significativa. A nivel internacional, se ha demostrado que un mejor acceso a servicios energéticos mejora las condiciones de vida de la población, principalmente de las personas en situación vulnerable, es por esto que se deben de crear políticas que incorporen estrategias de combate a la pobreza energética, lo cual también beneficiaría al combate a la pobreza social. El principal reto al que se enfrenta la creación de políticas con un enfoque energético es la falta de información confiable acerca del sector, la obtención de indicadores y estadísticas es fundamental para tomar decisiones adecuadas para cualquier país. Al ser un tema relativamente nuevo, los países requieren de nuevos estudios que muestren la importancia del sector. Actualmente, organizaciones como la Agencia Internacional de Energía y la Organización de las Naciones Unidas cuentan con bases de datos que buscan caracterizar el acceso a la energía de diferentes países, sin embargo, la información ha sido insuficiente para conocer aspectos como la confiabilidad, asequibilidad y sostenibilidad de la energía. Los nuevos enfoques están orientados a profundizar en los aspectos cualitativos y cuantitativos de la energía en la sociedad. Para esto se ha generado cooperación entre diferentes instituciones internacionales, gobiernos de todas partes del mundo, el sector académico y, sobre todo, la industria pública y privada, además de la participación de la sociedad civil. Para poder crear políticas eficientes y que se vuelvan sustentables, es necesario tomar en cuenta la perspectiva de las personas que verán reflejados los beneficios de forma directa. Este aspecto se ha convertido en un gran reto para las organizaciones ya que la participación de estos actores no siempre se consigue. No obstante, lograr estas relaciones es fundamental ya que permite a los estudios contar con información que no se obtendría de otra manera, además de generar conocimiento que permita atender de manera directa las
necesidades de la población focal, así como mejorar su calidad de vida respetando sus tradiciones y estilo de vida. Es aquí donde las organizaciones civiles cobran su verdadero valor, es decir, el de defender a la sociedad y fungir como mediadores en proyectos energéticos. Ahora bien, el atender los acuerdos de transición energética es esencial, por lo que el combate a la pobreza energética debe tener como línea base la cobertura de necesidades a través de fuentes limpias de energía, buscando el impulso de nuevas tecnologías que presenten mayor eficiencia. Para el sector doméstico, es primordial tomar en cuenta la energía consumida y los energéticos utilizados principalmente para la cocción de alimentos, el confort térmico y la iluminación, tomando en cuenta que la mayoría de las comunidades en pobreza extrema no tienen conexión con la red eléctrica. Hablando de la inversión estimada para alcanzar los objetivos de cobertura energética y mejorar la calidad de vida de la sociedad, las organizaciones internacionales consideran un monto alrededor de 40 mil millones de dólares, sin embargo, en escenarios donde se atienden de manera más puntual las necesidades, se estiman más de 56 mil millones de dólares anuales, lo que representa más del doble de la inversión que se utiliza actualmente para el acceso a la energía. Un mejor acceso a servicios energéticos mejora “ las condiciones de vida de la población, principalmente de las personas en situación vulnerable”
Esto supone una problemática de orden mundial pues los países en vías de desarrollo no logran cubrir los requerimientos económicos para impulsar este tipo de actividades. No obstante, se han propuesto varios mecanismos de apoyo internacional que fondean proyectos energéticos, pero no ha sido suficiente para alcanzar los objetivos. Los gobiernos deben atender este tipo de necesidades con base en las demostraciones de que un acceso a la energía justo para toda la población tiene resultados positivos en los demás sectores económicos y sociales. Por último, las nuevas tecnologías generan ventanas de oportunidad para atender las necesidades regionales en materia de energía. Anteriormente, el principal reto para la adopción de estas herramientas eran los elevados costos, sin embargo, con base en los acuerdos internacionales, la adopción de nuevas formas de generación y el uso cada vez mayor de energías renovables, permitirá que los desarrollos energéticos sean más accesibles para la población.